REFLEXIONES

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REFLEXIONES E INSPIRACIÓN


Cultura ecológica

Como todos sabemos que el cuidar nuestro planeta desde casa no es tarea difícil, solo tenemos que tener cultura ecológica y aprender a ahorrar energía. En la fila del supermercado, el cajero le dijo a una señora mayor que debería traer su propia bolsa para las compras, ya que las bolsas plásticas no son buenas para el medio ambiente y era necesario tener cultura ecológica. Este es nuestro problema ahora. Su generación no tuvo suficiente cuidado para preservar nuestro medio ambiente. La señora pidió disculpas y explicó:


Es que no había esta cultura ecológica en mis tiempos... En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosas y las de cerveza se devolvían a la tienda; la tienda las enviaba de nuevo a la planta para ser lavadas y esterilizadas, antes de llenarlas de nuevo, de manera que podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban. Pero no teníamos cultura ecológica en nuestros tiempos... Subíamos las gradas porque no había escaleras mecánicas en cada comercio y oficina. Caminábamos hasta el almacén en lugar de montar en nuestro vehículo de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitábamos recorrer dos cuadras. Pero tenía razón: no teníamos la cultura ecológica en nuestros días... Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en esas máquinas consumidoras de energía sacudiéndose a 220 voltios; la energía solar y la eólica verdaderamente secaban nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores; no siempre modelitos nuevos. Pero está en lo cierto: no teníamos una cultura ecológica en nuestros días... En ese entonces teníamos una televisión o un radio en la casa, no un televisor en cada habitación; y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo (¿se acuerdan?), no una pantalla del tamaño de un estadio. En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hacían todo por nosotros. Cuando empacábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no plastoformos ni bolitas plásticas. En esos tiempos no encendíamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el pasto; usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que funcionan con electricidad. Pero está en lo cierto: en esos tiempos no había una cultura ecológica... Bebíamos de una fuente cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o


botellas de plástico, cada vez que teníamos que tomar agua. Recargábamos las plumas fuentes con tinta, en lugar de comprar una nueva; cambiábamos las hojillas de afeitar en vez de echar a la basura toda la afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo. Pero no teníamos una cultura ecológica por entonces... En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o un ómnibus y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminaban, en lugar de usar a la mamá como un servicio de taxi de 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación, no un banco de enchufes para alimentar una docena de artefactos; y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales de satélites a kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima. Así que, ¿no les parece lamentable que la actual generación esté lamentándose cuán botarates éramos los viejos por no tener esta cultura ecológica en nuestros tiempos?


CONCIENCIA

Los buenos duermen bien

El primer beneficio que puedes obtener de planear tus acciones es una “conciencia tranquila”. Cuando actúas de acuerdo con tus


valores sabes que cada día te estás esforzando por ser una mejor persona. El otro gran beneficio es para el mundo a tu alrededor: aparte de demostrar respeto por los demás y ponerles el ejemplo, puedes andar tranquilo ya que quien obra según su buena conciencia puede realizar todas sus actividades con seguridad durante el día y descansar tranquilo por la noche. Pero recuerda, el trabajo de la conciencia nunca se detiene y no se limita a la planeación, también se trata de revisar tus acciones. Esta revisión consiste en hacerte preguntas a ti mismo para ver qué dirección le estás dando a tu vida, por ejemplo: “¿Estoy realizando mi mejor nivel de esfuerzo en la escuela?”, “¿Soy comprensivo con la situación y los problemas de mi familia?”, “¿Ayudo a las personas que lo necesitan?” ¡La lista podría ser mucho más larga! Estas reflexiones te dan una idea de tus logros y te sirven para reconocer cuáles acciones o actitudes no son buenas. Si de repente notas que has cometido errores o malas acciones no te preocupes: hay miles de oportunidades para corregir tus defectos y reorientar tu vida.


COMPASIร N

Los zapatos de los otros En el mundo actual cada quien estรก preocupado por sus propios problemas y a veces se vuelve indiferente al dolor y los padecimientos de los demรกs. Esa situaciรณn se explica porque todos tenemos cientos de asuntos por resolver y vivimos nuestras tristezas particulares. Sin embargo, si ignoramos lo que les pasa a


los demás, podemos hacer del mundo un lugar cruel e inhumano. Al mismo tiempo cerramos la oportunidad de que los demás comprendan los males que pueden pasarnos a nosotros. Ejercer la compasión exige el esfuerzo de ir contra el egoísmo y la indiferencia pero es una forma de construir un mundo mejor. El primer paso es, por un instante, “ponernos en los zapatos del otro”. Por ejemplo, si vemos a un anciano abandonado, sentir por un momento que somos él. Si vemos a un pequeño en situación de calle, vivir por un instante sus dificultades. Pero la compasión no debe limitarse sólo a sentir, debe impulsarnos a cooperar para que esas personas dejen de sufrir. Tal vez nuestro esfuerzo no sea suficiente, pero siempre tendrá algún beneficio. En el mundo abundan las oportunidades para vivir la compasión: desde comprender al amigo que nos cuenta algún problema, hasta participar en un programa de recolección de ayuda para las víctimas de un desastre. Aprovecha esas oportunidades para que tu corazón sea más grande.


AUTOESTIMA

¿Qué haces cuando tienes en las manos algo muy valiosas e importantes, por ejemplo, un pajarito vivo que rescataste? Sin duda lo tratas con mucha responsabilidad y cuidado. Eso ocurre contigo mismo cuando reconoces tu valor como persona: te cuidas y te proteges para ser cada día mejor, conquistar tus metas y vivir tus ilusiones. En otras palabras, vas adquiriendo cariño y control sobre tu propia persona. Quienes no lo hacen caen en graves peligros


como la tristeza, las actividades peligrosas y el uso de alcohol y drogas. Éstos implican un grave riesgo para la vida y dañan a las personas que no se creen merecedoras de la felicidad. Nunca olvides que por el solo hecho de vivir (no importa si eres gordo o flaco, rubio o moreno, alto o bajo) tú mereces todo lo mejor, tienes derecho a las máximas oportunidades, al amor de tu familia, la educación, la seguridad, la diversión y el desarrollo de tus capacidades. Por tu gran valor nadie tiene derecho a maltratarte o pedirte que hagas cosas que te perjudiquen. Esta visión puede ayudarte a orientar tus esfuerzos hacia el éxito y los logros personales. Al mismo tiempo aprende a reconocer el valor y los derechos de todos los demás, Ayúdalos a descubrir que ellos, como tú, merecen quererse a sí mismos!


Fábula del tonto

El que se hace el tonto conoce perfectamente su sabiduría y también sus limitaciones, además las reconoce públicamente, y no alardea de sus capacidades. Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño


grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: - Lo sé señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda. Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones: La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es. La segunda: ¿Cuáles son los verdaderos tontos de la historia? La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos. La cuarta: y la conclusión más interesante: Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo. MORALEJA: El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente...


El billete de 500 euros

Si estás atravesando un mal momento personal te aconsejo que leas esta historia y verás cómo te ayuda a reflexionar sobre lo que tú eres realmente. Pablo, con el rostro abatido de pensar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!... Todo parecía estar mal en su vida... Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 500 euros y le dijo: -¿Quieres este billete?. Pablo, un poco confundido al principio, le contestó: -Claro, Laura... son 500 euros ¿Quién no los querría?.


Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola… Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle: -Y ahora, ¿lo quieres también?. -Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 500 euros. Claro que lo aceptaré si me lo das. Laura desdobló el billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. -¿Lo sigues queriendo?. -Mira, Laura, sigo sin entender a dónde vas, pero es un billete de 500 euros y mientras no lo rompas, conserva su valor... -Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido... Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado. Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar decir palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro… Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: -Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 500 euros para poderlo usarlo con el próximo amigo que lo necesite. Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.


Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta... Reflexión sobre la historia ¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos?. Claro que no basta con el mero propósito... Se requiere acción y existen muchos caminos… Trata de contestar a estas preguntas 1.- Nombra las 5 personas más adineradas del mundo. 2.- Nombra las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Universo. 3.- Nombra 10 ganadores del premio Nobel. 4.- Nombra los 5 últimos ganadores del Oscar como mejor actor o actriz. ¿Qué tal?. ¿Mal?. No te preocupes. Ninguno de nosotros recuerda los titulares de ayer. Los aplausos se van. ¡Los trofeos se empolvan!. ¡Los ganadores se olvidan! Ahora contesta a estas otras 1.- Nombra 3 profesores que te hayan ayudado en tu formación. 2.- Nombra 3 amigos que te hayan ayudado en tiempos difíciles. 3.- Piensa en alguna persona que te hayan hecho sentir algo especial. 4.- Nombra 5 personas con las que disfrutes pasar tú tiempo. ¿Qué tal? ¿Te fue mejor? Las personas que marcan la diferencia en tu vida no son aquellas con las mejores credenciales, con mucho dinero, o los mejores premios...


Son aquellas que se preocupan por ti, que te cuidan, las que de muchas maneras están contigo. Reflexiona un momento… La vida es muy corta... Tú ¿En qué lista estás? ¿No sabes?... déjame darte una ayuda... No estás entre los famosos, pero sí entre los que recordé para enviarles este mensaje...


HOY

"Hoy que la noche estĂĄ frĂ­a y lluviosa, me llena de tristeza aquel destino que en certeza separa a los mortales que jamĂĄs se juraron la palabra amor."


En cada amanecer

En cada amanecer los seres humanos abrimos los ojos para enfrentarnos a otro día más... La mañana se va llenando de un taconeo que marca la carrera veloz de gente que marcha hacia sus tareas diarias... Las calles se llenan de estudiantes, trabajadores y gente desempleada que se afanan por llegar al lugar esperado... Tanta es la prisa que el tiempo no es suficiente para detenernos a mirar el interior del ser humano que nos rodea... Nuestros ojos se conforman con fijarse en el exterior solamente... Recordamos el largo de una falda, la marca del pantalón, el color de la piel...


Comentamos el gesto huraño de algún compañero sin buscar la causa que lo provocó... Transcurre el día y no hemos mirado el interior del amigo que nos acompaña diariamente... Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente... Cada ser humano tiene un pedazo de Dios dentro... ¡Es lo que debería llamar nuestra atención diaria! En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendamos el valor que tiene para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no conocemos... Antes de burlarnos del que no aprende con la rapidez de los demás, demos un aplauso a su magia para ser bueno con sus semejantes... Todos los días son buenos para comenzar a descubrir sonrisas hermosas manos hábiles, actos valiosos, espíritus valientes, luchadores incansables... Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre, puede utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean... Hagamos un alto en nuestra prisa diaria, miremos el interior de nuestros hermanos y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisiéramos que fueran...


Una nueva oportunidad

He tenido malas experiencias en la vida, motivos para llorar y sufrir… pero he decidido no dejarme llevar por el pasado. Estoy lejos de la perfección, he cometido errores, pero como persona soy única, no hay nadie como yo. Tengo derecho a encontrar el amor y la felicidad, y lo haré. Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad. Puede que en tu primera etapa sufrieses y llorases, pero hoy se te concede una nueva oportunidad en la vida… No cierres tus ojos y tu corazón a otra opción, no conviene vivir con miedos impuestos del pasado. No descartes el amor, puede que ahora te cuestiones mucho y pienses que tras lo vivido el amor ya no es una opción. Pero todas esas preguntas y dudas que te asaltan no obtendrán respuesta si te quedas en tu cuarto rebañándote entre tristeza y reproches. Sólo abriendo tu corazón podrás saber hasta donde puedes llegar


siendo una persona nueva. La vida nunca es como uno quiere que sea, cuando más confiamos más nos hieren; tras una dolorosa experiencia decimos que nunca más volveremos a creer en el amor, pero al final no es así. No debes bajar las manos, debes seguir en tu búsqueda. Un día te encontrarás con alguien y te dará miedo dar un paso adelante, miedo a que te vuelvan a dañar, miedo al fracaso y a lo que dirá la gente si decides rehacer tu vida… -No permitas que el miedo te domineEs lógico que al principio tengas miedo a que se repita el pasado, pero tienes capacidad de enfrentar la adversidad, nada puede negarte la felicidad que mereces, todos debemos sentirnos amados en la vida. ¿Dices que te dejó de lado a la primera de cambio? ¿Y qué? No pasa nada, todas las cosas se pueden superar, tenemos capacidad de ello. Todos sufrimos un mal trago, lo sufrimos, pero después pasamos página. Hoy tenemos un libro en blanco en el que podemos escribir una nueva historia, un nuevo romance... que nadie te quite la sonrisa de esa cara, nuestro entorno siempre cuestionará lo que hacemos o dejemos de hacer. Pero tú, vive la vida sin dar vueltas hacia atrás. Sé feliz, enamórate hasta los huesos, ríe, ve por la vida confiando que esta vez harás las cosas bien y que no todo es tan malo. Eso sí, no olvides que no todo es tan perfecto como queremos, que hay que luchar por nuestra felicidad. Debes creer en las segundas partes. No todas las personas son iguales, tenemos nuestras imperfecciones, nadie está realmente buscando una persona


perfecta de la que enamorarse, lo que realmente queremos es encontrar amor sincero, amor verdadero… un amor que no da lugar a desconfianzas. Puede que no seamos personas perfectas, pero sí únicas, no hay dos iguales, nadie piensa o actúa igual que tú, y eso es lo que marca la diferencia. Tenemos derecho a tener un buen amor, una relación sana, sin vicios ocultos. Sigue adelante con esos nuevos planes que tienes, porque eso es algo que te debes, saca la valentía que tienes dentro de ti, y da paso a una nueva etapa en tu vida. Repite conmigo: “Aunque yo cometa errores, mi voluntad es ser feliz y salir adelante; haré todo lo necesario para conocerme en lo íntimo de mi ser, crearé mis propios sueños y viviré la vida a mi manera. Aunque vuelva a caerme, que lo haré, me volveré a levantar, me repondré y me daré tantas nuevas oportunidades como necesite para alcanzar mis metas, sueños e ilusiones.”


Los días grises

Los hay, desde luego. ¡Y muy frecuentes! Hay días en los que brilla el sol y la vida sigue como siempre: las cosas no han cambiado, nada urgente nos falta en apariencia y sin embargo... Nos sentimos mal, como incompletos, como... insuficientes, como desalentados y extraños. Ese día en que abres los ojos y no sabes por qué, traes un desánimo que te nació en el sueño, que te brotó en lo alto de la noche y se filtró a tu alma gracias a quién sabe qué asociaciones oscuras y angustiosas. Ese día en que te cuesta trabajo levantarte. ¡Ayer estaba todo bien! Ese día en que presientes que nada va a ir como tú lo deseaste, ese día que no tiene color, cuyas primeras horas son de laxitud, recelo o ligera zozobra.


Ese día, es un día que nació gris. Nunca se puede evitar esto. La química de nuestro cuerpo, la inercia de nuestra psique, la reacción desconocida de factores internos a estímulos que no descubrimos todavía, nos quieren pintar este día de gris. Gris opaco. Gris depresivo. Gris pasivo. Gris marginal. Pero... Lo que sí puedes hacer, cuanto antes, es tomar tú mismo, tú misma, la decisión de activar tus propios pinceles y aprovechar ese gris neutro para inundarlo de figuras diversas: ¡Flechas verdes, curvas doradas, zigzags blancos, puntos azules! Puedes convertir en unos cuantos segundos o minutos ese panorama triste en un deseo realizable, un canto que te estimule, un silencio que te hable. No hay días grises... ¡todos son iguales! Quien les da color eres tú. Quien es capaz de alegrarse con la lluvia o admirar la tempestad, eres tú. Quien se echa a llorar bajo un sol espléndido o un cielo maravilloso, eres tú. Porque no son los días los que te dan color. Eres tú quien puede pintar como desees, cada día. Si sientes que comienza todo gris... ¡Decídete y llénalo de color! Cierra los ojos. Respira hondo, piensa claro... ¡Y vive como nunca el día de hoy!


ÂĄLos mejores colores de la vida estĂĄn siempre dentro de ti mismo! Abrir los ojos a otro dĂ­a, es un regalo que no siempre vas a tener.

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Hay algo curioso en la vida, SIEMPRE hay una oportunidad oculta detrás de algún problema, es lo que llamamos un reto, y lo más común es: Crecer y Mejorar.


Una de las cosas mĂĄs dolorosas y difĂ­ciles para un ser humano es responder a la maldad con amabilidad, y perdonar lo imperdonable.


La mayor parte de las veces no damos la más mínima importancia a nuestra vida cotidiana. A veces, hasta nos parece aburrido. Estos pequeños detalles que nos suceden a lo largo del día, la gente con la que nos encontramos y con la que tomamos un café mientras charlamos o mismo algunas actividades que realizamos con nuestro grupo de amigos... Pero con el paso del tiempo, meses e incluso años, echamos una mirada hacia atrás y nos damos cuenta de cuanta importancia había en esos pequeños detalles de nuestra vida cotidiana... Nos damos cuenta que todo lo sucedido nos ha enriquecido y ha ayudado a satisfacer nuestros sueños por las noches mientras dormíamos..... Es entonces cuando añoramos eso a lo que antes le restamos importancia... Cada momento es único, no hay instantes vacíos. Cristina Pena.


La importancia del tiempo

Imagínate que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de $ 86.400. No arrastra tu saldo día a día. Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día ¿Qué harías? Retirar hasta el último centavo,... ¡¡¡por supuesto!!! Cada uno de nosotros tiene ese banco. Su nombre es tiempo. Cada mañana este banco te acredita 86.400 segundos. Cada noche este banco borra y da como pérdida cualquier cantidad de ese crédito que no has invertido en un buen propósito. Este banco no arrastra saldos ni permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tus depósitos del día la pérdida es tuya. No se puede dar marcha atrás. No existen los giros a cuenta del depósito de mañana.


Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy. Invierte de tal manera que puedas conseguir lo mejor en salud, felicidad, éxito. El reloj sigue su marcha. Consigue lo máximo del día. Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que dio a luz a un bebé prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario. Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió el tren. Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que por un pelo evitó un accidente. Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a una persona que ganó una medalla de plata en las olimpíadas. Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo. Recuerda que el tiempo no espera por nadie. Ayer es historia. Mañana es misterio. Hoy es dádiva. ¡Por eso es que se le llama "el presente"!


CUANDO EL SER HUMANO JUZGA...

La irrefrenable tendencia del ser humano a juzgar las acciones de los demás debería ser sometida al propio juicio de quién la ejercita. Decimos "esto está bien" o "esto está mal" o "esto es lindo" o "esto es feo" sin advertir que todas ellas son sentencias de carácter puramente subjetivo y que sólo responden a nuestra apreciación de la realidad.


Si en lugar de decretar absolutamente que "esto está bien" dijéramos "esto, para mí, está bien", y en lugar de decir "esto es lindo" dijéramos "esto me gusta", estaríamos mostrando una actitud más abierta y admitiendo que esa es nuestra visión de la realidad, reconociéndole a los demás el derecho de tener las suyas propias, tan válidas como las nuestras. Tener una mente abierta dispuesta a aceptar opiniones diferentes a las nuestras es, sin duda, positivo y enriquecedor. Porque muchas veces nos permiten detectar nuestros errores y corregirlos. Y esto se traduce en un mejoramiento de nuestra persona. Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás y de emitir juicios sobre las cosas. Pero no dudemos de someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes, que nos sirva para depurar todo lo negativo que hay en nosotros. En cuanto pongamos esto en práctica descubriremos que no tenemos la más mínima autoridad para juzgar.


A cierta edad.

Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras delgadas y espectaculares... Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo... Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi existencia. Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas. (¡¡Por suerte!! debe ser muy aburrido) Descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas. Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar


lleno de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás. Y a pesar de ello.... ¡quererme mucho! Cuando me miro al espejo ya no busco al que fui... Sonrío al que soy... Celebro la posibilidad de elegir, a cada instante quien quiero SER, me alegro del camino andado, de la experiencia que me dieron estos años. Asumo mis contradicciones. Valoro lo recorrido. Tan mal no me fue... ¡Estoy acá! ¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección! Después de todo cuando decidí, que no quería la perfección, comencé a accionar y a alcanzar objetivos, como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida! ¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr permanentemente buscando que todos te quieran! ¡¡¡Qué bueno está empezar a quererse y respetarse uno!!! ¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan cerca nuestro, tan relacionada con nuestras búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores! ¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están en el afuera, sino en mí!


MENDIGOS

No solo son Mendigos los que andan por las calles mal vestidos, pidiendo de comer o beber porque tienen hambre, sed o frĂ­o. Hay en muchos rincones del mundo, miles de limosneros escondidos; elegantes, con techo, pan y vino; pero carentes de amor y sintiĂŠndose por dentro vacĂ­os.


Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, una mirada, de la presencia de un verdadero amigo o simplemente de una palabra de cariño. Mendigos que sienten vergüenza de admitir que aunque tienen todo lo material, viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños. Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero amor o hallar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar. Mendigos que temen volver a amar, porque ya bastante han sufrido han sido traicionados y heridos, tienen miedo de confiar. Hay muchos hombres y mujeres que les cuesta aceptar y expresar la necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados. Madres que imploran la atención de sus hijos; abuelos olvidados, niños y jóvenes que aunque lo tienen todo, se sienten por sus padres abandonados. El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad; fue la herencia que a todos sus hijos Dios por igual ha dejado. Pero aún así son demasiados los corazones rotos; que aunque por fuera se ven elegantes y bien vestidos; realmente en su interior están destrozados. ¿Cuántas veces hemos pasado por el lado de mendigos de amor y ni siquiera cuenta nos hemos dado, los hemos ignorado?


¿Cuántas veces hemos juzgado mal a personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura y afecto y nadie se los ha dado? A lo mejor tú o yo algunas veces nos hemos sentido carentes de cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal forma que nos devuelvan la ilusión, lográndose reparar y fortalecer nuestro corazón. Son esos momentos en que hemos perdido lo que más hemos querido, o simplemente no hemos encontrado lo que tanto anhelamos, nos sentimos tan solos y deprimidos que creemos perder la razón. Seamos de aquellos que son capaces de brindar a todos amor y amistad, hagamos que amando sin distinción, logremos acabar con esa mendicidad; para que podamos construir un mundo mejor y pueda reinar por fin la paz en cada rincón. Es el mandato que el Señor nos ha querido dejar, cuando nos dijo: "Ámense unos a otros como solo yo los he sabido amar".

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Las palabras, son esa cárcel de significados, de sentimientos, de emociones, de ideas… Las palabras que marcan nuestras vidas, esas que nos hacen sentirnos bien o mal. Las mismas que a veces nos hace falta escuchar, las que nos confunden en muchas ocasiones, las que se adueñan de nosotros, las que nos hacen soñar.


El corazón perfecto

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños. Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el


vasto lugar. De pronto un anciano se acercó y dijo: "Perdona mi atrevimiento, pero, por qué dices eso, si tu corazón no es ni tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío, o el de tantas otras personas?" Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos. La mirada de la gente se sobrecogió ¿cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?, pensaron... El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. "Debes estar bromeando," dijo. Compara tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor." "Es cierto, dijo el anciano, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido." "Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos, dar amor es arriesgar, pero a pesar


del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez- regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón." "¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?" El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior. Sí, en verdad ahora, puedo ver lo hermoso que es tu corazón. Y tu corazón, ¿cuántas cicatrices tiene?


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