Presentación del libro Responsabilidad Médica del maestro Carlos Fernández
Palabras de Richard Pinedo Valentín, estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el viernes 12 de octubre de 2018 en la presentación del libro Responsabilidad Médica del maestro Carlos Fernández Sessarego realizado en coautoría con la profesora Olenka Woollcott. Buenas tardes colegas y compañeros asistentes. En primer lugar quiero agradecer a la doctora María Elena Guerra Cerrón por la oportunidad de expresar unas palabras de reconocimiento a otra gran obra. La amistad de nuestra asesora con el doctor Fernández Sessarego ya se ha traducido en varias reuniones en las cuales, los miembros de mi taller han podido nutrirse de la sabiduría jurídica e intelectual en general del maestro. En una de esas reuniones yo también tuve la oportunidad de escuchar al Doctor Fernández Sessarego y me quedó una gran lección para mi vida de futuro abogado, una lección que el doctor Fernández Sessarego predica con el ejemplo, su innata sabiduría y pasión por la filosofía y el Derecho solo son sobrepasadas por su colosal humildad. Es una virtud del jurista, y en general, una virtud intelectual, que solo poseen algunos maestros, el hecho de poder llegar a ser grande y, a su vez, humilde.
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He de expresar que es un honor para mi persona como estudiante sanmarquino emitir unas palabras para esta otra gran obra magna del maestro Fernández Sessarego, ya en una oportunidad, tuve la suerte de poder encontrarme con su libro “El Derecho como Libertad” y encandilarme un poco con su pluma, así como sus ensayos y videos sobre lo que es conocido como “El Daño al proyecto de vida” entendido como aquel daño que atenta contra la libertad en acción, la libertad hecha fenómeno. La libertad como la entendió el maestro Sessarego en términos sartreanos y Heideggerianos. Filosofías que tanto enarbola el maestro, y como no hacerlo sabiendo que la filosofía es una actitud, una actividad amorosa tras un objeto particular, una urgente necesidad por saber algo o compaginar verdades discordantes como concluye el profesor en su libro el derecho como libertad. Filosofía es pues, en otras palabras, filosofar. En la oportunidad que nos trae a esta agradable reunión, es la presentación de otra gran obra, de otra gran hazaña del profesor Fernández Sessarego, que incansable con su carrera con el conocimiento, nos regala otra de sus profundos trabajos. Se trata de Derecho Médico, un opus magnum escrito en conjunto con otra profesora de gran trayectoria, la doctora Olenka Woolcoot Oyague. El Derecho Médico era una necesidad, una obra que tenía que hacerse, porque el núcleo central del Derecho siempre debió y debe ser la persona, el ser humano, puesto que su naturaleza esencial merece el máximo respeto. El hombre es libertad en sí mismo. El libro es una joya, un tratado infaltable en todas y cada una de nuestras bibliotecas, desde el infaltable libro del doctor Varsi Rospigliosi, el Derecho Médico es una forma de preocupación acerca de estudiar jurídicamente las consecuencias del desarrollo y aplicación de las ciencias de la salud en el ser humano. El Derecho tiene que ir a la par con las nuevas tecnologías y/o profesiones, ya en responsabilidad civil avanzamos con lo que es el concepto de riesgo creado para trabajos peligrosos. La medicina no podía ser una excepción, surge, en este contexto, una alianza jurídico-institucional moderna entre medicina y derecho que se hace cada vez más sólida, pues comparten una misma esencia: el bienestar de la vida humana; de ahí que estas dos disciplinas —técnicamente distintas pero dogmáticamente similares— hayan encontrado un punto estructural de coincidencia, presentándose como un tipo natural de derecho. El profesor Fernández Sessarego va, de manera pausada, pero firme despejando algunas dudas que la doctrina, tanto autoral como administrativa, ha explicitado en esta difícil materia: comenzando por la índole de la relación que vincula al médico con el paciente; si contractual o extracontractual. Acierta a mi humilde
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juicio indica en su tomo II, que el paciente no es un consumidor cualquiera, sino un consumidor especial, una situación jurídica subjetiva que no es privativa de ningún contrato típico, los autores afirman acertadamente que se trata de que no existe un contrato de consumo, sino una pluralidad de contratos de consumo, por la complejidad de obligaciones que asume el profesional de la salud en este rubro. Con respecto a la evolución de la responsabilidad civil médica, como afirma otro gran autor colombiano, en este caso, Carlos Ignacio Jaramillo. La responsabilidad civil médica tiene que ver con la superación del criterio de casualidad y la consagración, en su reemplazo, del criterio de causalidad. El primero se basa con una visión fatalista de la salud, ocurre lo que debía ocurrir o estaba dispuesto; el segundo, coincide con una mayor madurez mental, y guarda vinculación con la búsqueda de la verdad a través de la etiología, de los hechos desencadenantes, del nexo precedente con lo consecuente. Y es que el hombre busca la causalidad cuando toma consciencia del valor de la salud en la vida humana. La responsabilidad civil médica otro de los insoslayables tópicos que esta maneja esta obra. En palabras de los autores, el daño al paciente se puede manifestar a través de por ejemplo, un diagnóstico, por haberse demorado su formulación, por haber sido dado a destiempo, cuando ya la enfermedad había creado lesiones irreversibles o, en el caso de no haberlas creado, pudo haber disminuido o anulado los efectos terapéuticos.
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