VIAJE DE GENERACIÓN A LA CIUDAD DE MÉXICO. Generación 2013-2016 (más un agregado)
COLEGIO MARCELINO CHAMPAGNAT
Introducción. A continuación se presenta toda una serie de acontecimientos que tuvimos que pasar desde el inicio hasta el final del viaje de generación que realizamos como grupo de 3o de Secundaria del Colegio Marcelino Champagnat. Cada anécdota, cada sentimiento y emoción tanto individual como grupal se ven reflejados en este relato. Esperamos que todos los que lean las memorias de nuestra experiencia, la disfruten tanto como nosotros la disfrutamos. Fue tan viva y hermosa esta vivencia que la queremos compartir con todos ustedes, familiares y amigos.
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Los preparativos Una tradición muy valiosa de nuestra escuela. Cada año, el Colegio Marcelino Champagnat junto con el Instituto Fray Bartolomé de las Casas suelen organizar un viaje de generación con la finalidad de convivir y conocer algunos de los hermosos e importantes lugares de nuestro país. Este año 2015-2016 no iba a ser la excepción y la idea inicial para nuestro viaje fue realizar una excursión a la ciudad de Puebla, pero esa idea pronto se desechó ya que los compañeros de la escuela hermana de Salina Cruz, el IFBC, no quisieron realizar el viaje.
La tragedia de los jóvenes karatecas del istmo. Las razones por las que nuestro viaje fue puesto en duda son muchas, las económicas, las familiares, pero sobre todo, hubo un acontecimiento que impactó a toda la sociedad istmeña. El día 19 de diciembre del 2015 un grupo de deportistas karatecas de Tehuantepec fueron a participar en un torneo organizado por el municipio de Pinotepa Nacional. Ya de regreso a Tehuantepec, al pasar por el paraje Los Limones en el km 85, la suburban en la que se trasladaban los deportistas se estrelló contra un autobús que se dirigía a la Ciudad de México. En el accidente murieron 14 personas, entre ellas adultos, niños y jóvenes de los cuales 13 murieron instantáneamente y uno falleció en el hospital de Puerto Escondido mientras recibía atención médica. Fue una tragedia que nos marcó y quedará como una herida en la sociedad istmeña por mucho tiempo.
Comenzando los preparativos. Primeras decisiones. Ante esta situación y debido al muy natural temor a los riesgos que implica un viaje en carretera, la maestra Lupita Bante, nuestra directora, nos propuso la idea de llevar a cabo nuestro viaje sin necesidad de ir con los compañeros del IFBC y nos sugirió ir a Oaxaca, pero decidimos que no, porque para las fechas en que se llevaría a cabo el viaje, las condiciones climáticas no serían las más adecuadas. Al grupo de tercero de secundaria, por ser los mayores y por ser la generación que termina la secundaria, nos correspondía ser los encargados de organizar el viaje. Entonces propusimos a la maestra que cada alumno del colegio diera una cooperación de 100 pesos para hacer la rifa de una tablet. Esta idea la comentamos con los compañeros de los otros dos grupos, pero ellos no mostraron interés; solo un compañero muy curioso, llamado Josué Daniel, alias “Quesito”, mostró interés y entusiasmo por ir al viaje y colaborar en la organización. Finalmente nos pusimos de acuerdo de que solo iríamos los alumnos de tercero, excepto Lizbeth, debido a que por esas fechas celebraría su fiesta de XV años, y “Quesito”.
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El destino de nuestro viaje. El siguiente punto era decidir a dónde iríamos. Entonces nos pusimos a platicar para decidir a dónde nos gustaría ir. Alguien dio la idea de ir a la Ciudad de México (Carlitos dice que él fue el de la idea) y la maestra Lupita nos platicó cómo era el lugar y qué podíamos visitar. Todos aceptamos la propuesta y decidimos que el viaje de este año sería a la Ciudad de México. Sobrecogidos por la emoción nos pusimos a pensar qué lugares visitaríamos y cuando lo haríamos. Si nosotros estábamos emocionados, Josué lo estaba aún más cuando le comunicamos nuestra decisión. Después de varias y acaloradas discusiones, acordamos estar tres días de paseo en la CDMX, del 1 al 5 de junio, en donde visitaríamos diferentes lugares turísticos como lo son: El Palacio de Bellas Artes, el Universum, el Castillo de Chapultepec, la torre Latinoamericana y algunos otros. No faltó quien propusiera ir a algún centro comercial como Perisur, pero el profe Raúl renegó un poquito ya que si aquí, en Salina Cruz tenemos un centro comercial llamado “Pabellón”, ¿qué chinches íbamos a hacer en un super centro comercial en donde seguramente, el querido alumno Pedro Damián se perdería.
¿Y el dinero? Como ya teníamos decidido el lugar de nuestro viaje de generación, lo siguiente sería trabajar un poco y recaudar un poco más de dinero para poder pagar algunos gastos del viaje. Decidimos empezar a vender cosas como diablitos, chicharrones preparados, bolis y helados. Después de algunas semanas la maestra Lupita nos comentó que en ocasiones pasadas, algunos alumnos se pusieron a vender paletas de agua durante los recreos para recaudar fondos para su viaje y nos dijo que se podría sacar buena cantidad de dinero. Es así que, ni tardos ni perezosos, decidimos comenzar a vender esas famosas paletas.
La Cremosa. El día 27 de abril del 2016 comenzamos la venta de los productos de “La Cremosa” como: paletas, bolis, esquimales, chemises, sandwiches y paletas de crema. Día con día nos traían el carrito a la escuela y nos turnamos los días para vender las paletas en los recreos. Al final de clases hacíamos cuentas de las ventas, pagábamos a nuestro proveedor y guardábamos las ganancias. Al cabo de un par de semanas, a través de un mensaje de Whatsapp (que aparece en la fotografía aquí, a un lado) recibimos una magnífica noticia de parte de Naye, quien había sido designada como tesorera. Después de esa gran y confusa noticia (por falta de una coma) seguimos vendiendo paletas por unos días más y al final
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logramos juntar 2880 chavos... ... digo... pesos. Y para completar, hicimos una rifa, de la que hablaremos más tarde.
Una rifa de 1000 pesos. Mientras trabajamos, la directora investigaba el hotel donde nos quedaríamos, los boletos del autobús, los lugares donde iríamos, en fin, detalles que se toman en cuenta para que un viaje sea un éxito. La profesora Lupita nos había sugerido hacer una rifa de una tablet, para la cual todos los alumnos de la escuela tendríamos que haber cooperado con 100 pesos, para comprar la tablet. Cada alumno vendería 20 boletos, a 20 pesos cada uno. Como desgraciadamente la rifa de la tablet no se llevó a cabo porque, como lo habíamos mencionado más arriba, los alumnos de los otros grupos no dieron la cooperación, tuvimos la idea de hacer una rifa de dinero en la cual se daría un premio de 1000 pesos. Vendimos la misma cantidad de boletos y al mismo precio que en la rifa de la tablet. El gran día de la rifa fue el 10 de mayo. El premio se lo llevó Yahra Paulina, alumna de primero de secundaria. Como resultado de la rifa obtuvimos la ganancia de 3000 pesos; no 3000 chavos.
Afinando detalles: presupuesto y hospedaje. La primer opción para el hospedaje fue el Hotel Catedral, pues está en el centro de la ciudad y eso lo hace más accesible para llegar y para movernos a todos los lugares dignos de visitarse. Nos hizo un presupuesto de mil pesos, aproximadamente, por persona por las dos noches. Considerábamos que el pasaje tanto de ida como de regreso nos costaría un aproximado de 800 pesos, aunque después, cuando la maestra Lupita fue a comprar los boletos, no logró conseguir los descuentos que calculaba y el precio del transporte quedó finalmente en $1050, por persona ida y vuelta en autobús de la línea OCC.
La desventaja de ser grupo escolar. Cuando parecía que todo estaba ya preparado, el Hotel Catedral no nos quiso hacer la reservación debido a que somos un grupo de jóvenes y por las políticas del hotel no nos pudieron recibir. Después de lo sucedido, el maestro Raúl, nuestro maestro de español, le comentó a la maestra Lupita sobre una casa Marista llamada “La Quinta Soledad”. Nuestra idea era que nos hospedamos en ella, pero cuando el maestro Raúl llamó para pedir información, le notificaron que todas las habitaciones estaban ocupadas para esas fechas y tampoco nos podríamos hospedar allí. Nuestro proyecto parecía volver a venirse abajo. Luego comenzamos a buscar nuevas opciones de hoteles que estuvieran ubicados cerca de la zona central de la Ciudad de México. El maestro Jimmy, director general se enteró de nuestra búsqueda de hoteles y nos recomendó el “HOTEL PALACE”, y nos dijo que él ya se había hospedado ahí y lo recomendaba ampliamente, porque es un buen hotel, limpio , moderno y, sobre todo porque es barato.
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Al final de cuentas decidimos intentar reservar en el “Palace” y efectivamente resultaría mucho más barato. Podríamos hospedarnos ahí pagando un total de 500 pesos por persona por las dos noches que pasaríamos en la Ciudad de México.
Todo listo: a emprender el viaje. Durante varios días previos al tan esperado día primero de junio de 2016, ninguno pudo dormir a causa de la emoción del viaje, de estar pensando qué habría que llevar en la maleta, de suspenso por las experiencias inesperadas que tendríamos. Y finalmente, llegó el día.
La salida desde Tehuantepec. Era 1 de junio. Ese día la maestra Lupita nos permitió salir de clases una hora antes para poder tener el tiempo suficiente de prepararnos. Nos citó en la terminal de los autobuses OCC y ADO a las 6 de la tarde, pues la hora de salida estaba marcada para las 7 en punto. Fuimos llegando poco a poco, llenos de emoción, cargando con nuestras maletas y acompañados de nuestros padres. Todos ya estábamos listos, pero eran las 7:00 pm y aun no llegaba el camión. Michell casi se perdía el viaje por ir a traer el dinero que su tía le daría, pero afortunadamente llegó a tiempo y pudo abordar el camión. Poco después de la hora marcada en el boleto, el camión arrancó y así empezó esta aventura. Fueron 13 horas en las que la mayoría de nosotros quedaron despiertos. Era imposible dormir, por el calor, la incomodidad de los asientos y la emoción de la aventura que estábamos emprendiendo.
Llegamos a la CDMX. El viaje duró 13 horas y la mayoría se quedaron despiertos durante el viaje. Llegamos a las 8:00 am a la TAPO, nos dieron nuestras maletas y el profe Raúl compró los boletos de taxi para llegar al hotel. Nos tardamos aproximadamente 30 minutos más en la cola para tomar un taxi, pero al final lo logramos. Llegamos todos al hotel sanos y salvos, subimos a nuestros cuartos y, como siempre, a los hombres nos tocó el mejor lugar para descansar: era una espaciosa suite, ya que eramos 5 personas. Dejamos nuestras cosas en el cuarto y bajamos a desayunar un buffet delicioso de huevo con jamón, chilaquiles, papas a la mexicana, cereal, ensalada de fruta, jugos de naranja y manzana y café; en fin, un verdadero desayuno. Después de ese buffet nos dirigimos hacia nuestra primera aventura.
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Nuestro primer tour: Chapultepec. El Castillo de Chapultepec. En cuanto terminamos de desayunar, subimos a los cuartos que se encontraban en el sexto piso para prepararnos para nuestro primer tour y salir del hotel con destino al Castillo de Chapultepec. Para ello tomamos como medio de Transporte el Servicio Colectivo Metro. El trayecto fue el siguiente: primero tomamos el metro en la estación Revolución con dirección a Bellas Artes hasta llegar a la estación Pino Suárez, y de Pino Suárez tomamos la línea 1 hacia Chapultepec. Estando en la estación Chapultepec salimos y nos integramos en el legendario Bosque de Chapultepec hasta llegar al pie de la colina en la que está el Castillo donde tomaríamos un trenecito que nos llevaría hasta la entrada del Museo Nacional de Historia. Tuvimos el privilegio de no pagar la entrada porque presentamos nuestra credencial de estudiante, a excepción de nuestro compañero Carlos que olvidó su credencial en casa, pero como se puso listo, también entró al Castillo sin pagar. Ahí visitamos el salón de carruajes en el que se encuentran los carruajes en los que se trasladaban Maximiliano , Carlota y Benito Juárez. También visitamos el Alcázar, que fue residencia oficial del emperador Maximiliano y luego de los presidentes, entre ellos, Porfirio Díaz. En esta sección del museo pudimos ver la habitación donde dormía Carlota y la recámara de Porfirio Díaz. Tuvimos la oportunidad de asomarnos al pasillo de la galería de emplomados donde pudimos ver una tasa de baño de esa época y nos causo curiosidad por cómo eran, pues el tanque de la tasa se ubicaba a unos 1.5 metros del inodoro. En uno de los pasillo del castillo nos topamos con pinturas de la época como una mujer que tenía descubierta la parte superior del cuerpo cosa que a nuestro compañero Pedro le despertó la morbosidad y no se calmó sino hasta que se pudo tomar una foto con el cuadro. Luego nos pusimos a curiosear y tomarnos fotos en los jardines y con el fondo de la hermosa vista de la ciudad.
El Museo Nacional de Antropología. Después de haber visitado el Castillo de Chapultepec nos dirigimos al Museo Nacional de Antropología donde logramos entrar sin pagar presentando nuestras credenciales de la escuela. Una vez dentro del museo pudimos ver el enorme paraguas y las figuras que decoran su tronco. Supimos que el proyecto arquitectónico del museo fue diseñado por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez, y que este arquitecto fue el mismo que diseñó el Estadio Azteca. Solo alcanzamos a visitar dos salas: la primera que es la de los primeros pobladores en donde conocimos a LUCY que es un fósil de australopithecus femenino del que han hecho una
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reconstrucción muy interesante. Enseguida entramos a la sala olmeca, pero la maestra Lupita consideró que no nos alcanzaría el tiempo y prefirió llevarnos directamente a la sala mexica donde vimos la verdadera piedra del sol y una inmensa maqueta de La Gran Tenochtitlan, cuyo museo estaba programado visitar al día siguiente..
Y ahora, ¿como nos regresamos al hotel? Cuando salimos del Museo Nacional de Antropología ya estábamos muy cansados. Por la hora que era, el viaje en el metro iba a ser muy difícil por la cantidad de gente. El profe Raúl consideró la posibilidad de tomar el metrobus en el Auditorio Nacional, pero estaba bastante retirado del sitio en el que estábamos. Luego él mismo nos fue guiando y, por lo visto tenía la macabra intención de llevarnos caminando hasta el hotel, diciéndonos que no estaba muy lejos. Después de caminar como diez mil kilómetros por el paseo de la Reforma, Quesito ya no podía caminar más y todos estábamos muy cansados. Entonces nos detuvimos frente al Ángel de la Independencia en una esquina con la intención de abordar unos taxis, que tendrían que haber sido tres. Pronto llegó uno de ellos y la maestra Lupita le hizo la parada. Inmediatamente se subieron con ella Quesito, Pedro y Carlos. Los demás esperamos otro taxi, pero no apareció ninguno que estuviera libre. En tanto comenzó a soplar un viento muy fuerte y comenzó a llover. Para ese momento estaba con nosotros Iván, tío de Carlitos, quien, ante la falta de taxis nos propuso que camináramos hasta Ia avenida de los Insurgentes para poder abordar el metrobús. El profe Raúl nos guió en nuestra caminata y nos hizo cruzar por las calles de Hamburgo y Florencia, en plena Zona Rosa. Finalmente llegamos a Insurgentes y tomamos el metrobús. Fue toda una aventura porque había muchísima gente y viajamos apachurrados por todos lados. La pobre de Michell, como está chaparrita, iba casi suspendida en el aire. Luego de toda esa aventura, logramos llegar al hotel todos apachurrados, donde encontramos a los demás esperándonos en el lobby porque las llaves de los cuartos las llevábamos los que viajamos en metrobús.
El segundo día. El segundo día nos levantamos a las 5:00 am para alistarnos y bajar al lobby a las 7:00 am para poder desayunar y salir del hotel a las 8:30 am. Nuevamente disfrutamos de un delicioso desayuno buffet, igualmente delicioso al del día anterior. Vale la pena hacer notar que los dos días recibimos la atención excelente de un mesero muy amable que nos hizo sentir gente importante en ese bonito restaurante.
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El Turibus, Circuito Centro. Luego de desayunar salimos del hotel a las 8:30 am, nos fuimos a la Glorieta de Colón en donde está la parada en la que empieza el Circuito Centro del Turibús. Justo a las 9:00 am, abordamos el Turibús que nos llevó a recorrer muchos sitios del centro de la Ciudad hasta llegar a la Plaza Villa Madrid, conocida por la hermosa estatua de la diosa Cibeles, en donde tomaríamos el Circuito Sur del Turibús. La espera fue de alrededor de una hora, que aprovechamos para disfrutar la Plaza Villa Madrid y tomarnos unas fotos en el enorme letrero de la CDMX. Finalmente llegó la unidad de Circuito Sur y lo abordamos. El cielo comenzaba a nublarse y la lluvia amenazaba con bañarnos, ya que ocupamos la parte de arriba del Turibús que está descubierta.
El Turibus Circuito Sur Recorrimos buena parte de la Avenida de los Insurgentes, pasamos junto al enorme edificio del World Trade Center y el Polyforum Siqueiros; el Estadio Azul y la Plaza México; el Parque Hundido, San Ángel y el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. Finalmente llegamos al UNIVERSUM, Museo de las Ciencias de la UNAM. Pero antes hubo un incidente chistoso. Dado lo largo del trayecto, a alguno de nuestros compañeros (cuyo nombre omitimos por discreción) comenzó a tener incontrolables ganas de desalojar su vejiga. La maestra Lupita y el profe Raúl, comenzaron a tratar de ajustar el itinerario para poder solucionar la urgencia de dicho compañero, aunque la verdad era que a todos ya nos empezaba a ser necesario visitar un sanitario. Pensaron que lo conveniente sería bajar en Tlalpan y visitar ese legendario pueblo mientras esperábamos el siguiente viaje del Turibús, que tardaría aproximadamente una hora. Por fortuna, la ruta del Turibús tiene contemplada una parada de cinco minutos justo en el centro de Tlalpan, frente al Jardín Juana de Asbaje y los baños estaban exactamente junto a la entrada. El problema se solucionó mejor de lo que pensábamos. Fue tal la descarga de tensión por el desalojo de los líquidos corpóreos, que en los baños se escucharon estruendosas expresiones de alivio. Liberados de las angustias fisiológicas, continuamos nuestro recorrido y pasamos junto a la Quinta Soledad, al monumento al perro callejero, a la Villa Olímpica, la zona arqueológica de Cuicuilco y finalmente ingresamos a Ciudad Universitaria en donde se localizaba nuestro destino siguiente, el UNIVERSUM.
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UNIVERSUM, Museo de las Ciencias de la UNAM (Wendo) Finalmente llegamos al Museo de Ciencias de la UNAM UNIVERSUM. La entrada costó 60 pesos. Este es un museo interactivo en el que pudimos conocer y experimentar varios fenómenos estudiados por las ciencias como las matemáticas, la física y la química, entre otras. Interactuamos con algunas máquinas que te explican diversas teorías científicas, como los diferentes tipos de espejos, la cama de los clavos, pruebas de la electricidad y otras. Visitamos la sala de la sexualidad y la de la nutrición. Ahí pudimos conocer sobre las condiciones de una embarazada, los nutrientes de la comida y muchas cosas interesantes. Vimos a algunos jóvenes que estaban creando robots y programándolos. Uno de los momentos más interesantes fue cuando llegamos a una sala en la que había un tablero enorme de ajedrez. Ahí Pedro y Wendy jugaron una partida y cabe destacar que quien ganó fue Wendy. Como no podía faltar la foto de recuerdo al concluir nuestra visita al UNIVERSUM, saliendo del museo nos tomamos la foto en el enorme letrero que se encuentra a la entrada.
El tradicional pueblo de Coyoacán. Después de haber visitado UNIVERSUM, esperamos por un rato al Turibus que nos llevó hasta nuestra próxima bajada: Coyoacán que es un lugar lleno de vida y esplendor. Al bajar del vehículo la profa Lupita nos sugirió comer allí ya que se tenía planeado
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visitar el museo de cera, pero dadas las circunstancias, ya no tendríamos el tiempo suficiente para ello. Por consecuencia todos aceptamos y nos dirigimos a un restaurante llamado “Café Kowloon”. Cuando entramos nos colocaron en una mesa que parecía tablet y empezamos a jugar hasta que el mesero nos pidió nuestra orden. Lo que nos sorprendió fue lo que ordenaron Pedro y Wendolin porque el primer platillo que les trajeron todos pensamos que era el plato fuerte pero nos equivocamos ya que después de un tiempo el joven regresó con el segundo plato tan enorme como el primero. Pero lo màs rico de esta comida fue el postre que era arroz con leche cubierto de canela encimita. Michell, (chiquita, pero ¡cómo come!) se comió además tres plátanos ya que Naye y Pedro no los quisieron y “como estaba tan rico todo, no me pude resistir”, dijo. Cuando todos terminaron, pagamos la cuenta y nos dirigimos al parque que estaba justo enfrente. Cruzamos la calle y nos sentamos cerca de la fuente y nos tomamos varias fotos. Por ahí estaba un muchacho que tocaba el violín. Mi compañera Wendolin se interesó en cómo tocaba y nos acercamos a él. Realmente tocaba muy bien y nos quedamos viéndolo mientras esperábamos el turibus que nos llevaría de nuevo hasta la Plaza Villa Madrid. En resumen de lo que paso en esta parada es que comimos muy bien en un restaurante y sin tener que pagar tanto. Además de esto nos tomamos foto en el parque. Esta parada fue una de las mejores que hicimos y de verdad que valió la pena.
De nuevo el Turibus Circuito Centro Nos bajamos del Turibus que venía del sur y nos subimos de nuevo en el del Circuito Centro que se dirigió hacia el zócalo. Este turibus nos llevó por los lugares más importantes de México que al anochecer son iluminados por luces de colores, lo que hace que se vea hermosa la ciudad. Pasamos por la zona rosa donde, según nos dijo la maestra Lupita, todo esta ultra mega caro. También recorrimos el paseo de la Reforma y pasamos por el majestuoso centro comercial conocido como Reforma 222. Luego pasamos por el monumento a Cuauhtémoc y por el monumento a Cristóbal Colón, donde habíamos tomado el Turibús en la mañana, pero continuamos el trayecto. Tomamos la Av.Juárez y pasamos frente a la Alameda Central y el Hemiciclo a Juárez. Lo que a todos más nos gustó de este recorrido fue ver el Palacio de Bellas Artes completamente iluminado. Supimos que fue
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construido por Adamo Boari y mandado hacer por el presidente Porfirio Díaz. Por último recorrimos la Avenida 5 de Mayo hasta llegar al zócalo, a un costado de la Catedral Metropolitana donde terminó el recorrido del Turibus . Y como no podía faltar la fotografía...
Un cierre de ensueño: El Café Tacuba. Después de bajar del turibus caminamos por la calle Tacuba para llegar al famoso restaurante Café de Tacuba. Todos, compañeros y profes, disfrutamos esa noche ya que casi a todos nos encantó lo que ordenamos. Estaba todo muy rico. Fue asombroso cómo la mesera que nos atendió servía con total precisión la leche del café con leche y llenar la taza sin tirar ninguna gotita en la mesa. Los músicos de una “Tuna” se nos acercó y nos preguntaron si queríamos una canción y no podíamos decir que no, así que nuestra compañera Wendolin pidió una canción que se llamaba igual que ella y los profes pidieron otra, titulada Rayando el Sol. Era como de despedida. Una vez que todos terminamos de comer pedimos la cuenta y cada quien pagó lo suyo. Después de haber pagado nos retiramos y nos dirigimos a la estación del metro Allende, que estaba justo al lado del restaurante, para poder trasladarnos al hotel. Así fue como culminó nuestra última noche en la Ciudad de México.
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El tercer día. Los dos días anteriores habían sido muy intensos y terminamos muy cansados, sin embargo la noche nos permitió descansar y reponer energías, a pesar de que nos dormimos un poco tarde por estar en la plática y el relajo (moderado, por supuesto). Nos esperaba un tercer día también muy intenso e interesante.
La Basílica de Guadalupe El último día que estuvimos en la ciudad de México nos levantamos a las 5:00 am, para que pudiéramos llegar temprano a la Basílica de Guadalupe y aprovechar el día al máximo. A las 7:00 a.m. salimos del hotel, pero previamente les pedimos de favor a los encargados que nos guardaran nuestras maletas en la recepción, porque para la hora que regresaríamos de nuestro recorrido, ya habría vencido el cuarto. Nos hicieron el gran favor de asignarnos un cuarto para guardar nuestras maletas. Es así que nos encaminamos hacia la Basílica. En el recorrido pasamos junto al Monumento a la Revolución y allí nos tomamos unas de las últimas fotos de nuestro viaje a México. Para ir a nuestro destino tuvimos que tomar el metro y transbordar dos veces hasta llegar a la Basílica. Lo primero que hicimos fue entrar en la estación Revolución, donde tomamos el tren en dirección Taxqueña hasta la estación Hidalgo. En esta estación fue en donde uno de nuestros compañeros, por un descuido suyo, se quedó en el vagón del metro y se pasó una estación más que nosotros. El profesor Raúl tuvo que ir por nuestro querido compañero en su rescate. Después, cuando llegamos a la estación Hidalgo transbordamos a la línea 3 y nos dirigimos rumbo a Indios Verdes hasta la estación Deportivo 18 de Marzo en donde hicimos conexión con la línea 6 en dirección Martín Carrera hasta la estación Villa-Basílica. Cuando llegamos a la Basílica ingresamos y se estaba celebrando una misa. Cuando terminó la misa fuimos a saludar a la Virgen de Guadalupe pasando por las bandas eléctricas que están justo debajo de la imagen del ayate y acompañamos a dos de nuestros compañeros a dejar las veladoras en el altar de la Virgen. Ahí nos encontramos a maestros, papás y alumnos de la Escuela Tabasco, una escuela marista de la Ciudad de México que en ese día había hecho su peregrinación. Fuimos a desayunar al mercado que está a un lado de Basílica y, después de alimentarnos y comprar algunos recuerdos, nos encaminamos hacia el corazón de la Ciudad de México. En todo ese transcurso un compañero estuvo necio de querer comprar un helado de 10 pesos en McDonald´s, pero se topó con la negativa constante de la maestra Lupita y el profe Raúl. Era totalmente absurdo querer comer un helado de McDonalds a las 8 de la mañana,
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cuando unas pocas horas más tarde y, después de haber caminado un rato, nos comeríamos un rico y saludable helado de Nutrisa.
El corazón de la CDMX De la Basílica nos volvimos a subir al metro para trasladarnos al corazón de la Ciudad de México, es decir, su Centro Histórico. Aunque un poco de carrera, pudimos visitar sus lugares más emblemáticos como La Plaza de la Constitución, o mejor conocida como Zócalo, el Palacio Nacional, El Templo Mayor, La Catedral Metropolitana, y recorrer la calle Madero, para llegar a la Torre Latinoamericana y El Palacio de las Bellas Artes.
La Plaza de la Constitución y el Palacio Nacional Solo pudimos pasar enfrente del inmenso Palacio Nacional que es actualmente la sede del Poder Ejecutivo Federal de México pero nos enteramos de que se empezó a construir en 1522, como segunda residencia de Hernán Cortés y encima de una parte del palacio de Moctezuma Xocoyotzin. Enfrente del Palacio Nacional sobre la plancha del Zócalo ese día había una misteriosa carpa blanca en medio del Zócalo, pero nunca pudimos descubrir qué era o de qué se trataba.
El Templo Mayor Desgraciadamente el tiempo se nos estaba echando encima y sólo pudimos ver algunas de las ruinas del Templo Mayor que se pueden ver desde la calle, pero eso sí, no pudo faltar la fotografía de todo el grupo en ese histórico lugar.
La Catedral Metropolitana Todos nos quedamos maravillados al entrar a la Catedral Metropolitana de México. Es enorme y además está chueca. Supimos que se ha estado hundiendo, pero que han hecho trabajos de ingeniería
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muy especializada para mantenerla en pie y para enderezarla.
La Calle Madero. Después de salir de la Catedral Metropolitana caminamos sobre la calle Madero y en el camino nos encontramos con muchos comercios, vendedores, personajes de películas, etc. Durante el camino Pedro seguía dando lata por su helado de McDonald´s, pero la maestra Lupita le dio una mejor idea: comprar un delicioso y nutritivo helado en la tienda de Nutrisa, pero como no todos tenemos los mismos gustos, a nuestro compañero Carlos no le agradó el helado que compró, y cómo le iba a gustar si, según nuestros compañeros que están en el taller de cocina y repostería, él no supo combinar los sabores a pesar de que había una inmensa variedad de toppings, es decir mermeladas, frutas y cereales que se pueden agregar al delicioso helado de yogurt. Después de caminar serpenteando entre la gente evadiendo a los comerciantes ambulantes, llegamos por fin a la torre Latinoamericana donde nos detuvimos un momento para que la maestra Lupita pidiera información. Mientras nos detuvimos vimos una batalla de beatbox (recreación de patrones de ritmo y los sonidos musicales usando sólo la boca , los labios y las cuerdas vocales) la cual fue muy divertida pero no pudimos terminar de verla ya que había llegado la hora de subir a la torre.
La Torre Latinoamericana Cuando entramos a la torre Latinoamericana nos impresionamos por su enorme tamaño, ya que es el mirador más popular de la Ciudad de México y como tal representa el edificio más turístico de la CDMX con sus 44 pisos de altura. Tuvimos la suerte de no hacer mucha cola para subir al elevador y así pudimos llegar pronto al restaurante y luego tomar el otro pequeño elevador para llegar hasta el mirador y la terraza. Tuvimos también la fortuna de que el día fuera muy claro, a pesar de que en días anteriores se había tenido que declarar contingencia ambiental por los altos niveles de contaminantes. Es así que pudimos observar con casi total nitidez los cuatro puntos cardinales y reconocer desde la altura algunos de los lugares que habíamos visitado previamente.
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Un espectáculo no planeado. Desde antes de tomar el elevador, nos dimos cuenta de que en la entrada de la Torre Latinoamericana se estaba anunciando un entretenimiento que comprendía un simulador 4D y otras atracciones. Todos propusimos a la maestra Lupita que nos permitiera entrar, pero ella se resistió porque, en primer lugar, ya estábamos medio apretados de dinero, y en segundo, porque ya se acercaba la hora de comer para luego regresar al hotel y no andar a las carreras para tomar el autobús de regreso a Tehuantepec. Finalmente, su corazón de pollo cedió y nos autorizó entrar al simulador 4D. Fue algo muy emocionante… hasta salimos salpicados porque un dragón nos escupió... en realidad debimos haber salido chamuscados, pero tal vez, los productores del espectáculo cambiaron el fuego por agua para no tener que pagar la curación de las quemaduras de los espectadores.
El Palacio de las Bellas Artes. Todavía secándonos de las babas del dragón, salimos de la Torre Latinoamericana y justamente en ese momento comenzó a lloviznar. Atravesamos el Eje Central Lázaro Cárdenas para llegar al Palacio de las Bellas Artes, pero ya hacía hambre y la maestra Lupita nos llevó al Sanborns que está enfrente de Bellas Artes. Logramos completar para pagarnos una comida suficientemente llenadora y luego ya con algo de prisa, entramos al Palacio de las Bellas Artes, pero sólo pudimos ver el majestuoso vestíbulo y sus pisos y columnas de mármol. Había mucha gente, tal vez esperando para entrar a un espectáculo. Nos habría gustado recorrer un poco más el edificio, pero por desgracia, las cosas ya se habían apresurado un tanto porque el tiempo corría y corría.
El final de la excursión. Cuando dieron las 4:30 pm tomamos nuevamente el metro para ir al hotel a recoger nuestras maletas y poder llegar a la terminal TAPO en torno de las 5:00 como lo habían planeado nuestros maestros, y nos diera tiempo registrar nuestras maletas. La maestra Lupita y el profesor Raúl nos dijeron que los encargados del hotel nos iban a pedir dos taxis, pero cuando vimos había una camioneta y un coche. Los hombres se fueron con la maestra Lupita en la camioneta -porque eran más suertudos- y las mujeres con el profesor Raúl, en el coche. Mientras nos trasladamos para la terminal nuestras compañeras Nayeli y Michell se venían durmiendo en el carro. Estaban cansadas porque no habían dormido muy bien en ninguna de las dos noches. Cuando llegamos a la terminal nos fuimos a sentar, pero vimos que había un
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lugar donde podíamos conectar nuestro teléfono y Pedro, Michell, Wendolin, Ricardo, Josué, Juan y Nayeli pusimos a cargarlos mientras esperábamos la hora en que nos llamaran a abordar el autobús. Cuando faltaban unos minutos para la hora marcada en el boleto, la profesora Lupita nos dijo que fuéramos al baño y a comprar algo para el camino. Finalmente anunciaron nuestra corrida y nos subimos al autobús. A partir de ese momento empezaron los movimientos constantes, pero no del camión sino de lugares: Michell hizo cambio con Carlos, Carlos se pasó con Josué y Michell con Juan y más tarde, cuando la mayoría estaba dormida, se cambiaron Pedro y Nayeli: Pedro se sentó con Wendy, Nayeli con Carlos y así quedamos por fin en toda la noche. Ya en la madrugada como a eso de las 6, llegamos a Juchitán y ahí se bajó el profe Raúl. La profesora Lupita nos acompañó hasta la terminal de Tehuantepec. Cuando llegamos a la terminal, el primero que bajó fue Pedro. Cuando su hermana lo vio fue corriendo hacia él abrazándolo y fue tan lindo que nos dimos cuenta que su hermana lo extrañó mucho. De ahí, cada quien se fue para su casa, algunos se fueron solos y a otros los vinieron a recoger, y así llegamos al final de nuestra increíble excursión.
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Toda una experiencia. Hasta aquí hemos narrado lo que hicimos y lo que vimos; describimos lo que vimos y compartimos los sucesos importantes y simpáticos que vivimos. Por fortuna no hubo nada qué lamentar, la pasamos increíblemente bien, todo salió casi a la perfección. Ahora, queremos dejar escrito y compartir lo que sentimos, lo que encontramos y aprendimos. A continuación cada uno de nosotros cuenta su propia experiencia.
Carlos “MI PRIMER VIAJE DE GENERACIÓN” Desde que entré a esta escuela nunca había podido asistir al viaje de generación por distintas causas y al ser mi primer viaje con mi grupo me sentí muy emocionado y nervioso ya que estaría en una ciudad muy muy grande con millones de personas a mi alrededor, donde nadie conoce a nadie y si me perdía... ya vali. Pero aún con todo eso lo disfruté y me olvidé por 3 días de mi ranchito en donde vivo. Conocí hazañas arquitectónicas como la Torre Latinoamericana, importantes lugares históricos como el Castillo de Chapultepec y el Museo Nacional de Antropología. También vi con mis propios ojos monumentos importantes de la CDMX que sólo había visto por televisión. Además fue la primera vez que entro a una suit de un hotel y fue muy emocionante. En fin, ha sido mi primer viaje con amigos y mi segundo a la CDMX pero nunca la había visitado como un turista y esto me enseñó muchas cosas que nunca olvidaré en la vida. Gracias por hacer de estos 3 años y esos 3 días los mejores que alguien pueda imaginar.
Juan Este viaje ha sido la mejor experiencia de mi vida a pesar de que los años anteriores ya hemos tenido que salir a lugares para poder admirar las zonas turísticas y otras cosas. Este viaje fue especial tanto para mi como para mis compañeros por muchas razones. Desgraciadamente no pudimos recorrer ni visitar todas las zonas turísticas que habíamos planeado pero al fin y acabo me divertí y pude ver cosas.
Naye Este viaje lo considero único por que fue y será un viaje maravilloso que no pienso olvidar. Quiero a mis amigos, son lo más importante para mí y me hizo feliz que nuestro compañero Carlos fuera al viaje porque nunca había ido a un viaje de generación y esta era nuestra última
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oportunidad. Nuestra compañera Lizbeth no fue con nosotros pero se la pasó bien en sus xv años. Sé que no olvidaré todo lo que pasó: las noches en que vimos películas y los chamacos hacían tonterías... y su cuarto apestaba a patas, pero aun así la pasamos viendo la mitad de la película con refrescos, sabritas y la pizza que compró Ricardo. Igual les agradezco a mis maestros por habernos acompañado al viaje a la Ciudad de México, más al profesor Raúl que ya conocía la CDMX. Espero que a nadie se le olvide este viaje porque todo lo que pasó en él, en nuestro corazón se queda. Más que nada me da tristeza porque ya vamos de salida y a la mayoría no los volveré a ver. Siempre recordaré mis bellos últimos tres años con ellos.
Pedro LA MEJOR FIESTA EN LA CDMX COMO TODOS UNOS PAPS! Este viaje que tuvimos todos los compañeros de mi salón que se quedaron desde 1ro de secundaria hasta 3er año, y uno de nuestros amigos de segundo, fue uno de los mejores que he tenido porque, aunque fueron pocos días, nos divertimos al máximo. Los momentos en los que más diverti fueron en las noches en el hotel y el día que estuvimos en el turibus porque hicimos muchas locuras que nunca olvidaré
Ricardo UNA GRAN EXPERIENCIA EN LA CDMX Este fue un viaje único no solo por lo que vivimos sino que también es el primer grupo de secundaria en el que todos trabajan y logran ir solos a su viaje de generación. Aunque éramos pocos, logramos nuestro objetivo que era ir al viaje y divertirnos. La verdad, este viaje nunca lo olvidaré y no creo poder tener otro igual, pues este fue un viaje maravilloso, pasando unos días con las personas con quienes llevo conviviendo mis tres años de secundaria a las que quiero mucho. En resumen: este viaje nunca se olvidará.
Michelle Este viaje que hice con mis compañeros fue uno de los más bonitos e inolvidables que haya tenido ya que conocí, conviví y me divertí a su lado. Esto por supuesto a la vez me trae un poco de tristeza ya que es el último año que podré convivir con ellos de esta forma. En resumen. el viaje estuvo padre ya que no es lo mismo ir
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con la familia que con tus compañeros con quienes te sientes en confianza. Esto ahora forma parte de uno de los mejores recuerdos de mi secundaria.
Wendo UNA VISTA DIFERENTE DE LA CDMX Este viaje lo considero único, pues a pesar de haber ido antes a la Ciudad de México y haber pasado por los lugares que visitamos, nada fue igual, es más ni siquiera se pareció un poco. Pues el salir con tu familia, a diferencia de salir con tus compañeros y profesores, es mucho, muchísimo más divertido, además de hacer que tu convivencia sea un poco más fluida y te das la oportunidad de conocerlos más allá de la escuela.
Josué (Quesito) Fue una experiencia inolvidable que cada uno de nosotros no lo olvidaremos; lo tendremos bien marcado en el corazón. Lo más maravilloso fue que lo pasamos muy bien en compañía de nuestros maestros.
Lupita A riesgo de que los grupos anteriores con los que he salido se enojen conmigo un poquito, debo decir que este viaje es el que más he disfrutado, he realizado muchos viajes con muchos grupos y en todas las ocasiones tengo permanentemente una tensión durante todo el viaje, por los nervios de que algo salga mal, pero en esta ocasión realmente disfruté el viaje, porque a pesar de las veces que los he regañado por alguna tontería, siempre tuve y tengo la plena confianza de que son alumnos buenos, nobles, sin malicia, sabía que podía confiar en ellos, que a la mera hora actuarían con juicio y madurez. Debo confesar que también yo estaba emocionada desde antes del viaje y ahora al leer estos relatos me vuelvo a emocionar y digo, que bueno que lo hicimos, valió la pena, muchas gracias chicos, por regalarme esta inolvidable experiencia
Raúl Yo nací en la Ciudad de México, pero hace más de 30 años que no radico ahí. Son innumerables las veces que he viajado nuevamente a mi ciudad natal, pero nunca había disfrutado tanto los hermosos lugares que esta ofrece a los turistas como en esta ocasión. No pude dejar de sentirme sorprendido por la belleza del Bosque de Chapultepec, a pesar de haber estado ahí muchísimas ocasiones. Disfruté el Castillo de Chapultepec como nunca antes; me quedé impresionado por los enormes edificios del Paseo de la Reforma, me emocioné al estar a los pies de la Virgen de Guadalupe acompañado de Lupita, de nuestros alumnos del CMCH y coincidir ahí con los alumnos y maestros de la Escuela Tabasco,
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(institución en la que comencé mi trayectoria en la educación) quienes habían llegado en peregrinación. Desde luego que la belleza, la majestuosidad y el tesoro cultural e histórico de la Ciudad de México me provocaron una experiencia única, pero sobre todo la dicha de acompañar a estos ocho jóvenes que se están abriendo a la vida y se están dando la oportunidad de ampliar sus horizontes, quienes, a pesar de dar bastante lata, le dieron el toque de alegría y jovialidad al tour por la “Ciudad de los Palacios”.
CONCLUSIÓN Aquí hemos compartido los pormenores de nuestra experiencia. No fue solo un viaje, sino todo un proyecto que fuimos realizando poco a poco, desde que fue simplemente una idea que poco a poco fuimos concretizando, hasta que llegó a ser toda una realidad que ahora revisamos y convertimos en experiencia. Este documento será para nosotros un testimonio y un recuerdo duradero de lo que se puede lograr cuando se realizan las cosas dedicándoles tiempo, empleando las estrategias adecuadas y asumiéndolas con amor y esfuerzo como logros por conquistar. El agradecimiento de toda esta maravillosa experiencia es para Dios, en primer lugar; luego para San Marcelino Champagnat, ya que su espíritu sigue presente en nuestra escuela a través del ambiente de familia y de trabajo que vivimos cada día; también a nuestros padres que nos apoyaron para completar los gastos y finalmente a tantas y tantas personas que nos apoyaron directa o indirectamente.
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