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Renacimiento

Por Gabriela Alvarez Espinoza VOICES Radio Hour

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? y ¿Qué hago aquí?

Estas son las tres preguntas que el actor debe hacerse para la construcción de un personaje. Esa es la profesión que elegí, ser actriz; crear personajes, historias y universos.

En español hay un término de moda para cualquiera que sienta que no encaja como una actriz, o como una bailarina, o como un músico, para cualquier performer que no encaje precisamente en una sola categoría, simplemente porque hacen de todo o porque no hacen nada. Ese término es creadora escénica. Qué manía tenemos los humanos por la identidad ¿cierto? Que manía por ser únicos y a la vez por pertenecer.

Soy de una de las ciudades más pobladas del mundo, así que eso de sentirme única y especial nunca fue sencillo. Pueden imaginar lo difícil que es sentirse especial cuando en una clase de preparatoria hay por lo menos 40 estudiantes y esa clase era la número 42. Así es, en mi preparatoria había poco más de 60 grupos tan solo para el primer año y en cada grupo había por lo menos 40 alumnos. Menos mal la escuela para mi era fácil, lo que no era fácil era saber lo que podía hacer con ella.

Después de varios fallos y dos años sabáticos, uno en secundaria y uno en la prepa, encontré lo que quería hacer, quería ser artista, pero como siempre me decían que los artistas visuales eran drogadictos, alcohólicos y terminaban en la pobreza, pensé que sería una mejor idea ser actriz, aunque no hubiera diferencia. Ahora entiendo que no es la profesión que uno elija, sino la desesperanza de no ser o sentirse especial lo que nos hace convertirnos en lo que no queremos ser.

Me fui de la gran ciudad caótica y catastrófica hace once años. Me fui pensando que en otro sitio sería especial. Aunque no fue ahí tampoco, en ese otro sitio no solo no fui especial, sino que fui una más, una migrante más buscándose la vida. Pero descubrí algo, descubrí lo más importante, descubrí a gente muy especial para mí, y me di cuenta de que no es el lugar sino mi relación con él y con las personas que lo habitan. Así como para una actriz o un actor lo es el escenario, lo que hacemos ahí, los mundos y las relaciones que creamos y en las que te hacemos creer. Los universos que inventamos y todas las vidas que esos momentos pueden cambiar.

Recuerdo el comienzo de un verano en Ardeche, Francia, hace diez años. Un taller para la creatividad, de esos que una precisamente toma para ser especial. Se llamaba Danza y Paisaje. Recuerdo el río, los cerros, los cerezos, una cueva y la vegetación salvaje. Solo eramos

6 por cinco días, y lo único que hicimos fue vivir, disfrutar de la vida, del sol, de las piedras y del agua. Llovía a cantaros. Me di cuenta que ser artista no tiene nada que ver con una profesión, sino que ser artista es un acto divino y que por lo tanto todos lo llevamos dentro, porque solo somos un canal para transmitir y experimentar lo que hay más allá de las palabras y del entendimiento.

En ese verano, las respuestas a las tres preguntas aparecieron entremezcladas entre el agua, la tierra, el aire y el fuego de la noche en el campamento.

¿De dónde vengo? Vengo de muy lejos y desde hace mucho tiempo,

¿Qué hago aquí? Estoy aquí para sentir, para vivir, para aprender y para disfrutar, ¿A dónde voy? Voy a donde todos van, a ser parte de la eternidad.

Vivir en las montañas tiene esa ventaja, la noche es tan oscura que la eternidad se convierte en un puñado de estrellas y lo único que tienes que hacer para estar ahí es verlo.

Escucha VOICES Radio Hour, una colaboración con Circa 71 Production, en KDNK este viernes, 12 de mayo, a las 6 p.m. El episodio de mayo es un especial del Día de la Madre: "El momento en que supe que iba a ser madre". Visite www. voicesrfv.org para escuchar los archivos.

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