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ACTITUD CONTEMPLATIVA

“Necesitamos, evidentemente, un coraje más respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante el aluvión de crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación y tantas otras contiendas absurdas, que pueden acelerar el ritmo destructivo”.

VÍCTOR CORCOBA HERREROEL SIE7E corcoba@telefonica.net

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Efe El Sie7e

Ciudad de México.- Productores del campo en el norte de México realizaron manifestaciones simultáneas este miércoles en cuatro estados del norte del país para exigir la intervención de las autoridades mexicanas en la regulación del precio del trigo porque acusan a los industriales de no pagarles lo justo.

Las movilizaciones de los productores del campo se convocaron en los estados de Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora, donde cuentan con el apoyo de organizaciones del sector primario.

En Sonora, los productores pidieron protestar en las oficinas de la jefatura de distrito de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de San Luis Río Colorado y en Ciudad Obregón.

En Sinaloa, los campesinos programaron salir desde la localidad de El Carrizo hacia Culiacán, capital del estado.

Y en Baja California, del Valle de Mexicali al Palacio de Gobierno del estado.

En el caso de Sonora, Juan Armenta, presidente de los productores de algodón en la entidad, resaltó que se movilizarán 150 tractores y alrededor de 300 productores de trigo tan solo en San Luis Río Colorado.

“Pero los vecinos de Mexicali van a movilizar más, el valle (en Baja California) es mucho más grande, no se diga, el del sur de Sonora es mucho muy grande, también los de Sinaloa y Chihuahua”, añadió en entrevista con EFE.

De acuerdo con Armenta, los productores que se movilizan buscan que el Gobierno mexicano intervenga con una regulación al precio, ya que existe un terreno disparejo entre los grandes industriales y los pequeños y medianos productores.

También plantean algún apoyo del Gobierno. De acuerdo con el líder productor, quieren fijar como precio mínimo 8.000 pesos (unos 443 dólares) por tonelada de trigo, un costo que “no está descabellado”.

“Estamos solicitando como mínimo 8.000 pesos por tonelada (443 dólares), por los altos costos de los insumos, el costo de la inflación que se fue muy alta este año. No está descabellado el precio del trigo, no es una cosa exagerada”, comentó.

Dijo que en México el costo de producción del cultivo de trigo ronda de los 42.000 a 43.000 pesos (de 2.326 a 2.381 dólares) por hectárea.

Sin embargo, denunció que hay productores que pretenden pagar el costo con base en la referencia de la Bolsa de Chicago, de alrededor de los 5.200 pesos (288 dólares), según el tipo de cambio actual.

Sin embargo, el productor recordó que, durante la pandemia de la covid-19, estas mismas compañías decidieron bajar el precio de la tonelada de trigo en el país, con un argumento completamente contradictorio.

“En la pandemia el precio de la tonelada de trigo nos la arrojaba alrededor de 9.100 pesos (504 dólares) la tonelada, y algunas grandes empresas se pusieron de acuerdo y bajaron el precio, lo pagaban a 7.800 pesos (432 dólares)”, comentó.

Dijo que en esta petición están organizados todos los productores de estas entidades al norte de México.

“Estamos unidos todos. Estamos unidos productores de alfalfa, de sorgo, de algodón, de maíz. Todos los productores nos unimos a la causa de los trigueros”, enfatizó.

Reconozco que me gusta contemplar, en el fondo es mi ocupación natural, olvidarme de mí mismo, perderme por los horizontes celestes y reencontrarme por los abecedarios de la escucha. A poco que fomentemos este poético adiestramiento, sentiremos la necesidad de transformarnos, de ser más cuidadores y mejores caminantes. Esta atención abraza también la casa común; puesto que todas las formas existenciales están interconectadas, lo que requiere una mayor implicación por parte de todos, aprendiendo a detenernos y a observar para percibir y valorar lo bello. Sin duda, esto es fundamental para entrar en sanación. Asimismo, nuestra propia Madre Tierra nos pide un cambio de actitud, que seamos mucho más sensibles con la marea silvestre, dejemos de llenar los océanos de plásticos y volvamos al nido natural del verso, que es lo que positivamente nos engendra salud y vida. Ciertamente, esto ya lo sabemos, que de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro entorno y la de sus moradores, pero tenemos la mente ruda y el corazón empedrado de intereses mundanos. De ahí, lo esencial que es asentar en valor ese rayo de luz creativa, poniéndonos en disposición soñadora, que es lo que en realidad nos cura el alma. Está claro que somos parte de la inspiración celeste; y, como tal, andamos inmersos en el asombro de vernos y de mirarnos, reconociéndonos como parte del verbo que se ha hecho músculo para transitar por aquí abajo. Partiendo de este acontecer imaginativo se promoverán nuevos hábitos, en consonancia con los saberes ancestrales, y todo será altamente bucólico, para que nuestro estilo de vida tan frío y mercantil sea sostenible, lo que demanda corazón y vigor donante. Necesitamos, evidentemente, un coraje más respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante el aluvión de crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación y tantas otras contiendas absurdas, que pueden acelerar el ritmo destructivo.

Lo vital es entrar en acción. Actuar ahora, pasito a pasito, como se dice.

Por cierto, el último informe climático de la ONU nos apremia a que inter- vengamos, si queremos un porvenir saludable y un futuro habitable. La revolución del conciliador cuidado, por consiguiente, nos afecta a todos. Hay que corregirse cuanto antes, enmendarse de vicios y vaciarse de personalismos, poner voluntad en la vida fraterna, templar el carácter y desafiar la adversidad, si en verdad queremos reconstruirnos y germinar etéreos como la aurora. Desde luego, es más factible que los cambios transformadores surjan cuando existe espíritu condescendiente, cuando todos cooperan y colaboran en la reducción de los riesgos, y cuando los beneficios y las cargas se comparten de modo ecuánime.

Considero, entonces, que para crear un mundo con aire nítido y energía limpia, con bosques y océanos saludables, debemos abrazar cuanto antes la exigencia de una nueva fraternidad contemplativa, que nos ensimisme en el quehacer armónico y en el servicio a los más desfavorecidos. El avance ya está imparable, sólo hay que subirse al tajo del ejercicio que va desde el fomento de la pujanza verde hasta un suministro de alimentos seguro. Los beneficios también son claros, empleos decentes y economías sólidas para la sociedad en su conjunto. En efecto, nadie puede quedar en la cuneta de la desesperación. Todos nos merecemos levantarnos para curar el mundo, por muy fuerte que sea la desmoralización, pues hasta de los fuegos intensos se alumbra la claridad y se encienden los deseos, que nos llaman a fortalecer la arquitectura mundial con sistemas de seguridad efectivos, recuperando el equilibrio con la naturaleza y proveyendo un discernimiento, que nos lleve a repensar sobre las consecuencias catastróficas que implicarían mantener los modelos actuales, en un mundo complejo, cambiante y muy peligroso, con la inseguridad alimentaria y las armas nucleares, transitando en estos tiempos turbulentos como si fuese algo normal. Indudablemente, esta especie de atmósfera endemoniada, no puede ser modificada sino es por un cambio de compostura, redoblando las visiones con ojos anímicos antes de que la desilusión nos desmotiven y nos paralicen, porque miramos con los ojos de la carne, y somos mística. Queremos ser el poema, la luz que nos permite embellecernos para siempre. Forjemos esa vida, pues, sin punto final.

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