Cilleros. Detalle de su Arquitectura Popular

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Cilleros Detalles de su Arquitectura Popular

AgustĂ­n Flores Mateos



CILLEROS Detalles de su Arquitectura Popular

Texto y dibujos:

AgustĂ­n Flores Mateos Edita:

Excmo. Ayuntamiento de Cilleros



1. EL TERRITORIO Sierra de Gata es una comarca situada en la zona noroccidental de la provincia de Cáceres, limítrofe con la provincia de Salamanca y con Portugal. Se caracteriza por su extraordinaria riqueza natural, en la que predomina el paisaje de montaña, con sus bosques de robles, castaños y alcornoques, y por sus extensos valles por donde discurren numerosos ríos y arroyos. También es conocida por las excelentes muestras de arquitectura popular de carácter serrano que lucen los pueblos que la integran, lo que les ha valido a alguno de ellos el privilegio de ser declarados Bienes de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico Artístico. Son los casos de Hoyos, Gata, Trevejo, San Martín de Trevejo y Robledillo de Gata. En la zona occidental de esta comarca, a 437 metros de altitud, y resguardada por las elevadas sierras del Campete y de Santa Olalla, antaño denominada del Espíritu Santo, se encuentra la villa de Cilleros. Su situación y características geográficas han sido descritas a lo largo de la historia por diversos autores, los cuales destacaron siempre la aspereza de su sierra y la fragosidad de sus montes: “Está situada a la parte de poniente de la sierra del Espíritu Santo la que es como un ramal o raíz de la de Gata, en terreno montuoso y quebrado…” (*Antonio Benavides. Reconocimiento de Sierra de Gata, hacia 1665). “Situada al Sur de una sierra bastante alta y muy pedregosa, que la defiende de los vientos Norte.” (*Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal. 1826).

Vista de Cilleros desde el “Montino Calvario”.

La amplia extensión de su término municipal, con más de 200 km2, y su privilegiada ubicación, entre la sierra y el llano, le permiten albergar diferentes tipos de hábitat, que forman un rico y variado paisaje natural donde tienen cabida, desde los espacios de dehesas y vegas, en las zonas más bajas, hasta los de montaña, en las alturas de sus tesos y cerros del norte, poblados de pinos y robles, donde llegan a superarse los 800 metros de altitud. “De las diez partes del terreno, las 9 son montuosas… los caminos que giran a las partes septemtrionales generalmente son mui malos por su situacion aspera i montuosa de sus sierras; i por lo contrario los que giran para lo interior de la provincia que son por naturaleza suaves en tierras llanas” (Interrogatorio de la Real Audiencia. 1791) Envolviendo al pueblo, hacia el sur, se extienden extensos campos de olivares y viñedos, que siempre han constituido la base de la economía tradicional de nuestra localidad, y que tanta fama le ha reportado en el exterior por la producción de sus excelentes vinos y la calidad de su aceite. “Su termino se estiende por algunas partes dos y tres leguas, compuesto de montes, cubiertos de árboles de encina, robles, y algunos olivares, con pastos para ganados”. (*Antonio Vegas. Diccionario Geográfico Universal. 1795) Su “terreno montuoso” y la “sierra pedregosa” que la envuelve, es lo que le ha permitido disponer en su amplio término de innumerables zonas de pizarra y berrocales de granito de donde extraer la materia prima que ha servido de base para la construcción de los edificios que se encuentran dispersos por todo su ámbito rural y concentrados en su antiguo casco urbano.


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2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS El territorio que hoy alberga Cilleros estuvo ocupado y habitado desde la prehistoria, como así lo atestiguan los numerosos vestigios arqueológicos de época prerromana, romana y altomedieval que aún se conservan repartidos por todo el término. Se trata de restos de hábitats, construcciones de carácter vernáculo y testimonios epigráficos, que son la prueba evidente de la presencia en nuestro suelo de otros pueblos y culturas del pasado. Seguidamente mencionaremos brevemente algunos de estos ejemplares que, sin duda, debieron influir en las técnicas y detalles constructivos de su futura arquitectura popular. Fuentes del Porcarizo En la falda de la Sierra de Santa Olalla, al paraje de la Lancha de Cristal encontramos, junto al camino, dos fuentes muy próximas una de la otra, conocidas desde muy antiguo como las fuentes de “Porqueriços”, de “aguas buenas y perennes”. La primera tiene forma de hornacina o bóveda, y lleva empotrada sobre el caño, una piedra con la representación, de forma muy esquemática, de un rostro humano, que podría considerarse como la representación de un ejemplar de “cabeza cortada”, propia de la cultura celta. Este pueblo consideraba sagrados ciertos lugares relacionados con el agua, por lo que podríamos encontrarnos ante uno de esos espacios sacros, ya que se observa que fue posteriormente “cristianizado” mediante la inscripción de tres cruces en la parte frontal del dintel de la cubierta. Próximo a ésta, hay una segunda fuente que presenta también lo que parece ser otro ejemplar de “cabeza celta”, aunque más tosca, al no presentar ningún detalle facial. Está rematada por un cipo monolítico que presenta una inscripción de difícil lectura, aunque podría tratarse del año en que se procedió a alguna restauración (Parece leerse “año de 1689”).

Fuentes del Porcarizo. Detalles de las cabezas sobre los caños y de los dinteles que las coronan.


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Fuente del Matadero Se encuentra en la calle del mismo nombre, en el barrio de la Pica. Consta de un amplio frontal de piedra coronado por grandes losas curvas. El pilón se encuentra actualmente a ras de suelo, al haber sido cubierto por el asfaltado. Sobre los dos caños de la fuente, se empotran sendas cabezas pétreas. La primera representa a un guerrero protegido con un casco de tipo griego o altomedieval. La otra, más desgastada, representa a un animal, posiblemente un oso. La obra debió ser restaurada en 1960, como se refleja en un relieve en la parte superior. Sahurdones Repartidos por todo el término, nos encontramos con un tipo de construcciones rurales muy frecuentes en toda la zona occidental de la Sierra de Gata. Se trata de chozos de carácter agroganadero, conocidos en Cilleros como “Sajurdones”, que antiguamente servían como refugio de agricultores y pastores, así como de sus aperos y ganados. Se construían en seco, mediante la técnica de falsa cúpula, propia de la cultura castreña. Junto al arroyo Helechoso, hay uno que presenta sobre el dintel de la puerta, una inscripción en la que parece leerse, bajo una cruz, la fecha “1495”, aunque también podría representar una inicial, M, y el numeral 95. La mayoría de estas construcciones, por haber perdido ya el uso original para el que fueron concebidos, se encuentran en total abandono, corriendo gran riesgo de desaparecer. Fuente del Matadero. Detalles de las cabezas empotradas.

En las ruinas de antiguos poblados, como el del “Castillejo” y “Santa Olalla”, aparecen restos de construc-

ciones circulares de éste tipo. Todavía hoy, se localiza uno dentro de la población, en un huerto trasero en la calle Matadero, en La Pica, que fue absorbido por el crecimiento del barrio.

Inscripción en el dintel de entrada de un sahurdón en el Arroyo del Helechoso. Izquierda: Sahurdón típico junto al Arroyo Martínez. Está construido enteramente de pizarra, a excepción del vano de entrada que es de cantería de granito.


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Epigrafía romana La presencia romana en nuestra zona queda patente con dos piezas arqueológicas de gran interés. La primera es un Ara en la Calle Gurugú, número 41. Se encuentra empotrada en la esquina de una bodega construida no hace muchos años, con materiales reaprovechados. Presenta una dedicatoria a las divinidades prerromanas Arentia/ae, frecuentes en el área de Coria y Portugal. El nombre del oferente parece corresponderse con el patronímico romano “Antonius” o “Arantonius”. La parte final de la inscripción (que podría equivaler a la fórmula votiva V.S.L.M. “Votum Solvit Libens Merito”) se encuentra adulterada por inscripciones posteriores. En la parte superior se aprecia un “foculum” circular flanqueado por dos barras paralelas, donde se hacían las ofrendas y se prendía el fuego del altar. La segunda inscripción romana es una estela funeraria que se encuentra en la fachada de la vivienda sita en la Avenida Martín Repilado nº 17. Se aprecia en ella la típica fórmula funeraria romana H.S.E.S.T.T.L. (Hic situs est sic tibi terra levis: Aquí está enterrado, que la tierra te sea leve). A la pieza le falta la parte superior, por lo que no es legible el nombre del difunto, ni la edad que tenía, aunque sí el nombre de la persona que le dedicó el monumento, Sinforosa, su esposa: SYMPHORUS UXORI F(acendum) C(uravit). A la izquierda, Ara romana en el Gurugú y detalle del texto epigráfico. Abajo, inscripción funeraria en Av.

Martín Repilado, 17.

Ambos epígrafes se encuentran empotrados en edificios de nueva construcción, por lo que se desconoce el lugar y contexto en el que aparecieron. (*Otras piezas arqueológicas de origen romano y tardorromano han sido descritas por Antonio Calero en “Piezas romanas e hispanovisigodas en Cilleros. XII Jornadas de Historia en Llerena”). Alquerque En la Plaza de San Blas, en una losa situada en el suelo, a la altura del número 7, se halla un grabado que corresponde a un tipo de tablero de juego romano o medieval, conocidos como alquerques. Consta de cuatro recintos cuadrados cruzados con rayas horizontales, verticales y diagonales, similar al popular juego de “tres en raya” aunque en este caso se trata de un “alquerque de doce”. Ejemplares similares a éste, muy populares en la Edad Media, los encontramos en Almoharín, Arroyomolinos de Montánchez y Torrequemada, por citar ejemplos extremeños. Rocas excavadas Excavados en las rocas graníticas de los alrededores, encontramos numerosos ejemplares de tumbas antropomorfas, a veces agrupadas en pequeñas necrópolis, así como lagaretas esculpidas en canchales junto a las viñas, elementos propios de un poblamiento disperso de carácter rural, de época altomedieval; sin olvidar las innumerables peñas repartidas por la sierra que presentan canales incisos y cazoletas en parte superior destinadas a servir de alguna utilidad práctica a los canteros, o quizás a ancestrales usos rituales de carácter rupestre. Estas y otras muestras evidencian la existencia, en el lugar que hoy ocupa Cilleros, o en sus proximidades, de un antiguo poblamiento de origen prehistórico, que pervivió en el tiempo y cuyo testimonio ha llegado hasta nosotros en forma de restos arqueológicos o de impronta cultural.


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Edad Media Sin embargo, a pesar de estas evidencias arqueológicas, la primera referencia histórica de nuestra localidad no la encontramos hasta el siglo XIII. Se trata de un documento datado en el año 1226, con motivo del deslinde de los términos de las villas de Milana y Moraleja. En este documento, escrito en latín, nuestro pueblo aparece mencionado con el nombre de la sierra a la entonces daba nombre, “Celleirolo”, de donde derivó después a la denominación actual. (*“a Trevello per Serram de Celleirolo”. Bullarium Ordinis Militae Alcantara, pág. 26). El nombre de Cilleros se corresponde con un topónimo que proviene del término latino Cella, Cellarius, que significa silo, bodega o despensa. Por ello es de pensar que el lugar que hoy ocupa Cilleros fue el elegido por la Orden de Alcántara, tras la reconquista, para establecer aquí sus depósitos para almacenamiento de grano y otras rentas (denominados cillas o cilleros), originándose finalmente, alrededor de estas instalaciones, una pequeña aldea que daría origen al actual pueblo de Cilleros y de donde proviene su nombre. Aún hoy se conserva en nuestra localidad un edificio dedicado, en su tiempo, a almacenar el grano y el fruto de las rentas recaudadas: El Pósito. El edificio actual es una construcción del siglo XVIII, de perfecta sillería de granito que terminó por dar nombre a la calle donde se ubica. En el siglo XIII Cilleros no era más que una pequeña aldea, dependiente de la encomienda alcantarina de Salvaleón, que no terminaba de despegar económicamente.

Cruz de Alcántara C/. Derecha, 3

El Pósito.

Por ello, en el año 1306, para impedir que se despoblara, el maestre de la Orden de Alcántara le concede un término propio, convirtiéndola en villa independiente de la Encomienda de Salvaleón, otorgándosele posteriormente una serie de privilegios para beneficiar su desarrollo económico y demográfico. Pasa así a tener jurisdicción propia, con derecho a administrar justicia, y en consecuencia, a disponer de Rollo, Horca y Picota. Esta circunstancia histórica ha dejado huella en la toponimia de la población, dando nombre al popular barrio de “La Pica”, donde fueron encontrados los restos del Rollo o Picota que tuvo la localidad. De ésa Picota, se conservan actualmente cinco tramos sueltos del fuste, en uno de los cuales aparece grabado el escudo de los Reyes Católicos, así como un basamento y otras piezas sueltas. Por la presencia en el escudo de las armas del Reino de Granada, puede fecharse esta pieza a partir del año 1492. Un poco más arriba de La Pica, en el camino de Valverde, nos encontramos con un paraje denominado “Cerro de la Horca”. La transparencia de este topónimo deja claro que en ése lugar estuvo situado el lugar de ejecución de la villa. Se sabe también que en sus proximidades estuvo ubicada la Ermita del Espíritu Santo, o de la Vera Cruz, donde los condenados a muerte se encomendarían a Dios antes de ser ejecutados. (* Historia de Cilleros. Revista El Caño. Jose Luis Rodríguez Plasencia). Restos del Rollo o Picota, en La Pica.


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Otros restos medievales en Cilleros, de posibles estelas funerarias

Estela discoidal de carácter funerario, típica de los siglos XII y XIII, empotrada en la muralla del Antiguo “Fuerte”, a la que le faltaría el vástago inferior.

Cruz de Malta en la calle del Peso (hoy desaparecida de la fachada tras la remodelación de la vivienda).

Estela en la fuente de la Plaza de San Blas, con grafía propia del siglo XV.

Estela, con la cruz de San Juan. Museo Etnográfico.

Dintel en la calle La Iglesia, 31. Posiblemente se trate de una lauda sepulcral, reutilizada como dintel, por su forma antropomorfa y la asimetría de la cruz respecto a la puerta.

Fortificaciones Nuestra villa, estuvo en otro tiempo amurallada, quedando hoy testimonio de estas fortificaciones en el nombre de algunas calles y lugares. Las primeras referencias que existen de las fortificaciones de Cilleros se remontan al año 1581 cuando se menciona en un documento al entonces Comendador de Cilleros, Alonso de Quiñones, y se hace referencia a “la fortaleza de la dicha villa”. (*Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles. Caja 1431, 6). También hay constancias que en el siglo XVIII, la villa se encontraba protegida por una muralla, con pequeñas torres y garitones en sus lienzos para su mejor defensa y vigilancia. Esta muralla sería de poca consistencia y solidez, y sería levantada o reforzada con ocasión de la guerra contra Portugal, en el siglo XVII. (*Plano del Fuerte de Cilleros. Source gallica.bnf.fr/Bibliothèque nationale de France). De mayor entidad sería la fortificación que se levantó en torno a la Iglesia Parroquial, conocida como “El Fuerte”. Se trataba de un reducto defensivo con cuatro baluartes en cada una de las esquinas y otro frente a las escaleras de entrada al recinto, con su correspondiente foso. (*Plano del Archivo General de Simancas MPD, 63, 077 fechado en julio de 1729). En su interior albergaba un depósito o almacén para la pólvora que aún hoy existe, (*El Fuerte del Llano. Luis Ramajo, en cilleros.blogspot.com) así como el antiguo calvario, formado por tres cruces de piedra, que hasta no hace mucho se encontraba aún en dicho lugar. De este fuerte se conservan hoy algunos tramos de muralla, así como uno de los baluartes, sobre el que ubicó el primitivo cementerio.

Pináculo que decoraba la antigua entrada del Fuerte, con una inscripción en su base.


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Bajo uno de los pináculos que coronaban la puerta de entrada al recinto, y que ahora han sido reubicadas en la escalera de acceso a la explanada de la Iglesia, aparece la inscripción de una fecha que podría corresponderse con alguna remodelación efectuada en esta parte del Fuerte, en la que parece leerse “1929”.

Representación del “Fuerte” y murallas de Cilleros en el siglo XVIII según los planos existentes de ésa época.

Patrimonio El importante pasado de nuestra localidad queda patente por el rico Patrimonio Histórico-Artístico que ha llegado hasta nosotros, destacando como monumento más importante la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de los Apóstoles, emplazada en la Plaza del Llano, “extramuros” de la localidad. Consta de dos partes bien diferenciadas; una nave más baja, del siglo XV, y una cabecera o ábside, del siglo XVI obra del arquitecto Pedro de Ybarra, artífice de la Catedral de Coria. La obra quedó inconclusa por los problemas económicos que afectaron a la monarquía hispánica a partir de 1557.

La Iglesia y “El Fuerte” a mediados del siglo XX.


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Es de destacar el enlosado interior del templo, formado por perfectas losas de cantería numeradas, que sirvieron como cubiertas de las sepulturas hasta bien entrado el siglo XIX, en que se prohibió el enterramiento en el interior de los templos, habilitándose el actual cementerio contiguo a la Iglesia.

Lápidas numeradas en el enlosado de la Iglesia Parroquial destinadas a enterramientos.

A lo largo de su historia, Cilleros llegó a tener hasta nueve ermitas repartidas por todo su término. Estas eran: la de San Marcos, en la Plaza del Caño, la de San Pedro, en “el Parador”, la del Humilladero, en la salida hacia Moraleja, la del Espíritu Santo, o de la Vera Cruz, de la que ya se ha hablado, en el camino de Valverde, la de San Lorenzo, en la calle del mismo nombre, y la de San Blas, próxima a la plaza, todas ellas ya desaparecidas. Hoy sólo podemos contemplar tres de ellas: la Ermita del Carmen, del siglo XVI, que originalmente estaba dedicada a los Mártires San Fabián y San Sebastián, la de San José, del siglo XVII, en la calle del mismo nombre y el Santuario de Nuestra Señora de Navelonga, (de los siglos XVI-XVIII) ubicado a las afueras del pueblo, en dirección a Hoyos, que alberga la imagen de la venerada patrona de la localidad. En estos edificios religiosos se entremezclan elementos artísticos y decorativos pertenecientes, tanto de la arquitectura culta como a la tradicional, por lo que no es difícil encontrar en ellas detalles ornamentales cargados de una simbología propia de la imaginería popular.

Ermita de San José, del siglo XVII. A la derecha detalle de una venera o concha de peregrino, situada sobre la puerta de entrada y abajo, una ventana circular abierta en su lado Norte.


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Ermita de Ntra. Sra. de Navelonga, de los siglos XVI-XIX.

Abajo, detalle de la imposta que se encuentra en el umbral de la puerta de entrada lateral, bajo la cual aparece inscrita una cruz. A su lado, pieza exenta que podría corresponder al pilar de una antigua pila bautismal.

Restos de una ermita desaparecida, posiblemente de la de San Marcos, ubicados actualmente sobre el pilón del Matadero y en la fuente de la plaza del Caño.


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3. EL CASCO URBANO Cilleros “tiene 422 CASAS de 2 y 3 pisos de 9 á 10 varas de altura, corredores de madera y mal alineadas; forman 3 calles largas, otras cortas, 2 plazas y 3 plazuelas, todas estrechas, de mal empedrado y con alguna subida al estremo oeste”. (*Pascual Madoz, Diccionario geográficoestadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. 1845-1850). Esta descripción que Pascual Madoz hizo de la trama de nuestro pueblo a mediados del siglo XIX, viene a coincidir con la extensión del recinto que podemos considerar como el “casco antiguo” de Cilleros. Es en esta parte del pueblo donde se congrega la mayor parte de nuestro patrimonio histórico-artístico y de nuestra arquitectura popular y donde se conservan los elementos más singulares que la historia nos ha querido dejar como recuerdo de su pasado.

3.1. LA PLAZA MAYOR La Plaza Mayor, (hoy Plaza de San Blas) de pequeñas dimensiones, debe considerarse el núcleo originario de la población. Se encuentra emplazada en la parte más elevada de la localidad, destacándose como el lugar más significativo dentro de la misma. Alrededor de este primitivo espacio transcurría la mayor parte de la vida social de sus habitantes, por lo que en sus inmediaciones se concentran los principales símbolos monumentales de la localidad: El edificio del Ayuntamiento, la Torre Campanario, la Ermita del Carmen y la Casa Grande. El edificio del Ayuntamiento es una obra del siglo XVIII, que viene coronado por un bello escudo borbónico bajo el cual aparece la inscripción “AÑO DE MDCCLXXXIX”, correspondiéndose a la fecha en la que debió finalizar su construcción (1789), aunque en realidad dos años después, aún no habían concluido las obras: “Y aunque se principió hacer casa de ayuntamiento i cárcel publica... aun esta sin concluir por falta de medios suficientes”. (*Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791) En el sótano del edificio aún puede visitarse esa “cárcel pública”, que consiste en un pequeño calabozo con bóveda de ladrillo, donde todavía pueden contemplarse los camastros de piedra y la letrina.

Edificio del Ayuntamiento, del siglo XVIII.


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En 1936 se le añadieron las verjas de los soportales de entrada al edificio, como confirma una inscripción en la parte superior de una de ellas, que reza: “SIENDO ALCALDE EL CAMARADA VITORIANO MARCOS. AÑO 1936. TERMINADAS EL 25 DE MAYO”. Curiosamente, en el acta de plenos del Ayuntamiento de abril de ese año se denunciaba que “en el portal de la Casa Ayuntamiento se venían haciendo aguas menores por los vecinos, pese a los bandos de prohibición”, por lo que la instalación de estas rejas tendrían por finalidad impedir actos de esta naturaleza. (*Acta de sesión de pleno de fecha 2 de abril de 1936. Excmo. Ayuntamiento de Cilleros). La Torre Campanario, del siglo XVI, exenta del edificio eclesial, puede considerarse el monumento más emblemático y representativo de la localidad. Se trata en una construcción de sillería, rematada por una espadaña con tres vanos para alojar las campanas. Se accede a ellas por medio de una empinada escalera exterior que enlaza con otra interior en forma de caracol. Alberga también el reloj de la villa, del que hasta no hace mucho aún se conservaba el antiguo mecanismo. Originalmente la torre presentaba a ambos lados de la espadaña unos pináculos adornados con bolas, cuyos restos se encuentran actualmente tapados por los nidos de cigüeña que impiden su contemplación. En su frontal sobresale una curiosa gárgola representando la cabeza de un animal fantástico, con la piel cubierta de escamas, como si se tratara de un dragón, aunque se puede apreciar que tiene orejas de perro y un collar.

Torre Campanario, del siglo XVI en la Plaza de San Blas. Abajo, gárgola que sobresale de su fachada, bajo los vanos de las campanas.

La torre parece construida sobre los cimientos de una edificación anterior, presentando en la parte lateral del muro que da a la calle del Peso, unos orificios que podrían haber servido para alojar las bisagras de una gran puerta que impidiera el acceso al interior de la plaza, lo que podría indicar que la torre primigenia formaría parte de la primitiva “fortaleza de la dicha villa”. Adosada al campanario, y próxima al edificio del Ayuntamiento, se encuentra la Ermita del Carmen, del siglo XVI, cuya portada da a la calle Santo a través de una amplia escalinata de ocho peldaños que abarca todo el frente de la fachada. Sobre la portada que da a la Plaza de San Blas aparece una pequeña hornacina donde ha sido emplazada una imagen de la Virgen del Carmen.


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Ermita del Carmen, en la calle Santo.

Muy próxima a los edificios anteriores nos llama la atención una construcción palaciega que, por sus grandes dimensiones, es conocida como “La Casa Grande”. Se trata de un edificio de mediados del siglo XIX, rodeado de leyendas de amor y anécdotas populares. En la rejería de una cancela interior aparece la fecha de 1863, que puede considerarse como la del año de su construcción. Sus numerosas puertas, ventanas y balcones se encuentran decorados y resaltados con molduras, frontones y ornamentos estilísticos propios del arte neoclásico, estilo arquitectónico imperante en ésta época. En los cimientos de la parte que da a la calle Pizarro, se observa que está levantada sobre elementos reaprovechados de construcciones anteriores. Detalles de balcones, ventanas y rejería en la Casa Grande. Calle Santo, 2 y 4.


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3.2. SUS CALLES Desde este núcleo urbano, centro vital de la vieja villa, se fue extendiendo el entramado de calles que fueron conformando su casco antiguo. Así, desde la plaza mayor, en dirección a Moraleja, surgió la calle principal de la población, la calle Derecha, cuyo nombre ya denota una especial distinción que parece diferenciarla del resto (hoy está dedicada a nuestro ilustre paisano D. Darío Bacas). Paralela a ella, las calles González Fiori y Muñoz Chaves conforman la columna vertebral de la población (Estas serían las “tres calles largas” a las que se refería Madoz), y de las que parten, a uno y otro lado, otras calles y travesías perpendiculares a ellas que se deslizan cuesta abajo adaptándose a los desniveles del terreno, hasta las zonas más llanas del pueblo, las actuales plazas del Llano y del Caño. Hacia la Plaza del Llano se dirigen las calles de La Iglesia, El Peso, La Salud, Hernán Cortés y El Pozo. Hacia la Plaza del Caño bajan las calles de La Fuente, San Lorenzo y Muralla y Constitución. Muchas de estas calles aún conservan los antiguos nombres tradicionales, que evocan alguna función o característica propia de la misma por la que siempre fue conocida y que, en algunos casos, nos sirven de importante fuente de información sobre el pasado etnográfico de nuestro pueblo. En unos casos sus nombres nos hablan de la existencia de edificios religiosos en sus proximidades (Calle de la Iglesia, Calle Santo, San José, San Lorenzo, San Pedro...). Otras veces hacen referencia a instalaciones o lugares de carácter económico y social (Calle de los Molinos, Pósito, el Viñal, Las Parras, Las Eras, La Fuente, El Peso, El Pozo,...) o bien de características propias de la misma (Calle Derecha, El Llano, Calle Callita, Calleja, Calancha...). Otros topónimos, como El Fuerte, La calle Muralla o la Puerta Chica, nos traen a la memoria el pasado castrense de nuestra localidad, reafirmando la existencia en tiempos pasados de antiguas fortificaciones. En antiguos documentos aparecen otras con denominaciones que hoy no han llegado hasta nosotros. Son los casos de las calle de los Mesones, del Rincón, del Cura, la calle de los Ricos, del Horno Viejo, del Horno Nuevo o de la Suengra, cuyos nombres han desaparecido de la toponimia con el paso del tiempo. (*Padrón de vecinos de Extremadura de 1829 y otros documentos). Uno de los motivos de esta pérdida es que a partir de mediados del siglo XIX se impuso la moda de rotular el callejero con nombres de personajes públicos, políticos o históricos, por lo que muchas de esas calles fueron rebautizadas con nombres como Pizarro, Hernán Cortés, Zurbarán, Muñoz Chaves, González Fiori o Gabriel y Galán, perdiendo con ello la identidad que les confería su denominación tradicional. La calle de la Iglesia, a mediados del siglo XX.


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Las fuentes escritas también hacen referencia al estado de estas vías: “Lo mas defectuoso de esta villa son sus calles, no solo por su desaseo a que contribuye no tener otros vertederos i la frequente estancia del ganado de cerda, i entrada de carretas de los particulares; sino tambien su mal empedrado que sera dificil remediar por falta de fondos que son necesarios”. (Respuesta al Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791). A mediados del siglo siguiente, Madoz todavía se seguía quejando de lo mismo: “Las calles son estrechas y de mal empedrado”. Este empedrado estaba formado por cantos de piedra, entre los que corrían regatos formados por las aguas residuales, para regocijo de gallinas y cochinos, así como por losas de granito, que hacían las veces de acerado. Este antiguo pavimento, perduró hasta finales de los años 70 del pasado siglo, en que fue sustituido por un firme de cemento, por la necesaria adecuación a los nuevos tiempos. Sin embargo, aún está presente en la memoria de los cilleranos de mayor edad, que en su infancia corrieron descalzos por sus calles. También formaban parte de este paisaje callejero otros elementos, como las piedras conocidas como “lanchas” que, colocadas a la entrada de las viviendas, servían para permitir a los vecinos sentarse en la calle a tomar el fresco cuando las condiciones climáticas lo permitían, reforzando a la vez las relaciones vecinales. Estos elementos también han ido desapareciendo conforme se iban reformando las calles. Sin embargo, estas calles “estrechas, de mal empedrado” y con casas “mal alineadas” escondían una riqueza material y cultural que, por resultar tan cotidiana a sus habitantes, no ha recibido toda la atención que se merecían, escapando muchas veces a la vista de quienes las recorrían a diario. Se trata de la peculiar arquitectura tradicional que, a pesar de las modernas transformaciones y derribos, aún podemos descubrir y disfrutar al recorrer nuestras calles, donde aún sobreviven bellos ejemplos de típicas casas serranas, con sus balcones de madera, sus “torreones”, escudos nobiliarios, detalles ornamentales e inscripciones, recuerdos de tiempos pasados que constituyen un importante patrimonio digno de conservarse y que en las páginas siguientes vamos a intentar describir con detalle.

Plano de Cilleros a mediados del siglo XX, basado en una fotografía aérea de 1956 (*Antonio Mateos Martín. “Cilleros en los mapas”). A la izquierda se encuentra el casco antiguo de la villa, donde se concentra la mayor parte de las muestras de arquitectura popular de la localidad. A la derecha el popular barrio de La Pica, que empezó a surgir a partir del año 1927.


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4. LA CASA TRADICIONAL “La casa típica: Es angosta y reducida. Está construida con piedra y consta de dos plantas; la baja, denominada bodegón, se utiliza para cuadras y para guardar los útiles de labor, y la segunda está destinada a vivienda.” (*1959. Diccionario Geográfico de España. Tomo X) Esta breve descripción que se hace de una vivienda cillerana de mediados del siglo XX, encaja con la típica edificación popular de carácter serrano, que abunda en toda la Sierra de Gata, correspondiéndose, a su vez, con el modelo tradicional de toda la zona norte de Extremadura, aunque aquí presenta unas características propias que la diferencian.

4.1. ESTRUCTURA INTERIOR En Cilleros, el modelo más representativo son las viviendas de piedra, de tres pisos, albergando la planta baja la cuadra y el bodegón. La cuadra sirve de lugar de aposento para encerrar las caballerías, mulos y burros que antaño no solían faltar en ninguna unidad económica familiar, pudiendo servir también para dar cobijo a algunos cochinos y gallinas. A veces el gallinero se ubicaba en el hueco de la escalera de acceso al piso superior. En el bodegón se elaboraba el afamado vino por el que es tan conocida nuestra localidad. Allí se pisaba la uva, guardándose en tinajas de barro, donde fermentaba al calor de los animales. Hoy este producto se sigue elaborando de forma artesanal, por medio de trituradoras y prensas. En el primer piso se ubican las salas destinadas a viviendas: dormitorios y sala de estar, amueblados con su parco mobiliario tradicional compuesto de sillas y tresillos de enea, altos camastros, palanganeros, típicos baúles, para guardar el ajuar, conocidos como “mundos”, etc. El último piso está destinado a almacenaje de productos agrícolas (el pajar o granero). Aquí se guardaba la paja, los cereales, las patatas y otros productos de la huerta que habrían de garantizar el suministro para todo el año. También se encontraba la cocina, con su chimenea, donde se cuelgan a secar los productos de la matanza, la “chacina”. Este espacio está cubierto generalmente por “teja vana”, lo que permitía la salida de humos a través de las tejas.

Planta de una vivienda tipo en Cilleros.


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4.2. LA FACHADA La fachada suele ser estrecha, presentando al exterior dos puertas de diferente anchura. Una más ancha, para permitir la entrada de las bestias de carga, daba acceso a la cuadra y al bodegón, ubicados en la planta baja. Todavía en algunas fachadas, junto a la puerta de la cuadra, aún pueden descubrirse argollas metálicas o herraduras incrustadas en la pared para atar las caballerías. Otra puerta más estrecha y alta da acceso directo al primer piso donde se ubican las salas destinadas a viviendas. Esta planta suele presentar al exterior un único vano para iluminación, que solía consistir en una pequeña ventana, sustituida a veces por un estrecho balcón. El piso superior, suele presentar hacia el exterior un balcón de madera corrido a lo largo de toda la fachada, cubierto por un tejaroz, sostenido con ménsulas de granito o madera, siendo estos “corredores” uno de los elementos más peculiares de la arquitectura popular cillerana. Estos balcones servían como “solanas” para secar al sol los productos del campo o las pieles de animales. En las viviendas más humildes en este último piso se abría únicamente una pequeña ventana, que servía de ventilación. Lo más característico de estas viviendas es que están hechas mayoritariamente de piedra, predominando el granito, utilizándose generalmente en el primer piso la cantería bien labrada, dejando la mampostería común para los siguientes, y en algún caso el adobe para los sobrados. La estructura externa de estas viviendas es bastante homogénea, por lo que hace pensar que estaba ocupado por personas de un nivel económico similar, generalmente agricultores más o menos acomodados. Sin embargo, algunos detalles en la fábrica nos muestran evidencias del distinto poder adquisitivo de sus propietarios, como pueden ser el mayor grado de empleo de sillares de granito en la fachada, y la mayor profusión de elementos decorativos.

Típicas viviendas de Cilleros, en calle González Fiori, 19 y 13 (ésta última ya ha perdido su peculiar balconada de madera).


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En los ejemplares más modestos la cantería se presenta únicamente enmarcando los vanos de puertas y ventanas. Por el contrario en otras aparecen ocupando el primer piso, o incluso todo el frente de la fachada, denotando el mayor nivel socioeconómico de sus propietarios. Ejemplares de argollas metálicas y herraduras incrustadas en los muros, que se usaban para atar a las bestias. Abajo: Argolla en calle Angustias, 5 sobre un sillar que presenta una cruz inscrita en el centro, a modo de marca de cantero. A la derecha argolla y herradura en Puerta Chica, 43.

Algunos tipos de fachadas de viviendas

Callita, 10: Ejemplar de casa más humilde, donde los sillares se reservan para los vanos, siendo el resto de mampostería. El dintel de la puerta de entrada es una simple viga de madera.

Angustias, 5. Se utiliza la cantería en todo el primer piso, dejándose la mampostería para el segundo. En el sobrado se utiliza el adobe. En algunos sillares aparecen marcas de cantero en forma de cruz griega.


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Antigua casa en calle San Lorenzo nº 2. Se reservan las piezas de cantería para los refuerzos de la esquina y los vanos. El resto es de mampostería y adobe.

Muralla, 9. Fachada de la vivienda en calle San Lorenzo nº 24. Se utiliza la cantería para resaltar vanos de puertas y ventanas.

Se usa la cantería bien labrada para el primer piso, destacando los dinteles y jambas decoradas. El resto es de mampostería.


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Las Parras, 3. Presenta cantería bien labrada en toda su fachada. Destaca el dintel de la puerta de la bodega por sus grandes proporciones.

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El Pozo, 22: Fachada de sillería en los dos primeros pisos. El último piso está formado por ladrillos de adobe. Destacan las zapatas de la puerta y la decoración de la ventana.

Calle Derecha, 15: Se trata de una típica casa señorial que exhibe al exterior dos escudos heráldicos, uno en el cantón, y otro recolocado en lo que fue el hueco de una ventana. Predomina en toda la fachada la sillería de granito, presentando añadidos posteriores de ladrillos en los balcones. Quedan restos de decoración a modo de esgrafiado en la parte superior, con figuras geométricas coloreadas. Se observan cruces inscritas en su fachada, tanto sobre el dintel de la puerta de entrada a la vivienda como sobre una de las jambas de la puerta contigua.


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A pesar de que en el año 1829 existía en Cilleros una rúa denominada “calle de los Ricos”, del propio censo de ése año se deduce que, tanto nobles como jornaleros vivían unos junto a otros, sin que existieran espacios diferenciados. Según ése padrón en ésa calle vivían entonces el médico y el Administrador de rentas de la localidad así como varios “Hacendados”, pero también numerosas familias de labradores y jornaleros. (*Padrón de vecinos de Extremadura de 1829) Sin embargo esta situación cambió más adelante, cuando aparecen nuevos barrios extramuros, para albergar a una población más desfavorecida, formada por obreros y jornaleros de más baja condición, surgida ante el aumento de la población y los fuertes cambios socioeconómicos que generó la industrialización. Se trata de calles como la Puerta Chica que aparece a finales del siglo XIX (La primera referencia a esta calle la he encontrado en el Registro Civil, en el año 1891) y el barrio de La Pica, que surge posteriormente, concretamente a partir del año 1927, cuando se autoriza construir en dicha zona. El primer edificio que se construyó en esta zona fue el antiguo cuartel de la Guardia Civil, y a partir de entonces los vecinos fueron solicitando solares para construir allí sus viviendas. (*Actas de Plenos del Excmo. Ayuntamiento. Años 1927 y siguientes.) En estos barrios el tipo de vivienda es más humilde, constando de un solo piso, presentando al exterior una puerta y una o dos ventanas, sin ningún signo de ostentación.

C/. Gitanita, 19.

C/. Los Naranjos, 3 en La Pica.

Calle Porcarizo, en la Pica, en 1997.


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4.3. ALEROS Y TEJADOS Como cubrimiento de las viviendas se usa siempre la teja árabe, a una o dos aguas, con la vertiente hacia la calle. Sobresaliendo sobre la fachada, se utilizaba para sostener el saliente de las tejas, unos aleros compuestos por tablas de madera sostenidas por estacas transversales, aunque también predominan los formados por lanchas de pizarra. Algunas cornisas presentan formas más decorativas, como molduras, o dientes de sierra, aunque menos frecuentes. Otro elemento que también está desapareciendo de las fachadas de nuestras viviendas, son los típicos canalones metálicos que presentan algún tipo de decoración en el canal de desagüe.

Alero de madera. El modelo más frecuente. Calle Muñoz Chaves, 18.

Alero de losas de pizarra. Calle Angustias, 5.

Alero de dientes de sierra El Viñal, 19.

Canalones de desagüe metálicos en calle San Lorenzo 24 y Plaza de San Blas, el de la izquierda con forma de dragón. Cornisa en gola. Angustias, 8.

4.4. TORREONES Los “Torreones” son los elementos más característicos de la arquitectura popular de nuestra localidad. Se trata de escaleras exteriores de piedra, a veces de grandes proporciones, que presentan algunas viviendas para facilitar el acceso a la entrada del primer piso, cuando ésta se encuentra a un nivel más elevado del suelo. Ya fueron descritos en 1791, con ocasión del Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, refiriéndose entonces a ellos de forma negativa: “Lo mas defectuoso de esta villa son sus calles… i la estructura de las casas que arrojan las escaleras a las mismas calles, sin embargo de que novimamente tiene acordado este ayumtamiento no se permitan fabricar con tal defecto”. Estos elementos, como se ve, se consideraban como un defecto en la estructura de las viviendas, por lo que llegó incluso a dictarse una normativa municipal para impedir su construcción y evitar que siguieran proliferando. Se supone que el motivo sería por invadir desmedidamente la vía pública, obstaculizando el tránsito de carros y bestias de carga.


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Por lo tanto, si esa prohibición llegó a aplicarse, hay que dar por hecho que los edificios que exhiben estos torreones que han sobrevivido hasta nuestros días, fueron construidos en el siglo XVIII como muy tarde. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes que presentaban, perduraron hasta finales del siglo XX, siendo retirados en su mayoría, a partir de la década de 1970, eliminándose de forma progresiva, conforme se iban reformando las calles, para permitir el paso por ellas del tráfico rodado. Por suerte había viviendas cuyo único acceso era a través de estas escaleras, por lo que no podían prescindir de ellas, consiguiendo así salvarse de la demoledora maquinaria del “progreso”. Gracias a esto aún podemos contemplarlos en algunos rincones de nuestra localidad, como en el Viñal, en el Pozo de las Eras, en la calle del Llano y, especialmente, en la calle Las Parras.

Torreones en el Pozo de las Eras, 9 y 13.


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Calle Las Parras números 11 y 13.

Torreón en calle del Llano nº 2 y en el lateral de la Ermita del Carmen.

Torreones en El Viñal.

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De estas típicas viviendas que acabamos de describir, quedan hoy pocos ejemplares intactos, debido a las sucesivas reformas que han ido sufriendo a lo largo del tiempo. Entre las que han llegado hasta nuestros días destacan algunos bellos ejemplares, con admirables fachadas de piedra y vanos decorados, cargados de singularidad y tipismo. Otras están siendo restauradas en los últimos años, en un claro intento de recuperar y preservar el valioso legado que atesoran.

4.5. MUSEO ETNOGRÁFICO Un buen ejemplo de conservación de estas construcciones serranas, podemos contemplarlo en el local que hoy ocupa el Museo Etnográfico de Cilleros, ubicado en la calle El Peso. El edificio se corresponde con una típica casa serrana propia de los siglos XVIII y XIX, con la característica estructura de tres pisos, en los que se delimitan separadamente los espacios destinados a bestias, a viviendas y a almacenes. Presenta sillería encuadrada en el primer y segundo piso, ménsulas en las ventanas, balconada corrida, etc. En su interior se exhiben elementos propios del trabajo y de la vida cotidiana de una familia de agricultores de principios del siglo pasado. Torreón en calle El Llano, 9.

El edificio fue adquirido y rehabilitado hacia el año 1994 por la “Asociación para la Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural de Cilleros y su término”, que lo convirtió en Museo con la financiación del Ayuntamiento y la Asociación para el Desarrollo Integral de Sierra de Gata.

Edificio que alberga el Museo Etnográfico de Cilleros. Calle Peso.


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5. PUERTAS, VENTANAS Y BALCONES Las puertas y ventanas son los elementos en torno a los cuales suele concentrarse la mayor parte de los detalles ornamentales de las viviendas. Para reforzar estos vanos, se reservan los sillares de granito de mejor calidad, usándose los de mayores proporciones para los dinteles de las puertas, que suelen estar formados por un solo bloque de piedra, conocidos en Cilleros como “tozas”. Los vanos suelen ser adintelados, aunque algunos destacan por presentar otras formas más creativas como marcos ondulantes, arcos conopiales, de molduras de bolas, ventanas geminadas, de esquina, etc. A veces, para destacarlas, se lucen los marcos con cal. Se suelen utilizar los dinteles para grabar sobre ellos epígrafes de tipo religioso o indicadores del nombre del propietario o fecha de construcción de la obra, abundando las inscripciones de cruces a ambos lados de las puertas. En los vanos de las viviendas más modestas es muy común que los dinteles estén formados por una simple viga de madera.

Puerta con marco decorado en una humilde vivienda en Av. de La Pica, 35. Calle La Fuente, 6: Algunos elementos decorativos, como inscripciones, ménsulas y molduras sirven para resaltar los vanos.

Ventana con ménsulas y pequeño balcón con barandilla de madera en calle La Fuente, 33. Izquierda: Ventana en la Travesía González Fiori, n º 6. Lleva por dintel un simple elemento de madera. La hoja de la ventana presenta un postigo.

Derecha: Ventana abalconada en rincón de calle Muñoz Chaves.


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5.1. PUERTAS Como se ha dicho, las portadas típicas de Cilleros son adinteladas. Tradicionalmente, las puertas son de madera, de dos hojas, estando algunas divididas en dos partes verticales o “cuarterones”, de forma que pueda mantenerse cerrada la parte inferior, impidiendo el libre acceso a la vivienda, mientras el lado superior, conocido como “postigo”, se mantiene abierto para permitir entrar la luz y el aire. Algunas puertas y ventanas presentan sobre la hoja principal una pequeña abertura, con la finalidad de servir de “postigo o mirilla”. También es frecuente la presencia en las mismas de las típicas “gateras”, pequeños orificios circulares en la parte baja, para permitir la entrada y salida del gato doméstico.

Típicas portadas de entrada a la cuadra y a la vivienda, en calle González Fiori, 13.

Un tipo de portada muy frecuente en Cilleros es la que presenta unos salientes a cada lado del dintel, que le sirven de soporte a modo de “zapatas” una solución muy característica de la arquitectura popular.

a) Algunos modelos de puertas

Calle El Viñal, 21. La puerta más sencilla y frecuente es adintelada. Ésta presenta en las hojas un postigo y gatera.

González Fiori, 20. El dintel se apea sobre ménsulas convexas o zapatas a modo de trancas.


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Calle Iglesia, 35. Con ménsulas convexas e inscripciones de cruces en las jambas.

Calle Muralla, 9. Portada con dintel mixtilíneo e inscripciones de carácter religioso.

González Fiori, 31. Puerta con bordes de granito decorados.

Angustias, 1. El dintel se apoya sobre ménsulas cóncavas. Todo el marco aparece moldurado.

Vivienda sita en calle Muñoz Chaves nº 30. Los vanos presentan formas curvilíneas y decoración con molduras perladas. La fachada aparece con abundantes grabados de cruces.


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b) Dinteles de puertas Hay puertas que presentan formas más variadas y decoraciones en sus vanos, especialmente en los dinteles, como buscando resaltar sobre el resto. Un claro ejemplo de ello, es el que podemos contemplar en la calle Derecha número 28, cuya puerta de entrada está flanqueada por dos ménsulas cóncavas, decoradas con el relieve de caras humanas, de sencilla factura que, como dos guardianes pétreos, parecen vigilar y proteger la entrada a la morada. En la del lado izquierdo aparece también la inscripción de una cruz de Alcántara, y sobre la puerta una cruz de Malta o de San Juan. Todo el conjunto ha sido reubicado tras su descubrimiento durante la remodelación de la vivienda, en el año 2001.

Dintel en calle Derecha, 28.

En la calle Muralla nº 9 aparece este dintel, con borde inferior mixtilíneo, en cuyo frontal exhibe un escudete con la inscripción religiosa “INRI”.

En la calle Muñoz Chaves, 30 los vanos de las puertas aparecen decoradas con molduras mixtilíneas, adornadas con clavos, elementos de influencia gótica.

Calle Pizarro nº 8. Dintel de forma ondulante similar al anterior.

Calle Muñoz Chaves, 30. Dintel mixtilíneo y parte de lo que parece fue un escudete con una flor de lis.


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Calle Angustias, 7. Arco conopial.

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Calle Angustias, 5. Dintel monolítico en forma de ménsulas.

Dintel en calle Gabriel y Galán nº 3.

c) Cerraduras y otros elementos metálicos También en las puertas, podemos aún contemplar uno de los elementos ornamentales más llamativos de nuestra arquitectura popular. Se trata de la singular decoración que presentan las cerraduras o bocallaves de las puertas de las antiguas viviendas, fabricadas en metal, con distintas formas geométricas, que constituyen un curioso elemento simbólico y decorativo que, por desgracia, tiende a desaparecer, a medida que se van sustituyendo las antiguas puertas de madera por las más modernas y funcionales de aluminio. Presentan estilos muy variados, desde sencillas formas geométricas a complicados figuras barrocas. Algunas presentan formas naturalistas, destacando las que representan jarras, águilas o siluetas acampanadas. Prácticamente no hay dos iguales, lo que manifiesta que se fabricaban de manera artesanal. Estos elementos se han venido confeccionando hasta mediados del siglo XX, como demuestran las marcas de la fecha en alguna de ellas. En otras, el herrero quiso dejar la firma de la autoría por medio de sus iniciales, lo que denota la importancia que estos artistas le daban a este trabajo. Por la cantidad de ejemplares que han llegado hasta nosotros, es fácil suponer que antiguamente aparecían en la mayoría de las viviendas como un elemento de adorno habitual.

Cerraduras en calle G. Fiori, 30, Gitanita, 1 y Hernán Cortés, 4, en las que aparecen inscritas las iniciales del autor (L.V., F.R. y L. T.) así como la fecha de realización (1952 y 1953).

Seguidamente se muestra un catálogo de las últimas cerraduras que hasta hace poco tiempo aún podían contemplarse en su ubicación original. Están representadas proporcionalmente, con indicación de la calle y número donde se encuentran. Algunas de ellas (las que aparecen con el nombre de la calle entre paréntesis), han desaparecido durante la confección de este trabajo, lo que deja de manifiesto la vulnerabilidad a que están sometidas y el riesgo que corren de desaparecer por completo en un futuro próximo.


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Calancha, 6

M. Chaves, 5

G. y Galรกn, 15

San Lorenzo, 24 (manilla de puerta)

Gonzรกlez Fiori, 3

Gonzรกlez Fiori, 44

(Pozo, 3)

Pozo Blanco s/n

Fuente, 6

Derecha, 23

Fuente, 22

Calancha, 3

(Iglesia, 34)

Calancha, 17

(Peso,12)

Fuente, 12

Callita, 1


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Iglesia, 27

Iglesia, 3

Muñoz Chaves, 35

La Salud, 1

Fuente, 8

Pozo, 12

Iglesia, 7

Constitución, 10

Viñal, 38

Calle Molinos, 21

M. Chaves, 15

Angustias,3

Hernán Cortés, 16

Parras, 18

31

Parras, 2

G. y Galán, 7

Derecha, 13


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Viñal, 15

G. Fiori, 20

Fuente, 5

Iglesia, 15

(Derecha, 3)

Pizarro, 1

G. Fiori, 30

Constitución, 22

Fuente, 8

Iglesia, 2

Fuente, 9

H. Cortés, 1

G. Fiori, 43

San José, 49

El Llano, 16

Puerta de la Iglesia

Las Flores, 5

San Pedro, 2

Calancha, 5


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Pozo, 5

Flores, 9

H. Cortés, 4

S. Lorenzo, 42

Derecha, 26

H. Cortés, 4

Calleja, 2

Viñal, 20

Gitanita, 1

Muralla, 26

La Salud, 5

Pozo, 15

Viñal, 11

33

Zurbarán, 8

Travesía Muralla, 1

Angustias, 5

Salud, 12

Peso, 16

Calle Muralla (Rincón)


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Acompañando a las cerraduras encontramos otros elementos metálicos que fueron forjados por herreros de forma totalmente tradicional, que también tienden a desaparecer. Se trata de tiradores, llamadores y aldabas, de los que ahora mostramos algunos ejemplos.

Aldaba con forma de dragón, en la puerta principal de la Casa Grande. Lleva grabada las iniciales del autor (J.J.) y el probable lugar de su fabricación (Pozuelo). A la derecha aldabas en calle Hernán Cortés, 18 y en calle Derecha, 3.

Tirador y cerradura en calle Muñoz Chaves, 5

Derecha, 32

La Fuente, 7

Viñal, 20

Iglesia, 15

Pizarro, 1


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5.2. VENTANAS El tipo de ventana más característico de Cilleros tiene forma adintelada. Lo habitual es que los vanos estén formados por cuatro bloques monolíticos que forman la abertura. El poyo o alféizar suele presentar molduras onduladas, a veces decoradas con relieve. El marco también puede llevar molduras, presentando a veces formas curvilíneas en la parte superior. Las ventanas del primer piso suelen ser las que presentan mayor decoración y elementos distintivos, a diferencia de las del segundo piso, más pequeñas y sencillas, que suelen estar construidas de materiales de peor calidad, con un carácter más funcional.

San Lorenzo, 17

González Fiori, 13

González Fiori, 2

Ventana simple, enmarcada por piezas monolíticas. Alféizar saliente.

Ventana con dintel decorado con cruz de San Juan y acompañada de una ménsula. El alféizar presenta varias molduras.

Presenta una cenefa decorada bajo el alféizar.

La decoración en los dinteles suele consistir en inscripciones indicadoras del nombre del propietario, fecha de construcción, invocaciones religiosas, cruces (entre las que abundan las cruces de San Juan o de Malta) y otros motivos, como la Cruz de la Orden de Alcántara, veneras, etc.

Derecha, 3 Ventana decorada con molduras cóncavas y convexas rematada por una cruz. La moldura del alféizar está decorada con motivos vegetales. Dintel con inscripciones identificativas.

Calle El Pozo, 22 Ventana enmarcada por piezas monolíticas, con el marco decorado con molduras, de trazado mixtilíneo en el dintel. El alféizar aparece con relieves de flores.


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González Fiori, 41

Calancha, 9

Ventana geminada (típica de los siglos XV-XVI) de la que solo se conserva el dintel, decorado con un doble arco conopial de estilo gótico, y una cruz de San Juan.

Presenta dos bolas en la moldura del dintel, decoración típica también de los siglos XV Y XVI.

a) Ménsulas Junto a las ventanas, suelen aparecer incrustadas a uno y otro lado, dos lanchas de piedra sobresaliendo de la fachada, que servían generalmente para la colocación de tiestos. Éstas ménsulas suelen ser de cantería de granito en los vanos del primer piso, presentando a veces formas onduladas, y en ocasiones una hendidura en su parte superior para colocar sobre ellas una barra o listón sobre el que se podía tender ropa o colgar a secar los productos de la huerta, presentando a veces inscripciones y grabados en sus caras visibles. Las que aparecen en las ventanas del último piso suelen ser de pizarra, planas y sin decoración alguna. En la calle Derecha número 51 hay un ejemplar metálico, con forma animalística, más moderna. Algunos balcones también están flanqueados por estos elementos. Estos elementos, frecuentes también en otras localidades del entorno, son conocidos con diversos nombres, como poyetas o poyatas, alpoyatas, pasaderas, fresqueras..., aquí se las conoce también con el nombre de “batientes”. Algunos ejemplares de ventanas con ménsulas

Calle San Lorenzo, 6: Ventana flanqueada por dos ménsulas graníticas con moldura en bocel, vista de frente y de perfil. La ventana está formada por tres grandes bloques que forman el vano, siendo su alféizar una bella moldura decorada.


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Angustias, 3 Las ménsulas tienen forma piramidal y presentan inscripciones grabadas en las caras externas.

Ménsulas de pizarra, más sencillas, que suelen situarse junto a las ventanas del piso superior. Viñal, 22 Callita, 10

Algunos tipos de ménsulas decoradas

Iglesia, 35 y 38 y M. Chaves, 5

Callita, 4

Fuente, 33

San Lorenzo, 32

Iglesia, 32

Derecha, 51

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Cilleros. Detalles de su arquitectura popular

b) Otros modelos de ventanas

González Fiori, 36 Ventanas abiertas en el primer y segundo piso de la vivienda. La mayor presenta un relieve decorativo propio del siglo XIX.

Ventana de esquina en Av. de la Pica, 14, con balaustre central.

Calle Pósito, 9 Enmarcada con molduras. Las piezas superior e inferior vienen decoradas con formas mixtilíneas.

Ventana angular en la confluencia de las calles González Fiori y Salud. El dintel se sustenta con una columna central.

Con dintel decorado en forma de triple arco conopial. Pizarro, 10.

San José, 26 Ventana circular a modo de óculo u ojo de buey con relieves decorados.

Ventana circular en Salud, 18.

Una similar a la anterior en Avenida de la Constitución, 6.


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5.3. BALCONES El elemento más distintivo de la vivienda cillerana es el balcón que presenta en piso superior. Se trata de balconadas o corredores de madera, que podían abarcar todo el frente del edificio, sobresaliendo de la fachada. Están sustentados por grandes mensulones de granito o de madera y cubiertos por un tejaroz. Como se ha dicho, tenían como finalidad servir de “solanas”, lugar donde secar los productos del campo y las pieles. En algunas casas más humildes, las solanas no sobresalían al exterior, sino que se encontraban retranqueadas, empotradas en la fachada, sin destacar sobre la vía pública.

Balcón típico, en Avenida Constitución, 8, sostenido por mensulones de granito y madera.

Actualmente quedan muy pocos ejemplares de estas típicas solanas construidas enteramente de madera, con su tejaroz. Concretamente, son las que se muestran a continuación, en la calle La Iglesia y Muralla, así como el reconstruido recientemente en la Casa Museo (Ver página 24).

Típicas solanas, construidas enteramente de madera, en calle La Iglesia, 15 y Muralla, 9.


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Cilleros. Detalles de su arquitectura popular

Los balcones que aparecen en el piso intermedio son más estrechos y sencillos, presentando barandillas de hierro. A veces se sustentan sobre mensulones de formas ornamentales, e incluso algunos van acompañados por una ménsula de granito a cada lado, denotando un mayor nivel económico del propietario. A veces estos balcones aparecen enmarcados con molduras que llegan hasta medio vano, como se muestran en las imágenes siguientes.

Flores, 5

Salud, 12

Salud, 2

González Fiori, 20

G. Fiori, 11 (y 18)

a) Otros ejemplos de balcones

San Lorenzo, 6 El balcón se sustenta sobre tres ménsulas de piedra con molduras cóncavas y convexas.

San Lorenzo, 8 Balcón-Terraza en la esquina superior del edificio. El tejado está sustentado por una columna.


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Balcón en la calle La Iglesia nº 35 cuyo vano viene decorado por una moldura abocelada alrededor de la mitad superior. Un modelo similar aparece en el balcón de la vivienda sita en calle Zurbarán nº 15. En este caso, el balcón está acompañado de dos ménsulas pétreas a ambos lados. Entre la decoración de la forja, aparece la fecha de realización “AÑO 1928” y lo que parecen ser las iniciales del autor (T.T.?).

b) Rejería Como se desprende del ejemplar anterior, la rejería de los balcones es otro de los elementos donde el artista popular ha querido dejar para la posteridad su impronta artística. Suelen aparecer originales formas decorativas y elementos ornamentales propios de la arquitectura popular, como caprichosas formas espirales, animales o vegetales. Entre ellas destacan las rosetas de seis o más hojas. Algunas, como se observa, sirven de soporte para dejar constancia de la fecha de realización del trabajo. Por ellas sabemos que la mayor parte de las rejas de los antiguos balcones que aún perduran en nuestra localidad se corresponden al periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, dando por hecho que las viviendas que las lucen también fueron construidas, o reformadas, en ésas fechas.

Detalle de decoración de balcón en El Viñal, 20. Se trata de una flor hexapétala con el año recortado en un círculo central (1874).

Roseta de ocho pétalos en calle El Llano nº 16, rodeada por la leyenda “AÑO DE 1939. LO HIZO L.T.”

A continuación mostramos un catálogo de motivos decorativos que aún podemos encontrarnos en la rejería que lucen algunos balcones de nuestras calles.


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Viñal, 20 Año de 1874

Muñoz Chaves, 7 Figura el año 1887

Muñoz Chaves, 7, con motivos de serpientes. (1887)

González Fiori, 11 Balcón de 1926

Calle Iglesia, 35 Año de 1928

El llano, 16. Roseta de ocho pétalos. “AÑO DE 1939. LO HIZO L. T.”

Hernán Cortés, 16

Viñal, 10. Presentan rosetas hexapétalas.

C/. Derecha, 17 Año de 1908

Calle Iglesia, 19. Con roseta de ocho pétalos.

C/. Iglesia, 2

Calle Derecha, 6 Año de 1925

Calle Salud, 2

Plaza del Llano, 5


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6. RELIEVES E INSCRIPCIONES Recorriendo tranquilamente las calles de nuestra localidad podemos descubrir los numerosos elementos decorativos, de marcado acento popular, que aparecen luciendo las fachadas de algunas viviendas o los vanos de puertas y ventanas. Muchos de ellos suelen pasar desapercibidos a los paseantes, y para contemplarlos es preciso un recorrido más pausado por sus calles, prestando la máxima atención a los detalles, o esperar al momento del día adecuado en que la luz del sol incida sobre ellos para descubrirlos. La mayoría consisten en sencillas inscripciones que suelen aparecer sobre los dinteles y jambas de puertas y ventanas, abundando la representación de cruces, invocaciones religiosas, fechas, nombres, así como algunos elementos de distinción social o simples motivos decorativos, aunque todas ellas, a pesar de su aparente ingenuidad, conservan importantes connotaciones simbólicas y un gran valor histórico. Constituyen auténticos mensajes en piedra de nuestros antepasados y una importante fuente de información sobre el origen de los edificios, la identidad de sus propietarios y la mentalidad de las gentes que los habitaron. Para estudiarlos mejor, los hemos clasificado en tres tipos: religiosos, identificativos y decorativos.

6.1. MOTIVOS RELIGIOSOS En una sociedad rural como la nuestra, la religiosidad popular estaba muy arraigada en todas las capas sociales. Las procesiones y la ostentación religiosa propia de la época barroca había calado hondo en el folclore y en la forma de pensar y sentir de la población. Por ello, las inscripciones más frecuentes que podemos encontrar al recorrer nuestras calles, nos hablan de esta religiosidad que impregnaba la vida de los antiguos habitantes. Consisten sobretodo en sencillas cruces, grabadas a la entrada de las viviendas, así como en invocaciones marianas.

a) Cruces Los motivos más sencillos y numerosos son las que representan cruces de distinto tipo. Suelen aparecer grabadas en la fachada de las viviendas, especialmente sobre las jambas de las puertas. La presencia de estas cruces, muy abundantes en otras zonas de nuestro entorno, se ha relacionado con lugares habitados por judíos o conversos, por su proliferación en antiguas juderías y en poblaciones donde la presencia judeo-conversa estaba muy arraigada, queriéndose mostrar, al marcar estas viviendas, la cristianización del espacio tras la expulsión del antiguo morador o su conversión al cristianismo. Otras veces sería el auténtico creyente, el que pretende con ello dejar constancia de su condición de cristiano viejo y de la limpieza de su linaje. Sería una manera de mostrar a la comunidad que el morador de ésa vivienda profesa la auténtica fe y escapar así de la siempre vigilante mirada de la Inquisición en unos tiempos en los que el problema judaizante estaba muy presente. Sin embargo, en Cilleros la presencia judaica y morisca no debió ser tan abundante como en otros lugares de nuestro entorno, o al menos no está tan documentada.

Puerta en calle Santo, 16 con cruces grabadas en las jambas.

Por otra parte, por la abundante presencia de cruces que aún se conservan en nuestra localidad, es de suponer que prácticamente todas las antiguas viviendas dispondrían antaño de estos símbolos, sin olvidar que estas cruces se estuvieron estampando sobre las fachadas hasta fechas bien próximas a nosotros. Sirva de ejemplo las que aparecen bajo una ventana en la “Casa Grande” que deben ser posteriores al año 1863 en que se construye este edificio.


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Por ello, sin descartar las otras opciones, la masiva presencia de estos signos sobre la entrada de las viviendas hay que interpretarlas como un elemento asociado a la protección de la vivienda y de las personas que en ella se cobijan. Se trataría de un amuleto protector que mantiene el edificio a salvo ante influencias negativas, tan abundante en la simbología del arte religioso popular. Se pretendería con su presencia sacralizar y bendecir el espacio donde se va a vivir (“Casa bien puesta, la cruz en la puerta”) protegiéndolo de todo mal (“Donde se halla la cruz, no hay sitio para el diablo”).

Cruz inscrita en la entrada a la Iglesia.

En algunos casos también podría tratarse de marcas devocionales con las que se jalona el trayecto de las procesiones religiosas, algo que está constatado en el recorrido que la imagen de la Virgen de Navelonga realiza en torno a su Ermita, donde abundan en el suelo cruces grabadas a su paso. También serían estos los casos de los ejemplares grabados en los quicios de las puertas de entrada en la Ermita de Navelonga (Ver Cruz grabada en una piedra página 9) y de la Iglesia Parroquial del camino alrededor de la (izquierda) así como en el umbral Ermita de Navelonga. de la entrada lateral de la Ermita del Carmen.

b) Tipología de las cruces A pesar de su simple apariencia, hay una gran variedad de modelos. Las más sencillas carecen de adorno alguno, y suelen flanquear la entrada de las viviendas a uno y otro lado.

Cruces que suelen aparecer grabadas a ambos lados de las puertas de entrada de las viviendas. A la izquierda cruces sencillas en calle Derecha nº 24. En el centro con peana circular y triangular en calle Derecha nº 3. A la derecha cruz sobre base plana en calle Derecha, 5.

Algunas veces se representan sobre una peana en la parte inferior, con forma triangular o semicircular mayoritariamente. Algunas son de doble brazo, representando la cruz Patriarcal, apareciendo a veces potenzadas, con los extremos en forma de T.

Cruces con peanas triangulares De izquierda a derecha: Cruces en calle Victoriano Marcos nº 2; Derecha, 30; La Fuente, 21; Las Flores, 2; Hernán Cortés, 16 y Muñoz Chaves, 30.


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Cruces con peanas semicirculares En calle Hernán Cortés nº 18; Las Flores, 2; Hernán Cortés, 6; La Fuente, 8 y calle La Iglesia, 19, ésta última con graffiti con las iniciales del autor.

Otros tipos de base En la Calle Las Parras nº 1 aparece una cruz sobre lo que parece ser un pez (izquierda). Cruz grabada bajo el pórtico de la puerta lateral, en la Ermita de Navelonga, sobre una base cuadrangular (derecha).

Ejemplares más complejos muestran tres cruces a modo de Calvario, a veces sobre un montículo que sería la representación del Monte Gólgota. Ejemplos de representación de Calvarios

En Calle San Lorenzo nº 6 un calvario formado por tres cruces alineadas (desaparecido de la fachada tras la remodelación de la vivienda).

Detalle de inscripción en calle Las Flores nº 5. Aparece junto a la fecha “Año de 1787” con el calvario en el centro. (ver inscripción completa en página. 51).

En Calle Muralla nº 9 aparecen tres cruces sobre un calvario en forma de recinto cuadrangular.


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Agrupación de cruces en conjuntos más complejos Entre estas representaciones, destaca las que aparecen en la Casa Grande y el conjunto existente en la calle Muñoz Chávez, 30 donde aparecen acompañadas de símbolos de carácter pasionista.

Conjunto de cruces simples, potenzadas y treboladas bajo una ventana en la Casa Grande (1863). A la izquierda se observa su ubicación bajo la ventana. Arriba detalle de las cruces.

En la calle Muñoz Chaves nº 30 (abajo) aparece un interesante grupo de estas inscripciones. Cruces simples, de doble brazo, sobre peana, y a la derecha un calvario acompañado por una escalera y una lanza y unas posibles tenazas, iconografía propia de temática pasional.

En algunas viviendas van acompañadas del nombre o las iniciales del propietario o de otros elementos como la fecha de construcción, que veremos con más detalle en capítulos siguientes. Cruces que aparecen acompañadas de otros elementos

Inscripción con cruces en calle Derecha nº 8.

Calle La Fuente, 17: Crucifijo acompañada de una inscripción de iniciales.


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c) Otros símbolos religiosos También encontramos otro tipo de inscripciones religiosas, como las que muestran devotas invocaciones cristianas por medio de monogramas, dedicados tanto a la Virgen (Ave María...), como a su hijo (IHS, XP, INRI...), o a la Sagrada Familia (Jesús, María y José) que suelen aparecer en los dinteles de puertas y ventanas como un signo externo de devoción y demostración de fe.

En la calle Hernán Cortés número 14, sobre un dintel reutilizado, aparecen junto a una cruz las palabras “AVE”+ “MAR” (Ave María), envuelto todo de elementos geométricos que lo decoran. Está asociado a otros dinteles de similares características, que vienen fechados en 1849. (Ver páginas 52, 56 y contraportada).

En otra inscripción en la calle La Iglesia número 19, aparece un relieve en forma de libro en el que parecen leerse las letras del monograma mariano “AVM” entrelazadas y “SAT” (Ave María Santísima). Sin embargo se trata más bien de un escudete, que parece estar colocado al revés al presentar la punta hacia arriba. Curiosamente si le diéramos la vuelta la inscripción también sería legible, pudiendo interpretarse como “IVS AVM”, abreviaturas de Jesús y Ave María.

En la calle Angustias nº 3, bajo dos ménsulas graníticas prismáticas aparecen las inscripciones “IMA” y “Jose”, invocando a Jesús María y José.

Detalle de inscripción sobre un dintel en calle Derecha nº 25 donde también aparece otra variante de la misma invocación: “HS.M.JOSH” (La pieza completa aparece en la página 55).


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En la calle Hernán Cortés número 4, existe un escudete de los “Ballesteros” (de los que hablaremos más adelante, en el capítulo dedicado a piezas heráldicas) que está flanqueado por los monogramas “IHS” fundido con la cruz y “XPS” haciendo referencia a Jesucristo.

Inscripción mariana epigrafiada sobre el respaldo de piedra de los asientos exteriores en la Ermita de Navelonga (AVE seguido del monograma de “SANTO/A”).

En la Plaza de San Blas nº 2 aparece sobre el dintel del balcón del primer piso otra inscripción, de muy difícil lectura, aunque parece corresponder también a este tipo. Otro de los motivos que abundan en la epigrafía religiosa de la villa es el rótulo que Pilatos ordenó colocar sobre la cruz de Jesucristo, que rezaba “Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaeorvm”, apareciendo en su forma abreviada: “INRI”. Se pueden contemplar en la Calle Hernán Cortés nº 3, Zurbarán nº 15 y en la calle Muralla número 9, donde aparece inscrita en el interior de un escudete, así como en la Calle San José, 8 y en la Ermita de Navelonga.

Escudete grabado en el dintel de la puerta en calle Muralla, 9.

Inscripción en el interior de una jamba en calle Zurbarán, 15. En la parte exterior parece que ha sido borrada a conciencia alguna antigua inscripción, por lo que puede pensarse que tuviera un origen judaico.

Dintel reutilizado sobre la ventana de una vivienda en la calle Hernán Cortés, 3 reedificada en 1961. Relieve con la inscripción “INRI” que se encuentra partido en su parte inferior.


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Inscripción bajo la columna del pórtico de la puerta principal de la Ermita de Navelonga.

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Balcón en calle San José ,8, cuyo marco viene decorado con casetones y flores. Sobre el dintel aparece la inscripción “INRI”, enmarcada torpemente en un marco poligonal.

6.2. MOTIVOS IDENTIFICATIVOS Otras inscripciones nos dan cumplida información sobre la fecha de construcción del edificio o la identidad de su propietario. Las inscripciones más sencillas de este tipo, muestran únicamente una fecha, que puede corresponderse con el año de la construcción del edificio original, aunque otras veces las fechas aparecen junto con el nombre del titular o algún otro elemento de carácter simbólico.

a) Inscripciones de fechas Las fechas inscritas que más abundan, se corresponden con años comprendidos entre los siglos XVII y XIX, lo cual nos indica que la mayor parte de la arquitectura que nos ha llegado hasta hoy tienen su origen en ésta época. Sin embargo, otras se remontan aún más en el tiempo, incluso hasta el siglo XVI, pudiendo tratarse de edificaciones que se han mantenido en pie desde entonces, aunque es de suponer que la mayoría de las piezas que contienen estas inscripciones hayan sido reutilizadas, incorporándolas nuevamente a la fachada en las sucesivas renovaciones del edificio original. Entre este tipo de inscripciones destaca la que se encuentra en la calle Santo nº 9, sobre la ventana de una casa circular, con aspecto de torreón, en la que figura la fecha “1583” junto al nombre del titular: ANTºON Gs (Antonio González ). Esta puede tratarse de la inscripción identificativa legible más antigua de nuestro casco urbano.

Ventana con inscripción en calle Santo, 9.


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Otra frente a ella, en el número 16 la misma calle, muestra bajo el alféizar de la ventana, una inscripción de muy dudosa lectura por el desgaste que presenta, aunque parece indicar el “ANO 1595” junto a una cruz.

Ventana con inscripción en calle Santo, 16.

Otras de indudable antigüedad, son de más difícil lectura, como la que se encuentra en el dintel de una ventana en la calle de La Fuente nº 6, donde junto a una cruz incisa, aparece la inscripción del año, que es ilegible.

Seguidamente se muestra una relación de inscripciones en las que aparece la fecha de construcción de la vivienda. Inscripciones del siglo XVII

Sobre el dintel de una ventana en la calle El Peso número 1, aparece la inscripción: “En AÑO 1618”.

En el dintel de la ventana en calle La Fuente, 18 aparece la fecha de 1675 entre dos emblemas geométricos.

Calle La Fuente, 31. En la jamba de la puerta de entrada aparece el año: “1679” y una cruz.

Inscripción sobre la fuente de Porcarizo de muy difícil lectura. Parece leerse “AÑO DE” y una fecha que podría corresponderse con 1689.


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Inscripción en calle La Iglesia nº 19.

Tal y como hoy puede contemplarse (imagen de la izquierda), parece tratarse de una compleja marca de cantero, pero si se invierte la inscripción puede leerse el año de “1644”, por lo que es de pensar que la piedra se colocó al revés al ser reutilizada en una remodelación posterior de la fachada. Curiosamente el escudete que aparece en misma vivienda (Página 47) también aparece invertido.

Inscripciones del siglo XVIII

Varias fechas correspondientes al siglo XVIII, que forman parte de piezas más complejas que se estudiarán con detalle más adelante, en calle San Lorenzo, 6 (Página 53), calle Peso, 10 (Pág. 57) y calle Derecha, 25 (Pág. 55).

Calle Las Flores, 5. Incrustada en el muro, sobre la puerta de entrada. Presenta la fecha “AÑO DE 1787” y en centro la representación de un “calvario”, en la que la cruz central ha quedado tapada por la cal.

En la Ermita de Navelonga, inscritos sobre los dos pilares de los soportales de la puerta lateral, aparece grabado “AÑO DE” y “1792” acompañado de lo que parece ser la representación de una ballesta.


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Inscripciones del siglo XIX

Calle Derecha, 12. Sobre la jamba izquierda de la puerta aparece la inscripción: “Año De 1829”.

Viñal, 22. En el dintel de la puerta aparece la inscripción “AÑO” y debajo, entre una cartela, en números romanos, de difícil lectura por estar muy desgastada, parece leerse “MDCCCXXXIII” (1833).

Calle Hernán Cortés, 14. Dintel reutilizado, decorado con relieve de motivos geométricos y pináculos. Flanqueando una roseta hexapétala figura el año: “1849”.

Calle Santo, 5. Sobre el dintel de la puerta figura el “ANO 1873” inscrito sobre un corchete.

Calle San Pedro, 13. Sobre el dintel de la puerta. Aparece inscrita la fecha: “1876” o “1896”.

Av. Constitución, 20. Pieza reutilizada en una vivienda de nueva construcción con inscripción “1889”.

Inscripciones del siglo XX Inscripciones en relieve del siglo XX, de similar factura

La Fuente, 3. Aparece sobre el dintel de un balcón en el primer piso, remarcado por una cartela recortada y con las incisiones pintadas en rojo.

Calle Gurugú, 4 Pozo de la Eras, 6

Pilón del Matadero

Av. Martín Repilado, 65

Av. Pica, 14

Gitanita, 47

Como puede observarse por la última pieza, el interés por dejar constancia de la fecha de construcción de la obra es una tradición que no ha perdido vigencia, perdurando en la actualidad.


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b) Inscripciones de nombres Dentro de las inscripciones identificativas, también abundan las inscripciones en las que el nombre del titular aparece grabado en la fachada, como signo de distinción.

La más sencilla puede leerse sobre el dintel de una ventana, en la calle San Pedro nº 2. Presenta únicamente el nombre “IVAN ROXO”. Quizás se trate de un ilustre hidalgo llamado Juan Rojo, cuya presencia en Cilleros está documentada en 1637. (*Pleito de Juan Rojo y su hermano Martín Alonso Rojo, vecinos de Cilleros. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid).

En la calle San Lorenzo nº 6 aparece otra muy sencilla, sobre el dintel de la ventana, figurando el nombre (Francisco) y apellido del titular, junto a la fecha: “FRºCO - OBREGON. AÑO 1701”. El apellido Obregón es muy frecuente en nuestra localidad, y hablaremos de él más adelante. Otros dinteles, añaden junto al nombre algún adorno o elemento distintivo, realzando una mayor posición social o económica. El modelo más interesante es el que incorpora una cruz de la Orden de Alcántara y una venera, en relieve rehundido. La moldura superior del marco se corona con una cruz que sobresale a modo de arco de cortina. Por la grafía y simbología que presentan pueden fecharse estos dinteles en el siglo XVII o principios del XVIII.

Calle Derecha nº 3. Sobre el dintel de una ventana decorada. “AºL ESTEVEZ” (Alonso Estévez).

Otra igual que la anterior, pero sin nombre, sobre la puerta de un balcón en la calle Derecha número 6. Es un dintel reutilizado, ya que en las jambas laterales no aparece la continuación de las molduras.

En la calle Pozo nº 18, un dintel partido en su parte inferior, que ha sido recolocado a nivel del suelo tras la remodelación de la vivienda. “JºV COZDEZO” (Juan Cordero).


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En la calle La Fuente, 31 hay una inscripción que se lee solo en parte y en la que se hace referencia al propietario de las casas y a la fecha de realización.

c) Cruces de San Juan Otras veces el signo de hidalguía se pone de manifiesto mediante la aparición de relieves de cruces patadas, similares a las de la Orden de Malta o de San Juan. Aparecen grabadas en solitario, centradas en el dintel de puertas y ventanas. Suelen representarse en relieve, inscritas en un círculo.

Dintel de ventana en la calle El Pozo nº 22. Presenta un borde mixtilíneo decorado con tres pomos o perlas y arriba en el centro una cruz de San Juan.

Dintel reutilizado en una ventana en calle González Fiori, 41. Entre un doble arco conopial aparece una cruz con los bordes ajustados al círculo.

Dintel sobre un balcón, en la calle La Fuente 8 con el relieve de una cruz patada. En su reutilización se labró el marco por lo que la cruz quedó mutilada en su parte inferior.

Dintel reutilizado en la misma forma que el anterior. Se encuentra sobre una ventana en la calle Las Flores, 7. La cruz está rehundida, sin círculo exterior.

Dintel de ventana en calle Pizarro, 10.

Cruces patadas, en relieve, inscritas en un círculo, en la calle Derecha, 28 y calle La Iglesia, 31.

Dos ejemplares similares en la misma vivienda, en calle Pizarro, 8.


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6.3. MOTIVOS ORNAMENTALES O SIMBÓLICOS Otras inscripciones tienen un carácter puramente decorativo, en las que abundan las formas abstractas y las composiciones de mayor complejidad, mostrando a veces una simbología de más difícil interpretación.

Sobre el dintel de la puerta en la calle Derecha nº 25 aparece una inscripción en la que vemos congregados en una sola pieza los tres tipos de elementos que estamos describiendo: motivos religiosos, identificativos de la fecha y nombre del propietario, así como ornamentales. Se trata de una pieza recortada por los extremos, y en cuyo centro aparece una curiosa imagen cruciforme, en torno a la cual aparece inscrito “Año de 1779”, y el anagrama cristiano “Jesús, María y José”. En la parte superior, a la izquierda figura el nombre del propietario de la vivienda, Xavier Pérez, y en la derecha, aparece otra línea más confusa, aunque parece tratarse de una dedicatoria a la patrona de la localidad “Ntra. Sra. de Navelonga”.

En la calle derecha, sobre el dintel de un balcón, en el número 12 aparece un escudete con la Flor de Lis, flanqueada por otros en los que se representan símbolos gremiales, destacando algunos elementos propios de oficios como el de carpintero (unas tenazas y una azuela), panadero (una pala y lo que parece una marca de pan), segador (con la guadaña y un haz de trigo) y a la izquierda lo que parece una herradura o una collera, en representación de herrador o arriero. El dintel está decorado en su parte inferior con un pometeado de tres bolas.

En la calle Callita número 8, adornando el dintel del balcón, encontramos un curioso relieve, de gran expresividad y de una sencillez propia del arte popular, en el que podemos apreciar una figura humana entre dos cuadrúpedos. El personaje aparece de pie, en el centro, vestido con una camisa o sayo y unas calzas, agarrando a ambos animales por sus orejas o cuernos, en clara actitud protectora o dominante. La pieza es de muy difícil interpretación, aunque, por su composición parece estar relacionada con la representación del “señor de los caballos” muy frecuente en la iconografía ibérica y orientalizante, en el que un personaje sujeta dos caballos, uno a cada lado, aunque en nuestro caso más que de caballos, se trataría de dos bóvidos, o a lo sumo de una vaca y un caballo. Podríamos estar ante la representación de una divinidad protectora del ganado, aunque más bien se trataría de la representación idealizada de un personaje perteneciente a un grupo social dominante, propietario de los animales o que controlara el territorio dedicado a zona de pastos.


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Este modelo iconográfico pervivió hasta el arte románico, en donde encontramos también representaciones similares, variando los animales que flanquean la figura central. Resulta muy difícil precisar la cronología de la pieza, ya que por su simbolismo, estilo artístico y vestimenta del protagonista su datación podría abarcar desde el periodo prerromano hasta el siglo XV, aunque por la decoración de clavos que presenta el relieve en su parte inferior habría que inclinarse más por la fecha más tardía. (*Para profundizar más en sus detalles descriptivos e interpretación ver “Piezas romanas e hispano visigodas en Cilleros” de Antonio Calero Viñuela). En la calle Hernán Cortés nº 14, en una casa de nueva construcción, se han reutilizado cuatro dinteles muy decorados, de simbología muy popular, que están fechados en 1849 (ya nos hemos referido a ellos en las páginas 47 y 52). Los dos restantes presentan también elementos geométricos, florales y animales, en relieve y bajo relieve, en perfecta simetría. En el primero observamos cuatro hojas y dos aves sobre ondas geométricas, enmarcado todo ello entre dos pináculos. En el otro se ve representado un trébol entre dos volutas.

En la calle Pizarro, en una vivienda restaurada hace algunos años, aparece este conjunto de símbolos poco habituales. El número 8, que se corresponde con el que ocupa la vivienda en la calle, viene flanqueado por dos símbolos del zodiaco: Acuario y Libra.

En la calle Darío Bacas nº 12, junto a la fecha de 1829, aparece grabado en la piedra, el número que tendría la vivienda en ése año: el “Nº 45”, que es exactamente el que le correspondería si numeráramos la calle Derecha en dirección inversa. Otra forma aún más popular de inscripciones que ha llegado a nuestros días es la que presenta un carácter de meros graffitis, como los realizados sobre la fachada de la Ermita de San José.

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Dinteles en calle Hernán Cortés, 14.

Otro graffiti en la calle La Iglesia nº 27 con las iniciales del autor. Más difícil de contemplar por el desgaste que presenta y de más difícil interpretación es esta inscripción en la calle Angustias número 3, donde junto a tres letras aparecen símbolos geométricos en los que parece descubrirse la estrella de David.


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En la calle Derecha, hoy Darío Bacas, número 52, se puede contemplar una lápida conmemorativa de mármol, dedicada a la memoria del ilustre inventor cillerano D. Darío Bacas Montero, colocada en 1924 sobre la fachada de la casa donde nació.

Para terminar este capítulo, hemos reservado una de las muestras más singulares de nuestra arquitectura popular en la que se concentran la mayor parte de elementos simbólicos de los que hemos venido hablando en este trabajo. Se trata de una ventana en la calle del Peso nº 10 cargada de motivos decorativos. En el dintel aparecen dos cruces patadas o de Malta, y una flor de seis pétalos, inscritas en círculos. Aparece el nombre del poseedor y la fecha: “FRASº PÉREZ. AÑO DE 1732” junto a una cruz. Bajo el alféizar dos rosetas entre dos círculos, dos veneras y diferentes motivos geométricos. Presenta a cada lado una ménsula decorada, con el relieve de un rostro humano una, y otra, con una imagen cruciforme de tres aspas, rodeada por un círculo en su parte frontal, y un aspa enmarcada en un rectángulo en la inferior.

Toda esta decoración esconde una interpretación simbólica que hoy se escapa a nuestra comprensión, aunque en las líneas siguientes vamos a intentar descifrar en la medida de lo posible.


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6.4. SIMBOLOGÍA Este tipo de inscripciones, tan abundantes en la decoración popular, fueron concebidos originalmente como símbolos de carácter mágico o religioso, y fueron colocados sobre las fachadas de las viviendas con una finalidad protectora, próxima a la superstición. Muchas tienen su origen en el mundo funerario, teniendo la misma finalidad: proteger la morada de los difuntos, para el caso de las tumbas, y la de los vivos, para el caso de las viviendas. A lo largo de la historia, este carácter simbólico original se ha perdido, pero aún así, estos símbolos se han seguido incorporando en la decoración de las fachadas, transmitiéndose de generación en generación, aunque ya con una función meramente ornamental. El repertorio de motivos que más abunda está formado por los siguientes símbolos:

a) Cruces El símbolo de la cruz ha sido utilizado, incluso desde antes de la aparición del cristianismo, como signo de protección. Por ello, en el arte popular este símbolo aparece grabado en las entradas de las viviendas, con la finalidad de bendecirla y protegerla. También se ha constatado que estas inscripciones abundan en aquellos lugares donde la presencia judía o conversa estuvo muy arraigada, para dar a entender con su presencia la condición de auténticos cristianos de sus moradores. En otros casos se utilizaban como elementos de cristianización de antiguos lugares paganos, convirtiendo en sagrado el lugar en que se colocaban. Especialmente en lo que se refiere a las cruces, el mundo funerario sirvió de referente iconográfico, colocándose en las viviendas, como se ha dicho, con la misma finalidad protectora con que eran situadas sobre tumbas y panteones.

Elementos de carácter funerario, en el cementerio y su entorno, que presentan cruces sobre una peana.

b) Cruces patadas En Cilleros también abundan los relieves de cruces patadas sobre puertas y ventanas, a veces inscritas en un círculo. Probablemente se trate de representaciones de la cruz de Malta o de San Juan, símbolo de los caballeros de esta Orden Militar, apareciendo como un signo externo de prestigio.


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c) Rosetas La roseta o flor hexapétala, es la representación de una flor de seis pétalos tratándose de la figura simbólica más habitual de la arquitectura popular de nuestra comarca. Originalmente se la considera una variante de los signos universales de carácter astral, como las estrellas, ruedas, espirales, esvásticas, etc., que adquirió un carácter funerario y de ultratumba. Aparece representada desde la prehistoria, prácticamente en todas las culturas antiguas, aunque su máxima difusión la alcanzó con la cultura romana, especialmente en el ámbito funerario en la provincia de Lusitania. Del mundo romano se ha ido transmitiendo hasta nuestros días, hasta el punto que en la actualidad está asociada esta imagen con la identificación de nuestra comarca. A veces aparece representada con cuatro u ocho hojas. Junto con la cruz, se consideran figuras sagradas desde tiempos remotos. Ejemplos de rosetas en fachadas y balcones de Cilleros

El Peso, 10

La Salud, 1

La Iglesia, 33

El Viñal, 10

Con el mismo fin protector que cruces y otros símbolos, se siguen colocando en ventanas y balcones las palmas o ramas de olivo bendecidas, extendiéndose en tiempos más modernos la costumbre de colocar a la entrada de las viviendas la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, o algún tipo de sentencia, implorando a Dios la bendición de la casa y sus habitantes. En el mismo sentido hay que interpretar las herraduras inscritas en la puerta de entrada de algunas viviendas, como éstas en González Fiori, 30 (Derecha).

d) Veneras Se trata de la representación de vieiras o conchas de peregrinos. Es un símbolo de la peregrinación jacobea, y por tanto está relacionada con los peregrinos y con la Orden de Santiago. En Cilleros aparece en varias ocasiones, acompañando a la cruz de Alcántara, en dinteles de ventanas, y bajo el alféizar de otra. En la ermita de San José se encuentra otro ejemplar, en relieve sobre la portada.

Veneras en calle Derecha 3 y 6, Pozo 18 y Peso 10 y en Ermita de San José.

En el interior de la Iglesia Parroquial, en la base del antiguo púlpito también aparecen relieves de bolas y conchas, que en este caso estarían relacionadas más bien con el sacramento del bautismo.


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e) Flor de lis Cuando no aparece como elemento heráldico, lo hace como símbolo religioso cristiano, representando a la Virgen María y a veces a la Santísima Trinidad. En Cilleros lo encontramos en forma de escudete en un dintel de la calle Derecha y otro posible en Muñoz Chaves, que se encuentra cortado en su parte superior. En la calle Las Parras, 2 aparece forjado sobre la reja de una ventana.

f) Cabezas La presencia de cabezas y caras en la arquitectura popular, guarda relación con las esculturas que representan cabezas de guerreros propias de la cultura celta y del ámbito castreño, conocidas como “cabezas cortadas”, que solían empotrar en los muros de sus castros y viviendas. Esta práctica tuvo su origen en la costumbre que tenían los celtas de cortar las cabezas de sus enemigos muertos en combate para ofrecerlas a los dioses o para colocarlas a la entrada de sus viviendas como trofeos de guerra o con una finalidad protectora. También podemos estar ante la representación de divinidades o genios relacionados con el agua, especialmente en lo que se refiere a los ejemplares que aparecen incrustados en las fuentes del Porcarizo y del Matadero. De la cultura celta pasó al arte medieval adornando capiteles y fuentes, llegando a nuestros días, ya como elementos meramente decorativos.

Ejemplares de cabezas y caras en las fuentes del Porcarizo y Matadero, y en las calles Peso, 10 y Derecha, 28.

g) Gárgolas En ésta categoría podemos incluir los dos ejemplares que encontramos en Cilleros. Una en la Torre Campanario y otra en la calle González Fiori número 26. Estos elementos tenían originalmente una finalidad práctica, que era expulsar el agua de lluvia fuera de los edificios para evitar su erosión, aunque con el tiempo adquirieron un carácter decorativo, adoptando formas fantásticas y grotescas con un significado simbólico, como si se tratara de seres guardianes y protectores del edificio. En la salida de un canalón metálico de desagüe en la calle San Lorenzo, 24 vemos la representación de lo que parece ser la cabeza de un dragón.

Aunque el origen de todos estos elementos se pierde en la noche de los tiempos, su auge se alcanzaría entre los siglos XVII y XVIII, cuando la profunda religiosidad barroca de la época hará proliferar este tipo de manifestaciones, en las que entremezclan elementos propios de la iconografía cristiana con otros relacionados con viejas supersticiones paganas.


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7. PIEZAS HERÁLDICAS El título de hidalguía implicaba para su poseedor, entre otros derechos, el de usar blasón y poder lucirlo en sus propiedades. Por ello, para dejar constancia de la pertenencia al más alto escalón de la jerarquía social y destacar su elevada posición, los grupos más privilegiados de la localidad, se hacían grabar sobre las fachadas de sus viviendas, sus personales escudos nobiliarios. En Cilleros aún se conservan bastantes y buenos ejemplares de estas piedras armeras, distintivos heráldicos que nos hablan de la nobleza de sus propietarios.

7.1 LOS BALLESTEROS El motivo más frecuente en las representaciones heráldicas de Cilleros es el correspondiente a los Ballesteros, apellido muy común en la localidad, simbolizado por medio de pequeños y sencillos escudetes de perfil gótico, apuntados en los extremos, casi todos de la misma época por sus similares características artísticas, que se concentran en la calle González Fiori, con dos ejemplares, otros tantos en la Calle Hernán Cortés y en la de San Lorenzo. Todos representan una ballesta, en la que destaca claramente el disparador, viniendo acompañada en algunas ocasiones por dos saetas. Suelen aparecer grabadas en relieve rehundido. Este blasón casi puede considerarse un modelo exclusivo de Cilleros, ya que no he encontrado precedentes en otros pueblos de nuestro entorno, a pesar de estar documentado en los mismos el apellido Ballesteros.

Dintel sobre la puerta del balcón, en la calle Hernán Cortés nº 4.

Escudete en G. Fiori, 10.

Dintel sobre ventana en calle San Lorenzo nº 46.

Otro ejemplar en G. Fiori, 29.

Antiguo dintel reutilizado. Actualmente se encuentra empotrado en el muro de la vivienda sita en calle Hernán Cortés número 16. A la derecha detalle del escudo, que aparece seccionado en su parte inferior.


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En el muro interior del ábside de la Iglesia, en el lado del Evangelio, nos encontramos con otro de estos escudetes, inscrito sobre un sillar. Sobre el mismo aparece la siguiente inscripción “ESTA OVRA SE COMENÇO I ACAVO / MARTIN VARON MAIORDOMO”. (*Florencio J. García Mogollón. Viaje por los pueblos de Sierra de Gata). Teniendo en cuenta que esta parte de la Iglesia fue ejecutada a mediados del siglo XVI, por esta inscripción podemos datar estos escudetes de Ballesteros en esta época.

Inscripción en el interior de la Iglesia. A la derecha, detalle del escudo.

En la Ermita de Navelonga, sobre la base de una columna de los soportales de la entrada meridional, aparece también inscrita una ballesta, similar a las de los ejemplares anteriores aunque más esquemática. Aparece junto a la fecha en que se añadieron estos pórticos, “Año de 1792”. También está relacionado con este apellido un curioso relieve que se encuentra en la calle González Fiori número 6 y en el que puede verse un soldado o un cazador, tensando su ballesta, con indumentaria de finales del siglo XV o principios del XVI. Podemos estar, por tanto ante la representación gráfica de un influyente y numeroso grupo social de ésta época, que hiciera referencia al linaje de la familia Ballesteros o a un gremio profesional, de cazadores o de milicias locales. Inscripción en Ermita de Navelonga.

Las representaciones que aparecen en el casco urbano están muy próximas unas a otras, concentradas en una zona muy reducida, por lo que podríamos estar hablando de un espacio muy concreto ocupado por este grupo social.

Relieve en G. Fiori, 6.

7.2. LOS OBREGÓN El escudo más conocido y mejor documentado corresponde al emblema heráldico de una ilustre familia cillerana, la de los “OBREGÓN”. El primero de la saga fue Pedro Obregón, que obtuvo el reconocimiento de su nobleza en 1515, en virtud de carta de ejecutoria de hidalguía de ésa fecha, en la que aparece la descripción detallada de sus armas: “En azur, una barra, de plata engolada en dragantes de sinople, acompañada a la diestra de una mano de carnación, cortada y sangrante, horizontal, y de una espada desnuda, de plata, guarnecida de oro, puesta junto a la mano en situación de barra; acompañada a la siniestra de tres flores de lis, de oro, mal ordenadas, y de tres calderas del mismo metal, debajo de las flores de lis” (*Carta de ejecutoria de 1515. Nobiliario de Extremadura). En virtud de esta ejecutoria podemos hoy contemplar en la calle de La Iglesia nº 16 un magnífico escudo heráldico que se ajusta exactamente a la descripción anterior. El escudo aparece esculpido en el interior de un marco en relieve. Está coronado por un yelmo del que salen unos penachos de plumas, propio de militares, caballeros e hidalgos, adornado con lambrequines y rodeado de una cartela barroca. Sobre la parte superior aparece inscrito el nombre de la familia: “OBRE GON”. En el dintel de una ventana, en la calle San Lorenzo nº 6, como ya vimos, también encontramos una inscripción referente a esta familia, que reza: “Francisco Obregón. Año 1701”.


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Escudo en C/. Iglesia, 16.

7.3. OTROS ESCUDOS NOBILIARIOS En la calle Derecha, colocado de esquina, sobresaliendo sobre el “cantón” de la vivienda nº 15, aparece otra pieza heráldica de bella factura. El escudo tiene el contorno apuntado, y viene cuartelado en cruz. En el primero un león rampante, en el segundo sobre un estandarte una mano empuña un alfanje. En el tercero dos corderos colocados en palo, y en el cuarto una cabeza de varón. El escudo viene igualmente timbrado con un yelmo emplumado, y adornado con un abigarrado conjunto de hojas entrelazadas que cuelgan del casco rodeando el escudo. Presenta el siguiente lema: “DEVS VU MILES EXAL TAT”. Según algunos autores, este escudo pertenecería a Juan Francisco Cordero y Gómez de Obregón, natural de Cilleros y Maestre de Campo, que presentó pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago en el año 1639, cuyo documento se conserva en el Archivo Histórico Nacional. (*Luis Ramajo, en cilleros.blogspot.com) Este escudo está asociado a un escudete más pequeño, que se encuentra en la misma vivienda, el cual presenta el mismo contorno, y en su interior un único campo con la cruz de la Orden de Santiago. Sobre este escudete aparece una inscripción de muy difícil lectura en la que se puede leer el nombre de “ANTON _AR_ _” siendo ilegible el apellido, que podría corresponderse con “VARON” o “MARTÍN”.


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Cilleros. Detalles de su arquitectura popular

A pesar de encontrarse en la misma vivienda no es seguro que ambos escudos pertenezcan al mismo personaje, ya que el segundo está claramente recolocado sobre lo que fue el hueco de una ventana, por lo que puede tratarse de una pieza de acarreo. En la calle Hernán Cortés nº 9 hay un bello escudo de mármol con un perfil de estilo barroco, propio del siglo XVIII. Está cuartelado por una cruz flordelisada que es la de Alcántara, y presenta en el primer campo dos brazos armados, empuñando un bastón de mando o cetro, con bordura cargada de ocho soles y de ocho “T” (Tau). El segundo contracuartelado, 1º y 3º con león rampante y 2º y 4º dos fajas. El tercero jaquelado con tres tiras verticales y cinco horizontales. El cuarto presenta cinco hojas de higuera puestas en aspa. Se adorna con motivos vegetales y tres borlas a cada lado. Se timbra con una corona de Marqués. Estos escudos, por sus características y diseño deben fecharse hacia los siglos XVII y XVIII, y debieron pertenecer a algún hidalgo, caballero o autoridad municipal que habitó estas mansiones. Otra interesante muestra de escudo heráldico en Cilleros es el enigmático escudo que se encuentra bajo una ventana, en la calle La Fuente nº 10, que figura vacío de contenido, como si alguien hubiera pretendido borrar de la memoria el recuerdo de su significado. Para entender los motivos de esta ocultación intencionada, hay que remontarse al año 1812, cuando las Cortes de Cádiz decretaron la abolición de los señoríos y la supresión de todos los privilegios jurisdiccionales, ordenando a todos los Ayuntamientos “quitar y demoler todos los signos de vasallaje” de los lugares públicos, eliminándose cualquier símbolo que recordara la opresión sobre el pueblo llano de antiguos señoríos o instituciones.

Este escudo debió pertenecer a este grupo. Y efectivamente podemos descubrir, aunque con bastante dificultad, que el motivo principal del cuerpo central no es otro que el emblema de la Inquisición, representado por las armas del Santo Oficio: una cruz latina en el centro, y a ambos lados una espada, que simboliza el trato a los herejes, y un ramo de olivo a la derecha, en relación con la reconciliación de los arrepentidos. Sobre estos símbolos aparece, más visible, una cruz floronada de Alcántara. El perfil es de estilo francés, apuntado en su parte inferior, y viene rodeado por una cartela característica del siglo XVII. Bajo el escudo una cruz de brazos abalaustrados y una inscripción en la que se puede leer “MART. N BA+ZOZ RODRIG.Z” (“MART. BALLEST. RODRIG.”, según Luis Ramajo), que se correspondería con el nombre del familiar del Santo Oficio que ordenó esculpir este emblema en la fachada de su mansión.


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7.4. ARMAS REALES a) Escudo de los Reyes Católicos La referida orden de las Cortes de Cádiz, que mandaba quitar y demoler todos los signos de vasallaje, supuso también la destrucción de numerosos Rollos y Picotas existentes en las poblaciones, entre las que encontraría Cilleros. Los restos de dicha “Picota” aparecieron enterrados en las afueras de la villa, en el Barrio de la Pica, junto al camino donde estaría emplazada originariamente. Sobre uno de los tambores del fuste que ha llegado hasta nosotros, aparece en relieve un escudo con las armas de los Reyes Católicos, posterior a la conquista del Reino de Granada. El escudo viene cuartelado en cruz. Primero y cuarto contracuartelado de Castilla y de León; segundo y tercero de Aragón, partido de Aragón y Sicilia; entado en punta de Granada. El blasón presenta un perfil apuntado en los extremos y se acola con el águila pasmada de San Juan, divisa de la Reina Isabel, del que solo se aprecian las alas, al faltar la parte donde iría la cabeza, que vendría en el tambor superior, que no se conserva. Actualmente los restos de este monumento se encuentran en el jardín de una vivienda particular en la calle del Porcarizo número 3, en La Pica.

b) Escudo borbónico Sobre la cornisa del edificio del Ayuntamiento, sobresale un precioso escudo del Rey Carlos IV de Borbón, que reinaba en la época en la que se fecha el edificio, 1789. Se trata de un escudo pequeño ovalado, y trae por armas: Un Campo cuartelado en cruz; primero y cuarto de Castilla, segundo y tercero de León. Sobre el todo un escusón oval con tres flores de lis puestas de dos y una, propio de la dinastía Borbón. El blasón se orla con el collar de la orden del Toisón de Oro, con la curiosa anécdota que en vez de presentar un carnero lo que se distingue claramente es la imagen de un cochino, lo que ha dado lugar a algunas leyendas populares sobre esta peculiaridad. El blasón aparece enmarcado y adornado con cartelas, timbrándose con una corona cerrada volada. Bajo el mismo, sobre una peana, se lee la inscripción “ADMDCCLXXXIX”: Año de 1789.


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Cilleros. Detalles de su arquitectura popular

EPÍLOGO Cilleros cuenta actualmente con una población que no alcanza los 2000 habitantes, aunque su núcleo urbano llegó a albergar a más de 4000 personas en la década de 1950, momento de máximo esplendor demográfico. Sin embargo, a partir de ésa fecha, surge en toda Extremadura el fenómeno de la emigración, que empuja a los habitantes de las zonas rurales más desfavorecidas a abandonar sus pueblos y marchar hacia regiones más industrializadas, dando así comienzo un progresivo declive demográfico y un envejecimiento poblacional, en el que todavía estamos inmersos. Este éxodo migratorio, unido a los cambios socioeconómicos experimentados por la sociedad extremeña en el siglo XX, llevó aparejado un lento proceso de abandono de los cascos históricos de los pueblos. Los cambios en el estilo de vida de las gentes, conllevaron igualmente al abandono de muchos espacios vernáculos de carácter económico y habitacional, al haber desaparecido la necesidad práctica para la que habían sido construidos, careciendo ya de sentido mantenerlos y conservarlos. La vivienda tradicional fue perdiendo importancia en perjuicio de otra, más funcional, que fue surgiendo en los nuevos barrios de la periferia, carentes ya de todo interés etnográfico. Todo ello trajo consigo el consiguiente deterioro y desaparición de una importante parte del patrimonio tradicional que albergaban nuestros pueblos, al que Cilleros no ha sido ajeno. Sin embargo, a pesar de este proceso de abandono y destrucción, Cilleros, aún cuenta con un rico patrimonio cultural que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo y del que hoy podemos disfrutar al recorrer pausadamente sus calles. Por ello, la finalidad principal de este trabajo será dejar constancia gráfica de estos detalles arquitectónicos de carácter popular que aún se pueden contemplar en nuestra localidad y que a duras penas han llegado hasta nosotros, constituyendo un catálogo descriptivo que pueda servir de guía al visitante, para que pueda disfrutar de ese pequeño-gran tesoro que esconden las calles, casas, fachadas, puertas y ventanas de nuestro pueblo. Y por supuesto aprovechar la ocasión para inculcar a todos una actitud más positiva y responsable respecto a la protección de un patrimonio que poco a poco ha ido desapareciendo y que podemos perder definitivamente si no le ponemos remedio, concienciando especialmente a propietarios y poderes públicos de la obligación que tenemos de conservar, para transmitir a generaciones venideras, estos detalles de patrimonio menor, que forman parte de la memoria colectiva de nuestro pueblo y constituyen todo un símbolo de nuestra identidad cultural.

Agu + 2014


Agustín Flores Mateos

BIBLIOGRAFÍA Cilleros Historia de Cilleros y Costumbres de Cilleros. Revista El Caño Historia de Cilleros. (cilleros.blogspot.com) Piezas romanas e hispanovisigodas en Cilleros (XII Jornadas de Hª Llerena) Cilleros en los mapas DARÍO BACAS. Ingeniero Naval (1845-1913). Diputación de Cáceres. 1998 La Ciencia, la Técnica y la Sociedad en la Extremadura de entresiglos. La figura de Darío Bacas (1845-1913) Padrón de Vecinos de Extremadura 1829. (Cilleros) El habla de Cilleros (Revista Alcántara 72-73) Actas de Sesiones de Plenos Datos del Registro Civil de Cilleros

Jose Luis Rodríguez Plasencia Luis M. Ramajo Correa Antonio Calero Viñuela Antonio Mateos Martín Pilar Bacas Leal I Jornadas de Historia y Cultura de Sierra de Gata Hispagen Jose Luis Rodríguez Plasencia Excmo. Ayuntamiento de Cilleros Registro Civil de Cilleros

Sierra de Gata Viaje artístico por los pueblos de Sierra de Gata. Catálogo monumental Historia de la Sierra de Gata. Sus hombres y sus pueblos Sierra de Gata, encuentro con la tradición rural Arquitectura y vida en Sª Gata en el siglo XIX y hasta mediados del s. XX La Sierra de Gata a través de sus topónimos Guía Arqueológica de la Sierra de Gata (1ª muestra, junio de 1985) Inscripciones romanas de la Sierra de Gata Figuras y rostros pétreos en Sierra de Gata (Revista Alcántara 67) Arquitectura eclesial del siglo XVI en la Sierra de Gata O Val de Xálima a vista de andurinha. Guía H. y C. de San Martín de Trevejo Torre de Don Miguel. Historia de una villa rural de la Baja Edad Media I y II Descargamaría. Un pueblo de la Sierra de Gata Acebo 1753. Una mirada desde Sierra de Gata Descubriendo Acebo. Perspectiva histórica y socioeconómica de un municipio de Sierra de Gata Valverde del Fresno. Retazos de su historia Salvaleón: ciudadela fantasma y enclave legendario Carta de Privilegio y Confirmación a la Villa de Moraleja Los Pajares. Arquitectura vernácula y paisaje cultural

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Extremadura La Orden de Alcántara y Extremadura (siglos XII-XIV) La Orden de Alcántara (Revista de Estudios Extremeños) Las tierras de Alcántara: dólmenes, puentes y caballeros Los nombres de Extremadura. Estudios de Toponimia Extremeña Toponimia y arqueología en la provincia de Cáceres La Toponimia de la Tierra de Coria Historia y Toponimia de la Tierra de Coria (Revista Alcántara 68) Historia de los nombres de las calles y de las puertas de la muralla de la ciudad de Coria La invención de las Hurdes (Cuadernos Populares 27 y 28)

Feliciano Novoa Portela REEX. Tomo LXIV Diputación de Cáceres Antonio M. Castaño Fernández Jose Mª Fernández Corrales Fco. José Casillas Antúnez Fco. José Casillas Antúnez Alejandro Valiente Lourtau Mauricio Catani

Arqueología Extremadura Arqueológica V Corpus de Inscripciones latinas de Coria Los árboles de piedra. Rollos y picotas de la provincia de Cáceres La Picota. Figuras delincuentes Cabezas cortadas Las “cabezas cortadas” en la Península Ibérica La estela funeraria en la Península Ibérica. Desde los orígenes a nuestros días Los relieves del “domador de caballos” y su significación en el contexto religioso ibérico. 1997 Gárgolas de la Provincia de Cáceres

Junta de Extremadura Sánchez Albalá y Vinagre Nevado Museo de Cáceres Bernaldo de Quirós Jose María Blázquez Martínez Guadalupe López Monteagudo Carlos de la Casa Marín Ceballos y Padilla Monge F. Vicente Calle Calle

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Arquitectura Popular Arquitectura Militar de la Orden de Alcántara en Extremadura Arquitectura y urbanismo de Coria: siglos XVI-XIX Arquitectura popular extremeña. Segunda Monografía de Estudios de Arte Arquitectura Popular de Extremadura (Cuadernos Populares nº 8) Extremadura Popular. Casas y Pueblos Extremadura en el corazón. Un canto a la Cultura Rural. Crónicas desde Ceclavín. Antropología Cultural en Extremadura. Primeras Jornadas de Cultura Popular El Valle del Jerte. Propuesta de Turismo Rural Dinteles y jambas en la arquitectura popular salmantina Los canteros Lieves y Maeda en la Baja Extremadura del siglo XVI Cuadernos de Campoo (Cantabria) PIEDRAS CON RAÍCES. La revista de nuestra arquitectura vernácula

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Varios autores Francisco Díez de Velasco Adolfo J. Domínguez Monedero Antropología Cultural Extremeña Ángel Bernal Estévez Diputación de Cáceres Fernando Serrano Mangas


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CALLEJERO

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ÍNDICE 1. EL TERRITORIO .................................................................................................................. 1 2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS ........................................................................................ 2 3. EL CASCO URBANO ........................................................................................................ 10 3.1. LA PLAZA MAYOR .............................................................................................. 10 3.2. SUS CALLES.......................................................................................................... 13 4. LA CASA TRADICIONAL ................................................................................................ 15 4.1. ESTRUCTURA INTERIOR ................................................................................... 15 4.2. LA FACHADA ....................................................................................................... 16 4.3. ALEROS Y TEJADOS ........................................................................................... 21 4.4. TORREONES ......................................................................................................... 21 4.5. MUSEO ETNOGRÁFICO ...................................................................................... 24 5. PUERTAS, VENTANAS Y BALCONES .......................................................................... 25 5.1. PUERTAS ............................................................................................................... 26 5.2. VENTANAS ........................................................................................................... 35 5.3. BALCONES ............................................................................................................ 39 6. RELIEVES E INSCRIPCIONES ........................................................................................ 43 6.1. MOTIVOS RELIGIOSOS ...................................................................................... 43 6.2. MOTIVOS IDENTIFICATIVOS ........................................................................... 49 6.3. MOTIVOS ORNAMENTALES O SIMBÓLICOS ................................................ 55 6.4. SIMBOLOGÍA ........................................................................................................ 58 7. PIEZAS HERÁLDICAS...................................................................................................... 61 7.1 LOS BALLESTEROS .............................................................................................. 61 7.2. LOS OBREGÓN ..................................................................................................... 62 7.3. OTROS ESCUDOS NOBILIARIOS ...................................................................... 63 7.4. ARMAS REALES................................................................................................... 65 EPÍLOGO ................................................................................................................................ 66 BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 67 CALLEJERO DE CILLEROS................................................................................................. 69



Excmo. Ayuntamiento de Cilleros


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