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Convulsiones políticas y sociales recorren América Latina
democrático de los trabajadores llevaron a que estos regímenes perdieran apoyo social. En elecciones posteriores, se eligieron una serie de gobiernos neoliberales. Sebastián Piñera en Chile, Mauricio Macri en Argentina, luego el populista de extrema derecha Jair Bolsonaro en Brasil y, más recientemente, Guillermo Lasso en Ecuador. En Venezuela, aunque la oposición de derechas no ha podido desbancar a Nicolás Maduro, el colapso económico, la corrupción y las sanciones de EE.UU. han llevado al país a una profunda crisis.
Giro prolongado Los gobiernos de derecha llegaron al poder más como consecuencia del descontento y desilusión ante el fracaso de los gobiernos de «izquierda» que estaban aprisionados dentro de la camisa de fuerza del capitalismo. Las explosiones sociales que estallaron despues demuestran que estos gobiernos carecían de una base social. Ecuador que eligió al gobierno de derecha de Lasso en mayo de 2021, ya se se enfrenta a otro levantamiento masivo. El 13 de junio, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador, CONAIE, inició protestas masivas exigiendo reformas económicas y respuestas a las alzas. El continente está sacudido por la agitación política y la crisis. Los efectos de la pandemia de Covid, que agravó la crisis económica y social, no han sido superados. Ahora 30 millones de trabajadores con empleo, viven oficialmente por debajo de la línea de pobreza. América Latina fue sacudida en 2019-20 por levantamientos masivos y revueltas sociales. Millones salieron a las calles en Chile luego de una rebelión popular y se han visto huelgas generales y movilizaciones en Ecuador, Colombia y Perú. Sin embargo, ahora gran parte del continente experimenta una segunda ‘ola rosa’ con la elección de gobiernos de ‘izquierda’. Gabriel Boric en Chile ganó la presidencia, seguido por la victoria de Gustavo Petro en Colombia. El triunfo de Petro representa un giro histórico, pues es la primera vez que
la ‘izquierda’ gana unas elecciones presidenciales; golpeando a la clase dominantecolombiana y a los intereses del imperialismo estadounidense. La primera ‘ola rosa’ vio la llegada al poder de una serie de regímenes de izquierda como los de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. Estos regímenes fueron impulsados por poderosos procesos revolucionarios de masas. Al mismo tiempo, llegaron al poder otros gobiernos mucho menos radicales, como en Brasil con Lula da Silva; o los gobiernos nacionales peronistas de los Kirchner en Argentina. Sin embargo, estos gobiernos no lograron romper con el capitalismo y las reformas que introdujeron fueron revertidas despues por la clase dominante. La corrupción, los métodos burocráticos y la falta de control
En Chile, Boric ha visto caer su aprobación a pocos meses de asumir el cargo. Ha formado gobierno con muchos de los antiguos y corruptos partidos que estaban en el poder, que estaban totalmente desacreditados. El gobierno de Boric sigue declarando un estado de ‘excepción’ que permite el uso de las fuerzas armadas contra el pueblo mapuche, en sus territorios del sur. Por su parte, la Convención Constitucional ha redactado una propuesta de Constitución muy limitada que, si bien habla de derechos a la salud, la vivienda, la educación y a una vida digna; no plantea cómo alcanzarlos. No se menciona la nacionalización de la industria del cobre y otros recursos naturales, demanda planteada durante las movilizaciones de masas iniciadas en 2019. Incluso esta propuesta de nueva constitución es demasiado para la extrema derecha,
que ha lanzado una feroz campaña en su contra. En Perú, el gobierno del presidente Pedro Castillo entró en crisis a pocas semanas de ser elegido, moviéndose rápidamente hacia la derecha. El gabinete ha estado en constante crisis y el alza en el costo de la vida son un factor crucial de la situación. A pesar de la histórica victoria de Petro en Colombia, lamentablemente también ha tomado el camino de tratar de administrar el capitalismo y apaciguar a la clase dominante y sus representantes políticos. La profundidad de la crisis que sacude a América Latina se refleja en la crisis de los partidos de izquierda y sus líderes que han ganado las últimas elecciones. Estos pretenden seguir reformando el capitalismo, en un contexto de crisis mundial más profunda. Por su parte, la crisis en Argentina es explosiva. El gobierno peronista está dividido y debilitado sobre cómo manejar la actual
crisis de la deuda. Con una inflación que golpea la economía en más del 80%, grandes batallas están en desarrollo. En este contexto, la alianza de izquierda socialista del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) obtuvo importantes logros en las últimas elecciones. La tarea crucial del FIT es crecer y llegar a los trabajadores peronistas y convertirse en un partido arraigado en las luchas obreras y las comunidades.
Convulsiones No se puede descartar que, ante las explosiones sociales que veremos en el próximo período, estos gobiernos podrían ser empujados en una dirección más radical. Las convulsiones que se viven en todo el continente pueden cristalizarse en el choque que se verá en Brasil en las elecciones presidenciales de octubre. Bolsonaro va mal en las encuestas, lo que apunta a una victoria de Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT). Sin embargo, Lula está asegurando a la clase dominante que se puede confiar en él para defender el ca-
En defensa de la Soberanía Popular La clase dominante y la casta de políticos atrincherados en el Congreso, se prepara para desconocer la voluntad popular expresada en el plebiscito de salida de la nueva constitución, cualquiera sea su resultado. Eso es lo que significa el lema que han popularizado de "Aprobar para Reformar". Quieren reformar involutivamente desde el Congreso, que ahora tiene una composición más reaccionaria, para eso incluso la derecha que siempre se opuso a rebajar los quórums supra mayoritarios de dos tercios ahora promueve quórums menores de cuatro séptimos. Cuando votamos en el plebiscito de entrada, el resultado muy mayoritario fue a favor de una nueva constitución, redactada no por el Congreso sino por convencionales constituyentes elegidos todos por elección universal. El acuerdo del congreso del 15 de noviembre de 2019, que acordó cambios constitucionales para permitir el proceso constituyente en el que nos encontramos, pero con muchas limitaciones como los quórums muy altos de dos tercios para aprobar cualquier artículo, o la imposibilidad de discutir y modificar tratados internacionales. En resumen tuvimos una Convención Constitucional con soberanía limitada. Sin embargo, las cosas no salieron del todo como esperaba la clase dominante y los políticos a su
pitalismo. Por su parte, el partido de izquierda, Partido Socialismo y Libertad (PSOL), ha decidido erroneamente, no presentarse a las elecciones presidenciales; lo que podría hacer en primera vuelta sin plantear la amenaza de un triunfo de Bolsonaro. Las elecciones en Brasil pueden volverse aún más convulsas si, como parece posible, Bolsonaro intenta algún tipo de golpe de estado para aferrarse al poder. Las olas de lucha y convulsiones políticas que recorren el continente plantean claramente la necesidad de aprender las lecciones del pasado, especialmente la urgencia de construir partidos obreros de masas como una alternativa para romper con el capitalismo e introducir un programa genuinamente socialista. Esta es la única forma de acabar con el ciclo de crisis y convulsiones permanentes que significa el capitalismo. SR-CIT Chile.
servicio, para empezar contra lo que esperaban no consiguieron elegir un tercio de convencionales como habían diseñado para bloquear cualquier artículo que pusiera fin a sus privilegios extremos. Es cierto que quedaron fuera de la nueva constitución muchas aspiraciones populares como la recuperación del cobre, del oro y el litio. Sin embargo, en la nueva constitución quedaron incorporados derechos sociales, laborales, de la naturaleza y el reconocimiento del carácter plurinacional de los pueblos que habitan Chile. Que estén en la Constitución los derechos a la salud, a la vivienda, a la educación, a la previsión, a la recreación y la cultura no significa que estén garantizados porque para ello es necesario que se legislen las leyes correspondientes y que se cuente con los recursos para financiar esos derechos. Nos quedará un camino largo hacia adelante. Aprobar la nueva Constitución no es el punto de llegada sino de partida de la lucha para realizar en la práctica esos derechos, que libraremos en mejores condiciones cuando dejemos atrás la Constitución neoliberal de Pinochet y Lagos. Estamos ante un cambio de época, la revuelta popular de octubre de 2019 sepultó la larga noche que comenzó con el golpe de Estado de 1973, nada volverá ser como antes. No aceptaremos que desconozcan la soberanía popular expresada en las urnas, y que señaló fuerte y claro que no son los políticos del Congreso los que pueden redactar la nueva constitución, ni desconocer los resultados del plebiscito.
Patricio Guzmán S.
Libertad a los presos políticos
Boric no cumple sus promesas
A cinco meses de la llegada del gobierno de Boric y el Frente Amplio seguimos esperando que se cumplan las promesas que Boric les hizo a los familiares de los presos políticos. Los tribunales de justicia siguen siendo manejados por la elite de este país que sigue condenando a nuestras compañeras y compañeros a la cárcel, con el único objetivo de amedrentar a todos los que se atreven a luchar por sus derechos. Toda nuestra solidaridad con las organizaciones de familiares y amigos de los presos políticos que hoy siguen dando la pelea para conseguir la libertad de toda nuestra gente que hoy siguen privados de libertad.
Hay que recordarle al gobierno de Boric que no estamos
todos, todavía faltan los presos políticos de la revuelta. La dignidad, la justicia y la equidad aun no llegan para ellos y sus familias.
Exigimos la libertad inmediata de todas y todos los presos políticos, sin ningún tipo de distinción, es necesario terminar con este abuso represivo.
Gobierno de Boric y la larga militarización de La Araucanía El gobierno de Gabriel Boric ha seguido aplicando las mismas políticas represivas de la derecha pinochetista y los diferentes gobiernos de la Concertación. La derecha y los empresarios están muy complacidos con las políticas del actual gobierno del Frente Amplio y el Partido Comunista. En esto el gobierno de Gabriel Boric también ha claudicado frente a las políticas represivas implementadas por la derecha. La ministra del Interior Izkia Siches pasó de hablar del Wallmapu a decretar nuevos estados de excepción contra los mapuche. Este gobierno “progresista” supuestamente más progresista que los anteriores gobiernos progresistas también se pone del lado de los colonos extranjeros y las forestales, los grandes depredadores en territorio mapuche. A pesar de que Gabriel Boric y el Frente Amplio siempre fueron muy críticos con el anterior gobierno de la derecha encabezado por Piñera por la militarización de la Araucanía, hoy finalmente terminan aplicando las mismas políticas de sus antecesores. Para tratar de salvar la cara el gobierno ha dicho que el estado de excepción constitucional en la Araucanía serán
“acotados”, según ellos solo para controlar las carreteras. Los únicos realmente conformes con esta política son la derecha más reaccionaria y la derecha concertacionista, porque finalmente fueron ellos los que impusieron esta política represiva y criminal contra los mapuche bajo el actual gobierno encabezado
Cunche del Campo. por Gabriel Boric. A pesar de todos los discursos bonitos y “progresistas” para solucionar el conflicto chileno-mapuche hoy el Gobierno de Boric nos deja claro que ellos seguirán perpetuando la represión contra el pueblo-nación mapuche. Todas las promesas de “cambios” y de “dialogo” de Boric y el Frente Amplio, solo quedaron en eso lindas promesas, dado que la realidad nos está demostrando que es algo completamente distinto a lo que están realizando. Celso Calfullan.