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INTENSO CAMINO DE LAS MUJERES
Ofrece oportunidades políticas para nuevas generaciones
Por Mtra. Andrea María Guzmán Mauleón
Aunque resulte increíble, hace algunas décadas, la democracia y la política de nuestro país estaban, únicamente, en manos de los hombres.
Las mujeres éramos consideradas "ciudadanas de segunda", sin el derecho a votar ni ser votadas, sin la posibilidad de participar en la vida pública... En fin, sin espacios en los cargos de decisión.
Pero ante este panorama, con la voluntad y la decisión de por medio, dos aguerridas mujeres levantaron la voz para hablar de Igualdad: en Francia fue Olympe de Gouges y en Inglaterra se trató de Mary Wollstonecraft.
Como ellas, alrededor del mundo se empezaron a escuchar las voces de aquellas impulsoras que, sin titubear, se pronunciaron para ejercer sus derechos.
Y nuestra nación no fue la excepción, era el año de 1821 cuando un grupo de valientes mujeres zacatecanas solicitaron al gobierno que se les considerara ciudadanas y se les reconociera el derecho a votar.
Tuvieron que pasar más de 60 años para que, en un acto de entereza y sororidad, las mujeres mexicanas se organizaran para enviarle miles de firmas al Presidente Porfirio Díaz, exigiendo su derecho a elegir a sus representantes políticos.
Fue durante la Revolución Mexicana, cuando Laureana Wright creó la Revista "Violetas Anáhuac", cuyo objetivo era el de promover la libre expresión y el intercambio de ideas, para incentivar la participación de más mujeres.
En 1916, en el Teatro Peón Contreras ubicado en Mérida, Yucatán, donde se llevó a cabo el Primer Congreso Feminista de nuestro país, aquel que también fuera el segundo en toda América.
Ese momento histórico, encabezado por Elvia Carrillo Puerto, Rita Cetina Gutiérrez, Felipa Poot, Rosa Torres González, por mencionar algunas, es, hasta el día de hoy, símbolo de unidad y perseverancia.
Así, en 1923, el Estado de Yucatán reconoció el derecho al voto femenino, como el primer paso en el largo camino de resarcir esta deuda histórica de desigualdad.
Dos años más tarde, se sumaron San Luis Potosí y Chiapas en donde las mujeres también se ganaron ese derecho. Pero el tiempo seguía su curso, hasta que por fin, en 1947, se hizo realidad el voto femenino en todos los municipios de México.
Sin duda había avances importantes, aunque hacía falta la consolidación de la participación política de las mujeres: la publicación del Decreto en el Diario Oficial de la Federación que reconoció el derecho a votar y ser votadas; misma que se llevó a cabo el 17 de octubre de 1953.
De tal forma que, en 1955, en un hito para la trascendencia de la participación política y la igualdad, las mujeres mexicanas votaron por primera vez para elegir a sus representantes federales; en esa ocasión resultaron electas cuatro diputadas: Margarita García Flores, Marcelina Galindo Arce, Guadalupe Urzúa Flores y Remedios Ezeta Uribe.
Aquella Legislatura, en la que se cumplía el sueño de tantas mujeres, marcaría el camino que hemos recorrido hasta hoy, con la conformación paritaria del Congreso de la Unión.
Hoy las Diputadas Federales y Senadoras no solo son parte de la Historia, son quienes la escriben con gallardía y honor, con la frente en alto como portavoces de los retos y oportunidades que demandamos más de 66 millones de mujeres en México.
Sin lugar a dudas, el camino de la participación política de las mujeres ha sido una lucha, un sinfín de avances, durante muchas generaciones y un objetivo en común. Es un hecho: Nos mantendremos en pie de lucha porque, quienes nos antecedieron, nos demostraron que podemos pasar de la prohibición a la participación plena.
Mtra. Andrea María Guzmán Mauleón: Maestra en Dirección de la Comunicación y Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Con más de 9 años de experiencia en Igualdad de Género dentro de la Administración Pública. Asesora Legislativa en Cámara de Diputados.
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