CONVERSANDO CON... Manuel Salvoch Oncins
Ingeniero civil con más de 60 años de experiencia profesional. Laboró en ICA durante 44 años. Fue tesorero y miembro de la Junta de Vigilancia de la SEFI y presidente del Consejo Directivo del CICM. Fue distinguido con el Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2017.
Larga y apasionante trayectoria Dialogar con Manuel Salvoch es muy interesante y enriquecedor. Abundan hechos relevantes y anécdotas: desde una crítica infancia, pasando por sus esforzados comienzos, las enriquecedoras y desafiantes –además de atrapantes– experiencias profesionales, hasta la actualidad en que permanece activo. En esta entrevista comparte con Geotecnia numerosas vivencias que, por cuestiones de espacio, han debido resumirse.
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anuel Salvoch nació en España, y a los cinco años debió emigrar a la Unión Soviética junto a dos hermanos. Su padre, aviador republicano, se quedó a defender la República Española. La familia se dividió. El reencuentro familiar fue en México ocho años después, donde nuestro interlocutor vive hasta hoy, a sus 88 años de edad. Dialogar con Manuel Salvoch es muy interesante y enriquecedor. Abundan hechos relevantes y anécdotas. El ejercicio de síntesis es tan obligado como desafiante. “Llegué a México –relata– al seno de una familia de refugiados de escasos recursos. Años después ingresé en la Facultad de Ingeniería, en aquella época Escuela Nacional de Ingenieros; corría el año 1953”. Inmediatamente comenzó a buscar trabajo para contar con recursos –que casi todos sus amigos tenían, algunos hasta automóvil–. “Mi familia me podía dar el dinero para el transporte en autobús”. Por ello, encontrar trabajo se imponía, para poder socializar con sus amigos y contar con lo mínimo para las necesidades más allá del pasaje de ida y vuelta entre el hogar y la universidad. “Tuve suerte –nos cuenta–: encontré un anuncio en el periódico que decía: ‘Se requieren calculistas, topógrafos y dibujantes’; re-
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Trabajando en el proyecto de Ciudad Satélite como topógrafo.
corté el anuncio y me fui a la dirección que se indicaba”. Resultó ser el arquitecto Ángel Borja, quien estaba al frente de la empresa Conducciones y Pavimentos, subsidiaria del grupo Ingenieros Civiles Asociados (ICA). “Me presenté y le dije: –Vengo con este recorte para los puestos de topógrafo, dibujante y calculista. Borja me preguntó: –¿Qué puesto pretendes? –Mire, arquitecto, en cualquiera de las tres posiciones yo me podría desempeñar, puesto que ya cursé el primer año de Ingeniería civil y estudié las materias de topografía, dibujo y cálculo práctico. Me estoy ofreciendo para cualquiera de los tres trabajos –le dije con toda honestidad. Ángel Borja fue directo: –¡Ah, muy fregón, muy chingón! Te voy a tomar la palabra. Vamos a darte los tres trabajos simultáneamente”. Ya soñaba usted con tres sueldos –le digo, y se ríe a carcajadas–. “¡No! Yo ni siquiera podía pensar en qué sueldo cobraría; lo que quería era trabajar”. Ángel Borja entró en detalles: “Tu trabajo –le dijo– va a consistir en hacer un levantamiento topográfico de un rancho muy grande, Los Pirules, y tú vas a dibujar y cerrar las poligonales y calcular sus áreas”.
Núm. 261 Septiembre - Noviembre 2021
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