PREVALENCIA DE LA DISCAPACIDAD
Revisi贸n por tipolog铆a Mayo 2006
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Dokumentazio eta Ikerketa Zentroa
Prevalencia de las situaciones de discapacidad
La evolución de las prevalencia por tipo de discapacidad La variación en la incidencia y/o en la prevalencia de las diversas causas de discapacidad, así como la modificación de las características de las personas con discapacidad, o de la red natural que les brinda cuidados, puede tener una influencia decisiva en la demanda de servicios. Sin ánimo de exhaustividad se analizan en esta revisión, sobre la base de una revisión detallada de la literatura científica sobre esta materia, algunos de los aspectos susceptibles de modificar en los próximos años la demanda de servicios sociales para personas con discapacidad1, con especial consideración de las variaciones que, en los últimos años, han podido producirse en la incidencia de las diversas causas de discapacidad.
Autismo
Una reciente revisión de estudios epidemiológicos sobre los trastornos del espectro autista2 eleva la prevalencia de esta deficiencia desde el 4,1 por 10.000 del año 1966 (primer estudio) hasta el 22 por 10.000 en los estudios más recientes, realizados en 2005. Sin embargo, los investigadores manifiestan que no existe evidencia científica de que la incidencia del autismo se haya incrementado en los años analizados. A su juicio, el aumento señalado por los estudios más recientes puede deberse, más bien, a la mejora de los métodos de detección y de la definición de los criterios de inclusión. Los resultados del estudio, que recogen datos procedentes de diferentes países europeos, sugieren que, si bien la incidencia de tal deficiencia puede mantenerse constante, la mejora en los sistemas de diagnóstico e identificación tendrá como consecuencia una población de potenciales demandantes de servicios mayor (si bien no es posible determinar en qué proporción). Como en el caso de las anomalías congénitas −aunque a la inversa−, en la medida en que la mejora de los sistemas de diagnóstico es reciente y se aplica básicamente sobre la población infantil, el crecimiento en el número de personas con autismo detectadas e identificadas no afectaría sustancialmente, en el corto plazo, a la demanda de servicios sociales para personas adultas.
1 2
Las discapacidades sensoriales se han dejado fuera de la revisión dada su, relativamente, escasa incidencia en la demanda de servicios sociales para personas adultas. Fombonne, E. The changing epidemiology of autism. Journal of Applied Research in Intellectual Disabilities, vol. 18, nº 4, 2005, pp. 281-329.
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Daño cerebral
El daño cerebral sobrevenido puede ser causado por una enfermedad cerebrovascular (ECV) o por un traumatismo cra-
adquirido
neoencefálico (TCE). La incidencia de la Enfermedad cerebrovascular (ECV) es variable en diferentes países y entornos. Según la OMS, su incidencia media es de 200 casos nuevos por cada 100.000 habitantes y año. El 77% de tales casos corresponden a personas mayores de 65 años. La tendencia de la ECV parece creciente: según la Encuesta de Morbilidad Hospitalaria del INE, la tasa anual de enfermos dados de alta por ECV ha aumentado en España de 142 por 100.000 habitantes en el año 1992 a 251 en el año 2000. Su particular incidencia entre las personas mayores de 65 años indica, en cualquier caso, que el incremento en la prevalencia tendrá un escaso impacto en la demanda futura de servicios sociales específicos para personas con discapacidad. Con respecto a la epidemiología del traumatismo craneoencefálico (TCE), un informe monográfico realizado por la oficina del Defensor del Pueblo3 a nivel estatal indica que la incidencia del TCE en Francia y en España es de 280 y 91 personas por cada 100.000 habitantes y año respectivamente. El propio informe señala que estas diferencias no pueden atribuirse únicamente a diferencias reales dependientes de la localización geográfica o niveles de desarrollo, sino a la falta de homogeneidad en los criterios de definición e inclusión del TCE y a las diferencias en la metodología de muestreo. Una revisión bibliográfica de 33 estudios realizados en diferentes países europeos4 revela que la incidencia del traumatismo craneoencefálico es de aproximadamente 235 casos por cada 100.000 habitantes y año. En función del grado de gravedad de las consecuencias, el estudio sitúa la incidencia de casos de gravedad media en 22, la moderada en 1,5 y la severa en 1, siempre por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, el mismo estudio advierte de la inconsistencia de los datos relativos a la discapacidad resultante y recomienda desarrollar directrices para estandarizar las definiciones de daño cerebral y de sus secuelas.
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Daño cerebral sobrevenido en España: un acercamiento epidemiológico y socio sanitario. Madrid, Defensor del Pueblo, 2005. Marissal, J.P. Les consequences socio-economiques du traumatisme cranien: une revue de la litterature. Cahiers du C.T.N.E.R.H.I. Handicaps Et InadaptationS, nº 64, 1994.
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Por otra parte, según datos del Instituto Guttmann de Neurorehabilitación, la incidencia de TCE con resultado de discapacidad severa es de 2/100.000 habitantes (en Gipuzkoa unos 13 nuevos casos al año) y la incidencia de TCE con resultado de discapacidad moderada es de 4/100.000 habitantes/año (en Gipuzkoa unos 27 nuevos casos al año). El 75% de los traumatismos craneoencefálicos se deben a accidentes de tráfico. Con todo, la tendencia del traumatismo craneoencefálico parece decreciente. Según datos de la Encuesta de Morbilidad Hospitalaria a nivel estatal, la tasa de ingresos hospitalarios causados por TCE como diagnóstico principal −con la subestimación que ello supone, puesto que no todos los traumatismos craneoencefálicos se registran como causa principal de atención hospitalaria− ha registrado un descenso progresivo en la década de 1992 a 2002, pasando de los 104 casos por 100.000 habitantes en 1992 a los 72 por 100.000 en 2002. A este respecto hay que mencionar que la tendencia del número de accidentes de tráfico −principal causa del TCE−, y de víctimas resultantes de los mismos, parece ser decreciente (si bien la disminución no es continua, ya que en el año 2003 se observa una frecuencia más alta que en los anteriores). De todos estos datos cabe concluir que la demanda de servicios sociales derivada de los TCE puede ir ampliándose en los próximos años: lo hará sin embargo, a un ritmo decreciente, y el número de nuevos casos anuales potencialmente demandantes de atención puede estimarse −con los actuales datos de incidencia− en torno a las 40 personas al año. Esclerosis múltiple
Los estudios realizados en España entre 1986 y 1997 dan como resultado prevalencias que oscilan entre 0,6 y 6,5 casos por 10.000 habitantes; la incidencia es de 0,3 nuevos casos por cada 10.000 habitantes y año, lo que en Gipuzkoa equivaldría a alrededor de 21 personas por año. Otros estudios realizados en Europa muestran una prevalencia de 2 a 4 por 10.000 habitantes en los países mediterráneos y de 6 a 14 en el centro y norte de Europa. No se ha podido demostrar de forma inequívoca un incremento de la incidencia en las últimas décadas, a pesar de que hay datos indirectos que así lo sugieren.
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Enfermedades
Los datos de ámbito europeo indican que la proporción de población que padece problemas psiquiátricos graves oscila
mentales
entre el 1% y el 6%, aunque en la mayoría de los países este porcentaje se encuentra entre el 1% y el 3%. Si bien no existen datos que confirmen con certeza que la incidencia de las enfermedades mentales se ha incrementado en los últimos años, según la OMS es posible que, en los próximos años, se dé en Europa un considerable incremento de trastornos mentales por causas relacionadas con el envejecimiento, el estilo de vida (alcohol, conductas peligrosas, violencia, estrés, comportamientos sexuales de riesgo, etc.) y la exposición a situaciones psicosociales adversas, el debilitamiento, de los vínculos sociofamiliares, el desempleo, la movilidad geográfica, las crecientes bolsas de exclusión social (marginales, sin techo, inmigrantes extranjeros, etc.). Una de las enfermedades mentales graves más frecuentes es la esquizofrenia, cuya prevalencia es de cerca del 1% y su incidencia anual, de 10 a 15 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supondría entre 69 y 103 nuevos casos anuales en Gipuzkoa. La prevalencia de otros trastornos mentales como la depresión mayor o la ansiedad generalizada es más alta: en torno al 15% de la población desarrolla cada uno de estos trastornos en algún momento de su vida, pero únicamente una cuarta parte accede a un servicio de salud por este motivo; son muchas menos, presumiblemente, las personas que demandan por esta razón servicios sociales de algún tipo. Su incidencia sobre la demanda de servicios sociales puede, desde ese punto de vista, considerarse anecdótica. Si bien se desconoce la proporción de trastornos mentales que producen discapacidad y que requieren de la intervención de los servicios sociales, la encuesta de morbilidad hospitalaria proporciona datos sobre la utilización de servicios psiquiátricos hospitalarios y extrahospitalarios en la CAPV que, presumiblemente, son los casos más graves y los que, potencialmente, podrían requerir algún tipo de intervención desde el área de los servicios sociales. Como se puede apreciar en la tabla adjunta en anexo, se produce un incremento relativo −no muy significativo en el plazo observado− en los ingresos en unidades psiquiátricas de agudos. El incremento es mucho mayor en los ingresos de larga estancia, que, por su amplitud, parece más
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relacionado con la oferta que con la demanda de plazas. En conjunto, de la tabla parece deducirse que la demanda de atención sanitaria crece en el campo de la enfermedad mental de forma moderada, lo que, aunque en menor medida, acabará, a medio plazo, teniendo algún correlato en la demanda de servicios sociales asistenciales. Algunos informes alertan, por otra parte, sobre un incremento en la incidencia de la enfermedad mental en situaciones ligadas a la exclusión social y al desarraigo (consumo de drogas, inmigración, etc.). Según datos de diversos estudios: ▪
los diversos tipos de neurosis afectan a entre un 25% y un 33% de las madres solas, las personas con otras enfermedades crónicas, los desempleados o las personas con discapacidad;
▪
se calcula que entre el 30% y el 50% de las personas drogodependientes y de las personas sin techo tienen algún problema relacionado con la salud mental y hasta el 70% de las personas encarceladas;
▪
dos de cada tres inmigrantes, por otro lado, han experimentado cuadros de ansiedad o depresión, lo que los expertos encuadran en el llamado ‘síndrome de Ulises’;
En todos estos casos, la enfermedad dificulta salir de la exclusión social y, al mismo tiempo, las condiciones de vida que implica la exclusión agravan los síntomas de la enfermedad. Se produce un círculo vicioso en el que ambos componentes se refuerzan mutuamente. Las características de las personas con enfermedad mental de la CAPV, por otra parte, ponen de manifiesto un alto grado de vulnerabilidad social5: - un 75% está en paro o es inactivo; - un 16% carece de ingresos y un 25% tiene ingresos menores a 250 euros. - un 58% percibe alguna prestación económica pública; - el 93% reside en el domicilio familiar, el 6% en pensiones u hostales y el 1% carece de techo.
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Markez, I. y otros. Atención comunitaria de la enfermedad mental: las personas con enfermedad mental crónica que reciben atención no hospitalaria en la CAPV. Vitoria-Gasteiz, Ararteko, 2000.
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Lesión medular
Según datos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, la incidencia de la lesión medular en España es de 20-25 nuevos casos por millón de habitantes y año; el 50% de estos casos tienen su origen en accidentes de tráfico. La tetraplejia incompleta ocurre en el 31% de los lesionados, la paraplejia completa en el 26%, la tetraplejia completa en el 22% y la paraplejia incompleta en el 19% de los casos. Estos datos son coherentes con los que revela la revisión de la literatura científica, que sitúa la incidencia de la lesión medular entre 10,4 y 83 nuevos casos por millón de habitantes y año. Los datos no muestran en cualquier caso que la incidencia y la prevalencia hayan cambiado sustancialmente durante los últimos 30 años. En función de la información disponible, es previsible que se produzcan en Gipuzkoa en torno a 18 lesiones medulares al año.
Parálisis cerebral
La incidencia de la parálisis cerebral oscila entre 1,5 y 2,5 niños nacidos vivos por 1.000 nacimientos, en función del estudio o del registro de referencia que se maneje. La incidencia media de la parálisis cerebral severa (coeficiente de inteligencia < 50 e incapacidad para andar), recogida en 10 registros europeos, es de 0,43 y el rango se sitúa entre 0,2 a 0,59. Estas cifras se mantienen estables desde 1980, por lo que no es previsible que se produzcan variaciones importantes.
Anomalías congénitas !
Espina bífida
La tasa de nacidos vivos con espina bífida ha disminuido en la mayor parte de los países europeos, y también en la CAPV, si bien el descenso no es tan notable como ocurre con el síndrome de Down. Con todo, en el caso de la CAPV el descenso en los once años analizados es del 43%, lo que, a medio o largo plazo, apuntaría, de mantenerse la tendencia descendente, a una reducción en el ritmo de incorporación de nuevos demandantes de servicios sociales.
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!
Hidrocefalia
En la CAPV la incidencia total desciende en los once años analizados de forma moderada, mientras que la tasa de nacidos vivos lo hace de forma muy significativa (66%). Lo contrario ocurre, sin embargo, en el conjunto de los registros analizados, en los que se produce un aumento considerable de la incidencia de esta deficiencia (35%), dado que la incidencia de la hidrocefalia varía de forma sustancial de unos países a otros.
!
Síndrome de Down
Es la anomalía congénita más frecuente y una de las que, a tenor de los datos disponibles, está experimentando en nuestro entorno un mayor descenso en las tasas de incidencia. En la Comunidad Autónoma del País Vasco, el número de niños nacidos vivos con síndrome de Down con respecto al total de nacimientos ha disminuido notablemente en los últimos años, pasando del 16,0 al 4,6 por 10.000 en el periodo que va de 1992 a 2003. La incidencia global del síndrome de Down (contabilizando los nacimientos vivos, los fetos muertos y los abortos inducidos) disminuye ligeramente a lo largo de los once años analizados; sin embargo, la tasa de niños nacidos vivos con esa anomalía se reduce en la CAPV en un 70%. Al analizar estos datos debe tenerse en cuenta, en cualquier caso, que la reducción en la incidencia de esta discapacidad comienza a ser evidente en la CAPV a partir del final de la década de los 90 (hasta 2000-2002 la incidencia no varía sustancialmente). Como consecuencia de ello, cabe pensar −en lo que atañe a la red de servicios sociales para personas adultas con discapacidad− que sus efectos no se traducirán en una reducción de la demanda hasta finales de la próxima década (2020), cuando estas personas alcancen la mayoría de edad y estén en disposición de demandar servicios en la red de atención a personas adultas. Los efectos de esta reducción de la incidencia en el sistema educativo y en el de atención a menores con discapacidad, obviamente, serán mucho más inmediatos.
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De los datos recogidos en los registros relativos a las anomalías congénitas pueden extraerse, orientativamente, las siguientes conclusiones generales: ▪ De todos los registros recopilados en la base de datos EUROCAT European Surveillance of Congenital Anomalies, el País Vasco es uno de los que experimenta mayores reducciones en la incidencia de los tres tipos de anomalías analizadas y, en 2002, tasas más reducidas de personas nacidas vivas con estas deficiencias. Según todas las evidencias disponibles, el principal factor que ha influido en este descenso es la mejora y generalización de los sistemas de detección prenatal y la posibilidad de recurrir al aborto inducido en caso detectarse la anomalía. ▪ Parecida situación se produce en el registro de Barcelona, que, en líneas generales, comparte con la CAPV similares condiciones legales, sociales, médicas y culturales. Todo ello apuntaría en la dirección de que el Estado español se ha incorporado con retraso, respecto a otros países, a la tendencia a la reducción de la incidencia de estas anomalías; el hecho de registrar al final del ciclo las tasas más bajas indicaría, al mismo tiempo, que las posibilidades de reducción parecen ya haberse agotado. A partir de estos datos podría anticiparse, siempre de forma estimativa, una significativa reducción, en el horizonte de 2020, en la demanda de servicios sociales para personas adultas con las anomalías congénitas señaladas, que se estabilizaría a partir de tal fecha. Otros aspectos conexos !
Envejecimiento
La esperanza de vida de las personas con discapacidad ha aumentado sustancialmente a lo largo del siglo XX. En el espacio de 50 años (1930 a 1980) las personas con deficiencia intelectual ganaron casi 40 años de vida pasando los hombres de los 19,9 a los 58,3 años de media y las mujeres, de los 22 a los 59,8. Durante los siguientes 16 años (hasta 1996) los hombres ganaron otros doce años y las mujeres otros catorce; en la actualidad, la esperanza de vida de las personas con discapacidad prácticamente se ha igualado a la de las personas sin discapacidad6.
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Breitenbach, N. Plus longtemps que prevu. Revue Francophone de la Deficience Intellectuelle, vol. 11, nº 1, 2000, pp. 85-92
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Tabla 15 Evolución de la esperanza de vida de las personas con discapacidad
Esperanza de vida Año de referencia
Hombres
Mujeres
1930
19,9
22
1980
58,3
59,8
1996
70
74
Esta prolongación de la vida produce diferentes efectos en la oferta de servicios: ▪ La prolongación de la permanencia en los servicios, bloqueando la entrada de nuevos usuarios y produciendo un envejecimiento global de la población atendida. Si actualmente el índice de rotación7 de los servicios para personas con discapacidad es bajo y con tendencia descendente, es previsible, como consecuencia de la prolongación de las estancias y el envejecimiento de las personas usuarias, que esta tendencia se acentúe en el futuro. ▪ La aparición de una discapacidad adicional asociada a la edad. Si bien el proceso de envejecimiento de las personas con discapacidad es variable y siempre hay que contar con las diferencias individuales, es preciso tener en cuenta que, en muchos casos, se produce un agravamiento de la propia deficiencia o la emergencia de alteraciones asociadas. Los casos más obvios de agravamiento se dan en las deficiencias derivadas de las enfermedades degenerativas, pero también se agravan en muchos casos las afecciones poliomielíticas (síndrome post-polio) y otras. Hay que tener en cuenta asimismo que entre las personas afectadas por síndrome de Down se registran más casos de envejecimiento prematuro y patológico que en la población general. La revisión de la literatura científica revela que la morbilidad y las limitaciones físicas que acompañan a la ancianidad pueden verse agravadas en las personas con discapacidad y, en cualquier caso, que se acompañan de características especiales que requieren un mayor grado de atención. Además, en las personas con discapacidad intelectual se aprecian camSIIS – Centro de documentación y estudios
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bios significativos en la personalidad, como un incremento de los umbrales de sensibilidad e irascibilidad, de la variabilidad del humor, de la intolerancia a la frustración, angustia, fobias y obsesiones, mayores dificultades para entablar contacto social, acentuación de los trastornos conductuales e intensificación de trastornos psicóticos previos. En el ámbito laboral se aprecia una disminución del ritmo del trabajo, incremento de la imprecisión en la tarea, menor tolerancia al esfuerzo y pérdida de competencias y facultades superiores (memoria, atención y orientación temporo-espacial). Según los expertos, la edad de los 45-50 años marca un nuevo periodo en el desarrollo de la vida de las personas con discapacidad intelectual, en el que se manifiesta la sintomatología descrita; a partir de esta edad se puede por tanto considerar que la persona con discapacidad necesita apoyos específicos relacionados con el proceso de envejecimiento. En este sentido, las entidades especializadas, como FEAPS, proponen para dar adecuada respuesta a estas necesidades adicionales incrementar el personal de atención directa en los servicios en los que hay usuarios mayores de 50 años. Evolución Red informal
La importancia de la red natural de atención en el cuidado de las personas con discapacidad está fuera de toda duda y no parece necesario insistir en el papel que desempeña. La previsible evolución, a la baja, de las posibilidades de la red natural o informal de atención en lo que se refiere a la prestación de cuidados a las personas con discapacidad, es otro de los factores que condicionarán las demandas de servicios sociales en el área de la discapacidad. Los factores que, a medio y largo plazo, incidirán en la capacidad de atención de la red natural son, someramente, los siguientes: ▪ Envejecimiento de los cuidadores informales. Como ya se ha indicado, el aumento de la esperanza de vida de las personas con discapacidad, aproximándose a la de las personas sin discapacidad, implica una prolongación del periodo de cuidados correspondiente a los cuidadores informales. Los expertos consideran los 70 años la edad a la que comienza a disminuir de forma la capacidad los cuidadores informales.
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▪ Incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Tradicionalmente, las mujeres han asumido las labores de atención de las personas con discapacidad. La progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha debilitado, y lo seguirá haciendo, la capacidad de la red natural para prestar estos cuidados. Aunque no es posible anticipar en qué medida se reducirá la capacidad de atención de la red informal, basta con señalar que entre 1976 y 2006 la tasa de actividad de las mujeres de 25 a 54 años pasado en la CAPV del 24% al 74% y que, sólo en los últimos ocho años, ha crecido 14 puntos. ▪ Disposición a la demanda de servicios. Si bien no se dispone de datos empíricos al respecto, puede también subrayarse que la disposición de las personas con discapacidad, y de sus cuidadores, a la demanda de servicios sociales crecerá en los próximos años por razones fundamentalmente culturales. La mejora en los niveles de formación −los expertos hablan de una frontera clara entre las mujeres mayores y menores de 40 años− y un mayor hábito de utilización de servicios públicos (desarrollados muchos de ellos en fechas relativamente recientes en nuestro país) tenderán a incrementar la demanda de servicios. También reforzará esta tendencia, el propio crecimiento de la oferta de servicios −en ámbitos, como el de los Servicios Sociales, en el que a menudo la oferta es la que determina la demanda− y el hecho de que muchas personas con discapacidad hayan sido detectadas, y sean usuarias de servicios, desde sus primeros años de vida. Expansión y mejora de El desarrollo de las ayudas técnicas y de las nuevas tecnologías dirigidas a apoyar la autonomía de las personas con discapalas ayudas técnicas y del cidad aumenta, en muchos casos, las oportunidades de vivir de forma independiente, disminuyendo y/o modificando las tratamiento médico
demandas planteadas a los servicios sociales. Desde ese punto de vista, puede pensarse que muchas personas −sobre todo con discapacidades físicas y sensoriales− podrán mantenerse en su hogar, sin tener que recurrir al ingreso en centros especializados. Es previsible, sin embargo, que la menor demanda de ingreso en centros se compense con una mayor demanda de servicios de apoyo −ayudas económicas para el acondicionamiento de la vivienda y para la adquisición de esas ayudas técnicas− que hagan posible el mantenimiento en la comunidad.
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Conclusiones
La tabla anexa resume los datos que se han obtenido respecto a la previsible evolución de la incidencia en los próximos años de las principales causas de discapacidad. En ella se observa, en primer lugar, que cuatro tipos de discapacidad registran una tendencia decreciente en su incidencia, tres pueden considerarse estables y en otras tres estaría creciendo el número de afectados. En términos cuantitativos, en cualquier caso, los cambios no parecen ser de gran alcance −unos 94 nuevos casos anuales anuales sobrevenidos, dejando al margen la enfermedad mental. Tabla 14 Estimación de nuevos casos y previsión de tendencias para diversos tipos de causa de discapacidad en Gipuzkoa
Nuevos casos al año en Gipuzkoa8
Tendencia
Síndrome de Down
−
Decreciente
Espina bífida
−
Decreciente
Hidrocefalia
−
Decreciente
Autismo
−
Creciente
Parálisis cerebral
−
Estable
Esclerosis múltiple
21
Estable
−
Creciente
TCE
40
Decreciente
ECV
15*
Creciente
Lesión medular
18
Estable
Enfermedades mentales
* Menores de 65 años
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De la revisión realizada pueden extraerse las siguientes conclusiones en lo que se refiere a la evolución, a corto y medio plazo, de la demanda de servicios sociales para personas adultas con discapacidad: ▪
No son previsibles, a corto plazo, cambios significativos en la incidencia de la mayor parte de las causas de discapacidad, ni, por tanto, incrementos muy elevados de la prevalencia. En lo que se refiere a las anomalías congénitas, la tendencia es ya claramente descendente, si bien tal descenso no se traducirá en una reducción de la demanda de servicios sociales hasta dentro de al menos 15 o 20 años. En lo que se refiere a las discapacidades físicas sobrevenidas, los datos no indican una tendencia homogénea. Mayor será, probablemente, el incremento en el número de personas con trastorno mental, a menudo probablemente en situación o riesgo de exclusión social, que requieran servicios sociales especializados. El número de personas de 18 a 65 años con alguna discapacidad que requieran servicios sociales no se incrementará, por tanto, de forma sustancial a corto plazo, aunque sí se modificarán sus características y las del medio en el que viven, lo que traerá consigo modificaciones importantes en la naturaleza de la demanda asistencial.
▪
En ese mismo sentido, es previsible que durante los próximos años se produzca una modificación sustancial, aunque gradual, de las características y de las necesidades de buena parte de las personas que ya están siendo atendidas (más mayores, con más problemas de conducta y, en ocasiones, con una menor protección familiar).
▪
Por último, y como consecuencia fundamentalmente de la reducción en la capacidad de atención de la red natural o informal, se producirá previsiblemente en los próximos años un incremento en la demanda de servicios sociales y de apoyo a las familias que asumen el cuidado de una persona con discapacidad.
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Anexo. Evolución de la incidencia de diversos tipos de discapacidad según diversos registros !
Espina bífida
Tabla 11 Evolución de la incidencia de la espina bífida (por 10.000 nacimientos) en diversos registros (1992-2003)
Año 1992 Alemania (Saxnony-Anhalt)
Año 2003
NV
NV+FM
NV+FM+AI
NV
NV+FM
NV+FM+AI
1.32
1.31
1.31
1.78
2.95
5.89
Bélgica (Antwerpen)
0.00
0.00
0.00
0.55
0.55
3.31
Dinamarca (Odense)
1.67
1.66
3.33
1.91
1.90
3.80
España (Barcelona)
1.49
1.48
4.45
0.70
1.39
1.39
España (País Vasco)
1.85
1.84
4.90
1.04
1.55
5.69
Francia (Paris)
0.83
0.82
4.39
1.06
1.04
4.70
Holanda
5.78
5.75
7.31
2.01
2.00
2.50
Irlanda (Dublín)
6.90
7.39
7.39
4.30
4.70
4.70
Noruega
4.32
4.45
5.28
2.81
2.79
4.53
Reino Unido (Oxford)
1.74
3.46
12.11
0.00
1.50
4.51
Suiza (Vaud)
2.48
2.48
4.95
1.46
1.46
5.82
Total 29 Registros europeos
3.19
3.32
5.24
1.91
2.16
4.32
NV = Nacidos Vivos; FM = Fetos Muertos; AI = Abortos Inducidos. Fte.: Base de Datos EUROCAT (Universidad de Ulster)
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!
Hidrocefalia
Tabla 12. Evolución de la incidencia de la hidrocefalia (por 10.000 nacimientos) en diversos registros (1992-2003)
Año 1992 Alemania (Saxnony-Anhalt)
Año 2003
NV
NV+FM
NV+FM+AI
NV
NV+FM
NV+FM+AI
0.00
0.00
1.31
1.78
2.36
4.12
Bélgica (Antwerpen)
1.62
1.62
1.62
3.31
3.86
7.72
Dinamarca (Odense)
6.68
6.65
6.65
1.91
1.90
1.90
Francia (Paris)
2.21
2.74
9.32
8.73
9.14
17.49
España (Barcelona)
3.73
3.71
4.45
0.70
0.70
2.79
España (País Vasco)
3.08
3.06
4.29
1.04
1.03
3.10
Holanda
1.58
2.61
2.61
2.01
3.00
3.50
Irlanda (Dublín)
4.78
5.28
5.28
0.43
1.28
1.28
Noruega
2.16
3.30
3.79
4.21
4.18
6.80
Reino Unido (Oxford)
1.74
1.73
3.46
1.51
1.50
7.51
Suiza (Vaud)
1.24
1.24
2.48
1.46
1.46
2.91
Total 29 Registros europeos
2.53
3.12
4.78
3.42
3.75
6.84
NV = Nacidos Vivos; FM = Fetos Muertos; AI = Abortos Inducidos. Fte.: Base de Datos EUROCAT (Universidad de Ulster)
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!
Síndrome de Down
Tabla 10. Evolución de la tasa de nacimientos de personas con síndrome de Down en diversos registros (1992-2003)
Año 1992 Alemania (Saxnony-Anhalt)
Año 2003
NV
NV+FM
NV+FM+AI
NV
NV+FM
NV+FM+AI
7,90
7,86
7,86
5,33
5,30
13,55
Bélgica (Antwerpen)
8,09
8,09
9,71
9,37
9.92
15,99
Dinamarca (Odense)
11,70
13,30
18,29
7,64
7,61
13,32
Francia (Paris)
8,55
9,05
26,05
4,76
4,70
40,73
España (Barcelona)
8,22
8,16
18,55
5,60
6,28
19,52
España (País Vasco)
16,00
15,94
20,84
4,67
5,17
19,13
Holanda
12,61
12,54
14,63
6,03
6,00
11,00
Irlanda (Dublín)
21,22
21,13
21,13
15,47
16,25
16,25
Noruega
6,81
6,76
7,26
12,81
13,77
18,82
Reino Unido (Oxford)
10,43
10,38
15,58
7,53
7,51
21,02
Suiza (Vaud)
11,17
11,14
27,24
5,84
5,82
27,66
Total 29 Registros europeos
10,56
10,79
15,14
9,53
9,68
17,79
NV = Nacidos Vivos; FM = Fetos Muertos; AI = Abortos Inducidos. Fte.: Base de Datos EUROCAT (Universidad de Ulster)
SIIS – Centro de documentación y estudios
17
Prevalencia de las situaciones de discapacidad
Gráfico 4. Evolución de la tasa de nacimientos de personas con síndrome de Down en diversos registros (1992-2003)
7,9
Alemania (Saxnony-Anhalt )
5,33
8,09 9,37
Bélgica (Ant werpen)
11,7
Dinamarca (Odense)
7,64 8,22
España (Barcelona)
5,6 16
España (País Vasco)
4,67
Francia (Paris)
8,55
4,76
12,61
Holanda
6,03 21,22
Irlanda (Dublí n) Noruega
12,81 10,43
Reino Unido (Oxford)
7,53 11,17
Suiza (Vaud)
5,84 10,56 9,53
Tot al 29 Registros europeos 0
5 Año 2003
SIIS – Centro de documentación y estudios
15,47
6,81
10
15
20
25
Año 1992
18
Prevalencia de las situaciones de discapacidad
!
Enfermedades mentales
Tabla 13. Evolución de las consultas hospitalarias, ingresos en unidades de agudos y en unidades de larga estancia en la CAPV (1995-2003)
Año 1995
Año 1997
Año 1999
Año 2001
Año 2003
Variación 95/2003
257.966
272.679
24,1
5.643
14,4
1.436
155
Consulta extrahospitalarias CAPV
219.667
228.951
252.117
Ingresos en unidades psiquiátricas de agudos CAPV
4.930
5.804
5.496
5.646
Ingresos en unidades psiquiátricas de larga estancia CAPV
561
SIIS – Centro de documentación y estudios
728
1.354
1.363
19