Volver a tus ojos
Cuentos
Ramón Guzmán Ramos
Ramón Guzmán Ramos Volver a tus ojos México: Silla vacía Editorial Primera edición (póstuma), isbn:
mmxix
978-607-98445-6-1
1. Literatura
2. Poesía mexicana
Sr. Tarántula Corrección de estilo Cristina Barragán Hernández Maquetación Noé Martínez Diseño de forro Las características gráficas y tipográficas de la presente edición son propiedad de
Copyright mmxix Todos los derechos reservados conforme a la ley, por la presente edición © © © © ©
Herederos de Ramón Guzmán Ramos Larissa Citlali Guzmán Guerrero, texto inductorio Gaspar Aguilera Díaz, prólogo Saúl Martínez Aceves, epílogo Alesha Sivartha, ilustración. The Book of Life: The Spiritual and Physical Constitution of Man, Stockton, Press of Leroy S. Atwood, Londres, 1898. Imagen de dominio público © Silla vacía Editorial Miguel Cabrera 88a Centro Histórico cp 58000 Morelia, Michoacán, México Impreso en México - Printed in Mexico www.sillavaciaeditorial.com
Índice Trascender la memoria Larissa Citlali Guzmán Guerrero El talento narrativo de Ramón Guzmán Ramos Gaspar Aguilera Díaz
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Volver a tus ojos — 21 —
Isaac, hijo de Abraham — 41 —
Rosalba — 69 —
Reminiscencias — 83 —
Aula
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Silvia y los sueños de nube — 97 —
Retorno — 111 —
Epílogo Saúl Martínez Aceves
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N. del E.: la dedicatoria fue redactada por Ramón en mmxvii: Don Saúl mantuvo la promesa y solventó el costo de la edición.
Para Citlali, Larissa, Amaranta, Quetzalcóatl, Venecia y Aura. Mi agradecimiento especial para Saúl Martínez Aceves, que hizo posible la edición de este libro.
Trascender la memoria Larissa Citlali Guzmán Guerrero La palabra construye posibilidades de existencia y es ese mundo posible el que nos permite soñar y volver a vivir. Mi padre, Ramón Guzmán Ramos, eligió su camino, un camino de la palabra; los que estuvimos a su alrededor lo recorrimos paso a paso, conociendo la realidad que se construye a través de la literatura. Hablaré del padre, del abuelo, del esposo, de la persona. Recuerdo desde que tengo memoria, ver todos los días a mi padre con un libro y llenar con ellos las paredes cuando terminaba de leerlos, darse unas horas por la tarde para escribir, siempre acompañado por un café que se preparaba él o a veces nos daba la oportunidad a nosotros de preparárselo, pero siempre con una incertidumbre de que no lo hiciéramos como a él le gustaba, así, todos los días. Hasta que entendí, cuando me compró mi primer libro, que leer es poder abrir puertas de otros mundos en los que podemos ser cualquier personaje. Y es en ese momento, que los lectores nos damos cuenta que podemos dibujar nuestros mundos, jugar con el tiempo, vivir otros escenarios. Y es que mi papá como escritor, tengo que decirlo, fue extraordinario. Utilizó el lenguaje para construir sus realidades a través de una inmensi dad de figuras retóricas, sea poesía o narrativa: siempre en sus textos habrá este juego de imágenes construidas con palabras. Como lectora asidua de sus libros, siempre tuve la oportunidad de leerlos antes de que llegaran a la imprenta; a mi papá siempre le preocupaba que sus textos
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Larissa Citlali Guzmán Guerrero
hicieran vibrar a quienes los leíamos. Lo que me sorprendía de él era la disciplina con la que ejercía su papel de escritor, todos los días sentado frente a su escritorio, plasmando sus mundos sobre la hoja en blanco de un monitor. Recuerdo claramente las enseñanzas de mi papá; siempre que quería platicar con sus hijos recurría a metáforas, creyendo que podíamos entender mejor el mensaje, y a veces sus relatos eran tan fantásticos que terminábamos diciéndole que todo era un invento suyo. Hoy agradezco que mi papá nos acercara a esos mundos ficcionales, que nos mostrara que la realidad puede elegirse, puede ser otra, puede leerse, escribirse, ser nombrada. Hace cuatro años me di cuenta que, si un día mi papá no estaba conmigo, con nosotros, estarían sus libros. Porque en todos sus textos está una parte, o me atrevería a decir, todo él. No imagino a Ramón Guzmán sin su mundo de las letras, por eso hoy estamos frente a un nuevo libro, sus últimos suspiros, sus nuevos mundos llenos de esperanza, dolor y memoria. Ramón Guzmán Ramos permanece en sus textos, ellos son la posibilidad que me ha dado, que nos han dado, de poderlo tener siempre conmigo, con nosotros. A mi padre le preocupaba, en sus últimos meses, que la memoria lo olvidara. Para él, trascender era permanecer en esencia y en pensamiento con todos los suyos y con los que accedieron a él a través de sus libros. Cito a mi papá: De pronto nos damos cuenta de que la vida no alcanza, somos seres hechos de tiempo que se acumula y se pulveriza. Quizá por eso sea tan valiosa la memoria, ese lugar donde todo permanece y vuelve a comenzar, la vida no tendría sentido si no la viviéramos para recordarla.
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Trascender la memoria
Hoy digo que Ramón Guzmán, mi padre, siempre fue lo que quiso ser. Un día antes de fallecer compartió con su familia momentos para recordar, momentos que quedan en la memoria: y frente a ustedes menciono que no sólo para la familia sino para todos los que lo conocimos y formó parte de nuestra vida. Sus palabras envolvieron a muchos de nosotros, como escritor, como periodista, como maestro comprometido siempre con la cultura. Trascender, papá, es hoy y siempre a través de tu palabra. Tus palabras serán eco en nuestros corazones y en la historia. Descansa en paz, papá; hoy trasciendes en tus textos, hoy nos das la posibilidad de encontrar escenarios en la memoria y recordarte, dialogar y escucharte. Hoy, nos acercamos más a tu corazón. Hoy, vives en tus cuentos. Hoy, Volver a tus ojos es: volver a ti.
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El talento narrativo de Ramón Guzmán Ramos Gaspar Aguilera Díaz Yo hablo del amor en el sentido más alto de la palabra. La redignificación del hombre, la desenajenación del propio ser humano. José Revueltas
I Conocí a Ramón Guzmán Ramos en los años setenta, tuve la suerte y el honor de formar parte de un numeroso grupo de amigos que lo querían y respetaban por su trabajo siempre profesional, comprometido como docente, por su entusiasmo y su pasión por la literatura. Lo recordamos también como periodista crítico, creativo, congruente, en los diarios Cambio de Michoacán y La Opinión de Michoacán, entre otros medios. Tuve también la fortuna de colaborar con él en la revisión de algunos de sus originales de poesía y de narrativa que después aparecieron como libros. Siempre le preocupó la situación indiferente y la falta de visión a largo plazo de las dependencias culturales oficiales y la falta de un mayor apoyo a los artistas. Fue animador durante varios años del grupo cultural y taller literario Ambrosía, posteriormente llamado Luvina, en la ciudad de Uruapan, junto con otros compañeros escritores como Saúl Martínez, Lenin Guerrero, Jor-
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ge Reyes, Alejandro Orobio y Armando Salgado, entre otros compañeros. En 1998 fue acreedor del importante premio de poesía Efraín Huerta, por su libro Trilogía Herética, recientemente reeditado por la editorial independiente Silla vacía (2017). El pasado 17 de diciembre de 2018 nos abandonó físicamente y ha sido inevitable de nuevo la sensación de orfandad y la profunda tristeza de no poder continuar intercambiando el diálogo sobre literatura, la política y los laberintos de la vida cotidiana. II Utilizando los recursos que a lo largo de su corta vida pudo desarrollar tanto en los libros de prosa, poesía y ensayo, el escritor originario de Zacapu logra en Volver a tus ojos ofrecerle al lector un prisma intenso y apasionado de las distintas anécdotas que nos va narrando y de los diferentes personajes que va reconstruyendo a través de su narrativa. Es importante destacar el talento y la sabiduría literaria que Ramón Guzmán supo desplegar a lo largo de su obra publicada, es decir, que es admirable la objetividad y elocuencia de sus ensayos y de sus artículos como la intensidad y sugerencia ejemplares en cada uno de sus poemarios, particularmente en Trilogía Herética, y de igual forma sorprende el despliegue de personajes hieráticos que lo hacen a uno recordar a los hombres y mujeres que aparecen (por ejemplo) en la narrativa de José Revueltas (Los muros de agua y Dormir en tierra), que parecieran abando nados de toda justicia humana y divina, en donde Ramón Guzmán (a partir de la recreación de los mitos bíblicos) desarrolla sus historias de una manera admirable. El contraste profundo entre el bien, el mal y esa especie de pérdida de la pu-
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reza original muestra a sus personajes desgarrados y fuera de toda conmiseración social. La miseria humana en todos sus aspectos y lamentables cualidades van apareciendo en todos y cada uno de los personajes creados por este escritor michoacano. Encontramos hallazgos con respecto al concepto del amor verdadero como el siguiente: El amor no es la ventana que la doncella anhela para su casa, para los aposentos de su espíritu atribulado. El alimento del amor es la libertad (24). [...] Uno no sabe cómo hablar del amor, sobre todo cuando algo nos convence de que estamos enamorados. Pienso que no se trata de hacer del amor el objeto del lenguaje, de nuestro lenguaje, tan limitado como la intención de sobrevolar los dominios de la muerte con alas de paja y humo. Habría que dejar que el amor nos muestre su modo de expresar la fuerza con que establece la cohesión y también el quebranto entre las cosas. Que lo haga por sí mismo, volviendo a recorrer la senda del tiempo desde el origen, desde aquel punto infinitesimal en que la dispersión quedaría marcada por la búsqueda y el reencuentro (25).
La sensualidad y el erotismo desde luego que aparecen resueltos de una manera admirable: [...] entre el movimiento de fuga y la fuerza que surge de la nostalgia se crea un punto de equilibrio. Es en este punto donde los cuerpos se encuentran sin entrar en colisión, donde la materia se hace una sin perder identidades particulares, donde se crea el aire para que dos almas lo respiren y mantengan en zozobra y postergada a la muerte. Tarde nos daríamos cuenta que eso del amor nuevo simplemente no existe (27).
La nostalgia y las sensaciones de un primer amor apasionado aquí dejan su constancia: Tenía sed de ti, de tu piel oscura, vestida de llamas invisibles; de tus ojos grandes, almendrados con ese des-
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tello de tristeza discreta que no te abandonaba. Te llevaba de la mano por la acera angosta de las calles olvidadas. Ibas con tu silencio atado a mi silencio. No nos veíamos porque temíamos que algo pudiera provocar el desastre, que la noche se recogiera y nos dejara a mitad del deseo. El lecho olía a desamparo, a soledad acumulada. Sólo las paredes daban cuenta de la expulsión del sueño, del retorno al engaño y las visitas del fantasma. No sabía rezar, no iluminaba mi ánimo la esperanza rota de la oración. Siempre creí que la mayor tragedia de la historia había sido el abandono que el Padre hizo de su hijo en la cruz, el silencio como respuesta a la pregunta que quedó flotando en el vapor de la tarde, la prueba que se comprueba con la muerte, con el sacrificio sagrado (28-29). [...] Ingresar al territorio de tu piel, a las avenidas y callejones oscuros de tu cuerpo, a la plaza en plenitud que despliega tu ser, con esos bordes que dejan al descubierto las entrañas enrojecidas de tus sueños, ha sido desde el principio un desafío montado en la zozobra. No he sabido en qué condiciones nos dejará el desenlace. La aventura, que se repite cada noche bajo los ojos ciegos de la Luna, sobre el vapor silencioso de la tierra, en las inmediaciones de esta selva que desata su violencia sobre sus habitantes exangües, sigue su curso en cada irrupción. Somos como dos piedras de fuego expulsadas del volcán que se encuentran cuesta abajo en la montaña y luchan con denuedo para volverse una y no dejar de ser. O como las miradas que por fin se clavan una en la otra en medio de la muchedumbre y se penetran mutuamente ante la insólita, inmoral, indiferencia de los otros (33).
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III Volver a tus ojos concluye con relatos breves que reflejan la vida cotidiana y algunos aspectos dramáticos y autobiográficos de la experiencia académica de este autor zacapense-uruapense, como Anselmo San Martín, así como la recreación de los primeros y nostálgicos encuentros amorosos. Toda esta narrativa escrita y sustentada con base en un altísimo nivel del estilo literario de Guzmán Ramos y bajo una claridad, precisión y calidad de un lenguaje poético admirable: no dudamos en confirmar que Volver a tus ojos perdurará como uno de los mejores libros de la narrativa mexicana contemporánea. Morelia, Mich. Primavera del 2019
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