Cristina la rubia de la carretera

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Personajes: Narrador, Cristina, Juan Valladares (camionero), Campesino, Marido de Cristina. Sonido: Auto deteniéndose, grillos de noche Narrador El camionero Juan Valladares se detuvo ante una posada al sur de Chillán para comer y descansar un poco. Al bajar del camión encendió un cigarrillo. De pronto, sintió unos golpes en su hombro, al volverse vio una mujer de una larga cabellera rubia que le sonreía amablemente. Juan Perdón, señorita Cristina Perdón, no es usted la persona que buscaba Juan Perdone, pero creo que no Cristina Lo siento, es usted tan parecido, casi idéntico Juan A ver, a ver perdóneme, a quien me parezco, a quien soy idéntico, ¿se puede saber? Cristina Bueno no vaya a pensar que soy una… Juan ¡Ah! A su novio, ¿sí? Cristina Lo lamento señor, ha sido una confusión Juan Jajaja Cálmese por favor, cálmese. No tiene importancia cualquiera se puede equivocar, está oscuro Cristina (Ríe nerviosa) Buenas noches Juan Espere, por favor, espere. Espere no se vaya (camina rápido tras ella) ¡Señorita!, ¡señorita! ¡Espéreme por favor! (A sí mismo) Qué extraño, es extraño, es tan hermosa, aparece de la nada, se acerca me toca el hombro y me confunde con su novio, con alguien muy importante. Qué increíble, muy extraño, muy extraño…. Narrador 1


“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Después de cenar Juan Valladares subió a su camión, y se sentó al volante. Inició la marcha enfilando el vehículo hacia el sur, destino: Puerto Montt. De súbito, al ingresar a la carretera una mujer se interpuso en su camino Juan ¡Qué diablos!, ¿qué pasa?... (Frenazo) Narrador Juan se vio obligado a frenar bruscamente para no atropellarla Juan (Jadeante) Otra vez Narrador Ella volvió su rostro alarmado y después de fijar sus ojos un instante en los ojos de él, se desplomó delante del vehículo Juan ¡Señorita! Narrador Aunque Juan estaba seguro que no la había rozado. Descendió de la máquina rápidamente y se acercó a la mujer que yacía exánime sobre el pavimento. Juan ¡Santo Dios! Narrador Entonces la reconoció Juan ¡Señorita!, ¡señorita!, ¡señorita contésteme! ¿Señorita, está bien? Por favor hábleme, yo no la vi. Contésteme, ¿está bien? ¿Cómo se siente? ¡Señorita! Narrador Arrodillándose, la tomó en brazos y la introdujo en la cabina del camión, intentando reanimarla con ligeros golpecitos en las mejillas. Ella abrió los ojos, su rostro estaba muy pálido y su mirada vidriosa poco a poco se fue aclarando Juan ¿Hola, me ve? ¿Cómo se siente? ¿Cómo está? Cristina He sido una tonta, no sé que me dio cruzar sin mirar. Ayayay Juan Qué, ¿qué tiene? No se mueva, ¿se ha hecho daño? ¿Le duele alguna parte? Cristina 2


“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Mi rodilla Juan ¿La rodilla? Déjeme ver Cristina Parece que está herida Juan ¿Cuál de ellas? ¿La derecha? ¿La otra? Cristina Ay, la derecha Juan Déjeme ver por favor, relájese, no le voy a hacer daño, por favor relájese. A ver. Sí, claro que si pues ¿ve? Tiene una lesión y es bastante seria. De todos modos yo creo que convendría, no sé, desinfectarle antes de llevarla a un hospital. No se mueva, por favor no se mueva y no tema. Voy a ver que tengo en el botiquín. Tengo todo lo necesario para los primeros auxilios, la voy a cuidar, no se mueva, ¿si? Narrador Juan humedeció una mota de algodón en antiséptico y la aplicó en la herida de la rodilla, la mujer contrajo los párpados en un rictus de dolor y apoyada sobre sus codos echó la cabeza hacia atrás, el Juan sintió que la cabellera de la muchacha rozaba su antebrazo y sin dejar de oprimir la rodilla con el algodón, se inclinó hacia ella y la besó apasionadamente. Cristina No, no. No haga eso, no está bien. Juan Perdone, perdóneme, perdí la cabeza. Por favor perdóneme, pero fue algo tan inesperado y es usted tan, tan hermosa, y todo es tan extraño, ya la había visto y la tengo junto a mí. No me explico que pasa, me sentí atraído por favor perdóneme. Cristina Pero que no, no…. Juan Sus labios, son tan suaves, por favor no hable. Déjeme tocar su cara su piel es tan aterciopelada, como las arenas del desierto y al mismo tiempo está tan helada, está fría como el mármol, como una lápida. Cristina Será mejor que me vaya… Juan No, no, no, por favor no se vaya. Por favor, si quiere irse la llevo a su casa, la llevo ¿si? Déjeme acompañarla. Por favor no me deje así, ¿si?

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Cristina No, no. Juan Por favor, yo no quiero que se alarme y no quiero que se alarme tampoco su familia, puedo dejarla en su casa, yo no puedo dejar que se vaya sola herida, así en ese estado en que se encuentra, por favor permítame acompañarla. Cristina Bueno, está bien, está bien. Vamos a casa Juan Está bien, gracias Cristina Le indicaré el camino. Música, motor de auto partiendo. Narrador En un desvío el camión abandonó la carretera y al cabo de unos instantes se desvió por un camino de segundo orden. Transcurridos unos minutos, la muchacha le rogó que se detuviera. Cristina Momento, por aquí. Déjeme por aquí no más Juan Tranquila, voy a detener el camión Cristina Por aquí está bien Juan Está bien, está bien. Por favor tranquila. Llegamos? Esta es su casa? ¿Vive cerca? Cristina Si Juan ¿Si? Perdóneme pero no veo ninguna casa, no hay nada aquí en los alrededores. Cristina Es que mire, sabe prefiero que nos despidamos aquí. Juan Por favor yo no la puedo dejar ir así herida. Cristina Mi casa está pasada la siguiente curva

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Juan Está cerca, ¿de verdad? Cristina Sí pero es la única que hay en el lugar Juan Señorita deme su mano, vamos deme su mano, por este anillo, por esta argolla veo que es casada ¿verdad? Cristina Si Juan Ya entiendo, no quiere que la acompañe hasta la casa porque la espera su marido. Eso, ¿es eso? Cristina No Juan ¿No? Cristina No. Juan Ah! ¿Está separada? Cristina Si Juan ¿Si? Cristina Tengo que irme Juan Por favor espere, conversemos Cristina ¡Qué hace! ¡Qué hace! Juan No voy a dejar que se vaya sin antes… sin antes robarle el último beso. Cristina ¡No! ¡No! ¡No! ¡Déjeme! ¡No!

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Juan Usted también lo está deseando, por favor déjese llevar Cristina No quiero Juan Déjeme abrazarla, la necesito Cristina No quiero que saque una impresión equivocada Juan No, no, por favor créame que no lo haré. Dígame que desea, lo que sea, lo que usted quiera Cristina ¿Pero qué cosa? Juan Déjeme ocupar el lugar de su marido, si está separada déjeme que yo la acompañe. Déjeme que le pueda entregar mi vida, estar con usted. Por favor, ¿quiere? Narrador La luz de la casa cortada por lo tanto se tuvieron que alumbrar con una lámpara de kerosene Juan Ahora si está mejor ¿verdad? Narrador Los muebles bajo fundas blancas semejaban fantasmas, y sus sombras bailaban en las paredes al compás de las oscilaciones de la lámpara. Ella tomó la iniciativa y condujo a Juan Valladares al dormitorio. Allí con suaves movimientos de animal nocturno se aproximó hasta un armario situado frente a la cama y abrió una de sus puertas. Cristina Ven… Juan ¿Cómo? Cristina Ven acércate Juan Si claro, pero, ¿qué estás haciendo? ¿Qué buscas en este armario tan viejo? Cristina Ropa

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Juan ¿Ropa? Cristina Un traje y una camisa, también una corbata Juan Un traje, una camisa y una corbata ¿para qué? Cristina Para que te vistas con estas ropas Juan Sé que se tienen muchos gustos para hacer el amor pero esto es… ¿es necesario? Cristina Por favor, así será todo más fácil Juan ¿Más fácil? Cristina Si, como dijiste que quieres ocupar el puesto de mi marido Juan Ah, entiendo Cristina Te ruego que accedas a todos mis deseos Juan Todos los que quieras, lo que quieras Cristina No sabes, he esperado tanto tiempo para esto, tanto tiempo… Juan ¿De verdad? Narrador Siguiendo las instrucciones de la rubia Juan se vistió en el salón con las ropas que habían pertenecido al dueño de aquella casa. Terminó de anudarse la corbata frente a la puerta del dormitorio. Luego con el dorso de la mano golpeó suavemente. Cristina Adelante Juan Permiso 7


“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Narrador Juan abrió la puerta y penetró en el dormitorio. Ella yacía en el lecho desnuda cubierta sólo por una sábana, la luz de la luna delineaba su figura marmórea y sus ojos eran visibles en la penumbra azulina. Cristina Cariño, cuanto has tardado amor mío, no vuelvas a dejarme nunca… Juan Nunca Cristina Nunca Juan Nunca te dejaré, ven acá… Narrador Los brazos de la muchacha se abrieron para acogerle por un inmenso río, impetuoso y salvaje en ocasiones, remansado y dulcísimo en otras y casi al amanecer arribaron a la última playa y se quedaron abrazados mientras se desvanecían las olas postreras. Cristina Luego va a amanecer Juan Soy tan feliz Cristina Debes marcharte Juan ¿Cómo? ¿Marcharme? Está bien, pero quiero volver, volver hoy, volver siempre, volver a verte. Puedo hacerlo ¿verdad? Cristina No sé Juan ¿Por qué? Cristina Tal vez, algún día, no sé… Juan Escúchame, escúchame por favor mírame, por favor mírame, ni siquiera se tu nombre, ¿cómo te llamas?, dímelo por favor Cristina Cristina, me llamo Cristina. 8


“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Narrador De regreso de Puerto Montt Juan obsesionado por el embrujo de Cristina y antes de llegar a Chillán se desvió de la ruta, se dirigió directamente a la casa de la rubia. Se bajó del camión y comenzó a caminar. Juan Estoy seguro, estoy seguro, es por aquí, por aquí… Narrador De pronto se detuvo en seco, allí no había nada, la única casa que había después de la curva, es decir, lo que quedaba de ella era tan sólo una ruina descascarada, el jardín estaba invadido por la maleza Juan ¿Y esto qué es? ¿Qué es esto?, no hay nadie Narrador Una puerta que se abría y se cerraba impulsada por el viento se balanceaba sobre sus bisagras maltrechas, Juan la empujó con el pie. Juan ¡Hola! ¡Hola! ¿Hay alguien? ¡Hola! Narrador De la casa salieron algunas ratas que fueron a dispersarse en los matorrales. Confundido volvió sobre sus pasos, no sabía que pensar. Juan Pero si era aquí, estoy seguro que era esta casa Narrador A lo lejos divisó una pequeña carreta tirada por un famélico caballo, Juan extendió un brazo pidiéndole que se detuviera. Juan ¡Amigo! ¡Oiga! ¡Espere! Narrador El hombre que llevaba el carruaje tiró de las riendas deteniendo al animal Campesino ¡Shhh! ¡quieto! Juan Perdón amigo, oiga, buenos días Campesino ¡Buen día amigo! ¿Qué se le ofrece? Juan Mire a lo mejor… ¿sabe? Necesito hacerle una pregunta… 9


“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Campesino Si, diga no más Juan Usted vive por aquí desde hace tiempo por estos contornos Campesino Bueno yo reparto la leche desde que tengo uso de razón, mi abuelo repartía la leche, también lo hacía mi taita y ahora yo po', hasta que me muera, ah! pero tengo quien siga con la profesión, mi hijo, ¿hablo mucho? Juan No habla mucho pero yo si quiero hablar Campesino Bueno entonces, pregunte lo que quiere preguntar pueh Juan Amigo, conoce a... a ver como se lo digo... Campesino ¿Qué? Juan Conoce a... bueno... Campesino A quién pues diga hábleme iñor dígame algo Juan Bueno yo conocí, yo conocí a una muchacha rubia, Campesino ¿Si? Juan Una mujer rubia muy bonita muy hermosa, que vivía ahí, ahí en esa casa la ve, en esa casa que está en ruinas y no lo entiendo Campesino Ah, ja ja, ya se mi amigo, usted se refiere a la señora Cristina Juan ¡Sí! eso, eso, ¡Ay! al fin la señora Cristina claro, la conoce ¿Verdad? Campesino ¿Usted es familiar del marido?

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Juan No, no Campesino Bueno yo se lo pregunto porque se parece muchazo a él po' Juan ¿Me parezco a él? Campesino Es como si fuera su hermano mellizo, ¿no sabe lo que le pasó? Juan No pero ella me dijo que era muy parecido Campesino Fue hace más de cinco años oiga Juan ¿Si? Campesino Si. Venían de Santiago en el camión la señora Cristina, su esposo y los dos hijos Cristina No, no, corras ¡por Dios piensa en mí!, en los niños ¡por favor no corras! Marido Cállate, cállate y sabís que más, a mi me gusta manejar así, déjame así, si no te gusta te bajai de aquí Cristina No, no por favor Marido Cállate, cuando tomo lo hago mejor para manejar Cristina No por favor los niños van a despertar y se asustaran, ¡por favor no corras! ¡Por favor! Marido Ya, ya ,ya, ya, vamos a llegar no te preocupes mujer Cristina No Marido Ya, espérame

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“Cristina, la rubia de la carretera” Iván Romo Cristina ¡No!, ¡pero qué haces! ¡No tomes más!, ¡no tomes más, no! Marido Ya tranquila, así ahora Cristina ¡Cuidado! nos vamos a desbarrancar, afirma el volante, ¡cuidado! Ambos Aaaaaaaaah Marido (Llorando) Mi camión, se quemó mi camión y Cristina y mis niños estaban adentro, ¡mis niños! ¡Por Dios que desastre! ¡No, mis hijos no! (Explosión) ¡No, por favor no! Campesino La señora Cristina y sus hijos murieron calcinados en el vehículo y toda la culpa fue del marido que venía manejando curao. Y lo que son las cosas, él se salvó po Juan Se salvó él y ¿ella murió? Campesino Si po, como a los dos meses ya estaba bien, no se le vio nunca más por aquí si po Juan Nunca más volvió... Campesino Y en el camino, a la salida de este desvío hay una animita muy re milagrosa po, es lo único que queda de la señora Cristina y de sus pequeños. Que Dios los tenga en su santo reino. Narrador Juan Valladares ubicó la animita le encendió un par de velas y dejó algunas flores Juan En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Cristina, amiga fuiste sólo un sueño, para mí un tipo que va en el camión por horas y horas, fuiste como un sueño para mí. Cristina, no sé si es posible soñar algo así tan nítidamente, tan real, porque yo te amé Cristina, yo te amé tu volviste no sé de dónde y quizás fue cierto, yo solamente le pido a Dios ahora, con esta luz que te quiero dar, decirle que te cuide a ti y a tus hijos, porque yo soy feliz de haberte amado. Lo único cierto es que no te voy a olvidar jamás, nunca. En cada animita que encuentre en el camino te prometo Cristina bajaré y prenderé una velita o daré una oración por ti, mientras viva Cristina te lo juro. Voy a llevar tu imagen aquí, aquí en mi pecho Cristina clavada en lo más profundo de mi corazón, descansa en paz amiga, la amante más linda y más maravillosa que encontré en el camino, adiós amiga. FIN Audio: http://lavozdelassombras.blogspot.com/2011/02/programa-9-la-voz-de-las-sombras-parte.html

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