Periódico SOCIALISMO LATINOAMERICANO

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l registro histórico de la publicación periódica impresa de Socialismo Latinoamericano refleja la congruencia de las posiciones polí-

ticas de nuestra organización. En las siguientes páginas podrá observar los artículos y declaraciones sobre la actualidad política de Argentina, América Latina y el resto del mundo que han reflejado la visión de SL, la agrupación que interpreta y reivindica las posiciones históricas de la izquierda nacional en la Argentina.

Osvaldo Calello Director


Vea en www.izquierdanacional.org: ¿Plan Nuclear argentino como política de Estado?, Guillermo Hamlin ★ Kovadloff y la estrategia del blanco móvil, Gustavo Cangiano ★ La inmolación de Tartagal, Daniel Yépez ★ La situación energética en Bolivia, Gustavo Lahud ★ Memoria y traición del tiempo, Lucas Paulinovich

SL

Número o, Marzo de 2009 (Segunda ÉPOCA) www.izquierdanacional.org

SOCIALISMO LATINOAMERICANO

IZQUIERDA NACIONAL ~ ARGENTINA

El matrimonio presidencial, Morales, Carrió, De Narváez, Macri... y ahora el dengue

el año de las plagas

Osvaldo Calello

L

a muerte del ex presidente Alfonsín ha conmovido al conjunto de los partidos políticos en momentos en que aprestaban fuerzas con vistas a una nueva campaña electoral. Ha sido tal el impacto, que las dirigencias, mientras competían en el elogio al demócrata desaparecido y se ubicaban en las primeras filas de la solemne liturgia republicana que dominó al país durante interminables días, se han visto obligadas a revisar apresuradamente las tácticas previstas y hacer nuevos cálculos sobre los posibles realineamientos que tal acontecimiento ha producido. Así, el llamado “efecto Alfonsín”, presente desde entonces en todo pronóstico electoral, se ha convertido en el punto de condensación de toda la hipocresía y falsedad de la partidocracia colonial y de la canalla mediática que le dicta los discursos. Alfonsín se transformó de golpe en el refundador de la democracia, el campeón de los derechos humanos, el hombre de los consensos y hasta el antiimperialista que puso límites a las pretensiones del gobierno estadounidense. Estas extraordinarias virtudes fueron subrayadas una y otra vez por los escribas domesticados del grupo Clarín, La Nación y otros semejantes, saturando el papel escrito y el espacio audiovisual de modo de adormecer la memoria colectiva y evitar molestas alusiones. Naturalmente, nada se dijo sobre el hecho de que esa “refundación democrática”, que había tenido su origen en la derrota nacional en la guerra de Malvinas y en la subsiguiente campaña de desmalvinización, fue la forma institucional a través de la cual se mantuvieron intactas las transformaciones estructurales impuestas por la contrarrevolución de marzo de 1976; tampoco se mencionó la consolidación de una deuda externa ilegítima que el gobierno de Alfonsín convalidó y se negó a investigar, ni el desmantelamiento de Fabricaciones Militares y de la Comisión de Energía Atómica, ni la decisión de declarar sujetas a privatización a SOMISA y Petroquímica General Mosconi. En ese vacío de la memoria también quedaron sumergidos el Pacto de Olivos y la mentira construida mediáticamente acerca del inexistente pacto militar-sindical (ejemplo de “ética” política), que le permitió ganar la presidencia en el 83. En realidad, nada de esto tiene importancia para una dirigencia política corrompida, que ha hecho de la docilidad respecto a los intereses de los círculos del poder una práctica habitual. Basta recordar cómo reaccionó la llamada oposición ante la reestatización del régimen jubilatorio, o frente a la falsa amenaza de intervención estatal en el negocio exportador de granos o, por fin, de cara al anuncio de que el gobierno se proponía modificar el régimen de los medios de difusión. “Si meten la ley de radiodifusión, Venezuela va a ser un poroto”, denunció antes de que se hiciera público el contenido del proyecto Gerardo Morales, jefe de los “muertos vivos” de la UCR. No menos elocuente fue Elisa Carrió, ilustre tribuna de Callao y Santa Fe. ¿Qué decir en general de Mauricio Macri o Francisco de Narváez, típicos exponentes de un capitalismo depredador y parasitario, o de Julio Cobos, caballo de Troya del liberalismo oligárquico dentro del oficialismo? Pero si lo que caracteriza a la oposición es su carácter antinacional, el rasgo distintivo del

Hace más de tres décadas, un golpe de Estado puso fin a lo que quedaba del último Frente Nacional, e inició un sangriento capítulo de contrarevolución cuyas consecuencias aún perduran.

kirchnerismo gobernante no es precisamente el contrario. El gobierno de Cristina Fernández, como anteriormente lo fue el de Néstor Kirchner, es la expresión de una pequeña burguesía de discurso “progresista”, que en la práctica ajusta su política a los intereses de las fracciones más concentradas del gran capital exportador. Durante la mayor parte de los últimos seis años, los negocios de las siderúrgicas, automotrices, petroquímicas, agroindustrias, mineras y petroleras han reportado ganancias extraordinarias, a favor del bajo costo laboral y la sostenida demanda internacional, en medio de un ciclo alcista de precios en el caso de los alimentos y productos primarios. Como reaseguro frente a la voracidad de los monopolios y para garantizarse su poder de negociación, el kirchnerismo ha centralizado al máximo el control de los resortes gubernamentales, y ha devuelto a la órbita del Estado empresas públicas en crisis o que el capital privado no estaba dispuesto a sostener. Al mismo tiempo, ha realizado concesiones a la burocracia de los grandes aparatos sindicales, de modo de mantener bajo control la demanda salarial de los trabajadores.

Este sistema funcionó a pleno hasta fines de 2007, impulsado por las condiciones de recomposición capitalista creadas por la crisis de 2001-2002 y relaciones económicas internacionales de signo positivo. Sin embargo, ya hacia fin del período, el aumento de la inflación que no podían ocultar las cifras tramposas del Indec pusieron en evidencia la existencia de desequilibrios de fondo propios de una economía altamente monopolizada en sus áreas estratégicas. La consecuencia inmediata fue el despunte de una tendencia abiertamente regresiva en la distribución del ingreso, que golpeó de lleno sobre las capas más empobrecidas. Por fin, la crisis que hoy hace crujir los cimientos en el centro mismo del orden capitalista y repercute con intensidad creciente en la periferia, puso abruptamente fin al “viento de cola” que favoreció al matrimonio presidencial, y en su lugar un amenazante frente de tormenta pone en jaque al pomposamente llamado “modelo productivo”. La economía, que en los años buenos del kirchnerismo creció a tasas de 8 o 9%, ha iniciado la curva declinante en dirección al estancamiento y la recesión; el superávit fiscal, clave para la estabilidad del “modelo”,

sólo se sostiene postergando pagos, mientras el gobierno coloca cada vez más deuda en los organismos públicos para pagar los nuevos vencimientos; esa deuda sigue creciendo y las cuentas públicas provinciales ya están en rojo, preanuncio todo esto del drástico ajuste que producirá el gobierno después del 28 de junio. Para peor, la situación política se ha complicado al punto en que el partido gobernante ha entrado en crisis, y ya se han producido importantes fracturas en Córdoba y Santa Fe. Hace ya más de tres décadas un golpe de Estado puso fin a lo que quedaba del último Frente Nacional organizado en torno a la figura del general Perón, e inició un sangriento capítulo de contrarrevolución cuyas consecuencias aún perduran. De los partidos políticos que en junio medirán fuerzas en el juego de la alternancia institucional no puede esperarse nada. Son expresiones congeladas en el tiempo de una Argentina que se niega a desaparecer. Al margen de estos espectros del pasado están las grandes masas desposeídas, los trabajadores, los desocupados, la pequeña burguesía empobrecida librando todavía combates parciales y a la defensiva, sin organización política ni programa que los unifique, pero definiendo un campo de convergencia de la militancia de procedencia nacionalista-democrática, antiimperialista y socialista. Este es el terreno donde echará sus bases la organización independiente y revolucionaria que agrupará a todos los explotados y excluidos en las futuras batallas por la emancipación de la patria, la unidad latinoamericana y por una sociedad libre de las lacras del parasitismo capitalista SL

¿Qué es la Izquierda Nacional? Q uienes militamos en la Izquierda Nacional argentina apoyamos todos los movimientos de lucha antiimperialista que hubo y hay en América Latina, nuestra Patria Grande. En este momento consideramos que hay países en la región que han adoptado un camino independiente del genocidio social y económico que impone el FMI en nuestras castigadas sociedades, con sus particularidades. Son ellos Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. Cuba ha elegido un camino socialista, aunque deformado y con componentes burocráticos que no son de nuestro agrado. Nosotros reivindicamos a Fidel porque es indudable que Cuba logró progresos notables en el campo social a pesar de la agresión cruel que recibe del imperialismo estadounidense desde hace 40 años. Eso fue posible merced a la adopción de un modelo que aseguró una distribución equitativa de la riqueza en la raquítica economía cubana bloqueada y aislada. No hay millonarios obscenos en Cuba y no hay niños hambrientos, eso es un orgullo para nuestra América Latina quebrada por una brecha social descomunal entre ricos y pobres. De todos modos, pensamos que Cuba no tiene salida si no es a través de la unidad con el resto de América Latina. Venezuela ha iniciado un proceso revolucionario original, que aunque moderado y no socialista, exhibe claros componentes antiimperialistas y de democracia real (los círculos bolivarianos). Es por eso que despierta el odio de la plutocracia estadounidense, que no acepta un gobierno que no se arrodille ante sus pretensiones. En general, el término “izquierda” produce más sombras que luces. ¿Qué significa ser de izquierda? Hay innumerables ejemplos de extraños “izquierdistas” liberales que combatieron a los movimientos patrióticos que hubo en nuestra región. Son socialistas de palabra y agentes del imperialismo de hecho. Para nosotros, ser de izquierda significa señalar que sin ir a fondo en

la lucha contra las clases dominantes de nuestra América, es imposible lograr una definitiva liberación nacional y social. Significa, por ejemplo, golpear duro a la reacción golpista proimperialista, avanzar en la reforma agraria que no acepte el chantaje del FMI, que resuelva el drama de la pobreza y la marginalidad utilizando los recursos nacionales para poner en marcha el aparato productivo; no engañarnos con la mentira de la “libertad de prensa” que pregonan los monopolios mediáticos y entregar los medios de comunicación a las organizaciones de trabajadores y profesionales del periodismo. Significa, también, fortalecer los vínculos entre los países hermanos de América Latina. Nosotros, los de la Izquierda Nacional Latinoamericana, no creemos que el problema latinoamericano sea entre civiles y militares, como nos hicieron creer, sino entre aquellos que buscan la liberación nacional y aquellos que aspiran a que nos sometamos cada vez más al poder mundial. Creemos con base en la evidencia histórica que siempre ha habido dos ejércitos: el ejército de Perón, Chávez en Venezuela, Velasco Alvarado en Perú, Torres en Bolivia, Cárdenas en México, etc., que estuvieron aliados a los trabajadores y al pueblo. Y hubo otro ejército reaccionario, liberal y proestadounidense: el de Pinochet, Videla, Somoza, Trujillo, etc., que ofició de policía al servicio del imperialismo. Creemos en la unidad del pueblo y las Fuerzas Armadas patrióticas y antiimperialistas como fórmula válida para derrotar a la contrarrevolución. Reivindicamos pensamientos y acciones de figuras como Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Spilimbergo, Augusto Céspedes y también a Trotsky, como un revolucionario ejemplar de quien rescatamos especialmente sus textos sobre América Latina. Quienes militamos en la Izquierda Nacional argentina rechazamos los socialismos importados de cualquier parte del mundo: de Europa, de la ex URSS, de China. Creemos que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas SL

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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La cuestión de Oriente Próximo “Con la verdad, ni ofendo ni temo” José Artigas “No habrá paz en el Oriente Próximo mientras haya un Estado de
Israel” 1 Rabino Yisrael Dovid Weiss

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asta la creación del Estado sionista de Israel, judíos y musulmanes de diversas razas convivieron armoniosamente en Palestina durante siglos. Los judíos no son por definición sionistas, aunque es una impresión muy difundida. ¿Cómo se ha impuesto la idea de que judaísmo y sionismo son lo mismo? En primer lugar, porque la historia la escriben los que ganan. En el caso del enfrentamiento entre sionistas y palestinos durante el siglo XX, el Estado sionista de Israel ha impuesto su ideología. En segundo lugar, el sufrimiento del pueblo judío durante la segunda guerra imperialista (mal llamada “mundial”) en Europa creó una simpatía extraordinaria entre los pueblos del mundo entero, y esta simpatía sincera es lo que han explotado los sionistas desde 1945. Es tan cierto que sionismo y judaísmo no son sinónimos, que existe una organización judía antisionista.2

Judaísmo El judaísmo es la fe del pueblo judío. No es una raza, ni una etnia, ni un pueblo, como la calificaban los nazis y también los sionistas (una de varias coincidencias entre ambos regímenes). El judaísmo es una identidad religiosa que merece la misma consideración que cualquiera otra. Un argentino que profesa la religión judía no debe ser considerado ni más ni menos argentino que el que profesa otra religión o que el que no profesa alguna. Nadie se sorprende al oír hablar de “judío argentino” –una definición promovida por el sionismo–, aunque posiblemente nos sorprendería escuchar la referencia a “católico argentino”, “agnóstico argentino”, “ateo argentino” o “budista argentino”; en realidad, uno es argentino (o de cualquier nacionalidad) independientemente de si tiene o no creencias religiosas. Sionismo El sionismo es el movimiento nacionalista y colonialista que, desde finales del siglo XIX, se propuso la creación del Estado de Israel y ha promovido desde entonces la migración de judíos a Palestina. Después de los crímenes del nazismo contra judíos, el mundo volcó su compasión hacia los judíos en forma de respaldo a los sionistas. No se pensó en el profundo y justo deseo de los palestinos de ser un pueblo soberano en su propia tierra o en los judíos antisionistas que vivían allí. Hasta la creación del Estado sionista de Israel, judíos y musulmanes de diversas razas convivieron armoniosamente en Palestina durante siglos. Sionismo y nazismo En contra de lo que la propaganda sionista difunde, en realidad, el sionismo tiene muchos puntos de contacto con el nazismo. La máxima del jerarca nazi Joseph Goebbels: “Miente, miente, miente, que algo quedará” es aplicada con gran eficacia por el sionismo internacional. Pero esta no es la única relación entre sionismo y nazismo. El filósofo Roger Garaudy es uno de los intelectuales franceses más prestigiosos, dueño de numerosos títulos académicos y autor de decenas de libros y cientos de artículos. Garaudy nunca tuvo dificultades para que las más importantes editoriales francesas publicaran sus trabajos y siempre tuvo acceso a la televisión y a los medios de comunicación. Sin embargo, desde finales de los años noventa la situación cambió. ¿Qué había sucedido? La respuesta es tan simple como reveladora. En 1997 Garaudy publicó Los mitos fundamentales del Estado de Israel,3 un libro en el que se describe, con impresionante apoyo documental, tanto la naturaleza racista y colonialista del sionismo como sus conexiones con el régimen nazi de Adolfo Hitler. “Los dirigentes sionistas –afirma Roger Garaudy– dieron pruebas, en la época del fascismo hitleriano y mussoliniano, de un comportamiento equívoco que iba del sabotaje de la lucha antifascista a la tentativa de colaboración. El objetivo esencial de los sionistas no era el de salvar vidas judías sino el de crear un Estado judío en Palestina. El primer dirigente del Estado de Israel, Ben Gurion, proclamaba sin ambages, el 7 de diciembre de 1938: ‘si supiera que era

Desde 1946 el sionismo arrebata territorio a Palestina Tierra judía Tierras palestina y judía en 1946

Plan de partición de la ONU 1947

Haifa

n Tierra palestina 1949-1967

Haifa

Tel Aviv-Jaffa

Haifa

Tel Aviv-Jaffa

Jerusalén Gaza

2000 Haifa

Tel Aviv-Jaffa

Jerusalén Gaza

Tel Aviv-Jaffa

Jerusalén Gaza

Palestina

Israel

Etapa 1

Etapa 2

posible salvar a todos los niños judíos de Alemania trayéndolos a Inglaterra, y solamente la mitad de ellos transportándolos a Eretz Israel, escogería la segunda solución’ ”. Estado de Israel Si la masacre de los judíos en Europa es usada como una excusa para apoyar al sionismo, ¿por qué deben pagar los palestinos el precio? ¿Por qué los europeos quieren compensar a los judíos por la persecución que sufrieron en Europa, entregando a los sionistas un territorio en Palestina? Los sionistas arguyen que lo dice la Biblia, pero la Biblia también dice que Noé engendró un hijo cuando tenía 500 años, y que Matusalén vivió 969 años, y sin embargo la Biología no la toma en serio. ¿Por qué entonces las instituciones internacionales en el siglo XXI parecen tomar en serio este argumento al respaldar a los sionistas? Si Alemania y Austria fueron los responsables del asesinato de millones de judíos (por cierto, también de millones de gitanos, entre otros grupos de personas), ¿por qué no crear el Estado de Israel en territorio de esos países, para compensar lo que les hicieron a los judíos bajo el régimen nazi? Esto, teóricamente, solucionaría definitivamente la cuestión de Oriente Próximo, pero no es posible porque Israel (con cientos de bombas nucleares y uno de los ejércitos más sofisticados) resulta ser una fortaleza estadounidense en Oriente Próximo, en busca

Jerusalén Gaza

Israel

Etapa 3

Etapa 4

del control de la riqueza petrolera y de un espacio estratégico frente a Rusia, China e India. No deja de ser una amarga ironía que los métodos de Hitler sean hoy empleados por quienes pretenden representar la memoria de las víctimas judías del nazismo. Palestina La región de Palestina fue parte del Imperio Otomano hasta la primera guerra imperialista. En 1916, durante esa guerra, Gran Bretaña conquistó la región. Al finalizar la guerra (1918), dos potencias colonialistas, Francia e Inglaterra, crearon las actuales fronteras de Siria, Líbano e Iraq (a quien le quitaron la provincia de Kuwait, pero esta es otra historia) sobre el territorio que había administrado el Imperio Otomano. En una zona que quedó sin asignar, la Sociedad de Naciones (después ONU) creó el Mandato Británico de Palestina, que duró hasta 1948; en ese año, la ONU acordó repartir el Mandato Británico en dos estados, uno judío y otro árabe, aproximadamente iguales en extensión. Los “daños colaterales” El gobierno de Israel ha perpetrado un nuevo y criminal ataque contra el pueblo palestino. El argumento de que la acción militar es una respuesta al disparo de cohetes desde la franja de Gaza, y que Israel tiene derecho a defenderse, es una excusa insostenible, por decir lo menos. Basta mencionar el carácter devastador del ataque israelí –murieron cinco israelíes (dos ci-

viles) y 1,500 palestinos (900 niños y mujeres)– para comprobar el cinismo del gobierno israelí y sus cómplices: el gobierno de EU y los gobiernos europeos que pretenden dividir la responsabilidad entre israelíes y palestinos como si la invasión sionista fuera una guerra entre fuerzas semejantes. Los muertos palestinos, considerados “daños colaterales”, son en realidad el objetivo del ataque, destinado a generar el terror y propiciar la salida de los ciudadanos palestinos de su tierra, que Israel ha ocupado ilegalmente desde 1947. Es falso que Israel se esté defendiendo. Israel es una potencia ocupante que practica una sistemática política de limpieza étnica en el territorio palestino. Sus dirigentes se han burlado de decenas de resoluciones de la ONU, que han ordenado la devolución de esos territorios usurpados. Lo mismo han hecho los sionistas con el pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia, que en 2004 declaró ilegales los asentamientos israelíes, incluida Jerusalén, y denunció la ilegalidad de los más de 800 kilómetros del muro que aísla a los palestinos, construido por Israel en 2002. Además, los gobiernos de Israel han violado reiteradamente todos los acuerdos firmados con los palestinos. Hamas es una organización político-militar de resistencia palestina a las invasiones israelíes y en 2007 ganó las elecciones palestinas con más de 60% de los votos. Desde entonces, la franja de Gaza fue bloqueada por el gobierno de Israel con el apoyo de Estados Unidos y de la Unión Europea, y con la complicidad de Egipto, Jordania, Arabia Saudita y otros gobiernos conservadores de Oriente Próximo; restringieron o cortaron el suministro de combustibles y energía eléctrica, de alimentos y medicamentos; cerraron la frontera con Egipto y sometieron a la población palestina a una sistemática política de exterminio (véase mapa). Nadie puede engañarse. La reciente invasión israelí a la franja de Gaza es la continuación, bajo métodos abiertos de terrorismo de Estado, de una historia de colonización, dominación y explotación; no obra de judíos, sino de sionistas. Para hacer frente a esta política criminal, los palestinos cuentan con su heroica voluntad de resistir y la solidaridad de todos los pueblos del mundo SL 1 http://www.nkusa.org/foreign_language/spanish/ UASR.cfm 2 www.nkusa.org 3 http://www.scribd.com/doc/8795770/Los-MitosFundacionales-Del-Estado-de-Israel-GARAUDYRoger

Uki Goñi y la manipulación mediática Sólo que Goñi no es sólo un idiota útil sino un agente descarado de los servicios de intelgencia que tanta información le proporcionan. La tesis larín publica diariamente, en su página 2, una breve columna titula- de su libro es que Perón era un nazi que quería acordar con Hitler (lo cual da “Cómo nos ven”. Se reproducen total o parcialmente opiniones es falso) para hacer de Argentina una potencia sudamericana (lo cual sería aparecidas en diferentes medios del exterior. El 16 de marzo fue bueno en caso de ser cierto). Y las pruebas de la tesis son los contactos el turno de The Jerusalem Post, de Jerusalén. Y el tema abordado fue “La de dirigentes cercanos a Perón con miembros de la embajada alemana o espías de ese país. Es decir: hechos irrelevantes para la tesis que se postuexpulsión de Williamson”. la, puesto que todos los dirigentes políticos de Según la publicación israelí, la expulsión de Argentina del obispo Richard Williamson “hueEn Argentina, el único antisemitismo cualquier país mantienen reuniones secretas o cuasi secretas con representantes extraoficiales le a cierto cinismo” (del gobierno argentino). que hay es el que Israel y el sionismo u oficiosos de las grandes potencias, y eso no ¿Por qué razón? Porque “durante 60 años Arnecesitan inventar para seguir ejerciendo los convierte en sus títeres. Goñi llega a decir gentina llevó adelante una campaña para oculsu control terrorista sobre la en su libro que Perón y sus amigos del GOU tar su entusiasta política antisemita y pro nazi comunidad judía. pensaban “construir en Morón un campo de antes, durante y después de la Segunda Guerra concentración para 10 mil judíos”, mientras que Mundial”. ¿No es una verdadera canallada la de este periódico sionista? Todos “jóvenes nacionalistas visitaban regularmente el Once” destruyendo casas los que vivimos en Argentina sabemos que aquí ocurren muchas cosas y comercios de los habitantes judíos. Esto ocurría –nos informa Goñi– que no deberían ocurrir. Pero… ¿antisemitismo? ¿“Sesenta años” de po- en los tiempos en que Perón vivía con “su amante adolescente en la calle lítica “antisemita” y “pronazi” en Argentina? Se trata, obviamente, de una Coronel Díaz”, gracias a los cual sabemos que el coronel nazi y antisemita mentira descomunal. Pero como el periódico está dirigido a lectores que era, además, un pedófilo. Parece mentira que haya personas serias que en nuestro país puedan no viven en nuestro país, la mentira puede tornarse verosímil. En todo caso, para el sionismo constituye una necesidad política la existencia del darle crédito a esta clase de calumnias inverosímiles. Pero recuerdo haber antisemitismo. Si no lo hay, no queda más remedio que inventarlo. Y si se polemizado hace unos años con la profesora Inés Izaguirre quien, para trata de construir un montaje, hay infinidad de mercenarios bien dispues- justificar la oposición de los estudiantes del 45 a Perón, citó… ¡las denuncias de Goñi! Y si Inés Izaguirre, una profesora argentina inteligente y tos a hacerlo. Dice la nota que reproduce “el gran diario argentino”: “Sólo la tena- respetable, se toma en serio lo que dice un libro salido de las cloacas de la cidad de un puñado de investigadores históricos, el periodista Uki Goñi CIA, ¿cómo no ha de hacerlo el indefenso lector de The Jerusalen Post? Acaso el mejor desmentido del diario sionista y del periodista de la en especial, obligó finalmente a Buenos Aires a admitir la verdad”. Es todo un misterio saber cuál es “la verdad” que “Buenos Aires” se ha visto CIA sea el libro Argentina, Israel y los judíos, escrito por Raanam Rein, direcobligada a “admitir”. Pero lo que no resulta tan misterioso es la identidad tor del Instituto de Historia de América Latina de la Universidad de Tel de Uki Goñi. Se trata de un periodista argentino-estadounidense que, ba- Aviv. Allí se reconoce, aunque sea de mala gana y en honor a la seriedad sándose en archivos de los organismos de inteligencia angloyanquis y en académica, que nada autoriza a calificar de nazi al gobierno de Perón ni de supuestas revelaciones de supuestos testigos que habrían trabajado como antisemita al movimiento peronista. En Argentina, el único antisemitismo que hay es el que Israel y el espías nazis, ha escrito el libro Perón y los alemanes, editado por Sudamericana hace unos años. Es una suerte de reiteración de todas las estupideces sionismo necesitan inventar para seguir ejerciendo su control terrorista echadas a correr hace 50 años por idiotas útiles como Silvano Santander. sobre la comunidad judía SL Gustavo Cangiano

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La madre de todas las batallas E l gobierno sabe que no puede perder las elecciones del 28 de junio, y, apremiado por una situación que se le escurre entre las manos, ha tensado todas sus fuerzas para obtener un resultado que le permita mantener la presente mayoría legislativa. Sabe que tendrá resultados adversos en Capital, Córdoba y Santa Fe, y que si no realiza una elección parecida a la de octubre de 2007 en el gran Buenos Aires, especialmente en la franja empobrecida del segundo cordón, el balance de fuerzas se le volverá francamente adverso. Por lo tanto, ha resuelto echar mano de todos los recursos a su alcance, sin importar la sagrada “calidad institucional”. En rápida sucesión primero adelantó las elecciones, luego impuso candidatos de fantasía a los que llamó “testimoniales” y, por fin, presentó ante los azorados argentinos una conocida alternativa de hierro: “nosotros o el caos”. Así y todo, su suerte el 28 de junio es incierta. Pero las dificultades del kirchnerismo gobernante no se limitan al juego electoral. La crisis internacional que hace crujir los cimientos del capitalismo ha puesto bruscamente fin al ciclo ascendente que arrancó en 2002, derrumbando los precios de los productos primarios y de los alimentos, tirando abajo, entre otras, las exportaciones de la industria automotriz, de las acerías y de la agroindustria, generando stocks invendibles en las metrópolis que presionan sobre los mercados de la periferia y, finalmente, golpeando frontalmente sobre la economía local cuya curva, pese a las tramoyas estadísticas del INDEC, declina hacia la recesión. Actualmente los límites económicos de este modelo están a la vista. El programa de gobierno, desde 2002 hasta el presente, ha girado en torno a una exigencia sine qua non: el pago estricto de la deuda pública. Este compromiso ha sido un punto central del pacto de gobernabilidad sellado entre el kirchnerismo y la gran burguesía exportadora, cuyas empresas son, además de otras vinculaciones con el Estado, acreedoras de títulos de la deuda. Sin embargo, la crisis, al impactar bruscamente sobre el superávit fiscal e impulsar la fuga de capitales, amenaza la financiación de una deuda que, además de su origen fraudulento, se ha vuelto impagable. Pero más allá del deterioro de las condiciones económicas, el kirchnerismo afronta un problema político de importancia no menor. En la Unión Industrial, la corporación patronal que mayor apoyo ha dado al gobierno, se ha abierto una puja interna en torno a la orientación política seguida hasta el presente. La reciente elección de la Junta Directiva, duplicando las posiciones de mando de los representantes de la agroindustria nucleados en la Copal, fracción dominante en la UIA en los años noventa, constituyó una

señal por cierto significativa. Seguramente para que nada de esto pasara inadvertido, Cristiano Rattazzi, titular de la Fiat local y uno de los vicepresidentes de la central fabril, se encargó de puntualizarlo: “Lo que se hizo en 2002 no se puede hacer muchas veces y tampoco fue tan genial, como dijeron algunos colegas míos. Fuimos unos burros, pero algunos están convencidos de que salvaron a la Argentina”, advirtió el pintoresco cocoliche, verdadero presente griego que nos hicieron los vengativos peninsulares, dejando en claro que los dolarizadores derrotados siete años atrás están presentes y con ánimo de revancha. Días más tarde volvió a reunirse, después de más de un año, el Grupo de los Siete, representación corporativa de los grandes capitales invertidos en la industria, la construcción, el agro y los negocios financieros y bursátiles. “Hay que cuidarse del avance del sector público sobre la actividad privada”, declaró en coincidencia con

los años noventa. En contraprestación, el gobierno obtuvo un apoyo irrestricto de parte de la UIA y de la Cámara de la Construcción, y una posición en general favorable de la Asociación Empresaria Argentina, cúpula de las grandes corporaciones de capital local y extranjero. Pero ahora que el modelo construido a partir de 2002 ha entrado en un terreno inclinado de futuro incierto, el kirchnerismo no sólo debe afrontar la decidida oposición de la burguesía y la pequeña burguesía agraria, sino que corre el riesgo de ver debilitado el apoyo entre la dirigencia patronal que le resultó más adicta. En cambio, el matrimonio presidencial mantiene los acuerdos alcanzados con el núcleo dirigente de la CGT. Estos acuerdos se han fundado en concesiones que han reforzado el control de la burocracia sobre el aparato de los sindicatos y las obras sociales y, en contrapartida, han establecido límites a la presión salarial según las condiciones de acumulación que exige

Frente a una oposición que representa lo peor de la Argentina semicolonial, el kirchnerismo juega todo o nada a la continuidad de una política que no ha alterado las estructuras heredadas de la reconversión liberal.

el encuentro el titular de la Cámara de la Construcción, una de las fracciones patronales que más ganancias obtuvo con la política kirchnerista. Esta vez fue la decisión del gobierno nombrar directores en las empresas en las que el Estado ha ganado participación accionaria luego de la estatización de las AFJP, lo que provocó la irritación de los “hombres de negocios”. El capital no sólo es cobarde y está presto a una rápida retirada cuando se presentan dificultades; también es desagradecido. Sin duda ya no recuerda el tiempo dorado en que el ex presidente Kirchner, tras tocar la campana en Wall Street, les prometía a sus amables interlocutores estadounidenses: “va haber ganancias y rentabilidad cada vez más altas”. Primero Duhalde y luego Kirchner establecieron un acuerdo político con los mayores grupos industriales, consolidados como núcleo dirigente del círculo de los grandes negocios tras la crisis de diciembre de 2001. El resultado de ese pacto fue el programa que durante más de cinco años les permitió a las fracciones más concentradas del capital obtener las tasas de ganancias extraordinarias de las que alardeó el gobierno ante los ejecutivos de Wall Street en 2006; un programa que no alteró los cambios estructurales producidos por la contrarrevolución de 1976, y especialmente por el menemismo en

el modelo. A esa dirigencia le tiene sin cuidado que el gobierno, al que llaman “nacional y popular”, mantenga intactos resortes fundamentales de la reconversión neoliberal de los noventa, tales como el régimen de inversiones extranjeras, los tratados de protección al capital de las multinacionales, el código minero, la matriz petrolera construida por el menemismo o una estructura impositiva que hace más regresiva aún la distribución del ingreso. Pero si el kirchnerismo está muy lejos de sostener un programa de transformaciones que reviertan más de tres décadas de reconversión neoliberal, la oposición partidocrática de radicales, cívicos, socialdemócratas y peronistas disidentes es una expresión abiertamente antinacional, imbuida de los prejuicios de las capas más conservadoras de la clase media, y orientada según el discurso reaccionario que imponen los medios masivos de difusión. Ninguna de las maquinarias electorales que medirán fuerzas el 28 de junio constituye alternativa alguna para el país. Es entre los trabajadores, ocupados y desocupados, en las capas de la pequeña burguesía empobrecida, entre las grandes masas explotadas, donde está encerrado el futuro; un futuro libre de las formas conocidas de dominación, explotación y desigualdad, lacras de un presente que sobrevive a su tiempo SL

Algunos de los muchos documentos que puede leer en www.izquierdanacional.org Luto nacional o duelo partidocrático

refiere Blas Alberti están la de “bonapartismo”, “democracia” y “frente policlasista”, por ejemplo. Aunque semejante propósito resulte loable, es preciso efectuar ciertas puntualizaciones.

Juan Manuel Lucas La muerte del ex presidente Raúl Alfonsín ha puesto nuevamente sobre el tapete las trágicas complicidades de una partidocracia nacional siempre predispuesta para afianzar las cadenas de la opresión nacional y social.

Las ilusiones del “peronismo de izquierda”

Acerca de la así llamada “teoría del calentamiento global”

Guillermo Hamlin Existe un bombardeo mediático que difunde un supuesto “consenso” al que habrían llegado todos los científicos del mundo, coincidiendo en que el “calentamiento global” es una grave amenaza para la humanidad y que no nos podemos quedar de brazos cruzados; hay que enfrentar lo que se juzga como el desafío mayor que haya enfrentado nuestra especie en toda la historia. Pronostican para los próximos cien años incrementos de la temperatura global de la Tierra de entre 2 y 6 grados centígrados, lo que acarreará, según esta visión, deshielo de los casquetes polares y glaciares, aumento del nivel del mar, aumento de los tornados y huracanes, malas cosechas, extinción de especies, difusión de enfermedades, etc. Pero existen otras opiniones y puntos de vista que difie-

ren de esta visión catastrofista. Esta es una de ellas.

¿Sigue vigente el pensamiento marxista?

Gustavo Cangiano En un artículo destinado a resaltar la necesidad de crear un pensamiento propio para analizar la propia realidad, el profesor Blas Alberti sostiene que “nuestra realidad nos impone el doble trabajo de desprendernos de dichas categorías (las categorías de análisis generadas por el pensamiento europeo) que forman parte de nuestra tradición cultural, y al mismo tiempo producir otras nuevas”. Entre las categorías a que se

Blas Manuel Alberti Publicado en el momento mismo en que la izquierda peronista, Juventud Peronista y Montoneros, rompían con Perón y lo acusaban de “traidor”, este trabajo de Blas Alberti, fallecido en 1997, expone tanto las causas sociales de esa ruptura como los errores teóricos de quienes invocaban el “socialismo nacional”. Aparecen expuestos, al mismo tiempo, los fundamentos de la Izquierda Nacional y sus diferencias con la izquierda peronista.

La cuestión nacional y los orígenes de la IN

Honorio Díaz La Izquierda Nacional, para aprovechar el contenido revolucionario del marxismo, debió despojarlo de su matriz decimonónica y eurocentrista, para expresarlo en términos actuales y latinoamericanos,específicamente aptos para la emancipación nacional y social de los argentinos.

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Patético diccionario de bolsillo Autor invitado: Domingo Faustino Sarmiento Textos seleccionados por Honorio Díaz

Argentino: ¿Somos europeos? ¡Tantas caras cobrizas nos desmienten! ¿Somos indígenas? Sonrisas de desdén de nuestras blondas damas nos dan acaso la única respuesta. ¿Mixtos? Nadie quiere serlo y hay millares que ni americanos ni argentinos querrían ser llamados. ¿Somos Nación? Nación sin amalgama de materiales acumulados, sin ajuste ni cimiento. ¿Argentinos? Hasta dónde y desde cuándo es bueno darse cuenta de ellos. Artigas: Como se ha visto, era un salteador, nada más, nada menos. Chacho Peñaloza: Yo he aplaudido el hecho precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses. Facundo: Obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes a designio, no tiene otra importancia que la de ser uno de los tantos medios para destruir un gobierno absurdo y preparar el camino de uno nuevo. Huelga: Las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarma. El socialismo las usa como instrumento de perturbación. Huérfano: Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer. Invasiones inglesas: La victoria logró postergar cincuenta años de civilización. Islas Malvinas: Inglaterra se estaciona en Las Malvinas. Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y al progreso. López, Solano: Al frenético, idiota, bruto, feroz, borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Mentira: Si miento lo hago como don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad. Oligarquía chilena: Es un bien la oligarquía chilena formada por la clase pudiente e ilustrada. Pueblo paraguayo: No creo que soy cruel. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana. República Argentina: En la República Argentina se ven a un tiempo dos civilizaciones distintas en un mismo suelo. Una naciente que, sin conocimiento de lo que tiene sobre su cabeza, está remedando los esfuerzos ingenuos y populares de la Edad Media; otra que, sin cuidarse de lo que tiene a sus pies, intenta realizar los últimos resultados de la civilización europea. El siglo XIX y el siglo XII viven juntos: el uno dentro de las ciudades; el otro en las campañas. Rosas: Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires sin serlo él. La historia de la tiranía de Rosas es la más solemne, la más sublime y la más triste página de la especie humana. Sangre de gauchos: No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos. Soberanía popular: ¿El fraude en las elecciones? Consta de la elección practicada en 1852 y dirigida en la ciudad de Buenos Aires por el coronel Bartolomé Mitre, que organizó los trabajos electorales que la ciudad opuso, bajo su dirección, nueve mil votos a dos mil quinientos que favorecían la política del director Urquiza. Consta de la administración del general Mitre que nunca propuso, ni sus partidarios apoyaron ningún proyecto de ley que tendiese a explicar, corregir y castigar los fraudes ni la violencia en las elecciones. Territorio: El mal que aqueja a la Republica Argentina es la extensión. Terrorismo: Y no hay que alucinarse: el terror es el medio de gobierno que produce mayores resultados que el patriotismo y la espontaneidad. Costumbres de este género requieren medios vigorosos de represión y para reprimir desalmados se necesitan jueces mas desalmados aún. Urquiza: Debe desaparecer de la escena, Southampton o la horca SL Una versión completa puede leerse en www.izquierdanacional.org


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Socialismo Latinoamericano  Número 0, mayo de 2009 (Segunda época) www.izquierdanacional.org

A propósito de la oligarquía

La izquierda cipaya contra Jauretche y Scalabrini Ortiz P

rensa Obrera, el semanario del Partido Obrero, dedicó la contratapa de una de sus últimas ediciones a atacar a Arturo Jauretche y a Raúl Scalabrini Ortiz (ver Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche. Los teóricos silenciados de Cristina K, PO Nº 1074, marzo 2009). ¿Por qué PO la emprende contra Jauretche y Scalabrini? Porque los considera “teóricos de las nacionalizaciones burguesas”. Quienquiera que haya leído a Lenin y a Trotsky, ritual por el que seguramente muchos dirigentes del PO habrán pasado, debería saber que las “nacionalizaciones burguesas” en un país semicolonial, particularmente cuando son llevadas adelante por gobiernos nacional-populares, asumen un carácter políticamente progresivo, puesto que

queros, grandes industriales, etc.), el jefe radical Ricardo Balbín era invitado a la Sociedad Rural y declaraba: “la oligarquía no existe”. Idéntica cantinela repiten hoy, como si se tratara de una novedad sociológica, los voceros de esa misma oligarquía que prefieren emplear eufemismos tales como “productores” o “el campo” para ocultar, de ese modo, el contenido de clase de las fuerzas a las que sirven. Que PO se sume objetivamente a esta tentativa de vaciamiento conceptual no debería extrañar. Desde siempre ha militado en el campo de las fuerzas contrarias a la emancipación nacional y social una izquierda cipaya cuya misión ha consistido en aportar falacias seudomarxistas que extraviaran a los mejores luchadores populares en la vía muerta

La contradicción principal en un país semicolonial, que enfrenta a la rosca oligárquico-imperialista con el campo nacional-popular que procura establecerse como opción frentista de poder político, no pretende suprimir la lucha de clases, sino establecer las condiciones de su manifestación. contribuyen a ensanchar el espacio del Estado nacional (semicolonial) a expensas del que ocupa el capital trasnacionalizado (imperialista). Para PO, en cambio, las nacionalizaciones del país semicolonial son meras “operaciones de rescate del imperialismo”. Es decir, asumen un carácter reaccionario. Jauretche y Scalabrini se habrían ocupado de encubrir el significado de esas operaciones poniéndose intelectualmente al servicio del peronismo histórico, que las habría llevado a cabo. Dice PO: “la nacionalización de los ferrocarriles, que el peronismo hizo de acuerdo con el plan elaborado en 1940 por los dos mejores agentes argentinos de la Corona británica: Federico Pinedo y Raúl Prebisch” […] habría sido una de “esas operaciones de rescate del imperialismo inglés”. Es decir, Jaureteche y Scalabrini habrían sido, en opinión de estos insólitos “trotskistas”, dos ideólogos reaccionarios que trabajaron al servicio de un movimiento también reaccionario como el peronismo, cuya política económica habría consistido en “rescatar al imperialismo”. Oligarquía y burguesía nacional Una cita de Norberto Galasso reivindicando a Scalabrini por haber enseñado que el trazado de la red ferroviaria diseñada en el siglo XIX por los británicos benefició a los oligarcas y hundió a los pueblos del interior le sirve a PO para exponer el nudo de su propia posición teórico-política. Dice: “He aquí una palabra decisiva para esta corriente de pensamiento: oligarquía. Con ella tratan de trazar una supuesta divisoria de aguas entre la ‘oligarquía exportadora’, dependiente del mercado mundial, y la ‘burguesía nacional’ interesada, según ellos, en el desarrollo del mercado interno”. En julio de 1974, cuando Perón acababa de morir y arreciaba la conspiración de la rosca oligárquico-imperialista (terratenientes, ban-

de un tacticismo bochinchero sin perspectivas estratégicas. Sea la Argentina peronista en 1955 o la Venezuela bolivariana en la actualidad, el argumento siempre es el mismo: los frentes nacionales que las masas oprimidas constituyen para resistir al imperialismo y a la oligarquía son reducidos por estos sedicentes marxistas a la condición de meras “expresiones de la burguesía nacional” que se hallarían orgánicamente entrelazadas con la burguesía mundial, y que por ello deben ser combatidas. Por esta vía se reduce la complejidad histórica de la lucha de clases en el capitalismo semicolonial a la oposición libresca y deshistorizada entre la burguesía (abstracta) y el proletariado (abstracto). Al mismo tiempo, se esfuma del campo de preocupaciones de los revolucionarios la “cuestión nacional”, puesto que si la “burguesía” es una sola entidad indiferenciada que opera en escala planetaria, del mismo modo en Bolivia que en Alemania, ¿para qué ocuparse de diferenciar la táctica y la estrategia revolucionarias en los países centrales o metropolitanos y los países semicoloniales? Y la consecuencia política del extravío teóricoconceptual es la que está a la vista: la ajenidad de los supuestos “partidos obreros” respecto de los obreros reales, que los miran con indiferencia. Será, sin duda, una tarea de los estudiosos encargarse de precisar los alcances del concepto “oligarquía”, alcance que, seguramente, habrá de variar desde los tiempos en que Scalabrini desentrañaba la articulación de intereses entre el capital inglés y los ganaderos de la pampa húmeda hasta hoy, cuando los cambios tecnológicos, económicos y sociales han dispuesto de otro modo las piezas en el interior del bloque de las clases dominantes. Pero una cosa es precisar el mayor o menor alcance de un concepto cuya fuerza explicativa radica en que ha descifrado el “código genético” de la cuestión nacional en los países semicoloniales, y otra muy diferente es

renunciar a ese concepto para retrotraernos a la prehistoria del movimiento socialista (cuando la inmadurez del proletariado le impedía plantear una política para el conjunto de las clases oprimidas y debía limitarse a una resistencia de clase sin perspectivas hegemónicas o de poder). Los males que aquejan a la patria Ha sido desde fuera de los marcos académicos y político-institucionales, desde la tribuna y el folleto militante, donde los grandes pensadores nacionalistas y antiimperialistas del siglo XX, como Jauretche y Scalabrini, divisaron dónde estaba –y está– el núcleo duro de los males que aquejan a la patria y al pueblo: en ese entramado de intereses económicos, sociales, políticos y culturales cuyo programa es un país heterónomo, proveedor de materias primas (ayer, carne o trigo; hoy, además, soja) a las grandes potencias industriales que rigen los destinos del capitalismo mundial. En la vereda de enfrente de este entramado reaccionario (la oligarquía y el imperialismo), se ubican las clases y los sectores interesados en la autonomía nacional y la emancipación social. Que la clase obrera debe ser no sólo el motor sino la cabeza conductora de este campo, está fuera de toda duda para los socialistas. También debería estarlo que la clase obrera no debe marchar sola, sino que debe convocar a su lado a todas aquellas clases y subclases, estratos y sectores que manifiesten contradicciones con el régimen vigente. Es por esta vía por donde se constituyen los frentes nacionales antiimperialistas, que lejos de ser meros representantes de la “burguesía nacional”, lo que procuran hacer es realizar las tareas democráticas y modernizadoras que esa clase no puede realizar por su debilidad intrínseca. “Oligarquía”, palabra clave, en efecto, cuya vigencia deriva de la supervivencia de la entidad compleja por ella designada. Palabras igualmente claves para comprender la lucha política revolucionaria en Argentina son “frente nacional”, “imperialismo” y “semicolonia”, todas ellas palabras que no figuran en el vocabulario habitual de los estudiantes “trotskistas” de PO. ¿Acaso el empleo de estas palabras impide comprender la lucha de clases tal como se desarrolla entre nosotros? “Jauretche rechazaba con énfasis hasta la idea de la lucha de clases dentro del país, todo en nombre del conflicto entre esa oligarquía y los ‘intereses nacionales’”, dice PO demostrando su poca familiaridad con el pensamiento de ese autor. En cualquier caso, la importancia del pensamiento jauretcheano (y del de Scalabrini) es haber contribuido a fijar las condiciones concretas para la realización de esa lucha de clases en el país. No en vano eran lectores de Lenin. La contradicción principal en un país semicolonial, que enfrenta a la rosca oligárquicoimperialista con el campo nacional-popular que procura establecerse como opción frentista de poder político, no pretende suprimir la lucha de clases, sino establecer las condiciones de su manifestación SL

Leyendo y discutiendo a

Jorge Abelardo Ramos

El socialismo de la Izquierda Nacional Marxismo para latinoamericanos * Presentación del Texto “Marxismo para latinoamericanos” por Gustavo Cangiano El pensamiento de Lenin y Trotsky • La revolución rusa y la revolución latinoamericana Lenin 1905 Trotsky en América Latina De Mariátegui a Haya de la Torre El peronismo • Peronismo y camporismo Por qué cayó el gobierno peronista Rasputinismo y pequeña burguesía Entre Cámpora y Perón

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Las fuerzas armadas Socialismo y ejército en la semicolonia De Roca a Aramburu El ejército y la Revolución Nacional Lucha armada, terrorismo y “democracia” Violencia individual y violencia colectiva ¿Elecciones, lucha armada o nihilismo político? La Guerra de Malvinas y la deuda externa La victoria de Malvinas El socialismo de la Izquierda Nacional • Cuestiones programáticas Un socialismo “a la criolla” Socialismo y capital extranjero

libros de la IN El pensamiento vivo de Arturo Jauretche Obra ganadora del primer premio en el concurso “Arturo Jauretche”, organizado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires Gustavo Cangiano Trotsky y la revolución en América Latina La vigencia de las tesis de León Trotsky escritas en México hace siete décadas. Osvaldo Calello

El Progresismo Pequeñoburgués Historia de infelices ilusiones: del alfonsinismo al ARI pasando por el Frepaso Alberto Valenzuela

Perón, los trabajadores y la izquierda Osvaldo Calello

Teoría y práctica del progresismo en la Argentina De los juanbejustistas a los kirchneristas: una exasperante trayectoria intelectual y política Honorio Alberto Díaz Arte y revolución en América Latina Ricardo Carpani

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Vea en www.izquierdanacional.org: No hay nada que elegir ~ SL•IN ★ Al filo de dos épocas ~ Osvaldo Calello ★ La naturalización del NOM ~ Angel Rial ★ La otra cara de la justicia social peronista ~ Juan Manuel Lucas ★ La sonrisa de Cristóbal Colón ~ Andrés Soliz Rada ★ Operación político-mediática ~ Gustavo Cangiano

núm. 2- año 1 - julio de 2009 - segunda época - $1,00

La respuesta ante la ofensiva antiobrera y antinacional en ciernes debe venir de abajo, de las líneas combativas en que se reagrupan los trabajadores; de los estudiantes y profesionales que sobrellevan las condiciones de una pequeña burguesía empobrecida; de la amplia masa de desocupados y subocupados, y de todos los argentinos dispuestos a luchar para no volver al pasado y liberar el presente de las lacras que amenazan el futuro.

de Buenos Aires. Precisamente el significado político de la derrota hay que buscarlo, antes que nada, aquí, donde su jefe decidió librar la batalla decisiva. Kirchner, perdido de antemano el interior agrario, decidió atrincherarse en la franja del Gran Buenos Aires donde sobreviven las capas sociales más pobres y excluidas, terreno electoral en el que Cristina Fernández obtuvo una abrumadora victoria en octubre de 2007. Pero esta vez la historia fue diferente. El Frente para la Victoria no ganó por porcentajes que oscilaran arriba del 50%, como entonces, mientras que la brecha con el segundo se acortó pronunciadamente.

FOTO: flickr.com

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as elecciones del pasado 28 confirmaron un brusco cambio en el balance de fuerzas políticas. El oficialismo experimentó una importante derrota y sus efectos estarán muy pronto a la vista en la composición de las cámaras legislativas, sobre todo a la luz de la ofensiva que está pronta a desatar la oposición de macristas, peronistas disidentes, cívicos, radicales y socialdemócratas. Argentina experimenta una situación de retroceso desde hace algo más de tres décadas, y el gobierno de Cristina Fernández, como antes los de Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde, no quebró la tendencia. Por el contrario, se ajustó a las condiciones heredadas: nada hizo para detener la concentraciónextranjerización del capital; mantuvo y acentuó el régimen de saqueo de la minería y el petróleo mediante nuevas concesiones; perpetuó una regresiva distribución del ingreso; dejó intacto el régimen de inversiones extranjeras y los acuerdos de protección al capital multinacional, y se olvidó del proyecto de un capitalismo autocentrado. Sin embargo, los ganadores de la víspera, a excepción de Proyecto Sur, representan políticamente lo más genuino de las tendencias de fondo configuradas luego de la marejada antinacional de marzo de 1976. Son la expresión de la más infame reacción. En relación con las elecciones de 2007, el kirchnerismo perdió 2,3 millones de votos; de ese total, 800.000 los dejó en la provincia

IMAGEN: OTRAEXPRESION.COM

El fin de un ciclo El cambio de tendencia que se manifestó en las urnas comenzó a mediados de 2008, cuando en medio del conflicto con el bloque agrario se quebró la unidad del PJ y del frente de gobernadores, y el impacto de la crisis mundial del capitalismo comenzó a repercutir sobre las condiciones de la economía local. Posteriormente la Unión Industrial y la Cámara de la Construcción, los apoyos patronales más significativos del gobierno en la época de bonanza, emitieron señales de distanciamiento, descontentas con la injerencia del Estado en los dominios exclusivos de la sagrada propiedad privada. De nada sirvieron las ganancias extraordinarias obtenidas en el período de alza: el gobierno pudo comprobar, con amargura, que el capital no sólo es cobarde, pronto a tomar distancia cuando cambia de dirección el viento, sino que también es desagradecido. Pero lo más importante es que el oficialismo perdió credibilidad entre las masas más explotadas y excluidas, donde tenía una importante reserva electoral. El recurso de

¿Proyecto de centro-izquierda o realineamiento antiimperialista?

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a elección de Proyecto Sur en la capital federal fue nota de tapa el lunes 29. El frente encabezado por Pino Solanas encontró un amplio espacio vacío, terreno en el que habitualmente se ubican las fuerzas de centro-izquierda que en modo alguno podía ser colmado por las candidaturas grotescas de Heller o Ibarra. Por lo demás, la necesidad de dar una respuesta desde ese ángulo se había vuelto más que apremiante para la baja clase media y las capas pobres de la ciudad, de cara a la gestión administrativa cerradamente reaccionaria y represiva del macrismo, centrada en los negocios de las corporaciones a costa del interés común. El primer interrogante que surge ante esta novedad política apunta a la consistencia del nuevo realineamiento. Proyecto Sur se organizó en torno a una figura públicamente reconocida por la defensa de la soberanía sobre los recursos básicos, y levantó un programa nacional-democrático que, en sus líneas más avanzadas, plantea la nacionalización del petróleo, el gas y la gran minería, y reclama la revisión legislativa de la ilegítima deuda externa, según la exigencia de la justicia. Sin embargo, la clave del futuro de Proyecto Sur no está en la letra del programa, sino en el curso de construcción política que

Depende de la decisión de la militancia de constituir un principio de voluntad colectiva, por fuera de las prácticas puramente electorales. adopte la fuerza emergente. El resultado electoral es puramente coyuntural. Lo importante es la política que establece el nexo viviente entre los objetivos del programa y la construcción de la organización militante. En este sentido, los seguidores de Solanas deben decidir si su fuerza se consolida como alternativa electoral de centro-izquierda, dirigida al electorado progresista, o profundiza la experiencia en el sentido de una construcción antiimperialista. El primer camino ya fue recorrido y llevó a la liquidación de una formación similar a Proyecto Sur –el Frente del Sur– a comienzos de los noventa, para dar lugar a una configuración partidaria bajo inspiración del Chacho Álvarez, inmediatamente reciclada en el sistema partidocrático. El segundo camino depende de la decisión de la militancia de constituir un principio de voluntad colectiva, por fuera de las prácticas puramente electorales SL

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

varios intendentes de desdoblar boletas (listas colectoras) para no quedar pegados a la figura de Kirchner es una señal significativa no sólo de la descomposición política y moral que envuelve al aparato del PJ, sino también de la desilusión y el hartazgo que está ganando el ánimo de las capas más pobres. Seis años –en los cuales su situación no cambió sustancialmente, y terminó volviéndose insoportable por el desenvolvimiento de la crisis– fueron suficientes. Sin embargo, el kirchnerismo no perdió posiciones ante una corriente militante de contenido nacional, sino ante una serie de fuerzas políticas que pretenden hacer retroceder al país hacia su pasado más oscuro. En la provincia de Buenos Aires el vencedor, Francisco de Narváez, es un antiguo menemista, integrante de la patronal explotadora y parasitaria del decenio de 1990, oportunista sin principios, que tanto puede despolitizar y banalizar la propaganda para seducir a los sectores más atrasados, como adoptar el discurso del populismo conservador y pronunciarse a favor de las estatizaciones de la electricidad, el gas y el petróleo, mientras su candidato presidencial, Mauricio Macri, reclama la privatización de todo aquello que el gobierno nacionalizó. En el país, la alianza de radicales, cívicos y socialdemócratas se ubicó apenas medio punto por debajo del oficialismo. Cualquiera que haya escuchado el discurso pleno de solemnidad y de lugares comunes de la señora Carrió no puede tener dudas sobre la naturaleza del programa: reestablecimiento de los acuerdos con el FMI, eliminación de las retenciones, rechazo a la estatización de las AFJP y de las nacionalizaciones en general, oposición al ingreso de Venezuela al Mercosur... Los espectros de la vieja Unión Democrática reaparecen reencarnados en las figuras características de esta partidocracia antinacional. A ese frente de la reacción, el kirchnerismo no está en condiciones de darle batalla, porque nunca figuró en sus planes llevar adelante las transformaciones estructurales que la crisis del capitalismo semicolonial exigía desde el estallido del 2001. Por el contrario, su emergencia formó parte de una solución política desde arriba, destinada a restaurar un orden institucional jaqueado por la protesta popular. Ahora, ante la derrota, su dirección perdió capacidad de iniciativa. La respuesta ante la ofensiva antiobrera y antinacional en ciernes debe venir de abajo, de las líneas combativas en que se reagrupan los trabajadores; de los estudiantes y profesionales que sobrellevan las condiciones de una pequeña burguesía empobrecida; de la amplia masa de desocupados y subocupados, y de todos los argentinos dispuestos a luchar para no volver al pasado y liberar el presente de las lacras que amenazan el futuro SL

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Socialismo Latinoamericano ★ Número 2 / julio de 2009

El influjo bolivariano en el cono sur latinoamericano por Juan Manuel Lucas

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a patriótica decisión del gobierno venezolano de estatizar las plantas siderúrgicas pertenecientes al grupo trasnacional Techint disparó de forma inmediata los múltiples mecanismos defensivos de la dependencia latinoamericana en Argentina, irradiando desde allí su influencia al resto del subcontinente. En realidad, la decisión venezolana no podía ser más previsible. En medio de una crisis mundial inédita que desplomó los precios de su principal exportación y que amenaza con derivar en una deflación global de imprevisibles costos sociales, el gobierno de Chávez continuó con su política de recuperación soberana de las industrias estratégicas. ¿Podía Venezuela continuar con la industria siderúrgica, fuente elemental de insumos para la petrolera estatal, en manos de un grupo trasnacionalizado? La respuesta no puede ser más obvia si se considera que Venezuela atraviesa un periodo bisagra en que el antiimperialismo bolivariano comienza a orientarse hacia un enérgico, aunque todavía difuso, “socialismo del siglo XXI”. En rigor, el papel del holding trasnacional en Venezuela no se diferencia en nada del funcionamiento típico del capital imperialista en el resto del mundo. Apoyado en su estructura diversificada y plurinacional, Techint podía jugar incesantemente con las importaciones y exportaciones entre sus distintas empresas, traduciendo el valor nacio-

nal de los insumos requeridos por PDVSA a los indescifrables precios internacionales que determinaba un mercado mundial sumido en la más inescrutable de las crisis. En Argentina, la decisión venezolana no tardó en sacudir vigorosamente el avispero dependiente nacional. Los medios clamaban por una declaración condenatoria de la “expropiación” por parte del oficialismo. La UIA y la AEA exigían a coro la expulsión de Venezuela del Mercosur. La burocracia sindical daba una nueva y lamentable muestra de su decisiva claudicación histórica. Todos reflejaban la gravitante e integral influencia del holding de la familia Rocca en el escenario nacional.

Alba y Mercosur comienzan a desdibujar su coexistencia tendiendo potencialmente hacia una disyuntiva de hierro para los pueblos latinoamericanos. La urgencia de la hora que atraviesa el sistema mundial no ofrece demasiadas alternativas para las mayorías populares del cono sur: o exigen la “albanización” del Mercosur, o comienzan a ensayar nuevas estrategias de integración que superen las módicas y acotadas expectativas burguesas de unificación mercantil subcontinental.

Al cierre

Honduras: temor al pueblo Honduras es un laboratorio donde EU parece estar ensayando una nueva manera de someter a los países de América Latina

FOTO: CREATIVE COMMONS

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onvocar al pueblo hondureño a una encuesta para conocer su opinión sobre una asamblea constituyente fue una “audacia” del presidente Zelaya que mereció una respuesta contundente de la oligarquía: el golpe de Estado. Los argumentos de los conspiradores no resisten el menor análisis. En caso de que el presidente hubiese incurrido en la violación de la ley, resulta difícil imaginar que el procedimiento legal implique que un grupo de militares encapuchados lo secuestre en la madrugada y lo envíe a otro país. ¿Por qué no llevarlo a juicio político? Las constituyentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia iniciaron un acelerado proceso para quitar los resortes del poder real a las oligarquías vernáculas y seguramente ese ejemplo fue el que puso en alerta a la oligarquía hondureña que controla –como en muchos otros países de América Latina– la economía, el aparato de los poderes del Estado y las franquicias más rentables, comúnmente conocidas como partidos políticos. Pero en un contexto donde el golpismo parecía cosa del pasado, ¿de dónde sacaron valor los golpistas para tomar por asalto la

institución presidencial? Más aun, luego del contundente rechazo de prácticamente todos los países y organismos internacionales, algunos de los cuales intimaron a los golpistas a restituir al presidente Zelaya, ¿por qué se mantienen firmes en su decisión? La respuesta parece obvia aunque difícil de comprobar, a menos en estas horas: el respaldo de EU. Según sus declaraciones oficiales, EU intentó convencer a los golpistas de que no actuaran (¿por qué no advirtieron al presidente Zelaya?), luego fueron deliberadamente ambiguos en sus primeras declaraciones y finalmente, después del aplastante rechazo internacional al golpe, lo condenaron, pero no retiraron su embajador ni cancelaron su ayuda militar y económica. Dentro de algunas horas, el presidente Zelaya pretende regresar a Honduras acompañado del titular de la OEA y los presidentes de Argentina y Ecuador. Los golpistas amenazan con encarcelarlo apenas llegue y, según la escasa información que se conoce, grupos de hondureños se manifiestan en las calles, unos a favor de Zelaya y otros respaldando a los golpistas. Los principales medios de comunicación hondureños están abiertamente con los golpistas, que han cancelado las libertades individuales y mantienen al país en estado de sitio. Difícil saber qué sucede realmente. Honduras es un laboratorio donde EU parece estar ensayando una nueva manera de someter a los países de América Latina SL

El gobierno, por su parte, no perdió la oportunidad para realizar una innecesaria aclaración y una superficial impostura en el marco del escenario electoral. La primera estuvo orientada a despejar, en vistas al 29 de junio, toda sospecha o simpatía con los principios elementales del nacionalismo económico; la segunda intentó remarcar la falta de compromiso del grupo trasnacional con el “modelo productivo k”, recordándole el lobby que, en ocasión de la estatización de Sidor, le permitió a Techint multiplicar por cuatro la indemnización inicialmente ofrecida por Chávez. Tras las bambalinas de la coyuntura inmediata, sin embargo, se trasluce un escenario geopolítico particular que trasciende toda peculiaridad nacional. Es que los embates antiimperialistas de Venezuela, Bolivia o Ecuador no hacen más que remarcar el sobredimensionado escenario regional que festivamente exponen para legitimarse los progresismos centroizquierdistas y demoliberales del cono sur. Las alternativas de integración regional que intentan compatibilizar a los primeros con los segundos no dejan de crujir tras cada avance popular en la región. El caso argentino es aleccionador en este sentido. Desde la cumbre de Mar del Plata, pasando por distintos acuerdos de integración económica, colaboración tecnológica y apoyo financiero, la figura de Hugo Chávez ha ido adquiriendo un relevante protagonismo en la política interna consolidando un vínculo considerado estratégico por ambos países. La figura del líder venezolano, sin embargo, no ha condicionado en ningún aspecto una política orientada al pago de la deuda externa, la reconstrucción del capitalismo dependiente y el apoyo irrestricto a las exigencias globales de, entre otros, el sionismo internacional. Si las diferencias estructurales entre los dos procesos han permanecido en el trasfondo de una conveniencia recíproca, los puntos de fricción entre ambos tienden a multiplicarse alrededor del núcleo esencial en que se asienta el neodesarrollismo kirchnerista: la intención ilusoria de construir un capitalismo inclusivo asentado en el protagonismo de una inexistente “burguesía nacional”. Allí radica la diferencia esencial en términos regionales. Las posibilidades de desarrollo para la clase obrera caraqueña, el campesinado boliviano o el pobrerío ecuatoriano difícilmente pueden articularse con los intereses de las burguesías trasnacionalizadas de Buenos Aires o San Pablo. No existe voluntarismo capaz de torcer, en este marco, las estructurales incompatibilidades entre los movimientos antiimperialistas orientados hacia el socialismo y la reconstrucción de la Patria Grande, con las porfiadas intenciones de darle nuevos aires al capitalismo semicolonial en América del Sur, desde mercados más amplios y resguardados de la feroz competencia interburguesa mundial. Alba y Mercosur comienzan a desdibujar su coexistencia tendiendo potencialmente hacia una disyuntiva de hierro para los pueblos latinoamericanos. La urgencia de la hora que atraviesa el sistema mundial no ofrece demasiadas alternativas para las mayorías populares del cono sur: o exigen la “albanización” del Mercosur, o comienzan a ensayar nuevas estrategias de integración que superen las módicas y acotadas expectativas burguesas de unificación mercantil subcontinental SL


Bicicleta académica que gira con dinero transnacional por MARIELA GARCÍA

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asi 90 años después del inicio del movimiento de reforma universitaria en Córdoba, que señeramente luchó por la autonomía, la autarquía financiera, el cogobierno, la libertad de cátedra, la vinculación entre ciencia e investigación y la solidaridad latinoamericana, el rol de la academia en nuestra sociedad actual vuelve a ser tema de debate. En una operación cuestionada sólo por unas pocas voces de las comunidades académicas (por ejemplo en Bahía Blanca, Mar del Plata y en la SJB), las universidades nacionales acaban de aceptar por segunda vez dinero proveniente de una Unidad Transitoria de Empresas entre Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD) y tres multinacionales (suizas y canadienses), encargadas de explotar el yacimiento Bajo La Alumbrera, en Catamarca. Estamos hablamos de alrededor de 86 millones de pesos por los ejercios 2007 y 2008. A la fecha, sólo la Facultad de Psicología de la UN de Córdoba ha rechazado los fondos, sosteniendo que “las Universidades Nacionales no deben utilizar beneficios económicos obtenidos por Alumbrera Limited con base a la violación de la normativa vigente, en la contaminación de ambientes, en la en-

La autarquía financiera, la autonomía universitaria, el verdadero cogobierno y las cátedras libres de condicionamientos económicos impresentables sólo serán posibles si el estudiantado vuelve a la participación activa en política. fermedad de personas expuestas a sus acciones y con base en clientelismo de la empresa”, en palabras del Dr. Raúl Montenegro. La Alumbrera es el emprendimiento más grande de minería a cielo abierto en el país, y constituye un caso testigo en América Latina desde que su vicepresidente y gerente general, Julian Rooney, fue procesado en firme por la justicia tucumana a mediados de 2008, por “encontrarse acreditada la existencia de contaminación ambiental en el canal de desagüe donde vuelca sus efluentes industriales la empresa”. Con la ola de modificaciones “legales” del decenio de 1990, la minería se convirtió en la empresa estrella del sur del continente: la actividad aumentó un 400% en estas latitudes contra un 90% en escala mundial.

La Izquierda Nacional en la UBA

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urante los primeros tres martes del mes de junio, a las 21 horas, se desarrolló en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA el ciclo de charlas “Periferias”. Organizado por la UES (Unión Estudiantil de Sociales), contó con la adhesión de Socialismo Latinoamericano, que aportó compañeros a los paneles de expositores y al nutrido público compuesto principalmente por estudiantes de las diferentes carreras de la Facultad. La primera de las charlas tuvo como tema “La teoría de la dependencia”. Expusieron el profesor Héctor Roudil y nuestro compañero Gustavo Cangiano, quien señaló que “la teoría de la dependencia puede ser entendida como la manifestación debidamente edulcorada, en el terreno académico, del pensamiento nacional y popular que se tornó hegemónico en el campo intelectual durante los años sesenta y principios de los setenta”. La exposición de Cangiano dio lugar a una polémica apasionada, que se extendió más allá de la medianoche, cuando sostuvo que “el golpe militar de 1976, que fue apoyado por el grueso de las organizaciones políticas y los medios de comunicación, fue una profunda y sangrienta contrarrevolución, y no un ‘genocidio’, como absurdamente quieren hacernos creer los papanatas del derechohumanismo”. La segunda charla versó sobre “La Izquierda Nacional en la Argentina”. Expusieron nuestros compañeros Osvaldo Calello y Honorio Díaz. Calello demostró, con eruditas referencias a la obra de Carlos Marx, que el pensamiento socialista no puede reducirse a la versión eurocéntrica que adoptó la izquierda cipaya argentina, incapaz de reconocer las im-

Al centro, el compañero Alex Obal.

plicancias que se siguen de la distinción entre países centrales y países periféricos, entre países opresores y países oprimidos. Honorio Díaz, por su parte, historió los orígenes y el desarrollo del socialismo de la Izquierda Nacional, desde el Grupo Frente Obrero en 1945 hasta Socialismo Latinoamericano en la actualidad, pasando por el PSIN en los sesenta y el FIP en los setenta. El cierre del ciclo contó con un panel de expositores integrado por Guido Chávez, del centro cultural Discépolo, que orienta el escritor kirchnerista Norberto Galasso, los profesores Mario Toer y Carlos Vilas, y nuestro compañero Alex Obal. A partir del tema convocante –Los movimientos antiimperialistas latinoamericanos–, Alex subrayó el papel protagónico que han desempeñado a lo largo de la historia las fuerzas armadas en tanto uno de los componentes necesarios de los frentes nacionales. “Los Torrijos, Velasco Alvarado, Lázaro Cárdenas, Perón o Chávez, indican que el antimilitarismo de cierta izquierda es un prejuicio liberal que dificulta la conformación de una fuerza nacional, popular y antiimperialista”, expresó, para concluir que “hay que tener una política hacia las fuerzas armadas, y no una política contra las fuerzas armadas” SL

En Argentina, las condiciones de la entrega son lisa y llanamente insultantes: estabilidad fiscal por 30 años desde la firma de los convenios; combustible y energía eléctrica subsidiados; exención del IVA, no retenciones a la exportación; no liquidación de divisas; no pago de sellos, impuesto al cheque, tasa estadística, ingresos brutos o ganancias; no pago de impuestos a la importación de bienes, y, como si fuera poco, un período de cinco años de gracia en el pago de impuestos provinciales o municipales. En resumen, las regalías que aportan las multinacionales, descontados los beneficios locales del “régimen minero confiable”, como lo llaman eufemísticamente las empresas, no pasan del 1% sobre lo que declaran exportar, mientras en otros países superan el 35%. A lo largo del proceso, millones de litros de agua por hora en plena zona semidesértica son contaminados irreversiblemente con cianuro. Para el tratamiento y disposición final de los residuos tóxicos que se acumulan en el dique de cola, el secretario de Minería de la nación, Jorge Mayoral, gestionó un préstamo del Banco Mundial: las multinacionales no deberán hacerse cargo ni siquiera de sus propios desperdicios. Paradójicamente, una buena parte de las utilidades que llegan a manos de las universidades son reinvertidas en programas de capacitación, educación y “responsabilidad social empresaria”, como por ejemplo el “Plan de mejora del sistema educativo de las localidades de Andalgalá, Aconquija y Belén en la Provincia de Catamarca”, de Minera Bajo La Alumbrera, ejecutado en convenio con la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). El OLAMI, Organismo Latinoamericano de Minería, premió al programa por su calidad y contribución a la comunidad. Las tres organizaciones tienen un hombre en común: Hugo Nielson, secretario general de OLAMI, secretario institucional del Centro de Estudios para la Sustentabilidad de la Unsam y coordinador del plan de mejora del convenio Unsam-La Alumbrera. Extraña ceremonia habrá sido la de su autopremiación. ¿Habrá practicado el momento del elogio o el del agradecimiento? ¿O quizás ambos, todo en uno? El hecho desnuda crudamente la serie de complicidades y negociaciones entre el mundo académico y las corporaciones empresariales. Vergonzosamente, la mayoría de los académicos locales abrazan sin tapujos los fondos que les permiten “progresar” en la nueva nobleza de Estado, mientras entierran la lucha del movimiento que los hizo posibles. La única condición es que todos esos proyectos sean productivos en términos de viajes, premios, seminarios, posgrados, publicaciones y créditos para la carrera, sin importar que la carrera encamine al país a un precipicio. El Estado pierde así toda herramienta de contralor público sobre la actividad de las empresas, y sobre el propio desarrollo científico-tecnológico del país. La autarquía financiera, la autonomía universitaria, el verdadero cogobierno y las cátedras libres de condicionamientos económicos impresentables sólo serán posibles si el estudiantado vuelve a la participación activa en política, y se compromete en los procesos constantes de la vida universitaria. De lo contrario, estamos condenados a la servidumbre de las corporaciones SL Los interesados pueden obtener una versión completa visitando www.izquierdanacional.org o solicitándola a contacto@izquierdanacional.org

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PATÉTICO DICCIONARIO DE BOLSILLO

Invitado: Jorge Luis Borges Por Honorio Díaz, compilador

América Latina: Yo no creo que América Latina exista, pienso que es una especie de haraganería. La República Oriental del Uruguay, desde luego, es parte de la República Argentina. Como dije alguna vez en Montevideo: Buenos Aires es un arrabal de Montevideo. Y fuera de eso, yo no se hasta dónde tenemos algo en común con el resto de los países de América. Por lo pronto, éste es un país de clase media. Por ejemplo, Perú y Colombia son países con una gran población indígena (que aquí no existe, porque matamos a todos los indios) y una pequeña aristocracia blanca muy adinerada. Americanos: Nosotros, americanos del norte y del sur, somos europeos exiliados. Argentina: Ese país no existe. Éticamente, no existe. Es pura jactancia. Los argentinos, en especial los porteños, son superficiales, frívolos y esnobs. Políticamente, la Argentina no cuenta. ¿Económicamente? Los militares la robaron, la arruinaron, la saquearon. Decadencia argentina: Yo pienso que el país está en decadencia desde la Ley Sáenz Peña. Democracia: Es el abuso de la estadística. Estados Unidos: Me pareció la nación más indulgente y generosa que había visitado, Los sudamericanos tendemos a pensar en términos de conveniencia mientras que la gente de Estados Unidos tiene una actitud ética. Fútbol: Los ingleses también hicieron mucho mal al mundo. Por ejemplo, lo han llenado de estupideces como el fútbol. A mí no me gustan los deportes en que hay ganadores y perdedores. Haraganería: Nuestra haraganería va a salvarnos de cualquier eficacia práctica excesiva. Indios: Asaltaban las estancias y había que defenderse. Miren, mi abuelo fue jefe de las tres fronteras: norte y oeste de Buenos Aires, y sur de Santa Fe. Mi abuela lo acompañó cuatro años y tuvo ocasión de conversar con Catriel, con Pincén, con muchos caciques: eran bárbaros. Muchos no sabían contar más allá de cuatro. La guerra contra los indios fue muy cruel de ambos lados. Pero los españoles primero y los que conquistaron el desierto después, representaban la cultura. Martín Fierro: Estéticamente me gusta el Martín Fierro, pero el personaje me parece horrible. Es un criminal sentimental, y yo no creo que los gauchos hayan sido sentimentales. Nacionalismo: Es uno de los peores males de nuestra época. Para qué conformarnos con territorios si existe el mundo. Los estoicos amonedaron en la antigüedad una palabra de la cual, me parece, aún somos dignos: me refiero a la palabra cosmopolitismo. Negros: Están incapacitados racionalmente para percibir el dolor. La culpa del problema de los negros la tienen los blancos que los educaron. Perón: Mi falta de valor me impidió matarlo. Proceso: Ya tuve la suerte de vivir en un buen decenio en la historia del país, en los principios de este siglo. Pero después aparecieron los radicales que en mi opinión fueron los peronistas de su época. Ahora tenemos un gobierno militar y creo en él. Confío porque se trata de un gobierno de caballeros y no de un gobierno de truhanes y rufianes como el que soportamos hasta 1976. Quijote: Todos los libros que acabo de mencionar los leí en inglés. Cuando más tarde leí Don Quijote en versión original, me pareció una mala traducción. Rojas: Prefiero el despotismo ilustrado. Mi déspota predilecto es Isaac Rojas SL

imagÉN: fcaglp.fcaglp.unlp.edu.ar

VERGONZOSA COMPRA-VENTA DE CONOCIMIENTO

Socialismo Latinoamericano ★ Número 2 / julio de 2009

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Socialismo Latinoamericano ★ Número 2 / julio de 2009

Acerca de la así llamada “teoría del calentamiento global” Por Guillermo Hamlin

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xiste un bombardeo mediático que difunde un supuesto “consenso” al que habrían llegado todos los científicos del mundo, coincidiendo en que el “calentamiento global” es una grave amenaza para la humanidad y que no nos podemos quedar de brazos cruzados; hay que enfrentar lo que se juzga como el desafío mayor que haya enfrentado nuestra especie en toda la historia. Pronostican para los próximos cien años incrementos de la temperatura global de la Tierra de entre 2 y 6 grados centígrados, lo que acarreará, según esta visión, deshielo de los casquetes polares y glaciares, aumento del nivel del mar, aumento de los tornados y huracanes, malas cosechas, extinción de especies, difusión de enfermedades, etcétera. Pero existen otras opiniones y puntos de vista que difieren de esta visión catastrofista. Esta es una de ellas. ¿Es el calentamiento global un fenómeno real? Sí, lo es. La Tierra en estos momentos se está recuperando de lo que se conoce como la “Pequeña Edad de Hielo”, que ocurrió entre los años 1500 y 1800, cuando en invierno se congelaban los ríos Támesis y Sena y se podía viajar en trineo desde Polonia hasta Suecia a través del mar Báltico congelado, y los vikingos debieron retirarse de Groenlandia por el avance de los glaciares; abandoron su colonia, que habían ocupado desde la Edad Media y habían denominado “Tierra Verde” (Greenland), debido a su frondosa vegetación. Por suerte, se está produciendo este lento calentamiento que hizo retroceder a los glaciares. Desde aproximadamente el año 1800, la temperatura media de la tierra aumentó cerca de 2° C. En el siglo XX lo hizo alrededor de 0.7 grados centígrados.” ¿Es el efecto invernadero un fenómeno real? Sí, lo es. El efecto invernadero consiste en que la luz solar que pasa a través de la atmósfera, al impactar sobre la superficie de la Tierra, es parcialmente convertida en calor radiante. Los gases de invernadero, como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano y otros, inhiben el escape de parte de esta ra-

¿Es el calentamiento global un fenómeno real? ¿Es el efecto invernadero un fenómeno real? ¿Es importante la participación del dióxido de carbono generado por la actividad industrial, en el registrado en el contenido atmosférico? ¿Es cierto lo que difunde la película de Al Gore Una verdad inconveniente con respecto a que el aumento del contenido de dióxido de carbono en la atmósfera aumenta la temperatura? diación de vuelta al espacio. Así, este efecto ayuda a moderar las temperaturas: sin él, la temperatura promedio en la Tierra sería de –18° C, en lugar de los 15° C actuales. Sin embargo, la elección del término “invernadero” para la denominación de este fenómeno no es muy feliz. La atmósfera de un planeta es muy diferente a un invernadero. Este último es un ambiente cerrado mediante un vidrio, y la atmósfera está abierta al espacio; por ende, los fenómenos termodinámicos que ocurren en ambos son muy disímiles. Hay científicos que hasta niegan esta explicación de la atmósfera como moderadora principal de las temperaturas, y asignan un papel más importante a los mares. ¿Cuál es el más importante gas de invernadero? El vapor de agua. Más del 95% del efecto invernadero es responsabilidad del vapor de agua; le siguen en importancia el dióxido de carbono, el metano y otros. ¿El dióxido de carbono atmosférico actual es alto? No, no lo es.

Leyendo y discutiendo a

JORGE ABELARDO RAMOS

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El socialismo de la Izquierda Nacional Marxismo para latinoamericanos Marxismo para latinoamericanos Presentación del texto por Gustavo Cangiano

El peronismo • Peronismo y camporismo Por qué cayó el gobierno peronista Rasputinismo y pequeña burguesía Entre Cámpora y Perón

Las fuerzas armadas Socialismo y ejército en la semicolonia De Roca a Aramburu El ejército y la Revolución Nacional

El pensamiento de Lenin y Trotsky • La revolución rusa y la revolución latinoamericana Lenin 1905 Trotsky en América Latina De Mariátegui a Haya de la Torre

Lucha armada, terrorismo y “democracia” Violencia individual y violencia colectiva ¿Elecciones, lucha armada o nihilismo político?

El socialismo de la Izquierda Nacional • Cuestiones programáticas Un socialismo “a la criolla” Socialismo y capital extranjero

Históricamente ha habido mucho más dióxido de carbono en la atmósfera del que hay hoy. El nivel actual es de 380 ppm (partes por millón). En los últimos 600 millones de años, sólo ha habido dos períodos de contenido de dióxido de carbono por debajo de los 400 ppm, el período Carbonífero (unos 300 millones de años atrás) y el período Cuaternario (el actual), todos los otros fueron de niveles muy superiores. ¿Es importante la participación del dióxido de carbono generado por la actividad industrial, en el registrado en el contenido atmosférico? No, no lo es. El 96% del total de las emisiones de dióxido de carbono registradas en la atmósfera son naturales, es decir, son fruto del intercambio de los seres vivos, animales y vegetales, sobre la tierra y bajo los mares, las erupciones volcánicas, etc. Por ende, lo generado por la actividad industrial es del 4%; esta pequeña fracción antropogénica sería responsable de una parte diminuta del efecto invernadero, probablemente del orden del 0.12%. ¿Es cierto lo que difunde la película de Al Gore Una verdad inconveniente con respecto a que el aumento del contenido de dióxido de carbono en la atmósfera aumenta la temperatura? No, no es cierto. La causalidad es la inversa. Es decir, aumentos de temperatura en nuestro planeta producen aumentos del contenido de dióxido en la atmósfera. Las cosas ocurren así: aumentos de temperatura producidos por una mayor actividad solar, hacen que la solubilidad del dióxido de carbono en el mar descienda, liberando a la atmósfera el excedente y aumentando de esta manera su contenido atmosférico. Es decir, el aumento de temperatura ocurre antes, y el aumento del dióxido de carbono ocurre después. La justicia británica falló en contra de los contenidos de la película de Al Gore SL Ésta es una versión parcial de un extenso y documentado trabajo del autor, donde además de detalladas conclusiones responde a otros interrogantes: ¿Existe algún experimento u observación cuyo objeto sea medir si realmente se está produciendo un aumento del efecto invernadero?, ¿Están los glaciares retrocediendo? ¿Están los mares creciendo? ¿Serán las islas Maldivas cubiertas por las aguas? ¿El uso de combustibles fósiles, desde la Revolución industrial, ha acumulado grandes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera? ¿Las variaciones de temperatura registradas en el siglo XX se correlacionan con el uso de combustibles fósiles? ¿La industria del petróleo y las emisiones de los automóviles y vehículos de transporte son contaminantes? ¿Son las temperaturas actuales las más altas registradas desde la última era glaciar hace 12 mil años? ¿Cuál es el mejor método de medición de las temperaturas, para el control de variaciones globales? ¿Han aumentado la cantidad de tornados en Estados Unidos como consecuencia del calentamiento global? ¿Ha aumentado el número de huracanes atlánticos que tocan el continente, a causa del calentamiento global? ¿Ha aumentado la velocidad del viento de los huracanes atlánticos, o el número de huracanes violentos, a causa del calentamiento global? ¿El calentamiento global hará que enfermedades como la malaria, transmitidas por vectores como los mosquitos, alcancen a poblaciones como las de Italia en el sur de Europa? ¿Cuál es el último descubrimiento en relación con el clima? ¿Qué es el IPCC? ¿Cómo funciona? ¿Por quiénes está formado? ¿Son confiables los modelos climáticos computadorizados utilizados por el IPCC para sus pronósticos?¿Qué es el protocolo de Kioto? ¿Qué efecto se lograría sobre el clima si se aplicara? Los interesados pueden obtener una versión completa visitando www.izquierdanacional.org o solicitándola a contacto@izquierdanacional.org

NUESTROS libros El Progresismo Pequeñoburgués Historia de infelices ilusiones: del alfonsinismo al ARI pasando por el Frepaso Alberto Valenzuela

El pensamiento vivo de Arturo Jauretche Obra ganadora del primer premio en el concurso “Arturo Jauretche”, organizado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires Gustavo Cangiano

Trotsky y la revolución en América Latina La vigencia de las tesis de León Trotsky escritas en México hace siete décadas. Osvaldo Calello

Perón, los trabajadores y la izquierda Osvaldo Calello

Teoría y práctica del progresismo en la Argentina De los juanbejustistas a los kirchneristas: una exasperante trayectoria intelectual y política Honorio Alberto Díaz Arte y revolución en América Latina Ricardo Carpani

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Director: Osvaldo Calello


Vea en www.izquierdanacional.org: Debate con Cabildo ~ Gustavo Cangiano ★ Demencial armamentismo ~ Pedro Godoy ★ Del antiimperialismo abstracto al antiimperialismo concreto ~ Fernando Pereyra ★ Apuntes sobre la desmalvinización ~ Fernando Cangiano ★ Karmón y las tácticas de Israel en América Latina ~ Husain ‘Alí Molina

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SOCIALISMO LATINOAMERICANO núm. 3 - año 1 - agosto de 2009 - $1,00

SEGUNDA ÉPOCA

IZQUIERDA NACIONAL

LA BUROCRACIA ES EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA LA UNIDAD OBRERA

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a reciente lucha interburocrática librada dentro de la CGT sacó a la luz, una vez más, los límites en que se desenvuelven las direcciones sindicales, y su distancia respecto de los intereses de trabajadores. La confrontación revistió todas las características de una puja palaciega, en la que se jugaba el control sobre una parte de la caja de las obras sociales y el reparto de las esferas de influencia en la cúpula de la central obrera. Sin duda los autores del intento –Cavalieri, West Ocampo, Pedraza y Lescano– y quienes, como Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez, mantuvieron una posición menos definida, junto con Barrionuevo y sus socios, representan lo peor de la dirigencia sindical. Una burocracia corrompida de directivos enriquecidos, empresarios de múltiples negocios, cómplices de la entrega de los recursos naturales y de los principales resortes de la economía, y de la liquidación de buena parte de la legislación obrera, sustituida por las formas más brutales de explotación laboral durante el reinado menemista, y aun bajo el gobierno de la Alianza. A su vez, Moyano y sus aliados constituyen una burocracia conservadora, que compartió con la burguesía monopolista, nucleada en la Unión Industrial, el apoyo a los gobiernos de Duhalde, Kirchner y Cristina Fernández; una burocracia que nada tuvo que decir frente a decisiones gubernamentales escandalosas como el veto a la Ley de protección de los glaciares y el posterior contrato con Barrick Gold para la explotación de Pascua Lama, o frente a la nueva vuelta de tuerca que significó la provincialización del dominio sobre los recursos hidrocarburíferos y la inmediata extensión del contrato con British Petroleum y Pan American para la explotación de Cerro Dragón, en la Patagonia, pero que sí habló para oponerse a las nacionalizaciones de las empresas de Techint en Venezuela, argumentando que Perón nunca había aconsejado ese tipo de medidas, olvidándose, entre otras, de la nacionalización del Banco Central o de la Corporación de Transportes de Buenos Aires bajo el gobierno militar del que el futuro jefe del movimiento popular formaba parte y, por supuesto, la de los ferrocarriles durante su primer gobierno. La presente descomposición de la cúpula burocrática no es otra cosa que la manifestación parcial de un fenómeno más general, caracterizado por la descomposición del sistema de fuerzas que en su momento conformaron el movimiento justicialista. Bajo los dos primeros gobiernos de Perón, los sindicatos, verticalmente vinculados al aparato del Estado, fueron la organización más sólida que tuvo el régimen popular para resistir las presiones de la oligarquía y del imperialismo y, al mismo tiempo, el reaseguro para mantener a los trabajadores en los límites de un programa nacional-burgués. Caído el peronismo en 1955, las organizaciones obreras se convirtieron en el epicentro de la resistencia y, posteriormente, hasta el golpe de Estado

NI CAVALIERI, NI MOYANO La unidad de clase trabajadora es, ante todo, un problema político, que tiene como punto de partida la democratización de las organizaciones obreras y la conquista de una posición de clase independiente.

de junio de 1966, en el soporte del programa y de las ideas que la burguesía nacional nunca había llevado adelante. El vandorismo resultó la fuerza sindical característica de ese período. Su política –convertir a los sindicatos en grupo de presión interno al orden existente– fue posible en un período de marcada inestabilidad política, en cuyo transcurso las contradicciones de los círculos do-

minantes permitían cierto juego táctico con alguna de sus fracciones en contra de otras. Sin embargo, la recomposición del bloque gobernante, que significó primero el golpe de Onganía en 1966 y, definitivamente, la reestructuración que sobrevino tras la contrarrevolución de marzo de 1976, puso fin al ciclo abierto a mediados de los años treinta, y con él, a las condiciones en las cua-

les se desarrolló el sindicalismo peronista. El curso de los últimos treinta años, caracterizado por una transformación del patrón de acumulación y el consiguiente proceso de fuerte concentración y centralización del capital, simultáneo a una importante reducción del componente obrero-fabril de la clase trabajadora, desarmó políticamente a las direcciones sindicales, las redujo a un papel subordinado respecto del poder de turno la mayor parte de las veces, o a la impotencia, en otras. En el presente, los intereses de la burocracia sindical son el principal obstáculo para la unidad del movimiento obrero. Esa unidad está constantemente amenazada por un proceso de fragmentación que divide a la fuerza laboral en trabajadores en blanco, trabajadores en negro, subocupados y desocupados, con importantes brechas en los niveles salariales, las condiciones de trabajo y los derechos laborales. Sin embargo, el problema no tiene solución en la esfera de la lucha económica, ya que esta lucha no se propone transformar las condiciones de fondo sobre las que desarrolla el proceso de reproducción del capitalismo semicolonial. La unidad de la clase trabajadora es, ante todo, un problema político, que tiene como punto de partida la democratización de las organizaciones obreras y la conquista de una posición de clase independiente que, a diferencia del clasismo abstracto de la pequeña burguesía izquierdista, busca realinear en torno a un programa de Frente Antiimperialista a las distintas fuerzas del campo nacional-popular SL Versión completa de este artículo en www.izquierdanacional.org

¿Hacia dónde va el kirchnerismo?

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as señales que emitió el gobierno luego de vada del gran capital, “seguridad jurídica” para No es con un grupo de los resultados del pasado 28 de junio indifuncionarios, atados por múltiples los monopolios mediáticos y, por supuesto, una can que el kirchnerismo no tiene otra aspipolítica exterior lo más cerca de Chile y Brasil lazos y compromisos al pasado, ración que llegar lo más honorablemente posible y lo más lejos que se pueda de Venezuela. ¿Y el con lo que se hacen las grandes al 2011. En todo caso, tratará de mantener la lígobierno? Los cambios en el gabinete, incluso transformaciones. Por el contrario, ciertas medidas destinadas a revalidar los comnea política que ha seguido en los últimos seis son los trabajadores, las grandes años, sólo que con mayores concesiones a una promisos con los grandes grupos exportadores oposición regiminosa, encaminada a cerrar el –por ejemplo, la nueva modalidad de entrega masas explotadas, quienes deben proceso de restauración que se inició tras el retomar directamente en sus manos de permisos de embarque para los despachos de flujo de las movilizaciones de masas en diciemtrigo, o el cambio de la normativa de la adjudicalos asuntos fundamentales que bre de 2001. En realidad, lo que está en disputa ción de la cuota Hilton, disposiciones ambas que deciden la suerte del país. no es el 2011, sino el período que esa oposición favorecen la concentración del negocio a favor llama “de transición”. Y esto no es otra cosa que del capital monopolista–, ponen en evidencia la política de ajuste destinada a afrontar la crisis que impacta la eco- que el giro anhelado por quienes aún creen que éste es un gobierno nomía y provoca un creciente desbalance en las cuentas públicas: en “nacional y popular” no está en el horizonte del kirchnerismo. definitiva, la lucha entre capitalistas y trabajadores por decidir quién No es con un grupo de funcionarios, atados por múltiples lazos y paga los costos de la crisis. ¿Qué otra cosa son, si no, los marcados compromisos al pasado, con lo que se hacen las grandes transformaaumentos en las tarifas del gas y la electricidad que caen sobre las ciones. Por el contrario, son los trabajadores, las grandes masas excapas populares, o, en otro orden, la intención de la dirigencia de plotadas, quienes deben tomar directamente en sus manos los asuntos la Unión Industrial de fragmentar el salario mínimo por sector? El fundamentales que deciden la suerte del país. En su iniciativa reside programa de la reacción patronal, que se ha unificado en los planteos la posibilidad de construir un gran frente de lucha con todas las fuerde la Asociación Empresaria Argentina, es característico: reestableci- zas del campo nacional, y retomar la marcha que ponga fin a más de miento pleno de la relación con el FMI, acuerdo con los bonistas que tres décadas de contrarrevolución SL no entraron en el canje de la deuda, pago al Club de París, dólar más alto y salario real más bajo, respeto sacrosanto por la propiedad pri- Versión completa de este artículo en www.izquierdanacional.org

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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SOCIALISMO LATINOAMERICANO ´ Número 3 / agosto de 2009

Honduras y la hipocresía de la “diplomacia’’ imperialista POR PABLO RIVERA

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Qué se puede esperar de unas negociaciones donde el propio “mediador” es un agente de una de las partes, donde el mediador entre un lobo y una oveja es él mismo un lobo? Pues nada, aparte de saber de qué manera se van a comer a su presa, en este caso, al depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Pues el “mediador” Óscar Arias fue un fiel aliado del imperialismo en la era Reagan, cuando los mercenarios de la contra, basados en Honduras, incursionaban en Nicaragua para desangrar y debilitar a la revolución sandinista que antes de poder construir el socialismo tuvo que enfrentarse al terrorismo imperialista sufriendo enormes pérdidas humanas y materiales. El esfuerzo diplomático del “amigo” Óscar Arias consistió en esforzarse por que el presidente Zelaya firmara su abdicación frente a la derecha golpista y que regresara a Honduras, pero con las manos cortadas. Por tal motivo, Manuel Zelaya no aceptó e intenta en estos momentos regresar a su país con el respaldo popular. La hipocresía de Hillary Clinton, canciller del gobierno de Obama Según H. Clinton, el intento de Zelaya de volver a su país, al país del cual es el legítimo presidente, no contribuye a la “democracia”. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, calificó este viernes 24 de julio de “imprudente” el intento del presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, de volver a su país. Dijo que “no contribuye al esfuerzo general emprendido para restablecer la democracia y el orden constitucional en Honduras”. También agregó: “les aconsejamos sistemáticamente a todas las partes evitar cualquier acción provocadora que pudiera llevar a la violencia”. Llama mucho la atención la supuesta preocupación de esta dama para que no haya violencia y derramamiento de sangre, porque es esta misma “dama” la que en un reciente discurso acerca de Irán en el Consejo de Asuntos Extranjeros de EU afirmó estar preparada para la guerra, y dijo que Irán “no debe minimizar el poder de Estados Unidos de lanzar una guerra”. Llama muchísimo la atención el que una persona dispuesta a declararle la guerra a una nación soberana que jamás agredió a EU ni a su pueblo le aconseje al presidente depuesto con violencia de sus funciones “evitar cualquier acción provocadora”. En realidad, el consejo de H. Clinton se parece más a una amenaza, y si lo desciframos obtenemos esto: “Señor Zelaya, será mejor que no vuelva a Honduras, porque habrá derramamiento de sangre”. El papel de EU en el golpe de Estado Entre otras cosas, la implicación del gobierno de EU en el golpe de Estado se adivina por las declaraciones de sus diplomáticos. Lo más notable fue esta declaración a la prensa hondureña del embajador yanqui en Honduras, Hugo Llorens, el 4 de junio, 24 días antes del golpe de Estado: “…Uno no puede violar la constitución para crear una constitución, porque si uno no tiene constitución vive la ley de la jungla”. Lo decía en referencia al proyecto del presidente Zelaya de llamar a una consulta popular para formar una asamblea constituyente con el objetivo de hacer una reforma constitucional.

Habrá que llevar las transformaciones revolucionarias a fondo para que cipayos y oligarcas no dispongan de bases sociales que les permitan ejecutar golpes de Estado. Llorens se metió descaradamente en los asuntos internos de Honduras y mostró de qué lado estaba. Recordemos que el golpe de Estado fue el 28 de junio, precisamente el día en que estaba prevista la consulta popular. ESPEJITO, ESPEJITO, DIME: ¿QUIÉN ES EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL?

Luego del 28 de junio, ¿Llorens habrá lamentado el golpe? Lo curioso es que después de que los militares secuestraran al presidente constitucional de Honduras no volvió a hablar de la ley de la jungla. ¿Por qué será? Pero más allá de ésta y otras declaraciones, hay un dato muy relevante: la “unión cívica democrática” de Honduras está compuesta por organizaciones opuestas a Zelaya que reciben hasta 50 millones de dólares anuales provenientes de la USAID y la NED, organizaciones yanquis que promueven la “democracia” en América Latina. El 28 de junio, después del golpe, dijeron que no hubo golpe, sino que “se había rescatado la democracia”. Los voceros del Departamento de Estado admitieron en una rueda de prensa el 1 de julio que tenían conocimiento previo del golpe y habían estado trabajando con los sectores que lo planificaban para buscar “otra solución”. Es muy curioso que no se considere democrática una consulta popular y más curio-

so aún es que el país que pretende promover la “democracia” en el mundo no haya hecho nada para detener un golpe de Estado teniendo conocimiento previo de lo que se tramaba. Con la llegada de Obama a la presidencia de EU, muchas personas esperaban ingenuamente que la política agresiva y prepotente de Bush llegara a término. Sin embargo, hoy contemplamos que el poder detrás del trono sigue siendo el mismo, y que sólo ha cambiado la forma de administrar el imperio. Por eso, en el futuro habrá que llevar las transformaciones revolucionarias a fondo para que cipayos y oligarcas no dispongan de bases sociales que les permitan fortalecerse y esperar el momento oportuno para hacer golpes de Estado, como fue el caso, en junio pasado, en Honduras. Ya lo hemos visto varias veces en la historia de nuestros movimientos nacionales. Que esto nos sirva de lección SL Nota: las fuentes de noticias usadas para escribir el presente artículo fueron: http://www.telesurtv.net/ y http:// www.rebelion.org/ Versión completa de este artículo en www.izquierdanacional.org

Las Fuerzas Armadas y la unidad nacional de Bolivia POR EDUARDO PAZ RADA

Los discursos de la “nación camba”, de la “nación aymara”, y de treinta y seis y más naciones inventadas son parte de la estrategia unca como ahora, en la historia de Bolivia, las Fuerzas Arma- de dividir Bolivia y América Latina para controlar más eficazmente das de la nación tienen el desafío y la responsabilidad de asumir los recursos estratégicos tan demandados por la potencias, viejas y una clara posición de defensa de la patria frente a los intentos nuevas, en la competencia económica mundial. de fragmentar y dividir el país creando podeSin embargo, esto no significa que la poEl peligro de la desintegración no es de res paralelos o territorios libres y quebrando la tencia cultural, política y económica de los un momento o de corto plazo, sino de soberanía nacional. pueblos indígenas no sea el ingrediente más La acción realizada en Pando en septiemimportante de la construcción efectiva de la mediano plazo porque se van incubando bre del pasado año –cuando grupos radicales Nación Boliviana y de la unidad de la patria, y desarrollando intereses que luego, con el de la oligarquía local pretendían controlar el como conjunto de sectores y clases sociales tiempo, no podrán ser controlados, como territorio al margen del Estado nacional–, la hegemónicas en este proceso que está viviendo movilización de tropas a las regiones fronteri- ocurrió en las experiencias de los Balcanes, Bolivia. La unidad de las fuerzas de trabajadoYugoslavia o la propia Unión Soviética. zas con Paraguay y Brasil en el Departamento res del campo y las ciudades, de los mestizos y de Santa Cruz –para evitar que grupos terrade los indígenas originarios es la única garantenientes, apoyados por paramilitares, pretendieran crear territorios tía para constituir una patria libre y soberana, capaz de concurrir a un autónomos y traficaran armas con toda libertad–, y finalmente las de- proyecto de unidad de América Latina y el Caribe. claraciones de sus principales comandantes repudiando la presencia Por eso las Fuerzas Armadas, que en el gobierno de Evo Morales de grupos de mercenarios europeos, encabezados por expertos de la son, junto a los movimientos populares, el puntal de su estabilidad y guerra de Croacia, son señales importantes sobre la determinación de fortaleza, se encuentran interpeladas para adoptar una posición clara conservar la unidad nacional. que tiene que ver con su propia existencia, puesto que con la formaSin embargo, el Consejo Nacional Supremo de Defensa Nacio- ción de gobiernos departamentales, regionales o indígenas se abre nal, dependiente de la Presidencia de la República y del Alto Mando la posibilidad de crear fuerzas militares y policiales al margen de la Militar, después de haber asumido una clara posición de integración actual estructura y funciones de la institución. y unidad nacional frente a los proyectos divisionistas presentados en La tradición nacionalista de las Fuerzas Armadas que procede de la Asamblea Constituyente, ha aceptado implícitamente la posibili- las guerrillas de la independencia, de la propuesta integracionista dad de impulsar gobiernos regionales, departamentales e indígenas, de Andrés de Santa Cruz, de la unidad pueblo-militares de Manuel abriendo un boquete al proyecto nacional. Isidoro Belzu, de la Guerra del Pacífico y de la Guerra del Chaco, de Desde el propio gobierno, sectores influidos por el discurso del la que precisamente surgió Razón de Patria como proyecto de defensa “fin del Estado Nacional”, producto de los intelectuales europeos y de los recursos naturales que llevó a la nacionalización del petróleo en estadounidenses que consideran que la humanidad vive una fase en 1937 y 1979, deberá manifestarse ante los riesgos de división nacional. la que el poder se ha difuminado, le hacen el juego a la dominación El peligro de la desintegración no es de un momento o de corto imperialista que, precisamente con el poder de las grandes potencias plazo, sino de mediano plazo, porque se van incubando y desarroestatales, militares, económicas y políticas, están impulsando formas llando intereses que luego, con el tiempo, no podrán ser controlados, más profundas de dominación y explotación de las periferias semi- como ocurrió en las experiencias de los Balcanes, Yugoslavia o la coloniales. propia Unión Soviética. Estos puntos de vista han creado y están creando una fuerte desAnte un mundo en el que los bloques regionales se presentan orientación en distintos sectores del país, particularmente generando como los actores de la dinámica internacional, Bolivia no debe dividerechos expectaticios de poder, control, soberanía, justicia y dispo- dirse y, por el contrario, deberá aportar con energía a las propuestas sición de bienes y recursos naturales en distintos territorios del país, de unidad bolivariana antiimperialista, de integración de América creando conflictos regionales y sectoriales que no pueden ser contro- Latina y el Caribe, mirando el futuro como una potencia regional emergente SL lados por el poder legalmente constituido.

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¿Cuál “mandato de las urnas”? POR GUSTAVO CANGIANO

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odo argentino interesado en poner fin a la larga noche que desde marzo de 1976 se cierne sobre el país debería leer cotidianamente La Nación. Ese diario es el vocero más claro que tiene hoy la derecha mediático-político-social-económica que le ha bajado el pulgar al kirchnerismo. El caballito de batalla de ese sector en estos días es: “el gobierno debe escuchar el ‘mandato de las urnas’, debe ‘dejar de confrontar’ y debe ‘dialogar y consensuar con la oposición’”. Sobre el “mandato de las urnas”, cabe preguntarse: ¿cuál es dicho “mandato”? Según la oposición, “el pueblo” repudió en las urnas al kirchnerismo. Pero esto es falso. El pueblo, como entidad única e indiferenciada, no existe. Una parte del electorado votó al neorradicalismo de Cobos, Carrió y la UCR; otra parte del electorado votó al justicialismo “noventista” de los sobrevivientes del menemduhaldismo; otra parte del electorado votó al kirchnerismo o al filokirchnerismo “centroizquierdista”. Y otra parte del electorado no votó, votó en blanco, autoimpugnó o votó a la izquierda radicalizada. En términos porcentuales, son aproximadamente 25% cada una de las cuatro porciones mencionadas. Operación intelectual totalitaria Debemos subrayar el hecho aparentemente paradójico de que sean justamente quienes acusan de autoritario y dictatorial al kirchnerismo, y que se llenan la boca hablando de “democracia”, quienes realizan la operación intelectual totalitaria que consiste en construir discursivamente la entidad “pueblo” como si fuera sinónimo de un electorado que vota unánimemente en una dirección, haciendo de ese modo desaparecer las “múltiples determinaciones” que, según Marx, conlleva todo concepto. ¿Debe el gobierno consensuar con la oposición? Hacerlo implicaría dejar de ofrecer resistencia y someterse plenamente al programa de la oposición de derecha, que es el siguiente: a) “inserción en el mundo” (sometimiento, sin chistar, al imperialismo) b) alejamiento del polo Venezuela-Ecuador-Bolivia

Debemos subrayar el hecho aparentemente paradójico de que sean justamente quienes acusan de autoritario y dictatorial al kirchnerismo, y que se llenan la boca hablando de “democracia”, quienes realizan la operación intelectual totalitaria que consiste en construir discursivamente la entidad “pueblo” como si fuera sinónimo de un electorado que vota unánimemente en una dirección. c) plena libertad de mercado (fin del control de precios, de las retenciones, etcétera) d) acuerdo con el FMI (consecuencia inevitable del punto anterior) e) respeto a la “libertad de prensa” (es decir, de los monopolios informativos y multimedios) f) cumplir con los tenedores de bonos extranjeros ("normalización del Indec") g) abandono de la “cultura populista” (fuera los D’Elía y “poner en caja” a los Moyano) Moreno, el “cuco kirchnerista” En mi opinión, las presiones de la derecha en el sentido expuesto arriba se resumen en una consigna: “fuera Moreno del gobierno”. ¿Por qué la derecha mediática-políticasocial-económica ha hecho de Moreno el cuco principal del gobierno kirchnerista? Por una razón sencilla. Moreno ha sido hasta hoy el encargado principal del intento de “disciplinamiento”, por parte del gobierno, de los grandes capitalistas que controlan la economía argentina. Por añadidura, Moreno es dueño de un estilo típicamente populista: no tiene buenos modales ni “pedigree”: es un ferretero que proviene de la militancia punteril del justicialismo porteño. Y esto es imperdonable para los Nelson Castro, Mirtha Legrand y demás formadores de la llamada opinión pública. ¿En qué ha consistido hasta hoy la tarea de Moreno? Como secretario de Comunicaciones, estatizó el Correo de los Macri, creó Enarsa y fantaseó con una empresa satelital argentina. Como secretario de Comercio Interior se encargó de presionar con métodos gangsteriles a los supermercadistas para que respetaran los precios máximos. Al mismo

tiempo, mantuvo a raya a las empresas como Metrogas, obligando a desplazar a algunos de sus directivos; intentó quedarse con filiales locales de la Shell o la Esso, restringió la exportación de carnes para que no se vieran afectados los precios internos y actuó sobre el Indec perjudicando a los tenedores de bonos indexables según inflación. También rescató a empresas lácteas como Sancor y subsidió a La Serenísima, sin dejar de presionar a Mastellone para que vendiera a empresarios argentinos, y no a la francesa Danone. Este intervencionismo estatal avanzó hasta el extremo de nacionalizar el sistema jubilatorio, lo cual para la derecha significa “confiscar a los jubilados”. La inviable ilusión pequeñoburguesa Moreno encarna en su persona la ilusión pequeñoburguesa del kirchnerismo: que se puede construir un país capitalista autocentrado, reconstruyendo una burguesía nacional con base en la vigorización de PYME amigas o a través de empresas “argentinas” transnacionalizadas. La derecha odia a Moreno por encarnar este intento. Desde la Izquierda Nacional que representa Socialismo Latinoamericano, debemos criticarlo por el carácter inviable del intento. El enfrentamiento con la patronal sojera es un ejemplo de las limitaciones del programa kirchnerista cuyo perro de presa es Moreno. En un mercado plagado de actores privados con intereses centrados en diferentes

partes del negocio (pools de siembra, contratistas, exportadoras, etc.), el Estado nacional brilla por su ausencia. ¿Qué hacer ante esta situación? En Socialismo Latinoamericano planteamos la nacionalización del comercio exterior, expropiaciones de tierras, políticas crediticias estatales, etcétera, es decir, la intervención directa del Estado nacional y popular en todo el circuito de la producción y la distribución. En lugar de ello, el progresismo pequeñoburgués kirchnerista respeta a los actores privados e interviene indirectamente a través de medidas impositivas, reglamentaciones y de las retenciones. El objetivo, entonces, no es acabar mediante una política de revolución nacional con el control capitalista y transnacional en “el campo”. El objetivo es impedir que la voracidad de las diferentes fracciones capitalistas acabe por hacer explotar el orden semicolonial del cual el Estado kirchnerista viene a ser garante. Pero las dificultades del kirchnerismo para llevar a cabo este tímido programa se pusieron de manifiesto en el método parlamentario elegido: ¡fueron sus propios senadores y el propio vicepresidente quienes se opusieron a la Resolución 125! También se expresaron en esa parodia de movilización popular que fueron las raleadas columnas de D’Elía en Plaza de Mayo. Ahora, el kirchnerismo ha perdido también la desganada aquiescencia de la burguesía de la UIA. Los factores de poder, en su conjunto, están dejando solo al kirchnerismo. El modelo agroexportador impuesto tras el Argentinazo de 2001 parece haber llegado a un punto en el cual sus beneficiarios creen posible o deseable abandonar los devaneos “populistas” (planes sociales, subsidios, precios máximos y demás “concesiones” a la presión popular) y avanzar hacia los postergados “ajustes”. La alternativa electoral prematura que expresó en su momento Lavagna es expresada ahora por los Macri, los De Narváez, los Cobos o los Reutemann. En este contexto, el ataque a Moreno tiene un sentido absolutamente reaccionario SL

COLUMNA BIBLIOGRÁFICA

Rodolfo Puiggrós en las encrucijadas argentinas POR HONORIO DÍAZ

Omar Acha: La nación futura. Rodolfo Puiggrós en las encrucijadas argentinas del siglo XX Bs. As., EUDEBA, 2006.

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l período de la izquierda nacional, entendida en sentido amplio, que se extiende las dos décadas posteriores al derrocamiento del peronismo, reviste un interés singular. En dicho lapso resulta útil distinguir una fase inicial de la posterior a la fundación del Partido Socialista de la Izquierda Nacional (1962). Como bien señala Gustavo Cangiano, se trata de una etapa no suficientemente estudiada que reviste una especial importancia, sobre todo para los militantes de Socialismo Latinoamericano. La corriente conocida como izquierda nacional, de límites imprecisos y constitución laxa, tenía integrantes de he-

terogéneo origen: comunista como R. Puiggrós y E. Astesano; de agrupaciones nacionales en J. J. Hernández Arregui y J. W. Cooke; socialista en el supuesto de M. Ugarte y E. Dickmann; trotskista en el caso de A. Narvaja y J. A. Ramos. La convergencia se daba en temas de importancia: crítica de la historia oficial y de la versión nacionalista rosita; encuadre de la problemática política en el marco de la nación latinoamericana fragmentada y dependiente, valoración de los logros transformadores de los movimientos populares del siglo XX (yrigoyenismo y peronismo), convicción de la necesidad de encontrar una vía socialista en el camino de la emancipación nacional y social. Pero los senderos compartidos se fueron diversificando a partir de la fundación del PSIN. ¿Por qué unos grupos se incorporaron al nuevo partido y por qué otros emprendieron rumbos políticos diferentes? Desde entonces se denominó izquierda nacional a las organizaciones conducidas por Ramos o por Spilimbergo. Pese a lo gravitante de la cuestión, no ha merecido aún los estudios abarcativos y exhaustivos necesarios. Sobre Hernández Arregui se encuentran los trabajos de Norberto Galasso y Carlos Piñeiro Íñiguez. Pero no existen análisis de la lucha ideológica y política de Narvaja y Rivera. En un libro sobre Ramos, que integra una colec-

ción comercial, predominan los convencionalismos y lugares comunes sobre los enfoques críticos. Por ello reviste singular atractivo la obra de Acha dedicada a Rodolfo Puiggrós. Omar Acha es un intelectual inquieto y laborioso. La juventud no le impide haber construido una obra vasta con seria vocación de profundidad. Sus estudios despiertan interés y abren una expectativa sobre su producción futura. El libro de Acha ayuda a distinguir en la vida pública de Puiggrós las siguientes etapas: la militancia en el comunismo (1926-1945), la acción desplegada desde fuera del partido estalinista para lograr un cambio en su conducción (1946-1955), el ingreso al peronismo (1956-1973) y su actuación en Montoneros desde México (1974-1980). La información acumulada en el ensayo, que evidencia una seria labor investigativa y pone de manifiesto el afán hermenéutico del autor, en ciertos pasajes queda opacada por enfoques endebles. Entre ellos se destaca una visión minimizada de la transformación peronista, un marcado respeto por el democratismo alfonsinista y ciertas ilusiones propias del ideario progresista. De todos modos, las interpretaciones cuestionables no logran eliminar el interés y la utilidad que el libro posee. (H. A. D.) SL


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Contra viento y marea Los trabajadores del astillero Río Santiago estuvieron en la primera línea de lucha contra la ofensiva neoliberal de los años noventa , y hoy desarrollan una experiencia de capital importancia para la construcción de un proyecto de autonomía nacional. POR ALEX OBAL Y MATÍAS DIEZ

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a historia del Astillero Río Santiago en los años noventa es una historia de firme resistencia obrera, una historia candente en la que se configuró una identidad y una voluntad colectiva en lucha contra un enemigo que no dio tregua, y que en su avance llevó a la liquidación de YPF, Somisa, Aerolíneas y otras grandes empresas estatales, para reconvertirlas en campo de negocios del capital monopólico nacional y extranjero. El astillero siguió siendo estatal. Actualmente da ocupación a 2.800 trabajadores, pero sus instalaciones tienen posibilidad para dar lugar a 6.000 y hasta 12.000 si se amplía la capacidad productiva.

Ángel Cadelli, protagonista central de esos acontecimientos, rememora: “Fue una lucha bastante salvaje, que incluyó hasta la toma de rehenes. Tomamos de rehén a Santo Biasatti porque Canal 13 nos había hecho el vacío y estaba el escuadrón SWAT de la Federal listo para reprimirlos. Tomamos la Sociedad Rural y una periodista dijo ‘aquí están los trabajadores del astillero, en la cuna de la oligarquía argentina, manifestando por su fuente de trabajo’. Tomamos pacíficamente la Catedral de Buenos Aires, también el Ministerio de Economía cuando Cavallo era ministro. Hicimos peatonal la calle Corrientes. Piqueteamos cuando nadie piqueteaba; cuando la Argentina estaba en el give me two, nosotros estábamos cortando la

Ruta 2, el cruce Alpargatas, el camino General Belgrano, el Centenario. Tomamos también varias veces la legislatura bonaerense, con motos incluidas. Y nos ganamos también la criminalización de nuestra lucha gremial; yo me gané tres despidos de la fábrica y cuatro causas penales.” Antes de eso hubo que sostener en minoría la posición que, finalmente, el choque con la realidad volvería mayoritaria. “El punto de inflexión a partir del cual nosotros entramos en combate profundo, sin confusiones, se produce en una asamblea donde resolvemos con los compañeros plantear que acá el gobierno real no está en Casa Rosada –gobernaba Menem– sino que está en la City porteña, es decir, en las multinacionales; el capital financiero es el que realmente conduce al país.” La respuesta del gobierno constituyó una nueva enseñanza para los trabajadores. “Logramos un 60% de aumento de los sueldos con el astillero prácticamente paralizado. Lo que indica que el sueldo en el astillero es una variable política, y no una variable subordinada a la producción. Hilando un poco más fino, podría decirse lo mismo de casi cualquier empresa. Cuando el zapato aprieta, bajan el margen de ganancia, bajan, invierten en la gente, si es que la gente no les tiene miedo y va por lo suyo. Cuando no es así, está el salario del miedo, que paga mucho

Vuelve el pensamiento nacional y popular a la universidad

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a importancia de que se haya abierto un espacio de pensamien- rrevolución de 1955. Los autores mencionados, y muchos otros que to nacional-popular en la Universidad de Buenos Aires se pone sería largo enumerar acá, pero que deben ser rescatados urgentemende relieve si consideramos que desde la llamada “recupera- te del olvido, mostraron la continuidad existente entre esas luchas ción de la democracia” en 1983 –que no fue en realidad más que presentes y una tradición histórica que se remontaba a la resistencia la continuación institucionalizada de la contrarrevolución sangrienta a las invasiones inglesas de comienzos del siglo XIX, a la lucha de acaecida entre 1976 y 1982– el pensamiento hegemónico fue el que las montoneras federales contra la burguesía comercial portuaria, administraron las diferentes corrientes demoliberales más o menos a la del pobrerío yrigoyenista contra el régimen oligárquico, y a la “progresistas” y más o menos “izquierdistas”, pero en todo caso pro- de los descamisados del 17 de octubre de 1945 contra los gorilas de fundamente antinacionales y antipopulares, que ocuparon cátedras y la “unión democrática”. En 1973 este pensamiento nacional-popular, espacios “de gestión”. madurado al calor de la lucha de clases convertida ya en lucha de El pensamiento nacional-popular, que es una herramienta teóri- calles, irrumpió en una universidad. ca imprescindible en la lucha por la emancipación de los oprimidos, Duró poco. Diez años más tarde Urondo ya estaba muerto y las tiene pilares fundamentales en la obra de los siguientes autores: Raúl gallinas picoteaban nuevamente autosatisfechas en el territorio reScalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Ro- cuperado. La casa en orden: el profesor enseña y el alumno aprendolfo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos. A de. ¿Qué se enseña y qué se aprende? Lo de partir del espacio abierto por los compañeros Del ciclo de charlas organizado por siempre: las modas intelectuales llegadas de la UES se crean las condiciones materiadesde más allá del océano para formar eula Unión Estudiantil de Sociales les para que se produzca el encuentro entre la ignorantes de su triste condición. La (UES) en el mes de junio en la UBA nucos obra silenciada de estos autores y una nueva pregunta clave es: ¿puede confiarse en el (en el cual participó Socialismo generación estudiantil, sobre cuyos hombros profesor-gallina y sus mercancías intelecrecae la impostergable tarea de efectuar una tuales importadas a los fines de reemprender Latinoamericano-Izquierda crítica teórico-práctica de la condición semila lucha revolucionaria que está pendiente? Nacional), puede extraerse una colonial del país. ¿Puede el pensamiento emancipatorio surgir primera conclusión auspiciosa: Sin embargo, resulta importante consien el seno mismo de instituciones como la derar lo siguiente: la naturaleza nacional-pouniversidad, cuya función es cementar ideose ha abierto un espacio de pular de un discurso no resulta únicamente lógicamente el orden vigente? ¿O habrá que pensamiento nacional-popular en producir ese pensamiento en confrontación de su contenido, sino, también, del lugar (no lugar físico, sino lugar “simbólico”, político con los “aparatos ideológicos del Estado”? la Universidad de Buenos Aires. o teórico) desde el que se lo produce. La paEl ciclo de charlas de la UES contó con la labra no vale sólo por su contenido, sino también por su proceden- presencia de expositores cuyo mérito principal sería formar parte de cia. Los autores mencionados no fueron profesores universitarios, la corporación profesoral que controla la UBA desde hace 25 años. editorialistas de los grandes diarios, ni personajes mimados por los Pero la Revolución Nacional y Social pendiente no necesita profesofactores de poder. Sus libros y folletos aparecieron en ediciones mar- res que transmitan saberes muertos. Necesita militantes con coraje y ginales, de poca tirada, y circulaban entre lectores cuyo objetivo no creatividad para descubrir dónde está el eslabón más débil de la caera conseguir becas para hacer carrera académica, adquirir prestigio dena que nos oprime. El objetivo no es formar “científicos sociales” y ganar dinero, sino construir organizaciones políticas al servicio de sino revolucionarios antiimperialistas y anticapitalistas. El proyecla emancipación nacional y social. Eran libros y folletos que no de- to de la UES de cambiar el nombre del Instituto de Investigaciones fendían ni legitimaban el orden imperante, sino que lo denunciaban “Gino Germani” (Germani fue un delator policial italiano enamorado y enseñaban cómo combatirlo. Eran textos subversivos. Eran textos de las estadísticas yanquis y enemigo acérrimo del peronismo y de militantes. los trabajadores argentinos) por el de “Roberto Carri” (Carri fue un En los años sesenta el pensamiento nacional-popular comenzó a intelectual-militante de la generación de los Urondo y los Walsh) se ser hegemónico. No por casualidad. Cabalgaba sobre los hombros inscribe en esta dirección. de una clase obrera y una juventud combatientes que protagonizaron Es la dirección en la que hay que avanzar con intransigencia, delas grandes puebladas de la época (Cordobazo, Mendozazo, Roca- cisión y coherencia SL zo, etc.) contra los gobiernos cívico-militares herederos de la contra- Versión completa de este artículo en www.izquierdanacional.org

Ángel Cadelli

menos que el coraje. Entonces, a partir de ahí resolvimos tomar nosotros en propias manos todas las iniciativas estratégicas, generamos dos proyectos de ley: un Fondo de Desarrollo de la Industria Naval, para el financiamiento genuino de la construcción de buques en la Argentina, en reemplazo y en superación del viejo Fondo Nacional de la Marina Mercante. El otro, de transporte por agua con reserva de cargas, que recupera el derecho soberano del país de transportar la mitad de lo que entra y sale en bodega propia. Entonces, esas son dos iniciativas, que no son específicamente para el astillero sino que son para toda la industria naval, pero nacieron en el astillero. Hicimos un plan de inversiones y modernización tecnológica que cuenta con un crédito de 26 millones de dólares, de los cuales se gastó uno solo, y 25 no llegaron.” Pero el papel protagónico de los trabajadores en defensa del astillero puso a la orden del día la cuestión de la gestión obrera en la empresa estatal. Al analizar esta experiencia, Cadelli señala: “Establecimos la pauta de discutir públicamente en asamblea un montón de cosas, yo ejercí la Gerencia Comercial, la Gerencia de Calidad, adscripto a la Gerencia General, la Vicepresidencia del astillero por mandato popular de asamblea. Hoy está copada esa cogestión por la derecha burocrática gremial, y hace con acuerdos entre cuatro o cinco dirigentes en una mesita, como funcionan los burócratas, pero usufructúa el poder de los trabajadores que construimos nosotros. Sin embargo no puede bajarse, digamos, del plan. Puede distraerse, puede soslayarlo, pero no puede bajarse del plan. Esto es particularmente peligroso para todo el proceso del astillero porque estamos en pleno transvase generacional; de los 2.800 solamente 400 o 500 somos históricos y todo el resto son nuevos. Entonces, el Servicio de Informaciones Navales, que nos produjo 70 desaparecidos en el proceso, es el que está tratando de copar la parada de manera de generar las condiciones de manipulación de todos los jóvenes, de adoctrinamiento, y obviamente de maccartismo a ultranza en nuestra contra.” En la actualidad, el astillero está en plena actividad. “Nosotros estamos fabricando un tanquero para Venezuela –productero, se denomina– que lleva derivados de petróleo. Esto es muy importante porque veníamos fabricando una serie de cinco buques para Alemania que eran modelo 87, más o menos, y el acuerdo con Venezuela nos permite fabricar modelos 2008. Además, el buque alemán era de 27.000 toneladas con un valor de 18 millones de dólares y éste es de 47.000 toneladas y vale 56 millones, en ambos casos dólares de 2005. Se trata de un salto cualitativo y cuantitativo enorme para el astillero.” “El desarrollo del sur –enfatiza Cadelli– depende del propio sur. No de la relación que tenga con el norte.” SL Versión completa de este artículo en www.izquierdanacional.org

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Un corte radical núm. 4 - año 1 - octubre de 2009 - segunda época - $1,00

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ras más de seis años de kirchnerismo y casi ocho de “modelo productivo”, los resultados de la gestión gubernamental denuncian claramente la naturaleza de los intereses que han prevalecido en este tiempo en las esferas del poder. Una reciente investigación del Instituto de Estudios y Formación de la CTA acerca del proceso de concentración y extranjerización del capital y su impacto sobre la distribución del ingreso, y particularmente sobre el nivel de vida de los trabajadores y las grandes masas populares, saca a la luz el curso profundo de la vida nacional en esos años.* Algunas de sus comprobaciones resultan claves. Así, mientras en 1997 la facturación de las 200 mayores empresas era equivalente a casi 32% del PBI, en 2007 esa proporción había llegado al 56%. En esos años la tasa de desocupación se redujo muy por debajo de lo que fue el crecimiento del PBI pero, sobre todo, el trabajo en negro pasó de 37% de los trabajadores ocupados al 41,5%, mientras que la pérdida de poder adquisitivo del salario de los primeros fue de casi 23%. De forma tal, la tasa de pobreza creció 3% y la indigencia 36%, con la consiguiente ampliación de la brecha entre los estratos más pobres y los más ricos de la escala social. ¿Podía extrañar la caída de votos que en el segundo cordón del Gran Buenos Aires selló la suerte del oficialismo en la provincia el pasado 28 de junio? El estudio destaca, además, que en ese período, mientras los grupos patronales locales perdieron posiciones, las corporaciones extranjeras ocuparon con amplitud más de la mitad de la cúpula capitalista. Fuerte impulso hacia la concentración y extranjerización del capital, redistribución regresiva del ingreso, situación de sobreexplotación para una parte sustancial de las masas trabajadoras al margen de toda legislación laboral y previsional marcan una tendencia irreversible que es inherente a un patrón de acumulación que tiene por eje los negocios del capital monopólico, local y extranjero, invertido en petróleo, la gran minería, las principales ramas productoras de insumos industriales y la agroindustria. Siguiendo esta línea programática, que reviste un carácter estructural, el kirchnerismo ha resuelto terminar su mandato y dar batalla en 2011 para garantizar cierta continuidad, al menos, de sus intereses en la política y en los negocios. Para lograrlo deberá hacer frente a un amplio campo opositor, altamente inestable, conformado por viejas y nuevas maquinarias electorales, en el que confluyen desde la derecha integrada por macristas y ex menemistas agrupados en el PRO, el centro liberal reunido en torno a radicales y cívicos, expresiones de un democratismo pequeñoburgués cada vez más conservador, hasta la “izquierda” socialdemócrata de prolijos socialistas. De mantenerse inmutable este cuadro político, la suerte del país, de los trabajadores, de las grandes masas populares, estará sellada por un tiempo indefinido. Sin em-

Se trata de desplazar el centro de gravedad de la lucha política fuera de las prácticas institucionales tradicionales; de establecer una firme unidad entre esa lucha y los movimientos de resistencia social; de volcar toda la energía militante hacia la construcción de una voluntad colectiva nacional-popular; de levantar el programa y las ideas que encarnen en las capas más profundas y explotadas del pueblo trabajador, en abierto desafío al discurso del “sentido común” dominante; de construir de abajo arriba un gran frente nacional antiimperialista para poner fin a más de tres décadas de contrarrevolución.

bargo, la reproducción del drama nacional no es inexorable. En diciembre de 2001, las luchas callejeras dejaron al desnudo la profunda crisis de representatividad de un régimen institucional estructurado para burlar la soberanía popular. El proceso restaurador iniciado en 2002 no resolvió ninguno de los problemas pendientes. Tampoco las expresiones de resistencia han cesado. Reaparecieron y se mantienen firmes en los movimientos en defensa de los recursos naturales y el medio ambiente, amenazados por la minería depredadora; en las batallas obreras contra los despidos y los cierres de

plantas; en las luchas de base por imponer a la burocracia la democracia sindical; en las protestas contra los tarifazos aplicados por las compañías de gas y electricidad con la complicidad del gobierno… Incluso esa resistencia se expresó el 28 de junio a través del voto en la Capital Federal al programa nacionalista-democrático de Proyecto Sur. Así, el problema está planteado. Se trata de desplazar el centro de gravedad de la lucha política fuera de las prácticas institucionales tradicionales; de establecer una firme unidad entre esa lucha y los movimientos de resistencia social; de volcar toda la energía

militante hacia la construcción de una voluntad colectiva nacional-popular; de levantar el programa y las ideas que encarnen en las capas más profundas y explotadas del pueblo trabajador, en abierto desafío al discurso del “sentido común” dominante; de construir de abajo arriba un gran frente nacional antiimperialista para poner fin a más de tres décadas de contrarrevolución. Se trata, al mismo tiempo, de organizar una fuerza revolucionaria de izquierda nacional, que desde un programa socialista impulse la radicalización de las tareas nacional-democráticas y retome el curso que abrieron, primero, las masas yrigoyenistas, y luego los trabajadores peronistas. Esa izquierda nacional nació en las jornadas de octubre de 1945; sostuvo a los dos gobiernos populares de Perón en los años cuarenta y cincuenta; a partir de septiembre del 55, a través del periódico Lucha Obrera, formó parte del campo de resistencia a la dictadura oligárquica; integró desde una posición independiente el Frente Nacional en los setenta. Esa izquierda nacional está hoy en pie y dispuesta a dar batalla SL * Las transformaciones en la cúpula empresarial durante la última década: nuevos liderazgos, similar patrón productivo y mayor extranjerización. Mayo 2009.

Ante la brutal represión, todos con los trabajadores de Terrabusi-Kraft

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Cada vez que la lucha de los trabajadores alcanza a feroz represión desatada en la cena y reunirse con los trabajadores. un grado creciente de autonomía, la burocracia planta de Terrabusi-Kraft de GeTodo esto era esperable. ¿Alguien sindical termina asociándose a la patronal y al neral Pacheco sacó violentamente podría asombrarse de que una patronal Estado para reestablecer el control de la situación. a la luz los componentes característicos imperialista desconociera las leyes de que se presentan en el enfrentamiento un país al considerarlo poco más que un Esto está bien claro: la democracia obrera y la obrero-patronal, cuando ya nada puede dominio, o que las autoridades y la justiindependencia de clase constituyen las principales ocultar la verdadera naturaleza de los reivindicaciones del movimiento de los trabajadores. cia de ese país convalidasen con su comintereses en pugna: la prepotencia de portamiento esa creencia? Pero ¿qué la patronal imperialista, la complicidad decir de la conducta de los dirigentes del de un sector de la justicia y el papel del sindicato y de la CGT? El secretario geaparato represivo, la actitud complacienneral de Sindicato de Trabajadores de la te del Ministerio de Trabajo y la conniIndustria Alimenticia, Rodolfo Daer, se vencia de la burocracia sindical con la desentendió del asunto afirmando que el empresa, todo esto en confrontación con conflicto “se ha ideologizado” y se han el coraje y la voluntad de lucha de los producido “desbordes irreparables”. A trabajadores. su vez, el titular de la CGT, Hugo MoTerrabusi-Kraft provocó el conflicyano, descalificó a los delegados de la to al despedir a 162 trabajadores, entre empresa acusándolos de ultraizquierdisellos la Comisión Interna, varios intetas. Poderosas razones, como puede vergrantes del Cuerpo de Delegados y tres se, para ponerse del lado de la patronal. congresales del sindicato. En abierta Nada de que asombrase: cada vez que la complicidad con la empresa, una fiscal-patronal del Partido de Tigre lucha de los trabajadores alcanza un grado creciente de autonomía, fabricó una causa penal contra la Comisión Interna y los delegados, la burocracia sindical termina asociándose a la patronal y al Estado pretendió intimidar a los trabajadores y ordenó una brutal repre- para reestablecer el control de la situación. Esto está bien claro: la sión. No sólo esto: el Ministerio de Trabajo no hizo nada cuando democracia obrera y la independencia de clase constituyen las prinla patronal se negó a acatar la conciliación obligatoria, retrotrayen- cipales reivindicaciones del movimiento de los trabajadores. do la situación al momento anterior a los despidos, y nuevamenLa valiente lucha de los compañeros de Terrabusi-Kraft se inste, cuando la autoridad laboral ordenó a la multinacional pagar en cribe en el horizonte que marcan esas reivindicaciones: señalan el término de 24 horas los haberes mal liquidados en la última quin- camino de la unidad, la dignidad y la independencia de clase SL

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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Socialismo Latinoamericano ★ Número 4 / octubre de 2009

Clarín y los multimedios: principales enemigos de la libertad de prensa “En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofocar casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su acción es casi indenunciable, porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones, sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede proporcionar una visión integral y sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa”. Raúl Scalabrini Ortiz Declaración de Socialismo Latinoamericano

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l solo hecho de que el principal opositor a la propuesta del ejecutivo nacional sobre medios audiovisuales sea el grupo Clarín, comúnmente asociado a la prensa gráfica, indica a las claras el fenomenal grado de concentración y diversificación oligopólica que, en lamentable consonancia con todas las ramas de producción material y simbólica de la Argentina, ha sufrido la estructura multimediática a partir de 1976. El grupo homónimo al “gran diario argentino” es un típico ejemplo. Posee grandes intereses en distintos diarios nacionales y provinciales, editoriales, radios AM y FM en todo el país; revistas, televisoras abiertas provinciales y nacionales; televisación por cable y satelital; señales de cable; productoras deportivas, cinematográficas y de contenidos para televisación abierta y por cable; sitios de internet, y el control de Papel Prensa, insumo decisivo para toda la prensa gráfica nacional, entre otros. El romance entre el grupo y el ejecutivo se prolongó durante toda la recomposición semicolonial del período 2003-2007, pero la desenfadada ofensiva agroexportadora transformó las rosas en espinas. Luego de ceder en sucesivas ocasiones a los intereses del grupo, el oficialismo sintió en carne viva la ingratitud del establishment local, dispuesto a aplaudir cuando se defienden sus intereses, pero implacable frente a cualquier dislate “populista”.

Es que en los límites del progresismo pequeñoburgués que anima al gobierno, los avatares entre el kirchnerismo y el bloque dominante tensan la relación entre poder y gobierno a límites que obligan a este último a orientarse hacia medidas democratizadoras elementales. La política de “desendeudamiento” lo empuja a terminar con el régimen de saqueo de las AFJP; la escalada de los precios internacionales de las oleagi-

nosas lo ilusiona con ampliar su margen en el festival de la sojización; una descarnada coyuntura de ofensiva mediática lo predispone a cuestionar los fundamentos jurídicos que regulan a los medios de comunicación. Las limitaciones del proyecto presentado por el Ejecutivo se inscriben en este cuadro. Se cerró el mercado mediático a los prestadores de servicios públicos, pero se intentó excluir de ese cierre a las telefónicas, núcleo del capital extranjerizado con obvias ventajas comparativas para reoligopolizarlo. Se prohíbe la asociación de empresas locales con corporaciones extranjeras, pero se exceptúa de esa cláusula a los capitales foráneos comprendidos en los acuerdos de reciprocidad firmados en gran cantidad por el menemismo en los noventa. Se esgrime la necesidad de garantizar la representatividad y diversidad de los contenidos, pero se sostiene a la desacreditada partidocracia local como eje de las autoridades de aplicación y regulación. Inexplicablemente, se excluye del proyecto a los medios gráficos. No hay lugar, sin embargo, para las objeciones histéricas de ADEPA o los cacareos cipayos de la oposición en pos de la “libertad de prensa”. Hipócritas paladines de una “pluralidad” de medios que por una innumerable variedad de canales amplifican

Jorge Enea Spilimbergo D urante más de cuatro décadas, Jorge Enea Spilimbergo desempeñó un papel de primera importancia en la construcción de la izquierda nacional. A comienzos de los años cincuenta se incorporó a la emergente corriente socialista que había anunciado su irrupción a la vida política nacional en las jornadas de octubre de 1945, a través de las páginas de Frente Obrero. Junto a Abelardo Ramos participó en 1953 en la fundación del Partido Socialista de la Revolución Nacional, desde cuyas posiciones sostuvieron el apoyo independiente al gobierno popular del general Perón; integró su Comité Ejecutivo y fue uno de los redactores del periódico Lucha Obrera, clausurado finalmente por la dictadura en 1955. Un año más tarde dirigió la revista Política en cuyas páginas las líneas centrales de una izquierda nacional y latinoamericana cobraron forma en las plumas de Hernández Arregui, Methol Ferré, Eduardo Astesano y Abelardo Ramos, entre otros. En 1962 fue fundado el Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN); Spilimbergo integró su Comité Ejecutivo y su Mesa Nacional y dirigió en distintos períodos sus

órganos de prensa Lucha Obrera e Izquierda Nacional. A fines de 1971 fundó junto a Ramos y otros dirigentes del PSIN el Frente de Izquierda Popular, cuyo periódico –Izquierda Popular– pasó a dirigir. En 1979 la escisión de la izquierda nacional lo encontró encabezando el FIP Corriente Nacional y posteriormente el Partido de la Izquierda Nacional (PIN), fundado en 1983. En 2002, disuelto el PIN, Spilimbergo puso en marcha la organización del partido Patria y Pueblo. A lo largo de este extenso período de lucha política su militancia se tradujo, a la vez, en una importante producción que abarcó el campo de la teoría y la historiografía. Yrigoyen y la intransigencia radical, Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario, Juan B. Justo y el socialismo cipayo, La cuestión nacional en Marx, El socialismo en la Argentina, Historia crítica del radicalismo son obras que revisten un carácter constitutivo para una corriente que se afirme en una posición socialista, revolucionaria y latinoamericana. El nombre de Spilimbergo es irrescindible del significado de esa corriente. En septiembre pasado se cumplieron cinco años de su desaparición SL

La concepción de defensa y el papel de las FFAA Por Alex Obal

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la voz de los grupos más poderosos de la economía nacional y global. En este último sentido parecen orientarse también las exigencias de posponer el debate parlamentario hasta diciembre para respetar la “voluntad popular” emergida de las últimas elecciones. Es obvio que la futura composición de las cámaras legislativas no permitirá alinear la nueva a los intereses populares, sino que tenderá a agudizar sus aristas más conservadoras. Es que en definitiva, tras las razones subjetivas que encaminan una política errática orientada por los más mezquinos intereses partidocráticos, la posibilidad de modificar la ley de medios heredada de la dictadura abre un auspicioso escenario para una amplia diversidad de organizaciones populares reducidas, desde hace décadas, a una persistente represión, además de material, simbólica. Más allá de las formalidades y las obvias limitaciones que tendrá la nueva ley, los resultados concretos de su aplicación dependerán de las estrategias que los sectores populares ensayen en cada rincón del país para capitalizar un marco jurídico que, en cualquiera de sus variantes potenciales, superará con creces al impuesto por la contrarrevolución que emergió a partir de marzo de 1976 SL

a última reunión de los presidentes del UNASUR, en relación con las bases militares de EEUU en Colombia, planteó un problema que para los políticos argentinos es inexistente: la concepción de defensa que debe tener un país periférico como la Argentina y el papel que sus FFAA deben cumplir. Se plantearon dos claras posiciones antagónicas: por un lado, Colombia jugando de eje de la política militar de los EEUU, oficiando de “representante legal” del imperio, cediendo su territorio para que pueda ser utilizado como trampolín de futuras invasiones a cualquier gobierno díscolo de su “patio trasero”. Enfrentando esta amenaza, se alinean Venezuela, Ecuador y Bolivia junto a Brasil con su propia concepción armamentista y jugando su papel de liderazgo continental, como nos tiene acostumbrados.

La posición argentina en esta confrontación llegó a ribetes de caricatura. Nuestra presidenta se jactó, delante de sus pares, de que pese a tener una base militar extranjera en nuestro territorio (suponemos que Malvinas, porque no lo expresó), nuestro país no está dispuesto a intervenir en la carrera armamentista que se está dando en la región. En términos concretos, nuestras FFAA seguirán con aviones sin volar, barcos sin navegar, con fabricaciones militares sin fabricar, con fusiles sin municiones; por las dudas, un nuevo recorte presupuestario se acaba de ratificar a través del Ministerio de Defensa. En momentos en que cualquier iniciativa política que encare el gobierno es fuertemente cuestionada por la oposición, llama la atención que en relación con la indefensión y el virtual desmantelamiento de las FFAA no suene ninguna voz contraria o crítica. La fuerte concepción antimilitarista cala hondo en los dirigentes de los partidos políticos tradicionales de nuestro

país, incluyendo en esta idea a la izquierda concebida en los claustros europeos, alejada de la agenda nacional y latinoamericana, y de esta manera le hacen claramente el juego a los intereses del imperio, que, cuando menos resistencia se les oponga, menos bajas tendrán. Los países imperialistas “vienen” por nuestros recursos naturales, por las buenas o por las malas, porque, para ellos, les pertenecen, y en función de esa realidad es que la Argentina debe elaborar sus hipótesis de conflicto. ¿Tiene la partidocracia alguna estrategia para la defensa de nuestros recursos naturales? ¿Acaso piensa que con la patota de Moyano o D’Elía alcanza? ¿O tal vez con la comandancia de “la mesa de enlace” y el “general” De Angeli al frente de la tropa del “campo” sea suficiente? ¿O quizás piensen recurrir al extremo de un exorcismo de Elisa Carrió? Como socialistas latinoamericanos, entendemos que el Frente Nacional Antiimperialista debe tener una política hacia las FFAA, con la concepción de que éstas serán, junto a nuestro pueblo, la vanguardia de la resistencia. Sin una mancomunidad de las FFAA latinoamericanas con sus pueblos, todos unidos contra la voracidad imperialista, no tenemos futuro; la llama de Ayacucho debe ser el camino para nuestra segunda y definitiva independencia SL


Socialismo Latinoamericano ★ Número 4 / octubre de 2009

Diálogo con Mario Cafiero

PATÉTICO DICCIONARIO DE BOLSILLO

Hay un vínculo necesario entre la deuda externa y los crímenes de lesa humanidad Luego de la causa abierta por Alejandro Olmos contra Martínez de Hoz, Mario Cafiero consiguió que la cuestión de la deuda externa volviera a estar en la mira de la justicia. Pero esta vez lo que está en tela de juicio no es sólo su carácter fraudulento, sino la vinculación existente entre esa deuda y los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura. Vale decir, están en el foco de la acusación banqueros, organismos internacionales y gobiernos, que financiaron el terrorismo de Estado. En el diálogo que reproducimos, Mario Cafiero aborda este asunto.

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a deuda vuelve a aparecer como uno de los problemas centrales de la Argentina, después de años de que el gobierno de Kirchner había anunciado la solución definitiva. Creo que es una de las promesas falsas que hizo Kirchner a la sociedad. Hoy se vuelve a ver con claridad que la Argentina carece de financiamiento y aparece nuevamente este acercamiento al Fondo Monetario Internacional, en el marco de una persistente fuga de capitales de 3.000 millones de dólares por bimestre, y cuando todos los números empiezan a cambiar de azul a rojo. A todo esto, tenemos una democracia que nunca ha investigado la deuda –una deuda que todos sabemos que tiene un origen ilegítimo, una deuda sucia, una deuda contraída por un gobierno que cometió crímenes de lesa humanidad. Nosotros seguimos trabajando en la causa judicial específicamente, para demostrar que sin el apoyo financiero, estos crímenes de lesa humanidad no se habrían cometido en el grado en que se cometieron; por lo tanto, los que financiaron a la dictadura son partícipes necesarios de estos crímenes. Se trata de delitos imprescriptibles, y estamos pidiendo a la justicia que profundice la denuncia que presentamos hace cuatro años –que está en sus primeros pasos de investigación– solicitando información al Departamento de Estado de los Estados Unidos, al Fondo Monetario, al Banco Mundial,

a bancos privados, a los países europeos, que fueron fuertes sostenedores de la política de Martínez de Hoz. ¿Qué posibilidades hay de que la denuncia avance en la justicia? Yo me llevé una gran sorpresa cuando a principios de este año se me nombró colaborador coadyuvante en esta causa y se me permitió acceder al expediente y presentar sugerencias para la investigación; me parece que hay una voluntad de parte del juzgado de llevar adelante esta investigación. En lo personal, creo que nosotros como argentinos nos debemos una explicación de ese proceso tan nefasto de la historia, donde hoy aparece solamente la cuestión del terrorismo de Estado y sus responsables; pero este terrorismo de Estado fue un medio, una herramienta para instalar un sistema económico que hoy perdura. La implantación de la deuda externa con terrorismo de Estado, la implantación de este modelo de libre movilidad de los capitales, que tiene que ver con la fuga y la deuda que vivimos hoy, fue la primera etapa. La segunda consistió en que la democracia no investigara, y a partir de allí que aceptara esta política de ajuste, de canje de activos públicos por deuda; ahora estamos en la etapa del canje por los recursos naturales. Por eso el país se ha convertido en un gran

A próposito del fallecimiento de Mohamed Alí Seineldín

El nacionalismo militar y la izquierda nacional

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os levantamientos militares que tuvieron como protagonistas hace veinte años a los soldados malvinistas comandados por Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldín, fueron analizados con de-

tenimiento por la Izquierda Nacional. El periódico La Patria Grande, uno de los voceros de esta corriente, publicó entre muchos otros textos, un reportaje efectuado a Jorge Abelardo Ramos, un artículo firmado por Gustavo Cangiano, una declaración del propio Seineldín denunciando la invasión de Panamá por parte del imperialismo estadounidense, y en 2004 se publicó en nuestra página web un artículo analizando la relación entre los militares y la política SL Todos estos textos, vigentes hoy, pueden leerse en www.izquierdanacional.org

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exportador de commodities: soja, petróleo, gas, pesca, minería. Quizás la parte final sea el canje por territorio. Hay un asunto relevante relacionado con esto último: el reclamo de extensión del área de soberanía en el Atlántico Sur. ¿Cuál es la situación? Se están ocultando cosas fundamentales que tienen que ver con Malvinas, Atlántico Sur, Antártida: se oculta que es un área de enorme cantidad de recursos. Por ejemplo, la causa de la deuda, que yo presenté ante la justicia, la acompañé con la desclasificación de documentos del Departamento de Estado. Se trata de un informe del año 1976 que sitúa a la Argentina como un país con un enorme potencial petrolero, porque dice que en el Atlántico Sur se encuentra el doble de las existencias de las reservas de petróleo de Occidente. Se ocultan los recursos, se oculta la situación de total dominio por parte de los ingleses sobre la explotación de la pesca, de la exploración de petróleo, de los avances que están haciendo en los últimos años. Gran Bretaña fue ampliando su soberanía alrededor de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich. Son más de dos millones de kilómetros cuadrados que se han ido sumando a su soberanía –ilegítima, por supuesto. Esto se oculta, y también se oculta que la Argentina tiene enormes posibilidades de hacer valer sus títulos jurídicos. Si Inglaterra no se sienta a negociar es porque sabe que pierde, porque jurídicamente es mucho más fuerte la posición argentina que la británica. A partir de allí, nosotros, con un conjunto de organizaciones políticas, hicimos una serie de reclamos a la Cancillería, y tuvimos una respuesta positiva, en el sentido de que la Cancillería cambió su política minimalista, que consistía en presentar sólo en la parte no disputada de la soberanía con el Reino Unido esa ampliación hasta las 350 millas. Vale decir que la Cancillería no presentaba las 350 millas en la Antártida. El otro gran asunto es el la depredación minera, la Barrick y el veto a la Ley de Glaciares. Estamos tratando de colaborar en una investigación que abrió la justicia en relación con el veto de la Ley de Glaciares. Cuando uno analiza este veto, se da cuenta de que eso tiene nombre y apellido: Barrick y el proyecto Pascua-Lama, porque si se hubiera promulgado esa ley, se habría caído ese proyecto. El veto de la presidenta Cristina, lo que marca es la existencia de una sólida alianza del gobierno nacional con las mineras. Cuando uno profundiza un poquito más en el tema específico de Pascua-Lama, se da cuenta de que hay un gran fraude: nos han vendido que es un emprendimiento binacional, cuando en realidad no hay capitales ni chilenos ni argentinos involucrados, sino que es un proyecto de la Barrick. Por ejemplo, por el tratado minero con Chile, la Argentina en realidad a lo que se ha comprometido es a proveer el agua, que falta del otro lado. El 90 % del agua de Pascua-Lama lo provee la Argentina, y el cien por ciento de los residuos van a quedar en el país, o sea, toda esa lixiviación con cianuro termina en un dique que se construye en Argentina, y que va a guardar 312 millones de toneladas de residuos por los siglos de los siglos, en una zona sísmica SL

Invitado: Raúl Alfonsín Por Honorio Alberto Díaz Aramburu: la Revolución Libertadora tenía una línea progresista y democrática que a mi juicio estaba representada por el general Aramburu. Cámpora: l a r e nuncia del doctor Cámpora se debió a un golpe de la derecha. Convertibilidad: no estamos de acuerdo con el modelo neoconservador de hambre y entrega del país, pero no queremos abandonar la convertibilidad. De la Rúa: la idea de echarlo a Fernando es descabellada. Es preciso que en este momento difícil nos mostremos unidos. Democracia: en la democracia no sólo se vota. En la democracia se come, se educa, se cura... Diecisiete de octubre: encaré el 17 de octubre con la misma óptica, asociando la concentración en la Plaza de Mayo con los actos de masas del fascismo. Errores: uno de los errores más graves que cometí fue haber adelantado tanto la fecha de las elecciones, llevándolas al 14 de mayo, cuando en verdad los tiempos previstos por la Constitución nos permitían llegar hasta el primer domingo de julio. Coincidimos en la conveniencia de que las elecciones no se llevaran a cabo durante los meses de invierno. Razones climáticas podrían dificultar la acción política; actos masivos, recorridas de algunas áreas, traslados y demás. La Guerra de Malvinas: comenzó como un carro triunfal y finalizó como un carro atmosférico. Lanusse: abrió realmente la posibilidad de una recuperación democrática en esa etapa. Peronismo: fue un fenómeno complejo, con alas fascistas y proimperialistas. Privatizaciones: muy a mi pesar, como usted comprenderá, puedo llegar a sentirme en alguna medida responsable por no conseguir privatizar los teléfonos y Aerolíneas cuando lo propusimos. “Revolución Libertadora”: era explicable que yo recibiera el episodio como una liberación si había vivido toda la etapa previa como una dictadura. Semana Santa: a partir de ese momento, sectores de la prensa y la oposición lanzaron la versión de que yo había pactado con ese grupo insubordinado. Casi inmediatamente después de ese domingo de Pascua comenzó a circular una declaración atribuida al grupo de Rico, que caracterizaba al desenlace de la crisis como producto de un acuerdo negociado. Hasta se dijo que los insubordinados habían salido victoriosos de este arreglo. Fue una campaña de inteligencia en que los rumores daban cuenta de las más disparatadas versiones. Tercer Movimiento Histórico: es una fórmula que en algún momento resultó atractiva SL


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Socialismo Latinoamericano ★ Número 4 / octubre de 2009

A propósito de un libro de Graciela Fernández Meijide

La trampa del derechohumanismo Por Gustavo Cangiano

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l libro de Graciela Fernández Meijide de reciente publicación (La historia íntima de los derechos humanos en la Argentina) es un vivo ejemplo de la operación política que realiza el “derechohumanismo”, y que es la que le confiere su carácter marcadamente contrarrevolucionario. Ella consiste en lo que se podría denominar “confusión de niveles de análisis”. El libro de Meijide empieza narrando el secuestro y desaparición de su hijo Pablo, un chico de 17 años, en 1976. El lector se pone en la situación que debieron atravesar los Fernández Meijide. De pronto irrumpen en la casa individuos fuertemente armados y se llevan a un adolescente diciendo que son de la policía y que ya lo van a devolver. Es la madrugada. ¿Podemos imaginarnos la situación desesperante de la familia? ¿Qué hacer? ¿A quién recurrir? Y a partir de ahí, la desesperación, el calvario. Pasan los días y no se sabe nada de Pablo. ¿Qué cosas no habrán imaginado los padres y los hermanos de Pablo en esa situación? Mientras estaban reunidos cenando, por ejemplo, ¿dónde estaría Pablo? ¿Lo estarían torturando en ese mismo instante? ¿Estaría vivo, o muerto? Un chico de 17 años que influido por el clima de la época admiraba al Che y en la escuela se había arrimado a una “juventud guevarista”, integrada por pibes y pibas que, como él, querían “hacer la revolución” con todo el idealismo y la ingenuidad juveniles. Muchos de esos chicos también habían sido secuestrados y estaban “desaparecidos”. ¿Podemos imaginar la angustia de los padres? ¿Podemos imaginar el terror y el sufrimiento de los chicos caídos en manos de esas bestias decididas a picanearlos y a asesinarlos? Imaginemos a un adolescente casi desnudo, atado de pies y manos, con los ojos cubiertos, tiritando de frío y terror mientras espera que, quienes se llevaron hace un rato al amigo cuyos gritos desgarradores escucha, vengan por él. ¿Dónde están papá y mamá? ¿Dónde está la seguridad del hogar al que siempre se podía volver si algo iba mal en el agresivo mundo externo? Visto desde esta perspectiva, no cabe duda de que las cosas adquieren un perfil muy diferente del que podrían adquirir si nos situáramos en una perspectiva político-

Desmontar la trampa significa reconocer que en el nivel individual la violencia política y social es una tragedia, pero que en el nivel histórico y social, de lo que se trata es de divisar cuál es el contenido de esa violencia, a fin de tomar partido a un lado u otro de la barricada.

social. Desde esta perspectiva, cualquier fenómeno histórico social se torna una tragedia individual de la condición humana. Pensemos en la familia del zar esperando en 1917 que los verdugos bolcheviques vaciaran impiadosamente sobre ellos sus fusiles proletarios. ¿Qué edad tenía la “princesa Anastasia”? ¿Qué culpa tenía esa niña de haber quedado atrapada en medio de un profundo torbellino social? Una niña es, en definitiva, sólo una niña. ¿No es una monstruosidad matarla? Y matar a los sirvientes de la familia real, ¿no es igualmente monstruoso? ¿No significa matar “inocentes”? Si nos ponemos en el lugar de las víctimas, siempre la historia adquiere un signo de tragedia humana en la cual no valen ni las revoluciones ni las contrarrevoluciones.

Leyendo y discutiendo a

JORGE ABELARDO RAMOS

en www.izquierdanacional.org

El socialismo de la Izquierda Nacional Marxismo para latinoamericanos Presentación del texto por Gustavo Cangiano Las fuerzas armadas Socialismo y ejército en la semicolonia De Roca a Aramburu El ejército y la Revolución Nacional Lucha armada, terrorismo y “democracia” Violencia individual y violencia colectiva ¿Elecciones, lucha armada o nihilismo político?

El peronismo • Peronismo y camporismo Por qué cayó el gobierno peronista Rasputinismo y pequeña burguesía Entre Cámpora y Perón El pensamiento de Lenin y Trotsky • La revolución rusa y la revolución latinoamericana Lenin 1905 Trotsky en América Latina De Mariátegui a Haya de la Torre El socialismo de la Izquierda Nacional • Cuestiones programáticas Un socialismo “a la criolla” Socialismo y capital extranjero

Sólo hay individuos sufrientes cuyos “derechos humanos” deberíamos defender ante todo, porque “nada hay más importante que una vida humana”. Y aquí esta, precisamente, la trampa del derechohumanismo: en la reducción del nivel de análisis económico y social de los fenómenos históricos al nivel individual de los “seres humanos inocentes”, con el consiguiente chantaje emocional que de ello resulta. Es decir: en el escamoteo de la dimensión específicamente política. Por eso, el derechohumanismo es la política de la despolitización. En el nivel individual de análisis, no existen las revoluciones ni las contrarrevoluciones. El sufrimiento del hijo de Fernández Meijide es homologable al de la hijita del capitán Viola asesinado por el ERP, o al de los hijos de Rucci volviendo de la escuela y encontrando el cadáver de su padre tirado sobre la vereda. El sufrimiento humano de León Trotsky ante la vida que se le apaga es equivalente al de José Antonio Primo de Rivera frente a sus fusiladores. El de los “chicos de la guerra” argentinos que murieron en Malvinas, al de los soldados británicos que estaban del otro lado de la barricada. El “derechohumanismo” tiene su respuesta para las tragedias humanas de los “inocentes”. La respuesta es “Nunca Más”. Nunca más a la violencia, nunca más a la intolerancia, nunca más, en definitiva, a las revoluciones y a las contrarrevoluciones, que son las que generan violencia. Pero cuando en una sociedad atravesada por los antagonismos de clase entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos, se promulga el “nunca más” a la violencia, lo que se hace es consagrar la perpetuidad del orden vigente. El “nunca más” a la violencia formulado en 1983, tras una contrarrevolución triunfante, significa lisa y llanamente consagrar la victoria definitiva de esa contrarrevolución. Significa negarse a debatir sobre las tácticas y las estrategias seguidas por las diferentes agrupaciones políticas y políticomilitares del campo popular, a fin de averiguar qué errores pudieron haber conducido a la derrota de 1976 y de qué modo deberían prevenirse en el futuro. Significa cerrar la vía de la autocrítica para aquellos jóvenes militares que creían combatir por la Patria y combatían en realidad al servicio de la CIA y del Pentágono. Es por eso que los primeros en usar la expresión “nunca más” no fueron los derechohumanistas, sino los centuriones de la picana, cuando intentaron autoamnistiarse. Para desmontar la trampa derechohumanista, corresponde no confundir niveles de análisis. Desmontar la trampa significa reconocer que en el nivel individual la violencia política y social es una tragedia, pero que en el nivel histórico y social, de lo que se trata es de divisar cuál es el contenido de esa violencia, a fin de tomar partido a un lado u otro de la barricada SL

NUESTROS libros El Progresismo Pequeñoburgués Historia de infelices ilusiones: del alfonsinismo al ARI pasando por el Frepaso Alberto Valenzuela

El pensamiento vivo de Arturo Jauretche Obra ganadora del primer premio en el concurso “Arturo Jauretche”, organizado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires Gustavo Cangiano

Trotsky y la revolución en América Latina La vigencia de las tesis de León Trotsky escritas en México hace siete décadas. Osvaldo Calello

Perón, los trabajadores y la izquierda Osvaldo Calello

Teoría y práctica del progresismo en la Argentina De los juanbejustistas a los kirchneristas: una exasperante trayectoria intelectual y política Honorio Alberto Díaz

Arte y revolución en América Latina Ricardo Carpani

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Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Hipocrecía redistributiva o lucha obrera y popular ~ Juan Manuel Lucas ★ Pecado de sinceridad ~ Lucas Paulinovic ★ El proceso ecuatoriano y los desafíos del momento ~ Eduardo Paz Rada ★ ¿A quienes derrotará Evo Morales? ~ Andrés Solis Rada / Documentos: Ejército y Revolución Nacional ~ Gustavo Cangiano, 1989 ★ ¿Puede la clase trabajadora superar la valla de los sindicatos como simples “grupos de presión”?

SOCIALISMO LATINOAMERICANO núm. 5 - año 1 - noviembre de 2009 - $1,00

SEGUNDA ÉPOCA

IZQUIERDA NACIONAL

HAY QUE ROMPER LA TRAMPA DEL CONTINUISMO OFICIALISMO-OPOSICIÓN

¿El kircherismo, mal menor?

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os actos de celebración del 17 de octubre, realizados por kirchneristas y antikirchneristas, dejaron al desnudo la distancia insalvable que separa a unos y a otros de los orígenes peronistas que pretendían conmemorar. El justicialismo, en cualquiera de sus versiones, está plenamente integrado al régimen partidocrático, al punto que, en los últimos veinte años, los gobiernos surgidos de sus filas han sido instrumentos políticos perfectamente adaptados a las exigencias de alguna de las fracciones del gran capital. Respecto a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, no hay demasiado margen para engañarse; sin embargo, hay quienes, tras destacar los supuestos condicionantes que los han limitado y los siguen limitando, aseguran que el futuro puede ser, sin duda, peor. Así, por ejemplo, sostienen que, en caso de ganar la oposición las próximas elecciones presidenciales, el giro a la derecha sería cerrado y la vuelta al pasado, inevitable. En consecuencia, habría que inclinarse por lo “menos malo” o, lo que es lo mismo, votar por el “mal menor”. ¿Es cierto esto? Está fuera de discusión el contenido antinacional de los programas que, desde la derecha del PRO y el centro de radicales, cobistas y cívicos con su ala izquierda “socialista”, convergen en el campo opositor.

Apostar a lo “menos malo” es renunciar a construir una alternativa independiente. Por el contrario, una política que se proponga poner en el orden del día las tareas de contenido nacional, democrático, antiimperialista, no puede siquiera formularse si no es a partir de romper la continuidad instaurada desde 1976. Sin embargo, el interrogante no es si alguna combinación de estas fuerzas puede llegar a ganar las elecciones sino qué consistencia puede alcanzar un gobierno de este tipo. La derecha que se unifica en torno a Macri y De Narváez no tiene suficiente consistencia social: cuenta con la adhesión de la alta clase media y ha organizado su propia política clientelística entre las capas más sumergidas del gran Buenos Aires, pero una cosa es el voto y otra muy distinta la densidad social mínima sobre la que sostener un programa de gobierno. ¿Y un ensamble que logre reunir, en una fórmula, algunas de las “grandes figuras republicanas”: Carrió, Morales, Cobos, Binner…? En este caso, salta inmediatamente a la memoria la experiencia de la alianza de

radicales y “progresistas” y su triste final tras dos desastrosos años de gobierno, en los cuales quedaron al desnudo la ambigüedad, la hipocresía y, en definitiva, la ausencia de política propia por parte de la pequeña burguesía, su falta de consistencia de clase para sostenerse en el gobierno. En verdad, el principal riesgo para la continuidad kichnerista parece estar encerrado en el aparato del PJ. A partir del enfrentamiento con el bloque agrario, el oficialismo ha experimentado importantes desprendimientos en provincias claves, como Santa Fe y Córdoba, mientras que, en Buenos Aires, la zapa de Duhalde ha comenzado su silencioso y paciente trabajo. En definitiva, los giros de la política nacional de las últimas dos décadas se han pro-

El “posibilismo” de Perón E

n el período que va de abril a octulevantó el estado de sitio y la oposición Lejos del posibilismo que hoy se bre de 1945, el régimen militar del 4 ganó las calles en múltiples movilizaciones; de junio estaba en retroceso. A fines comulgan tanto oficialistas Alfredo Palacios sintetizó en una consigna de marzo, presionado por el imperialismo el objetivo de la “civilidad”: el gobierno a como opositores, en 1945, norteamericano, el gobierno rompió la pola Corte Suprema. Por fin, el 19 de septiemsición de neutralidad y declaró la guerra bre, la Marcha de la Libertad los reunió a Perón decidió dar batalla. al Eje. En mayo, cayó Berlín y la victoria todos en una contundente demostración de Cuando fue derrocado, aliada envolvió en un clima de euforia a la fuerza. pequeña burguesía democrática. Ese mes, A esa altura, el régimen militar estaba a comienzos de octubre, llegó a Buenos Aires Spruille Braden, nuepolíticamente derrotado. Incluso el balance la voluntad y el coraje vo embajador norteamericano, y de inmede fuerzas en el frente interno había oscidiato se transformó en polo de atracción de lado y la fracción que respondía al coronel político, no el posibilismo un vasto movimiento opositor integrado por Perón perdía posiciones. Lejos del posibigenuflexo, jugaron un papel lismo que hoy comulgan tanto oficialistas radicales unionistas, socialistas, demócratas progresistas, comunistas, el estudiantado como opositores, Perón decidió dar batalla; de importancia capital. fubista, los colegios profesionales, la gran advirtió a quienes denunciaban la política prensa y las cámaras patronales. A mediaobrera del gobierno que no tendrían otra sedos de mayo, el gobierno publicó un programa de normalización mana trágica; atacó a la oligarquía política y económica y al capital institucional y, días más tarde, el estatuto de los partidos políticos; a extranjero. El futuro jefe de un vasto movimiento popular recorrió fines de julio, el presidente Farrell anunció que, antes de fin de año, los sindicatos anunciando el inicio de una era de masas y la muerte se convocaría a elecciones, mientras, en las universidades, llegaba de los prejuicios burgueses; prometió el voto a las mujeres y desena su fin el proceso de normalización y la vieja casta de profesores mascaró la hipocresía de la magistratura opuesta a la nueva legisliberales volvía a controlar los resortes del poder académico y, en la lación social. Al mismo tiempo, desarticuló, con base en interpelaCorte, la camarilla oligárquica desconocía los tribunales del trabajo. ciones antiliberales, nacionalistas y laboristas, el viejo discurso del Junio fue el mes en que las cámaras patronales, a través de solicita- liberalismo oligárquico. Por fin, cuando fue derrocado, a comienzos das, descargaron sus baterías contra la legislación social impulsada de octubre, las condiciones para que un quiebre histórico pusiera por la Secretaría de Trabajo; ese mes, los próceres del liberalismo fin a toda una época estaban creadas. Entre esas condiciones, la vooligárquico se reunieron en una Junta de Exhortación Democrática y luntad y el coraje político, no el posibilismo genuflexo, jugaron un el Partido Socialista convocó a una Unión Democrática. En agosto, papel de importancia capital SL

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

ducido a través de los cuadros del aparato justicialista. Pero el problema sigue siendo el mismo: si el kirchnerismo no sobrevive al 2011, ¿se avecina un período de cruda reacción?, ¿un retorno a la etapa negra de los 90? En este punto, hay que tener en cuenta que todo giro, en un sentido de reacción que implique cambios estructurales en la situación política y económica e impacte socialmente, es siempre precedido por modificaciones materiales en la correlación entre las clases y las fuerzas partidarias: los fusiles del terrorismo de Estado en marzo de 1976; el poder del terrorismo hiperinflacionario de “los mercados” en febrero de 1989. Sin un disciplinamiento brutal del conjunto de la sociedad, es imposible sostener programas como los que lograron imponer la dictadura y el menemismo. Hoy, la primera variante no tiene consenso alguno en los círculos del poder económico, ni aun entre sus fracciones más a la derecha, pues esta vez no encontraría la base social necesaria en la clase media. La segunda no interesa a quienes son sus grandes beneficiados: la fuga de capitales ha disminuido y los bancos no compran dólares sino títulos de la deuda, que, en la actualidad, constituyen un jugoso negocio. El apoyo a lo “menos malo” siempre ha sido garantía de continuidad para los círculos del poder, pues tanto lo menos como lo más malo son la cara y la contracara de un programa que, en lo sustancial, reproduce las condiciones de dominación. Apostar a lo “menos malo” es renunciar a construir una alternativa independiente. Por el contrario, una política que se proponga poner en el orden del día las tareas de contenido nacional, democrático, antiimperialista, no puede siquiera formularse si no es a partir de romper el círculo del hierro de esta continuidad. Seis décadas atrás, el campo de fuerzas, las ideas y las prácticas políticas que dieron lugar a la conjunción nacional-popular del 45 fueron construídas desde el Estado, como consecuencia de una ruptura radical con el pasado. Hoy, las condiciones han variado por completo; es a partir de la iniciativa de las grandes masas obreras y populares, de la decisión de la militancia, de la organización de una voluntad colectiva, que las fuerzas de un gran Frente Nacional-Antiimperialista se pondrán nuevamente en marcha SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 5 / noviembre de 2009

El catecismo de Al Gore Antes que el “calentamiento global”, lo que amenaza a los pueblos del tercer mundo son las políticas sobre el calentamiento global que son decididamente genocidas. POR GUILLERMO HAMLÍN

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l Gore estuvo de visita en la Argentina. Anduvo por el país predicando su evangelio del “calentamiento global” y nos trajo la “buena nueva”: el mundo tiene salvación, vamos a evitar el achicharramiento si adoptamos rápidamente su catecismo. Predicó, con devoción, sus recomendaciones de adoptar energías renovables y de comerciar emisiones. La presencia en nuestro país del multipremiado personaje fue precedida por una impresionante operación política-mediática masiva y bien sincronizada: el estreno de la película La era de la estupidez, la propuesta de un plan energético basado en energías renovables y el abandono de la energía nuclear hecha por Greenpeace al Gobierno

Al Gore estuvo en el país predicando con devoción sus recomendaciones de adoptar energías renovables y de comerciar emisiones. Nacional, la difusión por televisión de su película Una verdad inconveniente, la publicación de artículos al respecto en todos los medios, desde hace meses, para instalar, en la “opinión pública”, el “sentido común” de que existe un peligroso “calentamiento global” que amenaza con mayor gravedad a los pueblos de los países subdesarrollados. La presión mediática es insoportable, la pantalla de televisión nos muestra, cada día, a todo momento, las calamidades pronosticadas y las explicaciones de los representantes de las o.n.g. ecologistas transnacionales como Greenpeace, Fundación Vida Silvestre y, por supuesto, la del mismísimo Al Gore, recitando la consabida letanía de

las inminentes catástrofes climáticas que nos acechan y la manera de conjurar esos demonios: reducir o eliminar las emisiones de dióxido de carbono e invertir en energías renovables como la eólica y la solar. Demasiado como para que simplemente esté haciendo publicidad a las empresas donde tiene participación accionaria, como Klein Perkins Caufield & Byers y Chicago Climate Exchange, que se dedican a “negocios verdes”; se parece más bien a la acción psicológica previa a un ataque militar. En diciembre, se firmaría un nuevo Pacto Climático en Copenhague, Dinamarca; la convocatoria fue hecha por el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Al Gore no está solo, atrás está el imperialismo, la ONU con su organismo ad hoc: el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). El IPCC es un organismo político que, según lo publicado en su sitio oficial www.ipcc.ch, no conduce investigaciones ni monitorea parámetros climáticos (…); su rol es evaluar (…) toda la literatura producida en todo el mundo (…) para la comprensión del cambio climático inducido por el hombre… Es decir, en la definición de su propio rol, parte de una conclusión previa: ”el cambio climático inducido por el hombre”. El IPCC, que se muestra ante todos como la máxima autoridad científica del mundo en cambio climático, tiene la verdadera función de “bajar línea” a todos los gobiernos del mundo; difunde que el “calentamiento global” es causado por el dióxido de carbono de origen antropogénico, eligiendo, ocultando e incluso fraguando información pertinente. ¿Por qué mienten? Por la misma razón que justificó el ataque a Irak. ¿Qué pretenden, que firmemos los países subdesarrollados? Estamos en guerra por los recursos del planeta. La estrategia de los países imperialistas ha sido, a partir de la recomendación de Henry Kissinger (otro premio Nobel de la

Leyendo y discutiendo a

JORGE ABELARDO RAMOS

en www.izquierdanacional.org

El socialismo de la Izquierda Nacional Marxismo para latinoamericanos Presentación del texto por Gustavo Cangiano Las fuerzas armadas Socialismo y ejército en la semicolonia De Roca a Aramburu El ejército y la Revolución Nacional Lucha armada, terrorismo y “democracia” Violencia individual y violencia colectiva ¿Elecciones, lucha armada o nihilismo político?

El peronismo • Peronismo y camporismo Por qué cayó el gobierno peronista Rasputinismo y pequeña burguesía Entre Cámpora y Perón El pensamiento de Lenin y Trotsky • La revolución rusa y la revolución latinoamericana Lenin 1905 Trotsky en América Latina De Mariátegui a Haya de la Torre El socialismo de la Izquierda Nacional • Cuestiones programáticas Un socialismo “a la criolla” Socialismo y capital extranjero

Paz), la de propiciar el despoblamiento de los pueblos del tercer mundo, a fin de aliviar la presión sobre la demanda de recursos energéticos y minerales. Obama adelantó que firmaría el Pacto de Copenhague, cuya redacción fue propuesta por Japón en abril del 2009 en Bangkok, Tailandia, el cual fijaría “metas de reducción de emisiones de dióxido de carbono por sectores industriales y no por países”. Esto fue apoyado por la Unión Europea y rechazado por China, India y Brasil. El dióxido de carbono es la emisión industrial por excelencia y, debido a las reacciones químicas de sus procesos productivos, las que más emiten son la industria cementera y la siderúrgica, precisamente las más demandadas en los países que se desarrollan. Firmar esto sería frenar el desarrollo, prioritario para nuestros países, para combatir la desocupación, el hambre y la enfermedad, consecuencia de la explotación capitalista mundial. No llama la atención que Gustavo Sierra, corresponsal de guerra en Irak de Clarín, sea ahora el que siga las alternativas de esta guerra silenciosa desde Copenhague como enviado especial. Ha escrito, hasta ahora,

dos artículos: uno el domingo 11 de octubre de 2009 (Últimas chances para frenar el cambio climático) y otro el del domingo 18 de octubre de 2009 (No hay acuerdo entre las potencias). ¿Sobre qué no hay acuerdo? Sobre cómo van a recaudar en los países centrales, a través de impuestos, el capital de 100.000 millones de dólares por año que, según ellos, son necesarios para pagar la “deuda climática” contraída con nosotros, “ayudándonos” a que podamos adaptarnos al “calentamiento global”: o sea, nos van a dar créditos para fines específicos, como desarrollo de energías renovables, adaptación y mitigación a las consecuencias del futuro “calentamiento global”. Desde el punto de vista del sistema imperial, sería generar una importante demanda para toda la “industria verde”, con la consiguiente creación de fuentes de trabajo (para ellos). Mientras tanto, nos obligaría a nosotros a invertir en algo no prioritario, impidiendo, postergando o haciendo más caro nuestro desarrollo. Así, podemos ver que, antes que el “calentamiento global”, lo que amenaza a los pueblos del tercer mundo son las políticas sobre el calentamiento global que son decididamente genocidas SL

Zanola consumó una farsa electoral en la Bancaria Puja entre oficialistas y opositores para decidir quién administra el continuismo burocrático POR ÁNGEL RÍAL

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n tiempos previos a la contrarrevolución de marzo de 1976, impulsada por el imperio y sus lacayos antinacionales, un burócrata tocaba el suelo del sindicato bancario por primera vez; éste supo practicar la política del camaleón al detalle, mostrándose cerca de los gobiernos en la dictadura, como también en la etapa alfonsinista y menemista. Supo hacer oídos sordos a los reclamos de los trabajadores cuando sus salarios se desintegraban, mucho más aún, cuando centenares de compañeros bancarios, en plenas privatizaciones menemistas, fueron despedidos sin causa alguna. En aquellos años, el camaleón y el ahora opositor, Raúl Fontana, se mostraban unidos y poco querían comunicar a la sociedad civil de los negociados que ejercían Cavallo y Duhalde en desmedro de toda la población. Estos negociados eran proporcionales a la disminución de trabajadores bancarios en actividad, además de los derechos que éstos perdieron, tales como congelamiento de los salarios, tercerización de los servicios y una desmovilización profundizada por la inexistencia de una herramienta fundamental del trabajador, como es el plenario de delegados. En “aquellos tiempos”, que no son distintos de “estos tiempos”, las urnas junto a las patotas aseguraban las políticas sindicales; fue así que la lista de Fontana casi sufre el rigor de su “compañero” cuando este último intentó evitar la presentación de la lista opositora. Sin perder de vista a los actores de estas últimas elecciones celebradas el pasado jueves 8 de octubre, podemos encontrar una lista 9 que se trajo un sinfín de irreflexio-

nes y contradicciones que no hicieron más que evidenciar el carácter burocrático del armado. Hay muchos ejemplos, pero quizá el más destacado, que compartió junto a la lista zanolista, fue el rotundo silencio frente a los despidos que se dieron en Kraft, evidenciándose así su política contra los trabajadores. El conformado de Fontana “retiró” su lista, además de acudir a la justicia para intentar la nulidad del proceso electivo, como también se adjudicaron triunfos en ciudades como Paraná, Formosa, Gral. Roca, además de vanagloriarse de que el 60% del electorado haya dicho “no” a las elecciones fraudulentas del “amigo” Zanola. Mientras tanto, la situación actual del Secretario General, entendiéndose por ésta su probable indagatoria y la actual intervención del Policlínico Bancario, no hace más que evidenciar que se estuvo frente a una elección interburocrática en la que, paralelamente, el Ejecutivo Nacional y la oposición sostuvieron una nueva batalla partidocrática. Los resultados de las elecciones no alterarán el orden establecido dentro del gremio ni, mucho menos, dificultarán las tercerizaciones, privatizaciones ni la fuga de capitales que ejecutan los banqueros, desde hace tiempo, con el silencio stampa del camaleón, de Fontana, Oyarbide y todo el ejército de cipayos que, desde sus partidos políticos opositores u oficialistas, subestiman la capacidad de organización de los trabajadores. Estos últimos habrán de encontrar las vías de la emancipación nacional a través de un Frente Nacional Antiimperialista, que expulsará a la pandilla cegetista y al resto de la lacra que, hasta ahora, asegura las bases contrarrevolucionarias SL


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Una nueva vuelta de tuerca

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l kirchnerismo está dispuesto a imponer una reforma política destinada a concentrar el régimen electoral en torno a dos partidos: el PJ y la UCR. Tiene el objetivo de impedir que la crisis de representatividad, no resuelta desde diciembre de 2001, se traduzca en la emergencia de nuevas fuerzas que desafíen la rosca partidocrática. La maniobra cuenta

con la simpatía de una parte del radicalismo; de ser aprobada, la reforma será una nueva vuelta de tuerca en la restauración iniciada en 2002, tras el reflujo de la movilización de masas; vale decir un refuerzo institucional de la democracia colonial subordinada al interés del capital extranjero y las grandes corporaciones locales SL

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na sociedad entra en crisis cuando no logra satisfacer las necesidades elementales de sus principales integrantes. Durante los períodos estables, los distintos estratos consiguen, de algún modo, saciar sus apetencias primarias. En las etapas azarosas, en cambio, reina la insatisfacción en un medio vertiginoso donde todo se transforma de un modo generalmente perverso. En la precipitación, son frecuentes las rupturas de continuidades, en las que cada cosa valiosa conservada se siente como la última de su especie. Con sólo compararla con la de 1930, no caben dudas de que el país ha quedado sumido en la más profunda crisis de su historia. Se trata de una crisis global por su pluridimensionalidad: afecta tanto a lo económico (prolongada y aguda recesión) y social (fuerte polarización y fragmentación) como a lo político (irrepresentatividad de una partidocracia degradada) y cultural (impotencia creativa y noseológica de la intelligentsia). Se fue haciendo evidente en las diferentes áreas con diversa intensidad hasta alcanzar a afectar, con su progresiva agudización, la vida nacional en su conjunto. Además, por su hondura y permanencia, se ha convertido en una crisis feroz que supera largamente lo coyuntural para adquirir caracteres estructurales. En cuatro años, el PBI se redujo en un 50% y la misma disminución se registró entre los obreros industriales; 19 millones de habitantes viven en la pobreza en una población de 37 millones. Por un lado, el neoliberalismo encuentra problemas para continuar aplicando sus políticas y, por otro lado, no aparecen canalizados emprendimientos capaces de imponerse como reemplazo a este capitalismo dependiente con los gobiernos de una partidocracia que oscila entre la sumisión y la ruindad. La ominosa decadencia argentina, caracterizada por la imposibilidad de construir

un país autónomo e integrado, ha instalado la crisis con un señorío perdurable. Con la pauperización masiva y la concentración selectiva de la riqueza, las clases populares se encuentran convulsionadas sin focalizar las causas verdaderas de la declinación que no se originan en un sádico capricho de la historia. A principios de la década del cincuenta, se desaceleró la transformación nacional iniciada por el peronismo y, en el segundo lustro, se inició la contraofensiva liberal, que aún ejerce su atroz reinado a través de la horrenda versión neoliberal. En medio del torbellino, en una actitud quejosa y vacilante, los sectores intermedios se sienten la víctima mayor del proceso, sin tener en cuenta la imposibilidad de descenso de la clase baja sumida en la indigencia. Saben que no pueden ahora aspirar a vivir la opulencia de las clases altas. Si la pobreza no ha entrado por las ventanas, golpea las puertas de cada casa; pero siguen aparentando una saturación que realmente no poseen, mientras encubren domésticamente la humildad en lo más privado. Las heladeras, sin quesos ni jamones, guardan la elocuencia del empobrecimiento en su frío hermetismo. Mientras tanto, los ocupados prolongan las jornadas de labor y emprenden las actividades más diversas para mantener ingresos aceptables. Desposeída del realismo de la burguesía

NUESTROS libros en www.izquierdanacional.org El Progresismo Pequeñoburgués Historia de infelices ilusiones: del alfonsinismo al ARI pasando por el Frepaso Alberto Valenzuela

Trotsky y la revolución en América Latina La vigencia de las tesis de León Trotsky escritas en México hace siete décadas. Osvaldo Calello

PATÉTICO DICCIONARIO DE BOLSILLO

Invitado: Ernesto Sábato Por Honorio Alberto Díaz Jauretche: mi intención, al criticar la fobia de Jauretche a los intelectuales, fue tratar de hacerle comprender una parte de la realidad que parece desestimar y que, por lo tanto, lo convierte en un reaccionario. Masas: las masas son femeninas, se enamoran de un líder y, en ese amor, no hay cálculo ni sensatez, como es propio de cualquier amor.

Infelices ilusiones de la pequeñoburgesía Un análisis crítico de la historia política de la clase media arroja frutos amargos y certeras conclusiones. Se siente despojada por la avidez de los sectores opulentos, pero no se atreve a estrechar filas con los niveles más humildes. Aferrada a una actitud soberbia, sueña con una mesocracia paradisíaca donde, armónicamente, sin ningún tipo de lucha, se vayan borrando las injusticias más salientes.

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Mi clase: reivindico el abandono que, desde mi adolescencia, hice de los privilegios de mi clase para luchar, dentro de mis fuerzas, por la justicia a los desheredados de la tierra.

y del proletariado, en continua desacomodación, la clase media tiende a explicaciones ingenuas de la problemática social. El bienestar y los fracasos, invariablemente, son atribuidos a factores personales; no se perciben las venturas como el fruto de conquistas alcanzadas en las luchas colectivas y las desventuras tampoco se relacionan con condiciones generales adversas. Cada personaje aparece como dueño de su destino, independiente de las condiciones objetivas; a partir de esas visiones individualistas, desarrolla expectativas desmesuradas que son seguidas de decepciones profundas. Renuente a reflexionar sobre su propia experiencia, mantiene un bajo nivel de autocrítica, lo cual expresa el alto grado de declinación en que se encuentra sumida (pérdida de capacidad productiva, desclasamiento de franjas importantes, disminución global de ingresos, desempleo creciente, pauperización en sectores importantes). Dificultada para desarrollar programas realistas, sus devaneos, escasamente precavidos, la llevan a diseñar un comportamiento ciclotímico de repentinos y constantes entusiasmos y abatimientos, euforias y depresiones donde los sueños se transforman súbitamente en pesadillas. Un análisis crítico de la historia política de la clase media arroja frutos amargos y certeras conclusiones. Carente de estrategia propia y de una dirección independiente, con altibajos temperamentales, su derrotero fluctúa cándidamente entre los intereses del proletariado y de la burguesía. Se siente despojada por la avidez de los sectores opulentos, pero no se atreve a estrechar filas con los niveles más humildes. Recela de las conquistas obreras como una forma de nivelación indebida, pero mantiene reticencias con la actividad gremial que posibilita esas conquistas. Aferrada a una actitud soberbia, no renuncia a la pretensión narcisista de lograr una situación autónoma y, a la vez, hegemónica de los restantes estratos. Sueña con una mesocracia paradisíaca donde armónicamente, sin ningún tipo de lucha, se vayan borrando las injusticias más salientes SL Tomado de El progresismo pequeñoburgués, historia de infelices ilusiones: del alfonsinismo al Frepaso. Alberto Valenzuela. Ediciones de la Izquierda Nacional (www.izquierdanacional.org)

El pensamiento vivo de Arturo Jauretche Obra ganadora del primer premio en el concurso “Arturo Jauretche”, organizado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires Gustavo Cangiano

Ocampo, Victoria: la estimo mucho, a pesar de sus defectos (¿quién de nosotros no los tiene?). Creo que es una mujer, en muchos sentidos, admirable; tiene coraje para defender sus convicciones y es generosa. Pero no es mi tipo. Perón: estaba contra Perón y me alegré por su caída, quizás excesivamente. Pero insisto en que, para mí, no merece hoy la menor consideración; no por lo que haya hecho contra la oligarquía argentina sino precisamente por lo contrario: por todo lo que representa de frustración una de las grandes oportunidades de la historia argentina... El coronel Perón era por entonces –y seguramente lo siguió siendo, aunque luego no lo confesara– un entusiasta epígono de la doctrina nazi y de sus métodos, por algo fue agente pago de la embajada alemana. Proceso: la inmensa mayoría de los argentinos rogaba, casi por favor, que las fuerzas armadas tomaran el poder; todos nosotros deseábamos que se terminara con ese gobierno de mafiosos... Desgraciadamente, ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con medios de un estado de derecho. “Revolución Libertadora”: La Revolución de septiembre no se hizo, como muchos espíritus mezquinos o ciegos imaginan, para retrotraer la Nación al estado que tenía en 1945; se hizo por motivos eminentemente éticos y, en primerísimo lugar, para terminar con la corrupción, la prepotencia, el servilismo y la violación de los fueros humanos. Revolución Social: cuando Marx afirmó que la revolución social ha de ser obra de los trabajadores porque no tienen nada que perder, dijo una de sus frases más celebres, pero también más injustas, injusta hasta con su propia persona. Socialismo: bien sabido es que el socialismo, como doctrina, es un producto cultural de la burguesía, nacida por sus propias contradicciones internas y elaborada y lanzada al mundo por pensadores surgidos de sus universidades. Es peligroso que una revolución social sea invocada y dirigida por los que tienen todo que ganar; aquí mismo, en la Argentina, tenemos ya el ejemplo de lo que sucede cuando es encabezada por resentidos y delincuentes. Ojalá en estos momentos los mejores espíritus de nuestra burguesía comprendan la misión que históricamente les toca. Sur: Sur y la Revista de Occidente fueron dos poderosos instrumentos en mi formación literaria y filosófica. Sería un excelente tema analizar de qué manera y en qué medida contribuyeron, en nuestros países, a transmitirnos todos y cada uno de los signos más decisivos de la encrucijada en que se encuentra el espíritu occidental en este siglo SL


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Hacia una convergencia de las fuerzas nacionales, populares y revolucionarias

El pasado 17 de octubre, distintos representantes de corrientes del campo nacional discutieron, en la Facultad de Ciencias Sociales, las perspectivas de la situación política en Argentina y en Latinoamérica. Lo que sigue es una síntesis de sus exposiciones.

El gobierno no ha cambiado ninguna de las estructuras que se implantaron, que son estructuras de saqueo porque verdaderamente uno no encuentra otra palabra para definirlas”, sostuvo Mario Cafiero en el inicio de su exposición. Señaló, por ejemplo, que no se puede entender que, además de las ventajas impositivas que tienen las mineras, se les permita que las divisas producto de las exportaciones –de lo que dicen que exportan– no tengan obligación de traerlo al país: “Se llevan el mineral, no lo procesamos en el país y ni siquiera nos quedamos con los dólares”. Algo parecido ocurre en materia de petróleo: “Nos estamos quedando sin reservas y lo único que se les ocurre es aumentar los precios internos para emitir una señal a las inversiones… El salario de los argentinos no da para que le lleven el precio a ese nivel.” El problema del campo es otro ejemplo. Cafiero señaló que hay una discusión entre la Mesa de Enlace y el gobierno por las retenciones, pero ninguna de las dos partes denuncia la existencia de un Estado paralelo montado por las cerealeras exportadoras

hidrovía Paraná-Paraguay. Cadelli explicó que también se iniciaron tratativas con vistas a la venta de barcos porque los derechos soberanos son buenos negocios: “Una tonelada de mineral de hierro en el yacimiento cuesta U$S 5; la misma tonelada, puesta en la China, cuesta U$S 205, la diferencia es el flete desde el yacimiento hasta la China y la guita grande se hace en el mar.” Cadelli explicó que el transporte es fundamental para asegurar la continuidad de la producción porque, una vez que se empieza a producir, “no es tan fácil de parar” y hay que tener en cuenta que se han comprometido capitales, miles de puestos de trabajo. “Una vez que se compromete todo eso, esa producción tiene que seguir saliendo… No es imposible que Bolivia, país que no tiene litoral marítimo, pero sí reserva de cargas, termine no sólo construyendo barcazas para la hidrovía sino también buques de ultramar, aunque no tiene mar, por ahora.” Cadelli explicó que hay conversaciones con diputados nacionales sobre un proyecto de industria naval a ser presentado; uno de los ejes es el transporte por agua con reserva

no sólo esto, sino que también se perdió la pantalla.” Bay señaló que ve el futuro muy complejo: “Luego de la derrota electoral de junio –que era totalmente esperable–, 2011 se ve complicado en términos de una opción de izquierda o de centro izquierda que sea viable, hoy por hoy, electoralmente”. A su juicio, si el duhaldismo, el cubismo, Solá, De Narváez, lo que hoy es la derecha, logra consolidarse, tener cierta cohesión, será el próximo gobierno. En este sentido, consideró que, más allá de las recriminaciones que merece el kirchnerismo, el enemigo es “muy complicado, muy difícil”, y que es necesario juntar fuerzas con vistas a un proyecto de Frente Nacional. Aclaró, a pesar de tener gran cantidad de críticas, que la agrupación que representa mantiene relaciones con el kirchnerismo desde una posición totalmente autónoma. “Creemos que hoy no hay una alternativa que nos permita aportar. Me parece que hay grandes sectores del kirchnerismo que podrían aportar en esto y creo que hay rearmar un frente; cada uno con sus identidades, cada uno con su forma de pensar, pero me parece que, si no nos po-

Cangiano comparó este momento con otro que también adquirió un carácter fundacional: el 30 de octubre de 1983, cuando se recupera la democracia tras la sangrienta contrarrevolución de marzo de 1976. En el nuevo discurso mítico, no aparece la oligarquía explotando al pueblo; lo que hay son los violentos de izquierda y de derecha enfrentados y, entre ellos, quedaban los inocentes, las víctimas pasivas que asistían al choque entre dos demonios. El sujeto posterior al 17 de octubre del 45 repudia la oligarquía, habla de pueblo y oligarquía; el otro es un sujeto construido por el enfrentamiento entre la violencia de la derecha y de la izquierda; pero, como derecha e izquierda son “malas palabras”, después del 83, se suavizan los términos, adosándole el “centro”: el centroizquierda y el centroderecha. Entonces, Fernández Meijide, que era comando civil en el 55, se la da de centroizquierda y puede reciclarse de este modo. Cangiano señaló que hoy se acostumbra a decir que no hay que incurrir en el pensamiento binario. Sin embargo, en términos de la lógica simbólica, es posible explicar

de cargas. “Todos los países tienen derecho a transportar la mitad de lo que entra y sale en buques propios; eso, en una relación bilateral, significa que el exportador transporta la mitad de lo que trae y el importador trae la otra mitad. No hay participación en el negocio del shipping de parte de los países si no tienen reserva de carga y ese negocio lo entregó la Argentina; lo entregó en la ronda Uruguay del GATT”. El otro proyecto que se está impulsando es el desarrollo de la industria naval a financiar, con un impuesto de 2% sobre el valor bruto de los fletes. Argentina paga entre 3 y 4.000 millones de dólares en fletes al año.

demos unir en ese sentido, lo que viene es peor para todos, para el país y para la patria grande; porque vamos a estar aislados y Argentina es un país llave en América”.

que el pensamiento binario es legítimo en algunos casos y en otros no. Después del 45, se pensaba en términos binarios: por un lado estaba el pueblo y, por el otro, la oligarquía; por un lado estaba la revolución nacional y, por el otro, la contrarrevolución. Después del 83, los términos binarios giran en torno a la oposición civil–militar: militar es malo; civil es bueno. A partir del 83, se constituyen nuevas identidades colectivas y quienes las constituyen son los triunfadores del 76; el 83 es la continuidad del 76. Entonces, queda resuelta la preocupación central: “¿Cómo ser democráticos, hacer que la gente vote y que no gane el peronismo?” Se logró más que eso: que ganen los propios peronistas, pero que lleven adelante la política de los gorilas SL

A partir del 83, se constituyen nuevas identidades colectivas y quienes las constituyen son los triunfadores del 76; el 83 es la continuidad del 76. a partir de su formidable dominio sobre la demanda. “Dominan el mercado no sólo a partir del precio sino a partir de la logística y la infraestructura porque tienen plantas de acopio, puertos, ferrocarriles, dan financiamiento… Somos una suerte de neocolonia y el nudo que ata todo esto son las finanzas. No hemos abandonado el paradigma de la libertad de mercado que instaló Martínez de Hoz en la dictadura; hoy, tenemos una deuda externa de 170 mil millones de dólares y una fuga de capitales de 150 mil millones de dólares. Esto es coloniaje financiero puro”. Cafiero destacó la importancia estratégica de la disputa territorial en el Atlántico sur y la pretensión de Gran Bretaña de europeizar su base militar en Malvinas. Se trata de 350 millas náuticas alrededor de las islas y de la Antártida, vale decir de un espacio geopolítico y neoeconómico de cinco millones de kilómetros cuadrados, mientras que nuestra superficie terrestre tiene 2,8 millones de kilómetros. “Es la disputa territorial más importante del planeta.” Proyectos para la Patria Grande El gobierno de Bolivia pidió al Astillero Río Santiago cotización por la construcción de 16 barcazas que serían pagadas 100% por adelantado. Natalia Diez y Ángel Cadelli, compañeros del MNL 26 de Julio, que mantuvieron reuniones en La Paz con el ministro y viceministro de Transporte de Bolivia, explicaron los detalles del proyecto, que incluye la posibilidad de incorporar aceros venezolanos a la construcción de las barcazas que serán empleadas en la navegación de la

Unir fuerzas para un Frente Nacional Cristian Bay, del Movimiento Universitario Nacional y Popular, señaló que, durante estos últimos años, se ha registrado un avance importante de la corriente nacional en la universidad, pero que este avance no fue acompañado durante el kirchnerismo por una construcción de poder popular. Esa construcción fue muy mediática y esto se comprobó cuando estalló el conflicto por la 125: “Era muy difícil de movilizar a la gente y veíamos que los que estaban del lado de enfrente sí ganaban la calle. Si el enemigo te gana la calle, algo está mal, me parece;

La historia a la luz de dos momentos fundacionales Gustavo Cangiano, de Socialismo Latinoamericano, subrayó el carácter no nacional y no popular del kirchnerismo a la luz de la relación de éste con el 17 de octubre en particular y con el peronismo en general. Explicó que el 17 de octubre “fue el momento fundacional de una nueva Argentina que se extendió desde 1945 hasta 1976; eso es lo que fundó. Cuando digo fundó, lo que digo es que aun los antiperonistas quedaron marcados por el 17 de octubre de 1945”. En ese momento, surgió una nueva Argentina; es un momento de inicio, el momento de un mito fundacional a partir del cual se traza una línea divisoria y todo se piensa a partir de ahí. Es el momento en que las masas liberan a Perón y se sella el pacto entre el líder y el pueblo. “A partir de ese momento, Argentina ingresa en un momento de felicidad y lo anterior era lo malo, lo no feliz; antes de eso, el pueblo estaba explotado por la oligarquía. La alianza entre el líder y el pueblo fue una especie de liberación mutua.”

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Ve en www.izquierdanacional.org: Brasil, el FMI y el Banco Mundial, por Andrés Soliz Rada ★ Octubre, seis décadas más tarde, por Osvaldo Calello ★ Documentos históricos: Perón: ¿Con quién piensa gobernar? ★ El eje socialista en el cauce nacional ★ Cámpora y bloque burgués.

SOCIALISMO LATINOAMERICANO IZQUIERDA NACIONAL CON EL PJ, MOYANO Y D’ ELÍA PARA ASEGURAR UN CONTINUISMO CONSERVADOR núm. 6 - año 1 - diciembre de 2009 - $1,00

SEGUNDA ÉPOCA

La “radicalización” gubernamental El kirchnerismo no ha alterado en lo sustancial los soportes estructurales de la dependencia, construidos tras la contrarrevolución de marzo de 1976 y consolidados desde los años noventa. Su preocupación no es imprimir un giro radical a la política sino crear los mecanismos que le permitan conservar, al menos, parte del poder.

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asta 2008, el kirchnerismo se apoyó en dos pilares fundamentales: el gran capital vinculado a la industria, la construcción y los grupos exportadores, por una parte, y la burocracia sindical por la otra. El resultado fue una política de sesgo desarrollista; sin embargo, la crisis mundial y el cambio de condiciones que trajo aparejado crearon una tensión creciente en el componente burgués de esta “alianza”. Esa burguesía trasnacionalizada tiene poco o nada de nacional y es decididamente antiobrera. Buena parte de su fortuna la hizo especulando financieramente durante la época de la dictadura, invirtiendo, años más tarde, en el fraudulento negocio de las privatizaciones de los noventa y, finalmente, la amplió tras el crac del 2001, imponiendo una brutal devaluación asimétrica. Su riqueza es producto de una colosal redistribución del ingreso a costa de los trabajadores y las grandes masas populares. Su comportamiento era ciertamente previsible. Mientras el ciclo de negocios siguió un curso ascendente, apoyó al kirchnerismo a través de la Unión Industrial, la Cámara de la Construcción y la Asociación Empresaria Argentina; eran los años en que el entonces presidente Kirchner tocaba alegremente la campanita en Wall Street y llamaba a los inversores con promesas de rentabilidad inigualable. Pero el descalabro global del capitalismo provocó un brusco cambio de la tendencia, con repercusión directa sobre la tasa de ganancia. Durante el enfrentamiento del gobierno con el bloque agrario, esas grandes corporaciones se mantuvieron en silencio; sin embargo, la estatización de negocios en bancarrota, como Aerolíneas y las AFJP, la designación de directores estatales en las empresas en que el Estado es titular de una parte del paquete accionario a través de la Anses y, finalmente, el enfrentamiento con el grupo Clarín y la aprobación de la Ley de medios, los puso en guardia. En octubre, durante el coloquio de IDEA, se quejaron de la suba de los costos laborales y, semanas atrás, pusieron el grito en el cielo ante la modificación parcial del infame régimen de las ART, varios de cuyos artículos han sido declarados inconstitucionales por la Corte Suprema. Ahora, sobre la base de un acuerdo entre

la Unión Industrial y la Sociedad Rural, las grandes cámaras que reúnen a la industria, el agro, la banca, la bolsa, el comercio y la construcción intentan reunificar la representación del gran capital e imponer un límite al gobierno. ¿Piensan acaso que es posible una radicalización del programa que con alguna variante se viene aplicando desde 2002? Más allá del discurso oficial, los hechos hablan por sí mismos. La prueba de estos días es significativa: mientras el gobierno clama contra los monopolios, se niega tajantemente a imponer un impuesto al parasitismo financiero con vistas a suscitar una mínima redistribución del ingreso, al tiempo que prepara las condiciones de un retorno a los “mercados” para redoblar el endeudamiento externo, visto el desequilibrio de las cuentas fiscales. Lo cierto es que el kirchnerismo no ha alterado en lo sustancial los soportes estructurales de la dependencia, construidos tras la contrarrevolución de marzo de 1976 y consolidados desde los años noventa. Su

preocupación no es imprimir un giro radical a la política sino crear los mecanismos que le permitan conservar, al menos, parte del poder. Perdido el apoyo inicial de la clase media, disuelto el sueño de la transversalidad, en una relación tensa con distintas fracciones de la burguesía, el kirchnerismo se apoya cada vez más en los sectores del aparato del PJ que aún le responden y en la dirigencia sindical, que no son precisamente los soportes más sólidos para respaldar un cambio de rumbo. Se trata, en lo fundamental, de mecanismos de control social sobre las grandes masas que revisten un carácter abiertamente conservador. Sobre la burocracia sindical, es ilustrativa la oposición que, primero desde la UOM y luego desde la secretaría general de la CGT, se levantó contra la nacionalización del monopolio Techint en Venezuela; la reacción marcó el límite en que han quedado congelados las ideas y los intereses de esa dirigencia. Su rechazo a la democracia obre-

ra y a las experiencias que tienden a desenvolver procesos autónomos de clase entre los trabajadores es manifiesta, tal como lo demuestran los presentes conflictos en la ex Terrabusi y en el subte, o las exclamaciones guturales del segundo de la CGT y del titular de Luz y Fuerza acusando a la CTA de ser la Cuarta Internacional, el primero, y la “zurda loca” el segundo. No suman gran cosa las fuerzas auxiliares de movimientos sociales como el que encabeza D’ Elía, dentro de los cuales se reproducen relaciones desiguales, jerárquicas y de subordinación, como las que rigen en el resto de la sociedad. Sobre este conjunto de fuerzas, el kirchnerismo se prepara para librar la próxima batalla electoral, enfrentado por una oposición de radicales, cívicos y socialistas, desde el centro, y de macristas y peronistas disidentes desde la derecha; expresiones en sus dos versiones de la vieja partidocracia semicolonial. Sin duda, unos y otros, oficialismo y oposición, nada tienen que ver con las luchas populares que, desde abajo, en un sentido nacional-antiimperialista, pugnan por dejar atrás un ciclo histórico agotado SL

Una presidenta “políticamente correcta” Toda la naturaleza “progresista” y la hipocresía del kirchnerismo a plena luz del día.

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a presidenta Cristina Fernández recibió al titular de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, con una explicación erudita sobre el estado actual del conflicto en Medio Oriente: “El problema que hoy estamos advirtiendo es que las categorías de pensamiento racional fueron mutando en el tiempo y se transformaron en cuestiones de orden religioso y dogmático; cuando eso pasa, las posibilidades de acordar se achican”. Así, en pocas y elegantes palabras, reconvirtió en un antagonismo confesional, resuelto sectariamente, el enfrentamiento entre un Estado que practica la limpieza étnica y un pueblo sacrificado en medio de la indiferencia y la complicidad de la “comunidad internacional”. Impecable reflexión que pone en pie de igualdad a víctimas y victimarios. Pero Cristina Fernández es una estadista de nivel y no se quedó sólo en esto; resueltamente encaró a la potencia dominante y afirmó: “Estados Unidos, sinceramente, puede hacer más de lo que está haciendo”. Todo un gesto de audacia, teniendo en cuenta que el presidente de Brasil, Lula da Silva, que no es precisamente un jefe antiimperialista, había sostenido ante el mismo interlocutor: “Quien debería estar al frente del proceso (de pacificación) son las Nacio-

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

nes Unidas y no EU, que es uno de los responsables de la crisis”. Pedir que Washington, socio número uno del Estado de Israel, cómplice directo de los crímenes de la pandilla sionista, haga más, es sencillamente pedirle que profundice su política imperialista en Oriente Medio. Eso sí, Cristina Fernández dejó claro que debe existir un Estado palestino, de acuerdo con los términos de la Hoja de Ruta. Esta vez pasó por alto que, en presencia de un Estado expansionista y racista, no hay Estado palestino posible, sólo ficción institucional, fragmentada, subordinada y sin soberanía efectiva alguna. Toda la naturaleza “progresista” y la hipocresía del kirchnerismo a plena luz del día; nada de esto puede llamar a engaño. Se trata del mismo gobierno que, en diciembre de 2008, durante la operación de genocidio en la Franja de Gaza, firmó con el régimen agresor un convenio con vistas a dar apoyo financiero a los proyectos de “cooperación en la investigación y el desarrollo industrial y tecnológico en el sector privado”, con la condición de mantener el secreto sobre los resultados obtenidos. Es el mismo gobierno que en las Naciones Unidas se subordina a los planes de EU y del sionismo contra Irán y que en Argentina avala la investigación trucha del fiscal Nisman sobre el atentado de la AMIA SL

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Pensamiento liberal argentino

Sociedad, Estado y Nación en Sarmiento, Alberdi y Mitre En su más reciente libro, Honorio Díaz analiza, con rigor y profundidad conceptual, los aspectos centrales de esa ideología liberal que cobró forma en el siglo XIX. Pero al mismo tiempo centra el estudio en la trayectoria pública de sus protagonistas.

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a historiografía liberal fue construida durante la segunda mitad del siglo XIX a partir de las obras de Bartolomé Mitre y de Vicente Fidel López. A esa construcción, dirigida a asentar el mito fundacional de la nacionalidad, aportó lo suyo un feroz polemista: Domingo Faustino Sarmiento. Ubicado en otra vertiente, en la articulación del discurso liberal con implicaciones directas en la organización institucional, tuvo un papel de primer orden Juan Bautista Alberdi. Desde un rígido determinismo –las ciudades generan la civilización, mientras que las campañas son el origen de las barbaries-, Sarmiento implantó el paradigma en torno al que habrían de girar las ideas fundamentales del liberalismo oligárquico. De forma tal, quedó establecida la clave a la luz de la cual sería interpretada la historia nacional por los ideólogos de las clases dominantes. Mitre afirmó ese mito fundacional imponiendo una perspectiva sesgada de los acontecimientos históricos, donde la progresividad residía en un núcleo social reducido –la burguesía porteña– y en su ideología liberal, mientras que el atraso y la irracionalidad estaban radicados en las figuras de los caudillos del interior. Alberdi, en cambio, cuestionó a los unitarios por antinacionales (aunque también a los federales, por recurrir a la tiranía) y denunció a Mitre y a la infame guerra de la Triple Alianza; sin embargo, su liberalismo tuvo una marcada impronta conservadora, destinada a despojar de contenido a la soberanía popular. Su concepción de progreso y civilización fue tributaria de las ideas, los capitales y la inmigración de origen europeo. En Pensamiento liberal argentino, Honorio Díaz analiza, con rigor y profundidad conceptual, los aspectos centrales de esa ideología liberal que cobró forma en el siglo XIX; al mismo tiempo, centra el estudio en la trayectoria pública de sus protagonistas, en la correlación entre las ideas y las prácticas políticas, en sus contradicciones y en la naturaleza de los intereses sociales que están en juego. Los siguientes son fragmentos de esta obra de capital importancia. Fragmentos del libro “La tesis medular del libro de Domingo F. Sarmiento, Facundo, es lo que los sectores sociales dominantes han tratado de mantener y exaltar dogmáticamente: la civilización extranjera merece admiración y la barbarie autóctona, rechazo. En esta antinomia, se concreta la hermenéutica liberal del pasado y del presente, es decir, de la versión histórica y de la posición política. ”Este esquema sarmientino de recepción de lo foráneo y de marginación de lo vernáculo es la base sobre la que se asienta la elaboración historiográfica que se expresó a partir de Vicente Fidel López y Bartolomé Mitre. También su proyecto de país rural se convirtió en el programa de la oligarquía, que consolidó la vinculación al mercado mundial mediante el modelo agroexportador. El notable publicista había sentado la clave justificatoria de la inferioridad sudamericana y de la superioridad europea; el mitrismo, verdadera urdimbre del sistema portuario dependiente, utilizó a Sarmiento (a pesar de haberlo hostigado en varias instancias de su vida) y se dignó a premiarlo con los honores de la celebridad. ”Alberdi, en La República Argentina 37 años después de la Revolución de Mayo, se permitió realizar un balance parejamente condenatorio de unitarios y federales (‘los dos hicieron mal’): los primeros por recurrir a ‘la liga con los extranjeros’ y los segundos por ‘echar mano a la tiranía’. Si la postura ecléctica de los románticos rioplatenses le

había permitido oscilar entre el iluminismo y el historicismo, últimamente se encontraba cada vez más influido por las fundamentaciones políticas que se encargaron de despojar al liberalismo de contenidos democráticos y por las concepciones económicas de la escuela de Adam Smith, de fuerte sentido individualista. De allí surgió el sistema argumentativo que se expresa en las Bases, cuando ya había dejado de confiar en la capacidad de sus compatriotas para producir el avance civilizatorio. ”A lo largo de su versión histórica, Mitre presenta una nación que se encuentra tan alejada de la prescindencia ideológica como el pluralismo político; se trata de una con-

formación ligada a un preciso nucleamiento social (la elite porteña), dotada de una ideología definida (el liberalismo), abocada a la lucha política contra la rémora que obstaculiza el progreso (la barbarie). Por consiguiente, la indagación de las ideologías tiende a la legitimación de la propia y a la demonización de las ajenas; se proclama abanderado de un liberalismo supuestamente nacional que establecía, como condición básica e ineludible, la hegemonía porteña. En el caso de una organización impulsada desde el interior, como se dio tras la batalla de Caseros, el mismo Mitre se convirtió en el líder de la segregación” SL Osvaldo Calello

¿Quién maneja Radio Nacional? POR ATAH DURÉ

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s 12 de noviembre a las 13:30 horas, se difunden una cantidad de tonterías más o menos comprensibles en el programa “El nombre de las cosas”. Pero es el momento del bloque de opinión; está hablando el columnista del diario Página 12, Sergio Wischñevsky, sobre Malvinas; dice que la Argentina nunca ejerció una posesión formal, real, sobre las islas. Dice que es un mito. El profesor de historia Ya sería grave para cualquier argentino ignorar que en 1829 se creó por decreto la comandancia militar y política de las Malvinas y que el primer gobernante del territorio y de sus cien habitantes fue Vernet, hasta la intrusión inglesa en 1833. Pero Wischñevsky... Al pie de un artículo en el diario citado, que versa sobre el mito de la nacionalidad, se aclara que el autor es profesor de historia. Algunos llegan más lejos y lo presentan como historiador. Hay quienes superan esa marca destacándolo como profesor de historia de la UBA y otros llegan todavía más lejos y lo nombran rector del colegio secundario El Caminante. Pero están los que llegan más lejos que nadie, los que pusieron a Wischñevsky a opinar contra la condición nacional en Radio Nacional. ¿Quién puso ahí a Wschñevsky? ¿Cómo llegó? Habría que rebobinar la cinta testigo unos meses atrás.

invadido Buenos Aires. El texto en ningún momento dice que había unas invasiones inglesas. La periodista imparcial Una semana antes de que se cumplan los 25 años de la recuperación de Malvinas, la periodista del grupo Clarín, Miriam Lewin, viaja a las islas. Desde allí hace un programa especial para TN donde describe el modo de vida de los isleños enriquecidos tras la guerra. Reserva su opinión para su programa Estamos en eso, que se emite por Radio Nacional en horario central; dice que los kelpers son los únicos que tienen derecho a decidir sobre la soberanía de Malvinas. Es decir, para Lewin, las Malvinas no son ni argentinas ni inglesas: son británicas. Los colaboracionistas Se podría retroceder en el tiempo hasta diciembre del 83, hasta el paroxismo de la guerra psicológica que la Izquierda Nacional denomina desmalvinización. Asume Alfonsín su gobierno de ocupación democrática, su gobierno colaboracionista. Los jóvenes de la Coordinadora les preguntan a los politólogos europeos qué ha pasado en Malvinas el año anterior. Comienza a divisarse entre ellos un joven que toma por asalto los micrófonos. Enrique Vázquez disimula lo mejor posible en su currículum su paso, en 1978, por la revista Somos (o, como la llama Vervitski, Somos... los servicios) como secretario de redacción;

Sería suficiente decir que los intelectuales, los periodistas, los artistas y los funcionarios que revolotean sobre las osamentas de los medios estatales son unos genuflexos devotos del imperialismo, pero la concentración deliberada de propaganda pro británica en un horario central de Radio Nacional despierta más suspicacia.

Intento de golpe contra el gobierno democrático del general Beresford Efeméride del 1 de julio a las 3 de la tarde. Título: El primer golpe. Locutor: Martín de Alzaga y Juan Martín de Pueyrredón eran dos acaudalados comerciantes afectados por la apertura del comercio con Inglaterra. Alquilaron una quinta en Perdriel; allí juntaron tropas para recuperar Buenos Aires. Enterado el general Beresford, envió una sección de las fuerzas inglesas y los derrotó. El título induce a pensar directamente que, en la historia de los golpes de Estado en la Argentina, el precursor fue el de Alzaga y Pueyrredón contra el gobierno legítimo, democrático, popular y nacional, encabezado por el jefe de las tropas inglesas que habían

pasa también inadvertido que fue colaborador en la revista Cambio, del almirante Massera. Acaso no tan inadvertido para el gobierno cubano, que lo echa durante un intento de merodeo por la isla. Mas no hace falta regresar tantos años. Vázquez asume en marzo de este año como vicedirector de Radio Nacional; acomoda la programación y con ella los contenidos de su gusto. El que maneja Radio Nacional Se podría agregar que a Enrique Vázquez lo nombró Tristán Bauer, tan director del Sistema Nacional de Medios como de la película Iluminados por el fuego, una oda a la civilización inglesa. Sería suficiente decir que los intelectuales, los periodistas, los artistas y los funcionarios que revolotean sobre las osamentas de los medios estatales son unos genuflexos devotos del imperialismo. Pero la concentración deliberada de propaganda pro británica en un horario central de Radio Nacional despierta más suspicacia. A los cipayos los cría el imperialismo, pero, ¿quién los amontona? ...La quinta columna: el verdadero director de Radio Nacional SL


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ESTADOS UNIDOS EN AMÉRICA LATINA

Otros estilos, las mismas políticas POR FACUNDO ARRIETA

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costumbrados a que, en América Latina, la clase política (empleada de lujo de quienes realmente concentran el poder), los “intelectuales” y “opinólogos expertos” (justificadores del poder fáctico y sus empleados de lujo, más que oferentes de ideas originales) “piensan” y actúan en función de la inmediatez, muchos tienden a creer que en EU se actúa con la misma lógica. No es así: el poder real en los EU trabaja en función del presente y del futuro en sus diferentes proyecciones. Las expectativas que, en muchos ingenuos bien intencionados, despertó la elección de Obama no tardaron en desvanecerse, dentro y fuera de los EU. Su estilo, por cierto, dista mucho del de Bush, pero sus actos, al igual que los de Bush, responden a los mismos intereses, los de una clase dominante que impone sus políticas desde hace décadas, más allá de los estilos más o menos “progresistas” o reaccionarios de los ocupantes de la Casa Blanca. Los ejemplos de Israel y Colombia No hace mucho, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) aprobó ­–a pesar de la oposición de Europa y EU (Obama)– una resolución que exhortaba a Israel a suscribir el Tratado de no proliferación nuclear (TNPN) y abrir sus instalaciones nucleares a su inspección. ¿Alguien se enteró de esta noticia a través los medios de comunicación que nos abruman con “el peligro atómico iraní” y nada dicen de las más de trescientas armas atómicas que posee Israel? La narcodictadura colombiana ha dicho que no tiene intenciones de atacar Venezuela, al tiempo que firmó con Washington un tratado mediante el cual EU ocupará siete bases militares en Colombia, en las proximidades de la frontera con el país vecino.

Está por verse qué efectos tendrá en el futuro inmediato el desencanto en los sectores estadounidense que apostaron por Obama. Sin duda, cualquier cambio significativo en las políticas de EU mucho dependerán de que se modifiquen las relaciones de fuerza en su sociedad; mientras tanto, en América Latina, no debemos dejarnos engañar por el estilo Obama ni esperar de brazos cruzados un deseable cambio en la sociedad estadounidense. EU comenzará a reconstruir la base militar de Palanquera –cerca de Bogotá– con un presupuesto de 48 millones de dólares aprobado por el Congreso. Lo más interesante respecto a las bases de EU en Colombia –una vez más, no se difundió en los medios masivos de comunicación– son los muy significativos argumentos que la Fuerza Aérea de los EU dio para justificar los millonarios recursos que se destinarán a la infraestructura de una de ellas, la de Palenquera: 1º “Palanquera garantiza las operaciones del espectro completo por toda América del Sur”. 2º “La seguridad y estabilidad de EU están bajo amenaza constante por gobiernos antiestadounidenses, las insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales”. 3º “La fuerte relación de cooperación

en seguridad (con Colombia) ofrece una oportunidad para conducir operaciones de espectro completo por toda Sudamérica”. 4º “La ubicación aislada (de la base) ayudará a las capacidades de seguridad operativa y la protección de fuerza, minimizando el perfil de la presencia militar de EU”. 5º La “intención es utilizar la infraestructura existente el máximo posible, mejorar la capacidad de EU para responder rápidamente a una crisis y asegurar el acceso regional y la presencia de EU a un coste mínimo”. 6º “Aumentará nuestras capacidades de ‘guerra expedita’, es decir, organizar a las fuerzas armadas de una nación para luchar en el exterior, especialmente cuando ya están ubicadas en bases militares extranjeras.” Si los argumentos señalados se difundieran parcialmente en la prensa comercial, muy probablemente la preocupación de los gobiernos de Sudamérica, en especial del venezolano, no resultaría “desproporcionada” a los ojos de muchos. Lo dicho, mientras nuestros gobiernos –tal vez hoy a excepción del de Brasil y Venezuela, con sus peculiaridades– actúan sólo en función de sus intereses inmediatos, el de EU lo hace pensando en el futuro. Así, el abierto respaldo al golpe de Estado en Honduras, a la narcodictadura en Colombia, el hostigamiento a Venezuela y el boicot a Cuba (mientras sostiene relaciones diplomáticas y comerciales con China y Vietnam, por ejemplo) pueden parecer “desubicados” en el contexto de una América Latina mayormente conducida por gobiernos “democráticos”, democráticos, “progresistas” y de liberación; pero en realidad las acciones de EU –independientemente del estilo de su presidente en turno– responden a recuperar liderazgos perdidos y, en particular, a llamar la atención del gobierno de Brasil para que no se tome demasiado en serio su aparente o real liderazgo regional y su soberanía sobre

los importantes recursos petroleros descubiertos en su territorio marino, olvidándose de quien realmente manda, al menos por ahora, y de cómo siempre se esgrimirán los “argumentos” necesarios (léase “peligro iraquí”) para garantizar a EU los recursos –en este caso, energéticos– que considere vitales. Cambiar algo para que nada cambie El papel que EU continúa cumpliendo en el mundo (Oriente Próximo, Guantánamo, Afganistán, Irak, La Corte Penal Internacional… la lista es muy larga) pone en evidencia que las diferencias entre las gestiones de Bush y Obama son sólo de estilo, sólo aparentes; esto no debería sorprendernos si no pecamos de ingenuidad y nos atenemos a las enseñanzas de la historia. La credibilidad de Obama cae en picada incluso entre los propios estadounidenses que confiaron en él como agente de cambio. Está por verse qué efectos tendrá en el futuro inmediato el desencanto en los sectores estadounidenses que apostaron por Obama. Sin duda, cualquier cambio significativo en las políticas de EU mucho dependerán de que se modifiquen las relaciones de fuerza en su sociedad; mientras tanto, en América Latina, no debemos dejarnos engañar por el estilo Obama ni esperar de brazos cruzados un deseable cambio en la sociedad estadounidense. Nuestro compromiso debe seguir siendo la lucha por desenmascarar los “estilos” vernáculos y construir las opciones que nos permitan cambiar la relación de fuerzas en nuestras patrias chicas, siempre con la vista puesta en la Patria Grande SL

Banqueros, la mafia del planeta Para luchar contra los banqueros, se requiere mostrar su corrupción y desenmascarar a sus encubridores, no sólo de Forbes. Si los pueblos, incluyendo al estadounidense, no acaban con la mafia de los bancos, esa mafia acabará con la especie humana. POR ANDRÉS SOLIZ RADA

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a revista Forbes ha declarado a Obama el personaje más poderoso del mundo; la desorientadora decisión oculta que el poderío del planeta está en los bancos: los bancos controlan a los gobiernos (incluyendo al de EU) y deciden cuánto dinero manejan, no a la inversa. Forbes silencia que el Banco Central de EU, denominado Banco de la Reserva Federal (BRF), es una asociación de bancos privados que, desde 1913, imprime dólares en forma exclusiva, sin fiscalización adecuada, en cantidades que él decide, y fijan las tasas de interés. Los grandes bancos se fundan, se organizan, se autofinancian y se rescatan con dinero de los contribuyentes. Predican el libre mercado, pero sólo caerán si cae el sistema porque son su esencia. Nadie eligió a los poderosos banqueros; son el poder más totalitario y antidemocrático imaginable. ¿De dónde salen los dólares que emite el BRF? La respuesta es increíble: del aire. ¿Y cuánto vale el dólar? Lo que los banqueros deciden; todas las monedas del mundo dependen del dólar y el dólar, de la voluntad de los banqueros. El BRF emite

dólares respaldados por deudas reconocidas por los gobiernos, los que a su vez las garantizan con el patrimonio de las naciones. Si incumplen sus obligaciones, se producen fugas de divisas, recesiones, insolvencias y quiebras, con lo que los banqueros se apropian de esos bienes. Desde 1944, el BRF emite dólares sin respaldo del oro. A partir de 1973 (guerra de Israel contra Egipto y Siria), emergieron los petrodólares (dólares respaldados por reservas de petróleo); hoy, gran parte de esas reservas son de empresas estatales, lo que precipitó los bombardeos a Irak y Afganistán. China, gracias a su crecimiento, comparte con EU el manejo de divisas y la India acumula oro, en reemplazo del devaluado billete verde. El BRF tiene sus sabuesos: El FMI y el Banco Mundial; digita los paraísos financieros que lavan el dinero del narcotráfico, del comercio de armas, de las mafias farmacéuticas y de transgénicos, con la bendición del Vaticano, otro paraíso financiero, que guarda sus riquezas en Suiza, la capital de la delincuencia de cuello blanco.

La reciente quiebra de bancos tradicionales ha mostrado las fisuras del sistema, pero aún así se trata de quiebras controladas, pues han afectado, de manera premeditada, a bancos de EU conectados a Francia y Alemania, a fin de equilibrar las pérdidas. El déficit fiscal de EU es monstruoso e irresoluble. El desempleo, que avanza junto al narcotráfico y la inseguridad ciudadana, se ha instalado en el corazón del sistema e irá creciendo como alud, sin respuestas estructurales. El cambio climático aparece ahora como el único responsable de los mil millones de hambrientos que hay en el mundo, en tanto las petroleras, que cuentan con el silencio de sus ONG, deciden explotar el petróleo de Alaska, la zona más vulnerable de la tierra. El neoliberalismo postula la total independencia de los bancos centrales de los gobiernos para que dependan directamente del poder mundial. Evo dice luchar contra el capitalismo, pero, al igual que otros presidentes de la región, envía las reservas monetarias de Bolivia a Bancos de EU y Europa. El vicepresidente García Linera cree que el país se industrializará con créditos del Banco Mundial. Para luchar contra los banqueros, se requiere mostrar su corrupción y desenmascarar a sus encubridores, no sólo de Forbes sino también del ultraindigenismo y las ONG, quienes sostienen que la lucha contra el imperialismo y sus banqueros no es prioritaria sino la destrucción de débiles estados nacionales, sustentados en entramados indomestizos. La conclusión es inversa: si los pueblos, incluyendo al estadounidense, no acaban con la mafia de los bancos, esa mafia acabará con la especie human SL


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Socialismo Latinoamericano  Número 6 / diciembre de 2009

Ni oportunismo ni ultraizquierdismo La alternativa clasista de los trabajadores no pasa por el aislamiento y la consiguiente impotencia política de sus sectores de vanguardia sino por la posibilidad de enhebrar una política de Frente Único Antiimperialista, en cuyo seno la clase obrera luche por conquistar la hegemonía e imponer el horizonte socialista como perspectiva. Por Gustavo Cangiano

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través de una nota firmada por Marcelo Ramal, aparecida en Prensa Obrera y titulada “Una nueva etapa después de Kraft”, el Partido Obrero expone su orientación táctica y estratégica. Dice Ramal que el conflicto en Kraft se produce en un contexto signado por “la demolición política del gobierno kirchnerista”, resultado de “los despidos, la carestía, el aumento de la pobreza o los tarifazos” que han determinado que “el centro de la situación política ha vuelto a las calles”. Ante este panorama, Ramal opina que “la huelga de Kraft abrió una nueva etapa política, donde tendrá que dirimirse qué fuerzas sociales se harán cargo de la crisis que emerge con la descomposición del kirchnerismo”.

¿Cuáles son esas fuerzas sociales que se aprestan a ocupar el lugar próximo a ser dejado vacante por el kirchnerismo? Dice Ramal: “la disyuntiva que se abre después de Kraft es clara: por un lado, está la jauría patronal que exige el arreglo inmediato con el capital financiero, los tarifazos y un ‘ordenamiento’ de las relaciones laborales de la mano de la infantería; por el otro, está la profunda corriente de lucha que ha emergido con Kraft, que exige poner en pie una alternativa propia de los trabajadores”. El análisis de Ramal expresa cabalmente la posición ultraizquierdista del PO. Desproporción de fuerzas Supongamos, por un instante, que el cuadro de situación pintado por el PO se correspondiera con la realidad; supongamos que estamos asistiendo a la “demolición” del kirchnerismo y a una lucha de clases “centrada en las calles”. Si así fuera, tendríamos ante nuestros ojos una disputa entre las fuerzas de la Revolución y las fuerzas de la Contrarrevolución; Ramal procede a identificar a unas y a otras. Nos dice que las primeras están representadas por “toda la jauría patronal”. ¿Qué abarca esa categoría? Podemos inferirlo: el conjunto de los partidos políticos, los grandes medios de prensa, la gran burguesía, la burocracia sindical, el imperialismo estadounidense, la patronal sojera, las instituciones represivas del Estado, etc. ¿Y cuáles son las fuerzas de la Revolución? Ramal es claro al respecto: es “la profunda corriente de lucha que ha emergido en Kraft”. Ahora bien, ¿no resulta evidente que, de corresponderse con la realidad, el panorama que pinta Ramal no permite augurar nada bueno para las fuerzas de la Revolución? ¿Acaso alguien puede creer que la poderosa y multifacética “jauría patronal”, que se apresta a saltar sobre el kirchnerismo, será detenida y derrotada por los combativos

activistas de Kraft y sus aliados del movimiento estudiantil? ¿No es evidente la desproporción de fuerzas entre ambos bandos? La funcionalidad En uno de sus programas televisivos, Mariano Grondona, calificado vocero de la Contrarrevolución, invitó al principal delegado de Kraft (militante del PCR), a Alderete (CCC-PCR), a Vilma Ripoll y a Castells. Departió amigablemente con ellos, en un marco de coincidencias en la condena al gobierno, a la burocracia sindical, a la patronal estadounidense y, de paso, a la ley de radiodifusión que violaría la “libertad de prensa”. Podría suponerse que los invitados de Grondona expresan a “la corriente de lucha que ha emergido con Kraft”, para decirlo en términos de Ramal; no deja de extra-

ñar, entonces, el buen trato que recibieron de parte de uno de los principales abogados de la “jauría patronal”. La pregunta es: ¿habrá sido Grondona funcional a los intereses de la clase obrera en la lucha que representarían supuestamente los invitados? ¿O habrán sido los invitados funcionales a los intereses de la “jauría patronal” que representa Grondona? El oportunismo Por supuesto, de lo anterior no debe concluirse que haya que dar la espalda a la lucha de los trabajadores de Terrabusi-Kraft ni que haya que silenciar las críticas a la traición de la burocracia sindical y a las agachadas y complicidades con la patronal del gobierno kirchnerista. Semejante posición oportunista es la que sostienen personajes como Norberto Galasso y la camarilla profesoral centroizquierdista (es decir, no nacionalpopular) de Carta Abierta. Para Galasso, “el gobierno kirchnerista, en líneas generales, está en un proceso nacional y popular”, es decir, no llega a ser un gobierno de Frente Nacional o de Frente Único Antiimperialista; sin embargo, afirma que al gobierno “hay que darle apoyo” para… ¡“mantener una perspectiva estratégica que siga hacia el socialismo”! Ver declaraciones en el libro Las izquierdas en la política argentina. Cuesta creer que semejante postura sea confundida por ciertos analistas con las de la Izquierda Nacional, en cuyo nombre siempre ha pretendido hablar el peronista de izquierda, Galasso. Ni oportunismo (Galasso) ni ultraizquierdismo (Ramal). Lo que debe concluirse de lo antedicho, en cambio, son dos cosas: a) Que cuando ayuda a disimular su auténtica naturaleza antipopular y antinacional, las fuerzas de la Contrarrevolución no tienen inconveniente en recurrir a un barnizado “izquierdista” (no sólo Canal 26

y Grondona cedieron su espacio a “trotskistas” y maoístas; América TV lo cedió a Néstor Pitrola, en tanto que, en La Nación, Beatriz Sarlo escribe contra Kirchner y en favor de las comisiones internas y las corrientes “clasistas” y “antiburocráticas”) b) Que las fuerzas de la Revolución deben encontrar, en el campo de la acción política, la traducción de las demandas de la clase obrera, articulándolas a las de otros sectores con los cuales urge poner en pie un Frente Nacional Antiimperialista. El ultraizquierdismo Sin un Frente Nacional, la vanguardia obrera está condenada al aislamiento y a la impotencia; “las fuerzas sociales que se harán cargo de la crisis que emerge con la descomposición del kirchnerismo” no serán otras que las de la “jauría patronal”. Por tal razón, las palabras del líder del PO, Jorge Altamira, constituyen el más cristalino ejemplo de esa mixtura de “maximalismo táctico” y “minimalismo estratégico”, inherente a la ultraizquierda pequeñoburguesa que se autoproclama “clasista”. Escribe Altamira (ver PO núm. 1108): hoy, cuando se asiste al “cuestionamiento a la gestión del gobierno desde la izquierda”, hay que alertar contra “la utopía reaccionaria de volver a establecer un frente nacional donde la burguesía maneje la batuta y se lleve la plata y los obreros deban someterse a los caudillos nacionalistas”. Según Altamira, “hay que plantear, claro y alto, la lucha por la autonomía política de la clase obrera frente al nacionalismo, sea burgués o pequeñoburgués”, porque “el nacionalismo se ha convertido en una teta estéril a fuerza del uso y abuso de ella por parte de los enemigos del proletariado y del socialismo”. Revolución permanente Calificar como “utopía reaccionaria” la reconstrucción de un Frente Nacional que reagrupe al conjunto de clases y sectores interesados en fogonear un proceso de emancipación nacional y social significa, además de olvidar las enseñanzas de Lenin y Trotsky al respecto, dejar el campo expedito para que sea la “jauría patronal” la que emerja como única alternativa posible ante la bancarrota del kirchnerismo. La alternativa clasista de los trabajadores no pasa por el aislamiento y la consiguiente impotencia política de sus sectores de vanguardia sino por la posibilidad de enhebrar una política de Frente Único Antiimperialista, en cuyo seno la clase obrera luche por conquistar la hegemonía e imponer el horizonte socialista como perspectiva. En este proceso en curso, que es el que nos muestra tanto el pasado como el presente de América Latina y los países semicoloniales, lo que en un momento inicial puede ser el contenido estrechamente “burgués” y “nacionalista” del Frente Nacional puede devenir, a partir de las alternativas de la lucha de clases, en la “superación” hacia una instancia socialista. ¿No se refería Trotsky a este devenir posible cuando hablaba de “revolución permanente”? SL

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SOCIALISMO LATINOAMERICANO núm. 7 - año 1 - febrero de 2010 - $1,00

SEGUNDA ÉPOCA

IZQUIERDA NACIONAL

Oficialistas y opositores coinciden en lo fundamental

Pelean por pagar una deuda que es ilegítima

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a crisis del Banco Central, que enfrenta al oficialismo con la oposición de centro y de derecha, puso en claro que las diferencias se dirimen sobre una base que es común a las posiciones en pugna. El gobierno reivindica su derecho al control sobre la política monetaria y financiera, mientras que sus opositores reclaman el respeto a la autonomía de la entidad. Esa autonomía significa, lisa y llanamente, mantener a la autoridad monetaria en la órbita de gravitación del capital financiero internacional y de sus agentes locales. En consecuencia, una de las primeras exigencias de un programa nacional-democrático es poner fin a esa dependencia y recuperar un resorte de importancia estratégica para la orientación del proceso de acumulación de capital. Pero entre esta demanda y las intenciones del gobierno hay una diferencia más que apreciable: ¿un Banco Central bajo el mando de un connotado representante del parasitismo financiero, como es Mario Blejer, antiguo funcionario del FMI, del Banco de Inglaterra y del Banco de Israel, o como antes lo fue Martín Redrado, designado en el cargo por el ex presidente Kirchner? En definitiva, el plan del gobierno es hacerse de una parte de las reservas para garantizar el pago de la deuda (o, simplemente, saldar una parte de los vencimientos

de 2010), pagarles a los acreedores que no entraron en el canje y también al Club de París, iniciativas con las que espera crear las condiciones para retornar más adelante a los “mercados” e iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento. Desde su punto de vista, que prescinde de juzgar sobre la legitimidad de la deuda, es indiscutiblemente más conveniente aplicar reservas a su pago que tomar crédito a tasas que para el país oscilan en torno al 15 por ciento. La oposición de radicales, cobistas y cívicos, unidos en esta cruzada a macristas, peronistas disidentes y seguidores de De Narváez, se ha juramentado en la defensa de la autonomía del Banco Central, pero coinciden con el oficialismo en la necesidad de regularizar la relación con los prestamistas internacionales y pagar todas las deudas, además de reestablecer relaciones plenas con el FMI. La llave de su programa es un fuerte ajuste fiscal para poner fin al desequilibrio en que han caído las cuentas públicas en el último año. Se trata de una típica política antiobrera y antinacional, que lleva directamente al aumento de la explotación y al empobrecimiento de las masas trabajadoras. En consecuencia, el oficialismo y el grueso de la oposición coinciden en lo fundamental: la deuda debe ser pagada. Tal

Otros tiempos.

como dijo la presidenta Cristina Fernández, “no hay manera de hablar de deuda ilegítima, por más que suene lindo”. Según su “sabia” reflexión, el momento de investigar la deuda fue el de Alfonsín, durante el primer gobierno constitucional luego de la dictadura. Curioso criterio. En 2006, el gobierno de Néstor Kirchner pagó de una vez y por adelantado 9.900 millones de dólares al FMI, y presentó la decisión como un acto de soberanía nacional. El 80% de esa suma era parte de la deuda contraída por el gobierno de De la Rúa mediante la operación conocida como “blindaje”, y fue utilizada para financiar la fuga masiva de capitales de 2001 con la complicidad de las autoridades del organismo financiero. Esto fue establecido por una auditoría interna del FMI, entidad que en su carta orgáni-

En el BCRA no está presente la discusión de fondo

C

omo es costumbre, desde que en 1983 la partidocracia dio continuidad al Proceso instaurado en 1976, la política argentina se discute en términos futboleros. Hoy, los “equipos” son el BCRA y la Presidencia. En la disputa por las reservas del BCRA, los asuntos de fondo son otros: 1º La supuesta autonomía del BCRA no es tal; ésta supone una cuña para que sectores del capital financiero internacional recorten la soberanía nacional en materia de política monetaria. 2º Dicha “autonomía” fue avalada por la partidocracia demoliberal en su conjunto, opositores y oficialistas actuales, incluida la señora Cristina Fernández de Kirchner. 3º El BCRA no debe ser “autónomo”, sino servir a los intereses de la Nación. 4º La presencia de Redrado en el BCRA, al igual que antes la de Prat Gay, revela que el kirchnerismo no está dispuesto a llevar adelante una ofensiva real contra el capital financiero internacional,

sino que recurre a sus representantes (como los mencionados) y luego entra en cortocircuito con ellos por cuestiones coyunturales. 5º El punto central no es la supuesta autonomía del BCRA, sino el hecho de que se pretenda pagar una deuda externa comprobadamente ilegítima e ilegal –que, por otra parte, ya se pagó varias veces– con recursos de los argentinos que deberían dedicarse a levantar al país de la postración y sacar a la mayoría de sus habitantes de la miseria. 6º Un gobierno con discurso “progre” y acciones timoratas aplica lo esencial de las políticas del Proceso y se debilita día con día, mientras sus opositores, con convicción y firmeza, buscan llevar hasta sus últimas consecuencias dichas políticas. Una vez más, los factores reales de poder son los ganadores, frente a un pueblo argentino que debe organizarse para salir de las falsas opciones y construir un verdadero Frente Nacional que ponga fin a esta larga noche que inició un 24 de marzo de hace 34 años SL Socialismo Latinoamericano

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

ca prohíbe expresamente maniobras de este tipo. ¿Tampoco en ese momento era posible declarar ilegítima esa deuda? El doble discurso kirchnerista queda al desnudo cada vez que lo que está en juego es la dignidad y la soberanía nacional. En junio de 2000, el juez Ballesteros, en la causa iniciada por Alejandro Olmos contra José Alfredo Martínez de Hoz, emitió un pronunciamiento, entre cuyas conclusiones figura el siguiente párrafo: “Ha quedado evidenciado en el trasuntar la causa la manifiesta arbitrariedad con que se conducían los máximos políticos y económicos de la Nación en aquellos períodos analizados. Así también se comportaron directivos y gerentes de determinadas empresas y organismos públicos y privados; no se tuvo reparos en incumplir la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina; se facilitó y se promulgó la modificación de instrumentos legales a fin de prorrogar a favor de jueces extranjeros la jurisdicción de los tribunales nacionales; inexistentes resultaban los registros contables de la deuda externa; las empresas públicas, con el objeto de sostener la política económica, eran obligadas a endeudarse para obtener divisas que quedaban en el Banco Central para luego ser volcadas al mercado de cambios; se ha advertido también la falta de control sobre la deuda contraída con avales del Estado por las empresas del Estado”. Martínez de Hoz, procesado en esa investigación, quedó sobreseído por prescripción de la acción penal, pero el juez giró las actuaciones al Congreso, poder que, de acuerdo con la Constitución, es el encargado de “arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación”. Sin embargo, los legisladores, con el mismo “realismo” de la presidenta Fernández, mantienen desde hace diez años archivado el molesto presente. Si algo ha probado la crisis institucional originada en la lucha por el control del Banco Central, es la coincidencia básica en torno a la cual dirimen posiciones oficialistas y opositores. Unos y otros inscriben sus programas en el horizonte petrificado de un país semicolonial y se ajustan disciplinadamente a su papel principal, que es el de reproducir, con variantes, los mecanismos centrales de la dependencia. Cuando la crisis orgánica –que no quedó cerrada tras la recomposición del régimen en 2002– reaparezca con toda su fuerza, las grandes masas trabajadoras y populares, organizadas en un vasto Frente Nacional Antiimperialista, los expulsarán definitivamente de la escena histórica SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 7 / febrero de 2010

Repsol-YPF y la continuidad del saqueo de los recursos energéticos El horizonte de planificación de los recursos energéticos –controlado por un conjunto de empresas oligopólicas– estará cada vez más atado al negocio de éstas, mientras que el Estado –con estas reglas– asegura la continuidad de la dependencia y del saqueo de los recursos y consolida, de esa manera, un proceso estructural de apropiación de la renta hidrocarburífera y de desguace progresivo de la capacidad de decisión nacional en materia de recursos naturales estratégicos. Por Gustavo Lahoud

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l pasado 22 de diciembre de 2009, las autoridades de Repsol-YPF presentaron un ambicioso plan de exploración y extracción de petróleo y gas que persigue el objetivo de reconstituir un horizonte de reservas de hidrocarburos que permita sustentar un esquema productivo sostenido en el mediano y largo plazos. En líneas generales, el plan comprende una inversión del orden de los 500 millones de dólares en exploración de áreas anteriormente exploradas y en otras que no registran operación alguna en la actualidad, mientras que, en toda la cadena del negocio hidrocarburífero, desde las operaciones upstream (extracción) hasta la refinación, el transporte y la comercialización (downstream), se prevé una inversión de otros 1.200 mdd, lo que totaliza, aproximadamente, una inversión de 1.700 mdd durante 2010. Por otra parte, se pauta una perspectiva de planificación exploratoria integral de alrededor de 250 bloques en distintas cuencas sedimentarias del país que actualmente no son operados por ninguna compañía. En

este caso, el horizonte de inversiones planificado se extiende hasta el año 2014 y supondría una inversión de, por lo menos, unos 5.000 mdd en exploración y actividades productivas. Ahora, más allá de los fríos datos descritos, es relevante profundizar en aquellos aspectos centrales que conforman la matriz estructural del negocio energético en la Argentina, uno de cuyos operadores fundamentales es Repsol-YPF. En primer lugar, el denominado proceso de argentinización de Repsol-YPF, iniciado hace dos años a través de la entrada en la gestión de la empresa hidrocarburífera del grupo empresarial Eskenazi, empieza a mostrar un despliegue ya más ambicioso, en términos de la compleja trama de intereses políticos y económicos que hay detrás de él. En tal sentido, hay una proyección de largo plazo que está vinculada con la opción estratégica del grupo empresarial mencionado, que intenta ser parte importante de una reconversión integral de todo el negocio hidrocarburífero en la Argentina. Pero, simultáneamente, entra en juego otro elemento relevante, de más corto plazo, que

está relacionado con las opciones políticas del gobierno kirchnerista, autor inconfundible de la mal llamada argentinización -o nacionalización parcial trucha- del recurso y, desde ese lugar, agente propiciador de la entrada del grupo Eskenazi en el negocio petrolero. En efecto, la entrada privilegiada de este grupo en el negocio del petróleo y el gas va de la mano de la consolidación de un escenario político, económico y jurídico que, en materia de recursos naturales hidrocarburíferos, cristaliza un horizonte de juego oligopólico concentrado en todos los eslabones de la cadena, cuya contracara es la profundización del escenario estratégico de desguace y provincialización de los recursos, lo que dificulta cualquier proceso serio de planificación de la diversificación de la matriz energética nacional a largo plazo. En segundo término, la presentación de cualquier plan de exploración y producción, en un contexto de crisis estructural del modelo energético anárquico y desregulado, con el agravante de que el Estado nacional se ha autolimitado en su misma autonomía y capacidad de acción en el papel rector y planificador de los recursos naturales hidro-

No pagar deuda ilegítima y fraudulenta

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n llamado a “la más amplia unidad por el no pago en los últimos cuatro años. Asimismo, reclaman que el de la deuda, ilegítima y fraudulenta” ha sido forCongreso cumpla su responsabilidad constitucional, que mulado por una serie de organizaciones y militanse respeten los fallos judiciales que probaron el carácter tes del campo popular, a través de una declaración que ilegítimo y fraudulento de la deuda y, en consecuencia, denuncia la coincidencia de fondo existente entre el ofique se suspendan los pagos “hasta que una Auditoría Púcialismo y la oposición partidocrática en su sometimiento blica dé una respuesta exhaustiva a las preguntas […] a las exigencias del parasitismo financiero internacional. ¿Realmente debemos? Y si es así, ¿a quién debemos?, La deuda es ilegítima en su origen, consecuencia de ¿por qué debemos?, ¿cuánto debemos?, ¿qué comisioactos de la dictadura cívico-militar que usurpó el gobiernes se pagaron?, ¿[a] dónde fueron los fondos?”. no de la nación entre 1976 y 1983, “y es también frauAdemás de reclamar la convocatoria a una consulta dulenta por diversos delitos cometidos en las sucesivas Alejandro Olmos popular que decida sobre la deuda, los firmantes de la renegociaciones (capitalización, Plan Brady, canjes, medeclaración exigen la formación de una Comisión Invesgacanje, vaciamiento del 2001, etcétera)”. tigadora integrada por personas de intachable trayectoLos firmantes de la declaración exigen que se aceleria y por organizaciones populares SL ren la distintas causas judiciales abiertas y denuncian que Firman el pronunciamiento, además de Socialismo ninguna renegociación se realizó con auditoría previa ni Latinoamericano, entre otros, Mario Cafiero, Centro registro de acreedores, ni se verificó la deuda reclamaCultural Alejandro Olmos, Convergencia de Izquierda. Sostienen que la última renegociación realizada por da, Corriente Patriótica Revolucionaria, CTD Aníbal Kirchner-Lavagna fue una “verdadera estafa nacional e Verón, Foro Argentino de la Deuda Externa, Izquierda internacional”, cuyas consecuencias ahora salen a la luz Socialista, MOP Mov. de Organizaciones Peronistas cuando su crecimiento no puede ser frenado, ni aun desde Quilmes y Florencio Varela, Movimiento Sin Trabatruyendo el INDEC para reducir los ajustes por inflación, jo Teresa Vive, MPR Quebracho, MST, OLP, PCR, PO, y cuyo pago llevó al gobierno a meter mano en diversas Polo Obrero, Proyecto Nacional, PTS, Gustavo Luis cajas, comenzando por las provincias y los jubilados. En otro de sus párrafos, los firmantes del pronunciamiento se Breide Obeid, Nicolás Hadad (integrante del Centro Vecinal Los declaran contra el pago de la deuda con reservas, pero al mismo Boulevares de Córdoba y el Foro de la Deuda Externa - Delegación tiempo exigen la destitución de Martín Redrado al frente del Banco Córdoba), Mario Mazzitelli (PSA), Marcelo Parrilli, Miguel Angel Central, por haber permitido la fuga de 40.000 millones de dólares Espeche Gil, Susana Rearte.

carburíferos -lo cual ha sido aún más evidente luego de la sanción de la llamada “ley corta” de 2006, que profundizó el esquema de provincialización de los recursos-, supone la consolidación de un escenario de hechos consumados, revestidos del sofisma de la llamada seguridad jurídica (tal como lo expusiera el mismo Eskenazi en la presentación del plan). Esto es así porque, justamente, si hay un rol que las empresas esperan que el Estado nacional cumpla de manera eficiente en la actual coyuntura energética, es el de garante de las actuales condiciones jurídicas, políticas y económicas imperantes en el negocio del petróleo y el gas en todos los eslabones de la cadena. Finalmente, un tercer eje analítico está relacionado con las opciones estratégicas que empresas como Repsol-YPF toman en función de las características del mercado en una multiplicidad de aspectos, que van desde lo puramente técnico hasta lo centralmente político, pasando por las decisiones tomadas a partir del juego de los otros actores participantes. En tal sentido, la presentación anunciada por Repsol-YPF confirma que, en ese horizonte, las empresas siempre realizan una lectura sistémica de las condiciones múltiples existentes en el mercado, del juego de los otros actores, de la correspondiente configuración y correlación de fuerzas y de la mayor o menor capacidad de presión sobre las autoridades que ocasionalmente ocupan los cargos públicos en las distintas jurisdicciones del Estado. En función de todo ello, los análisis parciales y segmentados que permanentemente sacan fotos estáticas de la realidad suponían, en el caso de Repsol-YPF, que la empresa estaba desinvirtiendo masivamente en todo el negocio hidrocarburífero y de la energía en el país, cuando, en realidad, lo que hacía y hace es encarar una diversificación profunda de sus intereses estratégicos en todos los eslabones de la cadena del negocio y en la planificación aún más amplia de todo el sector energético, contando, para ello, con la complicidad decisiva de la actual administración kirchnerista. En definitiva, el horizonte de planificación de los recursos energéticos -controlado por un conjunto de empresas oligopólicas- estará cada vez más atado al negocio de éstas, mientras que el Estado -con estas reglas- asegura la continuidad de la dependencia y del saqueo de los recursos y consolida, de esa manera, un proceso estructural de apropiación de la renta hidrocarburífera y de desguace progresivo de la capacidad de decisión nacional en materia de recursos naturales estratégicos SL


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Haití, la danza de las hienas y la solidaridad verdadera Por Facundo Arrieta

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as miradas del mundo se han vuelto sobre Haití debido a las consecuencias del terremoto que lo sacudió y que dejó más de 150 mil muertos y cuantiosas pérdidas materiales. Pero el terremoto y sus réplicas no han sido el mal mayor para el sufrido pueblo haitiano. Corresponde repasar fugazmente la historia. El pueblo haitiano fue el primero de América Latina en independizarse, marcando el camino de la lucha emancipadora de nuestra Patria Grande. También protagonizó la primera revolución triunfante de esclavos. A pesar de ello, la ignominia y la tragedia han sido su destino. Cincuenta años después de la llegada de los españoles, no quedaba uno solo de los habitantes originarios, víctimas del exterminio y de enfermedades traídas por los “civilizadores”. A España le sucedió Francia como potencia colonialista y explotadora, que convirtió a Haití en la colonia más “productiva” del mundo, saqueando sus riquezas gracias al trabajo de miles de esclavos traídos de África. Obtenida su independencia respecto de Francia en 1804, Haití sufrió un criminal bloqueo político, económico y militar a manos de Francia, con la complicidad de Inglaterra y EU. Décadas pasaron antes de que las potencias reconocieran su independencia a cambio de humillantes condicionamientos. En 1844, Haití perdió la parte oriente de la isla, territorio que pasaría a ser República Dominicana. En 1908, EU comenzó a desarrollar negocios, y siete años después, en 1915, invadió por primera vez Haití con la excusa de “defender sus intereses”; ejerció un control absoluto hasta 1934, y en 1937, por órdenes del dictador dominicano Rafael Trujillo, fueron masacrados más de 15 mil haitianos. Con el abierto respaldo militar y económico de EU, durante décadas se sucedieron dictadores sanguinarios que, a cambio de riquezas personales, aterrorizaban y sumían en la miseria a sus gobernados para proteger los intereses estadounidenses. El más famoso, François Duvalier, conocido como papa Doc, a quien se le atribuyen más de 60 mil asesinatos. Elegido democráticamente en 1990, Jean-Bertrand Aristide fue derrocado en 1991 por un golpe de Estado liderado por el asesino Raoul Cédras, con el respaldo de EU y Francia. En 2001, Aristide volvió a ganar las elecciones y en 2004 volvió a sufrir un golpe de Estado; secuestrado por fuerzas de EU y Francia, fue deportado a Sudáfrica. Luego de un gobierno interino, René Préval gana las elecciones en 2006. Sus llamados a la comunidad internacional caen en saco roto. La respuesta siempre es la misma: Haití debe cumplir con las premisas del Consenso de Washington. Antes del devastador terremoto de enero de 2010, el 76% de los haitianos vivía con menos de 2 dólares diarios y el 56% lo hacía con menos de 1 dólar por día, y eso gracias a que las remesas de los haitianos en el extranjero –la mitad de sus ciudadanos– representan el 52.7% del producto interno bruto, de acuerdo con datos del Banco Mundial para 2007. El caos generado por un sismo de 7.3° en un contexto semejante, sin duda, obliga a tomar medidas extremas en materia de salud, alimentación y seguridad. Que sea necesario poner orden para hacer efectiva la ayuda humanitaria no puede discutirse; que sea EU –o cualquier otro país– el que se arrogue el derecho de poner el imprescindible orden es inadmisible.

El terremoto y sus réplicas no han sido el mal mayor para el sufrido pueblo haitiano. A través de sus legítimos representantes, el pueblo de Haití debe tener el control político durante la emergencia y toda ayuda debe someterse a dicha soberanía. Más de 16 mil soldados estadounidenses –hasta al momento de escribir estas líneas– ocuparon literalmente Haití; controlaron el aeropuerto, la sede del gobierno y demás instalaciones estratégicas. Mientras algunos gobiernos, como el español, alaban las acciones “humanitarias” del invasor, otros, como Francia, señalan su “derecho a participar”. La ONU, como siempre, hace declaraciones, los bancos españoles cobran escandalosas comisiones por la “adminis-

tración” de los donativos, el papa reza en su majestuosa residencia y EU consolida su nueva invasión. En contraste, uno de los pueblos más castigados del mundo, invadido y sometido al exterminio por el sionismo –el pueblo palestino–, ha donado lo poco que puede a la Cruz Roja. Silenciosamente, durante más de una década, colaboradores cubanos han permanecido en Haití. Desde el terremoto, 400 médicos de Cuba constituyen la prime-

ra fuerza de asistencia médica a los sobrevivientes y 600 más se sumaron al contingente en las primeras horas luego del desastre. Las graves consecuencias del terremoto son resultado de la dramática historia. Las potencias que explotaron Haití buscan sacar tajada del horror y no se debe permitir. El pueblo haitiano, a través de sus legítimos representantes, debe tener el control político durante la emergencia y toda ayuda debe someterse a dicha soberanía SL

La batalla de Copenhague Por Guillermo Hamlin

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a Cumbre de Cambio Climático, organizada por la ONU en Copenhague entre los días 7 y 18 de diciembre de 2009, fue una verdadera batalla. Hubo una acción psicológica previa del imperialismo preparando a la población mundial para el ataque que estaba por lanzar: forzar la firma de un pacto climático que implicaba el cobro de impuestos a la emisión de dióxido de carbono. Hubo acciones de espionaje previos a la realización de la Cumbre que revelaron manipulaciones en los informes científicos sobre el clima. Hubo más acciones de espionaje al trascender, en el transcurso de la Cumbre, el contenido del denominado “documento danés”, borrador del pacto a firmar que iba a ser propuesto por los países imperialistas. Montaje de un “clamor popular” pidiendo la “salvación del planeta”, conducido por las conocidas ONG transnacionales al servicio del imperialismo, como WWF y Greenpeace, cuyos sinceros militantes costearon el viaje desde remotos lugares del planeta, y la “represión” que dio más espectacularidad a la mascarada. Montaje de la cumbre paralela “opositora al comercio de emisiones”, pero que aceptaba la tesis del IPCC, de que el dióxido de carbono “es el malo de la película”. El KlimaForum09 apareció como una cumbre “alternativa”, pero fueron financiados por los mismos organizadores del evento de la ONU. Amagues sorpresivos de último momento, como la aparición de Hillary Clinton anunciando el aporte de 100 mil millones de dólares para el comienzo del programa de combate al calentamiento global. Para concluir, el ataque final de Obama: su frustrado intento de aliarse con China. Sin el apoyo chino, el ataque perdió consistencia. Los países del Tercer Mundo resistieron y no aceptaron el atropello; derrotaron al imperio en la batalla de Copenhague. Celebremos que no se firmó nada vinculante. Se filtró al periódico inglés The Guardian el “texto danés” que el grupo de los países imperialistas pretendían que firmaran los países del Tercer Mundo. Había sido redactado por la compañía PricewaterhouseCoopers, como colofón de la reunión de empresas celebrada en Copenhague entre los días 24 y 26 de mayo. Asistieron las grandes corporaciones, así como Al Gore, Ban Ki Moon –secretario general de la ONU– y la ministra de Clima y Energía de Dinamarca, Connie Hedegaard. Todo esto tiene poco que ver con el medio ambiente y mucho con un programa financiero para maximizar ganancias. El pacto del llamado “texto danes” incluía límites desiguales en cuanto a la emisión carbónica para el año 2050: los países imperialistas podrían emitir el doble de lo que podrían emitir los países del Tercer Mundo. Además, se proponía la realización de auditorías independientes a estos países para controlar el estricto cumplimiento de las emisiones pactadas en el tratado.

Se proponía también que la financiación de la “ayuda para la lucha contra el cambio climático” se obtuviera a partir de impuestos a la emisión de dióxido de carbono que todos los países firmantes deberían pagar y confiar al Banco Mundial, el cual emitiría los créditos y, junto con otras nueve organizaciones privadas, formaría parte del “Fondo Ecológico Global”, al que se planea entregar el control de los recursos naturales del planeta. Las razones de estas maniobras son transparentes: la posibilidad de seguir adelante con un fraude mucho mayor aun que la fabulosa estafa de derivativos como el del “crédito hipotecario para el negro de Alabama”, que hizo estallar la burbuja de Wall Street y será llevada a cabo por el mismo grupo de estafadores. El sistema de comercio de emisiones de dióxido de carbono está en constante crecimiento y se pronostica que su mercado podría llegar a ser el doble que el del mercado de petróleo en la próxima década. Los conglomerados financieros que ya han tomado posiciones son los estafadores globales de siempre: desde JP Morgan Chase hasta Goldman Sachs y, por supuesto, PricewaterhouseCoopers, que, junto con Enron y Arthur Andersen, fueron pioneros en el negocio del comercio de emisiones y que, trabajando al mismo tiempo como contadores y consultores para las firmas emisoras de CO2, obran como verificadores de los proyectos de reducción de emisiones. El propuesto control de las emisiones de dióxido de carbono, mediante la realización de auditorías “independientes” a los países signatarios del pacto, obraría en forma similar a los controles de la AIEA, la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU. Es decir, mientras esta última practica la política de “desarmar a los desarmados”, este nuevo ente de fiscalización propuesto por la ONU practicaría la política de “subdesarrollar a los subdesarrollados”. Los países del Tercer Mundo hemos ganado esta batalla en la “guerra por los recursos del planeta”; pretendieron que firmáramos nuestro propio certificado de defunción: limitar las emisiones de dióxido de carbono, que son las emisiones industriales por excelencia. El imperialismo acusó el impacto: calificaron al resultado de la Cumbre como un fracaso; por supuesto, utilizando las formas de la usual hipocresía: “Seguimos sin un acuerdo para salvar al planeta” es el título de un artículo de Joseph Stiglitz. Pero su verdadera preocupación está en la frase donde expresa que “las consecuencias del fracaso ya se pueden ver: el precio de los derechos de emisiones del Sistema de Intercambio de Emisiones de la UE ha caído. A los países imperialistas sólo les interesan los negocios y por ello deben asegurarse el acceso a los recursos de todo el planeta, para lo cual necesitan dar otra vuelta de tuerca a la “gobernabilidad” del Tercer Mundo; se preparan para otro ataque en diciembre de este año en México, donde se celebrará la próxima “Cumbre de Cambio Climático”. Los países del Tercer Mundo seguiremos defendiendo nuestro derecho al desarrollo , que es el que el imperialismo viola de muchas maneras: la del fraude del “Calentamiento Global” es una más SL


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Socialismo Latinoamericano  Número 7 / febrero de 2010

La reconstrucción del ferrocarril tiene importancia estratégica para la formulación de un proyecto nacional La desarticulación y destrucción de la mayor parte de la red ferroviaria fue uno de los objetivos centrales del proceso de colonización de los años noventa. Se trató de una derrota nacional en el orden material y cultural de devastadoras consecuencias. Élido Veschi, ex secretario general de Apedefa (Asociación de Personal de Dirección de los Ferrocarriles), reflexiona sobre este triste capítulo de la vida nacional y traza una perspectiva desde donde formular una política de reconstrucción ferroviaria.

E

l tema de las concesiones ferroviarias debe verse en el marco de la desindustrialización, que ya se había producido en el período del proceso militar con Martínez de Hoz y que continúa de alguna forma, porque no logró desindustrializarse de manera absoluta. Muchos talleres ferroviarios, que son una industria importantísima, quedaron: Fabricaciones Militares quedó; SOMISA quedó. Entonces, había que terminar el proceso, porque en realidad el fondo de la cuestión era desestructurar las regiones y las economías del país, y sacar la posibilidad de que un Estado, un gobierno razonable, utilizara al Estado como debe ser usado, con equilibrio de intereses, planificación a mediano y largo plazo, orientación del crédito, en fin, todas esas cosas que se aborrecían en el Consenso de Washington y que evidentemente son las herramientas con las cuales las grandes potencias crecieron. Entonces, para instalar esto, primero hubo que infligir una derrota cultural muy grande. La derrota cultural está fundada en que los argentinos éramos incapaces de manejar los resortes básicos de nuestra estructuración como Nación. ¿Cuáles son esos resortes básicos? Los que conocemos históricamente, los que decía Scalabrini: la energía, el transporte, las comunicaciones, y ahora podemos agregar la minería y el agua. Yo, personalmente, creo que no hay ninguna posibilidad de transformación real de la sociedad si ésta no vuelve a tomar, a través de la institución del Estado –por supuesto, no este Estado, sino un Estado organizado, inteligente–, el manejo de estas que yo llamo “variables instrumentales”. El ferrocarril fue una herramienta estructurante del espacio nacional y, además, era de alguna manera promotor de industrias semipesadas y pesadas –no olvidemos la fabricación de rieles, de locomotoras, de electrónica, etc.–; había que atacar esa posibilidad, y ya se ve en los primeros pasos lo que Cavallo hace con Menem: sacar los trenes de pasajeros del área metropolitana y formar una empresa para los ferrocarriles metropolitanos; tirarles por la cabeza los trenes interurbanos a los gobernadores sin que existiera la posibilidad de que una provincia hiciera circular trenes de larga distancia por razones económicas y técnicas, por un montón de razones. La prueba es que no pasó nada. Y después, desestructurar el sistema de cargas. ¿Cómo hacerlo? En vez de hacer que la carga fuera un servicio público, como tenía la obligación Ferrocarriles Argentinos –la empresa estatal–, dividió en varias “unidades de negocios” –como les gustaba decir a estos tipos– y adjudicó líneas de carga a grupos económicos que utilizan el ferrocarril como un transporte interno de su proceso de producción y comercialización. Son los casos, por ejemplo, de Fortabat o Ca-

margo Correa. El ochenta y pico por ciento de la producción que lleva es producción propia o de empresas asociadas: piedra, arena, cemento, etc. El caso más patente y más patético es la entrega del ferrocarril Mitre –hablo de la parte de cargas– al grupo Urquía, y son tan colonizados que le pusieron por nombre Nuevo Central Argentino. El caso típico de esa división en unidades de negocios es el de los ferrocarriles metropolitanos, unos mil kilómetros alrededor de la Capital Federal. Dividieron, y da la casualidad de que los grupos adjudicatarios de esas concesiones tienen una fuerte vinculación con el transporte automotor. ¿Qué quedó en pie de la antigua estructura ferroviaria? Calculá que, de los 35 mil kilómetros de vías que se podían explotar antes de las concesiones, hoy se explotaran unos 8 mil kilómetros, 9 mil en el mejor de los casos, con la diferencia de que, en aquel momento, sobre 15 mil kilómetros vos podías circular a velocidades de entre 90 y 120/140 kilómetros por hora. Hoy, en ningún lado de esas vías interurbanas vas a más de 40-50 kilómetros por hora, ¡30! O sea, tenés la velocidad “preferrocarril”. Eso significa algo que en general se mantiene oculto: la descapitalización. Hay líneas que están abandonadas absolutamente; tienen tres o cuatro descarrilamientos diarios andando a 20 km/h. Se han destruido locomotoras, vagones –el patrimonio–, esa acumulación que hizo la sociedad durante tantos años se fue al carajo. Vos le das a un empresario activos por miles de millones de dólares: al tipo ¡qué le va a importar mantener esos activos o modernizarlos, si en el componente de costos ferroviarios, uno de los valores más altos es el de la amortización de los activos! Entonces, como esa amortización en realidad no figura, el tipo trabaja hasta exprimir todos

los activos; si se caen 10 vagones, los deja. Vos vas por la provincia de Entre Ríos, mismo Corrientes, y vas a ver vagones tirados al costado de la vía. Lo mismo en la vía para Mendoza. Esa destrucción de activos, las autoridades de los distintos gobiernos la conocen perfectamente, pero no actúan. ¿Qué opinás sobre el tema de la unión de los pueblos a través de ferrocarriles bioceánicos? Mirá… hay un proyecto del Banco Mundial, el proyecto IRSA, que firmaron todos los países del UNASUR. Duhalde en representación de la Argentina, Lula, en fin. Ese proyecto, lo único que hace es establecer vinculaciones este-oeste en Sudamérica para bajar los costos de los productores multinacionales. Y nos deja colgados con los ejes norte-sur, que son los que a nosotros personalmente, por estar en el lugar que estamos, nos conviene. Ahora, desde el punto de vista político, ¿qué te parece que haya que hacer? Yo vengo desde hace años… en uno de los congresos de la CTA en Mar del Plata, donde había 12 mil personas –en la comisión donde yo participaba había 2 mil– dije: “Che, no somos capaces de escribir diez, quince puntos en un pizarrón sobre los que estemos de acuerdo”. Esas diez o quince cosas tienen que estar vinculadas con esto que yo llamo las “variables instrumentales” del modelo de transformación, es decir, qué opinamos del transporte, qué opinamos del petróleo, del gas, de la minería; no qué opinamos: qué tenemos que hacer. Si nos ponemos de acuerdo con esos diez puntos, después podemos pelear por lo demás. Pero el compromiso debería ser: estos son los elementos que aglutinarán un frente, un movimiento. Me parece importante el esfuerzo que ha hecho la Constituyente Social, al menos genera el camino por donde se podría discutir algo de esto. Entonces, lo que hay que construir es una fuerza nueva. Yo creo que la experiencia con Solanas en la Capital es clara: el tipo vino con un discurso, pone cuatro o cinco ejes en discusión y la gente dice “puta, éste parece que habla distinto”. No sabe lo que va a pasar, pero por lo menos cambia el discurso. ¿Cuál debería ser el punto de partida de una política de reconstrucción ferroviaria? La primera medida es mandar a hacer un inventario detallado, compararlo con los bienes que se entregaron y sacar la cuenta de lo que pasó. La segunda es seguir la ruta de los subsidios; esto quiere decir: “a dónde fue”, “en qué gastaste”; porque por ahí te vas a encontrar con que se usaron subsidios para hacer barrios cerrados, para triangular, lavar guita y repartirse “beneficios” en los directorios. Está denunciado, no por mí, por Sergio Taselli, en su momento. Esas dos medidas creo que son las que pueden indicar un cambio de orientación en la política nacional; que el Estado asuma y diga: “Hermano, yo te entregué tanto, quiero ir a verlo”. Porque los inventarios los hacen por declaración jurada los mismos concesionarios. ¡Pasó con el San Martín! ¡Pasó con el Roca! Nosotros sabemos que falta cualquier cantidad de material y acá no pasa nada SL

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Ve en www.izquierdanacional.org: La corporación inglesa que pretende explotar el petróleo en Malvinas coordinará el canje de deuda argentina ★ La participación del comunismo argentino en el asesinato de León Trotsky ★ A seis décadas de nacionalización de los ferrocarriles ingleses, Fernando Pereyra ★ No al pago de la ilegítima y fraudulenta deuda externa ★ ¿Habrá comenzado la revolución agraria?, Eduardo Paz Rada ★ Socialismo del siglo XXI, Andrés Soliz Rada

SOCIALISMO LATINOAMERICANO ∼ ARGENTINA

IZQUIERDA NACIONAL

núm. 8 - año 1 - marzo de 2010 - segunda época - $1,00

Los piratas ingleses avanzan en Malvinas ante la retórica vacía del gobierno

Farsantes: la soberanía se defiende con otras armas

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l imperialismo británico no sólo ha rechazado toda tratativa en torno a la soberanía de las islas Malvinas, sino que ha decidido iniciar un emprendimiento petrolero que viola las resoluciones de las Naciones Unidas que conminaron a las dos partes a no tomar iniciativas que afecten los derechos que están en controversia. Sin embargo, éste es sólo el más reciente de los actos de una escalada británica que en el año que pasó produjo una serie de avances en el Atlántico sur, entre ellos, dos ciertamente significativos. En mayo, la cancillería británica presentó ante la Secretaría de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar la extensión de 350 millas en torno a Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, una superficie equivalente al territorio argentino continental. Meses más tarde, en diciembre, la Unión Europea puso en vigencia el Tratado de Lisboa por el cual incorporó como territorios de ultramar a Malvinas, las islas argentinas del Atlántico sur y la parte de la Antártida reclamada por los británicos. Estos hechos son de una gravedad excepcional: apuntan directamente a consolidar una anacrónica situación colonial, respaldada plena e incondicionalmente por el bloque de países imperialistas del viejo continente. De consumarse la usurpación, el país perderá no sólo las islas, sino una extensa parte de territorio marítimo de notoria importancia estratégica. ¿Qué hizo el gobierno argentino ante el avance de la pérfida Albión? Lo que era de esperarse: una “enérgica” protesta ante la “comunidad internacional”, un pedido de mediación al secretario general de las Naciones Unidas, un reclamo de solidaridad a los países de América Latina y el Caribe, medidas burocráticas para demorar la tramitación en puertos locales de los cargueros marítimos que van a Malvinas, y una iniciativa de notable coraje político, típica del kirchnerismo: el pedido a Hillary Clinton para que Estados Unidos medie en el conflicto. Pero esto no es todo. En octubre pasado, el Ministerio de Economía designó al Barclays Bank “coordinador global” de la reapertura del canje de la deuda externa, el cual era auxiliado por dos distinguidos exponentes del parasitismo financiero: Citibank y Deustche Bank. El Barclays, Merril Lynch (Bank of America) y Goldman Sachs acaban de ser denunciados como los especuladores que están operando para derrumbar el euro y alzarse con una ganancia multimillonaria. Sin embargo, el “coordinador global” tiene otra particularidad aun más significativa: es el principal accionista de Desire Petroleum, la corporación que ha iniciado la exploración en Malvinas con vistas a la explotación del

El “realismo” de la oposición de radicales, cívicos, macristas y peronistas disidentes es sometimiento miserable a los imperativos extranjeros. Ni hablar del “prudente” silencio de Clarín, La Nación, TN, CN5 y el resto de la canalla mediática.

petróleo argentino (ver “Fuera Barclays... p. 2). La situación en sí es escandalosa, pero el gobierno de Cristina Fernández, pese a estar al tanto de todas sus implicancias, sigue adelante como si tal cosa. ¿Acaso es para sorprenderse? ¿No es ésta la misma funcionaria que, al asumir la presidencia rotativa de la Unasur, declaró como su principal objetivo alcanzar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, el bloque que ha declarado como sus territorios de ultramar a Malvinas y las islas argentinas

del Atlántico sur? ¿No es éste el gobierno que ha proclamando orgullosamente no tener hipótesis de guerra, pese a tener una parte del territorio, que está obligado a defender, ocupado por una potencia imperialista? Por supuesto que la oposición de radicales, cívicos, macristas y peronistas disidentes no le va en zaga, mucho menos en su “realismo”, eufemismo que oculta el sometimiento miserable a los imperativos de la gravitación extranjera sobre las decisiones de carácter soberano. Ni qué hablar del “prudente” silencio

Ilustración de Horacio Cardo, cedida especialmente por él.

de Clarín, La Nación, TN, CN5 y del resto de la canalla mediática; ni del oficialismo ni de esa oposición ha surgido una sola voz exigiendo una medida de elemental decencia cívica: la derogación de la Resolución 267/2009 por la que los usureros del Barclays fueron designados para coordinar la nueva oferta a los acreedores; ni mucho menos un reclamo contra la reestructuración de una deuda ilegítima y fraudulenta. Unos y otros coinciden en un punto fundamental: la continuidad de la política desmalvinizadora, a partir de la cual se construyó el imaginario de la “República Democrática” desde diciembre de 1983, trazando una frontera excluyente y expulsando del horizonte de lo concebible y realizable por la sociedad las opciones políticas que derivan necesariamente de los antagonismos que definen la condición semicolonial del país. Siguiendo prescripciones precisas, la democracia, vaciada de contenido y polarizada contra la hipotética amenaza totalitaria, fue reducida a un mero ritual electoral. La memoria histórica de las luchas y los antagonismos del pasado reciente fue reconvertida en la despolitizada historia oficial del derechohumanismo; el conflicto antiimperialista, constitutivo de la condición dependiente y atrasada del país, fue desplazado por la integración en la llamada “globalización”, vale decir, en el proceso de acumulación de capital a escala mundial. Por el contrario, las reivindicaciones nacionales-antiimperialistas han formado y forman el cauce profundo de las luchas del pueblo argentino en las horas de triunfo y en las horas de derrota. Con esas reivindicaciones como divisa, los trabajadores y las grandes masas explotadas, antes o después, harán valer los derechos soberanos que una dirigencia cobarde y capituladora no está dispuesta a defender SL

Hechos y no palabrería hueca

A

nte la provocación imperialista de Gran Bretaña y la Unión Europea en Malvinas y el Atlántico sur, la única respuesta posible no es la retórica vacía del gobierno y de la oposición partidocrática, sino una serie de medidas concretas que dejen en claro la voluntad de defender los derechos del país hasta las últimas consecuencias. Las más elementales e inmediatas son: • Derogar la resolución por la que el gobierno designó coordinador del canje de la deuda a la firma bancaria, principal accionista de la corporación que ha iniciado la explotación hidrocaburífera en Malvinas. • Denunciar el tratado de Madrid de mar-

zo de 1990 (sin aprobación del Congreso) por el que selló la paz en condiciones de sometimiento para el país, y entre cuyas cláusulas se concede a los ingleses facultades de control de los movimientos de las fuerzas armadas argentinas en el Atlántico sur. • Derogar la Ley 24.184 de julio de 1992, instrumento que ratifica el “Tratado para la promoción y protección de inversiones”, firmado en Londres en diciembre de 1990, mediante el cual se concede trato privilegiado a los capitales británicos en el país y se resigna de hecho la jurisdicción argentina en controversias judiciales entre las empresas de ese país y el Estado nacional.

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

• Confiscar los bienes de las empresas británicas radicadas en el país cuyos negocios se vinculen con la ilegal explotación petrolera en Malvinas. • Convocar urgentemente a la Unasur para reclamar a los países miembros que restrinjan todo apoyo logístico a las operaciones de tráfico comercial entre el continente y Malvinas. • Hacer un reclamo a las Naciones Unidas para que exijan a Gran Bretaña el cumplimiento de la resolución que conmina a las partes a no tomar iniciativas que afecten derechos reclamados sobre la soberanía de las islas SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 8 / marzo de 2010

Fuera el Barclays del canje de la deuda Fuera ingleses de Malvinas L

as organizaciones que nos venimos movilizando unitariamente contra la deuda externa denunciamos ante el pueblo argentino la gravísima lesión a nuestra soberanía en Malvinas que provocan los espurios manejos oficiales con la deuda. En concreto, denunciamos que el gobierno nacional, a través del ministro Amado Boudou, designó, por la Resolución 267/09, como “coordinador global” del canje de

la ilegítima deuda externa al banco inglés Barclays, principal accionista de la empresa Desire Petroleum, que acaba de iniciar la perforación con fines de explotación petrolera en el mar que rodea a nuestras Malvinas. Esta decisión configura un acto escandaloso de pérdida de soberanía política. Darle a ese banco inglés el manejo de la deuda expresa la verdadera trama de intereses que tiene atrapada a nuestra Argentina y revela a quiénes realmente responde el gobierno de Kirchner. Siguiendo la línea de entrega al imperialismo de la dictadura militar y la línea desmalvinizadora de los gobiernos posteriores, la política de los Kirchner en relación con Malvinas muestra el mismo doble discurso que en tantos otros temas: mucha confrontación verbal, mientras que en realidad han permitido que los ingleses

avancen en apropiarse de nuestro petróleo y de nuestra pesca, con lo que afectan también a nuestra soberanía. Con aval de casi toda la oposición parlamentaria, este gobierno protesta supuestamente “de manera enérgica” y busca pronunciamientos en los foros internacionales, pero nunca actúa en forma efectiva contra el imperialismo. Dice que va a “controlar los mares” –sin tener flota para ello–, pero no controla ni siquiera los puertos interiores. Días atrás permitió la salida del barco inglés que cargó en el puerto de Campana caños petroleros de Techint con destino a Malvinas. A la vez, el gobierno K mantiene intactos los intereses británicos en el territorio continental argentino, sin apelar a las más elementales medidas diplomáticas contra Gran Bretaña ni a las sanciones económicas que sería necesario tomar contra sus intereses imperiales.

Amado Boudou.

Además del Barclays, también son accionistas de las empresas que se preparan a saquear nuestro petróleo en Malvinas los bancos HSBC, Credit Suisse, Société Générale, Lloyds, Deutsche y la Unión de Bancos Suizos, entre otros; igualmente las mineras BHP-Billiton (que tiene 40.000 hectáreas de concesiones en Salta) y Xstrata (dueña del 50% del Bajo La Alumbrera en Catamarca y de las concesiones de El Pachón y Los Azules en San Juan). Ante esta situación vergonzosa y lesiva de nuestra soberanía nacional, exigimos la inmediata revocatoria de la Resolución 267/09 y decimos: ¡Basta de favorecer los negocios de los bancos y las empresas británicas! ¡Fuera el banco inglés Barclays del canje de la deuda externa! ¡Fuera Desire Petroleum y los ingleses de Malvinas! ¡Fuera el imperialismo deAmérica Latina! SL Firman el pronunciamiento, además de Socialismo Latinoamericano, entre otros: Centro Cultural Alejandro Olmos, Convergencia de Izquierda, Corriente Patriótica Revolucionaria, CTD Aníbal Verón, Foro Argentino de la Deuda Externa, Gustavo Luis Breide Obeid, Izquierda Socialista, Marcelo Parrilli, Mario Cafiero, Mario Mazzitelli (PSA), Miguel Ángel Espeche Gil, MOP (Movimiento de Organizaciones Peronistas de Quilmes y Florencio Varela), Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive, MPR Quebracho, MST, Nicolás Hadad (integrante del Centro Vecinal Los Boulevares de Córdoba y el Foro de la Deuda Externa Delegación Córdoba), OLP, PCR, PO (Polo Obrero), Proyecto Nacional, PTS y Susana Rearte.

De rodillas no se defiende la soberanía El avance del imperialismo británico sobre Malvinas ha dejado al desnudo la naturaleza servil del progresismo kirchnerista. Por ÁLEX OBAL

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l gobierno argentino, ante la evidente agresión de Gran Bretaña al dar comienzo a la explotación petrolera en aguas circundantes a las islas Malvinas, aguas que por supuesto forman parte del territorio usurpado mediante el uso de la fuerza por el citado país colonialista-imperialista, está adoptando una posición de genuflexión tal, que cuesta explicar. La primera reacción de los K fue ir corriendo a las Naciones Unidas para quejarse de la actitud inglesa, sin entender que esa sacrosanta institución, regida y manejada por los países poderosos, no va a interceder a favor nuestro. Pero no sólo esto: para reforzar el reclamo, nuestra Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas apeló a Hillary Clinton para que intercediera a nuestro favor: justamente a la representante de la política exterior de los EU, aliada histórica de Inglaterra. ¿Cuál será la respuesta? Por otro lado, la “diplomacia argentina” insiste al final de cada párrafo –mientras cuenta sus cuitas en relación con las decisiones unilaterales del Reino Unido en este conflicto– en que siempre apelará a medios pacíficos y al derecho internacional de arribar a una solución. Cualquier argentino medianamente informado tiene en claro que Inglaterra no va a ceder la soberanía sobre nuestras islas y que por lo tanto, si verdaderamente hay una intención mínima de actitud soberana, el gobierno debería adoptar otras medidas. Si hacemos un mínimo análisis de la concepción de defensa que debe tener un Estado serio, éste debe establecer, a través de consideraciones históricas y geopolíticas, una elaboración de sus hipótesis de conflicto.

Tanto la Presidencia como la Cancillería y el Ministerio de Defensa niegan enfáticamente que nuestro país tenga alguna hipótesis de conflicto. Para ser precisos, deberíamos decir que la Argentina no tiene con el Reino Unido una hipótesis, sino un conflicto propiamente dicho. La citada potencia imperialista usurpa parte de nuestro territorio y mantiene una poderosa base militar enclavada en ese lugar; si éste no es un conflicto, ¿qué calificativo le damos? Cuando un Estado soberano planifica las posibles medidas defensivas a tomar contra sus probables “enemigos”, no sólo piensa en la utilización de sus fuerzas armadas, sino en todos los medios posibles: políticos, económicos, sociales, culturales, hacia afuera y hacia dentro del país, estableciendo alianzas de tal manera que fortalezcan su posición política y estratégica, con el objeto de ocasionar el mayor perjuicio, desgaste y pérdida de prestigio al Estado agresor, que es el Reino Unido en este caso. Por razones del pensamiento “progresista pequeñoburgués” de este gobierno, los argentinos sabemos que el desmantelamiento de nuestras fuerzas armadas, que fue una política de Estado desde el alfonsinismo hasta la fecha, ha sido atizado por el kirchnerismo, con la anuencia de toda la partidocracia “opositora”. Es así como nuestra Marina de Guerra no está en condiciones de enfrentar con mediano éxito

Clinton y Fernández.

misiones de intercepción en nuestras aguas territoriales o aquéllas en conflicto con el propósito de impedir la llegada de equipos para la explotación petrolera. Para establecer que somos un país dispuesto a defender en serio su soberanía y que estamos convencidos de que no permitiremos que se “lleven de arriba” nuestros cuantiosísimos recursos petroleros, hay algunas medidas lógicas que un gobierno “nacional” debería poner en práctica de inmediato. La ruptura de relaciones diplomáticas y la anulación del Tratado de Madrid, que posibilita al comandante de la base británica en Malvinas el control de los desplazamientos de nuestros efectivos militares en territorio austral argentino, debería ser la primera. Asimismo, debería disponerse la prohibición de toda operación comercial, interna o externa, con empresas de capital británico; inhibir a esas empresas de realizar remesas de utilidades al exterior, suspender el pago de servicios y amortizar a entidades financieras del mismo origen. En el orden latinoamericano, además de recabar la solidaridad activa de los pueblos y gobiernos de la Patria Grande, es necesario tomar iniciativas tendientes a alcanzar una posición de defensa común a todo un bloque de países integrados. El gobierno debe iniciar ya mismo una campaña cultural en los ciclos primario, secundario y universitario explicando los derechos argentinos y la postura de defensa de la soberanía. Con los mismos fines, debe lanzar una campaña masiva para el conjunto de la ciudadanía. Un país periférico y semicolonial como la Argentina sólo estará en condiciones de defender y recuperar lo que le están saqueando cuando tenga un gobierno surgido de un frente nacional plebeyo antiimperialista; cuando, a través de la concepción de “pueblo en armas”, se comprenda que para defender lo que nos pertenece hay que tener actitudes firmes y de resistencia junto a nuestros hermanos latinoamericanos. La timorata posición de la partidocracia nos está enseñando que las actitudes actuales de las democracias coloniales son contrarias a nuestros intereses. La lucha por lograr un país y una Patria Grande hoy está más vigente que nunca SL


Socialismo Latinoamericano  Número 8 / marzo de 2010

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El kirchnerismo está en crisis, pero quienes se preparan para sucederlo son de lo peor

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l enfrentamiento entre el gobierno y la oposición de centro y de derecha respecto a si hay que pagar la deuda externa con reservas, contrayendo más deuda con el Banco Central o aceptando nuevo endeudamiento en las condiciones de los “mercados internacionales”, ha abierto un período de crisis institucional. El bloque partidocrático que se ha constituido con radicales, cívicos, socialistas, macristas y peronistas disidentes tiene serias posibilidades de trabar el uso de las reservas para pagar compromisos externos y expulsar de su cargo a la presidenta del Banco Central. Su decisión de avanzar en ese sentido no tiene nada de patriótica. Detrás de la intención de reestablecer relaciones “nor-

males” con la “comunidad financiera internacional” y con el FMI, se oculta un plan de ajuste fiscal con costos a cargo de las grandes masas trabajadoras; se trata de una oposición antiobrera y antinacional que ha encontrado condiciones de reagrupamiento cedidas por los errores, las contradicciones y, en definitiva, los límites que impone a la pequeña burguesía kirchnerista el fin de su ciclo ascendente. Perdido el favor del núcleo políticamente gravitante de los círculos de poder, el gobierno trata de avanzar dando golpes de ciego. Su política está lejos del carácter “nacional-popular” que le asignan sus seguidores. Sin embargo, quienes se preparan para sucederlo en el 2011 son la expresión de una vieja partidocracia que

ha quedado congelada en el tiempo, cuyo advenimiento no puede augurar otra cosa que horas oscuras para los trabajadores y el país. Al margen de las batallas, en las esferas legislativas y judiciales, y lejos de las trincheras que ocupan oficialistas y opositores, están los trabajadores, la pequeña burguesía empobrecida, la militancia del campo nacional, democrático, antiimperialista y socialista. En este terreno están madurando las condiciones para la construcción de un gran Frente Nacional Antiimperialista cuya puesta en marcha agrupará a todos los argentinos dispuestos a luchar para poner fin a más de tres décadas de período colonial en la historia de la patria SL

Un programa nacional-democrático para quebrar la dependencia Acero, energía nuclear, minería, nacionalización de los recursos básicos, de la banca y del comercio exterior, y el repudio de la deuda fraudulenta son las bases de una política independiente. Por GUILLERMO HAMLIN

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a única manera de crear suficientes fuentes de trabajo para ocupar a toda nuestra población es mediante el desarrollo de la industria de alto valor agregado; la agroindustria sola no es suficiente. Habrá que desarrollar planes de capacitación que serán coordinados con las necesidades del Plan Industrial Nacional, a cargo del Estado nacional. Se desarrollará tecnología conveniente, de manera que se utilicen los recursos naturales del país en forma no contaminante y haciendo un balance entre automatización e intensidad de trabajo humano, compatible con la necesidad de generar puestos de trabajo y de producir a costos razonables. La idea de los generales ingenieros militares Mosconi y Savio de que para ser independientes debíamos desarrollar la industria, y para ello era absolutamente necesario contar con energía y acero, sigue siendo válida. Se desarrollará el potencial de generación hidroeléctrica de nuestro territorio y se elaborará un plan nuclear para asegurar la generación de energía que el Plan Industrial Nacional requiera; también se exportarán reactores nucleares CAREM con participación del INVAP. El complejo industrial que crecerá alrededor del plan nuclear será un multiplicador tecnológico. Será necesaria la provisión de acero de producción propia, de bajo costo y alta calidad. Se desarrollará un plan siderúrgico con el fin de proyectar las plantas necesarias para abastecer las necesidades del Plan Industrial Nacional.

Avión Pucará.

La industria siderúrgica es otro multiplicador tecnológico, al igual que los siguientes planes a cargo del Estado nacional: un plan de fabricaciones militares, concentrado en el desarrollo de sistemas de armas defensivas de bajo costo relativo, dadas nuestras hipótesis de conflicto; un plan ferroviario que incluya la fabricación de locomotoras, vagones y rieles, y cuya traza responda a la necesidad de transporte que surja del Plan Industrial Nacional y de los requerimientos del sector agrícola-ganadero; un plan aeronáutico, un plan de industria aeroespacial, un plan de fabricaciones navales y un plan de minería, cuyas prioridades responderán a las necesidades de todos los planes mencionados. Se anularán las concesiones leoninas y contaminantes y se instalarán plantas en las cercanías de cada mina, en donde se hará el proceso de metalurgia correspondiente. Un ente estatal de planificación, dependiente del Poder Ejecutivo, coordinará todos estos planes. La ejecución de este programa implica la recuperación de todas las empresas estratégicas nacionales que fueron vendidas a un precio simbólico, del orden del 2% de su valor real, y cuyo pago fue hecho con bonos de la inexistente deuda externa. No solamente se recuperarán sus activos, sino que además los empresarios que se beneficiaron de aquel despojo deberán devolver al Estado nacional las rentas mal habidas durante todos esos años. Estas empresas, cuya conducción deberá ser confiada a sus trabajadores y que deberán responder a la planificación estatal, recuperarán para el Estado nacional importantes funciones: 1) los mecanismos de formación de precios; 2) la acumulación de capital; 3) el desarrollo de proveedores locales, fomentando la actividad de pequeños y medianos empresarios nacionales; 4) el desarrollo de las economías regionales y 5) el desarrollo de tecnología. Nuestro país tiene como principal hipótesis de conflicto a Gran Bretaña, que usurpa nuestras Malvinas e islas del Atlántico sur y amenaza al sector antártico. Es imperativo entonces que la expansión de la siderurgia, prevista en el plan siderúrgico, se haga en la Patagonia. Se instalarán miniplantas que utilicen como insumo energético el gas natural, el carbón y la energía eléctrica abundantes en la zona, así como el mineral de hierro de HIPASAM. En las proximidades de cada una de estas plantas se construirán viviendas para el personal; de esta manera, se creará un pueblo por cada planta instalada; se ocupará así nuestro territorio en un despliegue productivo.

Central Nuclear Atucha II.

El plan ferroviario nacional deberá hacer el tendido del ferrocarril transpatagónico en dirección Norte-Sur y diversos empalmes vincularán en dirección Este-Oeste a las poblaciones costeras y cordilleranas. Se promoverá con los hermanos latinoamericanos la asociación de las empresas estatales de energía de los distintos países, la colaboración en investigación y el desarrollo tecnológico en cuestiones importantes (como la energía nuclear, la producción de material bélico defensivo, la complementación productiva que contemple las características y necesidades de las distintas regiones, la construcción de grandes obras de infraestructura, como las hidrovías, que vinculen las cuencas del Orinoco, el Amazonas, el Bermejo y el Paraná, y los tendidos ferroviarios que complementen e interconecten los tendidos existentes en los distintos países): el gasoducto del sur. La República Argentina genera el suficiente capital para atender las necesidades financieras de todos estos planes sin tener que recurrir a créditos del exterior. En efecto, solamente los servicios de la ilegítima y fraudulenta deuda externa rondan los 6.000 millones de dólares anuales. La renta petrolera, los 17.000 millones de dólares anuales, y las remesas de utilidades de las empresas privatizadas en manos extranjeras, sumadas a las privadas que pasaron a control de grupos extranjeros, configuran otro drenaje de 6.000 millones de dólares anuales. Si agregamos la fuga de capitales y los fletes de transporte marítimo, dispondríamos de un excedente que superaría los 30.000 millones de dólares al año, con los cuales se podrían atender urgentes planes de salud, educación, vivienda, redistribución del ingreso y este conjunto de planes de industrialización, capacitación e investigación y desarrollo tecnológico. La instrumentación necesariamente deberá hacerse a través de la nacionalización de la banca y del comercio exterior SL


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Socialismo Latinoamericano  Número 8 / marzo de 2010

La lucha por la unidad de la Patria Grande debe afrontar un difícil desafío Por OSVALDO CALELLO

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n febrero pasado en la Riviera Maya (México), los jefes de Estado de América Latina y el Caribe dejaron establecido su compromiso de avanzar en la integración regional. De acuerdo con uno de los párrafos de la declaración de Cancún, firmada en la oportunidad, el objetivo por delante es construir un “espacio común” con el propósito de profundizar la integración política, económica, social y cultural. La declaración de seis mil palabras no pasa de ser una enumeración de objetivos generales y buenos propósitos; tiene el valor de toda manifestación política orientada en el sentido de la unidad latinoamericana y un significado particularmente importante: la exclusión del imperialismo norteamericano y de su socio canadiense, y la reincorporación de Cuba a un foro que cubre la totalidad de la región. Sin embargo, es imposible pasar por alto que el nuevo bloque en ciernes encierra las mismas contradicciones, limitaciones e incongruencias que caracterizan a su antecedente inmediato: la Unasur. Baste recordar la impotencia de ese conjunto de países para condenar a un régimen vinculado al narcotráfico y al paramilitarismo, que abrió sus bases militares a la presencia de las fuerzas del imperialismo norteamericano, y se tendrá una idea inmediata de las limitaciones que rodean al nuevo emprendimiento. Precisamente de la divergencia de intereses entre los asistentes a Cancún deriva el carácter marcadamente general de la declaración final. La composición de la asamblea lo dice todo: representantes de países firmemente alineados con Washington como Colombia, Perú, México y Panamá terminaron firmando un mismo compromiso con los delegados de los regímenes nacionalistas de Venezuela, Ecuador y Bolivia, más Cuba, junto

NUESTROS libros

con los presidentes de Brasil y nacionales, democráticas y Argentina, expresiones de una antiimperialistas, al que se posición centrista. sumó Cuba, no tiene fuerza En ese heterogéneo consuficiente para quebrar el acjunto, los papeles están ciertatual balance de poder, y en su mente definidos. Los socios de horizonte no aparecen señales EU sumarán fuerzas para blode que vaya a adquirirla en un quear todo desenvolvimiento futuro próximo. que tienda hacia una integraEs cierto que en Bolivia el ción regional, autónoma de gobierno de Evo Morales ha los intereses de Washington. aplastado la rosca oligárquica El gobierno de Brasil, asistide la Media Luna, pero tamdo por el argentino, tratará de bién lo es que en Venezuela mantener a cualquier precio la la contrarrevolución mantieunidad nominal del conjunto, El nuevo conjunto ne firmemente sus posiciones aunque eso signifique un statu y que el gobierno de Hugo regional nace quo paralizante. Chávez choca con las contraPara los brasileños, con en un momento dicciones de un régimen bopretensiones de formar parte napartista que se desenvuelve del “primer mundo”, su papel cambiante del dentro de límites capitalistas gravitante en el nuevo conjunque desafían su estabilidad. to regional puede constituir un balance de fuerzas En Cuba, la suerte de la refactor de peso en las negocia- regionales. volución parece depender del ciones con las potencias centrachoque de tendencias entre les. Al respecto conviene tener los partidarios de mantener presente el papel de Itamaraty en el último el actual sistema fuertemente centralizado capítulo de la Ronda de Doha, celebrado en en torno al Estado, según los patrones del septiembre de 2008 en Ginebra. Sus dele- estalinismo soviético, y quienes se inclinan gados sostuvieron una posición básicamente por salir del estancamiento a través del “socoincidente con la de los representantes de cialismo de mercado”, siguiendo el ejemplo Europa y EU respecto al recorte de los aran- de los chinos. celes con los que los países de la periferia En todo caso, la profundización socialisprotegen su producción manufacturera. ta, abriendo un curso hacia la socialización Desde entonces, Brasilia insiste en el y democratización de las relaciones fundareinicio de las frustradas negociaciones, ha- mentales de la producción, la sociedad y la ciendo suyo el discurso del libre comercio política, está ausente en ambas variantes. sin restricciones difundido por la OMC, los El nuevo conjunto regional nace en un organismos financieros internacionales y el momento cambiante del balance de fuerzas Grupo de los Ocho. No puede escapar a na- regionales; su orientación definitiva dependie que esta diferencia de fondo es una de derá, más que nunca, de la iniciativa que los las causas que mantiene estancado al Mer- trabajadores y las grandes masas excluidas cosur. adopten para defender las posiciones conEl otro campo, el de los gobiernos de quistadas tras el reflujo del neoliberalismo base popular que llevan adelante tareas de los noventa SL

Opresores y oprimidos en el Foro Social Mundial Si los intereses de opresores y oprimidos están entremezclados, los opresores prolongan sus privilegios y los oprimidos refuerzan su sumisión. Esto sucede con el Foro Social Mundial que es, según su carta de principios, un “espacio abierto para articular acciones eficaces por entidades y movimientos sociales que se opongan al neoliberalismo y al dominio del mundo por el imperialismo”. Se propone elaborar alternativas “a un proceso de globalización, comandado por las grandes corporaciones multinacionales y por gobiernos e instituciones que sirven a sus intereses”.

Rockefeller y Soros. Por ANDRÉS SOLIZ RADA

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l Foro Social Mundial (FSM) fue creado en 2001 por el fabricante brasileño de juguetes Oded Grajew, quien revela que su idea fue financiada por la Fundación Ford (FF [In Motion Magazine, 19/XII/04]). Henry Ford, el fundador de la Ford Motors (FM), financió a Hitler desde 1922, antes de que lo hicieran los industriales alemanes (New York Times, 20/XII/22). James Petras indica que en 1954 John McCloy, presidente de la FM, articuló a la empresa a las operaciones de la CIA, que creó dentro de la FF una unidad administrativa vinculada a la agencia de espionaje de EU. Paul Labarique califica a la FF de “fachada filantrópica de la CIA” (Red Voltaire, 5-19 /04/2005). Entre las más grandes transnacionales no financieras del mundo se hallan FM, General Motors, Shell, Exxon, IBM, AT&T,

Mitsui, Merck, Toyota, Philip Morris, General Electric, Unilever, Fiat, Mobil, Nestlé, Philips, Intel, DuPont, Standard, Alcatel Alston, Volkswagen, Matsushita, Basf, Siemens, Sony, Elf, Coca Cola, British Petroleum, Bayer y Mitsubishi, además de Microsoft, Cisco y Oracle (IAR Noticias, 13/XII/05). La base de datos del FSM de Porto Alegre está a cargo de “Redes de Información del Tercer Sector” (RITS) y es financiada por la Fundación Soros, FF, Commonwealth of Telecommunications Organization de Inglaterra, IDRC de Canadá, la Fundación Rockefeller y el Banco Mundial (Beatriz Busaniche, Enfoques alternativos, 2004). El último encuentro del FSM fue patrocinado por Petrobrás (asociada a Soros), la Caixa de España (vinculada a Repsol) y “grandes multinacionales que asistieron también al encuentro empresarial de Davos (Suiza), donde Lula fue proclamado estadis-

ta global” (Raúl Zibechi, ALAI-amlatina, 06/02/10). Julien Teil ha denunciado que la entidad ecologista IIED, financiada por el Banco Mundial, FAO, Comisión Europea, Care Dinamarca y fundaciones como Rockefeller y Ford, está impulsando el maltusianismo en África mediante reformas a la propiedad de la tierra que buscan instaurar un gobierno mundial de las grandes potencias aun más totalitario que el actual (Red Voltaire, 30/ VII/09). Podrá argumentarse que el FSM ha servido de tribuna a destacadas personalidades que condenan al capitalismo y al imperialismo, como Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales; que ha promovido marchas contra la invasión a Irak, condenas a las bases militares estadounidenses en Colombia y al golpe en Haití y que ha difundido miles de documentos y reflexiones bajo la consigna “otro mundo es posible”. Sin embargo, el FSM por una parte, y la CIA y las transnacionales por otro, no pueden tener la razón al mismo tiempo: o el FSM está ayudando a crear conciencia en torno al cambio social o los todopoderosos usan al FSM como válvula de escape para descomprimir indignaciones, que se diluyen como ríos en la arena. Esther Vivas advierte que el FSM, al cabo de diez años, corre el riesgo de caer en la rutina y la “oenegeización”; lo anterior se agrava por la falta de participación de movimientos sociales reales (Bolpress, 29/01/10). Esta observación ratifica que los poderosos del planeta no financiarán su propio funeral, lo que otorga vigencia al adagio mexicano “El que paga los mariachis elige la música” SL

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Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Revelaciones exclusivas acerca de cómo la Unión Soviética y los partidos comunistas organizaron el asesinato de León Trotsky, Gustavo Cangiano ★ Clarín y la veta autoritaria de Cristina Fernández, Osvaldo Calello ★ Manuel Ugarte: unidad latinoamericana en la lucha antiimperialista, Fernando Pereyra ★ Documentos: Clase obrera y poder (agosto, 1964). El imperialismo yanqui y la burguesía argentina (octubre 1945), Aurelio Narvaja ★ Apoyar el movimiento nacional con una perspectiva revolucionaria (agosto 2002), Alberto Converti

SOCIALISMO LATINOAMERICANO ∼ ARGENTINA

IZQUIERDA NACIONAL

núm. 9 - año 1 - abril de 2010 - segunda época - $1,00

TRES DÉCADAS DE DESMALVINIZACIÓN, TRES DÉCADAS DE DEMOCRACIA COLONIAL Luego de la caída de Puerto Argentino y del subsiguiente colapso de la dictadura cívico-militar, los círculos influyentes de la burguesía local y el capital extranjero comprendieron la necesidad de imprimir un giro en el manejo de los asuntos públicos, así como en el sentido de las construcciones simbólicas generales, en correspondencia con los nuevos tiempos que se avecinaban.

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asi treinta años atrás, la guerra de Malvinas constituyó un conflicto antiimperialista que enfrentó a la Argentina semicolonial de entonces, gobernada por una dictadura cívico-militar que ejercía el poder valiéndose de prácticas terroristas, con una de las principales potencias del planeta, respaldada por el bloque de naciones centrales encabezado por Estados Unidos. Más allá de las intenciones de quienes precipitaron el conflicto bélico, totalmente sorprendidos –según sus propias declaraciones– por el desarrollo de los acontecimientos, la naturaleza del conflicto no puede ofrecer dudas para los argentinos. No las ofrece para los socialistas revolucionarios que tienen muy en claro una de las enseñanzas fundamentales del marxismo en una nación sometida a condiciones de atraso y dependencia: en el enfrentamiento entre una democracia imperialista y una dictadura cívico-militar reaccionaria, el deber de todos los patriotas está del lado del país que libra la batalla contra quienes integran el bando de los dominadores.

Ante todo, una derrota política

Este desfase entre la subjetividad de quienes estaban al frente de la Junta Militar (la idea de que Estados Unidos desempeñaría un papel mediador entre dos aliados privilegiados y que el gobierno conservador inglés no se embarcaría en un conflicto bélico) y la verdadera naturaleza de la guerra estableció las condiciones de la derrota, cuyo origen fue, ante todo, político. En ningún momento la dictadura cívico-militar tuvo en cuenta que para recuperar las Malvinas, por vía militar o mediante negociaciones, era imprescindible una política antiimperialista. Quienes habían practicado –y practicaban– el terrorismo de Estado mantuvieron en todo momento el conjunto de ideas y creencias que los llevaron a sostener por las armas un programa contrarrevolucionario, destinado a destruir todo vestigio de país independiente. La permanencia al frente del Palacio de Hacienda de Roberto Alemán, representante del capital financiero internacional y de las corporaciones monopólicas, como antes lo había sido Martínez de Hoz, constituyó el presagio más claro del desenlace del conflicto. Como no podía ser de otro modo, las consecuencias de la derrota política y militar comenzaron a pesar de un modo abru-

mador sobre el destino del país. Apenas cesó el tronar de los cañones. La política de desmalvinización fue la principal de esas consecuencias. En torno a esa política se organizó el conjunto de significaciones imaginarias –aquello que determinada sociedad en cierta época de su historia concibe como posible y realizable y aquello que desecha como impracticable–, constitutivo de la subjetividad que habría de predominar en los años venideros. Su objetivo fue restablecer los mecanismos de dominación y hacerlos perdurables en el tiempo.

El verdadero significado del 2 de abril

Luego de la caída de Puerto Argentino y del subsiguiente colapso de la dictadura cívico-militar, los círculos influyentes de la burguesía local y el capital extranjero comprendieron la necesidad de imprimir un giro en el manejo de los asuntos públicos, así como en el sentido de las construcciones simbólicas generales, en correspondencia con los nuevos tiempos que se avecinaban. En primer término, era imprescindible que la reconstitución hegemónica en curso bloqueara cualquier posibilidad de derivación al plano de la conciencia política del contenido antiimperialista que encerró el

conflicto bélico, inconfundible a la luz del comportamiento de Gran Bretaña, Estados Unidos y sus aliados europeos. Apuntando en esa dirección, la recuperación de Malvinas fue presentada como una decisión irracional, y los militares que llevaron a cabo, demonizados. De acuerdo con el nuevo discurso, inspirado en usinas ideológicas del exterior, con amplia repercusión interna, constituía un verdadero despropósito que un país atrasado y dependiente pretendiese enfrentar militarmente a una potencia de primer orden. De forma tal, el 2 de abril fue explicado, en reiteradas ocasiones, como la obra de un borracho irresponsable. No importó que hasta ese momento las guerras de liberación nacional en China, Vietnam o Argelia (así como hoy las presentes luchas de los pueblos en Palestina, Irak y Afganistán) hubiesen demostrado que la supuesta imposibilidad de enfrentar al colonialismo y al imperialismo constituía una falacia. En este sentido, también la guerra de Malvinas arrojó enseñanzas instructivas. Por ejemplo, en marzo de 1984 The Economist sostuvo que, sin ayuda de Estados Unidos, no sólo Gran Bretaña no habría podido ganar la guerra, sino que tampoco habría podido organizar la cam-

paña militar. Asimismo, son abundantes los testimonios de origen británico sobre lo cerca que estuvieron de la derrota las fuerzas de su graciosa majestad. En el marco de esta narrativa, construida en los años de posguerra, los soldados argentinos perdieron su condición de combatientes de una causa de carácter nacional y fueron presentados como “los chicos de la guerra”, criaturas inocentes arrojadas al infierno del conflicto militar en situación de indefensión por la ineptitud y la cobardía de una oficialidad incapaz de enfrentar el peligro. No importaba que la proporción de bajas en los distintos rangos de las fuerzas armadas argentinas no probara en absoluto el relato desmalvinizador. Una mezcla de pacifismo, democratismo y antimilitarismo pequeño burgués, de la cual el alfonsinismo fue la expresión política más decidida, impregnó los distintos aspectos de la vida política nacional y caló hondo en el ánimo de una clase media desmoralizada, base social necesaria para el discurso organizado en torno a la falsa antinomia democracia/ totalitarismo. Fue bajo esta influencia que se aseguró la continuidad de las transformaciones de fondo iniciadas por el programa de Martínez de Hoz en 1976, que han perdurado hasta el presente. Pero así como esa continuidad no está asegurada, ni mucho menos, el 2 de abril y la guerra en el Atlántico Sur recuperarán su lugar en una historia desmitificada y servirán de punto de partida para la conformación de una conciencia nacional y la gestación de un gran movimiento de masas democrático antiimperialista orientado hacia la liberación de la patria y el socialismo SL

El canje, excelente negocio, ¿para quién?

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l gobierno tiene todo listo para hacer un pago masivo de la ilegítima deuda externa a los acreedores que no entraron en el canje de 2005. El gobierno kirchnerista se ha revelado como un excelente pagador, y su política de “desendeudamiento”, como una excepcional oportunidad de negocios para los bancos, los fondos de inversión y demás protagonistas de la especulación financiera. Fueron estos “agentes” los que en los últimos meses se precipitaron sobre los “mercados” en busca de los bonos argentinos y provocaron en marzo subas de más de 30% en su cotización (el Cupón ligado al PBI en dólares subió casi 38 por ciento). Teniendo en cuenta que el gobierno pagará aproximadamente 50 dólares por cada 100 dólares caídos, meses atrás los “inversores”, que apostaron a la reputación de buen pagador del gobierno argentino, compraron los bonos en default a

30 dólares o menos. No es de sorprender, en consecuencia, la “fiebre inversora” que se desató en los últimos tiempos sobre los títulos argentinos, ni el hecho de la caída paralela del “riesgo país”. El gobierno llama a esto “política de desendeudamiento”. Curiosa interpretación. En 2005, luego de la reestructuración, la deuda pública sumaba 126,5 mil millones de dólares; en diciembre pasado esa cifra había aumentado más de 20.000

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

millones, pues superó los 140 mil millones de dólares. El gobierno quiere ir a lo seguro y, en consecuencia, contrató para que conduzcan el nuevo canje a tres destacadas sedes del parasitismo financiero: Citybank, Deustche Bank y Barclays. Este último es el principal accionista de la corporación que busca petróleo en Malvinas; fue denunciado como uno de los buitres que especula contra el euro y, recientemente, su presidente fue calificado por el gobierno inglés como “la cara impresentable del sector bancario”. Todo sea por “volver a los mercados”. De la mano del gobierno “nacional y popular”, el país se encamina hacia la apertura de un nuevo ciclo de endeudamiento. La deuda, ilegítima y fraudulenta, es la piedra angular de la dependencia del país y el punto de apoyo de la palanca de liberación nacional SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 9 / abril de 2010

La idea del pueblo en armas, principio de una nueva concepción para la defensa nacional La resistencia heroica triunfal vietnamita, la actitud de lucha de los pueblos iraquí, afgano y palestino es el espejo donde tendremos que elaborar nuestra futura estrategia de defensa. Por álex Obal

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n los últimos meses, y debido al incremento de la inseguridad, se está plasmando la idea –en una singular coincidencia, entre sectores nacionalistas provenientes del peronismo y liberales progresistas– de instaurar el servicio militar obligatorio, bajo la vieja usanza de la Ley Richieri. Los fundamentos de ambas posiciones son similares: las FA, por su organización, serían el único órgano estatal que estaría en condiciones de remodelar a las nuevas generaciones, díscolas por cierto, para que luego de un pasaje por los cuarteles, conscripción mediante, puedan insertarse en la sociedad de una manera más disciplinada y respetuosa. Es interesante esta coincidencia por cuanto pone a la luz un tema acallado en forma total desde la eliminación de esta ley por el menemismo, dado que a través de estas iniciativas se abre un debate político que consistiría básicamente en: ¿Qué hacer con nuestras FA? A pesar de la coincidencia entre sectores políticos tan antagónicos como progresistas y nacionalistas, la diferencia queda plasmada en los objetivos buscados. La finalidad del progresismo sigue siendo la misma que iniciara el alfonsinismo: reducir las FA a su mínima expresión posible, una mera Guardia Nacional, alejada de todo aquello que involucre alguna concepción relacionada con la Defensa Nacional, para que simplemente sea una institución más del Estado Colonial, colaboradora de la democracia formal, en condiciones de solucionar emergencias sociales, incluyendo, si es necesario, sustentar el modelo mediante acciones represivas. La única misión admitida hacia el “exterior”, en cumplimiento de la estrategia de EU, es oficiar como “Fuerzas de Paz” con el objeto de no desgastar a la soldadesca imperialista en tareas menores como apaciguar

y controlar la desesperación de un pueblo hambreado como el de nuestros hermanos haitianos, en una clara misión de restringir su soberanía. Al no haber “hipótesis de conflicto” lo que “resta” de las FA, debe justificar su presupuesto con cierta lógica de rentabilidad política para el sistema. El nacionalismo, por el contrario, busca aumentar la incidencia de las FA en la política interna, con el fin de regenerar mágicamente un “Ejército Nacional” e industrialista que otrora tuvimos, desempeñando un papel protagónico en el advenimiento del peronismo; en la medida de lograr similitudes con el pasado, aumentan las posibilidades de “repetir la historia” de resurgimiento del Movimiento Nacional, encabezado por el general Perón. Este planteo nos parece que no tiene en cuenta que los cuadros de las FA argentinas han sufrido el mismo tratamiento cultural y político que amplios sectores de nuestras capas medias, y que es imprescindible reconocer que la acción psicológica y cultural del imperialismo, por medio del control de los medios de difusión, ha logrado un triunfo cuyo reflejo más importante se manifiesta en la política desnacionalizadora desde 1976 hasta nuestros días. Solamente con un frente nacional antiimperialista será posible revertir el pensamiento antinacional y antimilitarista hoy en la Argentina, teniendo en cuenta nuestro pasado histórico y atendiendo las condiciones actuales, para poder elaborar una estrategia de verdadera liberación nacional.

Requisitos esenciales

Como socialistas, no nos oponemos de ninguna manera al servicio militar obligatorio, bajo un gobierno nacional y revolucionario sujeto a una posible agresión imperialista, como puente integrador de la defensa nacional.

Éste deberá tener en cuenta los siguientes aspectos: a. Ser para ambos sexos. b. Períodos cortos, no tan sólo para los jóvenes, sino para todos los ciudadanos en condiciones físicas de hacerlo. c. Contemplar la instrucción del período individual como manejo de armas, acciones de inteligencia, aptitud de enmascaramiento, desplazamientos nocturnos y acciones rápidas de tipo comando, etcétera. d. Toda la concepción táctica debe elaborarse bajo la idea de “pueblo en armas”, ya que no existe ninguna posibilidad de enfrentar a una coalición imperialista en el marco de una guerra convencional. e. La búsqueda es la de coordinar movimientos de manera de desgastar al invasor moral, económica y sicológicamente, teniendo en cuenta la ventaja objetiva del conocimiento del terreno y que el tiempo, cuanto más se prolongue la resistencia, favorece a nuestros planes. f. El objetivo principal es formar cuadros políticos con conocimientos militares específicos.

soldado invasor en relación al combatiente del país invadido. La resistencia heroica triunfal vietnamita, la actitud de lucha de los pueblos iraquí, afgano y palestino es el espejo donde tendremos que elaborar nuestra futura estrategia de defensa SL

Vietnam, Palestina, Afganistán e Irak, ejemplos a considerar

l despliegue conmemorativo por el aniversario de la muerte de Raúl Alfonsín es un símbolo elocuente de degradación en la que se encuentra el sistema político argentino. En un derroche de elogios, todo el arco partidocrático y mediocrático –dos entidades que consolidan su fusión con funestas consecuencias para el país– se ha referido a la “vida y obra” de este personaje que, junto a Martínez de Hoz, Menem, De la Rúa, Duhalde y los Kirchner –cada uno con su estilo y particularidades–, destaca en una de las etapas más oscuras de la historia política argentina. Como nos recordó Honorio Díaz en la edición 4 de SL de octubre de 2009, Alfonsín es autor de frases célebres como “La revolución libertadora tenía una línea progresista y democrática encarnada por Aramburu”, o “al 17 de octubre lo asocio a los actos fascistas”. Gorila asumido, Alfonsín fue amigo personal de Eduardo Harguindeguy, el general continuador de la Triple A de López Rega cuando ejercía el Ministerio del Interior en los primeros años del Proceso, con quien se reunía regularmente en plena época del terrorismo de Estado. Figura destacada de la UCR, partido político golpista y antipopular que más funcionarios proporcionó a la dictadura cívico-militar, Alfonsín fue –no por casualidad– el primer presidente “democrático” del Proceso inaugurado en 1976. Distinguido representante de lo peor de la pequeña burguesía argentina, su mediocre gobierno claudicó, en absoluta descomposición, por ineficiente, entregando el poder a Menem meses antes de lo establecido; con éste, luego pactó para reformar la Constitución y, entre otras cosas, facilitar la reelección del “innombrable”. Defendió lo indefendible –a De la Rúa– y no dejó nada recordable más allá de un insustancial y barroco discurso al mejor estilo de Balbín, otro “prócer”, junto a Illia, de la “democracia”, así, entre comillas. La parafernalia conmemorativa de todo el arco partidocrático, incluido el gobierno “peronista” actual y aquellos de los que fue enemigo acérrimo, no es casual ni arbitraria; responde al objetivo claro de todos ellos de justificarse a sí mismos a través de un fetiche que los simboliza SL

Pero también entendemos que con esta modalidad de un servicio militar revolucionario no alcanza para derrotar a un enemigo objetivamente superior en medios bélicos. El alma de la resistencia no es tan sólo militar, sino fundamentalmente política: un pueblo que no esté dispuesto a defender lo que le pertenece, desde su cultura, su historia, su barrio, su escuela, sus recuerdos como síntesis de su dignidad personal y colectiva, irremediablemente terminará siendo derrotado; sin un proceso revolucionario paralelo a la resistencia, no tendremos futuro como latinoamericanos libres. El punto de inflexión, clave político en la formación de un combatiente revolucionario, es revertir el actual principio cultural de considerarse inferior; del otro lado hay también un hombre, que puede tener un armamento superior, pero que se encuentra en territorio hostil, alejado de su modo de vida, con tanto miedo a superar como cualquiera de nosotros, sin tener, en definitiva, una claridad conceptual de a quién o a qué representa. Los hijos de la burguesía imperialista no participan en forma directa en la acción bélica: mandan, en representación de sus intereses, al pobrerío de sus propios países, y es allí donde se encuentra el talón de Aquiles del

La nétbuc, primero lo primero

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adie puede estar en contra de que millones de alumnos de escuelas oficiales cuenten con un recurso tan útil como internet y una computadora personal, o portátil, conocida como nétbuc. Sin embargo, puesto en contexto el asunto, cabe preguntarse en qué orden de prioridad se encuentra esta medida, que tiene más, mucho más, de espectacular que de efectiva en función de responder a primeras necesidades de la juventud argentina. Es cierto que semejante propuesta moverá la economía, ya que multiplicará exponencialmente la producción de equipos y, por consiguiente, generará fuentes de trabajo, ambas medidas –sin duda– positivas. Sin embargo, en un país donde millones de niños no tienen acceso a sus derechos humanos (sin comillas) básicos, como la alimentación, la salud y, obviamente, la educación, no resulta comprensible que el Estado disponga de cientos de millones de dólares para equipar con internet y computadoras a quienes ya tienen un lugar en la escuela, antes de garantizar que otros tantos millones de niños argentinos abandonen las calles, se

“No hacer cosas buenas que parezcan malas”.

alimenten bien y tengan un lugar donde estudiar, aunque durante un tiempo sea sin nétbuc. Por cierto, sería bueno que el gobierno aclarase por qué, en lugar de utilizar un sistema operativo libre y gratuito, como Linux, optó por pagar millonarias licencias a Microsoft por el privativo sistema operativo Windows. Es mejor “no hacer cosas buenas que parezcan malas”. Bienvenidos internet y las compus, pero primero lo primero SL

Alfonsín, todo un símbolo

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Socialismo Latinoamericano  Número 9 / abril de 2010

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El gobierno sueña con el “tren bala” y no reconstruye la industria ferroviaria nacional Por Guillermo hamlim

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l sábado 20 de marzo pasado, se realizó en la localidad de General Güemes, provincia de Salta, el Plenario Regional NOA, convocado por el Movimiento Nacional Ferroviario (Monafe) y por Ex Trabajadores Ferroviarios Autoconvocados (ETFA) de la región. La convocatoria fue hecha en “el marco del proyecto de reconstrucción de un tren nacional e integrador de nuestra patria, que contemple y tome en cuenta los proyectos regionales y que combine los distintos modos de transporte”. Así reza parte del texto de la invitación que fuera cursada a todo el arco político nacional. El interés de los compañeros por contar con mi presencia en el plenario radicaba en mi participación en el Proyecto de Extensión Universitaria de la UBA, aprobado por el Consejo Superior, de la instalación de un tren de laminación de rieles ferroviarios, en el marco de la Recuperación de las Empresas Estratégicas Nacionales, como puede leerse en la carátula del proyecto universitario. En el transcurso del plenario, los compañeros del Monafe denunciaron la continuidad del saqueo de los FC perpetrado por el triángulo de la corrupción: las concesionarias, el aparato sindical y los funcionarios gubernamentales hicieron un análisis particular del NOA y expusieron proyectos operativos completos con datos reales de la viabilidad de su ejecución, ya presentados ante autoridades gubernamentales, los cuales no tuvieron respuesta alguna. No se cumplió con la asistencia estimada por los organizadores de 200 congresales; sólo se presentaron 80, y no se presentó ninguno de los intendentes invitados, debido a una operación del gobierno nacional que, por medio de discretos llamados telefónicos, desalentó la presencia y el apoyo de los distintos intendentes. Que el gobierno nacional se haya ocupado de desactivar esta actividad marca la importancia de ésta, y es posible calificar al plenario como un “hecho

Existen planes viables para reconstruir la industria nacional. La actitud de las autoridades gubernamentales de no prestar atención a ellos no es de extrañar. Los gobiernos “democráticos” que nos dirigen desde 1983 hasta nuestros días mantienen la continuidad de los objetivos del Proceso. político exitoso”. Piensan convocar a plenarios en distintas localidades del país: lo harán en Paraná, Entre Ríos y en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, continuando con la difusión de la problemática ferroviaria y las soluciones que proponen.

Proyecto para recuperar la industria nacional

Los proyectos del Monafe coinciden con los objetivos del Proyecto de Extensión Universitaria de la UBA, cuyos lineamientos generales expuse en el plenario. Luego de la privatización, presenté a las autoridades de Siderar (nombre que Techint dio a Somisa) un proyecto para volver a producir rieles, cuya fabricación había sido discontinuada por las autoridades de Somisa (designadas por Menem) en los noventa. El proyecto que propuse implicaba la producción para el mercado interno y para la exportación. Somisa había adecuado el tren laminador para ajustarlo a exigentes requisitos de los clientes del mercado externo: control de ultrasonido para

detección de fallas en los rieles terminados y producción de los semiterminados (tochos) por vía de colada continua, lo que aumentaba el rendimiento metálico, disminuía el consumo energético y, por ende, reducía los costos. Por ello, para su puesta en marcha, las inversiones necesarias eran mínimas. El análisis económico financiero resultó altamente positivo; sin embargo, habiendo tomado conocimiento de ello, Techint decidió no poner en marcha la línea de laminación de rieles y perfiles, aduciendo “razones políticas”. Poco tiempo después, Techint vendió la moderna colada continua de tochos a una empresa estadounidense, “chatarreó” los equipos del laminador cortándolos a soplete y despidió a todo el personal de operación y mantenimiento de dicha línea de producción.

El gobierno continúa las políticas instauradas en 1976

El proyecto de Ubanex supone la recuperación, por parte del Estado nacional, de la empresa Altos Hornos Zapla. La producción

Cuba. Derechohumanismo, cinismo e hipocresía

U

n traidor que fue financiado por el 500 mil niños muertos a causa de un embargo imperialismo estadounidense para criminal, descarga misiles desde aviones no operar en contra del gobierno de su tripulados asesinando “por error” a centenapaís –Cuba–, razón por la cual, con estricto res de civiles inocentes en Afganistán, aplica apego a la ley, estaba en prisión y decidió los métodos más despiadados de torturas a suicidarse llevando al extremo una huelga prisioneros sin derecho a juicio justo en la de hambre, fue convertido en una “víctima” base de Guantánamo, territorio arrebatado por la mediocracia internacional operada a Cuba; la mafia que gobierna Rusia somete por el imperialismo, la cual acusó al gobiersin piedad a pueblos que exigen su libertad; no de Cuba de ser su verdugo y “violador en África se suceden matanzas de cientos de de los derechos humanos”. miles de personas por causas generadas por El despliegue propagandístico de meel colonialismo europeo, sin que ni éstos ni dios de comunicación, gobiernos y orga- EU practica “derechos humanos” Irak. nadie hagan algo más que “lamentarse”. En nismos derechohumanistas resulta tan desAmérica Latina, las oligarquías de las patrias proporcionado como hipócrita y cínico. chicas, aliadas al imperialismo, acumulan riqueza a costa del hamCada ocho segundos –sí, cada ocho segundos– muere un bre y la miseria de centenares de millones de latinoamericanos. niño menor de cinco años por enfermedades curables como la Ante todo lo anterior, que es apenas un resumen de las atrodiarrea; en atención a las “leyes del mercado”, países centrales cidades que se comenten en el planeta, los principales medios de destruyen miles de toneladas de alimentos aunque millones de comunicación, los gobiernos, los organismos derechohumanistas, personas mueran de hambre. El gobierno sionista aplica desde que se rasgan las vestiduras por el suicidio de un traidor a su pahace décadas una política terrorista y de exterminio sobre el he- tria cuya muerte endilgan al gobierno cubano, guardan silencio roico pueblo palestino; EU invade Irak con un saldo inicial de cómplice o esporádicas lamentaciones SL

de rieles desde las instalaciones fabriles de Palpalá, provincia de Jujuy, implicaría reactivar toda la zona aledaña, las provincias de Jujuy, Salta y aun más allá. Por cada trabajador ocupado en la siderurgia, trabajan cinco en las empresas proveedoras en su conjunto. Para evaluar sobre bases ciertas las inversiones necesarias para poner la planta de altos hornos a punto para la producción de rieles, es absolutamente necesario hacer un relevamiento y una inspección técnica de las instalaciones y prácticas operativas actuales de la planta. Para ello, el decanato de la Facultad de Ingeniería de la UBA solicitó audiencias con la Secretaría de Transportes y con el Ministerio de Planificación, a fin de exponer el proyecto. Las solicitudes fueron efectuadas en octubre de 2009 y hasta ahora no ha habido respuesta. La actitud de las autoridades gubernamentales de no prestar atención a los proyectos del Monafe y al Proyecto de Extensión Universitaria no es de extrañar: los gobiernos “democráticos” que nos dirigen desde 1983 hasta nuestros días mantienen la continuidad de los objetivos del Proceso de Reorganización Nacional (PRN) por otros medios. Es una consecuencia directa del golpe cívicomilitar de 1976, que por medio del terror había paralizado a la sociedad para poder cumplir con su objetivo político: reemplazar el modelo económico social instalado por Perón entre 1946 y 1955 –que había sobrevivido hasta 1976–. Aquel modelo estaba basado en el crecimiento del mercado interno y el desarrollo industrial científico y tecnológico con una participación de los trabajadores en una justa distribución de la riqueza. Fue reemplazado por un modelo de economía liberal que reubicó a la Argentina en la división internacional del trabajo, del cual el peronismo la había rescatado, y volvió a ser un exportador intensivo de bienes primarios, como granos, carne, petróleo, gas y minerales. Luego de la batalla de Malvinas, los partidos mayoritarios aceptaron las exigencias de la coalición imperialista: a cambio de desarmar al país y de mantener intacto el modelo económico-social instalado por el PRN, se recomenzarían las prácticas “democráticas”. Nada podemos esperar de la partidocracia: la lucha por la construcción política de un frente nacional antiimperialista es el camino que permitirá quebrar la dependencia colonial y la reconstrucción de los ferrocarriles y las actividades industriales SL


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NUESTROS libros

Socialismo Latinoamericano  Número 9 / abril de 2010

METIÓ UNA CUÑA EN EL MOVIMIENTO DEL NO PAGO DE LA DEUDA

Solanas busca un socio de izquierda para su proyecto progresista El problema de la deuda no es jurídico y moral, sino político y social; entonces lo decisivo no es la mera enunciación de no pagarla, o de investigarla antes de hacerlo (o mientras se la sigue pagando, como dice Solanas en sus frecuentes presencias televisivas): lo decisivo pasa a ser la línea política que permita construir el sujeto político-social capaz de dar fuerza real al planteo del No Pago. Por HÉCTOR RODRÍGUEZ

T

erciando entre el gobierno y la oposición parlamentaria, que coinciden en continuar pagando la deuda externa, el primero con los fondos reservados del BCRA y la otra recurriendo a la tantas veces repetida receta de la “reducción del gasto público”, se constituyó en los meses de verano un espacio político diferente que hizo suya la bandera del No Pago de la Deuda Externa. Socialismo Latinoamericano fue una de las organizaciones animadoras de este espacio, junto a otras agrupaciones nacional-populares, nacionalistas y de izquierda nacional, muchas de las cuales venían acompañando en los últimos tiempos las resonantes denuncias del compañero Mario Cafiero. Participaron también los principales partidos de la izquierda tradicional (PO, MST, IS, PCR, PTS, etc.) y las expresiones de centroizquierda que levantan la figura de Pino Solanas como posible eje vertebrador de un “progresismo” antikirchnerista. Si bien el tema de la deuda, articulado con la defensa de la soberanía nacional en Malvinas, pareció alcanzar para mantener vivo el espacio, todo comenzó a desmoronarse en los últimos días de marzo. Con la consigna “30 mil razones para no pagar la deuda fraudulenta e ilegítima”, se acordó salir a la calle el día 30 de marzo. Sin embargo, muy pronto se advirtió que existían diferentes interpretaciones acerca de la modalidad que debía tener la acción convenida. Mientras que la mayor parte de las organizaciones acordaron realizar ese día una marcha desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, los solanistas de Proyecto Sur y de ATE, secundados por el PCR, decidieron unilateralmente realizar un acto frente al Congreso con una limitada lista de oradores que fuera cerrada por Pino Solanas.

¿Investigar o no pagar?

En el plano enunciativo, se venían manifestando diferencias entre quienes, como Solanas, plantean la necesidad de crear una comisión investigadora de la deuda para determinar qué parte debe ser pagada en función de su legitimidad, y quienes, por otro lado, levantan la bandera del no pago. Socialismo Latinoamericano se pronunció en contra de la propuesta solanista por varias razones. Una de ellas es que, tal como está planteada, implica en los hechos seguir pagando, hasta tanto esa incierta “comisión investigadora” se expida en un tiempo futuro, de esos que nunca llegan. Por otra parte, el carácter ilegítimo y fraudulento de la deuda no puede ser interpretado con la corta mirada del leguleyo, que primero erige como principio abstracto una legalidad despojada de su contenido político y social y luego declara legítimo todo cuanto se allane a esa legalidad. La ilegitimidad “esencial” de la deuda no proviene de las eventuales trapisondas a las que se hubiera recurrido para generarla, acrecentarla y perpetuarla, sino de las asi-

métricas relaciones estructurales entre los países opresores-acreedores, por un lado, y los países oprimidos-deudores, por el otro. El problema de la deuda no es jurídico o moral, cuya investigación haya que dejar en manos de honestos abogados comisionados por ilustres diputados, sino un problema político y social que se resuelve en la arena de la lucha nacional-popular contra el imperialismo y sus aliados vernáculos. Bajo este régimen político, hijo de la sangrienta contrarrevolución triunfante en 1976, el problema de la deuda no tiene solución posible.

Acumulación de fuerzas

Pero si el problema de la deuda no es jurídico y moral, sino político y social, entonces lo decisivo no es la mera enunciación de no pagarla, o de investigarla antes de hacerlo (o mientras se la sigue pagando, como dice Solanas en sus frecuentes presencias televisivas). Lo decisivo pasa a ser la línea política que permita construir el sujeto político-social capaz de dar fuerza real al planteo del No Pago. Y es en este punto en el que afloraron las diferencias estratégicas entre los componentes del “Espacio de la deuda”, como dio en llamarse. Para la centroizquierda solanista, se trata de posicionar la figura de su jefe en los medios a fin de constituirlo en una de las opciones electorales para 2011. Desde los tiempos del Frepaso, desde mucho antes incluso, el llamado “progresismo centroizquierdista” ha capitulado ante las reglas de juego impuestas por el régimen demoliberal partidocrático, que fomenta la pasividad general procurando encorsetar la lucha política en los límites del espectáculo televisivo. Así, “la gente” sustituye a las masas, el funcionario al militante, la oficina al partido político y el figurón mediático al líder o al dirigente. Se trata de una perspectiva profundamente antidemocrática que expropia el poder popular y de la militancia en beneficio del candidato mediático, que, por el hecho de serlo, se convierte en el único con capacidad real para decidir el rumbo a seguir. En los noventa, Solanas sufrió este fenómeno en carne propia, cuando Chacho Álvarez y Fernández Meijide, con el aporte de sus operadores de Página/12 y el periodismo “progre”, lo arrojaron a un lado luego de usarlo convenientemente. Ahora, Solanas busca la revancha personal, como corresponde a un hombre de tan desmesurado ego. Esto explica que los solanistas hayan decidido abortar la marcha del 30, convirtiéndola en un acto raquítico pero generosamente inflado por cámaras y medios gráficos, que están interesados en instalar la figura de Pino como la variante “progre” dentro de la alternancia partidocrática. El sector de la izquierda tradicional que se había alineado con “el campo” durante el

conflicto del año anterior (MST y PCR) acompañó la maniobra centroizquierdista, junto al grupo “Libres del Sur” de Humberto Tumini, que acaba de romper con el kirchnerismo.

La izquierda tradicional

Con una capacidad de movilización infinitamente superior a la del solanismo, la izquierda tradicional (PO, PTS, IS, etc.) apostó a realizar una marcha desde Congreso hasta Plaza de Mayo para expresar el repudio al pago de la deuda, en el que coinciden tanto el gobierno como la oposición parlamentaria. La realización de la marcha habría desdibujado al solanismo y habría convertido a Solanas en prisionero de un conjunto de fuerzas de las que no conviene verse rodeado cuando se aspira a acatar las reglas de juego partidocráticas, es decir, a “no sacar los pies del plato”. Para la izquierda tradicional, la perspectiva estratégica sigue siendo el frente de izquierda, es decir, la expresión actual de aquel frente único proletario” que Trotsky recomendaba como línea a seguir en los países imperialistas en los que actuaban poderosos partidos obreros y socialistas reformistas. Trasladada esta línea en el tiempo y el espacio hasta la Argentina de hoy, se convierte en una vía muerta que condena a sus impulsores a resecarse en el sectarismo (como es el caso del PO) o, cuando se quiere escapar de él, a diluirse en las charcas de la centroizquierda (como le sucede al MST de Vilma Ripoll). Pero si el “espacio de la deuda” estaba condenado a desarticularse en virtud de las diferencias estratégicas (programáticas y metodológicas) entre sus componentes centroizquierdista e izquierdista tradicional, ¿qué papel desempeñaron en ese espacio las organizaciones nacional-populares entre las que se cuenta Socialismo Latinoamericano?

Hoy como ayer: Frente Nacional

Por su menor peso organizativo y su falta de inserción mediática, las organizaciones nacional-populares no pudieron presionar sobre las otras “dos patas” del Espacio sobre la deuda. Ante ello, sumarse a las imposiciones del solanismo habría significado ver desdibujado su perfil en aras de un progresismo pequeñoburgués que sólo aspira a conseguir algunas bancas parlamentarias a la sombra del cineasta para dar colorido a la “democracia” colonial. Por otra parte, acompañar a la izquierda tradicional en su despliegue callejero implicaría perder contacto con el país real y obtener, a cambio, un lugar menor en el mundo de la estudiantina universitaria. Desechando estas perspectivas, las organizaciones nacional-populares, muchas de ellas conscientes de ser sólo momentos transitorios en la imprescindible conformación de una entidad superior, han decidido ensayar formas de contacto y convergencia horizontales. La reivindicación de la Gesta de Malvinas, en tanto expresión actual de la bandera siempre vigente de la lucha por la soberanía nacional; el No Pago de la Deuda Externa, expresión actual, a su vez, de la bandera también vigente del antiimperialismo y la lucha por la independencia económica; el Frente Nacional, como vehículo del protagonismo de las grandes masas populares: la clase obrera, sus aliados plebeyos del pobrerío y la clase media, los intelectuales nacionales, los militares patriotas. Tales son los núcleos en torno a los cuales el campo nacional-popular y revolucionario, hoy ausente de facto en el mapa político argentino hegemonizado por un oficialismo y una oposición igualmente regiminosos, debe empezar a madurar y reconstituirse. En tal dirección apuntamos los militantes de la Izquierda Nacional agrupados en Socialismo Latinoamericano SL

Para mayor información, escribinos a: contacto@izquierdanacional.org o visitá nuestra web:

www.izquierdanacional.org

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: “La guerra de campesinos” y la reconstrucción del eje liberal-oligárquico, por Gustavo Cangiano ★ Una política energética independiente en el centro del proyecto de liberación, por Gustavo Lahoud ★ Yacyretá y las falsedades del ecologismo cavernario, por Carlos Andrés Ortiz ★ Los planes quinquenales en la Revolución Nacional, por Fernando Pereyra ★ Documentos: La complicidad de los partidos oligárquicos en el golpe de Estado del 76, Izquierda Popular núm. 58, enero 1976 ★ Las ilusiones del peronismo de izquierda, por Blas Manuel Alberti, Izquierda Nacional, febrero 1974

SOCIALISMO LATINOAMERICANO ∼ ARGENTINA

IZQUIERDA NACIONAL

núm. 10 - año 1 - mayo de 2010 - segunda época - $1,00

TAREA CENTRAL PARA LA NUEVA GENERACIÓN DE MILITANTES

Romper la falsa polarización entre oposición y oficialismo

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l periodismo “independiente” está comprobando, con alarma, que los grandes partidos de la oposición, en los que afirma sus esperanzas de sacarse de encima al kirchnerismo, no están a la altura de la noble empresa. El pasado 25 de abril, la nota política de fondo del “gran diario argentino” dio cuenta de la amarga comprobación en los siguientes términos: “Los líderes de la oposición estarían empezando a tomar conciencia sobre algo. Es cierto que resta un tramo largo e incierto hasta 2011. Pero todo el tiempo que ellos dilapidan es aprovechado por los Kirchner para arroparse con herramientas del Estado, vaciar las instituciones (las trabas en el Congreso son un ejemplo) y llevar hasta la anemia a una oposición de origen heterogéneo y débil”. En la redacción de La Nación, la inquietud es similar. Mariano Grondona, su sesudo analista dominical, terminó la reflexión publicada ese mismo día con este perturbador interrogante: “¿Será posible que la irreflexiva dispersión de sus opositores termine por abrirles a los Kirchner las puertas de una ambición que cualquier mandatario prudente juzgaría descabellada? Esta temible pregunta amenaza con acompañar a los argentinos hasta octubre de 2011.” Anteriormente, Grondona se había interrogado acerca de si la Suprema Corte se atrevería a impugnar la futura candidatura presidencial de Néstor Kirchner, del mismo modo en que la justicia colombiana lo había hecho con la de Uribe. Bien explicado, el asunto es sencillo de entender: “Ajustándose al principio que excluye las reelecciones indefinidas, nuestra reforma constitucional de 1994 limitó a dos períodos consecutivos el plazo presidencial. Si Néstor Kirchner insiste ahora en su candidatura presidencial para 2011, estará violando aquel principio porque, al digitar a Cristina en 2007, lo que obtuvo en realidad fue su propia reelección a través de ella, a la que en 2011 seguiría, si la consiguiera, una tercera presidencia consecutiva.” Más allá del dislate senil de Grondona sumido en la impotencia, lo que traducen estos análisis periodísticos es la certeza de que las fuerzas partidarias tradicionales, enfrentadas al kirchnerismo, ni siquiera como oposición tienen un mínimo de cohesión y consistencia política, mucho menos como alternativa de poder. En consecuencia, lo que a partir del 28 de junio pasado se daba como seguro en 2011, ahora resulta incierto. ¿Un gobierno del bloque de radicales, cívicos y socialistas –hoy prácticamente disuelto– o de Unión Pro, alianza victoriosa en la provincia de Buenos Aires en las pasadas legislativas, ahora en crisis por la rivalidad entre Macri y De Narváez? Basta interrogarse sobre el grado de consolidación gubernamental y el margen de maniobra que

El próximo gobierno mantendrá, en lo esencial, una línea de continuidad, ya que la nueva administración difícilmente reúne fuerza suficiente para imprimir un giro decisivo a la situación. En la historia política de las últimas décadas, estos giros fueron precedidos por crisis orgánicas que afectaron al conjunto de la sociedad: el golpe de Estado de 1976; el terrorismo económico de los “mercados” en 1989; el estallido de la convertibilidad en 2001. Nada de esto está presente ahora en el horizonte. podría alcanzar alguna combinación surgida de esas fuerzas, para comprender la preocupación que gana terreno entre quienes apuestan a la derrota del gobierno el próximo año. Ni siquiera en los altos círculos del poder económico un recambio gubernamental de esa naturaleza inspira demasiada confianza, a pesar de las pruebas de sometimiento que han dado los jefes de esa oposición. Si algo ha quedado claro en las dos últimas décadas es que la única maquinaria política en condiciones de gobernar, adaptándose a los cambios en las correlaciones de fuerzas que se produjeron en las esferas del poder de clase, ha sido el Partido Justicialista; en los noventa, siguiendo al pie de la letra el programa del capital financiero internacional y de las transnacionales que intervinieron en el festín de las privatizaciones; en la década siguiente, ajustándose al nudo de intereses que giran en torno a los negocios de la gran burguesía industrial y los grupos exportadores.

Así las cosas, hacia adelante lo más importante no es si el próximo gobierno surgirá de las filas de la oposición o si se mantendrá la sucesión de presidentes justicialistas iniciada en 2002. En todo caso se mantendrá, en lo esencial, una línea de continuidad, ya que la nueva administración difícilmente reúne fuerza suficiente para imprimir un giro decisivo a la situación. Sobre esto hay que tener presente que, en la historia política de las últimas décadas, estos giros fueron precedidos por crisis orgánicas que afectaron al conjunto de la sociedad: el golpe de Estado de 1976; el terrorismo económico de los “mercados” en 1989; el estallido de la convertibilidad en 2001. Nada de esto está presente ahora en el horizonte. En el 76 mediante el terrorismo de Estado, y en el 89 a través de la hiperinflación, se crearon las condiciones para un reordenamiento a fondo de las estructuras económicas y sociales según las imposiciones del

capital financiero, que a partir de mediados de los setenta habría de alcanzar una posición dominante en escala mundial. En diciembre de 2001, en cambio, fue la resistencia de la sociedad y la movilización de las masas populares lo que precipitó la crisis del régimen existente y los cambios en el balance del poder. En esta ocasión fueron la inmadurez y las contradicciones de las fuerzas emergentes (ausencia de dirección, programa y organización) las que facilitaron la restauración de las instituciones y de la corporación partidaria, ayudaron a la recomposición del bloque dominante y establecieron una relación de fuerzas que en lo fundamental habrá de mantenerse en el período inmediato. Nada puede esperarse, en consecuencia, de la posible alternancia entre oficialistas y opositores. Si bien es cierto que, juzgados individualmente, personajes como Cobos, Carrió, Macri o De Nárvaez son lo peor que puede presentar la política nacional, no lo es menos que la opción kirchnerista del “mal menor” es una trampa, producto de una falsa polarización, montada para bloquear posibles realineamientos que escapen a los límites del presente statu quo. Quebrar esa falsa polarización es la tarea principal de la militancia que, bajo las banderas nacionales, democráticas, antiimperialistas y socialistas, está dispuesta a luchar en las fábricas, en las empresas y en los sindicatos, en los barrios, en las escuelas y en las universidades, en los cuarteles… para cambiar el presente y construir un futuro más digno y más justo para todos SL

Le apuntan a los Kirchner y de paso le pegan a Chávez

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a oposición cree haber encontrado un cuyos intereses particulares, enraizados en verdadero filón para profundizar su camla función pública, la alejan cada vez más de paña de descrédito del gobierno kirchnela sociedad que le dio el mandato, se autonorista. Las relaciones económicas con Venemizan y terminan por prevalecer, convirtienzuela, ensombrecidas desde tiempo atrás por do su inserción en el aparato estatal en una reiteradas denuncias de corrupción, constitufuente de enriquecimiento. yen para los probos repúblicos una oportuniNada nuevo. Así funciona la democracia dad imperdible. En verdad, la corrupción gubajo el capitalismo. En esto la oposición no bernamental es un signo de la época. Buena se diferencia del kirchnerismo. Sin embargo, cuenta de esto pueden dar Carlos Menem y Alianza que preocupa a la oposición. para el heterogéneo bloque que conforman Fernando de la Rúa, procesado uno por malradicales, cívicos, macristas y peronistas diversación de bienes públicos y el otro por hechos de corrupción. ¿Qué sidentes, las presentes denuncias apuntan a un segundo, y no menos decir de funcionarios más recientes como Claudio Uberti o Ricardo importante, objetivo: el gobierno de Chávez. Hace rato que los oposiJaime, por no nombrar a Julio De Vido? Seguramente, tomando en tores locales coinciden con la contrarrevolución venezolana. Bajo sus cuenta estos antecedentes, Julio Cobos, que evidentemente sabe del denuncias de autoritarismo y corrupción, lo que se rechaza del chavisasunto, exclamó: “Hablar de que en un gobierno no haya corrupción mo es el grado de confrontación con el imperialismo norteamericano, es casi una utopía”. la centralización del poder para hacer frente a las conspiraciones y La expresión del vicepresidente opositor no es, ni más ni menos, campañas desestabilizadoras, la política de nacionalizaciones… En que la confesión del integrante de una corporación –la partidaria– definitiva, lo bueno y no lo malo del chavismo SL

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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Socialismo Latinoamericano  Número 10 / mayo de 2010

Frente a las falsas opciones, el compromiso militante de ser “dueños de la verdad” El relativismo, en un punto, paraliza. Primero genera confusión intelectual, eclecticismo. Luego, erosiona la voluntad militante (y la voluntad a secas). Por eso el imperialismo hoy no opone al pensamiento revolucionario “fuerte” un pensamiento contrarrevolucionario igualmente “fuerte”; le opone el “pensamiento débil” de quienes no pretenden ser “dueños de la verdad” porque creen que “la verdad” no existe, que “todo vale” y que, en definitiva, hay que dejar que las cosas sigan tal como están, porque si queremos cambiarlas, y especialmente si las queremos cambiar con métodos revolucionarios, podrían volverse peores.

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l escenario político nacional está dominado por una disputa entre dos sectores del sistema partidocrático instaurado –refundado– en 1976, que buscan posicionarse como los ocupantes del poder formal. El poder real sigue intacto, con el monopolio mediático como su principal instrumento, desde el cual “distribuyen el juego”. Caído de la gracia del poder real, el gobierno de los Kirchner –otrora León Trotsky. instrumento útil– es hoy objeto del despiadado ataque del monopolio mediático y de sus adversarios de la “oposición”. Se ha instaurado ante la sociedad una falsa dicotomía gobierno/oposición, como si ese fuese el único camino para rescatar a la Patria de su postración. A grandes rasgos, la sociedad argentina se encuentra dividida entre: 1º. kirchneristas; 2º. opositores, de “derecha” o de “izquierda”; 3º. quienes sostienen que el kirchnerismo es el “mal menor”, al que hay que apoyar; 4º. los poquísimos y poderosos que detentan el poder real; 5º. la enorme mayoría de los argentinos que identifican a la política con la partidocracia, desprecian su ejercicio y, en el mejor de los casos, se agotan en la crítica desesperanzada; 6º. finalmente, quienes consideran que debe construirse una opción distinta a las anteriores, entre ellos quienes militamos en Socialismo Latinoamericano (SL) con ese fin. Planteado el problema, el desafío, para quienes creemos que el camino es otro, es cómo definir un perfil políticoideológico propio diferenciado, sin ser funcionales a una alternativa más regresiva que el kirchnerismo. ¿Cómo no hacerle el juego a la derecha sin que eso suponga caer en el seguidismo a lo supuestamente “menos malo” de lo que existe? En otras palabras: ¿Cómo criticar a Clarín sin ser ab-

sorbidos por el kirchnerismo, y cómo criticar al kirchnerismo sin ser absorbidos por Clarín? La resolución a este problema no es sólo intelectual, sino militante. El camino es adquirir la fuerza cuantitativa y cualitativa que se necesita para ser un factor político real. Si el camino del desenvolvimiento militante se obtura, quedaremos reducidos a la condición de meros analistas de la realidad. Y eso sería letal, porque ayudaríamos a consolidar el actual estatus político. Hay quienes nos señalan que “no tenemos que creernos dueños de la verdad con base en nuestras ideas de avanzada...” ¿Por qué no deberíamos hacer tal cosa? Hay gente que dice una y otra vez que no hay que creerse dueño de la verdad. ¿Cómo que no? Si al discutir con el macrismo o el PO, por ejemplo, yo no creyera que mis posiciones son correctas o “verdaderas”, sino que las posiciones correctas o “verdaderas” son las del adversario, entonces... ¡me iría al macrismo o al PO! Y si pensara que las posiciones correctas o “verdaderas” no son de nadie, me dedicaría a lamentarme, cayendo en el individualismo –desesperanzado en este caso– que tan bien promueve la ideología neoliberal. Es necesario distinguir entre dos cosas que son diferentes: una es el derecho de una persona a sostener un punto de vista; otra es la verdad o falsedad de ese punto de vista. El derecho a lo primero no depende de la decisión sobre lo segundo. En otras palabras: los militantes de Socialismo Latinoamericano somos socialistas de Izquierda Nacional, y lo somos porque creemos que “la verdad” está de nuestro lado. Si en un momento pensáramos que no somos dueños de la verdad y que tal vez Marx tuvo razón, pero tal vez la razón la tuvo Adam Smith; que “parte de la verdad” estaba del lado de Trotsky y otra parte del lado de Stalin; si creyeramos que Abelardo Ramos no fue “dueño de la verdad” en sus debates con Milcíades Peña, o en sus críticas al juanbejuistismo, entonces, ¿qué sentido tendría dedicarnos a una actividad política militante? El relativismo, en un punto, paraliza. Primero genera confusión intelectual, eclecticismo. Luego, erosiona la voluntad militante (y la voluntad a secas). Por eso el imperialismo hoy no opone al pensamiento revolucionario “fuerte” un pensa-

miento contrarrevolucionario igualmente “fuerte”. Le opone el “pensamiento débil” de quienes no pretenden ser “dueños de la verdad” porque creen que “la verdad” no existe, que “todo vale” y que, en definitiva, hay que dejar que las cosas sigan tal como están, porque si queremos cambiarlas, y especialmente si las queremos cambiar con métodos revolucionarios, podrían volverse peores. Por su propia naturaleza, las posiciones revolucionarias están destinadas a ser minoritarias siempre (salvo, tal vez, en fugaces instantes en medio de una crisis revolucionaria). ¡Es que, si no lo fueran, las revoluciones no serían necesarias! La Izquierda Nacional organizada militantemente en Socialismo Latinoamericano ya ha caracterizado adecuadamente al actual gobierno y a su oposición (ver www.izquierdanacional.org). Lo que millones de argentinos explotados necesitan no es que se les ofrezca un listado de razones para justificar el apoLa oposición, la “opción peor”. yo a esta o a aquella de las variantes partidocráticas. ¿Acaso deberíamos discutir quién es menos malo y encolumnarnos disciplinadamente tras ese supuesto mal menor? Lo que necesitan los trabajadores es que aparezca en el escenario político una fuerza nacional, popular, antiimperialista, orientada hacia el socialismo. ¿De dónde va a salir esa fuerza? ¿Del kirchnerismo? ¿Del solanismo? Los socialistas podemos dar el “apoyo” a uno o a otro de los políticos burgueses; eso dependerá de cuál sea la situación concreta. Pero lo que no podemos es sustituir la construcción de una entidad socialista militante con intervenciones individuales. Los socialistas, antes que nada, somos militantes. Si no somos militantes, no somos socialistas. La Izquierda Nacional militante (SL) no va detrás de nadie. Si apoyamos a alguien que no es “nosotros”, lo hacemos porque evaluamos (acertadamente o no) que dar ese apoyo sirve, entre otras cosas, para fortalecer nuestro propio desenvolvimiento. Un socialista revolucionario no mira desde afuera la realidad política, sino que se propone intervenir activamente en ella. Si ya está construida la organización propia, el socialista revolucionario interviene desde ella. Si la organización no está construida, el socialista revolucionario dedica todas sus energías a construirla SL

Expropiar al monopolio manipulador Es necesario garantizar el pluralismo en las formas de propiedad de los órganos de prensa, con clara preferencia por las modalidades de propiedad social. Por HoRACIO DA SILVA

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a escalada en el enfrentamiento entre el gobierno y los principales medios de comunicación social (MCS) avanza; lo interesante es ver hasta dónde llega y cuáles son sus resultados concretos, más allá de telenovelesco intercambio. Debe destacarse algo que por obvio no deja de ser importante: el gobierno (a través de Néstor Kirchner) acaba de decir que “la primera fuerza de la oposición es la concentración mediática”, y uno de los aludidos (La Nación) critica sus dichos por “cuestionar a los medios de comunicación”. Se trata de dos cosas distintas, que La Nación sabe que lo son pero pretende confundir. Una cosa es la libertad de prensa y otra el libertinaje empresarial. El principal enemigo a vencer es el poder real que se agrupa detrás de la concentración mediática; la responsabilidad del gobierno –entre otras muchas– es haberlos apañado cuando eran aliados y ahora descalificarlos por estar enfrentados, no por las razones de fondo a las cuales el gobierno alude sólo en el discurso.

Con amplio “despliegue informativo” –en realidad propagandístico­en defensa de su causa–, el monopolio empresarial de la comunicación ha dado amplia cobertura a la declaración de repudio a lo que califican, hipócritamente, de “atentado a la libertad de expresión”. En las últimas semanas aparecieron carteles sin firma denunciando a la “élite periodística” de la prensa venal: Mariano Grondona, Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, Ricardo Kirchbaum, Joaquín Morales Solá y otros personajes por el estilo, de nefasta historia profesional y política. Hebe de Bonafini se sumó a la denuncia organizando un “juicio ético” en Plaza de Mayo. Los denunciados pusieron el grito en el cielo: sólo un gobierno autoritario, castrista-estalinistachavista-fundamentalista puede atreverse a hacer semejante cosa. ¡Habráse visto! Inmediatamente, todo el arco de la partidocracia salió a acompañar a los “damnificados” por el “atropello”. No faltó nadie: ni los macristas, ni los duhaldistas, ni Carrió, ni los “socialistas” de Américo Ghioldi...

Jorge Rafael Videla y Ernestina Herrera de Noble brindan en la inauguración de la empresa “Papel Prensa”. Los militares auspiciaron la información del monopolio para que Clarín calle la represión y no diga nada de los desaparecidos. Todo el país pagó esta alianza aberrante.

¡Hasta Solanas pidió pista en un baile que promete dividendos electorales! Al leer sobre toda esta parodia acerca de los “ataques a la libertad de prensa”, uno piensa: si esta gente hace tanto barullo por las bravatas kirchneristas, ¿qué no sería capaz de hacer en el momento en que un gobierno de frente antiimperialista los ponga en su lugar? ¿O acaso un proceso encaminado hacia la emancipación nacional y social debería respetar a los aparatos ideológicos antinacionales y antipopulares y a sus agentes disimulados como “periodistas independientes”? ¿Puede hablarse de verdadera libertad de expresión cuando los grandes medios de difusión están en manos de los pocos pero

poderosos que ejercen el poder real en nuestra Patria? Todos los grandes medios nacionales deben ser expropiados y su propiedad transferida a los más significativos sectores sociales organizados del país. Al expropiar el inmenso poder de una prensa monopolizada por reducidos grupos de presión, no se transfiere al Estado ese poder, sino a las organizaciones sociales de la Nación. Debe terminarse con el modelo empresarial único de propiedad privada de la prensa y con el modelo único de propiedad estatal. Es necesario garantizar el pluralismo en las formas de propiedad de los órganos de prensa, con clara preferencia por las modalidades de propiedad social. Como el periodismo contribuye decisivamente a moldear el alma de un pueblo, a condicionar el desarrollo de su cultura, a formar o deformar sus ideas y valores, y a definir la percepción de sus propios problemas y de su propia realidad, su control genera un inmenso poder político que, por la propia salud en la Nación, no debe ser monopolio de grupos de presión ni del Estado. Esta reforma estructural contribuirá de manera muy importante a sentar las bases de una cultura pluralista, democrática y creadora. Por tanto, la crítica y la discrepancia deberán seguir existiendo en el nuevo ordenamiento de la prensa, pero como expresión auténtica de los grandes grupos sociales organizados que constituyen a la Nación SL


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A DOSCIENTOS AÑOS DE UNA REVOLUCIÓN INCONCLUSA

Por un segundo Ayacucho que consagre la unidad de la Patria Grande Los magnos objetivos de las grandes figuras del pasado se encuentran aún inalcanzados. Moreno, Castelli, Artigas, San Martín, Belgrano y Monteagudo aspiraron a conformar la nación iberoamericana. Fueron derrotados junto a otros héroes del continente en el proceso balcanizador. Si el desmembramiento explica la dependencia, por el camino de la integración avanza la gesta emancipadora. Más que festejar, aprovechan la fecha célebre para memorar a los auténticos patriotas. Por Honorio Díaz

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l festejo de los centenarios se puso de moda cuando se cumplió la primera centuria de la independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa. Las burguesías celebraban la expansión generalizada del capitalismo y la salida de la crisis internacional de 1873-1874. Para ese entonces, la concentración económica y la conformación del mercado mundial basado en la división internacional del trabajo hacían trizas la libre competencia y dejaban vigentes los pilares de la naciente fase imperialista. Cuando se cumplieron cien años de mayo de 1810, la Argentina oligárquica tiró la casa por la ventana. Mostraba orgullosa el crecimiento de las exportaciones y la suba de los precios internacionales de los cereales y las carnes producidos en la pampa húmeda. Para evitar problemas, se creyó conveniente mantener hasta ese entonces la maquinaria del fraude y la represión del movimiento obrero. Los balances realizados se inspiraron en su gran mayoría en parámetros positivistas. La ensayística, tanto de derecha como de izquierda, desbordaba un esquemático biologismo, un liberalismo europeísta, un racismo obsesivo que se utilizaba para justificar la bienvenida brindada a los extranjeros y la marginación de indios, negros y gauchos. En el bicentenario, una lluvia de libros invaden las librerías proporcionando visiones panorámicas sintéticas de diferentes dimensiones del pasado argentino. Esos enfoques ponen sobre el tapete, a veces sin proponérselo, algunos interrogantes interesantes: ¿Cuándo comienza la historia argentina? ¿En mayo de 1810 se produjo una revolución? ¿No sería más justo celebrar la declaración de julio de 1816? ¿Cuáles fueron los alcances de la soberanía lograda en el siglo XIX? ¿Los objetivos básicos de nuestros próceres se encuentran logrados? La historia se ocupa de realizar la reconstrucción intelectual del pasado humano trascendente. Los liberales mitristas acostumbraban comenzar sus relatos un poco antes de los acontecimientos de 1810. Los nacionalistas rosistas, por su católica admiración a la madre patria, la iniciaban con la llegada de los españoles al actual territorio. De ese modo, ambas corrientes historiográficas prescindían de más de diez milenios de vida humana en estas tierras, y consumaban así un acto discriminatorio mayúsculo que en la actualidad aún se repite. Para clarificar el carácter de los acontecimientos de 1810, se torna necesario previamente precisar el concepto de revolución. Su acepción sociológica de cambio profundo, súbito y violento de estructuras de un orden social resulta excesiva, ya que no hubo un pasaje de feudalismo a capitalismo. Pero en términos históricos puede hablarse de una revolución política emancipadora. Estuvo ligada a la lucha popular española contra la

El valor de la unidad.

invasión napoleónica, enmarcada por una profunda crisis de la monarquía y enlazada a la corriente independentista continental. Los tres principales nucleamientos partidarios porteños coincidieron en provocar el cese del virrey Cisneros, con el apoyo de las milicias. La Junta reflejó esa convergencia: Saavedra (linierista), Moreno (alzaguista) y Belgrano

(carlotista) conforman los ejemplos salientes. Pero también el organismo ejecutivo evidencia la confluencia en el emprendimiento de diversos sectores sociales. Entre sus miembros encontramos a cuatro abogados, dos comerciantes, dos militares y un sacerdote, algunos de los cuales son hacendados. Los niveles estamentarios inferiores no representados en la Junta acompañaron al nuevo gobierno, que quedó enfrentado al núcleo de funcionarios virreinales y a los beneficiarios directos del comercio monopólico. Los sucesos de mayo de 1810 se dan en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, y la posterior integración de representantes del interior en la Junta Grande significó el desplazamiento del morenismo jacobino. El manifiesto de 1816 poseyó términos más concluyentes: eliminó el acatamiento a Fernando VII y expresó vocación unificadora declarando la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Pero debe señalarse que el Congreso de Tucumán, tan alentado por San Martín y Belgrano, no contó con representación de las jurisdicciones litoraleñas que respondían al mando de Artigas. La emancipación iberoamericana se inscribe en el ciclo de las revoluciones burguesas. Pero en el Río de la Plata se carecía de una burguesía consolidada, capaz de llevar adelante la transformación hasta sus últimas instancias. Esa invertebración básica con

Unasur, un esfuerzo de integración.

atraso de las fuerzas productivas justifica la debilidad política del proceso pleno de avances y retrocesos, victorias y claudicaciones. En la Argentina se salió de la dominación española y se cayó en las redes de otro colonialismo económico europeo. Se terminó construyendo un país dependiente en lugar de conquistar una nación soberana, integrada continentalmente por la historia, la lengua, la economía, la religión y la cultura. En consecuencia, los magnos objetivos de las grandes figuras del pasado se encuentran aún inalcanzados. Moreno, Castelli, Artigas, San Martín, Belgrano y Monteagudo aspiraron a conformar la nación iberoamericana. Fueron derrotados junto a otros héroes del continente en el proceso balcanizador. Si el desmembramiento explica la dependencia, por el camino de la integración avanza la gesta emancipadora. Las mujeres y los hombres de Socialismo Latinoamericano bregan por un segundo Ayacucho que conjugue la liberación nacional y social. Más que festejar, aprovechan la fecha célebre para memorar a los auténticos patriotas SL

1º de mayo: la clase trabajadora, eje de la lucha emancipadora Por Ángel Rial

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ecordar la gran huelga que llevaron adelante los trabajadores fabriles de Chicago en el año 1886, así como sus reclamos legítimos, que fueron dirigidos a reducir a ocho horas la jornada laboral, es claramente de suma importancia en una fecha como hoy. La valentía de los obreros fusilados, como de todos aquellos que participaron de esta enorme medida de fuerza, es una digna demostración de la fuerza real con que cuentan los trabajadores organizados. Claro que, hábil y vilmente, algunos intentan ocultarla para desesperanzar y evitar cualquier intento de emancipación. En nuestro país existen varios casos. Un 1º de mayo 1894, ocho años después de la masacre de Chicago, un librecambista cipayo como Juan B. Justo decía lo siguiente: “Los derechos políticos están en esta República al alcance de todos los trabajadores, que el día que quieran podrán usarlos en beneficio de su causa. Pero ni los trabajadores de origen extranjero los han solicitado, ni los nativos han sabido usarlos con criterio.”1 Otro 1º de mayo, más precisamente de 1909, se producía una masacre contra obreros anarquistas en la plaza Lorea; el responsable fue el coronel Ramón Falcón. Poco tiempo después, un obrero anarquista se tomaría revancha asesinándolo. Los obreros habrían de conseguir una reducción en la jornada laboral en el año 1929, producto de la ley sancionada en el gobierno de Yrigoyen; pero esta sanción no habría sido posible sin el movimiento

de masas que se registró desde comienzos del siglo. Posteriormente, vendrían momentos que calaron hondo en el movimiento obrero, como el período de la “década infame” y los dieciocho años de proscripción del peronismo que facilitaron, a todo el arco oligárquicoimperialista, el avance y posterior aniquilamiento de los sectores nacionales y populares vigentes que, con sus aciertos y errores, no pudieron doblegar a las fuerzas contrarrevolucionarias que esquilman al país desde 1976. Aquellos sectores nacionales y populares, que defienden los reales intereses de los trabajadores y luchan por reconstruir un movimiento obrero hoy atomizado, serán los artífices del quiebre de todo el arco partidocrático que intenta perpetuar la dependencia. Para ello, son necesarias políticas que promuevan programas nacionales-democráticos como las que propone Guillermo Hamlin,2 donde claramente se acentúa la importancia de una defensa integral del territorio, nacionalizando los recursos básicos de la banca y del comercio exterior. El 1º de mayo debe ser un resorte emocional para los trabajadores, en clara sintonía junto a aquellos que tengan la decisión irrenunciable de liberar definitivamente a nuestra Patria del yugo imperialista SL 1 Jorge E. Spilimbergo, Juan B. Justo y el socialismo cipayo, Coyoacán, Buenos Aires, p. 93 2 Socialismo Latinoamericano, núm. 8, marzo 2010.


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Grecia: el eslabón más débil

NUESTROS libros

El capitalismo está en crisis. Queda por ver si otra vez la historia retoma su camino a través de los eslabones más débiles del sistema.

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l derrumbe griego confirma el hecho de que la crisis del capitalismo ha entrado en una nueva fase. Se trata de la señal de un proceso profundo que afecta a los mecanismos de reproducción del capital y abarca a países como Portugal, España, Italia e Islandia, a varias de las naciones del este europeo e incluso a economías de mayor desarrollo como la británica. El caso griego es sintomático. La recesión capitalista ha sido la causa principal de la caída de los ingresos fiscales y de su consecuencia inmediata: un crecimiento incontrolable del déficit estatal y de la deuda pública. El anterior gobierno conservador, con la ayuda de los usureros de Goldman Sachs, falsificó las cuentas públicas, mientras acumulaba deuda para financiar los desequilibrios hasta volver la situación explosiva. Para subrayar la gravedad del asunto, basta tener presente que el 95% de los bonos de la deuda griega está en poder de bancos europeos, principalmente alemanes, que presionan a sus gobiernos para imponer su propia solución a la crisis.

El pueblo griego se moviliza.

Naturalmente, el diagnóstico del FMI y de la Unión Europea estuvo en línea con esa exigencia: rebajas de salarios y de las jubilaciones de los empleados públicos, congelamiento de salarios de los trabajadores de la empresa privada, recorte de los gastos sociales, aumento de los impuestos al consumo a cambio de una masa de créditos por hasta 111.000 millones de euros. El semanario alemán Der Spiegel agregó el siguiente anticipo: Grecia podría quedar diez años bajo la tutela del FMI “hasta que las reformas sean realizadas y den sus frutos”. Esta receta fue aplicada estrictamente en Irlanda. ¿El resultado? El PBI cayó 8% en 2009. También se trató de imponer en Islandia bajo presión descarada del gobierno británico auxiliado por los impresentables holandeses. El 97% de los votantes repudió el intento en el referéndum. En Grecia, los trabajadores y las grandes masas explotadas ya luchan en las calles contra la pretensión de hacerles pagar con sangre una fabulosa transferencia de riqueza a favor del parasitismo financiero. El capitalismo está en crisis. Queda por ver si otra vez la historia retoma su camino a través de los eslabones más débiles del sistema SL

La “izquierda democrática”: la otra voz de la contrarrevolución Por GUSTAVO CANGIANO

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s realmente notable que el análisis crítico que esta “izquierdista democrática” hace sobre el régimen cubano tenga tantas coincidencias con el que realiza Nicolás Márquez, un escriba pagado por la CIA, en el libro El canalla. La verdadera historia del Che, que se publicó el año pasado. La socialdemocracia contra la Revolución Cubana Primera curiosidad, por cierto “sintomática” (en sentido althusseriano, como diría De Ipola): para realizar su “investigación” sobre Cuba, Hilb obtuvo una beca del Conicet para viajar a... ¿a Cuba? No. ¡A Miami! Allí se entrevistó con cuanto gusano tuvo a mano y consultó la frondosa biblioteca de la Florida International University. Segunda curiosidad, también digna de una “lectura sintomal”: Hilb nota que hay cierta resistencia en la intelectualidad “progresista” a criticar al régimen cubano tal como se lo merecería. Y entonces dice: “Mi propósito es comprender el núcleo de esta dificultad, captar el punto ciego de la dificultad de la izquierda democrática con el régimen surgido de la Revolución Cubana, con el fin de comenzar a horadar ese núcleo y así poder reflexionar libremente sobre la naturaleza de dicho régimen.” Es decir, Hilb se propone “desmitificar” la Revolución Cubana. Su libro es una crítica despiadada tendiente a tal fin. Uno se pregunta por qué, si de desmitificar un fenómeno histórico se trata, elegir justamente el “mito” de la izquierda revolucionaria y del nacionalismo antiimperialista, y no los mitos de las clases dominantes. ¿Por qué no “deconstruir”, por ejemplo, los mitos fundantes del orden imperialista mundial (el que se instituye en 1945 luego de la derrota del imperialismo alemán ante el imperialismo anglosajón, convirtiendo a los derrotados en “el mal absoluto” y a los vencedores en paladines de la “democracia”) y del orden semicolonial en Argentina (el que se instituye en 1983 luego de la institucionalización, mediante el paradigma derechohumanista, de la contrarrevolución triunfante en 1976)? La respuesta es sencilla: porque Hilb y su “izquierda democrática” son la “intelectualidad orgánica” encargada de administrar estos dos

La editorial Edhasa acaba de publicar un libro de Claudia Hilb: Silencio, Cuba. Lleva como subtítulo La izquierda democrática frente al régimen de la Revolución Cubana. La autora está casada con el althusseriano-alfonsinista Emilio de Ipola, y, al igual que su marido, se proclama dueña de una “sensibilidad de izquierda” y sobreviviente de la “tradición política de izquierda radical”. últimos “mitos”. Su interés no es derribarlos, sino fortalecerlos para oponer obstáculos intelectuales a los procesos revolucionarios emancipadores. Pero vayamos al contenido del libro. Los profesores y la lucha de clases ¿Cuál es la tesis central de Hilb? Ni más ni menos que una remanida tesis de la derecha liberal que ella presenta como novedosa: que los procesos revolucionarios “igualitaristas”, en su intento por “imponer desde arriba” el “paraíso en la Tierra”, terminan edificando un “infierno” que suprime todas las libertades. Según la autora, no existe contradicción entre las aspiraciones (y los logros “iniciales”) igualitaristas de la Revolución y su progresiva “verticalización”. El “igualitarismo radical” está inescindiblemente asociado a la “concentración del poder”. La reflexión no vale sólo para la Revolución Cubana, sino para todo proceso revolucionario: el desenlace estalinista estaría inscripto desde un comienzo en lo que sería la concepción leninista de toma del poder por una vanguardia revolucionaria. El “totalitarismo”, entonces, no es un accidente evitable, sino el complemento natural del “revolucionarismo radical”. Como Hilb es una profesora biencomida al servicio de la burguesía, no una militante del campo popular, todas sus reflexiones se mantienen en un plano discursivo-filosófico, y la función de esas reflexiones es generar la idea de que no existe salida para los males del capitalismo, puesto que más allá de éste, hacia donde apunta la “izquierda radical”, hay un “infierno totalitario” que, en nombre de “la virtud”, instala “el terror”. De ese modo, Hilb expande el veneno del desencanto (¿qué otra cosa podía encontrar en las bibliotecas de Miami o en sus charlas con los contrarrevolucionarios exiliados?)

En ningún momento Hilb presta atención al curso de la lucha de clases a escala mundial. Pero sin considerar este aspecto decisivo de la cuestión, es imposible emitir un dictamen a priori sobre el resultado ulterior de un proceso revolucionario particular y concreto. Hilb presenta como “imposibilidad lógica” (la de conciliar la abolición de la explotación social con la abolición de otras formas de opresión) lo que es en realidad producto de la contingencia histórica. Las consecuencias prácticas de semejante confusión son importantes: en vez de estudiar y actuar para descubrir el camino que permita a las revoluciones emancipadoras no empantanarse en el burocratismo estalinista, Hilb y sus socios “izquierdistas democráticos” (en sorprendente coincidencia con los Márquez y demás tinterillos de la CIA) postulan la resignación y la aceptación del orden existente. Otro “síntoma” de los que tanto le gusta descubrir a su marido: Hilb no formula una sola crítica, ni de pasada siquiera, al régimen capitalista contra el cual se levantó, de la manera que pudo, la Revolución Cubana. Cuba: entre calumnias y obsecuencias Hace unas semanas, el politólogo Atilio Borón explicaba en un programa televisivo que “el régimen de partido único no es un problema para la Revolución Cubana”. Es natural que Borón, que vive de las becas y los subsidios que distribuye Cuba entre los “turistas revolucionarios” y su ejército de adulones, haga una defensa de lo indefendible. La exaltación acrítica del régimen cubano es tan perniciosa para el desenvolvimiento teórico-práctico de las fuerzas revolucionarias como los ataques reaccionarios de la “izquierda democrática” de Hilb o la derecha de Nicolás Márquez. Este año se cumple el 70 aniversario de la muerte de León Trotsky (cuyo asesino, dicho sea de paso, terminó trabajando para el gobierno cubano). Se trata de una buena ocasión para centrar la atención en la obra de este último gran clásico del marxismo revolucionario, quien –a despecho de su caricaturización en manos de los “trotskistas– nos proporciona las herramientas políticoteóricas que hacen posible una “crítica desde abajo y desde la izquierda” de los procesos revolucionarios en general y del proceso cubano en particular SL

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Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Prensa Obrera interpreta en clave ultraizquierdista la historia de los setenta, por Gustavo Cangiano ★ Mariano Moreno y el capitalismo de Estado, por Andrés Soliz Rada ★ La defensa nacional no es asunto de “especialistas”, por Alex Obal ★ El extraño caso de un peronista que reivindica a un liberal y racista ★ Documentos: Córdoba 1969: A un año del gran comienzo, Lucha Obrera, junio de 1970 ★ El Partido Comunista argentino honra a sus próceres, Lucha Obrera, octubre 1970

núm. 11 - año 1 - junio de 2009 - segunda época - $1,00

Hacia la construcción del partido revolucionario de la Izquierda Nacional

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éstor Kirchner apuesta a ganar las próximas presidenciales en la primera vuelta. Calcula que puede alcanzar un 40% de los votos y que la oposición no llegará a unirse en una fuerza que supere el 30%. Sabe muy bien que en una segunda vuelta no tiene posibilidad alguna. A tales fines, el gobierno ha puesto en marcha una política de reactivación vía aumento del gasto público, tratando de compensar, a través de programas sociales, el impacto del ajuste regresivo que descarga, sobre las capas más pobres, la inflación originada en la estructura monopólica que encorseta a la economía argentina, mientras renuncia a imponer, como en el pasado, un tope a la negociación salarial. En la Casa Rosada confían en el curso de recuperación de los precios internacionales de los productos primarios, en especial la soja, y en la excepcional cosecha de la presente campaña. En marzo pasado, Néstor Kirchner afirmó en Chaco, al reasumir la jefatura del Partido Justicialista, que el oficialismo está dispuesto a gobernar hasta el año 2020. Posiblemente el ex presidente crea que ese es el tiempo que se necesita para consolidar el actual modelo; pero ¿qué es este modelo?

El statu quo semicolonial El kirchnerismo, gobernante en los últimos siete años, no ha alterado los fundamentos del statu quo semicolonial, consolidados luego de tres décadas largas de retroceso nacional, marcados por la contrarrevolución del 76, el democratismo continuista del alfonsinismo, la revolución conservadora del menemismo y la alianza de radicales y progresistas. En estos últimos siete años, el proceso de concentración y extranjerización del capital no ha dejado de aumentar, al igual que la concentración de la propiedad agraria; los recursos estratégicos decisivos como el petróleo y la minería, lo mismo que ramas claves de la economía, siguen en manos del capital imperialista; la estructura impositiva mantiene un marcado sesgo regresivo que pesa fuertemente sobre la distribución del ingreso; el Estado sigue pagando una deuda externa, ilegítima y fraudulenta, negando todo intento de investigar su legalidad…

Si una enseñanza arrojan los acontecimientos de diciembre de 2001 y la restauración conservadora del período siguiente, es que una fuerza emergente, encaminada a abordar las tareas nacionales, democráticas y antiimperialistas, se construye por fuera del sistema político que constituyen las grandes maquinarias electorales del oficialismo y la oposición.

Profunda crisis de representatividad El kirchnerismo es producto de la crisis político-institucional en que derivó el colapso del programa neoliberal en diciembre de 2001, capítulo local de un alza de masas que introdujo apreciables modificaciones en el balance de poder en América del Sur. Esto quiere decir que sobre el desenvolvimiento de su política gravita una determinada correlación de fuerzas. Esa correlación es producto de un desenlace hasta cierto punto previsible de los acontecimientos.

El movimiento insurgente que se llevó puesto al gobierno de Cavallo-De la Rúa dejó las cosas a medio hacer. Lejos de la existencia de un complot, explicación que suscribieron los conservadores de todo pelaje, fue una masiva movilización de trabajadores, pequeños empresarios arruinados, ahorristas estafados, desocupados… lo que dejó al desnudo la profunda crisis de representatividad que envolvía al conjunto del orden institucional, crisis reflejada en la consigna “Que se vayan todos”. Una parte de la sociedad argentina estaba harta de quienes se repartían invariablemente el poder. Sin embargo, el componente espontáneo que dio fuerza arrolladora a las masas en las calles encerraba al mismo tiempo los límites del levantamiento. Aquellos que ya no estaban dispuestos a seguir soportando el peso aplastante de la usura financiera, la explotación de los monopolios, la venalidad

gubernamental y la corrupción de los políticos profesionales carecían de una dirección, una organización y un programa que elevase el movimiento de rechazo a la condición de voluntad colectiva. Se creó de esta forma un vacío político que no podía permanecer como tal: si la cuestión del poder no la resolvían los de abajo que se habían revelado, habrían de resolverla necesariamente los de arriba, que a pesar de todo mantenían sus posiciones. El reflujo sucedió a la insurgencia, y la restauración del antiguo orden cerró por un período la crisis; sin embargo, las cosas no

fueron igual que antes. El programa de los noventa estaba definitivamente agotado; los negocios del capital imperialista radicado en las finanzas y las empresas de servicios públicos privatizadas fueron desplazados en el círculo dominante por los intereses de la gran burguesía exportadora, con eje en la agroindustria y en las corporaciones fabricantes de insumos básicos. Por lo demás, el movimiento popular, incapaz aún de resolver problemas estratégicos, logró, eso sí, afirmar líneas de resistencia a la espera de una nueva oportunidad. Lo que el kirchnerismo decidió ignorar Se crearon de este modo las condiciones para una suerte de curso neodesarrollista, cuya expresión inicial fue el programa de Lavagna en el gobierno de Duhalde, y luego los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Cuando se dice que estos gobiernos son producto de la nueva relación de fuerzas,

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

se está diciendo, entiéndase bien, que hay un punto más allá del cual no pueden retroceder, a riesgo de poner en crisis su propia estabilidad. Otra historia son las posibilidades que hacia adelante había abierto la crisis y que el kirchnerismo decidió ignorar. Algunos de sus militantes, los que quieren la profundización del programa, advierten que es el presente balance del poder lo que le impide al gobierno avanzar. Algo similar decían en los ochenta los jóvenes de la Coordinadora acerca del gobierno de Alfonsín. Pasan por alto el hecho de que en mayo de 2003 las repercusiones de diciembre de 2001 no estaban clausuradas, al punto en que Duhalde, para sostenerse en el gobierno, tuvo que convocar a elecciones anticipadas. En esas elecciones, Kirchner apenas sacó el 22% de los votos, dos puntos menos que Menem. ¿Ese magro desempeño se debió a que el programa era demasiado avanzado o, simplemente, a que no estaba a la altura de la nueva situación que había creado la insurgencia popular al poner fin al ciclo neoliberal? Lo cierto es que, desde un primer momento, el kirchnerismo decidió consolidarse en la relación de fuerzas existente, sin afectar ninguno de los intereses estratégicos que definen la condición semicolonial del país. Construir por fuera de la “maquinaria” política Si una enseñanza arrojan los acontecimientos de diciembre de 2001 y la restauración conservadora del período siguiente, es que una fuerza emergente, encaminada a abordar las tareas nacionales, democráticas y antiimperialistas, se construye por fuera del sistema político que constituyen las grandes maquinarias electorales del oficialismo y la oposición. Se construye con los métodos de los trabajadores y el socialismo en el curso de un proceso dirigido a producir un realineamiento de masas en torno a un Frente Nacional de todas las clases y grupos sociales opuestos al imperialismo y a sus socios del gran capital nativo; proceso que tiene por capítulo central la organización de un partido revolucionario de los trabajadores y todos los explotados. Esa es la tarea fundamental de Socialismo Latinoamericano –la Izquierda Nacional– en el presente período histórico. En la próxima crisis del orden establecido, las masas no sólo rechazarán lo que ya no están dispuestas a soportar, sino que tendrán un programa, una organización y una dirección dispuesta a luchar por el poder para enterrar definitivamente el largo ciclo de sufrimiento, explotación y sometimiento que significaron más de tres décadas de contrarrevolución SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 11 / junio de 2010

PRENSA OBRERA, EL ANTIPERONISMO Y EL CORDOBAZO

La izquierda nacional es expresión revolucionaria en el movimiento obrero y popular Por Osvaldo Calello

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n un número reciente, Prensa Obrera dedica dos notas a someter a “riguroso” examen crítico las posiciones de la izquierda nacional en los setenta y, por añadidura, el texto desacredita la actualidad que esas posiciones conservan luego de más de 30 años. La noticia es la siguiente: tiempo atrás, nuestro compañero Gustavo Cangiano envió a uno de los foros de discusión por internet una nota con observaciones críticas sobre un comentario de Eduardo Salas al libro El peronismo armado, de Alejandro Guerrero, ambos militantes del Partido Obrero. Los redactores de Prensa Obrera tomaron nota del envío, lo autoenviaron y lo publicaron como una carta de lectores en el número del pasado 6 de mayo. A continuación, en el número siguiente, publicaron la respuesta del autor del libro y de su comentarista. El título de una de las notas –Acerca del Peronismo Armado: el debate con los muertos– es por demás sugestivo. ¿Qué mueve a una organización que se reviste de semejante soberbia a polemizar con una corriente que, según su parecer, es un cadáver insepulto? Reconfiguración del frente de clases del 45 Los detractores de la izquierda nacional enfocan su artillería en una de las afirmaciones de Cangiano en el sentido de que el retorno de Perón en 1972 no podía ser considerado como una perspectiva opuesta, sino complementaria a la consigna de “Gobierno obrero y popular”. La explicación de Cangiano es que la crisis de fines de los sesenta, que tuvo su expresión política más alta en los acontecimientos insurreccionales de mayo de 1969 en Córdoba, había creado condiciones favorables para la reconfiguración del frente de clases del 45 en un sentido superador del programa y los métodos inherentes a un proyecto de capitalismo autocentrado. La condición fundamental para esa transición era la existencia de una organización política independiente cuyo norte fuera el socialismo. Para los militantes del Partido Obrero, en cambio, esos dos objetivos (el retorno y el gobierno obrero y popular) eran contradictorios. Según su interpretación, Perón “fue traído en 1972 por quienes lo habían derrocado en 1955 precisamente para que contuviera, desviara y finalmente derrotara la perspectiva del gobierno obrero” [Guerrero]. Afirmar que su regreso y reinstalación en el gobierno “significaba ‘restituir la soberanía popular’ era una fantasía suicida que sólo vivía en las ilusiones de Montoneros, de Jorge Abelardo Ramos, y ahora, tardía y patéticamente, en las del profesor Cangiano” [Guerrero]. Para el PO, Perón no era el jefe popular, a quien la oligarquía había proscripto durante dieciocho años en los que gobernaron dictaduras militares y administraciones civiles subordinadas a los dictados del círculo dominante de la oligarquía terrateniente, la gran burguesía y el capital extranjero. Perón era, en cambio, el creador de la Triple A, el responsable de la masacre de Ezeiza, del Pacto Social entre la burocracia de la CGT y la burguesía de la UIA-CGE, el cómplice político de los golpes de Estado en Chile y Uruguay. La interpretación de la pequeña burguesía izquierdista es inalterable en el tiempo.

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El Cordobazo y la soberanía popular La izquierda nacional, a través de sus expresiones políticas (el Partido Socialista de la Izquierda Nacional en los sesenta y luego el Frente de Izquierda Popular en los setenta), sostuvo que la eliminación de la proscripción política que pesaba sobre el general Perón constituía una demanda democrática elemental que desnudaba la naturaleza oligárquica del régimen instaurado tras la contrarrevolución de septiembre de 1955. El curso de profundización semicolonial iniciado en aquel entonces no admitía en modo alguno el programa nacional burgués del peronismo, una sólida organización sindical de masas, ni un proceso de acumulación con eje en el mercado interno. Esa situación pudo mantenerse durante casi dos décadas. Por fin el Cordobazo y los levantamientos provinciales quebraron el balance del poder favorable a la oligarquía terrateniente y a sus aliados, e hicieron del reestablecimiento de la soberanía popular una perspectiva inevitable. El régimen no impidió el regreso de Perón simplemente porque no estaba en condiciones de hacerlo. Sólo a partir de una burda interpretación conspirativa de la historia, y de una subestimación llamativa de la inteligencia política de los trabajadores, es posible afirmar que Perón fue traído al país para frenar la insurgencia popular. El peronismo retornó al gobierno con un programa que estaba por debajo de las posibilidades que había abierto la movilización de masas de mayo del 69. Sin embargo, la oposición a ese programa no era una fuerza revolucionaria arraigada en las capas más profundas de la sociedad, sino el partido radical, la alianza de comunistas, intransigentes y demócratas cristianos y la derecha liberal, vale decir las distintas variantes de la partidocracia regiminosa. La advertencia que formula Cangiano es clave para comprender la situación. La potencialidad que encerraba la crisis creada por el Cordobazo podía encontrar curso de desenvolvimiento a condición de que una organización independiente, socialista y revolucionaria imprimiera un giro radical a los acontecimientos. Semejante tarea no podía llevarla a cabo Montoneros, subordinado a la jefatura bonapartista de Perón. La izquierda nacional, a través del PSIN y del FIP, inserta en el campo popular-nacional, avanzó en esa dirección, pero sin alcanzar a acumular las fuerzas militantes necesarias para torcer el rumbo de la lucha política. La historia dice otra cosa En este punto, la interpretación de los hechos que rodearon a la lucha de masas del 69 reviste una importancia especial. Guerrero sostiene que el Cordobazo no fue un levantamiento peronista, ni se proponía traer de regreso a Perón. Por el contrario, se habría tratado de “un movimiento insurreccional, social y políticamente de izquierda, con direcciones de izquierda”. Para desgracia de nuestros críticos, la historia dice otra cosa. El componente principal de la insurgencia de masas fue la espontaneidad. La movilización no tuvo una dirección de izquierda, sin considerar que una parte de esa izquierda

boicoteó la huelga general que desencadenó los acontecimientos “porque la convocaba la burocracia”. Sencillamente, el Cordobazo no tuvo dirección, por más que militantes de izquierda junto a los obreros peronistas ocuparan posiciones en las barricadas. Pero, sobre la relación que las masas obreras mantenían con el jefe del peronismo, resulta sugestiva una suerte de confesión involuntaria de Guerrero. En uno de los párrafos de su escrito crítico sostiene que “Montoneros, al contribuir decisivamente a que los obreros del Cordobazo volvieran a gritar ‘la vida por Perón’, cumplieron, claro que sí, de manera objetiva, un papel profundamente contrarrevolucionario y abrieron el camino a su propia derrota, a su propia tragedia”. Está claro, los obreros del Cordobazo eran y siguieron siendo, en su mayor parte, peronistas, y no precisamente porque hubieran sido reperonizados por la pequeña burguesía montonera. El PSIN levantó la consigna “Gobierno obrero y popular” La nota de Cangiano provocó una irritación particular de los militantes del PO, como lo demuestra el tono de las respuestas, al punto que no se privan de tergiversar posiciones de la izquierda nacional que son suficientemente conocidas. Por ejemplo, Salas sostiene, muy suelto de cuerpo, que “la aseveración de Cangiano de que esa posibilidad (se refiere a la radicalización política de la crisis desencadenada por el Cordobazo) sólo podía ser concretada por el peronismo no se comprobó en la realidad, sino todo lo contrario”. Se necesita gran “capacidad de inventiva” para confundir de esta forma las cosas. En mayo de 1969, en las calles de la Córdoba insurrecta, los militantes del PSIN levantaron la consigna “Gobierno obrero y popular”. Toda la propaganda partidaria de la época es un llamado a la construcción de una organización revolucionaria, independiente del peronismo, herramienta indispensable para desarrollar en profundidad las tareas nacionales, democráticas y antiimperialistas, y abrir la perspectiva del socialismo, posibilidad que estaba más allá de los límites políticos, ideológicos y de clase del peronismo. Pero, al parecer, a los militantes del PO les resulta más cómodo reacomodar la historia según la medida de sus posiciones SL

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“Empezar de nuevo”, el mejor homenaje a Jauretche E

l 25 de mayo se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Arturo Jauretche. La conmemoración no ha merecido la atención de los “grandes” medios de comunicación. Alguna nota extraviada lo recordó y algo más de atención le dieron quienes lo reconocen como uno de los grandes pensadores del campo nacional y popular. Lejos de recordarlo, en Socialismo Latinoamericano propugnamos tomar su ejemplo y pasar por el tamiz de sus ideas al presente para homenajearlo con acciones, no únicamente con reiterar sus lúcidos conceptos como una letanía. Reproducimos a continuación algunos párrafos del libro El pensamiento vivo de Arturo Jauretche, del compañero Gustavo Cangiano. “…La historia no es sino el resultado de las acciones emprendidas por sujetos individuales y colectivos que no se resignan a desempeñar el papel de observadores pasivos. Al poco tiempo de haber sido derrocado, el viejo caudillo Hipólito Yrigoyen reunió a algunos de sus partidarios más jóvenes y les ofreció su último consejo: ‘Hay que empezar de nuevo.’ ¿Qué significaba, exactamente, ‘empezar de nuevo’? En la Década Infame todas las piezas parecían estar dispuestas para prolongar en forma indefinida la sujeción del país a los intereses imperialistas y la postración de las mayorías populares ante las minorías privilegiadas. La actividad política se reducía a un juego en el que oficialistas y opositores se mimetizaban progresivamente rindiendo tributo a los “poderes fácticos” y repitiendo con docilidad los lugares comunes de un discurso despojado de toda relación con las necesidades del país profundo. Los intelectuales viajaban física y espiritualmente a Europa, el capital extranjero compraba lealtades con coimas suculentas y el pobrerío subsistía en silencio y con la cabeza gacha. En esas condiciones, ‘empezar de nuevo’ significaba afirmar la voluntad de marchar a contracorriente negándose a jugar el juego que todos jugaban; significaba rechazar el presente para preparar la conquista del futuro. Hubo quienes siguieron el consejo de Yrigoyen y continuaron luchando cuando otros claudicaban. Uno de esos hombres, quizá el mejor de todos ellos, fue Arturo Jauretche. […]

”Gracias a Jauretche y a quienes batallaron a su lado en aquellos años tan difíciles como los nuestros, tenemos de dónde aferrarnos en el instante en que también nosotros debemos ‘empezar de nuevo’. Por eso hay que volver a Jauretche. Hay que rescatar su pensamiento del rincón en que se lo ha recluido, volcar sus filosas herramientas intelectuales sobre la mesa de trabajo y pertrecharse con ellas para reiniciar la batalla contra la colonización pedagógica y los macaneadores de la intelligentzia. La tarea no será fácil. Tal como observó Arturo Peña Lillo, ‘Jauretche tenía tantos enemigos como sofismas había derribado’. Esos enemigos siguen vivos y disponen de múltiples recursos para impedir que vuelvan a ser desenmascaradas las ‘zonceras’ con las que envenenan el espíritu de los argentinos.

”Uno de esos recursos es el manto de silencio con que se cubre a los pensadores nacional−populares. La gran prensa, la universidad, las sociedades de escritores y todos los espacios por los que circula el pensamiento estuvieron vedados a Jauretche y lo estarán a quienes sigan su camino. Es cierto que en los años sesenta el silencio fue quebrado y Jauretche hasta se convirtió́ en best seller. Pero no fue ese un punto de partida sino un punto de llegada, y tampoco allí Jauretche estuvo a salvo de sus enemigos. Cuando ya no pudieron condenarlo al silencio porque el pensamiento jauretcheano brotaba casi espontáneamente en un terreno social que él había pacientemente sembrado, los enemigos dividieron sus fuerzas: mientras unos lo hostigaban de frente, otros

distorsionaron sus enseñanzas y quisieron apoderarse de ellas empleándolas con otros propósitos. Pero tal vez el primer obstáculo que deberá sortear quien desee ‘empezar de nuevo’ volviendo a Jauretche no sea el que presentan los enemigos, sino el de los propios amigos. Convertir a Jauretche en un pretexto para reunir una vez al año a nostálgicos sobrevivientes de luchas pasadas, que hoy lloran su impotencia homenajeanda muertos célebres, constituye también una forma de estar contra Jauretche. ”Volver a Jauretche debe significar mucho más que un periódico recordatorio de viejos momentos de gloria. Volver a Jauretche significa sacarlo del mausoleo y llevarlo a la trinchera. Es donde transcurre la vida donde debe estar Jauretche, porque su pensamiento está tan vivo como la realidad de un país que aún no es dueño de sí mismo y que debe luchar por pertenecerse” SL

Anatomía conceptual y metodológica del pensamiento jauretcheano

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l libro de Gustavo Cangiano no pretende abordar en forma pormenorizada ni la obra escrita ni la trayectoria política de Jauretche. Su intención es diseccionar la anatomía conceptual y metodológica del pensamiento jauretcheano y, a partir de allí, recomponer el cuerpo de su obra mostrando que ella resulta imprescindible para comprender la realidad actual. El trabajo ha sido dividido en cuatro partes.

En la primera se reconstruye el mapa ideológicopolítico de los años que van desde la caída de Perón en 1955 hasta su regreso al gobierno en 1973. La hipótesis de trabajo es que durante esa “década larga” se desenvolvieron dos procesos simultáneos, pero de diferente signo: el que dio lugar a la aparición de una “nueva izquierda”, como resultado de la crisis del bloque social restaurado por el golpe militar, y el que permitió al pensamiento nacional-popular alcanzar su máxima madurez como expresión del Frente Nacional derrocado. La segunda parte aborda la metapolítica jauretcheana, es decir, las cuestiones relativas a la teoría del conocimiento y a la meto-

dología sobre las que Jauretche efectuó aportes tan originales como rigurosos desde el punto de vista científico. La tercera parte considera los aspectos políticoideológicos de la obra jauretcheana: su diferenciación respecto de la izquierda y la derecha convencionales y su relación con los movimientos populares encabezados por Yrigoyen y Perón. Por último, en la cuarta parte, el objeto de atención se desplaza desde el pensamiento de Jauretche hacia la Argentina contemporánea. De este modo, aunque esta parte final pareciera a primera vista escapar a los límites fijados por un trabajo que versa sobre Jauretche, resulta en realidad decisiva. Es, tal vez, la que más se ajusta al “espíritu” jauretcheano, en la medida en que su sustancia repudia la hagiografía y se desarrolla como una punzante herramienta crítica de la colonización en sus múltiples dimensiones. Para mayor información: www.izquierdanacional.org y contacto@izquierdanacional.org SL

La república indomestiza L

a Revolución de Buenos Aires, del 25 de mayo de 1810, provoca desasosiego en la historiografía boliviana. Los defensores de la casta encomendera que fundó Bolivia en 1825 condenan la presencia de los denominados ejércitos auxiliares de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a los que acusan de prepotencia porteña, espíritu sanguinario y robo de caudales de la Casa de la Moneda de Potosí. La primera acusación es subjetiva y prejuiciosa. La segunda olvida que se vivía una guerra entre colonizados y colonizadores, fruto de la cual fueron ahorcados pocos meses antes los protomártires paceños, sin olvidar que los jacobinos bonaerenses se identificaban con las Cortes de Cádiz, enfrentadas también al absolutismo de Fernando VII. La tercera es ridícula, ya que ningún contingente armado del mundo deja recursos económicos para uso de tropas enemigas. El indianismo desconoce la alianza entre el comandante del Primer Ejército Libertario, Juan José Castelli, y el caudillo aymara Juan Manuel Cáceres, conocido como el Oráculo de los Indios, General Restaurador de los Indios del Perú y autor del Plan de Reivindicaciones de Mitayos y Labriegos, luego de haber sido el escribano de la Junta Tuitiva de 1809 (véase texto de ASR, en El Diplo, 5 de 2010).

Por Andrés Soliz Rada

Castelli fue figura central en la gesta de mayo de 1810. Llegó al Alto Perú enviado por Mariano Moreno, autor del genial Plan de Operaciones, en el que postuló la eliminación de la mita, la unión sudamericana y el proteccionismo económico. El edificio colonial se levantó sobre los cadáveres de los mitayos, dice Gunnar Mendoza. La unión sudamericana y el proteccionismo económico debían evitar la fragmentación de las colonias hispanas y su avasallamiento por el imperio británico. Para alcanzar estos objetivos, el Plan propuso confiscar los recursos de 6.000 mineros, con los que debía culminar la gesta de la independencia y cimentar la industrialización endógena. Al ingresar al Alto Perú, Castelli dispuso la abolición de la mita y la devolución de tierras a los indígenas, lo que le valió el fanático respaldo de quechuas y aymaras. En Charcas, liberó a Cáceres, quien había sido capturado por los realistas. El caudillo aymara fue la contraparte de la histórica alianza entre indígenas, los impulsores del Plan y los heroicos guerrilleros mestizos, como los esposos Padilla, Warnes, Camargo y Esteban Arce. En Tiahuanacu, Castelli anunció que los aymaras designarían cuatro representantes al Congreso de las

Provincias Unidas, en una línea antagónica a la Constituyente de 1825, en la que no participó ningún indígena y sólo un mestizo, José Miguel Lanza. El historiador Danilo Arze destaca la coordinación militar entre Cáceres y Esteban Arce después del repliegue de los ejércitos de Buenos Aires. Ambos jefes militares estaban colocando los cimientos de la república indomestiza, destruidos por encomenderos y latifundistas que prefirieron financiar las tropas del rey retrógrado. La derrota militar de Castelli en Guaqui el 20 de junio de 1811, sumada a los intereses probritánicos de los comerciantes porteños, viabilizó el nacimiento de la Bolivia excluyente. La situación se repitió con el arribo de Monteagudo y Belgrano, los nuevos comandantes enviados por Buenos Aires. Belgrano pidió a los quechuas de Macha que ocuparan las tierras de la provincia Chayanta, lo que incrementó el odio de los racistas (Fellman). La necesidad de impulsar la república indomestiza sigue pendiente, la que debe emerger, en el marco de la Patria Grande, como proyecto nacional viable frente a la separatista Nación Camba y los impulsores de 36 inexistentes naciones indígenas, apadrinadas por ONG y el poder mundial SL


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Condena y vergüenza para el sionismo y su Estado terrorista

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srael acaba de sumar un nuevo crimen a su largo historial de Estado terrorista. La conducta de la entidad sionista no es novedad. Esta vez el ataque fue contra una flota humanitaria que trató de quebrar el criminal bloqueo a la Franja de Gaza. La burguesía sionista ha convertido a los habitantes de la Franja en virtuales prisioneros, sometidos a una situación inhumana caracterizada por todo tipo de privaciones, producto de una política de limpieza étnica mediante la cual se ha propuesto dar solución final a la cuestión palestina. El gobierno israelí, con un cinismo típico, acusó a los integrantes del buque asaltado de haber obligado a sus comandos a defenderse. La desvergüenza de los dirigentes sionistas no conoce límite alguno; están seguros de que una impunidad absoluta cubrirá todas sus fechorías. Como si las cosas fueran así, esa oligarquía llamada Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dio razón a esta certeza evitando todo pronunciamiento que pudiera ser tomado como una condena. Eso sí, sus integrantes, revistiéndose de la hipocresía habitual, lamentaron “profundamente” la pérdida de vidas.

La pandilla de Tel Aviv cuenta con la complicidad plena del imperialismo estadounidense y de sus aliados europeos. Se ha ganado también, con toda justicia, la condena y el desprecio de los pueblos que mantienen su dignidad. Sin el apoyo de Washington, el Estado de Israel no podría sostenerse. Es una construcción artificial, impuesta en sus orígenes por el capitalismo occidental, para bloquear la unidad de la nación árabe. Mientras la burguesía sionista mantenga el poder y ese Estado subsista, no habrá posibilidad alguna de que la paz reine en Medio Oriente.

La solución histórica en la región sigue siendo, a pesar de todos los obstáculos, una Palestina unificada y democrática, en la que árabes y judíos construyan un futuro común liberado de las lacras de opresión y explotación que signan el presente. Los judíos honestos, que son mayoría, tienen un interés particular en una salida que los libere de la cruz que significan los crímenes del sionismo y su terrorismo ideológico. Socialismo Latinoamericano Junio 2010

Cinismo, hipocresía y dignidad

EU y sus aliados y cómplices ejecutan con cinismo e hipocresía la política del sionismo: sanciones diplomáticas, comerciales y políticas, y amenazas de agresión militar a Irán por el desarrollo de su programa nuclear soberano,

legal y legítimo; al mismo tiempo, silencio cómplice y apoyo abierto al terrorismo y exterminio que Israel practica sobre los palestinos y quien se ponga en su camino, violando todas las leyes internacionales que sea necesario para sus fines.

Dignamente, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, reiteró: “Estados Unidos y sus aliados se equivocan si piensan que pueden blandir el palo de una resolución (de la ONU) y después sentarse a hablar con nosotros. Eso no va a ocurrir” SL

México: narcotráfico, política y economía franquicia familiar que se alía en cada elección con cualquiera, con tal de sumar votos para “su causa (negocio)”; del mismo signo es Nueva Alianza, franquicia de Elba Esther Gordillo, la “líder” del sindicato de maestros, el mayor de América Latina con más de un millón de afiliados (artífice del fraude electoral que impuso al actual presidente, Felipe Calderón). También están el PT (Partido del Trabajo), que junto a Convergencia (escisión reciente del PRI) conformó alianza con el PRD. Portada de una revista de humor político. Sobre la silla presidencial, el jefe del ejército, la líder “perpetua” del sindicato de maestros, un cerdo representando al empresariado, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el dueño de Televisa. Abajo, el presidente Calderón preguntando por un “influyente” ex senador, ausente de la silla presidencial por haber sido raptado recientemente. Por Facundo Arrieta

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a situación política en México se caracteriza por una firme y constante descomposición de las instituciones. No más de 30 grandes empresarios han hecho del país su botín. La mayoría de los medios de comunicación, con las dos principales cadenas televisivas al frente, y los poderes públicos (judicial, legislativo y ejecutivo) son los principales instrumentos de control de quienes ostentan el poder real. Su impunidad no tiene límites. Cerca de 110 millones de mexicanos ven caer su calidad de vida de forma constante desde hace más de 25 años. Más del 50% de ellos se encuentran por debajo del nivel de pobreza, y el 15% de éstos, en pobreza extrema, al tiempo que un mexicano es el hombre más rico del planeta. Las franquicias Son tres las principales fuerzas políticas: el PRI (Partido Revolucionario Institucional, que gobernó durante setenta años, hasta el 2000); el PAN (Partido Acción Nacional), que ocupa la presidencia de México desde el 2000, y el PRD (Partido de la Revolución Democrática), una bolsa de gatos, donde conviven ex guerrilleros y “ultras” mutados como “demócratas”, que pregonan la necesidad de consolidar el “sistema democrático”, con ex priístas y con los seguidores del ex candidato presidencial en 2006 y hoy “presidente legítimo”, Andrés Manuel López Obrador, que está en las antípodas de la actual dirección del partido. Partidos menores completan el escenario partidocrático: el Verde Ecologista, una

La relación de fuerzas La identidad de cada franquicia definida en el convencional arco de izquierda a derecha es confusa. En el PRI, en el PAN y en el PRD y sus aliados menores, existen personajes que podrían incluirse en algún lugar de aquel arco. Lo dicho: el poder real está en manos de unos 30 empresarios a cuyo servicio está el grueso de la partidocracia. Otros actores ocupan un espacio real, difícil de cuantificar y estan literalmente borrados de los medios de comunicación. ¿Quiénes son? Miles de ONG de diverso signo ideológico e intereses; organizaciones sociales e indígenas, entre las cuales destaca el zapatismo; algunos sindicatos combativos, como el de los electricistas –que el gobierno federal pretende borrar de un plumazo mediante la desaparición de la empresa estatal en la que trabajaban, asunto hoy en la Suprema Corte de Justicia– y el llamado “Movimiento de López Obrador” y su gobierno legítimo. ¿Cuál es la relación de fuerzas actual? En materia electoral, luego de haber perdido las elecciones presidenciales en el año 2000, el PRI ha venido recuperando espacios, paulatina pero constantemente. El PAN, por el contrario, a pesar de contar con el aparato y los recursos del Estado nacional, viene en estrepitosa caída; tan es así, que a últimas fechas se han dado engendros de alianzas entre el PAN y el PRD —y en algunos casos se sumaron el PT y Convergencia—, con el argumento de que hay que impedir el fortalecimiento del PRI, ya que, de ganar las inmediatas elecciones estatales y municipales, nadie lo detendría en el 2012 para reconquistar la presidencia. La preocupación tiene sustento. En las plazas Esto ha puesto en gran brete a López Obrador, que, siendo afiliado al PRD, y sin duda hoy por hoy el líder —discutido pero mayoritario— de los sectores de izquierda, se ha opuesto a dichas alianzas y, en algunos casos, apoya a candidatos que no son los de su partido.

Sin la complicidad de autoridades de todos los niveles, de empresarios y banqueros que administran los cientos de miles de millones de dólares que genera, el narcotráfico no funcionaría. López Obrador ha recorrido ya casi dos veces todo el país, municipio por municipio, haciendo asambleas en las plazas públicas con el fin de convocar a fortalecer su movimiento para construir una “opción desde abajo” que enfrente y derrote en las presidenciales de 2012 a “la mafia política” que identifica en los 30 empresarios, el PRI, el PAN y demás “políticos corruptos”. Convencido de que le robaron la presidencia en 2006 por la falta de cuadros que cuidaran las urnas, un eje de su campaña permanente desde entonces es consolidar una organización nacional “movimientista”, que involucra a su partido y otros aliados pero está por encima de ellos, para que no se la vuelvan a robar en 2012. Hoy por hoy, a la luz de los últimos procesos electorales, el liderazgo de López Obrador no se refleja sustantivamente en votos, aunque afirma tener más de un millón de afiliados a su movimiento. Por su parte, el movimiento zapatista parece inmerso en una especie de introspección. Lo cierto es que ha desaparecido de la realidad virtual y muy poca es la repercusión que tiene, aunque sigue dando señales de vida en su ámbito geográfico de la selva chiapaneca, siempre acosado por militares y paramilitares. Panorama actual Vicente Fox, por el PAN, ganó las elecciones presidenciales del 2000 con la consigna del “presidente del cambio” que venía a poner fin a setenta años de PRI. En realidad, fue su continuidad, la del PRI neoliberal que inauguró De la Madrid en 1982 y consolidó Salinas de Gortari. Fox superó todos los “pecados” que le atribuían al PRI, la mayoría ciertos, pero sin el “oficio” de aquél. Durante su gobierno dilapidó 250 mil millones de dólares de los excedentes petroleros en gasto corriente, aumentó la alta burocracia y los beneficios de ésta, y destinó centavos a la inversión productiva. Fue una fiesta para empresarios que habían tomado por asalto al Estado con

Salinas de Gortari y se consolidaron como el poder real. El desmantelamiento del Estado se acentuó y, gracias a las remesas de mexicanos expulsados por la crisis a EU, los excedentes petroleros y el lavado de dinero del narcotráfico (en total un promedio anual de 115 mil millones de dólares), las cifras estadísticas de la macroeconomía mostraron un “crecimiento” del PBI del ¡1.5% anual! Por mucho, el peor de América Latina. Una guerra perdida antes de comenzarla Su sucesor, Calderón, no hizo más que acelerar la tendencia. Sólo un dato: en medio de declaraciones de ahorro, los destinados al gasto corriente, principalmente a la alta burocracia, crecieron más del 1000%. Desacreditado por la forma en que accedió a la presidencia —nadie duda del fraude, aunque muchos lo nieguen públicamente por considerarlo un “mal menor” ante el “peligro de López Obrador”—, buscó en la “guerra contra el narcotráfico” su espaldarazo. La “guerra” estaba perdida antes de comenzarla, pero es una buena excusa para tener al ejército en las calles. Repite la trágica experiencia de Colombia y ha logrado cargar con miles de muertos inocentes y el descrédito de las FFAA —ganado a pulso por éstas—, que sí gozaban del respeto de la ciudadanía. El narcotráfico está hoy en el centro de la escena política y económica de México. Quince millones de jóvenes entre 15 y 29 años sin oportunidad de estudiar o trabajar son su mano de obra potencial. Por su aporte anual de cerca de 30 mil millones de dólares, el narcotráfico se ha insertado en la economía real a través de múltiples negocios. Esta participación en la economía tiene fuertes implicaciones sociales, ya que realiza funciones que normalmente están a cargo del Estado como gestor económico. Es muy sabido que existen cientos de comunidades rurales donde los grupos de narcotraficantes son la ley, garantizan a sus habitantes seguridad, salud y educación a cambio de que siembren lo que ellos indican. El narcotráfico involucra a millones de personas en todos los niveles socioeconómicos. No puede funcionar sin la complicidad de autoridades de todos los niveles, que se hacen de la vista gorda, y de empresarios y banqueros que administran cientos de miles de millones de dólares. La situación es crítica y tiende a empeorar, mientras los responsables de dirigir a la nación parecen no estar enterados SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Europeísmo, marxismo y peronismo, por Roberto Ferrero ★ El odio endógeno, por Andrés Soliz Rada ★ Documentos: El FIP ante el golpe gorila, Izquierda Nacional, diciembre 1975 ★ La “tendencia”, la burocracia y el socialismo, por Jorge Enea Spilimbergo, Izquierda Nacional, mayo 1974 ★ El enemigo público número uno es la oligarquía, por Héctor Alonso, Izquierda Popular, noviembre 1974 ★ Economía y política burguesa en la Argentina de 1945, Frente Obrero, septiembre 1945

núm. 12- año 1 - julio de 2010 - segunda época - $1,00

POR LA PATRIA Y EL SOCIALISMO Instrumento al servicio de una fuerza militante independiente de toda forma de poder instituido.

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ocialismo Latinoamericano cumple un año desde su reaparición en ésta la segunda época de su existencia. Durante los noventa en la década infame menemista, sosteniendo una posición de izquierda nacional, nuestra publicación apoyó las luchas obreras y populares; denunció la política de entrega nacional y de sometimiento a los dictados del capital y la diplomacia imperialista; reveló el carácter capitulador y seguidista del progresismo de centro-izquierda;

defendió desde sus orígenes la lucha emancipatoria del naciente bolivarismo venezolano. En los primeros años del nuevo siglo, nuestra organización publicó catorce números del periódico En Lucha y diversos folletos y libros, editó Izquierda Nacional en la red y, por fin, reeditó SL. Socialismo Latinoamericano no es un grupo editorial encaminado a comentar la realidad nacional o internacional;

es una organización militante resuelta a construir una fuerza de izquierda nacional independiente de toda forma de poder instituido, que sólo reconoce autoridad para hablar en nombre de la nación en los trabajadores y las grandes masas explotadas. En esas capas profundas de la patria, hunde sus raíces el terreno histórico-social en el cual habrán de afirmarse las ideas, el programa y la organización indispensables para abordar la lucha y las tareas emancipatorias del presente. La izquierda nacional es el componente socialista del amplio Frente Nacional Antiimperialista que se está formando al margen de los partidos del régimen de la dependencia semicolonial. Será expresión de una emergente voluntad colectiva a través de la cual el pueblo reemprenderá la marcha y dejará atrás largos años de sometimiento nacional SL

SUGESTIVA “CONFUSIÓN” DEL DIARIO MITRISTA

La izquierda nacional junto a los trabajadores, lejos del kirchnerismo H

ace un tiempo, dos redactores de La Nación –Carlos Acuña y Jorge Fernández Díaz– realizaron un encomiable esfuerzo para dilucidar el sistema de ideas que guía el comportamiento del matrimonio presidencial. La comprobación resultó coincidente: la izquierda nacional es el sustrato ideológico que anima los actos y la conducta, e ilumina el imaginario del kirchnerismo. El primero de los autores recurrió, para dar una pátina de autoridad a su investigación, a reflexiones de Juan José Sebreli, expresión de la derecha antinacional más recalcitrante. El segundo, además de realizar una atropellada simbiosis entre nacionalismo de izquierda e izquierda nacional, citó, como testimonio concluyente, una confidencia de un ministro muy cercano a Néstor Kirchner, según el cual, el personaje en cuestión es prácticamente un discípulo de Jorge Abelardo Ramos. En las dos revelaciones un mismo personaje sirve de vínculo entre la izquierda nacional y el kirchnerismo: Ernesto Laclau, asesor supremo de la pareja presidencial. Un auténtico dislate Es justo reconocerlo: La Nación tiene varios y justificados reproches pendientes para con la izquierda nacional. Sin duda su personal dirigente no olvida las campañas electorales de 1973, cuando el Frente de Izquierda Popular enarboló como una de sus consignas centrales la expropiación de las grandes estancias de la pampa húmeda. Seguro que también

Un camino de lucha que en ningún punto se cruza con la senda de capitulaciones y seguidismo por la que marcha el gobierno. tiene presente la producción historiográfica de los autores de la corriente denunciando el papel antinacional que jugó el mitrismo a lo largo de la historia del país. Sin embargo, ¿justifican estas “ofensas” tergiversar de tal modo los hechos? Hace décadas que Laclau rompió con el marxismo y con la izquierda nacional, y se ha instalado en el dominio celestial del posmarxismo, desde donde imparte lecciones académicas a sus esforzados discípulos de Essex. Señalarlo –es lo que hace Acuña– como el inspirador teórico del socialismo del siglo XXI significa, cuando menos, toda una proeza teórica, si no constituyera en verdad un auténtico dislate, del que Laclau sería el primero en sorprenderse. ¿Qué hay entonces de la identificación de la izquierda nacional con el kirchnerismo? La revolución nacional-democrática y el socialismo La izquierda nacional nació en las jornadas de octubre de 1945; tiene su núcleo teórico

central en el marxismo; está enraizada en las contradicciones de una nación inconclusa, atrasada y dependiente –América Latina–, y construye el programa, las prácticas y la organización del socialismo a partir de un curso de radicalización de las consignas y las tareas nacionales, democráticas y antiimperialistas. La experiencia de las revoluciones que se han desarrollado en la periferia del capitalismo en el siglo pasado y en lo que va de este siglo enseña que en los períodos de crisis orgánicas los grandes realineamientos en el campo del pueblo se desenvuelven en torno a frentes nacionales antiimperialistas, que agrupan desde obreros fabriles y proletariado rural, las grandes masas asalariadas, el campesinado pobre, los crecientes contingentes de desocupados y de semiproletarios, hasta la pequeña burguesía empobrecida y las capas bajas de la burguesía nacional, arruinadas por la expoliación del capital monopólico. Enseñan, asimismo, que la

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

consistencia y la profundidad de la política de tales frentes depende de la capacidad que logren desplegar los trabajadores para ejercer un papel hegemónico. En las victorias y en las derrotas, los grandes movimientos de masas que apuntan a las transformaciones que hacen historia han comprobado que las tareas de la revolución agraria y democrática y las medidas antiimperialistas alcanzarán a fijarse como una base de acumulación autónoma, siempre y cuando el poder emergente sea capaz de adoptar decisiones de corte socialista que no se detengan en los límites del régimen de propiedad existente. De más está decir que las burguesías nacionales, cuyas capas dirigentes tienen en común con el capital extranjero negocios en distintos rubros y una contradicción irresoluble respecto de los trabajadores, no están dispuestas siquiera a hacerse cargo de las tareas iniciales de la lucha emancipatoria. Pero entonces este desplazamiento hacia los trabajadores de la responsabilidad de resolver los problemas nacionales habrá de imprimir al proceso revolucionario un giro radical.

Los límites históricos del peronismo Durante tres décadas, entre mediados de los cuarenta y mediados de los setenta, el peronismo dio expresión política a un frente de clases en el que coincidían los obreros, el conjunto de las grandes masas populares CONTINÚA EN LA PÁGINA 3

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Echaron a Taiana, viene Timerman: ¿hacia dónde vamos? Los cambios en la conducción formal de la política exterior argentina son reflejo del estancamiento y la crisis del proyecto kirchnerista, plagado de contradicciones ideológicas y materiales en la acción política interna e internacional. Por GUSTAVO LAHOUD

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a intempestiva –pero no tan sorpresiva– renuncia del canciller Jorge Taiana el pasado viernes 18 de junio y la confirmación del hasta entonces embajador en Estados Unidos, Héctor Timerman, como nuevo canciller, consolidan en el gobierno el avance de una línea de política exterior dispuesta a alinear progresivamente nuestros intereses vitales a los dictados de la agenda estratégica y de seguridad de los Estados Unidos, y constituye una nueva confirmación de la ausencia de lineamientos estratégicos coherentemente conducidos en un plano tan sensible como la planificación de la política exterior en función de los intereses vitales de la nación. Durante su período como embajador en Estados Unidos, el designado canciller no sólo ha gozado de una llamativa independencia de criterio, acompañada de un inusitado margen de maniobra que opacó al mismísimo canciller, sino que –y esto es lo más relevante– fue (sigue siéndolo) el principal operador de la “condena internacional” a Irán por el atentado contra la AMIA en 1994 y ha desempeñado un papel clave en uno de los episodios más oscuros de la política exterior reciente de nuestro país. Funcionalidades y desconfianzas No debemos olvidar que esta arista de la política exterior argentina –harto sensible para la agenda regional e internacional vinculada a la problemática de Oriente Medio– se ha transformado, durante el período kirchnerista, en un ariete para permitir una pragmática e indisimulable funcionalidad a los intereses estratégicos de los Estados Unidos, lo cual ha incentivado, simultáneamente, la desconfianza creciente de aliados clave en Sudamérica –pensemos en Brasil y su reciente acuerdo con Irán y Turquía por la cuestión nuclear, o en Venezuela– que llevan adelante estrategias de difusión y diversificación de su poder desde una clara perspectiva multipolar.

NUESTROS libros

Este fútil e irresponsable ejercicio de “demagogia internacional” en un aspecto tan caro a intereses esenciales de la superpotencia norteamericana aliada a los sectores sionistas –que desempeñan un papel decisivo en la planificación y ejecución de su política exterior– ha contado con el beneplácito del stablishment local, que no ha dudado en sostener esta misma postura, con lo que se han desmitificado, una vez más, las aparentes diferencias entre oficialismo y oposición en temas estructurales de la política exterior argentina. Esta “entente cordiale” del régimen partidocrático –siempre disimulada y enmascarada– suele ser la contracara perfecta de la ausencia de una política exterior que reivindique la construcción de autonomía relativa en el marco de un proyecto de integración regional sudamericano en aspectos como los recursos naturales estratégicos, la problemática energética, la cuestión del transporte y las comunicaciones, y la factibilidad de una integración económica, financiera y comercial con centro en nuestro hinterland sudamericano. Carencia de visión estratégica Más allá del accionar de Timerman y del papel que ha desempeñado en la segunda administración kirchnerista como auténtico mentor del acercamiento a los Estados Unidos, la caída de Taiana permitió echar algo más de luz sobre la carencia estructural de una visión estratégica de política exterior dirigida a la consolidación de nuestros intereses innegociables, que deben ser examinados al compás de las dimensiones de poder sudamericanas y los procesos políticos nacional-populares consecuentes que les den sustento: la soberanía en Malvinas y el Atlántico sur, el control de nuestros recursos naturales estratégicos, el avance de una agenda de integración continental sudamericana (más allá del cosmético nombramiento de Néstor Kirchner al frente de la Unasur) y la revalorización de nuestras Fuerzas Armadas en el marco de una nueva doctrina de defensa nacional con alcances regionales concretos.

Los tímidos avances que se habían emprendido desde la cumbre de Mar del Plata en noviembre de 2005 –donde se rechazó definitivamente el proyecto ALCA–, pasando por la revalorización de una agenda sudamericana que permitiera imponer un proceso de integración basado en los principios de la solidaridad y la complementariedad regionales, fuertemente sustentados en la tríada ArgentinaBrasil-Venezuela, fueron puestos permanentemente en peligro por las referidas inconsistencias y, además, por la consumación de una línea de doble comando en el manejo de la política exterior del país. Con esto se creó, en los hechos, un verdadero Ministerio de Relaciones Exteriores en las sombras, cuyo centro operativo ha sido el Ministerio de Planificación dirigido por Julio de Vido, desde cuyas oficinas se ha desarrollado buena parte de los proyectos encarados con Venezuela, Brasil, Bolivia y Ecuador, entre otros actores regionales. Es importante señalar que, más allá de las denuncias que hoy se conocen sobre supuestas relaciones informales –fideicomisos mediante– con Venezuela, es fundamental identificar la precariedad y la inconsistencia político-institucionales con las que estos proyectos son encarados, lo cual atenta contra la continuidad de los esbozos que, aunque aislados, están aún en carpeta en nuestros vínculos regionales. Contradicciones ideológicas Otros hechos han adquirido notoriedad pública en los últimos días, desde la errática estrategia ante el caso de la pastera Botnia en Uruguay, las marchas y contramarchas en el vínculo comercial con Brasil, pasando por los traspiés en las negociaciones comerciales con los chinos y terminando con los referidos “canales paralelos” abiertos en la relación bilateral con Venezuela; todos ellos son testimonios claros de la inexistencia de rumbo estratégico en la política exterior y, simultáneamente, de la falta de voluntad política para profundizar una línea de compromiso regional consistente ante los avances de los Estados Unidos SL

Para el gobierno los jubilados son variable de ajuste

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l ministro de Economía, Armando Boudou, aseguró que subir el piso de las jubilaciones al 82% del salario mínimo y pagar los haberes mal liquidados, cumpliendo las sentencias de la Corte Suprema, llevaría “nuevamente a la quiebra del sistema previsional, al déficit fiscal, al endeudamiento y, en definitiva, a la pérdida de empleos”. Antes el ex presidente Kirchner había advertido que, de imponerse el reajuste jubilatorio, el Estado “se quedaría sin fondos”. La desfachatez de estos personajes es característica. El primero hace

fortuna especulando desde el Estado en el mercado cambiario, y el segundo le entrega la gestión de la deuda a un banco inglés que explota de manera ilegítima el negocio petrolero en Malvinas. Los dos saben muy bien que los fondos existen. Están, entre otros sitios, en la parte de aportes patronales que las empresas dejaron de pagar en los noventa por graciosa concesión del menemismo, en la especulación financiera eximida de carga impositiva y en el propio Fondo de Garantías que el kirchnerismo aumentó para poder financiarse.

Afirmar que no se deben ajustar jubilaciones miserables, cuyo haber medio apenas representa un tercio del salario promedio del trabajador en actividad, es confesar implícitamente que el superávit fiscal, proclamado, tiene origen en el sacrificio de los jubilados. El kirchnerismo estatizó las AFJP y esa fue una medida enteramente justa, que debe ser apoyada sin reservas. Sin embargo, en su mira no estaba la salud del régimen previsional, sino la fuente de financiamiento que significan esos cuantiosos fondos pertenecientes a los trabajadores SL

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El marxismo en América Latina Por Honorio Díaz

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najenación y nacionalización del socialismo latinoamericano (Córdoba, Alción Editora, 2010) es un voluminoso estudio integral y sistemático del papel desempeñado por marxistas y no marxistas en la construcción del socialismo en este continente; más precisamente, realiza la historia crítica de su elaboración en Europa y de su aplicación en América Latina diferenciando las distorsiones del eurocentrismo de aquellos esfuerzos destinados a lograr su adecuación a las propias condiciones sociales: enajenación en un caso, y nacionalización en el otro supuesto. Sobre la base de esa distinción se organiza el libro en dos partes. La primera está dedicada a denunciar las variadas formas de enajenación en que se ha incurrido en nombre del marxismo. La segunda destaca los distintos intentos de captación de la singularidad iberoamericana a través de descartar las categorías inaplicables del marxismo, de mantener sus núcleos valiosos y de crear otras categorías. La búsqueda de un conocimiento real tiende a tornar eficaz la acción revolucionaria en pos de la emancipación y de la justicia. Como es propio de la concepción marxista, se procura el conocimiento efectivo para poder transformar la realidad. El socialismo enajenado En la parte inicial, el autor se propone desentrañar el origen y la aplicación de aquellas tesis de los fundadores del marxismo que resultaron un obstáculo para la correcta interpretación de la realidad social de este continente. Parte para ello de una cuestión medular: “Entre las tesis de Marx aceptadas sin beneficio de inventario, como una verdad revelada, por la intelectualidad marxista argentina y latinoamericana se destaca una: nada menos que la entera concepción del desarrollo social, que había sido elaborada a partir de los datos históricos de la Europa Occidental y era, por lo tanto, unilateral, y por ello no idónea para la explicación del conjunto de la historia universal” (p. 9). Sobre la base de este desajuste fundamental se aceptaron categorías que dificultaron seriamente la captación de la auténtica originalidad propia. La falsa conclusión derivada del procedimiento afirmaba que estos países habían vivido los mismos períodos y fases del pasado europeo. Las aplicaciones se realizaron ignorando o prescindiendo de aportaciones de Marx y Engels formuladas con posterioridad a la publicación del Manifiesto comunista, sobre las relaciones existentes entre las potencias europeas y los países atrasados del mismo continente (Irlanda, Italia, etc.), y las mantenidas con los dominios coloniales periféricos (India, China, etc.). Habían arribado a rectificaciones: la liberación de Irlanda no necesitaba previamente la revolución socialista inglesa, como antes suponían, y la dominación de la India carecía de sentido progresivo, como creían precedentemente. En medio de la divulgación esclerosada, repitieron que no se darían inevitablemente en los restantes continentes las mismas etapas de la historia europea. A América Latina llegó la versión dogmática del marxismo propagada por la II In-

En un notable ensayo, Roberto A. Ferrero analiza la enajenación y la nacionalización del socialismo latinoamericano; es decir, aborda las deformaciones eurocéntricas y los intentos tendientes a captar a la auténtica realidad continental.

ternacional, que no difundía la permanente actualización del pensamiento de los fundadores. De ese modo, se impregnó la doctrina de rígidas afirmaciones, de recetas inaplicables y de pronósticos que no se cumplían. Pero la fuente de ciertos desenfoques también se encontraba en el marxismo originario, que mantuvo el señalamiento de la distinción entre civilización y barbarie, la confianza en los beneficios generales del libre cambio, el rechazo del poder centralizador del Estado, la inclusión de los países latinoamericanos entre los pueblos “sin historia”, etcétera. Ferrero cierra la primera parte de su libro con la crítica del juanbejustismo, el codovillismo y el raurichismo en la Argentina, y también explica los fracasos del reformismo socialista, el comunismo estalinizado y el ultraizquierdismo desarmado y armado en diversos estados iberoamericanos. Nacionalización del socialismo La nacionalización del socialismo corresponde al proceso de rechazo de las categorías eurocéntricas que obstaculizan la comprensión de la realidad latinoamericana, a la adopción de aquellas que posibilitan la indagación de las peculiaridades continentales y a la creación de nuevas categorías.

Prolífico ensayista e historiador Roberto A. Ferrero es un prolífico ensayista e historiador cordobés que despliega una incansable militancia. Su vasta producción incursiona en diversas temáticas: la historia social provincial (La pampa gringa cordobesa), la vida política (Sabattini y la decadencia del yrigoyenismo), los grandes temas del marxismo (Marxismo y

sionismo), los problemas ecológicos (Ecología e imperialismo), las luchas populares (Del mutualismo al Cordobazo). Ha fundado el Partido Socialista de la Izquierda Nacional en su provincia y organizaciones actuales como Convocatoria Popular y el Ateneo de Integración Latinoamericana de Córdoba SL

Ferrero destaca lo que en el marxismo resulta prescindible, aquello que perdura con vigencia (teoría de la revolución permanente, teoría del desarrollo desigual y combinado, lucha de clases, etc.) y lo que conforma el conjunto de contenidos duros (materialismo, dialéctica, historicismo, etcétera). Sostiene además que la creatividad de categorías se produjo en sectores autocalificados de marxistas (J. A. Ramos en la Argentina y V. Trías en el Uruguay) y en grupos antiimperialistas que no se postulaban como marxistas (Eric Williams de Trinidad y Tobago y Juan Bosch de República Dominicana). Pero el complejo proceso de nacionalización careció de una evolución lineal. “No necesariamente la nacionalización del marxismo sigue una línea ascendente –que sólo puede ser considerada idealmente– en la que la etapa de nacionalización sigue indefectiblemente a aquella de enajenación. Puede ser que ambos procesos se cumplan de modo paralelo, como en la Argentina: mientras algunos pensadores avanzan por la nueva senda, otros se conservan en la antigua concepción del marxismo eurocéntrico. O pueden darse fenómenos de retroceso, como en el Perú, donde las originales tesis nacionales de Mariátegui son sustituidas a su muerte en 1930 por categorías absurdas y dogmáticas extraídas del arsenal de la Internacional Comunista estalinizada” (p. 327). Ferrero destaca los aportes de la izquierda nacional y su gravitación en otros países: la postulación de la unidad latinoamericana, la caracterización del peronismo como movimiento progresivo, la descripción de la sociedad agraria dependiente, la identificación de la oligarquía capitalista pero no burguesa, el papel dual de las fuerzas armadas en una semicolonia, etcétera. Breves consideraciones críticas Son muy escasas las objeciones que pueden señalarse a este voluminoso ensayo. Si bien es cierto que en una obra precursora como América Latina: un país, de Jorge A. Ramos, se nota la influencia del revisionismo nacionalista, no parece ajustado incluir esa versión historiográfica como una de las tres fuentes constitutivas de la izquierda nacional en la Argentina. En realidad, como el mismo Ferrero lo reconoce, la producción de la corriente, tan vasta como valiosa, se elaboró con un posicionamiento tan crítico del liberalismo mitrista como del nacionalismo rosista. La incorporación de José Ingenieros a la breve nómina de los impulsores del socialismo nacional queda efectuada con las debidas precisiones de tiempo y lugar, pero la inclusión sin acotamientos de Alfredo Palacios resulta forzada. Pese a sus momentáneos arrebatos nacionales, nunca se desprendió de la pesada carga elitista y racista con base en el positivismo. La consideración del cantonismo como un movimiento distintivo del

socialismo latinoamericanista aparece con una apoyatura argumental insuficiente, que torna procedente una revisión de la interpretación proporcionada. En cambio, resultan abundantes los méritos incuestionables del libro. En forma sintética pueden mencionarse los siguientes: • Aborda una temática crucial para el presente y el futuro del pensamiento y la acción del marxismo en estas latitudes. • La cuestión no contaba con los estudios suficientes que su importancia requería. • Realiza el análisis con la exhaustividad y el rigor que el tema merece. • Lejos de la formal distancia académica, la obra refleja la pasión transformadora que impulsa al autor. • Provee una información valiosa por su vastedad, variedad y origen. • Su aporte hermenéutico corrobora la presencia de un crítico coherente, vigoroso e implacable. • Conforma un libro sumamente interesante para los veteranos de la corriente, además de indispensable para las nuevas promociones militantes. • Posee la meritoria claridad expositiva que caracteriza al conjunto de la producción del ensayista. • Se ubica como la obra cumbre de un escritor fecundo. • El ensayo se inscribe con singular relevancia en la larga lista de los grandes aportes propagandísticos de la izquierda nacional SL VIENE DE LA PORTADA

SUGESTIVA “CONFUSIÓN” DEL DIARIO MITRISTA

La izquierda nacional junto a los trabajadores, lejos del kirchnerismo y la burguesía nacional. La contrarrevolución de marzo de 1976 puso fin a ese ciclo. Sin embargo, ya a esa altura era evidente que el movimiento fundado por el entonces coronel Perón había alcanzado sus límites históricos. El nacionalismo burgués, contenido de clase de su programa, no podía hacer frente a las contradicciones de un país en el cual la lucha de clases había adquirido un carácter explosivo. Cuando en diciembre de 1983 se reestablecieron las formas institucionales, quedó en claro que el Partido Justicialista definitivamente se había incorporado al régimen de la partidocracia tradicional, y poco tenía para decir a los descamisados que esperaban la resurrección del viejo movimiento. Desde entonces, la tarea de reconstruir un frente nacional de contenido antiimperialista está pendiente. Les corresponde a los trabajadores afrontar esta empresa. De sus filas más avanzadas saldrá la fuerza social en condiciones de conquistar una posición política, programática y organizativa autónoma, y de superar los límites de clase del peronismo. Ni capitulaciones ni seguidismo Estas ideas han sido sostenidas por la izquierda nacional desde sus orígenes. A partir de ellas apoyó desde una posición independiente al peronismo, mientras éste desempeñó un papel progresivo frente a las clases y los partidos del statu quo semicolonial, y lo enfrentó cuando el Partido Justicialista se convirtió en instrumento de los enemigos de la patria. Desde esta perspectiva, la izquierda nacional sigue un camino de lucha que en ningún punto se cruza con la senda de capitulaciones y seguidismo por la que marcha el kirchnerismo SL


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Socialismo Latinoamericano  Número 12 / julio de 2010

Obama prepara la guerra contra Irán

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l pasado 26 de junio, Fidel Castro, en un artículo publicado en Granma, denunció los aprestos bélicos del imperialismo estadounidense y su socio israelí contra la República Islámica. En la nota, Castro destacó que, desde el 20 de junio, una flota militar con alto poder de fuego, bajo las banderas de los dos países, navega en dirección a las costas iraníes luego de atravesar el canal de Suez. Su propósito aparente es fiscalizar todo el tráfico comercial marítimo que se dirija hacia el país islámico y determinar cuáles envíos pueden llegar a destino y cuáles no. Su objetivo oculto es el ataque a Irán, luego de que Washington ha comprobado que las sanciones impuestas por esa oligarquía llamada Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no tendrán efecto sobre la decisión iraní de ejercer el derecho soberano de desarrollar sus proyectos de energía nuclear. Naturalmente, la “prensa libre” no suministra mayor información sobre una novedad que coloca a la región al borde de una confrontación bélica de imprevisibles alcances.

Al igual que respecto a la crisis de Afganistán, el gobierno de Obama –¡Premio Nobel de la Paz!– se ha alineado con el ala militarista de la burguesía estadounidense y, especialmente en esta ocasión, con el lobby sionista, instigador de cada uno de los crímenes del Estado de Israel en el Cercano Oriente. Esta decisión quedó en claro luego de que Washington rechazara el acuerdo al que habían arribado el presidente de Brasil y el primer ministro de Turquía con el jefe de Estado de Irán, acuerdo alentado por el propio Obama. Como en el caso de Irak, con los mismos procedimientos y las mismas mentiras, el imperialismo estadounidense ha optado por la solución militar. Pero si en Afganistán ha quedado atrapado y marcha a la derrota, el ataque a Irán le acarreará consecuencias aun más devastadoras. El carácter abiertamente militarista que ha adquirido el imperialismo y la brutal política de explotación contra los trabajadores que ha elegido la burguesía para librarse de la crisis provocada por su propio parasitismo denuncian al capitalismo como el peligro más grave que afronta la humanidad SL

A propósito del matrimonio gay y otras demandas identitarias Por GUSTAVO CANGIANO

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esde el punto de vista del socialismo, la contradicción central de la sociedad capitalista es la contradicción de clase. Esto implica que se subraye la explotación económica que sufren los trabajadores a manos de la burguesía, que se apropia del plusvalor. La contradicción nacional entre países opresores y países oprimidos no sería en última instancia algo diferente, puesto que es la ley del valor en escala mundial la que determina la asimetría entre ellos. Sin embargo, el capitalismo añade a la contradicción de clase, que se presenta fundamentalmente en la dimensión económica, otras contradicciones que operan en el plano cultural. Es aquí donde aparecen las cuestiones de género, las cuestiones étnicas (los “pueblos originarios”) y las cuestiones religiosas, entre otras. Así como la contradicción de clase y la contradicción nacional derivada de aquélla generan como demanda social una “redistribución” (del ingreso en el plano de las clases, de la renta en el plano de las naciones), puesto que operan esencialmente en la dimensión material, las contradicciones inherentes al plano cultural, es decir, las cuestiones identitarias, generan como demanda el “reconocimiento”, ya que operan en gran medida en la dimensión simbólica (esto explica, por ejemplo, la disputa en torno al empleo de la palabra “matrimonio” para las parejas homosexuales). “Minorías sexuales” y “pueblos originarios” Por supuesto, para un socialista debería ser evidente que tanto la “redistribución” como el “reconocimiento” no podrán realizarse sin revolucionar la estructura socioeconómica en su conjunto, es decir, sin acabar con el capitalismo. Pero esto no quita que en el plano de las reivindicaciones inmediatas aparezcan “redistribución” y “reconocimiento” como demandas capaces de construir sujetos sociales y de movilizarlos. Esto es fundamental, puesto que incide directamente en las alternativas de la lucha de clases y en las posibilidades revolucionarias. Ahora bien, luego de las derrotas de los setenta y del formidable retroceso de masas a que esa derrota dio lugar (tanto en Argentina y América Latina como en gran parte del mundo), asistimos a una situación novedosa: el régimen capitalista parece estar

Los impulsores del Frente Antiimperialista ligan las demandas de “reconocimiento” con la perspectiva globalmente emancipatoria del socialismo; evitan así que la rosca oligárquico-imperialista las utilice en su propio provecho al esterilizarlas y limar sus potencialidades.

en condiciones de satisfacer las demandas de “reconocimiento” que se presentan en el plano cultural, sin que esa satisfacción (siempre relativa, por supuesto) implique satisfacer al mismo tiempo las demandas de “redistribución”. Eso se traduce en la situación siguiente: las “minorías sexuales” o los “pueblos originarios”, por ejemplo, pueden obtener hasta un reconocimiento legal de muchas de sus reivindicaciones no porque el “hombre viejo” del capitalismo haya sido sustituido por el “hombre nuevo” del socialismo, o porque exista una nueva moral o algo por el estilo, sino porque el relativismo ético y cognoscitivo, propio de una época de decadencia, encuentra en la “tolerancia” la manera de procesar socialmente, disfrazándolo, el desinterés egoísta por el prójimo.

“Reconocimiento” a favor del statu quo La expresión “que cada uno haga de su culo un pito”, pronunciada por muchos de quienes aceptan el “matrimonio gay”, está indicando esta situación. El “derechohumanismo” es el marco ideológico más abarcativo dentro del cual el capitalismo legitima las demandas de “reconocimiento”. Y toda esta operación político-ideológica resulta funcional al mantenimiento del statu quo, ya que canaliza el conjunto de las contradicciones del sistema por una vía que no lo pone en peligro. De este modo, pueden coincidir en Buenos Aires la condición de ciudad “gay friendly”, casi “primermundista”, con bolsones de pobreza extrema propios del tercer mundo. Si el análisis precedente es en lo esencial correcto, entonces se nos presenta el siguiente desafío: ¿debemos denunciar las luchas identitarias por ser ellas funcionales al statu quo y por desviar las energías populares que

deberían dirigirse a cuestiones “prioritarias” como la contradicción de clase y la contradicción nacional? ¿O debemos aggiornarnos y convertirnos en posmodernos abanderados de las luchas de las minorías sexuales o de los pueblos originarios, proclamándonos defensores acérrimos de los “derechos humanos” y renunciar de ese modo a la perspectiva revolucionaria? Ni una cosa ni la otra. El primer camino es el que adoptan ciertos nacionalistas que creen que en el siglo XXI la identidad nacional se constituye en torno a los mismos ejes que en el siglo XIX o XX (la religión católica, por ejemplo) o ciertos marxistas dogmáticos que hacen del “clasismo” un fetiche (aunque la mayor parte de estos están “aggiornándose” a ritmo acelerado, como producto de su naturaleza de clase pequeñoburguesa). El segundo camino que debe desecharse es el de quienes renuncian al socialismo y a la revolución por considerarlos “relatos” decimonónicos y pasados de moda. Reconocimiento ligado al socialismo Frente a ambas posturas, el desafío consiste en articular las demandas de “redistribución” con las demandas de “reconocimiento”, sin encorsetarlas en el derechohumanismo demoliberal, sino desplegando toda su potencialidad en la perspectiva del socialismo. Esto se traduce en lo siguiente: debemos mostrar la conexión íntima entre la reivindicación de la causa de Malvinas, la denuncia de la deuda externa, los reclamos de dar paso a la clase trabajadora, de conformación de un frente nacional, etc., con el apoyo a las demandas identitarias “particularistas”, como las “cuestiones de género”, de los “pueblos originarios”, etc. Debemos trabajar en esta dirección con la convicción de que si nosotros (es decir, el campo popular, los revolucionarios y los potenciales impulsores del Frente Antiimperialista) no asumimos las demandas de “reconocimiento”, y si no somos capaces de ligarlas con la perspectiva globalmente emancipatoria del socialismo, entonces la rosca oligárquico-imperialista las hará suyas y las utilizará en su propio provecho, esterilizándolas y limando sus potencialidades disruptivas al envolverlas en el chaleco de fuerza del “derechohumanismo” SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: La guerra indomestiza, por Andrés Soliz Rada ★ Bajo el capitalismo, la liberación sexual se convierte en vulgar mercantilización, por Lucas Paulinovich ★ La autogestión, capítulo importante de la política obrera en el Frente Nacional, por Ángel Rial ★ Documentos: La reforma universitaria, por Enrique Rivera, enero 1950 ★ La Izquierda Nacional responde a Fidel Castro, marzo 1966 ★ La burocracia sindical: de Vandor a Ruci y Coria, diciembre 1972 ★ La doble escalada, por Jorge E. Spilimbergo, noviembre 1975

núm. 13 - año 2 - agosto de 2010 - segunda época - $1,00

ANTE EL AVANCE DE LA PARTIDOCRACIA OPOSITORA Y LA GRAN PATRONAL

Por un realineamiento de las fuerzas obreras y populares

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provechando los errores, las contradicciones y, sobre todo, el carácter orgánicamente reaccionario de la oposición encabezada por radicales, cívicos, macristas y peronistas federales, desde hace un año el kirchnerismo ha lanzado una ofensiva con vistas a dejar atrás el resultado de las últimas elecciones y asegurarse el futuro en las que vienen. La situación preocupa, y mucho, a los defensores de los valores republicanos. Días atrás trascendió la reunión que mantuvo Héctor Magnetto, máximo jerarca del grupo Clarín, acompañado de sus escribas de confianza, con dirigentes del peronismo federal y Mauricio Macri. El encuentro, convocado por el jefe del imperio mediático, estuvo destinado a aleccionar a los dirigentes de la centroderecha sobre la necesidad de que unifiquen fuerzas ante el riesgo de que la dispersión le despeje el camino a Néstor Kirchner. Coincidentemente, la Unión Industrial y la Asociación Empresaria Argentina reclamaron, mediante una declaración pública, “seguridad jurídica, reglas de juego estables y previsibles y el pleno respeto de la actividad privada”. Juntas, ambas cámaras patronales expresan el interés de la gran burguesía industrial y lo más concentrado del capital extranjero y nacional. A esto se sumó el sesgo definidamente reaccionario que presentó el reciente festival ganadero de la Sociedad Rural, reforzado por la asistencia de buena parte de la oposición partidocrática, ocasión que resultó propicia para que el procesado Mauricio Macri recibiera una merecida ovación. En definitiva, las grandes maquinarias electorales opositoras, la prensa “seria”, la élite patronal y la cúpula eclesiástica, en conjunto una fracción apreciable del establishment semicolonial, se han puesto en marcha para derrotar al kirchnerismo en la próxima batalla electoral y expulsarlo del poder. Por cierto que la situación de los partidos opositores no es brillante. En el Acuerdo Cívico, la tensión entre Elisa Carrió y el resto aumenta y disminuye según el estado de humor de la jefa de los cívicos. Recientemente, con el dramatismo de rigor con que envuelve su patética figura, Carrió amenazó con abandonar la coalición si su presencia “molestaba”. En la otra ala de la partidocracia opositora, la antigua alianza Macri-De Narváez entró en crisis luego de que saliera a la luz el caso del espionaje telefónico, del que el jefe de gobierno porteño no puede dar una explicación decorosa. Para peor, Duhalde le advirtió que ni sueñe con una candidatura presidencial sostenida desde el peronismo federal, y Solá también hizo saber que no lo quiere cerca de ese agrupamiento.

La gran prensa, la élite patronal y la oposición partidocrática le apuntan al gobierno, pero su objetivo de fondo es el retorno pleno a la situación anterior a diciembre de 2001. En su programa no escrito, el primer punto es la consolidación de los privilegios intocados por el kirchnerismo y el recorte de los derechos de los trabajadores.

Kirchnerismo, Estado y sindicatos La pequeña burguesía kirchnerista, mientras tanto, se prepara para el combate. Excluida de su programa toda medida que quiebre el statu quo heredado del neoliberalismo ortodoxo (por caso, las nacionalizaciones de la gran minería y el petróleo o la estatización del sistema bancario y del comercio exterior), está organizando sus fuerzas según las reglas del juego parlamentario y electoral. Sabe que la batalla decisiva se librará en la provincia de Buenos Aires, especialmente en las franjas más carenciadas del cinturón suburbano, donde en junio de 2009 perdió los votos que necesitaba para imponerse a De Narváez. Dos hechos en las últimas semanas confirman la importancia que el gobierno otorga al

problema: el desembarco de Alicia Kirchner en la provincia, respaldada en los recursos de Desarrollo Social, y la promoción de Hugo Moyano en la jefatura del PJ provincial. Precisamente estos son los soportes principales con los que cuenta el gobierno para afrontar las presentes luchas políticas: la maquinaria central del Estado y el aparato sindical que responde a la CGT. A lo largo de la historia del kirchnerismo, a medida que se deterioraba la alianza inicial con la alta burguesía industrial, este segundo factor cobraba importancia especial. En esta alianza concurren intereses convergentes. El gobierno necesita influir sobre la orientación del movimiento obrero por la necesidad de mantener neutralizada

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

a una masa de trabajadores en cuyas filas un porcentaje apreciable está sumergido en la precarización laboral, la subocupación o directamente en la desocupación. A su vez, la dirigencia sindical sabe que a un gobierno con cierto sesgo desarrollista es posible arrancarle concesiones que los regímenes de neoliberalismo ortodoxo no están dispuestos a ceder. Esta particular relación que el kirchnerismo ha establecido con la dirigencia gremial no es otra cosa que la manifestación particular del estrecho vínculo que los sindicatos mantienen desde hace décadas con el Estado. Además del control del aparato de las obras sociales, la dirigencia de la CGT ocupa posiciones en las carteras de Trabajo, Desarrollo Social y Planificación; logró colocar a un hombre de confianza en la Administración General de Puertos y tiene planes para la organización de un próximo Ministerio de Transportes. El doble papel de la burocracia sindical A pesar de lo anterior, la participación de esta dirigencia en la administración de ciertas áreas del aparato estatal no le otorga al modelo actual un carácter progresivo. Más bien, esta presencia obra como uno de sus principales reaseguros. La burocracia sindical cumple un doble papel: por una parte constituye, a través de la negociación salarial, un mecanismo indispensable para la reproducción de la fuerza de trabajo en los cuadros del orden capitalista. Por la otra, su control sobre el aparato gremial la erige en un serio obstáculo para el desenvolvimiento de corrientes autónomas en el movimiento obrero y la vigencia de la democracia en sus organizaciones. En este segundo sentido, su horizonte ideológico no difiere del de la burguesía, y constituye un componente conservador necesario para el sostenimiento del régimen de explotación. La importancia de este asunto para la lucha por un realineamiento nacional, democrático y antiimperialista del campo popular es ciertamente significativa; basta tener presente el papel que desempeñó la burocracia sindical en la restauración de la institucionalidad semicolonial luego de la crisis de diciembre de 2001 para comprenderlo. Una próxima oleada de luchas obreras y populares pondrá nuevamente el problema de la dirección de la clase trabajadora en el orden del día. En ese momento, la democracia en los sindicatos y la independencia ideológica, política y organizativa de los trabajadores dejarán de ser consignas de agitación y propaganda, y habrán de transformase en una fuerza material SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 13 / agosto de 2010

La Teoría del Desvío de la ultraizquierda Por Gustavo Cangiano

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n los años setenta, la ultraizquierda argentina construyó lo que se puede denominar la Teoría del Desvío; esta teoría pretendía explicar el regreso de Perón al gobierno, después de 18 años de exilio y proscripción, como resultado de la voluntad política de la oligarquía que había dado el golpe en 1955, y no como resultado de las luchas obreras y populares. La teoría afirmaba que los mismos que echaron a Perón decidieron años más tarde ir a buscarlo. ¿Y por qué razón lo habrían hecho? Para que apagara el incendio de la revolución socialista que se encontraba –supuestamente– a la vuelta de la esquina. Esta teoría contenía un elemento de verdad, pero era unilateral (y por eso mismo era falsa): el fracaso del régimen de la “revolución libertadora” (o “revolución argentina”) había generado tal estado de efervescencia política y social, que en la clase obrera se advertían signos de querer superar los límites inherentes al Frente Nacional del 45.

León Trotsky

Ilustración: Cúlmine

A Perón no lo devolvieron al gobierno ni la UIA ni la Sociedad Rural Llevadas por la dinámica misma de la lucha de clases, las masas populares tendían a manifestarse por fuera de las estructuras burocráticas sindicales y políticas del “justicialismo del 45”. Y a las nuevas formas de manifestación les correspondían definiciones ideológicas y objetivos pro-

Sus tesis para la comprensión de la revolución latinoamericana

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l próximo 21 de agosto se cumplen 70 años del asesinato de León Trotsky en México, a manos de un sicario de Stalin. Durante más de 40 años de inquebrantable militancia política, la vida de Trotsky estuvo ligada a los más trascendentes acontecimientos de las primeras décadas del siglo XX. Fue copresidente del Soviet de Petersburgo en 1905 y animador principal de la primera de las revoluciones contra el régimen zarista; dirigente, junto con Lenin, de la Revolución de Octubre; titular, primero, del Comisariado de Relaciones Exteriores, y luego del Comisariado de la Guerra; organizador del Ejército Rojo, a cuyo frente logró la victoria contra los ejércitos blancos de la contrarrevolución y las fuerzas invasoras extranjeras; opositor de Stalin y la burocracia, contra quienes libró una desigual batalla hasta que su derrota y la de quienes se mantenían fieles a los principios de Octubre del 17 selló la suerte de la revolución; militante inclaudicable de la lucha emancipadora de la clase trabajadora y del socialismo en las condiciones extremas del exilio… En México, su último refugio, Trotsky desarrolló tesis fundamentales para la comprensión de la revolución latinoamericana. En el aniversario de su muerte, Socialismo Latinoamericano publicará un trabajo recordatorio de las ideas y la práctica política de quien fuera protagonista central de la primera revolución proletaria SL

En vez de partir de la realidad existente (la irrupción de la moderna clase obrera que conformó un Frente Nacional bajo la conducción de un jefe bonapartista y un programa de capitalismo nacional) y, a partir de ella, construir una estrategia de poder desde la perspectiva emancipadora del socialismo, la ultraizquierda parte de un preconcepto según el cual la norma del comportamiento de la clase obrera ha sido apriorísticamente establecida en otro tiempo y lugar; al no coincidir la realidad con la norma, entonces se declara equivocada a la realidad introduciendo la noción del “desvío”. gramáticos que empezaban a entrelazar, no sin cierta dosis de vaguedad, el nacionalismo popular con el socialismo antiimperialista. La “unión democrática” que había hecho posible el golpe del 55 se desarticulaba a pasos acelerados, y el Frente Nacional se reconfiguraba con la presencia de sectores medios que contribuían a dinamizarlo. En este contexto, las corrientes más lúcidas del régimen militar (el lanussismo) optaron por un repliegue transitorio y se resignaron al regreso de Perón. La ultraizquierda, con un sorprendente grado de simplificación analítica, concluye que fue el propio régimen militar el que recurrió a Perón para “desviar” el inexorable rumbo de la lucha popular hacia el socialismo. Se trata de una estupidez de proporciones colosales cuyas consecuencias políticas, como veremos, son calamitosas. ¡La salida electoral de 1973 no fue una concesión graciosa de la dictadura, sino que fue una conquista obtenida luego de más de tres lustros de resistencia popular! ¡A Perón no lo devolvieron al gobierno ni la UIA ni la Sociedad Rural, sino la lucha de la clase obrera y sus aliados “plebeyos”! En el libro Qué es y qué fue el peronismo, escrito por Ernesto González, un dirigente de la línea de Nahuel Moreno que militó sucesivamente en el PRT-LV, el PST, el MAS, el MST y, poco antes de fallecer, en IS, se afirma: “La posibilidad que tuvo el peronismo de presentarse a elecciones y ganarlas se debió al acuerdo entre toda la burguesía y el Ejército, quienes, aterrorizados por el ascenso del movimiento obrero, no encontraron otra vía más efectiva que volver a llamar a Perón para que desviase el proceso iniciado a partir del Cordobazo.” Un inmenso error fáctico y conceptual La idea de González –que es común a todo el arco político de la pequeña burguesía ultraizquierdista– es que el peronismo constituyó desde sus orígenes algo así como una anomalía histórica que había impedido a la clase obrera encolumnarse detrás de las organizaciones que supuestamente debían representarla. En vez de partir de la realidad existente (la irrupción de la moderna clase obrera que conformó un Frente Nacional bajo la conducción de un jefe bonapartista y un programa de capitalismo nacional) y, a partir de ella, construir una estrategia de poder desde la perspectiva emancipadora del socialismo, la ultraizquierda parte de un preconcepto según el cual la norma del comportamiento de la clase obrera ha sido apriorísticamente establecida en otro tiempo y lugar; al no coincidir la realidad con la norma, entonces se declara equivocada a la realidad introduciendo la noción del “desvío”. Así, González dice que el regreso de Perón en 1973 “desvió” el proceso iniciado a partir del Cordobazo, del mismo modo que un trauma infantil puede “desviar” el desarrollo

El Cordobazo.

psíquico de su curso natural. Pero ¿qué justifica tal apreciación de González? Sin duda, la creencia infundada de que “a partir del Cordobazo” estaba superada la adscripción del proletariado al peronismo. Esto le permite concluir que “Perón llega al poder no para profundizar la brecha abierta con el Cordobazo, sino para tratar de cerrarla en un acuerdo con todas las fuerzas patronales, incluido el Ejército”. Aunque pocos meses después de estas palabras de González “todas las fuerzas patronales, incluido el Ejército”, volvieron a derribar al gobierno peronista, la ultraizquierda no ha revisado su caracterización y todavía hoy la repite, con lo cual transmite a las nuevas generaciones un inmenso error fáctico y conceptual. Para comprobarlo, basta con leer el libro de Alejandro Guerrero, del PO (El peronismo armado), el de Ruth Werner y Facundo Aguirre, del PTS (Insurgencia obrera en la Argentina. 1969-1976), o el de Daniel de Santis (La historia del PRT-ERP por sus protagonistas). Inclusive, una prestigiosa académica como Inés Izaguirre es tributaria de este error ultraizquierdista (ver Lucha de clases, guerra civil y genocidio en la Argentina). La izquierda cipaya a favor del golpe de 1976 Si Perón expresaba “el frente único de casi toda la patronal para frenar el movimiento de masas” ­–como afirma González–, su significación era entonces, obviamente, contrarrevolucionaria. La lucha contra Perón y el peronismo se convertía, así, en un deber para los “auténticos revolucionarios”. No extraña, entonces, que toda la ultraizquierda de la época, desde el PST hasta el PRT, pasando por el PO, OCPO y grupos semejantes, se haya pronunciado en favor del derrocamiento del gobierno peronista en 1976; no era un hecho novedoso, por otra parte. En Argentina, la izquierda cipaya ya había participado activamente en los derrocamientos de los gobiernos populares en 1930 y en 1955. En 1946 también dio la espalda a la clase obrera acompañando al imperialismo yanqui en la “unión democrática” o asumiendo posturas “neutrales” entre la “burguesía proyanqui” y la “burguesía proinglesa” (el morenista Milcíades Peña estuvo a la vanguardia de quienes calificaron al peronismo como agencia del imperialismo británico). La Teoría del Desvío constituye la contrafigura de la Teoría de la Revolución Permanente; desde la perspectiva de esta última, la participación de la clase obrera en el “frente único antiimperialista” o Frente Nacional no es el resultado de una maquinación diabólica de “todas las fuerzas patronales”, ni tampoco un hecho excepcional o un accidente de la historia. Es, por el contrario, la lógica manifestación en el plano político-estratégico de las determinaciones estructurales de un país semicolonial. La clase obrera no se “desvía” al formar parte de un Frente Nacional, aun cuando sea conducido por un líder bonapartista (Perón), sino que ingresa por esa vía en el único camino históricamente posible que puede conducir a su propia emancipación a través de un proceso ininterrumpido que entrelace los objetivos de la revolución democrático-burguesa (independencia económica, soberanía política, justicia social) con los del socialismo (expropiación de la burguesía, poder obrero y creación del “hombre nuevo”). Pero, para que esto sea posible, la clase obrera, con su partido, sus métodos y su programa, debe poder constituirse en la cabeza conductora del Frente Nacional. Esa es la posibilidad que se abrió en la Argentina en el período 1969-1973; esta es la posibilidad sobre la que trabajó la Izquierda Nacional, organizada por entonces en el FIP. Lamentablemente, la ultraizquierda en general, y la vertiente terrorista de esa ultraizquierda en particular, contribuyeron a que la posibilidad no se concretara SL


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En la crisis de la CTA está en juego algo más que la unidad

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a disputa por la dirección de la CTA que se dirimirá en las próximas elecciones de septiembre ha colocado a la central sindical en riesgo de fractura. La línea que distingue a los campos enfrentados pasa por la definición de la política obrera frente al gobierno nacional. Pablo Micheli, candidato a secretario general apoyado básicamente por los estatales de ATE, declaró recientemente: “Lo que no está permitido en la Central es querer hacer de la CTA una CGT. No está permitido querer fundir a nuestra CTA dentro de la CGT.” Tiempo atrás, el actual titular de la central sindical, Hugo Yasky, había puesto el problema en los siguientes términos:

“Lo que está en juego es si somos una central testimonial o una central que tenga realmente capacidad de incidir en las políticas de Estado.” Estas palabras convalidan la práctica que tradicionalmente ha circunscripto a los sindicatos en el papel de grupos de presión insertos en la órbita de influencia estatal; en ese terreno, la renuncia del movimiento obrero a cualquier grado de independencia está establecida de antemano. De ser así, las diferencias con la burocracia de la CGT pierden importancia y el camino de la reunificación de las cúpulas queda abierto; los dirigentes que respaldan a Micheli rechazan esta perspectiva. Sin embargo, el problema de la

independencia del movimiento obrero no puede resolverse exclusivamente en el campo de la lucha sindical. Es un problema que exige una resolución política. Cuestiones de importancia capital, como la democracia obrera y la independencia de clase, aluden directamente al papel que deben desempeñar los sindicatos en la reconstrucción de un Frente Nacional Antiimperialista, desde donde los trabajadores levanten el programa revolucionario para el conjunto de los sectores populares. Se trata de una construcción política que no es reemplazable por ninguna combinación electoral de centroizquierda SL

La lucha de los trabajadores de Astillero Río Santiago

La Argentina no tiene hipótesis de conflicto; tiene un conflicto Por Guillermo Hamlin

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l Astillero Río Santiago sigue siendo estatal, pero sobre él siguen operando las fuerzas enemigas. Un ejemplo –no el único– de esta continuidad es la saga de la fabricación de los POM (Patrulleros Oceánicos Multipropósito). ¿Qué son los POM? Son buques de 1.800 toneladas de desplazamiento de 80 metros de eslora, que pueden realizar tareas de patrullaje en el Atlántico Sur para control pesquero. Su sistema híbrido de propulsión les permite navegar a 6 nudos con una gran economía de combustible; esto les otorga una autonomía de 12.500 km con bajo costo. Si necesitaran acelerar, podrían superar los 20 nudos de velocidad. Para patrullaje extendido y veloz, cuentan con un helicóptero. Además, poseen dos gomones con motores fuera de borda para funciones de rescate o para abordaje de pesqueros ilegales. Tienen también un cañón en proa, de puntería óptica y 20 mm de calibre, y cuentan con dos ametralladoras de 12,7 mm para disuadir eventuales resistencias a su poder de policía. Poseen 45 camarotes para albergar a tripulantes y náufragos. Hasta aquí la versión patrullero, que puede cambiarse rápida y fácilmente a la versión bélica. El cañón de proa de 20 mm de calibre se cambia por uno de 40 y pasa a ser operado por un radar de tiro, que a su vez es asistido desde el puente de comando con radares de alerta temprana. Sobre cubierta se agregan lanzaderas de misiles y torpedos.

Si la privatización del Área Material Córdoba (fábrica militar de aviones) en manos de Lockheed Martin destruyó en los noventa la industria nacional en la aviación, la privatización de Buques Militares persigue, con iguales fines, el vaciamiento y la destrucción de ARS y la pérdida de la soberanía en Malvinas, Antártida y el Atlántico Sur.

El helicóptero de rescate se equipa con sonar de arrastre y torpedos y se le agregan ametralladoras. Los gomones de rescate se equipan con dos motores de 85 HP y ametralladoras, y las tripulan buzos tácticos. En los camarotes, además de la tripulación, se alojan infantes de marina y buzos tácticos. Es decir, de patrullero se convierte en una corbeta o, como dicen los compañeros del astillero, “Dr. Jekyll and Mister Hyde”. Ninguna de las dos personalidades es bien vista por el imperialismo británico, ni por sus socios de la Unión Europea y los Estados Unidos, ni por sus servidores locales.

El gobierno argentino adjudicó a Tandanor (sin experiencia ni pericia en construcción naviera) la construcción de los cuatro patrulleros, según trascendidos periodísticos, por un valor de 230 millones de dólares, superior en 100 millones a lo que había cotizado Astillero Río Santiago en 2006 al Ministerio de Defensa, en momentos en que Ángel Cadelli era vicepresidente del astillero. Ante la decisión del gobierno, los trabajadores del ARS no se quedaron quietos, y con Cadelli a la cabeza hicieron una oferta “hostil” repitiendo lo cotizado en 2006. Presentaron dicha oferta en el Ministerio de Defensa, en la Armada y en la provincia de Buenos Aires, según mandato de los trabajadores reunidos en asamblea en el área Buques Militares del ARS, acompañada por sendas notas firmadas por Cadelli. Destacamos que la oferta fue presentada sin el aval de las actuales autoridades del ARS y sin el apoyo de la conducción sindical. El compañero Ángel Cadelli impuso esta situación a la presidente Cristina Fernández de Kirchner, a quien solicitó su intervención mediante nota presentada el 1° de julio de 2010.

Frente a la crisis energética

La nacionalización de los monopolios petroleros

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a crisis energética dejó una vez más al desnudo los límites del modelo kirchnerista, que obliga a trabajar a media máquina a una parte importante del aparato fabril. La respuesta oficial no deja dudas sobre el carácter infranqueable de tales límites para el gobierno. Días atrás, la presidente Cristina Fernández dio la siguiente explicación: “En 2003, el país no tenía desarrollo industrial, y entonces era un buen negocio producir energía a través del gas. Pero nada es para siempre, por lo que es muy aconsejable diversificar la matriz productiva y energética para no depender del gas o del precio de los commodities.” De acuerdo con la interpretación oficial, siete años de kirchnerismo hicieron posible que Argentina, que a comienzos de esa gestión no tenía industria, ahora la tenga. Por supuesto, para aceptar esta revelación es necesario pasar por alto que en estos años los grandes proyectos de transformación productiva brillaron por su ausencia, que los industriales basaron el repunte fabril de 2002-2007 en altas reservas de capacidad ociosa, y que cuando se acercaron al límite no ampliaron las instalaciones, sino que ajustaron por precios. El país sigue teniendo la misma estructura industrial que en 2003: extranjerizada en la esfera del gran capital y concentrada en más del 60% de su producción en apenas cinco ramas.

La entrega menemista.

Es cierto que es necesario diversificar la matriz energética, pero esta certeza no justifica omitir el hecho de que el petróleo y fundamentalmente el gas, vale decir, más del 50% del total de energía producida, están controlados por un grupo de corporaciones, en su mayoría extranjeras, que han llevado al límite la explotación de los yacimientos, sin realizar las inversiones imprescindibles para asegurar la continuidad de la producción. Sobre este punto, es demostrativo el siguiente dato: el horizonte de reservas, que en 1989 era de 14 años para el petróleo y de 32 años para el gas, cayó a 10 y 8 años, respectivamente, en 2009. En consecuencia, la nacionalización de la explotación, industrialización y comercialización del negocio de los hidrocarburos es condición sine qua non para la solución de la crisis energética, iniciativa que, por cierto, no figura en el libreto político del kirchnerismo SL

El compañero Martín Ayerbe, de la Mesa Nacional de la Agrupación MNL26, la tiene clara: “La Argentina no tiene hipótesis de conflicto; tiene un conflicto con Gran Bretaña, que ocupa nuestro territorio y ha instalado una base militar en Malvinas con medios bélicos ofensivos, como son los submarinos nucleares y los bombarderos.” Agrega que “la causa de Malvinas es de un carácter popular, latinoamericano y antiimperialista; el imperio y sus colaboradores cipayos boicotean este proyecto. Si la privatización del Área Material Córdoba (fábrica militar de aviones) en manos de Lockheed Martin destruyó en los noventa la industria nacional en la aviación, la privatización de Buques Militares persigue, con iguales fines, el vaciamiento y la destrucción de ARS y la pérdida de la soberanía en Malvinas, Antártida y el Atlántico Sur”. El proyecto original fue impulsado por el capitán Mouján, de la ARA, en el año 1996, para combatir la sobrepesca que se estaba dando en el Mar Territorial Argentino: de 294.000 toneladas en 1985, se pasó a 1.341.000 en 1997. Este proyecto fue asumido por los trabajadores del astillero; era una posibilidad de continuidad de trabajo porque, si bien en ese momento se estaban fabricando otros buques de guerra para la ARA, el último de los cuales se finalizó en 2004, no había en cartera otros trabajos planificados. El ARS tiene una larga experiencia en producción de buques militares; entre ellos se destacan la BDT Cabo San Antonio (1978) y el Destructor T42 Santísima Trinidad (1980), ambos utilizados en 1982 en la recuperación de Malvinas. El gobierno actual forma parte de la partidocracia que tras la caída de Puerto Argentino pactó con el imperialismo y, a cambio de recomenzar la vida “democrática”, desmalvinizó, desarmó y desindustrializó a la Argentina. Siguen vigentes los tratados firmados en Madrid y Londres en 1990, que sellaron la paz en condiciones de sometimiento y en los que se concede a los ingleses facultades de control de los movimientos de las fuerzas armadas argentinas en el Atlántico Sur, se otorga trato privilegiado a los capitales británicos en el país y se resigna la jurisdicción argentina en controversias judiciales entre empresas británicas y el Estado nacional. Esta es la razón por la cual no cabe abrigar esperanzas de que el gobierno acceda al pedido de los trabajadores del ARS. Nada puede esperarse de la partidocracia ni de la burocracia sindical; forman parte del sistema. Apoyamos plenamente, desde Socialismo Latinoamericano, la lucha de los trabajadores del ARS, y también lo hacemos con la lucha de los trabajadores ferroviarios, la de los trabajadores ex YPF y las de tantas agrupaciones de militantes que siguen creyendo en la lucha por la liberación nacional. El futuro, más cercano que lejano, nos encontrará a todos en un frente nacional antiimperialista SL


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URIBE, A LAS ÓRDENES DE WASHINGTON, HACE EL TRABAJO SUCIO EN LA REGIÓN

El imperialismo norteamericano apunta a la revolución bolivariana Por Gustavo Lahoud

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n nuevo episodio en la crisis crónica entre Colombia y Venezuela ha estallado súbitamente en los últimos días de julio. En esta ocasión, como en anteriores circunstancias de la historia reciente de estos dos países, el centro de la polémica estuvo en la supuesta presencia de comandos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la frontera sur colombo-venezolana. De acuerdo con fuentes militares y de inteligencia del gobierno colombiano de Álvaro Uribe, se han obtenido pruebas irrefutables, a través de un mapeo satelital integral de importantes franjas de la frontera norte de ambos países, de la presencia de elementos irregulares de las FARC que, de hecho, habrían constituido campamentos del lado venezolano, con la deliberada anuencia del gobierno de Hugo Chávez. Con base en sus “pruebas irrefutables”, el gobierno colombiano decidió denunciar a su par venezolano ante la Organización de Estados Americanos el pasado 22 de julio por mantener una actitud de tolerancia y cooperación con los sectores insurgentes de las FARC, al brindarles un “santuario” y una plataforma territorial desde la que se intenta desestabilizar al gobierno colombiano. En reacción a esta llamativa denuncia, la administración de Chávez rompió relaciones diplomáticas con el gobierno colombiano y lo acusó directamente de complicidad con la estrategia de Estados Unidos, que fomenta un conflicto armado entre ambos países desde hace años. Ampliación y profundización de represión a gran escala del gobierno de Uribe Ante el agravamiento de la situación geopolítica en la región del Caribe sudamericano, es importante echar luz sobre algunos hechos que, al ser presentados de manera fragmentada y descontextualizada por parte de los grandes medios de comunicación, promueven lecturas antojadizas e interesadas con el objetivo de debilitar aún más la situación interna del gobierno venezolano. Un primer hecho fundamental ha sido la ampliación y profundización de las políticas represivas a gran escala encaradas por la administración de Uribe para controlar y liquidar el accionar de los grupos guerrilleros. Esta política ha tenido –desde la asunción de Álvaro Uribe en agosto de 2002– dos vectores centrales de acción política: por un lado el externo, a través de la consolidación del denominado Plan Colombia –instaurado en 1999 con la bendición del entonces presi-

NUESTROS libros

No hay nada nuevo bajo el sol en el reciente capítulo de la crisis entre Colombia y Venezuela, aunque la intensificación del intervencionismo yanqui a través de sus procónsules en la región genera no pocas señales de alarma en un contexto de fuertes contradicciones políticas, económicas y sociales al interior de la mayoría de los gobiernos sudamericanos. dente de Estados Unidos, Bill Clinton–, que fue dotado de multimillonario presupuesto militar y de inteligencia, con el doble objetivo de operar sobre los elementos irregulares presentes en el territorio colombiano (grupos insurgentes y paramilitares, aunque enfocando claramente la tarea sucia sobre los primeros) y de brindar protección y seguridad a las inversiones de las principales empresas extranjeras presentes en los negocios mineros y petroleros. Por otro lado, en el plano interno, se encaró una política de militarización de la seguridad pública, conocida como política de Seguridad Democrática, cuyo objetivo central fue la liquidación del accionar de las FARC en buena parte del territorio nacional buscando la participación de la misma ciudadanía en las tareas de represión y delación de supuestos activistas. Ciertamente, esa ofensiva temeraria no casualmente se ha mezclado con descaradas intervenciones sobre sindicatos urbanos y rurales, movimientos sociales y toda manifestación de oposición a la continuidad de las políticas neoliberales del gobierno colombiano. La estrategia de hechos consumados como autoevidencia En segunda instancia, es importante recordar los hechos acaecidos el 1º de marzo de 2008, cuando la Fuerza Aérea Colombiana –con la ayuda de la inteligencia militar de Estados Unidos– bombardeó territorio ecuatoriano en la región del Putumayo en busca de un su-

puesto campamento guerrillero de las FARC; violaba así la integridad territorial y la soberanía del Estado ecuatoriano. Este hecho fue denunciado y condenado en la entonces naciente Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y en la desfalleciente OEA. Es notable cómo las situaciones se parecen en lo que respecta a la lógica que opera detrás de la presentación de los hechos, ya que en aquella ocasión el gobierno colombiano invocó la contundencia de pruebas documentales en archivos informáticos y mapas satelitales que indicarían la negligencia o complicidad del gobierno de Rafael Correa con el accionar de las FARC. Estas supuestas evidencias jamás fueron presentadas seriamente ante alguna instancia regional o internacional por el gobierno colombiano y, como en la crisis actual, se actuó deliberadamente con una estrategia de hechos consumados que gozaban del raro privilegio de la autoevidencia.

la estrategia de movilidad global del Pentágono en todo el continente. Consecuentemente, a partir de estos sucesos, las acusaciones al gobierno de Chávez arreciaron con mucha más fuerza y, en el contexto del creciente intervencionismo militar de Estados Unidos en Colombia, se han sucedido frecuentes crisis bilaterales con aristas económicas, políticas y militares, cuyo foco ha sido la persistente acción psicológica sobre los supuestos vínculos de Venezuela con las FARC y con el negocio del narcotráfico. Nuevamente, sobre todo ello jamás se han presentado evidencias ante institución alguna que puedan justificar semejante acusación. La reactivación de la IV Flota de la Marina de Guerra de EU Como telón de fondo y antecedente más remoto de todos estos hechos, debe registrarse con sumo cuidado la decisión de reactivar el funcionamiento de la IV Flota de la Ma-

De izquierda a derecha: Juan Manuel Santos junto a Uribe, Hugo Chávez y Alfonso Cano, líder de las FARC.

El valor de las siete bases militares de Estados Unidos en Colombia Un tercer hecho refiere, tal vez, al nudo gordiano de la crisis que enfrenta a ambos países. En octubre de 2009, el gobierno de Estados Unidos y su par de Colombia firmaron en Bogotá un inédito acuerdo bilateral de cooperación en materia militar, de inteligencia y de seguridad pública, cuyo eje central es la instalación de siete bases militares estadounidenses en regiones del territorio colombiano con alto valor geopolítico por diversos motivos: recursos petrolíferos y minerales (región amazónica colombiana) y ubicación geoestratégica relevante (costas del Pacífico y frontera con Venezuela) por motivos de control militar o comercial. Este inusitado despliegue logístico –basado esencialmente en el poder de fuego aéreo– le permitiría a Estados Unidos tener el control completo del territorio colombiano para conducir operaciones militares de gran envergadura que podrían alcanzar, incluso, todo el continente. Uno de los centros neurálgicos de esta presencia militar es la base aérea de Palanquero, que fue calificada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos y el Comando Sur, en un documento de mayo de 2009, como una pieza clave para la facilitación de

rina de Guerra de Estados Unidos, tomada en julio de 2008, previamente al mencionado acuerdo bilateral de octubre de 2009 y a pocos meses de la escandalosa intervención colombiana en territorio ecuatoriano. Ciertamente, esta decisión –tal como se dejó en evidencia oportunamente en la declaración realizada por el gobierno brasileño de Lula Da Silva, que fue acompañada por buena parte de la subregión– obedeció, seguramente, a la creación del Consejo Sudamericano de Defensa, de la mano de la Unasur en 2008, y tiene sin duda alcances continentales en cuanto a la amenaza no tan velada que comporta a los intereses nacionales estratégicos de los países sudamericanos. En definitiva, no hay nada nuevo bajo el sol en el reciente capítulo de la crisis entre Colombia y Venezuela, aunque la intensificación del intervencionismo yanqui a través de sus procónsules en la región genera no pocas señales de alarma en un contexto de fuertes contradicciones políticas, económicas y sociales al interior de la mayoría de los gobiernos sudamericanos SL

Director: Osvaldo Calello

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Ve en www.izquierdanacional.org: No será la pequeña burguesía kirchnerista la que termine con el monopolio de la prensa, por Gustavo Cangiano ★ Dialéctica del Movimiento Nacional, por Roberto Ferrero ★ El catolicismo, Latinoamérica y la Izquierda Nacional, por Roberto Ferrero ★ El socio argentino hace el trabajo sucio en el plan imperialista contra Irán, por Atah Duré ★ Separatismo e indigenismo, por Andrés Soliz Rada ★ Documentos: La capitulación de los socialistas y stalinistas ante el imperialismo explica el apoyo obrero a Perón, por Aurelio Narvaja, octubre 1945 ★ Autocrítica de la revolución popular, por Jorge Enea Spilimbergo, 1956 ★ Con propiedad privada no hay libertad de prensa, por Gustavo Cangiano, noviembre 1993 ★ Apoyar el Movimiento Nacional con una perspectiva revolucionaria, por Alberto Converti, agosto 2002

núm. 14 - año 2 - septiembre de 2010 - segunda época - $1,00

En manos del gran capital, la prensa no es prensa libre

La pequeña burguesía kirchnerista proclama mucho más de lo que está dispuesta a hacer. La judicialización del caso Papel Prensa equivale a mandar el conflicto a vía muerta. La guerra contra el imperio mediático se libra a fondo o no se libra.

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l gobierno ha iniciado la fase decisiva de la guerra contra el Grupo Clarín y La Nación. En un mismo movimiento señaló a Fibertel la puerta de salida del mercado y denunció a los accionistas privados de Papel Prensa de apropiación ilegal de la empresa en la época de la dictadura, además de impulsar un proyecto legislativo de regulación de la producción de papel para la impresión de periódicos. Naturalmente, la ofensiva levantó un clamor de indignación entre los defensores de la “libertad de prensa” e hirió los sentimientos de los amantes de la institucionalidad, la prolijidad y los buenos modales. Para evitar equívocos e ir directamente al núcleo del problema: toda medida que apunte a desmontar las posiciones de control monopólico que ejerce el gran capital sobre la prensa adquiere de suyo un carácter progresivo. De forma tal, la expropiación de los grandes conglomerados mediáticos se ubica en un mismo rango de importancia, y es igualmente imprescindible que la nacionalización de la banca o del comercio exterior. La prensa controlada por el gran capital no es prensa libre. Pero el kirchnerismo no vino para emprender semejante tarea. La suya no es una batalla contra los monopolios: fue su gobierno el que intentó inicialmente incluir a las telefónicas en la ley de medios; fueron sus enviados los que, en una época de felices relaciones con el Grupo Clarín, discutían el contenido político de la edición por salir con los editores del diario. De haber llegado a buen puerto las tratativas que desarrollaron con Magnetto en 2008 para obtener el apoyo político del multimedios, esta batalla nunca se habría librado. El problema de la pequeña burguesía kirchnerista es que proclama mucho más de lo que está dispuesta a hacer. La judicialización del caso Papel Prensa, con investigadores, testimonios y elementos probatorios de dudosa consistencia, equivale a mandar el conflicto a vía muerta. La guerra contra el imperio mediático se libra a fondo o no se libra. Si no se es capaz de suscitar una gran movilización de la sociedad, de poner en pie de guerra a los trabajadores y a todas las capas de la población explotada, de lanzar al terreno de la batalla todos los recursos del Estado sin detenerse ante la falacia de la “seguridad jurídica” que reclama la propiedad monopólica, las posibilidades de la victoria se esfuman.

Ni los unos ni los otros También la oposición dijo lo suyo. Como no podía ser de otro modo, la “prensa seria” reflejó a lo largo de sus páginas interminables declaraciones de figuras prominentes de la UCR, el PRO, la Coalición Cívica, el Peronismo Federal…; de respetables constitucionalistas, de autorizados “formadores de opinión” y hasta de un vocero del Departamento de Estado, acerca de las amenazas que asechan a la “libertad de prensa” debido a la tentación chavista en que parece haber caído el gobierno. Para no dejar dudas de su coraje cívico, Aguad, Solá, Carrió, Pinedo, Stolbizer, la socialista Fein y otros héroes republicanos denunciaron, nada menos que ante la OEA, los atropellos contra Fibertel y Papel Prensa. Se trata de una oposición de profunda raíz antinacional cuyos dirigentes, tristes personajes exhumados de los sepulcros de la Unión Democrática, representan un pasado sombrío de la vida nacional. Las últimas semanas dejaron en evidencia que el kirchnerismo ha ajustado el rumbo y dejó de lado la política de reaproximación a la clase media. Al parecer, sus estrategas han llegado a la conclusión de que, por más concesiones que se hicieran en esa dirección, los posibles resultados no alcanzarían a resolver el problema fundamental centrado en las elecciones del año próximo. En consecuencia, el gobierno se encamina a producir una polarización respecto de la partidocracia opositora, teniendo en cuenta su necesidad de cerrar filas y presionar/disciplinar a los elementos inseguros o disidentes en su propio campo, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde habrá de librarse la batalla decisiva. Sin embargo, pese a su enfrentamiento, tanto el oficialismo como la oposición se desenvuelven dentro de límites que no rozan siquiera los aspectos sustancia-

les de la situación de dependencia nacional: el carácter ilegítimo de la deuda; la extranjerización de recursos básicos como la gran minería y los hidrocarburos; la compra de tierras, especialmente en áreas de frontera, por parte del capital extranjero; la desnacionalización creciente de la estructura empresaria, simultánea al aumento de la concentración del capital y la riqueza; el sesgo marcadamente regresivo del sistema impositivo. Más allá de la centroizquierda Ni de unos ni de los otros puede esperarse el programa, la política y la decisión para abordar a fondo los problemas estructurales del país heredados de la contrarrevolución del 76 y del neoliberalismo de los noventa, que perduran invariables desde hace más de tres décadas. Así las cosas, lo único con cierto grado de diferenciación que ha producido el sistema de la política tradicional es Proyecto Sur. Y, sin embargo, el partido que encabeza Solanas no supera el marco de un reagrupamiento de centroizquierda, cuyo jefe, en contradicción con las aspiraciones de buena parte de la base militante, coquetea con Carrió, se aproxima a Stolbi-

zer y a Juez, dice que se “vuelve loco” si le sacan Filberter, y el único pronunciamiento que se le ocurre frente al operativo Papel Prensa se refiere a la solidez de la denuncia judicial. La situación es significativa, porque la sola emergencia de una fuerza que ha levantado en su programa la nacionalización de la gran minería y de los hidrocarburos pone en evidencia la maduración de condiciones favorables al desenvolvimiento de un realineamiento nacional antiimperialista, orientado a los trabajadores y a las capas sumergidas de la sociedad semicolonial, antes que para la reedición de la consabida experiencia progresista. Precisamente, a medida que los enfrentamientos políticos y los choques de la lucha social comiencen a cobrar mayor presión, la necesidad de un realineamiento de esta naturaleza adquirirá una importancia creciente. Entonces se verá con claridad que la crisis de representatividad que estalló en diciembre de 2001 nunca quedó definitivamente clausurada, y que la resurrección de los partidos e instituciones tradicionales de entonces fue sólo un episodio de restauración que no terminó de fraguar SL

Trotsky, la revolución traicionada y los problemas de la transición

DEBATE Sábado 18 de septiembre, 18 h Casa Popular La Masa al Sur Maza 34, ciudad de Buenos Aires

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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Los desafíos en la construcción del Frente Nacional Por Alex OVAL

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os militantes de Socialismo Latinoamericano venimos insistiendo en la necesidad de refundar el Frente Nacional Antiimperialista –en su momento liderado por el general Perón– como prioridad estratégica. Nuestra concepción al respecto marca claramente la diferencia entre la izquierda tradicional y la izquierda nacional. La primera no toma en cuenta que, en un país periférico y semicolonial como el nuestro, el primer paso a resolver es la cuestión nacional, y no un frente de izquierdas al estilo de las que se promueven en los países desarrollados. La tarea de la reorganización del Frente Nacional se enfrenta a un enemigo que fundamenta su permanencia partidocrática en un fuerte apoyo de los grandes medios y cuya actividad básica es generar aparentes antagonismos como distractivo, mientras sostiene un sistema de democracia formal y colonial dispuesta a permitir el saqueo imperialista. Frente a ello, quienes militamos en el atomizado campo nacional antiimperialista tenemos la responsabilidad de reagruparnos en un frente para formar una base política que sea

capaz de desplazar y reemplazar el modelo de entrega hoy vigente. ¿Por qué no se ha podido ni se puede consolidar algo tan sencillo de formular? La causa fundamental de esta tarea inconclusa desde hace décadas es la alta dosis de pragmatismo político que anida en una gran cantidad de las diferentes corrientes que hipotéticamente integrarían este nuevo histórico Frente Nacional. La equivocada idea de que no hay nada que discutir, de que ya está todo escrito, de que existe una doctrina que hay que seguir, de que la prioridad es construir una organización encabezada por los “más aptos” son algunas de las innumerables pretendidas imposiciones a priori que surgen cuando se intenta abrir el diálogo a fin de consolidar la estrategia para cambiar el rumbo de nuestra trágica situación semicolonial. Frente a ello, las nuevas generaciones asumen intuitivamente que con el sistema político vigente no tienen futuro; en lugar de darles participación, se pretende plantearles concepciones dogmáticas arrastradas desde un congelado pasado, con el obvio resultado del rechazo de los jóvenes. La formación de nuevos cuadros políticos nacionales antiimperialistas

es una tarea esencial para la reconstrucción del Frente Nacional. Para encontrar eco en las nuevas generaciones, es indispensable tener la capacidad de escuchar los problemas actuales vistos y narrados por ellos mismos, para que juntos, los militantes veteranos y jóvenes, podamos intercambiar ideas, encontrar respuestas y opciones sólidas que permitan romper el esquema partidocrático imperial. El Frente Único Nacional Antiimperialista no podrá reconstruirse con base en falsos apóstoles representantes de profetas del pasado. El sistema político montado sobre el esquema de la globalización debe ser remplazado en este unicato imperialista que nos toca vivir. Sí es necesario tener presentes las luchas históricas, pero tomando de ellas enseñanzas que nos permitan actuar militantemente en el presente a fin de cambiar el futuro. La dirección política del frente no será dada por una mesa chica de lúcidos políticos, sino por los pueblos latinoamericanos con su vanguardia proletaria a la cabeza, enarbolando el espíritu revolucionario de la definitiva independencia. El Frente Nacional Antiimperialista Revolucionario que proponemos desde Socialismo Latinoamericano es concebido como la herramienta que sea capaz de acompañar ese proceso. Es imprescindible tener la humildad política para entender que, si no lo hacemos juntos todos los sectores nacionales y populares amalgamados en una misma dirección, la devastación imperial seguirá por mucho tiempo castigando a nuestros pueblos SL

El reclamo estudiantil puso en ridículo el mito macrista M auricio Macri no las tiene todas consigo. A las investigaciones a que fue sometido por la justicia y la legislatura porteñas por su responsabilidad en la organización de una red de espionaje telefónico, se le sumó la rebelión estudiantil contra su política de abandono (destrucción es el término más adecuado) de la escuela pública. Más de veinte colegios tomados y miles de estudiantes movilizados por la Coordinadora Unificada de Escuelas Secundarias dejaron al desnudo la naturaleza elitista y reaccionaria de la gestión macrista en materia de educación. Un solo dato basta para ilustrar el alcance del problema: Rodríguez Larreta, jefe de gabinete de Macri, reconoció que en lo que va del año sólo fue ejecutado el 7% del presupuesto destinado a obras de infraestructura escolar. Esta crisis viene de arrastre. En noviembre de 2007, cuando se declaró una ley de emergencia para hacer frente al problema, el Ministerio de Educación porteño declaró la existencia de un “colapso edilicio”. El estudio que se realizó entonces reveló que, de los más de 500 colegios relevados, dos tercios estaban en situación grave o crítica. Problemas de

NUESTROS libros

De producirse una gran desgracia nacional y elevarse Macri a la presidencia, ¿a qué potencia extranjera pedirá “consejo” cada vez que tenga que resolver un problema de cierta gravedad?

funcionamiento de las redes de electricidad y gas, fallas en los sistemas de emergencia y en la infraestructura de los sanitarios, deterioro en las zonas de comedores, hacinamiento en las aulas y edificios que decaen por el paso de los años y la falta de mantenimiento es el cuadro de la educación pública en la ciudad de Buenos Aires. No hay por qué sorprenderse: otro tanto ocurre con los planes del Instituto de la Vivienda, y si a esto se le agrega el estado deplorable de los hospitales, se tiene la imagen viva de lo que este gobierno representa para las capas populares de la ciudad. Ante el alcance del conflicto estudiantil, Macri sólo atinó a decir: “Los reclamos no tienen contenido. La protesta de los estudiantes deriva en cualquier tipo de consigna que termina agrediéndome a mí. Otra agresión más que venimos recibiendo como gobierno y a título personal”. ¡Todo un estadista! Pero, por

supuesto, no se limitó a esta comprobación patética. Su ministro de Educación ordenó a las autoridades de los colegios que elaboraran listas con el nombre y apellido de los alumnos que participan de las tomas para denunciarlos ante la policía. Como la justicia rechazó este recurso de índole policial, el pequeño burócrata reafirmó su decisión de judicializar el conflicto, aunque no podrá apelar al recurso de las listas negras. Lo curioso del asunto es que Macri, un verdadero energúmeno de la política y un incapaz en materia de administración de asuntos públicos, pretende ganar la presidencia de la nación. Apenas un detalle alcanza para comprender la estatura del personaje. Días atrás, ante la comisión de la legislatura que lo investiga, reveló que antes de designar a Palacios en la jefatura de la policía metropolitana, había consultado (pedido autorización,

en realidad) a la embajada de Israel –vale decir al Mossad, la organización criminal del Estado sionista–. Naturalmente, la embajada negó que hubiera recomendado a Palacios, pero no negó la “consulta”. De producirse una gran desgracia nacional y elevarse Macri a la presidencia, ¿a qué potencia extranjera pedirá “consejo” cada vez que tenga que resolver un problema de cierta gravedad? SL

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Entre el ideologismo rebuscado y el simplismo futbolero Los paradigmas que rigen el escenario político nacional son, intrínsecamente, una conjunción de valores que, desde la óptica de los actores esenciales, determinan la urgente necesidad de bla bla bla bla bla bla bla...

Por Facundo Arrieta

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n falso debate se ha instalado en la sociedad argentina con relación a la actualidad política: el de la supuestamente necesaria y hasta “imprescindible” toma de partido por el gobierno o por la oposición. El maniqueísmo es la esencia de este falso debate, desde un extremo donde las elucubraciones intelectualoides oscurecen más que aclaran, hasta el otro, donde un simplismo rampante caldea los ánimos al mejor estilo de las rivalidades futboleras. Los hechos, comprobables, pasan a un segundo plano para ceder el primero a las interpretaciones más caprichosas, a las cuales –consciente o inconscientemente, según los casos– se les otorga el carácter de “realidad”. Así, en un ambiente de esquizofrenia colectiva, una parte de la sociedad argentina, minoritaria pero bulliciosa, pretende dirimir sus diferencias perdiendo de vista lo sustancial: el destino inmediato y futuro del país. No haremos aquí el interminable recuento de las “hazañas” pasadas y presentes de quienes detentan el poder formal –el matrimonio Kirchner y sus socios– y de quienes detentan el poder real –la oligarquía aliada del imperialismo y sus lacayos de la oposición–, pues, además de ser públicas y notorias, cada uno de estos dos grupos se ha encargado de difundir las del otro. En estas páginas y en www.izquierdanacional.org se ha señalado en más de una ocasión que, no siendo lo mismo, gobierno y oposición forman parte de lo mismo: el sistema partidocrático, heredero del golpe cívico-militar de 1976, que desde 1983 da continuidad a las políticas esenciales inauguradas en el Proceso. Cambiar algo, para que nada cambie Detrás de su discurso “progresista”, “patriótico” y “popular”, el gobierno no logra disimular el carácter oportunista, mezquino y falaz de su gestión. En lugar de movilizar al pueblo del que se dice representante para llevar a cabo los cambios que su discurso proclama, se limita a ejercitar el clientelismo tomando medidas que en modo alguno afectan lo sustantivo del statu quo. Por su parte, la oposición, representante del poder real, considerando que el actual gobierno ha cumplido los fines propuestos después de la crisis de 2001, y en el entendido de que se está “excediendo” en sus actitudes y concesiones “populistas”, lo cual podría derivar en un régimen al estilo del venezolano –según la oposición, claro–, se ha impuesto la necesidad de ponerle el alto.

Si no estás con nosotros, estás con el enemigo.

Cierto es que la confrontación entre gobierno y oposición se está polarizando y que cada vez resulta más evidente que las causas y los pendientes de la crisis de 2001 siguen plenamente vigentes. Mientras los principales protagonistas de la partidocracia se disputan el poder formal, las decenas de miles de militantes de agrupaciones populares, sociales, gremiales y políticas que buscamos un cambio real tenemos la responsabilidad histórica de hacer a un lado las diferencias sectarias y sumar esfuerzos para consolidar un frente nacional, popular y antiimperialista que ponga fin a la larga noche que comenzó en marzo de 1976.

En esta disputa con un marcado perfil electorero, la oposición ha tomado la iniciativa y el gobierno una actitud que, aunque agresiva, tiene un claro carácter defensivo. A ninguna de las partes le preocupa realmente el país ni los argentinos. Por su origen, naturaleza e intereses de grupo, el gobierno tensa la cuerda, pero difícilmente la romperá, aunque las condiciones políticas e históricas podrían estar de su lado en caso de que decidiese radicalizar la lucha y enfrentar sin medias tintas al poder real. El poder real, a través de sus lacayos de la oposición, no dudaría en romper la cuerda, y si no lo hace es porque sabe que las condiciones políticas e históricas le resultan desfavorables: está muy fresca en la memoria colectiva la crisis de 2001 con sus dramáticas consecuencias, y no contaría con el respaldo que en otros tiempos supieron dar unas FFAA, hoy desacreditadas y debilitadas, a una insurrección popular. Estéril disputa de la partidocracia La mayoría de los argentinos permanece ajena a las disputas de alcoba entre los representantes de la partidocracia. Asqueados de “la política” –en realidad, de los “políticos”–, se identifican como las víctimas del sistema, al que observan con resignación y desesperanza. Una minoría “militante” se suma a uno u otro bando participando en el falso debate desde el ideologismo rebuscado o el simplismo futbolero. Finalmente, otra minoría de argentinos creemos que la solución a los problemas de la Patria no se encontrará en la estéril disputa de la partidocracia, sino en la reconstrucción de un frente nacional, popular y antiimperialista que ponga fin a la larga noche que comenzó en marzo de 1976. Ingenuo es esperar que este gobierno radicalice su posición hacia una dirección popular y revolucionaria. Las razones se han expuesto ampliamente en este periódico y en www.izquierdanacional.org. No obstante, debemos señalar que, ante el paso dado por el poder real y sus instrumentos políticos, un gobierno realmente popular debería convocar a las fuerzas que dice representar para enfrentar sin medias tintas a la rosca oligárquica. Quienes de buena fe defienden al gobierno por ver en él al “mal menor” sostienen que “no están dadas las condiciones” para semejante iniciativa, cuando, en realidad, los hechos señalan que el gobierno no tiene siquiera la intención de hacerlo. Alcanzar un mayor nivel de politización y organización: la gran tarea pendiente La enorme mayoría de los argentinos abandonados, y castigados primero por la dictadura cívico-militar de 1976 y desde 1983 por el sistema partidocrático, son potencialmente factor de cambio, un factor que, obviamente, requiere un mayor nivel de politización y una mínima organización. Alcanzar ese nivel de politización y organización es la gran tarea pendiente. Algunos creen que no asumir una posición a favor de oposición o gobierno es “observar desde afuera”, como si el universo político nacional se circunscribiese al sistema partidocrático. Hay que recordarles que los grandes cambios en la historia se generaron desde “afuera” del sistema de poder –formal y real. Los defensores del gobierno afirman que, frente a la coyuntura de las próximas elecciones presidenciales, la continuidad del kirchnerismo permitiría que se consolidaran los

grupos que plantean un enfrentamiento radical con la oligarquía, pero ¿por qué el kirchnerismo habría de tolerar o generar condiciones para que otras fuerzas lleven adelante una política que ellos, desde el poder formal, no pretenden llevar a cabo? Más aun: en caso de que “por descuido” lo toleraran, ¿por qué permitirían que se llevara adelante dicha política que necesariamente atentaría contra sus propios intereses de grupo? Cierto es que la confrontación entre gobierno y oposición se está polarizando y que cada vez resulta más evidente que las causas y los pendientes de la crisis del 2001 siguen plenamente vigentes. Mientras los principales protagonistas de la partidocracia se disputan el poder formal, las decenas de miles de militantes de agrupaciones populares, sociales, gremiales y políticas que buscamos un cambio real tenemos la responsabilidad histórica de hacer a un lado las diferencias sectarias y sumar esfuerzos para consolidar un frente nacional, popular y antiimperialista que ponga fin a la larga noche que comenzó en marzo de 1976. Las condiciones se están dando. No hay excusas SL

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En Cancún, el imperialismo vuelve a la carga con el “calentamiento global” Por Guillermo Hamlin

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n la Cumbre Climática de Copenhague, en diciembre de 2009, se revelaron maniobras de manipulación en los informes científicos sobre el clima, para exagerar la supuesta gravedad. Dicho evento fue calificado como un “fracaso” por los países imperialistas, mientras que nosotros juzgamos como un éxito el hecho de que los países oprimidos no firmáramos la propuesta del imperio, contraria a nuestros intereses. La estrategia imperial consiste en impedir nuestro desarrollo para que no consumamos los recursos que consideran les pertenecen. Peor aun, tienen programas eugenésicos, es decir, de genocidio selectivo. Esto fue recomendado por Henry Kissinger en su NSSM 200: “La despoblación debería ser la más alta prioridad de la política de los Estados Unidos hacia el Tercer Mundo”. Él indicaba que había que hacerlo sin que nos diéramos cuenta. Nada mejor, entonces, que “combatir el calentamiento global”, que es para “salvar al planeta”. Ocultar que los milenarios ciclos de enfriamientos y calentamientos son producidos por causas astronómicas y demostrar que se deben a las emisiones del dióxido de carbono generado por las actividades industriales es funcional a este propósito. Surgieron otras revelaciones aun más escandalosas que lo de Copenhague. El indio Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), debió corregir lo difundido respecto a que “los glaciares en el Himalaya están retrocediendo más rápidamente que en cualquier otra parte del mundo y desaparecerán para el año 2035”. Esto implicaría la inundación de la India, China y una gran región asiática, un argumento lo suficientemente aterrador como para tomar urgentes medidas. El IPCC tomó una decisión. El error era garrafal, pues la medida del retroceso real es tal que, de continuar la tendencia actual, recién en el año 2335 se encogería peligrosamente. Se reveló también que la “prueba científica” en que tal afirmación se apoyaba era un artículo periodístico de 2005 de WWF. Tras cartón, recibió la denuncia de “conflicto de intereses”, publicada en el NewsReelNeil’s Blog. Se lo denuncia como “corrupto, fraudulento y directamente mentiroso”, al revelar que, siendo al mismo tiempo director del TERI (The Energy Research Institute) y del grupo TATA de la India, y presidente del IPCC, solicitó y recibió para TERI un subsidio de 10 millones de euros del Consejo de la Unión Europea para investigaciones “científicas” sobre la posible desaparición de los glaciares del Himalaya. La paliza mediática Este es el típico modus operandi del IPCC: la difusión de informes alarmistas con poca o ninguna base científica y las posteriores recomendaciones de tomar acciones inmediatas “para salvar al planeta”, que llevan a oportunidades de nuevos negocios para el mundo empresarial. Es así como se ha creado una verdadera industria del calentamiento global, desde los primeros informes del IPCC en 1990, que incluye los instru-

La estrategia imperial consiste en impedir nuestro desarrollo para que no consumamos los recursos que consideran les pertenecen. Peor aun, tienen programas eugenésicos, es decir, de genocidio selectivo. Esto fue recomendado por Henry Kissinger en su NSSM 200: “La despoblación debería ser la más alta prioridad de la política de los Estados Unidos hacia el Tercer Mundo”.

mentos financieros de los “bonos de carbono”, la producción masiva de biocombustibles y la utilización de energía eólica y solar, tecnologías éstas a las que nadie habría recurrido en forma masiva, de no haber sido instaladas en escala planetaria leyes de promoción y subsidios. Ha recomenzado la paliza mediática promoviendo la necesidad de que en Cancún, en el próximo diciembre, se firme un acuerdo internacional. El bombardeo sobre el cambio climático está en su apogeo. Los titulares despliegan su arte terrorífico. Un artículo de The New York Times informaba que “algunos expertos creen que la humanidad se encuentra a las puertas de un nuevo patrón de clima global adverso, para el que no está preparada”. Otro artículo de Newsweek citaba un informe de la Academia Nacional de Ciencias que advertía que el cambio climático “obligaría a hacer ajustes económicos y sociales en escala

mundial”. Más grave aun: “Los climatólogos son pesimistas acerca de que los líderes políticos emprendan alguna acción positiva para compensar el cambio climático o al menos aliviar sus efectos”. ¿Quién no tendría miedo al calentamiento global? Pero los científicos no estaban hablando de esto, sino de todo lo contrario. Estaban hablando del enfriamiento global. Estos artículos reflejaban los temores que indujeron el descenso de las temperaturas entre 1943 y 1971, precisamente cuando, luego de la guerra interimperialista, la industria comenzó a crecer y se multiplicó por seis el consumo de combustibles fósiles. ¿El dióxido de carbono en aquella época generaba enfriamiento y ahora produce calentamiento? ¿No será que lo observado obedece a otras causas? La Universidad de Rutgers en EEUU publica en su Global Snow Lab Numbers que en el decenio del 2001 al 2010 la extensión promedio de nieve fue de 45.500.000 km2, la cobertura de nieve récord en el Hemisferio Norte, que superó en 70.000 km2 a las de los sesenta y los setenta, y en 1.000.000 km2 a las de los noventa, que fueron más cálidos. La científica argentina, doctora en Meteorología, Rosa Compagnucci, quien fuera miembro del IPCC, en su blog www.rhcompagnucci.com.ar señala sus divergencias respecto al alarmismo climático. El IPCC no se preocupa por estas denuncias e informes; sabe que la “verdad científica” se impone desde el poder del imperialismo, como fuera impuesta la “verdad” sobre las “armas de destrucción masiva” en el caso de Irak; sigue adelante con sus objetivos y confía en que los medios de difusión harán su tarea divulgando alarmistas pronósticos y magnificando sus propios “resúmenes para políticos”, a cual más terrorífico. Acaba de sumarse a esta campaña el danés Bjorn Lomborg, conocido científico “escéptico” que cambió su opinión y ahora dice que se necesitan 100.000 millones de dólares al año para combatir el “calentamiento global”, que deberá ser financiado a través del cobro de un impuesto a las emisiones de dióxido de carbono. Precisamente esta era la propuesta impulsada por los países imperialistas, avalada por el IPCC –incluía auditorías de emisiones en los distintos países para verificar el cumplimiento de lo pactado–, que fuera rechazada en Copenhague. Volverán a la carga con esto en Cancún. Los países subdesarrollados defenderemos nuestro derecho al desarrollo y volveremos a rechazar la propuesta imperial SL

La revolución bolivariana ante un desafío decisivo

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l próximo 26 de septiembre, en las elecciones de la Asamblea Nacional de Venezuela, se juega buena parte de la suerte del gobierno bolivariano. Una victoria le posibilitará mantener una mayoría decisiva, legitimará su carácter socialmente democrático y le permitirá tomar la iniciativa respecto a problemas pendientes, de especial importancia para la profundización de las reformas en curso. Una derrota, en cambio, acentuará la ofensiva del establishment opositor asociado a los intereses del imperialismo estadounidense. La Casa Blanca, por su parte, tiene decidido el derrocamiento de Chávez: por los votos, si sus aliados obtienen un resultado favorable en los próximos comicios que los coloque en posición ventajosa con vistas al próximo recambio presidencial; por las armas, si el régimen chavista sale fortalecido de la inminente confrontación. Para la primera de estas soluciones está financiando con sumas millonarias a los grupos opositores, según documentos revelados recientemente en Estados Unidos; para la segunda, inició

desplazamientos militares: tomó a su cargo siete bases en Colombia, desembarcó en julio 7.000 marines en Costa Rica, y estuvo detrás de la denuncia de Uribe contra el gobierno venezolano. La divisoria de campos enfrentados ilustra claramente la naturaleza del conflicto. A Chávez lo apoyan los trabajadores, los campesinos, las capas empobrecidas y explotadas de la sociedad venezolana y el ala nacionalista de las Fuerzas Armadas. Contra Chávez están los viejos partidos de la VI República, las grandes cámaras empresariales, la canalla mediática, la clase media acomodada bajo influencia de la oligarquía y la gran burguesía, la jerarquía de la Iglesia católica; en fin, todos aquellos que participaron del golpe de Estado de abril de 2002. Más allá de las contradicciones y las limitaciones del régimen nacionalista, con el gobierno bolivariano están todos los patriotas latinoamericanos que luchan contra la dominación del imperialismo y por la unidad de la Patria Grande SL


Ve en www.izquierdanacional.org: Bases económicas de la política burguesa argentina (septiembre, 1945), por Aurelio Narvaja ★ La cuestión nacional y los orígenes de la izquierda nacional (julio, 2003), por Honorio Alberto Díaz ★ El pensamiento socialista ante el derrumbe del stalinismo y las rivalidades interimperialistas (julio, 1991), por Ernesto Ceballos ★ Por qué cayó el gobierno peronista (julio, 1976), por Jorge Abelardo Ramos ★ Tosco: homenaje a un luchador (noviembre, 1975), FIP Córdoba ★ Oligarquía, renta diferencial y socialismo en Argentina (octubre, 1973), por Héctor Alonso ★ Asesinato de Rucci: provocación imperialista (octubre, 1973), Izquierda Popular ★ Reportaje al compañero Blas Alberti en Canal 7 (junio, 1971)

núm. 15 - año 2 - octubre de 2010 - segunda época - $1,00

Poner fin al fraude y al secreto empresario L

as grandes cámaras empresarias han rearmado su bloque patronal, fracturado desde 2008 por las diferencias entre terratenientes e industriales durante el enfrentamiento en torno a las retenciones, y se aprestan a dar batalla en defensa de sus derechos de propiedad y en contra la de interferencia sindical en asuntos de su “exclusiva competencia”. La previsible reacción de los altos círculos de negocios es motivada por el proyecto del diputado Héctor Recalde, destinado a poner en práctica lo que la Constitución establece desde hace cinco décadas: la participación de los trabajadores en la distribución de las ganancias. Ese distinguido círculo, integrado por la industria, el gran comercio, la construcción, la propiedad terrateniente, la banca y la bolsa, declaró días atrás su rechazo categórico a “los proyectos en cuestión, máxime cuando se comprueba que avanzan hacia un poder de interferencia sindical que choca contra los principios constitucionales de derecho de propiedad y de ejercicio de toda industria lícita, al otorgar a los sindicatos facultades de fiscalización y de información ajenas a su cometido, muy superiores a la de los propios accionistas”. La indignación de estos “honorables” burgueses es comprensible. Durante más de dos siglos el capitalismo ha impuesto entre sus portadores la creencia de que la fuerza de trabajo es una mercancía más y que, en consecuencia, una vez pagado su precio, lo que sobreviene es el sagrado derecho a disponer sin limitación alguna de los resultados de su explotación. Esta creencia, que para cualquier empresario es una verdad de sentido común, no admite –según ellos– discusión alguna, así como tampoco la admite el supuesto derecho a mantener frente a sus trabajadores en el más estricto secreto las cuentas de sus empresas. La nota con la que La Nación dio cuenta del comunicado del Grupo de los Seis es ilustrativa al respecto. Según el cronista, uno de los participantes del encuentro emitió off the record esta sabia reflexión: “Esto es una locura. Los gremios van a tener una herramienta para jorobar desde adentro revolviendo papeles”. No es para menos. El artículo 18 del proyecto en cuestión establece que “la asociación sindical podrá fiscalizar la información proporcionada por la empresa y requerir la totalidad de la información complementaria y documentación respaldatoria que considere necesaria para cumplir con su cometido”.

Esta exigencia es de cumplimiento obligatorio “no pudiendo (la empresa) negarse a su entrega ni obstaculizar el ejercicio de las facultades de control. En caso contrario será considerada práctica desleal”, y los trabajadores podrán hacer valer su derecho a través de la justicia, al margen de las multas o sanciones que correspondan. Este artículo es la llave maestra del proyecto. Las grandes corporaciones, por ejemplo en ramas como la automotriz y la alimentación, denunciadas por la AFIP, se valen de distintos artilugios para disimular ganancias y evadir impuestos. Que los empresarios estén obligados a abrir sus libros a los representantes sindicales, a pesar de la corrupción de la burocracia (hay sindicatos que cobran a las empresas una tasa por cada trabajador en negro, a cambio de no presentar la denuncia correspondiente), constituye un peligro cierto y un precedente que no puede dejar de alarmar a los sufridos hombres de negocios. Así las cosas, los trabajadores están convocados a una doble batalla: primero para vencer las resistencias que se han desatado en las filas patronales, entre los partidos de la derecha y aun en sectores del oficialismo; y luego, para imponer la democratización y una política independiente en los sindicatos.

Hace tiempo que los trabajadores han tomado buena cuenta del carácter antiobrero y antinacional de estas patronales, y han sacado conclusiones sobre lo que cabe esperar al respecto. Si “la humanización del capital” y la conciliación de clases con que el peronismo pretendió cimentar el frente de clases en los cuarenta y los cincuenta encerraba una imposibilidad cierta que antes o después habría de manifestarse, como quedó en evidencia en septiembre de 1955 y en marzo de 1976, en el presente lo que está a la vista es un antagonismo irreductible.

Como en Cuba Cuando se enteró de la iniciativa del diputado Recalde, el titular de la Unión Industrial, Héctor Méndez, declaró muy suelto de cuerpo que “Argentina se parece a Cuba”. Inmediatamente sobrevinieron las advertencias patronales sobre sus consecuencias: pérdida

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

de competitividad empresaria, caída de las inversiones y vulneración de la seguridad jurídica, entre otras calamidades. Méndez fue presidente de la central industrial en los noventa, cuando la gran burguesía fabril era oficialista con Menem. No es un directivo con peso propio, más bien un fantoche colocado por el ala neoliberal, especialmente las corporaciones agroalimentarias agrupadas en Copal, pero en esa opinión (que se cuidó muy bien en repetir), está expresado el pensamiento que la mayoría de sus pares no se atreven a formular públicamente. Se trata de una burguesía reaccionaria, asociada al capital extranjero, responsable de la colosal fuga de capitales que bloquea los resortes internos de una acumulación autocentrada; una burguesía enriquecida en los circuitos de la especulación financiera de la década pasada, mientras el “uno a uno” y la apertura comercial destruían segmentos fabriles enteros; una clase miserable que añora los años de la flexibilización laboral de Menem y De la Rúa, “los contratos basura”, los despidos baratos y la norma que permitía pagar con monedas los accidentes laborales. Sus dirigentes son dignos descendientes de aquellos patrones que a fines de 1945 organizaron un fallido lock out para tratar de impedir la puesta en práctica del aguinaldo. Hace tiempo que los trabajadores han tomado buena cuenta del carácter antiobrero y antinacional de estas patronales, y han sacado conclusiones sobre lo que cabe esperar al respecto. Si “la humanización del capital” y la conciliación de clases con que el peronismo pretendió cimentar el frente de clases en los cuarenta y los cincuenta encerraba una imposibilidad cierta, que antes o después habría de manifestarse, como quedó en evidencia en septiembre de 1955 y en marzo de 1976, en el presente lo que está a la vista es un antagonismo irreductible. Es de suma importancia tener esto en cuenta. El nuevo Frente Nacional que aglutinará a las grandes mayorías en las próximas batallas políticas habrá de construirse sobre una especial tensión de clase. Entrelazadas con las reivindicaciones nacionales, democráticas, populares y antiimperialistas, estarán presentes las interpelaciones de clase, que darán significación a la presencia de los trabajadores y el conjunto de las masas explotadas. La lucha por la emancipación nacional plena es la lucha por el socialismo; uno y otro objetivo están firmemente unidos sobre la base de una acumulación de contradicciones que divide a la sociedad argentina en dos campos definitivamente antagónicos SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 15 / octubre de 2010

TRAS LOS RESULTADOS ELECTORALES DEL 26 DE SEPTIEMBRE

La revolución bolivariana entra en una fase decisiva No hay duda de que un régimen como el de Chávez ha de despertar la mayor de las resistencias de parte de las fuerzas tradicionales del establishment semicolonial, del capital extranjero y de sus gobiernos. Sin embargo, el núcleo del problema no está en los votos que ganó la oposición, sino en los que perdió el oficialismo.

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l gobierno bolivariano derrotó a la derecha opositora en las elecciones del pasado 26 de septiembre en Venezuela. Esto era lo previsible; sin embargo, no alcanzó el objetivo de garantizar el control de dos tercios de la Asamblea Nacional. El resultado de la elección no fue una “victoria contundente”, como afirmaron varias voces del oficialismo. El Partido Socialista Unido de Venezuela logró una representación de 98 diputados y la oposición sumó 65; pero contados los votos, 5,4 millones (46% sobre el total) fueron a favor del régimen chavista y 5,3 millones para los enemigos de la revolución. El gobierno ganó en 17 estados de los 24, pero perdió comicios claves en Tachira, Zulia, Anzoátegui y Sucre. Sin embargo, hay otro dato significativo que vale la pena tener en cuenta: en números redondos, respecto a las elecciones presidenciales de 2006, el PSUV perdió 1,9 millones de votos y los opositores ganaron un millón; en comparación con las elecciones regionales de 2009, la pérdida de votos del chavismo fue de 900.000. El gobierno debió afrontar varios problemas durante 2010, cuyo impacto tuvo incidencia sobre el resultado electoral, entre ellos la crisis energética y la caída del precio del petróleo, y otros que amenazan tornarse endémicos, como la alta inflación, el desabastecimiento y la inseguridad. También es cierto que no sólo tuvo que enfrentar a los partidos de la oposición, sino a los oligopolios mediáticos nativos y extranjeros que armaron una feroz campaña con base en mentiras e intimidación hacia la clase media, a lo que se sumó la injerencia ideológica y financiera de los organismos tradicionales que utiliza Washington en estos casos: USAID, NED, ONG dependientes de los partidos Demócrata y Republicano.

NUESTROS libros

Por Osvaldo Calello

No hay duda de que un régimen como el de Chávez ha de despertar la mayor de las resistencias de parte de las fuerzas tradicionales del establishment semicolonial, del capital extranjero y de sus gobiernos. Sin embargo, el núcleo del problema no está en los votos que ganó la oposición, sino en los que perdió el oficialismo. ¿Qué ocurrió para que las cosas se presentaran de este modo? Marea Socialista, corriente interna del PSUV, realizó la siguiente reflexión crítica sobre los resultados del 26 de septiembre: “Repitieron el viejo esquema clientelar, sin incentivar el debate y la discusión, bajando líneas decididas entre cuatro paredes, desorganizando y combatiendo a los militantes más críticos y creativos de nuestro pueblo, la dirección del partido y de la campaña, despreció las alertas que el pueblo bolivariano viene haciéndoles. Nunca fueron capaces de entender que los logros de la revolución son asociados a la lucha popular, a la disposición de cambio de nuestro pueblo y al gobierno personificado fundamentalmente y sólo en el comandante Chávez. Y haciendo abuso de sus privilegios, ponen en riesgo hasta la credibilidad del propio presidente”. La nota señaló el deterioro sufrido por las grandes conquistas de la revolución en materia de salud y de derechos sociales, y

acusó a la burocracia de haber llevado al país al borde del caos energético por tratar de impedir que los trabajadores de la rama de generación eléctrica intervinieran en la resolución del problema. Las imputaciones contra la burocracia son varias: boicot a las experiencias de control obrero, oposición al proyecto de nueva Ley Orgánica del Trabajo, bloqueo del contrato colectivo de los empleados públicos. Su especialidad parece residir en la organización de conspiraciones palaciegas para hacerse del control de puestos claves en el gobierno, aunque también se distingue por su pasividad, que raya en complicidad, ante el asesinato sistemático de centenares de militantes sociales, campesinos y obreros. Los peligros del bonapartismo Desde hace tiempo, las críticas que parten de las filas militantes del chavismo coinciden en un punto: el papel decisivo que desempeña la jefatura de Chávez en los avances que registra el programa de gobierno y, por el contrario, el carácter conservador y retardatario de la mayor parte de las líneas dirigenciales y burocráticas del Estado y, en muchos casos, del partido. La centralidad de la figura de Chávez en el proceso de transformaciones y reformas en curso es indudable. En Venezuela, el Estado lleva adelante tareas nacionales y democráticas que la burguesía nativa ha dejado de lado, y su jefe es la síntesis de un gran frente nacional antiimperialista integrado por los trabajadores, el campesinado, las masas semiproletarias, las capas bajas de la pequeña burguesía y del empresariado y la oficialidad y suboficialidad nacionalista de las Fuerzas Armadas. Semejante sistema de fuerzas le ha dado a Chávez un grado considerable de autonomía política y una fuerte concentración de poder. Al mismo tiempo, este tipo de estructura bonapartista desarrolla y consolida burocracia en los distintos niveles del aparato estatal y tiende a establecer mecanismos de control sobre las organizaciones de masas: sindicatos, cooperativas, etc. Ese cuerpo intermedio de funcionarios, instalado entre las esferas ejecutivas del Estado y las masas, ha desarrollado sus propios intereses, aborrece el conflicto y resiste todo cambio que implique el riesgo de perder las posiciones conquistadas. La contrapartida de la alta concentración del poder gubernamental y partidario de la construcción chavista y, en gran medida, su consecuencia, es la ausencia de una dirección colectiva y el débil desarrollo de un

sistema orgánico de cuadros que opere como herramienta de articulación de la militancia. Este es el punto vulnerable de la revolución bolivariana, y el que abre los mayores interrogantes de cara a un futuro próximo de batallas decisivas. Chávez ha proclamado que el objetivo es el socialismo. Sin embargo, luego de diez años de gobierno en los que se han registrado avances importantes en la situación material de las masas, y la política de nacionalizaciones ha afirmado la presencia estatal en áreas importantes para la soberanía nacional, la resolución de problemas de gravitación estratégica siguen pendientes: la reforma agraria ha avanzado lentamente; resortes claves en el proceso de acumulación de capital, como la banca y el comercio exterior, se mantienen bajo el control de la burguesía; mientras tanto, la importancia del capital privado en la economía, lejos de disminuir, ha crecido. Los partidos de la derecha han proclamado una victoria que no han obtenido. Pero su posición se ha fortalecido y, a partir de ahora, atrincherados en estamentos institucionales, se preparan para lanzar una feroz ofensiva con vistas a bloquear al gobierno y crear las condiciones para la derrota de Chávez en las elecciones presidenciales de 2012. De forma tal, la revolución bolivariana ha entrado en una fase crítica: o avanza profundizando las tareas pendientes o la contrarrevolución se hará cada vez más fuerte y desafiante. Sin embargo, hay que tener bien presente que la radicalización del proceso chavista no depende sólo de las medidas que el gobierno adopte: significa, antes que nada, la intervención creciente de los trabajadores y las masas populares en la resolución de los problemas fundamentales del país, en la gestión de la política, la economía y los asuntos públicos en general; y significa, en un sentido más amplio, la consolidación de un bloque nacional-popular, de una voluntad colectiva y de una hegemonía de contenido democrático y socialista SL

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Ejercicios militares británicos en Malvinas

Oportunistas y sinvergüenzas “forever”

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esponder hechos con palabras es la opción escogida por Cristina Fernández para enfrentar al colonialismo británico encarnado en las islas Malvinas desde hace 177 años. Inglaterra ha utilizado esos 177 años para consolidar en los hechos su presencia colonial en nuestro archipiélago y, de hecho –como afirmara recientemente Mario Cafiero–, “casi el 50% de nuestro territorio está usurpado o es pretendido por el Reino Unido, que haciendo base en Malvinas y las Islas del Atlántico Sur, ha extendido su ocupación de hecho a los enormes espacios marítimos circundantes y pretende extenderse a lo que ellos llaman la Antártida británica (superposición de los reclamos argentinos y chilenos)”. ¿Qué han hecho los gobiernos argentinos en esos mismos 177 años? Con la excepción del último de la dictadura cívico-militar del Proceso, que recuperó las islas Malvinas durante unos meses en 1982, y que a pesar de las motivaciones originales resultó una gesta heroica que el imperialismo y sus idiotas útiles se empeñan en difamar y ocultar–, los gobiernos argentinos se han dedicado a los discursos verborrágicos e insustanciales y, peor aún, a las más vergonzosas contradicciones, como reclamar la legítima soberanía de las islas al tiempo que se permite el control de millo-

nes de hectáreas en el territorio continental por parte de ciudadanos británicos y de otras naciones, y la explotación de los recursos naturales argentinos por parte de empresas extranjeras. Y ahora, durante la actual gestión de la pareja Kirchner-Fernández, la negociación de la ilegítima, ilegal y fraudulenta deuda externa argentina se puso en manos del banco británico que financia la exploración petrolera pirata en aguas argentinas. El último capítulo de esta telenovela lo constituyen las frívolas, oportunistas y descaradas declaraciones de Cristina Fernández, que en un tono de “sorpresa” denuncia maniobras militares de Inglaterra en Malvinas, que se realizan regularmente cada seis meses desde hace ¡28 años!, según declaraciones de los británicos, que el gobierno argentino no desmintió. La oposición es aún peor. Ni siquiera hace mención de Malvinas, seguramente consideran a la soberanía como un asunto secundario, cuando lo consideran. Su prioridad es disputarle el poder formal al matrimonio presidencial, en el toma y daca que alimentan los poseedores del poder real, el cual no ha cambiado de manos desde 1976. Nunca estará de más hacer declaraciones contra el colonialismo y en defensa de la soberanía nacional, pero los

discursos son actos oportunistas e hipócritas cuando al mismo tiempo no se ejercen acciones concretas para solventar las palabras con los hechos. Fiel a su estilo, la actual gestión Kirchner-Fernández se llena la boca de palabras “patrióticas” y los bolsillos de dinero, pero no actúa, en el caso de Malvinas, haciendo uso de todos los recursos legítimos y legales que permitirían hacer muy costosa la presencia de Inglaterra y presionarla por todos los medios a abandonar nuestras islas SL

Ecuador, una llamada de atención Por Facundo Arrieta

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omencemos por dejar clara la necesidad de repudiar sin medias tintas cualquier intento por derrocar a un gobierno legal y legítimo que puso en marcha un proceso de cambios destinados a reconstruir la soberanía nacional y popular en Ecuador. A medida que pasan los días después de la insubordinación policial y las acciones colaterales, el panorama en Ecuador se vuelve más complejo. Desde quienes –como el presidente Correa– denuncian un intento golpista, hasta aquellos que acusan la manipulación de los hechos por parte del gobierno, existe un abanico amplio de opiniones divergentes. ¿Qué hubiese ocurrido si el presidente Correa no se presentaba frente a los insubordinados, poniendo en riesgo su integridad física y el máximo cargo que ostenta? Muy probablemente la dimensión del suceso hubiese sido otra y la repercusiones mucho menores en todos los ámbitos y niveles. La escalada de los acontecimientos mucho tuvo que ver también con el hecho de que los insubordinados secuestraron al Presidente de la República sin saber qué hacer con él. Mucho se especula sobre quiénes fueron los “cerebros” de la asonada y si los sectores oligárquicos vieron en ella la oportunidad de tomar el poder, lo cierto es que las aguas volvieron a su nivel pero siguen agitadas. Ni con los golpistas ni con el gobierno Curiosamente, diversas organizaciones indígenas, campesinas y políticas de izquierda tuvieron una primera reacción equívoca frente al suceso, solidarizándose con los reclamos de los policías insubordinados y criticando al gobierno al tiempo que reprobaban cualquier intento golpista. Una vez controlada la situación, las principales organizaciones indígenas y campesinas (Conaie, Ecuarunari, Confeniae y Conaice) emitieron una declaración conjunta cuyos párrafos sustanciales reproducimos por considerar importante la opinión de quienes poseen comprobada representatividad popular y han sido artífices en gran medida de la derrota de los últimos gobiernos neoliberales: “Nosotros no tenemos duda que esta crisis política sea una reacción de la derecha contra la Constitución del 2008, aprobada

La asonada de un sector de la policía presenta una oportunidad para tomar conciencia de la urgente necesidad de los sectores patriotas de reorganizarse y sumar fuerzas para radicalizar el proceso de cambio antes de que sea tarde. por el voto favorable del 64% de los ecuatorianos y ecuatorianas”. Pero inmediatamente se diferencia del gobierno y la oposición al manifestar su “rechazo a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechaza también las acciones de la derecha que, encubierta, forma parte de un intento de golpe de Estado”. Para estas organizaciones, la insubordinación de la Policía, más allá de sus demandas inmediatas, desnuda: “1. Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y deslegitimar a los

sectores organizados, como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del Estado. ˮ2. La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al diálogo en la elaboración de las leyes. ˮ3. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lugar de propiciar el diálogo responde con violenta represión. ˮ4. Este escenario alimenta a los sectores conservadores.” Señalan su rechazo “a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos también las acciones de la derecha que, encubierta, forma parte de un intento de golpe de Estado”. Demandan del gobierno nacional “deponer toda actitud de concesiones a la derecha. Exigimos que abandone su actitud autoritaria contra los sectores populares, a no criminalizar la protesta social y la persecución a los dirigentes; ese tipo de políticas lo único que provoca es abrir espacios a la derecha y crea escenarios de desestabilización.” Finalmente señalan que “la mejor forma de defender la democracia es impulsar una verdadera revolución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en beneficio de las mayorías.”

La versión de Correa Una vez liberado, el presidente Correa se ocupó de aclarar que los insubordinados eran una pequeña minoría entre los 42,000 policías, lo cual, lejos de tranquilizar, preocupa al comprobar que tan pocos provocaron tanto escándalo. Denunció los serios problemas de inteligencia que padece su gobierno. Se defendió de las críticas a su gestión señalando que los gobiernos progresistas como el suyo padecen la obstrucción permanente de los reaccionarios, por la derecha, y de los radicalizados, por la izquierda. Garantizó que no habrá perdón para los responsables de la asonada y que se investigará hasta las últimas consecuencias para castigar con todo el rigor de la ley a quien corresponda. Conclusión elemental Siendo diferentes las condiciones específicas del proceso ecuatoriano y del venezolano, la salida de la coyuntura actual es la misma para ambos gobiernos: profundizar el proceso de cambios anunciados al inicio. En el caso de Ecuador, dos datos relevantes parecen surgir de los acontecimientos comentados: la dificultad para desmontar las estructuras de poder formal y real heredadas del sistema que se pretende reemplazar, y la distancia entre el gobierno de Correa y las organizaciones populares que dieron sustento a su triunfo electoral y a la promulgación de la nueva constitución. Lejos de pretender comparar a Rafael Correa con Lucio Gutiérrez, el primero no debería perder de vista que las organizaciones populares que lo llevaron al poder fueron las mismas que derrocaron a Gutiérrez. Sin duda, el distanciamiento entre el gobierno y las más representativas organizaciones populares es responsabilidad de ambas partes. Resulta imprescindible que se encuentren los caminos para consolidar un frente único que consolide un proceso revolucionario, reorientando y corrigiendo lo que haya que corregir en el rumbo actual. Los sectores reaccionarios permanecen agazapados esperando la oportunidad para recuperar el poder que les fue legítimamente arrebatado. ¿Fue la asonada de un sector de la policía una de estas oportunidades? Tal vez. Cierto es que lo fue para tomar conciencia de la urgente necesidad de las patrióticas de reorganizarse y sumar fuerzas para radicalizar el proceso de cambio antes de que sea tarde SL


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El veto de la vergüenza

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penas concluida la votación en el Senado que dio aprobación a la ley que establece el 82% móvil para las jubilaciones mínimas, el bufón de palacio que ocupa la jefatura de gabinete anticipó por twitter el veto presidencial. Horas más tarde, la presidenta Cristina Fernández cali-

ficó la norma aprobada como “una ley estafa y de quiebra del Estado”. De esta forma, el gobierno kirchnerista expresó una vez más cuál es su orden de prioridades: seguirá pagando puntualmente la ilegítima y fraudulenta deuda externa, y para tal fin se seguirá financiando con los fondos del

ANSES. Casi dos tercios del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, constituido con el superávit del organismo, se destina a financiar pagos de la deuda y otros gastos estatales. El kirchnerismo rechazó cualquier posibilidad de reestablecer el pago pleno de los aportes patronales, reducidos a la mitad

por el dúo Menem-Cavallo en los noventa, e igual decisión tomó respecto de gravar la renta financiera. En consecuencia, el 70% de los jubilados continuará cobrando el haber mínimo de 1.046 pesos, y el gobierno continuará respetando los intereses del parasitismo financiero y de la gran patronal SL

El oro de la Barrick no alcanzó para congelar la ley de los glaciares Por Guillermo Hamlin

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or dos votos de diferencia, el Senado aprobó la Ley de Protección de Glaciares originada en la Cámara de Diputados. Esto significó una derrota de los gobernadores de las provincias mineras subordinados a los intereses de las corporaciones extranjeras dedicadas a esa actividad en gran escala. De nada valieron las presiones e intimidaciones del senador Nicolás Fernández, incondicional de la pareja presidencial, para alinear al bloque oficialista con los deseos de la Casa Rosada y la Barrick Gold. Atrás de la discusión que llevó a la aprobación de la denominada “Ley de Protección de Glaciares” hay importantes aspectos que se han mantenido ocultos a la mayoría de la población; los responsables de estas maniobras de ocultamiento son los integrantes del triángulo del saqueo, conformado por los funcionarios gubernamentales –tanto nacionales como provinciales y municipales–, las empresas mineras y las internacionales ecologistas, con la complicidad de los medios de difusión, que responden a los intereses generales del imperialismo. Las condiciones para que las empresas mineras transnacionales –la mayoría de ellas, canadienses– pudieran efectuar el saqueo de nuestros minerales de manera “legal” y “sustentable” fueron establecidas mediante decisiones de los gobiernos que se sucedieron desde el golpe cívico-militar de 1976. En efecto, la legislación financiera de 1977 y la de inversiones extranjeras de 1980, establecidas en la gestión de Martínez de Hoz-Videla, facilitaron el movimiento internacional de capitales y el endeudamiento externo, lo que explica la extranjerización de la banca, la industria, los servicios y las tierras, y la reubicación de la economía argentina en la división internacional del trabajo, que se reduce a un perfil de economía primarizada. Ambas leyes siguen hoy vigentes y mantienen la “seguridad jurídica” para beneplácito de las corporaciones transnacionales, no sólo las mineras. A principios de los noventa comenzó a instaurarse una nueva política minera, que introdujo cambios sustanciales en la legislación, como la reforma constitucional realizada por la partidocracia en 1994, cuyo contenido permite la transferencia de la propiedad de los recursos del subsuelo a los estados provinciales. El Banco Mundial otorgó a la Argentina créditos por 86 millones de dólares para el financiamiento del Programa de Asistencia al Plan Minero, cuyo objetivo era alcanzar reformas políticas e institucionales favorables a la actividad. Como parte del programa, se desmanteló Yacimientos Carboníferos Fiscales, HIPASAM y Fabricaciones Militares; se paralizó la producción de uranio por parte de la Comisión Nacional de Energía Atómica y dejó de funcionar el Servicio Geológico y Minero Argentino. Este orden jurídico permite el despliegue de una actividad económica transnacionalizada cuyas importantes ganancias se remiten al exterior, y favorece los intereses de burocracias políticas corruptas asentadas en las provincias mineras. Recibe este sector un trato impositivo privilegiado, con estabilidad fiscal por treinta años, levemente superior a la vida útil de los proyectos. Se establecen laxas normas de protección ambiental que permiten la explotación minera con tecnología a cielo abierto y lixiviado con cianuro, y un uso intensivo de agua, prácticas prohibidas en muchos países. Las empresas difunden que su accionar es benéfico por la generación de puestos de trabajo, que impulsan el desarrollo industrial al generar empresas proveedoras locales, que aumentan las exportaciones en miles de millones de dólares, que pagan sus impuestos y que no contaminan. La realidad es otra: los puestos de trabajo existen mientras haya oro, que según el pro-

Debemos extraer los minerales que necesitamos para propiciar un desarrollo industrial integral, y no los que las multinacionales requieren para llevarse a sus países, como ocurre actualmente. El Estado nacional debe recuperar la planificación estratégica y la propiedad de los recursos. yecto de que se trate puede ser durante 5, 15 o hasta 23 años, luego los trabajadores deberán buscar otra cosa. Donde había una montaña queda un gran hoyo, y en las inmediaciones, un “dique de cola” conteniendo aguas contaminadas con cianuro de potasio; la cordillera de los Andes, especialmente en la provincia de San Juan, es zona sísmica, por lo que existe peligro de que se derrame el contenido de los “diques de cola”. De presentarse un estrago catastrófico, el laxo orden jurídico no establece claramente cómo se remediará el daño al ambiente, ni quién se hará cargo de los costos. En caso de demandas, la empresa puede declararse en quiebra, y el Estado nacional deberá hacerse cargo. Por otra parte, el desarrollo industrial está limitado a proveedores de insumos de baja tecnología, ya que, al estar las empresas mineras exentas del pago de tasa de estadística y de aranceles de importación, traen del extranjero los equipos necesarios y privan así a la industria de bienes de capital nacional de la posibilidad de desarrollo. No se menciona que las empresas pagan impuestos recién a partir del sexto año de comienzo de sus operaciones, y que la legislación las beneficia con exenciones privilegiadas. En cuanto a las exportaciones de miles de millones de dólares, son un simple asiento contable, ya que la legislación vigente les autoriza liquidar en el exterior el 100% del valor, y por lo tanto nuestro país no recibe en beneficio ni un dólar. Pero lo más grave de esto es que la base de cálculo, tanto de lo exportado como de lo pagado a la provincia en concepto de regalías, es una declaración jurada de la empresa que no tiene ningún tipo de control estatal. En el trienio 2004-2006, la empresa La Alumbrera exportó concentrados de oro y cobre por valor de 2.200 millones de dólares, mientras que en el mismo período la provincia de Catamarca recibió 48 millones de dólares, el 2,2% del valor de lo exportado; no es de extrañar entonces que Catamarca, a pesar de tener desde hace años en su territorio a esta minera, siga siendo la provincia con mayor pobreza del noroeste argentino, según el INDEC. La Alumbrera consume el 80% de la electricidad de todo el noroeste del país, y tiene la energía subvencionada por todos los argentinos. Para obtener sus fines, esta minera ha recurrido a diversas maniobras, como la guerra civil promovida en la república del Congo –Mobutu versus Kabila–, donde murieron millones de africanos. Barrick Gold es canadiense; las consecuencias ambientales de sus labores eran bien conocidas tanto por Greenpeace, de origen canadiense, como por Vida Silvestre (WWF), cuyo presidente es el príncipe Felipe de Inglaterra. Estas ONG ecologistas, tropa propia del imperialismo desde los noventa, en que la megaminería comenzó su avance, operaron en nuestro país desplegando maniobras distractivas, llamando la atención sobre otros temas, alertando sobre el derretimiento de los glaciares debido al “calentamiento global” –y no por la futura operación de las mineras canadienses–. Nos decían que el peligro estaba en la atmósfera, que se “contaminaba” con dióxido de carbono; nos hacían

mirar hacia arriba mientras su interés estaba en llevarse los recursos que estaban bajo nuestros pies. El Tratado Argentino–Chileno de Integración y Complementación Minera, que diluye las soberanías argentina y chilena sobre la superficie de la cordillera de los Andes entre los paralelos 23º y 51º, e incrementa las atribuciones de las empresas concesionarias para disponer del suelo y el ambiente a su arbitrio, tiene antecedentes en tratados transfronterizos en África. Esto también era conocido por las ONG ecologistas transnacionales. La connivencia que se da con parte del sector académico a través de acuerdos con universidades públicas y privadas completa el cuadro de las complicidades, con el ocultamiento del carácter depredador de esta industria. Debe entenderse que la minería es de carácter estratégico para un proyecto nacional que impulse un plan de desarrollo autónomo de nuestra economía. Partiendo entonces de que debemos extraer los minerales que nosotros necesitamos para propiciar un desarrollo industrial integral, y no los que ellos quieran para llevarse a sus países, como ocurre actualmente, el Estado nacional debe recuperar la planificación estratégica, la propiedad de los recursos y la autorización para participar de los negocios mineros, prohibidas por el artículo número 9 del Código de Minería. Esto sólo podrá ser llevado a cabo en el marco de una revolución nacional con una nueva conducción política que surja de la lucha del pueblo organizado en un frente nacional antiimperialista. Nada puede esperarse de la partidocracia SL

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Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: El kirchnerismo después de Kirchner, Socialismo Latinoamericano ★ Un asesinato, una muerte y el kirchnerismo ante una coyuntura de proyecciones históricas, por Juan Manuel Lucas ★ Poner fin a las patotas, los sicarios y la burocracia, Socialismo Latinoamericano ★ Kirchnerismo y deuda externa, por Juan Manuel Lucas ★ Trotsky, la Revolución Traicionada y los problemas de la transición socialista, por Osvaldo Calello ★ Alfredo Terzaga por Roberto Ferrero, por Honorio Díaz ★ Ramos y Spilimbergo según Honorio Díaz, por Roberto Ferrero ★ Golpes de Hacha, por Honorio Díaz

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Todo depende de los trabajadores, los jóvenes y la militancia L

a muerte del ex presidente Kirchner provocó un vuelco en el balance de fuerzas entre el gobierno y la oposición. Para comprobarlo basta echar un vistazo a los comentarios políticos de la gran prensa que hasta ayer daba por concluida la experiencia kirchnerista tras las elecciones de 2011, y hoy huye de los pronósticos como de la peste. La prudencia está más que justificada. La oposición partidocrática, esperanza de un recambio en salvaguarda de los “valores de la República”, se ha dispersado y algunas de sus fuerzas corren riesgo de desintegrarse. En realidad, no podía haber ocurrido de otro modo. Se trata de partidos que frente al oficialismo carecen de un programa alternativo. El secreto de su unidad residía en una oposición cerrada, fundada en un mítico republicanismo liberal, máscara de una democracia colonizada regida según el interés de los círculos más concentrados del capital. El ex presidente era el blanco central de la crítica de ese credo institucionalista, y su desaparición puso al desnudo la indigencia política y conceptual de los dirigentes opositores. Ahora el cuadro político está dominado por el quiebre producido dentro del bloque de diputados radicales, dividido por la lucha de poder entre alfonsinistas y cobistas; la desintegración del peronismo federal; la crisis en la bancada legislativa del PRO –fracturada por la capacidad del gobierno en comprar voluntades–; las mediáticas puestas en escena de Carrió y, por fin, por el carácter oscilante de la política de Proyecto Sur, cuyo jefe, en referencia a los grandes medios de prensa opositores, hace poco declaró: “atacarlos me parece un acto de suicidio político”. El kirchnerismo confirió un carácter trágico a la muerte de su jefe y elevó a la categoría de relato épico el discurso antioligárquico y antimonopólico. Por ahora no hizo más que eso. De las iniciativas que tomó el gobierno de Cristina Fernández en los últimos días hay dos que se destacan. La primera es la deci-

La muerte de Néstor Kirchner no sólo conmocionó a la mayor parte de la sociedad argentina; también puso de manifiesto la existencia de una corriente de adhesión espontánea, especialmente entre las capas jóvenes de origen popular, dispuesta a tomarse en serio el imaginario construido por el discurso oficial en la disputa con los monopolios de prensa, el bloque agrario y la vieja partidocracia liberal. Esta presencia, que poco o nada tiene que ver con el Partido Justicialista, desmiente el argumento kirchnerista de que el gobierno no puede avanzar más porque no lo permite la relación de fuerzas. Medidas de contenido popular-democrático como el gravamen a la renta financiera o la restitución plena de los aportes patronales, entre otras, caen dentro de un balance de poder que no es estático, sino cambiante, siempre y cuando exista la voluntad política de reunir a todas las fuerzas disponibles para dar batalla. sión de pagar la ilegítima deuda contraída por la dictadura cívico-militar de 1976 con el Club de París, con la finalidad de reiniciar el ciclo de endeudamiento en los “mercados”, vale decir, el capital usurario. La segunda es la iniciativa de concertar un pacto social entre los trabajadores, el Estado y los empresarios. “Les confieso que hay dos sectores importantes de la economía en los que me siento muy cómoda: son los empresarios industriales y la CGT. Creo que son los dos vínculos más fuertes que se han dado en un modelo económico como el que se dio desde el 2003”, declaró recientemente Cristina Fernández durante la Conferencia Anual de la Unión Industrial.

Ciertamente, la gran burguesía fabril y los sindicatos fueron los apoyos fundamentales en los buenos años del “modelo productivo”, y no está descartado que el gobierno intente volver a la añorada combinación inicial. Por lo pronto, ha puesto en el orden del día el pacto social. Para la política que desarrolla el kirchnerismo –una suerte de neodesarrollismo–, el componente burgués es orgánicamente necesario; lo es, además, si tiene en cuenta la necesidad de establecer un contrapeso al poder que ha ganado la corriente que lidera Moyano en la CGT. Sin embargo, ¿cuál es la previsible naturaleza social de un pacto que incluya salarios, precios e inversiones entre los sindicatos y el gran capital dominante en las principales corporaciones patronales? En la conferencia industrial, Paolo Rocca, jefe del grupo Techint, además de cuestionar el proceso de primarización que soporta la economía argentina señaló una exigencia típica de esa burguesía: “Tenemos que poder contratar empleados tercerizados para desarrollar nuevos proyectos; los excesivos costos laborales sólo hacen que crezca el empleo en negro”. Desde ya que al iniciar las negociaciones, todas las fracciones del capital han juramentado imponer el abandono o el congelamiento del proyecto de reparto de ganancias y control de las cuentas empresarias. La situación es característica. La industria está utilizando casi a pleno equipos e instalaciones; el fuerte aumento de las importacio-

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

nes registrado este año responde en su mayor parte a compras destinadas a la producción fabril; la tasa de ganancia nuevamente describe una marcada curva ascendente y, sin embargo, no hay nuevas inversiones. Simplemente, el capital responde a la demanda adicional aumentando precios y comercializando productos extranjeros. En las condiciones de una política gubernamental cuya retórica difiere notoriamente de los hechos, un acuerdo político entre el Estado, los sindicatos y esta burguesía no hará otra cosa que confirmar las líneas estructurales de un modelo cuyo avance sobre el neoliberalismo ortodoxo no altera en absoluto las bases construidas por la contrarrevolución del 76 y ampliadas por el menemismo. Sin embargo, el gobierno no está fatalmente condenado a confinarse en los límites de su programa, a menos que por tal fatalidad se entienda la naturaleza de clase de la pequeña burguesía progresista que encarna en sus cuadros dirigentes. Pero esta es una verdad de alcance general y, como tal, de valor relativo. En cambio, los hechos están ahí. La muerte de Néstor Kirchner no sólo conmocionó a la mayor parte de la sociedad argentina; también puso de manifiesto la existencia de una corriente de adhesión espontánea, especialmente entre las capas jóvenes de origen popular, dispuesta a tomarse en serio el imaginario construido por el discurso oficial en la disputa con los monopolios de prensa, el bloque agrario y la vieja partidocracia liberal. Esta presencia, que poco a nada tiene que ver con el Partido Justicialista, desmiente el argumento kirchnerista de que el gobierno no puede avanzar más porque no lo permite la relación de fuerzas. Medidas de contenido popular-democrático como el gravamen a la renta financiera o la restitución plena de los aportes patronales, entre otras, caen dentro de un balance de poder que no es estático, sino cambiante, siempre y cuando exista la voluntad política de reunir a todas las fuerzas disponibles para dar batalla. Lo cierto es que los problemas de fondo que sacó a la luz la crisis de diciembre de 2001 permanecen pendientes, y que su resolución queda fuera del círculo del posibilismo gubernamental. Esa crisis resultó sintomática. Está en formación (de modo lento, molecular pero inevitable) una voluntad colectiva de signo nacional, democrático y antiimperialista. Sobre este terreno habrán de profundizarse las nuevas experiencias de la clase obrera y las grandes masas populares, y también habrán de formarse los cuadros de una militancia despojada de prejuicios conservadores y “pragmáticos”, y resuelta a ocupar las primeras líneas en las luchas que se avecinan. SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 16 / diciembre de 2010

El imperialismo agita los “derechos humanos” contra la revolución latinoamericana A la politización de las fuerzas armadas, Oppenheimer opone hipócritamente una suerte de apoliticismo profesionalista comprometido con “la defensa de los derechos humanos”. Se advierte claramente la función reaccionaria que cumple la ideología antimilitarista y derechohumanista, porque el problema de América Latina no ha sido “la politización de los militares” sino la naturaleza de esa politización. Politizados han estado siempre, y no podría haber sido de otra manera. Por GUSTAVO CANGIANO

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n La Nación del 24 de noviembre, Andrés Oppenheimer, el ex trotskista que pasó a revistar para la CIA, publica una columna a la que titula “El peligro de politizar las Fuerzas Armadas”. Escribe Oppenheimer que “existe una nueva amenaza para las democracias latinoamericanas que no está recibiendo la atención que merece: la creciente politización de las fuerzas armadas de la región”. Los ejemplos que menciona son los que uno puede imaginar: “el ejército boliviano se proclama socialista, antiimperialista y anticapitalista”, aúlla. Y sigue aullando: “El teniente general venezolano Henry Rangel Silva señala que las fuerzas armadas están ‘casadas’ con la revolución bolivariana”. Es notable y muy instructivo que Oppenheimer, un despreciable escriba al servicio del imperialismo yanqui, formule sus advertencias desde una perspectiva “derechohumanista”. Dice que el grupo no gubernamental Human Rights Watch, a través del director del Departamento de las Américas, Jorge Vivanco, le expresó a él de modo directo su preocupación por esta politización de los militares latinoamericanos. Oppenheimer dice: “Coincido con Vivanco y otros activistas

por los derechos humanos en que las declaraciones de comandantes militares venezolanos y bolivianos sientan un terrible precedente”. Es decir: a la politización de las fuerzas armadas, Oppenheimer opone hipócritamente una suerte de apoliticismo profesionalista comprometido con “la defensa de los derechos humanos”. Se advierte claramente la función reaccionaria que cumple la ideología antimilitarista y derechohumanista. Porque el problema de América Latina no ha sido “la politización de los militares” sino la naturaleza de esa politización. Politizados han estado siempre y no podría haber sido de otra manera. ¿O acaso cabe esperar que una institución que constituye la “última razón” del orden imperante renuncie a defenderlo en nombre del apoliticismo y los “derechos humanos”? Todo ese cacareo demoliberal es veneno ideológico para anestesiar la conciencia de los sectores populares. ¡Como si fuera posible apartar a las fuerzas armadas de los antagonismos de clase que atraviesan las sociedades de las que ellas son parte! Gracias a ese cacareo, por ejemplo, los militares pinochetistas prepararon tranquilamente el golpe de 1973 contra

Allende mientras el gobierno de la Unidad Popular apostaba –mediante la doctrina Schneider– a “no politizar al ejército”. Es altamente positivo que los militares venezolanos y bolivianos estén politizados y participen activamente de los procesos revolucionarios que atraviesan sus respectivas sociedades. Por la misma razón, es altamente negativo que el gobierno kirchnerista, en vez de tener una política militar de carácter nacional-popular, se empantane en el derechohumanismo pequeñoburgués, profundamente antimilitarista, y le entregue la formación ideológica de los cuadros militares a la derecha más reaccionaria (tanto la derechohumanista como la antiderechohumanista), que sabrá usarlos en el momento en que necesite hacerlo. El imperativo de la hora es malvinizar a las fuerzas armadas, es decir, desenvolver en su seno el espíritu patriótico, popular, antiimperialista y revolucionario de la tradición sanmartiniana. Necesitamos un ejército comprometido con la revolución nacional-popular, y no un ejército defensor de “las instituciones”, “apolítico”, “profesionalista” y “derechohumanista” SL.

La trampa antisemita del sionismo Un instrumento de opresión ideológica y moral sobre los argentinos de fe judía l sobreseimiento por parte de la Cámara de Apelaciones de los cargos por violación de la Ley Antidiscriminación contra Roberto Martino dejó en evidencia la patraña que significaron las acusaciones dadas por válidas por el juez Claudio Bonadío. El dirigente del Movimiento Teresa Rodríguez había sido acusado de participar en un ataque antisemita durante un acto de recordación de la fundación del Estado de Israel. Martino seguirá en prisión de todos modos, acusado de la supuesta tenencia de armas de guerra, material inflamable y documento de identidad ajeno. La acusación de antisemitismo ha sido convertida por el sionismo en una suerte de respuesta de sentido común ante cada manifestación de repudio a los crímenes del Estado de Israel. En marzo pasado, el juez Bentolila de la ciudad de Buenos Aires condenó a seis meses de prisión en suspenso al dirigente de Convergencia de Izquierda, Juan Carlos Beica, acusado de promover “prácticas discriminatorias con un sector del pueblo judío”. El delito de Beica había sido participar activamente en enero de 2009 en las movilizaciones de condena al criminal ataque de fuerzas israelíes contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza.

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En esa ocasión, tanto el juez como el fiscal Massaglia declararon que “todo ataque al sionismo implica un ataque a los judíos en general”; más aun, “ni Beica ni nadie que no sea judío puede cuestionar al sionismo…”. El fallo se alineó con las reiteradas exigencias del embajador israelí de reprimir las expresiones de repudio contra la política terrorista que sigue la burguesía sionista en Medio Oriente. La construcción simbólica de una relación de identidad entre antisemitismo y antisionismo y de un vínculo equivalencial entre la condición judía, el sionismo y el Estado de Israel ha adquirido la forma de una política sistemática entre las organizaciones locales que responden a los intereses de Tel Aviv. En agosto pasado, el titular de la DAIA, Aldo Donzis, aseguró que es “muy difícil luchar contra el antisemitismo y el antiisraelismo en los distintos países de América Latina sin estar estrechamente vinculados a Israel”. El sionismo no sólo es una herramienta política al servicio de una potencia extranjera; es también un instrumento de opresión ideológica y moral sobre los compatriotas de fe judía, en su inmensa mayoría ajenos a los crímenes que practica la burguesía sionista al frente del Estado de Israel. SL


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Spilimbergo: socialismo y nacionalismo Presentación del más reciente libro de Honorio Díaz. Al término de las exposiciones se produjo un animado debate sobre la actualidad de la obra de Spilimbergo, el presente político y el papel autónomo que debe desempeñar la izquierda nacional en la actual coyuntura.

De izquierda a derecha, Gustavo Cangiano, Honorio Díaz y Osvaldo Calello.

Spilimbergo no sólo fue un notable escritor. También fue un extraordinario expositor oral. Sus discursos y conferencias vinculaban la coherencia argumental con la graciosa amenidad. Hoy carecemos de su presencia oratoria y la fuerza de su voz, pero quedan sus libros dotados de vigorosa actualidad que siguen batallando contra la injusticia y la dependencia”. Con estas palabras, Honorio Díaz remató su intervención durante la presentación de su libro Jorge Enea Spilimbergo: socialismo y nacionalismo, recientemente editado por Plexo Libros. La presentación fue realizada en Buenos Aires el pasado 25 de noviembre ante una nutrida concurrencia vinculada a la izquierda nacional y a Socialismo Latinoamericano, y contó con la presencia de representantes de otras fuerzas políticas. En su exposición, Honorio recordó que, derrocado el peronismo en 1955, se produjo un asalto en la Universidad de Buenos Aires. José Luis Romero tomó la conducción de la enseñanza de Historia y Gino Germani organizó la carrera de Sociología. “Con la escuela francesa por un lado y la norteamericana por el otro, se hizo suponer que las ciencias sociales alcanzaban por fin un nivel

verdaderamente científico. La objetividad y el neutralismo servía para descalificar lo mejor de la ensayística nacional de elaboración no académica”. El centro del ataque de los “democratizadores” fue la izquierda nacional mediante el silenciamiento o la descalificación de su producción historiográfica. Honorio señaló que “el asedio cayó sobre la superación de la antinomia entre el liberalismo y el mitrismo, por un lado, y el nacionalismo rosista, por el otro; la valoración del rol de las masas en la historia; la asignación del carácter nacional y progresivo del peronismo; la postulación de la unidad latinoamericana como clave en la lucha antiimperialista; el papel decisivo de la clase obrera en el frente nacional, etcétera”. Ramos y Spilimbergo iniciaron una lucha común en 1950 y esa práctica se prolongó durante tres décadas. “Durante ese período desarrollaron una extraordinaria acción propagandística y construyeron las dos principales organizaciones políticas de la corriente: el PSIN en 1962 y el FIP en 1973”, precisó Honorio. “Esa sociedad arrojó una nutritiva complementación y división de tareas: Spilimbergo escribió sobre el arte latinoamericano y Ramos sobre la literatura argentina; el

primero historió al socialismo tradicional y a la ultraizquierda, y el segundo al stalinismo local”. Honorio destacó que los ensayos de Spilimbergo se produjeron a lo largo de una década. Sus libros se extienden del temprano Diego Rivera y el arte de la revolución mexicana (1954) a Clase obrera y poder (1964). “Estas obras poseen una joven madurez, un elevado nivel teórico y alcanzan su culminación en el estudio de la Cuestión nacional en Marx y la tesis del PSIN en 1964. El acto de presentación del libro de Honorio fue abierto por Gustavo Cangiano con una semblanza de Spilimbergo dirigida a señalar un aspecto sustancial de su práctica política e intelectual: el del lugar desde el cual Spilimbergo actuó y produjo sus textos políticos. “Desde 1983 estamos acostumbrados a ver que jóvenes inteligentes, estudiosos y bien intencionados actúan política e ideológicamente desde ‘el lugar de enunciación’ de la universidad, los grandes diarios y revistas, institutos de investigación y demás ‘aparatos ideológicos’ del Estado semicolonial”, explicó Cangiano. “Este hecho determina que su discurso carezca de la fuerza disruptiva que ellos esperan que tenga. Al fin y al cabo, si la universidad produce una excelente tesis doctoral sobre Marx, eso significa que el contenido de esa tesis es perfectamente asimilable por el régimen vigente, puesto que de lo contrario no habría salido de sus entrañas”. Spilimbergo perteneció a una generación cuyo “lugar de enunciación” no fueron las instituciones oficiales sino las instituciones alternativas (fundamentalmente, el partido revolucionario) generadas desde abajo para

enfrentar al régimen vigente. “Esta es una enseñanza particularmente importante hoy en día: hay que ‘reencontrar’ el ‘lugar de enunciación’ que devuelva a los discursos ‘contrahegemónicos’ el sentido disruptivo que han perdido”. A continuación, Osvaldo Calello se refirió a dos obras fundamentales en la producción de la izquierda nacional: La cuestión nacional en Marx y Clase obrera y poder. La primera de esas obras encierra las enseñanzas centrales de las revoluciones burguesas tardías en Europa, la lucha de clases en los movimientos independentistas y de unificación nacional, y la importancia de la revolución agraria en la perspectiva de abrir un cauce nacional, democrático y de masas en los procesos emancipatorios. Estas cuestiones, en condiciones históricas diferentes, aún encierran lecciones de valor para los movimientos de tipo nacional-popular que se desenvuelven en los países atrasados y dependientes. Clase obrera y poder reúne dos aspectos sustanciales de la lucha política: reconstruye teóricamente, siguiendo las prescripciones metodológicas de Marx, la formación social semicolonial y sus tendencias políticas gravitantes como una totalidad concreta, y establece una guía imprescindible para la práctica revolucionaria. Esto es así porque la producción teórica e historiográfica de Spilimbergo fue realizada desde el lugar de la militancia política. Al término de las exposiciones se produjo un animado debate sobre la actualidad de la obra de Spilimbergo, el presente político y el papel autónomo que debe desempeñar la izquierda nacional en la actual coyuntura SL.

20 de noviembre

La plena soberanía requiere victorias permanentes

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n la historia tradicional, los acontecimientos ocupan un lugar sobresaliente. Por eso, para la conmemoración del nacimiento patrio se eligieron dos fechas: el 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816; se habría dado un paso por el logro de la libertad y otro por la conquista de la independencia. Pero la soberanía de los estados no se condensa en escasas jornadas. Más aun, configura en la generalidad de los casos el resultado de vastos procesos independentistas de cursos no siempre lineales y progresivos. La exaltación de determinados hechos a menudo deja en el olvido a otros no menos relevantes. El 28 de mayo de 1810 la junta gubernativa se dio su propio reglamento y eliminó la subordinación del organismo al cabildo controlado por los realistas que establecía la normativa jurada tres días antes. El 21 de julio de 1816 se agregó al acta que proclamaba la independencia respecto de Fernando VII, sus sucesores y la metrópoli una expresión de significativa connotación: “y de toda otra dominación extranjera, hasta con la vida, haberes y fortuna”. Durante la tercera presidencia del general Perón se eligió como día de la soberanía el 20 de noviembre, en recuerdo del heroico enfrentamiento bélico con dos grandes potencias en

1845. Once buques franceses e ingleses ingresaron por el río Paraná. A la altura de la Vuelta de Obligado se enfrentaron con la resistencia de fuerzas confederadas conducidas por Lucio Mansilla. Pequeñas embarcaciones sostenían cadenas para impedir el avance del enemigo. Tras ocho horas de sangrienta lucha, los invasores lograron vencer la improvisada defensa. Pero la situación no estaba concluida. La indignación popular obstaculizó la comercialización de productos procurada por los agresores. También fracasó el intento extranjero de materializar una secesión del litoral argentino. Entonces, el gobierno de Rosas pudo lograr el cese del bloqueo naval, la recuperación de la isla Martín García y el control de los ríos interiores. La derrota se había convertido en un triunfo. A pesar del tiempo transcurrido, la soberanía plena sigue requiriendo patrióticas victorias. Con la nación aún inconclusa, el país semicolonial debe continuar concibiendo la autodeterminación como una meta por conquistar en la majestuosa gesta de la emancipación latinoamericana.SL Por H. D.

Debate abierto sobre la situación política nacional

Maza 34, a metros de Avda. Rivadavia A cuadra y media de la estación Loria del Subte A. C. A. B. A.

Sábado 11 de diciembre - 18 h

Entrada libre

EL GOBIERNO KIRCHNERISTA Y LA IZQUIERDA NACIONAL


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Socialismo Latinoamericano  Número 16 / diciembre de 2010

Elecciones en Brasil: continuidades y rupturas

Por DANIEL FERNANDO

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l domingo 31 de octubre se realizó la segunda vuelta electoral en Brasil, que dio como resultado el triunfo de la candidata apadrinada por Lula, Dilma Rousseff, con un poco más de 56% de los votos válidos. La coalición que la llevó a la presidencia estaba formada por partidos identificados en la izquierda, pero también en la derecha. Durante los dos primeros mandatos de Lula, como la base aliada del PT no tenía mayoría propia tuvo que hacer concesiones a partidos opositores y negociaciones con ellos; esto llegó a su punto más candente con el escándalo de las mensualidades (mensalão), donde se comprobaron coimas para que ciertos diputados y senadores cambiaran sus votos, lo cual generó una crisis política con renuncias de miembros del gobierno. Para intentar llegar con más aire a las votaciones parlamentarias, en esta oportunidad Lula promovió la convergencia electoral con el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cuya mayor presencia institucional –gobernadores, municipios, diputados y senadores– le permitirá al PT tener mayoría parlamentaria. Sin embargo, teniendo en cuenta la característica volátil de dicho partido, esto no le garantiza nada. Un dato no muy destacado por los medios de comunicación fue que entre los votos en blanco y los nulos no llegaron al 7%, y que la abstención alcanzó el 21,5% de los sufragios. A esto le agregamos una nota de color durante la primera vuelta electoral: que el actor-payaso Francisco Everardo Oliveira Silva, conocido popularmente como Tiririca, fue el candidato a diputado por la ciudad de São Paulo más votado en todo Brasil. Su campaña electoral se basó en dos cortos publicitarios en los que decía: “¿Que qué hace un diputado federal? La verdad, no tengo ni idea, pero vote por mí y se lo cuento”, o pedía el voto señalando que la política, “peor de lo que está, no puede estar”. Del mismo modo, las candidaturas de personajes de la farándula o el deporte (otro ejemplo famoso es el ex futbolista Romario) evidencia que ciertos análisis que ubicaban a Brasil como un ejemplo de institucionalidad republicana y de seriedad son para reírse. Cuando desde esos mismos análisis se habla de un sistema político bipartidista consolidado, también deberíamos desconfiar. La figura de Lula es ya, a esta altura, más importante que el propio PT, y su “dedo” fue vital para imponer la candidatura de Dilma por fuera de los canales orgánicos internos del partido. Si a esto le sumamos que en Brasil existen innumerables candidatos que una vez asumidos se cambian de “camiseta”, es decir, pasan a otro partido (el llamado “troca-troca”) y que desde hace

NUESTROS libros

Si bien con la aplicación de políticas sociales se intentó disminuir los niveles de pobreza en Brasil, no hay que olvidar que ese país sigue teniendo una de las brechas más grandes entre “ricos” y “pobres”. En este marco, la victoria de la candidata del PT tuvo mucho del discurso del mal menor.

años se discute la fidelidad partidaria y si las bancas son personales o del partido, esto nos muestra un esquema más frágil que sólido. Incluso si se analizan las alianzas electorales de la mayoría de los partidos, éstas tienen un carácter más provincial (estatal) que nacional. Muchas organizaciones partidarias son denominadas “fisiológicas”, es decir, que prestan o alquilan su sello electoral para

que se presenten candidatos “famosos”. No podemos olvidar que el primer presidente electo en forma directa, Collor de Melo (actual senador nacional), era un playboy con un partido político de fantasía, inventado e impulsado por los grandes medios de comunicación, como la Red Globo. Es interesante analizar el recorrido del PT antes de llegar a la presidencia. Si se analizan sus primeras experiencias electorales (con

tres derrotas de la candidatura de Lula) se puede visualizar que, en las primeras, el discurso era más ideológico: “Trabajador vote trabajador”. Cuando fue derrotado por Collor de Melo, fue presentado por las clases dominantes como el “cuco” que expresaba el comunismo. Incluso, en dicha elección, los grupos evangelistas mayoritariamente conservadores con fuerte peso económico militaron abiertamente en contra de Lula. Desde sus orígenes, el PT era una organización más amplia en cuyo interior convivían corrientes procedentes de la lucha armada y de las distintas vertientes del trotskismo. En la medida en que ganaba espacios institucionales, el discurso se fue suavizando; expulsó de su seno a los grupos más radicalizados y llegó a la presidencia con un discurso “lavado”: “Lula, paz y amor”. En ese recorrido, si bien mantuvo una base aliada más estrecha hacia la “izquierda” –Partido Socialista Brasileño (PSB) y Partido Comunista de Brasil (PC do B)– también fue tejiendo acuerdos con partidos de derecha, como el liderado por Maluf, el ex gobernador paulista bajo la dictadura. Asimismo, si bien el PT no perdió su base de apoyo en sectores católicos progresistas ligados a las comunidades eclesiales de base, en la búsqueda de nuevos votantes no les hizo asco a sus antiguos enemigos evangelistas. José Alençar, quien fue el vicepresidente de Lula bajo sus dos gobiernos, está ligado a la mediática Iglesia Universal Reino de Dios. Mientras en la Argentina los sectores más tradicionales y conservadores se “enamoran” de Lula por ser continuador de las políticas promercado de Cardoso –aunque lo critican moderadamente por sus vínculos con Irán, Venezuela y Cuba–, en Brasil esos mismos sectores lo acusan de “populista” precisamente por su política exterior y sus políticas sociales. Quizás en estos ejes habría que bucear un poco más profundo para intentar analizar –como en otras experiencias latinoamericanas– hasta qué punto hubo rupturas con el ideario neoliberal vigente en los noventa. Si bien con la aplicación de políticas sociales se intentó disminuir los niveles de pobreza en Brasil, no hay que olvidar que ese país sigue teniendo una de las brechas más grandes entre “ricos” y “pobres”. En este marco, la victoria de la candidata del PT tuvo mucho del discurso del mal menor. Con la derecha tradicional debilitada electoralmente, pero con peso mediático –como se evidenció con la temática conservadora de la segunda vuelta electoral–, ¿hubo cambios o rupturas? SL

Director: Osvaldo Calello

Para mayor información, escribinos a: contacto@izquierdanacional.org o visitá nuestra web: www.izquierdanacional.org


Ve en www.izquierdanacional.org: La revolución egipcia quebró definitivamente el equilibrio político en Oriente Medio, por Osvaldo Calello ★ Sarmiento y sarmientistas, por Honorio Díaz ★ Pasado y presente: lo scopo mancato, por Roberto Ferrero ★ Miserias y extravagancias del discurso posmoderno, por Gustavo Cangiano ★ La integración energética regional sudamericana, por Gustavo Lahoud ★ Nuevo paso de la CNEA hacia el primer reactor nacional, por Guillermo Hamlin ★ La izquierda nacional y las “políticas de la memoria”, por Gustavo Cangiano ★ Altamira y Galasso, mentiras y coincidencias, por Socialismo Latinoamericano ★ Primeros pasos de Dilma Rousseff en Brasil, por Daniel Fernando

núm. 17 - año 2 -marzo de 2011 - segunda época - $1,00

Para defender la soberanía se necesita un programa nacional-revolucionario E

n los últimos días uno de los focos preferidos de la atención periodística estuvo centrado en el caso del avión estadounidense, fletado con instructores militares y material destinado al adiestramiento en la policía federal. Esta presencia no constituyó ninguna novedad; tampoco la constituyó que el despacho incluyera materiales sensibles, tales como equipos de comunicaciones, sin declarar. Esto es práctica habitual en estas misiones de “ayuda” por parte de los jerarcas del Pentágono. Lo nuevo es que el gobierno argentino decidió denunciar la maniobra y, para desazón de los domesticados columnistas de Clarín y La Nación y buena parte de los demócratas de la oposición, transformar el descubrimiento en un hecho político. ¿Qué movió al gobierno argentino a crear un estado de tensión diplomática con Washington? La explicación vulgar del asunto señala que se trata de una suerte de represalia por la exclusión de Argentina en la visita de Obama a América del Sur. Sin embargo, algunos “analistas” han atado cabos y señalan que al igual que en la ofensiva sobre Scioli y los intendentes mediante la imposición de las listas “colectoras”, el ultrakirchnerismo que rodea al círculo presidencial ha decidido imprimir un giro radical, al menos retórico, a la política gubernamental con vistas a la inminente contienda electoral. La defensa de la soberanía En uno de sus discursos de esos días, aludiendo implícitamente al asunto, Cristina Fernández, declaró que defendería a todo trance la soberanía nacional. ¿Qué significa esta afirmación en boca del kirchnerismo?, ¿renunciar a la distinción colonial que transformó a la Argentina en aliado extra-otan del militarismo imperialista?, ¿retirar las tropas argentinas de la fuerza de ocupación subordinada a los planes de la Casa Blanca en Haití?, ¿repudiar la ilegítima deuda contraída con los bandidos del Club de París por la dictadura terrorista?, ¿poner fin al saqueo de los recursos naturales por parte de las corporaciones extranjeras?, ¿imponer mecanismos de nacionalización al comercio exterior y al sistema bancario? Para realizar una política nacional-popular de contenido mucho más modesto que las medidas que encierran estas interrogantes, hace falta apoyarse en una sólida base social; hace falta movilizar a los trabajado-

Las tareas nacionales, democráticas, antiimperialistas que dejó pendientes el peronismo en 1955 y luego en 1976, están nuevamente a la orden del día. Pero esta vez son los trabajadores, corriente central del Frente Nacional Antiimperialista, quienes tienen la llave de su resolución.

res y las grandes masas explotadas levantando un programa de transformaciones de fondo. ¿Están dispuestos los jacobinos k a llegar hasta ese punto? ¿En quién piensan apoyarse? ¿En la burocracia de la cgt, en los jóvenes de La Cámpora? La burocracia sindical acaba de dar pruebas de que en situaciones de crisis, sólidos lazos corporativos unifican sus distintas fracciones. El caso Venegas es suficientemente ilustrativo al respecto. El secretario general de la uatre contó, entre otros, con el firme respaldo del titular de la cgt, también bajo la mira del juez Oyarbide en el expediente de la mafia de los medicamentos. Al parecer, la solidaridad de Hugo Moyano provocó la decepción de la presidenta: “Al final son todos iguales”, dicen en Palacio que comentó la jefa de Estado. ¿Qué esperaba? La cúpula de la burocracia tiene intereses corporativos más fuertes que cualquier compromiso con el gobierno de

turno. Ese cuerpo de funcionarios sindicales cumple un papel de capital importancia al servicio del Estado, controlando el movimiento obrero, asegurando que no se produzcan desbordes ni experiencias de radicalización entre los cuadros; en definitiva, bloqueando el desenvolvimiento de corrientes militantes que apunten a la autonomía de clase. Pero los altos mandos de la burocracia no trabajan gratis. El costo, ante todo para los trabajadores, es el enquistamiento en las organizaciones obreras de una capa de sindicalistas-empresarios que se enriquecen en múltiples negocios, muchos de ellos ligados a la práctica gremial, y que de ninguna manera arriesgan su privilegiada posición en contiendas de final incierto. Desde sus orígenes, el kirchnerismo ha establecido un firme acuerdo con esa burocracia sindical. Este acuerdo le ha servido, tanto para regular la evolución del salario según las necesidades del “modelo produc-

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

tivo”, como para equilibrar las pretensiones del capital monopólico al negociar el programa gubernamental. En modo alguno el grupo gobernante está dispuesto a prescindir de tal acuerdo. Bajo estas condiciones, el “giro radical” se reduce al intento de consolidar y ganar nuevas posiciones en los distintos niveles del aparato gubernamental. Éste es el sentido de la batalla que el kirchnerismo libra en la provincia de Buenos Aires contra Scioli y el aparato de los intendentes. La lista de Sabbatella, convertida en una suerte de caballo de Troya, está destinada a sumar votos a Cristina Fernández y a restarlos al gobernador y a los barones justicialistas; pero al mismo tiempo tiene el propósito de incorporar nominaciones ultra k, que de otro modo no tendrían lugar en la boleta oficialista. Las tareas pendientes Sin embargo, para dar pelea a ese aparato anquilosado hace falta mucho más que el progresismo neocamporista. Hace falta ir a fondo, impulsando la democratización de las organizaciones de masas; hace falta avanzar con medidas de corte nacional-democrático contra los grandes terratenientes y los monopolios del comercio exterior, los pulpos de la intermediación comercial y financiera, las multinacionales mineras y petroleras. Conviene recordar que Perón ejerció una influencia decisiva sobre su movimiento prescindiendo de toda mediación entre su jefatura y las masas obreras. Los trabajadores apoyaron sus gobiernos no por el “carisma” que le atribuyen ciertos “entendidos”, sino porque su política burguesa reconocía las demandas y derechos que la burguesía nunca concedió a las grandes masas obreras. En ese apoyo residía el poder de Perón para resistir las maniobras de la oligarquía y el imperialismo, y para subordinar a la burocracia de los sindicatos y del Estado. Esas tareas nacionales, democráticas, antiimperialistas que dejó pendientes el peronismo en 1955 y luego en 1976, están nuevamente a la orden del día. Pero esta vez son trabajadores, corriente central del Frente Nacional Antiimperialista, quienes tienen la llave de su resolución. A más de tres décadas de derrotas y retroceso político, nadie puede engañarse: no se puede librar esta batalla retrocediendo al punto de partida que establecieron las masas obreras en octubre de 1945 SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 17 / marzo de 2011

Oligarquía terrateniente sin control Por Atah Duré

or orden de la presidenta, se disolvió la Oficina Nacional de Control Agropecuario (onca). Las razones que se esgrimen para renunciar al control de la oligarquía terrateniente, los agroexportadores y las transnacionales vinculadas al rubro, es la corrupción de los funcionarios disueltos. Eso es cierto y probado. Sin embargo, se trata de un caso de mini corrupción, si se compara con la maxi corrupción de los exportadores que se autoexportan soja a Uruguay, desde donde la reexportan hacia todo el mundo, ya sin retenciones, pues la Banda Oriental

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ha sido siempre una banda más grande que la del “Gordo Valor”. La verdadera razón para tomar la decisión de eliminar esta herramienta (que en las manos adecuadas y con mayor poder de policía podría haber puesto algún obstáculo a tal gavilla de parásitos) se puede apreciar en el fragmento del comunicado que publicó la cra (Confederaciones Rurales Argentinas), bajo el título de “Pedido de audiencia a Boudou” y que aparece a continuación. “Nuestro país tiene potencial para volver a ubicarse entre los principales exportadores del mundo –afirma la cra–. Por eso rescatamos la posición del ministro

Amado Boudou en la última reunión del G-20, realizada en Francia, donde expresó que la solución para el mercado de las

materias primas pasa por la ampliación de la oferta de productos en el mercado internacional y no por su regulación.” SL

Es necesario un movimiento obrero con independencia de clase Por Matías Díez

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n recientes declaraciones, Juan Carlos Sacco de la uia señaló que la cgt debe trabajar con “una inflación de 15%” para el año 2011, porque con aumentos que ronden 30%, “los empresarios lo van a trasladar a los precios”. A finales de enero los grandes empresarios expresaron su preocupación por los métodos de “acción directa” del sindicalismo, y sostuvieron que el techo para las negociaciones paritarias de este año estaría en el orden de 20%. Luego, en un acto de la uocra, la presidenta Fernández pidió “racionalidad” a los sindicalistas, en tanto que el gobierno considera excesivos aumentos que vayan de 25% a 30%. Con este apoyo los empresarios se mostraron más calmos en la reunión mantenida a finales de febrero en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. ¡Con la garantía del Estado, las bondades del 2010 no se repartirían! Pareciera que, más allá de la retórica sobre la concentración económica, la preocupación oficial está en que las demandas salariales presionen a la inflación en un año electoral. ¿Cómo saber cuál es el porcentaje que los trabajadores deben negociar? Cuaderno de la Izquierda Nacional, solicitalo en:

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En un contexto de alta inflación y crecimiento económico, los trabajadores son rehenes de la burocracia sindical y del Estado, que impide que negocien mejores salarios. Sin alternativas que los representen, los trabajadores deberán construir una alternativa de clase Crecimiento e inflación Durante el año que pasó, la economía argentina creció alrededor de 8%, luego de algunos traspiés durante 2009, producto de la crisis mundial. Si los salarios no crecen al ritmo de los precios, los trabajadores en nada participan del crecimiento económico, resultando en una distribución regresiva del ingreso. Y si a esa inequidad le agregamos el deterioro de la capacidad de compra, producto del crecimiento de la inflación, la situación se vuelve mucho más regresiva. De allí la centralidad de la discusión de que los números oficiales están lejos de la realidad. Tomando en cuenta el ipc-7 Provincias, la inflación para el año que pasó fue de 25,9%, mientras que en 2009 ese índice había mostrado un 15,19%. La inflación de alimentos, dependiendo del “analista”, se ubicó entre 31% y 42%. A la hora de pensar las perspectivas futuras, no existen razones para suponer que durante 2011 se produzca desaceleración de la inflación. El papel del Estado El gobierno dice que no hay “ni techo ni piso”, apoyando la postura del jefe de la cgt. Pero a la vez, el Estado desempeña su papel, intentando moderar las aspiraciones de la clase trabajadora. Tomada se expresó sobre aumentos de 30% señalando que “es algo alejado de la realidad” y pidió que, para “no entrar más en la polémica”, “dejemos que hablen las paritarias”. ¡Ya sabemos nosotros qué pasa cuando las paritarias “hablan”! La presidenta Fernández hizo su parte: “Yo no vendo nada, no produzco tomates, no vendo autos, no produzco acero ni cemento. Los gobernadores, tampoco”, intentando despegar al Estado de la responsabilidad sobre la inflación. Pero, ¿qué otro “agente” que no sea el Estado tiene capacidad de intervenir para enmendar esa “distorsión”? Paritarias Mientras el Estado hace lo suyo, la dinámica de la clase trabajadora va marcando rumbos. Algunos gremios ya han logrado acuerdos, como los aceiteros (25%, con un básico de 4.700 pesos), y los estibadores de San Lorenzo (35%). Pero

esos porcentajes no deben analizarse en forma aislada, ya que muchas de las subas salariales elevadas se dieron entre salarios altamente depreciados. Teniendo en cuenta que la canasta básica total ronda los 4.500 pesos, no podemos decir que se trata de aumentos “irracionales”, sino que representan una recomposición producto del retraso salarial. Esto ya lo habíamos observado en 2010, cuando los mayores porcentajes de aumento se dieron en las escalas salariales más bajas: gastronómicos 35%, comercio 29% y construcción 27%, con salarios promedio de 2.160, 2.950 y 2.730 pesos, respectivamente. La situación de los trabajadores fuera de convenio —alrededor de 37%— es la más grave, ya que por ser los más afectados a causa de la inflación de los alimentos (en 2010 fue de 31% a 42%), verán mermar la capacidad de compra de los salarios, que rondan un promedio de 1.800 pesos. La Asignación Universal por Hijo (auh) había permitido que escaparan al deterioro provocado por la inflación, pero a pesar del incremento que tuvo en septiembre pasado, la falta de un ajuste periódico que siguiera el curso real de la inflación, licúa sus efectos con el paso del tiempo. Lo mismo puede decirse de las jubilaciones que, contra la retórica oficial, se han mantenido en valores cercanos al nivel de crecimiento de la inflación de alimentos por los aumentos. ¡Hay que asegurar el mínimo de supervivencia! Por la autonomía de clase La “racionalidad” de la política de los trabajadores deberá tener en cuenta cuál es la situación real del crecimiento y de la inflación, tomando los valores de 2010 deben tenerse como piso y no como techo para las negociaciones paritarias. Frente al llamado a la “responsabilidad social” que demandan Estado y patronales, debemos responder exigiendo que el Estado castigue la especulación financiera y promueva la reinversión de utilidades, en vez de permitir la fuga de capitales. El problema de la inflación no está en la “puja distributiva”, sino en la falta de expansión de la inversión en la industria y en la alta concentración de las industrias básicas, que permite a un pequeño grupo de empresas ser formadoras de precios. La concentración de la industria no se combate con la retórica, sino con una intervención en el mercado, que ataque los monopolios, nacionalizando áreas básicas como las industrias del acero, cemento y petróleo. Los trabajadores deberán desplazar a las conducciones burocratizadas –que no van a oponerse a los grandes empresarios– por nuevas direcciones sindicales, representativas de los intereses de los trabajadores y no de intereses corporativos. La estrategia de los trabajadores debe estar centrada en la demanda constante al sindicato y la construcción de la alternativa de clase a esa conducción. La presidenta se da el lujo de declarar que el Estado no es responsable de la inflación, porque no existe un movimiento obrero independiente y organizado que le imponga al Estado las decisiones de política macroeconómica necesarias para frenar la inflación y acrecentar los salarios. La alternativa está, una y otra vez, en el desarrollo de un movimiento obrero con independencia de clase, que decida por sí mismo su futuro SL


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Los trabajadores son la fuerza motriz de la revolución en Oriente Medio y el norte de África Por Osvaldo Calello

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a lucha de masas que conmueve a Oriente Medio y el norte de África ha modificado sustancialmente la relación de fuerzas en una región clave donde el imperialismo estadounidense afirma su poder mundial. La caída de Mubarak en Egipto significó la quiebra del equilibrio que se consolidó durante más de tres décadas tras la firma de los acuerdos de Camp David, entre Anuar el-Sadat y Menachem Begin, en 1978. Su consecuencia fue la paz entre los dos Estados y el reconocimiento de Israel por parte de Egipto. Desde entonces, el régimen egipcio formó parte del campo de la contrarrevolución, y fue cómplice habitual de los crímenes de la burguesía sionista en Palestina y el Líbano. Los levantamientos populares se iniciaron en Túnez, en diciembre pasado y obtuvieron una primera victoria con la caída de la dictadura de Ben Alí; se prolongaron en Egipto a través de una crisis inédita y repercutió inmediatamente en Yemen, Bahrein, Jordania, Marruecos y Libia. Medio Oriente y el norte de África atraviesan, con distintos grados de intensidad, por una situación de inestabilidad política y social que ha alterado el balance del poder. Las causas profundas de las movilizaciones populares Las primeras líneas de los enfrentamientos están ocupadas por jóvenes desempleados –muchos de ellos con títulos secundarios o universitarios pero sin futuro alguno–, y por miles de trabajadores sobreexplotados, cuyos derechos laborales han sido reducidos a un mínimo. Las consignas, de contenido democrático, giran en torno a la conquista de la soberanía popular. Los grandes medios de difusión han pretendido interpretar estas demandas como una reivindicación de democracia liberal, tal como ha sido establecida en Occidente. Esto es así para una parte de la burguesía y la clase media. Pero las fuerzas motrices del movimiento son más profundas. La radicalidad del proceso puede apreciarse muy bien a la luz de las crisis en Túnez y Egipto. En el primer caso, fueron los cuadros de las federaciones de la Unión General de Trabajadores de Túnez (ugtt) –con independencia de la conducción central, comprometida con el régimen de Ben Alí–, quienes organizaron y lanzaron a la lucha a los trabajadores y grandes masas populares por reivindicaciones que cobraron una actualidad apremiante debido al encarecimiento y la escasez de los alimentos básicos, transformados en commodities para especulación del parasitismo financiero internacional. El movimiento huelguístico comenzó en las regiones del interior, con altas tasas de desocupación, precariedad laboral y salarios muy bajos, y se organizó por medio de comités de lucha.

El tradicional equilibrio que facilitó las maniobras del imperialismo estadounidense y del sionismo en Oriente Medio ha sido quebrado, y un formidable movimiento de masas ha puesto nuevamente en pie de lucha a los trabajadores y el pueblo árabe. Ya nada volverá a ser como antes. En Egipto, el papel de los trabajadores resultó igualmente determinante en la caída del régimen de Mubarak y en la prolongación del movimiento luego de que la Junta Militar se hiciera cargo del poder. En el curso de los acontecimientos, las demandas por mejoras salariales y condiciones de trabajo fueron profundizadas mediante tomas de empresas y experiencias de autogestión. Al alcanzar cierto nivel de desarrollo, la lucha obrera puso a la orden del día problemas de clase de importancia fundamental. En ese punto, los trabajadores apuntaron contra la burocracia que controla las organizaciones gremiales sometidas a un régimen de estatización sindical. Los jerarcas sindicales fueron enfrentados a la acusación de corrupción y acatamiento a las directivas del Estado y la burguesía. Simultáneamente, los cuadros obreros emprendieron la fundación de la Federación Egipcia para Sindicatos Independientes, uno de cuyos antecedentes fue la organización de la Liga de Trabajadores Textiles, resultado del excepcional nivel que alcanzó la lucha en la ciudad de Marhalla. De más está decir que la batalla por conquistar posiciones autónomas de clase, constituye un paso de importancia capital en el proceso de formulación de un programa popular-democrático y antiimperialista, dirigido a la construcción de un gran frente de masas en condiciones de abordar los problemas que presenta el tránsito a una nueva fase de la revolución. La ausencia de organización y dirección política Respecto a la fuerza y el alcance de esta tendencia, da una idea clara la advertencia de la Junta Militar acerca de que no se tolerarán los movimientos de fuerza. Sin embargo, el principal problema que afrontan los trabajadores y las grandes

Fuera de Haití las fuerzas de ocupación Carta abierta a la presidenta Cristina Fernández

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un año del festejo del bicentenario de nuestra Revolución de Mayo, ¿quién hubiera podido pensar que Haití, la primera nación que se liberó del colonialismo en nuestro continente, está hoy ocupada, y ya desde hace siete años, por tropas de ocupación al servicio de intereses económicos extranjeros, en primer lugar yankees, pero también canadienses y franceses? ¿Cómo entender que soldados argentinos integren el ejército de ocupación, la minustah, bajo mandato de la onu? Mientras que Washington deseaba extender las vastas zonas francas de textil al servicio de sus multinacionales, como Levi’s, cómo no constatar que las tropas de ocupación a su servicio no

sólo fueron incapaces de reconstruir el país después del terremoto y de asistir a la población, sino que le infligió los peores castigos: violaciones, masacres de barrios enteros (Cité Soleil, entre otros), epidemia de cólera, represión antisindical en profanación de las leyes sociales del país. El pueblo haitiano, es un hecho, rechazó las elecciones truchas pilotadas por la minustah y la oea bajo la sombra del Comité Interino para la Reconstrucción de Haití, la cirh de Bill Clinton, reafirmando su derecho imprescindible a la soberanía. Señora presidenta, el papel de los soldados argentinos es defender nuestra soberanía, no el de aplastar la soberanía

de la nación hermana haitiana. Haití no podrá reconstruirse sin el fin de su ocupación. Le pedimos, señora presidenta, que regresen nuestros soldados a la Patria, para que nuestra bandera argentina no siga manchada. Haití necesita médicos e ingenieros. Retirada de los soldados argentinos de la minustah. Derecho de Haití a la soberanía sin intromisiones extranjeras SL nota: El texto de la presente carta ha comenzado

a ser firmado entre la ciudadanía y organizaciones políticas, sociales y culturales, en el curso de una campaña destinada a poner fin al plan de recolonización de Haití pilotado por el gobierno imperialista de Barak Obama.

masas explotadas no es la amenaza militar, sino la ausencia de una organización y una dirección política. Este vacío es la verdadera causa de que una situación de crisis orgánica –en la cual las clases subalternas ya no aceptan la dominación de los círculos tradicionales y, en consecuencia, esos círculos han perdido su posición hegemónica–, no derive en una crisis revolucionaria; vale decir, en una situación en la que la clase emergente, que encabeza el levantamiento de los oprimidos, se haga cargo de la situación. Este impasse creará un estado de inestabilidad durante todo un período, debido a que los partidos que representan los intereses de la burguesía y la clase media tampoco se encuentran en condiciones de afrontar los problemas de fondo que la crisis ha puesto en el primer plano. EE.UU. por mantener el statu quo Mientras tanto, Washington y los gobiernos europeos se han lanzado a la búsqueda de una solución de continuidad destinada a mantener en lo fundamental el antiguo statu quo sobre el que se asentaba el poder de sus aliados políticos, así como el balance de fuerzas anterior al derrumbe de la dictadura egipcia en el plano regional. Sin embargo, el tradicional equilibrio que facilitó las maniobras del imperialismo estadounidense y del sionismo en Oriente Medio ha sido quebrado, y un formidable movimiento de masas ha puesto nuevamente en pie de lucha a los trabajadores y el pueblo árabe. Ya nada volverá a ser como antes SL Cuaderno de la Izquierda Nacional, solicitalo en:

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Libia en la mira del imperialismo ibia está en crisis, no sabemos en qué medida, promovida por el imperialismo que se frota las manos. La poca información disponible es contradictoria y, en muchos casos, abiertamente manipulada por los medios masivos que responden a los grupos de poder de los países centrales. Obama anunció que EU actuará “solo o con otros países,” y que hay “una gama de opciones” por aplicar. La misma receta que aplicaron en Yugoslavia, Irak, Afganis-

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tán… Lejos de estar “indignado” por los muertos civiles –como afirma cínicamente, cuando su país es responsable de millones de muertos inocentes en todo el mundo– su interés, al igual que el de sus aliados europeos, es tomar el control de las importantes –en cantidad y calidad–reservas de petróleo y gas que posee Libia. Independientemente de la situación política interna de Libia, que sólo sus ciudadanos tienen el derecho exclusi-

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vo de resolver, debemos denunciar por todos los medios el intento de una nueva invasión imperialista, disfrazada con tan hipócritas como rimbombantes declaraciones “democráticas” y “derechohumanistas”, para apoderarse de recursos naturales estratégicos SL Declaración de Socialismo Latinoamericano • Izquierda Nacional

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“El más grande fraude pseudocientífico” Ottmar Edenhofer, vicepresidente del Grupo de Trabajo III del ipcc, declaró “La política climática ya no tiene nada que ver con la protección del ambiente, con problemas como la deforestación o el agujero de ozono. La próxima cumbre del clima en Cancún es realmente una cumbre económica donde se negociará la distribución de los recursos naturales del mundo”. A confesión de parte, relevo de prueba.

Por Guillermo Hamlin

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inalmente, el vaticinio que hicimos respecto al resultado de la cumbre climática (cop xvi), que se celebró entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre de 2010 en Cancún, México, se convirtió en realidad. No se alcanzó ningún acuerdo internacional en reemplazo del fracasado Protocolo de Kyoto. En esta guerra por los recursos del planeta, el imperialismo encuentra cada vez mayores resistencias para imponer sus proyectos, en todos los ámbitos. Un fracaso similar al de Copenhague, donde no se llegó a nada. En aquel entonces, la atmósfera quedó enrarecida, no precisamente con dióxido de carbono, sino con dudas en relación con la seriedad con que el ipcc estaba conduciendo la ciencia climática. Estalló el “Climagate”, y dejó en evidencia el tamaño de los datos y la manipulación de modelos por parte del ipcc, con objeto de exagerar la gravedad del calentamiento. “El más grande fraude pseudocientífico” Otro cimbronazo a la ya tambaleante teoría del “calentamiento global antropogénico”, fue la renuncia del doctor Hal Lewis, profesor emérito, a la American Physical Society, mediante carta pública enviada a todos los medios de prensa, que sólo publicó el británico Telegraph.co.uk, el 8 de octubre de 2010, previo a la cumbre en Cancún. En su misiva, el doctor Lewis manifiesta su repugnancia por lo que él califica como “el más grande fraude pseudocientífico que he visto en mi larga vida como físico [...] un fraude a una escala que nunca he visto,

NUESTROS libros

y me faltan las palabras para describir su enormidad [...] la estafa del calentamiento global, con los billones de dólares en juego, es el motivo como interés conductor, que ha corrompido a muchos científicos [...] mi orgullo de pertenecer a la American Physical Society, se ha convertido en vergüenza y, muy a mi pesar, me veo obligado a presentar mi renuncia a la Sociedad.” Para colmo, la realidad de la evolución del clima hacia temperaturas más bajas dificulta la tarea de mantener el engaño. Y desafía la inventiva de los propulsores de la teoría oficial, quienes tratan de explicar que el “calentamiento global” provoca las tormentas de nieve, que desde hace tres años incrementan su intensidad, a la vez que se requiere mayor presión de los medios de difusión. Sutilmente han ido cambiando el discurso, hablando de “eventos climáticos extremos”, en los que han incluido las nevadas. Olvidan sus pronósticos de incrementos de temperatura tales, que la nieve sería cosa del pasado, que tanto Europa como Estados Unidos ya no tendrían más “navidades blancas”. James Hansen, el director de Cambio Climático de la nasa, presentó en 1988 su famoso pronóstico –que ahora discretamente olvidan–, según el cual para 2009, las temperaturas se incrementarían en un grado Celsius, respecto al nivel de 1988, es decir, ¡en 20 años, aumentaría mucho más de lo que lo hizo en todo el siglo xx! John R. Christy, el eminente científico miembro del ipcc, estigmatizado como “escéptico”, presentó en 2009 un informe que

denominó “Una lección de historia”, donde ponía en evidencia que las temperaturas en 2009 no sólo no alcanzaron el nivel pronosticado por Hansen, sino que además fueron menores a las de 1988. Otro golpe muy fuerte a la continuidad del Protocolo de Kyoto, fue la breve pero contundente declaración del representante de Japón, uno de los mayores emisores: “Japón no inscribirá sus metas bajo el Protocolo de Kyoto en ninguna condición o bajo ninguna circunstancia”. Una noticia discretamente ocultada A partir de ese momento, el resultado de la cumbre ya estaba decidido: otro fiasco como el de Copenhague. No hubo acuerdo en nada, salvo las consabidas promesas de ayuda del Norte al Sur para reforestación y la creación de un “Fondo Verde Climático”. El Banco Mundial sería el tesorero del fondo y para su financiación, habiendo sido rechazado el cobro de impuestos a las emisiones de dióxido de carbono, todo queda supeditado a las “donaciones” de ya sabemos quienes, con la intención de, llegado el momento, reclamar su “libra de carne”. Sin embargo, esto fue suficiente para asegurar que toda la burocracia de las delegaciones de todos los países firmantes, tengan una plaza en Durban, Sudáfrica, donde en diciembre de 2011 se volverán a reunir. Por supuesto, para “salvar al planeta”. Una noticia que fue discretamente ocultada fue la del comportamiento del mercado de los bonos de carbono y su probable evolución futura. El Chicago Climate Exchange (ccx) dio por terminadas sus transacciones en bonos de carbono (precisamente el propósito para el cual se fundó), hacia finales de octubre de 2010. Los medios en general ignoraron la defunción del único esfuerzo voluntario de Estados Unidos en el comercio de bonos. El ccx se fundó en el 2000 y se creía, o se hizo creer, que el mercado de bonos de ccx llegaría a 500.000 millones de dólares. A principios de 2010, el ccx fue vendido al ice, una plataforma para futuros y derivados, con base en Atlanta y Londres, que está listado en la Bolsa de Valores de Nueva York por 600 millones de dólares. Esta venta permitió a los especuladores del clima –como Goldman Sachs, Al Gore y su

Generation Investment Management–, convertir en dinero en efectivo sus inversiones en ccx. Richard Sandor, quien armó originalmente el ccx, a partir de una inversión de 1,1 millones de dólares, que a su vez, había obtenido como subsidio de la Joyce Foundation de Chicago, embolsó 98,5 millones de dólares por su 16,5% en acciones de ccx cuando ésta fue vendida. Multiplicar casi por 100 el capital en nueve años, no está nada mal para estos estafadores, expertos en este tipo de fraudes. A confesión de parte, relevo de prueba En Europa no se quedan atrás. Reuters informa que la Unión Europea ha cerrado provisoriamente el mercado de emisiones de CO2, al detectar nuevos robos de cuotas, esta vez en Austria, pues el anterior había sido en Rumania. Este mercado mueve 124.000 millones de dólares y participan en él decenas de “honorables” compañías, como Goldman Sachs, Citibank, Morgan Stanley, Enron, Deutsche Bank, Dupont, etc. Una multinacional suiza del cemento, Holcim, denunció que un hacker entró en sus cuentas, se hizo de cuotas de emisión de CO2 que le habían sido concedidas y que después las introdujo en el mercado electrónico europeo, por un valor de 14,7 millones de euros. Es muy posible que alguna de las 10.000 empresas europeas obligadas a restringir sus emisiones de CO2 las haya comprado ya. Dejando estas tropelías atrás, veamos el brote de sinceridad de Ottmar Edenhofer, vicepresidente del Grupo de Trabajo III del ipcc, quien declaró al Neue Zurcher Zeitung, el 14 de noviembre pasado: “La política climática ya no tiene nada que ver con la protección del ambiente, con problemas como la deforestación o el agujero de ozono. La próxima cumbre del clima en Cancún es realmente una cumbre económica donde se negociará la distribución de los recursos naturales del mundo”. A confesión de parte, relevo de prueba SL

Director: Osvaldo Calello

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Ver en www.izquierdanacional.org: Fuera el imperialismo de Libia, Socialismo Latinoamericano ★ Un comentario crítico sobre el artículo de Marcelo Moreno, por Daniel Fernando ★ ¿Quiénes son los opositores libios?, por Gustavo Cangiano ★ ¿Revolución por etapas o interpretación izquierdista de la teoría de la revolución permanente?, por Osvaldo Calello ★ Escudándose en el “derechohumanismo” se preparan para destruir Libia, Socialismo Latinoamericano ★ Documentos: Cámpora y la tentación del frente liberal, Izquierda Popular, marzo de 1976 ★ ¿Qué es la izquierda nacional?, Izquierda Nacional, octubre 1974

núm. 18 - año 2 -abril de 2011 - segunda época - $1,00

Los trabajadores deben constituir su propia representación política H

ugo Moyano reiteró la pretensión de la cgt de colocar un número importante de representantes obreros en las listas del Partido Justicialista, con vistas a las próximas elecciones de octubre. Ya había avanzado en esa dirección en una disputa con el gobierno por espacios de poder, al proponer que un hombre de la central obrera acompañara a Cristina Fernández en la fórmula presidencial. Días atrás fundamentó dicha pretensión haciendo alusión a los orígenes del peronismo y a la relación que los obreros establecieron con el movimiento. Declaró que “los primeros que abrazaron la causa peronista fueron los trabajadores. Después vinieron los intelectuales, los políticos, etcétera. ¿Y qué pasó en el tiempo? Nos arrebataron el partido. Ellos arman su partido y nosotros miramos, somos convidados de piedra”. Perón y los trabajadores Moyano parece tener una idea sesgada de lo que fue, en sus orígenes mismos, la relación entre los trabajadores y el emergente movimiento popular encabezado por el coronel Perón. Es cierto, los trabajadores constituyeron la fuerza fundamental que en las jornadas de octubre de 1945 pusieron fin a las pretensiones de las grandes cámaras patronales, la embajada estadounidense y la Unión Democrática (integrada por radicales, demócratas progresistas, socialistas y comunistas), de restaurar los fundamentos de la república oligárquica derrumbada tras el golpe de Estado del 4 de junio de 1943. Fueron ellos, los que organizando su propio partido –el Laborista–, acumularon el mayor número de votos de las listas que levantaron y llevaron a la victoria la candidatura de Perón el 24 de febrero de 1946. El Partido Laborista estaba integrado por sindicatos peronistas, sostenía un programa nacional-democrático y de reformas sociales y se proponía apoyar al inminente gobierno popular con sus propias posiciones. La cgt deseaba sostener ese mismo atisbo de independencia, dirigida por la fracción que había votado por la huelga en octubre de 1945. Sin embargo, no fueron los intelectuales ni los políticos quienes pusieron fin a esos intentos, sino el propio Perón. En mayo de 1946 el jefe del victorioso movimiento dio la orden de disolución del Partido Laborista y de la ucr Junta Renovadora para organizar

Los trabajadores necesitan una organización política propia, independiente de los partidos de la burguesía, la pequeña burguesía y del Estado. Pero ésta no es una tarea que pueda resolver una burocracia sindical ocupada en reivindicaciones económicas y, en algunos casos, en negocios millonarios que han enriquecido a más de un “dirigente obrero”.

el Partido Único de la Revolución Nacional. Posteriormente, logró desplazar a la conducción de la cgt e instalar en su lugar una dirigencia subordinada al Estado. Perón sabía que su gobierno debería resistir las presiones de la oligarquía y el imperialismo; necesitaba el apoyo de las masas trabajadoras, pero no estaba dispuesto a tolerar a su izquierda ninguna fuerza organizada con posibilidad de cierto desenvolvimiento. El programa nacional-burgués que se proponía llevar adelante necesitaba la máxima centralización estatal, principalmente, teniendo en cuenta la composición obrera de la base de su movimiento. Degradación política y moral A lo largo de la historia del peronismo los trabajadores han constituido su sostén central. Sin embargo, su papel ha estado siempre subordinado a la jefatura burguesa. Esta dependencia está inscripta en la naturaleza de clase del peronismo. Moyano lo expresa claramente al decir que se acuerdan de los trabajadores “cuando llega el momento,

claro, de que los negritos vayamos a votar. Ahora cuando llega el momento de armar las listas, (nos dicen) esperen afuera, que ya les vamos a decir quiénes son los candidatos”. El jefe de la cgt sueña con volver a los años dorados de las dos primeras presidencias de Perón y al histórico cupo en las listas electorales reservado a los sindicatos. Pero en las últimas décadas, especialmente desde el menemismo, el Partido Justicialista ha entrado en un profundo proceso de degradación política y moral, y esto se tradujo en una reducción del peso político que habían alcanzado los sindicatos en el momento de ascenso del movimiento. A pesar de todo, el planteo de Moyano encierra un fondo de verdad. Los trabajadores tienen el derecho indiscutible a establecer una representación propia en la gestión pública y, en particular, en las esferas de decisión de los problemas nacionales. Incluso si su decisión democráticamente establecida fuera la del apoyo al actual gobierno, como pretende Moyano, la presencia de una organización independiente sería indispensable.

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

Naturalmente, la oposición liberal y de centroizquierda y la oligarquía mediática ven en la pretensión de la cgt un avance corporativo. Pero en este caso, detrás de la crítica a la burocracia sindical se esconden el temor, los prejuicios y la animadversión de las capas acomodadas de la clase media hacia los obreros. Los intereses de la clase trabajadora El problema del planteo de Moyano reside en el hecho de que los intereses de la clase trabajadora no son los del Partido Justicialista, abocado a administrar un programa de gobierno que, en lo sustancial, mantiene intactas las estructuras de dependencia semicolonial que implantaron la contrarrevolución de 1976 y profundizaron y consolidaron el gobierno menemista y el de la Alianza. Los trabajadores necesitan una organización política propia, independiente de los partidos de la burguesía y la pequeña burguesía y del Estado. Pero ésta no es una tarea que pueda resolver una burocracia sindical ocupada en reivindicaciones económicas y, en algunos casos, en negocios millonarios que han enriquecido a más de un “dirigente obrero”. El problema debe ser planteado desde una perspectiva diferente por entero. La lucha por la democracia sindical, por la independencia respecto del Estado y por la construcción de una posición política autónoma, constituye el cauce profundo de la experiencia de clase que tiene por delante el movimiento obrero. Sin embargo, un planteo semejante exige un deslinde previo de toda variante de clasismo abstracto, afín a los grupos de ultraizquierda. La clase trabajadora logrará superar el nivel de las luchas económicas (corporativas) y elevarse a la fase de la hegemonía en la medida en que logre formular y llevar adelante una línea de Frente Nacional Antiimperialista, donde tengan cabida las demandas de un vasto bloque de clases, desde el conjunto de las masas explotadas hasta las capas arruinadas de la pequeña y de la baja burguesía. En los países atrasados y dependientes de la periferia capitalista, estos frentes son la expresión antiimperialista concreta donde se constituyen las fuerzas sociales que sostienen el programa de tareas nacionales y democráticas. La clase trabajadora, al hacer suyo tal programa, radicaliza su contenido y abre un derrotero de luchas sociales y políticas, en cuyo transcurso las medidas de corte socialista lo profundizan en sentido revolucionario. SL

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Unánime alineamiento del cipayaje con Clarín y contra la cgt y el gobierno Por Gustavo Cangiano

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l impedimento de que Clarín distribuyera el domingo 27 de marzo su dosis habitual de veneno entre la ciudadanía ha suscitado la condena unánime de todos los representantes políticos, económicos y culturales de la Argentina semicolonial: desde el periodista Jorge Lanata y la inefable Ruiz Guiñazú, hasta la extraordinaria poetisa Belén Francese; desde la Sociedad Rural hasta la Cámara Argentina de Comercio; desde Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín, hasta Pino Solanas y Néstor Pitrola. No faltó nadie. Esta unanimidad de los cipayos disparando al unísono contra Hugo Moyano y contra Cristina Kirchner genera inevitablemente en todos los patriotas y los antiimperialistas (incluso en nosotros, los socialistas de la izquierda nacional, que no somos kirchneristas y que somos críticos de la burocracia sindical) una corriente de simpatía hacia la presidenta y el jefe de la cgt. Algo bueno deben haber hecho, si son merecedores de tantos ataques por parte de esta clase de gente. Una de las más afectadas por la supuesta violación a la “libertad de prensa”, ha sido la columnista de La Nación, Beatriz Sarlo, una ex maoísta convertida en vocera ideológica del stablishment académico y periodístico. Auténtica lección de gorilismo pequeñoburgués Precisamente en La Nación, el lunes 28 escribe esta señora, físicamente flaca pero ideológicamente gorda, una columna titulada “Inquina contra la libertad de prensa en

Un claro ejemplo del profesionalismo y objetividad periodística: para Magnetto las victorias y derrotas del gobierno tienen distinto valor.

la Argentina”. Basta con leer el primer párrafo del texto para predecir todo su miserable contenido: empieza recordando que: “en 1951, Perón expropió el diario La Prensa”. Esta medida elemental, progresiva aunque por demás limitada, llevada adelante por un gobierno nacional-popular, a Sarlo le parece poco menos que el epítome de un programa “fascista”, o “populista”, que es

casi como decir “chavista” y ¡horror!, hasta “kirchnerista”. Pero conviene leer más allá de las primeras líneas del artículo de Sarlo, a fin de recibir una auténtica lección de gorilismo pequeñoburgués. Cuenta la columnista de La Nación que el domingo 27, “me paré (frente al kiosco donde Clarín era requerido sin éxito por

Israel pretende dictar a Argentina condiciones de política exterior

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l gobierno de Israel formuló una enérgica advertencia al gobierno argentino en referencia a la evolución de las relaciones que la Casa Rosada mantiene con Irán. A través de su embajador en Buenos Aires, exigió una explicación a propósito de una posible negociación con el gobierno de Irán, para mandar a vía muerta las acusaciones a ex funcionarios de ese país por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (amia), a cambio del restablecimiento del comercio entre ambos países. La información de este supuesto acuerdo fue publicada por el diario Perfil, el pasado 26 de marzo. Al dar a conocer la reacción del gobierno de Israel, el vocero de la cancillería no se anduvo con vueltas: “Si este contenido se confirmase, sería gravísimo, constituyendo una expresión de infinito cinismo, amén de una ofensa a la memoria de las víctimas de los atentados”. A su vez, el titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas en Argentina (daia), advirtió que era inconcebible que Argentina mantuviera relaciones con Irán. En Israel, sus autoridades hicieron circular la versión de que la inminente visita del canciller Timerman sería anulada. A pesar de que el reclamo del embajador de Israel exigía una urgente reacción de las autoridades locales, el canciller, tan locuaz en

La insolente interpelación de un gobierno que no tiene autoridad moral ni política para pretender dictar condiciones a la política exterior del país, quedó sin respuesta. otras ocasiones, eligió el silencio. De forma tal, la insolente interpelación de un gobierno que no tiene autoridad moral ni política para pretender dictar condiciones a la política exterior del país ni mucho menos para incidir sobre una causa judicial que involucra un crimen contra ciudadanos argentinos, quedó sin respuesta. La nota, tal como fue enfocada por un medio que produce constantemente información contaminada, no tiene mayor consistencia. Presenta todas las características de una operación de prensa destinada a generar una fuerte presión sobre el gobierno argentino para que no se desvíe ni un milímetro del curso político seguido ante el gobierno iraní. En este punto, el kirchnerismo ha mantenido una línea de estricta subordinación a los dictados de Washington y del sionismo, siguiendo a la letra los planes imperialistas contra el régimen islámico. Particularmente para Washington, éste es el capítulo decisivo de política exterior en sus relaciones con Argentina. Tiene un interés fundamental, al igual que sus socios sionistas, en que la investigación de los atentados contra la amia concluya en una denuncia criminal contra el Estado iraní. En tal sentido se ha orientado el proceso llevado adelante, primero por el juez Galeano y luego, por el fiscal Nisman y el juez Canicoba Corral, organizado conforme a testimonios de disidentes iraníes, informaciones del fbi, el side, el Mosad y pruebas de dudosa consistencia. El giro que amenaza tomar la relación con Israel, exige que el país tome dos decisiones de importancia capital: restablecer los lineamientos de una política exterior independiente, y dar curso a una investigación del caso amia, que lleve efectivamente a dar con los culpables de un atentado que costó la vida de 85 compatriotas, sin importar quienes hayan sido, siguiendo qué intereses o amparados bajo cuál bandera, los que consumaron el crimen SL OC

ciudadanos hambrientos de libertad) al escuchar una frase que siempre discuto: ‘estamos peor que nunca’. Dije lo que digo siempre: ‘peor estábamos con la dictadura militar’”. Hace bien Sarlo en recordarles a sus vecinos, que son también sus lectores, que existió una dictadura cívico-militar ante la cual, la peor de las medidas del kirchnerismo suena como una travesura infantil. Y hace bien en recordárselos, porque sus vecinoslectores conforman los mismos sectores sociales que apoyaron a la dictadura cívicomilitar primero, al alfonsinismo después, y a las diferentes variantes antikirchneristas actualmente. Es cierto que el escozor que a Sarlo le producen hoy en día las dictaduras militares ya no se debe a que ellas vayan a implementar un programa liberal-oligárquico, tal como ocurrió con la dictadura del 24 de marzo (esta clase de programas hoy la implementan los gobiernos “civiles”), sino a la posibilidad de que puedan establecer un programa “nacionalista y estatista”. Pero, así y todo, su advertencia no deja de ser atendible. Algo más terrible e inesperado que el terremoto en Japón Pero sigamos leyendo a Sarlo: “Mis interlocutores me miraron como si yo fuera marciana: ‘¿No sabe que no salió Clarín?’” –le preguntaron. Y ella no tuvo más remedio que reconocer: “En efecto, yo era una extraterrestre”. Es que hasta entonces, Sarlo ignoraba que había sucedido algo más terrible e inesperado que el terremoto en Japón: ¡no había salido Clarín! ¿Puede alguien entender lo que esto significa para una señora físicamente flaca pero ideológicamente gorda? Incrédula, nos relata lo que hizo: “no pude creerlo del todo y tuve que llegar a mi casa para escucharlo a Morales Solá y a Leuco por TN (...)”. Y entonces, enterada de lo sucedido gracias a Morales Solá y Leuco, que fungieron como tierra firme de la cual asirse, Sarlo prorrumpió en un ataque de histeria verbal: “es un escándalo de dimensiones internacionales” (como si el mundo no tuviera cosas más importantes y urgentes de las que ocuparse, que de la no salida de Clarín); “es insólita la gravedad de lo sucedido” (como si no leer Clarín fuera más grave para la salud que leerlo). Y hasta se preguntó en medio del desconcierto: “¿Por qué la presidenta se abstuvo de tomar el teléfono e indicar que terminaran con ese disparate?” Libertad de empresa no es sinónimo de libertad de prensa En efecto, aun cuando no resulte muy ortodoxamente “democrático”, ¿no debería un jefe de Estado ordenar off the record el desalojo de los trabajadores que impiden la libertad de empresa, o de prensa, que es casi como decir lo mismo? Sin duda alguna, la clase de jefes de Estado que le agradan a Beatriz Sarlo y a sus amigos, sí debería hacerlo. Y como para que no se vaya a pensar que la señora Sarlo se ha olvidado definitivamente de sus amores setentistas, cierra su artículo con una inesperada cita de Rosa Luxemburgo: “Rosa Luxemburgo nos dejó una frase –escribe Sarlo–: ‘la libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente’”. Sería bueno que Sarlo recordara esta frase a sus patrones de La Nación y a las camarillas académicas de las que forma parte. En la prensa venal, y en la universidad “autónoma”, la “libertad” existe sólo para quienes piensan como Sarlo SL


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La opción nuclear, el medio más seguro de generar energía Por Guillermo Hamlin

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l terrible sismo y el consecuente tsunami que asoló a Japón está siendo aprovechado por los ecologistas y otros oportunistas, para ejercer una gran presión mediática acerca de la energía nuclear, sembrando el pánico entre la población mundial. Existe un enorme mercado en expansión de la energía nuclear; si sumamos sólo las centrales nucleares proyectadas en China y en la India, la cifra llega a 400, prácticamente el número actual de centrales en todo el mundo. La Argentina también ha apostado por el desarrollo nuclear, alcanzando niveles de excelencia en calidad y seguridad. Esperemos que nuestro gobierno mantenga el rumbo. Los países que aspiran a participar de ese negocio, como es el caso de Francia, cuya generación eléctrica por vía nuclear alcanza 80%, denuncian “graves fallas” de seguridad en Japón, pasando su “aviso”; así, en un título típico en la pantalla del televisor se lee: “Japón, alerta nuclear”, y en el segundo renglón: “Los muertos superan los 11.000”. Pero todas las muertes se deben al sismo y al tsunami. En otro programa de televisión se especulaba sobre la fusión del combustible nuclear y se decía que la explosión que se produciría sería equivalente a 200 bombas como la lanzada en Hiroshima. La energía nuclear ha superado un trance inédito con éxito Es imposible que una central nuclear explote igual que una bomba atómica. Las explosiones que ocurren dentro de una central nuclear son químicas, es decir, son la explosión de la mezcla de hidrógeno y oxígeno –precisamente los elementos constituyentes del agua–, originada como descomposición de una parte de ésta utilizada en la refrigeración del núcleo. La energía nuclear ha superado un trance inédito con éxito. Ante el sismo, las centrales nucleares japonesas se apagaron automáticamente. Las reacciones nucleares se detuvieron de inmediato, pero como el reactor sigue generando calor, hay que mantenerlo refrigerado durante 72 horas por lo menos. De no hacerlo, el núcleo corre el peligro de derretirse. El sistema de refrigeración está conformado por bombas accionadas por motores eléctricos que dejan de ser alimentados al apagarse la central, y de manera automática entran en su reemplazo motogeneradores diesel. Todo funcionó bien, hasta que una hora después del sismo llegó el tsunami y anegó la sala de motores, interrumpiendo la refrigeración. Allí comenzó el problema. Hubo que apelar a distintas maneras para seguir con la refrigeración, el calentamiento excesivo originó las explosiones de hidrógeno y las fugas que enviaron al exterior material radiactivo. Se pueden sacar las siguientes conclusiones: las centrales soportaron un sismo mayor al que fueron diseñadas, que era de 8,2 en la escala de Richter y se registró un terremoto de 8,9. Como la escala es logarítmica, la diferencia de la intensidad no es de 0,7 sino que es cinco veces mayor y, no obstante, la estructura lo soportó. Ingeniería aprobada. La central no estaba diseñada para resistir un tsunami. Ingeniería reprobada. Los escapes radiactivos en Fukushima, según lo que puede saberse de acuerdo con las informaciones más serias, no son alarmantes.

Después de Chernóbil y antes de Fukushima, la energía nuclear era el medio más seguro de generar energía. No nos cabe la menor duda de que luego de la experiencia de Fukushima y de sus enseñanzas, será mucho más segura todavía. El gobierno japonés, según parece, está actuando eficazmente conforme a las normas de seguridad nucleares. Ha dispuesto medidas como: 1) la evacuación de la población donde se detecten niveles de radiación que pueden afectar al ser humano. 2) La inmediata administración de pastillas de ioduro potásico, para bloquear cualquier daño a la glándula tiroides y la médula. 3) Inspección de niveles de radiación en alimentos producidos en los alrededores de la planta y su decomiso en caso positivo. En Chernóbil las cosas fueron muy diferentes. Primero, el diseño de la central no tenía –como sí tienen las japonesas y las argentinas– estructuras secundarias que envuelven al reactor confinando en su interior los gases que se produzcan ante eventuales explosiones. Segundo, cuando ocurrió el episodio, la central estaba en marcha, es decir, había una reacción en cadena, aumentando así la peligrosidad de los elementos radiactivos emitidos. Tercero, la población no fue alertada por el gobierno. Aun así, analicemos los datos concretos de los daños ocasionados según información seria de la oms. Dejemos de lado afirmaciones terroristas, como “la explosión en Chernóbil fue equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima”, “¡Chernóbil hubiera desaparecido y en su lugar habría un enorme cráter!”, o lo difundido por un medio “serio” como la bbc: “Murieron por efectos de la radiación más de 30.000 personas”. Seguridad de las diferentes fuentes de energía Veamos los registros de la oms. En Chernóbil murieron 31 bomberos debido a la alta exposición, en el transcurso de la lucha contra el fuego en la central. Los médicos y radiobiólogos de dicha organización examinaron a los habitantes de la zona contaminada por la nube radiactiva, 14 y 19 años después del accidente, y sólo encontraron pruebas

Central nuclear de Fukushima.

Muertes en la industria de generación de energía entre 1970 y 1992 Quiénes

Muertes por Tw *

Carbón

6.400 Trabajadores

342

Gas natural

1.200

Trabajadores y público

85

Hidroeléctrica

4.000 Público

Combustible

Nuclear

Muertes

31

Trabajadores

883 8

* Teravatio/año. de que, a consecuencia de éste, murieron 45 y 75 personas, respectivamente. Eran trabajadores de la central, bomberos y otros que valerosamente lucharon contra el fuego en el reactor, lo extinguieron y limpiaron posteriormente. Sin embargo, la mayor cantidad de muertes relacionadas con Chernóbil fueron los 4.000 abortos voluntarios inducidos en Europa Occidental tras el accidente, como resultado de la falta de información y la psicosis masiva provocada por la desinformación de los medios, tal como ocurre hoy en día. Luego de Chernóbil, la industria de la energía nuclear ajustó sus estándares de seguridad. Son muy interesantes las conclusiones a las que llegó el Instituto Paul Scherrer, de Suiza, en su informe del año 2001, sobre la seguridad de las diversas fuentes de energía. Expresaron el número de muertes entre 1970 y 1992 (luego de Chernóbil, que fue en 1986) por teravatio/año (Tw) de energía producido (un billón de vatios de electricidad producidos y usados continuamente durante un año). La tabla de muertes en la industria de generación de energía entre 1970 y 1992 es muy ilustrativa, pues evidencia que después de Chernóbil y antes de Fukushima, la energía nuclear era el medio más seguro de generar energía. No nos cabe la menor duda de que luego de Fukushima y de sus enseñanzas, será mucho más segura todavía SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 18 /abril de 2011

En Libia, “lo esencial no es invisible a los ojos” La disyuntiva, ayer y hoy, para nuestra Patria Grande aún inconclusa y los demás países semicoloniales, no es democracia o dictadura, sino independencia y revolución o neocolonialismo y contrarrevolución.

Por Facundo Arrieta

A

l momento de comenzar a escribir estas líneas se informa que Obama ordenó a la cia dar apoyo encubierto a rebeldes en Libia. ¿Qué otra prueba –ya existían muchas– se necesita para, al menos, desconfiar del carácter “revolucionario y popular” de los líderes de la oposición a Khhadafi? ¿Acaso se puede creer el fundamento “humanitario” de la intervención imperialista (no “aliancista”, como designa la propaganda)? ¿Es posible poner en marcha un proceso revolucionario y popular con el apoyo de la cia? ¿Cómo justificar que Khadafi sea un aliado de quienes lo quieren derrocar? ¿Acaso es más “impresentable” que el sionismo o los monarcas de Arabia Saudita? ¿No resulta evidente que no son los horrores que le atribuyen a Khadafi los que motivan la agresión imperialista? ¿No cometen otros “aliados” del imperialismo, como los sionistas, por ejemplo, crímenes mayores que los atribuidos a Khadafi, y eua junto a sus socios no sólo no los invaden, sino que los apoyan? ¿Ninguna de estas preguntas les hacen “ruido” a quienes tienen la convicción de la justa causa contra Khadafi y le dan carácter idéntico a las movilizaciones populares en otros países de la región? En la medida en que pasan los días se conocen nuevos datos que ponen en entredicho el carácter espontáneo de las revueltas contra el gobierno de Khadafi. Un artículo publicado en la Red Voltaire atribuye a los servicios secretos franceses la preparación de la revuelta de Bengasi, desde noviembre de 2010. Por cierto, a diferencia de las que se desarrollaron en otros países, como Túnez, Egipto, Siria, Yemen y Bahrein, las revueltas en Libia no son manifestaciones pacíficas de civiles desarmados, sino ataques de rebeldes armados. ¿Por qué el imperialismo llama a negociar a gobiernos que asesinan a ciudadanos desarmados, al tiempo que pretende derrocar a uno –el libio– que, como cualquier otro, de cualquier régimen, reprime a quienes se levantan en armas?

No se trata de denostar o defender a Khadafi, quien sin duda no es amado por todo el pueblo Libio; se trata de denunciar la agresión imperialista y sus fines verdaderos. Como señala Socialismo Latinoamericano, en su declaración del 23 de marzo sobre la situación en Libia, se trata de manifestar “solidaridad absoluta con la lucha de los trabajadores y el pueblo libio en defensa de su autonomía y unidad nacional” (el texto completo puede leerse en www. izquierdanacional.org). ¿Es la de los rebeldes libios la lucha que refiere la declaración de Socialismo Latinoamericano? No, según una entrevista que el enviado de Clarín a Libia le hace a Abdel

Sarkozy le gana en xenofobia al Frente Nacional

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l presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha decidido capitalizar el clima de xenofobia que domina parte de la sociedad francesa y ha focalizado en el Islam la amenaza en ciernes. A tales fines, pretende abrir un debate sobre el islamismo, una de cuyas consecuencias prácticas será prohibir el árabe en las mezquitas durante los sermones religiosos. La iniciativa ha dividido al partido gobernante y suscitado el rechazo de todas las vertientes religiosas. Sin embargo, Sarkozy tiene convicciones muy firmes, revalidadas luego de la derrota que acaba de sufrir el oficialismo en las elecciones cantonales de días atrás. Está dispuesto a ganar por la derecha sacándole votos al Frente Nacional, cuya candidata, Marina

La burguesía, a través de los gobiernos de derecha, pretende construir a partir de la discriminación y el odio hacia los inmigrantes, un imaginario destinado a desviar la reacción de las masas ante la crisis actual. Le Pen, encabeza las encuestas con vistas a las presidenciales de 2012. En los cálculos del mezquino mequetrefe que gobierna a los franceses, propiciar un aumento de la tensión xenófoba es un recurso de alta política para hacer diferencias. La pretensión de Sarkozy es ciertamente singular: ¿la sociedad francesa necesita un debate sobre el Islam o una discusión acerca del papel imperialista que su burguesía, a través del gobierno de la ump, está desempeñan-

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do en la crisis libia? Existen evidencias del involucramiento de la diplomacia y de los servicios secretos franceses en los preparativos del levantamiento de Bengazi, y de su influencia sobre dirigentes del Consejo Nacional de los rebeldes. No hay duda: la riqueza petrolera del país africano ha despertado el fervor humanitario de los antiguos colonialistas de modo inusitado. Pero para ser justos, hay que reconocer que la tentación xenófoba no es exclusiva de Sarkozy. Las mismas inclinaciones han estado siempre presentes en buena parte de las clases dirigentes de Europa y Estados Unidos. Sólo que esta vez la crisis capitalista, que se prolonga desde hace tres años, ha iluminado con una nueva luz los aspectos más reaccionarios del poder de esas clases. La burguesía, a través de los gobiernos de derecha, pretende construir a partir de la discriminación y el odio hacia los inmigrantes de los países pobres, un imaginario destinado a desviar la reacción de las masas ante la crisis y la inmoralidad de programas, cuyo único fin es salvar de la bancarrota a los banqueros y a los artífices del festín financiero que provocó el hundimiento del sistema. Sin embargo, las luchas y movilizaciones que se han desarrollado y se desarrollan en Gran Bretaña, Francia, España, Italia e incluso en algunos puntos de Estados Unidos, demuestran que los trabajadores no se dejan engañar y no van a ceder en la defensa de sus intereses SL

Hafih Ahoga, uno de los principales denominados líderes de los opositores a Khadafi, quien se desnuda sin pudor: Clarín: ¿Es sólo una exclusión aérea lo que han pedido? Abdel Hafih Ahoga: Pedimos una zona de exclusión aérea para proteger a los civiles y que se vea de qué modo se frena el reclutamiento de mercenarios por parte de la dictadura. Estamos ciertamente atentos a los pasos que pudieran ordenar las Naciones Unidas, y uno de esos pasos podría ser el bombardeo de algunos sitios estratégicos del régimen. Clarín: ¿Eso no implicaría una intervención militar extranjera en el territorio libio? Abdel Hafih Ahoga: Nosotros no la consideraríamos de ningún modo como una intervención extranjera. Clarín: Pero hay gente que sí lo ve de ese modo. Abdel Hafih Ahoga: Nosotros no compartimos esa opinión. No estamos pidiendo una intervención militar en Libia. Sólo lo que le he indicado. ¿Qué clase de revolución puede llevar a cabo un líder como éste? ¡Pobre suerte la de los rebeldes honestos que ponen su vida en juego con estos “líderes”, servidores del imperialismo! El error fundamental de quienes ponen como eje de la cuestión a la figura de Khadafi –tan honesta como ingenua e irresponsablemente, al creerse la propaganda imperialista– es plantear como dicotomía lo que en realidad es un mismo fenómeno o, dicho con mayor precisión, dos fenómenos paralelos e interdependientes: en los países de la periferia –semicoloniales– como Libia o Argentina, los fenómenos de neocolonialismo y contrarrevolución van de la mano y se enfrentan con los de independencia y revolución, que también marchan juntos. Democracia y derechohumanismo son dos facetas de la propaganda –que han comprado muchos “izquierdistas” y “progresistas” en todo el mundo– que el imperialismo actual promueve para, en apariencia, enfrentar a las dictaduras, cuando en realidad la pretensión es acabar o domesticar los movimientos populares que podrían derivar en procesos revolucionarios. La disyuntiva, ayer y hoy, para nuestra Patria Grande aún inconclusa y los demás países semicoloniales, no es democracia o dictadura, sino independencia y revolución o neocolonialismo y contrarrevolución. Vuelvo a citar la declaración de Socialismo Latinoamericano: No es la democracia o la vida de los civiles lo que moviliza a Estados Unidos y sus socios atlánticos. Por el contrario, está bien a la vista un interés geopolítico que tiene en la riqueza petrolera del país africano su centro de gravedad. No importan las concesiones que Khadafi haya hecho a los capitales extranjeros y a sus respectivas burguesías; aun así no es un personaje confiable. Lo que Washington, Londres y París quieren es el control total sobre un país clave en una región sacudida por los movimientos emancipatorios de los trabajadores y las masas explotadas. Al igual que en Irak, Afganistán, Palestina, Líbano, el bloque de países imperialistas y su socio sionista, se ha revelado como la mayor fuerza destructiva de la historia y el más grande de los peligros que se ciernen sobre el destino de la humanidad. De esto se trata, y cada día que pasa es más evidente SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: ★ Derecho humanismos alfonsinista y kirchnerista: dos variantes de la misma trampa político-discursiva, por Gustavo Cangiano ★ Polémica sobre Jorge Abelardo Ramos y el libro de Alberto Regali ★ Cuatro tesis erradas sobre la transición socialista, por Osvaldo Calello, Socialismo Latinoamericano, diciembre 1990 ★ Ejército y Revolución Nacional, por Gustavo Cangiano, La Patria Grande, noviembre 1989 ★ Por qué cayó el gobierno peronista, por Jorge Abelardo Ramos, Editorial Conciencia Nacional, 1976 ★ La doble escalada, por Jorge Enea Spilimbergo, Izquierda Nacional, noviembre 1975 ★ El FIP ante el golpe gorila, Junta Nacional del FIP, diciembre 1975

núm. 19 - año 2 -mayo de 2011 - segunda época - $1,00

Para enfrentar a Techint hay que aprender de los obreros venezolanos

¿

Qué hay detrás de la puja entre el gobierno y el grupo Techint en torno al cupo de directores que le corresponde designar al Estado en las empresas en que tiene participación accionaria? El derecho del Estado a tener sus propios directores en proporción a su paquete accionario está fuera de discusión. Al margen de esto, es bien cierto que la Anses debería ser democratizada y administrada por los jubilados y los trabajadores en actividad, y no exclusivamente por el Estado, administrador que toma una parte de los fondos previsionales como crédito barato para pagar una deuda ilegítima y fraudulenta, mientras obliga a infinidad de juicios contra el método de cálculo de los haberes –que sabe va a perder– y deja impagas miles de sentencias judiciales. Sin embargo, no todos están de acuerdo con ese derecho. Techint, la UIA y AEA consideraron el decreto que establece la representación estatal en proporción al capital aportado como un atentado contra la propiedad privada. Su posición de clase no deja lugar a dudas: “Hay temor de que sea un giro hacia el modelo chavista”, advirtió Jaime Campos, titular de AEA, corporación donde se atrinchera la burguesía monopólica de origen extranjero y local. En esta puja, el gran oligopolio del acero tiene socios políticos. Inmediatamente, diputados de la Coalición Cívica, la UCR, el PRO y el Peronismo Federal, vale decir el grueso de la oposición antinacional, presentaron un proyecto de derogación del DNU emitido por el Ejecutivo. “Estamos frente a otra extorsión del kirchnerismo sobre las empresas”, explicó Patricia Bullrich, la ex ministra de De la Rúa que aplicó la infame reforma laboral del 2000 y fue corresponsable de la quita del 13% a los jubilados y empleados públicos. Son las mismas voces que se levantaron contra la estatización de las AFJP y contra toda medida que pusiera en entredicho el poder absoluto del capital en dominios que son de interés público. El caso Sidor En Techint hicieron trascender el temor a una “chavización de la economía”, y señalaron que de los cuatro pasos que se dieron en Venezuela para la estatización de Sidor, en Argentina ya se habían cumplido dos: el control de precios y la imposición de directores estatales en la compañía. El comportamiento de Techint en Venezuela a través de su subsidiaria Ternium es

Hoy el capital extranjero es la fuerza dominante. Sin un corte radical con el sistema de la dependencia, no hay base para afirmar un programa nacional que asegure al país un rumbo independiente. digno de tenerse en cuenta. El grupo compró 60% del paquete accionario de Sidor en 1998 a un precio que resultó la décima parte de su valor real, un precio tan vil como el que le permitió luego alzarse con Somisa gracias a la generosidad de la canalla menemista: contra un valor aproximado de 3.000 millones de dólares pagó 300 millones, una parte con valores devaluados de la deuda. En Venezuela recibió además, como regalo, buena parte del mineral de hierro y la energía que usaría en el futuro. La reconversión de 13 mil empleos fijos en 9 mil terciarizados sin derechos laborales ni previsionales y una marcada degradación en las condiciones de trabajo fueron las consecuencias inmediatas de la privatización. Pero no sólo la explotación obrera fue el rasgo que distinguió a los propietarios de Sidor. Al cabo de casi diez años de la privatización, Venezuela, un fuerte productor siderúrgico, experimentaba un considerable faltante de láminas de acero, cabillas y otros materiales para la construcción, porque la trasnacional había resuelto privilegiar el negocio de la exportación en detrimento del mercado interno. En ese punto, al reclamo de los trabajadores (aumento de salarios y pensiones, y nuevo contrato colectivo; la incorporación de los terciariazados a la plantilla de la empresa) se sumó la demanda de nacionalización de la empresa.

Los trabajadores de Sidor enseñan el camino.

La intransigente negativa a todas las reivindicaciones por parte de la trasnacional, la valerosa lucha de los obreros enfrentando al propatronal ministro de Trabajo y a la represión del gobernador del estado de Bolívar y, finalmente, la decisión del gobierno de nacionalizar la empresa fueron los momentos decisivos de la crisis. En Buenos Aires, no sólo Techint apeló al gobierno argentino para que se opusiera a la medida; también la UOM se pronunció contra la decisión del gobierno venezolano, y Moyano, muy corto de memoria o de conocimientos, declaró: “No comparto el hecho de estatizar empresas privadas porque no es la política que en su momento nos enseñó Perón.” Capitalismo nacional y globalización En el curso de ocho años de gobierno, la relación del kirchnerismo con la gran burguesía industrial ha experimentado un cambio. En todo ese período las autoridades desplegaron un programa que favoreció los intereses de esa clase y redituó fuertes ganancias a las corporaciones, especialmente antes de la crisis mundial iniciada en 2007. Sin embargo, los años en que la UIA y en menor medida AEA dieron un resuelto respaldo a la administración de Néstor Kirchner quedaron atrás. La relación ha caído en punto muerto

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

o ha entrado en crisis, según la tensión del momento, a raíz de lo que los jefes de las grandes cámaras y corporaciones interpretan como una intervención de los funcionarios en lo que suponen coto cerrado de la propiedad privada. En realidad, lo que la burguesía no acepta es el nuevo papel del Estado, derivado de los ajustes que experimentó el patrón de acumulación tras el estallido de la convertibilidad y el hundimiento del programa ortodoxo del neoliberalismo. Las medidas que tomaron primero Remes Lenikov y luego Lavagna bajo el gobierno de Duhalde definieron los lineamientos de un modelo en el que se fortaleció la burguesía industrial, pero también los sindicatos recuperaron gravitación. La política del kirchnerismo intenta expresar ese nuevo equilibrio. Pero, además de esto, el gobierno se vale del Estado para asegurar su propio poder. Negocia con el gran capital según sus propios intereses y de acuerdo con los cambios experimentados en la correlación de fuerzas sociales luego de la crisis de diciembre de 2001. Sin embargo, en términos generales desarrolla un programa afín al círculo de los grandes negocios y ninguna de las medidas que adopta trasciende los cuadros del orden semicolonial. Por ejemplo, entra en disputa con las corporaciones, pero luego de ocho años no ha hecho nada para eliminar la ley financiera de Martínez de Hoz o la ley de inversiones extrajeras de la dictadura, por la cual se liberó a las empresas del límite para girar utilidades al exterior, así como de la obligación de reinvertir parte de sus utilidades en el país. En más de una ocasión, el kirchnerismo proclamó el objetivo de reconstruir el capitalismo nacional. Pero el capitalismo reconstituido tras la crisis que estalló una década atrás poco tiene que ver con el que el país conoció bajo los dos primeros gobiernos de Perón. Las burguesías nacionales de la periferia tuvieron su hora en la inmediata posguerra, pero esa época pertenece al pasado. En el presente, el capital extranjero es la fuerza dominante. Está ahí, sin ir más lejos, el proceso de marcada concentración y extranjerización de la estructura empresarial argentina. En contraste, la enseñanza que arroja la experiencia de los últimos 30 años es elocuente: a menos que se produzca un corte radical con el sistema de la dependencia, no hay base para afirmar un programa nacional, democrático, antiimperialista que asegure al país un rumbo independiente SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 19 / mayo de 2011

Techint: de Propulsora Siderúrgica a Ternium Por Guillermo Hamlin

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l precio “de regalo” con que Techint se benefició con la privatización de Somisa no fue, sin embargo, la mayor ventaja que el grupo obtuvo con esta adquisición: el monopolio en el mercado interno argentino, desde el 92 en adelante, le dio pingües ganancias que supo invertir en el resto del continente. Es así como se explica que de una simple y pequeña laminadora en frío, Propulsora Siderúrgica en Ensenada, llegara a ser Ternium: Somisa en Argentina, Sidor en Venezuela e HYLSA en México. Ternium importa materias primas, repuestos y tecnología. Diferente comportamiento se observó en la época en que Somisa pertenecía a la DGFM, cuando utilizó su posición monopólica y el excedente generado para otros fines: cumplió en el mercado interno una función testigo, mediante la comercialización de sus productos a precios comparables a los vigentes en los países desarrollados; impedía que tanto Propulsora Siderúrgica en el mercado de productos planos, como Acindar en el de los productos largos, pudieran elevar los precios por arriba de dicho nivel. Así, Somisa beneficiaba a los productores metalúrgicos argentinos; algunos de ellos recibían un beneficio adicional, que consistía en menores precios para el caso de exportación de productos elaborados con acero, mientras que algunos otros podían competir con Acindar en la producción de barras de acero para la construcción y mantenían así en funcionamiento una veintena de establecimientos industriales nucleados en la Cámara de Laminadores Metalúrgicos de Argentina. Cuando en el debate mediático entre Axel Kicillof, candidato a director de Siderar, y Daniel Novegil, alto ejecutivo de Ternium, aquél mencionó una “política de precios positivos”, éste replicó no entender qué era eso, que sonaba a beneficiar a unos en detrimento de otros. ¡Floja memoria la de Novegil! Propulsora se benefició precisamente de esa política de precios cuando Somisa le vendió a dicha empresa chapa laminada en caliente a precios sensiblemente menores a los vigentes en el mercado interno, atento a un convenio firmado con la DGFM, supeditado a inversiones previstas en el Plan Siderúrgico Argentino que aquella dirección controlaba. En 20 años, esta política significó para Techint 400 millones de dólares de ahorro acumulado. Somisa también subsidió a Acindar de la misma manera en que benefició con un ahorro similar a Techint. Durante esos mismos 20 años (1960-1980), Somisa invirtió en sus planes de expansión 2.000 millones de dólares. Esta política, orientada a acumular capital estatal en Somisa y privado especialmente en Techint y Acindar, fue posible gracias a la eficiencia con la que Somisa fue administrada, que generó una rentabilidad que permitió el subsidio a empresas privadas vía precios, así como sus propias inversiones de expansión. El desarrollo de proveedores locales fue una política que permitió a Somisa independizarse de los proveedores extranjeros y asegurarse la provisión, en tiempo y forma, de insumos y repuestos esenciales, sustituir importaciones

Por la nefasta política de privatizaciones que la partidocracia consintió y que ahora ni se les ocurre revertir, el Estado nacional perdió el control de los mecanismos de formación de precios, la acumulación de capital, el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, el desarrollo de las economías regionales y el desarrollo de tecnología. con el consiguiente ahorro de divisas y fortalecer al sector de pequeños y medianos empresarios nacionales. A su vez, desarrolló tecnología propia, lo que permitió al mismo tiempo utilizar recursos mineros propios, asegurar la provisión de materias primas esenciales al sustituir importaciones y desarrollar economías regionales. Los ejemplos típicos de esto fueron: a) el aprovechamiento del carbón de río Turbio, en la provincia de Santa Cruz; Somisa lo incorporó a su mezcla de carbones en tasas de entre 5 y 10%; b) el consumo de la totalidad del mineral de hierro producido en Hipasam, Sierra Grande, provincia de Río Negro;

c) el aprovechamiento del carbón residual de petróleo de la destilería de YPF en Luján de Cuyo, provincia de Mendoza, como carbón incorporado a la mezcla de carbones en una tasa de 30 por ciento. Esto deja en evidencia que, por la nefasta política de privatizaciones que la partidocracia consintió y que ahora ni se les ocurre revertir, el Estado nacional perdió el control de los mecanismos de formación de precios, la acumulación de capital, el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, el desarrollo de las economías regionales y el desarrollo de tecnología SL

Evo Morales y Hugo Chávez: del subsuelo al cosmos Por Andrés Soliz Rada

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os 18 acuerdos suscritos entre Evo Morales y Hugo Chávez el 1º de abril de 2011 abarcan comercio, constitución de la “gran nacional” de alimentos (maíz, trigo, soya, arroz, papa, quinua, estevia), tecnología agrícola, oleaginosas, cemento (dentro del que se halla la “gran nacional” de manufactura, ciencia y tecnología), plantas de tejidos, estudio de factibilidad de una fábrica de pilas y baterías de litio, investigación y capacitación en física médica, intercambios tecnológicos en el área agroindustrial, plan para asesoría y capacitación en infocentros y telecentros, respuestas a incidentes telemáticos, cooperación educativa, represión al narcotráfico, y estudios de contratos de compraventa de estaño refinado y productos metalúrgicos y siderúrgicos. El punto 11 dice: “Actividades de intercambios en ciencia y tecnología para la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos […] mediante actividades conjuntas como telecomunicaciones, observación físico-territorial, tecnologías espaciales y gestión científico-técnica aeroespacial”. El complejo de superhombre que genera la lectura del texto se diluye al advertir que el tema hidrocarburos no forma parte de los 18 puntos. Sólo ha sido mencionado por Chávez al anotar que un proyecto petrolero YPFBPDVSA va “demasiado lento” (se refiere a la negativa venezolana de aceptar la devolución de un taladro terrestre alquilado a la estatal boliviana), para luego puntualizar que “si el cumplimiento de pactos se demora por la burocracia, no sería apatía sino traición”. Morales, por su parte, solicitó “que los acuerdos no se queden en el papel”, pero remarcó que “ahora hay un compromiso serio y responsable (¿los anteriores no lo eran?) para su implementación”. Los convenios se basan en el capitalismo de Estado (CE), con el que estamos de acuerdo siempre que (por lo menos en Bolivia) signifique que el Estado gestione

El no haber incluido el tema gas y petróleo se produce en momentos en que aún no es posible saber si el estado calamitoso de YPFB se debe a la ineficiencia o, por el contrario, a una planificada labor de infiltrados que al parecer se propusieron, con éxito hasta ahora, hacer fracasar la nacionalización.

de manera óptima y transparente dos o tres empresas estratégicas (como Codelco en Chile o Petrobras en Brasil), dejando el resto a la iniciativa privada o comunitaria. CE no es crear decenas de empresas de pacotilla, a cual más ineficiente, y que sólo desprestigian la propuesta. No es anular el libre mercado, sino regularlo en beneficio del país e impidiendo su hegemonía sobre el conjunto de la economía. El no haber incluido el tema gas y petróleo se produce en momentos en que aún no es posible saber si el estado calamitoso de YPFB se debe a la ineficiencia o, por el contrario, a una planificada labor de infiltrados que al parecer se propusieron, con éxito hasta ahora, hacer fracasar la nacionalización y lograr que las petroleras consiguieran cambios en la Ley de Hidrocarburos, a fin de incrementar sus privilegios. Es imposible explicar por qué después de cinco años de gestión del MAS los presidentes del ente estatal continúan siendo interinos, en lugar de ser elegidos por el Parlamento; por qué YPFB carece

de un organigrama, no tiene contabilidad propia, no ha industrializado ni una molécula de gas, hizo perder al país su autosuficiencia en gasolinas, diésel y gas LP, ha saboteado la instalación de plantas separadoras de líquidos, vende gas a Brasil con mayor valor calórico que antes y entrega a la ciudadanía dos informes de la gestión 2010 con datos contradictorios. Si YPFB, con o sin acuerdos con PDVSA, resuelve su crisis estructural, los graves problemas económicos del país estarán en camino de resolverse. Por su parte, el ministro del sector, José Luis Gutiérrez, ha declarado que “los proyectos de industrialización se irán desarrollando en el país en la medida en que se vayan encontrando reservas, previo análisis de prefactibilidad”. Sugerimos al ministro que, por de pronto, vaya adquiriendo un casco de astronauta, a fin de convertirse en pionero en los planes de utilización del espacio ultraterrestre que se irán desarrollando entre los gobiernos de La Paz y Caracas, lo que tendrá lugar, como es obvio, previo análisis de prefactibilidad SL


Socialismo Latinoamericano  Número 19 / mayo de 2011

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OPORTUNISMO ELECTORALISTA

Por qué la IN no se suma al frente electoral de “izquierda” Por Gustavo Cangiano

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n la presentación televisiva del llamado “frente de izquierda”, conformado por el Partido Obrero y sus satélites político-ideológicos (PTS e Izquierda Socialista), Jorge Altamira afirmó que “este frente es la respuesta de la izquierda ante el derrumbe y la crisis mundial”. Cualquier persona con un poco de sentido común observará que si la salida que la clase trabajadora ofrece ante la supuesta crisis terminal del capitalismo es el acuerdo electoral entre tres sectas ultraizquierdistas, entonces “estamos en el horno”, como dicen los jóvenes (y los no tan jóvenes). Pero a no alarmarse. En primer término, es dudoso que asistamos al “derrumbe” y a la “crisis mundial” de un sistema capitalista que ha desmentido reiteradamente los certificados de defunción expedidos por la ultraizquierda catastrofista. Ciertamente, el capitalismo, como todo lo que existe en este mundo, está destinado a perecer. Pero inferir de esta ley inexorable de la naturaleza, o de la probada tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que la muerte del capitalismo está a la vuelta de la esquina, es más una expresión de deseos que una tesis racional y empíricamente fundada. Además, por encima de su apariencia “izquierdista”, esa creencia conduce a desactivar la lucha de los revolucionarios, es decir, sus consecuencias son “de derecha”. Porque si el capitalismo se cayera solo, y si fuera a caerse hoy o mañana, ¿para qué esforzarse entonces en desarrollar una estrategia política dirigida a articular intereses sociales diferentes y hasta contradictorios de las fuerzas oprimidas en una perspectiva contrahegemónica? Bastaría con encender un fósforo y sentarse a esperar que “la chispa” encienda la hoguera. Ahora bien, de lo anterior no debe concluirse que haya que condenar el “frente de izquierda” entre las sectas ultraizquierdistas universitarias. Simplemente hay que presentarlo como lo que es, y no como lo que sus promotores pretenden que sea. Néstor Pitrola, por ejemplo, afirmó que el “frente de izquierda” responde a un mandato que han recibido PO, PTS e IS de parte de los luchadores populares. La verdad es que a la inmensa mayoría de los luchadores populares los tiene sin cuidado que la ultraizquierda confluya o no confluya en un frente electoral, puesto que de cualquier modo no habrá de votarla. Cuando Altamira afirma que “los partidos burgueses se disgregan y la izquierda se une porque hay un avance de las luchas populares”, está mintiendo descaradamente. Los “partidos burgueses” no se disgregan, sino que están desplegando estrategias –todo indica que exitosas en lo inmediato– para reafirmar su dominación política luego de las elecciones de octubre. Por otro lado, además de ser discutible que “la izquierda se une” (el “frente de izquierda fue denunciado como proscriptivo o sectario por uno de sus promotores originales: el MAS), la naturaleza de tal “unidad” adquiere el significado de una verdadera estafa política. Veamos por qué. Desde una perspectiva socialista y revolucionaria, hay dos clases de frentes que son merecedores de ese nombre: 1. El “frente único proletario”. Esta clase de frente es la que los clásicos del marxismo aconsejan constituir en los países capitalistas desarrollados. El partido revolucionario debe conformar un frente con otros partidos

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La ultraizquierda tiene un gran encanto cuando uno es joven, universitario y se siente atraído por planteos grandilocuentes. Es el atractivo que tiene el “principio del placer”, como diría Freud, sobre el “principio de realidad”. Pero la lucha política revolucionaria no puede prescindir del “principio de realidad”. obreros, aun cuando éstos sean reformistas o socialdemócratas. ¿Por qué razón? Porque esos partidos, aunque reformistas o socialdemócratas, son realmente partidos obreros o de masas. Un “frente” entre tres o cuatro sellos ultraizquierdistas sin inserción significativa en la clase obrera no sería un auténtico frente único proletario, por la sencilla razón de que el proletariado real (no el proletariado abstracto invocado por la ultraizquierda) estaría ajeno a su constitución. 2. El “frente único antiimperialista”. Esta clase de frente es el que los clásicos del marxismo aconsejan constituir en los países capitalistas dependientes o semicoloniales. ¿Por qué razón? Porque en los países que tienen pendiente la resolución de tareas democráticas, nacionales o antiimperialistas, hay otras clases y sectores sociales, además de la clase obrera, interesados en avanzar con un programa emancipatorio. El “frente de izquierda” entre PO y sus satélites del PTS e IS no encaja en ninguna de las categorías precedentes. No se trata de un “frente único proletario” por la razón, tan sencilla como evidente, de que el proletariado argentino mira con indiferencia (si es que las mira) a las sectas ultraizquierdistas. Tampoco se trata de un “frente único antiimperialista”, puesto que su misma denominación (“frente de izquierda”) excluye desde el vamos a sectores que pudieran estar interesados en levantar un programa nacional-democrático pero no socialista. En suma: no hay en ese frente ni partidos obreros ni movimientos campesinos o de clase media, ni fracciones nacionalistas o nacional-populares. Se trata, en realidad, de un “frente” que hace consigo misma una secta ultraizquierdista seudotrotskista crónicamente afectada de cariocinesis y que ahora, ante una urgencia electoral de coyuntura, ha decidido –como dice el “Nuevo MAS”, que de esto sabe bastante– hacer una suerte de “cooperativa” que le permita jugar a las elecciones en octubre próximo. El “frente” entre PO, PTS e IS, es decir, entre vertientes de una misma entidad político-ideológica que suele presentarse fraccionada en pequeños grupos sectarios, durará lo que dure este año la urgencia electoralista. Se trata,

entonces, de una aventura oportunista típicamente pequeñoburguesa. Aspiran a reunir en conjunto el 1,5% de los votos que no obtienen por separado. Pasadas las elecciones, volveremos a asistir al mismo espectáculo entre divertido y penoso de siempre: a las peleas interminables en los pasillos universitarios por cuestiones ininteligibles para el resto de los mortales. Al “frente de izquierda” que la ultraizquierda cipaya conforma consigo misma, la Izquierda Nacional debe oponer un frente nacional y antiimperialista. Crear las condiciones políticas, sociales y culturales para la conformación de este frente es la tarea más importante de la hora actual. ¿Por qué la IN no está en ese frente? La Izquierda Nacional (IN) que representa Socialismo Latinoamericano jamás podría sumarse a semejante frente de “izquierda”. Veamos el lado práctico del asunto. Estar ahí significaría, en los hechos, militar en favor de los candidatos de PO principalmente y, luego, del PTS y de IS. La IN no debe ir a la cola del PO, del PTS y de IS. Además –y fundamentalmente–, no coincidimos con la línea política de la ultraizquierda. Por ejemplo: nosotros no participamos en calidad de “ala izquierda” de los frentes proimperialistas como el que en Libia intenta derrocar a Kadafi o en Siria a Assad. Nosotros no creemos que el enfrentamiento entre Humala y Fujimori en Perú signifique el enfrentamiento entre “variantes burguesas” ante las cuales haya que plantear una “alternativa de clase” (¡causa gracia ver a los Chipi Castillo, o al ex radical intransigente José Castillo, típicos pequeñoburgueses de la cabeza a los pies, hablar de “clasismo”! Son buenos muchachos, no lo discuto. ¿Pero qué tienen que ver ellos con la clase obrera argentina, si se pasan la vida en la UBA y pertenecen a partidos integrados por gente de la UBA?). Nosotros tampoco somos adversarios políticos del chavismo y otros frentes nacionales antiimperialistas, sino que los apoyamos desde una perspectiva independiente. Nosotros reivindicamos la causa de Malvinas y tratamos de desarrollar una política hacia las fuerzas armadas, en vez de enarbolar un antimilitarismo demoliberal “progresista”. Nosotros buscamos empalmar con la identidad ideológica de la clase obrera argentina que ve en Perón un líder popular y que reivindica a las montoneras federales, y no con Milcíades Peña y Nahuel Moreno, que veían en Perón a un agente del imperialismo británico y reivindicaban a Sarmiento y a Ingenieros. Nosotros nos opusimos al golpe del 76, en vez de facilitarlo con argumentos “de izquierda”, como hicieron los que hoy conforman el “frente de izquierda”. En fin, nosotros intentamos con enorme esfuerzo abrir una perspectiva socialista y revolucionaria en el curso real de las luchas populares en el país, en vez de fungir como ala izquierda del imperialismo. La ultraizquierda tiene un gran encanto cuando uno es joven, universitario y se siente atraído por planteos grandilocuentes. Es el atractivo que tiene el “principio del placer”, como diría Freud, sobre el “principio de realidad”. Pero la lucha política revolucionaria no puede prescindir del “principio de realidad” SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 19 / mayo de 2011

Papel de la prensa en la ofensiva imperialista

Siria, próximo objetivo de la “misión humanitaria” de la OTAN Con la expansión militarista la burguesía del imperio busca apropiarse de los recursos naturales y ejercer el dominio sobre los mercados de la periferia. Por Osvaldo Calello

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l bloque de países imperialistas que está destruyendo a Libia bajo la divisa de “misión humanitaria” se prepara para intervenir en Siria. Nicolas Sarkozy, presidente de Francia y una suerte de resurrecto del más bárbaro colonialismo, acaba de declarar que la ONU debe decir si interviene en el país árabe. “La brutalidad resulta inaceptable”, afirmó con absoluto descaro. La declaración la realizó en compañía de Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y el mayor corrupto del viejo mundo. El bufón peninsular declaró que Italia se uniría a los bombardeos contra el gobierno libio. Diez días antes había jurado que su país “nunca” haría tal cosa. Eso sí, esta vez aseguró que en realidad no son bombas lo que descargan sobre el pueblo libio los aviones de la “misión humanitaria”. En Siria, la burguesía imperialista está repitiendo las maniobras que abrieron el camino a la intervención abierta en Libia. En esta etapa el papel central lo desempeñan las agencias de noticias y los grandes medios de prensa, expertos en falsificar información. Desde hace semanas, los titulares de los dia-

rios y de los medios radiales y televisivos dan cuenta de las cruentas matanzas que el gobierno sirio practica contra pacíficos manifestantes que reclaman la democratización del régimen. Simultáneamente, los gobiernos occidentales hacen llamados al presidente Bashar Al Assad para que ponga fin a la represión. Sin embargo, en uno de sus últimos despachos el corresponsal de TeleSUR en Medio Oriente puso en evidencia uno de estos habituales montajes mediáticos. El sábado 23 de abril, Clarín tituló: “Protesta, represión y masacre en Siria: ya hay más de 80 muertos”. La fuente de la información era el Comité Sirio de Derechos Humanos con sede en Londres. Un abogado y defensor de los derechos humanos citado por el matutino aseguró que las columnas de pacíficos manifestantes no sólo fueron atacadas por las fuerzas de represión regulares, sino también por grupos de matones del régimen. En cambio, el corresponsal de TeleSUR informó que ese día se habían producido pequeñas concentraciones en distintas localidades; la más importante en la ciudad de Deraa, en el este, llegó a reunir entre 500 y 1.000 manifestantes sin que la policía reprimiera con gases lacrimógenos o armas de fuego. El

Bush y Obama, misma política.

choque se produjo cuando grupos armados dispararon contra agentes de seguridad y del ejército. El saldo fue de 11 muertos, 5 de ellos policías, y 40 heridos. En esos días, Ghasan Ben Jeddo, director de Al Jazeera, renunció a su cargo aduciendo falta de “objetividad y profesionalismo” en la cobertura que la agencia realiza en Medio Oriente. El periodista tunecino acusó al canal qatarí de haber lanzado una campaña difamatoria contra el gobierno sirio y de haberse convertido en un medio de propaganda. La preparación de las guerras imperialistas mediante el montaje de una construcción

simbólica no constituye ninguna novedad. Uno de los casos más significativos fue la destrucción de la antigua Yugoslavia por parte de la OTAN en 1999. Semanas atrás, Noam Chomsky, durante un reportaje, dio cuenta de una carta que había enviado en 2007 Dietmar Hartwing, quien fuera jefe de la misión europea en Kosovo hasta la víspera del inicio de los bombardeos, a la canciller Angela Merkel. En ese texto Hartwing explicó que no hubo un solo informe entre noviembre de 1998 y el comienzo de las operaciones que indicase la existencia de delitos graves o sistemáticos de los serbios contra albaneses, ni acto alguno que pudiera ser asimilable al delito de genocidio. Sin embargo, la OTAN, al margen de la ONU y bajo banderas “humanitarias”, hundió bajo el peso de sus bombas a Belgrado y los principales centros neurálgicos de la ex Yugoslavia. El capitalismo atraviesa una de sus crisis más profundas y el programa de la burguesía para hacerle frente a la catástrofe se basa en dos puntos principales: sobreexplotación de las masas trabajadoras y expansión militarista destinada a apropiarse de los recursos naturales y ejercer el dominio sobre los mercados de la periferia. El capital pretende escapar de la crisis hacia adelante, y en su carrera desesperada se ha convertido en el mayor peligro que se cierne sobre el futuro de la civilización SL

La institucionalización del terrorismo Por Facundo Arrieta

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l supuesto asesinato o la desaparición de Osama Bin Laden tuvo por objeto un impacto mediático. Una verdadera lucha contra el terrorismo implicaría atender a la resolución de sus causas, y una primera medida sería que EE.UU. y sus cómplices dejaran de practicarlo sistemáticamente. El supuesto asesinato de Osama Bin Laden es el más reciente montaje propagandístico de escala mundial lanzado por el imperio decadente. Obama, el presidente que había despertado expectativas de cambios en sectores progresistas de la sociedad estadounidense, e incluso del resto del mundo,1 anunció en cadena nacional que un comando especial había dado muerte a Osama Bin Laden y sentenció, sin ruborizarse, que “EE.UU. puede hacer lo que se proponga”. Siguen vigentes las sospechas de la complicidad de los aparatos de inteligencia de EE.UU. e Israel en los atentados del 11 de septiembre de 2001, se confirmaron las sospechas de que Irak no tenía armas de destrucción masiva y no tardará mucho en hacerse inocultable que la pretendidamente disimulada invasión a Libia, consecuencia de “rebeliones populares espontáneas”, es una farsa. El anuncio del supuesto asesinato de Osama Bin Laden probablemente tenga un impacto significativo en la campaña electoral de Obama, pero no tiene mayor relevancia respecto a la disputa con Al Qaeda. En caso de que se confirmara fehacientemente que Bin Laden fue asesinado –algo difícil si, como se dice, arrojaron su cadáver al mar–, poca importancia tendría para el desarrollo del enfrentamiento de EE.UU. y sus aliados con Al Qaeda. Las causas que dieron origen a dicho enfrentamiento siguen vigentes, y el principal responsable de dicha situación –EE.UU.–, lejos de mostrar interés por resolverlas, se preocupa por acentuarlas. Su incondicional y provocador apoyo al sionismo terrorista que invadió Palestina y aplica una política de exterminio a ese heroico pueblo,2 la invasión a Irak, la invasión a Afganistán y la más reciente intervención en Libia3 son sólo algunos hechos puntuales que fortalecen la acción de Al Qaeda. Si a

Lejos de habernos “librado de una amenaza terrorista” con el supuesto asesinato de Osama Bin Laden, EE.UU. ha confirmado que la amenaza terrorista tiene plena vigencia y que el asesinato selectivo (Osama Bin Laden) o masivo (en Palestina, Kosovo, Irak, Afganistán) es un recurso a su disposición. ello sumamos los cientos de miles de muertos civiles –entre los cuales predominan niños, mujeres y ancianos– consecuencia de las intervenciones mencionadas, no resulta difícil concluir que el supuesto asesinato de Osama Bin Laden no es más que un golpe de efecto propagandístico de consumo interno. Al Qaeda podría tomarlo como un incentivo para sumar adeptos y fortalecer su causa. ¿Por qué no lo capturaron? Resulta insultante a la inteligencia que el único país que arrojó dos bombas atómicas sobre cientos de miles de civiles indefensos, que practica los métodos más terribles de tortura, que hace del terrorismo de Estado una práctica institucional, que es promotor, cómplice y defensor de sangrientas dictaduras, que practica el asesinato como instrumento de “justicia”, nos quiera convencer de lo apropiado de su “lucha contra el terrorismo”. Algo que despierta las mayores suspicacias es la razón por la cual Osama Bin Laden fue asesinado (o desaparecido) en lugar de apresado, y la primera respuesta que viene a la mente es que seguramente contaba con demasiada información muy comprometedora para EE.UU. Basta recordar que fue entrenado, financiado, asesorado, respaldado y protegido por los servicios secretos estadounidenses para luchar contra la ocupación rusa de Afganistán. Así, la operación mata dos pájaros de un tiro: exalta y magnifica la capacidad de

EE.UU. para acabar con sus enemigos y pone en calidad de “desaparecido” a un testigo comprometedor. Por otra parte, es muy probable, como señaló el analista Atah Duré en el foro grupoamauta@gruposyahoo.com.ar, que uno de los objetivos del acto propagandístico del asesinato –real o ficticio– de Osama Bin Laden sea tener una excusa para retirarse de Afganistán, un nuevo Vietnam al cual EE.UU. ingresó con la excusa de encontrar a Osama Bin Laden, porque no halle la manera de salir disimulando su derrota. Lo realmente importante Lejos de habernos “librado de una amenaza terrorista” con el supuesto asesinato de Osama Bin Laden, EE.UU. ha confirmado que la amenaza terrorista tiene plena vigencia y que el asesinato selectivo (Osama Bin Laden) o masivo (en Palestina, Kosovo, Irak, Afganistán) es un recurso institucionalizado que cuenta con el apoyo formal de la ONU. Se pretende, así, generar “jurisprudencia” en materia de prácticas de terrorismo de Estado. Cuando sin la menor vergüenza Obama afirma que “EE.UU. puede hacer lo que se proponga”, nos está advirtiendo que ayer fue Irak, hoy Libia y mañana –¿por qué no?– Venezuela, por ejemplo. Consolidado el aspecto “legal” con el consentimiento de organizaciones genuflexas como la ONU, el siguiente paso es la “legitimación” mediante el uso de la propaganda para lograr el reconocimiento –o al menos la resignación– de la población mundial SL “Otros estilos, las mismas políticas”, www.izquierdanacional.org, 11/12/2009. 2 “La cuestión de Oriente Próximo”, www.izquierdanacional.org, 05/06/2009. 3 “En Libia, ‘lo esencial no es invisible a los ojos’” www.izquierdanacional. org, 07/04/2011. 1

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: ★ Debate: Internacionalismo, nacionalismo y latinoamericanismo, por Roberto Ferrero ★ La izquierda nacional debate sobre el internacionalismo, por Gustavo Cangiano ★ Nacionalismo, internacionalismo y crisis del capital, por Osvaldo Calello ★ Documentos: La izquierda nacional frente a la traición menemista, por Gustavo Cangiano, Ediciones Socialismo Latinoamericano, abril 1991 ★ La izquierda nacional ante la muerte de John William Cooke, Lucha Obrera, octubre 1968 ★ Silvio Frondizi y el FIP, Izquierda Popular, octubre 1975 ★ El FIP denuncia la conspiración, por Jorge Abelardo Ramos, Izquierda Popular, agosto 1975

núm. 20 - año 3 -junio de 2011 - segunda época - $1,00

Internas abiertas o la mejor forma de burlar la soberanía popular E

l reloj electoral que marcará su hora definitiva en octubre próximo ya empezó a correr y con él entró en vigencia la Reforma a la Ley Electoral, destinada, según palabras presidenciales, a provocar un “salto en la calidad en las instituciones”. Lejos de esos augurios, la reforma se ha encargado de denunciar su propósito bien definido de degradar aun más el sistema de representación. En esa dirección, el nuevo sistema opera en un doble sentido: promueve la concentración y monopolización de la representación en un régimen bipartidario o de pocas fuerzas políticas, mediante la imposición de exigencias que dificultan la emergencia de organizaciones militantes cuyo desenvolvimiento pueda poner en cuestión el discurso hegemónico. Al mismo tiempo, consolida a los partidos políticos en condición de meras maquinarias electorales, imponiendo un régimen de internas abiertas que establece la obligación de votar a todo ciudadano incluido en el padrón electoral. Este segundo aspecto es revelador. Los representantes que supuestamente llevarán adelante el programa y la política de cada partido serán elegidos no sólo por los afiliados de ese partido, sino también por ciudadanos que no tienen ningún tipo de compromiso político respecto de la organización en la que deciden emitir el voto. Son los llamados “ciudadanos independientes”. Entre estos últimos predominan las capas de población menos activas políticamente o simplemente despolitizadas, ajenas a los asuntos centrales en torno a los cuales se constituye la vida nacional, entre cuyas filas el discurso del sentido común que difunde la oligarquía mediática alcanza la máxima influencia. En la mayoría de los casos, esa masa “independiente” ha de obrar como un componente conservador, inclinado a preservar el statu quo. Por los demás, la ley desnaturaliza todavía más el sentido de la representación, al habilitar la posibilidad (con las maniobras correspondientes) de que en la interna de un partido puedan intervenir afiliados de otros partidos. La ley fue aprobada en noviembre de 2009 en la cámara baja por el voto del Frente para la Victoria y el apoyo de sus aliados provinciales, un puñado de peronistas disidentes y algunos de los que siempre oscilan según la oportunidad. En diciembre ocurrió otro tanto en el Senado. Los votos en contra provinieron mayoritariamente de radicales, cívicos, macristas y peronistas federales que cuestionaron la ausencia de debate y el hecho de que no se incluyese la boleta única y el voto electrónico, pero, por supuesto, nada dijeron del fraude político que significa la implementación de las internas abiertas. La corte partidaria de los milagros Hace décadas ya, desde el restablecimiento del orden institucional en 1983, esas grandes maquinarias electorales que constituyen el oficialismo y la oposición parlamentaria se han transformado en resortes principales en el mecanismo de control de la soberanía popular. Su función es establecer el juego de opciones que admite el orden existente y excluir aquellas que lo pongan en cuestión; entre estas opciones deberá elegir la población. Desde ya que esta expropiación po-

En Argentina, una década atrás la crisis se acercó a un punto de ruptura. El carácter grotesco que hoy presenta el cuadro partidario indica que las causas que en diciembre de 2001 provocaron el derrumbe de la representatividad de partidos e instituciones siguen estando presentes lítica comienza en el umbral mismo del proceso eleccionario. Sin ir más lejos, está ahí la elección a dedo del candidato a jefe de gobierno porteño y de los otros cargos en la ciudad de Buenos Aires por parte de la presidenta, luego de una millonaria campaña de tres postulantes. Pero ¿acaso se diferenció en algo la “interna” del PRO, cuyo jefe primero tomó examen a dos concursantes y luego se eligió a sí mismo, y que colocó a la cabeza de la lista de legisladores, aduciendo un “compromiso”, al rabino Bergman –compañero de Gladys, “la Bomba Tucumana” en la promoción a la gobernación de Salta de Alfredo Olmedo, conocido negrero del norte argentino? ¿Las candidaturas de Silvana Giúdice y de Ricardo Alfonsín para las máximas magistraturas de la ciudad y la nación surgieron del voto de los afiliados de la UCR? ¿Fue distinto el proceso en Proyecto Sur, cuyo jefe hizo lo imposible por ganarse a la “hormiguita” Ocaña, flamante socia política del “progresista” De Narváez, probable aliado a su vez de los radicales? Es duro decirlo, pero no hay más remedio: quienes crean que la crisis de representatividad que estalló en diciembre de 2001 fue superada a través de estas fuerzas políticas, son presa de un cruel engaño. Nadie mejor para advertirlo que

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

los intelectuales orgánicos que inspiran el discurso de las clases dominantes. El pasado día 22, en una de las habituales columnas políticas de los domingos de La Nación, pudo leerse la siguiente sentencia: “El proceso de selección de candidatos locales o nacionales está exhibiendo la crisis terminal que afecta al sistema del partidos en la Argentina”. La democracia bajo la dictadura del capital Pero para ser justos hay que advertir que esta crisis no es fenómeno propio de la idiosincrasia nacional, si tal atributo existiese. La crisis de representatividad tiene múltiples manifestaciones y está en pleno curso en las principales democracias liberales del llamado “primer mundo”. La concentración de protesta en la Puerta del Sol de Madrid, que se repitió en otras ciudades españolas, es sólo la última de las expresiones sintomáticas que marcan el agotamiento de todo un ciclo histórico. Lo que está en crisis es una forma de dominación de clase ejercida a través de los resortes institucionales de la democracia capitalista. A despecho de lo que creen los socialdemócratas y la pequeña burguesía progresista, la democracia no existe en general, no es un campo neutral de lucha política. Por el contrario, su andamiaje institucional reproduce en el plano político y jurídico las relaciones fundamentales de la sociedad sobre la que ésta asienta sus cimientos. En los períodos de estabilidad política y social, la “democracia” funciona a pleno: el círculo de intereses que controla el poder, a través de los aparatos legislativo, judicial y cultural del Estado, unifica y organiza el bloque de clases dominantes y ejerce influencia política, ética e ideológica sobre las clases populares, mientras mantiene el aparato represivo como reaseguro que marca los límites del sistema. Ahora bien, en los momentos de crisis todo esto cambia: el Estado se presenta abiertamente como ejecutor de intereses de clase inconfundibles y el imaginario democrático construido por la burguesía se desmorona. Esta alternativa tiene hoy, a medida que la crisis capitalista se profundiza, una actualidad apremiante. No otro sentido tuvo la advertencia que el conservador José Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, lanzó a los dirigentes de la Confederación de Sindicatos de Europa (ETUC). Según declaró su secretario general, John Monks, el más alto gobernante de la UE dijo que “si no se implantan los paquetes de medidas de austeridad, en esos países (Grecia, Portugal y España) podría desaparecer la democracia como la conocemos actualmente. No hay alternativa”. En Argentina, una década atrás la crisis se acercó a un punto de ruptura. El carácter grotesco que hoy presenta el cuadro partidario indica que las causas que en diciembre de 2001 provocaron el derrumbe de la representatividad de partidos e instituciones siguen estando presentes, señalando la actualidad de los programas que postulan la ruptura revolucionaria del orden de dependencia semicolonial y de un sistema de relaciones sociales que encierran explotación, desigualdad y discriminación SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 20 / junio de 2011

El denostado “populismo” no le impide a la burguesía hacer excelentes negocios La política del gobierno es la más cercana a los intereses de los empresarios: conserva las “reformas estructurales” heredadas del período neoliberal y mantiene la rentabilidad del capital en niveles inusualmente altos.

B

ajo el gobierno de Cristina Fernández, la relación que mantiene el gran capital con el kirchnerismo gira en torno a una curiosa paradoja. Mientras los negocios siguen un curso ascendente, las voces de los directivos empresarios se han vuelto cada vez más críticas, y no son pocos los que hablan de una peligrosa inclinación de los funcionarios hacia el “populismo”. Los números de las empresas, sin embargo, dicen otra cosa. Días atrás, el Instituto Argentino del Mercado

de Capitales informó que en el primer trimestre del año las ganancias de las firmas que cotizan en bolsa superaron en 41% los resultados de igual período de 2010. En dólares, la variación resultó de 35%; descontada la inflación del período, el aumento llegó a 16%. De acuerdo con el Instituto, “el monto de ganancias fue el más alto en términos nominales desde 2003”. En los últimos tres meses del año anterior, el incremento de los beneficios había arrojado similares porcentajes. Con estos rendimientos, el capital no tiene de que quejarse. Pero además, hay un dato significativo: tres cuartas partes de la ganancia adicional correspondió a las diez corporaciones con mayores utilidades, lo cual confirma que el proceso de concentración de capital es un rasgo distintivo del presente modelo productivo. Casi simultáneamente se conoció un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario, consignando que desde 2001 el valor de los campos medido en dólares registró un aumento superior a 120%. Esto significa, entre otras cosas, que los 31 millones de tierras cultivadas equivalen a una suma de 155 mil millones de dólares, algo más del 40% del PBI, una acumulación de

riqueza que guarda correspondencia con el incremento del precio del principal cultivo –la soja–, cuyo nivel supera actualmente en 200% el registrado en el período 2000-2001. Con el kirchnerismo, la burguesía ha hecho y sigue haciendo excelentes negocios. Si sus dirigentes no tuvieran una conciencia estrechamente corporativa y fueran capaces de pensar según una clase dirigente que constituye su hegemonía en términos éticos, ideológicos y culturales, comprendería que la política del gobierno es la más cercana a sus intereses: conserva las “reformas estructurales” heredadas del período neoliberal y mantiene la rentabilidad del capital en niveles inusualmente altos. Sin embargo, estas limitaciones no son coyunturales, sino que tienen un carácter orgánico. A esta altura de la historia del capitalismo, ni en las metrópolis ni en las semicolonias la burguesía puede ya presentar su interés de clase como expresión del interés general. Es a los trabajadores y a las grandes masas oprimidas, en el centro y en la periferia, a quienes les queda reservada esa posibilidad SL

Procesos electorales

Hay que botarlos a todos Por Facundo Arrieta

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n el texto titulado “Entre el ideologismo abstracto y el pragmatismo futbolero”1 sostuvimos que “la confrontación entre gobierno y oposición se está polarizando y que cada vez resulta más evidente que las causas y los pendientes de la crisis del 2001 siguen plenamente vigentes. Mientras los principales protagonistas de la partidocracia se disputan el poder formal, las decenas de miles de militantes de agrupaciones populares, sociales, gremiales y políticas que buscamos un cambio real tenemos la responsabilidad histórica de hacer a un lado las diferencias sectarias y sumar esfuerzos para consolidar un frente nacional, popular y antiimperialista que ponga fin a la larga noche que comenzó en marzo de 1976.” Cuaderno de la Izquierda Nacional, solicitalo en:

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Ya de lleno en el proceso preelectoral, que culminará en octubre con la elección del presidente de la república, resulta evidente que en las actuales condiciones la vía electoral no resulta una alternativa para cambiar el rumbo impuesto por el proceso iniciado en 1976 y confirmado por la continuidad “democrática”, milagrosamente reciclada en 2001. Ahora bien, ni confiar en que votando por las supuestas opciones llamadas “progresistas” (gobierno, PS, etc.) o ultraizquierdistas (PO y compañía), ni optando por la vía armada se puede avanzar, como bien lo enseña la historia; la verdadera opción –no nos cansaremos de repetirlo– es consolidar un frente nacional, popular y antiimperialista. ¿Se puede concretar esta opción descalificada por el establishment como “utopía”? Y si se puede, ¿cómo? El desafío de todo revolucionario es luchar por hacer realidad sus ideales enfrentando a los poderosos que, manteniendo el statu quo, defienden sus intereses; el otro desafío es convencer a los bienintencionados e ingenuos promotores de lo “posible”. Se trata de ir desnudando la ilegitimidad del sistema partidocrático al no votar y, en el peor de los casos, votando en blanco o anulando el voto. No se trata de un recurso novedoso. Se ha aplicado siempre, y desde 1983 hasta la fecha se ha venido consolidando, aunque las motivaciones no necesaria ni exclusivamente son las que alentamos desde Socialismo Latinoamericano. Millones de argentinos, por convicción en la mayoría de los casos y por indolencia en menor medida, han dejado de participar en los procesos electorales. Allí están los registros históricos, para quienes requieran la certificación que ofrecen los datos duros. Desde el sistema partidocrático se pretende ocultar o disimular esta realidad manipulando las cifras. Así, en una elección donde están habilitados para votar, por ejemplo, 10.000.000 de ciudadanos, pero sólo lo hacen

Tabla 1: mañas para otorgarse el doble de porcentaje de votos recibidos VOTANTES HABILITADOS OPCIONES PARTIDO A PARTIDO B PARTIDO C EN BLANCO NULOS NO VOTA TOTALES REALES

10.000.000 2.000.000 1.000.000 500.000 1.000.000 500.000 5.000.000 10.000.000 (100%)

VOTANTES PATICIPANTES 5.000.000 2.000.000 1.000.000 500.000 1.000.000 500.000 (no lo consideran) 5.000.000 (50%)

5.000.000, mañosamente los porcentajes de votación no se sacan con base en los votantes habilitados, sino con base únicamente en los que emiten su voto (ver tabla 1). De esta manera, se incrementa artificialmente el porcentaje de votos de cada uno de los partidos y se pretende ocultar el porcentaje de los votantes habilitados que no votan y disimular los de quienes anulan su voto o votan en blanco, que en muchos casos son la mayoría de los ciudadanos. Esto refleja el repudio generalizado a la partidocracia. Con este artilugio, los partidos políticos se atribuyen un nivel de reprersentatividad que no tienen. Si bien el porcentaje de quienes repudian al sistema partidocrático es importante, sería notoriamente superior si no existiera una abrumadora propaganda que hace de la “democracia” –así, con comillas– una panacea. Según esta impostura, no votar por alguno de los partidos del statu quo es “mantenerse al margen”, es “no participar”, como si el marco de la acción política debiera constreñirse a la limitada y engañosa oferta partidocrática. Más aun, llevando esta lógica a su extremo, los promotores de esta impostura sostienen que, en el último de los casos, debería optarse por apoyar al gobierno o a la oposición, para no quedarse –según ellos, claro– fuera del compromiso político de participar. Se trata, sin duda alguna, de una trampa que busca consolidar la despolitización de una

PORCENTAJE DE VOTACIÓN CON BASE EN EL TOTAL 50% 20% 10% 05% 10% 05% 50%

PORCENTAJE DE VOTACIÓN CON BASE EN PARTICIPANTES 100% 40% 20% 10% 0% 0% 0%

100%

50%

parte mayoritaria de las nuevas generaciones de argentinos, educadas –mal educadas, en realidad– en la atmósfera del democratismo surgido al amparo de las transformaciones de fondo impuestas con el Proceso de Reorganización Nacional. Nunca más apropiado un nombre para el régimen cuyas políticas esenciales, de carácter estructural, siguen plenamente vigentes detrás del escenario “democrático”. De los inminentes actos electorales no se puede esperar nada bueno. Ninguna de las ofertas electorales se propone romper las estructuras montadas en 1976. A pesar de su discurso, el gobierno es un freno hacia la izquierda y la oposición varía entre el conservadurismo y el impulso hacia la derecha. En “¿El kirchnerismo es el mal menor?”2 señalábamos que “apostar a lo ‘menos malo’ es renunciar a construir una alternativa independiente. Por el contrario, una política que se proponga poner en el orden del día las tareas de contenido nacional, democrático, antiimperialista, no puede siquiera formularse si no es a partir de romper el círculo del hierro de la continuidad instaurada desde 1976”. De eso se trata. En las próximas elecciones no hay que votar por ninguno. Hay que botarlos a todos SL 1y2

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SIN UNA ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA NO HABRÁ SALIDA

La bancaria cierra un acuerdo al gusto de Cristina

Por MATÍAS DÍEZ

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pesar de que la banca es una de las ramas de actividad que más ganancias tuvo en el último año, el aumento acordado –promediando todo el año– no supera el 26% (los cuatro primeros meses – tres de los cuales no son remunerativos– con un aumento del 20% y un 29% entre mayo y diciembre de 2011). Tradicionalmente, el aumento pactado en paritarias se otorgaba de una sola vez en el mes de diciembre. Pero ahora, por primera vez, el aumento es escalonado en cuotas y alcanza todo el primer semestre del año. El resultado más evidente de esta novedad es que el proceso inflacionario licua parcialmente el aumento negociado, y el proceso de paritarias (para reajustar lo negociado) no puede reabrirse hasta fines de año. No es la

En la bancaria se acaba de cerrar la discusión de las paritarias superando apenas, en promedio, la pauta establecida por el gobierno nacional con el apoyo de la burocracia sindical encabezada por Moyano. patronal la que paga el aumento: lo va pagando la inflación. Antes del techo impuesto por el gobierno, los banqueros habían presupuestado un 28% de aumento salarial para 2011. El acuerdo alcanzado, que desnuda el carácter subordi-

nado de la burocracia sindical a los banqueros y al Estado, y apenas cubre el aumento inflacionario del año 2010 que fue de un 26% general, pero de 33% en alimentos. Dicho acuerdo no establece además ninguna participación de los trabajadores en las fabulosas ganancias que tuvieron los bancos. La política distributiva de Cristina es, como vemos, mera retórica. A pesar de que varias comisiones internas de la seccional Buenos Aires habían conseguido en plenario de delegados generales –de su propia seccional– un voto mayoritario por un piso del 35%, no pudieron –algunas comisiones no quisieron– imponer el programa que ellas mismas sostenían a través de la movilización y la participación de los trabajadores Se exigió al sindicato –a través de acciones de propaganda– un plan de lucha, pero

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mientras duró la conciliación obligatoria no se realizaron acciones con participación de las bases que prepararan a los compañeros y los ayudaran a reaccionar con alguna medida de fuerza. La burocracia sindical decidió, simplemente, romper la política de frente único. El resultado de la negociación demostró que sin la movilización de las bases la burocracia no tuvo problemas para negociar a puertas cerradas, traicionando la demanda de base de los trabajadores. La situación demuestra la necesidad de construir una alternativa unitaria y democrática en el conjunto de las seccionales. Es necesario desplazar las conducciones burocráticas en importantes bancos como Nación, Credicoop o el Ciudad –que construye su propia burocracia en la CTA–, las cuales debilitan la posibilidad de construir una alternativa real a la conducción burocrática de la bancaria. La alternativa está en la promoción de la participación de los delegados a través de las asambleas. La oportunidad de un auténtico diálogo sólo será posible cuando los trabajadores constituyan una fuerza unitaria que, a través de la participación en una mesa de negociación, pueda imponer a los patronales sus intereses y no someterse a los de las castas de la burocracia sindical, aliada al gobierno y a las patronales SL

Se pintan de verde para seguir con el negocio Por Guillermo Hamlin

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n todo el mundo se promueve el uso de biocombustibles y se promulgan leyes que favorecen al sector. El consumo es obligatorio por ley; deben mezclarse el biodiésel con el gasoil y el etanol con la nafta en proporciones mínimas de 5% de biocombustibles. La justificación que se da es que la sustitución de combustibles fósiles por biocombustibles contribuirá a disminuir el calentamiento global. Se argumenta que los biocombustibles emiten menores grados de CO2, supuesto causante del incremento del efecto invernadero. Sin embargo, estudios serios han demostrado que la energía utilizada en la producción de los biocombustibles es mayor que la obtenida en su combustión, es decir, que en la utilización masiva de biocombustibles provenientes de los monocultivos de soja, maíz, palma y azúcar, en este modelo transnacional impuesto por los países imperialistas, se emiten mayores niveles de CO2 y se aumentaría el calentamiento global. Pero no hay que preocuparse por esto: el calentamiento global no se debe al CO2, sino que es producido por causas astronómicas, como siempre lo fueron los cambios climáticos en los más de 4.600 millones de años de existencia de nuestro planeta, y como lo será en los próximos 5.000 millones de años, fuera del control humano. Los países imperialistas encontraron en la teoría del calentamiento global antropogénico, ya demostrada como falsa, un modo de frenar el desarrollo industrial de los países dependientes y semicoloniales como el nuestro. El Protocolo de Kioto firmado en 1997, que limita las emisiones de CO2, gas de emisión industrial por exce-

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Nuestros países exportan biocombustibles para alimentar el despilfarro irracional de los motores del hemisferio norte, a costa del incremento de los precios de los alimentos de nuestras poblaciones. lencia, y las recomendaciones del IPCC, órgano político de las Naciones Unidas controlado por el imperialismo, son las pinzas que nos asfixian sutilmente. Es falsa la antinomia de biocombustibles vs. combustibles fósiles. Los biocombustibles son complementarios de los combustibles fósiles, lo que permite, tanto a las empresas petroleras como a las automotrices, prolongar la vigencia del modelo energético actual basado en combustibles fósiles líquidos y gaseosos, que rige desde hace dos siglos y mantiene sin cambios todo su sistema tecnológico de producción. A pesar de la contaminación cierta que sufren las grandes ciudades, donde circulan millones de automotores que emiten material particulado (hollín) y CO altamente tóxico, y de contarse con otras opciones como los automóviles de nula emisión con total motorización eléctrica y con motores impulsados por aire comprimido, las automotrices se “modernizan” adoptando diseños “ecológicos”, como los vehículos híbridos, que son motorizados en parte por energía eléctrica y en parte por motores de combustión interna, alimentados por combustibles “ecológicos” consistentes en mezclas que incluyen pequeños porcentajes de “ecológicos

biocombustibles”. En este modelo transnacional, donde se producen biocombustibles a partir de soja, maíz, azúcar y palma, se provoca el hambre de las mayorías pobres de la población mundial al integrar el mercado de los alimentos al mercado de los combustibles, en un escenario de precios energéticos crecientes. Nuestros países exportan biocombustibles para alimentar el despilfarro irracional de los motores del hemisferio norte, a costa del incremento desmedido de los precios de los alimentos de nuestras poblaciones. Nuestros gobiernos siguen las recomendaciones del imperio y priorizan el desarrollo de biocombustibles, la energía eólica y la solar, medidas destinadas supuestamente a sustituir el consumo de combustibles fósiles –cosa que físicamente es imposible– para combatir el inexistente “cuco” del calentamiento global, para “salvar al planeta”, postergando indefinidamente urgentes necesidades como cancelar déficit en cuestiones de salud, vivienda, educación y desarrollo industrial, de alto valor agregado. No debemos tratar de salvar al planeta, que se cuida solo; debemos tratar de rescatar y salvar a la humanidad, presa de la barbarie capitalista SL

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Socialismo Latinoamericano  Número 20 / junio de 2011

La ultraizquierda en frente único con el imperialismo Por Gustavo Cangiano

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n el número fechado el 4 de mayo pasado, El Socialista –publicación de Izquierda Socialista– publicó bajo el título “¿No hay que exigir armas para el pueblo rebelde?”1 una nota destinada a atacar las posiciones antiimperialistas de quienes denuncian el carácter subalterno respecto de la burguesía imperialista de los llamados rebeldes libios. Izquierda Socialista integra, junto al PO y al PST, el Frente de Izquierda. De la lectura de la nota se desprende hasta qué punto los grupos ultraizquierdistas están alejados no sólo de los intereses de los trabajadores y de los pueblos oprimidos, sino también del abecé del marxismo revolucionario. Obsérvese lo siguiente: 1º Respecto de Libia, lo más “escandaloso” le parece a IS la postura de Fidel y de Chávez, porque han apoyado “al dictador Kadafi”. Uno no puede menos que preguntarse: ¿Y qué espera esta gente? ¿Que apoyen a los “demócratas” que están bombardeando Trípoli? ¿Que apoyen al “derechohumanista” Moreno Ocampo, que ha pedido la detención de Kadafi para armar un show mediático grato al paladar de la progresía socialdemócrata? ¡Por supuesto que hay que apoyar a Kadafi frente a la intervención militar de la OTAN en Libia! Porque de un lado está el gobierno de Kadafi y del otro está no “el proletariado” sino los Berlusconi, los Sarkozy, los Obama, etc. Lo que realmente resulta escandaloso es que corrientes que se autoproclaman trotskistas se ubiquen junto al imperialismo para derribar a un gobierno nacionalista burgués de un país semicolonial. ¡El PTS hasta se movilizó a la Cancillería para exigir al gobierno que rompiera relaciones con Kadafi! 2º Un poco menos “escandalosa” que la posición de Fidel y de Chávez le resulta a IS la posición de sus aliados del PTS, puesto que, si bien éstos están del lado de los rebeldes monárquicos financiados por la CIA y apoyados por la OTAN, “no reclaman armas para el pueblo libio”. Es decir, para IS no sólo corresponde estar del lado del imperialismo, sino que hay que exigirles a los imperialistas que entreguen armas a los cipayos libios que quieren derribar a su gobierno. Verdaderamente, es difícil tomar partido por el PTS o por IS. ¿Qué resultará más útil a los imperialistas? ¿Liquidar a Kadafi con las bombas de la OTAN, o liquidarlo con las armas que la OTAN pueda proporcionar a la cipayería vernácula? Es difícil decidirlo. Probablemente los imperialistas apelen a ambas alternativas, a fin de dejar conformes a sus aliados de las diversas “internacionales” seudotrotskistas. 3º Y ya que hablamos de “escándalos”, digamos que es un recontraescándalo intelectual (y un disparate político) pretender homologar la actitud de Trotsky durante la Guerra Cuaderno de la Izquierda Nacional, solicitalo en:

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Es importante que el conjunto de la militancia del campo popular tenga presente el posicionamiento de las diferentes corrientes pretendidamente de izquierda (“trotskistas”, pero también “maoístas”) en relación con la situación en Libia. No se trata de un mero error circunstancial, sino de la manifestación circunstancial de una enfermedad crónica llamada ultraizquierdismo. Civil Española de 1936-1939 con la de sus epígonos en Libia. El campo republicano en el cual se ubicó Trotsky en la España de 1936 se conformó para resistir el asalto golpista de los militares sostenidos por la burguesía española, la monarquía, los terratenientes y el imperialismo (el imperialismo fascista, pero también el imperialismo “democrático”). El movimiento obrero español y sus aliados plebeyos estaban en ese campo republicano, que levantaba un programa nacionaldemocrático radicalizado y empezaba a ensayar formas de poder popular. En Libia, los supuestos “trotskistas” hacen exactamente lo contrario de lo que hizo Trotsky en España:

se ubican en el mismo campo que los golpistas monárquicos apoyados por el imperialismo. La Teoría de la Revolución Permanente formulada por Trotsky dice que los socialistas deben luchar para que la clase obrera encabece el Frente Único Antiimperialista abriendo la perspectiva del socialismo. En ese Frente Único Antiimperialista la clase obrera encuentra como aliados a los campesinos, a la pequeña burguesía más empobrecida y a otras fracciones subalternas de la sociedad capitalista... ¡pero nunca tendrá de aliado al imperialismo! ¡El imperialismo es precisamente el enemigo central contra el cual se conforma el Frente Único Antiimperialista! Increíblemente, los “trotskistas” de la ultraizquierda universitaria hacen un “frente único” con los imperialistas para liquidar a los gobiernos bonapartistas más o menos débiles que ofrecen cierta resistencia. Es importante que el conjunto de la militancia del campo popular tenga presente el posicionamiento de las diferentes corrientes pretendidamente de izquierda (“trotskistas”, pero también “maoístas”) en relación con la situación en Libia. No se trata de un mero error circunstancial, sino de la manifestación circunstancial de una enfermedad crónica llamada ultraizquierdismo SL * www.izquierdasocialista.org.ar/cgi-bin/elsocialista. cgi?es=188&nota=22

La revolución árabe comenzó a acorralar al régimen sionista

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l primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, confirmó lo que más de cuatro décadas de historia han probado suficientemente: Israel no está dispuesto a volver a las fronteras anteriores a la guerra de 1967 y tiene la firme resolución de conservar su condición de Estado ocupante de los territorios que arrebató a los pueblos de Palestina y Siria. La confirmación fue una respuesta al reclamo del presidente Obama de que esas fronteras fuesen la delimitación sobre la que se asentase la solución de “dos Estados”. La declaración de Obama pretendió salir al cruce del proceso de reconocimiento de un Estado palestino independiente por parte de la Asamblea de la ONU en septiembre. De ahí su advertencia a los palestinos sobre la realización de “actos simbólicos para aislar a Israel”. Naturalmente, luego de la negativa de Netanyahu, el jefe de la Casa Blanca expresó su total apoyo al Estado sionista. La negativa confirmó, asimismo, la falsedad de la solución de los “dos estados”. El régimen israelí ha dado innumerables pruebas de que tal solución no le interesa, y ha saboteado, cuantas veces ha podido, las tratativas con los palestinos. Ni siquiera las concesiones –capitulación, en realidad– ofrecidas por Mahamud Abas, titular de la Autoridad Nacional Palestina y reveladas a comienzos de año por Al Jazeera, fueron consideradas. Israel es una potencia ocupante, practica una política de apartheid sobre el pueblo sometido, desconoce sus más elementales derechos y utiliza sin límites métodos del terrorismo de Estado para aplastar la rebelión. Esta potencia ha internalizado el apartheid dentro de sus fronteras mediante una serie de leyes por las cuales los pobladores árabes originales han sido reducidos a la condición de ciudadanos de segunda.

Las fronteras de 1967 son “indefendibles”, declaró Netanyahu. ¿Lo son las actuales? Sin embargo, el problema decisivo que enfrenta la burguesía sionista no tiene carácter militar, sino político. El peligro, como lo han advertido sus dirigentes, proviene de los nuevos vientos que soplan en la región a partir del levantamiento de las masas contra las monarquías y autocracias corruptas, firmes aliados del Estado sionista en el sostenimiento de un balance de poder contrario a la unidad y la liberación del pueblo árabe. Señales en esta dirección han comenzado a repercutir sobre el estado de ánimo de la dirigencia sionista en Israel. Una de ellas –el acuerdo de reconciliación entre Hamas y Fatah– resultó particularmente significativa. El pacto fue mediado por Egipto sin conocimiento de Israel ni de Estados Unidos. “Tremendo golpe para la paz y gran victoria para el terrorismo”, fue lo único que pudo decir Netanyahu. Pero las novedades parecen no terminar ahí. El ministerio de relaciones egipcio ya anticipó su intención de abrir el cruce de Rafa hacia la franja

de Gaza, cerrado desde hace cuatro años como parte del bloqueo contra Hamas, y su titular, Nabil Elaraby, declaró que Egipto estaba dispuesto a “dar vuelta a la hoja” de las relaciones con Irán, rotas luego del acuerdo de paz entre Egipto e Israel. La historia ha reiniciado su marcha en Oriente Medio. Las grandes masas obreras y populares se han puesto en movimiento y el equilibrio regional que permitió a sucesivos gobiernos israelíes mantenerse a la ofensiva, burlándose una y otra vez de las resoluciones de la Asamblea de Naciones Unidas, se hunde irremediablemente. En su lugar habrán de ir creándose las condiciones para que finalmente la solución histórica para la paz en Oriente Medio termine por imponerse: la construcción de un solo Estado laico y democrático en el que convivan igualitariamente árabes y judíos SL O.C.

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: El revisionismo científico y el panegírico rosista, por Roberto Ferrero Documentos: El pensamiento socialista ante el derrumbe del stalinismo y las rivalidades interimperialistas, por Ernesto Ceballos, julio 1991 ¿Fue fascista la Unión Soviética?, por Osvaldo Calello, Cuadernos de la Izquierda Nacional, diciembre 1991 ¿Sigue vigente el pensamiento marxista?, por Gustavo Cangiano, Socialismo Latinoamericano, febrero 2002 La lucha de clases en los orígenes de la nación inconclusa, por Honorio Díaz, Izquierda Nacional, julio 2007 La revolución en Latinoamérica, por Aurelio Narvaja, Frente Obrero, septiembre 1945

núm. 21 - año 3 - julio de 2011 - segunda época - $1,00

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Son los trabajadores, y no los K, quienes habrán de superar el peronismo

ristina Fernández dio un golpe de timón a su rumbo electoral, dejó a varios postulantes patas para arriba, e hizo encaramar en posiciones de privilegio a los nuevos favoritos de Palacio. Amado Boudou, formado en la Ucede y la ultraliberal CEMA, y virtual reencarnación de los ideales de los desaparecidos durante la dictadura, según la patética enunciación de Hebe de Bonafini, será su compañero de fórmula. Con puño de hierro, el círculo palaciego que opera desde la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, resolvió la composición que tendrá el oficialismo en las cámaras de diputados y senadores de la nación, e incluso en algunas legislaturas provinciales a partir de diciembre. Muy atrás quedaron los reclamos de la CGT de ir con sus propios representantes a las futuras luchas legislativas. Apenas dos de sus candidatos quedaron con posibilidades de ser elegidos, mientras que otros dos de sus dirigentes más representativos renunciaron a la postulación luego de ser relegados a posiciones simplemente testimoniales. Este desplazamiento impactó también sobre las pretensiones de los intendentes de la provincia de Buenos Aires, reductos tradicionales del Partido Justicialista. En cambio, ganaron posiciones en las primeras filas los cuadros de probada fidelidad kirchnerista y los jóvenes de La Cámpora. En su aspecto sustancial, estos cambios arrojan una conclusión: el kirchnerismo –cristinismo para algunos– ha decidido reforzar el componente pequeñoburgués del sistema de cuadros gobernantes en detrimento del partido y del movimiento obrero. Desde el advenimiento del menemismo, ese partido hace años que ha roto con el peronismo histórico, y se ha transformado en instrumento político de alguna de las facciones de clase que controlan el poder. El cuadro de los gobernadores petroleros o mineros, subordinados al interés de las corporaciones imperialistas es, entre otras manifestaciones, una ilustración viva del grado de descomposición que corroe la estructura de justicialismo. El equilibrio de Kirchner A su vez, el rechazo que sufrieron las pretensiones de la central obrera es indicativo del giro que pretende imprimir el kirchnerismo en su relación con el núcleo dirigente de la burocracia sindical. Esa relación constituyó un soporte central del programa kirchnerista, tanto en los años dorados que se prolongaron hasta el 2008, como en los que siguie-

Es la clase trabajadora, y no la pequeña burguesía progresista, la que constituye el eje de un gran realineamiento de masas, alistado para hacer frente a las exigencias de los monopolios y las presiones del imperialismo

ron a la ruptura con las patronales rurales y a la crisis capitalista internacional. La política de la dirección cegetista se transformó en un resorte de capital importancia en el proceso de ajuste de las demandas obreras a las exigencias del llamado modelo productivo. Durante su gobierno, Néstor Kirchner estableció un cierto equilibrio en el balance del poder, que le permitió desarrollar un programa que incluía los intereses generales de las grandes corporaciones petroleras y mineras, sojeras y agroindustriales, y con los grupos monopólicos productores de insumos industriales básicos, sin convertirse en simple testaferro, como ocurrió con Menem respecto del capital financiero. Para alcanzar esa posición, desde la que negoció con las facciones más concentradas del capital, Kirchner centralizó e impuso un control rígido sobre los mecanismos administrativos del Estado y, al mismo tiempo, estableció un acuerdo con la dirigencia sindical que le posibilitó el apoyo del movimiento obrero, a cambio de una serie de concesiones que aumentaron el poder de la burocracia, pero que al mismo tiempo removieron los aspectos más retrógrados de la legislación laboral heredada del menemismo y de la Alianza. A pesar de la tensión que encerraba la relación con una dirigencia cuyas organizaciones se habían fortalecido al igual que su ambición de poder, Kirchner mantuvo el equilibrio construido durante su gobierno hasta sus últimos días. Su muerte repentina alteró el balance del poder, ya inestable por la recalcitrante resistencia de la burguesía

a la intervención del Estado en asuntos que siempre consideró de su exclusivo dominio. Pero también la relación con la CGT se modificó. La interpretación que tiene Cristina Fernández y el círculo que la rodea, respecto del significado del vínculo que mantiene su gobierno con el grupo dirigente que encabeza Moyano, está enfocada desde una perspectiva diferente. A tal punto, que el jefe de la CGT tiene sus días contados, y que el reloj comenzará a correr a partir del 23 de octubre, si es que la Presidenta consigue su reelección. Camporismo y kirchnerismo Para los kirchneristas de paladar negro, las decisiones que acaba de adoptar Cristina Fernández se inscriben en un movimiento de superación del peronismo. En consecuencia, la comparación con el camporismo de los años setenta es obligada. Los jóvenes que, especialmente a comienzos de 1973, se habían volcado masivamente hacia el peronismo creían que el gobierno de Cámpora había sido llamado a realizar las grandes transformaciones que el país tenía pendientes, tras 18 años de gobiernos civiles y militares bajo la influencia de la oligarquía y el imperialismo. Cuando Perón regresó al país y la presión de la burocracia sindical y los dirigentes tradicionales del justicialismo precipitaron la renuncia de Cámpora, este desenlace que, más allá de los procedimientos palaciegos, abría el camino a la tercera presidencia de Perón, fue visto por los jóvenes recientemente peronizados como una

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

suerte de golpe de Estado. Pero lo cierto era que los trabajadores y las grandes masas populares no habían depositado su confianza en Cámpora y los cuadros de esa pequeña burguesía democrática, sino en Perón. Si hace casi cuatro décadas la tarea de superar el nivel histórico alcanzado por el peronismo no estaba en manos de la pequeña burguesía progresista, ¿lo está acaso en el presente? Ocho años de kirchnerismo indican lo contrario. En las décadas de los cuarenta y de los cincuienta, los gobiernos de Perón desenvolvieron un programa de capitalismo nacional hasta el límite de clase impuesto por el régimen de relaciones de propiedad. La negativa a superar ese límite, que entonces implicaba entre otras cosas la expropiación de la oligarquía terrateniente, determinó la derrota nacional de septiembre de 1955. En el presente, la empresa de concluir la revolución nacional iniciada en octubre de 1945 y profundizar las tareas democráticas y antiimperialistas sigue pendiente. El núcleo duro del kirchnerismo, por su parte, promete la profundización de la experiencia gubernamental y lleva a un punto próximo a la ruptura la relación con el círculo dirigente de la central obrera, trabajando en dirección a un recambio de cúpula. Sin embargo, un cambio de guardia en la jefatura de la burocracia no significa de suyo profundización alguna. Por el contrario, la democratización de los sindicatos constituye una de las primeras medidas que debe adoptar cualquier gobierno que pretenda radicalizar, en un sentido nacional-popular, su programa. En 1973, el Frente de Izquierda Popular le planteó al gobierno peronista lo siguiente: declarar a los sindicatos en estado de asamblea, convocar a elecciones absolutamente democráticas, removiendo las trabas estatutarias y los manejos burocráticos que impedían la presentación de las listas opositoras y, posteriormente, convocar a un congreso de la CGT para que los delegados obreros, legítimamente elegidos, decidiesen la política y designasen a la dirección que habría de representarlos. El problema de la democratización de las organizaciones obreras sigue hoy vigente. Es la clase trabajadora, y no la pequeña burguesía progresista, la que constituye el eje de un gran realineamiento de masas, alistado para hacer frente a las exigencias de los monopolios y las presiones del imperialismo, y abrir el camino a las tareas nacionales y democráticas inconclusas, profundizándolas con un sentido socialista SL

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Socialismo Latinoamericano

Número 21 / julio de 2011

Alberto Converti

Hasta siempre, compañero

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l domingo 3 de julio por la tarde falleció Alberto Converti. Quienes conocen la historia militante de las últimas seis décadas saben que el nombre de Alberto ha estado indisolublemente ligado a la izquierda nacional desde sus orígenes. Converti se incorporó a nuestra corriente a finales de los cuarenta. Fue uno de los fundadores, junto con Jorge Abelardo Ramos y Jorge Enea Spilimbergo, del Partido Socialista de la Revolución Nacional en 1954, la organización desde cuyas filas el socialismo revolucionario sostuvo militantemente al gobierno popular del general Perón en vísperas de la contrarrevolución de septiembre de 1955. Caído y proscripto el peronismo, su periódico Lucha Obrera, hasta que fuera clausurado por la dictadura oligárquica, se convirtió en una voz de denuncia de los trabajadores y los oprimidos contra el régimen usurpador. En los sesenta libró las batallas por la reconquista de la soberanía popular y la construcción de una organización revolucionaria de signo socialista como corriente independiente en el cauce nacional, democrático y antiimperialista de las grandes masas obreras y populares, desde las posiciones del Partido Socialista de la Izquierda Nacional. Fue militante, dirigente y apoderado nacional del Frente de Izquierda Popular en la década de los setenta. El FIP fue la organización surgida en el curso del alzamiento de masas que despuntó en el Cordobazo y en las movilizaciones populares de provincia contra la dictadura de los tres comandantes, y Converti estuvo en las primeras líneas de esos combates. En los ochenta, dividida la izquierda nacional, fue uno de los fundadores del Movimiento Patriótico de Liberación, del que se alejó a principios de los noventa por su desacuerdo con el giro hacia el menemismo que imprimió Ramos a su corriente. Converti formó parte activa de Socialismo Latinoamericano hasta que su salud, seriamente quebrantada, se lo permitió. Así y todo siguió vinculado a nuestra organización interesándose por cada uno de nuestros proyectos y por cada discusión en que nos embarcábamos; siguió, en condiciones muy difíciles, las alternativas de la política nacional y los cambios de tendencia en la política internacional. Todo aquello que tenía que ver con la lucha por liberar a la humanidad de los males del presente y construir un futuro sin desigualdad, discriminación y explotación fue asunto de su vivo interés. Sobre todo, conservó inquebrantable su confianza en los trabajadores y en la victoria del socialismo. Converti fue un compañero excepcional. Mantuvo firmes sus convicciones hasta el final, en una época en que el pragmatismo y el posibilismo se convirtieron en la vía de escape, a través de la cual muchos antiguos militantes se asimilaron sin conflicto al orden existente y ajustaron sus ideas a los cambios en su situación material. Él estaba hecho de otra madera. Fue de aquellos siempre dispuestos a tomar el cielo por asalto, de aquellos que no se rinden y que, cuando el reloj de la historia marca el cambio de tendencia, se insertan firmemente en el curso de las crisis que provocan los grandes cambios de época SL Socialismo Latinoamericano 4 de junio de 2011

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No hace falta parlamentarismo, sino una democracia basada en la real voluntad popular En un país atrasado y dependiente, sometido a una subordinación de tipo semicolonial en materia política, económica y financiera, sólo un firme poder político, altamente concentrado y apoyado democráticamente en las grandes masas, está en condiciones de hacer frente a las presiones del capital extranjero, la alta burguesía nativa, los monopolios de la prensa y la diplomacia imperialista Por ANDRÉS FERRARI

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os medios de prensa han anticipado que el gobierno está estudiando una reforma constitucional con la finalidad de poner fin al sistema presidencialista e inaugurar la era del régimen parlamentario. El ideólogo de la mutación es el juez Zafaroni, quien dedica los ratos libres que le dejan los asuntos de la Suprema Corte a crear el nuevo andamiaje institucional. El kirchnerismo cuenta con que logrará la aceptación del resto de los partidos porque, en definitiva, oficialistas y opositores coinciden en valorar el parlamentarismo europeo como ejemplo de virtud republicana. Un sistema de este tipo se presenta como más adaptado al cambio de las tendencias electorales y de respuesta más rápida ante las crisis institucionales. Por ejemplo, si un mecanismo semejante hubiera estado vigente en diciembre de 2001, sus partidarios seguramente dirían que hubiera bastado un voto de desconfianza en el Parlamento para despedir al primer ministro Cavallo, disipar la ira de los manifestantes y evitar el penoso espectáculo de un presidente escapando apresuradamente en helicóptero de la Casa Rosada. Sin embargo, lo que no podrá conseguir un régimen parlamentario es resolver el problema de pérdida de representatividad que envuelve a políticos y partidos en Argentina. El cuadro es digno de mención. Bajo el imperio del cronograma de las urnas han saltado por los aires los proclamados principios, y en su lugar el apremio por resolver los aspectos prácticos del negocio electoral domina ampliamente la vida partidaria. Así, la Casa Rosada se ha transformado en una escribanía que confecciona las listas de candidatos a senadores y diputados nacionales sin intervención alguna de la militancia. En la Casa Radical, su postulante a la presidencia sacó cuentas y decidió enterrar la alianza que tenía en marcha con el gobernador Binner y selló un acuerdo con el neoliberal De Narváez, dejando el progresismo para mejor oportunidad. En el arco que abarcaba Proyecto Sur era tal la “riqueza de matices” que finalmente se produjo el estallido: la disputa por los cargos hizo que la Corriente de la Unidad Popular (De Gennaro-Lozano) y Libres del Sur acordaran con Binner y se fueran al Frente Amplio y Progresista que éste armara con Stolbizer y Juez, dejando a Solanas colgado del pincel. En el PRO, Macri digitó en forma afanosa las candidaturas, mientras hacía gala de su fe republicana y de su respeto a la soberanía popular, llevando adelante un plan para confinar las comunas porteñas en una posición puramente decorativa. Pero si en Argentina el parlamentarismo no resuelve la pérdida de representatividad de partidos en franca decadencia, hay que advertir que tampoco está en condiciones de hacerlo en Europa. ¿Cuánta calidad institucional encierran los regímenes políticos en el viejo continente? No mucha, a juzgar por el trato que recibe la voluntad de los electores por parte de los gobiernos. Está a la vista, por ejemplo, el caso del Tratado Constitucional Europeo, rechazado por el voto

popular en varios referéndums, e impuesto finalmente como Tratado de Lisboa, mediante aprobación parlamentaria, con el mismo contenido neoliberal que había sido anteriormente repudiado. ¿Qué decir del papel de las llamadas calificadoras de riesgo en la crisis actual, reservándose la decisión de aprobar o no el plan de la Unión Europea para reestructurar la deuda griega? Democracia y revolución nacional La tendencia a imitar los modelos metropolitanos ha sido una constante en la conducta de los dirigentes políticos nativos. Sin embargo, en el caso del kirchnerismo, la aproximación a la solución parlamentaria resulta ilustrativa. Una corriente que pretende identificarse con el peronismo, aunque con pretensiones de superación, debería tener en cuenta las lecciones políticas que arrojó la experiencia del movimiento que produjo las transformaciones más importantes que había conocido el país hasta mediados del siglo pasado. Perón gobernó Argentina entre 1946 y 1955 poniendo en práctica un programa de capitalismo autocentrado, basado en una política que nacionalizó la banca y el comercio exterior, estatizó parte de la renta diferencial de la pampa húmeda, amplió el mercado interno, redistribuyó el ingreso en favor de los trabajadores y las grandes masas populares, y facilitó el desenvolvimiento de la industria con crédito barato y protección aduanera. Para indignación de los fieles del culto republicano, ese programa no fue llevado a cabo siguiendo los procedimientos de la tradición institucional, sino apelando a una férrea centralización del poder que hicieron del gobierno una semidictadura de base popular. Tras la defensa de la República liberal, la libertad y la democracia se alinearon con los viejos partidos que en 1945 habían constituido la Unión Democrática, las grandes cámaras empresarias, la Iglesia, el imperialismo y los diarios de la oligarquía. ¿De qué lado estaba la democracia en ese conflicto? ¿Del lado de un régimen que se apoyaba en las grandes masas obreras y populares para llevar adelante un programa socialmente democrático y políticamente independiente, o junto a quienes clamaban por el respecto a las prácticas republicanas y obraban según las ideas y los intereses de los círculos oligárquicos? En un país atrasado y dependiente, sometido a una subordinación de tipo semicolonial en materia política, económica y financiera, sólo un firme poder político, altamente concentrado y apoyado democráticamente en las grandes masas, está en condiciones de hacer frente a las presiones del capital extranjero, la alta burguesía nativa, los monopolios de la prensa y la diplomacia imperialista. El régimen parlamentario, por el contrario, tiende a disgregar esa expresión de voluntad colectiva que expresan los gobiernos populares, y a facilitar las maniobras de quienes, aferrándose a la formalidad institucional, materializan la resistencia de las viejas clases dominantes. Únicamente quienes no tienen otro fin que el de administrar un modelo de país que en esencia mantiene intactos los fundamentos económicos heredados de la década de los noventa, pueden buscar en el parlamentarismo la solución a los problemas de gobernabilidad producto de la irremediable pérdida de credibilidad de partidos e instituciones. En consecuencia, no serán ellos, sino los trabajadores y las grandes masas explotadas los que al poner en el orden del día las tareas nacionales, democráticas y antiimperialistas, establecerán las bases de una nueva construcción constitucional y de una democracia de auténtica soberanía popular SL

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Las cosas se le hicieron fáciles a la derecha en Capital

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as elecciones del pasado 10 de julio en la ciudad de Buenos Aires arrojaron un resultado político inconfundible: el rechazo que el gobierno nacional se ha ganado en la ciudad puerto fue capitalizado en forma exclusiva por la derecha macrista, cuyo candidato sumó a los votos propios, provenientes de la clase media acomodada, los de todos aquellos que decidieron expresar su oposición al kirchnerismo a través de una candidatura mayoritaria. Tomando como referencia el padrón, que es lo que políticamente interesa, el PRO obtuvo el apoyo de 33% de los electores, el Frente de la Victoria de 20% y Proyecto Sur de 9%, contra una abstención de 29%, que sumado al de los votos en blanco, nulos e impugnados, redondea el 31 por ciento. Respecto de esta inclinación general pro Macri, resultaron sintomáticas las declaraciones de Alfonsín llamando a votar por el jefe de gobierno en la segunda vuelta: “Si fuera porteño votaría en la opción –a pesar de nuestras claras diferencias con el PRO– a favor de la autonomía de la ciudad y contra las pretensiones hegemónicas del gobierno nacional.” El personaje es el típico oportunista lanzado a la caza de votos, vengan de donde vengan, según ya lo había puesto

en claro al cerrar su negocio electoral con De Narváez. Poco tiempo atrás, Macri era el límite para su sistema de alianzas; ahora está claro que no existe límite alguno para un partido momificado, cuyos dirigentes repiten monótonamente todos los lugares comunes del discurso progresista. Sin embargo, no solo Alfonsín encuentra atractivo a Macri. La señora Carrió, más medida, no anticipó su decisión, pero de inmediato descargó una de sus frases memorables: “Los votos son de las personas y damos libertad de conciencia”. Después de esta generosa concesión a su electorado (2,3% sobre el padrón) fue al asunto que realmente le interesa: “Yo, personalmente, jamás daría mi voto al gobierno nacional”. Si bien es cierto que el kirchnerismo ha logrado reunir en su contra a partidos que expresan una típica reacción conservadora, en el fondo la victoria de Macri se explica por la ausencia de una fuerza nacional-popular en condiciones de construir un campo antagónico al del círculo social de los grandes negocios que controla el gobierno de la ciudad. Este vacío, que no puede ser llenado por un kirchnerismo constreñido en los límites fijados en los años noventa, fa-

vorece la disgregación política de las capas empobrecidas de la sociedad porteña, como dejó en claro la victoria del PRO en las barriadas de mayor densidad popular. Tampoco Proyecto Sur estaba en situación de hacerse cargo de la alternativa ausente. Ya en su mismo origen el emprendimiento de Solanas debió decidir en torno a una opción de hierro: o avanzaba como una corriente nacional, democrática, antiimperialista, o se estacionaba como un nuevo bloque de centro-izquierda. Solanas y sus amigos eligieron el segundo de estos caminos, y en ningún momento estuvieron dispuestos a trazar una línea de ruptura, a establecer una diferenciación radical que obrase como punto de partida para una construcción contrahegemónica, socialmente asentada sobre la alianza de la pequeña burguesía democrática con los trabajadores. Por cierto, ésta no es una tarea para partidos que por derecha o por izquierda reproducen con sus prácticas, sus políticas y sus ideas el orden social existente, sino para un nuevo realineamiento de masas que con banderas nacionales, antiimperialistas y socialistas lleven adelante un programa de transformaciones revolucionarias SL

CONTRA LOS INQUISIDORES DEL SIGLO XXI

Los fascistas y la industria del holocausto Por Horacio da Silva

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uando Luis D’Elía se presentó hace ya algunos años en la causa judicial por el atentado contra la AMIA (¿o contra la DAIA?) exigiendo que se investigara la hipótesis de un autoatentado, la presidenta declaró lo siguiente: “Los disparates son disparates, pongámonos contentos de estar en un país donde tenemos el derecho de decir disparates”. Pero quienes no se pusieron contentos de que en el país se ejerciera el derecho a la libertad de opinión, son precisamente los que se llenan la boca solicitándola. El diputado Carlos Comi, del partido de Elisa Carrió, denunció a D’Elía “por violar la ley antidiscriminación y fomentar el odio contra la comunidad judía”. En igual sentido se pronunció el macrista Federico Pinedo, quien exigió que el INADI iniciara una investigación acerca de los últimos dichos de D’Elía sobre la comunidad judía. No podía faltar en este coro de obsecuentes, naturalmente, la voz de los patrones. El embajador israelí Daniel Gazit dictaminó que “las palabras del señor D’Elía se inscriben en la misma línea que sostiene su mentor Ahmadinejad, que niega el Holocausto”. Hay que aclarar que el Holocausto al que se refiere el señor Gazit no es el que viene sufriendo el pueblo palestino desde hace más de medio siglo, cuando los sionistas se apropiaron de un territorio ajeno invocando derechos divinos concedidos a sus presuntos antepasados hace tres mil años. No. El Holocausto al que se refiere es el que sufrieron en el siglo pasado los judíos europeos, de cuya tragedia los sionistas se consideran gerenciadores vitalicios. Holocausto: “negacionistas” y “exterminacionistas” El cacareo sobre el holocausto cumple una función precisa en el nuevo orden imperialista resultante de la derrota de las potencias nazifascistas frente a las potencias “democráticas”: opera como “mito fundacional” que permite legitimar el statu quo y, particularmente, legitimar la existencia de ese engendro que es el Estado Sionista en Medio Oriente, en pleno corazón de la inconstituida Nación Árabe. Es esta función la que confiere un carácter reaccionario a todo el asunto. Por ejemplo, para no hablar de los muertos y heridos que las periódicas incur-

Hay que impedir que se obstruya el debate político e historiográfico con disposiciones legales represivas, como pretenden los que propician penalizar la “negación del Holocausto”. De ninguna manera ellos se proponen “combatir el fascismo”, como suelen decir, ¡ellos son el fascismo de nuestra época!

siones israelíes producen en Gaza, mejor hablemos de los “seis millones” de muertos en Europa hace más de medio siglo. Está claro en estas condiciones que la negación de esos seis millones no es un atentado a la “memoria histórica” sino a los intereses políticos presentes y futuros de quienes medran con esa memoria. Hay un libro estupendo que explica con rigor y claridad esta operación político-ideológica del sionismo y del imperialismo, que se viene repitiendo sin solución de continuidad al menos desde 1967: “La industria del Holocausto”, de Norman Finkelstein, editado en el país por Siglo XXI hace ya unos años. Se pretende enviar a la cárcel a quien diga que no fueron seis millones los judíos asesinados por Hitler. ¿Habrá que mandar a la cárcel también a quien diga que no fueron 30 mil los desaparecidos en Argentina? ¿A los redactores del “Nunca Más”, por ejemplo, que dicen que los desaparecidos fueron unos 9 mil? ¿O a Pilar Calveiro, por ejemplo, que dice que fueron unos 15 mil? ¿O a Beatriz Sarlo, por lo que dice en el libro “Tiempo Pasado”? Si vamos a meter presos a todos estos negacionistas que hacen la apología del genocidio, ¿por qué no meter presos también a quienes en la escuela pública difunden las obras de Sarmiento y de José Ingenieros, por ejemplo, que procla-

man la superioridad del “hombre blanco” y exudan odio y desprecio hacia el argentino indígena y de tez morena? Hay que impedir que se obstruya el debate político e historiográfico con disposiciones legales represivas, como pretenden los que propician penalizar la “negación del Holocausto”. De ninguna manera ellos se proponen “combatir el fascismo”, como suelen decir, ¡ellos son “el fascismo” de nuestra época! El propósito que persiguen no es tapar la boca a los nostálgicos del nazismo, que son el adversario ideal que cualquiera desearía tener, sino a las fuerzas progresistas y de izquierda que empiezan a advertir la funcionalidad reaccionaria de la “industria del Holocausto”. Es aquí oportuno recordar que el fundador de los revisionistas -llamados “negacionistas” por la Historia Oficial- fue Paul Rassinier, un socialista francés que estuvo en un campo de concentración hitleriano, y que otro de los revisionistas más célebres es Roger Garaudy, el famoso filósofo marxista francés. Hace un par de años el rabino Daniel Goldman declaró: “Nuestro país camina hacia una posición similar a la sostenida en el presente por Alemania, Austria y Francia, entre otros, sancionando penalmente a cualquier individuo que tergiversa la verdad histórica acontecida durante la Segunda Guerra Mundial”. Pero, ¿cuál es esa “verdad histórica”? ¿La que construyeron con su ejército de juristas, profesores, periodistas y expertos en acción psicológica los imperialistas triunfantes en la contienda? ¿Qué clase de razonamiento es el de estos nuevos inquisidores, que pretenden imponer a los investigadores el resultado de la investigación antes de que empiecen a investigar? ¿Por qué razón está permitido negar los crímenes de los belgas en el Congo, de los yanquis en Vietnam, de los chinos en el Tibet, de los Cruzados del siglo XI en Jerusalén o de los israelíes en Palestina, pero no está permitido “negar el holocausto”? Más aún:

¿por qué llamar “Holocausto” (un término con connotaciones bíblicas, metahistóricas) a uno de los tantos crímenes monstruosos que se han cometido en la historia de la humanidad? ¿Por qué nosotros, argentinos y americanos, que nacimos a la vida moderna con el exterminio de 50 millones de indígenas, vamos a considerar “único”, “especial”, “irrepetible” (“¿Se puede seguir pensando después de Auschwitz?”, filosofan y exageran muchos autores sionistas y filosionistas) el exterminio de judíos europeos a manos del nazismo? Contra los nuevos inquisidores Hace unos años el Fondo de Cultura Económica editaba en nuestro país, bajo el título “Fascismo y Comunismo”, las cartas intercambiadas por dos historiadores académicos europeos de renombre: el francés Francois Furet y el alemán Ernst Nolte. Este último reflexionaba en los siguientes términos acerca de los autores revisionistas que en Europa son perseguidos y encarcelados por poner en entredicho las afirmaciones de la historia oficial: “Tengo un interés vital en que el revisionismo no tenga razón. Por eso me siento obligado a plantear la cuestión de saber si el revisionismo dispone de argumentos o si, de hecho, no es más que una agitación repleta de mentiras. No me asocio, entonces, a quienes quieren movilizar a los fiscales y a la policía en su contra”. Tras enumerar muchos de los aportes revisionistas a la desmitificación histórica (que en Auschwitz no murieron cuatro millones de judíos; que las confesiones de Rudolf Hoss, comandante del campo, fueron extraídas bajo tortura; que muchas de las denunciadas gasificaciones de prisioneros eran técnicamente imposibles de realizarse), Nolte concluye: “Debe responderse a los argumentos revisionistas con otros argumentos, y no iniciando proceso”. Tal vez esta misma convicción haya sido la que condujo al lingüista Noam Chomsky a prologar la obra de un reconocido revisionista como Robert Faurisson. Los socialistas y los revolucionarios no proponemos mandar a la cárcel a quienes sostienen puntos de vista diferentes a los nuestros. Damos la batalla ideológica y derrotamos en el terreno de las ideas a nuestros enemigos. Anticipamos con las “armas de la crítica” la próxima y triunfante “crítica de las armas” SL


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Venezuela: la revolución entró en una fase decisiva Por Osvaldo Calello

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a reciente publicación en Venezuela de dos artículos sobre la marcha del proceso bolivariano ha echado luz sobre el problema central que afrontan las revoluciones en los países atrasados. La importancia de estas opiniones reside en el hecho de que sus autores están absolutamente comprometidos con la suerte de la empresa que encabeza el presidente Chávez. Bajo el título Rodear a nuestros especialistas pequeñoburgueses, Basem Tajeldine recordó advertencias anteriores suyas sobre “las peligrosas desviaciones en las que incurren algunos burócratas que han ido degenerando en el tiempo y cambiando de posiciones ideológicas”. Señaló que “una quinta columna interna pequeñoburguesa, reformista en esencia, ha ido creciendo, sumando incluso ‘cuadros’ técnico-políticos que creíamos ganados en un principio para la revolución, pero que han sido seducidos por la burguesía”. El otro artículo es una reseña de la intervención de Vladimir Acosta en la Radio Nacional de Venezuela. En su oportunidad, Acosta señaló la existencia de una suerte de viraje desde posiciones radicales de izquierda hacia otras cercanas a la centroizquierda, por parte del gobierno de Chávez. En uno de los pasajes más directos expresó: “El partido no existe, no tiene opinión política de ninguna clase. Se limita a ejecutar lo que el Presidente ha decidido”. En septiembre de 2010, el Partido Socialista Único de Venezuela ganó las elecciones legislativas con 5,4 millones de los votos, 46% del total, contra 5,3 millones de la oposición unificada. Varias voces del oficialismo se apresuraron a calificar el resultado como un “triunfo contundente”. Sin embargo, respecto de las presidenciales de 2006, el chavismo había perdido 1,9 millones de votos, y en comparación con las regionales de 2009, 900 mil votos. Pero además, había sido derrotado en estados decisivos como Táchira, Zulia, Anzoátegui y Sucre. Es cierto que el gobierno tuvo que afrontar ese año desafíos importantes: la crisis energética y la caída del precio del petróleo, a lo que se sumó el incremento de los precios internos, el desabasto y la inseguridad. Es innegable también que además de la oposición, el gobierno debió enfrentar una feroz campaña mediática dirigida a atemorizar a la clase media por parte de la prensa local y extranjera, reforzada por la injerencia finan-

La oligarquía, las grandes cámaras patronales, la rosca mediática y el imperialismo tienen el firme propósito de ponerle fin a la revolución. Frente a las corrientes de reflujo y reacción se levanta la voluntad de los trabajadores y las grandes masas populares que siguen confiando en Chávez. Allí reside la posibilidad de abrir un curso revolucionario que haga de la transición socialista un programa y una práctica concreta

ciera de las ONG que utiliza habitualmente el imperialismo norteamericano. Pero los problemas cruciales que por entonces saltaban a la vista no eran externos al proceso boliviariano, sino que tenían su centro de gravedad en el interior de ese proceso: en el partido y en el Estado. Por entonces, una rígida centralización partidaria había suprimido el debate, sofocado las posiciones críticas y sustituido una línea de masas por una política clientelar. A su vez, la burocracia del aparato estatal jugó un papel conservador, boicoteando o bloqueando medidas progresivas de interés para los trabajadores como el control obrero, el contrato colectivo de los empleados públicos o la Ley Orgánica de Trabajo; asimismo evidenciaba una sospechosa pasividad ante el asesinato de centenares de militantes sociales, obreros y campesinos. El giro de la política exterior Estos problemas siguen pendientes e involucran a la burocracia del Estado y del partido. No sólo influyen en lo interno, sino que, al parecer, han comenzado a pesar sobre la política exterior de la revolución venezolana. Son varios los hechos que así lo señalan: la entrega al gobierno de Colombia del periodista de la red ANNCOL, Joaquín Pérez Becerra, en el marco de un acuerdo con el presidente Santos para combatir la insurgencia colombiana; la censura de prensa con que se pretendió encubrir el procedimiento, la represión al equipo periodístico de Radio del Sur y la descalificación por parte de Chávez y su círculo áulico de quienes, desde el campo boliviariano, cuestionaron la decisión; la confirmación de esa política,

un punto de apoyo del régimen bolivariano. Ese apoyo será más necesario que nunca cuando el avance de la contrarrevolución amenace nuevamente las posiciones de la revolución venezolana.

que ya había sido aplicada anteriormente a cuadros del ELN, en el caso Julián Conrado, militante de las FARC; la iniciativa conjunta de Chávez y Santos para readmitir en la OEA al régimen usurpador que gobierna Honduras… Una tendencia de reflujo amenaza el futuro de la revolución venezolana. Entre el lanzamiento de la V Internacional por parte de Chávez en diciembre de 2009 y los acuerdos con los gobiernos proimperialistas de Santos y Lobo, rompiendo todo principio de solidaridad con la resistencia colombiana y hondureña, media una distancia insalvable. Venezuela está amenazada en el plano político, militar y económico por el imperialismo norteamericano. El bloqueo que impuso Washington a PDVSA y la advertencia de la senadora Ros-Lehtinen, representante de la canalla comunidad cubana en el exilio, acerca de que la medida es “el primer pequeño paso”, es sólo una evidencia más de que tanto demócratas como republicanos están dispuestos a sacar de en medio a Chávez, sea como sea. No importan las concesiones que el gobierno venezolano esté dispuesto a realizar. La suerte corrida por Kadafi, luego de haber aceptado todo tipo de imposiciones de parte del capital extranjero, el FMI y el Banco Mundial, es una lección de trágicas implicancias para el pueblo libio como para pasarla por alto. Por otra parte, ¿puede Chávez esperar que el jefe del régimen narco-paramilitar, el creador de los “falsos positivos”, cumpla el acuerdo de no agresión que guía su política hacia el gobierno colombiano? Pero al mismo tiempo, Chávez no debería ignorar que el giro de la política exterior de Venezuela habrá de repercutir inevitablemente en la moral y la decisión política en las filas del movimiento antiimperialista que en América Latina es

Cuadernos de la Izquierda Nacional, solicitalos en: www.izquierdanacional.org

El equilibrio bonapartista Chávez es el jefe de una revolución que en lo sustancial lleva adelante tareas de contenido nacional, democrático y antiimperialista que la burguesía nativa ha rechazado emprender. Su respaldo social está entre los obreros, el movimiento campesino, las masas semiproletarias, los estratos bajos de clase media; en definitiva, en el pueblo que en abril de 2002 se volcó a las calles de Caracas para desbaratar el golpe de Estado organizado por la gran patronal, la Iglesia, la corporación mediática, la oficialidad proimperialista y la embajada norteamericana. Tiene el respaldo del ala nacionalista de las fuerzas armadas y ha convertido al aparato de Estado y a su burocracia en el instrumento político por excelencia para la realización de su programa. Como jefe de un frente de clases, Chávez ha alcanzado un grado apreciable de autonomía y se ha asegurado una alta concentración de poder. En los países atrasados, dependientes y semicoloniales, en condiciones de crisis que impiden a los círculos dominantes tradicionales seguir imponiendo su hegemonía a las grandes masas, pueden surgir equilibrios de clase de tipo bonapartista, similares a los que Trotsky estudió a la luz de la experiencia del gobierno de Lázaro Cárdenas en México, durante la segunda mitad de los años treinta. El gobierno de Chávez es una variante de este tipo de equilibrio. Su progresividad reside en la naturaleza de las tareas emprendidas y en las fuerzas sociales sobre las que se sostiene. Sin embargo, los equilibrios de esta naturaleza no son definitivos. No sólo están amenazados desde el exterior por las clases hostiles a la revolución, sino también desde dentro por el ala derecha del movimiento gobernante y por la burocracia que se ha desenvuelto y fortalecido en el aparato estatal, de cuyas filas se expresa la presión conservadora de funcionarios y dirigentes que pretenden congelar el programa de transformaciones en los límites alcanzados o más atrás, si fuera posible. En Venezuela, esta presión está presente y es la contracara de manifestaciones sintomáticas, como son la ausencia de una dirección colectiva, el desarrollo incompleto del sistema de cuadros, el carácter subalterno del partido, subrayadas dramáticamente a la luz de las posibles implicancias de la enfermedad de Chávez. Así las cosas, no es aventurado afirmar que la revolución venezolana atraviesa una etapa decisiva. Los partidos de la oligarquía, las grandes cámaras patronales, la rosca mediática y el imperialismo norteamericano tienen el firme propósito de ponerle fin, si es que no se les presenta una oportunidad antes, en las elecciones presidenciales del 2 de diciembre de 2012. No les resultará una tarea sencilla. Frente a las corrientes de reflujo y reacción se levanta la voluntad de los trabajadores y las grandes masas populares que siguen confiando en Chávez. En esa poderosa fuerza social reside la posibilidad de profundizar las medidas nacionales-democráticas, de reconvertir el Estado que aún sigue siendo el Estado de la IV República, establecer los órganos del poder popular y abrir un curso revolucionario que finalmente haga de la transición socialista un programa y una práctica concreta SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: “Fuera de Libia los bandidos imperialistas”, declaración de organizaciones antiimperialistas Cuatro años más Sindicalismo y progresismo: el kirchnerismo y sus “contradicciones secundarias”, por Juan Manuel Lucas El nacionalismo de izquierda en Chile, por Honorio Díaz La crisis del capital, por Osvaldo Calello Rosas en la perspectiva de la historia, por Honorio Díaz Documentos: Sindicatos y Liberación Nacional, Izquierda Nacional, mayo de 1966 La nueva generación obrera (1a y 2a parte) Lucha Obrera, junio y julio 1971 A un año del gran comienzo, Lucha Obrera, junio 1970 Por qué cayó el gobierno peronista, por Jorge Abelardo Ramos, 1976

núm. 22 - año 3 -septiembre de 2011 - segunda época - $1,00

Los trabajadores no quieren volver al pasado, pero exigirán cambiar el presente gran capital local y extranjero; leoninos acuerdos de protección de inversiones firmados con países de Europa y Estados Unidos hace más de diez años, y en condiciones de ser denunciados; una estructura impositiva de sesgo regresivo que, entre otras cosas, no grava la renta financiera. En esta trama está la base de la contrarrevolución en el país.

Los trabajadores deciden el futuro El kirchnerismo no ha tocado este nudo de poderosos intereses y su discurso épico se ha cuidado de denunciarlo. Su situación es singular. Ha demostrado contar con un respaldo electoral decisivo. No tiene por delante una oposición en condiciones de hacerle frente. La narración oficial, que lo presenta como expresión de una voluntad colectiva en confrontación con los monopolios, ha despertado indudables expectativas en la nueva generación que ingresó a la política luego de la rebelión popular de diciembre de 2001. Al mismo tiempo, es difícil que sus seguidores puedan continuar aludiendo a la correlación de fuerzas para justificar los límites de un programa que en lo fundamental se ciñe a lineamientos de corte desarrollista. Argentina tiene pleno conocimiento de lo que puede esperarse de una

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Pasado y presente El kirchnerismo se diferencia de este conglomerado. No porque sus cuadros dirigentes no tengan vínculo alguno con ese pasado, o porque simplemente representen lo nuevo

surgido luego de la rebelión popular que en diciembre de 2001 clausuró la larga década de régimen neoliberal. El movimiento que fundó Néstor Kirchner y lidera Cristina Fernández surgió en una segunda etapa de la crisis de representatividad institucional, luego de que la marea insurgente comenzara a bajar y de que el gobierno de DuhaldeLavagna, mediante una brutal devaluación y pesificación asimétrica en favor del capital monopólico, hubiera echado las bases del presente “modelo productivo”, y pusiera fin al reclamo dolarizador de banqueros y especuladores financieros. En consecuencia, el kirchnerismo no es la expresión del momento radical de la movilización de las masas, pero tampoco está del otro lado de la línea que dividió en dos campos la lucha política y de clases. Hacia ese campo, en el que se ha atrincherado la oposición partidocrática, los trabajadores y el conjunto de los explotados no están dispuestos a retroceder. El gobierno tiene en cuenta esta decisión. Su programa se basa en una suerte de equilibrio en el que están representados principalmente los intereses de la burguesía industrial y los grupos exportadores, pero también contempla una serie de demandas de los sindicatos. Ocho años de crecimiento económico sostenido, impulsado por un período excepcional de altos precios internacionales de los productos primarios, han arrojado, junto a un importante volumen de ganancias empresarias, una recuperación del salario, la expansión de la fuerza de trabajo y el fortalecimiento de los aparatos sindicales. El marcado contraste con el carácter parasitario y depredador del programa del período anterior, hegemonizado por el capital financiero, refleja los cambios que se han producido en el patrón de acumulación, cambios que involucran el papel del Estado como resorte regulador en ciertas áreas de la economía que el capital privado considera como dominios exclusivos. Sin embargo, la derrota política, ideológica y cultural de los partidarios del neoliberalismo no repercutió en los fundamentos estructurales que desde la contrarrevolución de 1976 resultaron determinantes en el desenvolvimiento de la economía y la sociedad: privatización y extranjerización de ramas estratégicas como energía, siderurgia y comunicaciones; régimen de saqueo minero por parte de las corporaciones imperialistas; ley de entidades financieras dictada por Martínez de Hoz para favorecer el negocio especulativo del

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os resultados electorales del 14 de agosto sumieron a los principales partidos de la oposición en la perplejidad y el desconcierto. Las explicaciones fueron desde las patéticas declaraciones de Ricardo Alfonsín sobre el temor al cambio que atribuyó a la mayoría de la sociedad, hasta la notable mezcla de soberbia e idiotez de Elisa Carrió, a cuyo juicio, 97% de la ciudadanía votó contra ella y su partido. Sólo una reflexión inteligente en medio de tanta chatura y mediocridad: Francisco de Narváez señaló que posiblemente la oposición estuviera viviendo en un microclima ajeno al sentir de las grandes mayorías. La confesión del representante de la derecha apuntó al significado político más importante del 14 de agosto. Tanto la alianza que su partido estableció con la UCR, como el acuerdo Duhalde-Das Neves, la hoy en vías de extinción Coalición Cívica y el macrismo,–ausente en esta contienda– representan a las fuerzas que desde el oficialismo o la oposición configuraron el cuadro político anterior a la crisis de diciembre de 2001. Su desempeño en los últimos años no deja duda: se alinearon junto a la Sociedad Rural y la canalla mediática en defensa de la renta agraria diferencial durante la contienda en torno a la Resolución 125; hicieron frente único con Clarín, La Nación y el gran capital dominante en los medios de difusión contra la Ley de Medios; se opusieron a la estatización del régimen de las AFJP, una descarada estafa del capital financiero a los trabajadores; reclamaron un cambio de política exterior tomando distancia del régimen chavista, en línea con lo que Washington exige de sus gobiernos vasallos… La cerrada oposición del duhaldismo y el PRO a la limitada ley contra la extranjerización de la tierra que impulsa actualmente el oficialismo confirma el carácter cerril del peronismo conservador y de los neoliberales. A fuer de ser justos hay que decir que, si bien el bloque socialdemócrata que sostiene la candidatura de Binner orbita en este polo político, sus expresiones son más asépticas y moderadas, como corresponde a la conducta de su fuerza principal, un socialismo de contadores y administradores, dignos discípulos del maestro Juan B. Justo.

alianza entre la burguesía nacional y el capital extranjero; en suma, la fórmula del desarrollismo para generar crecimiento económico. Cristina Fernández se apresta a prolongar cuatro años más el ciclo iniciado en mayo de 2003. Diversas voces del oficialismo han hablado de la necesidad de “profundizar el modelo”. ¿Qué significa esto? Sin remover la trama de intereses que favorecen la concentración del capital y la riqueza, entregan a los monopolios extranjeros el control sobre resortes claves del proceso de acumulación y reproducen permanentemente condiciones de dependencia semicolonial. La “profundización del modelo” no significará otra cosa que una línea de continuidad al margen de las tareas fundamentales que hacen a la construcción de un país soberano. Los trabajadores y las masas populares que han dado su apoyo al kirchnerismo carecen de un programa y de organizaciones políticas de clase que los representen, pero saben muy bien quiénes son sus enemigos. Llegado el momento, harán oír su palabra para reclamar, de la narración oficialista, su realización en el plano del programa y de la práctica política; en caso contrario reorientarán el rumbo y seguirán su propio camino SL

Lugar: Maza 34, (a metros de Av. Rivadavia) Ciudad de Buenos Aires

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

bibliografía disponible en nuestra web

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Número 22 / septiembre de 2011

La audacia y el cálculo. Kirchner 2003-2010 * Por HONORIO ALBERTO DÍAZ

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on conocidas las marchas y contramarchas, los desplazamientos zigzagueantes de la trayectoria política de Beatriz Sarlo. De posiciones ultraizquierdistas pasó al juanbejustismo, para apoyar después al gobierno de Alfonsín y más tarde al Frente Grande. Tampoco se ignora su despliegue cambiante como periodista, empezando en Los libros, siguiendo en Punto de Vista, para desembocar en la revista Viva y en el diario La Nación. Nadie puede negarle a alguien el derecho a cambiar, pero queda claro que Sarlo no se priva de casi nada. Estos recorridos sólo se memoran sintéticamente para explicar por qué no deben ahora sorprender sus titubeos y dudas, contradicciones y sinsentidos que lucen en su abordaje del fenómeno kirchnerista. En

realidad, el libro no configura un estudio global del oficialismo sino un análisis de las relaciones de éste con los medios masivos de comunicación. Más concretamente, trata el modo en que Kirchner los utilizó para construir su poder político. La autora advierte que es una historiadora de la cultura que se ha dedicado, en este caso, al abordaje de un tema actual. Especialmente analiza la televisión e internet y en particular las redes sociales Twiter y Facebook. Esa indagación la lleva a la rotunda conclusión de que el oficialismo ha logrado una victoria cultural. Piensa que para ese resultado desempeñaron un papel determinante la audacia y el cálculo del jefe político fallecido. Sarlo con frecuencia afirma que es una opositora en términos democráticos. Desea ser entendida como adversaria pero no como destituyente. Al final del libro se apoya en Ri-

noventa y el establecimiento de un “nuevo orden ajeno a la institucionalidad burguesa”. Precisamente esto es lo que la lleva de los elogios a los reparos. Sabe, por los libros de Ernesto Laclau, que populismo e institucionalismo se oponen, pero ella no puede dejar de mantener un pie en cada espacio antagónico. Al lector no le queda claro si es una institucionalista popular o una populista institucional. ¿Dónde se ubican el sustantivo y el adjetivo apropiados para ella? Tal vez ignore Sarlo que Laclau corrige en reportajes muchas de sus aseveraciones librescas. Por ejemplo, manifiesta que los populismos latinoamericanos del presente poseen un fuerte contenido institucional, por emerger de regímenes cruelmente autoritarios, con lo cual el antagonismo se atenúa seriamente y pone en riesgo un aspecto clave del propio encuadre conceptual. No caben dudas: el posmarxismo laclauniano sirve para justificar cualquier tipo de realidad política SL cardo Forster para sostener que Kirchner ha conquistado la revolucionaria interrupción de una “continuidad malsana” con los años

* Beatriz Sarlo, La audacia y el cálculo. Buenos Aires, Sudamericana, 2011.

Cuando la Argentina rompió el bloqueo estadounidense a Cuba Por GUILLERMO HAMLIN

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acia finales de la década de 1960, el Partido Comunista Cubano seguía con interés el alza de masas que se estaba desarrollando en la Argentina. Juzgaban, no sin razón, que la creciente agudización de los conflictos estaba presagiando alternativas interesantes para la lucha política en América Latina. Lo que ocurriera en la Argentina sería muy importante para el resto de América Latina, y era altamente probable que el exiliado general Perón regresara a su país dispuesto a continuar la lucha por la liberación de su patria. Era evidente que esto modificaría sustancialmente el mapa de la situación política en la región y alteraría sensiblemente las relaciones con el Tío Sam. Desde la muerte de John William Cooke, no había habido una comunicación directa entre el líder argentino y el jefe de la Revolución cubana. Es en esos momentos, luego del “cordobazo”, que el PCC, cuyo presidente era Fidel Castro, decide vincularse directamente con Perón. Para ello designa a Emilio Aragonés, hombre de absoluta confianza de Fidel, quien establecería una relación con Perón a partir de frecuentes visitas a España. Aragonés había sido condiscípulo de Fidel en la escuela jesuita, había abrazado la Revolución cubana, era miembro del ejército cubano y había acompañado al Che en dos misiones importantes: las operaciones en el Congo y la negociación en Moscú por la instalación de los misiles en la isla. Ahora Fidel le encomendaba otra misión muy importante. Las alternativas de la relación entre Perón y Aragonés fueron narradas por este último al periodista argentino José Andrés López, en el año 2000, en entrevista exclusiva conseguida por el periodista cubano José Bodes Gómez, quien se había desempeñado en Prensa Latina. El jugoso contenido de esta entrevista fue volcado por Bodes, junto con el periodista argentino, en el libro del cual son coautores, Perón -Fidel Línea directa. Allí se relatan los sucesivos pasos que se fueron dando para lograr un objetivo que parecía impensable: romper el bloqueo estadounidense a Cuba. Desde el inicio de la relación se comenzó a trabajar en pos de aquel objetivo, con Perón pisando el acelerador. En Madrid en 1970, reunidos en su casa del exilio con un grupo de colaboradores, ocurrió un episodio comentado textualmente por Aragonés: “Cierta vez fui testigo de un incidente que me dio la medida de la opinión que tenía Perón sobre la política cubana […] en reunión con varios colaboradores suyos, uno de ellos se manifestó preocupado por las consecuencias que podía tener el acercamiento con Cuba. A Perón no le gustó esa intervención y la refutó de una forma tan fuerte que sólo faltó meter en agua caliente al autor de tamaño desatino. Yo confieso que me sentí apenado por lo ocurrido, pero le agradecí mucho su respuesta a Perón.” En los turbulentos años que se vivían en aquel entonces, sectores de la Juventud Peronista criticaban la conducción de Perón. Al respecto, Aragonés dice textualmente: “Es cierto que algunos amigos de Cuba criticaban a Perón y le reprochaban que no fuese un revolucionario, pero ese criterio fue evolucionando

El 26 de junio de 1974 se firmó el último de los contratos entre las empresas argentinas y cubanas el cual daba fin una histórica operación. A Perón le quedaban pocos días de vida. El viejo “león herbívoro” pudo ver el logro del objetivo. Había dado su último gran rugido, enfrentando con firmes decisiones políticas el mayor poder de Estados Unidos. ante las nuevas circunstancias, al ver todo lo que Perón hacía por estrechar las relaciones con Cuba. A eso no se le puede poner un pero.” El 24 de agosto de 1973, hacía ya tres meses que Aragonés se había acreditado como embajador de Cuba en Buenos Aires y estaba por suscribir uno de los acuerdos económicos más importantes entre países de América Latina. En una entrevista previa con Perón, el ex guerrillero había solicitado formalmente un crédito por 200 millones de dólares, por aquel entonces cifra importante para Cuba. Sin embargo, casi se cae de la silla cuando Perón, meneando la cabeza, le dijo: “No; puede ser mucho más, 1.200 millones”. Una línea de crédito por 200 millones de dólares por año para comprar mercancías, con duración de seis años. Camiones pesados, automóviles, tractores, material ferroviario, máquinas-herramienta, bienes de capital. Para comprender la magnitud del crédito, basta decir que representaba el doble del costo de la represa hidroeléctrica El Chocón. Estaba claro el interés de ambas partes. Por un lado, Argentina aumentaba sus exportaciones industriales, y a través de Cuba iniciaba la apertura hacia las economías del Este. Por el otro lado, Cuba rompía el asfixiante cerco del bloqueo estadounidense. Para ambas partes, se lograba un fortalecimiento de la independencia política de la comunidad latinoamericana. “Tenemos que apurarnos, embajador, para que los otros no puedan interferir”, cuenta Aragonés que le dijo Perón, acompañando la frase con un guiño para no dejar duda acerca de quiénes eran “los otros”.

Por supuesto, el Departamento de Estado no se quedó quieto y comenzaron las presiones. Advirtieron que los buques de bandera argentina no podrían tocar territorio estadounidense en viajes desde puertos cubanos o hacia ellos. A su vez, presionaron a las filiales argentinas de empresas de capital estadounidense sobre la no conveniencia de las operaciones con Cuba. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, George Schultz, había señalado que “el asunto de la venta de vehículos a Cuba no es tanto un asunto económico como una cuestión de política externa”. Además, había manifestado que “la autorización para que las subsidiarias norteamericanas puedan suministrar vehículos sigue en estudio”. La respuesta del ministro de Economía José Ber Gelbard fue contundente: “La Argentina no espera la autorización de nadie para que las empresas instaladas en su territorio efectúen transacciones con naciones con las que mantiene normales relaciones diplomáticas”. Gelbard se ocupaba de llevar adelante la política decidida por Perón meses antes en Puerta de Hierro, donde había dado precisas instrucciones al futuro ministro: “Usted debe abrir una agenda de trabajo con los países socialistas, especialmente con la URSS, Cuba y China.” El ministro de Perón jugaba fuerte. Amenazó a las filiales estadounidenses: “Si ustedes prohíben la venta, yo les expropio la producción.” El 18 de abril de 1974, el Departamento de Estado notifica que las filiales argentinas de empresas estadounidenses han sido autorizadas con carácter excepcional a exportar a Cuba. Al día siguiente del lacónico aviso, Gelbard se reunió con los titulares de las filiales estadounidenses y comenzó la programación de la firma de los contratos. Titular de Clarín del día 19: “Afloja Nixon: Estados Unidos no puede impedir que la Argentina le venda autos a Cuba”. Cuba no olvidaría la decidida acción de la Argentina, su valiente acto de soberanía, en un momento en que muy pocos se atrevían a desafiar a Estados Unidos. Para sopesar la magnitud de este atrevimiento hay que considerar la dureza de la política de EU hacia la isla: 800 atentados terroristas desde el primer día de la revolución hasta nuestros días, sin contar los cientos de atentados realizados contra la vida de Fidel, ni la invasión a la Bahía de los Cochinos. Esos atentados han causado 3.500 muertos y 2.000 heridos sin contar los intereses cubanos fuera del país.1 El bloqueo comercial y las sanciones estadounidenses a sus transgresores son la parte visible de esta dureza; el terrorismo de EU es ocultado por la “prensa libre”. El 26 de junio de 1974, se firmó el último de los contratos entre las empresas argentinas y cubanas, el cual daba fin a aquella histórica operación. A Perón le quedaban pocos días de vida. El viejo “león herbívoro” pudo ver el logro del objetivo. Había dado su último gran rugido, enfrentando con firmes decisiones políticas el mayor poder del oponente SL K. Bolender, “Objetivo: voltear a Cuba”, Le Monde Diplomatique, Capital Intelectual. 1


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Ley de tierras en Argentina: ¿debate a fondo o nuevo maquillaje? Por Gustavo Lahoud

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n abril del corriente año, el Poder Ejecutivo oficializó el envío de un proyecto de ley sobre tierras rurales en la República Argentina. Ello ha provocado que distintos actores políticos, económicos y sociales expresaran sus inquietudes y puntos de vista en relación con la problemática de la tierra en nuestro país, que tiene una variedad de aristas que la convierten en una cuestión estratégica de cara a la construcción de un proyecto nacional-popular progresivo. Por otro lado, distintos medios de comunicación difundieron la noticia sobre el comienzo del tratamiento legislativo del mencionado proyecto en la Cámara de Diputados, que está previsto para septiembre de 2011. Amén de que la propuesta del gobierno nacional y los potenciales proyectos de distintas organizaciones políticas y sociales sobre la temática no se conocen en profundidad, desde Socialismo Latinoamericano nos parece pertinente plantear algunas dudas e interrogantes surgidas de la lectura inicial del proyecto gubernamental. Una de las primeras cuestiones que se señalan es la explicación de lo que se entiende por tierras rurales. El proyecto, en su artículo 1o, las define como todas aquellas extensiones que están fuera del éjido urbano. Por lo pronto, nos parece un criterio muy difuso y nos preguntamos si no es necesario tener en cuenta la variable poblacional junto con criterios más específicos de identificación del espacio rural y urbano, respectivamente. En segundo lugar, se establece un límite de 20% a la tenencia en manos de capitales extranjeros −sean éstos personas jurídicas o físicas− de todas las tierras rurales existentes en la geografía nacional, y se enumeran distintos tipos de conformaciones societarias contenidas en el proyecto de ley. A su vez, se establece una “doble segunda barrera” a la titulación extranjera de tierras, según la cual en un consorcio propietario de una extensión determinada en cualquier parte del país, el porcentaje de tierras en manos de un único actor extranjero no puede superar 30% y debe ser inferior a las 1.000 hectáreas por todo concepto, más allá de los usos productivos y riqueza relativa de esas tierras. En tal sentido, nos preguntamos si existe actualmente en poder del gobierno nacional un inventario completo del estado de dominio de las tierras rurales y urbanas en la Argentina, habida cuenta de que, antes que determinar valores susceptibles de ser invocados normativamente en forma abstracta, sería crucial saber dónde estamos parados en una cuestión tan sensible a los intereses nacionales. Además, hoy no sabemos con exactitud qué organismos estatales tienen a su cargo el relevamiento integral de esta situación, a tal punto que el mismo proyecto de ley crea instancias burocráticas de decisión al respecto, lo cual es la prueba concluyente de que estamos ante una situación por lo menos difusa y anómica. Por ende, nos preguntamos si no sería mejor trabajar en una legislación que estableciera taxativamente la elaboración de un registro real sobre el estado de la propiedad de la tierra y a cuánto llega hoy el porcentaje de tierras en manos de empresas extranjeras. Según diversas fuentes que refieren a estudios incompletos (como la Federación Agraria Argentina), las tierras en manos extranjeras estarían en el orden del 10 al 20% (entre 7 y 17 millones de hectáreas) del total de tierras disponibles, con lo cual, el porcentaje establecido en el proyecto de ley es, cuanto menos, gravoso para la protección de los intereses nacionales que pretende salvaguardar. Además, hay otro aspecto crucial no siempre tenido en cuenta: ¿sabemos cuán-

NUESTROS libros

Confirmamos, una vez más, que la partidocracia tradicional no tiene propuestas que estén a la altura del actual escenario de degradación institucional que vive nuestra Nación respecto al manejo de los recursos naturales. tos consorcios mixtos hay en la Argentina, conformados por capitales nacionales y extranjeros? Parece que esto tampoco se conoce y, dada la gravedad de la situación y el hecho de que las provincias siguen blanqueando operaciones de venta de tierras viciadas de nulidad porque se realizan omitiendo el cumplimiento de normas básicas de registración −se han denunciado casos en los que faltaban las escrituras, nada menos−, deberíamos hablar de la continuidad de un proceso de saqueo y enajenación de tierras, operado no sólo por grupos privados extranjeros, sino por capitales nacionales en asociación con esos intereses foráneos, ante la complicidad y omisión de las oligarquías provinciales. En tercer orden, en el artículo 10 del proyecto se establece que las potenciales operaciones de compra de tierras por parte de extranjeros no pueden ser definidas como inversiones, ya que se trata de bienes no renovables que comportan un carácter estratégico para la comunidad nacional, lo cual implica que los tenedores extranjeros no podrían alegar la vigencia de los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) en caso de que sus intereses fueran perjudicados por alguna decisión gubernamental. En este punto, nos preguntamos si esa condición de bien estratégico que se les atribuye a las tierras rurales en la Argentina no es razón suficiente para determinar fehacientemente la situación de dominio existente en toda la geografía nacional y, de paso, poner en el eje del debate público la continuidad jurídica de los TBI, que constituyen una auténtica violación y cercenamiento de la soberanía nacional a través de la transferencia a poderes externos de decisiones que son atributos de la voluntad soberana del Estado nacional. En este sentido, recordemos que son las provincias las que ostentan el dominio eminente u originario, el manejo y la regulación de las políticas de explotación de los recursos renovables y no renovables en la Argentina, tal como se establece en el artículo 124 de la Constitución Nacional reformada en 1994. Allí está el origen del proceso de desarticulación política, económica y geográfica que destruyó el federalismo y anarquizó el espacio público de planificación de la estrategia política nacional. El cuarto aspecto relevante es que se establece taxativamente que la ley no operará retroactivamente, y que para el registro integral de la situación dominial de las tierras se toma la fecha del 1 de enero de 2010. En este punto creemos firmemente que semejante decisión no puede tomarse con fuerza de ley hasta que se determine con certeza la situación real de dominio de las tierras rurales en nuestro país. Finalmente, confirmamos, una vez más, que la partidocracia tradicional no tiene propuestas que estén a la altura del actual escenario de degradación institucional que vive nuestra Nación respecto al manejo de los recursos naturales. En este sentido, y en relación con el proyecto de dominio de tierras rurales presentado por el gobierno nacional, algunas de las voces que se han escuchado van desde el desconocimiento integral de la problemática hasta la afirmación de

temerarias, cuando no disparatadas, opiniones que, en boca de legisladores nacionales, asumen una inusitada gravedad institucional. Tal es el caso de la diputada de la Coalición Cívica, Patricia Bullrich, quien insólitamente afirmó que limitar la posesión o el dominio de tierras en manos de extranjeros es abonar el terreno para actitudes xenófobas. ¡No, no es un chiste! O la opinión de Eduardo Duhalde −ex presidente y actual candidato a dicho puesto−, quien alegó la inconstitucionalidad del proyecto con base en el artículo 20 de la Constitución Nacional de 1994, cuando, en realidad, se trata de poner en cuestión, justamente, las controvertidas cláusulas de una constitución que ha sido el caballo de Troya para la consumación de la disolución nacional y la pérdida de nuestra soberanía SL

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Libia: el PO, a través de Altamira, rectifica su posición; Clarín confirma la propia Por Horacio Da Silva

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ace cuatro meses, Altamira, supuestamente en nombre del trotskismo, apoyaba el ataque imperialista a Libia. Desde Socialismo Latinoamericano criticamos dicha postura (véase “Altamira falsifica a Trotsky” en www. izquierdanacional.org). Ahora, el mismo Altamira denuncia a la OTAN. Ciertamente, el giro en la postura de Altamira se explica –aunque no se justifica– por el cambio en las circunstancias: en abril estaba en curso la primera fase de la ofensiva imperialista contra Libia, que consistía en privilegiar la propaganda que presentaba a Kadafi como a un “dictador sangriento” que afrontaba una “rebelión popular”. En ese momento, las críticas a Kadafi “desde la izquierda” eran funcionales al imperialismo, y esto es algo que no debería escapársele a un trotskista. Recordemos que en Buenos Aires, el Partido de los Trabajadores Socialistas organizó una movilización a la Cancillería reclamando ruptura de relaciones con Libia. Pero si desde un principio era evidente, ahora nadie puede hacerse el distraído: Libia ha sido ocupada por las fuerzas de la OTAN que usan como mascarón de proa a cipayos financiados por las monarquías del Golfo Pérsico. El de Libia no será un gobierno que goce de una popularidad abrumadora −¿hay algún gobierno que pueda presumirla?− pero, lejos de haberse “rebelado” contra una “dictadura sangrienta”, el pueblo libio ha sido desangrado por las bombas imperialistas, que se han cobrado miles de víctimas. Ante esta situación, Altamira ha decidido denunciar la verdadera naturaleza que adquiere el derrocamiento del régimen kadafista. No lo hizo con la oportunidad que correspondía, pero más vale tarde que nunca. Con la misma franqueza que lo criticamos, celebramos ahora el reposicionamiento del Partido Obrero contra el imperialismo y en favor del pueblo libio. La de Clarín es otra historia Es difícil determinar si Marcelo Cantelmi, vocero de Clarín sobre la invasión imperialista a Libia, es un “izquierdista” ingenuo que cree en una genuina preocupación de las potencias hegemónicas por la democracia y los derechos humanos, o un militante convencido de las causas imperialistas con las cuales, sin duda, sus patrones de Clarín simpatizan. Saludando la ofensiva final de las fuerzas imperialistas y contrarrevolucionarias contra el régimen nacional-popular de Kadafi, Cantelmi titula su columna: “Un nuevo giro que impactará sobre la adormecida primavera árabe”. La tesis del empleado “izquierdista” de Magnetto es que “la primavera árabe” que “derribó a las tiranías” a comienzos del año se ha detenido y que “la caída de Kadafi movilizará otra vez las energías” de la “gesta libertaria”.

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Digámoslo, aunque sea una obviedad: si Kadafi garantizara los intereses económicos o geopolíticos del imperialismo, entonces los aviones de la OTAN no estarían bombardeando Libia desde hace meses a fin de allanarles el camino a los “rebeldes”. Muy por el contrario: estarían ayudando a Kadafi a aplastar a esos “rebeldes”. Pero la prueba de que esta tesis es tan falsa que ni su autor cree en el fondo en ella, es el siguiente párrafo del propio Cantelmi: “En Libia la gran cuestión será definir quién ganó esta guerra, si los rebeldes o la Alianza Atlántica que intervino ahí impulsada originalmente por Francia y las necesidades electorales de su presidente Nicolás Sarkozy”. Es decir, el carácter “libertario” de la “gesta” contra Kadafi dependería de la identidad política y social de las fuerzas victoriosas. El periodista de Clarín, como típico “izquierdista” biempensante, da a entender que si los triunfadores fueran “los rebeldes”, entonces el carácter “libertario” de la “gesta” estaría garantizado. Sin embargo, ¿quiénes son esos “rebeldes”? María Laura Avignolo, corresponsal de Clarín en París, nos lo dice sin pelos en la lengua: “Fuerzas libias, entrenadas por la OTAN en Dubai y pagadas por Qatar, están listas para viajar a Libia a hacerse cargo de una ordenada transición.” ¿Serán, entonces, las fuerzas financiadas por las monarquías petroleras del Golfo Pérsico y entrenadas por la burguesía imperialista las que “liberarán” a Libia de una “dictadura sangrienta”? ¿Desde cuándo el imperialismo y las oligarquías a su servicio están tan interesados en promover “gestas libertarias”? Por otra parte, aun suponiendo que los “rebeldes” libios que enarbolan la bandera de la monarquía derribada en 1969 fueran las almas puras que supone Cantelmi, ¿podría confiarse en que serán ellos y no las potencias de la OTAN los que usufructuarán la caída de Kadafi? Como la presencia de las mortíferas armas de la OTAN asesinando a miles de ciudadanos libios constituye un verdadero problema para la tesis de la “gesta libertaria” (y para todos los “derechohumanistas” que han hecho mutis por el foro), el enviado de Clarín a Libia ensaya un rebuscado argumento para salvarla de la refutación: “En verdad, las tropas occidentales entraron ahí no para apoderarse del petróleo libio, que Kadafi garantizaba con unción servil desde hacía muchísimos años a esas mismas potencias, sino para evitar una victoria evidente y con perfiles heroicos de la única rebelión armada en la región desde el estallido de Túnez, en enero último.”

Según el mecanismo mental que caracteriza a los “izquierdistas” extraviados, el imperialismo no derroca a los gobiernos nacional-populares, sino que esos derrocamientos serían “gestas libertarias” que luego, lamentable y contingentemente, el imperialismo aprovecharía en su beneficio. Los argentinos sabemos bastante de esto, puesto que en 1955 y en 1976 el imperialismo derribó gobiernos nacionalpopulares valiéndose de los llamados a la “libertad” o a la “democracia” (a la “revolución”, inclusive) efectuados por pequeñoburgueses izquierdistas. Digámoslo claramente, aunque sea una obviedad: si Kadafi garantizara los intereses económicos o geopolíticos del imperialismo, entonces los aviones de la OTAN no estarían bombardeando Libia desde hace meses a fin de allanarles el camino a los “rebeldes”. Muy por el contrario: estarían ayudando a Kadafi a aplastar a esos “rebeldes”. Esto es tan evidente que lo ve todo el mundo, excepto el enviado de Clarín y ciertos patéticos ultraizquierdistas franceses que en nombre del “internacionalismo” han llamado a la clase obrera europea a boicotear a Kadafi y favorecer de ese modo la ofensiva de sus propias burguesías imperialistas. Cantelmi finaliza su nota en Clarín anunciando que la inminente caída de Kadafi “es una mala noticia para Israel”. Se trata de una afirmación sin fundamento. Los sionistas pueden estar más que satisfechos viendo que todos los regímenes árabes que habían apoyado al pueblo palestino están desapareciendo uno tras otro. Para los sionistas, el derrumbe de Libia debería ser un paso previo al ataque a Siria. Si eso ocurriera, Cantelmi, muy probablemente, volvería a escribir las palabras con las que cierra su nota: “Quién podría negar ahora que la democracia y la justicia son valores humanos y no cotos privados de Occidente.” Desde Socialismo Latinoamericano rendimos homenaje a los heroicos patriotas libios que en estas horas defienden a su país y a su gobierno del feroz ataque imperialista. Estamos de su lado, del mismo modo en que ellos estuvieron de nuestro lado cuando libramos la guerra contra el imperialismo angloyanqui peleando por recuperar nuestras Malvinas SL

Tras 30 años de hegemonía, cruje el neoliberalismo chileno Por Juan Manuel Lucas

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as reformas estructurales con que el capital extranjero desplegó una brutal ofensiva en América Latina desde mediados de los años setenta se mantuvieron intactas en Chile, independientemente de las rutinarias convocatorias electorales que ponían en la concertación social-cristiana sus anhelos de cambio. Tres de meses de multitudinarias movilizaciones estudiantiles han hecho punta en la resistencia contra el radical proceso de mercantilización educativa que caracterizó a toda América Latina, pero que se hizo sentir particularmente en la patria de Salvador Allende. Desde las franjas acomodadas de la pequeña burguesía hasta sus capas más vulnerables, las movilizaciones lograron sumar, además, a la Central Unitaria de los Trabajadores de Chile, la CUT, que sostuvo, con distinto gra-

do de éxito, su primera huelga general contra el gobierno de Piñera durante los pasados 24 y 25 de agosto. El gobierno nacional coronó a los cientos de detenidos y heridos que ensayó como única respuesta cobrándose la vida de Manuel Gutiérrez, un manifestante de 14 años de edad que señala sin rodeos los intentos oficiales por disciplinar desde el terror a las amplias franjas sociales movilizadas por la recuperación de la educación universitaria pública. Si durante 2006, bajo el gobierno de Bachelet, las multitudinarias movilizaciones de estudiantes secundarios en el mismo sentido, conocidas como la “Revolución de los pingüinos”, pudieron ser desactivadas gracias a una combinación de represión e invocaciones al respeto a la democracia y la impugnación a estrategias “funcionales” a la derecha, el triunfo de Piñera ha logrado que sectores entonces desactivados se sumen a las movili-

zaciones que, como en el caso de la del último 30 de junio, superaron la friolera de medio millón de personas. El protagonismo de la CUT, acoplándose a las movilizaciones estudiantiles, comienza a trascender la crítica específica al sistema educativo y se proyecta hacia la identificaión de una estructura económica y social que, luego de la brutal dictadura pinochetista, se ha mantenido intacta desde 1973. Si es difícil imaginar una respuesta política favorable a las demandas estudiantiles, desde el mantenimiento del peso específico que el capital imperialista ha adquirido en todas las instancias de la vida chilena, es prácticamente imposible imaginar al gobierno de Piñera, delegado directo del neoliberalismo y sus mandantes, instaurándola SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Las elecciones y las inmensas mentiras estadísticas, por Gustavo Cangiano Avance decisivo de las ONG en la captura del poder, por Andrés Soliz Rada A Kadafi no lo derrocó y asesinó ninguna “revolución popular”, por Gustavo Cangiano Los palestinos levantan bien alto sus banderas, por Osvaldo Calello Quién dirige, controla y ordena en la causa AMIA, por O.C. La comunicación en un escenario bipolar, por Lucas Paulinovich Documentos: ¿Qué es la izquierda nacional?, Lucha Obrera, junio 1971 Rasputinismo y pequeña burguesía, por Jorge Abelardo Ramos, agosto 1973

núm. 23 - año 3 - diciembre de 2011 - segunda época - $1,00

El tercer gobierno K comenzó con lucha por el control del movimiento obrero L

a tensión existente entre el gobierno y el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, se ha convertido en uno de los rasgos salientes del cuadro político postelectoral. El último de los cruces protagonizado por Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros, no dejó duda alguna sobre el giro que ha tomado la relación entre el kirchnerismo y el jefe de la central obrera. Moyano hijo advirtió: “Hasta acá se llegó”. A continuación hizo referencia a la resistencia de la Casa Rosada a aumentar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que afecta al salario, con un comentario terminante: “Es una vergüenza y da bronca que se cobre un impuesto al trabajo. Vamos a reclamar de la forma que tenga que ser. Somos consecuentes, no obsecuentes.” Es un hecho que el gobierno no quiere al jefe de los camioneros al frente de la CGT y que ha puesto en marcha un plan de relevo que tiene como entusiastas impulsores a los denominados Gordos, un núcleo de burócratas archicorrompidos, cómplices incondicionales de la política antiobrera que desarrolló el menemismo en los noventa y luego la Alianza hasta que estalló la crisis de diciembre de 2001. La CGT encabezada por Moyano ha sido una pieza fundamental en el sostenimiento del gobierno kirchnerista, especialmente tras sus derrotas ante el bloque agrario y el Grupo Clarín en 2008 y frente a la oposición en las elecciones de 2009. Lo ha sido también en el mecanismo de fijación del salario en un nivel compatible con la prosperidad de los negocios de la burguesía y la reproducción del “modelo productivo”. Sin embargo, Moyano había alcanzado un grado considerable de poder y tenía la idea de seguir avanzando. Por ejemplo, quería ubicar a uno de sus hombres como segundo en la fórmula presidencial; pretendía asimismo obligar a las empresas a que distribuyesen parte de sus ganancias y abrieran a los dirigentes sindicales sus libros contables, alternativa que pone muy nerviosos a los sufridos patrones. Cuando Pablo Moyano dice: “Somos consecuentes, no obsecuentes”, está indicando claramente que el apoyo al gobierno tiene un precio, que hay una negociación de por medio, que en definitiva ese apoyo forma parte del equilibrio que Néstor Kirchner construyó en su gobierno con los sindicatos y la burguesía industrial para desarrollar una política de corte desarrollista. Para Cristina Fernández, las pretensiones de Moyano, especialmente tras el resultado del 23 de octubre, se han vuelto excesivas. De ahí la decisión de desplazarlo de la titularidad de la CGT. Sin embargo, la maniobra no pasa de ser el recambio de una burocracia por otra, con el agravante de que “lo nuevo” incluye lo más podrido de la rosca sindical. ¿La promoción de Andrés Rodríguez o de Ligneri, la resurrección de West Campo, Gerardo Martínez, Lezcano o Cavalieri, todos ellos cómplices de las infames “reformas laborales” de los gobiernos de Menem y De la Rúa, constituye el primer paso de la llamada “profundización del modelo”? ¿Qué encierra la lucha por el poder? Moyano sabe que la clase trabajadora tiene reivindicaciones pendientes (derogación del impuesto al salario, aumento de las asignaciones familiares, negociación salarial sin topes, y otras, como la

Las grandes masas obreras y populares seguirán apoyando al gobierno hasta que el ciclo kirchnerista alcance sus límites. Cuando esa hora se acerque se hará presente, no sólo para los cuadros avanzados, la necesidad de conquistar una posición independiente y formular una política de Frente Nacional Antiimperialista, superadora del nivel histórico que el peronismo alcanzó seis décadas atrás.

la privatización de las empresas estatales, la enajenación de los recursos naturales a favor de las corporaciones extranjeras y la apertura de la economía al capital financiero internacional. Hablar de profundizar, en el sentido que puede darle la clase obrera a este término, significa poner en cuestión esos fundamentos y, a la vez, formular un programa que constituya un giro radical tomando puntos de apoyo en la nacionalización del sistema bancario y del comercio exterior, y afirmando un rumbo autocentrado a través de la planificación democrática de la economía. Mientras tanto, las grandes masas obreras y populares seguirán apoyando al gobierno; lo harán hasta que el ciclo kirchnerista alcance sus límites. Cuando esa hora se acerque se hará presente, no sólo para los cuadros avanzados, la necesidad de conquistar una posición independiente y formular una política de Frente Nacional Antiimperialista, superadora del nivel histórico que el peronismo alcanzó seis décadas atrás SL

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democratización de los sindicatos, que él no menciona) y parece decidido a apoyar su línea de resistencia sobre esos puntos de tensión en la relación Estado-sindicatos. También sabe que se avecinan ajustes inevitables para compensar los desequilibrios de la política económica, y con ellos una mayor puja por la distribución del ingreso entre los trabajadores y la burguesía. Encerrado en la lucha por el poder dentro de la CGT, lo que en el fondo se dirime en la disputa entre las distintas fracciones sindicales es la política que ha de seguir el movimiento obrero ante el Estado tras el advenimiento de un nuevo período presidencial. Los enemigos de Moyano han dado muestras inequívocas de su disposición a ponerse a las órdenes del gobierno para lo que sea. Están ampliamente calificados. Desde los años noventa hasta fines del 2001 se acostumbraron a hacer el trabajo sucio que les exigían los funcionarios y las patronales y fueron generosamente recompensados. Moyano, por su parte, ha dado señales de su decisión de dar pelea. ¿Hasta dónde está dispuesto a sostener la puja que mantiene con el gobierno de Cristina Fernández? Desde hace un tiempo Moyano sostiene la necesidad de “profundizar el modelo”. Es bueno que tenga en cuenta que este modelo se sostiene con base en el nivel excepcional de los términos del intercambio, producto de los altos precios internacionales de los productos primarios, mientras mantiene intactas las estructuras de un capitalismo dependiente, fundado en

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

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Número 23 / diciembre de 2011

El imperialismo y el sionismo apuntan contra Irán

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n los últimos días, las versiones sobre un plan de ataque a Irán por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel han ganado fuerza en la prensa internacional. Uno de los primeros medios que reveló el asunto fue Yediot Ahronot de Israel dando cuenta de que el primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak, presionaban a los jefes militares para que aceptaran un plan de bombardeo a las instalaciones nucleares iraníes. Naturalmente, a la conspiración se sumó inmediatamente el fascista, titular de la cartera de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman. Casi de manera simultánea, el inglés The Guardian tituló en su sitio online: “Las fuerzas armadas británicas aceleran planes para un ataque a Irán en medio de temores nucleares”. La noticia decía que oficiales británicos estaban estudiando acciones de contingencia para respaldar un posible ataque de Estados Unidos. Poco después, la prensa britá-

nica dio detalles de un plan destinado a desplegar fuerzas en Medio Oriente en previsión de la guerra que se desatará si se consuma la ofensiva imperialista contra el país persa. Una de las últimas voces de la euforia militarista fue la de Shimon Peres. El presidente de Israel declaró a Haaretz que es cada vez más probable un ataque de su país y de sus socios a Irán, para destruir sus instalaciones nucleares. Con el característico espíritu chantajista del sionismo, Peres dijo que el mundo estaba en deuda con Israel. La puesta en práctica del plan de ataque a Irán comenzó con la revelación en octubre pasado de un desbaratado intento terrorista iraní en Estados Unidos y también en Argentina contra las embajadas de Arabia Saudita y de Israel. El montaje presentado por funcionarios estadounidenses fue tan grotesco que el gobierno de Obama evitó seguir hablando del asunto. Pero esto no importa mayormente a

quienes inventaron las “armas de destrucción masiva” en Irak o una “revolución democrática” en Libia. El capitalismo ha entrado en una etapa de descomposición con rasgos que se presentan inconfundibles a la luz del desarrollo monstruoso del parasitismo financiero, el aumento de la explotación de las masas y el auge del militarismo. El objetivo ahora es Irán como antes lo fueron Irak, Afganistán y recientemente Libia. ¿Intentarán también presentar en este caso la antinomia democracia-dictadura, como cobertura de los intereses imperiales? Lo hicieron en Libia con el apoyo de la izquierda colonialista de las metrópolis y de la izquierda colonizada de la periferia. Sin embargo, los pueblos no se engañan. Saben muy bien quiénes son sus enemigos y están dispuestos a luchar por su independencia y dignidad SL

Hacia un país agroindustrial con menos industria y más dependencia La estructura económica primarizada instalada por el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” en los años de plomo se ha ido consolidando en el transcurso de las décadas “democráticas”, y ha insertado a la Argentina en la división internacional del trabajo. Precisamente este fue el objetivo de la dictadura instaurada en marzo de 1976. Sus consecuencias aún perduran. por Guillermo Hamlin

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a presidenta argentina ha manifestado el propósito de agregar valor a la producción agropecuaria. El anuncio del Plan Estratégico Agroindustrial ha resultado grato a los representantes de los intereses de los agronegocios. En el suplemento rural de Clarín, el Ing. Huergo expresa su satisfacción y se interroga si los gobernantes argentinos se habrán dado cuenta de lo que él siempre pregonó: el efecto multiplicador que las actividades vinculadas al agro propagan a toda la economía. Se agrega valor al convertir granos de soja en aceite y más aún al transformar este último en biodiésel. Se agrega valor al maíz al convertirlo en etanol y también al convertir alimentos a base de maíz en aves de corral, como pollos o pavos, y también en ganado porcino. La idea es seguir agregando valor hasta llegar a las góndolas de los consumidores del mundo. Se señala la oportunidad que tiene nuestro país de “producir alimentos para un mundo que aumenta su demanda”. Pareciera que la Argentina tiene como “destino manifiesto” concentrarse en el desarrollo agroindustrial. Claro que hay algunos desvíos con respecto a esto. En el “modelo actual” la composición de las exportaciones se completa con la minería, que exporta prácticamente

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la totalidad de su producción; la industria automotriz, que exporta e importa unidades y autopartes, con lo cual su saldo de divisas es negativo; la industria petrolera y de gas que, debido a las políticas de privatización y desregulación, de exportar masivamente ha pasado a la importación de combustibles líquidos y gaseosos y hasta de electricidad, con lo cual ha perjudicado la balanza comercial; el acero se ha convertido en un commodity que busca en el exterior compensar el bajo consumo interno. Una semana después del anuncio que alegró a los representantes del campo, la presidenta anunció en Venado Tuerto el Plan Estratégico Industrial. En dicha ocasión, sugirió a los representantes de Siderar invertir en la producción de acero inoxidable, material esencial en las instalaciones de la industria de la alimentación. Todo apunta hacia la agroindustria. Agregar valor es, obviamente, aumentar el empleo en nuestro país, loable objetivo. Pero esto tiene un límite, que está marcado por la propia estructura del actual modelo productivo y que, de no cambiar, mantendrá siempre fuera del mundo del trabajo a muchos compatriotas. La tasa actual de desempleo, del orden del 7,7% (INDEC), tiene una composición interna de 2,7% para los trabaja-

dores dentro de la economía formal y de 13% para los que están en la informal. Es decir que en la economía formal prácticamente hay pleno empleo. Este nivel de desempleo es difícil de disminuir; en estos momentos, por cada punto de crecimiento del producto bruto interno, el empleo se expande en sólo 0,22%. La industria es el sector de la economía que provee mayor cantidad de puestos de trabajo. El retroceso de la industria en la participación porcentual en el PBI total fue notable, pasó de 28% en 1975 a 16% en 2010. Este retroceso fue gradual a lo largo de ese período, y ha marcado una continuidad entre el gobierno del Proceso y los “democráticos”. Determinados sectores de los campos académicos, empresariales y políticos consideran que este retroceso es un indicador de que se avanza por el buen camino. Observan que en los países centrales también se ha asistido a un proceso de disminución de la gravitación relativa de la industria en el conjunto de la actividad económica. Sin embargo, esto es fácilmente rebatible: en los países centrales, el avance relativo del peso de los servicios de alta tecnología, como la informática, la robótica, el láser, etc. no desplazaron a la industria tradicional sino que, por el contrario, le aumentaron notablemente su productividad. Esto se evidencia al verificar que en esos países el consumo aparente de acero se mantiene a lo largo del tiempo en el orden de los 500 kg/año per cápita, mientras que en nuestro país ese indicador, que había alcanzado su máximo de 180 kg/año per cápita en el año 1975, en la actualidad está en el orden de 115 kg/año. Además, se ha comprobado que hasta el año 1975, mientras el PBI crecía 1%, el consumo per cápita de acero lo hacía en 1,5%, y en la última década lo hizo al 0,8%. Esto evidencia

que la economía crece, pero la industria lo hace a un ritmo menor, con lo cual el menor agregado de valor a las materias primas perjudica las posibilidades de la generación de empleo de mayor nivel tecnológico y la mejora en los niveles de salarios, la educación y la tecnología. Otro indicador del retroceso industrial y tecnológico en nuestro país lo señala la disminución de la participación porcentual de la industria de bienes de capital en el PBI industrial. En los últimos 20 años disminuyó 23%, mientras que en el mismo período en China aumentó 30% y en Taiwán lo hizo en 73%. La desaparición de diversos y estratégicos sectores de la matriz productiva doméstica, como la industria de bienes de capital y otros sectores complejos como la electrónica industrial y de consumo, marcan el cambio que se operó en la industria argentina: además del retroceso cuantitativo se produjo una simplificación de los procesos productivos y la desarticulación del entramado de las diferentes cadenas de valor. Este cambio estructural implicó la concentración de capital en pocas empresas transnacionales y la reducción drástica de la población de pequeñas y medianas empresas, precisamente las de capital nacional y las que mayor proporción de mano de obra emplean, muchas de ellas convertidas en meras ensambladoras de partes y piezas importadas. La estructura económica primarizada instalada por el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” en los años de plomo se ha ido consolidando en el transcurso de las décadas “democráticas”, y ha insertado a la Argentina en la división internacional del trabajo. Precisamente este fue el objetivo de la dictadura instaurada en marzo de 1976. Sus consecuencias aún perduran SL

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Douglas Tompskin, personero del Banco Mundial Por Héctor Rodríguez

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olonia Carlos Pellegrini es un pueblo enclavado en el corazón del Iberá, a 130 km de Mercedes. Se accede por un camino de tierra y no tiene hospital, farmacia, banco ni cajero. La mayoría de sus 600 habitantes se dedica a la ganadería y la agricultura. Trasciende por su flora, su fauna y sus atardeceres, pero pocos lo conocen por las penurias de sus pobladores desde 1992, con la llegada del siniestro estadounidense Douglas Tompskin, que lleva “compra-

das” más de 150.000 ha en la zona de los esteros. A poco de haberse instalado este personaje, comenzó a desplegar tácticas para desalojar a los pobladores de sus tierras. Primero anunció que con el funcionamiento de Yacyretá la colonia iba a quedar bajo el agua, y con ello consiguió que muchos malvendieran sus tierras. Después, realizó vuelos rasantes intimidatorios, incendios de campos o matanzas de animales. Intentó crear asambleas ciudadanas en defensa de la fauna –con el apoyo de ambientalistas cipayos, incluidos

los de Gualeguaychú– para enfrentarlas con los productores de la zona. Para esto armó festivales chamameceros que quedaron enmudecidos frente a las denuncias a viva voz de los habitantes expulsados de sus tierras con métodos de terror y amenazas permanentes. Pero ¿cómo este supuesto filántropo multimillonario puede llevar adelante todos estos atropellos? Evidentemente, solo no podría. Douglas Tompskin representa en este lugar a dos ONG: Fundación Ecos y Conservation Land Trust (CLT). Así, es beneficiario de un proyecto PNUD/GEF financiado por el Ban-

Declaración en defensa del Iberá

Correntinos y compatriotas todos: Un grupo de vecinos y diversas instituciones de nuestro medio y de la provincia (Sociedades Rurales de Santo Tomé, Virasoro, Paso de los Libres, Mercedes, pequeños productores de Mercedes, Consejo Profesional de Veterinarios de la Provincia, Consorcio Caminero, Municipio de Ituzaingo, parroquia Las Mercedes, viceparroquia Nuestra Señora de Itatí, de Mercedes), después de analizar minuciosamente el llamado Plan de Manejo de la Reserva Natural del Iberá y las consecuencias que surgirían de la aplicación del mismo, las políticas que preceden y acompañan este proyecto, los diversos documentos que manifiestan políticas expoliatorias o directamente de enajenación de nuestras reservas naturales. Por todo esto manifestamos que NO queremos: • Que nuestras tierras sean vendidas a capitales extranjeros. La tierra no es sólo un título de propiedad o un legado generacional. Es cultura, es convivencia con la fauna y la flora. Son raíces y afecto al lugar de los padres. Por eso la tierra es patria.

• Que nos roben el agua. La escasez del agua dulce en el mundo, en los próximos veinte años, es un dato científico, como también lo es que nuestro Iberá y su cuenca, que pertenecen al inmenso Acuífero Guaraní, una de las grandes reservas de agua potable del mundo. Debemos cuidarla nosotros. NO debemos permitir que nos invadan y tomen posesión de nuestros recursos. La codicia de grandes trusts internacionales sobre esta valiosa reserva es demasiado evidente. No podemos ser ingenuos o distraídos ante esta acometida internacional con fachada conservacionista. Nosotros sabremos cuidar nuestros recursos que se mantienen en muchos aspectos incólumes y sanos. La naturaleza de nuestra región y su ecosistema es nuestro patrimonio; cuidémoslos nosotros. Si están de acuerdo con lo manifestado aquí, adhiéranse usando nuestro logo: “Iberá, Patrimonio de los Correntinos” SL

El nacionalismo de izquierda en Chile Por Honorio Alberto DÍAZ

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or gentileza del Cepen nos llega El nacionalismo de izquierda en Chile (2011), del chileno Pedro Godoy Perrin, desde tiempo atrás vinculado a la corriente de Izquierda Nacional en la Argentina. El estudio se encuentra precedido de un “Prólogo para argentinos”, realizado por Roberto A. Ferrero, de eficaz utilidad didáctica. Pese a la síntesis que campea en el ensayo, queda posibilitada una lectura instructiva y enriquecedora. Godoy Perrin es titular de la Sociedad Científica de Chile y cofundador del Centro de Estudios Chilenos que se permite caracterizar con estas palabras: “Cedech se articula en torno a 1982 y es la única entidad que, en medio de la oceánica anglofilia, apoya a Argentina en la guerra de Malvinas. No sólo eso, ha insistido en la conveniencia económica y geoestratégica de desenclaustrar a Bolivia, coincide con el Poder Ejecutivo en evitar el conflicto con Argentina por el Beagle y aplaude el Tratado de Paz y Amistad que pone fin a ese peligro de conflagración. Así como ayer acata el fallo arbitral sobre Laguna del Desierto, hoy apuesta al dictamen de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en lo que al límite marítimo con Perú se refiere” (p. 6). Fundado por personalidades de distintas vertientes, postula una concepción nacionalista iberoamericana tendiente a superar la fragmentación de la nación continental. Resulta evidente el afán de diferenciación con el nacionalismo de la “patria chica” y de sus cambiantes adhesiones a Hitler, Mussolini o Franco. Convoca a los chilenos a abogar por la “patria grande” despreciando los enfrentamientos fronterizos y los hechos de armas justificados desde un racismo blancocrático, que presenta un país acorralado por el imperialismo argentino que apoyan Bolivia y Perú.

En la década del Centenario emerge un nacionalismo crítico originario de la oligarquía gobernante que se robustece con la presidencia de Arturo Alessandri (1924) y un amplio apoyo popular. Posteriormente, ibañismo y govismo pasan a ocupar el espacio político de los años treinta. Todos estos procesos son sintéticamente esbozados en el trabajo de Godoy Perrin. Posteriormente aborda la apertura hacia el camino de encuentro latinoamericano que entraña el proyecto del ABC, el cual considera “tan distante de la Casa Blanca como de Moscú” (p. 4). Explica su desarticulación por el congelamiento de Vargas y el estancamiento de Ibáñez, para desintegrarse en el año de 1955 cuando Perón es derrocado. Al finalizar se refiere al apoyo crítico brindado al gobierno de Allende, pero señala errores de conducción y deplora el sectarismo que significó la cubanización de la política intercontinental. El desabastecimiento, el mercado negro y la inflación llevaron a la crisis de 1973, que desmoronó súbitamente al oficialismo. Para el lector interesado resultará aconsejable complementar la lectura de este texto con el libro de Ferrero Enajenación y nacionalización del socialismo latinoamericano, que posee un capítulo dedicado al caso chileno. Pese al título del estudio, Godoy Perrin manifiesta que prefiere, por menos impreciso, el nombre de “nacionalismo popular” al de “nacionalismo de izquierda”. Pero a esto se agrega la falta de uso de la expresión “izquierda nacional”, lo que hace suponer una diferenciación conceptual concreta. Todo esto nos lleva a plantear un interrogante sobre las relaciones teóricas y prácticas, de similitud y desemejanza, entre el nacionalismo de izquierda y la izquierda nacional en Chile, lo que no posee respuesta en el trabajo glosado SL

co Mundial, que exige el respaldo provincial con endosos de la Nación. CLT compra las tierras. Fundación Ecos impulsa el plan de manejo sustentable, es decir, expulsar a los habitantes de la zona para reducir a cero todas las actividades productivas. A esto se suma el aporte de Fundación Vida Silvestre, versión local de la World Wide Foundation, lo cual hace que Tompskin cuente con capital suficiente para comprar no sólo tierras sino voluntades, funcionarios y todo lo necesario para lograr su propósito. El gobierno nacional no quedó ajeno a la entrega de nuestro territorio y recursos naturales. El ministro de Turismo Enrique Meyer, de conocidos lazos de amistad con Tompskin, pretende transformar los esteros del Iberá junto con las propiedades de CLT en parque nacional; para tal propósito ha hecho entrega de recursos económicos que se destinan a la construcción de obras complementarias. En síntesis, el siniestro plan de este personero del Banco Mundial –presentado como filántropo– es afectar las 500.000 ha fiscales más 800.000 ha privadas para transformarlas en parque y liberarlo de ocupantes y de producción. Así podrá cobrar los bonos verdes que las empresas que contaminan, como las petroleras, dan en contraprestación a estos ecologistas, en función de la superficie que pueden probar haber liberado de explotación agroindustrial. A los correntinos les llevó 10 años darse cuenta de este nefasto proyecto y entonces comenzaron a juntarse cientos de ellos para luchar y denunciar este proceso de extranjerización de las tierras y de los recursos hídricos SL

La Izquierda Nacional frente al kirchnerismo Sábado 26 de noviembre

2011 18.30 h

Maza 34 - CABA

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Número 23 / diciembre de 2011

Los ferroviarios luchan en dos frentes, contra la burocracia y la patronal Diálogo con Ramón Duarte, presidente del Movimiento Nacional Ferroviario

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l Monafe representa uno de los focos de resistencia a las políticas que se han establecido desde hace casi cuatro décadas en la Argentina. “Nosotros decimos que Argentina está desmembrada también con políticas de futuro, porque si vos tenés un tren que unía a casi toda la república Argentina, vos necesitás integrar al país, conformar el cuerpo de Nación. Ahí hay una intencionalidad en no hacerlo; el país está aislado, y progresivamente vamos siendo aislados en regiones; de persistir esta política que lleva adelante el Estado, nosotros no podemos aspirar a tener un ferrocarril que integre al país. Para nosotros el tema es muy político y es muy profundo, pues hay procesos en América Latina. Esto lo vivimos muy clarito la otra vez en Bolivia, con el tema de las autonomías. ”Es la continuación de los planes del Banco Mundial cuando en los noventa hablaba de regionalizar el país. El Monafe busca una política que integre al país, mientras que actualmente en los ramales de carga el ferrocarril está cumpliendo una función a favor de intereses multinacionales, no está cumpliendo un servicio estratégico para la Nación o para el pueblo”. La política ferroviaria “responde a otro proyecto de país, que es foráneo. Duarte es maquinista y habla con pasión y orgullo de su profesión. Al mencionar la experiencia de los ferroviarios del Sarmiento dice que “vinieron a pelear las escalas, porque las escalas ferroviarias fueron eliminadas a partir de la privatización. Todos estos compañeros vienen a pelear la recategorización de los trabajadores, ¡y lo logran!”. La situación de los tercerizados es un punto obligado de la charla. Duarte señala la importancia de hacer cumplir el convenio colectivo. Esto es por demás evidente: “La escala más baja, el peón de estación, categoría limpieza, hoy está cobrando un salario de entre 4 mil y 5 mil pesos; ahora, un tercerizado cobra la mitad o menos de la mitad, ¡que es muchísima guita!”, y esto puede ocurrir por la existencia de lo que Duarte llama “el triángulo de la corrupción”. Solamente los compañeros del Monafe vienen denunciando desde hace mucho el triángulo que relaciona a las concesionarias de los servicios ferroviarios, los sindicatos y los funcionarios del Estado. “Todo esto sale a la luz con el asesinato de Mariano Ferreira”. Existe “un montón de empresas y otras son

“La decadencia institucional de los gremios ferroviarios, la inexistencia de democracia sindical, la pésima administración de las empresas concesionarias y las erráticas respuestas del gobierno en materia ferroviaria llevaron a un grupo de trabajadores de esas organizaciones a conformar el Movimiento Nacional Ferroviario (Monafe)”. inventadas por los sindicatos y las concesionarias que siguen empleando tercerizados, por eso nosotros decimos, cuando hablamos de corrupción, y hay aportes en la causa por el crimen de Ferreira que Pedraza y La Fraternidad, tienen que ver con esas empresas tercerizadas; serían los dueños en la práctica. A esos compañeros se les pagaba el salario

como si estuvieran bajo convenio, pero cobraban estos tipos, o sea los concesionarios, los funcionarios del Estado, porque muchos sindicalistas son funcionarios”. El caso de La Fraternidad es ilustrativo. Su secretario de Política Ferroviaria, Antonio Luna, “es el tipo que recibía la guita del Roca para el asunto de los tercerizados. ¡Esto está en la causa!”. El

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sindicato integra el gobierno nacional dentro de la Secretaría de Transporte a cargo de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario. “Las tercerizadas están ligadas a las direcciones sindicales y acá –en el Mitre– a Cirigliano, a Romero, en fin, a todos los que tienen que ver con este negocio”. La tercera pata de este triángulo, “la más importante –sin la que esto no se puede llevar a cabo– es el Estado. En esto nosotros somos tajantes, no se puede disimular esta realidad. En esto el gobierno es responsable. Se habla de inclusión, de derecho y demás, pero, ¡por favor!, ¡se está explotando a los compañeros con el visto bueno del Estado, con la complicidad del Estado! Tomada esto lo sabe bien”. ¿Cómo es posible que luego de lo que ocurrió en el Roca, con la muerte de Mariano Ferreira, vuelva a ganar la Lista Verde de Pedraza? “La razón es que metieron 600 ingresos. Tomada laburó como el mejor para arreglar todos esos ingresos. Te dan vuelta una elección, el enemigo no es menor acá. Y en el caso nuestro, Maturana extrema la represión porque nosotros somos menos de tres mil tipos, en La Fraternidad, que es un gremio chiquito numéricamente; [la burocracia] no se puede dar el lujo de tener cien tipos en contra.” La construcción de una alternativa a la burocracia en la conducción de La Fraternidad no ha sido fácil. Duarte cuenta que desde la última vez que presentaron una lista en las elecciones del sindicato vienen muy debilitados. “A partir de 2006, cuando teníamos serias posibilidades de ganar delegados, en el 80% de las seccionales de la zona urbana, fue cuando vino la ofensiva de Maturana y fueron despedidos compañeros en connivencia con la empresa. Cuando no pudo parar este movimiento sindical que generamos por distintos reclamos, salariales, de condiciones de laburo y demás, es cuando se echa a cuatro compañeros. Gracias al trabajo de resistencia de los ferroviarios se pudo reincorporar a los compañeros despedidos. ¡Los echaron sin causa!”. La connivencia sindicato-patronal en los negocios de las tercerizaciones es el extremo de una relación anterior: “Si te plegás a esto te echamos del laburo, y TBA, en este sentido, creo que es la peor de todas. Todas son jodidas, pero este grupo de Cirigliano es el peor. Cuando los trabajadores quieren construir una alternativa o simplemente levantar un reclamo, sus delegados son los encargados de castigarlos. Es una persecución constante que deja una secuela de miedo. Calculen ustedes que nosotros tenemos compañeros que se volvieron a vivir a Tucumán. Destruyeron la familia de compañeros que trabajaron 30 años acá dentro. Es jodido remar contra la corriente, rearmar la interna sindical, pero no nos damos por vencidos.” A pesar de los golpes sufridos en años recientes, los compañeros del Monafe no abandonan las posiciones. La templanza obtenida en años de lucha obrera enseña que no hay represión de la burocracia que frene la conciencia del deber militante. “Hoy nos estamos recomponiendo con el propósito de presentar candidatos en algunas seccionales el año que viene” SL Alex Oval y Guillermo Hamlin

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Soberanía y negocios, dos dimensiones de Malvinas, por Lucas Paulinovich De la profundización del modelo a la “sintonía fina”, por Juan Manuel Lucas Los progresistas confunden el patriotismo antiimperialista con el fascismo, por Fernando Cangiano México: “Políticos”, franquicias electorales y ciudadanos frente al 2012, por Daniel Moser Clarín, La Nación y la intelligentsia colonizada temen perder su control sobre el relato histórico, por Gustavo Cangiano El “modelo” muestra su verdadera cara: economía de enclave, por Guillermo Hamlin El PC de Cuba reforma el modelo sin profundizar el socialismo, por Osvaldo Calello Binner: Velando por los negocios partidarios y el interés de la multinacionales, por Fernando Pereyra

núm. 24 - año 3 - marzo de 2012 - segunda época - $1,00

En lugar de “sintonía fina”, un programa revolucionario

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l gobierno se encontró finalmente con los límites del modelo instaurado hace una década, tras el estallido de la convertibilidad en diciembre de 2001. Los síntomas de la crisis estaban ya presentes bastante tiempo antes de las pasadas elecciones de octubre y se hicieron evidentes con inconfundible nitidez a poco de iniciado el segundo mandato de Cristina Fernández. Dos de ellos ilustran claramente el cuadro de situación. Nueve mil millones de dólares de importaciones en el rubro de combustibles y lubricantes durante 2011 constituyen de por sí la denuncia de la crisis del régimen de concesiones al capital imperialista heredado del menemismo, que el kirchnerismo mantuvo y perfeccionó a través de la “ley corta”, por la cual la nación resignó en favor de las provincias el dominio sobre los recursos naturales y consolidó de hecho la posición dominante de las corporaciones monopólicas. El otro síntoma no es menos significativo. Al mismo tiempo que la insuficiente producción de las petroleras ha amenazado con desbalancear la cuenta de comercio exterior, el multimillonario régimen de subsidios al capital llevó a un punto crítico el resultado fiscal, cuya primera corrección ha sido el fuerte tarifazo en curso a los servicios de electricidad, gas y agua, que el gobierno eufemísticamente ha llamado “sintonía fina”. La verdadera naturaleza de este régimen de corrupción, privilegios y complicidad entre funcionarios y concesionarios fue subrayada brutalmente por la tragedia ferroviaria de la estación Once.

Un modelo que no se debe profundizar Quienes honestamente asignan al gobierno y al kirchnerismo un potencial popular, nacional y democrático, todavía esperan lo que denominan “profundización del modelo”. Pero este modelo gira en torno a un patrón de acumulación en el que se mantienen intactas las reformas neoliberales que inicialmente puso en práctica la dictadura de 1976 y luego profundizó el menemismo (privatizaciones de los servicios públicos, régimen financiero y de inversiones extranjeras, apertura comercial, extranjerización de los hidrocarburos y la minería), por lo que la llamada “profundización” carece de sentido, al menos para los trabajadores y las grandes masas explotadas. En definitiva, los problemas y obstáculos que enfrenta la política gubernamental son la evidencia de que, si no se pone en práctica un programa orientado a erradicar de raíz los factores estructurales que confinan al país a una condición semicolonial, lo que sobrevendrá es una típica política de ajuste. ¿Está dispuesto el gobierno a imprimir un giro de este carácter a su política? La expectativa del kirchnerismo está puesta ahora

en la reforma de la carta orgánica del Banco Central. Si se trata de restituir a la autoridad monetaria sus facultades para direccionar la política crediticia quebrando el mito liberal que la confinaba a la condición exclusiva de custodio de la moneda a través de un sistema de metas inflacionarias, la necesidad de la reforma está fuera de discusión. También está fuera de discusión la necesidad de poner fin a la fórmula de la convertibilidad que exige una equivalencia de uno a uno entre el nivel de reservas y la base monetaria. Todos los argumentos que los propagandistas del gobierno han esgrimido contra el lobby financiero son válidos. Sin embargo, a nadie puede escapársele que uno de los propósitos centrales del gobierno es hacerse de las reservas necesarias para seguir adelante con su política de “desendeudamiento”, vale decir, para seguir pagando una deuda externa que sustancialmente es fraudulenta e ilegítima. En definitiva, hasta aquí llega la progresividad de kirchnerismo, sin contar que nada se ha dicho de derogar las leyes 21.495 y 21.526, basamento del orden financiero mediante el cual Martínez de Hoz abrió el camino a la recolonización neoliberal del país en 1977, poniendo fin a la nacionalización de los depósitos bancarios y al control estatal sobre la tasa de interés.

Los trabajadores y el programa revolucionario Los docentes, a quienes Cristina Fernández ha tratado de vagos y desconsiderados por reclamar un nivel salarial de 3.000 pesos mínimo –mientras los zánganos de las cámaras legislativas se han aumentado las dietas más de 100%– podrían dar cuenta del verdadero significado de la política de “sintonía fina” destinada a rectificar los desequilibrios del modelo. Sin duda el conflicto docente encierra un contenido significativo. Hay que tener presente que la CTERA fue la organización que encabezó la ruptura de la CTA siguiendo la política del gobierno, consistente en aislar a la ATE, convertida en una organización decididamente opositora. Su respuesta, por medio de un paro general y de la descalificación de las palabras de Cristina Fernández, sacó a la luz el hecho de que entre los intereses de los trabajadores y las exigencias del programa del oficialismo existe una contradicción que, en mayor o menor medida, ha comenzado a presentarse en algunas de las secciones del movimiento obrero. Moyano, envuelto en una puja de poder y movido por un interés particular, le dio de todas formas expresión política a las diferencias, levantó un programa reivindicativo que el gobierno no puede recusar y opuso al discurso épico del kirchnerismo la tradición política del peronismo y al propio Perón.

Quienes honestamente asignan al gobierno y al kirchnerismo un potencial popular, nacional y democrático, todavía esperan lo que denominan “profundización del modelo”. Pero este modelo gira en torno a un patrón de acumulación en el que se mantienen intactas las reformas neoliberales que inicialmente puso en práctica la dictadura de 1976 y luego profundizó el menemismo. Sin embargo, si la pequeña burguesía progresista enfrenta en el gobierno los límites de su propia naturaleza de clase, Moyano y sus compañeros carecen de programa en condiciones de convertirse en eje de convergencia de las clases y fracciones constituyentes del bloque nacional-popular. El peronismo que se afirma en los sindicatos no supera el nivel de la política, la práctica y la ideología del nacionalismo burgués; antes bien, se mantiene por debajo de la experiencia de los gobiernos de Perón en los años cuarenta y cincuenta. Ese peronismo fue derrocado en septiembre de 1955, porque en un momento crítico de la lucha de clases impuso como límite de su programa el sistema de las relaciones de propiedad vigente y renunció a liquidar socialmente a la oligarquía terrateniente, origen político del bloque contrarrevolucionario en formación. Volvió a ser derrocado en marzo de 1976, luego de perder el rumbo tras la muerte de su jefe y cuando ya había quedado en evidencia que su programa no estaba en situación de abordar los problemas nacionales que se habían

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

presentado en nuevas condiciones históricas, tras 19 años de proscripción. Desde entonces han pasado tres largas décadas, y el país que conoció Perón prácticamente no existe, borrado por la obra de la reconversión neoliberal. La economía característica del período de sustitución de importaciones, centrada en el mercado interno, ha quedado en el recuerdo, desplazada por la apertura comercial y financiera, mientras que el capital extranjero domina los resortes centrales del proceso de acumulación. Sin embargo, está la clase trabajadora, protagonista decisiva cada vez que la crisis del viejo régimen creó las posibilidades de una victoria nacional; la clase capaz de formular un programa, una práctica, una organización y las ideas hegemonizantes de un amplio frente de masas nacional-antiimperialista, fundiendo en un único bloque las interpelaciones populares, democráticas y de clase. Vale decir, está la clase que establece la continuidad histórica entre el pasado –17 de octubre y Cordobazo–, el presente y un futuro de emancipación nacional y social SL

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Número 24 / marzo de 2012

La solución de la crisis ferroviaria es una tarea de los trabajadores Por Matías Diez

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uevamente se repiten las denuncias sobre el estado de los ferrocarriles, no sólo del material rodante sino también de la infraestructura ferroviaria. No hay ya posibilidad de acusar al fantasma del menemismo, excusa de la pequeña burguesía progresista para no asumir sus propias responsabilidades políticas sobre el estado de abandono del sistema ferroviario. A pesar de las promesas del gobierno de invertir en los ferrocarriles, en especial a partir de 2006, la realidad es que, si el gobierno destinó partidas para ello, éstas no llegaron nunca a sus destinos. El recientemente publicitado informe de la Auditoría General de la Nación es elocuente sobre la situación de los FFCC, en especial los ramales a cargo de TBA, que es el objeto del informe. A título de ejemplo mencionamos sólo algunas cuestiones: la concesionaria del servicio, TBA de Cirigliano, propuso en 2006, a causa de la situación de hacinamiento en que se viajaba, la construcción de coches de doble piso. Sobre este asunto no existen los actos administrativos correspondientes (pliego de condiciones, llamado a licitación, etc.). Directamente fue adjudicada a la empresa de los Cirigliano. Los primeros cuatro prototipos se realizarían sobre la base de los trenes Toshiba actualmente en circulación. Cuando el Estado aprobó la obra (por una resolución que no se encuentra en internet, y que podemos ver en el Anexo del informe de la AGN), la empresa ya había realizado gran parte de los trabajos. El último certificado de obra se entregó dos años, tres meses y 30 días después del momento de iniciada la obra: dos años y dos meses para terminar el 13,41% de la obra de reciclado de trenes. ¡Tamaña hazaña de productividad le costó al Estado 25 millones de pesos!

La tragedia de Once pone al descubierto lo que todo el mundo ya sabía. Transforma en noticia lo que todos los días se vive de sólo tomar el tren para ir a trabajar. El informe también indica el estado deplorable de las vías férreas, denunciado en reiteradas ocasiones por trabajadores del Sarmiento y por usuarios. Durante 2006 y 2007 no se llevaron a cabo trabajos de vías. En 2009, el ritmo de las obras realizadas permitirían reemplazar el total de la vía entre Once y Moreno en un plazo de 10 años. El estado de las vías férreas produjo descarrilamientos durante el tiempo que pasó. De los datos contenidos en el informe se desprende también –y esto debió ser una advertencia para prevenir la tragedia de Once– que la empresa no cumplía con el plan de mantenimiento acordado en los pliegos de concesión, e incluso se advierte un incumplimiento de 91% de las tareas incluidas en sistemas de frenos y rodamientos. En otra inspección de la CNRT se detectaron, entre otros, “compresores que no funcionan”. Es increíble que la presidenta señalara en su discurso que los organismos de control no le habían avisado de la situación, cuando se desprende del informe de la AGN que la conocía hasta la misma CNRT (que no es conocida por su transparencia administrativa). La sola lectura de un par de informes y la falta de respuesta por parte de la empresa a las notificaciones de los organismos debió haber dado motivos a cualquier funcionario con un poco de responsabilidad hacia sus obligaciones, o con la sola atención a un sentimiento de

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solidaridad social –que tanto exclaman tener–, para levantar la concesión, porque no sólo se atentaba contra la seguridad de los pasajeros sino que se estaba viviendo un asalto a las arcas públicas. El sistema de concesiones de servicios públicos sigue mostrando los mismos problemas que tenía durante la satánica década de los noventa. El modelo aplicado a partir de la última dictadura para la gestión de los bienes públicos no tiene por objetivo una utilización eficiente de los recursos para un funcionamiento de calidad en los servicios; por el contrario, su fin es desplazar al Estado de la gestión de los servicios para obtener una alta rentabilidad en la explotación con mínimos costos. Los concesionarios no se hacen responsables de los gastos de mantenimiento de la infraestructura ferroviaria, porque les quita margen de rentabilidad. Es así que explotan el servicio sin realizar mantenimiento, mientras la infraestructura, propiedad del Estado, se va deteriorando paulatinamente. El negocio ferroviario está a cargo de empresarios amigos del poder político que no realizan inversiones y obtienen ganancias extraordinarias –en realidad, renta–. El gobierno de la burguesía nacional no promueve negocios capitalistas, sino un modelo rentístico-extractivo que no produce una valorización del capital en el sector de servicios públicos, sino su depreciación. Independientemente del curso que tome la vía judicial —hasta ahora pareciera que se hará recaer la responsanbilidad en el conductor del tren (véase nota de Guillermo Hamlin en SL)–, su resolución dará con algún culpable pero no resolverá el problema. Esta vista a vuelo de pájaro sobre los problemas en TBA no nos debe hacer olvidar lo fundamental. La justicia –confiemos o no en ella– no resuelve los problemas que están en el orden de la gestión, y éstos no son producto de la mayor o menor capacidad de gestión de un gobierno, sino resultado de las relaciones sociales que un Estado semicolonial expresa, subordinadas al capital trasnacional, y de la promoción del capital parasitario rentístistico y el capitalismo de amigos. Frente a la evidencia de la naturaleza del problema, se hace necesaria una respuesta desde abajo, que ponga a las masas plebeyas en la primera línea como única posibilidad de resolver el conflicto. Es necesaria una nacionalización de los ferrocarriles, con una administración en manos de los trabajadores ferroviarios con la participación de los usuarios mediante organismos electivos. La democratización de la administración asegurará la prestación adecuada de los servicios. Al mismo tiempo, debe establecerse una diferencia entre intervención de los trabajadores y administración por parte de los sindicatos; éstos han participado ya en la gestión de servicios deficientes y sus dirigentes, con su doble función también como funcionarios públicos –como Luna, de La Fraternidad–, son responsables directos de la situación actual y parte de lo que los compañeros del Monafe llaman “el triángulo de la corrupción”, la estructura que relaciona a los concesionarios, las dirigencias de la burocracia sindical y los políticos de turno en el reparto de los subsidios. Diferenciar una administración democrática de los trabajadores frente al modelo de la burocracia sindical es la tarea que se presenta hoy en día para las organizaciones de base de los ferroviarios, como los del Sarmiento. Es necesario un plan de lucha para terminar con las concesiones, y no hay nadie que pueda suplir la tarea que deben encarar los obreros ferroviarios SL

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Malvinas: Las incongruencias del progresismo pequeñoburgués una exquisita muestra de las multinacionales de origen yanqui, canadiense y europeo que operan en el saqueo de nuestro suelo continental vía sojización. Algunas horas antes de la publicación de estas líneas, en el discurso de apertura de las sesiones extraordinarias del Congreso Cristina Fernández de Kirchner festejó en tono de patriada histórica la incorporación de nuevos vuelos con destino insular.

Por Juan Manuel Lucas

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uando Alain Rouquié se permitió sugerir la necesidad de “desmalvinizar a la sociedad argentina” todavía ardían las heridas de nuestros silenciados combatientes. El publicitado intelectual francés tenía buenas razones para aquella invocación: su módico socialismo se asentaba, en definitiva, en los intereses materiales de su patria. Dirigida entonces por otro célebre progresista, François Miterrand, Francia había apoyado indisimuladamente a la OTAN contra la inesperada reivindicación patriótica con que la Argentina se había permitido cuestionar la dominación inglesa en el Atlántico sur. Si el trauma argelino obligaba a la izquierda reformista francesa a marchar tras los portaaviones de la derecha conservadora inglesa, los “condenados de la tierra”, el Tercer Mundo en lucha antiimperialista, saludaban la gesta patriótica argentina concitando el apoyo de un amplio abanico ideológico y geográfico que iba de la Cuba de Fidel Castro a la Libia de Muhammar Gadaffi. Además del aterrado bloque oligárquico, sólo un preciso sector social permaneció indemne a la euforia antiimperialista que llenaba las plazas con consignas como “las Malvinas son de los trabajadores, no de los torturadores” o “Malvinas sí, dictadura no”. La pequeña burguesía ilustrada, base social clásica del progresismo, satélite estratégico de la colonización pedagógica y principal bastión del servilismo ideológico hacia las pretenciosas creaciones del espíritu europeo, ocupó su lugar de acuerdo con la implacable lógica dicotómica de la guerra. Elevando la sugerencia de Rouquié al estatus de mandato divino, festejó el triunfo de la “democracia civil” de Thatcher, Reagan y Miterrand contra el “autoritarismo militar” de Castro, Gadaffi o Galtieri, e hizo de la desmalvinización una irritante realidad desde sus refugios tradicionales: universidades, magisterios, medios de comunicación.

Contradicciones inocultables Aun cuando el progresismo goza de la hegemonía intelectual en el seno kirchnerista, el oficialismo, con sólo situar la cuestión Malvinas en el marco de la liberación latinoamericana, ha hecho muchísimo más que sus antecesores partidocráticos. Sin embargo, esperar una efectiva malvinización de la política nacional por parte del kirchnerismo resulta demasiado audaz, por razones varias. Emergente político de aquella intelectualidad angustiada por los riesgos de “naserismo” durante el 82, asfixiada por el macaneo eurodirigido entre democracias o dictaduras civiles o militares, para la progresía criolla “nada de lo que haya hecho el Proceso puede ser reivindicado”. En ese marco, los ánimos grandilocuentes de soberanía que engalanan los discursos oficiales contrastan agudamente con la pleitesía del kirchnerismo hacia el capital angloeuropeo en el continente. Repasar sus decisiones políticas más trascendentes en relación con la cuestión Malvinas arroja sinsabores inexpugnables para toda lectura crítica. En 2005, Néstor Kirchner nombró como ministra de defensa a Nilda Garre. El prontuario desmalvinizador de la ex funcionaria aliancista es aleccionador: a sus sugerencias de considerar a los ex combatientes y caídos en Malvinas como víctimas del terrorismo de Estado ha sumado numerosas declaraciones como ministra explicitando que las fuerzas armadas, a pesar de casi 180 años de ocupación extranjera en nuestro territorio, no tienen hipótesis de conflicto. La ministra no se ha quedado en declaraciones; su gestión se ha caracterizado por un virtual

desmantelamiento de la capacidad operativa de las fuerzas armadas. Dos años después, en 2007, la Unión Europea incorporó en su Constitución a las islas Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur y Antártida considerando a esos territorios como propios, en flagrante contradicción con numerosas resoluciones de la ONU. Hasta la fecha es imposible evaluar las respuestas políticas del oficialismo. No hubo ninguna. En marzo de 2011, el senado aprobó por unanimidad la denominada Ley de Hidrocarburos. Entre su articulado se destaca el 2º.3 que prohíbe “contratar y/o efectuar actividades hidrocarburíferas, transacciones, actos de comercio, operaciones económicas, financieras, logísticas, técnicas, actividades de consultoría y/o asesoría, ya sea a título oneroso o gratuito, con personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, para que desarrollen actividades hidrocarburíferas en la Plataforma Continental Argentina –que obviamente incluye a las Malvinas– sin haber obtenido la habilitación pertinente emitida por autoridad competente argentina.” A casi un año de su aprobación, estimar su aplicación concreta es imposible: el ejecutivo nacional no la ha reglamentado. Hacerlo implicaría prohibir las actividades de, entre otros, los responsables de las operatorias de canje de deuda externa (JP Morgan, Citigroup o Credit Suisse), financistas del capital multinacional minero (BNP Paribas, Barclays Capital, Bank of Nova Scotia, Royal Bank of Scotland, HSBC Holdings y Morgan Stanley), o del capital extractivo hidrocarburífero (Pan American Energy o British Petroleum), concesionarias, entre otras, de Cerro Dragón, el mayor yacimiento petrolífero argentino. Estas multinacionales o financian o son accionistas del capital angloeuropeo que, mientras se escriben estas líneas y alguien las lee, explora la cuenca hidrocarburífera de Malvinas en una insultante violación a la soberanía argentina sobre su plataforma continental. La “visión alternativa” El 7 de febrero pasado, la presidenta le dedicó varias estrofas a la cuestión Malvinas. Remarcando el carácter latinoamericano de la causa del Atlántico sur, el discurso evitó, sin embargo, pronunciarse sobre las medidas con que Argentina debería resistir el saqueo pesquero o petrolífero en las islas, y extractivo, financiero o comercial en el continente. La impugnación a la histórica recuperación del 2 de abril, la recurrente alocución sobre “la plaza de la vergüenza”, la explícita renuncia a toda estrategia no negociada y pacífica, o el sometimiento de la cuestión nacional a las disquisiciones entre gobiernos de hecho o de derecho evidencian los tentáculos desmalvinizadores que sostienen sus argumentaciones. En ese marco, los avatares de la cancillería argentina se agotan en una “estrategia” diplomática construida sobre la misma presunción con que la Junta sostuvo la guerra: Timerman hoy, como Galtieri hace tres décadas, supone que Es-

tados Unidos puede ser un factor de presión a favor de la Argentina. Sin embargo, la insistencia presidencial sobre una causa siempre sospechada de chauvinismo fascistoide generó la réplica de los núcleos más serviles de la w. Con la firma de Sebreli, Sarlo, Romero y Lanata, entre otros, la propuesta de “Una visión alternativa sobre Malvinas” apostaba a seducir a los isleños haciendo propia la estrategia británica: respetar el derecho a la autordeterminación de los usurpadores kelpers. Las respuestas del oficialismo no pudieron ser más patéticas. Mientras el inefable Aníbal Fernández se deshacía en acusaciones de “cipayismo básico” y patriotismo impostado, la ministra de industria Débora Giorgi visitaba a una serie de empresas que reponen bienes de capital o materias primas en Gran Bretaña sugiriendo la posibilidad de sustituir el origen de esas importaciones. ¿A qué empresas pretende la ministra aunar en su ofensiva antiimperialista?: Syngenta, Finning y New Holland,

La recuperación de la soberanía Hace dos siglos, el padre de la teoría militar moderna, Carl von Clausewitz, sostuvo que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. El brillante general prusiano sugirió, además, que los términos de esa máxima pueden conmutarse: la política es, a su vez, la continuación de la guerra por otros medios. En esa traducción descansa la posibilidad de reiniciar un camino interrumpido hace décadas que exige la recuperación de la soberanía económica y política en el continente, como prerrequisito excluyente para toda reivindicación insular auténtica. Supone el despliegue de un programa antiimperialista en aquellos territorios en que la soberanía formal se corresponde con la soberanía real, y define un enemigo histórico que ha dejado la fajina militar para camuflarse entre los trajes ejecutivos en que el omnipotente capital extranjero se personifica. No habrá resolución militar o diplomática favorable sin una resolución política precedente proyectada estratégicamente hacia esa inevitable hora en que en las Malvinas vuelva a ondear la bandera argentina y se confirmen como uno de los capítulos más insignes de la liberación latinoamericana SL


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LA Religiosidad popular y LA manipulación DEL VATICANO Por Daniel N. Moser

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ÉXICO, D.F. La de dios es, sin lugar a dudas, una de las mejores ideas del ser humano. Apenas toma éste conciencia de encontrarse en el universo, adquiere la principal de las angustias: la existencial. La fe –en su acepción más amplia: “conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas”– es la que permite, si no suprimir, al menos atenuar la angustia existencial. Pero no sólo en dioses tienen fe las personas; la fe tiene innumerables manifestaciones, aunque sin duda la religiosa es la más difundida, al punto de que muchos, al hablar de fe, lo hacen como sinónimo de la religiosa, lo cual es un error. Es casi innumerable la cantidad de dioses a los cuales los seres humanos a lo largo de su historia han rendido culto (para tener un panorama amplio de este fenómeno, es recomendable la lectura de El atlas de las religiones, un ensayo breve pero documentado, editado por Le Monde Diplomatique). Distinciones imprescindibles Resulta necesario distinguir entre la religiosidad popular, las instituciones políticas que pretenden ser intermediarias entre creyentes y sus dioses, y las jerarquías de dichas instituciones políticas. La necesidad y el derecho de cada persona a creer en uno o más dioses, así como a manifestarlo son absolutamente legítimos y respetables. Pero de ninguna manera la legitimidad y el respeto son extensibles, acríticamente, a las instituciones político-terrenales a las que se atribuye la intermediación entre los creyentes y sus dioses, mucho menos aun a los funcionarios y jerarcas de dichas instituciones. Es común encontrar, por ejemplo, a quienes se consideran católicos pero no asisten jamás o casi nunca a una misa, e incluso critican o repudian a curas y jerarcas de manera específica o genérica. Cada vez más hasta los propios creyentes ponen en tela de juicio –implícita o explícitamente– la representatividad de estos funcionarios o su carácter de intermediarios entre la divinidad y sus creyentes. Instituciones político-terrenales Cada institución autodenominada iglesia no es una sucursal del cielo en la Tierra. Se trata de organizaciones terrenales, forjadas por

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En marzo de 2012 llega a México Joseph Ratzinger en su carácter de jefe de la iglesia católica. Llega para promover y consolidar los intereses de la organización global a la cual representa, montándose en la religiosidad popular que históricamente ha caracterizado a la mayoría de los mexicanos. Pero una cosa es la imagen venerada de la virgen de Guadalupe y otra Joseph Ratzinger de carne y hueso.

hombres con claros fines políticos. Como parte de su estructura administran –además de la fe religiosa– recursos económicos multimillonarios, muchos de los cuales surgen de los aportes voluntarios de los creyentes y de transacciones financieras muchas veces puestas en tela de juicio, al igual que su utilización; no hace falta ir muy atrás en la historia: están los casos recientes en los que el Vaticano resolvió destinar miles de millones de dólares para el encubrimiento (lo cual implica complicidad) y la protección ante la ley de curas y jerarcas pederastas. Para quienes actúan con honestidad, no cabe duda de que la institución político-terrenal conocida como iglesia católica (me refiero a ella no por ser la única, sino por ser la que mayor influencia tiene en nuestra Patria Grande, América Latina) tiene una historia –en términos generales y de manera abrumadora– nefasta, aliada como institución, casi siempre, a los peores intereses. Podríamos pasarnos horas contraponiendo ejemplos de religiosos y jerarcas “buenos” y “malos”, entre quienes no podrían faltar Teresa de Calcuta, ampliamente conocida por sus enormes virtudes y dedicación a los más necesitados, y Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, menos famoso que Teresa de Calcuta pero reconocido por los multimillonarios recursos aportados al Vaticano y porque su congregación posee escuelas famosas por haber sido muchos de sus alumnos víctimas de pederastas –siendo Maciel uno de ellos, que llegó incluso a violar a sus propios hijos–; a pesar de esto último, y muy probablemente gracias a los millonarios aportes, fue protegido por Karol Wojtyła y por Joseph Ratzinger, los dos más recientes líderes del Vaticano (¡hubo hasta la pretensión de beatificar y canonizar a Maciel!, acto frustrado por las irrebatibles pruebas de sus atrocidades). Algo históricamente evidente Son tan abrumadores –por cantidad y contundencia– los testimonios de que la iglesia católica ha estado y está controlada por un grupo mafiosos al amparo de cúpulas reaccionarias, que hasta muchos católicos lo reconocen. Hace falta ser un ignorante (lo cual resulta un atenuante), un cínico o una persona culta e in-

teligente pero cegada por el fanatismo, para no reconocer algo históricamente tan evidente. Ahora bien, ¿significa lo anterior que los honestos deístas, los creyentes en general, los católicos en particular, desvinculados del negocio religioso deban compartir la condición de mafiosos? La respuesta, evidentemente, es no. Pero hay una distinción tan relevante como la que acabo de precisar: la referida a la importancia que tiene la religión en la historia y la cultura de nuestra Patria Grande. Hernández Arregui, en su definición del Ser Nacional, señala: “Es una comunidad […] unida por […] creencias y tradiciones también comunes en la memoria del pueblo.” Una organización global La definición nunca hace referencia a la institución político-terrenal conocida como iglesia católica, aunque sin duda alguien –por ignorancia, cinismo o fanatismo– podría incluirla, como a muchas otras… Podría, pero hacerlo iría en contra de la esencia del Ser Nacional literalmente planteada en las últimas líneas de la definición de Hernández Arregui. Además –y este no es un asunto menor–, la iglesia católica no es una institución ni mexicana, ni argentina, ni latinoamericana: es una organización global, que tiene su propio Estado y responde a los intereses inherentes a su condición, los cuales son muy evidentes. Pero, además, no podemos olvidar que los jerarcas de la iglesia católica han hecho cumplir a la institución político-terrenal iglesia católica un papel reaccionario, siempre aliada a los peores intereses en América Latina y en el mundo. Claro está, hay casos individuales, como el del cura Hidalgo, héroe de la independencia de México, excomulgado por la jerarquía de la iglesia de su época no por haber tenido hijos, sino por su actitud revolucionaria; o el de Leonardo Boff, que no renunció a su fe religiosa pero sí a la iglesia católica, acosado por los jerarcas que la dirigen. Hidalgo y Boff son excepciones honrosas y merecedoras de reconocimiento, pero han sido eso: excepciones. Merece destacarse que quienes constituyen la excepción son los primeros en resultar víctimas de la jerarquía reaccionaria al acceder a algún espacio de poder que pueda salirse de “control”.

Creyentes, instituciones y funcionarios Hernández Arregui no refiere a la iglesia católica, menos a sus jerarcas; explícitamente señala a “las creencias y tradiciones”. Sin duda aquí sí tiene importancia y reconocimiento la religiosidad popular manifestada de muy diversas formas, religiosidad popular que de ninguna manera es sinónimo de la institución político-terrenal iglesia católica, aunque los jerarcas que controlan a esta iglesia pretendan representarla así. Otro personaje destacado de la política argentina que merece nuestro respeto y admiración –nunca divinización–, Jorge Abelardo Ramos, también se ha referido al papel de la religiosidad popular, de la iglesia católica y de sus funcionarios en la realidad política de América Latina. A lo largo de su historia, Ramos resaltó el papel reaccionario desempeñado por las jerarquías de la iglesia católica; sin embargo, en un texto de 1986 donde aborda el tema para la revista Politicón podría atribuírsele un cambio de opinión o una incongruencia, pero no es así. Ni la cúpula de la iglesia católica había modificado su política reaccionaria ni Ramos su opinión sobre ella. Dice Ramos: “La fe católica es profesada por la mayoría de los argentinos y de los latinoamericanos y es […] un peculiar escudo de nuestra nacionalidad ante aquellos que quieren dominarnos o dividirnos [...]. La religión ejerce un doble papel: el teológico que le es propio y el de ideología nacional defensiva contra el dominador extranjero.” Ramos dice: “la fe católica es profesada por la mayoría de los argentinos y de los latinoamericanos”; no dice “la iglesia católica”, o “la jerarquía eclesiástica”. Son elementos muy distintos que no deben confundirse. Religiosidad popular e identidad nacional Es necesario reconocer que la religiosidad popular –no la iglesia católica, no su jerarquía– es factor en la definición de la identidad latinoamericana. Joseph Ratzinger no llega a México para promover o consolidar la identidad nacional mexicana y latinoamericana, llega a México a promover y consolidar los intereses de la organización global a la cual representa, montándose en la religiosidad popular que históricamente ha caracterizado a la mayoría de los mexicanos, pero una cosa es la imagen venerada de la virgen de Guadalupe y otra Joseph Ratzinger de carne y hueso. Durante la guerra de independencia y la Revolución, en México la jerarquía eclesiástica tuvo un papel reaccionario; basta conocer cómo le fue al cura Hidalgo y los escandalosos privilegios que la revolución les quitó. Este es un asunto toral que no debe perderse de vista. La identidad nacional, el ser nacional de los latinoamericanos, es resultado de factores muy diversos y patrimonio de agnósticos, ateos y creyentes de las más diversas religiones, los cristianos en particular. Entre estos últimos, quienes se sienten identificados y representados por la institución políticoterrenal llamada iglesia católica tienen la responsabilidad de evitar la soberbia y ejercer la autocrítica honesta y franca, ya que, de no hacerlo, por acción u omisión estarán tolerando y así siendo cómplices de las cúpulas que la han controlado históricamente en defensa de intereses globales, ajenos y la mayoría de las veces contrapuestos al ser nacional latinoamericano SL NOTA: esta es una versión parcial del documento completo que puede leerse en www.izquierdanacional.org

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: YPF debe ser el principio de la nacionalización de la industria petrolera Malvinas: colonialismo y energía en el Atlántico Sur, por Gustavo Lahoud “Razón y Revolución” junto a los kelpers y contra Argentina, por Gustavo Cangiano Malvinas: la recuperación permanente, por Hugo Rivas Izquierdismo, derrotismo y colonización imperialista, por Osvaldo Calello Malvinas, el presente como historia y los fantasmas de la historiografía liberal, por Fernando Cangiano El discurso ecologista oculta la trama del saqueo imperialista, por Guillermo Hamlin Reescribiendo a Gramsci: las apropiaciones apócrifas del progresismo, por Juan Manuel Lucas La izquierda nacional y la Iglesia Católica, por Gustavo Cangiano El relato derecho humanista escamotea el significado de la guerra de Malvinas, por Osvaldo Calello.

núm. 25 - año 3 - mayo de 2012 - segunda época - $1,00

El petróleo, 100% en manos del Estado y los trabajadores

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l gobierno puso fin a nueve años de sociedad política con la multinacional Repsol y modificó abruptamente un cuadro político que le abría preguntas inquietantes luego de la aplastante victoria electoral de octubre pasado. El kirchnerismo había comenzado a perder la iniciativa política tras la tragedia ferroviaria de la estación Once, cuando se hizo materia de conocimiento general la relación de convivencia existente entre los funcionarios de la Secretaría de Transporte y del Ministerio de Planificación con el Grupo Cirigliano, responsable de la destrucción criminal en que ha caído la ex línea del Sarmiento. La perdió definitivamente durante algunas semanas a manos de los medios opositores, al tomar estado público las andanzas del vicepresidente, designado para el cargo por su insignificancia política, pero en definitiva con una humana preocupación por asegurar su futuro patrimonial. El vuelco de la situación que significó la crisis con Repsol desplazó todo esto a un segundo plano. Lo cierto es que la expropiación del paquete accionario del grupo dominante en YPF se había convertido en una medida obligada, vista la política de descapitalización seguida por el señor Brufau y sus secuaces. La crisis presentaba aspectos inconfundibles. El directorio de Repsol-YPF no sólo no realizaba inversiones, sino que giraba al exterior una masa de dividendos que superaba el volumen de ganancias obtenidas, financiando de este modo la radicación de capital en mercados que consideraban más prometedores a costa de la petrolera local. El resultado de la maniobra fue una marcada caída de la producción y una no menos acusada reducción del horizonte de reservas, el fin del autoabastecimiento y una cuenta de 10.000 millones de dólares en

La iniciativa del gobierno es parcial y lo seguirá siendo mientras siga intacto el régimen jurídico que en los años noventa abrió el camino a la privatización de YPF y a la desregulación del sector

materia de importación de combustibles durante 2011, que amenaza con aumentar aún más durante el corriente año. El kirchnerismo pretendió elevar el acontecimiento a una dimensión épica. Sin embargo, más allá de la retórica del discurso, a nadie puede escapársele la complicidad de los funcionarios del gobierno, comenzando por el ministro De Vido, respecto a las maniobras seguidas por Repsol. En definitiva, todo lo que los directivos de la multinacional hicieron y deshicieron en YPF contó, hasta último momento, con el asentimiento de los representantes oficiales. El gobierno es, en consecuencia, el principal responsable de la presente crisis energética y de la situación en que ha quedado la que fuera, en otra época, la petrolera estatal. Estatización fuera de discusión Sin embargo, la progresividad de la medida adoptada es independiente de las circunstan-

cias que la rodean. Sólo las fracciones más antinacionales de la UCR, del peronismo federal, de la Coalición Cívica y, por supuesto, de todo el macrismo, además del Grupo Clarín y La Nación, se alinearon contra la expropiación, clamando a voz en cuello por la seguridad jurídica vulnerada y, en definitiva, haciendo causa común con Repsol. La iniciativa del gobierno es parcial, y lo seguirá siendo en tanto se mantenga intacto el régimen jurídico que en los años noventa abrió el camino a la privatización de YPF y a la desregulación del sector, otorgando a los concesionarios todo tipo de privilegios y el dominio sobre el eslabonamiento que va de la exploración, explotación y refinación hasta la comercialización de los hidrocarburos. Hay que tener presente que con la estatización parcial el Estado recupera el control sobre un tercio de la producción del petróleo y poco más de 20% del gas. El resto –el grueso de

la explotación– sigue bajo el control de las multinacionales y de algunas corporaciones locales. Esa iniciativa es, asimismo, parcial porque el proyecto de ley no transforma YPF en una empresa estatal, sino que la mantiene en su condición de sociedad anónima, con fuerte presencia de capital privado, vale decir, una sociedad mixta, sometida a una lógica de rentabilidad que está en contradicción con las exigencias de un proceso de acumulación autónomo de capital en escala nacional. Pero con esta iniciativa, el kirchnerismo puso de su lado a la mayor parte del país y dejó en claro la presencia de un balance de fuerzas que encierra posibilidades más allá del limitado horizonte que se ciñe en torno a la pequeña burguesía progresista. Existe una reserva de fuerzas populares, nacionales y antiimperialistas en condiciones de avanzar sobre los presentes límites que marcan la estatización parcial, y abordar los problemas de una nacionalización progresiva de los distintos eslabones de la producción hidrocaburífera, junto con la reconversión empresaria de YPF a partir de la intervención de los obreros, empleados y técnicos en su gestión. No está de más repetir que cualquier avance en esa dirección depende, en gran medida, de la decisión política de los trabajadores y las grandes masas explotadas, cuya experiencia de lucha constituye el cauce profundo de un gran realineamiento nacional-antiimperialista. En definitiva, se trata de retomar lo que dejó pendiente el levantamiento de diciembre de 2001: la construcción independiente de una organización y de una política de masas que quiebre definitivamente los fundamentos del capitalismo semicolonial y abra el curso emancipador SL

Réquiem para una oposición colonial

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a decisión de expropiar el paquete accionario de Repsol en YPF colocó nuevamente al kirchnerismo en la iniciativa política y obligó al grueso de la oposición a aceptar el giro de los acontecimientos. La desazón del establishment semicolonial se hizo patente de inmediato a través sus voces más autorizadas. En La Nación, Morales Solá escribió que el país acababa de entrar en la peor crisis internacional desde la guerra de las Malvinas, denunció que el gobierno había violado la Constitución por no haber seguido los pasos exigidos para la expropiación a la que llamó confiscación, aseguró que los españoles habían sido “desplumados”, y pronosticó que la decisión del gobierno había sacrificado la confianza y la inversión por muchos años. Los abogados de Repsol no habrían podido argumentar mejor que el periodista de Clarín en favor de sus patrones.

Sin embargo, la prédica del periodismo domesticado encontró eco en una minoría de las fracciones políticas de oposición; en personajes como Aguad, expresión del liberalismo oligárquico en las filas del radicalismo; en Terragno, quién proclamó que así como había que estar contra la guerra de las Malvinas y la convertibilidad había que estar contra la expropiación de Repsol; en Carrió y en De Narváez y en alguno que otro personaje insignificante de la vieja partidocracia. Desde ya, el macrismo en bloque cerró filas en defensa de los intereses del capital multinacional, confirmando su unidad de hierro en torno al programa de colonización imperialista. La Nación no pudo menos que confirmar la derrota. Su escriba de los domingos expresó sin matices decepción por la “defección” del radicalismo. Señaló que su dirigencia ni “siquiera se detuvo en las formas y en el por qué apoyar

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

la expropiación”; malvendió la defensa de la Constitución y de la legalidad, que eran su principal capital político. La conclusión no resultó menos patética: “Macri es el único político opositor que apostó claramente a ser en el futuro una opción electoral al eventual fracaso de los políticas kirchneristas”. Triste consuelo el del viejo paquidermo oligárquico. El discurso de los grandes formadores de la “opinión pública”, así como el de sus políticos afines, ha quedado congelado en el tiempo. Para ellos la crisis del 2001 ha sido un episodio pasajero y creen que todo ha vuelto a ser como antes. Son absolutamente incapaces de reconocer los cambios que se han producido en el balance del poder social y su repercusión sobre la correlación de fuerzas políticas. Forman parte de un pasado al que hace rato le ha sonado la hora final SL

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¡Ya están entre nosotros! L

a instalación del Centro de Emergencia y Ayuda Humanitaria en la provincia del Chaco con la asistencia del Comando Sur de las fuerzas armadas yanquis devela la existencia de más continuidades que rupturas en la política exterior de Cristina Fernández. Capitanich ha cuestionado las críticas y minimizado la significación de la donación de dinero por parte de la embajada norteamericana. Ha sostenido que este centro de emergencias se construyó para dar respuesta a la necesidad de contar con un sistema de asistencia humanitaria. Dicho argumento carece de solidez; nuestro país cuenta con organismos especializados (un consejo federal especializado) y un sistema en escala Mercosur como es la Reunión Especializada de Reducción de Riesgos de Desastres Socionaturales, la Defensa Civil, la Protección y la Asistencia Humanitaria (integrada en representación de nuestro país por la Dirección Nacional de Protección Civil y la Comisión de Cascos Blancos). Por otro lado, ¿por qué es un organismo militar, como el Comando Sur, el que presta asistencia en desastres? No es la función del Comando Sur, al menos no la verdadera, apoyar a la población que sufre desastres humanitarios. Detrás de la política humanitaria encontramos la cabecera de playa para el desembarco futuro de una base más avanzada, como lo hicieron en Colombia, Ecuador o Aruba y Curazao. Luego vendrá, quizás, un centro de asistencia en la lucha contra el narcotráfico. Todas formas de “cooperación” que evitan el trámite parlamentario de ingreso de tropas extranjeras. Estos centros también permiten que nuestras tropas fraternicen con miembros de las fuerzas imperialistas, a modo de establecer lazos de confianza. Además, su posible participación en programas de asistencia humanitaria sirve de propaganda para hacer más amigables entre la población local a las tropas del imperio. Esta política revela la continuidad de la subordinación de nuestro país a los intereses anglo-norteamericanos, como el oprobioso desarme argentino producto de la política de desmalvinización impuesta por el imperialismo, a instancia de sus servidores locales de la partidocracia democolonial. Detrás de las declaraciones nacional-populares, el actual gobierno ha mantenido una estrecha colaboración con Estados Unidos; la instalación de la base en Chaco se realizó a instancias de la ministro Nilda Garre, cuando estaba a cargo del Ministerio de Defensa, en encuentro con la embajadora norteamericana Vilma Martínez. También participó Aníbal Fernández, cuando era ministro, impulsando en 2006 el Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias. En diciembre de 2011, el gobernador Capitanich recibió a Edwin Passmore, representante del Comando Sur, quien fuera echado de Venezuela por actividades de espionaje. En aquella oportunidad

Socialismo Latinoamericano repudia la presencia del Comando Sur en territorio argentino y llama a todas las fuerzas nacionales, populares y antiimperialistas a unirse en una campaña para exigir su salida inmediata.

ARG ENTINA

Por Matías Díez

el gobernador, uno de los favoritos para la vicepresidencia de Cristina Fernández, declaró: “Defiendo una alianza estratégica y estoy dispuesto a luchar por esa idea.” Participaron en el encuentro, además, legisladores norteamericanos, quienes fueron recibidos con comentarios muy elogiosos. Se trata de una seria lesión a la soberanía nacional y una amenaza potencial para nuestra defensa nacional; pero que se corresponde con la participación de nuestro país en las empresas imperialistas norteamericanas como la Minustah, otro ejemplo de “asistencia humanitaria” ¡Nuestro país debe abandonar la política de participación en las empresas imperialistas! No habrá posibilidad de ejercer

ningún tipo de soberanía sobre nuestros recursos energéticos y naturales mientras persista este tipo de subordinación. ¿Cómo expropiar sin indemnización a quienes saquearon nuestro petróleo si nuestro país tiene 57 tratados bilaterales de inversión? ¡Estamos recibiendo asistencia para tareas humanitarias del país que fue incapaz de responder a la tragedia provocada por el huracán Katrina! Socialismo Latinoamericano repudia la presencia del Comando Sur en territorio argentino y llama a todas las fuerzas nacionales, populares y antiimperialistas a unirse en una campaña para exigir su salida inmediata SL

Acto del gobierno en Vélez. ¿Y la clase obrera? Si el kirchnerismo aspira a completar lo que apenas ha iniciado con la estatización parcial del negocio petrolero o con medidas asistencialistas como la “asignación universal por hijo”, deberá tener presente que no se puede luchar contra el imperialismo sin contar con la participación y la movilización activa de la clase obrera y de los sectores más plebeyos de la sociedad.

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i observamos nuestra historia, advertimos que los “movimientos nacionalistas” o frentes nacionales, como les llamamos en Socialismo Latinoamericano (donde no entra, naturalmente, esa “unión democrática” que fue el alfonsinismo), se construyen sobre la base de clases y sectores sociales que, en la arena política, son “interpretados” por diferentes organizaciones. Este punto es de gran importancia. Por no considerarlo, los nacionalistas católicos terminaron sirviendo proyectos opuestos a sus propósitos, por ejemplo, apoyando a Videla en 1976 para que destruyera el tejido nacional-popular que podía oponer resistencia a la política depredadora de Martínez de Hoz. El yrigoyenismo, primera expresión de frente nacional en el siglo XX, se construyó sobre la base de la pequeña burguesía urbana y rural, y de sectores incipientes del proletariado. El peronismo, por su parte, se conformó sobre la base de una alianza entre una clase obrera estatizada por el nacionalismo burgués y unas fuerzas armadas que fun-

gían como burguesía industrialista, es decir: tanto el yrigoyenismo como el peronismo se nutrían de lo que en sus épocas respectivas era el “bloque de clases subalternas”. Ahora bien, ¿cuáles son las bases sociales sobre las que se edifica este “cuarto movimiento nacionalista” que para algunos resulta ser el kirchnerismo (quizá pronto cristinismo)? Según reportes de algunos asistentes, en Vélez no hubo obreros metalúrgicos, ni trabajadores estatales, ni comisiones internas de fábricas, ni ferroviarios, ni camioneros, etc. Tampoco hubo centros de estudiantes, trabajadores de prensa, peones rurales, docentes y demás. Hubo, en cambio, agrupaciones que operan al interior del kirchnerismo, que prosperan al calor del aparato estatal y que carecen de autonomía política. Alguien podrá decir: “sí hubo trabajadores en Vélez” (obviamente, la inmensa mayoría de la gente es trabajadora), en consecuencia, mayoría de trabajadores tiene que haber en las manifestaciones kirchneristas, así como en las antikirchneristas; en

las que convoca la Iglesia para agradecer a San Cayetano y en los festejos por un campeonato de Boca. Pero desde la perspectiva de Socialismo Latinoamericano, representante de la izquierda nacional, no es esto lo que importa. Lo que importa es averiguar si la clase obrera, en tanto clase social y no en tanto suma de individuos interpelados como “ciudadanos”, estuvo presente. Y, en tal caso, también es importante averiguar si la presencia de la clase obrera adquiere un carácter autónomo o heterónomo. Hubo en el acto de Cristina Fernández en Vélez, en definitiva, organizaciones que no representan un sujeto social en condiciones de poder llevar adelante una lucha antiimperialista y emancipadora. Si la composición de los asistentes fue la que se observó en televisión y reportaron algunos asistentes, entonces hay que concluir que dicho acto no surgió “desde abajo” para dar un apoyo a una perspectiva de poder, sino que fue una movilización instrumentada desde el poder mismo. Pero lo más significativo no fue esto, sino la ausencia del movimiento

obrero organizado. Es decir, la ausencia de una clase social sin la cual sólo puede avanzarse muy limitadamente en la disputa con el imperialismo. Esto puede decirse incluso desde la “observación pura” y no desde un a priori teórico: la dictadura procesista, por ejemplo, quiso enfrentar al imperialismo anglo-yanqui sin contar con el apoyo social del movimiento obrero, y así le fue. Si el alfonsinismo quiso tal cosa (lo cual es dudoso), tampoco le fue posible hacerlo: su base social era la clase media de las grandes ciudades portuarias, como lo fue la base social de los sectores de “izquierda” que en 1955 participaron en el derrocamiento de Perón. No se puede luchar contra el imperialismo sin contar con la participación y la movilización activa de la clase obrera y de los sectores más plebeyos de la sociedad. Si el kirchnerismo aspira a completar lo que apenas ha iniciado con la estatización parcial del negocio petrolero o con medidas asistencialistas como la “asignación universal por hijo”, deberá tener esto presente SL


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Expropiar la totalidad del sector petrolero Por Guillermo Hamlin

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a expropiación de 51% de Repsol-YPF y su intervención fueron, tal vez, las más importantes decisiones que haya tomado hasta ahora la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Estas decisiones deben ser apoyadas, considerando que constituyen un paso en la dirección correcta, pero son insuficientes. La declaración de interés público nacional debe conducir a la expropiación total del sector, no sólo 100% de YPF sino también al resto de la industria petrolera. Hay que modificar la legislación menemista Para el ejercicio pleno de la soberanía, deberá modificarse el régimen jurídico vigente que, desde la nefasta década menemista hasta nuestros días, perpetúa la ausencia de planificación, control y regulación estatal en el sector. La gran mayoría del pueblo argentino apoya que YPF vuelva a ser una empresa argentina. Tiene el mismo valor de ícono de la soberanía que las Malvinas. Ante esta realidad, el arco opositor sorprendido no puede menos que acompañar a regañadientes, poniendo peros y lamentos. YPF debe ser sociedad del Estado Una de las objeciones más fuertes y reales que se hacen contra esta iniciativa es que el grave problema del incremento de las importaciones energéticas y la caída de la producción no será resuelto sino con grandes inversiones que el estado no está en condiciones de realizar en estos momentos. Es decir, la renta expropiada de YPF no será suficiente para ello y se especula con la inversión de empresas extranjeras, cosa que el régimen jurídico de propiedad actual de la empresa permite. No pagar la ilegítima y fraudulenta deuda externa Ante esta realidad, el gobierno se enfrenta al siguiente dilema: o recurre a las inversiones de empresas extranjeras, lo cual sería cambiar de collar pero seguir siendo perro (como decía Jauretche), o recurre para las inversiones necesarias a los fondos provenientes del no pago de la deuda externa ilegítima y fraudulenta, probada como tal en sede judicial. No importar capitales e impedir que los generados en el país se vayan Ante la decisión del gobierno argentino, nuestro país recibió muestras de solidaridad latinoamericanas, así como advertencias y amenazas de los países imperialistas. “No habrá más crédito para Argentina”, “no se conseguirán inversores”, etc. Ésta es una buena oportunidad para demostrar que no son necesarios los capitales extranjeros; hay que hacer todo lo contrario: evitar que los capitales generados en el país salgan. Para prepararse contra las previsibles represalias, el gobierno deberá tomar medidas como denunciar los lesivos tratados bilaterales, que dan seguridad jurídica a las inversiones extranjeras, lo cual está técnica y legalmente en condiciones de hacer, y ganar así seguridad jurídica para los ciudadanos argentinos y para el futuro desarrollo del sector energético. A su vez deberá tomar la misma decisión soberana de renunciar al CIADI, que tomaron Venezuela, Bolivia y Ecuador. Auditoría integral Se deberá encarar una auditoría integral (legal, impositiva, técnica, contable, económi-

Para asegurar el logro de objetivos soberanos imprescindibles, deberá confiarse a los trabajadores y técnicos de YPF la gestión de la empresa y su control estará, como corresponde, bajo los organismos estatales correspondientes como la AGN y el SIGEN. ca y financiera) sobre todos los campos en que opera Repsol-YPF y sobre el resto de los operadores privados, y verificar las reservas comprobadas de hidrocarburos que conforman los activos estratégicos de toda empresa petrolera. Esta auditoría deberá, por supuesto, considerar los pasivos acumulados

bajo la gestión Repsol-Eskenazi, así como los posibles pasivos ambientales, para permitir la determinación del patrimonio neto de la empresa, y así obtener el precio real de la compañía, distinguiendo el valor de libros de la empresa del de mercado, fruto de la especulación bursátil. Por supuesto que si de

esta auditoría integral surgiera en forma fehaciente que el patrimonio de la empresa ha sido afectado por la gestión de Repsol-YPF, el Estado argentino podrá rechazar cualquier pago indemnizatorio por lo expropiado. Al ser YPF sociedad del Estado, se cerraría la puerta a cualquier posibilidad de entrada de empresa extranjera alguna y, además, se lograrían los objetivos de soberanía energética para industrializar el país, expresados en términos de planificación, regulación e intervención en la cadena de producción, distribución y consumo, buscando el logro del autoabastecimiento y la recuperación para el Estado de la renta petrolera. Para asegurar el logro de estos objetivos, deberá confiarse a los trabajadores y técnicos de YPF la gestión de la empresa, y su control estará, como corresponde, bajo los organismos estatales correspondientes como la AGN y el SIGEN SL

Malvinas e YPF: apariencias que engañan Lejos de ser una medida “revolucionaria”, como algunos defensores apuntan, o que “aleja a la Argentina del mundo”, como señalan sus detractores, se trata de una medida en la dirección correcta, pero parcial, improvisada y plagada de incongruencias. Por Daniel N. Moser

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a expropiación parcial del capital accionario de YPF y la reclamación de la soberanía sobre las islas Malvinas tienen muchos puntos en común. Ambas medidas de gobierno resultan incuestionables para la enorme mayoría de los argentinos. Tanto una como la otra son resultado de la improvisación, por estar inspiradas más en la búsqueda de efectos propagandísticos que en una estrategia y una planificación propias de una política de Estado. También, en los dos casos se manifiestan las incongruencias del gobierno de Cristina Fernández. El reclamo de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas es histórico. A partir de la transitoria recuperación durante 1982, no ha habido gobierno argentino –incluso a su pesar– que no haya reclamado su recuperación. Se trata de un hecho cuya enorme trascendencia no ha podido ocultarse tras una abrumadora campaña “desmalvinizadora”, motivada en su profundo significado emocional, histórico y, fundamentalmente, político. Trascendencia y significado que en www.izquierdanacional.org han sido abordados ampliamente en diversos artículos. La única diferencia sustantiva que distingue la acción de los gobiernos anteriores de los de Néstor Kirchner y Cristina Fernández es, paradójicamente, la forma. Para ambos presidentes, las Malvinas formaron parte de su discurso propagandístico. Debe reconocerse que se han tomado medidas diplomáticas con mayor ímpetu, pero en los hechos tales acciones han sido insustanciales para los fines planteados. Y digo planteados y no propuestos pues, al mismo tiempo que se reclama el fin del colonialismo británico en las tribunas, se obtienen medidas solidarias de países latinoamericanos y se amenaza con medidas legales a empresas extranjeras que exploran yacimientos de petróleo en el mar de Malvinas, se permite que empresas multinacionales británicas participen del negocio petrolero en territorio argentino —British Petroleum (BP) posee 60% de Pan American Energy (PAE), la segunda productora de hidrocarburos de Argentina—, negocien la ilegítima y fraudulenta deuda externa argentina —Amado Boudou designó, por la Resolución 267/09, como “coordinador global” del canje al banco inglés Barclays—, actúen en el sistema financiero nacional y exploten recursos naturales estratégicos, en la minería por ejemplo —véanse detalles de todos estos casos en www.izquierdanacional.org—. En el caso de YPF sucede algo muy similar: existe un gran despliegue propagandístico además de abundante improvisación e incongruencia.

Vista en perspectiva y objetivamente, la decisión del gobierno argentino no tiene nada de sorprendente ni de inusual. Los datos duros son reveladores: de 2003 a 2011, la importación de energéticos aumentó 1.600%, al pasar de 538 a 9.397 millones de dólares. Por primera vez en los últimos 17 años, Argentina se transformó en un importador neto de gas y petróleo. Entre 2001 y 2010, las reservas probadas de gas cayeron 53%, lo que equivale a casi ocho años de producción, y las de petróleo disminuyeron 12%. La producción de petróleo ha ido en picada desde 1998 y la de gas está cayendo desde 2004. Estos datos, además de revelar una enorme pérdida de riqueza para nuestro país, implican un riesgo latente de hacer inviable el desarrollo económico argentino. En términos de soberanía, tal dependencia energética es gravísima. Sin embargo, paradójicamente, a la empresa YPF-Repsol no le iba nada mal: de 1999 a 2011, sus utilidades fueron de 16.450 millones de dólares, de los cuales se distribuyeron dividendos por 13.246 millones de dólares entre sus accionistas. Se entiende así que los hasta hace poco propietarios mayoritarios españoles hayan puesto el grito en el cielo, con el respaldo de su gobierno. La empresa daba un servicio cuestionable, pero obtenía grandes dividendos. Pero ¿fue responsabilidad exclusiva de la iniciativa privada la obtención de dichos resultados o el gobierno argentino compartía esa responsabilidad? La respuesta puede hallarse al atender algunos datos: el primero es que, siendo diputada, la actual presidenta argentina fue promotora de la privatización de YPF que impulsó Carlos Menem, de cuyo gobierno el actual se considera la antítesis –y, a pesar de esto, como senador Menem ha votado en los temas claves junto al gobierno que lo estigmatizó; curioso, ¿no? El segundo dato: la importación de energéticos por la baja producción nacional no se dio de la noche a la mañana. En números redondos, se importaron 550 millones de dólares en 2003; 1.000 millones en 2004; 1.550 millones en 2005; 1.700 millones en 2006; 2.800 en 2007; 4.300 en 2008; 2.600 en 2009; 4.500 en 2010, y 9.400 millones de dólares en 2011. Un tercer dato: este proceso se desarrolló durante el período de gobierno de Néstor Kirchner y de su esposa, la actual presidenta. Obviamente, ambos gobiernos tenían injerencia y autoridad para supervisar y, en su caso, encauzar oportunamente el rumbo... pero vieron, aprobaron y callaron. Lejos de ser una medida “revolucionaria”, como algunos defensores apuntan, o que “aleja a la Argentina del mundo”, como señalan sus detractores, se trata de una medida en la dirección correcta, pero parcial, improvisada y plagada de incongruencias SL


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Socialismo Latinoamericano

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Videla y la ingratitud de sus cómplices Las declaraciones del ex dictador en el libro de Ceferino Reato Por Gustavo Cangiano

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riste destino el del ex dictador Videla y sus centuriones de los Falcon verdes. En el “éxito de su misión histórica” está la razón misma del oprobio que hoy los envuelve. Asaltaron el poder el 24 de marzo de 1976 con el propósito de imponer el “orden” y acabar con una sociedad “anarquizada”. Engalanaron su tarea presentándola como una cruzada contra la “subversión marxista”. Tuvieron éxito. En sólo dos años de feroz represión, ya habían liquidado al “enemigo subversivo”, entendido éste tanto en su acepción estrecha, que lo limitaba a la guerrilla urbana y rural del ERP y Montoneros, como en su acepción más amplia, que abarcaba todo el entretejido de organizaciones populares maduradas en las dos décadas anteriores. A comienzos de 1973, el sueño de “construir el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel” parecía una realidad palpable. Tres años más tarde, gracias a Videla y sus centuriones, ese sueño estaba muerto. ¡Podían respirar tranquilos los dueños del Sheraton Hotel, que ya habían abortado sueños semejantes en Chile, Bolivia, Uruguay y Perú! Los Pinochet, los Banzer, los Bordaberry y los Morales Bermúdez fueron los enterradores de sueños en los países hermanos; Videla lo fue en el nuestro. En términos menos románticos, lo que estos personajes hicieron fue cumplir con el objetivo encomendado en los cuarteles del Pentágono y en las oficinas de la Casa Blanca, donde mandaban los Rockefeller y los Kissinger: había que aplastar con el fuego de la contrarrevolución la osadía de los pueblos que luchaban por la emancipación nacional y social. Y Videla lo hizo con gran eficiencia. ¿Por qué, entonces, los beneficiarios del “orden” que él contribuyó a edificar no sólo no le rinden homenaje, sino que incluso hasta lo repudian? Miles de argentinos debían morir para que triunfara el “proceso” Refiriéndose a las declaraciones de Videla transcriptas en el libro Disposición Final, del periodista Ceferino Reato, el editorial del diario La Nación del pasado 29 de abril, titulado “La confesión de Videla”, resulta revelador sobre cuál es la estrategia discursiva actual de los intereses oligárquicoimperialistas que recurrieron a Videla en 1976. La Nación pretende escandalizarse ante la siguiente declaración del ex dictador: “Eran siete u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión. Era el precio a pagar para ganar la guerra y necesitábamos que la sociedad no se diera cuenta”. La verdad es que Videla tiene razón: miles de personas debían morir en Argentina de 1976 si se quería “ganar la guerra contra la subversión”. Pero, ¿qué significaba “ganar la guerra contra la subversión”? Significaba aplastar a sangre y fuego el movimiento popular que desde 1955 enfrentaba la violación de la soberanía, que desde 1969 había abierto un horizonte de radicalización política en la perspectiva de un gobierno obrero y popular, y que en 1973 había apoyado la continuidad del ciclo nacional-popular interrumpido 18 años antes. Significaba, en suma, responder a las fuerzas revolucionarias que cuestionaban la condición semicolonial del país con el peso mortífero de una contra-

Está claro. Una contrarrevolución oligárquico-imperialista como la de 1976 tiene permiso de las clases dominantes para matar a quienes haga falta matar. Pero esto no significa que sus agentes puedan alardear del trabajo sucio. rrevolución asentada en los intereses conservadores de las clases dominantes. En el libro de Reato, Videla no sólo nos recuerda que una contrarrevolución, siendo uno de los polos que tironean a la sociedad en momentos de guerra civil, no puede andarse con chiquitas, porque en la lucha entre la revolución y la contrarrevolución están implicados todos los sectores sociales y su desenlace determinará quiénes viven y quiénes mueren. Videla nos recuerda, también, algo que La Nación quisiera olvidar: que sus centuriones no actuaron por iniciativa propia, sino que detrás de ellos estaban los empresarios, los medios de prensa,

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¿HACIA DONDE VA YPF? Petróleo: pasado, presente y futuro Coordinador: Gustavo Lahoud 2 y 9 de junio Socialismo Latinoamericano Izquierda Nacional www.izquierdanacional.org

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los políticos partidocráticos, los hombres de la cultura y, detrás de ellos todavía, alentaban a los centuriones los “poderes fácticos” que gobiernan el capitalismo trasnacionalizado. Herederos de Videla se hacen derecho-humanistas El editorial de La Nación es tan hipócrita como Graciela Fernández Meijide, quien entrevistada por Joaquín Morales Solá (el 30 de abril en TN) sostuvo que la represión procesista no sirvió de nada porque “el comunismo, en la URSS, caería por sus propias contradicciones internas”. Según parece, la ex frepasista ignora que el objetivo de Videla no era derrotar al “comunismo” en la URSS sino en Argentina, y que lo hizo con tanta precisión que todavía hoy sufrimos los efectos de esa derrota. Veamos lo que dice La Nación: “En los 90, las fuerzas armadas produjeron significativas declaraciones de autocrítica, asumiendo la responsabilidad por los excesos y abusos cometidos […] También la Iglesia formuló su autocrítica por no haber hecho más de lo que hizo para evitar que el país retrocediera en la década del 70 hacia formas de violencia estremecedoras”. Pasemos por alto el hecho de que “criticar” el abuso de violencia contrarrevolucionaria por parte de las fuerzas armadas no significa criticar el uso mismo de esa violencia, y que autocriticarse por “no haber hecho más de los que se hizo” implica reconocer que algo se hizo, lo cual es más que dudoso en el caso de la iglesia católica. Aun pasando por alto estas trampas discursivas del editorialista, no aparece por ningún lado la crítica concreta de La Nación a Videla. O mejor dicho, sí aparece: le critica no que haya hecho lo que hizo, sino que diga que lo hizo. “Desde esta columna editorial –dice– hemos abogado […] por la necesidad de avanzar hacia la reconciliación nacional a partir de […] una memoria integral […] Y tanto la actitud de Videla como la de los cabecillas de las agrupaciones terroristas […] constituyen una traba real […] Ni el rencor ni la memoria parcial permiten cicatrizar heridas […] Y en la defensa de los derechos humanos deberían estar alcanzados tanto quienes murieron o desaparecieron a manos del terrorismo de Estado como las muchas víctimas del accionar guerrillero.” Está claro. Una contrarrevolución oligárquico-imperialista como la de 1976 tiene permiso de las clases dominantes para matar a quienes haga falta matar. Pero esto no significa que sus agentes puedan alardear del trabajo sucio. ¿Cuántas familias aristocráticas no se desacreditarían si salieran a luz las miserias que se encuentran ocultas en el origen de sus linajes? Lo mismo pasa con esta democracia colonial parida por la picana de Videla y sus centuriones. La “defensa de los derechos humanos” no es más que el cuento con el que los vencedores de 1976 quieren que olvidemos lo que nos hicieron. Pero no olvidaremos. Y no olvidar significa oponer a la contrarrevolución de los poderosos, no el opio derecho-humanista, sino la revolución emancipadora de las mayorías oprimidas SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Con los trabajadores, contra el intento de hacer del salario una variable de ajuste, por Socialismo Latinoamericano Clase obrera, frente nacional y perspectiva socialista, por Gustavo Cangiano El progresismo contra los laburantes, por Jaime Rivero El movimiento obrero ante un desafío clave, por Osvaldo Calello El FIP denuncia la conspiración, Izquierda Popular, agosto 1975 Qué es la izquierda nacional, Lucha Obrera, junio 1971

núm. 26 - año 3 - julio de 2012 - segunda época - $1,00

Sin

injerencia

del

Es t a d o

los trabajadores deben decidir su propia política

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a concentración obrera convocada por el sindicato de camioneros en la Plaza de Mayo y el discurso de Moyano terminaron de consolidar la línea de ruptura de una fracción del movimiento sindical con el gobierno. Frente a una concurrencia masiva, el secretario general de la CGT, además de reclamar la elevación del tope al mínimo no imponible en el impuesto al salario así como el techo a las asignaciones familiares, y de descalificar la presión gubernamental sobre las paritarias, le imputó al régimen kirchnerista no haber terminado con el hambre en Argentina, pese a la tendencia favorable que se prolongó a lo largo de los últimos nueve años; denunció el contenido reaccionario de calificar de extorsivas o destituyentes las reivindicaciones de los trabajadores, y le recordó al matrimonio presidencial su historial de negocios en época de la dictadura. Es un hecho que el gobierno no tiene respuesta ante las legítimas demandas de los asalariados. Lo único que ha atinado a decir Cristina Fernández, luego de prolongadas semanas de silencio oficial sobre el asunto, es que el impuesto al salario sólo lo paga 19% de los trabajadores que están en blanco, y advirtió que, como en 2009, el gobierno se propone cuidar la caja. Al parecer, la pequeña burguesía kirchnerista ha llegado al convencimiento de que entre las

bondades del “modelo productivo” figura la creación, nada menos, que de una aristocracia obrera. Por supuesto, la presidenta nada dijo del congelamiento del techo de las asignaciones familiares que cada vez cobran menos trabajadores, y mucho menos de la pretensión oficial de fijar los convenios salariales por debajo de la inflación. “Cuidar la caja” para el gobierno significa, entre otras cosas, consolidar el ajuste que le ha tocado a una parte de los asalariados y mantener fuera del alcance del fisco el territorio sacrosanto de la especulación finan-

El Mercosur, en busca de otro equilibrio

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l ingreso de Venezuela al Mercosur puso fin a una situación anacrónica: los golpistas del senado paraguayo, una rosca corrupta y reaccionaria vinculada al narcotráfico y el negocio sojero, se habían transformado en poder decisorio sobre el futuro del bloque regional. No fue casual que el usurpador que ocupa el lugar de Lugo, apenas consumado el golpe de Estado, declarase con la vista fija en Washington que el senado de su país no aprobaría la incorporación de los bolivarianos. Hace ya demasiado tiempo que el Mercosur está estancado. Hasta ahora el bloque regional no ha significado mucho más que un campo de negocios y de acumulación de capital para las corporaciones monopolistas del cono sur (las instaladas en Brasil y Argentina, en primer término), un campo de alcance mucho más amplio que el de los respectivos mercados locales, limitados por acusadas desigualdades sociales.

El Mercosur es a la vez un terreno de disputa, como lo evidencian las restricciones impuestas por la Casa Rosada y el Palacio de Planalto mediante licencias previas de importación, en el marco de un horizonte recesivo en escala internacional. Esta evidencia también se hace presente en la relación desigual establecida entre los países miembros y, particularmente, en el papel dependiente al que han quedado reducidos Uruguay y Paraguay. Los límites de una integración que es guiada por los intereses de las burguesías del cono sur están rígidamente establecidos. En estas condiciones, el ingreso de Venezuela en el Mercosur es a todas luces un avance significativo. El nacionalismo y antiimperialismo de los bolivarianos puede facilitar que el mercado común alcance otro equilibrio, uno más cercano a las aspiraciones y las necesidades de los pueblos latinoamericanos SL

ciera: razón más que suficiente para intentar desplazar a la actual dirección de la CGT, en especial a Moyano que hace ya tiempo se había convertido en un aliado demasiado ambicioso y difícil de manejar. Desde ya que, para el gobierno, el cambio de guardia que promueve en la central obrera no tiene nada que ver con la democracia sindical. Esto se lo señaló Moyano al ministro de Trabajo, al restarle autoridad moral para juzgarlo y recordarle los fraudes que la cartera laboral había convalidado en los sindicatos, además de denunciar que en esa cartera existen más de 3.000 “contratos basura”. El objetivo del kirchnerismo es aplastar el foco de resistencia obrera que ha surgido en la CGT. Con ese propósito, los funcionarios del gobierno trabajan tiempo completo intentando quebrar el bloque sindical del camionero y sumar tránsfugas al frente de sus opositores. Han comprobado que éstos ni aun con apoyo oficial se atreven a presentarse a dirimir fuerzas en un congreso unitario. En consecuencia, se ven obligados a hacer intervenir abiertamente al Ministerio de Trabajo en la interna sindical. No les importa si para conseguir sus propósitos tengan que dividir a la central obrera como antes lo hicieron con la CTA. No les importa tampoco si tienen que sellar una alianza con una burocracia en cuyas filas figuran los mismos traidores y corruptos que fueron cómplices de la flexibilización laboral bajo el menemismo y apoyaron la nueva vuelta de tuerca antiobrera que por orden del FMI aplicó De la Rúa en el 2000. Clase trabajadora y frente nacional En el enfrentamiento con el gobierno, Moyano se ha fortalecido políticamente, aunque ha quedado en minoría en el cuadro general de las fuerzas sindicales. Fuera de los camioneros no lo apoya ninguna organi-

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

zación de masas, y ha sido abandonado por una parte de la dirigencia del MTA cooptada por el gobierno. Sin embargo, por medio de sus reclamos se expresan intereses inmediatos, sentidos por el grueso de los asalariados obligados a defender posiciones ante los inevitables ajustes que han comenzado a poner en práctica los administradores del modelo. Simultáneamente, las definiciones políticas del jefe de la CGT han comenzado a reflejar, aunque de modo parcial, la diferencia existente entre la pequeña burguesía kirchnerista y la clase trabajadora. Moyano se afirmó en el discurso histórico del peronismo y logró abrir una brecha en el plano simbólico, plano en el que se había hecho fuerte el relato épico del kirchnerismo. Sin embargo, la línea que ha seguido a medida que el enfrentamiento con el gobierno se agudizaba no puede en modo alguno suscitar un realineamiento político significativo en las filas obreras. En definitiva, cuando Moyano tuvo que traducir a términos políticos la evocación del imaginario peronista, no fue más allá de la alianza con el gobernador Scioli, ubicado a la derecha del kirchnerismo, a quien piensa apoyar en las próximas presidenciales. Este vacío, que significa la ausencia de una alternativa política superadora, encierra el peligro de que el enfrentamiento con el gobierno termine siendo capitalizado por una oposición partidocrática cuyas ideas y programas, definidamente conservadores y antinacionales, permanecen congelados en un tiempo anterior a la crisis de diciembre de 2001. Los trabajadores no pueden menos que estar atentos a ese riesgo. Es cierto que tienen por delante un orden de tareas de su exclusiva injerencia: defender la unidad de clase en el plano sindical, democratizar las organizaciones y asegurar su independencia respecto del Estado, las patronales y sus partidos. Pero no es menos cierto que a la vez necesitan formular un programa (y la política correspondiente) en condiciones de delimitar estrictamente el campo nacional-popular del campo de sus enemigos; este programa debe elevarse por sobre el terreno de las demandas corporativas y, desde una fase de hegemonía, apuntar a la superación del contenido nacional burgués que impregnó las ideas y la práctica del movimiento encabezado por el general Perón a largo de tres décadas. Avanzar en esa dirección implica iniciar el camino que ha de llevar a la clase obrera a convertirse en el polo aglutinante de un amplio realineamiento de masas nacional, democrático y antiimperialista SL

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Socialismo Latinoamericano

Número 26 / julio de 2012

Impuesto a las “ganancias”, progresismo K y movimiento obrero

Por Jaime Rivero

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a legitimidad y necesidad de las demandas cegetistas —sostenidas también por los sindicatos K e, inclusive, por la propia UIA— está fuera de discusión. Sin embargo, lo que exaspera los ánimos oficialistas son las proyecciones políticas que las críticas moyanistas asumen frente al pretendido carácter popular del kirchnerismo. Para quien considera que tanto el valor como su derivación en forma de rentabilidad o ganancia son el resultado de la explotación de la fuerza de trabajo, el mínimo no imponible actual es insultante. La propia presidenta ha reconocido que sólo 19% de los asalariados supera los límites de 5,800 pesos para solteros y casi 8,000 para casados que implican el pago por “ganancias”. Ese solo dato permite reconocer el carácter de un gobierno que mantiene a 81% de los asalariados al borde de una canasta básica estimada alrededor de 6000 pesos, mientras se mantiene exentas de pago a una vergonzante cantidad de actividades que constituyen el núcleo duro del modelo extractivo. Aun cuando hoy el costo laboral por trabajador es 7,7% más bajo y los índices de rentabilidad sobre capital fijo son 28,2% más altos que en pleno neoliberalismo, y a pesar del brutal proceso de concentración y extranjerización del capital que se ha operado en la última década, hoy la presión tributaria sobre los trabajadores es mucho más alta: durante los años noventa pagaban ganancias 1 de cada 12 laburantes, hoy, en pleno despliegue del modelo Nac & Pop lo hacen 1 de cada 5. Los datos estadísticos demuestran que, mientras la inflación acumulada desde el 2007 ha alcanzado 147%, las actualizaciones del mínimo no imponible no han llegado siquiera a la mitad de esa cifra. Después de una década de capitalismo kirchnerista, casi 40% de la fuerza de trabajo permanece en la informalidad. ¿Qué curioso progresismo anima esa intención de hacer de los trabajadores responsables casi exclusivos del financiamiento del estado? ¿Por qué la intelectualidad oficial se empeña en mirar cuánto ganan los laburantes y evita pronunciarse sobre cómo le ha ido al capital en el modelo de crecimiento con inclusión? ¿Qué hay tras esa morbosa predisposición a indignarse por los altos salarios de camioneros o petroleros, mientras se calla sobre los procesos de hiperrentabilidad del capital imperialista? Arriba y abajo, en el capitalismo, se retroalimentan. Si el capital es una relación social, todo análisis de los salarios debe contrastarse con las tasas de rentabilidad, esas “ganancias” que el oficialismo insiste en confundir con salario.

La ofensiva de la CGT moyanista ha desnudado la estratégica necesidad del kirchnerismo de someter los intereses de los sectores populares a las necesidades de financiamiento del estado semicolonial y su gerencia pequeño burguesa. ¿Cómo le fue al capital durante el modelo de la última década? Veamos qué dice el popular Perro Verbistsky (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-182153-201111-27.html): “en las empresas de la cúpula se han obtenido rendimientos excepcionales gracias a sus costos laborales muy inferiores al incremento de la productividad, lo cual arroja un costo laboral unitario menor al del 2001”. El Perro ilustra esto con una gráfica que muestra datos sobre la evolución post 2001 del costo laboral unitario, índice con que los economistas relacionan productividad y costos de reproducción de la fuerza de trabajo. ¿Qué muestra el gráfico? Que a caballito de los aumentos en productividad posteriores a la crisis, y a pesar de una recuperación del costo salarial que recién en 2009 alcanzó los valores del 2001, el costo laboral unitario se ha mantenido muy por debajo de los valores de base. Durante la última década, la productividad de la cúpula ha aumentado muchísimo más que los salarios y, por lo tanto, los costos laborales unitarios se han mantenido comparativamente bajos. En buen criollo, la tasa de explotación de la fuerza de trabajo se ha más que duplicado. En el modelo de crecimiento (capitalista y dependiente) con inclusión (parcial, selectiva y clientelar) de la tasa de rentabilidad del capital se ha más que duplicado en relación con la época del neoliberalismo, pasando de 3,5% a 8,5% entre el 2003 y el 2010. De acuerdo con los datos que ofrece los propios kirchneristas, el modelo es mucho más de crecimiento que de inclusión. ¿No podrán los muchachos de la “burguesía nacional” o el capital imperialista financiero o minero, por ejemplo, aportar los recursos necesarios para sostener a un estado que los tiene como beneficiarios prioritarios? ¿Es la propia

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clase obrera la que debe financiar la inclusión del pobrerío marginal que constituye su propia base? En este contexto, el moyanismo abre una brecha de resistencia a la estrategia gubernamental de sintonía fina —ajuste, se le encare por donde se le encare—, desarticula la épica K y la extendida adjetivación “nac & pop” con que la lobotomización seisieteochesca sostiene su Blackberry revolution y, sobre todo, pone en evidencia los límites del publicitado modelo en un contexto en que se agota la diferencia salarial competitiva de la postconvertibilidad, se diluyen los inéditos términos de intercambio y se retraen los mercados externos. Aun con sus inocultables limitaciones políticas e ideológicas, la resistencia del moyanismo a los intentos disciplinantes del gobierno nacional preanuncian un horizonte de creciente conflictividad social en que los sectores populares deberán articular demandas que conciban a la actual matriz fiscal como parte constitutiva de un modelo que, en una década de continuidad, ha sido incapaz de modificar el patrón productivo, cuestionar el papel subordinado de la Argentina en la división internacional del trabajo, detener la oligopolización y la fuga de capitales, reducir los abismales índices de informalidad y precariedad laboral, o detener la estructural tendencia a la concentración y extranjerización de los capitales impuesta mediante el terrorismo de estado desde hace algo más de 35 años SL

Macri reorganiza sus filas con políticos de alquiler

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a derecha ha comenzado a poner en marcha su proyecto electoral con mira a las elecciones legislativas de 2013, así como a las presidenciales de 2015. Sus movimientos son fácilmente previsibles, sobre todo si se tiene en cuenta que la iniciativa la ha tomado el jefe del PRO, Mauricio Macri. Tres semanas atrás, dirigentes de esa fuerza y algunos políticos de escasa relevancia lanzaron el Grupo de Acción Política para la Unidad, rejuntado que se propone meter en una misma bolsa todo lo que se pueda de la oposición al kirchnerismo. Para tener una idea precisa sobre la calidad del emprendimiento basta saber que la presentación de la nueva criatura partidocrática fue realizada por, además de Pinedo y Michetti, Eduardo Amadeo, Eduardo Mondino, Patricia Bullrich y Rafael Pascual, y que en la iniciativa participan figuras tales como Oscar Aguad, todos ellos políticos de alquiler usados hasta el desgaste por los grandes grupos corporativos y la rosca mediática. Según la versión oficial, “es una buena señal que nos empecemos a juntar todos los que queremos trabajar por un país de diálogo, respeto y unidad”, pero uno de los inspiradores de la iniciativa tradujo el verso al lenguaje vulgar: “El armado electoral quedará para más adelante, pero hoy Mauricio es el opositor mejor posicionado.” La cooptación de personal partidocrático en el Congreso y en los partidos se completa con las incursiones del propio Macri en la provincia de Buenos Aires, a la caza de intendentes radicales, junto con el desembarco de Michetti en el mismo territorio. Lo importante de todo esto es que el centro (la UCR en este caso) se disgrega en disputas internas y oscila sin rumbo cierto (acuerdo con De Narváez en 2011), mientras la polarización que intenta la derecha sólo consigue dar a luz una expresión miserable, la de un pasado que se resiste a desaparecer. El futuro, en cambio, está en otra parte, tal como lo expresan las luchas de los trabajadores que no están dispuestos a volver atrás SL


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Golpe de Estado en Paraguay: final anunciado

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a destitución de Fernando Lugo constituye una farsa más de la tragedia política latinoamericana y, por cierto, nada tiene que envidiar al golpe de Estado en Honduras contra Manuel Zelaya en 2009. Basta saber que uno de los principales impulsores del juicio político fue Horacio Cartes, aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Colorado y sospechoso de estar vinculado al contrabando y el narcotráfico, mientras que el jefe de la conspiración fue Aldo Zuccolillo, propietario y director de esa cloaca mediática que es ABC Color, destacado directivo de la patronal periodística denominada SIP y máximo ejecutivo del grupo del mismo nombre. Zuccolillo es el principal socio de la multinacional Cargill en Paraguay, y el grupo que preside está estrechamente vinculado a la golpista Unión de Gremios de la Producción (UGP), corporación que expresa los intereses de los agronegocios y, particularmente, de Monsanto. Lugo cayó víctima de una conspiración en la que unieron fuerzas los partidos Colorado, Liberal, UNACE, Patria Querida (inspirada por ABC Color), el resto de la canalla mediática y la oligarquía latifundista, con el aval de la iglesia católica y la embajada estadounidense. Había perdido buena parte del apoyo popular que le permitió elevarse a la presidencia, y apenas cuatro senadores y un puñado de diputados se opusieron al ilegítimo proceso de destitución. Su gobierno no había logrado avanzar en el camino de las reformas que la anacrónica estructura social e institucional de Paraguay reclama a gritos. La gratuidad de la enseñanza pública y el subsidio a las fa-

milias pobres, no mucho más, fueron sus principales logros. No llevó adelante medidas de reforma agraria en un país donde 2% de los propietarios controla 85% de la tierra, ni modificó una regresiva estructura impositiva por la cual las multinacionales del agronegocio, al igual que los terratenientes, pagan un gravamen insignificante. Mientras tanto Lugo, que se vio obligado a realizar sucesivas concesiones a la derecha y a la embajada estadounidense, entre otras decisiones contrarias al interés de los paraguayos dio curso a la ley antiterrorista exigida por Washington y aceptó la Iniciativa Zona Norte, por la cual tropas y civiles de Estados Unidos se instalaron en el norte la Región Oriental, colindante con Brasil, para realizar acciones de “apoyo” a los campesinos. En Paraguay, la injerencia del imperialismo estadounidense por medio de los Cuerpos de Paz, la USAID, la NED y otras ONG es directa. La USAID controla la fiscalía, el Poder Judicial y la policía mediante convenios de cooperación.

En estas condiciones, la suerte de la presidencia de Lugo estuvo sellada desde el principio, cuando aceptó ceñirse a las reglas de la constitución partidocrática de 1992 y decidió no llamar a una asamblea constituyente para democratizar la estructura institucional, cuando resolvió no apoyar su gobierno en la movilización de las capas más empobrecidas y explotadas de la sociedad paraguaya, y cuando terminó por aceptar la persecución y el despojo de tierras practicada por los terratenientes contra los campesinos SL

¿Río+20 o Río-40? Por Guillermo Hamlin

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a Cumbre de la Tierra convocada por la ONU se realizó este año en Río de Janeiro (Río+20) entre los días 20 y 22 de junio, con asistencia de representantes gubernamentales. Veinte años antes, la Cumbre de la Tierra de 1992 se había celebrado ya en la misma sede. De forma paralela, desde el 13 de junio y con asistencia de organizaciones no gubernamentales, se desarrolló la denominada Cumbre de los Pueblos. El resultado fue un fiasco, tal como lo había sido en diciembre del 2011 la Cumbre Climática en Durban, Sudáfrica. Allí se derrumbó el protocolo de Kyoto, Canadá renunció a éste y los acuerdos que se alcanzaron recién entrarían en vigencia en el año 2020. ¿No se suponía que no teníamos tiempo que perder, que cualquier demora traería consecuencias catastróficas? Desde las cumbres climáticas de Copenhague y Cancún, la ONU ha instado a adoptar la “economía verde”, que ahora sorprende y horroriza a la Cumbre de los Pueblos en Río+20. Hace 40 años, el Club de Roma lanzó su informe Límites del crecimiento, efectuado por el Massachusets Institute of Technology (MIT) por encargo de Aurelio Peccei, presidente del club y hombre de la Fiat y de Olivetti. La financiación estuvo a cargo de la Fundación Volkswagen de Alemania. Como se puede apreciar desde sus comienzos, en la Cumbre de la Tierra aparece el sesgo empresarial. El informe pretende darles seriedad científica a los postulados ecologistas, pero carece del rigor adecuado: todos los análisis y pronósticos catastróficos ignoran la índole histórica (es decir, perecedera y modificable) de la estructura económico-social capitalista, que aparece como una constante. No se contempla la existencia del imperialismo que es, precisamente, la parte de la humanidad que depreda y contamina. A mediados de los años ochenta, apareció el informe Nuestro futuro común de

la ministra noruega Gro Brundtland, quien introduce la idea del desarrollo sustentable, entendiendo como tal aquel que “atiende las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de que las futuras generaciones atiendan sus propias necesidades”. El “compromiso con el desarrollo sustentable” se ha puesto en práctica mediante diversos acuerdos multilaterales ambientales administrados por la ONU (protocolos de Kioto sobre el calentamiento global; de Cartagena sobre bioseguridad; de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes; de Montreal sobre la capa de ozono, etcétera). Esto entraña una devaluación de la toma de decisiones local e implica una pérdida

de soberanía para los países suscriptores. Es decir, las políticas se piensan primero en el primer mundo, que domina los foros internacionales, y luego se promueven acciones en los países del tercer mundo, con la consiguiente profundización de su dependencia. La existencia de agendas ocultas de corporaciones transnacionales que están a la pesca de nuevos negocios, así como la evidente utilización de dichos tratados como arma geopolítica por los países imperialistas, no es advertida o parece tener sin cuidado a muchos de los líderes políticos del tercer mundo, quienes participan en la formación de burocracias ambientales

en sus países, configurando con las de los países imperialistas y la propia burocracia de la ONU una burocracia ambiental internacional que emplea cuantiosos recursos en su mantenimiento, que a estas alturas depende de la difusión de la supuesta crisis ambiental para su supervivencia, y que distrae recursos escasos de los problemas verdaderamente urgentes, con lo que configura un despilfarro genocida. Las ONG ambientalistas vieron en el concepto del desarrollo sustentable la oportunidad de incidir en las políticas ambientales, de manera que muchas comenzaron a hablar el mismo idioma que los países más industrializados, lo que las acercó a los centros del poder político y las llevó a participar en las cumbres de la tierra y en todas las convocatorias de la ONU. Las empresas privadas promueven soluciones favorables al mundo de los negocios por medio de asociaciones con ONG, gobiernos y la ONU. En la Cumbre de Johanesburgo, en el 2002, se hicieron más de 280 asociaciones público-privadas (APP), lo que puso en evidencia el grado de cooptación de las ONG por el mundo de los negocios. Para las empresas, esto significa subcontratar la legitimidad; las ONG confieren una aprobación moral al comercio de las emisiones. Ejemplos de APP significativos son: la Mesa de Soja Sustentable, en la cual se asociaron la conocida WWF (ONG fundada por la casa real británica, Príncipe Carlos Presidente), Unilever (inglesa), Grupo André Maggi (de Brasil y el mayor productor individual de soja del mundo) y otros; la Mesa Redonda de Palma Aceitera Sustentable, suscripta entre la WWF, Unilever, Malaysian Palm Oil Association y otros. En la cumbre de Río 2012, a la que la Cumbre de los Pueblos señala como “fracaso”, se concretaron muchas de estas APP: entre la ONU y las ONG, 72 convenios; entre empresas, 226, y entre universidades y escuelas, 243 asociaciones. La economía verde impulsada por la ONU sigue avanzando SL


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Segunda temporada de la telenovela estelar

México: el regreso del PRI Por Daniel N. Moser

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nrique Peña Nieto, por el PRI, es el candidato que quedó en primer lugar en las elecciones presidenciales del 1º de julio. Cuando aún no se concluía el conteo de votos, en cadena nacional el titular del Instituto Federal Electoral (IFE) dio a conocer un muestreo que lo declaraba ganador con 7% arriba de su inmediato seguidor; acto seguido, el actual presidente de la República, en la misma cadena nacional, confirmó el pronóstico, felicitó al candidato del PRI y le ofreció colaborar en la transición de un gobierno a otro. Minutos después, Enrique Peña Nieto celebraba su triunfo y anunciaba las primeras medidas de su gobierno. Pocas horas más tarde recibía llamadas de Obama y otros mandatarios de diversos países para felicitarlo. El candidato de Televisa Se trataba del último capítulo de la primera temporada de la telenovela de la cual es protagonista desde hace seis años, cuando la principal cadena televisora de habla hispana en el mundo, Televisa, lo lanzó al estrellato para convertirlo seis años después en el nuevo presidente de México. Fue un déjà vu de lo sucedido en el año 2000, cuando el régimen operó la alternancia entre el PRI y el PAN, sólo cambiaron los personajes. Lo de la noche de este 1º de julio fue un escándalo por lo ilegal de la intervención de las principales autoridades “declarando” un ganador antes de tiempo, pues para confirmar un presidente aún falta cubrir varios procesos legales que incluyen la atención de denuncias e impugnaciones y la calificación de la elección. No fue un accidente ni una improvisación. Al día siguiente, el candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien quedó finalmente a 6 puntos de Enrique Peña Nieto, denunció la enorme inequidad de la contienda, una serie de irregularidades el día de la elección y la superación del tope de gastos de campaña en más de ¡380 millones de dólares de origen ilícito por parte del PRI!, utilizados para coacción y compra de votos; también anunció que impugnaría la elección. Inmediatamente, la prensa y la partidocracia se le fueron encima, acusándolo de no saber perder. Curioso: a él, que recurría a los mecanismos legales previstos por la ley, lo crucificaban, y nada dijeron

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de quienes la habían infringido ungiendo al candidato del PRI como nuevo presidente. Democracia y neoliberalismo En México existe un régimen plutocrático que ha copado el Estado mediante un sistema partidocrático que simula ejercer una democracia que ni en su vacía formalidad logra consolidarse: la democracia real es aún una utopía. El nuevo paradigma mundial del neoliberalismo, impulsado desde el centro del sistema capitalista mundial para consumo de los países de la periferia, fue impuesto en 1982 en México. Dicho paradigma se consolidó con Carlos Salinas, quien formalizó la instauración del régimen plutocrático; Ernesto Zedillo tuvo la tarea de darle continuidad, y con Vicente Fox se pretendió disfrazarlo de democrático con el supuesto “cambio”. Pero el sistema partidocrático ya estaba consolidado y, como luego fue evidente, Vicente Fox vino a garantizar la permanencia del régimen. Felipe Calderón asumió el poder con la misma consigna, pero a diferencia de Vicente Fox, quien se alzó con una clara victoria electoral con cerca de 6% de ventaja, Felipe Calderón obtuvo un triunfo pírrico con un cuestionado 0.58% a su favor. Los resultados de las políticas que cumplen con el paradigma neoliberal están a la vista. Si logramos abstraernos de la propaganda y los lugares comunes, podemos observar que a lo largo de los últimos 30 años ha gobernado el mismo régimen con el mismo sistema, para garantizar el cumplimiento del paradigma neoliberal instaurado en 1982. En los últimos 30 años, durante los gobiernos de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, cada una de las medidas y políticas cruciales para cumplir con el paradigma contaron con el imprescindible y firme respaldo de la oposición (del PAN y del PRI según los casos). Escasamente y sin mayor trascendencia, con la del PRD y alguno de los partidos satélites y franquicias familiares. Sería tedioso enumerar aquí la larga lista de hechos que confirman el contubernio; por ello recurro a la memoria y al gusto de los lectores por hurgar en la historia. Medios y encuestas Dos de los principales instrumentos en la reciente campaña electoral, los medios masivos de comunicación –con la televisión en primer lugar– y las encuestas, han sido fuertemente cuestionados por amplios sectores sociales. En el caso de los medios masivos de comunicación, ha resultado muy evidente que, lejos de responder a criterios de interés público como la objetividad y la pluralidad informativa, responden a los intereses de sus propietarios: los integrantes de la plutocracia. Existe un libertinaje de empresa en detrimento del derecho a la información. Buscando responder a este cuestionamiento, un alto directivo de la televisora con mayor alcance nacional señaló que ésta había dedicado

proporcionalmente más tiempo aire al candidato que la cuestiona que al que se supone que la televisora promueve; lo que no dijo el directivo es la relación de información-opinión positiva y negativa que difunde en el caso de cada uno de los candidatos aludidos. En otra proporción, con las encuestas sucede algo similar: no cumplen con el objetivo de informar sobre las preferencias ciudadanas con la “fotografía” del momento en que se realizan. En promedio, daban al candidato del PRI entre 15 y 18 puntos de ventaja sobre el de la izquierda; finalmente, con todo y la compra de votos, la diferencia no llegó a 7. Fallaron por “apenas” 3 millones de votos. El impacto del YoSoy132 El impacto de la movilización social, particularmente el generado por el movimiento estudiantil YoSoy132, es muy importante. Reúne a representantes estudiantiles de más de 150 universidades públicas y privadas. Su trascendencia en términos electorales es difícil de cuantificar, pero en términos políticos ha sido relevante. Sigue vivo y pretende continuar su lucha contra el sistema después del proceso electoral. Su principal canal de difusión son las redes sociales, cualitativamente importantes pero cuantitativamente irrelevantes en términos electorales, pues menos de 20% de la población accede regularmente a ellas. En contraste, según

una encuesta realizada por la empresa Parametría, más de 80% de los consultados tiene una opinión positiva sobre la programación de la televisión abierta, donde destacan abrumadoramente Televisa y TV Azteca, lo cual parece confirmar que la credibilidad de las televisoras –y por ende su capacidad de influir en la opinión de decenas de millones de televidentes– es importante. Las posibilidades de fraude en el proceso electoral se han reducido notablemente como resultado de los ajustes en la legislación y los procedimientos, pero el impacto del uso indiscriminado de recursos econó-

micos –de origen legal y delincuencial– fuera de control (en compra y coacción del voto, por ejemplo) sigue siendo un factor determinante en el resultado, particularmente cuando la diferencia entre los candidatos no es sustantiva. La ley electoral ha evolucionado para ofrecer mayor certeza al proceso electoral, pero el IFE de ninguna manera puede transformarse en garante de la muy precaria democracia formal, de hecho, como se demostró en estas elecciones, se mostró permisivo con los abusos cometidos durante todo el proceso. El que garantiza –en su beneficio– la formalidad democrática es el régimen plutocrático, y cuenta para ello con sus dos instrumentos fundamentales: la televisión y la partidocracia. La inequidad Los votos seguramente se contaron bien, y difícilmente se puede hablar de fraude en sentido estricto, lo que sí es un hecho es la inequidad en la campaña; la coacción y compra de votos, difícil de probar. Es casi imposible que logre revertirse el triunfo de Enrique Peña Nieto, aunque el intento se hará. Con él nuevamente como protagonista comenzaría la segunda temporada de la telenovela estelar, mediante la cual se pretende institucionalizar a México como el patio trasero de EU. El plan para llevarlo a la presidencia fue muy elaborado y cumplido a la perfección. El despertar de conciencias por medio de miles de organizaciones ciudadanas y de

sectores juveniles, particularmente durante este proceso electoral, es sin duda un fenómeno esperanzador. De la consistencia y constancia de estos esfuerzos dependerá que se pueda enfrentar con algún éxito al aparato de adormecimiento de las conciencias que durante décadas ha consolidado el sistema educativo y los medios masivos de comunicación, con la televisión como factor determinante SL

Director: Osvaldo Calello


Ve en www.izquierdanacional.org: Surge una oposición al gobierno en el riñón mismo de kirchnerismo, por Gustavo Cangiano El 99,99%, por Daniel Moser El peronismo de izquierda y los “significantes vacíos”de Ernesto Laclau, por Juan Manuel Lucas Hacer periodismo para que nada cambie, por Lucas Paulinovich Gramsci y la vía no jacobina de la revolución burguesa, por Osvaldo Calello. Documentos: De Mariátegui a Haya de la Torre, por Jorge Abelardo Ramos, Introducción a la América Criolla, 1985 Las bases alberdianas, por Honorio Alberto Díaz, octubre 2007 Entre Cámpora y Perón, por Jorge Abelardo Ramos, Izquierda Nacional, enero 1973 Sindicatos y Liberación Nacional, mayo 1966

núm. 27 - año 3 - septiembre de 2012 - segunda época - $1,00

¿Hacia dónde va Moyano?

La CGT debe diferenciar tajantemente los campos antagónicos de la lucha de clases en un país atrasado y dependiente, no equivocar el sistema de alianzas y ubicar el movimiento obrero como eje de un realineamiento nacional, democrático y antiimperialista.

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l secretario general de la CGT se ha convertido en el principal opositor del gobierno y ha anunciado su decisión de dar batalla con palabras que no dejan lugar a dudas: “La disputa se va a dar en el 2013”, afirmó durante el discurso pronunciado en el Luna Park, en ocasión del acto organizado por la Juventud Sindical. Ese anuncio fue acompañado por una mención significativa: “Hombres y mujeres de la política se han sumado a nuestra CGT”. Moyano no dijo quiénes son esos “hombres y mujeres de la política”, pero sus movimientos de las últimas semanas no dejan de ser llamativos. Días antes, en un asado en la Federación de Camioneros, se había reunido con los radicales Óscar Aguad, Ernesto Sanz, Rafael Pascual y Óscar Castillo, y con el peronista Julio Bárbaro. Los primeros forman parte del ala derecha de la UCR, próxima al macrismo. Bárbaro ha agregado recientemente a su currículo de ex menemista y ex kirchnerista el título de asesor de Mauricio Macri en la compleja materia “interpretación del peronismo y de los peronistas”, que al parecer desconcierta al jefe del gobierno porteño. De acuerdo con la versión del periodismo, ese encuentro sirvió para abrir el diálogo entre diferentes alternativas políticas al kirchnerismo con vistas a llegar al 2013 “con el mayor acuerdo posible”. Sin duda Moyano se ha convertido en una inesperada atracción para exponentes de distinto pelambre de la posición anti-K. Poco antes del asado en Camioneros, el jefe de la CGT disidente había recibido y aceptado una invitación de Guillermo Alchouron para ser el orador en el encuentro mensual de Consenso Republicano. Alchouron es el mismo que presidió la Sociedad Rural en los

ochenta y en los noventa fue dirigente de la fuerza política que encabezó Domingo Cavallo, mientras que la entidad que ahora encabeza reúne un selecto grupo de políticos radicales, conservadores, menemistas, duhaldistas y algunos de los seguidores que aún le quedan a la señora Carrió. El jefe de la CGT advirtió tardíamente el carácter que había adquirido la invitación, cuando diversos exponentes políticos del gorilaje vernáculo se anotaron en masa para asistir a su exposición, y decidió excusarse. El peligro de los falsos aliados Los riesgos de semejantes oscilaciones son evidentes. Moyano es el secretario general de la central obrera, y la fuerza de su posición depende de la decisión de esa central de levantar las consignas en las que los trabajadores reconocen sus más legítimas demandas, las que a su vez encierran un conflicto con los ajustes que ha puesto en práctica el programa del gobierno. Su proyección al campo de la lucha política, que es legítima, en modo alguno puede producirse por medio de una identidad anti-K, identificada con los viejos y nuevos partidos del establishment semicolonial. Dos referencias son suficientes para dar cuenta de las implicancias que contiene esa identificación. Según los radicales, Moyano ha mencionado el abrazo de Perón y Balbín de noviembre de 1972 como ejemplo de vocación de diálogo. Conviene tener presente que en esa época el jefe popular se declaraba un “león herbívoro”; había abandonado el discurso nacionalista-antiliberal con el que había homogenizado a su movimiento en el enfrentamiento con la oligarquía y el imperialismo estadounidense a mediados de los

son inherentes al Estado, se pronunciaron las cámaras patronales de la industria petrolera, los voceros periodísticos tradicionales del gran capital y los políticos multiuso, que los círculos del privilegio capitalista tienen siempre a su disposición. Sin duda, los dirigentes sindicales deben cuidarse muy bien de semejante compañía.

cuarenta, y se disponía a volver al gobierno con un programa que estaba por debajo del que había sostenido en sus dos primeros gobiernos. Balbín, a su vez, aceptaba la reconciliación propuesta, a condición de que el peronismo no intentase trasponer los límites del orden semicolonial, reconstituido luego de la derrota popular de septiembre de 1955. Esto quedó claro apenas el gobierno peronista intentó llevar adelante medidas de índole reformista como la ley agraria, y luego, a la luz del comportamiento del jefe de la UCR, durante el período de crisis política que precedió al golpe de Estado de marzo de 1976. Reivindicar ese abrazo coloca a quienes son dirigentes obreros en un terreno que no es el de los intereses de su clase. La otra referencia tiene que ver con el rechazo del decreto 1277 (regulación del mercado de hidrocarburos) por parte de Guillermo Pereyra, titular del sindicato que nuclea a los trabajadores petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa, y a la vez secretario adjunto de la CGT que encabeza Moyano. Pereyra denunció que el Estado pretende aplicar “el mismo tratamiento que dio al fondo sojero” y, en consecuencia, quedarse con las regalías que les pertenecen a las provincias. Sin embargo, lo sustancial del asunto es que mediante esta iniciativa fueron derogados tres decretos de desregulación del mercado de hidrocarburos puestos en vigencia por el menemismo en 1989 que, entre otras cosas, establecían la libertad de precios y la libre disponibilidad del crudo por parte de las compañías privadas, y estableció el control del Estado nacional sobre la cuota de ganancia, los niveles de stocks y los planes de inversión. Contra este instrumento, que no hace otra cosa que recuperar facultades que

Si considerás que las estructuras político-económicas instauradas por el proceso cívico-militar iniciado en 1976 siguen vigentes gracias a la partidocracia; que es necesario construir un nuevo Frente Nacional Revolucionario, con base en la clase trabajadora y los sectores patrióticos; si rechazás los socialismos importados y creés que cada país construye su propio camino hacia la liberación, sobre la base de sus propias tradiciones históricas,

Los trabajadores en el Frente Nacional-Antiimperialista Está fuera de discusión que, si la CGT pretende hacer valer los intereses de clase que dice representar, no puede limitarse a una práctica de reivindicaciones laborales. Debe necesariamente formular su propio programa político estratégico, como alguna vez lo hicieron la central obrera en 1957, en el Plenario de Delegaciones Regionales de La Falda, y en 1962 las 62 Organizaciones, en el Plenario Nacional de Huerta Grande, realizados durante la dictadura de la “revolución libertadora” y el gobierno títere de Guido, y luego en el congreso del 1º de mayo de 1968, fundacional de la CGT de los argentinos. Esos programas afirmaron al movimiento obrero en una posición antioligárquica y antiimperialista al incorporar como puntos centrales la expropiación de la gran propiedad terrateniente y de los monopolios extranjeros; la nacionalización de la banca, y el control estatal del comercio exterior. Constituyeron una señal orientadora en la práctica del movimiento obrero y, a la vez, fueron la expresión política más avanzada del Frente Nacional al sacar a la luz el significado profundo de la lucha de clases en un país semicolonial. Los sindicatos y la central obrera no son la organización política mediante de la cual los trabajadores han de expresar, en el más alto nivel, sus intereses de clase. Esa organización es el partido revolucionario. Sin embargo, se trata de organismos de masas, insustituibles para cementar la experiencia y la unidad de la clase, que necesariamente forman parte del proceso de construcción de una hegemonía nacional-popular con centro de gravedad en las filas más avanzadas del proletariado. Las implicancias de tal formulación son evidentes. Exigen, en primer término, diferenciar tajantemente los campos antagónicos característicos de la lucha de clases en un país atrasado y dependiente, no equivocar el sistema de alianzas, y ubicar el movimiento obrero como eje de un realineamiento nacional, democrático y antiimperialista SL

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Número 27 / septiembre de 2012

El FIP, la Tendencia y las divergencias de los setenta

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l domingo 18 de agosto, La Nación publicó un artículo con la firma de Jorge Fernández Díaz, en uno de cuyos párrafos se señalaba que Jorge Abelardo Ramos, “ideólogo de la izquierda nacional y el ensayista que Cristina más admiró”, fue “un duro crítico de las juventudes peronistas que quisieron condicionar a Perón y que se metieron en las organizaciones armadas durante los ahora reivindicados años 70”. La breve referencia concluía del siguiente modo: “Ramos sentía desprecio por esta vanguardia que pretendía colocarse por encima del movimiento de masas.” La mención de las diferencias de la izquierda nacional expresadas por medio de la política del Frente de Izquierda Popular, del que Ra-

mos fue su presidente, es cierta, pero no aclara el fondo del problema. El cuestionamiento de Ramos y del FIP no se centraba simplemente en el hecho de que la Tendencia y Montoneros quisiesen condicionar a Perón. Se fundaba ante todo en una advertencia: pese a todas las declaraciones que desde el exilio el jefe popular formulara sobre la marcha del mundo hacia el socialismo, ni él ni su movimiento tenían en el horizonte tal puerto de arribo. Entre 1946 y 1955, el peronismo en el gobierno sostuvo un programa nacionalista burgués, en oposición al bloque encabezado por la oligarquía terrateniente en alianza con el capital extranjero, y ese programa lo mantuvo durante los 18 años que duró la pros-

cripción de su jefe. En esa misma dirección se propuso gobernar el tercer gobierno peronista a partir de mayo de 1973, aunque con medidas más modestas. Ramos y el FIP siempre sostuvieron que, en tanto el peronismo

Ramos y el FIP siempre sostuvieron que el apoyo al peronismo debía formularse desde una posición independiente en el plano de las ideas, la política y la organización.

representase a la mayoría de los trabajadores y las grandes masas populares, siguiendo un rumbo nacional-popular, debía ser apoyado por quienes luchaban por el socialismo. Pero ese apoyo debía

formularse desde una posición estrictamente independiente en el plano de las ideas, la política y la organización. Querer avanzar hacia el socialismo meediante el peronismo y exigir a su jefe que aceptase ese mandato, como pretendía la pequeña burguesía recientemente peronizada, era preparar las condiciones necesarias para una crisis que objetivamente sólo habría de beneficiar a los enemigos del movimiento nacional. La expresión extrema de esa línea, que encerraba en sí una alta dosis de oportunismo, fue la experiencia de Montoneros y su política de provocaciones armadas, cuando ya se encontraba configurado el clima político que iba a desembocar en el 24 de marzo de 1976 SL

23 DE SEPTIEMBRE DE 1973

Victoria popular y comienzo del fin del ciclo histórico iniciado en el 45’ Osvaldo Calello

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l 23 de septiembre de 1973 la fórmula Juan Perón-Isabel Martínez de Perón ganó las elecciones sumando 7.360.000 de votos (62% del total) y el jefe del peronismo se aprestó a iniciar su tercera presidencia. De esta forma quedaban atrás 18 años de proscripción impuestos por sucesivos regímenes militares y civiles bajo la influencia de la oligarquía terrateniente, de la gran burguesía y del capital extranjero. De ese total, casi 900.000 votos correspondieron al Frente de Izquierda Popular que levantó esa misma fórmula bajo la consigna “Liberación y patria socialista”. El peronismo había comenzado a gobernar el 25 de mayo, tras haber obtenido el binomio Cámpora-Solano Lima casi 50% de los votos en las elecciones del 11 de marzo de ese año. Sin embargo, el gobierno que inició con un programa de medidas nacional-democráticas de desmantelamiento del aparato represivo de la dictadura militar, y con un giro en la política económica y en las relaciones internacionales, tenía un pecado de origen. Había surgido como consecuencia de la exclusión que seguía pesando sobre el jefe popular. En consecuencia, la renuncia de Cámpora, en julio de ese año, más allá del clima conspirativo que la rodeó, abrió el camino para el restablecimiento pleno de la soberanía popular. Tanto con Cámpora como con Perón, el nuevo gobierno se proponía llevar a la práctica un programa nacionalista burgués moderado, cuyos puntos destacados eran la nacionalización de los depósitos bancarios, una ley de inversiones para regular los movimientos del capital foráneo, mecanismos de control del comercio exterior (juntas de carnes y granos) y una ley agraria dirigida contra los bajos niveles de inversión en las grandes explotaciones de la pampa húmeda.

El peronismo volvía al poder en circunstancias históricas por entero diferentes a las que había conocido en sus primeros diez años de gobierno entre 1946 y 1955. Sin embargo, el peronismo volvía al poder en circunstancias históricas por entero diferentes a las que había conocido en sus primeros diez años de gobierno entre 1946 y 1955. Las condiciones que habían propiciado un proceso de acumulación de capital nacional, desarrollado a la sombra de las medidas proteccionistas de los años

30’ y durante la segunda guerra mundial, habían desaparecido tras casi dos décadas de políticas dictadas por los círculos de los negocios semicoloniales y el capital extranjero. Tampoco existía la corriente nacionalista e industrialista del Ejército, que había emprendido la marcha hacia la construcción de la Argentina burguesa tras el golpe de Estado de junio de 1943. A su vez, ni Perón ni el peronismo eran los mismos de los años iniciales. Septiembre de 1955 había señalado el límite que ni el jefe popular ni su movimiento estaban dispuestos a traspasar desafiando el orden capitalista, y por lo demás, en los últimos años especialmente, las contradicciones de clase se habían acumulado de modo explosivo ante la irrupción de una juventud que creía haber encontrado en el peronismo el tránsito seguro hacia el socialismo, y difícilmente habría de adaptarse a las exigencias de la disciplina bonapartista. Perón había alentado esa falsa creencia y apoyado sin reservas a las llamadas “formaciones especiales” porque, en definitiva, sus acciones militares servían para presionar a la dictadura y no constituían una contradicción con el contenido burgués de su programa. A lo que ni Perón ni las direcciones políticas y sindicales estaban dispuestos era a movilizar a las grandes masas obreras y populares con el fin de poner fin a la trampa proscriptiva del régimen militar, y preparar el advenimiento del gobierno popular en el nivel más alto de la relación de fuerzas. Perón podía dar el visto bueno al asalto a un cuartel militar o a la ejecución de Aramburu, pero guardaba estricto silencio frente a acontecimientos radicales de la lucha de clases como, por ejemplo, el Cordobazo. Sin embargo, las condiciones para profundizar el enfrentamiento con el bloque oligárquico imperialista estaban presentes. El Cordobazo y los sucesivos levantamien-

tos en varias provincias habían establecido un nuevo balance de poder, sellando la suerte del régimen de Onganía y poniendo en evidencia a la vez el espíritu de lucha de los trabajadores, la reorientación de importantes capas de clase media que rompían con el liberalismo oligárquico e iniciaban un proceso de nacionalización. Precisamente los casi 900.000 votos que obtuvo el FIP, los cuales levantaron la candidatura de Perón en septiembre de 1973, fueron votos peronistas que seguían al jefe popular, pero que no querían saber nada del ministro Gelbard, representante de la burguesía nacional, ni del conspirador palaciego López Rega; tampoco de Rucci, jefe de una CGT burocratizada que se había sometido disciplinadamente a los mandatos de la dictadura militar. Pero el jefe de ese gran movimiento nacional que fue el peronismo no había elegido el camino del enfrentamiento con sus enemigos históricos, sino el de la “unidad nacional”. Pronto se vio que el Pacto Social con que había comenzado a gobernar era ilusorio, que el acuerdo de clases sobre el que debía sostenerse era precario y que las viejas fuerzas de la Argentina semicolonial, que habían sido derrotadas por las luchas populares cuando terminaban los 60’ y comenzaba la década siguiente, seguían en pie y se reorganizaban rápidamente. Esto pudo comprobarlo Perón apenas se dispuso llevar adelante su programa. El 12 de junio de 1974, pocos días antes de su muerte, convocó a los trabajadores a la Plaza de Mayo para denunciar la resistencia que desde los viejos círculos dominantes obstaculizaba el desenvolvimiento de sus medidas de gobierno. No tuvo tiempo para más. La muerte lo sorprendió cuando tenía por delante una batalla que habría de ser decisiva. Dejó tras sí un gobierno envuelto en contradicciones explosivas y un peronismo que había iniciado una prolongada e irremisible decadencia SL


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Día de la Industria

¿hay algo para celebrar? Guillermo Hamlin

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urante los gobiernos kirchneristas –tanto en la época en que la Argentina contaba con sólidos superávits gemelos, el fiscal y el comercial, como en la época actual, en que los virtuosos superávits han dejado de ser tales–, la estrategia ha sido la misma: privilegiar los pagos de la deuda externa. Idéntico comportamiento habían observado los sucesivos gobiernos de Alfonsín, Menem y De la Rúa con la intención de que nuestro país luciera como “confiable”, favorable al mundo de “los negocios”, merecedor del “crédito internacional” y atractivo para las “inversiones extranjeras directas” (IED), con la esperanza de que éstas promovieran el desarrollo industrial. Efectivamente, tanto mereció nuestro país el crédito internacional, que la deuda externa nunca ha dejado de crecer desde 1983, y ha llegado actualmente al orden de los 200.000 millones de dólares. El país también ha resultado atractivo para las IED; en 2009, el stock de éstas llegó a 78.000 millones de dólares. En esto se pueden distinguir tres períodos. En el primero, de 1983 a 1989, si bien la normativa impuesta por el proceso de reorganización nacional –no objetada por el primer gobierno “democrático” ni por ninguno de los sucesivos gobiernos, incluido el actual– creaba un “clima favorable a los negocios” y Alfonsín declaraba a todas las empresas del Estado “sujetas a privatización”, no hubo IED significativas. El mundo empresarial transnacional necesitaba mayores “seguridades jurídicas”. Éstas llegaron con el gobierno de Menem. En el segundo período, de 1990 a 2001, con la vigencia de los nefastos tratados bilaterales de inversión que contenían cláusulas leoninas para la Argentina y con la adhesión de nuestro país al CIADI, que cedía jurisdicción ante litigios internacionales, se privatizaron todas las empresas del Estado, las cuales, casi en su totalidad, fueron adquiridas por empresas extranjeras. En el tercer período ­–que podríamos llamar de posconvertibilidad– el cual comienza en 2002 y continúa hasta el presente, agotadas las posibilidades de privatización, las IED se concentraron en la adquisición de empresas privadas locales,

Están pendientes aún políticas activas explícitas destinadas a lograr una industrialización vertical y superar el estado de simple ensambladora. lo que produjo una marcada desnacionalización en prácticamente la totalidad de los sectores involucrados en la actividad económica. En definitiva, las IED se dedicaron a copar lo ya existente en el país: tomaron las empresas del Estado primero, y luego las privadas; no agregaron nuevos emprendimientos, no incrementaron el acervo de capital; tampoco estas inversiones trajeron consigo una redefinición del perfil de especialización industrial ni la salida de la división internacional del trabajo que impuso el Proceso de Reorganización Nacional. A partir de 2002, con apoyo en la brutal devaluación, que hundió los salarios de los trabajadores, y en las condiciones favorables del mercado mundial (precios y volumen), las exportaciones industriales argentinas se duplicaron. Tomando las 200 empresas industriales de mayor facturación del país, excluyendo a las agropecuarias y financieras, se puede observar lo siguiente (Aspiazu, Manzanelli y Schorr, Concentración y extranjerización, Capital Intelectual). Entre estas empresas, 60% (120) eran extranjeras en 2009, mientras que en 2001 eran 46% (92) y en 1993 25% (50). Esto indica una creciente extranjerización.

La tasa de explotación de los trabajadores es mucho mayor en las empresas extranjeras que en las locales. Las utilidades sobre el valor agregado fue de 34% en el período 2003-2009, y la inversión bruta sobre el valor agregado fue de sólo 17% en ese mismo lapso. Esto es consistente con las crecientes remesas de utilidades: 500 millones de dólares en 2003, que llegaron a los 7.300 millones en 2011. La importancia relativa de estas empresas foráneas está marcada por el hecho de que exportan 50% del total; conservan en sus países de origen los gastos para investigación y desarrollo, así como la fabricación de equipamientos de alta tecnología. Esto conduce a la secular importación de bienes de capital, pago de regalías y patentes de nuestro país a las casas matrices, además de otras cositas como fuga de capitales por diversas vías (manejo discrecional de los montos de exportaciones e importaciones en operaciones intercorporativas, cancelaciones parciales o totales de créditos otorgados por la propia casa matriz, etcétera). A pesar del crecimiento de las pymes en el período posconvertibilidad, señalado por la solicitada de CAME (186.000 empresas), cuyo titular agradece a N. Kirchner, no se modificó la estructura industrial dependiente del extranjero ni se recuperó el entramado de cadenas de valor, ni se logró la reaparición de núcleos estratégicos de la matriz productiva desaparecida desde el proceso hasta 2001. En la cena de la industria organizada en Tecnópolis, la presidenta elogió el desarrollo en biotecnología alcanzado en Rosario, así como el diseño de la vacuna contra la aftosa y de otra vacuna para los salmones que se podrá exportar a Chile. Afirmó que su proyecto político es la industrialización, agregar valor a la producción primaria. Informó que se está investigando en microelectrónica para no tener que importar los sistemas de control de la maquinaria agrícola producida en el país. Dijo que no habrá devaluación, aseguró a los empresarios que no se impondrán trabas a la importación de “equipos durables” (bienes de capital) para que continúe el crecimiento y, no sin cierta ingenuidad, les solicitó que invirtieran. Estos anuncios tienen sabor a poco; están pendientes aún políticas activas explícitas destinadas a lograr una industrialización vertical y superar el estado de simple ensambladora SL

“Sintonía fina” a costa Aydios... a ella de los fondos laborales J El gobierno necesita

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l parecer, el gobierno ni piensa en devolver los 15.000 millones de pesos que tiene retenidos de las obras sociales y que son fondos que pertenecen a los trabajadores. De acuerdo con los últimos anuncios (acompañados por un silencio absoluto respecto a esa deuda), la cuestión está resuelta de hecho. Las obras sociales recibirán 2.000 millones de pesos más por mes del Fondo Solidario de Redistribución (FSR). Con ese refuerzo se piensa evitar la quiebra de la tercera parte de esas entidades. Con un gesto típico, el gobierno presentó la medida como un aporte estatal, y sin ningún prurito la llamó Subsidio de Mitigación de Asimetrías, cuando de subsidio no tiene nada: simplemente se trata de fondos originados en contribuciones y aportes provenientes de la masa salarial; fondos los cuales deben ser entregados en su totalidad a las obras sociales, y no sólo en parte como se confirma con esta última decisión. Nada de esto es nuevo. El gobierno necesita reducir el déficit fiscal; necesita fondos para seguir pagando puntualmente la ilegítima y fraudulenta deuda externa. En definitiva, lo que hace la administración K con los millones retenidos a las obras sociales, con la aplicación del impuesto a las ganancias sobre el salario, con el congelamiento del techo de las asignaciones familiares, es lo mismo que hace con el dinero de los jubilados transformando a la Anses en prestamista del Estado a tasas negativas y desfinanciando el sistema. Tampoco resultó novedosa la actitud que adoptó la burocracia sindical, alineada con el kirchnerismo, ante los anun-

reducir el déficit fiscal; necesita fondos para seguir pagando puntualmente la ilegítima y fraudulenta deuda externa.

cios. “A esa plata hay que computarla por perdida”, “hay que olvidarse de esos fondos, no los van a dar más”, fueron comentarios característicos de los “administradores obreros” que asistieron a los anuncios. Era la respuesta previsible de una dirigencia que en su mayor parte ha sido cómplice de las políticas antiobreras del menemismo en los noventa y de la Alianza después. En ellos la pequeña burguesía kirchnerista parece haber encontrado a los aliados más apropiados del mundo sindical. ¿Ignora acaso que con traidores y corruptos como Cavalieri, West Ocampo y Lescano, buchones de la dictadura como Gerardo Martínez, o alcahuetes todo terreno como Viviani se puede hacer cualquier cosa, menos sostener la proclamada política nacional-popular? SL

esús Reyes Heroles, prestigiado político, jurista, académico e historiador mexicano, sentenció que “en política, la forma es fondo”. Me vino a la memoria esta idea al escuchar a la señora Cristina Fernández expresar en un discurso por cadena nacional el 6 de septiembre que “sólo hay que tenerle miedo a dios... y un poquito a mí”. Quizá de haber estado escribiendo un discurso que luego fuera a leer, habría omitido tal idea. El caso es que se le reconoce a la presidenta por su verbosidad, también por su afición a los neologismos. La permanente tentación de Cristina Fernández por pontificar –tal cual– es tan obvia como criticada por sus opositores y reconocida –en voz baja y en confianza– por sus seguidores. La frase “sólo hay que tenerle miedo a dios... y un poquito a mí” es una desafortunada ocurrencia en boca de un mandatario que se presume democrático. Se presta a la interpretación de que pretendió ponerse a la altura de una divinidad y revela –en realidad deberíamos decir “confirma”– una convicción autoritaria. Según el diccionario, el “temor a dios” es el miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a una divinidad y, en el caso de los cristianos, es uno de los dones del espíritu santo. ¿Quién, que se considere democrático –aunque sea sólo en lo formal y aparente–, se atrevería a señalar o insinuar que el temor es una forma recomendable de reaccionar en el terreno de la política? La señora Cristina Fernández SL DNM.


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Imposibilidad política de incluir “mestizo” en el censo boliviano Andrés Soliz Rada *

L

a Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) boliviano, promulgada el 7 de febrero de 2009, tiene como base el censo de 2001, según el cual 62.2% de la población boliviana se declaró indígena. Sobre esta base, Bolivia se constituyó en Estado Plurinacional Comunitario, fundado “en la pluralidad y el pluralismo cultural y lingüístico”, para citar las características más relevantes de su artículo primero. En su segundo artículo destaca la existencia “precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos” (IOC), a los que se garantiza su libre determinación, “que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la constitución de sus entidades territoriales”. Lo anterior facilitó el reconocimiento constitucional de 36 naciones indígenas, de sus territorios ancestrales y justicias comunitarias (de igual nivel jerárquico que la justicia ordinaria), del manejo exclusivo de los recursos naturales renovables y del derecho a consulta de los no renovables. Varios de estos enunciados fueron precedidos por el documento titulado “Emancipación y contra hegemonía en Bolivia: Estrategias para destruir la dominación k’hara”, resumido por el periódico Los Tiempos de Cochabamba (12/03/08), el cual, luego de calificarlo de apócrifo y de precisar que circula en internet “desde hace más de un año”, fue atribuido al vicepresidente Álvaro García Linera (AGL), lo que fue desmentido. Sin embargo, existen similitudes entre sus argumentos y los de quienes, al igual que en el censo de 2001, han eliminado la opción “mestizo” del nuevo censo, programado para noviembre de 2012. El documento “Emancipación…” explica que el término k’hara abarca a mestizos y clases medias, medias altas y empresariales. La primera similitud se refiere a que los “mestizos” se han sentido “ninguneados”. La palabra fue usada por el sacerdote de origen catalán Xavier Albó, considerado el principal ideólogo del indigenismo boliviano, quien dijo que “los mestizos no deben sentirse ninguneados por tener que responder ‘ninguno’ a la pregunta relativa a su pertenencia a alguna de las 36 ‘naciones’ indígenas”. El texto de internet postula “derrumbar los soportes y símbolos de la cultura k’hara (mestizos incluidos), a fin de volverlos “insignificantes”. No parece exagerado afirmar que entre “ninguno” e “insignificante” no

El principal racista de la literatura boliviana, Alcides Arguedas, afirmó durante el nazismo que “nadie con más vigor que Hitler ha puesto de relieve el peligro de la mestización de los pueblos”. El mestizaje está acostumbrado a vencer los odios que lo acosan, y Bolivia no será la excepción. existe demasiada distancia. El mismo documento adelanta que lo que se busca es que los excluidos y dominados (por el Estado colonial republicano) se conviertan en los dominadores, y los dominadores pasen a ser los excluidos y dominados del presente. Si se considera que lo mestizo une a los diversos conglomerados en el ideal de una patria común, no cabe duda de que lo más importante del proyecto indigenista reside en eliminar lo mestizo, en ningunearlo o tornarlo insignificante. La no consecución de este objetivo implicará el fracaso del proyecto indigenista, lo que representará, en palabras de AGL, “otra vez 500 años en silencio y en oscuridad” (Página 7, 30/12/2011). Los ataques al mestizaje se han intensificado en los últimos meses, ante el reclamo de modificar la boleta del censo. La presidenta de la Cámara de Senadores, Gabriela Montaño, ha manifestado que la expresión “mestizo es una categoría biológica, somática, racista y discriminadora”. No se entiende por qué la categoría indígena no es biológica,

somática, racista o discriminadora, ya que ambas, al igual que blanco, fueron usadas en los censos de la colonia, lo que demuestra el carácter político del debate que se pretende sumergir. Albó ha respaldado a la senadora oficialista aduciendo que hay gente que quiere usar la categoría mestizo para expresar su desacuerdo con el gobierno, y que incluir esa figura “sería retroceder” (La Razón, 24/06/2012). Anteriormente, anotó que el término mestizo es anticuado. Otro diputado de la misma tendencia, Luis Alfaro, puntualizó que “la raza mestiza, presente en el país, disminuye día a día” (Página 7, 05/07/2012). AGL, Albó, Montaño y Alfaro están conscientes de que el proyecto indigenista estará vigente hasta que el mestizaje recobre la característica de principal referente social que tuvo, por ejemplo, en la Guerra del Chaco (1933-1936) y en la Revolución Nacional de 1952. Esta es la razón por la que están dispuestos a impedir que la opción mestizo esté presente en la boleta del próximo censo y de los censos futuros. Pese

a lo anterior, es imposible que 62.2% de la población vuelva a ser manipulada en el censo para respaldar el proyecto indigenista, sobre todo después de que la población tomó conciencia de la manipulación de que fue objeto en 2001 y de que “el nuevo modelo civilizatorio del indigenismo” es, en realidad, el viejo modelo civilizatorio de los banqueros de EU, el Reino Unido, Alemania y Francia, que financian a las principales ONG y que están empeñados en destruir a estados nacionales constituidos y postergar al máximo los proyectos de integración de América Latina. Conviene no olvidar que la atomización de nuestra América, como decía Martí, permitió que Europa se mantuviera como único protagonista, al tiempo de impedirnos consolidar nuestra identidad. En dirección exactamente opuesta a quienes dicen que el mestizaje se debilita día a día, en realidad se expande cada día por medio de múltiples mestizajes y de encuentros interculturales que generan nuevos plurimestizajes, propiciadores de renovadas formaciones indomestizas que surgen en 70% de la población boliviana que ya vive en ciudades grandes e intermedias. Estas nuevas formaciones reconocen los aportes de la NCPE, como la eliminación de retrógradas trabas oligárquicas al ingreso de indígenas al Colegio Militar o a la Academia de Policías, así como el carácter positivo de la reforma educativa y de la ley contra el racismo, promulgada por el presidente Evo Morales, que tiene la virtud de sancionar resabios racistas aún vigentes en varios medios de comunicación privados y en sectores de la sociedad boliviana. No obstante, no resulta inútil recordar que el principal racista de la literatura boliviana, Alcides Arguedas, afirmó durante el nazismo que “nadie con más vigor que Hitler ha puesto de relieve el peligro de la mestización de los pueblos”. El francés Gustavo Le Bon sostuvo que peor que la degeneración de las razas inferiores es la mezcla de razas, es decir, el mestizaje. El régimen sudafricano del apartheid impuso no sólo el desarrollo separado entre parcialidades de colonizados, sino que llegó incluso a prohibir relaciones sexuales entre etnias diferentes. El mestizaje está acostumbrado a vencer los odios que lo acosan, y Bolivia no será la excepción SL * Fue ministro de Energía del gobierno de Evo Morales.

Una siniestra Santa Alianza se lanza contra Siria

Cuadernos de la Izquierda Nacional, solicitalos en: www.izquierdanacional.org

S

i hay algo que ya no puede ocultarse es la intervención de los países imperialistas, aliados a lo peor de las monarquías de Oriente Próximo, en la guerra civil siria. A comienzos de agosto, The New York Times y la red CNN revelaron que el presidente Obama había dado orden a la CIA de intervenir en ayuda de los rebeldes, autorización que databa de meses atrás. Un día más tarde, Cuba Debate, citando varios medios de Oriente Próximo, reveló que Estados Unidos y Arabia Saudita habían llegado a un acuerdo con uno de los jefes de Al Qaeda en el sur de Yemen, para trasladar a Siria 5.000 de sus combatientes. A finales de agosto, el presidente François Hollande instó a la oposición siria a formar gobierno, con la promesa de que Francia les daría reconocimiento.

En Siria, la Santa Alianza –constituida por la OTAN y los países del Consejo de Cooperación del Golfo, encabezado por los infames regímenes de la casa Saud y de Katar, y esta vez con el apoyo de Turquía y el auxilio del terrorismo yihadista de Al Qaeda– se propone repetir la operación contrarrevolucionaria realizada en Libia. Desde ya que no les importa la democracia, ni lo que ellos llaman “derechos humanos”. Apuntan a modificar el cuadro geopolítico de Oriente Próximo aislando a Irán y debilitando a Hizbulá. A la espera de la oportunidad propicia aguarda la burguesía terrorista de Israel SL

Director: Osvaldo Calello


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