AGRADECIMIENTOS
Nunca es fácil agradecer a todas las personas que contribuyen a la finalización de un proyecto de investigación —y de vida— como el que aparece a continuación, porque la memoria falla y el espacio escasea. Sin embargo, y adelantando una disculpa para aquellos que a pesar de haber contribuido quedan afuera de este pequeño mensaje, no puedo evitar escribir unas palabras para quienes estuvieron siempre presentes, resaltando que su orden de aparición tiene menos que ver con su importancia que con la velocidad de mi memoria, pues el solo hecho de aparecer aquí los hace imprescindibles en mi vida. Sin duda, Libardo Ariza aparece como gran artífice de las virtudes del texto y como víctima principal de sus errores. Según creo, él me enseñó todo lo que pudo y de él surgieron las mejores cosas que aparecen en la investigación y, aunque a través de este escrito me tomo la libertad de declararlo culpable de mis faltas, también debo decir que él supo advertírmelas en su momento y fue mi terquedad —o falta de comprensión— la que me hizo persistir en ellas. Con todo, más que su enorme apoyo a nivel académico, le agradezco el haberse convertido en un amigo incondicional. Este acompañamiento que encontré en Libardo fue replicado por muchas personas, que como profesores o colegas hicieron lo propio, escoltando mi aventura investigativa desde 11