PRESENTACIÓN DEL LIBRO
Silvestre Revueltas y Carlos Chávez
Frente a Frente Por Célida Godina
Toca como un dios, bebe como demonio y departe como pagano Quiero agradecer a la maestra Blanca Espinosa por su invitación para la presentación de su libro, el cual, valga la redundancia, invita a ser leído sin levantarse de la silla. Su lectura me ha llevado a realizar otras lecturas sobre estos dos importantes músicos mexicanos que a mi parecer representan dignamente nuestra música. He de decirles que encontrarme con un libro sobre Silvestre Revueltas me ha vuelto a mis orígenes, les diré por qué. Por un lado mi madre era de Durango y tenía el hablar de doña Romana Sánchez, madre de los Revueltas. Cuando leí el dolor que le causaban sus hijos, sobre todo en su particular forma de hablar, me resultó muy familiar, diría yo nostálgica. Por otro lado, mi padre fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), él era gente de izquierda que estuvo a punto de ir a la guerra de España, además compañero de “copas” de algunos miembros de la LEAR, Raúl Anguiano, por ejemplo. Recuerdo que mi padre contaba que asistía al taller de Diego Rivera para “aprender técnica de pintura mural”, pero un buen día Rivera se acercó a él y corrigió un trazo…fue el último día que mi padre pisó aquél estudio. El contexto en que se desenvuelve la vida de estos dos músicos ha sido para mí conocido por las innumerables conversaciones que tuve con mi padre y por las lecturas realizadas a lo largo de la vida, ni qué decir de la música de Revueltas y Chávez que nos han acompañado todos estos años.
El libro de Blanca Espinosa tiene el mérito de reunir un material bibliográfico, hemerográfico y de archivo muy valiosos que dan cuenta de una época y, de la vida de Silvestre Revueltas y de Carlos Chávez. Espinosa va mostrando a lo largo del texto que quienes conocieron de cerca su relación, así como autores especializados en la música de Revueltas, son quienes confirman que Chávez tuvo celos del duranguense y utilizó su poder de funcionario para borrarlo del mapa musical mientras estuvo en sus manos hacerlo. De cualquier manera, pienso como Garland, que independientemente de cuál haya sido su rivalidad original, esta rivalidad fue creativa para ambos y “demasiado cercana para sobrellevarse”. Hoy podemos festejar que la música de Silvestre Revueltas es reconocida en todo el mundo y que en su natal Durango, desde hace 10 años, se celebra un Festival Internacional año con año en el mes de octubre donde se homenajea a los hermanos Revueltas: Fermín, Silvestre, José y Rosaura. Ahora bien, me gustaría centrarme en Silvestre Revueltas, en su existencia, la cual es descrita por la maestra Espinosa a lo largo de las páginas de su libro. Se preguntarán por qué elijo a Revueltas y no a Chávez, respondo, porque creo que su vida fue más interesante, más intensa que la de Chávez que siguió un camino recto, sin contratiempos y que lo hizo entrar al salón de la fama rápidamente. En el caso de Revueltas veo a un hombre comprometido con sus ideas, angustiado por querer cambiar el mundo, que murió como diría Rilke, haciendo lo que más le gustaba: bebiendo y ayudando a la gente, se cuenta que “una fría noche invernal al mirar a un borrachín harapiento titiritando de frío Revueltas se quitó su camisa para darle al desnudo, lo que ocasionó que adquiriera la enfermedad de pulmonía que lo llevó a la tumba”, por esta causa muere en la ciudad de México el día 5 de octubre de 1940.
Cabe mencionar que Revueltas antes que músico fue un hombre que vivió una época donde la desigualdad social trastocó su alma y su vida toda. Esta desigualdad despertó en él ideales revolucionarios que lo llevarían a ser uno de los fundadores de la LEAR y su Secretario General. En su vida jugaron un papel muy importante los viajes que realizó al extranjero, Estados Unidos, España y Francia, en ellos observa la explotación del trabajador, la miseria, la muerte, la guerra… Quienes conocieron a Silvestre Revueltas lo describen como un hombre de espíritu dionisíaco, que como escribe el filósofo Federico Nietzsche, se caracteriza por ser desbordante, excesivo, impulsivo, que afirma la vida en cada acto. Contraria a la vida de Carlos Chávez, que se guiaba por lo que le traía beneficios, por lo útil, la vida de Revueltas se desenvuelve en la desmesura, en el desenfreno para lograr lo creativo, pero esta vida lo lleva a la angustia, a la desesperación…Revueltas dice: “Siento mi dolor y mi impotencia estrujarse dentro de mí, sin luz, en desaliento. ¿Qué puedo hacer? Me avergüenza ir tranquilamente por la calle. Siento envidia del más humilde de los combatientes. Me agobia el pensamiento de nuestra obra de artistas, llena de vanidad, de presunción. ¡Qué asco, qué tristeza!”. Movido por sus ideas políticas, viaja a España, ahí escribe: “cómo es posible no sentirse oprimido, dolorido, pequeño, inútil ante un hombre que muere, un niño, una mujer que llora. Y de qué puede servirles a ellos, y qué les puede importar una serie de sonidos o de líneas… Sin embargo, el arte ha sido siempre útil… ¿No será sólo una forma de consolarme, de defenderme…?”. Estos sentimientos los volcará en obras a su regreso a México y compondrá numerosas piezas sinfónicas que no le ayudan a salir de su profunda melancolía y lo llevan a su autodestrucción.
Revueltas tenía un amplio bagaje cultural y sus vínculos con intelectuales del momento le indujeron a componer piezas basándose en obras poéticas de importantes autores contemporáneos. Tal es el caso de sus obras dedicadas a Federico García Lorca, muerto durante el curso de la guerra civil española, las piezas son: Homenaje a García Lorca (1935), Siete Canciones de García Lorca (1938) y Cinco canciones de niños, también escrita en 1938. Especial relevancia tiene el poema sinfónico titulado Sensemayá, compuesto en 1938 y basado en un poema del poeta cubano Nicolás Guillén, que de acuerdo a lo narrado por la maestra Espinosa, lo comenzó a escribir mientras escuchaba la lectura que hacía el poeta en casa de Silvestre. En varios testimonios que aparecen en el libro de Espinosa el rechazo a la obra de Silvestre Revueltas fue por su filiación y tendencia de ideas izquierdistas, y quien de forma por demás abierta declaraba que no tenía envidia de nadie, que no le importaba el dinero, ni la fama, ni la publicidad, por supuesto sus palabras le t rajeron críticas y adversarios, pero no impidieron que siguiera su carrera de músico, trabajando más allá de sus propias fuerzas, creando, dando conciertos, impartiendo clases y bebiendo…esta forma de vida lo llevo al psiquiátrico, en este lugar, para calmar sus angustias, escribe un Diario íntimo donde describe sus días en el Hospital: “una señora joven y bella se ha puesto a aullar de un modo lamentable en su enfermedad y sin motivo aparente. Ha roto los espejos y las sillas, y se le ha tenido que poner la camisa de fuerza. La pobre lloraba como el viento y nadie parecía compadecerse de ello. Yo quisiera ser insensible a esas cosas, pero no puedo…”.
Al salir del psiquiátrico la vida de Silvestre continuaba, su activismo político y su compromiso con los necesitados hicieron que su música sea catalogada, en el decir de Graciela Paraskevaídis, música política, pues en sus composiciones se refleja lo combativo de su carácter, esa armonía de lucha sale a la luz en cada acorde. Cuando en estas semanas volví a escuchar Homenaje a García Lorca, Redes, La Coronela, Esquinas, La noche de los mayas, Sensemayá no pude dejar de pensar, de sentir, de percibir en su música originalidad, dolor por los oprimidos, por los que sufren, música proletaria, música con conciencia de clase, como diría Luis Sandi, citado por Blanca Espinosa: “Podemos decir que la música proletaria no será nunca aquella que solo tiene revolucionario el texto o el nombre, sino aquella cuyo íntimo significado musical sea revolucionario: música revolucionaria en su técnica, en su forma, en su tema en la manera de ver el tema mismo, y que esta música solo podrá producirla los que estén identificados con las masas trabajadoras, con sus sufrimientos, con sus problemas, con sus anhelos”. Silvestre Revueltas fue un hombre cuya conducta ética lo llevó defender sus ideas y sus obras musicales, nacidas de su experiencia de vida, amó a sus padres, a sus mujeres y a sus hijas, su vida a pesar de las intrigas y odios del mundillo artístico de su tiempo, no hicieron meya para que siguiera su camino y que al final de su vida se preguntara “¿Por qué un artista, un creador, ha de sufrir hambres y miserias? Aquí descansa, entre nosotros el secreto del fracaso de la cultura de México como pueblo. Somos un país de descamisados y de zánganos. Se desprecia al músico, al pintor, al poeta, por considerarlo como a los bufones de la burocracia…Pero es que se les hace bufones por la fuerza del hambre Aunque muchos nos rebelamos, la rebeldía es la soledad, la soledad infecunda, abandono, la miseria…”. Silvestre Revueltas muere en octubre de 1940. Pablo Neruda fue encargado de decir unas palabras en la muerte del gran músico mexicano, para el evento leyó su llamado Oratorio menor, dice así:
Cuando un hombre como Silvestre Revueltas vuelve definitivamente a la tierra, hay un rumor, una ola de voz y llanto que prepara y propaga su partida. Las pequeñas raíces dicen a los cereales: "Murió Silvestre", y el trigo ondula su nombre en las laderas y luego el pan lo sabe todos los árboles de América ya lo saben y también las flores heladas de nuestra región ártica. Las gotas de agua lo transmiten, los ríos indomables de la Araucanía ya saben la noticia. De ventisquero a lago, de lago a planta, de planta a fuego, de fuego a humo: todo lo que arde, canta, florece, baila y revive, todo lo permanente, alto y profundo de nuestra América lo acogen: pianos y pájaros, sueños y sonido, la red palpitante que une en el aire todos nuestros climas, tiembla y traslada el coro funeral. Silvestre ha muerto, Silvestre ha entrado en su música total en su silencio sonoro. Hijo de la tierra, niño de la tierra, desde hoy entras en el tiempo. Desde hoy tu nombre lleno de música volará cuando se toque tu patria, como desde una campana, con un sonido nunca oído, con el sonido de lo que fuiste, hermano. Tu corazón de catedral nos cubre en este instante, como el firmamento y tu canto grande y grandioso, tu ternura volcánica, llena toda la altura como una estatua ardiendo. ¿Por qué has derramado la vida? ¿Por qué has vertido en cada copa tu sangre? ¿Por qué has buscado como un ángel ciego, golpeándose contra las puertas oscuras? Ah, pero de tu nombre sale música
y de tu música, como de un mercado, salen coronas de laurel fragante y manzanas de olor y simetría. En este día solemne de despedida eres tú el despedido, pero tú ya no oyes, tu noble frente falta y es como si faltara un gran árbol en medio de la casa del hombre. Pero la luz que vemos es otra luz desde hoy, la calle que doblamos es una nueva calle, la mano que tocamos desde hoy tiene tu fuerza, todas las cosas toman vigor en tu descanso y tu pureza subirá desde las piedras a mostrarnos la claridad de la esperanza. Reposa, hermano, el día tuyo ha terminado, con tu alma dulce y poderosa lo llenaste de luz más alta que la luz del día y de un sonido azul como la voz del cielo. Tu hermano y tus amigos me han pedido que repita tu nombre en el aire de América, que lo conozca el toro de la pampa, y la nieve, que lo arrebate el mar, que lo discuta el viento. Ahora son las estrellas de América tu patria y desde hoy tu casa sin puertas es la Tierra.