Semana 30 07 2017 columnista pag 9

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DE LUZ Y SOMBRAS (O) TANIA TINOCO @TINOCOTANIA || TTINOCOM@GMAIL.COM

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El peso de la verdad

L

o que está pasando en el Ecuador puedo compararlo en mi imaginación con un río sorpresivamente caudaloso y de aguas turbias, alimentado por afluentes que arrastran palos, piedras, vidrios y lodo. Un río que llevaba años disminuido como si fuese un riachuelo, tal vez porque solo recibía las aguas de una misma vertiente cayendo fuerte y fino como un azote. De pronto un aguacero de mayo, que se replica y fortalece en junio y julio, y los afluentes de este viejo río enriquecidos de nuevo por la lluvia que limpia, empezando a dejar correr sus aguas; empujándolas a caer desde lo alto, aun con toda su basura. La montaña reverdece, como la esperanza. Perdón si soy demasiado optimista… Es así como en mi imaginación juegan los acontecimientos que se precipitan en el Ecuador, empujados por el peso de la verdad. Figuras intocables de ayer son obligadas a dejar el poder. Unas intentan perderse entre la gente común; otras aguardan su turno para responder como antes no lo hicieron. Incluso hay quienes tienen fecha para comparecer ante la Fiscalía General de la nación. Los casos Odebrecht, Caminosca, Petroecuador y más mantienen a la prensa atiborrada de trabajo, cumpliendo con su compromiso y obligación de contar, revelar, explicar a sus

CON EXPECTATIVAS ✒Pese a las amarras de la Ley de Comunicación, el periodismo, entendido como lo que es, un derecho humano, mantiene a un Ecuador a la expectativa de los nombres y personajes salpicados por graves hechos de corrupción. Pareciera una serie que se exhibe a diario, por capítulos, que va engrosando un entramado de vergüenza.

audiencias lo que se ocultó por tanto tiempo. Pese a las amarras de la Ley de Comunicación, el periodismo, entendido como lo que es, un derecho humano, mantiene al Ecuador a la expectativa de los nombres y personajes salpicados por graves hechos de corrupción. Pareciera una serie que se exhibe a diario, por capítulos, que va engrosando un entramado de vergüenza. Es una seudonovela, que provoca náuseas, pero también hilaridad. En las redes sociales, especialmente en Twitter, es posible asistir a la saga de los escándalos, riendo a carcajadas con los memes o caricaturas que escenifican parte de las historias de corrupción que van saliendo como pus. ¿Ven por qué imagino al Ecuador atravesado por un río caudaloso en el que flota basura? Mientras escribo estas líneas un amigo extranjero me visita y pone énfasis en esa inquietud reiterada que hallo en muchos lugares del país. ¿Esto es verdad, o es una nueva jugada? ¿Son gestos engañosos o señales de un nuevo país? Le respondo con mi corazón, sin darle oportunidad a la cabeza, a veces demasiado matemática. “Es cierto”, le digo, “está pasando aquí y ahora”. Ecuador está enfrentando otro tipo de partido. En Ecuador estamos empezando a sentir el peso de la verdad.

A manera de reflexión conmigo misma le digo a Dirk, residente en Nueva York y de turismo por Guayaquil, que seguramente hay muchos tramposos, ladrones y corruptos que se escapan y otros que logran esconderse entre la gente; que la justicia no es todavía lo suficientemente libre y lo necesariamente ágil, pero que hay señales inequívocas de cambio. Una realidad que no creíamos posible cuando en abril se conocieron los resultados electorales. ¿O sí? Las denuncias, las revelaciones, los anuncios (el escandaloso feriado petrolero, por ejemplo, publicado en el último libro de Fernando Villavicencio). Todo esto lo estamos palpando, como las caídas de aguas pestilentes en ese imaginado río de verdades y mentiras, de trampas, confesiones, secretos y delaciones… “Esto recién empieza” decía un eslogan político, y en verdad ha empezado mucho más rápido de lo que creímos posible. Tantas veces y con dolor volví a mi casa apesadumbrada por las dagas que hallaba en el ejercicio de periodista. Confieso que ahora tengo motivos para creer que es posible divisar flores en este oficio cuya meta principal es la verdad. Una verdad con tanto peso que puede actuar como transformadora de nuestro amado Ecuador. Que así sea.


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