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La Escuela de la Familia Agrícola de Colonia Caroya celebra 50 años

La comunidad de padres, estudiantes y exalumnos iniciaron desde este sábado celebraciones que se extenderán a lo largo del año en distintas acciones

La comunidad educativa de la Escuela de la Familia Agrícola de Colonia Caroya, más conocida como la “EFA”, comenzó a celebrar sus 50 años de vida el 18 de marzo y prolongará sus festejos a lo largo del año con distintas acciones.

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Se trata de una de las instituciones educativas más singulares por su perfil que combina un internado con actividades eminentemente prácticas como el desarrollo de un vivero, la crianza de algunos animales de granja, y hasta de una fábrica de dulces caseros.

Y aunque se trata de una escuela de nivel medio de carácter laico, en su génesis participó activamente el sacerdote Marcos Perdía -una calle en la ciudad homenajea su nombre- quien guió a un grupo de padres para darle forma a una nueva manera de enseñar y aprender. Desde su nacimiento, un 18 de marzo de 1973 con un puñado de alumnos en un predio diferente al que ocupan ahora en Puesto Viejo, la EFA siempre tuvo su propia impronta. Se propició en la primera comisión directiva un sistema de alternancia que permitiera forma a los jóvenes en el plano técnico-educativo para que -al regresar a sus hogares- pudie - ran aplicar, reforzar y practicar lo aprendido.

Y aunque no todas fueron buenas a lo largo de estos 50 años, especialmente porque en la década de 1990 enfrentó una serie de dificultades económicas a raíz de algunos procesos judiciales, la EFA logró consolidarse como una opción muy requerida en toda la región.

El biólogo Eduardo Riera, director de la institución, resumió el espíritu que aún los motiva: “La evolución de los tiempos, sobre todo en la ruralidad, hizo que se mantenga la esencia y la mística de la Escuela. Sobre todo, como un espacio de convivencia en valores para nuestros estudiantes, provenientes de las ciudades cercanas y localidades vecinas. En nuestras aulas se vinculan, interactúan y forman lazos como pares, los hijos de peones rurales y los de empresarios del agro”.

Un método que da resultados

La escuela sigue manteniendo el sistema de alternancia dónde cada siete días -eran 15 en sus inicios- se cruzan los alumnos de distintos ciclos. Primer y segundo año tienen clases una semana y a la siguiente vuelven a sus hogares, donde continúan sus proc esos formativos. En tanto, de tercer a sexto año lo hacen de la misma manera, cruzados con los anteriores.

Del mismo modo, los alumnos que no viven en la ciudad, mientras tienen su semana de clases, forman parte del internado en instalaciones totalmente equipadas y acondicio - nadas en la que se destaca el nivel de convivencia y respeto a las normas establecidas.

“La formación del bachiller agro y ambiente requiere una atención particular entre el contenido y la práctica. Así fue como hace más de una década se crea una fábrica de dulces y conservas y, también, en 2019 pusimos en marcha un vivero agro forestal. Ambos espacios son el lugar inmejorable para que nuestros alumnos puedan aplicar y practicar sobre diversas materias”, destacó Riera. Cabe destacar que la fábrica de dulces y conservas hace unos meses logró la habilitación nacional para sus productos, que son comercializados de manera local y en otras provincias. Mientras que el vivero, que se gestiona en conjunto con la Sociedad Rural de Jesús María y la Municipalidad de Colonia Caroya, ya destina más de 40 especies arbóreas y otras plantas para planes forestales y diferentes acciones de plantación.

“Nada nos motiva más, como una Institución dirigida por los padres de los alumnos en línea directa con el trabajo de los profesores y el personal no docente, que ver con orgullo el camino de nuestros egresados. Que justamente son nuestros hijos, pero mañana serán los actores del progreso de nuestra comunidad”, concluyó el director de la EFA.

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