DE LUZ Y SOMBRAS (O) TANIA TINOCO @TINOCOTANIA || TTINOCOM@GMAIL.COM
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Va por ti, Manuela
E
sta vez voy a intentar hablar de amor. No puedo hallar otra palabra para maximizar la síntesis de lo ocurrido este miércoles frente al Palacio de Carondelet. Un ecuatoriano de la nacionalidad cañari y presidente del movimiento indígena Ecuarunari demandaba, junto a compañeros y amigos, a gritos, el derecho a la unión familiar, un derecho humano y fundamental, reconocido en la Constitución vigente. Del Palacio de Gobierno salió un delegado para atender a los manifestantes. Yaku (Carlos) Pérez Guartambel le dijo que el presidente Lenín Moreno le había ofrecido poner fin a la separación forzosa de su esposa Manuela Picq. El funcionario expresó que no sabía nada del tema, pero que llevaría el mensaje. Así fue como me lo contó el activista de 48 años, quien lleva más de una década luchando por el Yasuní, las fuentes de agua y la cosmovisión indígena, y que desde agosto de 2015 está pidiendo, demandando y exigiendo que su matrimonio ancestral con la periodista franco-brasileña sea reconocido por el Registro Civil ecuatoriano, de manera que ella pueda volver con una visa de amparo familiar. Yaku extraña a su mujer y me dice que el tiempo y la distancia los laceran. Tal vez
quienes tenemos el privilegio de permanecer junto a nuestras parejas no lo aquilatamos. Me duele escuchar de su separación forzada. Hace cuatro meses se vieron en Perú y ahora están esperando la posibilidad de encontrarse en noviembre en otro país. Me cuenta que no hay dinero para viajar con más frecuencia y vuelve una y otra vez al reclamo y lamento por la insensibilidad de tantos. Más que insensibilidad es injusticia, discriminación, politiquería propia de tiranías. Por eso no concibo que esta separación persista en tiempos de Lenín Moreno. Mucho se ha esgrimido legal y constitucionalmente sobre el reconocimiento del matrimonio ancestral, una práctica del pueblo cañari al que pertenece Yaku. Cuando él intentó su reconocimiento ante el Registro Civil, la entidad se lavó las manos y el tema pasó a una unidad judicial de Quito y luego a la Corte Superior de Pichincha. La respuesta fue negativa. Consideraciones jurídicas para un tema evidentemente político, pues pocos dudarían de que la salida forzosa de Manuela Picq, a quien se le canceló su visa de intercambio cultural, fue originada por su participación en una protesta pública en Quito, en agosto de 2015. María Josefa Coronel lo dice así: “No se necesita probar lo que es público y notorio, más aún cuando se trata de
derechos humanos. Todos saben que Manuela Picq fue expulsada por protestar, y protestar es un derecho universal, en toda democracia”. Ahora cabe preguntarnos si con Rafael Correa vivíamos en democracia. Este amor entre la periodista, maestra universitaria, y el abogado, dirigente indígena, no fue conocido ampliamente sino hasta aquella tarde del 16 de agosto de 2015, luego de que Manuela Picq, con su visa cancelada y puesta en situación migratoria irregular, fue llevada al Hotel Carrión, en la calle del mismo nombre en Quito. Varios camarógrafos grabaron la escena de un hombre ataviado con un poncho rojo, a quien se le caían las lágrimas mientras alzaba un cartel que decía: “Manuela te amo”. Esperaba como otros, en las afueras del albergue donde eran encerrados los extranjeros antes de su deportación. El indígena enamorado era el presidente de la Ecuarunari, todavía con moretones por los golpes recibidos en la protesta en la que había participado junto a Manuela. Ella se fue del Ecuador a Brasil, confiando en acceder rápidamente a una visa del Mercosur. Le fue negada, al igual que cada intento de visado en consulados ecuatorianos. La única salida que les dieron fue buscar una visa de reunificación familiar, pero entonces se encontraron con la obligación de que su
matrimonio sea reconocido por el Registro Civil. Se habían unido bajo la luna llena en las lagunas de Kimsacocha el 21 de agosto de 2013, en la comunidad azuaya de Escaleras, parte del pueblo cañari. Hicieron la inscripción de su matrimonio ancestral en la Federación de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Azuay. Este certificado y las cartas de respaldo de organizaciones internacionales de Derechos Humanos y de Naciones Unidas han sido presentados ante las autoridades, pero su caso no termina de resolverse. Tiene el expediente 0846-16JP de acuerdo con un documento de la Corte Constitucional colgado en la web. En uno de sus renglones se lee: “caso inédito a los derechos y garantías establecidos en la Constitución”. En la manifestación del pasado miércoles frente al palacio de gobierno, Yaku volvió a preguntar por qué se le niega el derecho a la reunificación con su familia. Demandó explicaciones de cómo las autoridades civiles conciben al Estado plurinacional. Insistió en que el suyo es un caso de discrimen racial y exigió a los máximos representantes del Ecuador hacer respetar los matrimonios ancestrales, como lo hacen con las uniones de hecho. Y al final, como al principio, hablo de amor, de su amor por Manuela.