Oracionporlasfinanzas

Oración por las finanzas Dios Todopoderoso, El Altísimo, El dueño y poseedor de todo. Tuya es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan. Tuya es la plata y tuyo es el oro. Eres nuestro Padre Celestial y nosotros tus hijos, y por lo tanto somos herederos por medio de Cristo Jesús, de todas las grandísimas promesas y de todas las bendiciones que Tú tienes preparadas para los que como nosotros, te amamos y te reverenciamos.

Tú eres quien nos da la habilidad de hacer las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juraste a nuestros padres que nos habrías de dar. Esas riquezas son para hacer tu pacto firme porque Tú no cambias, eres el mismo ayer, hoy y por los siglos y has establecido en tu Palabra que ya nos bendijiste con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.

Hoy te agradecemos porque toda buena dádiva, don perfecto y vida en abundancia procede de Ti, del Padre de las luces en quien no hay mudanza ni cambio ni variación. Por lo tanto hoy oramos recordando, decretando y estableciendo Tu Palabra que es verdad, y unidos como uno solo, le hablamos al Norte, al Sur, al Este y al Oeste proclamando que sean sueltas y enviadas por los ángeles, todas las riquezas y tesoros que son nuestros por herencia.

Reprendemos al espíritu de robo, al espíritu de amor al dinero, reprendemos al ladrón que no viene sino a robar, matar y destruir y le ordenamos que suelte nuestras finanzas personales, familiares, laborales, del ministerio, del cuerpo de Cristo y de la nación toda. En el Nombre de Jesús le atamos de manos y pies y le prohibimos que venga a “comer” lo que no le pertenece. Hoy le echamos fuera y le ordenamos que no vuelva más y vaya al lugar designado por Jesucristo para él.

Nos comprometemos a cuidar nuestras palabras y a hablar todo aquello que traiga bendición a nuestros graneros y al alfolí. Bendecimos la obra de nuestras manos porque el Señor dice: Decidle al justo que le irá bien y que comerá del fruto de su trabajo.

Gracias Padre Nuestro porque Tú escuchas nuestras oraciones. Te apiadas de nosotros cuando clamamos pidiendo ayuda. Tan pronto nos oyes, nos respondes!

Bendito sea tu Nombre desde ahora y para siempre. Te damos la honra y la gloria y prometemos honrarte a ti primero con los diezmos y las ofrendas sabiendo que entonces, Tú reprenderás al devorador por nosotros y ¡abrirás las ventanas de los cielos! Hemos orado conforme a tu Voluntad y recibimos las respuestas a las peticiones que te hemos hecho.

Que así sea, Amén.

(Salmo 24:1; Malaquías 3:10; Efesios 1:2; Santiago 1:17; Isaías 30:19b)