A tiempo
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Una estrategia de detecci贸n precoz y trabajo preventivo del consumo de drogas y alcohol en adolescentes
SENDA
SENDA
A TIEMPO Una estrategia de detecci贸n precoz y trabajo preventivo del consumo de drogas y alcohol en adolescentes
Servicio Nacional para la Prevenci贸n y Rehabilitaci贸n del Consumo de Drogas y Alcohol, SENDA Ministerio del Interior y Seguridad P煤blica Gobierno de Chile
Advertencia de la UNESCO: “Con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supone utilizar en español vocablos tales como o/a, os/as, es/as, para marcar que nos estamos refiriendo tanto a hombres como a mujeres, se ha optado por utilizar el masculino genérico, en el entendido que todas las menciones van dirigidas a ambos, a hombres y a mujeres”.
A Tiempo
Una estrategia de detección precoz y trabajo preventivo del consumo de drogas y alcohol en adolescentes Área Técnica en Prevención, División Programática Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, SENDA Ministerio del Interior y Seguridad Pública Gobierno de Chile Santiago, Chile 2012 © SENDA Registro de Propiedad Intelectual Nº219.410 ISBN: 978-956-9141-06-5 Coordinación Técnica Felipe Leyton Frauenberg Autores Zvi Mirochnick Meyohas, Carolina Bruce Ahumada, Francisca Oblitas Valdés Diseño y diagramación Winnie Dobbs/Productora Gráfica Andros Impresión Andros Impresores
A tiempo / 3
Í N DIC E
INTRODUCCIÓN
7
OBJETIVOS DEL PROGRAMA
11
1. Objetivo general
11
2. Objetivos específicos
11
3. Resultados esperados para el Programa
12
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE DROGAS? 1. Conceptos generales sobre el consumo de sustancias
13 14
1.1 Uso / Abuso de sustancias
14
1.2 Tolerancia
15
1.3 Síndrome de dependencia
15
1.4 Síndrome de abstinencia
15
1.5 Policonsumo
16
1.6 Tipos de drogas
16
2. Niveles de consumo
17
2.1 Consumo experimental
17
2.2 Consumo ocasional
18
2.3 Consumo habitual
18
2.4 Consumo abusivo
19
2.5 Consumo perjudicial
19
2.6 Síndrome de dependencia
20
3. Patrones de consumo 20
PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL
21
1. Prevención universal
22
2. Prevención selectiva
22
3. Prevención indicada
23
4. Enfoque de factores protectores y de riesgo
23
4.1 Algunas distinciones entre factores y conductas de riesgo
26
4.2 Factores de riesgo asociados al consumo de drogas
27
VARIABLES INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES
29
1. Ciclo vital
30
2. Sentidos del consumo en los adolescentes
36
3. Perspectiva de género
37
4. Sexualidad y afectividad
41
5. Contexto sociocultural
45
6. Vulnerabilidad social
46
7. Integración social
49
TRABAJO PREVENTIVO CON ADOLESCENTES
53
1. Objetivo del trabajo preventivo
55
2. Principios orientadores del trabajo preventivo dirigido a adolescentes
55
3. Ejes centrales para el trabajo preventivo
57
IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA
61
1. Usuarios
61
2. Actores claves del Programa
62
3. Flujograma
63
4. Instalación del Programa
64
4.1 Establecimientos educacionales
64
4.2 Articulación de redes
66
5. Trabajo con usuarios
69
5.1 Tamizaje
69
5.2 Selección de los usuarios
72
5.3 Diagnóstico en profundidad
73
5.4 Referencia asistida
81
5.5 Plan de Intervención Individual
82
5.6 Acciones preventivas
91
5.7 Criterios de egreso del programa
99
REFERENCIAS
101
ANEXOS
107
Actividades cr铆ticas
107
Carta de compromiso
110
Consentimiento informado
111
Declaraci贸n de asentimiento informado
113
Instrumento de tamizaje
114
Tabla tamizaje
119
Preguntas orientadoras para la entrevista individual semiestructurada
122
Tabla resumen diagn贸stico en profundidad
124
Formulario para la referencia asistida de usuarios
125
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I N T ROD UCC IÓ N
■ La Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014, define la prevención del consumo de drogas y alcohol como un “conjunto de procesos que promueve el desarrollo integral
de las personas, sus familias y la comunidad, anticipándose a la aparición del problema o trabajando con y desde el problema, evitando la conducta de consumo, fortaleciendo factores protectores y disminuyendo factores de riesgo”. (CEPAL, 2001, p. 11) De esta definición se puede desprender que el desarrollo de una cultura preventiva supone un énfasis formativo en aspectos que promuevan la toma de decisiones informada, el autocuidado y el establecimiento de relaciones sociales sanas entre las personas, y es en este sentido que los establecimientos educacionales se reconocen como un espacio privilegiado para el fomento de estas prácticas preventivas, ya que es donde se organizan y dirigen los saberes y habilidades a desarrollar por los niños, niñas y adolescentes, por lo que se convierten en el espacio más efectivo y estratégico para instalar este tipo de temáticas. Entre las principales razones que sustentan el trabajo preventivo al interior de los establecimientos educacionales, se pueden mencionar las siguientes (National Institute on Drug Abuse, 2003, en CONACE, 2011):
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a. Ofrece la manera más eficiente y sistemática para llegar a los niños y adolescentes. b. Permite implementar un amplio espectro de políticas educativas. c. La prevención del uso de sustancias debe comenzar tempranamente, antes de que las creencias y expectativas sobre su uso se establezcan en los niños y adolescentes. Es así que, bajo un enfoque de contexto, se entiende que hacer prevención en el sistema escolar implica no solo abordar las condiciones que puedan estar actuando como factores de riesgo del consumo de drogas a nivel individual, sino también una gestión global del establecimiento que permita potenciar prácticas de convivencia escolar y espacios de participación que influyan en la generación de una cultura del autocuidado. A su vez, la experiencia internacional indica que los mejores resultados en prevención se obtienen abordando, de manera conjunta, una serie de factores de riesgo y factores protectores que predicen el desarrollo de una serie de conductas de riesgo en niños, niñas y adolescentes, a través de modelos de trabajo compartidos entre equipos profesionales provenientes de instituciones de la sociedad civil, gobiernos locales, establecimientos educacionales y organizaciones barriales (CONACE, 2011). Este documento presenta orientaciones técnicas y teóricas para el desarrollo e implementación del Programa A Tiempo, el que corresponde a un programa de prevención selectiva, diseñado por el Área de Prevención del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol. El Programa es una estrategia eficaz de detección precoz y trabajo preventivo del consumo de drogas y alcohol en adolescentes escolarizados. Es a raíz de lo anterior que el desarrollo de este Programa se realizará al interior de establecimientos educacionales, donde se pesquisarán aquellos casos de adolescentes que, por presencia y/o acumulación de factores de riesgo de consumo de drogas y otras conductas de
IntroduccióN / 9
riesgo, requieran de acciones de mayor duración y profundidad, a fin de prevenirlas o reducir los daños que estas puedan causar. Se desarrollará un trabajo de carácter individual, grupal, familiar y de conformación de redes, considerando para todas ellas como sujetos de trabajo a los adolescentes y sus familias. De este modo, se implementarán iniciativas en el marco de la prevención selectiva dirigidas a adolescentes y sus familias, dentro del contexto escolar, que concentran factores de riesgo que los hacen más vulnerables a presentar conductas de riesgo, tales como el consumo de drogas, de no mediar un trabajo de carácter preventivo. Este documento pretende ser un apoyo técnico para los profesionales que realicen las intervenciones focalizadas, asesorándolos en el manejo de diversas herramientas que favorezcan la disminución de los factores de riesgo detectados. Entre estas herramientas se pueden mencionar: Instrumentos
de Tamizaje* y diagnósticos específicos, según el problema o la situación; actividades de carácter preventivo para el consumo de drogas y alcohol; y la presentación de buenas prácticas para el manejo de problemas conductuales severos. Por último, para los casos de alta complejidad se orientará a los profesionales del Programa para que tengan un rol activo en la referencia asistida, y seguimiento de ellos, en la red de servicios de salud.
*
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008) define tamizaje como: “La identificación presuntiva, con la ayuda de unas pruebas, de exámenes, o de otras técnicas susceptibles de aplicación rápida, de los sujetos afectados por una enfermedad o por una anomalía que hasta entonces había pasado desapercibida”. Para el caso de drogas, el tamizaje permite la detección precoz de conductas o factores de riesgo presentes en las personas, antes que el consumo se produzca o se vuelva problemático. Existen múltiples Instrumentos de Tamizaje, pero en ningún caso reemplazan el juicio clínico para el diagnóstico.
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OBJ E T I VOS D E L PROG RAMA
1.
Objetivo general Aumentar factores protectores y disminuir factores de riesgo en estudiantes de establecimientos educacionales focalizados para prevenir el consumo de drogas y alcohol, mediante la implementaci贸n de estrategias integrales de trabajo.
2.
Objetivos espec铆ficos 1. Detectar estudiantes que presenten acumulaci贸n de factores de riesgo que ameriten un trabajo preventivo de car谩cter selectivo. 2. Disminuir la cantidad de estudiantes que presenten los factores de riesgo que aborda el Programa. 3. Aumentar las habilidades parentales de los padres, apoderados o adultos significativos de los estudiantes participantes del Programa. 4. Contribuir a que los estudiantes participantes del Programa eviten y/o disminuyan el consumo de drogas y/o alcohol. 5. Realizar referencias asistidas en aquellos usuarios que presenten un consumo de alto riesgo.
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3.
Resultados esperados para el Programa
· Que
la totalidad de los estudiantes que cumplen con los criterios de
selección y que consienten su incorporación al Programa, participen de un trabajo preventivo de calidad, en los ámbitos de consejería individual, orientación familiar y/o actividades grupales, consensuados con ellos en su Plan de Intervención Individual.
· Que, por lo menos, un cuarto de los estudiantes que participen del Programa disminuyan en algún nivel (según criterios del Instrumento de Tamizaje) la presencia de factores de riesgo.
· Que los padres, apoderados o adultos significativos de los estudiantes que participen del Programa aumenten sus habilidades parentales.
· Que, por lo menos, un cuarto de los estudiantes participantes del Programa
eviten o, en los casos pertinentes, disminuyan su consumo de drogas y/o alcohol (según criterios del Instrumento de Tamizaje).
· Que la totalidad de los estudiantes tamizados que presentan un consumo de alto riesgo sean referidos a la red de salud correspondiente.
Cabe señalar que estos resultados fueron elaborados a partir del trabajo efectuado por una mesa de expertos, especialmente conformada para el desarrollo de este Programa, en conjunto con revisiones de carácter bibliográfico y de las diversas experiencias de implementación de programas similares en Chile.
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¿ D E QUÉ H A B LA M OS C UA NDO H A B LA M OS D E D ROG AS ?
■ Droga es toda sustancia que introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa, etc.) es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, de cambiar el comportamiento del sujeto, además de poseer la capacidad de generar dependencia y tolerancia en quienes la consumen (Organización Mundial de la Salud, 2001). Esto incluye sustancias cuya producción y comercialización son ilegales (como la marihuana, cocaína, pasta base, entre otras), al igual que sustancias legales de consumo habitual (como el alcohol o el tabaco) y fármacos de prescripción médica (tranquilizantes, por ejemplo), que pueden ser objeto de un uso abusivo. Para entender el fenómeno de las drogas se deben tener en cuenta distintos elementos intervinientes que actúan en conjunto, y que pueden variar según los diversos momentos históricos y culturales. Los elementos centrales a considerar son: sustancia, sujeto y contexto, a partir de los cuales se puede alcanzar una visión comprensiva (CONACE, 2005). En primer lugar, la sustancia tiene que ver con los distintos tipos de drogas, la cantidad y frecuencia con la que se consumen, las vías de administración que se utilizan para suministrarlas, la existencia de consumo asociado, el nivel de accesibilidad y disponibilidad, entre otros. En segundo lugar, cuando hacemos referencia al sujeto debemos considerar dos dimensiones básicas: la psicológica y la física, y cómo ellas interactúan con las distintas sustancias. Desde el
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punto de vista psicológico, son importantes la motivación, las características de personalidad, los factores de vulnerabilidad o de riesgo, los trastornos de la conducta, etc. En el ámbito físico, los elementos que deben tomarse en cuenta son la predisposición genética, la contextura y la edad, entre otros. Por último, el contexto incluye las características socioculturales del ambiente de pertenencia del sujeto, que influyen en la forma en que se desarrolla el consumo y/o la dependencia a sustancias. Abarca el medio cercano, el cual comprende la familia, el grupo de pares y la institución a la que pertenece, así como el macrosocial geográfico, que corresponde al significado cultural que determinados grupos dan al consumo, generando con ello cohesión de grupo y expectativas de felicidad.
1. Conceptos generales sobre el consumo de sustancias 1.1 USO / ABUSO DE SUSTANCIAS El uso de sustancias constituye aquella modalidad de consumo no generadora de consecuencias negativas para el sujeto, bien porque la cantidad de droga es mínima, bien por realizarse con escasa frecuencia o bajo un estricto control (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994). Ahora bien, es posible que un sujeto utilice drogas sin que llegue a depender de ellas o que no tenga problemas inmediatos, pero el uso habitual de las sustancias puede originar situaciones conflictivas, por lo que surgirá un problema de abuso. El abuso de sustancias supone un uso de las drogas que, ya sea por la frecuencia con la que se consumen o por la propia naturaleza de las sustancias o las circunstancias en que se utilizan, puede comprometer de manera seria la salud del consumidor o interferir con su funcionamiento normal (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994), por lo que el sujeto comprometerá su salud o tendrá dificultades para funcionar como lo hacía hasta antes de usar drogas (disfuncionalidad). En la mayoría de los casos, la utilización de drogas conlleva tantos riesgos que cualquier forma de consumo puede generar las consecuencias del abuso (la pasta base o PBC, la cocaína, la heroína, entre otras). De igual manera, al margen de la frecuencia con que se consuman y de que exista o no dependencia, hay sustancias cuyo uso puede acarrear importantes consecuencias físicas y
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE DROGAS? / 15
sociales, tales como: sobredosis, manejo de vehículos bajo sus efectos, consumo durante el embarazo y otras. 1.2 Tolerancia Desde el sentido común se dice que una droga produce tolerancia cuando es necesario ir aumentando la dosis o cantidad consumida para experimentar los mismos efectos pero, en realidad, la tolerancia es un indicio de alteración metabólica, consecuencia de un consumo crónico, del cual el organismo intenta defenderse. La tolerancia al consumo de sustancias es el proceso que permite al organismo admitir progresivamente una mayor cantidad de droga, y se caracteriza por una disminución general del efecto de la sustancia con la misma dosis, de manera que el consumidor debe elevar la dosis o aumentar la frecuencia para conseguir la sensación deseada (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994). 1.3 Síndrome de dependencia Una característica esencial del síndrome de dependencia (Organización Mundial de la Salud, 2000) es que debe estar presente el consumo de una sustancia o el deseo de consumirla. La conciencia subjetiva de esta compulsión suele presentarse cuando se intenta frenarla o controlarla. Este requisito diagnóstico excluye a los enfermos quirúrgicos que reciben opiáceos para alivio del dolor y que pueden presentar síntomas de un estado de abstinencia a opiáceos cuando no se les proporciona la sustancia, pero que no tienen deseo de seguir tomándola. El síndrome de dependencia puede presentarse a una sustancia específica (por ejemplo, tabaco y diazepam), para una clase de sustancias (por ejemplo, opiáceos) o para un espectro más amplio de sustancias diferentes (como en el caso de los sujetos que sienten la compulsión a consumir, por lo general, cualquier tipo de sustancias disponibles y en los que se presentan inquietud, agitación o síntomas somáticos de un estado de abstinencia al verse privados de ellas). 1.4 Síndrome de abstinencia Es el conjunto de síntomas psíquicos y físicos que aparecen al retirar o disminuir el consumo de una determinada droga con la que se ha generado dependencia. Por lo general, los síntomas se alivian al volver a usar la dosis cuya ingesta se dejó abruptamente (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994).
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Cada sustancia da lugar a un específico síndrome de abstinencia, con signos característicos y diferente gravedad. La mayoría de los síntomas son un estímulo, a veces poderoso, que lleva al consumidor a autoadministrarse nuevamente la sustancia para evitar las molestias que produce su falta. 1.5 Policonsumo Es el consumo de diferentes sustancias al mismo tiempo y se trata de un hábito cada vez más generalizado. Las posibles combinaciones de sustancias son muy numerosas. Es frecuente, por ejemplo, encontrar sujetos que beben grandes cantidades de alcohol, a la vez que fuman marihuana y/o consumen cocaína u otra droga. 1.6 Tipos de drogas En la actualidad existen en el mercado gran variedad de drogas, las que se clasifican según las siguientes categorías:
Origen:
· Naturales: alcohol (fermentados como vino o cerveza), opio, marihuana. · Semisintéticas: alcohol (destilados como pisco o ron), cocaína, heroína. · Sintéticas: metadona, anfetamina, drogas de síntesis y diseño. Legalidad:
· Ilegales: consideradas en la legislación como prohibidas (cocaína, marihuana, entre otras).
· De prescripción médica: medicamentos que se utilizan para otros fines distintos para el cual fueron creados (sedantes, tranquilizantes, hipnóticos, antiparkinsonianos, antianoréxicos).
· Legales: se comercializan y están permitidas (alcohol, tabaco). Efectos sobre el Sistema Nervioso Central:
· Estimulantes: activan y estimulan el organismo (cocaína, anfetaminas y cafeína, entre otras).
· Depresoras:
relajan y tranquilizan el organismo (alcohol, opiáceos,
tranquilizantes, hipnóticos y otras).
· Perturbadoras
o alucinógenas: perturban el organismo, produciendo
alteraciones de las percepciones tanto auditivas, visuales, etc. (marihuana, LSD y mezcalina, entre otras).
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE DROGAS? / 17
Vías de administración:
2.
·
Intranasal: por medio de las fosas nasales, se transmite de forma directa al
· · ·
Pulmonar: al aspirar gases o humo de la sustancia, esta pasa por los pulmones.
cerebro.
Intravenosa: mediante inyecciones. Digestiva: a través de ingesta oral. La absorción se produce en el estómago y/o intestinos, como es el caso del alcohol.
Niveles de consumo Con el propósito de aunar criterios y mejorar la comunicación entre los equipos profesionales, más allá de las orientaciones clínicas en general, a continuación se presenta una clasificación (Becoña, 2007) que no pretende explicar patologías ni proponer líneas de tratamiento farmacológico o de intervención, como tampoco busca adscribirse a una teoría o corriente específica sino, más bien, desde una perspectiva fenomenológica, realizar una descripción del consumo de drogas a partir de la categorización basada en datos empíricos y una metodología descriptiva. Es así que se utilizarán los siguientes criterios para clasificar el consumo de sustancias:
2.1
CONSUMO EXPERIMENTAL Corresponde a las situaciones de contacto inicial con una o varias sustancias, de las cuales puede pasarse a un abandono de las mismas o a la continuidad en el consumo. La adolescencia es la etapa en que con mayor frecuencia surge este tipo de consumo, si bien un alto porcentaje no reincide en el mismo. Las motivaciones pueden ser varias: curiosidad, presión del grupo, atracción de lo prohibido y del riesgo, búsqueda del placer y de lo desconocido, y aumento de la oferta, entre otras. Como criterio para definir este tipo de consumo se considera que el sujeto desconoce los efectos de la sustancia y que su consumo se realiza, generalmente, en el marco de un grupo que le invita a probarla.
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2.2 Consumo ocasional Es el uso intermitente de la/s sustancia/s, sin ninguna periodicidad fija y con largos intervalos de abstinencia. Entre las motivaciones principales está facilitar la comunicación, la búsqueda de placer, relajación, entre otras. Algunas características generales que definen este tipo de consumo son: el sujeto continúa utilizando la sustancia en grupo, aunque es capaz de realizar las mismas actividades sin necesidad de drogas; ya conoce la acción de la misma en su organismo y, por este motivo, la consume. 2.3 Consumo habitual Supone una utilización frecuente de la droga. Esta práctica puede conducir a las otras formas de consumo, dependiendo de la sustancia, la frecuencia con que se emplee, las características del sujeto, el entorno que le rodea, etc. Entre las motivaciones expresadas para mantener el uso de las drogas se cuentan: intensificar las sensaciones de placer; vivencia de pertenencia al grupo y necesidad de reconocimiento dentro de este; mitigar la soledad, el aburrimiento y la ansiedad; reafirmar independencia o aversión hacia la sociedad; reducir el hambre, el frío, la debilidad o el cansancio. Algunos indicadores que definen esta forma de consumo son: el sujeto amplía las situaciones en las que recurre a las drogas; estas se usan tanto individualmente como en grupo; sus efectos son perfectamente conocidos y buscados por él. Puesto que no ha perdido el control sobre su conducta, manifiesta poder abandonar el hábito en caso de proponérselo. Es necesario mencionar que hasta este punto se ha hecho referencia al consumo considerado como no problemático, el cual se constituye en el foco de atención del trabajo preventivo. A continuación se presentarán dos formas de categorizar el consumo problemático de sustancias: la primera pertenece al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IVR), mientras que la segunda corresponde a la Clasificación de Trastornos Mentales (CIE-10). Esto es importante de conocer, ya que en caso de que un sujeto requiera de tratamiento para su consumo de sustancias, deberá realizarse una referencia asistida a la red de salud correspondiente, la que trabaja con la nomenclatura
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE DROGAS? / 19
del CIE-10 y, por lo tanto, utiliza esos criterios para la recepción de los casos. 2.4 Consumo abusivo Según la cuarta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994), el consumo abusivo es cuando el sujeto necesita la sustancia y toda su vida gira en torno a esta, a pesar de las complicaciones que le pueda ocasionar. Esto puede acarrear el incumplimiento de obligaciones en el trabajo, la escuela o en la casa (ausencias repetidas o bajo rendimiento; suspensiones o expulsiones de la escuela; descuido de los niños o de las obligaciones de la casa). A su vez, el consumo recurrente de drogas puede alterar la percepción del sujeto en situaciones en las que hacerlo es físicamente peligroso (conduciendo un automóvil o accionando una máquina), u ocasionarle problemas legales (arrestos por comportamiento escandaloso). Este tipo de consumo puede llevar a tener problemas sociales recurrentes o interpersonales, causados o exacerbados por los efectos de las drogas (discusiones con la pareja acerca de las consecuencias del consumo, violencia física, etc.). 2.5 Consumo perjudicial Con el objetivo de evitar posibles confusiones, es necesario aclarar que la OMS (Organización Mundial de la Salud, 2000) utiliza un criterio propio al momento de referirse al consumo problemático de sustancias, el cual hace referencia a una forma de consumo que afecta la salud física o mental del sujeto como, por ejemplo, los episodios de trastornos depresivos secundarios al consumo excesivo de alcohol, y en donde las formas perjudiciales de consumo suelen dar lugar a consecuencias sociales adversas de varios tipos. Cabe destacar que, según este criterio, el hecho de que una forma de consumo o una sustancia en particular sean reprobados por terceros o por el entorno en general, no es por sí mismo indicativo de un consumo perjudicial, como tampoco lo es el solo hecho de haber podido derivar en alguna consecuencia social negativa, como la muerte de un ser querido. Es así que, desde esta perspectiva, para realizar el diagnóstico se requiere que se haya afectado la salud mental o física del que consume la sustancia, según ciertos criterios preestablecidos en la Clasificación de Trastornos Mentales CIE-10.
20 / A TIEMPO /
2.6
SíNDROME DE DEPENDENCIA La dependencia de psicotrópicos consiste en un conjunto de signos y síntomas que evidencian la pérdida de control del sujeto sobre el consumo habitual de tales sustancias. En la dependencia, el sujeto continúa utilizando los tóxicos a pesar de los efectos adversos que estos ejercen en su organismo. Manifiesta, también, un incremento sucesivo en las dosis ingeridas, lo que lo lleva a emplear la mayor parte de su tiempo, ya sea en consumir la sustancia, recuperarse de sus efectos o conseguirla. Además, experimenta síntomas de intoxicación o abstinencia mientras realiza muchas de sus actividades cotidianas, que se subordinan al consumo de la sustancia, modificando sus relaciones y hábitos sociales.
3.
Patrones de consumo Cada sustancia produce en la persona diversos efectos que pueden variar según la relación que se establece entre el sujeto, el tipo de sustancia y el contexto. Los patrones de consumo son un conjunto de variables que se definen a partir de esta relación (CONACE, 2005). Hay que considerar que el uso de cualquier sustancia supone necesariamente un riesgo para quien la consume y, como ya se ha mencionado, este riesgo está relacionado con la interacción sujeto-sustancia-contexto. En este sentido, reviste especial relevancia la preocupación por el consumo de drogas en niñas, niños y adolescentes, debido a la particular etapa de desarrollo en la que se encuentran, tanto a nivel cognitivo como emocional. En relación con lo anterior, para conocer el patrón de consumo se puede considerar:
· Qué sustancia es la droga principal. · Qué otras drogas se presentan asociadas. · Cuáles son las vías por las que se administran
(oral, fumada, inhalada,
inyectada y otras).
· Qué cantidades se suele consumir. · En qué estado físico se produce el consumo. · Si la administración se produce en forma individual o en el marco grupal. · En qué periodo temporal se produce el consumo. · Qué pautas de comportamiento están asociadas. · Qué normas y valores ejercen de soporte cultural al consumo.
/ 21
PR E V E N C I ÓN D E L CON SUMO D E D ROG AS Y A LCOHO L
■ La prevención es “un proceso activo de implementación de iniciativas tendientes a modificar y mejorar la formación integral y la calidad de vida de los individuos, fomentando el autocontrol individual y la resistencia colectiva ante la oferta de drogas” (Martín, 1995, en Becoña, 2002, p. 55). Un programa de prevención es un conjunto de acciones dirigidas a impedir, retrasar o reducir la aparición de conductas de consumo, uso y abuso de drogas. Con el fin de obtener mejores resultados, las estrategias de prevención se han clasificado en distintos niveles que constituyen finalmente un continuo. El trabajo preventivo ha ido demandando cada vez mayor especificidad en las intervenciones diseñadas en función de la diversidad de sustancias, sujetos y contextos. Es así que el enfoque en prevención ha ido cambiando desde una visión tradicional, tomada del modelo sanitario —prevención primaria, secundaria y terciaria, que centraba su clasificación en el nivel de compromiso individual con la sustancia—, hacia una visión más específica de delimitación de las estrategias de intervención. Esta nueva mirada, propuesta inicialmente por Gordon (Gordon, 1987, en Becoña, 2002), considera que la visión tradicional no se ajusta bien al énfasis de los factores de riesgo que posee la población objetivo de los programas, por lo tanto, propuso un nuevo continuo, denominado:
prevención universal, selectiva e indicada, que pretende adecuarse mejor a las necesidades de los distintos grupos que se pueden intervenir.
22 / A TIEMPO /
1.
Prevención universal Está dirigida sin distinción a toda la población, independiente del nivel de riesgo al que esté expuesta. Las estrategias inciden sobre una serie de factores de riesgo y protección que generalmente se encuentran identificados. Son intervenciones amplias, menos intensas y menos costosas que otras que se orientan a conseguir un cambio de comportamiento duradero (Gordon, 1987, en Becoña, 2002).
2.
Prevención selectiva Corresponde al conjunto de acciones que se dirigen a un subgrupo de la población que tiene un riesgo mayor de ser consumidor de sustancias que el promedio de las personas de su edad, por lo tanto, las intervenciones se orientan a grupos de riesgo específicos, ya que estos tienen una mayor probabilidad de acumular factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que el consumo de drogas se inicie, o se cronifique si ya existe, afectando su desarrollo e integración social (Gordon, 1987, en Becoña, 2002). Los grupos de riesgo pueden ser identificados en base a factores de riesgo biológicos, psicológicos, sociales o del entorno, asociados al abuso de drogas, y pueden ser clasificados en base a edad, género, historia familiar y lugar de residencia. En el caso del riesgo individual, este no está evaluado ni identificado específicamente, ya que se basa en una presunción dada por su pertenencia al grupo de riesgo. Sin embargo, es necesario profundizar en las características de los niveles de consumo y factores de riesgo de cada grupo en particular. Por último, la prevención selectiva contempla la detección precoz de consumos problemáticos (CONACE, 2008a). Estos casos deben ser referidos, ya que no corresponden a un tipo de trabajo preventivo, sino más bien a casos para tratamiento. Cabe señalar que los grupos de riesgo más identificados en la literatura son:
· · ·
Adolescentes en contextos de exclusión. Minorías sexuales. Minorías étnicas o inmigrantes.
PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL / 23
· Adolescentes desertores o en riesgo de deserción del sistema escolar. · Hijos de padres consumidores de drogas. · Infractores de ley. Las intervenciones en prevención selectiva para estos grupos buscan favorecer el desarrollo de habilidades personales, del entorno familiar, del grupo de pares y/o del entorno sociocultural. En suma, la prevención selectiva tiene por objeto prevenir el agravamiento de las conductas asociadas al consumo de sustancias, fortaleciendo los factores protectores y disminuyendo los factores de riesgo antes de que se manifieste la necesidad de tratamiento, enfocándose de forma específica sobre aquellos grupos a los que no llegan las intervenciones genéricas o sobre los sujetos que, a causa de una mayor vulnerabilidad y/o acumulación de factores de riesgo, necesitan enfoques complementarios o alternativos y de carácter más intensivo (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, 2003).
3.
Prevención indicada Es aquella que va dirigida a un subgrupo concreto de la comunidad, cuyos integrantes suelen ser consumidores no problemáticos o que tienen problemas graves de comportamiento. Se dirige, por lo tanto, a sujetos de alto riesgo y, muchas veces, las acciones de prevención selectiva incluyen la detección precoz de casos en los que se deben aplicar estrategias de prevención indicada. Es así que este tipo de prevención es más intensiva y costosa que la prevención selectiva (Becoña, 2002).
4.
Enfoque de factores protectores y de riesgo Como se ha mencionado, el trabajo en prevención en torno al consumo de drogas y/o alcohol se considera como una serie de acciones que permiten evitar o postergar el consumo de drogas en la población, y está orientado a evitar el daño que genera el consumo, fortaleciendo los factores protectores y disminuyendo los factores de riesgo, tanto de los sujetos como de sus familias y entorno más cercano (CONACE, 2009a).
24 / A tiempo /
Es así que se habla de riesgo psicosocial cuando se alude a la presencia de situaciones contextuales o dificultades personales que, al estar presentes, incrementan
la
probabilidad
de
desarrollar
problemas
emocionales,
conductuales o de salud (Krauskopf, 1999). En este sentido, el enfoque de riesgo psicosocial es una perspectiva que permite analizar la complejidad de las características individuales, contextuales y sociales que contribuyen a generar fenómenos como el abuso de drogas, la delincuencia, el fracaso y la deserción escolar, entre otros. Esta perspectiva se basa en la idea de que el desarrollo de los individuos no se da en forma aislada del contexto (Bronfenbrenner, 1987), es decir, cuando los sujetos manifiestan comportamientos de riesgo, como los anteriormente mencionados, estos no se podrían entender al margen de las características del contexto en que los manifiestan. Esto se debe a que en el curso de sus vidas, los sujetos viven y se relacionan con una compleja red de sistemas sociales relacionados, como lo son la escuela, la familia, los grupos de pares y otras instituciones (o situaciones) que influyen, de forma directa o indirecta, en su desarrollo, por lo que se puede afirmar que las características de estos sistemas pueden convertirse tanto en factores protectores como de riesgo (Trudel & Puentes Neuman, 2000). En este sentido, Trudel & Puentes Neuman (2000) proponen que la condición de estar en riesgo se define por la interacción de factores externos (influencia de pares, familia, escuela, comunidad y cultura) con vulnerabilidades individuales (características cognitivas, capacidad de resolución de conflictos, tolerancia a la frustración, etc.) que sensibilizan a ciertos sujetos que se encuentran más expuestos ante estos, por lo que, en último término, el modelo de factores de riesgo busca identificar variables que aumenten la probabilidad de afectar negativamente el desarrollo de las personas (Trudel & Puentes Neuman, 2000). Para facilitar el análisis de factores de riesgo, diversos autores han propuesto clasificarlos en seis ámbitos de procedencia, de acuerdo a un continuo que va desde el nivel individual hasta el nivel sociocultural. A continuación se expondrá la clasificación de Trudel & Puentes Neuman (2000):
· Factores individuales. Los factores de riesgo individuales se refieren a rasgos
personales que pueden generar dificultades en la relación con el entorno como, por ejemplo, una baja capacidad de resolución de conflictos, actitudes y valores favorables hacia conductas de riesgo, trastornos de aprendizaje, entre otros.
PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL / 25
· Factores
familiares. Las características familiares como, por ejemplo, la
baja cohesión familiar, padres con enfermedad mental, presencia de estilos parentales coercitivos, ambivalentes o permisivos, entre otros, han sido considerados como factores de riesgo asociados a diversas problemáticas. También se ha vinculado la pobreza familiar como un estresor que tiene un importante impacto sobre el desarrollo de niños y adolescentes.
· Factores ligados al grupo de pares. Se considera que el ser rechazado
por los pares, el pertenecer a un grupo con una actitud favorable hacia comportamientos de riesgo como, por ejemplo, el consumo abusivo de drogas, son eventos que aumentan la probabilidad que niños y adolescentes manifiesten comportamientos problemáticos.
· Factores escolares. Los establecimientos escolares también son una de las instituciones más relevantes en el desarrollo de niños y adolescentes, ya
que en ellos pasan gran parte de su tiempo, por lo que sus características, proyecto educativo e historia, son variables muy relevantes a tomar en cuenta. Por ejemplo, el bajo apoyo de profesores, el sentimiento de alienación o tener compañeros violentos, pueden tener efectos importantes sobre los estudiantes.
· Factores sociales/comunitarios. Las organizaciones de nivel mayor, como las comunidades, también influyen en forma importante sobre la vida de niños
y adolescentes por medio del nivel de apoyo que les entreguen en conjunto, con el nivel de inclusión o exclusión de actividades comunitarias.
· Factores socioculturales. Finalmente, los estereotipos que se manejan a nivel cultural como, por ejemplo: “los jóvenes pobres son delincuentes”,
también influyen en el desarrollo de conductas de riesgo. Estos conceptos son manejados por personas e instituciones, determinando su actitud hacia los adolescentes, como abrirles o cerrarles oportunidades. Esta clasificación deja de manifiesto que los factores de riesgo tienen una multiplicidad de orígenes, lo cual contribuye a la complejidad del estudio de la génesis y mantención de determinadas problemáticas. Cabe señalar que autores como Krauskopf (1999), advierten que es muy importante conocer los factores de riesgo a los que se ve expuesto un niño o adolescente, ya que no se pueden establecer relaciones causa/efecto (o de certeza total) entre la presencia de factores de riesgo y la aparición de conductas de riesgo, por lo que este enfoque solo permite estimar la probabilidad de que
26 / A tiempo /
esto ocurra. Esta noción de probabilidad en la predicción de comportamientos de riesgo surge desde la constatación de que existen niños que, si bien se encuentran en una situación desfavorable desde la perspectiva de los factores de riesgo, son capaces de salir adelante logrando, por ejemplo, un desarrollo psicológico sano. Este fenómeno se conoce como resiliencia, y es uno de los aspectos a tener en cuenta al momento de trabajar con población adolescente y vulnerable. 4.1 Algunas distinciones entre factores y conductas de riesgo Al momento de trabajar con una población que requiere un trabajo orientado hacia la prevención selectiva del consumo de sustancias, es necesario diferenciar los conceptos de factores de riesgo y de conductas de riesgo. Los factores de riesgo (explicados anteriormente) hacen referencia a los antecedentes que aumentan la probabilidad de presentar problemas emocionales, conductuales, sociales o de salud, mientras que las conductas de riesgo se refieren al resultado que tiene la acción de estos factores como, por ejemplo, el abuso de sustancias (Schonert-Reichl, 2000, en Hein, 2004). Es importante recordar que los factores de riesgo por sí mismos no determinan la conducta de riesgo sino que, más bien, tienen un efecto acumulativo que, por cierto, no condicionan por sí solos que pueda existir uso o abuso de drogas u otro tipo de conductas de riesgo. Las investigaciones en este tema han buscado aislar factores de riesgo específicos para cada tipo de comportamiento, pero muchas veces los mismos factores de riesgo influyen en el desarrollo de múltiples conductas de riesgo, del mismo modo que tienden a presentarse en conjunto, más que en forma asilada (Hein, 2004). Ahora bien, lo que sí es posible plantear es que si hay acumulación de factores de riesgo a los que están expuestos los sujetos, es más probable que haya conductas de riesgo asociadas. Por lo tanto, si se trabaja con los factores protectores y de riesgo es probable disminuir la probabilidad de aparición de las conductas de riesgo que anteriormente se nombraron y es así que se puede considerar que involucrarse en cualquiera de estos comportamientos aumentaría la probabilidad de tener otras dificultades en la vida (Lerner, 1998, en Hein, 2004). Por otro lado, los factores protectores son aquellas variables asociadas a la reducción de una conducta de riesgo, específicamente asociados a la reducción del uso de drogas (National Crime Prevention Centre, 2009). Estos factores
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actúan como “amortiguadores” de los factores de riesgo a los cuales cada sujeto se ve expuesto. En la medida que estos factores se vean fortalecidos, será posible disminuir los efectos negativos de los factores de riesgo y, con ello, disminuir las conductas de riesgo como, por ejemplo, el consumo problemático de sustancias. Por último, cabe mencionar que el desarrollo del trabajo preventivo con los usuarios del Programa A Tiempo deberá realizarse teniendo en consideración este marco conceptual, y que el Plan de Intervención Individual deberá planificar actividades orientadas a la disminución de los factores de riesgo que los usuarios presenten, promoviendo el fortalecimiento de los factores protectores que se encuentren asociados. 4.2 Factores de riesgo asociados al consumo de drogas En nuestra sociedad resulta bastante frecuente un cierto grado de experimentación con el alcohol y el tabaco a partir de la adolescencia. La mayoría de los sujetos, después de un breve periodo de experimentación, adoptan un patrón de consumo socialmente aceptado y no llegan a tener mayores problemas con este. Sin embargo, existe un número de adolescentes que, por distintas razones, progresan hacia patrones de consumo perjudiciales que incrementan sus posibilidades de llegar a sufrir problemas con estas u otras sustancias. La mayoría de las investigaciones que han analizado las características de este fenómeno han aludido a múltiples variables explicativas. Los hallazgos empíricos han establecido que las variables “psicosociales” son las que poseen una mayor importancia al momento de dar una explicación del consumo problemático de sustancias. En este sentido, han cobrado gran fuerza los ámbitos sociales más próximos al adolescente, como son la familia, la escuela y los pares, aunque no se resta importancia a otras variables de naturaleza macrosocial o individual (Gómez y Villar, 2001). Es así que en el caso específico de la adolescencia, muchos estudios han encontrado que uno de los factores de riesgo más relevante es la “facilidad de acceso a las sustancias”, el cual se relaciona fuertemente con un mayor consumo. Otros hallazgos muestran, además, que mientras más alta sea la “permisividad social” hacia el consumo, más frecuente será la implicación de los jóvenes en él. En este sentido, se hace referencia tanto a la “permisividad formal” (normas y leyes sobre el consumo) como a la “permisividad informal” (actitudes y valores
28 / sociales favorables al consumo). De hecho, existen datos que confirman tanto la importancia de las restricciones legales en el grado de consumo de distintas drogas, como la influencia de los modelos sociales favorables al consumo de diversas sustancias entre los adolescentes (Gómez y Villar, 2001). En cuanto a factores individuales que se relacionan con el consumo de drogas, varios han sido reconocidos como influyentes en la generación de una posible conducta de riesgo de consumo, e incluirían aspectos cognitivos, emocionales, personales y conductuales. Un ejemplo lo constituye el hecho que factores cognitivos como la “actitud favorable al consumo de drogas” preceden al inicio del consumo en los adolescentes, existiendo una amplia evidencia empírica de que el comienzo del uso de una determinada sustancia es precedido de una valoración positiva de su consumo (Fishbein and Middlestadt, 1987). Por último, el “uso de drogas a edades tempranas” es otro predictor importante. En numerosas investigaciones se ha encontrado que cuanto más temprano sea el inicio en el consumo de una droga, aumenta la probabilidad de que el sujeto llegue a abusar de esa sustancia o se implique en el consumo problemático.
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VA RI A BL ES I N VOLUC RA DAS E N E L T RA B AJO CON LOS A D OLESC E N T ES
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El trabajo en prevención del consumo de drogas y alcohol con adolescentes supone
la consideración de ciertos aspectos fundamentales que ayuden a promover una mejor comprensión y acercamiento hacia la construcción del mundo de los usuarios. En lo particular, en este capítulo se profundizará en las siguientes variables: ciclo vital, sentidos del consumo en los adolescentes, género, sexualidad, contexto sociocultural, vulnerabilidad e integración social. El propósito de conocer estas variables no solo es facilitar la consecución de los objetivos propuestos por el Programa sino, también, el desarrollo y fortalecimiento de la empatía, la confianza y el entendimiento entre el equipo profesional y los adolescentes, ya que fomenta la construcción de lenguajes comunes y la sensación de cercanía entre las partes. En relación con lo anterior, el desarrollo de las acciones preventivas debe atender en todo momento a las consideraciones biológicas, psicológicas y contextuales donde se desenvuelven los adolescentes, y es en este sentido que se busca trabajar desde una mirada comprensiva, contenida en un marco conceptual que promueva un desarrollo integral de los mismos, y considere el fortalecimiento de competencias vinculadas al autocuidado y la promoción de una vida saludable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que los adolescentes cuenten con un desarrollo saludable, lo primero que necesitan es haber tenido una infancia saludable; lo segundo, contar con ambientes seguros que los apoyen y brinden oportunidades (a través de la familia, los grupos de pares e instituciones sociales y gubernamentales); lo tercero, acceso a información y oportunidades para desarrollar una amplia gama de actividades prácticas,
30 / A TIEMPO /
vocacionales y de vida; y, por último, tener acceso con equidad a una amplia gama de servicios: educación, salud, empleo, justicia y bienestar (Organización Mundial de la Salud, 2001). Todos estos derechos se enmarcan en la Convención de los Derechos del Niño, de la cual Chile es parte, y que establece los derechos básicos de niños, niñas y adolescentes. Por último, cabe señalar que las definiciones de adolescencia son variadas y responden a necesidades clínicas, sociológicas, epidemiológicas y políticas, entre otras. No obstante, para efectos de este Programa se tomará como referencia la definición propuesta por la OMS, organismo que sitúa a la adolescencia en el periodo comprendido entre los 10 y 19 años, y que la define como una etapa de transición durante la cual las personas desarrollan procesos de maduración biológica, psíquica y social, alcanzando así la edad adulta y culminando con su incorporación en forma plena a la sociedad (Organización Mundial de la Salud, 2001). Es en este sentido que se han establecido ciertas consideraciones conceptuales y metodológicas para el desarrollo del trabajo del Programa A Tiempo.
1.
Ciclo vital Es relevante hacer visible la etapa de la adolescencia, la que ha sido históricamente postergada entre la niñez y la adultez. La especificidad de esta etapa y, a la vez, las características propias de los sujetos que la viven, exigen plantear una mirada y un abordaje diferente a la acostumbrada perspectiva adultocéntrica (desde el adulto, para los adultos y con los adultos). En líneas generales, se puede decir que la adolescencia es la etapa de la vida en la que se producen los procesos de maduración biológica, psíquica y social de un sujeto, alcanzando así la edad adulta y culminando con su incorporación en forma plena a la sociedad, como se mencionó anteriormente (CONACE, 2005). Cabe señalar que el ciclo vital es un proceso continuo de cambios, y que en la adolescencia se pueden distinguir las siguientes etapas: temprana (10–13 años), media (14–16 años) y tardía (17–19 años). Cada una de estas etapas establece una diferencia en el desarrollo de la persona y en el sentido que motiva el consumo, por tanto, el trabajo del equipo profesional debe considerar estas condiciones específicas al momento de realizarse. Como puede observarse, esta fase incluye a la pubertad y abarca en total las edades comprendidas entre los 10 a los 19 años (Organización Mundial
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 31 de la Salud, 2001). En este periodo aparecen cambios biológicos esperables, especialmente en relación a las características sexuales secundarias. El pensamiento se vuelve más lógico, abstracto y juicioso. A su vez, existe un cambio importante en torno a las relaciones familiares, las cuales se vuelven más distantes en comparación a las que se tiene con el grupo de pares, las que se vuelven cada vez más próximas y relevantes. Por último, otros cambios a tener presente son la difusión del rol y la crisis de identidad, ambos puntos centrales que caracterizan a esta etapa. A continuación se presenta un listado con las principales características de la adolescencia, según las preocupaciones que marcan a cada etapa. Cabe señalar que no se profundizará en la adolescencia final, ya que no corresponde al grupo objetivo de trabajo de este Programa.
· Temprana (10-13 años): preocupación por lo físico y emocional. · Media (14-16 años): preocupación por la afirmación personal-social. · Final (17-19 años): preocupación por la relación social.
Adolescencia temprana
Físicamente
· El crecimiento de las niñas comienza y tiene su punto máximo antes que el de los niños.
· El sistema reproductivo comienza a desarrollarse. · Comienzan a desarrollarse las características sexuales secundarias.
Intelectualmente
· Se comienza a pasar del pensamiento concreto, que está caracterizado por cosas, eventos y experiencias de la actualidad inmediata, al pensamiento
abstracto, que se refiere a la capacidad de deducir, sintetizar, interpretar y analizar los fenómenos que nos rodean.
· Algunas veces los adolescentes no perciben las implicancias o consecuencias que tendrán sus acciones.
· Tienen muchos intereses; presentan un entusiasmo intenso de corto plazo.
32 / A tiempo /
Social y emocionalmente
· Centralismo en uno mismo. · Preocupación por el rápido crecimiento corporal. · Ensimismamiento, autoconciencia. · Autoestima disminuida debido a todos los cambios que están ocurriendo.
Familia
· Redefinición de las relaciones con la familia; se mueven hacia una mayor independencia.
· Disminuye la consideración de la familia como referente para recibir de ella guía y valores.
· Pueden surgir algunos conflictos mayores sobre el control parental.
Grupo de pares
· Aumenta su importancia. · Buscan ser parte de un grupo para esconder inseguridades por los rápidos cambios.
· Comparan su propia normalidad y aceptación con sus pares del mismo sexo. · Avanzan hacia el compartimiento más íntimo de los sentimientos.
Sexualidad
· Se definen a sí mismos en términos de masculinidad y femineidad. · Están aprendiendo a relacionarse con el sexo opuesto.
Adolescencia media
Físicamente
· Disminuye el crecimiento; la estatura alcanza 95% de la edad adulta. · Las características sexuales secundarias se encuentran bien desarrolladas.
Intelectualmente
· Incrementa la competencia del pensamiento abstracto. · Es capaz de percibir las futuras implicancias de las decisiones actuales, pero no siempre lo aplican.
· Sensación de invulnerabilidad. · Bajo estrés, vuelven al pensamiento concreto.
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 33
Social y emocionalmente
· La imagen corporal se restablece a medida que el crecimiento disminuye. · Preocupaciones fantasiosas e idealistas a medida que se desarrolla el pensamiento abstracto y el sentido de futuro.
Familia
· Conflictos mayores acerca del control (reglas, tareas, horas de llegada, etc.). · Lucha por la emancipación, mayor autonomía.
Grupo de pares
· Fuerte identificación con los pares escogidos para afirmar la autoestima. · Se vuelve hacia los pares para ver los códigos de conducta.
Sexualidad
· Prueban sus habilidades para atraer al otro y los parámetros de masculinidad y femineidad.
· Desarrollan códigos de comportamientos sexuales, y un sistema de valores personales.
Por otra parte, Carmen Arbex (2002) plantea que la adolescencia es un periodo del desarrollo humano que se inicia al finalizar la infancia, con la pubertad, y que termina en la etapa adulta. El niño ha abandonado la niñez, pero aún no se ha desarrollado como persona adulta, por lo que se trata de una etapa de transición, llena de ambigüedades e incertidumbres, razón por la cual se deben tener presentes ciertas necesidades y tareas propias de los adolescentes, las que se resumen en el siguiente cuadro (Arbex, 2002):
34 / A tiempo /
Características de la adolescencia que hacen vulnerable al sujeto
· · · · · · · · ·
Necesidad de reafirmación. Necesidad de transgresión. Necesidad de conformación intragrupal. Susceptibilidad frente a las presiones del entorno.
Edad cronológica versus tareas evolutivas
· ·
Sensación de invulnerabilidad. Rechazo a la vida del adulto, tendencia al hedonismo y bajo nivel de tolerancia a la frustración.
·
Perspectiva negativa del futuro. Presentismo. Transformación química de los estados de ánimo.
·
La aceptación de su estructura física y del papel masculino o femenino que le corresponde socialmente. Una independencia emocional de los adultos y establecer relaciones con sujetos de su edad y de ambos sexos, como preparación a la relación de pareja estable. Desarrollo de aptitudes y conceptos intelectuales que le permiten la selección de una ocupación y el adiestramiento o capacitación para desempeñarla, lo que va ligado con la adquisición de mayor seguridad e independencia económica. La obtención de una conducta cívicamente responsable y la elaboración de una escala de valores acorde con el mundo actual y que sea transmisible a su descendencia.
Es necesario considerar la etapa evolutiva en que se encuentra el adolescente, puesto que permite comprender que se encuentra en un momento vital en el que está reconstruyendo su relación consigo mismo, con el mundo y con la sociedad. Por esto, es necesario destacar ciertas áreas de transformación personal que dan cuenta de esta nueva relación, y que influyen al diseñar y poner en práctica un trabajo preventivo. Estas áreas son las siguientes (Krauskopf, 1999, en CONACE, 2007b):
· Intelectual:
nuevos recursos cognitivos para el replanteamiento de las
relaciones con el mundo.
· Sexual: empuje de insertarse en el mundo de una nueva forma. · Social: posibilidad de poner ideas y valores en práctica. · Elaboración de la identidad: brújula interna en la exploración de oportunidades, capacidades personales y sociales.
Durante la adolescencia existen distintos aspectos que adquieren relevancia al momento de referirnos al tema de las drogas. El primero de ellos hace referencia al grupo de pares, el cual comienza a tener cada vez más importancia en la vida del adolescente, adquiriendo progresivamente (a medida que crece) una preponderancia mayor al grupo familiar. Es así que en esta etapa del ciclo vital
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 35 surge la necesidad de conformidad intragrupal, la que responde a intereses de aprendizaje, sociales y psicológicos del adolescente. En relación con lo anterior, el grupo de amigos se ha constituido en un ámbito de influencias de gran interés para explicar la aparición de conductas problemáticas en los adolescentes. Han sido numerosas las investigaciones que han intentado examinar qué características del grupo de pares se pueden asociar a conductas problemáticas. Los resultados obtenidos muestran que los adolescentes que se implican en conductas problemáticas tienen amigos que también presentan este tipo de comportamiento. Esta relación ha sido analizada por numerosos investigadores en función de dos aspectos en la relación del adolescente con el grupo de pares: los patrones conductuales y normativos del grupo, y el grado de vinculación del individuo con el grupo. Los grupos son un medio de intercambio de diferentes informaciones que cada persona puede haber recogido en situaciones familiares personales, actividades de ocio o intereses individuales que el adolescente ha tenido la ocasión de trasmitir a sus pares. Además, el grupo permite al adolescente sentirse integrado en la sociedad (Arbex, 2002). Por consiguiente, no es de extrañar que la experimentación precoz con el tabaco, alcohol y otras drogas tenga lugar dentro del grupo de iguales. Por otra parte, en algunos casos, el grupo de iguales puede constituir un factor de riesgo importantísimo en esta etapa, representando una caja de resonancia o un amplificador de conductas inadecuadas, siendo muy difícil resistir la presión. Sin embargo, conviene apuntar que la vulnerabilidad a la presión del grupo puede ser modulada en gran medida por los recursos personales del adolescente, tales como la autoestima, asertividad, habilidades sociales, etc. Otro aspecto relevante que se presenta en esta etapa del ciclo vital es la orientación temporal hacia el presente. Esta característica propia del pensamiento en la adolescencia focaliza la atención de la persona en lo inmediato, llevando a los sujetos a centrarse en los aspectos positivos que el consumo de drogas puede tener a corto plazo y, por lo tanto, prestando menos atención a sus consecuencias más tardías, consideración que coloca en situación de riesgo a casi todos los adolescentes, ya que según los estudios revisados, los sujetos con mayor riesgo de desarrollar conductas asociadas al consumo de sustancias muestran una perspectiva temporal más orientada hacia el presente (Romero, Sobral y Luengo, 1999).
36 / A TIEMPO /
Por último, el tercer aspecto que caracteriza a la adolescencia es la necesidad de vivenciar sensaciones novedosas e intensas, en conjunto con la búsqueda de riesgo y aventuras. Esta característica se ha planteado como predictora de conductas problemas, ya que se ha visto que los consumidores de sustancias puntúan más alto que los no consumidores en las escalas de búsqueda de sensaciones. Cabe mencionar que, en muchos casos, los adultos responsables de la crianza de los adolescentes (padres, madres, profesores y adultos significativos en general) no siempre estarán preparados para enfrentar estos aspectos y características propias de la adolescencia. Es posible que muchos se sientan impotentes, desesperados y reaccionen rigidizando sus actitudes y exagerando el cumplimiento de normas. Esto puede llegar a retraer al adolescente, alejándolo del “mundo adulto”, restándole posibilidades de aprendizaje y crecimiento. Es por esto que los equipos profesionales encargados de la implementación del Programa deben tener presente todos estos aspectos al momento de trabajar con los adultos cercanos a los usuarios, intentando explicarles y asesorarlos, promoviendo el entendimiento y la empatía con los estudiantes.
2.
Sentidos del consumo en los adolescentes El consumo de sustancias en los adolescentes ha sido relacionado básicamente con factores intraindividuales, entre ellos las características de la fase evolutiva, personalidad y habilidades sociales; los factores socioeconómicos, entre los que destacan la marginalidad y la pobreza; y el factor de aumento de la oferta de drogas en sectores urbano-marginales. También se ha señalado la familia como factor desencadenante de problemas comunicacionales con los adolescentes, facilitando el consumo de drogas. Sin embargo, no es fácil determinar las razones por las cuales el adolescente consume sustancias. Además, la multiplicidad de las sustancias y la heterogeneidad de los consumidores no facilitan las cosas. Por lo tanto, es necesario reconocer que a pesar de las muchas racionalizaciones que pueden hacerse, son tantas o más importantes las motivaciones (CONACE, 2005). Las primeras motivaciones que aparecen ligadas al consumo de sustancias en la adolescencia son, en primer lugar, la curiosidad y, luego, la búsqueda del placer.
VARIABLES INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 37 Los adolescentes que continúan con el consumo indicarían una tercera gran motivación, la del “soporte artificial”, es decir, adolescentes que no encuentran en su vida personal o relacional, en sus actividades cotidianas o en sus reflexiones propias, los medios para satisfacer sus necesidades emocionales o manejar su ansiedad, y solo lo hacen mediante una sustancia ajena a su organismo, que les aportaría los espacios y los recursos necesarios que no encontrarían en sus vidas a través de medios naturales. Actualmente, la mayoría de los especialistas concuerda que el uso de drogas puede tener una significación común: proteger un yo demasiado frágil enfrentado a sentimientos ansiosos o depresivos demasiado intensos (Arbex, 2002). Esta relación entre consumo de sustancias, ansiedad y depresión, puede finalizar en un abuso de sustancias o una dependencia propiamente dicha, mostrando que no es necesario, sobre todo en los inicios del consumo, centrarse únicamente en el producto que se consume, sino que tomar en cuenta otro tipo de manifestaciones. El uso de drogas es un proceso, un camino que es recorrido gradualmente y en el que la persona y, en este caso, el adolescente, participa activamente. Dicho camino puede incluir el consumo experimental, el consumo habitual, el consumo social o patrones más periódicos e intensivos que llevan al consumidor a tener problemas asociados al mismo (consumo perjudicial y consumo dependiente). La literatura indica que los niños y adolescentes son más vulnerables al uso de drogas en etapas de transiciones y cambios en sus vidas, por lo tanto, las intervenciones diseñadas en prevención selectiva del consumo de drogas, y con adolescentes en general, deben considerar la etapa evolutiva y la integración de sus distintas funciones evolutivas, así como las condiciones en que se encuentran para el desarrollo y cumplimiento de la etapa respectiva.
3.
Perspectiva de género Uno de los intereses del Programa A Tiempo está en desarrollar un trabajo preventivo significativo, relevante y eficaz con los usuarios. Es por ello que un aspecto a considerar en el trabajo con adolescentes es el de la perspectiva de género, ya que es desde aquí que surge una importante cantidad de modos para significar la propia experiencia vital, los comportamientos, expectativas y necesidades.
38 / A tiempo /
Cabe señalar que la responsabilidad de considerar los aspectos vinculados al género de las personas como un tema relevante de la convivencia al interior de un país se enmarca en compromisos legales nacionales (como los suscritos y ratificados frente a la comunidad internacional en la Ley Internacional de Derechos Humanos) y en condiciones que operacionalicen la equidad de género desde los servicios y bienes que ofrecen los diversos organismos del Estado (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo). En relación a lo anterior, uno de los desafíos planteados por los países participantes en las Conferencias Mundiales de las Naciones Unidas* (y del que Chile fue parte), es el avance hacia la transversalización de la equidad de género. En este contexto, el trabajo preventivo desde una perspectiva de género se sitúa desde una lógica de justicia social, de nodiscriminación y de inclusión de grupos y subjetividades percibidas como minorías o en desventaja. Durante la última década, en Chile se comenzó a avanzar intentando incorporar un enfoque de género en el trabajo preventivo del consumo de drogas (CONACE, 2007a), esfuerzo que también se vio reflejado en otras instituciones internacionales, como el National Institute for Drug Abuse (NIDA). Sin embargo, el tipo de producción de materiales y de intervenciones que se han realizado hasta la fecha han tendido a mantener la discusión del tema de género circunscrita a las categorías binarias de hombre/mujer, reduciendo los análisis a aspectos cuantificables, tales como: frecuencias del uso de sustancias, tiempo de efecto de las mismas, etc. Aunque los marcos referenciales de estas iniciativas presentan amplios aspectos e implicancias de una perspectiva de género, los objetivos de los programas, sus actividades y, particularmente, sus evaluaciones, no permiten visibilizar ni dar cuenta en su totalidad de las complejidades a las que hacen referencia. En este contexto, la equidad de género se entiende solo como un asunto de paridad (Guerrero, 2005) y de acceso igualitario a los servicios estatales, pero no alcanza a dar cuenta de las representaciones que median las identidades y las diferencias entre ellas, las desigualdades, los mecanismos que las producen y reproducen, por lo que no se profundiza en las relaciones de desigualdad social, lo que dificulta la toma de decisiones pertinentes y significativas, fundamentalmente si se pretende trabajar en un contexto con adolescentes, *
La Conferencia Mundial de la Mujer, sostenida en Beijing el año 1995, constituyó un hito importante en el relevamiento de la equidad de género como una problemática transversal a las naciones participantes. Surge el concepto de transversalidad de género (gender mainstreaming), con lo que comienza una nueva etapa en la manera de conceptualizar y guiar el trabajo de consolidación de políticas y organizaciones que aseguraran una mayor justicia e igualdad.
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 39 debido a que gran parte de sus discursos se sitúan desde la diferenciación y desde la percepción de discriminación del mundo adulto/tradicional. Para avanzar en una perspectiva de género inclusiva, que ponga la mirada no solo en la distribución y acceso a bienes y servicios, sino sobre aspectos culturales, se necesita desarrollar una dimensión de la justicia social basada en una justicia de carácter cultural, cimentada en el reconocimiento (Fraser 1997; Marion Young, 2000). Desde esta perspectiva, la noción de equidad de género alude principalmente al análisis de las políticas de representación* y la explicitación de las relaciones que reproducen diferencias y discriminación, todo lo cual adquiere especial relevancia en el trabajo preventivo, ya que valida y afirma a los usuarios de los distintos programas psicosociales. Por lo tanto, cuando se habla de un trabajo preventivo desde una perspectiva de género no se hace referencia solamente a aquellas consideraciones a tomar en cuenta cuando se trabaja con hombres o con mujeres (cuyas distinciones son bastante evidentes, como la diferencia del efecto de las sustancias por peso/estatura, o el tipo y duración de las actividades con mujeres a cargo de hijos), sino que se busca realizar un trabajo que potencie las nociones de justicia social, participación ciudadana igualitaria e inclusiva, en conjunto con temáticas asociadas al desarrollo de pautas de autocuidado por parte de los usuarios. En ese marco, resulta provechoso comenzar a problematizar las nociones de sexo y género, puesto que desde allí se pueden establecer las comprensiones, aspiraciones y voluntades que guiarán el trabajo preventivo en relación de su rango de acción y efectos a conseguir. La famosa frase de Simone de Beauvoir de que no se nace mujer [ni hombre],
sino que se llega a serlo (De Beauvoir, 1968), ha servido como una clara ilustración de la distinción entre sexo y género. Mientras que el sexo es una categoría biológica que ha servido para diferenciar “hombres” y “mujeres”, el género es una expresión social y culturalmente construida de la identidad, en términos de las expectativas y las funciones que se les atribuyen a las personas. Esta distinción resulta particularmente importante puesto que, en primer lugar, permite reconocer que el género no es un producto de la naturaleza, sino una construcción de carácter social e histórica, mediada por relaciones de poder. En segundo lugar, y asociado a este hecho, se comprende que el género (su *
Representación hace referencia a las maneras en que vemos y conocemos las influencias que median la realidad y que nos definen como sujetos. La representación actúa a través de fachadas, códigos y asociaciones a partir de los cuales construimos significados, experiencias, ideologías y “formas de ver” (Burney 2003; Berger 1972).
40 / A tiempo /
ideología y performance) son saberes que se adquieren por medio de un proceso de aprendizaje, modelamiento y socialización. El género es y ha sido concebido de maneras distintas (en términos de expectativas y roles), de acuerdo a los diversos contextos sociales, geográficos, generacionales, socioeconómicos y culturales. Es así que, en relación a las temáticas vinculadas al consumo de drogas, la perspectiva de género releva las motivaciones latentes en el inicio del consumo y el mantenimiento de las situaciones de abuso de sustancias por parte de hombres y mujeres, ya que existen múltiples factores que incrementan el riesgo o la probabilidad de que una persona inicie el consumo de diferentes drogas, de que reitere los mismos o de que acabe abusando o dependiendo de ellas. Muchos de estos factores son comunes a hombres y mujeres (Sánchez, 2009). Por lo tanto, en el esfuerzo por contribuir a generar condiciones para la justicia social, potenciar la equidad y relevar el trabajo con los usuarios, resulta beneficioso para el Programa focalizar la atención en el rol que cumplen los profesionales de la dupla psicosocial, tanto en la reproducción de la discriminación como en su potencial de transformación y restitución respecto a la configuración de género de los participantes, y en relación con los diversos ámbitos sociales por donde transitan. Es en este sentido que se establece que las acciones preventivas a implementar con los usuarios sobre el consumo de sustancias no tendrían tanto que ver con las diferencias obvias entre hombres y mujeres, sino más bien deberían ir encauzadas en el entendido de cómo adecuar el trabajo con ellos en función del respeto y tolerancia, adaptando las acciones preventivas según las particularidades y diferencias que aparezcan en el grupo. Así, uno de los desafíos en la adecuación del trabajo psicosocial desde una perspectiva de género está, por ejemplo, en la potenciación de factores protectores, como la afirmación de la autoestima, la autoimagen, la resolución no violenta de conflictos, y muchas otras nociones que se relacionan con el autocuidado como, por ejemplo, la aceptación de identidades no heterosexuales.
VARIABLES INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 41
4.
Sexualidad y afectividad En directa relación con el capítulo anterior, otro aspecto clave a tener en cuenta al momento de trabajar con adolescentes corresponde al tema de la sexualidad, que resulta de la construcción social de un impulso biológico que es, además, multidimensional y dinámico, es decir, la experiencia que una persona tenga de la sexualidad está mediada por la biología, la perspectiva de género y las relaciones de poder, como también por factores como la edad y la condición social y económica. Pero la influencia social más profunda sobre la sexualidad de un sujeto proviene de los roles de género preestablecidos, las normas y valores sociales que determinan el poder relativo, las responsabilidades y las conductas de hombres y mujeres. Por lo tanto, la experiencia individual de la sexualidad no es más que la expresión del desequilibrio de todas estas variables (Lamas, 1986; Campbell, 1995). Es importante comprender que siendo la sexualidad una construcción social, se puede influir y modificar, por lo que conversar y encontrar un lenguaje para aquellos temas considerados como tabú es una vía fundamental para que los sujetos modifiquen las percepciones que tienen de sí mismos, y para que lleguen a comprender la relación entre su comportamiento individual y el contexto social y cultural en el que viven (Zabin, Hirsch, Smith & Hardy, 1994). En la actualidad se observa una mayor liberalización de los comportamientos y actitudes sexuales, manifestándose en forma especial en los adolescentes. Algunos estudios nacionales muestran diferencias en el promedio de edad de inicio de la actividad sexual, ya que el INJUV (Instituto Nacional de la Juventud, 2004) muestra que las mujeres inician la actividad sexual a los 17,8 años y los hombres a los 16,2 años. Sin embargo, estudios más recientes han demostrado que el promedio de edad de inicio de la actividad sexual para adolescentes varones es de 15,7 años y para mujeres de 15,5 años (González, Molina y Leyton, 2007). Ambos estudios coinciden en que hay una relación significativa entre edad de inicio sexual y nivel socioeconómico, ya que se presentan rangos de edades más tempranas en grupos socioeconómicos más bajos. Ahora bien, algunos puntos donde la mayoría de los estudios coinciden son, en primer lugar, que los adolescentes tienen relaciones sexuales en su mayoría con sus parejas, en especial las mujeres, mientras que el sexo ocasional ocurre más
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en los hombres. En segundo lugar, se observa también que la variable «amor», como motivo para tener relaciones sexuales, ha ido disminuyendo a través de las diferentes encuestas, mientras que las respuestas relacionadas con «basta que ambos lo deseen» han ido en aumento (Instituto Nacional de la Juventud, 2006). Sin embargo, el adolescente que ya está capacitado físicamente para procrear, no siempre se encuentra maduro psicológica, emocional o socialmente para ello. Es así que algunos adolescentes inician su actividad sexual en una relación de “amigos con ventajas”, mientras que otros la inician en relaciones pasajeras. En otros casos, el adolescente opta por postergar el inicio de su actividad sexual hasta sentir que encuentra un compañero(a) estable con quien pueda generar un ambiente de intimidad (Cascallares, 2006). En relación con lo anterior, durante la adolescencia comienzan a surgir distintas confusiones relacionadas con las emociones. Una de ellas hace referencia al “enamoramiento” y el “amor”. De esta forma, algunas parejas adolescentes inician relaciones sexuales llevadas por la atracción física creyendo que el estar “loco(a) por el otro(a)” es una prueba de la intensidad de su amor. Así, por ejemplo, una pareja de adolescentes puede llegar a tener relaciones sexuales por múltiples razones: porque se aman o creen amarse; porque se desean y sienten necesidad de tener una relación más intima; solo por búsqueda de placer; por temor a que la pareja lo(a) deje; porque creen que todos los(as) jóvenes las están teniendo y quieren ser parte de “la moda”; para llenar carencias afectivas; porque les mejora su autoestima; por falta de resistencia a la presión externa; etc. (Cascallares, 2006). Cabe señalar que cualquiera de estos ejemplos puede constituirse en un factor de riesgo en la adolescencia, ya que se conjugan con aspectos que son propios de esta etapa del ciclo vital: la sensación de invulnerabilidad, el presentismo y la exploración (curiosidad). Estas características pueden dificultar la capacidad del adolescente para enjuiciar de forma adecuada cuáles de estos comportamientos podrían convertirse en conductas de riesgo para su salud y su desarrollo psicológico. Idóneamente, cada adolescente debería pensar, escoger y decidir desde sus principios y sus valores, de la manera más informada posible, lo que más le conviene, siempre que cuente con la madurez suficiente que se requiere para hacerse responsable de las consecuencias de su decisión. Sin embargo, producto de la escasa educación sexual y afectiva que reciben, se pueden gestar
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 43 una serie de situaciones complejas de enfrentar, como por ejemplo la errada información con que cuentan respecto a temas de anticoncepción, maternidad y paternidad adolescente, contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre otras. Esto puede originar que los adolescentes se refugien y busquen información, soluciones o alternativas por sus propios medios, por lo general dentro de su grupo de pares, que no necesariamente maneja información fidedigna, contribuyendo a mantener una gran cantidad de mitos. Sumado a lo anterior, en nuestro país tampoco se han generado los espacios adecuados de conversación y orientación que ayuden a los adolescentes a tomar decisiones libres y conscientes (Díaz y Caviedes, 2007). Una consecuencia de esto es que en Chile las embarazadas de 11 a 14 años representan casi un 3% de la población de madres y, en conjunto con esto, el Centro Latinoamericano de Salud y Mujer (CELSAM) presentó un trabajo de investigación donde 2/3 de las jóvenes encuestadas —entre 13 y 19 años— dijeron que en su colegio no tienen un programa estable de educación sexual, declarando que requieren de una educación sexual “más realista”, y señalando que su principal temor al tener relaciones sexuales es al embarazo (Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de los/as Adolescentes, 2007). Es así que, si bien el uso de métodos anticonceptivos ha aumentado en forma significativa, un porcentaje importante de adolescentes, especialmente del estrato socioeconómico bajo y en sectores rurales, no los utiliza (Instituto Nacional de la Juventud, 2006). Es necesario conceptualizar que la sexualidad es un universo complejo en el cual intervienen diversos aspectos del sujeto, ya que incorpora lo biológico, psicológico, emocional y social. Es por esto que es necesario generar instancias donde se converse sobre la sexualidad y la afectividad, tomando en cuenta todos los temas que se derivan e involucran con estos conceptos, no tan solo como un proceso reproductivo, sino ampliando significados y visiones tradicionales, incluyendo aquellos relacionados con el género. Por ejemplo, algunas personas aún asignan y delegan poder a los distintos discursos y las diversas prácticas que la sociedad realiza, sin informarse mayormente, coartando de esta manera la posibilidad de ejercer libremente y de manera informada sus propios derechos, los que influyen en la construcción de los distintos procesos de generación de su identidad y que están colectivamente construidos (Barrales, 2005, en Cascallares, 2006).
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Con respecto a la construcción colectiva de la identidad, del género y, por ende, de la sexualidad y la afectividad, el rol de los establecimientos educacionales es de suma importancia, en conjunto con la función de las familias, en lo que respecta a la educación sexual y afectiva, ya que ambos son los espacios en donde los niños, niñas y adolescentes pasan gran parte de su vida educándose, además de ser los principales agentes formativos que influyen en el desarrollo integral de los sujetos, por lo que es fundamental que exista consenso acerca de los discursos y las prácticas, tanto en el hogar como en el colegio. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos no sucede esta sincronización entre los procesos de aprendizaje vivenciados en el hogar y los planes de estudios con respecto a estos temas, por lo que el equipo profesional debe prestar especial atención al momento de trabajar estas temáticas, respetando los planteamientos propios de la familia y los del establecimiento educacional. Por otra parte, “cabe recalcar, que la experiencia de la sexualidad en los espacios de diversión propios de la cultura juvenil es un fenómeno que ha sido considerado muy pocas veces a la hora de construir políticas preventivas dirigidas al mundo juvenil de Chile […]. En síntesis, el conocimiento de tendencias de la sexualidad juvenil plantea un desafío para las políticas de prevención dirigidas a jóvenes en términos de desarrollar estrategias de acercamiento […] que consideren sus contextos cotidianos de encuentros y sus propios escenarios de acercamiento a la sexualidad (el barrio, el carrete) promoviendo en cada actor el desarrollo de una cultura preventiva basada en una lógica individual de prevención y gestión de riesgo” (Instituto Nacional de la Juventud, 2006, p. 26). En relación con lo anterior, resulta de especial relevancia abordar ciertas temáticas que favorezcan el autocuidado y una vida saludable en los usuarios del Programa A Tiempo, realizando talleres psicoeducativos donde se trabajen aspectos vinculados a la salud sexual y reproductiva, logrando que se puedan comprender e interiorizar conceptos como intimidad y límites personales, aplicándolos tanto al cuerpo como a la forma de relacionarse con los demás, promoviendo de esta forma una cultura del autocuidado. Es así que el rol del equipo profesional es propiciar instancias de conversación entre los usuarios del Programa, promocionando espacios que estén relacionados con el conocimiento personal, y en donde se compartan experiencias y visiones
VARIABLES INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 45 tanto individuales como grupales, favoreciendo el crecimiento y desarrollo de los adolescentes, además de colaborar con la sensibilización del tema y con la desmitificación de diversos tabúes que aún persisten, en conjunto con el trabajo respecto a los prejuicios que hay en relación a la sexualidad y la afectividad (Mancilla, 2008). Por último, es posible que muchos de los equipos profesionales encuentren en los adolescentes conductas de riesgo vinculadas a la sexualidad, tales como: relaciones sexuales sin preservativo, encuentros con personas conocidas a través de Internet, promiscuidad, entre otras, por lo que deben estar preparados para abordar estas situaciones y orientar a los adolescentes hacia una sexualidad basada en el autocuidado. Ahora bien, en aquellos casos en que se presente una vulneración de derechos de los usuarios (abuso sexual o violación), o la presencia de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), se recomienda realizar la referencia asistida a la red de salud u organismo pertinente.
5.
Contexto sociocultural El contexto donde se desenvuelve un sujeto enmarca la forma cómo se deberá intervenir, ya que las determinaciones y las formas de vivir en cada sociedad/ cultura/lugar van a condicionar las expresiones de ser. En este sentido, es necesario atender a los significados que puedan presentar distintas conductas de riesgo, como el consumo de drogas en los usuarios del Programa A Tiempo, ya que podría suceder que en algunos sectores (o barrios) el tráfico y el consumo fuesen significados como algo favorablemente valorado (CONACE, 2007b). Lo anterior implica que el equipo profesional debe conocer los escenarios específicos donde interactúan los grupos de riesgo, ya que esta información permite adaptar y hacer pertinentes las intervenciones. Para ello se requiere de una adecuada comprensión del sector donde se inserta el establecimiento educacional, pudiendo recolectar la mayor cantidad de información relacionada con las causas y particularidades que asume el consumo de drogas. Esto implica una gran flexibilidad de parte del equipo profesional, ya que debe efectuar las adecuaciones necesarias desde el punto de vista de conceptos y metodologías, según el establecimiento educacional y los requerimientos de los usuarios seleccionados.
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En resumen, la variable de contexto sociocultural nos permite adecuar y hacer pertinentes las intervenciones que se diseñarán e implementarán en el grupo de adolescentes, ya que:
· Permite comprender las diversas identidades y cosmovisiones socioculturales (género,
condiciones
socioeconómicas,
pertenencia
territorial
y/o
comunitaria del adolescente y de la familia).
· Permite generar una mayor comprensión de los sentidos del consumo de drogas y alcohol en los diferentes contextos (social, grupal y familiar).
Para finalizar, cabe recordar que la mayoría de los establecimientos educacionales en los que se implementa el Programa se encuentran situados en sectores de alta vulnerabilidad, por lo que es necesario conocer las historias, discursos y las diversas construcciones sociales en torno a estos contextos en particular.
6.
Vulnerabilidad social La noción de vulnerabilidad se encuentra presente en gran parte de las conceptualizaciones que hacen referencia a programas sociales dirigidos a poblaciones en riesgo, especialmente en el trabajo con niños, adolescentes y jóvenes, ya que alude a una serie de circunstancias que afectan el desarrollo de individuos, grupos o comunidades (CONACE, 2008a). La definición más sencilla del concepto “vulnerable” es: “que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente” (Diccionario de la Lengua Española, 1992, p. 2.110), sin embargo, en este Programa se utilizará la siguiente definición: “la vulnerabilidad es la dificultad o incapacidad [transitoria] de resistencia cuando se presenta un fenómeno amenazante, o la dificultad o incapacidad [transitoria] para reponerse después de que ha ocurrido un evento desastroso” (United Nations ONU, 2004, p. 42). De este modo, la vulnerabilidad es una condición dinámica que depende de diferentes factores, tales como la edad y la salud de los sujetos, las condiciones higiénicas y ambientales, así como la calidad y condiciones de la vivienda y su ubicación en relación con las amenazas. Por ejemplo, las familias de escasos recursos económicos muchas veces ocupan zonas de alto riesgo alrededor de las ciudades, porque no tienen suficientes opciones de elegir lugares más seguros (y mejor ubicados); a esto se le llama vulnerabilidad económica.
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 47 Diversos autores han mostrado evidencias empíricas de que un nivel socioeconómico bajo va, frecuentemente, acompañado de una multiplicación de riesgos para los sujetos, los cuales pueden incluir las áreas psicológicas y sociales. Estas situaciones suelen concentrarse en grandes ciudades y en determinados sectores geográficos, donde se genera una condición de vulnerabilidad asociada a privaciones materiales y/o a la dificultad de acceso a la provisión de servicios sociales de calidad (Sameroff et al., 1987, en Bradley et al., 1994). Otro ejemplo son aquellas viviendas de madera que, a veces, tienen menor peligro de derrumbarse ante un sismo, pero pueden ser más vulnerables a un incendio o un temporal, lo cual denota que una misma característica puede ser, por una parte, gestora de vulnerabilidad, como, a su vez, no serlo. Es por esto que se deben comprender de forma integral todos los factores presentes (tanto los de contexto como los históricos) que existen en un sector o barrio determinado para, así, poder evaluar cuáles son aquellas situaciones o variables que pueden aumentar la vulnerabilidad de las comunidades y las personas frente a las amenazas. Ahora bien, y en relación con lo anterior, una comunidad organizada y bien informada, donde la gente se reúne para hablar y se organiza sobre lo que va a hacer ante posibles amenazas (ya sean de carácter natural o social), es menos vulnerable que una comunidad en donde sus integrantes no se conocen o no se organizan entre ellos, desconociendo cuáles son las amenazas que la rodean y/o ignorando cómo responder ante ellas. Del mismo modo, una persona que conoce sus propios recursos, sabiendo cómo administrarlos y optimizarlos, puede desarrollar estrategias que le permitan afrontar de una forma más exitosa diversos factores de riesgo que, potencialmente, podrían situarlo en una condición de vulnerabilidad. La vulnerabilidad social puede originarse cuando algunos de los miembros de una determinada localidad desarrollan conductas violentas, muchas veces asociadas a la delincuencia o al consumo y/o tráfico de drogas, lo que debilita o fragmenta la cohesión social, ya que se genera una diferenciación entre aquellas personas que están incluidas socialmente en estas actividades y las que aparecen en una situación de exclusión respecto a participar de este tipo de conductas.
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Esto puede producir una profunda inseguridad de los sujetos en relación a su entorno, imponiéndose el temor y perdiéndose la sensación de control sobre él, así como sobre las relaciones con los demás y sobre su propio destino. Se establece, de esta manera, un distanciamiento con la comunidad y un deterioro de la convivencia vecinal, lo que aísla a las personas y termina aumentando su nivel de vulnerabilidad. Por ello, en estos contextos se debería potenciar la organización y cohesión grupal de aquellos que se sienten excluidos, promoviendo relaciones positivas de vecindad y desarrollando recursos comunitarios suficientes, a través del conocimiento y accesibilidad a los mismos (CONACE, 2007b). Es por esto que el trabajo preventivo en contextos de vulnerabilidad implica conocer y apoyarse en las políticas sociales de manera integrada, e implementar acciones focalizadas en fenómenos específicos que favorezcan la integración social. Por lo tanto, se deben incorporar las dimensiones psicosociales, educacionales y familiares, estableciendo nuevas estrategias para enfrentar la desigualdad y la desventaja social, y no sólo el tradicional enfrentamiento vinculado a la pobreza. Por otra parte, en los adolescentes que se desarrollan en contextos de vulnerabilidad social, se aprecia la relación entre los aspectos deficitarios del ambiente y las potencialidades de los sujetos, las que pueden verse amplificadas o inhibidas por los distintos factores de riesgo del contexto, afectando la salud física y mental de los adolescentes (CONACE, 2008a). Generalmente estas dificultades asociadas a la vulnerabilidad están cruzadas por aspectos ligados al abandono y a los malos tratos, en donde pueden aparecer adolescentes con las siguientes características: “impresión de no pertenecer al grupo familiar, cambios imprevisibles de conducta, saltos de humor permanentes, intensidad de reacciones afectivas —tanto positivas como negativas—, reivindicaciones brutales y alta agresividad” (Chartier, 1999, en CONACE, 2007b, p. 27).
VARIABLES INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 49
7.
Integración social Dentro de las perspectivas convencionales o economicistas del desarrollo, la integración social se ha comprendido como “la uniformidad de las relaciones sociales, mediante el establecimiento de políticas y programas de desarrollo de carácter totalizante y uniforme para el todo social” (Sierra, 2001, p. 19). Así, el concepto de integración se ha relacionado más bien con la imitación de modelos de desarrollo y de sociedad, prescindiendo de los aspectos socioculturales y de las dinámicas históricas de los países y regiones. Por lo tanto, en estos modelos convencionales de desarrollo no se reconoce el papel de la cultura y de la tradición como formas de integración, más bien estas se presentan como obstáculos que hay que superar. En esta perspectiva, la integración se genera por el funcionamiento adecuado de las estructuras sociales. (Baruni et al., 1994). Es así que estos modelos (o estilos) de desarrollo convencionales no han podido convertirse en un fundamento que genere un proceso de integración social sino, por el contrario, han agudizado los problemas de exclusión. Como menciona Fernando Calderón: “la modernidad propia del ciclo industrial ha sido un proceso histórico limitado, pues no ha logrado la integración plena de la sociedad como producto de su propia creatividad” (Calderón, 1995, p. 45). De esta manera, los procesos de modernización en América Latina han sido percibidos (por gran parte de la población) como algo que se ha inducido de forma exógena, por lo que el proceso de integración social ha estado sometido a criterios de uniformidad y unidireccionalidad de todos los sectores, grupos y organizaciones, estableciendo un orden de carácter vertical y segmentado, donde rara vez se han asumido las identidades y diferencias de los distintos segmentos sociales, situación que ha terminado por potenciar la condición de vulnerabilidad social en muchos países. En este sentido es necesario complejizar la noción de participación social a partir del concepto de integración social, el que se entiende como: “un proceso en el cual la calidad de las relaciones existentes entre las diferentes unidades sociales autónomas cambia (clanes familiares, tribus,
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ciudades, sindicatos, partidos políticos, etc.) de tal modo que llega a reducir la autonomía de todas y cada una de ellas, y la integra en un conjunto mucho más amplio del que forman parte” (Villaseca, 1994, en Sierra, 2001, p. 19). La connotación más relevante de esta definición es que las unidades sociales (y, por lo tanto, las personas) pierden la autonomía, generando un elemento aglutinante y superior de la sociedad. Es así como la problemática de la integración se expresa, sobre todo, en relación a tres modos de cómo las sociedades producen y reproducen sus elementos aglutinadores, los cuales se convierten en el centro de la vida social. Estas formas giran en torno a las estructuras básicas de una sociedad: la cultura, la política y el mercado. En cada una de ellas se gestan elementos que hacen posible que grupos de personas se integren o, en el peor de los casos, se excluyan socialmente. Actualmente existen, por lo menos, tres diferentes modos de entender el concepto de integración social. Para algunos autores es un proceso incluyente que supone igualdad de oportunidades para todos. De esta forma, “integrarse más” implicaría más oportunidades de mejorar la vida. Para otros, en cambio, el incremento de la integración tiene la connotación negativa de estar evocando la imagen de una indeseable imposición de uniformidad. Por último, hay quienes piensan que “integración” no supone necesariamente un estado positivo o negativo, sino tan solo un modo de describir, en una sociedad dada, pautas establecidas de relaciones societales (Sierra, 2001). En relación con lo anterior, lo importante es visualizar o generar una propuesta desde el desarrollo humano sostenible, como un modo de integración social que logre superar la dialéctica establecida por otros estilos de desarrollo entre integrados y excluidos, los cuales tienen una fuerte estabilidad cultural que refuerza este patrón de exclusión e inequidad, y que plantean enormes problemas para erradicar la pobreza y alcanzar un desarrollo realmente centrado en las personas y sostenible en el tiempo (Calderón, 1995). Desde la perspectiva del desarrollo humano sostenible, la integración social tiene que ver con el rango de oportunidades que una sociedad genera y distribuye en una lógica de equidad entre todos y cada uno de sus ciudadanos, entendiendo que lo relevante es rescatar los aspectos positivos de la cultura y de la tradición como formas de integración, focalizando los aspectos que han promovido y sistematizado procesos de exclusión. Así, una sociedad integrada es aquella en la cual la población se comporta según patrones socialmente aceptados en torno a la calidad de vida, y donde existe un equilibrio entre
Variables INVOLUCRADAS EN EL TRABAJO CON LOS ADOLESCENTES / 51 las metas culturales, la estructura de oportunidades de que se dispone para alcanzarla y la formación de capacidades humanas para hacer uso de tales oportunidades (Sierra, 2001). El fin último de la integración es generar un proceso sostenido de creencias, acciones y disposiciones tendientes a la construcción de posibilidades para el desarrollo y mantenimiento del bienestar integral, la autodeterminación y el equilibrio, tanto individual como colectivo. Asimismo, este proceso debe tender a originar acciones orientadas al sostenimiento del bienestar en la cotidianeidad y a la evaluación crítica de las condiciones sociales estructurales, para que permitan la utilización efectiva de las instituciones y redes de apoyo disponibles. Esto favorece que las personas puedan constituirse en ciudadanos activos en la demanda de mejoras en su calidad de vida. Para conseguir lo anterior, el Programa A Tiempo busca orientar e involucrar a los adolescentes (sus familias y establecimientos educacionales) hacia la actividad cívica y la participación política que operacionalice una mirada de la integración social de carácter democrática y participativa (Mouffe, 2005), considerando a los estudiantes como ciudadanos activos que tienen la capacidad de comprender su contexto y vincularse activamente con él, pudiendo de esta forma producir transformaciones junto a otros, cuando sea necesario (Giroux, 2006). En este contexto, cabe recordar la definición de prevención que presenta este documento, la que se encuentra en perfecta sintonía con lo dicho hasta ahora, ya que la prevención es “un proceso activo de implementación de iniciativas tendientes a modificar y mejorar la formación integral y la calidad de vida de los individuos […]” (Martín, 1995, en Becoña, 2002, p. 55). Esto no hace más que remarcar que la integración social se alcanza a través del bienestar o la calidad de vida, el involucramiento con la comunidad y el ejercicio de los deberes y derechos ciudadanos de las personas (Best y Laudet, 2010, en CONACE, 2011).
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TRA BA JO P R E V E N T I VO CON A D OLESC E N TES
■ El trabajo con adolescentes debe considerar la etapa del ciclo vital en que se encuentra el sujeto, ya que es en este periodo donde se manifiestan importantes cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales, por lo que sus necesidades y demandas son específicas, más aún si se encuentran en contextos de vulnerabilidad social. Estas características del desarrollo de los adolescentes y sus problemáticas biopsicosociales demandan una respuesta diferente por parte del equipo profesional, quienes deben ajustar el trabajo a las necesidades individuales de esta población en particular y de sus familias. Del mismo modo, cuando existe un consumo de alcohol y/o de otras sustancias en esta etapa del desarrollo, los adolescentes le entregan una significación y características específicas distintas a las que se dan en la etapa adulta (National Institute on Drug Abusive, 2006), razón por la cual, cuando se realiza un trabajo preventivo en esta población, se debe tener en cuenta la aplicación de un modelo comprensivo, el que requiere establecer un marco conceptual y metodológico que propenda a reorientar el desarrollo integral del adolescente que ha sido afectado por las condiciones psicosociales negativas en las cuales ha debido crecer (CONACE, 2007b). Este modelo reconoce el proceso evolutivo en el que se encuentra el adolescente y la perspectiva de género como variables insustituibles en la comprensión y el trabajo de esta problemática (CONACE, 2007b), ya que la adquisición de capacidades, la autoestima y autovalía, los cambios y su relación con el mundo, van originando preocupaciones y tensiones que en muchas oportunidades se manifiestan en conductas de carácter desadaptativo, como el consumo de alcohol o drogas. Este tipo de respuestas muchas veces son incomprensibles para
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el mundo adulto, pero para el adolescente se vivencian y significan como cambios que afectan profundamente su vida personal y social. A su vez, es interesante incorporar también el enfoque de competencias como la visión de que el desarrollo de las personas se basa en sus recursos psicológicos y sociales, y no en sus déficits (CONACE, 2007b). Esto debe llevar a los equipos a focalizarse en aquellos elementos y capacidades positivos de los adolescentes, que quizás no se hacen evidentes o que han sido reprimidos por un contexto adverso, potenciando y promoviendo modalidades adaptativas y de resolución de desafíos que le permita a los profesionales fomentar el vínculo con el adolescente, además de aportar a su propia resignificación como persona. Como se mencionó en capítulos anteriores, existe amplia evidencia que indica que a mayor concentración de factores de riesgo, mayor es la posibilidad de presentar conductas de riesgo. Entre estas se cuenta el consumo de drogas y alcohol, particularmente en población adolescente (France & Utting, 2005). Con el objeto de reducir el impacto que pueda tener esta acumulación de factores de riesgo en la persona, su familia y entorno significativo, es que se busca desarrollar un trabajo preventivo que considere la implementación de un conjunto de acciones y servicios determinados, tales como:
· · · ·
Consejería individual. Actividades grupales. Orientación o asesoría familiar. Vinculación con la red de apoyo.
Todas estas acciones preventivas son explicadas en detalle más adelante, sin embargo, es importante señalar algunos aspectos relevantes en este capítulo. A lo largo de todo el proceso de trabajo con los usuarios, más allá del tipo de acción preventiva a realizar, es necesario mantener un acompañamiento personalizado de acuerdo al perfil del adolescente y en relación a las necesidades de cada uno de los grupos que se formen, siendo un acompañamiento que intencione constantemente las estrategias que fueron construidas en conjunto entre el equipo profesional y el usuario en el Plan de Intervención Individual. En relación con lo anterior, cabe destacar que el trabajo de la consejería individual es, sin duda, sinérgico con el trabajo que se realiza con el grupo, acompañándose y reforzándose mutuamente a través de las instancias de vinculación con la red de apoyo y la orientación/asesoría familiar, por lo que cuando se hace mención al trabajo preventivo, se está haciendo referencia a un trabajo articulado, donde el fin es potenciar en los usuarios la gestión de pautas de autocuidado y el desarrollo de competencias, promoviendo así el aumento en su calidad de vida.
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Entre los beneficios que se asocian a un trabajo preventivo oportuno con adolescentes se encuentran:
·
Actuar sobre factores de riesgo, con el objeto de disminuir o retrasar la posibilidad de aparición de conductas de riesgo.
·
Evitar o disminuir las barreras que ponen los factores de riesgo para que una persona desarrolle su potencial.
·
Reducir los costos que implica que una persona ingrese a tratamiento y/o desarrolle un problema de salud de carácter crónico.
1.
Objetivo del trabajo preventivo Detectar de manera temprana factores de riesgo y factores de protección, y/o la presencia de conductas de riesgo asociados al consumo de alguna sustancia, con el fin de implementar las acciones preventivas necesarias para evitar o disminuir la posibilidad de la aparición de la conducta de riesgo, pudiendo, cuando así corresponda, facilitar el acceso de los usuarios a confirmación diagnóstica y tratamiento de manera oportuna.
2.
a.
Principios orientadores del trabajo preventivo dirigido a adolescentes Enfoque contextual. Se debe tener en cuenta que el trabajo preventivo se realizará a través de la implementación de este Programa y se focalizará exclusivamente en establecimientos educacionales identificados como vulnerables. Esto tiene como propósito fortalecer a estos espacios de convivencia como un factor protector ante potenciales conductas de riesgo, ya que los establecimientos educacionales se reconocen como un espacio privilegiado (Faggiano, Vigna-Taglianti, Versino, Zambon, Borraccino y Lemma, 2007) para el fomento de una cultura preventiva, entre otras razones porque:
· Ofrece la manera más eficiente y sistemática para llegar a los niños y jóvenes.
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· Permite implementar un amplio espectro de políticas educativas. · La prevención del uso de sustancias debe comenzar tempranamente, antes
que las creencias y expectativas sobre su uso se establezcan en los jóvenes.
b. Enfoque de competencias. Hace referencia al proceso en el que una persona aprende no solo a memorizar contenidos o saberes, sino que desarrolla la posibilidad de actuar de manera pertinente en contextos particulares, siendo capaz de seleccionar y movilizar un doble equipamiento de recursos: personales y de contextos. Esto permite enfrentar y resolver problemas situados e históricos (ya sean de naturaleza técnica o moral), estando en condiciones de dar argumentos y fundamentos de las decisiones que se adopten, haciéndose cargo de los efectos de las mismas. En definitiva, se sostiene que las competencias son una construcción individual y colectiva que expresa una atribución y no un atributo, de forma contextualizada antes que abstracta (Troncoso & Hawes, 2007; LeBoterf, 2004). c. Formación ciudadana. La ciudadanía no se limita a un estatus legal o al reconocimiento de derechos y deberes por parte de las personas, sino que involucra promover una orientación hacia lo público, desarrollando la actividad cívica y la participación política, fortaleciendo un enfoque democrático y participativo (Mouffe, 2005). Se considera como ciudadano activo a alguien que tiene la capacidad de comprender su contexto y vincularse activamente con él, produciendo transformaciones junto a otros ciudadanos cuando sea necesario (Giroux, 2006). d. Dimensión del desarrollo. Es particularmente importante considerar que los adolescentes se encuentran en una etapa del desarrollo que se caracteriza por la necesidad de construir la propia identidad, por lo que cualquier tipo de trabajo preventivo debe considerar las características propias de esta etapa del desarrollo ya que, como se mencionó anteriormente, esta población en particular es más susceptible a desarrollar conductas de riesgo, por lo que se recomienda que la metodología de trabajo se centre en las experiencias de logro, marcando el acento en las capacidades y potencialidades que favorezcan el desarrollo saludable de la persona, más que en perturbaciones, carencias y déficits. e. Vida saludable. Es un proceso sostenido de creencias, acciones y disposiciones que posibilitan y construyen el desarrollo y mantenimiento del bienestar integral, la autodeterminación y el equilibrio, tanto individual como colectivo, por lo que
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el desarrollo de un estilo de vida saludable es un proceso dinámico, y se asocia a las interacciones que se producen entre el individuo (en tanto ámbitos físicos, biológicos, psicológicos y espirituales) y las esferas social, cultural, política y económica. Es así que estas interacciones contribuyen a generar condiciones para la promoción de la salud, ya que la vida saludable se basa en el desarrollo del bienestar individual y colectivo día a día, mediante un proceso de evaluación constante de los factores que intervienen en esta. Hay que destacar la importancia de las redes sociales de apoyo disponibles y del ejercicio de una ciudadanía activa, como parte importante del desarrollo de la vida saludable y una mejor calidad de vida de las personas. f.
Trabajo en red. El trabajo intersectorial en red demanda la identificación de los actores públicos y no gubernamentales presentes en la comuna en que reside el usuario, pudiendo así establecer acuerdos que definan los roles de cada agente, de modo de establecer sus funciones y aportes específicos. Esto facilitará organizar una respuesta articulada y coherente de parte de los diversos servicios públicos, en caso de ser requeridos, lo que favorecerá el logro de resultados, todo lo cual ayudará a prevenir la sobreintervención.
g.
sustentabilidad y continuidad del trabajo preventivo. Se desarrollarán acciones que involucren intervenciones más extensas que las que se consideran para prevención universal. Lo recomendado es que el periodo de implementación de las acciones preventivas dure un mínimo de ocho meses. Esto permitirá aumentar la percepción de riesgo del consumo de sustancias, evitar la aparición del mismo y promover cambios conductuales estables en los sujetos, que permitan un adecuado proceso de integración social.
3. a.
Ejes centrales para el trabajo preventivo Formación integral. Este eje se orienta al desarrollo de instancias de diálogo y reflexión respecto de problemáticas de interés, tales como sexualidad, salud, desarrollo integral, así como el desarrollo de habilidades personales a través de talleres y otras instancias. Para ello deben utilizarse las herramientas y experiencias disponibles en diferentes sectores (educación, salud, trabajo, entre otros).
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b. Trabajo con el establecimiento educacional. Este eje se orienta al trabajo con los establecimientos educacionales contribuyendo a mejorar sus competencias preventivas y aumentando factores protectores institucionales e individuales, y disminuyendo factores de riesgo. Así se promueve el desarrollo de una cultura preventiva que influye en los estudiantes, docentes, directivos y en todos los actores de la comunidad escolar, por lo que se deben desarrollar estrategias asociadas al refuerzo de competencias personales y grupales, definiendo formas saludables de enfrentar situaciones de riesgo existentes y futuras. c. Actividades grupales. Estas actividades generalmente despiertan alto interés en la población adolescente debido a la etapa del desarrollo del ciclo vital en que se encuentran, donde el grupo de pares comienza a adquirir cada vez mayor relevancia, por lo que se deben recoger las necesidades de los participantes, estructurándolas en torno a la promoción y potenciación de competencias. d. Consejería individual. Constituye un proceso colaborativo que facilita el progreso del estudiante hacia las metas y objetivos determinados en conjunto con la dupla psicosocial en el Plan de Intervención Individual. La consejería incluye métodos que son sensibles a las características individuales del usuario y reconoce la influencia de otras personas significativas, así como el contexto social y cultural. La competencia en consejería se construye basándose en un entendimiento, apreciación y habilidad del uso apropiado de las contribuciones de todos los involucrados, según sea su aporte a las modalidades del cuidado para individuos, grupos, familias, parejas y otras personas significativas. e. Acciones psicoeducativas. El desarrollo de estas acciones busca potenciar los recursos y los factores protectores de los estudiantes. No se trata de una intervención desde una óptica clínica, entendiendo que aquellos casos más complejos o de mayor compromiso deberán ser referidos a la red social de apoyo pertinente para una atención especializada. Este trabajo debe orientarse en el marco de un apoyo y contención en el marco del proyecto de vida del usuario, estableciendo objetivos realistas y adecuados, tanto a las características y condiciones del contexto como del equipo profesional responsable, de manera que sean posibles de llevar a cabo en el tiempo estimado.
TRABAJO PREVENTIVO CON ADOLESCENTES / 59
Finalmente, es importante destacar algunas conclusiones derivadas de la evidencia en relación a la eficacia de los programas de prevención selectiva. Esta plantea que cuando las acciones preventivas no se limitan solo a abordar el uso de drogas como problema prioritario, ni se somete a los usuarios a juicios morales o se les fuerza a participar contra su voluntad, sino que se les ofrece asesoramiento y orientación de forma respetuosa —entregando un apoyo extensivo al conjunto de sus problemas y condiciones de vida, tomando en consideración tanto sus experiencias como sus deseos, y planteando opciones en lugar de exigencias—, se consigue potenciar el trabajo preventivo, aumentando las posibilidades de eficacia en este tipo de trabajo (Becoña, 2002). A su vez, la investigación de Miller y Rollnick (Miller y Rollnick, 1999) ha demostrado que pueden realizarse acciones específicas para movilizar a los usuarios hacia la percepción de riesgo y la consideración de cambiar las conductas de riesgo y, eventualmente, disminuir e interrumpir comportamientos problemáticos. Por lo tanto, y basados en la evidencia recolectada, todo programa de prevención selectiva debe incluir estrategias motivacionales para movilizar a los usuarios hacia el cambio, las cuales actualmente se encuentran ampliamente validadas por la investigación científica (Zweben & Zuckoff, 2002). Dichas estrategias pueden implementarse a través de actividades grupales secuenciadas que promuevan la reflexión de los usuarios respecto a sí mismos y sus circunstancias actuales (Velásquez et al., 2001), o de intervenciones muy personalizadas efectuadas en consejerías individuales (Miller, 1995; Miller y Rollnick, 1999, 2002).
/ 61
I MPLE M E N TAC I ÓN D E L PROG RA MA
■ El desarrollo de este Programa se realizará al interior de los establecimientos educacionales, tanto de enseñanza básica como media, pertenecientes al Programa Chile Previene en la Escuela (CHPE) y focalizados por SENDA Previene en la Comunidad, con el propósito de identificar aquellos casos que por acumulación de factores de riesgo al consumo de drogas, con presencia o no de conducta de riesgo de consumo, requieren de acciones de mayor duración y profundidad, a fin de disminuir la probabilidad de que presenten conductas de alto riesgo, de no mediar intervención. A continuación se detallan los pasos e instancias necesarios para un adecuado proceso de implementación del Programa.
1.
Usuarios La población objetivo de este Programa la constituyen adolescentes* de 7°, 8° básico y 1°, 2° medio pertenecientes a establecimientos educacionales con diagnóstico CHPE y focalizados por el Programa SENDA Previene en la Comunidad que consideren criterios de vulnerabilidad, tales como un porcentaje IVE SINAE** superior al 70%, Ley SEP, entre otros, que presenten acumulación de factores de riesgo relacionados con el consumo de sustancias. Cada comuna trabajará con un grupo de usuarios, con quienes se desarrollarán intervenciones de carácter individual, las cuales serán complementadas según
*
Según la OMS se entenderá por adolescencia el periodo comprendido entre los 10 y 19 años.
** El IVE-SINAE es un indicador otorgado por el Sistema Nacional de Asignación con Equidad (JUNAEB) y que refleja la condición de riesgo asociada a los estudiantes de cada establecimiento. IVE: Índice de Vulneración Escolar.
62 / A TIEMPO /
las necesidades detectadas en cada usuario con actividades de carácter grupal y/o orientaciones familiares a través de talleres o visitas domiciliarias. A su vez, las acciones preventivas se enriquecerán a través del trabajo integrado con los establecimientos educacionales y los organismos pertenecientes a la red social donde se encuentren insertos el estudiante y su familia.
2.
Actores claves del Programa El Programa A Tiempo se enmarca dentro de la gestión de la División Programática de SENDA, particularmente en su Área Técnica en Prevención. Se desarrolla en estrecha relación con las estructuras que la institución posee para el desarrollo de su gestión preventiva en el país.
sEnDA nACiOnAL Área Técnica en Prenvención UniDAD DE EDUCACión (Establece orientaciones de intervención y monitoreo. Entrega asesoría técnica)
sEnDA REGiOnAL
mUniCiPiO
(Procura la implementación de la intervención y orientaciones técnicas)
Administra recursos y provee de logística para la implementación
EQUiPO PROFEsiOnAL (Desarrolla las intervenciones)
Establecimiento educacional
Establecimiento educacional
Establecimiento educacional
A partir de este marco se presenta el flujo de trabajo específico del Programa A Tiempo.
Actividades Grupales
Consejería individual
Consentimiento y asentimiento informado
Trabajo con la red
Trabajo con establecimiento educacional
Profundización diagnóstica
nO
nO SÍ
REFERENCIA ASISTIDA
PREVENCIÓN UNIVERSAl
TAmiZAJE
Orientación/ Asesoría familiar
Acciones Preventivas
Instalación dupla en redes comunales
Focalización de establecimientos educacionales
Flujograma
Instalación dupla en establecimiento educacional
3.
Evaluación Final REPORTE FINAL INFORME DE PROCESOS Y RESULTADOS INFORMES DE LA RED
COnsTRUCCión PLAn DE inTERVEnCión inDiViDUAL
Seguimiento
SÍ
IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA / 63
64 / A TIEMPO /
4.
Instalación del Programa
4.1
ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES
a.
Focalización
Focalización de establecimientos. Los establecimientos educacionales que se intervendrán pertenecen al Sistema Integrado Chile Previene en la Escuela (CHPE), el cual es un modelo que articula los programas de prevención y otras acciones en los establecimientos, buscando ordenar las intervenciones que se insertan en los espacios educativos. Estos establecimientos se caracterizan por estar focalizados por el municipio y contar con un IVE SINAE superior a 70%. La selección de los establecimientos educacionales será realizada por el nivel regional de SENDA, en función del cumplimiento de criterios de focalización ya mencionados. De acuerdo a la experiencia de implementación, cabe señalar que el número mínimo de establecimientos recomendados para que un equipo profesional implemente el programa es de tres, siendo el máximo cuatro. Esta fluctuación deberá considerar los criterios de focalización aplicados a la realidad local en que se aplique el Programa.
Focalización de cursos. El trabajo preventivo se realizará con estudiantes que estén cursando 7° y 8° básico, y 1° y 2° medio. No obstante, si se trabaja en colegios básicos, se deberá priorizar la intervención en 7° básico. Si se desea trabajar con 8° básico, se sugiere hacerlo en establecimientos que tengan educación media. Lo anterior intenciona la posibilidad de hacer seguimiento de los casos trabajados. En relación con lo anterior, se pesquisarán a los estudiantes correspondientes a los niveles de 7° y 8° básico (y 1° y 2° medio en los casos que corresponda) con el propósito de identificar mediante un proceso de tamizaje aquellos casos que, por acumulación de factores de riesgo al consumo de drogas y/o por presencia de la conducta de riesgo de consumo, requieren de acciones de mayor duración y profundidad, a fin de disminuir la probabilidad de que presenten conductas de alto riesgo de no mediar intervención.
Implementación del programa / 65
b.
Instalación de los profesionales
Los profesionales que intervienen en las diversas comunas deberán insertarse en los establecimientos educacionales a través de cada municipio y con apoyo de SENDA Previene en la Comunidad, ya que se deberán solicitar los permisos correspondientes, siguiendo los canales regulares de comunicación con cada establecimiento educacional. En relación con lo anterior, se sugiere al equipo profesional del Programa desarrollar acciones de instalación con el propósito de presentar, sensibilizar y capacitar tanto en el funcionamiento del Programa, como en temáticas asociadas a la prevención selectiva del consumo de drogas (en general), a todos aquellos actores claves pertinentes para el funcionamiento efectivo del Programa.
c.
Acciones en el establecimiento educacional
Las acciones a realizar para la instalación del Programa se centrarán en la sensibilización y habilitación del establecimiento para la ejecución del mismo, así como también la identificación de espacios y actores claves para la ejecución del trabajo preventivo. Para esto se recomienda coordinar en una primera instancia reuniones con el cuerpo directivo, inspectoría y orientador de cada establecimiento, para posteriormente propiciar encuentros con los profesores jefes y otros agentes educativos interesados, donde se les explicará la metodología del trabajo preventivo, procurando así mayor flexibilidad al momento de solicitar el uso de horas pedagógicas a los docentes. Es así que las acciones tendientes a la sensibilización involucran el contacto con los directores, jefes de UTP, orientadores y profesores jefes de los cursos anteriormente mencionados. Ello incluye:
· Presentación del Programa. · Presentación de factores de
riesgo y protección que se abordan en la
prevención del consumo de drogas y alcohol.
· Consensuar
los alcances de la implementación del Programa en el
establecimiento.
66 / A tiempo /
Las acciones tendientes a la identificación de actores claves para la implementación, así como los espacios propicios para esta, se realizarán a través de las reuniones de sensibilización y presentación del Programa. Esto permitirá, además, facilitar el avance de las intervenciones al interior de los establecimientos, el reconocimiento de la infraestructura de trabajo y todas aquellas acciones tendientes a preparar las siguientes fases del trabajo preventivo. 4.2 Articulación de redes Todo trabajo preventivo, tanto en población general como con adolescentes en condición de vulnerabilidad, requiere de una articulación de las redes de apoyo comunales y gubernamentales existentes en el territorio donde se implementarán las acciones preventivas, que permita entregar una respuesta integral a las posibles problemáticas que puedan presentar los usuarios. En este sentido, se entenderá como articulación de redes la organización y participación de diversas instancias y el incremento del número de actores que forman parte de los procesos orientados a enfrentar la problemática de drogas con los usuarios del Programa, tanto a nivel institucional como en la comunidad educativa, a fin de generar procesos de corresponsabilidad social respecto del consumo de drogas y alcohol. Es así que uno de los factores fundamentales del trabajo preventivo tiene relación con la articulación y complementariedad de las intervenciones, lo que se manifiesta a través de un efectivo trabajo intersectorial, tanto con organismos públicos como con agentes comunitarios y organismos de la sociedad civil. Para realizar esto es necesario entender que la red social es un conjunto bien definido de actores —individuos, grupos, organizaciones, comunidades, sociedades globales, etc.— que están vinculados entre sí a través de una o un conjunto de relaciones sociales. Esta red permite ofrecer una respuesta articulada y coherente por parte de los diversos servicios públicos que intervienen en los sectores focalizados, pudiendo de esta forma optimizar los recursos involucrados, y favorecer la integralidad y el logro de resultados, evitando la sobreintervención y minimizando el riesgo de asistencialismo con las personas.
Implementación del programa / 67
Como se mencionó con anterioridad, la intersectorialidad y el trabajo en red requieren identificar a los actores públicos gubernamentales y no gubernamentales presentes en cada sector en particular, para así poder establecer los acuerdos que definan los roles que cumplirá la dupla profesional del Programa y el resto de los equipos profesionales dispuestos en el territorio, de modo de establecer las funciones y aportes específicos que corresponden a cada dispositivo. Lo anterior implica un soporte en red y articulación a nivel local que permite abordar las dimensiones y alternativas en materia de educación, vivienda, protección de derechos, entre otros, que favorezcan los resultados de las intervenciones. Para el caso del Programa A Tiempo, el trabajo en red implica el desarrollo y/o generación de estrategias de rearticulación y fortalecimiento de vínculos entre los adolescentes con las instituciones sociales básicas (familia, escuela, servicios de salud, entre otros) que se requieran según su situación particular, con seguimientos y coordinación específica de tales procesos. Es fundamental la presencia de una red asistencial que permita a los distintos equipos profesionales apoyarse y complementar las intervenciones para cada usuario en particular. Esta red estará conformada por los distintos equipos clínicos, consultorios e instituciones de atención primaria y secundaria, servicios de urgencia, centros de especialidad, equipos especializados, entre otros. De este modo se busca promover la integración social de los estudiantes que participan del Programa, los cuales probablemente se encuentren en una condición de vulnerabilidad y de ausencia de oportunidades de participación, que de no ser abordadas, afectarán distintas áreas de su desarrollo. Especial relevancia tendrán en este sentido actores vinculados al sector de salud e infancia (OPD u otros), así como actores del quehacer municipal que permitan trabajar en conjunto con los estudiantes y sus familias. Con el fin de facilitar esta labor, se adjunta el siguiente cuadro de referencia con ejemplos para el establecimiento del mapa de actores de apoyo.
68 / A tiempo /
ACTOR
INTERÉS PARA TRABAJAR LA TEMÁTICA
Salud
Interés en desarrollar acciones de salud integral del adolescente.
OPD
Abordaje de situaciones de vulnerabilidad.
Centro Terapéutico
Alto interés en rehabilitar adolescentes con consumo problemático y disminuir daños.
IMPORTANCIA
INFLUENCIA
RECURSOS
Alta importancia.
Alta influencia Altos en el recursos municipio financieros y y baja en el humanos. área.
Alta importancia.
Altos recursos humanos para la prevención y control.
Alta importancia.
Poca influencia en el área.
NECESIDAD DEL PROGRAMA A TIEMPO
Referencia en casos de Altos consumo Alta influencia recursos problemático en el área. económicos. pesquisados por el Programa.
Se recomienda que la configuración de las redes necesarias se realice en conjunto con el equipo comunal de SENDA Previene en la Comunidad, en función de los resultados obtenidos en los procesos de Tamizaje y Diagnóstico en Profundidad aplicados a los usuarios del Programa. No obstante lo anterior, y considerando la experiencia de trabajo con adolescentes, se recomienda establecer un mapa de actores relevantes que permita dar cuenta de las atenciones que puedan ser requeridas por los adolescentes en el marco de su etapa evolutiva. Salud, educación e infancia son fundamentales para otorgar atención especializada, en caso de requerirse, ya sea para abordar aspectos de carácter más cotidiano, como la salud de los adolescentes (en donde puede considerarse la salud sexual y reproductiva) o casos más complejos, como la vulneración de derechos si es que hubiese. Por otra parte, es importante tener el marco general de organizaciones e instituciones del Estado o la sociedad civil que pudieran estar dispuestas a atender necesidades de los adolescentes en la comuna. Es necesario enfatizar que el rol del equipo de intervención es el de articular a los dispositivos institucionales que estén disponibles para los adolescentes, según el proceso de diagnóstico psicosocial que se ha llevado a cabo.
IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA / 69
La dupla deberá considerar la referencia asistida a la red de salud en caso de existir sospecha de consumo problemático o algún caso en el que el adolescente requiera un tratamiento especializado. En aquellos casos en que su complejidad así lo determine (violencia intrafamiliar grave, abuso sexual reiterado, infracción a la ley, entre otros), se deberá considerar referir al estudiante a la red SENAME (OPD, PIB, PIE, etc.) o a la que corresponda, según el caso. Con el propósito de que la referencia tenga los resultados esperados, en tanto el adolescente esté motivado para la participación de las intervenciones necesarias en otras redes de apoyo, y con el fin cumplir con los compromisos y confianzas forjados para con él/ella, se recomienda la utilización de algunas sesiones de consejería desde la perspectiva de trabajo de motivación al cambio y con técnicas de entrevista motivacional (Rollnick & Miller, 1995) para favorecer así la inclusión del estudiante en la red de apoyo. Se sugiere un estilo de consejería directiva, centrada en el sujeto, y que busque lograr un cambio de comportamiento con respecto a participar de otras instancias que pueden servirle en su problemática, ayudándole a explorar y resolver su ambivalencia en este sentido. Para los casos de sospecha de consumo problemático de drogas se recomienda no realizar más de cinco sesiones.
5.
Trabajo con usuarios
5.1
TAMIzAJE El presente capítulo exhibe los elementos centrales para la correcta aplicación del instrumento de selección de estudiantes correspondiente al Programa A
Tiempo. El objetivo del instrumento es levantar información cuantitativa en cuanto a la presencia de factores de riesgo y conductas de riesgo en los escolares de 7º básico a 2º medio en los establecimientos educacionales seleccionados. En las secciones siguientes se detallan las actividades a desarrollar para dar curso a la aplicación del instrumento.
70 / A tiempo /
a.
Escalas y puntajes de corte
El proceso para la elaboración de las escalas y puntajes de corte del Instrumento de Tamizaje contó con diversas etapas. La primera de ellas fue la conformación de una Mesa Técnica de trabajo, la que convocó la participación de profesionales de distintas áreas de SENDA: Prevención, Integración Social y Estudios. El trabajo reflexivo, en conjunto con las revisiones hechas por la Mesa Técnica, determinó que a partir del Instrumento de Tamizaje aplicado durante el año 2011, se seleccionarían los factores de riesgo que constituirían la base para el nuevo instrumento. Para esto se revisaron las 24 escalas aplicadas en este proceso, lo cual se realizó en base a un metaanálisis de las experiencias empíricas implementadas en diversos programas de SENDA, en conjunto con la revisión de material bibliográfico basado en evidencia, y un análisis factorial y de confiabilidad de cada escala. Todo este proceso culminó en la elección de seis escalas, a saber: cinco factores de riesgo y una conducta de riesgo. Posteriormente, y utilizando criterios basados en la revisión de evidencias y en la edad promedio de los individuos a los cuales se les aplica el instrumento, se establecieron los puntajes de corte para cada una de las escalas, lo que a su vez determina la presencia o ausencia del factor de riesgo en el usuario. Estos factores fueron agrupados en cuatro dimensiones. El resultado se presenta en la siguiente tabla: Dimensión
Factor de riesgo
Puntaje corte
Puntaje máximo
Bajo manejo / Involucramiento familiar.
9
20
Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol.
5
14
Baja percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas.
8
11
Actitud favorable hacia el consumo de alcohol y drogas.
5
11
Pares
Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas.
6
9
Conducta
Consumo.
9
13
Familiar
Individual
Implementación del programa / 71
Una vez obtenidos los puntajes por cada escala, se deben revisar los siguientes criterios de selección para participar en el Programa A Tiempo:
· Presencia del factor de riesgo en tres escalas. · Presencia del factor de riesgo en la dimensión de pares y en cualquier escala de la dimensión familiar.
· Presencia del factor de riesgo en dimensión de pares y en la dimensión de conducta.
b.
Consentimiento pasivo y asentimiento informado
Para que el estudiante responda el cuestionario se debe contar con el previo consentimiento de los padres, madres y/o adultos significativos y el asentimiento individual del estudiante. El consentimiento de los apoderados tiene un carácter pasivo, por lo que deberá ser entregado con una semana de antelación a la aplicación del instrumento y, en caso de no recepcionar respuesta, se entenderá que el apoderado consiente la participación de su hijo(a)/pupilo en el proceso de tamizaje. Por último, una vez recepcionado el documento por parte del establecimiento para aquellos casos en que no se consiente la participación en el proceso de tamizaje, se entregará a cada estudiante el asentimiento informado. Para ello se sugiere que el equipo profesional se reúna con cada curso antes de la aplicación del tamizaje, de manera de poder presentar el instrumento y explicar de qué trata, para qué sirve, cómo se ocupará la información, cómo se aplicará, etc. El estudiante podrá asentir (firmando) o negarse. En este caso, el equipo profesional deberá orientar hacia la aprobación del asentimiento, toda vez que los estudiantes le presenten dudas al respecto.
c.
Cuestionario autoaplicado
Está dirigido a todos los estudiantes entre 7° básico y 2° medio del establecimiento. La aplicación debe contar con orientación y supervisión directa por parte del equipo profesional a cargo. El instrumento está diseñado para que ocupe como máximo 45 minutos. El equipo profesional deberá preocuparse de mantener la intensidad de la concentración e interés de los estudiantes durante todo el proceso, vigilando para que no se copien o intercambien información. Para ello, se recomienda que haya un profesor o inspector en la sala que mantenga la disciplina; sin embargo, si este cuidador trata de responder las preguntas que hacen los estudiantes,
72 / A tiempo /
el equipo debe explicarle —amable y discretamente— que no puede resolver preguntas, porque los estudiantes pueden cohibirse al hacer preguntas a un conocido o cercano. Por esto, es deber del equipo profesional solucionar todas las dudas e inquietudes, debido a que las preguntas del instrumento deben ser respondidas exclusivamente por el estudiante. A su vez, el cuidador no deberá pasearse por la sala, ya que esto puede generar sesgo en las respuestas. Por otra parte, es el equipo profesional quien debe permanecer en la sala para verificar que los estudiantes estén contestando las preguntas, de no ser así, hay que preguntarles discretamente por qué no lo hacen y tratar de solucionar su aprensión. En el caso que algún estudiante esté contestando aleatoriamente, un integrante del equipo deberá acercarse y motivarlo respecto de la importancia que tiene el cuestionario para él y su establecimiento. Por último, a medida que los estudiantes vayan terminando, deben entregar el cuestionario, el que debe ser revisado inmediatamente para verificar que esté completo. Si faltan alternativas por marcar, deben pedirle al estudiante que por favor complete el cuestionario, explicándole que todas las preguntas son muy importantes. Nuevamente, el equipo profesional debe hacer notar la importancia que tiene el cuestionario para el propio estudiante y la posibilidad de recibir apoyo en caso de presentar algún problema, por lo que se hace indispensable que cada estudiante conteste desde su experiencia todas las preguntas.
d.
Digitación
El equipo profesional será el encargado de recibir todos los cuestionarios del curso. Estos deben guardarse en un sobre, identificando a qué curso y establecimiento educacional pertenecen. Cabe señalar que se debe velar en todo momento por la confidencialidad de la información, ya que solo los profesionales responsables pueden tener acceso a los datos recolectados. Una vez que el equipo profesional junte todos los sobres correspondientes a los establecimientos educacionales tamizados, deberá proceder a la digitación de los datos para así poder obtener los resultados de cada estudiante, determinando quién será seleccionado como usuario del Programa. 5.2 Selección de los usuarios A partir del proceso de digitación se obtendrán los resultados de los estudiantes seleccionados para integrar el Programa. Cabe recordar en este punto que la participación de cada estudiante es de carácter voluntario, por lo que al momento
Implementación del programa / 73
de informarle, la dupla deberá procurar motivar su ingreso, explicándole los pasos a seguir y los aportes que podrá recibir por pertenecer al Programa. El equipo profesional deberá tener especial precaución al momento de informar a los estudiantes que han sido seleccionados, evitando estigmatizar a los futuros usuarios, tanto con sus compañeros de clase como con el establecimiento educacional. Para esto se sugiere se haga hincapié en que este Programa es un apoyo al desarrollo de habilidades y competencias de los estudiantes, a través del fortalecimiento de diversos factores protectores. 5.3 Diagnóstico en Profundidad Luego del proceso de tamizaje, el equipo profesional comenzará a trabajar con el Diagnóstico en Profundidad, el que se realizará en dos partes, una a nivel individual y otra a nivel familiar. Con el propósito de guiar el diagnóstico, se recomienda profundizar en aquellos factores de riesgo que aparecen como presentes en los resultados del tamizaje.
a.
Diagnóstico individual
Una vez se hayan seleccionado a los posibles usuarios que participarán de las acciones preventivas, corresponderá realizar una entrevista semiestructurada de manera individual con ellos. El propósito de esto es, por una parte, complementar la información obtenida a través del tamizaje por medio de preguntas que permitan indagar y profundizar en aquellos factores de riesgo que se encuentran presentes. Por otra parte, también se busca pesquisar en los factores protectores presentes en el usuario, evaluando así cuáles son posibles de trabajar y potenciar con las futuras intervenciones. Es necesario destacar en este punto que, cuando se elaboró la dimensión individual del Instrumento de Tamizaje, se tuvo presente que se hacía referencia exclusiva al periodo del ciclo vital comprendido entre los 12 y los 16 años, por lo que los resultados deben observarse siempre desde esa perspectiva al momento de complementarlos con el diagnóstico individual. Factores de riesgo de la dimensión individual A continuación se detallará y ahondará en los factores de riesgo (agrupados por dimensión) donde se orienta el Instrumento de Tamizaje, esto con el propósito de contribuir a la profundización del diagnóstico en función de las escalas que hayan puntuado como presentes.
74 / A tiempo /
i. Baja percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas
·
Identificar o asociar distintos grados de peligros a distintas sustancias y sus tipos de consumo.
·
Sensación de peligrosidad al que se expone a sí mismo (física, emocional y/o relacional) y/o para otros (significativos y no significativos) en relación a las distintas sustancias y sus tipos de consumo.
ii. Actitud favorable hacia el consumo de alcohol y drogas
·
Consideraciones personales positivas y acciones asociadas hacia el consumo de sustancias para sí mismo.
·
Consideraciones personales positivas y acciones asociadas hacia el consumo de sustancias para con los otros.
Para complementar el diagnóstico individual, se profundizará también en la dimensión de pares, ya que como se mencionó anteriormente en este documento, es en la adolescencia cuando esta dimensión comienza a adquirir cada vez mayor relevancia. Ya que uno de los procesos más relevantes en esta fase del ciclo vital es la autodefinición —la cual se define como la identificación de las características internas y externas que el adolescente considera significativas para describirse a sí mismo—, es por lo que la influencia que puede ejercer el grupo de pares sobre el adolescente es de alta importancia. Factores de riesgo de la dimensión pares i. Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas
· ·
Los valores y normas que rigen en el grupo. Las actitudes vitales dominantes en el grupo (hedonismo, presentismo, transgresión, entre otros).
· ·
Los modelos y los signos de identificación del grupo. La influencia determinante en la participación en distintas subculturas adolescentes y juveniles cercanas al consumo.
·
La presencia/ausencia de conductas asociales (actos de vandalismo, delictivos, entre otros).
·
El grupo de iguales como espacio de consumo de sustancias.
Con el propósito de facilitar la próxima construcción del Plan de Intervención Individual, a continuación se presentan cuatro tablas donde se agrupan (según dimensión) diversos factores de riesgo que podrían estar presentes en los usuarios del Programa, y los factores protectores relacionados con estos
Implementación del programa / 75
que pueden fortalecerse durante el trabajo preventivo para, así, disminuir la presencia de los factores de riesgo (CONACE, 2005).
RELACIONES CON EL GRUPO DE PARES Relaciones con el grupo de pares
OCIO TIEMPO LIBRE Ocio yYtiempo libre
RECURSOS PERSONALES Recursos personales
Factores de riesgo
Factores de protección
FACTORES DE RIESGO
FACTORES DE PROTECCIÓN
Factores de riesgo
Factores de protección
Concepto positivo de sí mismo. · Niveles bajos de autoestima. · Concepto de sí mismo. Falta de autonomía en la acción y · · Adecuadapositivo bajos de autoestima. autoestima. · · Niveles toma de decisiones. autoestima. de autonomía en la acción y · · Adecuada · · Falta Autonomía acorde a su edad. Dificultad para asumir toma de decisiones. acorde a su edad. · · Autonomía responsabilidades. Responsabilidad. para asumir · · Dificultad Ausencia de normas y limites. · · Responsabilidad. responsabilidades. Interiorización de límites y normas. Ausencia de adultos a apoyar al Interiorización de límites y normas. de normas y limites. · · · Ausencia adolescente. · Manejo en la resolución de problemas. de adultos a apoyar al Manejo en la resolución de problemas. · · Ausencia · Incapacidad de autocontrol, adolescente. · Autocontrol emocional y conductual. impulsividad y baja tolerancia a la · Autocontrol emocional y conductual. de autocontrol, · Incapacidad · Habilidades sociales. frustración. impulsividad y baja tolerancia a la Habilidades sociales. · Actitud evasiva ante los problemas/ · Capacidad para expresar y reconocer · frustración. sentimientos. para expresar y reconocer conflictos. · Capacidad evasiva ante los · · Actitud sentimientos. Dificultad para reconocer y expresar · Tolerancia a la frustración. problemas/conflictos. sentimientos. a la frustración. · · Tolerancia Dificultad para reconocer y Disponibilidad de adultos que sirvan de · · expresar Patología psiquiátrica. sentimientos. apoyo al Disponibilidad de adultos que sirvan · de apoyo aladolescente. adolescente. Patología psiquiátrica. · Tener metas personales y proyecto de · Tener · vida.vida.metas personales y proyecto de
· NoNoestructurado. · Organizado. estructurado. Organizado. Implantación del modelo de diversas. · · ocupación · · Aficiones Implantación del modelo de Aficiones diversas. y recursos del tiempo libre Acceso a actividades · (“carretes” · · positivos ocupacióny del tiempoasociado libre diversión) al Acceso para a actividades y recursos el ocio y otras · actividades (“carretes” diversión) asociado al consumo de ydrogas y alcohol. positivos para el ocio y otras informales. consumo de drogas y alcohol. actividades culturales de diversión Actitud críticainformales. ante el modelo de · Pautas Pautas culturales de asociadas a descontrol. Actitud crítica ante el modelo de de ocio. · asociadas a descontrol.diversión · · ocupación ocupación de ocio. diversión = de alternativas de uso del Ausencia de asociación: · Escasez Escasez de alternativas de uso del · consumo libre. asociación: diversión = dede drogas. · tiempo · Ausencia tiempo libre. consumocultural, de drogas. deportiva, · Inquietud Inquietud cultural, deportiva, · recreativa. recreativa. dependencia del grupo. · ExcesivaFactores de riesgo Factores protección críticade y desarrollo del · Capacidad criterio propio. en grupo proclive a · Inclusión Excesiva dependencia del grupo. Capacidad crítica y desarrollo del trasgresión y con actitudes · lapositivas · Toma de decisiones personales. · criterio propio. hacia el consumo de Inclusión en grupo proclive a la · drogas. Inclusión en grupos con ausencia de trasgresión y con actitudes positivas· · Toma de decisiones personales. conductas desadaptativas. hacia el consumo drogas. parade incurrir en · Oportunidades Inclusión en grupos con ausencia de · de amigos no consumidores problemáticas. · Modelos conductas desadaptativas. Oportunidades para incurrir en · conductas de drogas. conductas problemáticas. a modelos que · Exposición Modelos de amigos no consumidores · Participación en grupo de carácter manifiestan conductas de riesgos · de drogas. Exposición a modelos que · (amigos positivo (asociaciones, clubes o consumidores). manifiestan conductas de riesgos etc.).en grupo de carácter Participación · deportivos, (amigos o consumidores). para establecer · Dificultad positivo (asociaciones, clubes Red amplia de amigos. personales. deportivos, etc.). Dificultad para establecer relaciones· · relaciones personales. Competencia social para las Dificultad para identificarse con · otros grupos no relacionados con · · relaciones Red amplia de amigos. personales. para identificarse con · elDificultad consumo. Competencia social para las relaciones otros grupos no relacionados con el · · Desarrollo adecuado de habilidades personales. consumo. sociales. Escaso desarrollo de habilidades · sociales. adecuado de habilidades · Desarrollo desarrollo de habilidades · Escaso sociales. sociales.
76 / A tiempo /
La última dimensión vinculada con lo individual corresponde a la conducta de riesgo, por lo que en este punto se debe profundizar en el posible consumo que pudiese estar presentando el estudiante. Para esto, es necesario aunar criterios en torno a los tipos de consumo. El uso de drogas es un proceso, un camino que es recorrido gradualmente y en el que el sujeto, y en este caso el adolescente, participa activamente. Dicho camino puede incluir el consumo experimental, el consumo habitual, el consumo social o patrones más periódicos e intensivos que llevan al sujeto a tener problemas asociados al mismo (consumo perjudicial y consumo dependiente) (CONACE, 2005). Como se ha mencionado con anterioridad en este documento, el Programa A
Tiempo es una estrategia de detección precoz del consumo y de un trabajo preventivo, por lo que se debe trabajar con usuarios que posean un perfil de prevención selectiva o, en caso de evaluación técnica, indicada. Es por lo anterior que a continuación se presenta una tabla con criterios para el diagnóstico del riesgo de consumo. Los usuarios deberán cumplir con los criterios de: a) “Sin consumo” y b) “Consumo de bajo riesgo”, quedando a criterio técnico aquellos casos con una evaluación de: “Consumo de riesgo moderado”, ya que los usuarios que presenten mayor cercanía con los criterios de “Consumo de alto riesgo”, deberán ser referidos a instancias de la red de salud.
Implementación del programa / 77
Conductas de Riesgo Consumo
Sustancia o droga
Perfil de consumo
Consecuencia de la intensidad de consumo
Criterios de dependencia
b.
Sin consumo
Consumo de bajo riesgo
Consumo de riesgo moderado
Consumo de alto riesgo
No existe droga.
Consumo de alcohol y/o marihuana.
Alcohol y/o marihuana en ocasiones, asociación a otras drogas.
Policonsumo de >3 drogas.
No existe consumo.
Fines de semana, en relación a espacios de ocio. En grupo. Con significación a lo experimental y/o recreativo.
Habitualmente, fines de semana; ocasionalmente, todos los días. En grupo o solitario. Con significación a la búsqueda de la desinhibición de la ansíolisis.
Habitualmente todos los días. Alta tendencia al consumo solitario. Con significación a la búsqueda de lo ansiolítico o anestesiante.
No existen consecuencias
Sin consecuencias evidentes.
Primer episodio evidente de accidente, violencia, autoagresión.
Accidentes reiterados. Violencia reiterada. Autoagresiones frecuentes. Coma etílico y/o por consumo de otra sustancia. Intoxicación por drogas.
No existe dependencia.
Sin criterios de dependencia.
Sin criterios de dependencia.
Existen criterios de dependencia.
Complemento con diagnóstico familiar
En relación al grupo familiar del estudiante, es primordial que se procure incluirlo en el trabajo preventivo. Sin embargo, es posible que la familia no participe de forma activa en la vida escolar de los usuarios, por lo que para poder realizar el complemento diagnóstico se debe realizar una visita domiciliaria, en la que también se aplicará una entrevista semiestructurada que permitirá recabar la información necesaria para futuras intervenciones, tanto de carácter individual como, en caso de ser necesario, familiar. Ya que existen diversos planteamientos en torno a qué se entiende por “grupo familiar”, a continuación se planteará una visión y definición del concepto de familia, basado en la concepción de que es un conjunto de individuos con una
78 / A tiempo /
visión de grupo de parentesco, integrando una visión transversal y plural, y que incluye una meta o proyecto de vida en común (Comisión Nacional de la Familia, 1993). La situación de las familias en Chile, al igual que la tendencia mundial, ha experimentado una serie de transformaciones relativas a diversos factores, tales como el rol que cumple en la sociedad, el que sea una estructura cada vez más nuclear y diversificada, que tenga múltiples funciones, así como sus cambios en las formas de convivencia y condiciones de vida. Sin embargo, a pesar de la gran diversidad y desigualdad social que presenta la familia en nuestro país, esta mantiene su importancia como la principal modalidad de convivencia entre hombres y mujeres, y sigue siendo la aspiración de los chilenos y chilenas: vivir y asociar la vida en familia a experiencias de afecto y bienestar (SERNAM, en CONACE, 2005). Dentro de su proceso evolutivo, la familia pasa por diversas fases que constituyen etapas de adaptación y crisis. Una de ellas es la adolescencia de los hijos. Es en este periodo que la estabilidad de la familia y la de sus miembros van a depender de la mayor educación, flexibilidad y equilibrio de sus interacciones. Tanto padres como hijos necesitan adecuarse a su nueva situación. No sólo para el joven es difícil este periodo, sino que también los padres se enfrentan a serias dificultades por la necesidad de adaptarse a los desafíos de sus hijos que se rebelan, creando un conflicto de poder y autoridad que repercute en el sistema familiar. Si el grupo familiar es capaz de hacer frente a estos cambios en forma adecuada, el desarrollo del adolescente será positivo y constituirá la base de un futuro sano. Por el contrario, si este sistema familiar no se adecúa, el adolescente podría experimentar dificultades para alcanzar una adultez responsable y, en medio de la inseguridad y confusión que le genera esta etapa, es posible que opte por algún tipo de conducta problema, entre ellas el consumo de drogas.
Implementación del programa / 79
Factores de riesgo de la dimensión familia i. Bajo manejo / Involucramiento familiar
·
Vínculos con la familia debilitados: alejamiento, escaso apoyo emocional y trato frío y distante con los hijos e hijas. Escasa preocupación por parte de los padres en las actividades y amigos de los hijos. Bajo conocimiento de los problemas, intereses y necesidades de los hijos e hijas.
·
Disciplina familiar inadecuada: falta de normas claras de conducta dentro
·
Debilitamiento y falta de desarrollo de las habilidades personales y
de la familia. sociales de cada hijo y/o hija: baja autonomía, bajo autocontrol, baja autoestima, escasa resistencia a la presión del grupo e incapacidad para resolver problemas y conflictos personales.
· ·
Inadecuados estilos de comunicación.
·
Falta de capacidad para identificar factores de riesgo para el consumo
Inadecuado estilo de resolución de conflictos entre los miembros de la familia. de drogas: conocimiento de oportunidades de acceso, presión social al consumo, modelos de consumo, creencias y mitos relacionados con el consumo, etc.
ii. Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol
· ·
Prevalencia de consuno en uno o ambos progenitores.
·
Permisividad ante el consumo de cigarrillos, alcohol y/o drogas.
Prevalencia de consumo en algún adulto significativo que reside con el adolescente.
Al igual que en el apartado referente a la dimensión individual del Diagnóstico en Profundidad, a continuación se presenta una tabla que resume algunos de los factores de riesgo y protectores más relevantes para ser observados en relación a la futura construcción del Plan Individual de Intervención.
80 / A tiempo /
Factores de riesgo
· ·
Ausencia de afectividad y comunicación.
·
Falta de cohesión del grupo familiar y aislamiento emocional de sus miembros.
Relaciones con la familia
· · · · · · · ·
Actitudes y comportamientos permisivos y/o positivos ante la droga.
Pérdida de roles de las figuras de autoridad: ausencia de límites y normas claras. Incoherencia en la supervisión: excesiva exigencia en determinados aspectos y excesiva tolerancia en otros. Exceso de protección; disciplina severa. Falta de reconocimiento y aceptación del/la hijo/a. Ausencia de participación y disfrute en el tiempo libre. Alcoholismo y/o drogadicción de algunos de los miembros de la familia. Situación de estrés de la familia por problemas económicos, de pareja, etc. Antecedentes de adicción al alcohol y otras drogas de padres y/o adultos significativos.
Factores de protección
· · ·
Limites y normas claras.
· · ·
Ambiente familiar afectivo y comunicación positiva.
· · · · · ·
Reconocimiento y aceptación del hijo/a. Experiencia de refuerzos positivos ante el esfuerzo y valoración del rendimiento y motivación de la eficacia; apoyo para superar los fracasos.
Cohesión del grupo familiar. Actitudes y comportamientos contrarios al consumo de drogas; rechazo de las conductas de riesgo. Modelos de conductas positivas en los padres. Roles claros y presencia de figuras de autoridad. Supervisión y procedimientos de control adecuados sobre sus conductas. Seguimiento y apoyo en el rendimiento y asistencia escolar. Participación y disfrute en el tiempo libre familiar. Adecuado estilo de resolución de conflictos (no violento), ambiente de humor y calidez.
Como se mencionó al inicio del capítulo, una vez que se focalizan las escalas (factores de riesgo) donde se deberá subrayar el complemento diagnóstico (por medio de las entrevistas en profundidad), se podrá complementar la información recolectada a través de la aplicación de cuestionarios, tanto familiares como individuales, los cuales se pueden encontrar junto a una lista de preguntas orientadoras en los Anexos de este documento. Por último, toda la información deberá organizarse en torno a los resultados obtenidos en el proceso de tamizaje y en el diagnóstico, pudiendo así comparar y contrastar las dimensiones de cada usuario; esto permitirá estructurar el Plan de Intervención Individual. La siguiente Tabla de Resultados es la propuesta para la completación de la información, la cual debe contemplar en la fila correspondiente a “Tamizaje” el registro de los puntajes obtenidos por cada escala del instrumento, además
Implementación del programa / 81
de incluir la hipótesis asociada a cada uno. Asimismo, una vez concluida la fase de Diagnóstico en Profundidad, se debe anotar toda la información relevante encontrada en relación a:
· · · ·
Qué datos complementan el resultado de tamizaje. Cuáles lo contradicen. Qué información aporta nuevos datos. Y, por último, qué factores protectores se pueden vislumbrar.
RESULTADO
DIMENSION Consumo
Individual
Pares
Familiar
Tamizaje
Diagnóstico complementario
(Esta Tabla se encuentra en versión imprimible en los Anexos de este documento). 5.4 Referencia Asistida Este proceso implica el desarrollo, articulación y mantenimiento de redes al interior de la comuna que permitan referir a los estudiantes y/o sus familias, en caso de presentar sospecha de consumo problemático de drogas y/o alcohol o alguna otra necesidad que complejice el carácter de las intervenciones, y cuya resolución pueda favorecer al usuario. Es necesario recordar que el Programa A Tiempo trabaja con población adolescente escolarizada que requiere de intervenciones enmarcadas en el contexto de prevención selectiva, y solo excepcionalmente, de usuarios que posean un perfil de prevención indicada, por lo que se recomienda que en estos casos se realice una referencia de los usuarios a la red de apoyo comunal pertinente. Ahora bien, salvo en los casos de sospecha de consumo problemático de drogas y/o alcohol, la decisión final de referir a un usuario será de la dupla psicosocial, ya que para el primer indicador siempre se realizará la referencia al sector salud. Para los otros casos, la resolución se tomará en función del resultado del análisis de los datos obtenidos a través del Instrumento de Tamizaje, en combinación con la información recibida por el Diagnóstico en Profundidad.
82 / A tiempo /
En relación con lo anterior, y con la intención de orientar la decisión del equipo profesional, a continuación se presentan los indicadores que se consideran pueden complejizar un caso y que, por lo tanto, podrían requerir ser referidos a la red:
· · · ·
Vulneración grave de derechos. Usuario relacionado con tráfico de drogas al interior del establecimiento. Episodios de violencia intrafamiliar grave. Antecedentes y/o presencia de trastornos psiquiátricos en el usuario.
Cabe mencionar que estos indicadores tienen que ser evaluados por la dupla psicosocial para cada usuario y que, en ningún caso, su sola presencia significa que se iniciará de forma automática el proceso de referencia asistida, sino que deben ser vistos como señales de alerta, las que corresponde sean consideradas en relación al nivel de experticia de los profesionales, las condiciones estructurales (espacio físico donde intervenir) y la disponibilidad de tiempo, entre otros factores, para así poder decidir qué líneas de acción seguir. Todos los usuarios tamizados que al finalizar el proceso de Diagnóstico en Profundidad requieran ser referidos a la red comunal de apoyo, contarán con un registro de actividades para la referencia asistida, el que será de carácter individual. Se anexan en este documento tres hojas que facilitarán el registro de la información, la cual se divide en las siguientes áreas:
· · · · · ·
El número de actividades realizadas. La estrategia utilizada por cada actividad. La dimensión correspondiente a esta estrategia. La red a la que se realizó la referencia asistida. El seguimiento programado para el caso. Y, por último, los agentes involucrados en cada actividad.
Cabe señalar que el número de usuarios referidos a la red comunal de apoyo serán considerados en la cobertura total asignada a cada dupla psicosocial. 5.5 Plan de Intervención Individual La elaboración del Plan de Intervención Individual constituye el diseño de objetivos, indicadores, productos y actividades para cada uno de los ámbitos pesquisados a través del tamizaje y del Diagnóstico en Profundidad, por lo que deberá buscar el fortalecimiento de los factores protectores y la disminución de los factores y conductas de riesgo de los usuarios.
Implementación del programa / 83
La dupla psicosocial desarrollará el Plan de Intervención Individual de los usuarios, el que considerará los factores de protección que se fortalecerán para disminuir los factores de riesgo arrojados en el diagnóstico. Este Plan deberá contener los objetivos y estrategias que se desarrollarán con cada usuario y permitirá orientar las acciones preventivas específicas que se implementarán.
a.
Elaboración del Plan de Intervención Individual
El equipo profesional deberá elaborar una estrategia de acción que, basada en los elementos recopilados en el proceso de diagnóstico, sea resultado de un diseño que se ajusta a las condiciones específicas de la realidad de cada usuario. Cada persona tiene sus especificidades y es a partir de ellas que resulta necesaria la elaboración de un plan de intervención pertinente a esas condiciones, estado de riesgo y vulnerabilidad de cada uno. Es así que cada plan de intervención se construye a partir del reconocimiento de las capacidades y modos de adaptación social de los usuarios, reconociendo las capacidades que el adolescente está dispuesto a aportar en el proceso de trabajo, las que se negocian con el equipo profesional. El objetivo es aumentar la motivación al logro de los propios objetivos del usuario o el cambio de conducta deseada. Es así que esta estrategia debe contemplar las siguientes características:
· Pertinente. Debe ser acorde a las características específicas del usuario y su grupo familiar.
· Posible. Que se puede implementar efectivamente en el establecimiento educacional o, en caso de ser necesario, en el domicilio.
· Participativo. Debe involucrar a distintos actores sociales cercanos al usuario, ajustado a los recursos, es decir, en concordancia con los recursos humanos y materiales disponibles.
· Flexible. Debe ser susceptible de experimentar cambios producto de las características del trabajo preventivo que se realiza.
Con los datos recopilados durante el proceso de diagnóstico, se podrá construir una estrategia de trabajo según cada caso, la que, como ya se mencionó, se construye a partir del reconocimiento de las capacidades y modos de adaptación social de los sujetos, base sobre la cual se podrá construir, reconstruir y reorientar esfuerzos y habilidades para el desarrollo de factores protectores y
84 / A tiempo /
disminución de factores de riesgo. Se trata de capacidades que el sujeto está dispuesto a aportar en el trabajo preventivo y que se “negocian” con el equipo de intervención. Para esto, se debe:
· Definir formas, tipos y niveles de intervención que sean motivadoras para el sujeto, y las temáticas en las cuales se intervendrá.
· Saber cuáles son las problemáticas que está dispuesto a trabajar, y cuáles serán, a corto, mediano y largo plazo, los cambios deseados.
A su vez, se debe saber qué acciones concretas deberá ejecutar o realizar el equipo profesional para aumentar la motivación al logro de los propios objetivos del sujeto participante o el cambio de conducta deseada, es decir:
· Contribuir
a orientar las acciones preventivas para situarse como
colaboradores y acompañantes en la construcción de nuevos significados personales y nuevos comportamientos por parte del sujeto.
Idealmente la intervención se realizará en horario de clase, ya sea en horario de consejo de curso o en los horarios que el establecimiento estime conveniente para estas actividades. La estrategia tendrá un componente grupal, individual y familiar, lo que dependerá de factores intrínsecos al usuario: necesidades y motivaciones; como también de factores extrínsecos: disponibilidad de espacio físico y tiempo otorgado por el establecimiento educacional para realizar las intervenciones, entre otros. Ahora bien, el orden de las sesiones no es estricto, estas se pueden modificar según el contexto, e incluso es posible insertar nuevas temáticas o profundizar en alguna de ellas, dependiendo de las necesidades específicas de los estudiantes. Para finalizar, la planilla que sirve como modelo para estructurar el Plan de Intervención Individual está elaborada en función de una matriz de objetivos que se presenta en el próximo subcapítulo.
b.
¿Cómo diferenciar entre la pertinencia de una consejería individual y una actividad grupal?
Tener un Plan de Intervención Individual permite al equipo profesional ordenar y guiar el trabajo preventivo con los usuarios, por lo tanto, determinar si se trabaja de manera individual o grupal dependerá tanto de los objetivos que se hayan consensuado con el estudiante, como del criterio profesional respecto de cómo el adolescente se beneficiará de mejor manera de las acciones preventivas.
Implementación del programa / 85
Algunas consideraciones respecto de los tipos de trabajo que pueden guiar la toma de estas decisiones son: Consejerías individuales Como ya se ha mencionado a lo largo de este documento, la consejería individual, en el contexto del Programa A Tiempo, tiene el objetivo fundamental de fomentar habilidades y competencias del usuario y/o su grupo familiar, para potenciar factores protectores que puedan contrarrestar el nivel de riesgo en el que se encuentra el adolescente. Este trabajo supone la capacidad del equipo profesional de generar un lazo de confianza, cercanía y motivación con el estudiante. Algunas ventajas que se han descrito de este tipo de trabajo preventivo son:
· Proporciona un trato más personalizado. · Aumenta el conocimiento personal del usuario del Programa. · Prioriza la interactividad, ya que el profesional no es el protagonista del trabajo.
· Favorece la intimidad y la confidencialidad. · Existe una mayor facilidad para la construcción de relaciones de confianza y respeto mutuo.
Actividades grupales Para Bass “sólo existe grupo cuando los objetivos de cada uno están interconectados con los de los demás por algún objetivo común” (Bass, 1951, en González, Lacasta y Ordóñez, 2008, p. 61). Mientras que Shaw define el grupo como “dos o más personas que interactúan mutuamente, de modo que cada persona influye en todas las demás y es influida por ellas” (Shaw, 1980, en González, Lacaste y Ordóñez, 2008, p. 51). En resumen, para que exista un grupo deben darse influencias e interdependencias mutuas, motivaciones y objetivos comunes entre los participantes, por lo que el trabajo en sesiones grupales supone que todos aquellos que participan de esa sesión son capaces de generar, en forma grupal, las condiciones de ayuda necesarias para trazar un camino hacia esa meta. Algunas ventajas de las intervenciones grupales:
· Ahorro de espacios y esfuerzos: un mismo profesional puede trabajar con varios usuarios al mismo tiempo.
86 / A tiempo /
· Interacción
entre los participantes: se generan lazos, se comparten
experiencias, se desarrolla un soporte grupal.
· Confrontación de experiencias: se tiene la oportunidad de ver lo que les sucede a otros, se contrasta con la propia experiencia, etc.
c.
Matriz de Objetivos
La siguiente Matriz de Objetivos tiene como finalidad facilitar la construcción del Plan de Intervención Individual, entregando una serie de objetivos organizados por temas y factores protectores relacionados con el trabajo en prevención. Esta Matriz se elaboró a partir de un estudio acucioso de los diversos objetivos trabajados durante el año 2011 por los profesionales de las duplas del Programa
A Tiempo.
Factor Protector
Objetivos
Aumento de la percepción de riesgo de consumo de drogas Apoyar el proceso de problematización. Construir y desarrollar junto al estudiante un plan de motivación para el cambio. Motivación al consumo
Proporcionar un feedback personalizado, identificando y reconociendo posibles ambivalencias en el proceso de cambio. Revisar el progreso en el plan de cambio, reforzando el compromiso y renovando la motivación. Desmentir mitos asociados a la temática de drogas.
Información sobre el riesgo de consumo y sus efectos
Aumentar conocimientos acerca de los riesgos de consumir drogas y los tipos de consumo existentes. Adquirir conocimientos de los riesgos que implica el consumo de sustancias.
Implementación del programa / 87
Factor Protector
Objetivos
Disminución de la intencionalidad de consumo Desarrollar habilidades de afrontamiento de la presión de grupo y autonomía para desvincularse de grupos desadaptativos.
Resistencia a la presión de grupo
Construir una visión positiva de la imagen de los adolescentes no consumidores o moderados. Potenciar la motivación del estudiante para entrar en contacto y/o profundizar relaciones con grupos de adolescentes no consumidores. Generar espacios de reflexión donde se propongan formas para reconocer señales relacionadas con el propio bienestar.
Autocuidado
Reconocer y fortalecer hábitos de vida saludable, mejorando el sentido de bienestar. Elaborar con el estudiante prácticas específicas para prevenir el consumo de sustancias.
Habilidades parentales Identificar las fortalezas, como familia, frente al consumo de drogas (factores protectores). Comprender la función que tiene la familia en establecer normas y límites para reducir las situaciones de riesgo en los adolescentes. Fortalecer al grupo familiar como agente preventivo
Establecer pautas de monitoreo de los hijos para fortalecer el desarrollo de una vida saludable. Promover actividades y espacios donde se profundice progresivamente en el desarrollo de vínculos entre el grupo familiar y el estudiante. Potenciar las capacidades prácticas que tienen los padres para cuidar, proteger y educar a sus hijos. Mejorar la capacidad de los padres y/o adultos significativos para comunicarse al interior de la familia y con sus hijos.
Manejo de conflictos al interior de la familia
Fortalecer, a través de la entrega de herramientas comunicacionales, los procesos de toma de decisiones o resolución entre los miembros de la familia. Desarrollar pautas educativas de carácter cooperativo, dando cabida a la participación de los hijos en la toma de decisiones familiares.
88 / A tiempo /
Factor Protector
Objetivos Elaborar reglas específicas para prevenir el consumo de sustancias en los hijos. Promover la estructuración del tiempo y adquisición de responsabilidades adecuadas a la edad del estudiante. Potenciar pautas comunicacionales y actitudinales al
Normas y límites
interior del grupo familiar donde se exprese una clara oposición al consumo. Generar y reforzar espacios de reflexión al interior de la familia donde se exprese claramente la oposición al consumo de sustancias. Apoyar a los padres y/o adultos significativos en el acompañamiento del proceso de autonomía de los adolescentes.
Habilidades sociales Identificar, tanto en uno mismo como en los demás, respuestas de carácter pasivas, agresivas y asertivas. Comunicación efectiva
Desarrollar
competencias
como
la
expresión
directa, honesta, adecuada y oportuna de las ideas, sentimientos, necesidades y/o derechos. Fortalecer la autopercepción de logro en los Autoimagen y autoestima
adolescentes. Fortalecer el empoderamiento y responsabilidad en el propio proceso de cambio e inserción social. Generar la capacidad para considerar las perspectivas de otros/as. Conocer y practicar técnicas de escucha activa y argumentación que permitan generar espacios de
Resolución no violenta de conflictos
conversación empática. Potenciar las habilidades del estudiante para expresar sus sentimientos, deseos, derechos y opiniones, reconociendo los derechos de los demás. Potenciar habilidades para el efectivo control de impulsos.
Implementación del programa / 89
Factor Protector
Actividades pro sociales*
Objetivos Identificar habilidades, conductas y actitudes que contribuyen al éxito del trabajo grupal. Planificar acciones tendientes al mejoramiento de la calidad de vida, individual y colectiva, utilizando los recursos disponibles por el estudiante. Identificar y potenciar áreas de interés y/o éxito del estudiante.
Autopercepción de logro
Desarrollar las capacidades para el establecimiento de metas (logros) del estudiante. Establecer pautas y estrategias para la concreción de metas.
Promoción de vínculos Favorecer la inserción social mediante el aprendizaje paulatino de normas y límites de convivencia con los pares y adultos. Mejorar el conocimiento y expandir el número de recursos comunitarios de los estudiantes. Redes y apoyo social
Promover el conocimiento del grupo familiar de los recursos comunitarios existentes. Motivar al estudiante a insertarse en las redes de apoyo comunitarias existentes en su entorno. Motivar al grupo familiar a insertarse en las redes de apoyo comunitarias existentes en su entorno. Profundizar progresivamente en el desarrollo del vínculo del estudiante con el establecimiento educacional.
Actividades de vinculación escolar
Fomentar la participación en actividades que promuevan y/o desarrollen lazos de confianza y compromiso entre el estudiante y su establecimiento educacional. Motivar a través del vínculo la participación del estudiante en actividades socioeducativas dependientes del establecimiento educacional.
Actividades de adherencia y mantenimiento a la intervención
Reflexionar acerca de las características de la etapa del desarrollo del estudiante y de los integrantes de su grupo familiar.
* Aquellos comportamientos que, sin la búsqueda de recompensas externas, extrínsecas o materiales, favorecen a otras personas o grupos, según los criterios de estos, o metas sociales objetivamente positivas, y aumentan la probabilidad de generar una reciprocidad positiva de calidad y solidaria en las relaciones interpersonales o sociales consecuentes, salvaguardando la identidad, creatividad e iniciativa de los individuos o grupos implicados (Roche, 1991).
90 / A tiempo /
d.
Evaluación del Plan de Intervención Individual
Es necesario comenzar este punto aclarando que toda relación entre sujetos involucra por lo menos a dos partes, las cuales construyen su propia realidad a partir del lenguaje y que, por lo tanto, la interacción entre ambas partes modifica sus pensamientos, emociones y conductas. Es por eso que la evaluación del Plan de Intervención Individual es un proceso coconstruido, donde deberán participar ambos profesionales del equipo, el usuario y, de ser pertinente, el profesor jefe del curso. El proceso de evaluación tiene como objetivo no solo saber si se realizaron o no las acciones preventivas estipuladas en el Plan de Intervención Individual, sino también poder observar cuáles fueron los retrocesos, mantención y avances en cada uno de los factores de riesgo detectados al principio de la implementación del Programa. Esta información debe ser compartida y contrastada con la experiencia vivida por el propio usuario a través de una o más reuniones, lo que podrá generar un espacio de reflexión para el estudiante, además de permitir complementar los resultados observados por los profesionales. Este proceso otorgará un mayor sentido al usuario de las intervenciones que se realizaron, ofreciendo un espacio de retroalimentación y análisis. Cabe mencionar que es necesario reforzar los avances y logros conseguidos por el estudiante durante los últimos meses y que, en caso de determinarse que aún se requiere orientación y/o apoyo profesional, deberá procurarse que el usuario (o su grupo familiar) quede inserto en alguna instancia de la red de apoyo comunal. A continuación se mencionan y describen una serie de criterios útiles al momento de evaluar procesos y resultados de intervenciones tempranas, así como de entregar lineamientos para guiar la retroalimentación con el usuario, lo que servirá para tomar decisiones a futuro. La evaluación se le presentará al usuario y se volverá a construir en conjunto, para de aquí establecer el plan a seguir. Recuerde que es importante que el propio usuario haga una valoración y establezca un juicio acerca de su proceso. Criterios de la evaluación a. Adherencia al trabajo preventivo. Este ámbito es transversal en la implementación de las acciones preventivas, tanto a nivel individual como grupal y familiar, en el entendido que un trabajo preventivo requiere de un nivel de adherencia que permita un adecuado trabajo para incidir en el cambio de comportamiento esperado, así como en su estabilización.
Implementación del programa / 91
b. Capacidad relacional y adaptativa. Entendido como la capacidad que muestran los usuarios para desenvolverse y participar de manera adecuada en contextos sociales, tanto a nivel familiar como educacional. c. Potenciamiento de factores protectores. De aquellos factores trabajados (y también de los que no se trabajó directamente), revisar cuáles se vieron aumentados y/o contribuyeron en el proceso preventivo del usuario. d. Disminución de factores de riesgo. Revisar cuáles de los factores que al momento de iniciar el trabajo preventivo estaban presentes, cuáles disminuyeron o se mantuvieron al finalizar el proceso. e. Patrón de consumo. De existir, es la indagación respecto de formas y tipos de consumo de los usuarios, y las necesarias intervenciones para la referencia asistida de este. f. Integración social. Entendido, por una parte, como la capacidad de los usuarios de integrarse a la oferta existente para su desarrollo personal y grupal y, por otra, como el reconocimiento y/o adaptación por parte de los organismos oferentes de la necesidad de trabajar con esta población. g. Oferta preventiva estatal. Dice relación con visibilizar la oferta preventiva existente en el sector de manera integral, así como promover la participación de las personas que habitan en el sector en esta oferta. h. Capital social y participación. Este factor apunta a promover los principios de corresponsabilidad y participación social frente a la problemática de drogas. 5.6 Acciones preventivas Se espera que las acciones preventivas se implementen en aquellos usuarios (y sus familias) seleccionados a partir de la acumulación de factores de riesgo al consumo de drogas y alcohol relacionados con:
· Baja percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas. · Actitud favorable hacia el consumo de alcohol y drogas. · Bajo manejo/Involucramiento familiar. · Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol. · Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas.
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Toda acción preventiva con los usuarios tiene como propósito disminuir los factores de riesgo y potenciar los factores protectores presentes. Se estructuran en función del Plan de Intervención Individual y buscan favorecer la participación de los estudiantes seleccionados en el proceso de implementación de sesiones. En relación con lo anterior, se recomienda trabajar de acuerdo a las características y necesidades de cada establecimiento educacional, ya sea en horario de clases (hora de consejo de curso, orientación, etc.) como en actividades extracurriculares, considerando en todo momento minimizar al máximo los procesos de estigmatización a los que pudieran verse enfrentados los usuarios que participan en el Programa. Ahora bien, las acciones preventivas que se desarrollarán en el marco de este Programa incluyen:
· Consejerías individuales. · Orientaciones / Asesorías familiares. · Talleres grupales. · Trabajo con la red. · Trabajo con el establecimiento educacional. Los argumentos teóricos que sustentan este tipo de intervenciones tienen su respaldo en la evidencia de que las intervenciones focalizadas en el contexto son particularmente efectivas para reducir el consumo de alcohol y otras drogas en adolescentes. Además, las acciones preventivas interactivas también son efectivas cuando involucran grupos de discusión de pares y el desarrollo de habilidades interpersonales. Lo anterior según lo planteado en un meta-análisis de Wilson (Wilson, 2001, en Gottfredson & Wilson, 2003). Según Gottfredson & Wilson (2003), los métodos, la duración y los tiempos de intervención son variables moderadoras de los resultados de un trabajo psicosocial. Es así que intervenciones entre 11 y 30 horas tienen mayor efecto, comparado con intervenciones de 10 horas o menos. De manera complementaria, la evidencia sugiere la importancia de que los programas de prevención involucren múltiples sesiones, logrando así más intensidad, lo cual se asocia a una mayor efectividad (Soole, Mazerolle & Rombouts, 2008). Finalmente, es necesario precisar que se considera la importancia de promover el trabajo en conjunto y responsable, del individuo, la familia y la comunidad en
Implementación del programa / 93
la estrategia preventiva, fomentando las redes de soporte, así como acciones paralelas y complementarias en los distintos contextos (Castaño, 2006). Sin embargo, una articulación sustentable de este tipo de intervenciones no se podrá realizar debido al tiempo limitado con el cual se cuenta, razón por la que se privilegiará la profundización de intervenciones individuales y grupales por sobre las de carácter familiar, salvo casos excepcionales, por lo que el número recomendado de acciones preventivas por usuarios es:
· 6 intervenciones individuales. · 6 intervenciones grupales. · 3 intervenciones familiares. En relación con lo anterior, se puede apreciar que el número total de intervenciones que se sugiere con cada usuario es de 15; sin embargo, este número puede variar por dos causas: 1) Que el número total (por dupla) de usuarios sea inferior a 100 (cobertura esperada por comuna). 2) Que el usuario, en función de sus necesidades y motivaciones, requiera una mayor profundización en algún ámbito en especial. En el primer caso, se le solicitará al equipo profesional que profundice en el número de intervenciones totales por usuario, número que se consensuará con el nivel regional en función del tiempo y la viabilidad de las intervenciones. Esto permitirá aumentar la calidad del proceso interventivo en relación a la cobertura. En el segundo caso, se recomienda que el equipo evalúe la posibilidad real de contar con el tiempo y el espacio necesarios para aumentar el número de acciones preventivas a desarrollar, ya que si no se cuenta con estas dos variables, la sugerencia es complementar el proceso trabajando en conjunto con otra instancia comunal que aborde las necesidades particulares del usuario. Por último, se deberán incorporar acciones de adherencia y mantenimiento de los usuarios. Este punto deberá considerarse transversalmente en la implementación de las actividades propuestas por el equipo profesional que interviene.
a.
Consejería individual
Es importante recalcar que en el marco de este Programa, las acciones preventivas individuales tienen un carácter de consejería y nunca de psicoterapia. Lo anterior se debe, por una parte, a que el tiempo total con que se cuenta para
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la implementación de las acciones preventivas no es el suficiente para abrir o profundizar en procesos de reparación o de autodescubrimiento de los usuarios. Además, por otra parte, cabe recordar que el objetivo principal de las acciones preventivas se circunscribe a trabajar temáticas directamente relacionadas con la prevención y/o disminución del consumo de drogas y alcohol en un contexto educacional, por lo que se dificulta la posibilidad de contar con el espacio y el tiempo para desarrollar procesos terapéuticos. En relación con lo anterior, se identifica que a escala individual es posible intervenir en las siguientes áreas:
· Identificación de proyecto de vida. · Apoyo a la generación de acciones que faciliten alcanzar dicho proyecto de vida.
· Aumento de percepción de riesgo de consumo. · Identificación y estrechamiento de vínculos con adultos significativos. · Identificación y reforzamiento de vínculos con grupos de pares positivos. · Aumento en la autoestima y autoimagen. · Autopercepción de logro. · Resolución no violenta de conflictos. · Autocuidado y autonomía frente al grupo de pares. · Comunicación efectiva y asertividad. · Actividades prosociales. · Motivación al cambio en sujetos con diversos tipos de consumo. · Actividades de adherencia y mantenimiento al trabajo preventivo. · Actividades de vinculación escolar. En este sentido, el trabajo individual propone:
· Problematizar el consumo de drogas y /o alcohol. · Aplicar estrategias motivacionales. · Evitar y/o disminuir el consumo. · Fortalecer vínculos familiares. · Fortalecer la toma de decisiones personales, metas y objetivos personales.
Implementación del programa / 95
· Contener y reorganizar emocional y cognitivamente al sujeto frente a situaciones de crisis.
· Promover estilos de vida saludables. Todas estas temáticas pueden potenciarse por medio de actividades de carácter grupal y/o familiar, ya que todos los temas a trabajar involucran áreas en las que el usuario interactúa con otras personas, por lo que al ser trabajadas a través de las interrelaciones con otros puede amplificarse el impacto y los resultados finales. Ahora bien, los criterios que definen a la consejería individual son:
· Establecer una relación de apoyo con el usuario, caracterizada por la cordialidad, respeto, claridad y empatía.
· Facilitar el compromiso del usuario con el Plan de Intervención Individual. · Trabajar con el usuario para establecer metas realistas y alcanzables consistentes con el logro del Plan de Intervención Individual.
· Promover el conocimiento, las destrezas y competencias del usuario, que contribuyen a potenciar factores protectores y disminuir factores de riesgo.
· Trabajar adecuadamente con el usuario para reconocer y desalentar los
comportamientos inconsistentes con el progreso hacia las metas del Plan de Intervención Individual.
· Reconocer cómo, cuándo y por qué involucrar a las personas significativas para enriquecer o apoyar el Plan de Intervención Individual.
· Promover
el conocimiento, destrezas y competencias del usuario
consistentes con el mantenimiento de pautas de autocuidado.
· Facilitar el desarrollo de las destrezas básicas de habilidades para una vida saludable.
· Adaptar las estrategias de consejería a las características individuales del
usuario, independiente de: género, orientación sexual, nivel de desarrollo, cultura, descendencia étnica, edad y estado de salud.
· Aplicar
competencias personales y destrezas profesionales para el
manejo de crisis.
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Cabe recordar que este Programa tiene como principal fortaleza la flexibilidad que entrega a los profesionales de los equipos para elaborar actividades en función de cada contexto y realidad en la que se inserte, por lo que solo se requiere que la actividad que se realice tenga relación y responda a las necesidades detectadas en el Diagnóstico en Profundidad y a la planificación de la estrategia de trabajo con el usuario.
b.
Actividades grupales
Como ya se mencionó en capítulos anteriores, la adolescencia es un periodo del desarrollo del ciclo vital donde las relaciones con el grupo de pares comienzan a adquirir cada vez mayor relevancia, es por esto que muchos de los temas y áreas a intervenir se podrán trabajar de mejor forma cuando se den en contextos donde los usuarios puedan interactuar y compartir experiencias comunes. Las actividades de carácter grupal permiten enriquecer el trabajo preventivo, además de optimizar el número de estudiantes que participan de las acciones preventivas, por lo que estos grupos se deberán estructurar en función de perfiles biopsicosociales similares, con el objetivo de mantener la coherencia con los planes de intervención. Estas actividades deberán contar con la debida estructuración (objetivos claros y metodología acorde) y permanencia en el tiempo, siendo actividades de mediano plazo que congreguen y permitan generar la vinculación entre los usuarios. No obstante lo anterior, en el caso de que algunos estudiantes así lo requieran, se pueden realizar talleres grupales que incluyan a los grupos familiares u otros adultos significativos, con el propósito de apoyar y fortalecer al grupo familiar completo, aumentando en la medida de lo posible el grado de involucramiento parental. Las temáticas que se proponen para trabajar en estos talleres buscan desarrollar y potenciar las habilidades parentales, a partir de los siguientes temas:
· Promover y apoyar actividades saludables de ocupación del tiempo libre. · Encauzar al grupo a disminuir o evitar conductas de riesgo asociadas al consumo y tráfico de drogas.
· Desarrollar en los miembros del grupo habilidades sociales básicas para
enfrentar situaciones de riesgo asociadas al consumo de drogas y alcohol.
· Profundizar en las posibles motivaciones hacia el consumo de drogas y alcohol.
Implementación del programa / 97
· Fomentar que el grupo realice actividades pro sociales en beneficio de la comunidad.
· Entregar información sobre el riesgo de consumo y sus efectos. · Visualizar y potenciar herramientas para la resistencia a la presión de grupo en los casos en que este promueva comportamientos riesgosos.
· Desarrollar estrategias de comunicación efectiva a través del desarrollo de la empatía y la asertividad.
· Entregar estrategias para la resolución no violenta de conflictos al interior del grupo.
· Potenciar el establecimiento de normas claras y límites que promuevan espacios de respeto y colaboración.
· Vincular
al grupo con su establecimiento educacional y con las
organizaciones locales e instituciones públicas y privadas, que aporten a su desarrollo o integración social.
Como se puede observar, muchas de las temáticas propuestas son similares a las recomendadas para el proceso de consejerías individuales, por lo que estos temas pueden ser trabajados de forma complementaria en ambas instancias. En relación con lo anterior, es recomendable que las actividades propuestas mantengan relación con los intereses de los estudiantes y del establecimiento educacional. A su vez, y en caso de ser necesario, se pueden incorporar otros agentes educativos que cuenten con una experticia en particular que pudiese complementar y potenciar el trabajo grupal. Para ello se solicitará que el experto invitado se encuentre constantemente apoyado por la dupla en los aspectos de aumento de factores protectores respecto del consumo de drogas. Estas actividades deberán contar en su implementación con objetivos claros y acordes con el Plan de Intervención Individual, es decir, que si lo que se va a proponer es, por ejemplo, un taller de “artes marciales”, quien dirija este taller tendrá que ser un monitor especializado en este tipo de actividades, y que además pueda dar un sentido claro de cómo este tema en particular contribuye al fortalecimiento de factores protectores en los estudiantes. Para finalizar, cabe precisar que todas las actividades propuestas se desprendan del Plan de Intervención Individual, manteniendo coherencia entre ellas en función de las particularidades de cada usuario. A partir de esto, es recomendable que estas actividades mantengan relación con los intereses de los estudiantes
98 / A tiempo /
y del establecimiento educacional y que cuenten en su implementación con monitores especializados en su desarrollo. Es decir, que si lo que se va a proponer es, por ejemplo, un taller de “artes marciales”, quien dirija este taller sea un monitor especializado en este tipo de actividades y que se encuentre constantemente apoyado por la dupla en los aspectos de aumento de factores protectores respecto del consumo de drogas. Se recomienda que sea una o dos actividades, de una duración de tres meses, más que muchas actividades de duración breve.
c.
Orientación / Asesoría familiar
Aun cuando es innegable la importancia que el grupo familiar tiene en el desarrollo integral de los adolescentes, se debe tener claridad de que las acciones preventivas que este Programa implementa se insertan en el establecimiento educacional y que, en la mayoría de los casos, los padres y/o apoderados no participan en demasía cuando son convocados. Esto puede tener diversas razones: escaso interés, falta de tiempo, falta de información, etc. Debido a este contexto, se recomienda que las acciones de carácter familiar se desarrollen durante las reuniones de apoderados o en visitas domiciliarias. En los casos en que se realice una visita al domicilio del estudiante, el objetivo propuesto es indagar el grado de involucramiento y motivación del grupo familiar para con él. En función de lo anterior, se determinará el tipo de orientación/ asesoría familiar, con el propósito de motivar a algún familiar a participar del Programa. Incluso, en aquellos casos que lo necesiten, se podría ofrecer un trabajo periódico de carácter familiar (por ejemplo, dos sesiones más en donde se trabaje con la familia) o referir a la familia a algún programa especializado perteneciente a la red de apoyo comunal. En aquellos casos en que la familia del estudiante decida participar del Programa, se sugiere desarrollar temáticas relacionadas con los intereses de los miembros de la familia, tomando como base el diagnóstico realizado previamente. Para estos casos, se puede intervenir tanto a nivel de cada grupo familiar como, también, a través de talleres grupales. Para esto, la dupla profesional aplicará sesiones previamente establecidas con no más de 10 familias. Los temas recomendados para trabajar con el grupo familiar y que han sido desarrollados en las orientaciones técnicas del área de prevención, son los siguientes:
Implementación del programa / 99
· Fortalecer al grupo familiar como agente preventivo del consumo de drogas y alcohol.
· Desarrollar
estrategias y herramientas para el adecuado manejo de
conflictos al interior de la familia.
· Potenciar
habilidades parentales que favorezcan el involucramiento
parental.
· Apoyar la elaboración de reglas específicas para prevenir el consumo de sustancias al interior de la familia.
· Elaborar normas claras y límites adaptativos al interior del grupo familiar. d.
Trabajo con la red
Implica el desarrollo, articulación y mantenimiento de redes al interior de la comuna que permitan referir a los estudiantes y/o sus familias que presentan consumo problemático u otras necesidades, cuya resolución pueda favorecer el trabajo preventivo y la realización del Plan de Intervención Individual. 5.7 Criterios de egreso del Programa Aun cuando este Programa posee un tiempo establecido para sus intervenciones, marcado por la finalización anual de las actividades, en casos excepcionales se puede producir un egreso anticipado de los usuarios. Para esto debe ocurrir alguno de los siguientes puntos:
· El cumplimiento por parte del usuario de los objetivos trazados en el Plan de Intervención Individual.
· La deserción voluntaria por parte del estudiante. · Cambio de establecimiento educacional. · Eventos disciplinarios que excedan la responsabilidad
del trabajo
profesional de los profesionales a cargo de la implementación del componente.
En caso de que se cumpla cualquiera de los criterios señalados con anterioridad, el equipo profesional deberá elaborar un informe que resuma la o las razones por la(s) cual(es) se determinó egresar con anticipación al usuario, para luego enviarlo al nivel regional, donde en conjunto con la dupla psicosocial se revisará la situación, y posteriormente decidir el curso de acción. Por último, la resolución tomada será informada al nivel nacional.
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/ 107
A N E XOS
■
ACTIVIDADES CRÍTICAS
·
instalación en establecimientos educacionales y comuna. La instalación de los profesionales en el ámbito comunal y en el establecimiento educacional se realizará durante los meses de enero y febrero.
·
Aplicación tamizaje. El tiempo estimado para esta actividad no deberá exceder a los primeros dos meses del periodo académico, correspondientes a los meses de marzo y abril.
·
Desarrollo diagnóstico biopsicosocial con usuarios seleccionados. Este proceso debiese demorar no más de cinco semanas, las cuales pueden iniciarse apenas terminada la aplicación del Instrumento de Tamizaje en el establecimiento educacional.
·
Desarrollo de un plan de intervención. Para el desarrollo de esta actividad, los profesionales tendrán un tiempo estimado de 20 días.
·
implementación de acciones preventivas. Estas acciones durarán un periodo de entre siete y ocho meses (entre mayo y diciembre).
·
seguimiento y monitoreo. Cada tres meses se solicitará un informe de avance, el que se contrastará con la información recolectada en relación al avance de las actividades realizadas.
108 / A tiempo /
Para el logro de las actividades anteriores, se deben considerar los siguientes pasos: 1. Establecimiento de Convenios de Colaboración. SENDA Nacional establecerá los Convenios de Colaboración con los municipios respectivos para la implementación del Programa. 2. Establecimientos educacionales para implementación. La selección de establecimientos educacionales será realizada por el nivel nacional de SENDA, en función de la implementación del Programa Chile Previene en la Escuela, considerando los siguientes criterios:
· En
caso de existir más de tres establecimientos implementando CHPE,
se priorizará por los tres de mayor vulnerabilidad (IVE-SINAE, Ley SEP, Diagnóstico comunal).
· En caso de existir menos de tres establecimientos CHPE en la comuna, se sumará un establecimiento considerando el criterio de vulnerabilidad de este (IVE-SINAE, Ley SEP, Diagnóstico comunal) y la disposición del mismo para implementar las actividades propias del componente. 3. Visación de establecimientos. SENDA Nacional analizará las propuestas enviadas por el nivel regional para ratificar o no la implementación del componente. 4. Instalación. La dupla psicosocial del Programa A Tiempo desarrollará acciones de instalación en los establecimientos educacionales para presentarlo, sensibilizar y capacitar a directivos y docentes en el funcionamiento del Programa y la temática de prevención selectiva del consumo de drogas en general. 5. Consentimiento informado. La dupla psicosocial desarrollará el proceso de consentimiento informado a los padres, madres y apoderados de los estudiantes de los establecimientos seleccionados. 6. Tamizaje. Dupla psicosocial aplicará Instrumentos de Tamizaje con los estudiantes (este instrumento considera las siguientes dimensiones: Individual, familiar, pares y conducta de consumo). 7. Diagnóstico en Profundidad. Con los estudiantes que fueron pesquisados se realizará un proceso de profundización diagnóstica para determinar los cursos de acción y desarrollar un Plan de Intervención Individual, el que considerará la dimensión familiar. Aquellos casos en que el diagnóstico arroje sospecha de consumo problemático, serán referidos a la red de atención de tratamiento mediante un proceso de referencia asistida.
Anexos / 109
8. Construcción de Plan de Intervención Individual. La dupla psicosocial desarrollará el Plan de Intervención Individual de los usuarios, el que considerará los factores de protección que se fortalecerán para disminuir los factores de riesgo arrojados en el diagnóstico. Este Plan deberá contener los objetivos y estrategias que se desarrollarán con cada usuario y permitirá orientar un trabajo específico con este. 9. Implementación de acciones preventivas. La dupla psicosocial desarrollará las actividades individuales, grupales y familiares con los usuarios, las cuales deberán estar en coherencia con los objetivos del componente en general y de los planes de intervención en particular. 10. Seguimiento. El proceso de seguimiento y monitoreo considerará informes periódicos, los cuales serán analizados de manera trimestral. 11. Evaluación: El Programa considerará un proceso de evaluación de resultados e impacto. Para este proceso se entregará un Instrumento de Tamizaje desarrollado especialmente para tal efecto, con sus respectivos puntajes de corte.
110 / A tiempo /
■■ CARTA DE COMPROMISO
Santiago,
de
de 2012
Señores:
Yo,
en
calidad de
mi
, en representación del
establecimiento educacional, ubicado en
RBD, de la comuna de
, , me comprometo a
región
trabajar con el SENDA en la implementación del Programa A Tiempo y facilitar el trabajo que realice el profesional que intervenga. El propósito de este Programa consiste en detectar de manera temprana factores de riesgo y factores de protección, y/o la presencia de conductas de riesgo, a fin de implementar las acciones necesarias para que, cuando así corresponda, la persona tenga acceso a diagnóstico y tratamiento de manera oportuna. Está orientado a realizarse en cursos de 7° básico a 1° medio.
Firma Director Establecimiento Educacional
Anexos / 111
■■ CONSENTIMIENTO INFORMADO
Estimado Apoderado/a: Como es de su conocimiento, el establecimiento educacional donde estudia su hijo(a)/pupilo participa del Programa Chile Previene en la Escuela. De acuerdo a lo anterior, entre los meses de marzo y abril del presente año se aplicará un cuestionario a los estudiantes del establecimiento para obtener información sobre cuáles son las necesidades de prevención más importantes del establecimiento educacional. Los resultados permitirán obtener un panorama general, y podrán detectar la necesidad de realizar un trabajo de mayor intensidad con algunos estudiantes, con el objetivo de prevenir el consumo de alcohol y otras drogas. Debido a esto, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) ofrece la posibilidad de participar de un programa de prevención llamado A Tiempo, el cual está focalizado en estudiantes de 7° y 8° básico, y 1° y 2° medio (en caso de establecimientos con educación media). El Programa cuenta con profesionales especializados en el tema, quienes trabajarán de manera individual y grupal con los estudiantes y sus familias. Tenemos la posibilidad de ofrecer este Programa a aquellos estudiantes que lo requieran; para ello, le solicitamos su consentimiento para poder realizar un
seguimiento de los cuestionarios y así poder determinar qué estudiantes requerirían de este trabajo especializado. La información siempre será tratada de manera confidencial, y en caso de que su hijo(a)/pupilo sea seleccionado para participar del Programa, le enviaremos un comunicado que anuncie el inicio de las actividades. La información individual no será compartida con el establecimiento educacional, a menos que consideremos que su hijo(a) requiera más ayuda, para lo cual nos contactaremos primero con ustedes como padres y/o apoderados. Es necesario señalar que este es un consentimiento de carácter pasivo, por lo que si no es recibido de regreso en un plazo de una semana, se entenderá que se
112 / A tiempo /
autoriza la participación del estudiante en el proceso anteriormente señalado. A su vez, la participación en este Programa es voluntaria. Si usted decide que una vez ingresado al Programa su hijo(a) no siga participando en él, y/o no desea proporcionar más información, usted podrá manifestarlo en cualquier momento al equipo a cargo. Ante cualquier duda o inconveniente, usted podrá contactar al equipo responsable del Programa: Nombre Profesional: Dirección: Teléfono: EN CASO DE QUE USTED NO DESEE QUE SU HIJO(A)/PUPILO PARTICIPE DEL PROCESO DE APLICACIÓN DEL CUESTIONARIO, COMPLETE EL SIGUIENTE RECUADRO Y ENVÍELO AL ESTABLECIMIENTO EDUCACIONAL.
Yo,
Padre/Apoderado de he recibido la información del Programa A Tiempo, para la prevención del consumo de drogas y alcohol en adolescentes y no consiento que el equipo del Programa A Tiempo de SENDA acceda a información sobre mi hijo(a)/pupilo. Además, no consiento que mi hijo(a)/pupilo participe del Programa en caso de quedar seleccionado. ,
Firma del Padre/Apoderado de
de 2012
Anexos / 113
■■
DECLARACIÓN DE ASENTIMIENTO INFORMADO
Por medio de la presente carta declaro que me han invitado a participar en un diagnóstico sobre uso de alcohol y drogas presentes en población escolar, que está realizando el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA). Se me ha informado que este diagnóstico pretende obtener datos importantes sobre factores de riesgo y protección que pueden existir en mi entorno cercano para favorecer o evitar el consumo de sustancias. Esta información será utilizada para el beneficio de la comunidad escolar, además de permitir identificar qué tipo de programas de prevención necesita el establecimiento escolar. Se me ha solicitado llenar una encuesta junto con todos los demás compañeros de clase, la que contiene preguntas de diverso tipo acerca de nuestros comportamientos y hábitos relacionados con estos temas. La información no será conocida por el establecimiento al que pertenezco de manera individual, sino que en resultados generales, o sea, no se conocerán los resultados por el nombre de cada uno de nosotros, sino como grupo curso o nivel. También se me ha explicado que se trata de una encuesta que se volverá a aplicar el próximo año, en esta misma fecha. Por esta razón, se me ha solicitado el nombre, teléfono y dirección donde vivo actualmente, para así facilitar el contacto en el futuro. Los profesionales a cargo me han asegurado que la información siempre será tratada en forma confidencial, salvo que yo quisiera que algún problema especial que pudiera tener con alcohol o drogas fuera conocido por otra persona. Ante cualquier duda o inconveniente se me ha solicitado contactar a las personas responsables de este diagnóstico: Nombre Profesional: Dirección: Teléfono: NOMBRE Y APELLIDO ESTUDIANTE
FIRMA
114 / A tiempo /
■■
INSTRUMENTO DE TAMIZAJE
Lee atentamente y sin apresurarte las preguntas y alternativas de respuesta de este cuestionario. Marca con una cruz la alternativa que elijas o escribe el número, según corresponda a la pregunta. Si no entiendes una pregunta, acércate al encargado para aclararla. Cuando la pregunta haga mención a “Padres o Apoderados” se referirá a cualquier persona mayor de edad que viva contigo y que esté al cuidado de tu bienestar físico y psicológico. Esta es una encuesta confidencial, esto quiere decir que las respuestas no serán públicas, por lo que puedes responder con toda tranquilidad. Estas preguntas son de información general sobre ti. Marca con una “X” la respuesta que mejor te describe. A. ¿Cuántos años tienes? (Contesta el número de años debajo de la pregunta, por
ejemplo 12)
B. ¿En qué curso estás? Séptimo básico
Octavo básico
Primero medio
C. ¿Eres hombre o mujer? Hombre
Mujer
Esta sección de preguntas es acerca de tu familia 1) ¿En tu casa, las reglas son claras? Siempre
Muchas veces
Pocas veces
Nunca
Segundo medio
Anexos / 115
2) ¿Te han conversado seriamente tus padres y/o apoderados sobre los peligros del consumo de drogas y alcohol? Mucho
Bastante
Poco
Nada
3) ¿Cuánto conocen tus padres y/o apoderados a tus amigos más cercanos? Mucho
Bastante
Poco
Nada
4) ¿Tus padres y/o apoderados están atentos a lo que haces en el colegio? Siempre
Muchas veces
Pocas Veces
Nunca
5) ¿Tus padres y/o apoderados, se darían cuenta si bebieras alcohol o usaras drogas sin su permiso? Sí
No
No sé
6) ¿Tus padres y/o apoderados controlan a qué hora llegas a tu casa? Siempre
Muchas veces
Pocas veces
Nunca
7) Durante una semana cualquiera, ¿tus padres y/o apoderados saben dónde estás? Siempre
Muchas veces
Pocas veces
Nunca
¿Cómo crees tú que estarían tus padres y/o apoderados en estas situaciones? 8) Si se enteran que te sorprendieron fumando en el colegio Extremadamente molestos
Bastante molestos
Algo molestos
No se molestarían
No sabes cómo reaccionarían
9) Si se enteran que has tomado alcohol con tus amigos Extremadamente molestos
Bastante molestos
Algo molestos
No se molestarían
No sabes cómo reaccionarían
116 / A tiempo /
10) Si se enteran que has probado la marihuana Extremadamente molestos
Bastante molestos
Algo molestos
No se molestarían
No sabes cómo reaccionarían
Las preguntas que siguen son acerca de aspectos personales ¿Cuál crees tú que es el riesgo que corre una persona que hace alguna de estas cosas? 11) Fuma uno o más cigarrillos todos los días Ningún riesgo
Poco riesgo
Bastante riesgo
Mucho riesgo
12) Toma uno o dos tragos todos o casi todos los días Ningún riesgo
Poco riesgo
Bastante riesgo
Mucho riesgo
Bastante riesgo
Mucho riesgo
13) Prueba marihuana una o dos veces Ningún riesgo
Poco riesgo
¿Qué te parece que una persona haga las siguientes cosas? 14) Fume uno o más cigarrillos todos los días Me parece bien
Ni bien ni mal
Me parece mal
Me parece muy mal
15) Tome uno o dos vasos de alcohol todos los días Me parece bien
Ni bien ni mal
Me parece mal
Me parece muy mal
Me parece mal
Me parece muy mal
16) Pruebe marihuana una o dos veces Me parece bien
Ni bien ni mal
Anexos / 117
La siguiente sección es acerca de tus sentimientos y experiencias en otros aspectos de tu vida. Si en tu grupo de amigos cercanos se enteraran que… 17) Has probado la marihuana, ¿qué harían tus amigos? Me dirían algo para que no lo hiciera
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada
No me dirían nada
No sé bien lo que harían
18) Has probado una droga distinta de la marihuana como cocaína, pasta base, éxtasis, ácidos o cosas parecidas, ¿qué harían tus amigos? Me dirían algo para que no lo hiciera
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada
No me dirían nada
No sé bien lo que harían
19) Te emborrachaste en un fin de semana, ¿qué harían tus amigos? Me dirían algo para que no lo hiciera
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada
No me dirían nada
No sé bien lo que harían
20) ¿Cuántos días has fumado cigarrillos durante los últimos 30 días? Nunca
1 o 2 veces
Semanalmente
Diariamente o casi todos los días
21) ¿Cuántos días has tomado algún tipo de alcohol durante los últimos 30 días? Nunca
1 o 2 veces
Semanalmente
Diariamente o casi todos los días
22) ¿Cuántas veces has consumido marihuana en los últimos 12 meses? Nunca
1 o 2 veces
Semanalmente
Diariamente o casi todos los días
23) ¿Cuántas veces has consumido cocaína o pasta base en los últimos 12 meses? Nunca
1 o 2 veces
Mensualmente
Diariamente o casi todos los días
118 / A tiempo /
A continuación te pediremos algunos datos, recuerda que todo lo que contestaste es confidencial. Indica por favor tu nombre y apellidos Nombre
Primer apellido
Segundo apellido
¿Dónde vives actualmente? Nombre de la calle
Número de la casa o del edificio
Número del departamento
Comuna
¿Dónde podemos ubicarte por teléfono? Anota los números que recuerdes Teléfono de la casa
Celular de tu mamá
Celular de tu papá
Celular tuyo
Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol
Bajo Manejo/ Involucramiento Familiar
Dimensión Familia
FACTOR DE RIESGO
Si se enteran que has tomado alcohol con tus amigos
Si se enteran que has probado la marihuana
9
10
Si se enteran que te sorprendieron fumando en el colegio
Durante una semana cualquiera, ¿tus padres y/o apoderados saben dónde estás?
7
8
¿Tus padres y/o apoderados controlan a qué hora llegas a tu casa?
6
1
1
0
0
muchas veces
siempre
muchas veces
2
0
siempre
No
1
0 Si
muchas veces
1
0 siempre
bastante
1
Mucho
0
bastante
1
0 Mucho
muchas veces
siempre
2
pocas veces
2
pocas veces
1
No sé
2
pocas veces
2
poco
2
poco
2
pocas veces
ATRIBUTOS
3
nunca
3
nunca
X
X
3
nunca
3
nada
3
nada
3
nunca
Bastante molestos 2 Bastante molestos 2
0 Extremadamente molestos 0
1
0 Extremadamente molestos
Bastante molestos
Extremadamente molestos
4
Algo molestos
4
Algo molestos
3
Algo molestos
5
No molestos
5
No molestos
4
No molestos
¿Cómo crees tú que estarían tus padres y/o apoderados en estas situaciones?
¿Tus padres y/o apoderados se darían cuenta si bebieras alcohol o usaras drogas sin su permiso?
5
¿Cuánto conocen tus padres y/o apoderados a tus amigos más cercanos?
3 ¿Tus padres y/o apoderados están atentos respecto de lo que haces en el colegio?
¿Te han conversado seriamente tus padres y/o apoderados sobre los peligros del consumo de drogas y alcohol?
2
4
¿En tu casa, las reglas son claras?
PREGUNTAS
1
PREGUNTA
N°
■■ TABLA TAMIZAJE
3
No sabes cómo reaccionarían
3
No sabes cómo reaccionarían
2
No sabes cómo reaccionarían
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
5
9
PUNTO CORTE
14
20
PUNTAJE MAX
Anexos / 119
Actitud favorable hacia el consumo de alcohol y drogas
Baja percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas
Dimensión Individual
Fume uno o más cigarrillos todos los días
11
Pruebe marihuana una o dos veces
13
Poco riesgo 2 Poco riesgo 3 Poco riesgo 3
Ningún riesgo 3 Ningún riesgo 4 Ningún riesgo 4
2
Bastante riesgo
2
Bastante riesgo
1
Bastante riesgo
Tome uno o dos vasos de alcohol todos los días
Pruebe marihuana una o dos veces
15
16
Fume uno o más cigarrillos todos los días Ni bien ni mal 3 Ni bien ni mal 3
4 Me parece bien 4
2
3 Me parece bien
Ni bien ni mal
Me parece bien
2
Me parece mal
2
Me parece mal
1
Me parece mal
¿Qué te parece a ti que una persona haga las siguientes cosas?
Tome uno o dos tragos todos o casi todos los días
12
14
ATRIBUTOS
X
X
Me parece muy mal 0
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
0
Me parece muy mal
0
Me parece muy mal
0
Mucho riesgo
0
Mucho riesgo
0
Mucho riesgo
¿Cuál crees tú que es el riesgo que corre una persona que hace alguna de estas cosas?
PREGUNTAS
N° PREGUNTA
6
8
PUNTO CORTE
11
11
PUNTAJE MAX
120 / A tiempo /
Consumo
Conductas de riesgo
Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas
Dimensión Pares
ATRIBUTOS
23
21
¿Cuántas veces has consumido cocaína o pasta base en los últimos 12 meses?
¿Cuántos días has tomado algún tipo de alcohol durante los últimos 30 días?
20
22
¿Cuántos días has fumado cigarrillos durante los últimos 30 días?
¿Cuántas veces has consumido marihuana en los últimos 12 meses?
PREGUNTAS
N° PREGUNTA
Te emborrachaste en un fin de semana, ¿Qué harían tus amigos?
19
No me dirían nada
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada 1
Me dirían algo para que no lo hiciera 0
1
1 o 2 veces
Nunca 0
1
1 o 2 veces 0
Nunca
2
1 o 2 veces
Nunca 0
1
0
1 o 2 veces
3
1
0
Nunca
No me dirían nada
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada
Me dirían algo para que no lo hiciera
2
Mensualmente
2
Mensualmente
3
Semanalmente
2
Semanalmente
ATRIBUTOS
3
3
1
0
No me dirían nada
Algunos me dirían algo y otros no me dirían nada
Me dirían algo para que no lo hiciera
Si en tu grupo de amigos cercanos se enteraran que…
18
Has probado la marihuana, ¿Qué harían tus amigos?
PREGUNTAS
Has probado una droga distinta de la marihuana como cocaína, pasta base, éxtasis, ácidos o cosas parecidas, ¿Qué harían tus amigos?
17
N° PREGUNTA
X
X
Diariamente o casi diariamente 3
X
X 3
Diariamente o casi diariamente
X
X
Diariamente o casi diariamente 4
X
X
X
X
X
X
X
X
3
Diariamente o casi diariamente
2
No sé bien lo que harían
2
No sé bien lo que harían
2
No sé bien lo que harían
9
PUNTO CORTE
6
PUNTO CORTE
13
PUNTAJE MAX
9
PUNTAJE MAX
Anexos / 121
122 / A tiempo /
■■ PREGUNTAS ORIENTADORAS PARA LA ENTREVISTA INDIVIDUAL SEMIESTRUCTURADA
Este apartado tiene como objetivo facilitar y apoyar a los profesionales en la fase correspondiente al Diagnóstico en Profundidad, por lo que consta de una serie de preguntas y sugerencias para el abordaje de la entrevista individual semiestructurada. Para ello se recomienda realizar preguntas de carácter abierto y reflexivo, donde el estudiante pueda construir un relato en torno a sus experiencias y a sus temáticas relevantes, todo lo cual permitirá profundizar en los factores de riesgo presentes en el tamizaje y complementar los resultados con la indagación de factores protectores. Preguntas orientadoras: Bajo manejo / Involucramiento familiar Si el estudiante puntúa en esta escala, se puede preguntar:
· ¿Cómo es tu familia? · ¿Cómo te sientes en tu familia? · ¿Hay alguien más aparte de tu familia que sea importante para ti?, ¿quién? Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol Dependiendo de si el estudiante puntúa en esta escala, se puede preguntar:
· ¿Hay prevalencia de consumo en uno o ambos progenitores? · ¿Hay prevalencia de consumo en algún adulto significativo que reside con el adolescente?
· ¿Existe permisividad ante el consumo de cigarrillos, alcohol y/o drogas?, ¿varía según el tipo de sustancia?
Baja percepción de riesgo y/o actitud favorable al consumo de alcohol o drogas Si el estudiante puntúa en esta escala, se puede preguntar:
· ¿Estarías de acuerdo en probar ciertas drogas?, ¿cuáles? · ¿Qué pensarías si alguno de tus padres/pares consumiera? · ¿Cómo te sentirías si alguno de tus padres/pares consumiera? · ¿Qué harías si alguno de tus padres/pares consumiera?
Anexos / 123
Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas Dependiendo de si el estudiante puntúa en esta escala, se puede preguntar:
· ¿Con quiénes te juntas? · ¿Cuántos amigos y grupos de amigos tienes? · ¿Con cuáles te sientes más cercano/lejano? · ¿Dónde te juntas con tus amigos? · ¿Siempre te has relacionado con los mismos amigos? · ¿Cuán peligroso es para ti estar en un grupo familiar/pares que consume? Profundizar en cada dimensión: física, emocional y relacional
Conducta de Riesgo Dependiendo de si el estudiante puntúa en la escala de consumo, se puede preguntar:
· ¿Dónde es más peligroso consumir? Ejemplo: en tu casa, en casa de un amigo, en un carrete, en la plaza, etc.
· Indagar y profundizar motivaciones para el consumo. · Indagar y profundizar en patrones de consumo. Temas a conversar con el estudiante: Estos son algunos ejemplos de temas que se pueden conversar con el estudiante con el fin de incentivar la apertura hacia temáticas relacionadas con factores de riesgo y protección asociadas al posible consumo de sustancias.
· Relata algún episodio familiar que te parezca interesante. Ejemplos: la última vez que te castigaron, una situación de estrés familiar (desde una separación
o cesantía de uno de los padres, hasta situaciones cotidianas: falta el pan a la hora de cenar, pelea entre vecinos, etc.).
· En relación a lo anterior, ¿cómo se resolvió el conflicto?, ¿quién lo resolvió?, ¿te sentiste partícipe en la solución?, ¿cuál es la frecuencia de estas situaciones?, ¿cómo reaccionaron tus papás?
· Cuéntame una experiencia positiva que hayas tenido con tus amigos. · Relátame una experiencia negativa que hayas tenido con tus amigos. · Cuéntame cómo es estar en esta (e) escuela/colegio. · Relátame qué te gusta hacer después de clases. ¿Tienes algún pasatiempo preferido?, ¿cuál?, ¿por qué ese en especial? o ¿por qué crees que no tienes uno?
124 / A tiempo /
■■ TABLA RESUMEN DIAGNÓSTICO EN PROFUNDIDAD RESULTADO
Tamizaje
Diagnóstico complementario
DIMENSIÓN Consumo
Individual
Pares
Familiar
Anexos / 125
■■ FORMULARIO PARA LA REFERENCIA ASISTIDA DE USUARIOS HOJA 1: Información General DATOS GENERALES
Establecimiento educacional Curso Nombre usuario Apellido paterno usuario Apellido materno usuario Edad
RESULTADO TAMIZAJE
Factor de Riesgo
Presencia (marcar SÍ o NO)
Bajo Manejo/Involucramiento Familiar Actitudes favorables de los padres hacia el uso de drogas y alcohol Baja percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas Actitud favorable hacia el consumo de alcohol y drogas Recompensas o gratificaciones de los amigos por consumo de drogas Consumo
INDICADORES PARA LA REFERENCIA ASISTIDA
Sospecha de consumo problemático de drogas y/o alcohol del usuario Vulneración grave de derechos Infracción de Ley del usuario Usuario relacionado con tráfico de drogas al interior del establecimiento Episodios de violencia intrafamiliar grave Antecedentes y/o presencia de trastornos psiquiátricos en el usuario Otros
Presencia (marcar SÍ o NO)
Estrategia para la referencia
N° actividad
Dimensión
las categorías que aparecen en la página siguiente).
Red para la referencia
Seguimiento programado
HOJA 2: Planilla Registro de Actividades para Referencia Asistida (completar cada cuadro según
Agentes involucrados
126 / A tiempo /
Anexos / 127
Contenidos para completar cada columna de la HOJA 2 ESTRATEGIA PARA LA REFERENCIA
REDES PARA LA REFERENCIA
Consejería (entrevista motivacional)
SENAME
Visita domiciliaria (de ser necesaria)
24 Horas
Otro (consignar)
OPD PIB
DIMENSIÓN
PIE
Individual
Consultorio (GES)
Familiar
COSAM CESFAM
SEGUIMIENTO PROGRAMADO
Hospital
al mes
Programa de dependencia municipal
3 meses
Otro (consignar)
AGENTES INVOLUCRADOS EN EL PROCESO
Psicólogo Trabajador social Docente Orientador Familiar Adulto significativo Usuario Otro (consignar)
HOJA 3: Resumen de Actividades TABLA RESUMEN
Número total de actividades realizadas
Fecha en que se realizó la referencia
Fecha de seguimiento programado
Reincorporación del usuario (solo si corresponde)
A tiempo
www.senda.gob.cl
Una estrategia de detecci贸n precoz y trabajo preventivo del consumo de drogas y alcohol en adolescentes
SENDA
SENDA