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De la mano del alfajor cordobés, Crelech se sigue convirtiendo en referencia provincial
from Primer Día Nº 619
by Primer Día
En 20 años, sextuplicaron el tamaño de la planta, armaron una red de distribuidores de más de 350 intermediarios, y lograron presencia en casi toda Córdoba y en provincias vecinas.
Juan Carlos Gerlero (83) es el fundador de la S.A Nutrición de Vida y junto a su hijo Pablo son la referencia de la fábrica de alfajores con la marca Crelech que tiene presencia en todos los valles turísticos y en provincias vecinas.
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Nutrición de Vida nació en la década de 1990 en Colonia Caroya con un producto inédito para la época: un alfajor fortificado con proteínas, vitaminas, aminoácidos y minerales que, junto a un jugo fortificado, formaron parte de algunos programas sociales para control de peso y talla de niños y niñas con problemas de nutrición.
La crisis de 2001 les obligó a replantearse su razón de ser y dejaron en stand by aquel producto para pasarse el mercado del alfajor “cordobés”.
Dos décadas y un poquito más tarde, se puede decir que tuvieron razón en aquel cambio de timón ya que la marca “Crelech” logró colarse entre las preferencias de los turistas y es un producto fijo en la mayoría de los negocios de artesanías en todos los valles turísticos.
Mucho en poco tiempo
La fábrica pasó de tener sus 600 m2 cubiertos iniciales a los 3500 que tiene en la actualidad y no solo creó una veintena de puestos de trabajo directos sino que tienen una red de intermediarios que alcanza las 350 personas. Y buscaron un nicho en el que no compitieran con los grandes “monstruos” del negocio.
Como bien lo explica Pablo Gerlero: “El mercado no da para que los grandes se metan. Una industria grande no se va a poner a elaborar alfajores cordobeses. Y nosotros tampoco nos metemos en su mercado, no vendemos en los kioscos, aunque podríamos vender mucho más”.
“Por eso nos dijimos -añadebusquemos nuestro nicho y seamos los más grandes de los más chicos. Ése fue nuestro objetivo”.
Y Juan Carlos Gerlero asiente y completa: “Sabíamos que teníamos que hacer un producto de calidad, de buena presentación, precio acorde, y servicio. Esas cuatro patas de la mesa fueron nuestro norte y no nos movimos de ahí y fue lo que más resultado nos dio”.
Enfocado en el turista
Juan Carlos Gerlero se siente orgulloso del presente de su marca: “Hoy, nuestro producto mantiene la calidad del mejor alfajor -no por ser más caro es más rico-, tiene una presentación que no le envidia nada al de mayor precio, y con un precio acorde al bolsillo de la gente”.
En una provincia como Córdoba que tiene cuna alfajorera, identidad propia en ese rubro, salieron a buscar cuáles podían ser sus competidores en el mercado de los (venta de) regionales y las artesanías que es donde venden su producto.
“Si exageramos en el precio, el turista puede cambiarnos por un mate como recuerdo de su paso por Córdoba, puede elegir un llavero u otro producto, nos empiezan a cambiar y no queremos eso”, acota Pablo.
Hoy el mercado les permitiría incrementar en un 30% el precio del producto, pero no lo hacen porque piensan en la estabilidad y en el crecimiento futuro.
“En la actualidad -completa Pablo- regulamos el mercado y (la competencia) nos pregunta cuándo vamos a subir los precios. Nuestros competidores venden sus alfajores al doble o al triple de precio que nosotros, pero venden menos”.