N° 81 // Lunes 17 de agosto de 2020
De qué manera las pandemias han moldeado nuestras ciudades A lo largo de la historia las pandemias y epidemias nos han hecho cambiar nuestra manera de pensar, culminado en importantes transformaciones urbanas y arquitectónicas en las grandes ciudades.
El edificio del Paimio Sanatorium tiene siete pisos. Fue diseñado con balcones en cada ala residencial, lo que evitaba que los pacientes más débiles tuvieran que hacer mucho esfuerzo para tomar aire fresco.
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NOTA DE TAPA
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TENDENCIAS
De qué manera las pandemias han moldeado nuestras ciudades Pandemias y epidemias a lo largo de la historia han culminado en transformaciones urbanas y arquitectónicas en las grandes ciudades del mundo. El caso de La Plata, "la ciudad higienista" de la Argentina. A veces hay que destruir el pasado para renacer de sus cenizas. Para Uno de los mayores ejemplos de cómo converge los grandes exponentes de la arquitectura y el urbanismo del siglo XX, la arquitectura de sanatorios con las ideas el siglo XIX era ese pasado que había que destruir. Los edificios de esa modernistas probablemente sea el época fueron demonizados no sólo como anticuados, sino como Paimio Sanatorium proyectado por Alvar Aalto. enfermos. Claustros de polvo y de males varios. En los años '20, el arquitecto suizo Le Corbusier hablaba de una “París tubercular” y soñaba con una ciudad en la que cada vivienda fuese un oasis de pulcritud y luminosidad, “sin rincones sucios y oscuros”. En el 2020, en plena pandemia por coronavirus, no hay que hacer nada más que mirar hacia atrás para entender que esta enfermedad dejará una huella imborrable en nuestras ciudades. El modernismo fue una reacción cultural al historicismo del siglo XIX. En su libro X-Ray Architecture, la arquitecta, historiadora y teórica Beatríz Colomina, directora fundadora del Programa de Medios y Modernidad de la Universidad de Princeton, sostiene que la arquitectura moderna fue moldeada por la “obsesión médica de su tiempo: la tuberculosis”. Lo cierto es que grandes pioneros de la arquitectura moderna como Le Corbusier, Alvar Aalto, el fundador de la Bauhaus Walter Gropius o necesidad de disponer de la arquitectura para que esté al servicio de la Ludwig Mies van der Rohe fueron directamente influenciados por sus aquella época. tiempos. En especial Le Corbusier y Aalto, que sin dudas se vieron El arquitecto Mariano Clusellas sostinene que “en el siglo XX los salud” envueltos en una indiscutible fijación con la tuberculosis -o “la peste arquitectos ponen en valor discusiones muy cercanas a las cuestiones Los arquitectos modernos ofrecían salud al proveer un cambio de blanca”-, una de las principales causas de muerte en Europa en de salubridad y a la calidad de vida”. “De esta manera, nace una ambiente. Se demonizó a la arquitectura del siglo XIX como insalubre (...). La campaña publicitaria de la arquitectura moderna se organizó alrededor de las creencias contemporáneas sobre la tuberculosis”. Villa Savoye, construida entre Los tratamientos para la tuberculosis en ese momento eran 1929 y 1931 en Poissy, Francia relativamente simples: se hablaba de los efectos curativos del aire fresco, por lo que se establecieron sanatorios en regiones alpinas. Pasar largos períodos de tiempo en estos lugares, sumado a una dieta nutritiva, descanso y mucho sol, era la prescripción médica habitual. Y ciertas características arquitectónicas y de diseño eran consideradas esenciales, como terrazas y balcones con sillas y sillones reclinables, donde se descansaba por lo menos dos horas al día al aire libre, en general entre las 14 y las 16 horas. “Los balcones, terrazas y techos planos usados para la recuperación de pacientes, ya sea en los chalets de Suiza como en viviendas sociales urbanas, fueron la inspiración para características modernistas similares en departamentos y viviendas suburbanas”, apuntó la experta en Diseño Margaret Campbell en su ensayo Lo que la tuberculosis hizo por el modernismo, publicado por la Cambridge University Press. “Estas expresiones visibles del diseño modernista y de teorías de la vida saludable fueron adoptadas con entusiasmo por una
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clase media consciente de la estética y preocupada por la higiene y el progreso industrial que luego sería incorporado a viviendas financiadas con fondos públicos para la clase trabajadora urbana”.
Por más mínima que sea, una vivienda debería tener un espacio al aire libre, un patio o un balcón
La luz y el aire como guías del diseño El índice de mortalidad por tuberculosis tuvo un pico preocupante durante los primeros años de la Revolución Industrial. El amontonamiento y las condiciones insalubres en las que se vivía en las grandes ciudades no ayudaban. Por eso, la luz, el aire y la higiene, el tratamiento usual que se indicaba en casos de tuberculosis, fue la base de la estética moderna.
Plantas elevadas para defenderse “Le Corbusier se muda a París desde Suiza cuando todavía no había terminado la Primera Guerra Mundial y, en 1918, cuando recién está empezando a hacerse conocido y a vincularse con la sociedad parisina, aparece la pandemia de la fiebre española”, explica el arquitecto Julio Santana, director de la Casa Curutchet, obra de Le Corbusier y Patrimonio de la Humanidad ubicado en la ciudad de La Plata. “Él vivía en un pequeñísimo departamento en el que tiene que estar confinado durante varios meses”. Esta experiencia tendría más tarde repercusiones en su obra. Esta planta elevada se obtiene con sus famosos pilotis, uno de los cinco principios del arquitecto: “La planta libre; los pilotis, columnas circulares que sirven para elevar; la fachada libre, que implica que las ventanas pueden tener cualquier forma y cualquier tamaño; la ventana corrida, que es la favorita de Le Corbusier en toda su arquitectura -una ventana que va sin paramentos de una punta a la otra del edificio-; y la terraza jardín. Es decir, Le Corbusier libera dos veces el terreno que ocupa la casa. Una en el piso, y otra a nivel de terraza jardín, para que tenga un uso social y colectivo”. Los pilotis, la terraza jardín, los ventanales, la luz, el aire… Todos estos elementos son elementos esenciales de la modernidad que, además de responder a una lógica industrial, son parte de una mirada sanitaria de la arquitectura.
El plan de Le Corbusier para la ciudad de Buenos Aires
Buenos Aires, invitado por Victoria Ocampo, y dibuja una idea sobre Buenos Aires con una avenida de norte a sur y con el centro cerca del río”, explica Clusellas. En consecuencia, los arquitectos Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan desarrollan, bajo la dirección del maestro suizo, las ideas para un Plan Director para Buenos Aires. “Buenos Aires, la ciudad del gran destino de Sudamérica, está más enferma que ninguna. Justamente porque es de naturaleza fuerte y juvenil, ha sufrido en su crecimiento relámpago el asalto acelerado de los errores. Hoy es una de las grandes capitales del mundo. Sin embargo, por cuestiones políticas, sociales y económicas de la época, el plan de Le Corbusier para la Ciudad nunca es implementado.
La Plata, o el curioso caso de la ciudad higienista
“Señores: entre las causas de la enfermedad, de la miseria y de la Los principios que Le Corbusier sugiere aplicar en su Ville Radieuse son muerte que nos rodean existe una a la cual considero racional conceder los que lo hacen ver en la ciudad de Buenos Aires una posibilidad de una gran importancia, y es la de las condiciones higiénicas deplorables convertirse en su próximo proyecto. “Le Corbusier visita en el '29 en que la mayor parte de los hombres están situados. Se amontonan en las ciudades, en moradas faltas a menudo de aire y de luz, esos dos agentes indispensables de la vida. Tales aglomeraciones humanas constituyen a veces verdaderos focos de infección. Los que en ellas no encuentran la muerte, se resienten al menos en la salud; su fuerza productiva disminuye, y la sociedad pierde así grandes cantidades de trabajo que podrían ser aplicadas a usos más convenientes. ¿Por qué, señores, no empleamos el más poderoso medio de persuasión: el ejemplo? ¿Por qué no reunimos todas las energías de nuestra imaginación para trazar el plano de una ciudad modelo, sobre bases rigurosamente científicas? (...) Invitaremos a todos los pueblos a que acudan a visitar esta ciudad que todos nosotros vemos ya con los ojos de la imaginación, que acaso dentro de unos meses esté convertida en Los cambios que estamos atravesando se verán reflejados en los una realidad; esta ciudad del bienestar y de la salud”. (Julio Verne en edificios en los que vivimos y en las ciudades que habitamos. "Los quinientos millones de la Begún")
Había muchas razones para que La Plata se convirtiera en una ciudad higienista, y en la actualidad el resultado de esta estrategia se advierte al observar su fisonomía: “Se ve en las calles a medio rumbo, es decir, no van hacia el norte ni al este, sino al noreste, está a 45 grados respecto de los puntos cardinales toda la ciudad. Por otro lado, las calles son muy anchas, de modo que corra mucho el aire y de que, entre el sol, sea cual sea la orientación que tiene la calle. Y cada seis cuadras hay una avenida con un boulevard en el medio, y en el cruce de cada una de esas avenidas hay una plaza. Las diagonales también aportan su racionalidad en el trazado, y aparte permiten llegar muy fácilmente a los distintos lugares de la ciudad, cuando los conoces, por supuesto”. No es de extrañar, entonces, que una de las obras donde más claramente se vean los cinco puntos de Le Corbusier sea en una residencia en La Plata: la Casa Curutchet, encargada, precisamente,
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por un médico, que pretendía utilizar esta construcción como vivienda y como consultorio. “Le Corbusier seguía usando los cinco puntos pero los había relativizado bastante. Sin embargo, en esta casa los aplica nuevamente del mismo modo que en la Villa Savoye, con la misma brutalidad y la misma contundencia”, analiza Santana. “Todas las cuestiones que tienen que ver con la salubridad están muy bien utilizadas: ventilación cruzada, sol, incorpora el árbol, que es la manera en la que el bosque se va incorporando a la casa, y la terraza jardín, que lo une con la calle”. Según asegura Santana, si hoy tuviéramos que estar confinados por la pandemia en la Casa Curutchet, tendríamos una altísima calidad de vida: “En invierno tiene el sol permanente, y en verano sombra permanente. Tenés lugares internos y externos, lugares penumbrosos y otros llenos de sol. Es decir, es como una casa ideal para vivir la pandemia sin sentirte que estás encerrado”. Así, se entiende que La Plata es la respuesta a una pesadilla como lo fue la fiebre amarilla en Buenos Aires, y el paradigma surgido en el siglo XIX de cómo debía construirse la Argentina. El trazado de esta ciudad es el verdadero sueño higienista.
Un nuevo mundo: las ciudades del futuro post pandemia
“Podemos ver que una situación similar se está desarrollando ahora”, dice Santana. “Hace unos 30 años se está desarrollando una revolución tecnológica que tiene que ver con lo digital y que ha tomado todo el escenario cultural y vivencial de las personas a lo largo y a lo ancho del mundo. Y ahora, en 2020, llegó la pandemia”. Todo indica que estamos atravesando un momento de quiebre, y que en los próximos años viviremos de una manera muy diferente. Y ese cambio se verá reflejado en los edificios en los que vivimos y en las ciudades que habitamos. “Vamos a seguir viviendo en ciudades, no nos vamos a ir. Sí necesitamos organizarlas de una nueva manera. Van a ser importantes las cualidades de relación de interiores y exteriores que la arquitectura de Buenos Aires, por ejemplo, tiene desarrolladas pero tiene aún espacio para seguir desarrollando”, agregó.
Es fundamental el acceso a los espacios verdes públicos, porque determinan la calidad de vida a cualquier edad
Julio Santana prevé un panorama en términos arquitectónicos para los próximos años en los que se notarán varias transformaciones: “Es muy probable que uno de los remedios que aplique el Gobierno es trabajar fuertemente en el tema de la obra pública, sobre todo para salir de la crisis económica, porque la obra de construcción particularmente las viviendas y obras sencillas- ocupa más mano de obra por capital invertido que cualquier otra actividad económica”. Clusellas también coincide en este punto: “Sin dudas, va a ser importante aprovechar los recursos naturales en la edificación”. Y también destaca a “Buenos Aires, que tiene una tradición increíble de balcones desde las construcciones modernas de los '20 y los '30, y cuya calidad no tiene que ver con metros cuadrados sino con la proporción.”. “Hemos redescubierto que nuestro barrio es más valioso de lo que considerábamos antes. Por un lado por las relaciones humanas de proximidad, y por otro por las compras y para el acceso de
determinados servicios públicos y privados elementales”, sintetiza. “El transporte, público y privado, tiene que ser repensado integralmente, revalorizando la escala peatonal y el transporte en bicicleta”. “Es fundamental también en ese sentido el tema de los espacios verdes públicos, porque determinan la calidad de vida a cualquier edad. En el conurbano hay lugares que no tienen un espacio público disponible para las salidas recreativas. La ciudad de Buenos Aires y La Plata, por ejemplo, tienen un espacio verde por persona mucho mayor a la mayoría de los lugares del conurbano. Por lo tanto, lo que es practicable en algunos lugares no lo es en otros”. Como ocurrió en diferentes momentos de nuestra historia, la pandemia del coronavirus expuso las grandes fallas que tienen las ciudades desde siempre y que hoy saltan a la vista. Los expertos han logrado identificarlos, y ahora resta esperar de qué manera se implementarán las soluciones que crearán las grandes y renovadas urbes del futuro. Por Martina Putruele. Adaptado para ARQ. D5.
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