No hoy las revoluciones, cambios rápidos y no sangrientos, deben hacerse en paz, sin balas ni cañones, pero con un arma poderosísima: el voto popular. Arma silenciosa, contundente y definitiva que puede, en lo que demora un escrutinio, retirar del poder al totalitario, al ineficiente y al egoísta y cambiarlo por alguien demócrata, eficiente y solidario. Pero cuidado, si se usa mal, el remedio puede ser peor que la enfermedad; es decir el entrante peor que el saliente. Úsala bien y tendrás progreso y libertad. Úsala mal y sufrirás. Y entonces no te quejes del gobierno que elegiste, quéjate de ti mismo. Ecuador, tú y tu familia merecen ya solo lo bueno, de ti depende... Y recuerda, cuando se trata de problemas de la nación y la gente como tú dice “a mí que me importa”, esa nación está perdida. Que esa no sea nuestra gente y que esa no sea nuestra patria. ¡Nunca dejaremos que se pierda el Ecuador! Firmado por Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil. El Comercio Pág. 9 - Expreso Pág. 5