5 minute read
\ Alcanzando la Plenitud Psicológica y lograr la Espiritualidad
Alcanzando Plenitud Psicológica y lograr la Espiritualidad
Por Patricia Rodríguez - Purnam Giri
Advertisement
Imaginariamente digamos que tu mente sería un círculo, el aparato psíquico completo se vería así: dentro del círculo u n a l í n e a e n l a p a r t e s u p e r i o r, representaría el umbral de la conciencia, lo que está por encima de esta línea, sería tu consciente habitual; lo que estarías usando para poner atención a esta lectura y lo que está debajo, es tu inconsciente, lo que forma parte de tu m e n t e p e r o n o c o n o c e s p o r q u e permanece oculto, ahí se encuentra la raíz de todo lo que piensas, todo lo que sientes y todo lo que haces, tus miedos y f o b i a s , t u s d e s e o s y t r a u m a s , t u s desviaciones, tus patrones automáticos, tus necesidades más profundas.
Para lograr la plenitud psicológica es necesario integrar esas dos partes de nuestra mente, el consciente y el inconsciente, llevando a cabo un proceso de individuación, lo que significa llegar a ser un individuo integrado con nuestra peculiaridad más interna única e incomparable, llevando a cabo la autorrealización, dándonos cuenta de todo lo que permanece oculto, integrando esos contenidos armoniosamente a nuestra estructura de carácter, lo que será una vía de desarrollo, haciendo un proceso continuo e ininterrumpido. Cuando enfrentamos el caos de nuestra propia ignorancia e inconciencia y nos damos cuenta de nuestra verdadera naturaleza, poco a poco nos vamos haciendo más capaces y más sabios, porque a medida que avanzamos en este proceso hacia la realización, adquirimos más habilidades y dominamos más rasgos de nuestro carácter, aumentamos nuestra capacidad de aprovechar las oportunidades que la vida nos presenta, nos volvemos más resolutivos y logramos más destreza para resolver los problemas y conflictos que vamos enfrentando. Esta aspiración a seguir indagando de forma continua en la verdad de lo que individualmente somos, es el antídoto contra la mediocridad, el aburrimiento existencial y el resentimiento que están desesperándonos como individuos y como sociedad. Dando cabida a esos rasgos distintivos que ocasionan el aplastamiento del individuo, pues el desconocimiento de nuestra responsabilidad individual no conduce a ninguna realización, solo nos
lleva a amplificar nuestra guerra abierta contra la verdadera realidad, a contener nuestro verdadero potencial, a desatar nuestras repuestas emocionales negativas e impedirnos llegar a quien pudiéramos llegar a ser, la individuación nos ubica en un camino significativo con propósito que nos permite reconciliarnos con la realidad, desplegar nuestro propio potencial y alcanzar la plenitud, la individuación nos sitúa fuera de los enredos emocionales y los impactos violentos de la vida . Los pilares de la individuación, que son especialmente relevantes serían tres: El primer pilar sería la aceptación de uno mismo, haciendo una evaluación precisa y honesta del actual estado de nuestro carácter, reconocer y aceptar los rasgos que son defectos y debilidades dándonos cuenta de los errores y fracasos que éstos llegaron a provocar, sin un reconocimiento honesto de todo esto que sabemos que deberíamos corregir en nosotros mismos en nuestra propia mentalidad y carácter no puede haber desarrollo de nuestra conciencia, manteniéndonos serenos corteses y amables, dejando de reprimirnos y aceptando las cosas como son, aceptando la realidad surgen habilidades inusuales que antes no habrías podido imaginar, Segundo pilar sería la aceptación de los otros, especialmente de nuestros familiares, vivir los dramas familiares desde el victimismo y la culpa, pensando porqué nuestros familiares nos trataron así, ya que estos pensamientos nos hunden en un agujero psicológico sin fondo, pues para esta pregunta retórica, nunca hallaremos una respuesta definitiva, convirtiéndose en un bucle mental llevándonos a la culpa, la desesperación y el hundimiento, no importa los agravios, que un adulto haya cometido contra nosotros siendo niños, siendo ya adultos debemos tomar esos agravios como unas circunstancias que debe aceptar con objetividad, aceptando las cosas como fueron, viendo la enseñanza que dejaron y no como nos hubiera gustado que fueran, puesto que solo así, lograremos sanarnos, crecer y mejorar valores como el esfuerzo, la responsabilidad individual, la valentía, la templanza y la audacia, valores que nos conducen a la individuación. El tercer pilar es tener objetivos por los que trabajar, pues no podemos dejar pasar la vida aleatoriamente, una vida con objetivos es en general más rica, mejor y más saludable, necesitamos algo significativo por lo que trabajar con dedicación, persistencia y esmero, cuando caminamos hacia el pasado nos dirigimos a la desesperación, al resentimiento y la amargura, pero cuando establecemos un propósito significativo nos movemos hacia la posibilidad, hacia lo que esta delante de nosotros, la atención sale de lo patológico y se ancla hacia lo constructivo, con una meta clara, definida como una misión de vida, algo que sea lo suficientemente gratificante a largo plazo, para mantenernos en el camino y lo suficientemente desafiante para atrevernos a vivir esas experiencias nobles que sacan de nuestro inconsciente todos esos contenidos que necesitamos integrar. Como estas cumpliendo con tu tarea vital, tu razón de ser, el sentido y el propósito de tu existencia, esa pregunta de cuál es la misión de vida, es la pregunta central de la individuación, la más determinante de todas las preguntas, si queremos manifestar todo nuestro potencial y pulirlo, necesitamos una dirección significativa que nos mueva y nos vaya presentando esos obstáculos y envistes que solo pueden ser superados si damos lo mejor de nosotros mismos. Porque mirar al rededor en busca de ayuda crees que la ayuda vendrá de afuera, lo que ha de llegar lo creas en ti y para ti, así que mira en tu interior, no te compares, no te midas con otros, ningún otro camino es como el tuyo, el resto de caminos solo te tientan y engañan, debes cumplir con el camino que está en ti, que exige mayor responsabilidad individual y conciencia, para volverte dorado.