6 minute read

Tiempos recios en Perú

Escribe: (Corresponsal Perú) Gerardo Porras Reyes

El Perú enfrenta uno de los episodios más tristes de su historia. En menos de dos meses de gobierno de la presidenta Dina Boluarte, quien asumió el mando tras ser vacado Pedro Castillo, ya se habían producido más de 50 muertes por las violentas protestas y la dura represión policial. Las causas de esta convulsión social son confusas y ambiguas.

Advertisement

Cuando Pedro Castillo fue vacado, los partidos de izquierda cayeron en un pozo de incertidumbre, fluctuaban entre la resignación y el temor. Sin embargo, cuando vieron que, en el sur del país, en Puno, Ayacucho y Cusco, principalmente, empezaron a protestar contra el nuevo gobierno, despertaron los políticos afines a Castillo e iniciaron una campaña para defenderlo.

Las protestas en el sur también empezaron a ser azuzadas por grupos políticos, como el Conare y el Movadef, cercanos a Sendero Luminoso, así como mineros ilegales y posiblemente narcotraficantes del Vraem. También se notó una injerencia de Bolivia a través de Evo Morales con su proyecto Runasur (Unión de Naciones del Suramérica).

Primero exigían el cierre del

Congreso, pero después ciertos parlamentarios pusieron su cuota de manipulación para que la renuncia de Dina Boluarte pase al primer lugar en la plataforma de lucha de los rebeldes. Y los radicales, especialmente de Perú Libre y los partidos cercanos a Castillo, aprovecharon para colocar como tercer punto en la agenda una asamblea constituyente para una nueva Constitución.

Ahora enfrentamos una convulsión social que hace recordar los tiempos de barbarie, aquellos años en que dos bandos enemigos, con líderes de uniforme, se mataban a balazos en las calles de Lima, Arequipa o Tacna. Pero no es esta la rebelión de los coroneles Gutiérrez —los cuatro hermanos que pagaron cara su osadía de sublevarse contra Balta— ni el Tacnazo de Morales Bermúdez contra Velasco, tampoco el golpe de Leguía contra Pardo o el de Sánchez Cerro contra Leguía. Aquí no hay manu militari, ni la Policía ni las Fuerzas Armadas se sometieron a la orden leída por Castillo sosteniendo un papel con mano temblorosa.

El pueblo está en su derecho de protestar, es cierto, pero lo que exige nos puede llevar a un periodo de desgobierno y anarquía, de ausencia de normas, de civilidad y de paz.

Los que ganarían en este confuso escenario serían los grupos políticos insensatos que atizan el fuego por conveniencia. Ni todos son terroristas ni todos son manipulados. La gran masa se deja llevar por los dictados del corazón, por la indignación, la rabia contenida

>VIENE DE LA PÁGINA 24 y la red de venganza por toda una vida de postergación, indiferencia y olvido.

Piden la vacancia de Dina Boluarte, pero resulta que, si esta renuncia, quien asumirá el gobierno sería el presidente del Congreso, José Williams Zapata, o la vicepresidenta, Martha Moyano, uno de Avanza País y la otra de Fuerza Popular, dos partidos de derecha rechazados por las regiones del sur. Uno de los dos sería presidente hasta el 28 de julio, cuando asuma el que salga electo. Quienes exigen la salida de Boluarte no lo aceptarían.

La injerencia de Bolivia en los pueblos del sur del Perú

Evo Morales y su proyecto Runasur

La wiphala es el símbolo nacional de Bolivia. Por eso Evo Morales le tiene tanto aprecio y sonreía cada vez que, en sus visitas al Perú, veía este emblema ondeando en Puno y otros lugares del sur. El expresidente de Bolivia sueña con hacer realidad su proyecto Runasur y que los países del sur conformen una sola nación donde se enarbole la wiphala. Sin embargo, en vez de promover la integración, esta idea es separatista y divisionista, pues —de concretarse— en el Perú aislaría a los departamentos del norte convirtiéndolos en enemigos de los del sur.

Sus amigos de Perú interpreta- ron mal inicialmente a Morales. Algunos dirigentes de la izquierda radical peruana plantearon primero la secesión (separación), pero la sustituyeron luego por la federalización. Se dieron cuenta de que no convenía promover la secesión, proceso separatista que fracasó en el siglo XIX en Estados Unidos.

Hay muchas contradicciones en la concepción del proyecto Runasur, que puede tener buenas intenciones, pero que en la práctica sería irrealizable. Muchos creen que la wiphala representa al imperio incaico, pero es falso. La wiphala es un emblema aymara de colores rojo, anaranjado, amarillo, blanco, verde, azul y violeta, en pequeños cuadrados distribuidos diagonalmente. La bandera del Tahuantinsuyo tiene los mismos colores, pero en franjas horizontales.

Hay ciertas similitudes entre las culturas de Perú y Bolivia, pero eso, de ninguna manera, es razón suficiente para plantear la unión de los dos países. En1826, Perú declaró la independencia del Alto Perú, como se llamaba Bolivia en el Virreinato. Desde entonces, los dos países caminaron por rumbos diferentes.

A propósito, la historia nos recuerda que, en 1879, Bolivia le declaró la guerra a Chile para frenar su expansionismo y Perú, en solidaridad, se convirtió en su aliado. Meses después, Bolivia se retiró de la guerra y dejó peleando solo a Perú contra Chile.

Escribe:

Juan Carlos Saire Arenas

Fotos: FEMUCARINAP

Huanca llegó a Madrid procedente de Bruselas donde se reunió con eurodiputados a quienes expuso el reclamo de las mujeres y hombres campesinos de las provincias del Perú. Ella es además presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FEMUCARINAP), que agrupa a más de 126.000 mujeres que laboran en el campo y a quien les da voz.

“El Poder Ejecutivo y la derecha tienen terror porque la gente ha salido a marchar” subraya Lourdes Huanca en entrevista en Madrid con la revista Somos Latinos. Todo se inicio, cuenta, tras la destitucion del ex presidente Pedro Castillo (hoy preso) por parte del Congreso de la República.

“La mayor parte de nosotras no salíamos a las calles y hoy sí lo hemos hecho porque han violentado nuestros derechos, han matado a nuestros hijos, esposos, padres y abuelos”, exclama Huanca y recuerda que en la primera ola de manifestaciones el 09 de enero “mataron a nueve personas en Apurimac, tierra de Boluarte, diez en Ayacucho, dieciocho en Puno incluso siete niños”, se lamenta.

La dirigenta campesina explica que en el Perú la presidenta ha sacado al Ejercito “a las calles” y están “matando a los manifestantes con francotiradores”. “Los mismos policías les dicen a las mamitas (madres campesinas) que les pegan por son como perros y tienen que morir”.

Tras la caída de Castillo en el Gobierno, el pueblo, señala Huanca, esperaba la dimisión de Boluarte, entonces vice presidenta, pero eso no sucedió y fue elevada al cargo de presidenta por el Congreso cuyo indice de aprobación en las encuestas era aun mas bajo que el del ex mandatario. “Se quebró la confianza”, señala la lideresa campesina como punto de inicio de las manifestaciones.

“Sabíamos que el presidente (Castillo) tenia sus debilidades y eramos conscientes que hasta 2026 no iba a realizar mucho pero por lo menos inicio un diálogo con los pueblos indígenas originarios”.

Dina Boluarte, explica, en lugar de pedir una reunión de emergencia con los pueblos originarios para “ver que se hacia” tras la caída de Castillo, “fue a hablar con el Congreso dictatorial”.

El descontento de las regiones del Perú tampoco es algo reciente, viene de muchos años atrás, de la “pobreza extrema que aun se vive”, explica Huanca. “¿Dónde esta la extrema pobreza?, en los

>VIENE DE LA PÁGINA 27 alrededores de las empresas mineras como Yanacocha, de Apurimac, Huancavelica. Allí donde hay empresas mineras hay extrema pobreza, ¿díganme si eso es coherente?, allí debería haber mejor calidad de vida para las campesinas y campesinos pero no se distribuyen las ganancias, se lo llevan los de siempre”.

Pedido a Pedro Sánchez

Lourdes Huanca tuvo una agenda apretada en Madrid donde se reunió con diputados de diferentes bancadas como Unidas Podemos o ERC a quienes les traslado el pedido de las mujeres y hombres del campo que han marchado hasta Lima. También atendió a medios de comunicación y participo en un plantón frente a la embajada del Perú organizado por el colectivo Peruanxs en Madrid. Además participo de reuniones en Barcelona y Bilbao con peruanos residentes allí quienes le mostraron todo su apoyo.

Huanca pidió al Gobierno de Pedro Sánchez que deje de “avalar” a su homóloga peruana Dina Boluarte y para no ser “cómplice” de las muertes, “¿qué pasaría si mataran a sus hijos, tendría la misma opinión del actual Gobierno?, los pueblos indígenas originarios merecemos respeto”, precisó. La lideresa añadió que todo esto terminara cuando Boluarte deje el poder, se convoque a nuevas elecciones generales y se empiece a trabajar una nueva Constitución.

This article is from: