En forma ligera y permanente, se altera y “remienda” la famosa Constitución de Montecristi que estaba diseñada a durar 300 años. Lo que olvidaron aclarar era que la modificarían cada cierto tiempo a gusto y conveniencia del Gobierno y sus incondicionales asambleístas. Las enmiendas pretenden acabar con los recursos del seguro social, cuyos fondos pertenecen a los afiliados que permiten el sostenimiento de esta entidad. Estas medidas perjudicaran a todos los aportantes pero especialmente a los jubilados.