Blanca Espinosa Barco Cara a Cara

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Silvestre Revueltas y Carlos Chรกvez

CARA A CARA

Blanca Espinosa Barco


El libro de Silvestre Revueltas y Carlos Chávez Frente a Frente tiene en su primera página la reproducción del timbre conmemorativo de los 100 años del natalicio de ambos personajes. Éste fue emitido en 1999 y es una evidencia de la importancia que ambos tienen en la vida cultural mexicana. Como parte del festejo del centenario, se llevó a cabo el Coloquio Internacional Carlos Chávez – Silvestre Revueltas, en el que se pretendía valorar sus obras, lograr nuevas aproximaciones biográficas y señalar su presencia en enciclopedias internacionales, entre otros aspectos. Ésta era la primera vez que un grupo importante de investigadores, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Carlos Chávez, así como la Camerata del INBA, se unían para respaldar el estudio de compositores mexicanos. La idea era “analizarlos de manera paralela, sin el viejo antagonismo que permea la historiografía entre ambas personalidades. El trabajo de Julio Estrada, ”Chávez y Revueltas: los eclipses”, y el de Luis Jaime Cortes: “El cristal y la llama: apuntes”, desoyen estas recomendaciones. Yo me uno a ellos porque pienso que sólo develando este antagonismo se puede escribir la verdadera biografía de Revueltas. Silvestre y Carlos se conocieron cuando ambos tenían 24 años. Chávez era pianista, Revueltas violinista. Ambos ya tenían la pretensión de ser directores de orquesta y compositores de música sinfónica. A Chávez le impactó la personalidad Revueltas. Él mismo refiere: “era un músico de excepcional talento. Vi grandes promesas en él. …trabamos grande y leal amistad. Nos hicimos amigos y camaradas”.


En 1928 Chávez es nombrado director de Conservatorio Nacional de Música y director de la Orquesta Sinfónica Mexicana. Chávez invita a Revueltas a venir a México. Revueltas que en ese momento vivía en San Antonio, Texas, acepta regresar a “la región más transparente del aire”. Silvestre se desempeña como profesor de violín, director de la Orquesta de Alumnos del Conservatorio y Subdirector de la Orquesta Sinfónica Nacional. Las diferencias en la orquesta comenzaron a surgir, pero en 1933 Chávez se sentía rebasado. El 25 de noviembre le escribe una carta a Copland diciendo: “Ayer fue el primer concierto sinfónico de la temporada; […] Hoy me siento como relevado; los ensayos fueron muy pesados. Durante las siguientes dos semanas ensaya Silvestre. La ruptura entre Chávez y Revueltas se dio en 1935 cuando Silvestre quedó al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional. Chávez comenta: “Él permaneció al frente de un grupo rival: La Orquesta Nacional que, aunque tuvo éxito, dividió transitoriamente la confianza y el interés del público y, lo que era peor, el apoyo financiero”. Silvestre relata: “Nuestro maravilloso mundo musical es “semillero” de intrigas y de odios. ¿Es que hay tanta hambre camaradas? Apenas un señor toca un pito cualquiera y ¡ay! del que toque el mismo pito. Apenas un señor coge una batuta, y ni Toscanini puede con él. ¿Qué ola estúpida de vanidades nos envuelve?” Si bien Revueltas era un gran director de orquesta, su perfil como compositor acusa un desarrollo vertiginoso en los años treinta. Al principio se le relacionó con el Nacionalismo Musical Mexicano, pero ahora se pueden corroborar sus vínculos con las vanguardias en la música y la pintura y su trascendencia en el cine, la danza y la sala de conciertos. Dice Sergio Armando Gómez: “Soy sordo para el trino. / Sin embargo, / cuando escucho a Silvestre / ocurre a veces: / que me danza el sonido / frente al rostro”.


La rivalidad más fuerte y escondida se dio en el terreno creativo. Se puede considerar 1932 como el arranque de este Frente a Frente. Ambos músicos se propusieron escribir un cuarteto. Chávez inició su Cuarteto No. 2 y lo terminó muchos años después. Revueltas inició y terminó Música de Feria. Cuando ambos músicos ya habían fallecido, el Cuarteto Latinoamericano de Cuerdas le dedicó un disco a los cuartetos de sendos autores. Las críticas hacia Chávez se inclinan por decir que es una obra que no arriesga. Peter Garland dice que Música de feria es uno de los cuartetos clásicos del siglo XX. Dos años después de iniciada la rivalidad artística, surge la histórica disputa por la musicalización de la película que en un principio se llamó Pescados y que después trocó su título por Redes. Chávez nunca logró entrar al ámbito del cine. Revueltas trascendió la frontera y su época con la musicalización de esta película que es la más emblemática de su catálogo. Las diferencias como compositores comenzaron a apreciarse. Guillermo Contreras opina: Revueltas, al lado de Carlos Chávez, destaca en forma relevante en la corriente musical mexicana. […] Técnicamente, los dos pulen piedras diferentes. Los críticos actuales también tienen sus opiniones. Eusebio Rubalcaba escribe: “Revueltas. Genio atormentado, insaciable, siempre insatisfecho, cúspide, gambusino de vetas musicales, a su lado palidecen compositores mexicanos encumbrados por el poder político, como Carlos Chávez…”


Efectivamente, la relojería de la música de Revueltas funciona con engranajes muy diferentes a los de Chávez. Dice Luis Jaime Cortez: “Revueltas es pólvora coloreada y luminosa. Chávez, la impertérrita y escueta estructura del castillo antes de quemarse. A Chávez le preocupa la tradición; a Revueltas le estorba. Chávez tiene una técnica de composición; Revueltas una poética”. Yo pienso que la diferencia básica entre Chávez y Revueltas es que Chávez es un hombre de instituciones. Chávez pensó que éstas, podrían ser una escalera para catapultar su obra, pero por este camino llegó a otro lugar. Basta seguir la polémica que inicia Antonio Rodríguez y que termina José Yves Limantour que en uno de sus párrafos hace la siguiente apreciación: “…el maestro Chávez no permite que se realicen cruzadas culturales que no estén bajo su control y que no le dejen cierto beneficio personal, no precisamente en el orden material sino en el del dominio, y puede darse el caso de que alguna vez, por su egocentrismo, anule movimientos que podrían resultar de positivo beneficio para la Nación, constituyéndose así en obstáculo perenne para las nuevas innovaciones y usufructuando su posición oficial en beneficio propio.” Si a esto le agregamos el artículo de Ricardo Pérez Montfort: “Carlos Chávez en los años cuarentas: caudillo o cacique cultural” podemos observar que cuando la actuación de Chávez se pone en contexto, la idea de que fue el gran animador de la cultura mexicana, comienza a relativizarse.


Revueltas todavía no tiene una biografía. En 1990 Luis Jaime Cortez afirma “quizá no haya sido escrita porque el tiempo mismo ha exigido que la vida de Silvestre se enfríe, que las pasiones políticas, morales y estéticas que la circunscribieron dejaran de tener la fuerza de la sangre que late. Casi cincuenta años después de su muerte ya podremos (espero) hablar con cierta calma de sus borracheras, de su militancia comunista, de Carlos Chávez, […] del nacionalismo de la guerra española…” A Revueltas, en sus mejores momentos le gustaba sentirse un “Beethoven bandido”. Algunos que lo conocieron lo consideraron un genio. Dicen que el genio posee una fe absoluta en su obra. La elección de sus medios es determinante para conseguir su fin. Revueltas consiguió su fin de acuerdo con su honor espiritual. Ahora podemos decir que Revueltas nunca tuvo envidia de Chávez. No existen documentos, frases, indicios que puedan sostener esta hipótesis. Y la más sencilla de las razones es que, para ser músico no se necesita un puesto de funcionario. Sin embargo, en esta investigación no se quiere eliminar al contrincante. Eso incluso le restaría valor a Revueltas. Todo “Beethoven bandido” tiene su antagonista. Chávez es el gran contrincante de Revueltas. Chávez creyó que la única manera de destacar era eliminando a su competidor; así que hizo de todo. Habló mal de Revueltas, alteró su formación y su trayectoria. Dejó de tocar su música con la Orquesta Sinfónica de México, restó mérito a sus obras. Se proclamó su maestro. En resumen lo combatió por espacio de 45 años. Sin embargo, dice el propio Chávez, “el tiempo no permite ni calumnias ni favores, a su luz cada cual encuentra su verdadero lugar.”


Musicalmente el tiempo de Revueltas ha llegado. Ahora las batutas jóvenes como las de Gustavo Dudamel y Alondra de la Parra dirigen Sensemayá con pasión. Los estudiantes de licenciatura a doctorado dentro y fuera de México se sienten dispuestos a escudriñar sus obras. Dice Revueltas: “Lo que yo espero vendrá, aunque yo esté muerto”. Respecto a mí, tengo que decir que soy una escritora independiente. Estudie letras españolas, pero nunca fui a talleres literarios, ni pertenezco a círculos de intelectuales, así que de las fortalezas y debilidades de mi libro sólo puedo responder yo. No tengo a quien echarle la culpa. Personalmente creo que el libro aporta un punto de vista diferente, sobre el tema principal y los subtemas. Está documentado a cada paso. Mi casa editorial es Windmills, está en California y es distribuido por Amazon en versión digital. El libro de papel aparecerá después. Todo libro necesita lectores. Esta es una invitación a que lean el mío. Muchas gracias.


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