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Garabato El barrio en el recuerdo Profesionales recomendados
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El barrio en el recuerdo
Y un día te vas a dar cuenta de que ya no existe ese bullicio infantil que tanto desgasta; y ese caos armónico es silencio ruidoso porque las hojas del calendario no perdonan. Y es de repente... de repente caes en la cuenta de que la bañera ya no es un baúl desastre lleno de juguetes, y que no te han dejado en el lavabo ese balón de gomaespuma, ni hay muñecas en un sofá dormido, ni playmobils desparramados por la casa...
Y un día te vas a dar cuenta de que no hay carreras por pasillos interminables; ni risas a hurtadillas en la cama para desafiar el sueño; ni cuentos a quien leer, ni sábanas a quien tapar a medianoche, ni almas respirando sueños... Y un día te vas a dar cuenta de que la despensa está llena de recuerdos y que sobran platos en la mesa; y que todo está en orden... sin mochilas en el suelo de la entrada, sin lápices desordenados en pupitres de colores, ni esa ropa que no entra en el cesto y que las camas no se deshacen...
Y un día... serás huérfano de tus hijos que crecieron con el permiso de la vida. Y te sentarás en el sillón sabio del libro que echa de menos una voz inocente que le interrumpa. Y cada página que pases, léela con detenimiento porque esa... ya no vuelve. Es la vida.
Emilio Leiva. Profesor.
Grieta que guarda lágrimas escondidas, como un perfecto mandala se dibujan tus caminos, interminables, delineados para ser atravesados. Me guardo entre tus ramas, y allí se enredan los problemas, se los llevan a volar las hojas, así es como se marchan las penas. De tu pureza aprendí a teñirme, tu impronta me enseñó a reafirmarme, y como un libro abierto me pierdo en tus pasajes, suspendida en un tiempo desprolijo que alinea mis pesares. Refugio de charlas, de pausas, de mates y escapadas, sos altillo, sos fondo, sos jardín de estos miles que allí viven; cuna de artistas, pentagrama de melodías que luego recorrieron el mundo, escenario de malabares y de equilibristas de la vida, sos la colchoneta de aquel que se siente caer. Gracias viejo Paseo del Pago, gracias hoy Parque Saavedra Por ser jardín de mi alma, que me devolvés la vida al fundirte en mi mirada.
Soledad G. Alemán
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La historia del crecimiento de bambú es una leyenda que cuentan los sabios:
"Hay algo muy interesante que sucede con el bambú japonés y que nos enseña una importante lección. Cuando un cultivador planta una semilla de este árbol, el bambú no crece inmediatamente por más que se riegue y se abone regularmente.
De hecho, el bambú japonés no sale a la superficie durante los primeros siete años. Un cultivador inexperto pensaría que la semilla es infértil, pero sorprendentemente, luego de transcurridos estos siete años, el bambú crece más de treinta metros en solamente seis semanas.
¿Cuánto podríamos decir que tardó realmente en crecer el bambú? ¿Seis semanas? ¿O siete años y seis semanas? Sería más correcto decir que tardó siete años y seis semanas. ¿Por qué?
Porque durante los primeros siete años el bambú se dedica a desarrollar y fortalecer las raíces, las cuales van a ser las que luego de estos siete años pueda crecer tanto en solamente seis semanas. Además, si en algún punto en esos primeros siete años dejamos de regarlo o cuidarlo, el bambú muere".
Este relato, que en la cultura zen y oriental ha sido transmitido de generación en generación, tiene más de una enseñanza. Una de ellas es que lo que se ve fácil, en realidad no siempre lo es. Cuando el bambú parece crecer treinta metros de un día para otro, en realidad ha estado preparándose siete años para eso.
Además, el cuento nos hace un llamado a conservar la paciencia y esperar con calma, porque los resultados del trabajo y de la espera llegan, y son asombrosos.
Por último, un detalle importante es que la semilla, durante esos siete años que no crece, no es indiferente al amor que recibe: cuando no se cuida, el crecimiento de sus raíces se interrumpe y muere, y los años que lleva de preparación ya no sirven para nada. Pero cuando se le da amor y se la riega por siete años sin esperar nada, el tiempo nos regala el milagro de la vida.
Todo lo que esta historia tiene para enseñarnos se puede resumir en una frase: "Si no consigues lo que aspiras, no desesperes... quizás solo estés echando raíces".
Fuente: www.bioguia.com
Ni una menos, todos podemos estar. Ni una más desaparezca, ni una menos que contar, no quieran hacernos daño sólo queremos estar. Traemos la vida al mundo, ¿por qué nos quieren dañar? No le hacemos mal a nadie, sólo queremos estar. Cuando una desaparece muchos más dejan de ser, si no hacemos mal a nadie. ¿Por qué hemos de perecer? Tengo un sueño dijo alguien, el sueño era la igualdad hombres mujeres y niños, todos podemos estar. Un nuevo día amanece, un sol nuevo brilla ya, cuando la noche comience, ni una más a de faltar. Ni una más desaparezca, ni una menos que sentir, no quieran hacernos daño, sólo queremos vivir.
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