EN BUSCA DE LA DUALIDAD (avance del lectura)

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En busca de la dualidad La obra literaria de Concha Michel

Olga Martha Peña Doria


En busca de la dualidad. La obra literaria de Concha Michel Olga Martha Peña Doria

Colección: Memoria Colectiva isbn: 978-607-96866-3-5 Primera edición, noviembre mmxv Noé Martínez Diseño de portada Cristina Barragán Hernández Formación Natalia Ramos Santana & Sr. Tarántula Corrección de estilo y cuidado de la edición Copyright Todos los derechos reservados conforme a la ley, por la presente edición. © Centro Universitario de la Costa Sur (Universidad de Guadalajara) © Silla vacía Editorial Cuautitlán Núm. 69-A, Col. Guadalupe, C.P. 58140 Morelia, Michoacán, México sillavaciaeditorial@gmail.com © Sucesores de Concha Michel Las fotografías y la obra literaria (utilizadas en forros e interiores) fueron proporcionadas y autorizadas para su reproducción por Citlaly Rieder Espinoza, nieta de Concha Michel. Printed in Morelia - Impreso en Morelia


Directorio Mtro. Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla Universidad de Guadalajara Rector General

Centro Universitario de la Costa Sur Mtro. Alfredo T. Ortega Ojeda Rector Mtro. Alfredo Castañeda Palomera Secretario Académico Dr. Luis Carlos Gámez Adame Secretario Administrativo Dr. César Amador Díaz Pelayo Coordinador Administrativo del Fondo Editorial



Las consecuencias cayeron sólo en mí, por ser mujer. Concha Michel


Agradecimientos Mi agradecimiento al maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, rector del Centro Universitario de la Costa Sur (Cucsur), de la Universidad de Guadalajara, por su apoyo para realizar este libro dedicado a una jalisciense distinguida, originaria de Villa de Purificación, Jalisco. Al maestro Jesús Donaciano Medina García: mi agradecimiento siempre. A mi esposo Guillermo, compañero fiel en este camino de la investigación.


Índice Prólogo de Jesús D. Medina García

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Contenido I. La escritora, la revolucionaria, la comunista II. Autobiografía poética de Concha Michel Autobiografía de Concha Michel 1899-1974 A mi amado hijo Godo. Voy con rumbo contrario III. México en el periodo nacionalista IV. Teatro mexicanista La Güera Chabela Corrido histórico de Demetrio Jáuregui V. Teatro de crítica social Organismo De nuestra vida Doña Reacción VI. Teatro musical Cautiverio en libertad (Drama sinfónico) Mitos en ocaso VII. Ensayo VIII. Poesía IX. Composiciones musicales X. Entrevista y comentarios Concha Michel habla sobre la dualidad XI. Adendum: Obras de teatro

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Notas Referencias

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Anexos Ensayo Antagonismo entre Mujer y Hombre y Antagonismo de Clases Clara Zetkin, Juana G. de Mendoza, Alejandra Kollontay

81 88

Poesía Advertencias Ome-Teotl (Dios-Dual) Ome Xóchitl (Flores de Imán) Inviolable diálogo Génesis

96 98 107 112 117

Corrido El niño proletario Los Agraristas Gocen de su Abril y Mayo... Lo que digo lo sostengo

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Teatro Organismo De nuestra vida Doña Reacción La Güera Chabela El corrido histórico de Demetrio Jáuregui Cautiverio en libertad (Drama Sinfónico) Mitos en ocaso

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Notas Tabla de fuentes primarias

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Prólogo Podrá sonar como un lugar común decir que la presente investigación es producto del esfuerzo y el intelecto de la autora, a quien agradecemos nos revele la vida y obra de una mujer admirable en di­ versos sentidos, entendiendo que su orientación hacia un pen­ samiento de “izquierda” fue más allá de una cuestión de partidos o militancias. Concha Michel, originaria de Villa Purificación, Jalisco, asumió ante la vida un compromiso social vinculado a la creación artística desde una perspectiva de lo que hoy llamaríamos de género. Fue tal su empeño por contribuir a la formación de un México más equitativo que la llevó a realizar actividades conjuntas con personalidades de la talla de Frida Kahlo, en la ciudad de México. En el presente trabajo, En busca de la dualidad. La obra literaria de Concha Michel, Olga Martha Peña Doria nos permite identificar que el personaje principal se valió del arte para luchar por la dignificación del ser humano y, en particular, de la mujer. Creía en un “principio vital”, que como producto del amor y la sabiduría nos podría acercar a eso que llamamos felicidad, a pesar de que el dolor humano estuvo presente en lo más íntimo de su existencia. Para el Centro Universitario de la Costa Sur, de la Universidad de Guadalajara, publicar el texto de la doctora Olga Martha significa continuar con el rescate y divulgación de destacados personajes de la región, algunos de ellos poco conocidos pero que apostaron con su vida y obra hacia una sociedad más equitativa, aspiración que en el México contemporáneo aún se encuentra en construcción. Sin duda, el lector quedará sorprendido al descubrir a esta admirable mujer que afirmaba: “si no hay sabiduría y se carece de amor, está marchita la flor”.

Jesús D. Medina García



I. La escritora, la revolucionaria, la comunista Concha Michel nació en Villa de Purificación, Jalisco, el 19 de mayo de 1895 y murió en la ciudad de Morelia, Michoacán, en 1991. Contrajo matrimonio con Pablo Rieder Gabler y procrearon un hijo, que recibió el nombre de Godofredo. Antes de su fallecimiento, y por expreso deseo de ella, fue trasladada a la ciudad de México, donde descansa junto a su hijo, Godofredo Rieder Michel. La autora fue rebelde desde niña y en su adolescencia huyó de la tierra que la vio nacer con el fin de ver mundo y alejarse de la vida pueblerina que le impedía desarrollarse como ella deseaba.1 Esta decisión le ayudó sobremanera para iniciar su lucha por los derechos de las mujeres, no solamente desde la calle a través de las marchas, sino con su pluma, como aguerrida activista política y brillante escritora. Fue una intelectual de alta cultura que leyó a los grandes pensadores y, especialmente, a las pensadoras del mundo: de todos aprendió. Michel tenía una gran claridad en su vocación como feminista y luchadora social, pero tuvo que luchar permanentemente contra el orden establecido por la sociedad mexicana, siempre desde la trinchera izquierdista. Incursionó en el mundo de la música al poseer una voz privilegiada que la llevó a triunfar internacionalmente, no sólo como intérprete, sino también como acuciosa investigadora de la música mexicana. Sus presentaciones eran siempre un éxito; fue compositora de corridos anticlericales y revolucionarios que hoy se pueden calificar como cantos de protesta, de himnos que quedaron grabados en la memoria popular, como fue “Sol redondo y colorado”, del cual ella compuso la música que posteriormente se convirtió en el himno del Partido Comunista Mexicano. Éste es un canto de protesta hacia los ricos y la injusticia social. Algunas estrofas dicen: 13


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Sol redondo y colorado como una rueda de cobre. De diario me estás mirando de diario me miras pobre.

Me miras lazando un toro luego arriarlo por atajo. Pero siempre me ves pobre como todos los de abajo.

Sol que tú eres tan parejo para repartir tu luz. Habías de enseñarle al rico a hacer lo mismo que tú.

No que el amo nos hambrea y nos pega y nos maltrata. Mientras que los otros tienen una minita de plata.

Michel recuperó canciones indígenas que integró en un libro titulado Cantos indígenas de México; asimismo, fue dramaturga, poeta y ensayista con ideas indiscutiblemente adelantadas a su época, por lo que fue perseguida aunque también admirada. Incansable viajera, recorrió toda la geografía de la República Mexicana y visitó Estados Unidos y Europa. En Rusia compartió ideas con las mujeres más importantes de la época como: Alexandra Kollontai (comunista revolucionaria rusa, defensora de los derechos de la mujer), Nadezhda Krumpskaia (esposa de Lenin, quien se dedicó a luchar por la educación para todos) y Clara Zetkin (socialista feminista de Alemania, cofundadora y dirigente del Partido Comunista Alemán e interesada en las mujeres trabajadoras, amiga de Lenin). Una de sus múltiples habilidades artísticas fue como cantante de ópera llegando a estudiar Bel canto en la Academia de San Carlos, en la ciudad de México; sin embargo, se dio cuenta de que ese no era su camino y continuó buscando su verdadera vocación hasta que logró conocer la música mexicana y amarla a través de dos facetas: investigadora y cantante. Desde las primeras décadas del siglo xx se inició la lucha por la liberación de la mujer en la mayoría de los países de alto desarrollo en todos los ámbitos sociales y políticos, lo cual gestó una generación de mujeres concientizadas y dispuestas a buscar la equidad entre hombre y mujer. En México poco a poco se fueron abriendo fuentes de empleo para aquellas mujeres que tenían mayor nivel de educación, generalmente en 14


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el ámbito universitario o técnico, quienes trabajaban como editoras de revistas y periodistas. Este fue el caso de Catalina D’Erzell y Amalia de Castillo Ledón, así como de numerosas maestras y técnicas en encuadernación; también destacaron en el mundo de la cultura, del teatro y de la política. Los congresos que tuvieron lugar en Yucatán, en 1915 y 1916, fueron el parteaguas que permitió intercambiar ideas y búsquedas de soluciones para apoyar a la mujer. Concha Michel perteneció al grupo de mujeres comunistas y librepensadoras que lucharon a favor de la mujer, no con las armas, sino preparando y concientizando a sus congéneres que carecían de educación para que alcanzaran un lugar en el país y supieran defenderse de las injusticias que se cometían en su contra. Algunas de las féminas que participaron en este movimiento fueron: Aurora Reyes, Graciela Amador, María del Refugio García, Consuelo Uranga, Esther Chapa, Adelina Zendejas, entre otras, quienes escribían y publicaban. Además visitaban comunidades para concientizar y apoyar a las mujeres, así como enseñar a niños y hombres de todas las edades a romper los cánones establecidos por la autoridad patriarcal. Michel siempre tuvo una especial admiración por Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, anarcosindicalista y precursora del feminismo mexicano, además de intelectual, editora, dirigente social, escritora e integrante de los movimientos sociales que tuvieron como consecuencia la Revolución Mexicana. Concha perteneció al Partido Comunista Mexicano, su ingreso fue pionero entre las mujeres que se afiliaron (1918-1919), desde cuya trinchera luchó en defensa de la mujer aunque posteriormente renunció a su militancia porque sus ideas de equidad de género no estaban acorde con lo que el partido proclamaba. Fue pionera del movimiento feminista mexicano, con un enfoque social amplio y centrado en la preocupación por integrar a obreras y campesinas en aras de lograr su estabilidad social, política y económica. Durante su militancia fue 15


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compañera de vida de Hernán Laborde, secretario general del partido y primer diputado del Partido Comunista Mexicano, más tarde contrajo matrimonio con Pablo Rieder. En los años ochenta se unieron varias mujeres para firmar un documento denominado “La dualidad”, en el que junto a Concha participaron: Aurora Reyes, Natalia Moguel, Antonieta Rascón, entre otras, quienes firmaron la propuesta que consistía en: “un programa de acción mundial para que mujeres y hombres se incorporaran a una permanente lucha ideológica y afirmativa contra el autoritarismo patriarcal” (“Inolvidable Concha Michel”, 2007). Concha alcanzó gran respeto entre quienes compartían ideas comunistas y también en otros ámbitos, por ejemplo con la dramaturga Amalia González Caballero de Castillo Ledón, quien no coincidía con sus ideales políticos pero era feminista (a ella le debemos el voto femenino en México). En una entrevista que le realizó la investigadora Beth Miller en su libro 26 Autoras del México Actual, doña Amalia comentó lo siguiente: m:

¿Usted escribió un ensayo sobre la mujer obrera del futuro? Sí. m: ¿Conoció a Concha Michel que nació en el 95? agc: Sí, cómo no. Nos estimamos mucho. Ella fue de las primeras feministas. Otra de las pioneras fue Esther Chapa. Michel es grande, pero sigue muy valiente. Trabaja con obreras. m: ¿Aurora Reyes fue también política socialista? agc: Sí, son muy amigas ellas dos. Son socialistas muy inteligentes que hicieron mucho por las mujeres. Ese grupo se reunía en el Sanborn’s de Madero cuando yo me uní. Allí se juntaban Esther Chapa, Concha Michel, Aurora Reyes, Adelina Zendejas y varias otras. A pesar de que yo no soy comunista, me gustaba ese grupo por sus ideas sobre los derechos de la mujer (1978: 150). agc:

Michel tuvo amistad con la pintora Aurora Reyes, así como con Frida Kahlo, con ambas compartió gusto por el arte y el enfoque izquierdista de las ideas. La investigadora Claudia Espinoza afirma que: 16


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La imagen de su amistad quedó plasmada en varios cuadros de la obra de Aurora, en especial en el óleo Concha, Aurora y Frida, pintado en 1949, en donde se representa a Frida Kahlo con una silueta de catrina que protege con su manto a Concha Michel, modelada en barro como una artesanía con la forma de una sirena que carga su inseparable guitarra y a Aurora con el cuerpo de una muñeca de cartón. Y así eran, una triada hecha en México siempre orgullosa de sus raíces (Espinoza, 2014).

Michel llegó a publicar dos libros con sus obras teatrales: Obras cortas de teatro revolucionario y popular, impreso en Xalapa en la editorial Enríquez, en 1931; y Obras de teatro para la mujer, en 1942, sin nombre de editorial, por lo que se puede pensar que fue una edición de autor. En este segundo texto la autora pone una advertencia en la que comenta: Desde hace tiempo me ha interesado realizar una forma de teatro en la que estuviera ligada la música de la gran orquesta y el drama. Por ello he impreso la primera de esta colección intitulada Cautiverio en libertad y Mitos en ocaso; estas dos obras están siendo musicalizadas por uno de los primeros maestros de este arte en nuestro país, y serán publicadas en edición especial. La segunda de estas obras se desarrolla con un “ballet”. También espero publicar, en esa misma próxima edición, la música correspondiente al ambiente que rodeó el nacimiento de los dos Corridos incluidos en esta Colección (Michel, 1942: 3).

Infortunadamente nunca publicó lo que prometió en ese texto y no se localiza en sus archivos personales (conservados cuidadosamente por su nieta Citlaly Rieder) ninguna otra obra dramática que haya dejado sin publicar, ni tampoco las partituras musicales para sus otras obras. En el primer libro de su producción la autora publica varias piezas: Organismo, De nuestra vida, Imágenes, Doña Reacción, La Güera Chabela y Demetrio Jáuregui. En el segundo publica Cautiverio en libertad, Mitos en ocaso (misma obra publicada en su primer libro como Imágenes), La Güera Chabela, Demetrio Jáuregui, De nuestra vida y Organismo. Las cuatro últimas se publican también en el primer libro, por lo que solamente dio a conocer una obra inédita y agregó un cuadro más de Mitos en ocaso. 17


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Ambos libros están conformados por siete obras teatrales (no 10, como han afirmado varios estudiosos de su obra), que pueden ser divididas en tres campos: el teatro mexicanista con dos textos, titulados La Güera Chabela y Demetrio Jáuregui, en los que teatraliza corridos mexicanos de la tradición popular; teatro de búsqueda y crítica social, como en Organismo, De nuestra vida y Doña Reacción; y teatro musical y dancístico, con dos obras: Cautiverio en libertad y Mitos en ocaso. En estos últimos cinco trabajos se muestra una crítica muy severa al sistema político al utilizar personajes simbólicos como la Inteligencia, Cerebro, Sensibilidad, Corazón, Fuerza, etc. La autora intenta desestabilizar el sistema teatral dominante de la época mediante una dramaturgia en la que no busca ser representada sino leída para mostrar su concepto de la sociedad mexicana. Sus obras eran vehículo de transmisión de ideas sociales. En las mexicanistas, como los corridos teatralizados, se observa una crítica social al machismo y al gobierno. Es un teatro feminista en donde ella alza la voz en contra del machismo. Bárbara Ozielbo afirma que: Los primeros estudios de teatro de la mujer solían aceptar, en general, que debemos considerar feminista cualquier obra escrita desde el punto de vista de la mujer siempre que ponga a la mujer y sus preocupaciones en el escenario. Se trataba de hacer público lo que hasta entonces se había mantenido en privado, de concienciar al hombre y a la mujer de que la vida, las experiencias y las preocupaciones de ella tienen tanto valor como las de él (2002: 24-25).

Esta afirmación concuerda con lo que hizo Concha Michel al haber escrito un teatro en el que su preocupación era concienciar a las clases trabajadoras. Asimismo, en estos textos Michel utiliza protagonistas o personajes secundarios ausentes en el diálogo y que aparecen únicamente en la acotación pero, al mismo tiempo, presentan una crítica social utilizando para ello pancartas de rechazo a diversos organismos de gobierno. Sus tramas muestran a mujeres ausentes, invisibles, silenciadas o marginalizadas que viven entre la resistencia y la sumi18


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sión al poder de la autoridad patriarcal. Son obras de palabras, ideas y acción cuyo fin es provocar al público para que piense y tome decisiones. Desecha el sentimentalismo imperante en la escena de esos años: es teatro político diferente e innovador, por lo que no llama la atención que haya experimentado la ausencia del eco crítico que dio a conocer su obra dramática, ensayística y poética. Se observa, por otro lado, una reacción por parte de la autora al teatro tradicional clasemediero al escribir un teatro político como un vehículo de transmisión de ideas sociales debido a que la autora estaba consciente de que no pertenecía a ese mundo, por lo que decidió vivir en un exilio teatral. Michel utilizó la dramaturgia como un espacio para representarse a ella misma y sus preocupaciones, por lo que aportó un punto de vista totalmente diferente a la escena tradicional apoyada en el melodrama que prevalecía en el teatro mexicano de la época. No son obras de fácil montaje, se requieren escenarios monumentales y exceso de personajes que en mucho reflejan el pensamiento de Concha. Los roles femeninos que se localizan en sus textos dramáticos están centrados en mujeres fuertes que luchan en contra de la injusticia social; sin embargo, en su primera obra titulada Organismo, pide en la acotación dos tipos de personajes femeninos: uno que representa la “divinidad”, cuya expresión será de crueldad y deformidad, y otro que simboliza la “civilización”: su expresión será de prostituta moderna. Llaman la atención los prototipos de mujeres tan diversos, los cuales van desde las sumisas, pasivas y abnegadas a las rebeldes, atrevidas y liberadas. Estos estereotipos permiten deducir que la mujer y lo femenino siempre habían estado soterrados en la historia y la literatura de México. En estas obras de teatro se observa el deseo de la autora por lograr un equilibrio entre la dualidad de los personajes, circunstancia que fue su lucha permanente.2

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Concha Michel y su hijo Godofredo


II. Autobiografía poética de Concha Michel En 1974 la autora escribió un corrido-poema titulado “Autobiografía de Concha Michel 1899-1974”, en el cual expresa su lucha y la búsqueda de la equidad entre los seres humanos. La escritora se presenta como la mujer, la madre y la luchadora social, pero también como la mujer que trabajó sin descanso con el fin de lograr la dualidad entre el hombre y la mujer. Este concepto fue su eterna búsqueda. Por otra parte, Citlaly Rieder señala que su abuela fue una trotamundos ya que visitó 17 países en Europa y además recorrió todo México en múltiples ocasiones, pero ya en los años ochenta Michel se fue a vivir con Citlaly a Morelia, Michoacán, en donde pasó los últimos años de vida en compañía de su nieta y su familia, aunque iba con frecuencia a la ciudad de México en donde tenía un departamento.

Autobiografía de Concha Michel 1899-1974* Fines del siglo pasado, la fecha en que yo nací, el veinticuatro de mayo, la luz del día conocí. Nació la niña bonita, según opinión de mi madre, y en bella celebración, organizaron un baile. Mi padre, buen bailador, según opina el poblado, bailando pegaba el brinco y seguía sobre el tablado. Y en medio de aquel jolgorio, entre copas y alegría, apareció la ponzoña, ennegreciendo ese día. Fue pronóstico fatal, aquel acontecimiento, pues mi hermanita mayor, perdió la vida y aliento.

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En la costa de Jalisco, bella sin comparación, contrasta con la belleza, la tristeza y el dolor. En medio de tanto fruto y exuberante riqueza, la ponzoña está latente amargando la belleza. Es el cuadro general, en toda la vida entera; la sonrisa y el dolor, en la misma sementera. El hombre produce todo, la belleza y la crueldad, amor y muerte maneja, ¡todo junto, por igual!… ¿Por qué Dios será varón sin su Diosa compañera?… pregunta a los catorce años, aquella niña costeña. Y así siguen las preguntas, temiendo a la autoridad: ¡Y por qué unos hombres mandan, los otros sólo acatar!… Mares que en su inmenso amor, se hicieran obedecer, no habría la violencia ciega, que nos hace padecer. Con esta preocupación, me eché al mundo a navegar y todavía no descanso ni dejo de preguntar. Y vino el primer “amor” sin permiso de la ley, las consecuencias cayeron sólo en mí, por ser mujer. Y tuve una niña hermosa, con bella voz y alegría, mas su madre fue impotente para defender su vida. Perdí a la niña preciosa que fue mi vida y amor, y la duda y desconcierto invadió mi corazón. Vi el final de mi existencia; ya todo se terminó pues ya nada me interesa, fue mi determinación. Me rodearon las tinieblas y vino la tempestad, y tan sólo la conciencia, me aportó la claridad. La música y la poesía me alivió el entendimiento pero la herida no cierra, ese es un mal sin remedio. 22


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Dios habría de ser la Madre, y ejerciendo su poder con su tierno corazón nos habría de proteger. Pero todo es orfandad, sin salida ni consuelo, rodeados de soledad y quebrantado el anhelo. Otro fruto concebí, éste me vino varón, el mismo amor que a mi niña, el mismo amor renació. Y seguí peregrinando, al extranjero nos fuimos, con mi hijo de siete años, cantando lo conseguimos. Vino el dinero a montones; pero no es la solución, la vida no tiene luz si se muere la ilusión. Hasta la ilusión estorba, si llega el conocimiento: no hay que culpar a la vida, lo malo es quedarse en medio. Lo mediano es cobardía. ¡Hay que ir hasta los extremos! unos acaparan todo y los demás, sólo viendo. Ahí está una explicación y base de entendimiento: unos, locos de ambición, y los otros, resistiendo. Ya voy llegando a la clave de esta confusión atroz; este es un mundo sin Madre, la asesinó la ambición. Yo por mi parte, cantando y escribiendo la verdad eso sí aleja las sombras y viene la claridad. Canto canciones de amor, que fortalecen la vida. y cantando las verdades se va cerrando la herida. Esta mi autobiografía, de luz y sombras mezclada, es alivio necesario para mi alma atormentada. Mi Universidad, fue el mundo; mi graduación, voluntaria, directa fue mi experiencia, con la vida comprobada. Mas si no hay sabiduría y se carece de amor, está marchita la vida, está marchita la flor. 23


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El preludio de la vida es la imagen de la flor, porque envuelve la semilla, y esa es la continuación. Es un milagro la vida, es un milagro la flor, la sonrisa y alegría y es un milagro el amor. Amor que todo lo abarca y asciende a sabiduría, es el principio vital y esa es la eterna alegría. La Dirección de este mundo, corresponde a la pareja, ya no hay motivo de duda, ya no hay motivo de queja. Vendría el auténtico diálogo, no esta farsa tenebrosa, la vida tiene sus leyes de integridad amorosa. Quieren evitar los daños yéndose a las consecuencias, y pasarán muchos años sin aliviar la dolencia. El mal está en los cimientos, y desde ahí hay que empezar, sólo padre y madre pueden liberar la humanidad. Porque soy gente del pueblo, mi relato va en corrido, y me siento satisfecha de mi humilde recorrido. Esta mi autobiografía nadie la podría narrar, pues lo interior de mi vida nadie puede adivinar.

A pesar de haber sido una mujer fuerte y con profundas creencias sobre la justicia social, también fue la madre amorosa que llora con dolor profundo la muerte de su hijo, fallecido en 1977, pero decide curar un poco ese pesar escribiendo un poema dedicado a Godofredo, quien dejó huérfanos a: Quetzal, Citlaly, Yolia y Edmundo Tonatiuh. Michel fue una madre-abuela que dedicó su vida a educarlos y estar muy cerca de cada uno de ellos, a pesar de que era una trotamundos. En 1978 publicó A mi amado hijo Godo. Voy con rumbo contrario, el cual se incluye completo con el fin de mostrar su faceta maternal, la cual fue fundamental en su vida. 24


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A mi amado hijo Godo. Voy con rumbo contrario I Tu dolor con el mío quedó fundido en uno y no podré aliviarme hasta hallar el abismo a donde tú llegaste. Juntos empezaremos un nuevo recorrido nuestros gérmenes estarán de nuevo unidos como cuando tu germen tomó vida en mi seno; así comenzaremos Fuiste engendrado y concebido con amor, gozamos de abundancias y pobreza pero en mi juventud y tu niñez, cantando, dejábamos estelas de belleza. Bello peregrinar el que logramos juntos, desde la inmensa Rusia, del Mar Negro al Mar Blanco, Zarkaiselo, L’Ermitage, Moscú. Leningrado, sitios por su belleza inolvidados. De ahí Polonia. Nuevamente Alemania, diecisiete países vimos y disfrutamos. II Qué profundos abismos recorre tu mente solitaria… qué lejanas soledades te alejan de los tuyos. ¡De mí, que soy tu madre y que te ama con el amor del Mundo! ¿Cómo alcanzarte en tus odios, angustias y esperanzas…? ¡Oh mi amor impotente que quiere ser bálsamo, proteger y sanar los dolores humanos! Cómo lograr realizar la expresión de tus grandes inventos unos ya realizados y otros, los inmensos, que te atormentan 25


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con un ansia feroz. Como el de cambiar la rotación del mundo y repartir el sol… ¿A dónde vas en busca de justicia que no hay en este mundo, a dónde van tus ojos extraviados? Tu mirada perdida en sombras infranqueables… ¿Será la muerte la única salida? Para mí que soy vieja, claro que no hay otra, mas no para ti, a mitad de la vida. ¡Prefieres repetir y repetir terribles experiencias cada vez más ingratas y penosas!, insistente como el bolero de Rabel, y el caminante del Mayab de Guty Cárdenas. III Tu dolor me acompaña, mi dolor es contigo y así quedamos juntos en terrible suplicio. Este bello sonido de la música ya no escuchas conmigo. Un tremendo silencio envolvió tus sentidos. El sabor que disfruto me recuerda tus gustos, y sin ti ese sabor se me vuelve amargura porque no estamos juntos. Tu adolescencia nos lanzó a distintos rumbos, eso trajo el desastre y no pude evitar las consecuencias que pueblan y destruyen nuestro mundo. Por donde quiera que ando oigo el canto a la vida pero no lo disfruto, porque voy con un rumbo de dudosa salida. ¿Será continuidad? ¿será el final…? Fui madre sentenciada a la impotencia como todas las madres, y ¿qué inhumanos monstruos dieron esa sentencia…?

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No me opongo a la muerte porque es complementaria de la vida, es el ir y venir de la marea, necesaria y benigna; pero no cuando duele hasta el extremo de arrancarla y destruirla, como lo hace el suicida. Se arrancó la mitad de mi ser, madre desventurada y desvalida. ¡Oh! Mi amado hijo Godo; ¿por qué la vida se ensañó contigo, negándote lo que a otros, aún merecerlo, brindó su abundancia? Mundo huérfano y triste sin amor maternal. Estoy llorando por todos los suicidas, desde Werther, Torres Bodet, María Douglas, Maiakovski, Stefan Zweig, por mi amado hijo Godo y por tantos y tantos otros que no pudieron soportar este mundo de mentira y crueldad. Por ti llego con gusto al fin de mi existencia, y levanto mi cáliz de amargura para decir, salud. Pero antes digo a las madres del mundo: ¿Por qué no luchar directamente por tus hijos, en lugar de apoyar al traidor al que no ama la vida, al que quiere destruirla sin consultar siquiera a ti que se la diste, a ti que eres el principio de todos los principios, a ti que le tienes amor y puedes superarla sin destruirla?

Ambos poemas permiten conocer las diferentes facetas de Michel: desde la niña valiente y atrevida a la mujer revolucionaria, la feminista, la luchadora social y, por último, la madre amorosa que no puede entender la muerte de su único hijo, lo que la obligará a escribir para sacar su dolor y amargura ante el suceso, haciendo una desiderata a las madres del mun27


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do para que luchen por sus hijos. El manuscrito (A mi amado hijo Godo...) es un pequeño cuadernillo publicado en México en 1978, con una introducción de José Sergio Urbina en la que afirma: No es tu Canto el grito de una madre que llora al hijo dilecto cuya ausencia se inicia por las regiones que constituyen la incógnita insondeable de lo desconocido; es el arrullo amoroso nacido del corazón que propugna por acallar el dolor que le destroza, ratificando al Ser querido la confianza de que la Dualidad que les unió en la vida material, será pronto el Crisol que enlazará su Ego en los magnificentes campos siderales que por las noches, tachonados de margaritas de oro –estrellas rutilantes– son una promesa de la existencia de otros mundos.

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III. México en el periodo nacionalista Durante las dos primeras décadas del siglo xx México se encontraba sumergido en las ideas del siglo xix, que fueron propiciadas por la dictadura de Porfirio Díaz, además de haberle impreso un sello afrancesado al país; para comprender la importancia de las aportaciones que se hicieron en el teatro es necesario hacer un recorrido por las artes que prevalecían en la época. Tanto en la literatura como en la pintura, música y arquitectura, se habían perdido las tradiciones mexicanas, por lo que en los años veinte varios intelectuales se dieron a la tarea de apoyar la búsqueda por forjar un nuevo México. Fueron años de luchas internas entre intelectuales, artistas, obreros y campesinos que dejaron como saldo el intento de crear varios partidos políticos, lo que generó fuerzas antagónicas. Entre los forjadores de este nuevo periodo se encuentran los pensadores de la generación de 1915. Se trata de un grupo conformado por Antonio Caso, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Antonio Castro Leal, Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano, Diego Rivera, mismo que fue llamado “Los Siete Sabios” quienes trabajaron para construir un México posrevolucionario mediante la modernización de las ideas forjadoras de la sociedad con la esperanza de que pronto lo me­ xicano entrara definitivamente en el carácter de lo valiosamente universal (Cimet, 1992: 103). Estos infatigables mexicanos de excepción publicaron sus obras, pintaron sus ideas, impartieron conferencias y divulgaron en revistas y periódicos su pensamiento con el objetivo final de forjar una patria con un nuevo espíritu. Cabe resaltar que en todo ese valioso esfuerzo la mujer tenía una escasa intervención.

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En esta etapa calificada como nacionalismo hubo un cambio sin precedentes. José Vasconcelos, como ministro de Educación, se preocupó porque tanto la cultura como la educación llegaran a toda población, sin importar su nivel social. Se iniciaron los trabajos de los murales plasmados por los mejores pintores de la época, a quienes no alcanzaban ya los lienzos y decidieron pintar en los muros para imprimir los valores típicamente mexicanos. Siqueiros, Rivera y Orozco fueron las figuras clave de este periodo, que fue patrocinado por el gobierno de la República bajo los mandatos de Obregón y Calles. Se puede afirmar que de 1920 a 1940 hubo un crecimiento de las artes como en ningún otro lapso anterior, lo que permitió poner a México en un lugar importante dentro de la cultura mundial. Infortunadamente, en las artes plásticas tampoco hubo mujeres que se distinguieran por su trabajo artístico, tal vez debido al machismo existente en el país o bien a que ellas no se pudieron desarrollar a la par que los hombres. No se puede dejar de lado la presencia de Frida Kahlo, quien fuera esposa de Diego Rivera y activista reconocida pero, en opinión de Jorge Alberto Manrique: “en su pintura se mantiene en un ámbito ajeno y propio: el de su introspección personal, el de su relación íntima con la realidad de su propio medio, a lo que accede a través de la fantasía soñada o revelada” (Manrique, 1986: 265). También se considera en este intervalo a María Izquierdo, pero en vida no alcanzó la fama que logró posteriormente; a Chabela Villaseñor, autora del texto dramático Elena la traicionera, quien fue una destacada pintora que triunfó con sus grabados en madera, dibujos, aguafuertes, estampas y, ante todo, en la pintura mural;3 y Aurora Reyes, pintora, activista y una intelectual de altura, con una obra pictórica que mereció la atención de los medios de comunicación, además de recibir el reconocimiento del público. Reyes, Kahlo y Michel fueron grandes amigas puesto que 30


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