4 minute read
La Oxitocina - Llamada la hormona del amor
LA OXITOCINA
Llamada la hormona del amor
Advertisement
Por Patricia Rodríguez - Purnam Giri
Marianne Rojas Estape, psiquiatra española, ha dedicado mucho tiempo a la investigación sobre los efectos y como potenciar la oxitocina, llamada la hormona del amor, la que se genera cuando estamos en calma, serenidad y empatía, la que cuando aumentamos sus niveles, estaremos más atentos y dispuestos para la generosidad, afectando positivamente el desarrollo de vínculos afectivos sanos. Las condiciones que vivimos últimamente por la violencia, el cambio climático, la crisis económica, los conflictos entre los países, la pandemia, nos han creado mucho miedo, emociones desagradables y preocupaciones, accionando importantes efectos negativos sobre la salud mental, lo que estimula la secreción de cortisol, hormona que hace que nuestro corazón lata más rápido, que estemos más alerta, muy importante para poder responder en ciertas ocasiones de manera eficiente poniéndonos en disposición para escapar del peligro, todo lo anterior en mayor o menor medida, nos coloca en situación de vulnerabilidad emocional, haciendo que en nuestros cuerpos se presente una mayor nivel de cortisol, ya que desde el contexto y por el medio social percibimos una amenaza por lo cual debemos responder de forma activa para protegernos, algo interesante además importante tener en cuenta es que el nivel de cortisol aumenta no solo cuando hay riesgo objetivo, sino también cuando nuestra mente imagina o asocia un riesgo real o no, siendo así nuestras preocupaciones, miedos e inquietudes activadores de esta hormona, haciendo que tengamos menos control para gestionarlos, ya que ellos aparecen de forma irracional, haciendo que nuestro cuerpo esté infectado de cortisol, es entonces cuando la oxitocina ocupa un rol protagónico para poder sopesar y regular. Con frecuencia hemos oído hablar de la oxitocina, cuando las mujeres se encuentran en la etapa de parto o lactancia, pues en esos momentos es que entre la madre y el hijo se produce en altos niveles, sin embargo se ha sabido que los seres humanos tenemos la capacidad de promover su producción e incentivar su secreción con actos conscientes para lograr contrarrestar momentos de alto cortisol, equilibrando y controlando nuestro estado de alerta, ese que puede producir un estado importante de malestar, a través de acciones basadas en el amor hacia los otros, como por ejemplo realizando muestras físicas de afecto y escuchando atentamente o haciendo que otro se sienta acogido. Cuando somos conscientes del aquí y el ahora frente a lo que estamos pensando y sintiendo podemos darnos cuenta de cuando nuestro cuerpo se encuentra con altos niveles de cortisol y poder entonces activar la oxitocina, tanto en nosotros como en los demás, pudiendo bajar la sensación de malestar y responder de manera más adecuada a los estímulos del medio en una forma más afectiva. La oxitocina es una hormona liberada por la glándula pituitaria, órgano endocrino que en términos yoguicos está posicionada en correspondencia con el tercer ojo. La oxitocina tiene dos tipos de funciones principales, las fisiológicas y las neurológicas. Influye en nuestro cuerpo y también sobre nuestro comportamiento. A nivel fisiológico es la que estimula la dilatación cervical y vaginal necesaria para dar a luz y permite la producción de leche a la madre.
A nivel del comportamiento a esta hormona se le atribuyen una serie de funciones que facilitan el enamoramiento, el mantenimiento de relaciones duraderas, el apego entre padres e hijos, la empatía, la generosidad y la autoestima. Bautizada como la hormona de los mimosos, la hormona de la monogamia y hormona del amor, la liberación de oxitocina en nuestro cuerpo aumenta cuando tenemos un orgasmo o cuando recibimos caricias, cuando tenemos que empatizar con las emociones de los demás, por eso es importante desarrollar e intentar producir mucha más ya sea con cariño, caricias, expresiones de amor y en general con actividades que estimulen nuestros sentidos de forma placentera. Hay ciertas prácticas que recomiendan para aumentar la producción de oxitocina como: Practicar yoga, seguramente has sentido que flotas al salir de una práctica de yoga, pues detrás de esta sensación se esconde entre otros muchos factores, la oxitocina, de hecho, existen Asanas y Pranayamas específicos para el cuidado del hipotálamo y la glándula pituitaria, encargados de la producción y secreción de la misma, como por ejemplo Surya Namaskar, Sirshasana, Yoga Mudrasana, Matsyasana, Sumeru Asana, Pranamasana, Pasa hastasana. Abrazar a alguien por al menos durante 8 segundos. Mirar a los ojos atentamente cuando alguien nos habla. Alegrarnos por los otros cuando nos exponen algo que les es importante o nos exponen un logro. Escuchar activamente con atención, desplegando toda nuestra empatía hacia la otra persona. Evitar gritar, pues esto genera un aumento de cortisol en el receptor, pues se siente amenazado y con miedo, al estar molestos lo mejor es buscar una técnica que nos permita respirar, pensar en opciones de reacción y acción para tranquilizarse, salir a tomar aire y haciendo conciencia de nuestra respuesta física cuando levantamos la voz o estamos enojados, entre otras. Darnos cuenta de cómo la tecnología a pesar de sus beneficios nos mantiene atados, atentos y alertas a las aplicaciones de redes sociales y sus notificaciones. Evitando la sobreexposición para no ser presos de lo que pasa en las redes sociales, es muy importante reconocer esto para buscar sensaciones placenteras en otras estancias, como compartir con amigos y familiares, practicar yoga y meditación, practicar deportes. Estimular su producción con alimentos como chocolate semiamargo, leche animal, con especias como el eneldo, el romero, el perejil, el hinojo, la hierbabuena, el tomillo y con fruta con contenido de vitamina C, porque mejora la eficacia de su mecanismo de producción. Ahora que tienes información sobre las herramientas científicas que te ayudarán a generarla en ti y en los demás.