Jamás me cansaré de repetir a todas y cada una de las personas que se acercan a mi, que prácticamente todos los males modernos de nuestra sociedad (enfermedades del corazón, obesidad, problemas digestivos, diabetes, ansiedad, estrés, depresión, etc…) son causa de una dieta baja en grasas recomendada por la medicina clásica. Y que nosotros la aceptamos en su día sin titubear lo más mínimo. Por lo tanto, los únicos responsables somos nosotros mismos.