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No queda ya ningún lugar en la Tierra libre de contaminación atmosférica
from 07/03/23
COMUNICADO - EL SIE7E
Redacción Ciencia.- Ya prácticamente no hay lugar seguro. Según el primer estudio mundial sobre contaminación atmosférica, sólo un 0,18 % de la superficie terrestre y un 0,001 % de la población mundial vive en niveles de contaminación considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud. El estudio -el primero en medir las partículas de contaminación PM2,5 en el mundo- revela que, en los últimos 20 años, Europa y América del Norte han reducido sus niveles de contaminación atmosférica mientras que Asia, Australia, Nueva Zelanda, América Latina y el Caribe las han aumentado.
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Desde hace décadas, la falta de estaciones de control de la contaminación atmosférica ha impedido conocer los datos sobre la exposición local, nacional y mundial a las PM2,5 (las micropartículas más dañina para la salud ambiental).
Ahora, por primera vez, un equipo de científicos liderado por Yuming Guo, de la Universidad
Monash de Melbourne (Australia), ha elaborado un mapa de la evolución de las PM2,5 en las últimas dos décadas. Los resultados se publican hoy en “Lancet Planetary Health”. Para hacer el estudio, el equipo empleó observaciones tradicionales de control de la calidad del aire, detectores meteorológicos y de contaminación atmosférica por satélite y métodos estadísticos y de aprendizaje automático para evaluar con mayor precisión las concentraciones de PM2,5 en el mundo. El trabajo concluye que la concentración anual de PM2,5 y los días de alta exposición a PM2,5 en Europa y América del Norte disminuyeron a lo largo de las dos décadas del estudio, mientras que las exposiciones aumentaron en el sur de Asia, Australia y Nueva Zelanda, y América Latina y el Caribe. El estudio detalla que, pese a una ligera disminución de los días de alta exposición a las PM2,5 a nivel mundial, en 2019 más del 70% de los días seguían teniendo concentraciones de PM2,5 superiores a 15 μg/m³.
Sólo en el sur y el este de Asia, más del 90% de los días tuvieron concentraciones diarias de PM2,5 superiores a 15 μg/m³. Además, Australia y Nueva Zelanda tuvieron un marcado aumento en el número de días con altas concentraciones de PM2,5 en 2019.
A nivel mundial, la media anual de PM2,5 de 2000 a 2019 fue de 32,8 µg/m3, según el estudio. Las mayores concentraciones de PM2,5 se registraron en Asia oriental (50,0 µg/m3) y Asia meridional (37,2 µg/m3), seguidas
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del norte de África (30,1 µg/ m3), y las más bajas en Australia y Nueva Zelanda (8,5 μg/m³), otras regiones de Oceanía (12,6 μg/m³) y el sur de América (15,6 μg/m³).
Estos datos, contrastados con las directrices de la OMS para 2021, reflejan que solo el 0,18 % de la superficie terrestre mundial y el 0,001 % de la población mundial estuvieron expuestos a una exposición anual inferior a este límite directriz (media anual de 5 μg/m³) en 2019.
El estudio también muestra di - ferentes patrones estacionales, como niveles menores de contaminación en el noreste de China y el norte de la India durante sus meses de invierno (diciembre, enero y febrero), y mayores niveles de PM2,5 en las áreas orientales del norte de América durante los meses de verano (junio, julio y agosto). “También registramos una contaminación atmosférica por PM2,5 relativamente alta en agosto y septiembre en Sudamérica y de junio a septiembre en el África subsahariana”, añade Guo.
Para Guo, conocer estos datos es importante porque “proporcionan un conocimiento profundo del estado actual de la contaminación del aire exterior y sus repercusiones en la salud humana”.
“Con esta información, los responsables políticos, los funcionarios de salud pública y los investigadores pueden evaluar mejor los efectos a corto y largo plazo de la contaminación atmosférica sobre la salud y elaborar estrategias para mitigarla”, defiende el investigador.
Buscan extraterrestres con inteligencia artificial y ayuda del público
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EFE - EL SIE7E
Los Ángeles .- Científicos en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) desarrollan una herramienta de inteligencia artificial para acelerar la búsqueda de evidencias de civilizaciones extraterrestres, y para ello han echado mano del público, que con solo una computadora o un teléfono inteligente puede ayudar, dijo a EFE JeanLuc Margot, líder del proyecto.
El equipo de Margot, profesor de Ciencias de la Tierra, Planetarias y Espaciales, analiza señales de radio para distinguir entre las procedentes de fuentes locales, como sistemas de telecomunicación o radares, y aquellas de origen extraterrestre.
Y de las originadas en el espacio profundo busca discernir entre las provocadas por fenómenos naturales como cuásares y supernovas, y las que pudieron ser generadas por medios técnicos. Los astrónomos llaman a estas últimas “firmas tecnológicas”.
“Esencialmente estamos buscando otros ingenieros allá afuera en la galaxia”, declaró Margot.
El proyecto se basa en ondas radiales debido a que, de acuerdo con el académico, “es muy fácil generarlas, se esparcen a la velocidad de la luz y el universo es muy transparente a ellas, lo que las hace muy buenas para la comunicación” a escala espacial. Desde 2016 el equipo de UCLA ha usado el Telescopio Green Bank en Virginia Occidental, el mayor radiotelescopio totalmente orientable del mundo, para captar emisiones procedentes de estrellas y sistemas planetarios. “Hemos sondeado unas 41.000 estrellas y detectado alrededor de 64 millones señales”, indicó el investigador. De las señales recibidas, aproximadamente 99,8 % son clasificadas por el sistema computacional del proyecto como interferencia radial de origen humano, lo que aún deja cientos de miles de las señales más prometedoras que deben ser examinadas por personas. Pero una nueva herramienta que el equipo está desarrollando con ayuda del público se propone agilizar la búsqueda. El programa SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) de UCLA convocó el 14 de febrero a cualquier persona que lo desee a colaborar en la clasificación de las señales. Para ello solo se necesita una computadora o un teléfono inteligente.
Después de ver un breve tutorial en la página de la plataforma de investigación de Zooniversee, a los voluntarios se les pide que examinen imágenes de ondas de radio y que contesten preguntas sencillas, por ejemplo si están orientadas vertical u horizontalmente.
A continuación deben elegir entre un conjunto de ilustraciones de tipos comunes de interferencia radial aquella que mejor corresponda a la señal que analizaron.
Con ello los investigadores buscan generar algoritmos (conjuntos de instrucciones precisas) de inteligencia artificial que discriminen con mayor eficiencia las señales.
“La herramienta de inteligencia artificial que estamos construyendo con ayuda de científicos ciudadanos automáticamente reconocerá y eliminará las clases más persistentes de interferencia, y acelerará nuestra búsqueda porque podremos enfocarnos en las señales más interesantes”, dijo Margot a EFE. Para el profesor, esta sociedad puede anclar la conversación sobre la vida fuera de la Tierra en la ciencia y lejos de la fantasía. “Esperamos que nuestra plataforma ofrezca una probada del método científico a nuestros voluntarios. El método científico es un motor poderoso para abandonar los mitos y descubrir verdades acerca de la naturaleza”, apuntó.
Dijo estar “emocionado por la asombrosa respuesta del público” y precisó que de los 236 examinadores que había en la etapa previa, que completaron 5.000 clasificaciones, desde el inicio de la iniciativa de colaboración ciudadana “miles de voluntarios han entregado 200.000 clasificaciones”.
Agregó que aún espera que más personas del público se unan a esta misión.