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Mapa Saavedra Hollywood

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Todas podemos emprender ¿Cómo empezar? el problema está en lo que creemos que son las cosas. Si creo que la solución está afuera, espero; si creo que la solución está adentro mío, empezar no dependerá de nadie más que de mi. No hay límites para hacer aquello que sabemos que nos llena de satisfacción. Si te llena el alma es algo que podrás vender a otras personas, porque lo único que necesitás tener a mano para dar el primer paso es la certeza de que te apasiona lo que vas a proponerle a los demás. La pregunta es ¿qué te apasiona hacer? ¿Lo sabés? Si los sabés, entonces ahora es momento de empezar a armar tu plan. 1- Definí tu meta 2- Armá la estrategia para lograrlo 3- Definí las acciones necesarias para llevarla a cabo. LO QUE AMAS Pasión Misión

¿Qué te hace pensar que no podés emprender? ¿Qué te hace pensar que vos no podés vivir de algo que amás? ¿Qué te hace pensar que es imposible?

A veces, una pregunta puede hacer temblar la estantería que de tan vieja y tan llena de polvo no te deja ver nuevas posibilidades. Es que en vez de preguntarnos, afirmamos cosas como loras, nos repetimos la excusas que nos dejan en ese lugar tan cómodo pero tan infeliz que es la queja. Seguramente tendrás motivos para sentirte molesta por muchas cosas, pero ¿de qué te sirve seguir repitiéndote lo mismo cada día? Cambiar de idea tiene el precio de cambiar la rutina. Emprender no es vender un producto, es mucho más que eso, es producir los sueños propios, es hacer de la vida un espacio único, un tiempo único, que no encontrará uno igual, que es personal e irrepetible.

¿Cuál es tu sueño? ¿Alguna vez te preguntaste si la cosa no empieza con dibujar tu idea en tu mente? Si creemos que la vida es lo que los demás quieren que seamos, nunca vamos a cumplir ningún sueño, porque

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La meta es lo aquello que querés lograr, un objetivo en un plazo determinado. Una parte de esa persona en la que te querés convertir, la versión que te imaginás de vos misma haciendo eso que tanto amás. Imagínate, visualízalo, mírate ahí en ese espacio que nace, crece y se fortalece en el mágico imperio de la imaginación. La estrategia es el plan. Es el momento de poner los pies en la tierra e idear cómo vas a hacer para alcanzar tu meta. Es el mapa de tu idea, es la guía para llegar al objetivo. Las acciones son el paso a paso que seguirás todos los días, las tácticas que hacen posible tu plan integral. Las acciones son tareas concretas. certifique como profesora de Yoga (con Mario Ercole en Casa Escuela de Yoga), y como Coach Ontológica en la escuela Dar Comienzo, donde hoy soy también parte del equipo de profesores. Y sigo capacitándome para sumar herramientas que tienen que ver con la comunicación y la creación de relaciones fértiles.

Soledad G. Alemán

Si no sabés que es lo querés hacer, si estás desconcertada porque no estás pudiendo discernir de qué te gustaría vivir o a qué dedicarle unos años de tu vida, entonces te invito a que indagues en tu Ikigai. Se trata de un concepto japonés que significa “la razón de vivir “ o “la razón de ser”. ¿Qué es lo que hace que tu vida valga la pena? ¿Qué te motiva? ¿Qué es lo que hace que no te des cuenta del paso del tiempo? ¿Qué despierta en vos mucha emoción?

Los cuatro componentes del Ikigai son: 1-Lo que amo 2-Lo que el mundo necesita 3-Aquello por lo que pueden pagarme 4-Aquello en lo que soy bueno.

Como coach de emprendedoras te cuento cómo pensé mi propio Ikigai, por si te sirve como ejemplo, así podés empezar a armar el tuyo.

Amo acompañar a personas a que puedan vivir de lo que les gusta, de lo que les hace bien. Desde chica me di cuenta de que el mundo de la comunicación despertaba en mi mucha curiosidad, me llamaban la atención libros y videos que desarrollaban el tema. Estudié Ciencias de la Comunicación, y la semiótica me resultó apasionante, poder entender de qué estaban hechos los discursos, entender cómo el lenguaje es parte creadora del sentido, la cultura como construcción, las personas como seres sociales.

Por otro lado, hice teatro muchos años, como trabajo de autoconocimiento, para mejor conexión conmigo misma, y a su vez con los demás. El arte tiene el poder de potenciar la empatía, de fortalecer vínculos y de develar que tenemos la capacidad de desarrollar todas las habilidades que queramos. En los últimos años Entre la comunicación y el teatro pude enriquecer mis trabajos como vendedora (vendí de todo un poco), la relación con los clientes, la búsqueda de vender más, era casi como montar mis propias obras de teatro, en las que ponía a prueba conceptos de la comunicación y del arte. Conocer al público es algo que hacen los artistas y también los vendedores.

Poder entender qué es lo que las personas necesitaban para estar un poquito mejor me quitaba el sueño. Hasta que un día, luego de dormir una siesta, me desperté y se me vino una idea a la cabeza: dar mi primer curso de comunicación y ventas. Para que aquellas personas que tenían un proyecto pudieran potenciar sus habilidades como vendedores. De esto pasaron más de doce años. Hoy, el mundo que se abrió y se expandió es el mundo emprendedor, y amo ser parte de este mundo, poniendo lo mejor de mi para que las personas puedan vivir de lo que les llene de felicidad. Vivo de lo que amo hacer, acompaño a muchas mujeres y equipos de trabajo a que se comuniquen mejor consigo mismo y con los demás, con el fin de que logren las metas que se proponen.

En término de Ikigai, amo motivar personas para que vivan de lo tengan ganas; el mundo necesita comunicarse mejor para que todos y todas puedan lograr sus objetivos, dado que sin una buena comunicación interpersonal no hay posibilidad de avance en ningún dominio de la vida. Las personas quieren y pueden pagar por potenciar este tipo de herramientas. Y cuando estuve con personas que no podían pagar igualmente trabajé junto con ellas para que logren desarrollar sus mejores habilidades. Y finalmente, de tanto que amo esto que hago, de tanto que me entreno día a día, es que lo que hago resulta efectivo y según dicen mis clientas, ¡les hace muy bien!

Soy una convencida de que todas podemos emprender. Que por más obstáculos que tengamos en el camino siempre aparece un instante del día o de la noche en el que te preguntas, qué quiero hacer, qué quiero para mi vida, qué persona deseo ser, en quién me quiero convertir.

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