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Abusaba de dos sobrinas en Colonia Caroya y por reincidente lo condenaron a 14 años de prisión

La jueza María Antonia de la Rúa de la Cámara 4ª del Crimen de la ciudad de Córdoba tomó la determinación.

La Cámara del Crimen de 4ª Nominación, en sala unipersonal presidida por la vocal María Antonia de la Rúa, condenó a la pena de 14 años de prisión a J.L.A (46) por encontrarlo penalmente responsable del abuso sexual en contra de dos sobrinas que al momento de los hechos tenían entre 9 y 12 años.

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La investigación que elevó el fi scal instructor Guillermo Monti logró acreditar que los abusos se repitieron entre 2017 y 2020, momento en que las víc- timas estaban al cuidado de su tío en Colonia Caroya. La trama de abusos pudo ser revelada porque una de las víctimas le contó todo a su hermana y ésta, a su vez, a su madre.

“Hicimos la denuncia en el polo de la mujer, tuvimos que volver varias veces porque (la primera de ellas) no quería hablar, no quería ayuda psicológica, no quería hablar más del tema. Pasamos mucho tiempo solas porque mis hermanos y mi madre me dieron la espalda, porque no creían, por supuesto”, reveló la madre de las niñas durante el juicio.

La mujer, hermana del abusador, eligió declarar sin que él es- tuviese presente en la sala de audiencias y explicó los motivos: “ver sufrir a mis hijas de depresión, bajar de peso, noches enteras sin poder dormir, acompañándolas, la verdad que no (quiero volver a ver) a la persona que me arruinó la vida”. Durante las audiencias, se reveló que las menores estaban aterrorizadas, que su tío las había amenazado de hacerles daño a ellas y al resto de la familia.

Un horrible déjà vu J.L.A ya había purgado una pena de prisión desde 2005 a 2012 como responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal y promoción a la corrupción de menores agravada por la edad de la víctima, tras comprobarse que había abusado de otra sobrina, hija de otra de sus hermanas.

Pese a que la cámara Gesell reveló en ambas causas penales que los hechos que narraban las víctimas habían ocurrido tal como los narraban, el victimario insistió en que sus sobrinas faltaban a la verdad.

La propia perito oficial del peritaje psicológico confirmó que en una de las niñas se advirtió un daño grave que le atravesó en todas las esferas, tenía retracción social, se sentía sucia, tenía di fi cultades para dormir, recordaba lo que le pasó y se angustiaba. Incluso m eses de spués de los abusos somatizaba con dolores de estómago.

Mientras que la otra hermana mostró tanto en su discurso, como en postura corporal signos de retraimiento, angustia, tensión y malestar.

La condena a 14 años que impuso la jueza De la rúa coincidió con lo solicitado por el fi scal de Cámara Raúl Gualda quien, en los alegatos, reforzó la veracidad de los relatos formulados por las víctimas.

“Tratándose de menores es muy difícil que mientan sobre cuestiones que no conocen y que no han vivido”, señaló el fiscal de Cámara Gualda en un tramo de su alegato.

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