Expande al futuro, deja atrás al pasado

Page 1

Mensaje Dominical

La influencia del pasado debe de estar en el ambiente testimonial, recordar los hechos, vivencias, experiencias, deben ser un estímulo para garantizar la presencia del Señor en el presente y en el futuro. Quedarse anclado al pasado es una decisión peligrosa, afecta la posibilidad de recrear esa relación con el creador, donde lo nuevo, siempre está presente como una realidad incuestionable. Superar el pasado es fundamental, mantenerse rezagado acariciando las victorias o los dolores de un tiempo que pasó, afecta las emociones y desequilibra las proyecciones que deben seguir produciéndose. Una elección que requiere cerrar etapas, enterrar o despedir aquellas vivencias que habiendo pasado, siguen teniendo vigencia y autoridad en el presente. Expandirse al futuro despidiéndose del pasado es vital, necesario para quienes se desafían a caminar en lo nuevo, una dimensión desafiante a quienes se acostumbraron a relacionarse con el Dios de Israel, olvidando que es también el nuestro, presente en esta parte de la historia. El Dios de Abraham, Isaac, Jacob, no se quedó en ese tiempo, sigue vigente, obrando de manera maravillosa a un pueblo que de su mano se atreve a construir con fe y esfuerzo su futuro.

Considere las siguientes preguntas, reflexione en ellas y responda con honestidad.

¿Existen recuerdos o vivencias del pasado que siguen teniendo autoridad e influencia en tu presente? ¿Puedes compartir algunas? Si las experiencias del pasado influyen en nuestra forma de ver el futuro; ¿Sobre qué áreas de tu vida se han generado está influencia? A la luz de este texto, ¿Por qué el pueblo es invitado a no acordarse de las cosas pasadas, ni traer a la memoria las cosas antiguas? Luego de meditarlo, ¿Consideras que esta demanda es también para nuestros tiempos? El pasado para muchos es difícil superar por el dolor que produjeron algunas experiencias; ¿Cómo enfrentar esas vivencias para que finalmente queden atrás? Superar el pasado es determinante para iniciar la expansión; ¿En tu caso consideras que te encuentras en esta etapa? Sino es así, ¿Qué te está faltando? Expandirse al futuro es abrir sus ojos, su mente, su corazón a lo que el Señor tiene preparado; siendo así, ¿Tienes expectativas sobre ese futuro? ¿Quisieras compartirlas para presentarlas en oración?

Construye con fe tu futuro, deja atrás el pasado.

www.iglesiabautistaisrael.com contacto@iglesiabautistaisrael.com

Febrero 23/ 2014

al Pst. Parrish Jácome Hernández

Texto: Isaías 43: 18 - 19 El Gran Panorama La nostalgia por un pasado que no volverá, establece vínculos emocionales tan fuertes, capaces de mantener vigentes los recuerdos que ejercen autoridad y dominio sobre el presente. Este sentimiento ancla la posibilidad de crecimiento, reteniendo las acciones que frente a los desafíos actuales se requieren. La cantidad de personas que viven en el pasado es significativo, hombres o mujeres que frente a una vivencia de dolor o placer, no lograron situar la experiencia dentro del tiempo, provocando esa ruptura peligrosa con la realidad. Una elección que lejos de contribuir al desarrollo continuo, estanca la proyección natural que la propia vida nos imparte. Tratar con los recuerdos siempre será desafiante, olvidarlos es imposible, superarlos es necesario, continuando ese caminar que no se puede detener por complejo a adverso que se presente el diario transitar. Allí radica el valor del discipulado cristiano como instrumento de mediación para colocar esas experiencias dentro del gran marco donde planes y propósitos del creador no sean olvidados. Pensar en un futuro sin dejar atrás el pasado es imposible, su sombra estará oscureciendo aquellas vivencias que de la mano del creador se estén provocando, evitando ese gozo natural que llega al involucrarse en un nuevo desafío. Un cuadro imprescindible a divisar cuando la acción creativa y renovadora del Señor se está manifestando de forma permanente. Una mirada constante al futuro es fundamental, abriéndose paso en medio de esas circunstancias que al ser reconocidas como experiencias, tienen la capacidad de educar, instruir, corregir. Levantar lo mejor de esa vivencie, independiente del dolor o dificultad que produjo, permitirá que esa expansión deseada siempre se este alcanzando.

“La invitación a conocer estas nuevas cosas, desafía a caminar de la mano del Señor, disponiéndose a una travesía donde lo inima- ginable, comienza a tener presencia de forma contundente.”


El Texto No es un Pretexto Isaías realiza un llamado propicio para el pueblo, dejar atrás las cosas pasadas es fundamental para reconocer y abrazar lo nuevo que el creador está dispuesto a mostrarles. Sostenerse en el pasado no es una sabia elección a quienes necesitan superar las experiencias dolorosas que en su momento los marcaron. Este llamado no es arbitrario, menos aún insensible, las emociones intensas que el pueblo ha vivido tuvieron su espacio, mostrándoles el Señor que en cada una de ellas su presencia fue notoria. El tiempo del dolor o conocido también como el luto debe pasarse, procesando aquellas vivencias o recuerdos que la propia experiencia generó, llegando el momento que también debe terminar. Quedarse pegado a ese pasado es peligroso, la angustia o el afán por situaciones que no están a su alcance cambiar, terminan afligiendo el corazón y robando el gozo. Levantarse de este estado no siempre es sencillo, muchos permanecieron por años en una amargura que seco su vida por completo. Las palabras del profeta buscan provocar esa confrontación, alertando al pueblo de los resultados que se producen en quienes viven en el pasado. Aquella memoria que es imposible de borrar, debe seguir siendo alimentada con los hechos nuevos, amorosos, tiernos de un creador, dispuesto a seguir recreando a sus hijos con esas acciones que no estaban en agenda. El pueblo de Israel mediante estas palabras debe entender que el llamado a dejar atrás el pasado se lo realiza el mismo Señor, creador y formador suyo, quien estuvo en esas vivencias de forma decisiva, invitándolos a caminar de su mano, en este nuevo periodo. Una etapa donde la manifestación de su gracia estará dispuesto a manifestar que el sigue siendo el mismo, siendo así, no hay que temer.

Los recordatorios son constantes, uno tras otro va llegando para afirmar en el pueblo de Israel esa identidad que no se puede opacar. Una identidad que toma forma desde la promesa del creador al padre Abraham, estableciendo el papel que el creador tiene en la conformación de este su pueblo. Así dice Jehová, afirmación poderosa para quienes anhelan escuchar la voz del mismo creador, aquella que con fuerza irrumpe con la autoridad exclusiva del Eterno. Manifestar de inmediato los hechos poderosos que en el pasado fueron realizados, es el motivo de estas palabras, donde reafirmar su presencia en estas necesidades, garantiza su accionar en las situaciones actuales. Esta lectura de los hechos poderosos del pasado, procura fortalecer la seguridad que ese mismo Dios, amoroso, poderoso, leal a su pueblo, sigue intacto. El recorrido tiene que ver con el momento más dramático de la conformación del pueblo, donde Faraón y su ejército quiso impedir la salida del pueblo hacia la libertad que el creador les había ofrecido. Un recordatorio que no procura situar al pueblo en el pasado, lo recorre con la finalidad de garantizar el auxilio inmediato y decidido que el Señor les dará. El giro de inmediato se produce cuando los hechos del pasado son invitados a quedar allí, en ese tiempo, permitiendo que su momento actual reciba también ese impacto de la obra del Señor.

“Superar el pasado es fundamental, mantenerse rezagado acariciando las victorias o los dolores de un tiempo que pasó, afecta las emociones y desequilibra las proyecciones que deben seguir produciéndose. ”

Las expresiones que se vierten a lo largo de este capítulo, evidencian una clara intención por parte del escritor. Jehová, el Creador y Formador de su pueblo les recuerda con afirmaciones contundentes, su esencia, autoridad y poder. Un recordatorio necesario cuando las diferentes circunstancias fueron oscureciendo las acciones del Señor en el pasado.

No os acordéis de las cosas pasadas, exhortación necesaria para un pueblo que luego de salir de Egipto y pasar el Mar Rojo, celebró con júbilo por corto tiempo, entrando de inmediato a una amargura por ciertas circunstancias que incitaron a recordar el pasado y desearlo. Esta actitud fue la tumba de forma literal para que la mayoría de quienes cruzaron el mar, no entrarán a tomar posesión de la tierra prometida.

Las palabras hacen un recuento de aquellos actos portentosos, conocidos y divulgados en las diferentes generaciones, de un Dios singular, especial en la vida de su pueblo, al demostrarle un amor incondicional que se manifiesta en toda circunstancia. Recibirlas es un cántico de esperanza que anima, levanta una convicción que necesita ser fortalecida.

He aquí que yo hago cosa nueva, el desafío de inmediato se produce, quedarse detenido en el pasado, sea bueno o sea malo, no es una decisión sabia. La invitación es a divisar, participar de aquello que el Señor siga realizando, creando, manifestando un poder absoluto sobre todo lo creado en todo tiempo.

El involucramiento del pueblo es vital al denominarlo mis testigos, la obra del Señor es concreta, realizada en medio de un pueblo que en sus conquistas, derrotas, alegrías, tristezas, disfruto siempre de la presencia de su Dios. Una relación que no puede olvidarse cuando el dolor por los recuerdos de quienes quedaron en el cautiverio sigue entristeciendo el corazón.

Estas cosas nuevas serán tan maravillosas como las que sus padres vieron o superiores, manteniendo activa la participación su pueblo. El Dios de Abraham, Isaac, Jacob, es también el Dios de esta nueva generación, de aquellos que salieron o quedaron en Babilonia, fruto de un cautiverio donde la gracia del Señor también se manifestó.

La respuesta del Señor fue inmediata, contundente, categórica, para acompañar y consolar a quienes deben saber que su dolor no es desconocido por el Eterno. La promesa de retornar a su pueblo, aún desde los confines de la tierra, trae esperanza y reaviva el deseo de seguir en pie, para ver el cumplimiento de esta palabra en sus vidas.

La invitación a conocer estas nuevas cosas, desafía a caminar de la mano del Señor, disponiéndose a una travesía donde lo inimaginable, comienza a tener presencia de forma contundente. Una nueva generación no puede ser alimentada sólo de un pasado glorioso, necesita vivir su experiencia, sus hechos propios, viendo lo que sus padres vieron y oyeron.

Esta afirmación recuerda al pueblo el génesis de una promesa ofrecida al patriarca Abraham, padre de la fe, padre del pueblo judío. La bendición que el Señor le garantiza no terminaría con él, seguiría con sus hijos, con sus generaciones, con todas las familias de la tierra. Una promesa que se recibe por la obra salvífica de Jesús, quien nos vincula y nos torna en familia, con herencia y promesas.

Dejar atrás el pasado es imprescindible, quien no suelta su pasado, nunca recibirá lo nuevo que el Señor tiene, viviendo de un recuerdo donde lo único que se estimula es la nostalgia de un tiempo que no volverá. Mirar el futuro y caminar con entusiasmo y valentía es abrirse paso a una dimensión donde el Señor siempre sorprenderá al manifestar con gracia lo nuevo, sorprendente, maravilloso que tiene para su pueblo.

@iglesiaisrael

Iglesia Israel


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.