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Introducción

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Agradecimientos

Agradecimientos

Érase una vez hace 10 años. Sí, el tiempo imparable y al mismo instante, incognoscible. Fue ayer y fueron 10 años. En 2010, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, inicié la línea de generación y aplicación del conocimiento sobre los estudios feministas y de género, en ese entonces de la Literatura, hoy de los textos culturales. Este libro es el fruto de la investigación y la docencia de los análisis del cuerpo desde esta línea de trabajo.

Para realizar este producto fueron necesarios varios momentos. Primero cada autora realizó una investigación de largo aliento, que fue reconocida por su sobrada pericia. Elaborados, mayoritariamente en el marco de las investigaciones de posgrado, evidencian análisis, creatividad, pensamiento y una toma de postura frente al devenir. En ese marco, los capítulos son la síntesis de esas investigaciones, que tienen como pretensión hacer pensamiento de cara al acontecer.

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Con la intención de generar diálogo y productos con alta disposición académica, cada uno fue presentado en el Seminario de Investigación sobre el cuerpo y comentado por cuatro analistas. Así, una vez discutidos, volvimos a la reflexión. Este libro está integrado por ocho capítulos que tienen como mira el acontecer, mas como el conocimiento no es atómico, sino que al igual que el acaecer, está intervinculado a través de varias raíces; se observa que entre los capítulos hay relaciones temáticas, discusión e incluso discrepancias teóricas.

El cuerpo es el leitmotiv que hila los diferentes estudios. A partir de dicha reflexión, el texto está dividido en dos grandes apartados. El cuerpo visto desde la filosofía y desde la literatura, todo con la intención de comprender que hay más uniones que diferencias. Como bien dice la filósofa y escritora Rosario Castellanos:

El filósofo concibe lo absoluto como verdad y por medio de su razón va “rodeándolo, asediándolo, fatigándolo hasta vencerlo”. El poeta percibe lo absoluto como belleza y por medio del sentimiento se comunica con él de manera inmediata y traspasa su revelación a los demás en palabras que resplandecen aún de la armonía fundamental que ha sorprendido. Por eso, pocas veces un libro nos plantea el problema de si es filosófico o es poético.1

Teniendo la propuesta de la filósofa como contraseña que brinda sentidos de comprensión, las autoras realizan, desde las herramientas de la filosofía de la cultura, análisis de diferentes productos culturales. Algunos textos parten de la lectura de escritos que desde el canon son catalogados como literarios, otros como filosóficos. Por esta distinción, que siempre tendrá algo de arbitraria, se dividió el libro en dos grandes apartados. Cuatro capítulos conforman el apartado El cuerpo visto desde la Filosofía, y otros cuatro El cuerpo mirado desde la Literatura. Mas las exégesis se realizan bajo la sospecha como elemento metodológico para ver lo que no es evidente o que de tan dado no se tamiza. En la búsqueda de explicar horizontes de lo dicho, de lo escondido, de la racionalidad patriarcal implicada en las normas para los géneros, de la ideología sexista expuesta y de las tecnologías sexo-políticas que estructuran a los cuerpos.

Varias nociones cohesionan a los capítulos. La postura de asumir al género como una construcción discursiva y normativa de los seres en el mundo. La comprensión de que los seres somos y tenemos cuerpo, y que los discursos crean seres y a su vez los norman. Que los textos culturales pueden normar, crear seres y a su vez, tienen la potencia de ser puentes que generen crítica a la racionalidad patriarcal. Sin que la ontología de los textos implique visiones totalizadoras, la mirada está puesta en la compleja relación que guardan los discursos con la performatividad del género, dado que un texto puede fungir de elemento crítico y de tecnología del género. Por lo demás existen diferencias metodológicas, de corpus de análisis, de cuerpos genéricos y de tiempos de producción de dichos productos, mas todos analizan a los géneros y los seres en el mundo que los viven.

1 Castellanos, Rosario (1947). Poetas filósofos, en Reyes, Andrea (Comp.) (2003). Mujer de palabras. Artículos rescatados de Rosario Castellanos. Volumen I. México: CONACULTA. LECTURAS MEXICANAS, pp. 39-40.

Así, una vez enfocado el horizonte, el barco del pensamiento se echó a la mar.

El primer capítulo parte de pensar que una de las caras de la filosofía es reflexionar sobre la autoconciencia. Para ello las categorías de análisis estudiadas son un hacer político y ético, que buscan acercamientos hacia la comprensión del mundo, para el caso que nos concierne, a partir de la mirada del feminismo y la teoría de género. Desde el discernimiento de que los conceptos son acercamientos de análisis metaestables y devienen en el tiempo. En el texto se hace un recorrido conceptual sobre la relación entre la racionalidad patriarcal, el discurso y la ideología como formas de crear y normar a los seres en el mundo.

La intención es proponer algunas categorías de análisis para los estudios de los productos culturales, en la conciencia de que las realidades siempre son más grandes que las categorías, pero que los conceptos permiten comprender al mundo, sin que ello sea un corset, más bien son propuestos como ventanas para mirar, en el conocimiento de que la vidriera tiene límites y en ello, es una observancia parcial. Es una apuesta a la razón analítica como espacio para mantener la sospecha y la crítica a las nociones de la racionalidad patriarcal. El capítulo mantiene la brújula en la experiencia y en ello, en el devenir.

Liliana Lázaro González, en el texto: “Micromachismos: la perpetuación desapercibida de la violencia”, realiza una muy pertinente investigación de cara a nuestro acontecer. A partir de vincular algunos de los conceptos planteados en el primer capítulo, analiza una de las formas discursivas conocidas como “micromachismos” o epístolas que norman, sancionan y pueden brindar legibilidad en el mismo acto. Para la realización del estudio, la autora muestra varios ejemplos de “micromachismos” presentes en las redes sociales. Evidencia la relación entre el humor y la sanción y llama al pensamiento crítico ante lo que se presenta de manera hilarante. Señala que las nociones de los patriarcados son metaestables, pero que el pensamiento binario y normativo continúa, en muchos casos, delimitando el hacer y el pensar a las mujeres. La autora evidencia la intrínseca relación entre las ideologías y el discurso. En ello demuestra que el pensamiento sexista continúa vigente en muchas

de las interacciones digitales: es una mirada crítica a las vidas de las mujeres normadas a partir de los likes.

Los capítulos tres y cuatro están engarzados por la discusión con la propuesta filosófica de Paul B. Preciado.2 El texto “Sexopolítica. La legitimación de la violencia somática”, de Claudia Guízar Vargas, propone a la sexualidad como un régimen político de gobierno. En este marco formula a la infancia como una etapa sustantiva para ser estudiada, dado que en ella se asumen las condiciones de pertenencia al sistema, pero, en tanto posibilidad, también de resistencia. Algunos aportes significativos de este capítulo son la denuncia a la violencia en el cuerpo, así como a pensar a la infancia como espacio de resistencia. Es un hacer pensamiento de cara al acontecer, una apuesta crítica al pensamiento esencialista y una imputación a la “sexopolítica”.

Margarita Fuentes Velazquez3 en “Tecnologías sexo-políticas del cuerpo: una mirada a la ‘realidad’ desde la Matrix”, discurre desde la mirada de Preciado sobre dos aspectos. Digamos que el texto está construido a partir de una arriesgada unión, que la autora logra presentar con excelente retal. Se pregunta ¿cómo el cuerpo es construido a partir de las tecnologías sexo-políticas? Y a su vez, a partir de este “cuerpo construido” que se convierte en nuestra expresión de quienes somos en el mundo, se cuestiona por la “realidad”, todo a través de un recorrido metafórico por la Matrix. A decir, denuncia las violencias al cuerpo realizadas por el régimen farmacopornográfico, que las simula como género. Es una apuesta a la narrativa de la construcción del ser que se niega a las delimitaciones lingüístico patriarcales y sexobinarias, y que, en un continuo devenir, se deconstruye y reconfigura.

El segundo apartado, dedicado a los análisis de textos literarios, está ordenado a partir del año de publicación de la ficción que configura el

2 En algunos capítulos se utilizará la x porque consideramos que el discurso que utiliza el llamado en masculino no incluye a las mujeres y a los demás seres que no se representan a partir del género binario. A su vez, la propuesta teórica que Preciado discurre es justamente la no pertenencia en su ser, a alguno de los géneros binarios. Su apuesta es ser trans, en términos de transición. 3 El apellido de la autora se escribe sin tilde.

corpus. Inicia el capítulo de Doraicel Vázquez Salazar, “Las representaciones masculinas en el texto Dama de corazones de Xavier Villaurrutia”, estudio original de la deliciosa prosa poética de Villaurrutia desde las herramientas analíticas de los estudios de género. En el texto se evidencia la relación que los géneros binarios mantienen para su legitimación. A partir del estudio del personaje masculino principal se cuestionan las normas, desde la racionalidad patriarcal, para la masculinidad hegemónica o tradicional y su relación con el cuerpo. A su vez, se presenta la correspondencia que estas normas mantienen con la feminidad. De tal que en el análisis se evidencia cómo desde la familia patriarcal, la libertad, la autonomía y la elección son formas de vida negadas que se patentizan en los cuerpos. A través de las miradas, los roces y los anhelos van apareciendo la sumisión al deber ser y los deseos de libertad. Desde un estudio que vincula las herramientas literarias y las filosóficas, la autora demuestra la función que las ficciones pueden realizar como tecnologías del género. Pone la vista en un puerto donde los deberes ser para los géneros se deconstruyan y la vivencia en el mundo se pueda ejercer a partir de la experiencia y el goce.

Natalia de la Luz Romero Castellanos, en “Las protagonistas de las novelas La última niebla y La amortajada, de María Luisa Bombal: el autodescubrimiento de la corporalidad y el deseo”, hace justicia al visibilizar la apasionada escritura de Bombal. Durante un siglo Bombal ha permanecido en el margen de los estudios literarios de algunos países, en parte por su forma “libre” de vivir, por ser mujer y por escribir sobre temas que narran experiencias femeninas que quizá el pudor conservador califique como ostentosas. Desde un meticuloso estudio, la autora presenta cómo las mujeres sin nombre (pero con cuerpo) de La última niebla y de La amortajada, descubren a partir del goce, del erotismo, del encuentro con su propio tacto, una conciencia de sí que cuestiona el deber ser de la mujer casada en el ámbito latinoamericano de inicios del siglo XX. El capítulo es una algazara del descubrimiento de la piel como espacio del goce y de la memoria erótica, de la participación en el erotismo femenino de los sentidos, del recuerdo y de la autoficción como recurso narrativo para la construcción del ser para sí.

Posterior al estudio de Bombal, Ana Laura Castro Vázquez, en continuidad con los análisis sobre la violencia y el erotismo, estudia la obra de Ana Clavel Las Violetas son flores del deseo. Presenta los elementos narrativos que vinculan a una prosa erótica y emotiva con la violencia del incesto. Tres mujeres creadas a partir del deseo. Helena, cansada de la asexualidad que la racionalidad patriarcal le exige, busca nuevas miradas, distintos roces que hagan sentir a su piel. La sanción por recusar al rol de madre se evidencia en las miradas inquisitivas que la señalan como traidora. Susana expresa su cuerpo y sus anhelos, y por ello vive la aplastante degradación. Violeta, púber erótica, es simbólicamente violada por su padre y por todos los compradores de las plásticas muñecas que el padre inventó para penetrar a la hija sin tocarle la piel. El texto es un excelente análisis de los enramados que existen entre los deseos, las prohibiciones a la sexualidad femenina y la displicente mirada ante las violencias a las niñas.

Finalmente cierra el libro el trabajo de Verónica Zavala Tapia. Desde la mirada puesta en la violencia en los cuerpos masculinos, realiza el análisis de una obra que expone la fragmentación de las subjetividades a través de la segmentación. Desde un íncipit fogoso en “Víctimas del horror: cuerpo, vulnerabilidad y violencia en La muerte me da, de Cristina Rivera Garza”, pone la mirada en la violencia que vive México. A partir de un estudio intertextual y extratextual entre la violencia en el país, las posibilidades de las herramientas narratológicas y las violencias a los cuerpos en la ficción, greña varios elementos. La des-subjetivación que se produce al vulnerar a los seres y las implicaciones éticas que las lecto-escrituras de violencia pueden implicar. A su vez, expone a la novela como una propuesta novedosa que intima al lector y a su conciencia. Es una apuesta valiente y crítica, no se propone como atalaya, sino que se interpela e insta a la escritura de ficción. La pregunta ética sobre la lecto-escritura de estos textos nos cuestiona y permanece...

En el libro se muestran los resultados de investigaciones de largo aliento, unidos por distintos acercamientos sobre el cuerpo. Ya sea desde los estudios filosóficos o desde el análisis de género a los textos lite-

rarios, se abren puertas al pensamiento, al análisis y al diálogo. Ahora soltamos el cordel y dejamos ir a la carabela, serán lxs lectorxs quienes reharán lo dicho y con quienes iniciamos el diálogo.

Adriana Sáenz Valadez Verano 2020

El cuerpo visto desde la Filosofía

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