Marcha de las Putas

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LA MARCHA DE LAS PUTAS Ecuador 2013 C贸mo vivieron los medios la marcha C贸mo la vivimos nosotros



DIARIO HOY

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La marcha de las putas Publicado el 19/Abril/2013 | 00:25

Sensibilizar a la sociedad sobre los actos de violencia contra la mujer: es el fin de esta marcha que arranca mañana, a las 16:30, desde el parque El Ejido en Quito. HOY cuenta cómo se organizó.

Por: Sol Freire Figueroa Universidad San Francisco

Tras la primera Marcha de las Putas el año pasado, los promotores no se decidían a hacer otra por líos de organización. Ana Almeida, miembro del Comité Organizador, comenzó a movilizarse en enero. “Fue difícil, no logramos que la gente se entusiasme”. Pero no se rindió. Ella y Eli Vásquez, coordinadora Política del Proyecto Transgénero, iniciaron la convocatoria. Al comienzo eran seis personas; en la reunión del último sábado estuvieron 36 personas. Las reuniones se hacen en el Centro de Arte Contemporáneo. Si antes sobraba espacio, ahora esa sala, la tercera del ala izquierda, de unos 12 metros por ocho metros, luce pequeña. Los miércoles, estos quiteños, en general jóvenes y en su mayoría mujeres, tratan los temas políticos. Lo hacen basándose en testimonios: hablan del femicidio, la educación diferencial, la mujer en el gobierno... Los sábados se reúnen en la mañana en el patio exterior, donde pintan carteles en material reciclado sobre piedras patrimoniales. Tienen prohibido mancharlas. El sábado 13 de abril también hubo una sesión de fotografías en la cual cinco mujeres se pintaron el cuerpo con frases que exhibirán en la marcha: “Este cuerpo no es del Estado ni de la Iglesia, es mío. ¿Y el tuyo?”; “Florezco libre de tus prejuicios”; “Me pertenezco solo a mí”; “Aborto seguro para no morir”... Los sábados, con sol y una dosis de buen humor, las jornadas se extienden de 10:30 hasta las cuatro de la tarde. No se dan tiempo para comer. Ana Almeida -que funge de organizadora principal- ha suplido ese deber con colas y bolsas de galletas, papas y otras golosinas para distraer el hambre. No hay dinero para más. “Un tema adverso -dice ella- ha sido el económico, la falta de auspicios de organizaciones, del Estado y de la sociedad civil. Hay gente que viene y pone de su bolsillo”. En ese esfuerzo se mezclan estudiantes como Manuel Solórzano, de la Cen-

tral, Ana Lucía Herrera, precursora de la Encuesta de Género del INEC, y hasta un sacerdote, jesuita y joven, que no desea figurar. En cada reunión hay un ambiente positivo y esperanzador. A través de diálogos y testimonios de lucha, han habido risas, lágrimas y voces de sobrevivientes de experiencias desgarradoras. Las de Carolina y Emilia, trabajadoras sexuales trans, agredidas física, sicológica y sexualmente. “Esto me hizo la Policía hace ocho años por estar vestida de mujer, por ser prostituta -dice Carolina-. Me rayó (el brazo que muestra), me tiró gas, me llevó a la Carolina, me dejó desnuda y me quitó la plata. No sabía cómo hacer para regresar a mi casa, pero siempre hay un samaritano y un taxi me llevó. Desde ahí, le tengo miedo a la Policía”. Otras mujeres, que prefieren permanecer en el anonimato, han compartido sus experiencias de violencia: “El hombre que se sentó al lado mío en el bus me amenazó con un cuchillo si no lo dejaba tocarme, mientras me metía la mano por abajo de la falda”. “Estuve al borde de la muerte después de que mi marido me golpeara”. “Al salir del bus un hombre me manoseó y lo insulté. Él, para defenderse, me rompió la nariz de un codazo. Nadie en el bus hizo nada”. “Un día caminaba por la calle y crucé la vereda al ver un hombre negro que venía hacia mí. Él me gritó: “Racista, te cruzas porque soy negro”. Me regresé a la vereda y le dije en la cara: “ ¡No te tengo miedo por ser negro, te tengo miedo por que eres hombre! Esto me pasó poco tiempo después de haber sido violada”. “Subía con dificultad a un bus con mi hija en brazos. Un hombre fingiendo ayudarme sostuvo a mi hija para que pudiera sentarme. De pronto mi hija comenzó a llorar y estaba llena de sangre. La había violado con sus dedos”. “Mi novio me violaba, yo pensaba que no había nada de malo”...

Todas estas mujeres quieren que esas realidades cesen y llamar la atención a las autoridades para crear un cambio en la sociedad. Mañana salen a las calles de Quito para exigir respeto y libertad estética para las mujeres y cuerpos feminizados. Se movilizarán con la consigna “¡No es no!, ¿qué parte no entendiste, la N o la O?”. Esto recoge estas experiencias y las vuelve una lucha colectiva. Este año, la organización se ha caracterizado por la asistencia de jóvenes movidos por los actos recientes de violencia contra la mujer. “El dolor de estas familias que pierden a sus hijas y hermanas me hizo unirme a esta causa -dice Diego, estudiante-, porque no quiero vivir esta realidad que destruye a las personas”. La marcha ha recibido un gran apoyo en las redes sociales. Con más de 175 mil visitas diarias y 4 000 likes en su página de Facebook, han convocado posteando videos promocionales y fotografías del trabajo en cada reunión de sábado. “Una movilización para que comprendamos desde nuestro cuerpo, sintiendo compasión por nosotros mismos, que cuando hacemos daño al otro nos hacemos daño a nosotros -dice María Belén Moncayo, gestora cultura y madre-. Por eso estoy aquí, para decir democracia en el país, en la casa y en la cama”. Mañana la marcha se concentra en el arco del parque El Ejido a las 16:30. Será una fiesta con música, capoeira, body paint y malabares hasta las 17:00. Luego recorrerán la calle Juan León Mera hasta la Plaza Foch. En el recorrido habrá performances; uno frente a la Fiscalía. En la plaza Foch se iniciará un festival de música con artistas como la Logia Marginal, la Lola, un performance de Amelia Poveda...

Marcha para desmontar la violencia Ana Almeida y Eli Vásquez hacen parte de los organizadores de la Marcha. En HOY reconocen que, aunque hay avances, al país le hace falta avanzar en una cultura de respeto de las diferencias. ¿Cómo llegó la Marcha de las Putas al Ecuador y cómo se materializó? Ana Almeida: La Marcha llegó por un interés propio sobre lo que pasa en algunos países en temas de violencia de género. Me interesé en la propuesta de Canadá, que es la original. Con colectivos de mujeres feministas, decidimos hacer la Marcha de las Putas Ecuador del año anterior. Con un carácter particular: la construcción de un reflexivo manifiesto político que incluye a mujeres y a hombres en la lucha contra la violencia de género y a personas LGBTI. Es una movilización contra la violencia y a favor de la libertad estética.

¿Cuáles son las características de esta marcha en comparación con el resto de países donde también tiene lugar?

El 64% de mujeres en el Ecuador son víctimas de violencia. ¿Se identifican o se sienten parte de ese porcentaje?

Eli Vásquez: la principal similitud sería que todas las marchas utilizan la palabra puta usada históricamente para ofender, controlar y tutelar los cuerpos de las mujeres. Una palabra que no tiene un correlato en masculino. Todas las marchas vieron la necesidad de subvertir el término desde que un policía, en Canadá, usó esa palabra con tinte de culpabilización: “ Si no se vistieran como putas no les pasaría hechos de violencia” . La nuestra tiene más niveles de reflexión feminista. Uno, la necesidad de diálogo entre mujeres, hombres y personas de diversa condición sexual, porque superar el binarismo es clave para desmontar la cultura de la violencia y de la violación.

AA: No hicimos la marcha en respuesta a esta realidad específicamente. La hicimos en respuesta a la constatación de violencia no solamente física, sino sicológica, sexual o patrimonial. Saber que los cuerpos de las mujeres se violentan permanentemente puede generar conciencia. En la marcha hay gente que ha tenido experiencias violentas y gente que no las ha tenido.

El primer punto del manifiesto dice: “ Frente a la constatación de que puta es una palabra que describe prácticamente cualquier conducta que denote insumisión y autonomía femenina -y sobre todo insumisión y autonomía sexual- nos autoproclamamos putas” . ¿No es esto contraproducente con el mensaje de no violencia que quieren dar?

Publicado el 20/Abril/2013 | 00:31 Por: Sol Freire figueroa Universidad San Francisco

AA: Por el contrario, estamos resignificando la palabra. Ponemos a la sociedad a pensar y cuestionarse: ¿asusta más una palabra fuerte como puta y no la violencia? Dejemos la moralidad de la sexualidad sobre los cuerpos de las mujeres y veamos los problemas de violencia tal y como son. Si para eso es necesario hacer todo un esfuerzo político, social, personal, artístico de poner la palabra en la sociedad y decir “ Si por ser libre, por usar minifalda, por ser disidente me dicen puta, pues positivamente soy puta” . Estamos obligando a la sociedad a que re-piense esos juzgamientos sobre los cuerpos de las mujeres. Estamos diciendo que estamos cansadas de que haya todo un tema de culpabilización sobre las mujeres que somos violentadas. ¿Cómo pretende esta marcha desmontar la cultura de violencia a la mujer, ante a los numerosos casos de femicidio? EV: La Marcha pretende aumentar la conciencia, no va a cambiar la sociedad ni va a cambiar políticas o leyes. De la mano de la marcha están iniciativas como la tipificación del femicidio; otras que lamentablemente duermen el sueño


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de los justos como la ley de igualdad de mujeres, hombres y personas de diversa condición sexo genérica que está en la Asamblea y no se ha debatido en dos años. También está la necesidad de incidir en educación en comunicación, en erradicar estereotipos de género en el espacio público y de los medios de comunicación. Son estrategias paralelas que van de la mano, pero en el caso de la Marcha de las Putas representan una importante irrupción en el espacio público con un tema que ha sido demasiadas veces condenado en el espacio privado: “ no digamos puta en público porque…” pero en la vida cotidiana, cuántas veces nos dicen puta en las esferas donde no trasciende. ¿Cuál creen que ha sido la función de la encuesta de género realizada por el INEC? ¿Han incidido estos datos en políticas públicas del Estado? AA: No. Ha sido muy triste ver que ese tremendo esfuerzo de una institución del Estado, como es la Comisión de Transición bajo la Dirección de Ana Lucía Herrera, para dar al Ecuador las

primeras cifras oficiales (sobre la violencia) y que no nos haya servido más que para que gente joven que estará en la marcha imprima las encuestas y pregunte: ¿qué está pasando? ¿qué podemos hacer? El Estado no ha sido sensible a esos datos. No les ha dado la fuerza para que, a partir de eso, se puedan aplicar verdaderas políticas públicas. El tema de la violencia está denunciado a través de esas encuestas. Realmente se ha hecho muy poco e incluso se han cometido desatinos, como los de la Secom y su serie de spots, que han reforzado los estereotipos que la sociedad tiene sobre la culpabilización hacia la mujer cuando comete actos de libertad como salir vestida de una forma y tomarse un trago. EV: La estadística era una necesidad. Ahora está ahí y debería ser tratada como un mandato para hacer más ágil una serie de iniciativas legales. Esta no es una propuesta en abstracto que un colectivo feminista minoritario plantea: se sustenta en una problemática social alarmante, porque lo es una cifra como 64% (de mujeres víctimas de violencia). Esta cifra se debe con-

El Estado no ha sido sensible a esos datos. No les ha dado la fuerza para que, a partir de eso, se puedan aplicar verdaderas políticas públicas. El tema de la violencia está denunciado a través de esas encuestas. Realmente se ha hecho muy poco e incluso se han cometido desatinos,

Se ve que es un diálogo social entre mujeres y hombres. En este momento de aparición de hombres feministas en Ecuador, significa que vamos incidiendo en esferas que antes eran impensables.

AA: Le falta muchísimo al Ecuador. No es garantía el hecho de que las mujeres estén en el Estado porque muchas veces se deben a intereses que no necesariamente son los de la sociedad, de las mujeres, de grupos vulnerables o de grupos minoritarios.

Hoy por segundo año consecutivo, se llevará a cabo, en Quito, la Marcha de las Putas. Una denominación que ha sido cuestionada, pero que sus organizadores defienden (ver entrevista). Los manifestantes se dan cita en el arco del parque El Ejido a las 16:30. Allí está prevista una verdadera fiesta, antes de ir por la calle Juan León Mera hasta la Plaza Foch. La marcha busca que la sociedad tome conciencia de la violencia que se ejerce sobre la mujer. El INEC ha mostrado la realidad lacerante que sufre la mujer en las calles y, por desgracia, en muchos hogares.

EV: Sí se ha avanzado mucho. Como decía Ana Lucía Herrera el otro día, el feminismo “ es una carrera de resistencia” . Entonces poco a poco se han conquistado esferas públicas y esto es un camino que continúa. Creo que está en un punto de quiebre, se empieza a comprender que no es una agenda de mujeres y peor de mujeres vs. hombres.

Falta mucho por avanzar, pero entender ese aporte del feminismo a la igualdad es un paso que se está dando. Se está quitando el estigma al feminismo y eso es algo muy importante. La cita es a las 16:30 HOY desde el parque El Ejido

vertir en un mandato para poner en marcha cosas a las que no se les ha dado la prioridad que merecen. ¿Cuáles serán sus acciones tras la marcha para que no quede como un evento más? AA: Lo que estamos proponiendo es que la Marcha de las Putas Ecuador se constituya en una plataforma política para hacer denuncias y otras acciones. Hay una propuesta para hacer una escuela de formación política para los y las jóvenes porque estos temas no son tratados en las escuelas tradicionales. Será un espacio y un momento para pensar de forma distinta, conversar con otros, hablar de feminismo sin tenerle miedo, hablar de violencia y de cosas que todavía nos incomodan. Si se toman en cuenta las leyes de igualdad de género y la paridad en el sistema legislativo, se pudiera creer que se está llegando a niveles mayores de igualdad. ¿Qué creen que falta en el país para llegar a una completa igualdad de género y respeto de las diferencias?

“Creo que está en un punto de quiebre. Se empieza a comprender que no es una agenda de mujeres y peor de mujeres vs. hombres. Se ve que es un diálogo social entre mujeres y hombres. En este momento de aparición de hombres feministas en Ecuador, significa que vamos incidiendo en esferas que antes eran impensables” Eli Vásquez


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Ecuatorianos marcharon en rechazo a violencia contra la mujer Publicado el 20/Abril/2013 | 21:30

Unos 500 ecuatorianos marcharon el sábado en Quito para rechazar la violencia de género y el abuso sexual durante la denominada “Marcha de las Putas”, inspirada en una iniciativa canadiense, constató la AFP. En medio de una lluviosa tarde y bajo consignas como “No es No” y “Mi cuerpo es mío y de nadie más”, la manifestación recorrió varias calles de la capital hasta llegar a una plaza del norte, en la cual se celebró un festival artístico para protestar también contra el femicidio. “Estamos cansadas de que nos maten, a las mujeres nos están matando en Ecuador y en el mundo, y esta es la oportunidad que tenemos para decir basta”, afirmó a la AFP Ana Almeida, una de las organizadoras. “Ni santas, ni princesas, libres y diversas”, “Queremos al femicidio en el código penal”, “Políticamente puta”, fueron algunas de las leyendas expuestas en carteles durante la protesta, la que estuvo liderada por mujeres que mostraban sujetadores rojos y coreaban “No es no. ¿Qué parte no entendiste?”. “Vivimos en una sociedad que se escandaliza por la palabra puta y no por la violencia de género”, agregó Almeida. En el Congreso ecuatoriano, el oficialismo promueve la tipificación penal del femicidio, que podría ser condenado con hasta 35 años de cárcel, según dijo a la prensa el ministro de Interior, José Serrano, en marzo pasado. Aunque no existen cifras oficiales sobre ese delito, un estudio del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (CEPAM) asegura que la mayoría de los casos se encuentran impunes y que sólo en la ciudad de Guayaquil (suroeste) se reportaron 42 femicidios entre enero de 2010 y junio de 2012. En el primer trimestre de 2013 se han registrado dos supuestos casos de femicidios en Quito. La “Marcha de las Putas”, que se replica en varios países, se originó en Canadá en abril de 2011 en respuesta a un policía de Toronto que ante universitarios expresó que “si no quieren

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EL TELÉGRAFO

La Marcha de las Putas

cuenta con más apoyo de los hombres ESTE ES EL SEGUNDO AÑO CONSECUTIVO QUE SE REALIZA LA MANIFESTACIÓN

Esta movilización -que tiene su origen en Canadá desde hace varios años- busca expresar de manera pública el rechazo a las constantes vulneraciones de los derechos que viven las mujeres en diferentes espacios y su deseo de igualdad. Quito se pintó de gris a media tarde mientras muchos rostros se detenían y volteaban a mirar al cielo, que poco a poco se tornaba oscuro. Antes de las 17:00, las primeras gotas de lluvia lavaban el asfalto, mientras los charcos de agua se expandían en las esquinas y un desfile de paraguas se apoderaba de las veredas. Pero el clima era lo de menos, ellas se encontraban, se descubrían entre carteles, pintura, abrazos y banderas de colores. Sus pieles eran los micrófonos que transmitían mensajes en contra de la violencia; sus manos, la fuerza de la resistencia; sus cuerpos, la voz de sus derechos. Eran las putas, las mujeres, los hombres, los trans, los gays, los ciudadanos, que se tomaban las calles de Quito para protestar contra lo establecido, contra la visión machista que aún se mantiene en la sociedad hacia la mujer. “La Marcha de las Putas” lleva dos años de presencia en el Ecuador y está constituida por varios colectivos de feministas y grupos GLBTI, que a través de la movilización, exigen y visibilizan las condiciones con las que muchas veces les toca lidiar en la calle, en sus trabajos, en la vida diaria. Su protesta se centra en la lucha contra la violencia de género, la discriminación, el abuso sexual, la opresión a la mujer, el feminicidio, la misoginia, las prácticas sexistas, patriarcales, machistas y capitalistas que toman a la mujer como un objeto sexual que responde a la lógica de consumo. Ana Almeida es parte de una de estas agrupaciones. “El principal precedente que queremos dejar es ese mensaje de no violencia contra la mujer, porque los cuerpos de las mujeres deben ser respetados; no se puede seguir estigmatizando a las mujeres por su vestimenta. Nada puede justificar la violencia. Hacemos todo un trabajo político para la redefinición de la palabra “puta” y lo que significa para las mujeres y para los hombres también”. Almeida indicó que la marcha es una manera de llamar

la atención a las autoridades y a la sociedad, con el fin de romper el paradigma de la violencia y su aceptación como algo natural hacia la mujer. El sábado, alrededor de 3 mil personas acudieron a la marcha; el punto de concentración fue la avenida Patria, en el centro-sur de la capital.Cuando el reloj apuntaba sus manecillas en las 16:30, el aguacero se tornó imparable y el repique de tambores, acompañado del estridente sonido de un saxofón, levantó aún más el ánimos de los asistentes. Zanqueros, cuya vestimenta era semejante a la del personaje norteamericano conocido como tío Sam, bailaban junto a arlequines al compás de la música y al ritmo de las consignas. “¡Que llueva, que llueva, las putas no se ahuevan!” gritaban, mientras en los carteles se leían frases como “Si te escandaliza la palabra puta, ¿por qué no te escandaliza la violencia?” o “Macho que se respeta viola, grita, soborna, odia, abusa y mata”. Con sus torsos semidesnudos, o vestimenta colorida, los manifestantes alentaban a sus compañeras a seguir, sin importar la lluvia.“Quiero reivindicarme como una mujer libre y que es dueña de sí misma”, mencionó Adriana Manzano, quien participó de la movilización. “Salí a la marcha por segunda ocasión para decir basta a la violencia, basta a la estigmatización y lo seguiré haciendo todos los años” Pero los símbolos de la movilización no se quedaban únicamente en carteles... Con una sotana rosa y una cruz colgada en el pecho, un religioso movía las cuerdas de un títere que era representado por una joven vestida con un uniforme de colegio. Ella tenía sus manos atadas a las cuerdas del titiritero, y en ocasiones se arrodillaba y se volvía a parar con movimientos más lentos y mecanizados. “¡No, es no!”, “¡Desnudas o vestidas dirigimos nuestras vidas!”, “¡Mi cuerpo, mi decisión!”... eran algunas de las frases voceadas ante la mirada de personas que de lejos observaban el paso de esta fiesta colectiva a favor de los derechos. Felipe, quien no quiso dar su apellido, trabaja en un medio de comunicación comunitario. Él asegura que participa en la manifestación porque representa no solo a los mujeres, sino también a los hombres, ya que la lucha es colectiva. “Puta, zorra, basta de darles connotaciones a las mujeres. Si ellas

se visten o actúan de una u otra forma es su identidad y hay que respetarlo, pues esta movilización también es por la soberanía de su cuerpo”. La marcha culminó en la plaza Foch, donde se levantó una tarima en la que los participantes se reunieron para cantar melodías alusivas al evento. La alegría y las consignas no paraban. Michaela y Lucía son pareja y salieron juntas a la marcha. “Apoyaré estos actos siempre, pues creo que es una de las maneras de visibilizar nuestra realidad como mujeres y como pareja”, señaló Michaela. La fiesta se avivaba cada vez más y el frío no importaba, pues este era un cálido lugar de encuentro.

“La Marcha de las Putas” lleva dos años de presencia en el Ecuador y está constituida por varios colectivos de feministas y grupos GLBTI, que a través de la movilización, exigen y visibilizan las condiciones con las que muchas veces les toca lidiar en la calle, en sus trabajos, en la vida diaria. Su protesta se centra en la lucha contra la violencia de género, la discriminación, el abuso sexual, la opresión a la mujer, el feminicidio, la misoginia, las prácticas sexistas, patriarcales, machistas y capitalistas que toman a la mujer como un objeto sexual que responde a la lógica de consumo.


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Las Putas marchan en Quito Elizabeth Vásquez

Hace un año, cuando nos propusimos traer la iniciativa de La Marcha de las Putas al Ecuador, nos preguntábamos si podríamos superar la barrera de la palabra. Si seríamos capaces de superar el peso con el que la palabra “puta” se usa y no se usa. “Puta” es es una palabra que no escuchamos en público ni leemos habitualmente en un periódico. Por otra parte, es una palabra que nos han dicho mil veces a las mujeres y a otros sujetos femeninos en los más cotidianos contextos: entre rumores y a nuestras espaldas en el mejor de los casos; con una pistola en la cabeza en el peor y no poco frecuente. La feminista que propuso hacer un capítulo ecuatoriano de este movimiento mundial, Ana Almeida, se preguntaba si seríamos capaces de convocar a 50 mujeres por lo menos; si esas 50 estaríamos dispuestas a poner en nuestra boca una palabra que por mandato patriarcal no nos pertenece en primera persona. “Puta” siempre es “ella”, nunca “yo”; es una sentencia, no una asunción. Lo más efectivo de esta “re-apropiación del insulto” —una estrategia que ya han utilizado varios colectivos en histórica desventaja para liberarse del estigma asociado a sus respectivas identidades (étnicas, sociales, regionales, etc.)— es que quienes hasta ahora hemos sido tachadas con la palabra pasamos a decidir nosotras mismas si somos putas o no. Lo liberador es saltarnos la autoridad de quienes debían juzgar si pasábamos o no el examen de la “correcta feminidad”, robarles la palabra con la que se insulta y se controla a las feminidades insurrectas y encima exhibirla como un trofeo. Y así lo hicimos. Nos asumimos, nos vestimos y caminamos putas, y no fuimos 50, sino miles, por dos años consecutivos. Tampoco fuimos solo mujeres, sino hombres (cada vez más de ellos) y personas que se asumen de otras condiciones sexo-genéricas, convocadas a partir de los seis puntos que se expresan en este Manifiesto: Nosotras y nosotros, mujeres, hombres y personas de diversa condición sexo-genérica que impulsamos la Marcha de las Putas – Ecuador, desde nuestro contexto particular, y en solidaridad con quienes en otras partes del mundo impulsan esta misma Marcha, denunciamos públicamente las actitudes y prácticas sociales, culturales e institucionalizadas de maltrato, cosificación, estigmatización y opresión de las mujeres y otr@s femenin@s y manifestamos que: 1. Frente a la constatación de que “puta” es una palabra que describe múltiples formas de insumisión y autonomía femenina, en particular de insumisión y autonomía sexual; NOS ASUMIMOS PUTAS. Porque así nos han llamado por habernos hecho una ligadura, por tener más de una pareja, por vestir híper-femenin@s, por salir solas de noche, por proponer sexo, por abortar, por contestar (o, peor aún, contestar que “no”); por ser mujer y amar a otra mujer, por decidir no ser madres, por haber feminizado o masculinizado nuestro cu-

erpo en sentido contrario a nuestro sexo, por usar anticonceptivos, por divorciarnos y por negarnos a aceptar la violencia en nombre de la feminidad, la familia y la maternidad, entre otros muchos actos de autonomía sobre nuestros cuerpos y vidas. Si ser putas es hacer lo antes descrito, y dado que eso no va a cambiar, decididamente somos putas. 2. Frente a la represión que sufren l@s trans y otras personas que asumen expresiones de género alternativas; NOS VESTIMOS PUTAS. Una diversidad de géneros encabeza nuestra marcha porque reivindicamos la libertad estética y la diversidad de género como cuestión transfeminista. Porque pensamos que ni el feminismo es exclusivo de las mujeres, ni la transgresión del género es exclusiva de las personas trans. Y por eso reivindicamos todas aquellas expresiones de género que rompen con la estética binaria y patriarcal que nos dibuja un mundo de dos lugares únicos: el de las “mujeres femeninas” y el de los “hombres masculinos”. Y celebramos la subversión estética, tan encarnada en la híper-feminidad de la puta y en la del gay que “echa plumas”, como en la masculinidad de las mujeres machonas o en la de los hombres que nacieron con vagina; o aún, en la androginia de quienes se niegan a asumir una expresión de género inequívoca.

“La feminista que propuso hacer un capítulo ecuatoriano de este movimiento mundial, Ana Almeida, se preguntaba si seríamos capaces de convocar a 50 mujeres por lo menos; si esas 50 estaríamos dispuestas a poner en nuestra boca una palabra que por mandato patriarcal no nos pertenece en primera persona. “Puta” siempre es “ella”, nunca “yo”; es una sentencia, no una asunción”. 3. Frente a la represión que sufren las trabajadoras sexuales las putas remuneradas entre las putas otras - NOS ALIAMOS EN UN ÚNICO BANDO DE PUTAS TODAS. Rechazamos la estigmatización de las trabajadoras sexuales y afirmamos sus derechos; especialmente su derecho a ocupar el espacio público. Celebramos la posibilidad que ellas nos han planteado de reivindicar la capacidad de negociación sexual de las mujeres (no solo en términos económicos) y celebramos, sobretodo, la necesidad de superar la tramposa división patriarcal que se hace de las mujeres en dos bandos: el de las “putas” y el de las “decentes”, división que a menudo hace creer, a las “decentes”, que están en mejor situación que las “putas”. ¡Todas PUTAS Todas! 4. Frente a la negación del placer femenino, y porque puta, significa muchas veces “la que goza”, NOS NOMBRAMOS

POSITIVAMENTE PUTAS. Porque si existen tantas palabras para hablar en positivo de la autonomía y el placer sexual de los hombres - macho, varón, torazo, campeón, y en cambio no existe término alguno que enuncie en positivo la autonomía y el placer sexual de las mujeres, sino tan solo puta y sus sinónimos, nos negamos a quedarnos sin palabras y afirmamos, otra vez, que somos putas. 5. Frente a la justificación familiar, social, policial, judicial y mediática de la violencia sexual y de género como auto-provocada por las actitudes y estéticas de insumisión femenina; ALZAMOS LA VOZ DE PUTAS. Y no nos callaremos hasta que las instituciones, y la sociedad en general, aprendan a ubicar correctamente la responsabilidad social y legal frente a la violencia sexual y de género y empiecen a juzgar, no a las víctimas por ser “buenas” o “malas”, “putas” o “decentes”, sino a los agresores por ser agresores y a los violadores por ser violadores. 6. Frente a las marcas de control y castigo infligidas en los cuerpos femeninos y feminizados, que en su peor expresión se plasman en femicidio, feminicidio y crímenes de odio; NOS RECONOCEMOS COLECTIVAMENTE PUTAS. Porque los asesinatos, violaciones y formas de violencia extrema contra mujeres, personas trans, trabajadoras sexuales y otr@s disidentes del género y la sexualidad, no atentan aisladamente contra cuerpos específicos, sino sistemáticamente contra las identidades colectivas que en ellos se encarnan. Demandamos que el Estado reconozca que detrás del genocidio femenino está la tutela patriarcal que nos convierte en sujetos con cuerpos disponibles y desechables. Demandamos que el Estado actúe en consecuencia tipificando el femicidio y promoviendo leyes y políticas que favorezcan la plena autonomía de las mujeres y personas de diversa condición sexo-genérica sobre sus cuerpos. Porque llegó la hora de re-apropiarnos de la palabra PUTA para que nunca más nos duela, nos culpe ni nos estigmatice. Marchemos todas y todos para que se escuche y se entienda que le decimos NO a la VIOLENCIA DE GÉNERO y SÍ A LA LIBERTAD ESTÉTICA Y SEXUAL, A LA AUTONOMÍA Y A LA IGUALDAD ENTRE MUJERES, HOMBRES Y PERSONAS DE DIVERSA CONDICION SEXO-GENÉRICA. ¡TODAS PUTAS TODAS! marchaputasecuador@gmail.com www.plataformaputasec.org


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EL UNIVERSO

Se realizó en Quito

marcha contra violencia Sábado 20 de abril del 2013 | 20:29 País Tres son las exigencias principales para frenar la violencia de género que plantean las organizaciones sociales que se movilizaron esta tarde en Quito, en la denominada “Marcha de las Putas” que se llevó a cabo por segundo año consecutivo. La lluvia y el frío, presentes casi todo el día en la capital, no impidieron que decenas de personas, de edades diversas, marcharan desde el parque de El Ejido hasta la Plaza de El Quinde o Plaza Foch con un solo objetivo: erradicar el machismo de la sociedad ecuatoriana. “Ni reinitas, ni princesas. Libres y con derechos” rezaba uno de los carteles portado por las marchantes que gritaban, sin cesar, “contra el machismo nadie se cansa”; todo bajo la atenta mirada de policías nacionales y metropolitanos que los resguardaron. A Ana Almeida, una de las organizadoras de este acto, le llamó la atención que en varios segmentos de la sociedad haya generado polémica el nombre de la marcha. “Parece que asusta más una palabra fuerte como puta que las misma cifras de violencia de género que hay en el país”, dijo. La activista explicó que hay tres puntos básicos que piden a la Asamblea Nacional: “Queremos que se discuta la ley de igualdad entre mujeres, hombres y personas de la diversidad sexogenérica que reposa dos años en la legislatura sin ser analizada; que se incluya el femicidio en el Código Penal y que no se derogue la Ley 103 que habla de la violencia de género”. La marcha congregó a madres y padres de familia, a mujeres con sus novios, a estudiantes universitarias, artistas y oficinistas que quieren subvertir lo negativo del término puta y no ser juzgadas más por su forma de pensar, vestir o vivir. “Alicia” salió junto a su hija de 8 años a la movilización. Dice que por su condición de madre soltera ha sido discriminada. “En la escuela de mi niña me viven repitiendo que es un problema que el papá de ella no esté junto a nosotras. Es como si hubiera cometido un pecado cuando debería ser valorado que yo lucho día a día por mi hija”, dice. Cubierta el torso únicamente por su brassiere la cuencana Patricia Avilés reclamó porque en la sociedad actual se enseña a las mujeres a cuidar sus cuerpos, pero no se enseñe al varón a respetar el cuerpo de la mujer. La idea de realizar esta marcha inició en 2011 en Canadá luego de que un oficial de la policía de Toronto en un discurso dijera que “las mujeres deben evitar vestirse como putas para no sufrir violencia sexual”. De ahí en más se han realizado movilizaciones en varios países del mundo.


LA REPÚBLICA

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Desde la Marcha de las Putas MARTES 23 DE ABRIL DE 2013 Miguel Molina Díaz Quito, Ecuador

La lluvia, como la marcha, eran inevitables la tarde del sábado 20 de abril. El cielo se presentó nublado y en el ambiente una cierta predisposición a la oscuridad anunciaba que el clima sería adverso. A diferencia del año anterior, llegué con retraso. Decidí caminar por la Juan León Mera hacía el sur, en algún momento me vería frente a frente con la Marcha de las Putas. Fueron las proclamas y consignas las que me anunciaron que había llegado. Primero caminé contracorriente, en medio de las multitudes. Luego me estacioné en una esquina estratégica hasta lograr distinguir a las organizadoras. Parado en esa esquina pude darme cuenta de la magnitud de la marcha. Mi primera sorpresa fue encontrarme con Lina, a quién no había visto desde hace tiempo y de quién no sospechaba que asistiría. Pocos minutos después se me plantó el Licenciado Fierro, terco y belicoso como él solo. Gritó que había sido mi compañero en el colegio y después de acabarme con todo tipo de calificativos, me dijo que como escritor no servía para nada. El Licenciado Fierro era María Belén Moncayo en su performance anti-machista. Ella fue una de las organizadoras. La conocí hace algunos años en extrañas circunstancias: queríamos cambiar el mundo. Con el tiempo descubrimos que hay muchas otras formas de lograrlo, además de las ortodoxas. Yo decidí escribir y ella se dedicó al activismo por la reivindicación de la mujer. Junto a la multitud caminé hacía la Plaza Foch. Luego se nos unió Pietro Marsettí, quién a la hora de ser increpado por la televisión, declaró que su presencia en la marcha nada más pretendía enviar a las mujeres el mensaje de que no están solas en esta lucha.

Una vez en la plaza se nos fueron uniendo más y más amigos, como la concejala Beatriz León, que en mi opinión ha sido una de las autoridades más comprometidas con las luchas de género. Y es que el verdadero sentido de la marcha radica en desafiar a la sociedad para que todos, hombres y mujeres, de todas las edades, nos sentemos a reflexionar sobre los alcances inauditos de la violencia contra las mujeres, que pese a los procesos de las últimas décadas, sigue siendo una realidad en nuestra ciudad, en nuestro país y en América Latina. Ese fue el momento en que el Licenciado Fierro, puso en escena la parte crucial de su performance: en medio de la plaza y de la gente, María Belén se desprendió de todos los símbolos machistas que configuraban al Licenciado Fierro y volvió a ser ella, a ser mujer, a ser una ciudadana liberada. Como quiteño, creo que la Marcha de las Putas es la iniciativa que más orgullo me ha causado sobre mi ciudad. Es, además, la propuesta más transgresora que he visto en el ámbito de la protesta social. Una propuesta en la cual confluye no solo el sagrado derecho a la libertad de expresión sino los elementos más diversos del arte como el teatro performático y la música. La libertad estética, que pregonamos los asistentes a la marcha, es un derecho fundamental de los humanos. No puede volver a ocurrir que una mujer sea juzgada por su forma de vestir y menos por su conducta y apreciación de la vida. Peor aún que por tales motivos sean objeto de violencia física, psicológica o sexual. La Marcha de las Putas es el recordatorio de la sociedad que debemos llegar a ser.

Fue grato comprobar que un aguacero no pudo evitar la realización de una marcha pacifica y urgente. Así como fue esperanzador descubrir que Lina y Pietro han logrado concebir a esta ciudad de otra manera: como un espacio de resignificación permanente y propio. Y sobretodo, esta crónica es en homenaje a María Belén Moncayo y a las demás organizadoras de la Marcha de las Putas, porque con su valor nos han dado una gran lección, tal vez la mejor lección que Quito haya recibido desde hace mucho tiempo atrás.

Y es que el verdadero sentido de la marcha radica en desafiar a la sociedad para que todos, hombres y mujeres, de todas las edades, nos sentemos a reflexionar sobre los alcances inauditos de la violencia contra las mujeres, que pese a los procesos de las últimas décadas, sigue siendo una realidad en nuestra ciudad, en nuestro país y en América Latina.


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EL MERCURIO

Cuencanas gritaron en contra de la violencia en

“Marcha de las Putas” 21 abril, 2013 Cuencanas del colectivo “En Cuenca También Habemos Putas” participaron de la Marcha Nacional de las Putas, que se efectuó ayer a las 16h30 en Quito. Patricia Avilés, directora de la agrupación, informó que el objetivo no es atacar a los hombres, sino a la sociedad machista y de patriarcado, que estereotipa actitudes de las mujeres. Ella explicó que la iniciativa surgió en Canadá, donde un policía afirmó que si la víctima no se hubiera vestido como una puta, el delito no habría ocurrido. Avilés asevera que las mujeres tienen derecho a usar la ropa que quieran: faldas cortas, pantalones anchos, sin que aquello haga que

deban ser llamadas “machonas” o prostitutas. “Vivimos en una sociedad que enseña a las mujeres a cuidarnos de ser violadas, en lugar de enseñar a los hombres a no violar”, enfatizó. La organización tiene varios objetivos, el primero es visibilizar la trata de personas, tipificar el femicidio en el nuevo Código Penal, enfrentar la discriminación contra la comunidad de lesbianas, gays, transgéneros, bisexuales e Intersexuales (LGBTI), que también participaron en la manifestación. La idea que tiene Avilés, Sonia Machuca, Evelyn Astudillo y otras personas es efectuar una marcha similar en la ciudad.


TESTIMONIOS

NIKITA SANDINO Soy madre del niño de 6 y casi mamá de la nena de tres esos dos parsitos estarán aprendiendo a leer pero (el chiquillo ya lee) pero aun así tienen mas conciencia y humanidad que cualquiera que repase su tamaño, no olvidemos nacemos libres y soberanos la sociedad nos transforma nuestra naturaleza, pretendiendo hacernos sumisas a las mujeres y machistas a los hombres no necesito que mis hijos lean necesito que lo entiendan y ese día en la tarima lo decidieron nadie les puso al cartel sin saber su significado al q nos llama “imbesiles” o la lastima de mujer que nos hace quedar mal que nos dice que a los nenes les dijimos “sonrían” espero

hayan estado en esos momentos como para emitir o asegurar tales escritos de lo contrario el imbécil sos vos “Saitam” y vos “Marta” imagino has de ser como un monigote de muchos machos; porque en los carteles ni en los mensajes, ni en la marcha hay nada de malo mas que una lógica humanidad que nos quitan al nacer somos hombres y mujeres cuando nacemos y nos manifestamos igual... no hay mejor ni peor y ellos esos chiquillos a los que ustedes pretenden subestimar lo saben muy muy bien y a muchos nos han dado lecciones; si no estuvieron ahí en la marcha para que se den cuenta... mejor quédense calladitos porque no saben de lo que escriben!!!

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SANTIAGO CALERO “Vamos a La Marcha de las Putas” le dije, pero bajó la mirada y ni siquiera me contestó. Creo que le daba verguenza escuchar así, sin más, tan peculiar invitación. Claro, la palabra puta, por si misma, siempre ha llevado consigo una pesada carga, un complejo simbólico que habita muy dentro de todos nosotros, y que esta vez emergió como colores en el rostro, como una media sonrisa desconfiada. Pero La Marcha de las Putas reinventa el sonoro vocablo, se apropia de él; y subraya lo que tiene de rebeldía, de insumisión, de libertad a toda prueba, de mirada directa y altiva, como un arma sonora que sale de las bocas y arremete contra la violencia machista, contra

los modelos al uso, donde la mujer, sometida al imperante patriarcado, se modela como sombra detrás de su amo. La violencia machista suele encontrar justificación fuera de su propia miseria y encuentra en la forma como las mujeres hablan, sienten, actúan o se visten, sus motivos para asesinar, violar, raptar, maltratar, gritar, someter. Pero ahí están ELLAS, emergiendo de la oscuridad de los tiempos, para gritar fuertemente que nunca más, que ha llegado la hora de decir basta y empezar la construcción de un mundo mejor, en el que la libertad y la alegría de ser y estar sea el antídoto contra toda injusticia y la cura para toda violencia.

PIETRO MARSETTI VIVIIANA PAREDES Opino que decir que la marcha no es inclusiva a los hombres es una mentira. Porque si uno como hombre quiere entrar en una propuesta, con deseo, con gana, entra. Con razones, con ideales y con propuestas. Tampoco hay que sentarse a esperar que te vengan a decir que y como hacer. A la final la voz que grita es la de un hombre y si grita es porque quiere hacerlo, no porque le pidieron. Como dije: ir a la marcha de las putas, como hombre, es ser responsable por un cambio que se esta pidiendo, responsable de ser un porta voz masculino que se dirige a la sociedad Ecuatoriana diciendo que las mujeres no

están solas y no es una ocurrencia que ellas sacaron como mujeres. Estamos hablando de sus derechos, y mas que ser politicos y esperar a que nos digan que reglas tenemos que seguir, es por ellas por el significado que debería tener la mujer en la sociedad, por un paso adelante en la manera de pensar de la gente. Este es un grito que también incluye a los hombres. Hay que recalcar que la diferencia de género, prepotente en la masculinidad, es lo que se trata en gran manera en la marcha. Hablar de exclusión a los hombres en la marcha me parece que es seguir con esa idea de inequidad.

Bajo la lluvia éramos cientos, frente a la gente que miraba curiosa y escuchaba atenta nuestras consignas éramos irreverentes, en esta ciudad tradicionalista parte de una cultura machista fuimos y somos luchadores! Conciencias unidas gritándole a la sociedad que la violencia machista es producto de la violencia fascista, de la discriminación, de la marginación el miedo a lo distinto, tal vez el miedo a la verdad! Llenamos calles enteras y saltábamos felices de ser mujeres y hombres libres, de no debernos a los paradigmas sociales, de liberarnos del yugo que nos im-

pone la tradición de ser “princesas” ASI VIVI LA MARCHA DE LAS PUTAS con alegría, como la fiesta a la que asistimos cada año en público para decir no más violencia contra mi género, no más femicidios, no más machismo, no más discriminación! Yo viví la marcha de las Putas en Quito y grité exigiendo tus derechos y los míos! El próximo año espero verte junto a mí! Pero en lo cotidiano se contruye no permitas la violencia, no des espacio a los maltratos, sé mujer, sé libre y si por eso te dicen Puta pues sé puta!


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TESTIMONIOS

MARÍA BELÉN MONCAYO Esta es la historia del Licenciado Fierro, según lo que le pude escuchar en la Marcha de las Putas: Este tipo es un burócrata que trabaja en la EMOP, que se ufana de tener plata y la enseñaba mostrando fajos de dólares. Al parecer por lo borracho que estaba el taxista que lo trajo lo estafó porque el quería llegar a la plaza de toros, pues creía estar en las fiestad de Quito. Por esta razón invitaba a los transeúntes a ir a los toros y gritaba ¡Viva Quito!... Con lo cual no se sabe con exactitud si es verdad que tiene un carro BMW, según decía...este era uno de los argumentos que anteponía al acercarse a la mujeres para conquistarlas; les decía además que tenía un departamento y que las llevaría donde ellas quieran. En otros momentos entraba en catarsis y delirum tremens por el exceso de Norteño “Licor de varones” y empezaba a gritar que se iba a suicidar porque su Barcelonita hermoso perdió, la razón de su vida, que no le importaban sus guaguas, decía...Esta al parecer es la razón por la que buscaba novia en medio de la calle, ya que su esposa lo dejó y se llevó a los niños, aduciendo que se hizo feminista y que se cansó de sus borracheras. Reclamaba el hombre que su mujer le haya dejado solo por tener mozas. Este es el cartel que tenía en la espalda y con el mismo texto impreso en flyers buscaba companía femenina: PARTIDASO CON PHD BUZCA CHICA PARA MATROMINIO POR LA IGLESIA Este papi de las nenas buzca chica 90-6090, DESENTE, SUMIZA Y CATOLICA (Inprezindible) para matrimonio y cer mamá de

minimó 5 hijos. Deve saber cosinar y si no sabe deve tomar clases con mi mamá. No biciosa, no divorsiada. MADRES SOLTERAS, COLOMBIANAS PREPAGO Y GAYS AGSTENERSE Contacto: papidelasnenas@papidelasnenas.com Tw: @penegrande Facebook: El Guayaco Batracio 1800 – PAPI NENAS Era completamente fóbico hacia la presencia masculina, aducía que todos eran maricones, por ser de la Liga, por ser del Quito, por ser cilcistas, por ser artistas, por ser fotógrafos, etc. Corrió asqueado cuando descubrió a dos gays besándose y al grupo de lesbianas les gritaba que el decide a quien se coge y les decía “tortilleras marimachos”. Se acercó a unas monjitas que marchaban y les ofreció un fajo de billetes para aportar a su congregación, al parecer por momentos creía que estaba en la procesión de la Dolorosa porque tenía en su corazón una imagen de esta virgen. Decía que por el taxista estafador habría caido por error en esta fiesta de putas y maricones y que quería ir a jugar 40. Se acercaba a las mujeres con un morbo total, les decía cosas proterbas sobre sus cuerpos y sobre favores sexuales que pedía a cambio de que le tomen fotos. De hecho a los hombres no les permitía que le tomen fotos, les ofrecía dejarse tomar fotos a cambio de que le dejen besar y tocar a sus mujeres. A los hombres acompañados de su parejas femeninas les decía que boten a esos tipos y que se vayan con él porque tiene más dinero. En fin, un ser repugnante!!!


TESTIMONIOS

ELI VÁSQUEZ ¡Ustedes no son PUTAS! Respuesta de Eli Vásquez a Ana Wilking y Cristian Proaño* Por cierto, no me voy a quedar con las ganas de hacer un comentario al tema de que las trabajadoras y trabajadores sexuales están puteando y no pueden ir a la Marcha ya que estamos en ello. Y también respecto del “ustedes no son putas”. Empiezo con lo segundo. Resulta que yo sí soy puta. Y sabes por qué? Porque puta tiene dos sentidos en nuestro medio cultural. 1) Trabajadora sexual, acepción utilizada en un porcentaje mínimo de las veces en que usamos la palabra y descriptor del oficio de un grupo minoritario de la población. y 2) Insulto para cualquier mujer que se descontrole de la decencia de cualquier manera; acepción aplicada al 99% de las mujeres a lo largo de toda nuestra vida. Las acepciones (1) y (2) tienen relación, por supuesto. El oficio es considerado indecente, y por lo tanto, cualquier acto de indecencia se remite al oficio. Pero la Marcha de las Putas, lo que realmente toca, es la acepción 2 y como tal nos convoca y nos nombra a ese 99% de mujeres (y también a otros sujetos sexogenéricos). Yo me siento convocada por la marcha de las putas porque a mí, “puta”, en el mejor de los momentos me lo han dicho por la espalda y en rumor y, en el peor de los momentos, me lo han dicho con una pistola en la cabeza en medio de una violación. Y mi historia no es especial. Es absolutamente cotidiana. Ahora bien, algunas y algunos trabajadores sexuales también se sintieron convocados a la Marcha, precisamente porque

ven la relación entre (1) y (2). La división entre “putas” y “decentes” es bien tramposita: es una división que entre otras cosas, busca que las mujeres le aborrezcan al trabajo sexual, cuando, según qué trabajadora sexual (por supuesto, muchas están en situación de explotación), alguna que otra no está en mucho peor situación que las amas de casa maltratadas que dan lo mismo (sexo, y encima trabajo doméstico) y gratis. Uno de los carteles en la marcha de las putas, el que llevaba la presidenta de la Aso. de Trabajadoras Sexuales Trans, hablaba justo de ese tema: “A mí me pagan y a ti te pegan”. O tal vez a las dos nos pegan, en fin... Sobre lo de que las y los TS no pueden ir a la Marcha, me parece una idea un poco romanticona, con todo respeto. Las y los trabajadores sexuales, como en cualquier oficio, también descansan. He estado 11 años en las calles, en la Patrulla Legal, y creo tener cierta legitimidad para hablar de la vida callejera. Tal vez no tengo el rigor de ustedes l@s académic@s (ni lo pretendo, ni lo persigo) pero tengo una vida entera de activismo legal. En la calle he visto muerte, balaceras, he estado yo misma en ellas, he amanecido detenida haciendo mi trabajo, he visto mucho sufrimiento, mucha hambre, mucha miseria. Pero también he visto dignidad, fortaleza, alegría (he visto muchísima alegría, quién lo diría), he visto conciencia política, he visto farra y he estado en farras de la calle. Las y los chicos se dan modos para vivir. Créanme que pueden ir, y van, a una marcha, cuando sienten que les convoca.

PAOLA SAMANIEGO Desde Riobamba - Me prometí a mi misma que iría y apoyaría la Marcha, porque las intenciones no son nada sino se convierten en acción y lo hicé!!! compartiendo con grandes personas que luchan por causas justas, no importo el frío, la lluvia ni las circunstancias desde Quito - Ecuador el 20 de abril del 2013 estuvimos gritándole al mundo que “NO ES NO”, “NADA JUSTIFICA UNA AGRESIÓN”, “QUE EL CUERPO DE UNA MUJER ES SÓLO DE ELLA, Y ELLA DECIDE QUE HACER CON ÉL, NADIE TIENE PORQUE ATENTAR EN CONTRA DE SU LIBERTAD DE PENSAMIENTO, SENTIMIENTO Y DE-

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PAULINA IZURIETA

Quiero ser crítica porque bien puedo decir que la marcha fue un éxito, que convocó a la gente, que todas y todos con nuestros carteles generamos un impacto en la docena de calles que caminamos, y digo docena porque en realidad el trecho que separa al Ejido de la Foch es muy corto para un deseo tan grande de manifestar y tal vez esa es mi molestia, la marcha me dejó un sabor amargo, pero un deseo de corregir, de replantear, soy del sur saben, soy una puta sureña, que aparte de ser discriminada por ser mujer, también soy discriminada por vivir en el sur, y mientras cargaba mi pequeño cartel,

me preguntaba, por qué la marcha no inició en el sur, y terminó que se yo, en el Ejido. Sera porque las zonas geográficas nos definen, nos separan también, porque tal vez la marcha es para un grupo de panas hippies realmente quiero equivocarme, y con estas sencillas palabras que fue un error de cálculo, que los colectivos no se descrinan entre ellos me quede conversando después de la marcha con las panitas del sur, nació una idea… eso tengo que agradecer a la marcha. Nos dejaron la gotita amarga pero un sueño el corazón.

KRISSTIA ORTIZ

Un día más en el que se demostró que sabemos caminar bajo la lluvia, un día en el que nuestras voces fueron el eco de todas, las que participamos y las que no porque los problemas existentes nos afectan de manera colectiva, por eso la lucha es y seguirá siendo es de la misma manera. El objetivo se consiguió, se logró visibilizar la violencia de género, mostrar la realidad que día a día tenemos que afrontar las mujeres bajo este régimen capitalista y machista, pero sobre todo lo que se mostró, es la fortaleza de cada una de CISIÓN”, entre muchas cosas más, fue una nosotras, las “putas”, las que somos llamadas tarde genial y cada día sumaremos más, lo así por luchar por la libertad femenina, las que sé!! :)) abandonamos la sumisión y los estereotipos SI SER PUTA ES NO CALLAR ANTE LA impuestos por el patriarcado. VIOLENCIA, LOS ABUSOS Y LAS INJUSNo hubo impedimento alguno para mostrar el TICIAS; EJERCER Y LUCHAR POR MI empoderamiento de nuestros cuerpos, para DERECHO DE SER MUJER, SER LIBRE, HACER MIS PROPIAS ELECCIONES, NO DEJARME LLEVAR POR ESTEREOTIPOS NI TABÚS; ADAPTARME A MI MISMA Y NO AL MUNDO, PUES LO SOY Y CON ORGULLO!!! ARRIBA LA MARCHA DE LAS PUTAS!!

gritar que ya es suficiente, que estamos hartas de la violencia existente, que no podemos permitir más muertes, más atentados físicos, más acosos sexuales y simbólicos en contra una mujer; actos que se esconden y se justifican tras el nombre de piropos, de silbidos, de actos de caballerosidad, de buena presencia en el ambiente laboral, que lo único que hacen es seguir manteniendo el sistema y reproduciendo sus discursos machistas en los que la mujer debe cuidarse de no ser violada o falta el respeto, en lugar de enseñar a los hombres de no violar. La lucha sigue, engrandeciéndose, convocando a hombres y mujeres, cambiando significaciones, desnaturalizando esa violencia, buscando esa equidad, esa libertad que nos merecemos.


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TESTIMONIOS

Llaverito Llaves “Ni sumisa ni devota, libre, linda y loca” La Mayu llegó lista y dispuesta para participar en la marcha y enfrentarse al aguacero brutal que caía como con baldes sobre la capital. Armada de su paraguas, una buena chompa, su falda negra y unas botas sexis, lista para avanzar a “la zona”, por la Av. Amazonas, hacia la plaza Foch. Por ahí caminamos juntas, ansiosas, alegres. Tambores, pitos y a ritmo de samba, las “putas” de Quito le ponían alegría a la convocatoria. Blancas, negras, mestizas, indígenas, solteras, casadas, viudas y divorciadas, hombres y mujeres, wawas y adultos participaron de la marcha. Lo que sí quedó claro es que San Pedrito ha sido medio misógino (persona que odia o siente rechazo hacia las mujeres), porque con el aguacero que nos mandó era para espantar a cualquiera, pero nada detuvo el acto. Por ahí apareció un ‘macho alfa curi curi auca’, de esos que lanzan cualquier grosería como piropo; borracho, prepotente, violento y rayado, el modelo perfecto; en pocas lo que representa un “macho” y su actitud hacia una mujer: es “puta”, si ella piensa diferente, si quiere decidir sobre su cuerpo y se rebela. Salimos un poco cerca de las cinco, en medio de la llovizna. Ya en el camino se escuchan consignas como: “¡No es no! ¿Qué parte no entendiste? ¡La ene o la o!” una especie de canto coral por el derecho a la autonomía y la autodeterminación de los cuerpos. La lluvia caía implacable sobre los torsos desnudos de aquellas mujeres que llevan brasieres rojos o sus cuerpos pintados. El frío carcome, pero el argumento es mayor: la emancipación de los cuerpos de las mujeres, su derecho a ser tratadas como iguales, una forma de protesta ante el maltrato, ante la visión de la mujer como objeto, ante la estigmatización y contra la violencia de género. A la altura del centro comercial ‘El Espiral’ nos alcanzó la Gaby, ella también trajo su paraguas, creo que solo yo fui optimista y pensé que escamparía, ¡qué ingenua! Bueno, en todo caso avanzamos, yo como si no me hubiese bañado en años y, aprovechando la lluvia, estilaba de los pies a la cabeza, ¡pero qué bonito fue caminar bajo la lluvia! Los tambores seguían sonando y, de a poco, en el transcurso de la marcha se incorporaban chicos con sus propios carteles, con leyendas como: “Si hay maltrato se acabó el trato, cuidado, el machismo mata” o “Soy un hombre, no quiero ser un macho” ¡eso sí que motivaba! ver a los hombres protestando contra la violencia de género junto a las mujeres era bueno, resulta que no estamos solas. Así, con paradas improvisadas, colándonos en el paraguas de cualquier pana, llegamos hasta la ‘Plaza Foch’. Ahí, una tarima con luces, con todas las de ley, recibía a los marchantes, menos mal el personal de San Pedro como que se apiadó de estos cuerpos mojados y cerró las llaves, con eso pudimos disfrutar del espectáculo artístico, en el que hubo varios géneros, danza y teatro. Luego de las peripecias pasadas en esta marcha, con los panas nos fuimos en busca de un café de $0.50, o más que sea un tabaco para aplacar el pacheco, y entre conversa y conversa sacamos una sola conclusión: la verdad es que está bien que se hagan estos actos, puesto que ayudan a visibilizar problemas como la violencia de género, pero la bronca más grande no es de aquello solamente, sino de clases, porque la principal forma de explotación de la mujer es el mismo sistema que pretende mantenernos metidas en casa, sumisas y calladas, porque desde ahí les somos más útiles a los que viven de nuestro trabajo. Por eso, nunca atrás, siempre juntos, hombre y mujer contra la violencia, que no es más que una expresión del capitalismo.


TESTIMONIOS

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DISEÑO: IVÁN BURBANO SOL FREIRE FIGUEROA FOTOGRAFÍA: SOL FREIRE FIGUEROA, BELÉN MENA, ANA ALMEIDA, SALOMÉ QUITTO CONTENIDO: DIARIO HOY, EL TELÉGRAFO, EL MERCURIO, EL UNIVERSO, LA REPÚBLICA, ASISTENTES A LA MARCHA. QUITO 2013


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