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DE LUZ Y SOMBRAS (O) TANIA TINOCO @TINOCOTANIA
Columnista (I)
02 | Abril | 2017 Edición 1183
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Un gran día
H
oy puede ser un gran día. Podría ser que al llegar la noche la palabra cambio tenga un mayor sentido y lleve consigo una enorme esperanza. El Ecuador lo merece. Los ecuatorianos lo merecemos. No ha sido fácil llegar hasta aquí, 2 de abril de 2017, con la posibilidad mayúscula de dejar atrás una década de revolución ciudadana, de socialismo del siglo XXI, de tiranía. Escoja usted la descripción que crea conveniente. Lo cierto es que asistimos al final de ella porque aun cuando el oficialismo se proclame vencedor, Lenín Moreno no es Rafael Correa. Y si el ganador es Guillermo Lasso el cambio promete ser de fondo y forma, permitiendo rápidamente remendar y rehacer una cancha que ha quedado deshecha, en donde se tendrán que imponer nuevas reglas de juego. Hoy puede ser un gran día, empezando por la fiesta que significa acudir a las urnas. Quiero creer que no serán necesarios los plantones en las afueras del Consejo Nacional Electoral, ni la presencia masiva de ciudadanos dispuestos a todo para que la autoridad haga respetar la voluntad popular. Ojalá y el triunfo sea sostenido por una diferencia importante que aleje toda duda, suspicacia, sospecha. Que pocos van a dormir esta noche, ya lo sabemos. Sus ojos van a descubrir si los fantasmas del fraude se atreven a venir y entonces gritar.
EL DATO
✒Precaución
El contendor del candidato opositor no es solo el binomio Moreno-Glas, sino una maquinaria estatal donde está enquistado un gran grupo a punto de perder su poder.
Entiendo que el control electoral del Partido Social Cristiano está trabajando en favor del candidato opositor, cuya organización ha tenido que extremar esfuerzos para poder vigilar el proceso. Eso y más será necesario. Después de todo, el contendor oficial no es únicamente el binomio MorenoGlas, sino una maquinaria estatal donde está enquistado un grupo importante a punto de perder su poder, sus privilegios y esa suerte de inmunidad con la que han bailado sobre el resto de ecuatorianos. En ese grupo suponemos que están los ideólogos del ‘Plan Atahualpa’, ese ataque burdo contra Lasso y su familia en el estadio y las afueras, que terminó convirtiéndose en la peor publicidad oficial, alentando en cambio a la oposición. Cuando se descubre a las entidades del Estado que compraron casi 4 mil entradas y gastaron más de 400 mil dólares para el partido Ecuador-Colombia, elucubraciones de todo tipo se vuelven posibles. Los ‘invitados’ al partido no estaban pendientes del balón, sino de los gritos. Los de las entradas regaladas tenían vuvuzelas que hacían sonar no para alentar a los equipos, sino para distraer las arengas políticas. Hasta ahora no he conocido de algún jugador del equipo nacional que haya reconocido a parientes suyos en las sillas colindantes a las que ocuparon los Lasso-Alcívar. El rechazo a la violencia que públicamente han hecho el
presidente Correa y el presidenciable Moreno no logró detener la oleada de críticas sobre el nivel tan bajo al que han caído los que pretendieron coronar su campaña sucia. Las redes sociales y los medios de comunicación independientes han descubierto el ‘Plan Atahualpa’. Las protervas intenciones no ganaron y sus responsables ya son señalados y tendrán que ser castigados porque mañana empieza el cambio. Y el cambio no es un vaticinio de quién reemplazará a Correa. Su propio candidato ha usado esta palabra como promesa, sin importar que “Vamos por el cambio” haya sido el eslogan de su contendor. Mientras escribo estas líneas me pregunto cómo el CNE hará cumplir la orden de que las encuestadoras le entreguen los resultados de sus exit polls una hora antes del cierre de las urnas. ¿Por qué y para qué? No puedo además imaginar cómo actuarán los fiscales a quienes se ha dispuesto participar como autoridades en esta jornada… Nunca antes la Fiscalía ha sido actor principal en un día de elecciones. Más allá de todo y seguramente por mi incorregible optimismo, sigo creyendo que este puede ser un gran día porque el cambio viene, el cambio llega.