Reportaje DV Setalde Donosti-Ahorro energía

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Domingo 25.05.14 EL DIARIO VASCO

AL DÍA GASTO ENERGÉTICO

Hogar, eficiente hogar Gestos sencillos para evitar el gasto innecesario y reducir las facturas

La elección de los electrodomésticos o la grifería y su buen uso contribuye a reducir el derroche energético :: ANE URDANGARIN SAN SEBASTIÁN. ¿Cómo puedo rebajar la factura de la luz? ¿Y la del agua? ¿Y la del gas? No hay ciudadano que, cada vez que examina los recibos, no se haga estas preguntas. «La preocupación está en calle», y para darle respuesta, la empresa Setalde ha organizado recientemente unas jornadas en su local de la calle de Zabaleta de Donostia en las que sus expertos han dado consejos a los ciudadanos. Estas son algunas de las recomendaciones con las que nos ahorraremos unos cuantos euros mientras somos más respetuosos con el medio ambiente.

Electrodomésticos

«Con un frigo nuevo frente a uno muy viejo se ahorran hasta 95 euros al año»

Borja García, Mikel Gastesi, Kepa Franco y Óscar Fernández, antes de ofrecer sus consejos con bombillas más y menos eficientes. :: MICHELENA

«Todo el ahorro de poco sirve si se va por las ventanas» Cualquier vivienda o local que se vaya a vender o alquilar debe tener el certificado de eficiencia energética, un requisito obligatorio a raíz de un decreto aprobado en junio de 2013. La clasificación del certificado va desde la A a la G, en función de la mayor o menor eficiencia. Para ello un técnico o arquitecto tiene que ir a la casa a valorar la envolvente, fachada,

electrodomésticos, instalación, iluminación, calefacción.... «En viviendas construidas la calificación A es muy difícil. Se está dando en casas nuevas diseñadas pensando en la eficiencia energética, con toda clase de medios modernos», explica Mikel Gastesi. La D y C son las calificaciones habituales, aunque también hay ‘ges’, «por ejemplo en viviendas de hace 30-40 años, con fachadas sin aislar, ventanas con una hoja de cristal...». Gastesi destaca la importancia de renovar las ventanas, «donde hay un mundo, pero esas de toda

la vida que cierras, pones un mechero y se apaga la llama por la corriente que entra, hay que cambiarlas. No sirve de nada que todo lo demás es ultramoderno y súper eficiente». La fachada es también importante. Si la comunidad no se aviene a mejorarla, se pueden hacer reformas individuales, «dentro de casa, colocando aislamientos en la pared». La calefacción, la iluminación, los electrodomésticos... conforman la radiografía energética de los hogares que ahora queda registrado. Desde Setalde, donde emiten

este certificado, recuerdan que se han de cumplir tres requisitos obligatorios. «Uno es la presencia del técnico en la vivienda, no se puede hacer por teléfono, como ofrecen algunos, lo cual es totalmente fraudulento. Otro requisito es que el certificado debe ser inscrito en la página web del Gobierno Vasco, y el certificado también ha de incluir tres propuestas de mejora». Llevar a cabo estas mejoras no es obligatorio. Se supone que a mayor calificación la vivienda se revaloriza, porque supone «un valor añadido».

El frigorífico, la lavadora, el lavavajillas, el horno... Los electrodomésticos suponen buena parte de la factura eléctrica de los hogares, así que cuanto más eficientes sean, mejor. «Tenemos hecho un cálculo con dos frigoríficos, casos extremos, uno muy muy viejo y el otro moderno. Estimamos que te puedes ahorrar 95 euros al año. En diez años supondrían 950 euros, y con ese dinero tienes un señor frigorífico», explica Óscar Férnandez. Por ley, los electrodomésticos de este tipo se comercializan clasificados en un rango que va de la D al A+++, de menos a más eficientes. Estos últimos suelen ser más caros, «pero a la hora de comprarte un aparato nuevo compensa», recomienda Férnandez. Tampoco hace falta que sea el mejor. «A partir del A+ ya están bien». Los fabricantes están intensificando esfuerzos para mejorar la eficiencia de sus aparatos, «e incluso ya se comercializan lavadoras A+++ menos 50% consumo. Aún no hay ni letra para clasificarlos». Cuando se eligen los aparatos para la cocina, puede surgir el dilema entre vitrocerámica e inducción. «Al que es cocinero no le quites el gas, pero para casa aconsejo inducción, porque calienta más rápido y consume menos». Si hay que renovar el lavavajillas, no es ninguna tontería pensar en la opción de comprar uno de media carga, «que te permite usar solo la bandeja de arriba, así que no hace falta que llenes lo de abajo». También empiezan a comercializarse lavadoras que pesan la colada y utilizan el agua y hasta el detergente preciso para cada caso. Pero no es imprescindible renovar los electrodomésticos para reducir el consumo y contribuir a la economía familiar. «Hay que procurar llenar la lavadora y el lavavajillas». Mantener limpios los filtros de estos aparatos es también importante, porque si están obstruidos «puede que esté gastando más agua o que necesite más tiempo para calentarla». En el caso de la secadora –«las de bomba de calor gastan me-


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GASTO ENERGÉTICO AL DÍA

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Consumo de energía en la vivienda (CAPV) nos energía»–, hay me meter la ropa lo más escurrida posible. El horno merece casi un capítulo aparte, «por ser uno de los aparatos que más consume». Así que para hornear una pizza, «mejor utilizar el microondas, que gasta menos». Según el experto en eficiencia energética, un precalentamiento de 10 minutos es suficiente, «no hace falta tenerlo 15 ó 20 minutos». Tampoco se aconseja ponerlo a 260º cuando la temperatura que queremos es de 200º, «porque no se calienta antes y estamos pidiendo más potencia al horno, así que mayor gasto». Otra recomendación: apagarlo 10 minutos antes de acabar de cocinar, para aprovechar ese calor. El frigorífico es otro de los aparatos que más consume. Así que mejor evitar abrir la puerta y estar un buen rato repasando lo almacenado para sacar un yogur. «Se pierden frigorías y sube la temperatura del aparato, que se tiene que volver a enfriar». Otro consejo de Fernández es descongelar dentro de la zona de refrigeración, «con lo que se obtiene frío extra y se impide que se encienda el compresor, con lo cual se gasta menos». Por contra, introducir elementos calientes como un cazo es perjudicial, «porque eso obliga a que se encienda el compresor para enfriar el aparato». Agua

«Sin aireador llenamos un cubo en 55’’; con el dispositivo de ahorro, en 2’20’’» Aunque no es obligatoria, también existe una etiqueta energética para la grifería. Se llama Well, y va desde la A a la D, de más a menos eficiente. «Los fabricantes más concienciados ya la han introducido», así que es una buena opción para orientarse. En el caso de la ducha, el grifo monomando «consume más agua que el termostático». El monomando es el que tiene mezclador, «en el que se suele abrir a tope el agua caliente y se va mezclando con fría». El termostático «se calienta súper rápido, le dices la temperatura que quieres y luego regulas el caudal. Se calcula que se gasta un 16% menos de agua». Para mejorar la grifería antigua, Fernández propone los aireadores, que sustituyen los filtros de los grifos, con lo que se consigue disminuir el caudal y ahorrar agua. En Setalde han hecho un cálculo con un cubo de unos 14 litros. «Tardó 55 segundos en llenarse con un grifo con filtro normal; y con aireador 2 minutos y 20 segundos». Estos aireadores, de fácil colocación, hacen que el chorro «lleve más aire que agua, pero la sensación a la hora de lavarte las manos es la misma que antes». Huelga decir que cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes o nos afeitamos es fundamental, y que el típico grifo que gotea o una fuga en la cisterna «supone muchos litros al cabo del día», así que mejor arreglarlos. Otra forma de ahorrar agua: «Cuando abrimos el grifo podemos guardar ese agua que dejamos que corra hasta que se calienta o se enfría. Se puede reutilizar».

Agua caliente sanitaria

Calefacción

19,6%

39,4%

Cocina

11,2%

Aire 0,2% acondicionado

4,3%

25,9%

Iluminación

«Si la luz no salta nunca, quizás hay demasiada potencia contratada»

Electrodomésticos 0,6 Secadoras Lavadoras

1,6

3,6

Lavavajillas

Frigoríficos

2,3

6,9

Congeladores

FUENTE: EVE a partir de IDAE

Calefacción

«Subir un grado supone un 7% más de gasto» Aparte del sistema elegido para calentar la casa, su utilización también influye, y de forma considerable, en la factura. La temperatura de confort se sitúa a 21 grados en invierno. «Sumar un grado supone entre un 6 y un 8% más de consumo energético. Hay quien pone el termostato a 23 grados y está en manga corta. Mejor a 21 y en manga larga». Lo que no hay que hacer, aconseja, es bajar de los 17 grados, «porque obligar a que suba la temperatura de nuevo hasta los 21 grados supone más gasto que si lo mantienes». Los radiadores también tienen su importancia. Los hay de baja temperatura, lo que significa que necesitan que el agua esté menos caliente. Hay otros sistemas, como el suelo radiante, «que también trabajan a baja temperatura. En este caso estéticamente se gana espacio en casa y es eficiente». La pega: supone más obra». Control del consumo

«Quitando el ‘stand-by’ he logrado un ahorro mensual de 6 euros» Para ahorrar en la factura energética, primero hay que saber en qué se gasta. Para eso están los medidores de consumo, unos aparatos «muy sencillos de usar», explica Borja García. Algunos miden el gasto individual de cada electrodoméstico, como el frigorífico o el horno mientras asamos un pollo, «y así sabes lo que consume al momento». Se pueden encontrar aparatos de este tipo, enchufables y cuyo uso se aprende al momento, a partir de 25-30 euros. Luego están los que miden el consumo de toda la casa en ese instante, también fáciles de usar «pero en este caso requieren una pericia mínima en el manejo del ordenador». Cuestan unos 70 euros. García ha probado estos medidores en su casa. Así se enteró de lo que supone para la economía familiar tener una pecera «muy bonita

Stand by

1,3

Otros

2,9

TV

1,5

2,1

Ordenadores

2,6

Horno

:: F.J. BIENZOBAS

de 60 litros con peces tropicales a una temperatura de unos 25 grados». ¿Cuánto? «Al año supone una ‘pasta’, y eso no lo sabía hasta que he usado un aparato de estos. Ahora sabemos en qué se nos va parte de la factura», reconoce. En este caso poco remedio hay, más que asumir ese gasto voluntario. Pero en otros situaciones sí hay solución. Analizando gráficas y datos de los medidores, este experto se percató de que su frigorífico estaba mucho tiempo con el motor encendido, trabajando. «Me di cuenta de que no ventilaba lo suficiente». Así que hizo unos agujeros en la escayola que cubre el hueco entre los armarios que hay encima del frigorífico y el techo, «para que haya una pequeña circulación del aire y el aparato esté más ventilado». Con esta sencilla solución «he reducido el consumo un 27%», asegura. Para ahorrar, guerra al ‘stand-by’. Tener el piloto de la tele, el DVD, el módem o el equipo de música encendidos supone «un chorreo» de dinero. Eso en el caso del ‘stand-by’ pasivo, porque también lo hay activo: «Por ejemplo, determinados hornos tienen un reloj, que también consume». García ha calculado, por ejemplo, el gasto de mantener en ‘stand-by’ un reproductor de vídeo antiguo, «que supone un coste de 9 euros anuales. Es un suma y sigue». En este caso, el consejo es sencillo: apagar los aparatos. «En mi casa no me he metido a sacar el horno viejo, desenchufarlo y cortar el cable del pilotito, pero sí me he quitado de encima el ‘stand-by’ de la tele, el DVD o el vídeo. Mientras no se usa está todo apagado». La forma más sencilla y barata de hacerlo es conectarlos a un interruptor general que permite apagar y encenderlos a la vez. «También hay unos dispositivos que detectan que un aparato no se está utilizando y lo desconectan automáticamente. Se puede vincular, por ejemplo, al mando de la tele y cuando le das a la tecla que has convenido pone en marcha los aparatos».

Reducir un kilovatio o un paso en el contrato puede suponer un ahorro anual de entre 40 y 45 euros :: A.U. SAN SEBASTIÁN. Elegir la iluminación adecuada no es baladí, porque se ha de adecuar a las necesidades de cada uno. A partir de este consejo inicial, toca seleccionar el tipo de luz. Ahora están «muy de moda» las LED. Se dice que son más caras, pero que duran más y se ahorra. «Eso es verdad, pero con cuidado», advierte Kepa Franco. Es cierto que la ledes tienen ventajas sobre otras fuentes de luz, como el bajo consumo de energía o su durabilidad. Por contra, cuestan bastante más. «Son caras, una bombilla típica para una halógena puede valer 2 euros y una de LED buena viene a costar veintitantos euros. La diferencia es grande». ¿Compensa pagar? «Sí en sitios donde la luz esté mucho tiempo encendida». La LED es eficiente «siempre», subraya el experto, «porque hablamos de sustituir 50 vatios por 8 ó 10 vatios. El consumo es muy inferior, pero hace falta muchas horas para amortizarlo». En comercios, por ejemplo, es «muy interesante». Así como para las cocinas. Franco se refiere a ledes «de calidad, porque hay otros productos en la calle... Si los principales fabricantes, con la capacidad de producción que tienen, no los sacan a menor precio será por algo». Luego está la fluorescencia compacta, el bajo consumo, «que tiene un precio más asequible y una buena duración». ¿Inconveniente? «Es más contaminante, y les cuesta un poquito dar toda la luz, así que para encender y apagarlo en poco tiempo. No son recomen-

«Los reguladores de luz, cuya colocación es sencilla, permiten ahorros de hasta un 30%

Vea el vídeo escaneando con su móvil este código QR

dables, por ejemplo para el baño». Y luego está la que ha sustituido a la incandescente. «La ventaja que tiene es que es barata, aunque la duración no es muy alta». Pero tiene su mercado. Por ejemplo, es «un poco absurdo» gastar dinero en una lámpara de bajo consumo o en una de LED para zonas de poco uso, como un trastero. Los potenciómetros o dispositivos que permiten regular la intensidad de la luz «ahorran». Y en muchas ocasiones su instalación es tan simple «como sustituir el interruptor por el regulador. Hoy en día podemos regular prácticamente cualquier fuente de luz y se pueden conseguir ahorros muy importantes, porque hasta ahora la gente ponía hasta demasiada luz, la mayor parte de las instalaciones están sobredimensionadas, sobre todo en el comercio». Franco habla de rebajas de hasta el 30% en el consumo.

La potencia máxima El recibo de la electricidad se ha convertido «en un galimatías» en el que también se pueden ahorrar unos euros. Los primeros, observando la potencia contratada, muchas veces mayor a la necesaria. «Cuando se legalizaba una instalación eléctrica, el instalador emitía un certificado que acreditaba la potencia máxima que admitía esa instalación», explica Franco. Se tenía la costumbre de instalar esa potencia máxima que, no obstante, no siempre es la necesaria. Entonces, ¿cuál es la potencia idónea? «Depende de la vivienda, pero leí a un experto decir que si no te salta la luz dos veces al año, a lo mejor tienes que mirar si tienes demasiada potencia. Estamos acostumbrados a que nunca nos salte la luz». Y lo lógico es que si la potencia está bien ajustada, en un momento dado nos excedamos sin querer al poner a la vez la placa de inducción, el lavavajillas, la lavadora, la inducción... Y que la luz salte. «Que pase eso de vez en cuando es normal. Lo que se trata es de concienciar a la gente de que no necesitan tener 6 kilovatios contratados para vivir cómodamente. Reducir un kilovatio o un paso en el contrato puede suponer entre 40 y 45 euros al año». El coste de esa reducción de potencia «es muy pequeño. Normalmente va a suponer el desplazamiento del técnico».


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