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MEMORIA

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BIOCLIMATISMO

BIOCLIMATISMO

M E M O R I A

“La buena arquitectura tiene alma. Toda obra arquitectónica debe ser un refugio para el habitante y la arquitectura debe dialogar con el usuario, produciéndose una empatía entre ambos que lo con- vierte de simple espectador pasivo en actor participante”

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Cuerpo – mente – espíritu, son 3 elementos fundamentales en el desarrollo de este proyecto, niveles de nuestra esencia humana que gran parte de la arquitectura contemporánea olvidó en el afán de crear obras impactantes que se expiden solo y exclusivamente a lo físico y estético. En la búsqueda del verdadero significado de la arquitectura hospitalaria, el se buscó remitir no solo al resguardo físico del enfermo, sino también a la sanación integral del mismo. Aspectos como el ocio, la interacción con la naturaleza y la limpieza espiritual fueron fundamentales en los Templos griegos. El protagonista es el enfermo, el edificio lo hospeda y resguarda durante su curación y por esto acudir a éste no debe ser solo un trámite, sino una experiencia sensorial. Citando al Arq. Pallasma, “La autenticidad de

la experiencia arquitectónica se basa en el lenguaje tectónico de la construcción y en la integridad de lacto de construir para los sentidos. Contemplamos, tocamos, escuchamos y medimos el mundo con toda nuestra existencia corporal, y el mundo experiencial pasa a organizarse y

articularse alrededor del centro del cuerpo”. La arquitectura sensorial redescubre la importancia de los materiales, el contexto físico, cultural y social en el que se implanta trabajando la experiencia desde una perspectiva espacial, temporal y memorable. Las emociones interactúan con lo construido, y dan paso a la imaginación de los sentidos. El espacio se concibe desde el cuerpo y para el cuerpo dejando atrás la estética de lo puramente visual. Es un trabajo de relación de los distintos elementos que componen la arquitectura para crear experiencias que trasciendan en la realidad que habitamos.

M E M O R I A

Durante el desarrollo del proceso proyectual se tuvo la premisa de no sólo dotar al edificio de infraestructura que permitiera la práctica medicinal, sino también crear espacios trascendentes de meditación, serenidad y espiritualidad, introduciendo así una dimensión espiritual, propiciada por una arquitectura que contribuya y fomente la introspección. Partiendo de allí, fue fácil tener en claro qué materializaría dicha espiritualidad, porque los griegos ya lo habían logrado en sus templos mediante: vegetación, manejo del tipo luz natural necesario para cada espacio, espacios de ocio y un lugar dedicado al alma. La vegetación no solo se introduce en el interior, sino que estructura la morfología de con 4 ejes verdes que atraviesan la masa edilicia y le permiten respirar, y que junto con la luz natural son protagonistas del espacio. Luz, que cuando el sector lo permite ingresa en forma de perforaciones, que genera transiciones entre los espacios o que ilumina ampliamente zonas generalmente negadas de claridad natural como son los subsuelos y áreas de apoyo. Terrazas en todos los niveles, espacios de juego, talleres y 2 cafeterías que permiten un descanso al transcurrir diario. Espacio dedicado a la espiritualidad, como es el templo en el punto más alto del edificio, que se encuentra despojado de mobiliario y cualquier materialidad posible, y que resguardado por una caja de cristal funciona como mirador hacia las agradables vistas del piedemonte.

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