BIOÉTICA

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EL ESTUDIO DE LA HISTORIA Y SU CONSTRUCCIÓN CIENTÍFICA 1.1 ASPECTOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS DE LA CIENCIA DE LA HISTORIA En los inicios del siglo XX, la historia, como todas las ciencias sociales, estaba influida por el positivismo desarrollado en el siglo anterior, desde esa óptica, para reconstruir el pasado, el historiador sólo tenía que concretarse a recoger cuidadosamente datos sobre los hechos ocurridos en el pasado, por lo común de carácter político, diplomático, militar y religioso, y excepcionalmente económicos o sociales. Bajo este contexto, el documento en sí mismo se convirtió en la fuente fundamental de información del historiador, ya que sólo éste aportaría la credibilidad para comprender con certeza la realidad; para los positivistas, a los hechos históricos se les definía como singulares, individuales e irrepetibles; así, el trabajo del historiador consistiría únicamente en recogerlos todos de manera objetiva, sin seleccionarlos.

Henry Berr es de los pioneros en romper con la visión positivista de la historia; en 1900, fundó en Estados Unidos, la Revista de Síntesis Histórica, en donde establece una nueva interpretación de la historia teniendo como base la utilización de datos numéricos y los saberes de otras ciencias para el abordaje y la comprensión científica de los datos históricos catalogados.

Esta nueva concepción de la historia fue determinante para el surgimiento y la formación de nuevas generaciones de historiadores, entre los cuales destacan los franceses Lucien Fevre y Marc Bloch, científicos sociales que, bajo la influencia de Berr, editan en 1929 la revista Los Annales de la Historia Económica y Social. En ella proponen interpretar los hechos a partir de la información social y económica, a través de un acercamiento diferente a las fuentes. En 1930 esta corriente amplió su visión científica, interesándose por estudiar tanto los hechos recurrentes como los


singulares, dando pie al surgimiento de historias especializadas sobre diversas temáticas: lo cotidiano, el género, la cultura, las mentalidades, la política, etcétera. Bajo tal perspectiva, se derrumban las divisiones entre los campos de las ciencias sociales heredadas del positivismo; en lo sucesivo, la historia se transformará en una ciencia que busca comprender la realidad a partir no sólo de documentos escritos, sino considerando vestigios conservados en restos arqueológicos, así como también fotografías, películas, documentales, entrevistas y, sobre todo, utilizando para su análisis saberes procedentes de otras ciencias, como la economía, la antropología, la psicología y, en particular, la sociología.

La historia trata de sustentar su carácter científico a partir de las siguientes categorías: • Sujeto histórico, el hombre en sociedad (colectividad). • Objeto de estudio, los hechos históricos. • Temporalidad, corta, mediana y larga. • Metodología, puesto que utiliza la metodología de las ciencias: comparación, comprensión, análisis de datos, etcétera. • Las corrientes teóricas, es la manera de interpretar y hacer la historia.

1.1.1 El carácter polisémico del concepto de historia

El término de polisemia nos remite en un primer momento a su significado etimológico (poli: muchos, y semia: significados) es decir, alude a la múltiple interpretación de una palabra. Sin embargo, para el caso de la historia, este término tiene • Marc Bloch la historia sirve para comprender los hechos humanos.


• Ferdinand Braudel consideró que la historia debería ser construida con un sentido social. • Juan Brom, por su parte, al definir a la historia piensa que ésta es ciencia porque tiene un campo delimitado de estudio, método y técnicas de investigación, así como maneras de comprobar lo que se investiga. • Edward H. Carr establece que el historiador no debe ser sólo un recolector de datos sino que, además, debe salir al encuentro de éstos; es él quien debe decidir cómo organiza, consigna qué hechos son relevantes desde su marco de referencia o perspectiva. • R. Collingwood afirma que la historia es la historia del pensamiento, es decir, la representación de las acciones humanas en la mente del historiador. Al mismo tiempo considera que la historia resulta cíclica, las acciones históricas tienen procesos parecidos: colonizaciones, lucha por el poder, dominio sobre sociedades inferiores y caída de imperios. 1.1.2 La utilidad de la historia La historia sirve para conocer el pasado y cotejar procesos similares que pueden ayudar a la comprensión del suceso y/o encontrar las diferencias en el desarrollo general de los hechos. • Tucídides planteó que la investigación histórica nos permite saber la verdad de los acontecimientos • Luciano, romano de origen, afirmó que la historia sirve para dar a conocer la verdad. En una definición más reciente. • Carlos Pereyra al referirse a la función teórica y social de la historia explicó que ésta consistía en hacer juicios de valor. Formas de hacer historia Las formas de hacer historia se han agrupado en: anticuaria, de bronce, cuantitativa, crítica y científica. • La anticuaria: se distingue porque se encuentra llena de anécdotas; está más orientada hacia los sentimientos que a la inteligencia, relata los


hechos antiguos de una manera romántica, es decir, con tintes literarios más que científicos. • La de bronce: también se le denomina didáctica, monumental; su sello característico reside en el hecho de que forja héroes, mártires o villanos. • La cuantitativa: se apoya en la economía y la estadística, para la organización y análisis de los datos numéricos, dejando de lado la información de carácter cultural. • La crítica: investiga las causas y los orígenes de los problemas sociales, en consecuencia, descubre errores y los denuncia; además, explica y divulga las formas de ejercer el poder político y económico. • La científica: ésta resulta más sistemática porque ofrece conclusiones serias, lo cual le permite ser referencia de otras disciplinas.

1.1.3 La historia como realidad y como conocimiento Cuando el historiador averigua sobre el pasado no puede observar todo el hecho histórico en su conjunto, por tanto, los datos los va recolectando parcialmente de monumentos, tradiciones orales, documentos, y, a través del análisis de los datos concentrados, torna su inventario en estudios formales. De esta manera, el historiador adquiere las herramientas para transformar a la historia en ciencia.

Fuentes de la historia

Una de las problemáticas que el historiador o investigador afronta es cómo conocer los hechos del pasado, puesto que si se compara la pequeña cantidad de pueblos y culturas que han dejado escritos o rastros de su pasado con otros que no desarrollaron un sistema gráfico o no sobrevivieron en el presente, resultará que estos últimos son la gran mayoría.


Toda manifestación material o cultural que se origine de la actividad humana se transforma en una fuente; es decir, cualquier vestigio, restos humanos o documento emite información sobre una cultura o hecho histórico. Ahora bien, encontrar e identificar las fuentes no es suficiente para el investigador, es necesario clasificarlas y acreditar su autenticidad; una vez estudiada y comprendida la fuente, es necesario interpretar los datos que contiene. De manera general, podemos decir que las fuentes de la historia son de dos tipos: • Fuentes primarias. Son aquellas que se elaboraron prácticamente al mismo tiempo que los sucesos y hechos históricos; se conservan como fueron elaboradas originalmente, sin haber sufrido ningún cambio, es decir, no tienen la intención de dejar huella. • Fuentes secundarias. Son aquéllas elaboradas a partir de las fuentes primarias, se presentan primordialmente como libros o artículos; éstos transmiten información de acontecimientos no recolectados de forma directa o hechos que no han sido presenciados por el informante, quien recibe los datos por vía indirecta. Actualmente, los medios impresos e informáticos nos permiten acceder a documentos de carácter primario y secundario, según sea el origen y tratamiento de ellos; por ejemplo, nos puede acercar al estudio de los documentos originales en textos impresos y digitalizados, fotografías digitalizadas, entrevistas en videos y documentales Métodos de la historia La historia interpreta documentos escritos, imágenes excavaciones arqueológicas, estadísticas , Fundamentalmente en le interpretación de testimonios.


1.1.4 Periodos de la historia Una primera división de la historia se establece entre la prehistoria, que comprende desde el origen del hombre con los primeros homínidos hasta la aparición de los primeros vestigios de escritura; un periodo intermedio signado como protohistoria en el cual se desarrollan los primeros experimentos sobre la escritura y la historia, la cual se sitúa a partir de la conformación de los prime-ros grupos humanos que utilizaron el lenguaje escrito.

La prehistoria abarca un enorme periodo cuyos orígenes nos ubican desde hace escritura delimita más de dos millones de años hasta la aparición de la escritura alrededor del IV el inicio de la milenio a. C. El estudio de este periodo nos permite fijar nuevas fechas y la presencia de nuevas familias de homínidos en otras regiones, así como identificar el desarrollo desigual de estas etapas para otras culturas y continentes; por ejemplo, cuando Europa se encontraba en la edad de los metales, China, situada en el lejano Oriente, ya había entrado a la etapa histórica al desarrollar su escritura.

Este periodo no delimita su cronología linealmente, puesto que la aparición del ser humano y su desarrollo civilizatorio no concuerdan entre las regiones, culturas y continentes. Podemos establecer generalidades y dividir a la prehistoria en dos etapas: edad de piedra y metales, cada una de ellas se subdivide a su vez en etapas que comprenden procesos culturales no siempre presente en todas las civilizaciones. Por ejemplo, en África, si bien es considerada como la cuna de la humanidad, en varias de sus regiones existen grupos humanos que no desarrollaron avances tecnológicos o desarrollaron algún tipo de escritura y están viviendo etapas superadas por otras civilizaciones hace 5,000 años.


La protohistoria presente en diversos periodos para las civilizaciones de medio y lejano Oriente, se puede establecer entre el cuarto y primer milenio a. C., considerado dentro de la Edad de Hierro.

Prehistoria

Edad de Piedra

Paleolítico

Inferior Medio

Primeras tallas de piedra

Superior Mesolítico

Epipaleolitico Cerámica Protoneolitico

Neolítico

Protohistoria Edad de los Metales

Cobre Bronce Hierro

Incipiente agricultura

Sociedades complejas, aleación de metales

La historia de la humanidad comprende periodos o etapas sucesivas, a partir del desarrollo de la escritura en los pueblos de Sumeria, aproximadamente en el milenio IV a. C. hasta la actualidad. Este periodo ha sido tratado por varios autores; sin embargo, la clasificación de la historia para su estudio en antigua, media y moderna se debe al alemán Cristóbal Seller (1638-1707), posteriormente, se le adicionó la etapa contemporánea para referirse a la época actual.


Este enfoque eurocentrista tiene, en el mejor de los casos, una aplicación limitada o relativa, para la comprensión de diferentes culturas, como la africana, la oriental y la americana. Actualmente no existe un acuerdo general, pero sí un consenso para utilizar la propuesta del historiador mencionado.

Periodo Edad antigua

Desde las primeras civilizaciones hasta el 476 d.C (siglo V d.C) con la caída del Imperio Romano de Occidente.

Edad Media

De la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la caída del imperio Romano de Oriente el 1453 d.C (Siglo XV)

Edad Moderna

Desde la caída del imperio Romano de Oriente el 1453 d.C (Siglo XV) hasta la Revolucion Francesa de 1789

Edad Desde la Revolucion Francesa de 1789 hasta el Contemporanea presente

La objetividad y la subjetividad histórica El trabajo del historiador radica en la búsqueda permanente por acercarse al hecho histórico veraz, a través de análisis profundos y cuidadosos con referencia a otros datos, documentos, testimonios y disciplinas. La interpretación de los hechos, a la luz de nuestro tiempo y del resultado de lo que somos, exige que tratemos de ubicarnos en lo que sucedió, dentro de las demarcaciones culturales y del conocimiento del pasado que poseemos. El historiador busca e interpreta las fuentes y cuestiona su autenticidad, su objetivo es la verdad, aunque se encuentre difusa.


Se puede señalar que el desarrollo de las ciencias, la tecnología y el trabajo interdisciplinario en el oficio del historiador ha permitido alejarse cada vez más de las opiniones personales o subjetivas, para penetrar en análisis más objetivos sobre los hechos históricos. Se pretende reducir la distancia entre el hecho o suceso y la carga subjetiva que el investigador lleva consigo, cuando recrea mental y gráficamente el hecho. La subjetividad se plasma cuando el historiador efectúa sus interpretaciones históricas y éstas van imbuidas de sus ideas preconcebidas sobre el tema que está analizando, por ejemplo, su subjetividad influye en la visión sobre el suceso histórico, parcializando los estudios resultantes. 1.1.6 La diversidad del objeto histórico Historiología: Se le conoce como la historia critica o científica, es la teoría de la historia Historiografía: registran las biografías de grandes personajes, hechos celebres, combates, el empleo de técnicas y métodos tendientes a la descripción de los hechos históricos. Como vimos anteriormente, el objeto de la historia es el hecho histórico, entendido como las acciones realizadas por el hombre, ya sea de manera colectiva o individual. El análisis y estudio del objeto histórico se puede interpretar a partir de alguna forma de hacer la historia como las siguientes: Historia universal En un intento por explicar el origen y desarrollo de todos los pueblos, el hombre trató de unir el avance de la humanidad en un solo proceso evolutivo, por lo que se integró, en una primera instancia, en documentos monumentales la historia de las civilizaciones hasta el momento conocidas, a la que se llamó historia universal.


La acepción actual representó la evolución del término en tres etapas: En un primer momento se concibe como el estudio de la historia clásica europea, desde las antiguas civilizaciones, como la cretense, fenicia, egipcia, griega y romana hasta el siglo XVI, es decir, la historia de los pueblos europeos, quienes se consideraban los únicos con posibilidad de historiar sus antecedentes y suministrar sentido a su situación presente.

En un segundo momento, al conocerse, a través de las exploraciones y descubrimientos transcontinentales de los siglos XVI y XVII, la existencia de otros continentes y civilizaciones, los “nuevos” pueblos tuvieron que ser “integrados” a la historia universal. Historia Nacional Las historias nacionales surgen de la necesidad de facilitar la cohesión de identidades a un presente fraccionado o segmentado a pesar de que se cuenta con un pasado común.

Historia regional Una región no puede definirse de acuerdo con una delimitación fija, ya sea en el pasado o en el presente, ni movernos con ella a lo largo del tiempo sin hacer previamente los ajustes necesarios, sino, por el contrario, como un ente vivo en permanente movimiento, constituida por un espacio uniforme, sin una frontera lineal precisa y con una estructura interna propia, ya sea polarizada, nodal, funcional o sistémica.


Por ejemplo, el estado de Veracruz está integrado formalmente por 10 regiones: huasteca alta y baja, totonaca, Nautla, región de la capital, grandes montañas, sotavento, Papaloapan, los tuxtlas y olmeca. Éstas, a su vez, se desenvuelven en el interior de las antiguas regiones culturales: huasteca, totonacapan, popoluca, náhuatl y olmeca. Cada una fijada dentro de la otra, abarcando un espacio geográfico de uno o varios pueblos, ciudades y municipios con características culturales y económicas afines.

Historia local (Microhistoria) Por su parte, la historia local, o microhistoria, supone una aproximación más fina a los casos concretos o cotidianos y, de esta manera, enriquece las investigaciones sociales y económicas al tomar muy en consideración “la geografía pueblerina” de donde arranca nuestro origen, la familia, la vecindad, el paisanaje; aspectos todos que frecuentemente se recopilan en los documentos estudiados, así como la referencia inmediata de cada sujeto. La información es localizada en la parroquia, los archivos municipales o familiares, censos, entre otros.

Entre estas historias destacan: • La historia económica: estudia los hechos históricos a partir de los procesos de producción, comercialización, distribución, etcétera.


• La historia política: en ella se desarrollan investigaciones de la historia de los sistemas políticos, del derecho y la militar, entre otros. • La historia de las religiones: aborda aquellos elementos constitutivos que nos permiten adentrarnos en las formas bajo las cuales cada cultura concibe sus prácticas y creencias religiosas. • La historia del arte: con sus investigaciones, revalora y contextualiza la producción artística (arquitectura, música, pintura, cine, fotografía, etc.) • La historia de las ideas: profundiza en las ideologías del hombre e incluso puede tocar temas sobre sus creencias. • La historia de las ciencias y las tecnologías: realiza un recuento de los procesos que han determinado su desarrollo y evolución. • La historia de la vida cotidiana: es el resultado de una reflexión sobre los hábitos de grupos y/o de sociedades, los cuales suelen manifestarse a través de comida, vestido, baile, deporte y ocio en general. También aporta elementos para la comprensión de las acciones particulares que enriquecen los análisis generales de las sociedades. • La historia de las mujeres o los llamados estudios de géneros: como muchas historias colaterales, dan la palabra a los sujetos de la historia que por mucho tiempo estuvieron ignorados, por tanto, ésta puede englobarse dentro de la historia de las minorías o dividirse en temáticas como la historia de la sensibilidad, la historia de la sexualidad, etcétera. • La historia cultural: explora nuevas propuestas sobre sociedades y etnias alrededor del mundo. • La historia del tiempo presente: creada en la década de 1980, se ocupa de explicar las grandes rupturas económicas, políticas y sociales de nuestra época. • La historia ambiental: actualmente contribuye, a través de análisis historiográficos sobre la historia ambiental o ecohistoria, a la explicación de temas tan vigentes como el cambio climático 1.2 CATEGORÍAS AUXILIARES EN EL ESTUDIO DE LA HISTORIA El hecho histórico, para su comprensión, debe necesariamente contextualizarse en una fecha, periodo o momento (temporalidad) y ubicarse en un lugar, ciudad, país o ámbitos diversos (espacialidad). La historia se apoya permanentemente en estas dos categorías para colocar a un hecho dentro de la multiplicidad de aconteceres del hombre.


Temporalidad Si bien es cierto que el desarrollo del tiempo se manifiesta de manera lineal, esto no impide que el historiador pueda acercarse a los hechos para reubicarlos y contextualizarlos para el estudio de determinados procesos históricos. Este movimiento permite entrelazar las causas pasadas con los efectos en el presente o sus posibles consecuencias en el futuro. El tiempo nos permite situar apropiadamente los momentos de cambio, continuidad y ruptura. Los hechos pueden tratarse, en cuanto al tiempo, en tres tipos de duración: 1. Tiempo corto: un día, mes, años; permite entender las acciones o efectos inmediatos de los hechos. Tiempo medio: periodos de decenas, veintenas o cincuentenas de años, permite establecer análisis sobre acontecimientos breves. 3. Tiempo largo: periodos de uno o varios siglos, permite la comprensión de procesos históricos. Así entendida la temporalidad, el presente texto de Historia de México I maneja algunos de estos niveles al desarrollar, por ejemplo, la época prehispánica y la Colonia, en un tiempo largo aproximadamente de 15,000 a. C. hasta 1521 de nuestra era la primera, y la Colonia con 300 años de duración (1521-1821), en ella se describen procesos históricos que se establecen o agrupan por estudios de carácter económico, político, social y cultural; este tipo de temporalidad permite comprender procesos continuos y estructuras vigentes en el transcurso de un largo periodo. Los movimientos independentistas de la Nueva España abarcan un periodo de corta duración (1810-1821); este tema se comprende a partir de varios sucesos simultáneos y continuos de corta duración, pero que dan sentido a la historia de México en su conjunto. 1.2.2 Espacialidad En historia, las acciones individuales o de los conglomerados humanos se sitúan dentro de espacios ubicados en un lugar o ámbito específicos. En este contexto es donde se concretan, constituyen y asientan las sociedades humanas, las cuales han interactuado con el medio geográfico o el contexto histórico, de acuerdo con sus circunstancias y las posibilidades de su desarrollo tecnológico, lo que ha permitido impulsar o retardar su proceso civilizatorio. Así, por ejemplo, Mesoamérica se convierte en un espacio geográfico específico (área centro sur del territorio mexicano), pero al mismo tiempo tiene referencias de carácter económico, social y cultural similares entre los pueblos que lo habitaron (culturas agrícolas, con estratificación social, politeístas, etc.). El historiador también se puede aproximar al hecho histórico ubicándolo en uno o varios ámbitos, éstos tienen un efecto regional, nacional o mundial. Actualmente, imbuidos por la sociedad de la


información, se ha acuñado los términos tiempo real y tiempo virtual. De esta manera, al referirnos al ámbito de la historia, éste puede aludir a comunidades de especialistas, sectores económicos o, incluso, grupos científicos relacionados con el ciberespacio.

PERIODO PREHISPÁNICO EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA El interés por comprender cómo se pobló el Continente Americano ha creado, a través del tiempo, diversas teorías sobre su origen algunas de ellas ya superadas a la luz de nuevos descubrimientos y del desarrollo científico de la arqueología. Las teorías más actuales hablan de un origen autóctono, una procedencia asiática o multicultural. 2.1.1 Principales teorías científicas sobre el poblamiento americano. Esta teoría es representada por dos posturas: la que sostiene un origen único proveniente de Asia y la que considera un origen múltiple. El principal representante de la primera postura es Alês Hrdlicka, quien fue el primero en proponer el ingreso de grupos mongoles provenientes de Siberia a Alaska por el estrecho de Bering en su obra La cuestión del hombre antiguo en América (1937). Hrdlicka nunca indicó fecha sobre la llegada del hombre a América, pero refutó varias teorías y fechamientos de su época. La segunda postura está representada por investigadores, como Paul Rivet (1973), quien considera un origen múltiple del hombre americano, estableciendo la posibilidad de que grupos melanopolinesios y australianos hayan tenido presencia en tierras sudamericanas. Sin embargo, estas teorías, a la luz de nuevos descubrimientos e investigaciones, presentan otras posibilidades, pues la fecha que la comunidad científica acordó en su momento como más antigua (14 000 años a. C. en el sitio Clovis, Estados Unidos), se ve contrastada con la presencia de grupos humanos en Monteverde, Chile, hace 12,500 años, aunque se han fechado lug ares con más antigüedad como Pedra Furada,


Brasil (60,000 años) y cuenca de Valsequillo, en Puebla, México (40,000 años). En la actualidad, la teoría más aceptada es la que se refiere a un poblamiento americano realizado en distintas oleadas humanas hacia diversas regiones a través del Estrecho de Bering, las cuales se fueron trasladando hacia el sur del continente a lo largo de miles de años, aunque no se descarta la posibilidad de la llegada de otros grupos provenientes de otros continentes al americano. Teorías no científicas Teoría vikinga Teoría del origen judío Teoría de la Atlántida Teoría del hombre autóctono Durante las últimas décadas del siglo XIX y a lo largo del XX se presentaron dos teorías principales sobre el origen del hombre en territorio americano: • El hombre es origina rio del Continente Americano. • El hombre migró de otros continentes. La primera teoría contó con representantes como el argentino Florentino Ameghino (1880), quien en su obra La antigüedad del hombre en el Río de la Plata, señalaba el origen de la humanidad en la Pampa Argentina, durante la era terciaria. Pampa argentina. Región en el centro de Argentina, que se caracteriza por su extensa llanura, cubierta de prados y pastos.

MESOAMÉRICA, ARIDOAMÉRICA Y OASISAMÉRICA Como vimos anteriormente, el Continente Americano fue recorrido poco a poco a través de miles de años, por grupos de individuos que llegaron hasta el sur del continente. Si bien no se ha establecido una fecha sobre la cual estén de acuerdo los científicos respecto del arribo de los primeros pobladores a América, se puede indicar que éstos ya efectuaban actividades de caza y recolección hacia 5,000 a. C. En México, por ejemplo, se han encontrado evidencias de pequeños grupos nómadas dispersos en territorios de Baja California Norte, Tamaulipas, Valle de México, Puebla, Morelos, San Luis Potosí y Chiapas. Durante una primera


etapa (aproximadamente 15,00010,000 a.C), estos grupos recolectaron alimentos y cazaron presas con instrumentos rudimentarios. En otra etapa (aproximadamente 10,000 a 5,000 a. C) desarrollaron puntas de proyectil y estrategias de recolección y caza para fauna grande (mamuts y bisontes, principalmente). A finales de esta etapa, la temperatura se eleva lo que vuelve cálido y seco el ambiente; a la par de este proceso van desapareciendo los grandes mamíferos. Los grupos humanos tienden más hacia la sedentarización aprovechando los recursos naturales. Se desarrolla una incipiente agricultura que permite un aumento de la población; los grupos se van asentando en pequeñas aldeas, las cuales se establecen, hacia el año 3,000 a. C., en las costas de Chiapas, Veracruz, norte de Tabasco y en las zonas lacuestres del Valle de México. Durante este periodo de sedentarización se dio un desarrollo desigual entre los grupos humanos establecidos en el actual territorio mexicano, en cuanto a aspectos culturales, económicos y sociales, en donde las características del espacio geográfico tuvieron una influencia determinante. Aun así, dentro de estas diferencias, es posible identificar rasgos comunes entre ellos, los cuales permiten constituir grandes áreas culturales denominadas Mesoamérica, Aridoamérica y Oasisamérica. 2.2.1 Características geográficas Aridoamérica y Oasisamérica

y

culturales

Mesoamérica,

Son conceptos utilizados por los investigadores para definir regiones de América cuyos pueblos comparten características geográficas y culturales; sus límites son flexibles, dependiendo de la época o el periodo histórico; además de que se diluyen, pues unas áreas influyen sobre las otras. Mesoamérica Paul Kirchhoff fue el primero en utilizar el concepto de Mesoamérica en 1943, para designar un vasto espacio geográfico-cultural. En este territorio se desarrolló un modelo de civilización que integró una serie de elementos comunes entre las diversas regiones culturales de México: Occidente, Norte, Golfo, Altiplano central, Oaxaca y Maya, esta última región abarcó hasta la actual Centroamérica. Alrededor del 2,500 a. C., el proceso de sedentarización se acelera en el área mesoamericana, inician los intercambios comerciales y la organización social transita de un sistema igualitario a uno de estratificación, según aptitudes. En esta área se desenvolvieron culturas con una estructura económica, política y social


organizada. Estas culturas basaron su sustento alimenticio en la agricultura, sobre todo, de una triada alimenticia (maíz, frijol y calabaza); se conformaron en Estados y sociedades holistas, las cuales elaboraron una cosmovisión que influyó en su religión politeísta y Aridoamérica Esta área se ubica al norte del territorio mexicano y colinda con el sur de los Estados Unidos; traspasa las fronteras políticas actuales. Esta zona desértica se caracteriza por presentar pocas zonas con agua y una vegetación escasa, adaptada a las condiciones climáticas; esta situación demarca el tipo de rasgos socioculturales de los grupos que la habitaron. Aridoamérica también es identificada por otros autores como la Gran Chichimeca y el Norte de México en donde la producción cultural de los pueblos que la habitaron fue escasa en comparación con Mesoamérica. Esta área se constituye por una variedad cultural compleja, ya que comprende tanto grupos semi sedentarios, como grupos de cazadores y recolectores. Estudios recientes indican que algunos grupos tuvieron diversos grados de estratificación y sedentarismo, dependiendo de las variantes regionales y las condiciones ambientales donde se asentaron. Esos pueblos tenían un intercambio comercial con regiones mesoamericanas, lo que permitió a su vez una influencia ideológica y material, por lo que en algunas regiones se encuentran representaciones del juego de pelota y deidades comunes. El área cultural de Aridoamérica está comprendida por la Península de Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y Querétaro, en México y, en Estados Unidos, las regiones centro y sur de California, Gran Cuenca, Noreste de Arizona y Apachería. Es difícil establecer un tiempo que demarque esta área, pues todavía están en debate los fechamientos de los artefactos y sitios hasta ahora encontrados, lo que en sí se puede asegurar es que la conquista de esta área es varios años posterior a la llegada de los españoles. Oasisamérica Esta área cultural estuvo integrada inicialmente a la de Aridoamérica; más tarde estudios norteamericanos sobre sus culturas del sudoeste identificaron rasgos comunes entre varios grupos de esta zona. El área comprende, en territorio mexicano, a Sonora y Chihuahua; en los Estados Unidos, a Arizona, Utah, Nuevo México, Colorado, Nevada y California. Sus principales regiones culturales son Mogollón, en México, y Anasazi,


Hohokam, Freemont y Patayana, en Estados Unidos. Estas regiones poseían un clima más benigno que el de Aridoamérica y, al estar delimitada por ríos y lagunas, sus pobladores practicaron la agricultura de temporal; asimismo, en la región se encuentran yacimientos de turquesa, compuesto mineral muy apreciado y cotizado en el intercambio con las regiones de Mesoamérica. La periodización de esta área no es precisa aún, pero coincide con Aridoamérica en el proceso de colonización española. 2.3 HORIZONTES POSCLÁSICO

CULTURALES:

FORMATIVO,

CLÁSICO

Y

Los horizontes culturales son estimaciones de tiempo, bajo las cuales arqueólogos e historiadores agrupan las características evolutivas similares de culturas o pueblos. Cada uno de los horizontes o periodos en que se divide la historia mesoamericana tiene rasgos culturales análogos en cuanto a formas arquitectónicas, tipos de cerámica y modos de organización social y económica. Se han establecido tres horizontes principales, aunque hay flexibilidad en cuanto a los años que engloba cada uno de ellos, pues su estimación temporal en ocasiones depende del desarrollo y la evolución de cada cultura o región cultural.

PERIODO PREHISPÁNICO Preclásico o Formativo ( Aproximadamente 2,500 a. C. – 200 d. C.) Olmecas(1200 a.c-500 a.c) Los olmecas, o habitantes de “la región del hule”, son considerados por algunos investigadores como la cultura madre que se desarrolla en territorio mexicano, puesto que es la primera en prosperar de una agricultura incipiente a una economía más desarrollada. A ella se le atribuye la creación del juego de pelota, la elaboración de calendarios, la invención del cero, la arquitectura con base circular, los observatorios astronómicos, el desarrollo de una escritura y el culto a los primeros dioses mesoamericanos con características antropomorfas, sobre todo de jaguar. Se han encontrado elementos olmecas en regiones tan lejanas como Guerrero y Guatemala. Área geográfica: el área de esta cultura se extiende desde la cuenca baja del río Coatzacoalcos hasta el norte de Tabasco;


entre los principales sitios olmecas se encuentran San Lorenzo Tenochtitlan y Tres Zapotes, en Veracruz y La Venta, en Tabasco. Características económico-políticas: pueblo principalmente agricultor, estableció redes comerciales con otros pueblos. Su estructura social se afianzaba en una clase gobernante y religiosa que organizó el trabajo asignado a las clases agrícolas y artesanas, construyó un aparato cívicoreligioso que mantuvo su estatus de poder. Características sociales y culturales: los olmecas edificaron sus espacios urbanos, los cuales estaban regidos por construcciones de tipo administrativo y religioso; utilizaron plataformas de tierra como basamentos de otras construcciones y cúmulos de tierra y piedra de forma piramidal. Su religión fue politeísta, sus dioses estaban dedicados a la naturaleza: el sol, la lluvia, el fuego, los animal es, en especial el jaguar y la serpiente, entidades que de hecho se transformaron en un tipo de tótem; tuvieron un calendario que rigió las actividades agrícolas y religiosas. Crearon, con piedra basáltica, esculturas como las cabezas colosales, tronos y estelas; asimismo, los olmecas encontraron el arte de tallar de manera exquisita el jade. A esta cultura se le atribuye el desarrollo de un tipo de escritura, hasta el momento relacionado con funciones cívico-políticas.

Clásico (Aproximadamente 200 – 900 d.C) Teotihuacana(200d.c-650d.c) Fue la primera gran cultura que se desarrolló en el Valle de México. Teotihuacán fue su centro urbano más importante, conocido como el “lugar donde los hombres se hacen dioses”, nombre dado por los mexicas al encontrar sus vestigios. En su zona confluían las rutas comerciales, por lo que hubo un gran intercambio cultural y comercial; su influencia se encuentra presente en una amplia extensión territorial desde el altiplano hasta las costas del Golfo y la región oaxaqueña. Esta cultura evolucionó desde un conglomerado de aldeas agrícolas hasta desarrollarse en un centro de población urbana. Área geográfica: La cultura teotihuacana erigió su capital en Teotihuacan, pero su dominio se extendió sobre los valles de


México y Puebla-Tlaxcala. La ciudad tenía una extensión aproximada de 20 km 2 , y estaba integrada por edificaciones religiosas, administrativas y espacios para artesanos y mercaderes. Bajo este contexto Cholula se convierte en un centro religioso estratégico, que contaba además con importantes espacios para actividades de control social y comercial. Características económico-políticas: La cultura teotihuacana creó un Estado que mantenía y promovía el orden político, religioso y militar entre sus habitantes. Bajo estas circunstancias, se desarrollaron e innovaron técnicas agrícolas que posibilitaron una elevada producción de alimentos. Algunos estudiosos del periodo conjeturan que esta cultura implantó tributos materiales y de mano de obra, con pueblos dependientes de la metrópoli, lo que le permitió tener una base de poder económica para expandir sus intereses comerciales con otras regiones como el valle de Oaxaca y la maya. Características sociales y culturales: La división social se manifiesta desde el trazo de su ciudad, en el cual destacaron espacios edificados para la clase gobernante, jefes políticos y religiosos, plazas para ceremonias e intercambios comerciales y conjuntos habitacionales donde convivieron artesanos especializados de otras regiones como alfareros, escultores y artesanos de piedras y obsidianas, entre otros, aunque alrededor de la ciudad vivieron agricultores en pequeñas aldeas y comarcas. En los edificios se han identificado restos de pintura mural y de ornato. La producción artística y cultural y la construcción de las pirámides presupone una organización social compleja, pues éstas denotan, al menos, cuatro etapas de ampliación en un largo periodo. La religión era politeísta los principales dioses eran tlaloc, Quetzalcóatl, huehueteol. Las principales edificaciones-La pirámide del sol y de la luna y el templo de Quetzalcóatl. Zapoteca(500 .ac-100 d.c) La región de Oaxaca se caracteriza por la integración de varios grupos humanos con elementos culturales e idiomáticos de origen maya, olmeca y teotihuacano, entre otros. Durante el periodo clásico se desarrolló en el valle oaxaqueño la cultura zapoteca, la cual mantuvo su hegemonía sobre los restantes pueblos de su entorno. A lo largo de varios siglos edificó centros urbanos de gran importancia, siendo su principal centro cívicoreligioso Monte Albán.


Área geográfica: Ubicada en los valles centrales de Oaxaca, su extensión limitaba con los estados de Veracruz, Chiapas y Guerrero. Los más importantes centros ceremoniales zapotecas se concentraron tanto en la planicie como en las montañas. Características económico-políticas: La principal actividad económica era la agricultura debido a las condiciones hidrográficas de la zona, además de contar con un clima templado idóneo para el desarrollo de tecnologías de riego, lo que impulsó una alta producción de alimentos. Aunado a lo anterior, los zapotecas desarrollaron una gran actividad comercial, en virtud de que en su área se cruzaban vías comerciales entre los pueblos del altiplano y del sur. Establecieron alianzas con otros pueblos, lo que fortaleció el predominio de la clase dirigente. Características sociales y culturales: Los zapotecas fueron una sociedad organizada a partir de una clase dominante (gobernantes y sacerdotes) la cual regulaba la administración del Estado a través de un sistema religioso; en un nivel intermedio se encontraban los comerciantes y artesanos; en el nivel más bajo se ubicaban los campesinos. Sus dioses principales estaban representados por elementos del medio ambiente como la lluvia, la tierra, el aire, lo que implicó, desde luego, una cosmogonía fincada en la naturaleza. Desarrollaron un calendario, una escritura exteriorizada en códices y estelas pero, sobre todo, se caracterizaron por sus cultos funerarios, arte plumario y la elaboración de joyería en oro. La escritura era ideográfica Su dios supremo pije tao El gobierno zapoteco fue primero teocrático y posteriormente monarquico Maya(200-900d.c) Durante el periodo clásico, la cultura maya alcanzó avanzados procesos económicos, políticos, culturales y científicos, gestados desde el periodo formativo. La evolución de aldeas y pueblos agrícolas a importantes centros urbanos que ejercían hegemonía en vastas regiones, cambió radicalmente la vida y visión del mundo maya. Esta cultura estaba integrada por grupos que compartían una misma raíz étnica, aunque presentaban algunas diferencias culturales y lingüísticas entre las mismas. A finales del periodo clásico, en las zonas de Chiapas y Centroamérica, se van reduciendo las actividades culturales y en el área de la península de Yucatán se produce la presencia de grupos culturales toltecas con lo que la cultura maya presenta importantes cambios aunque mantiene algunas de sus características principales. Área geográfica: La región maya se


desarrolló en un amplio espacio territorial que abarca los actuales estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y la mitad oriental de Chiapas, Guatemala, Belice y la costa occidental de Honduras y El Salvador. La cultura maya ha sido dividida cultural y geográficamente en dos áreas: las tierras altas, que comprendían Chiapas y Centroamérica; y las tierras bajas, en la Península de Yucatán. Características económico-políticas: La región maya fue un pueblo agricultor, lo cual les proporcionaba los elementos básicos de alimentación, la agricultura se desarrolló ampliamente en las dos áreas, ganando espacios en las selvas o utilizando sistemas de riego; la obtención de excedentes alimenticios permitió el fortalecimiento de la clase gobernante en los centros urbanos, la cual a través de la clase sacerdotal, sostenía un control político y económico de su área de influencia. Los mayas mantuvieron un fluido movimiento comercial entre las diversas ciudades de la región y de otras regiones culturales, a través de vías terrestres y marítimas. Características sociales y culturales: Las clases sociales dirigentes mantuvieron durante un amplio periodo su estatus, ejerciendo control sobre los demás grupos sociales. Los mayas conservaron su presencia en el escenario mesoamericano desde el formativo hasta el posclásico, lo cual les permitió desarrollar una cultura que aun cuando no fue homogénea, sí compartió conocimientos matemáticos y astronómicos, utilizados en los de calendarios y la escritura. En este último aspecto, los mayas fueron uno de los pueblos que escribieron una amplia gama de códices de diversas temáticas, asimismo, dejaron constancias de sus actividades administrativas, militares y de su cosmogonía en estelas, templos y edificios civiles y religiosos. En arquitectura desarrollaron diversos estilos en la construcción y utilizaron el arco falso. Compartieron, con el resto de las culturas mesoamericanas, una religión politeísta, sus deidades eran también representaciones de las fuerzas de la naturaleza, productos y animales, los cuales, a través del periodo clásico, fueron complicando su carácter hasta llegar a niveles más abstractos. Los rasgos mayas estuvieron presentes entre los teotihuacanos, zapotecas y mexicas, lo cual corrobora la difusión cultural que se dio entre los mesoamericanos. Escritura jeroglífica tenían dos calendarios: tzolkin o religioso so y haab es el solar o civil. Principales dioses: kukulkan Itzamna,hunahpu e xbalanque Formas de cultivar la roza el riego, sistema de drenajes y el barbecho.


Posclásico (800/900 – 1521) Mixtecos La cultura mixteca debe su nombre a los mexicas, ya que los denominaron como “gente de las nubes”; ellos se llamaban a sí mismos ñuu dzavui o ñuu savii, que significa “pueblo de la lluvia”. Este grupo cultural evolucionó de pequeñas aldeas en el preclásico hasta su consolidación en una ciudad-estado en el clásico, con un franco predominio en la región de Oaxaca durante el posclásico debido a la decadencia de la cultura zapoteca, donde los mixtecos, a la cabeza de su caudillo Ocho Venado, unificaron el área. Área geográfica: Originarios del área occidental de la región de Oaxaca, se trasladaron a los valles centrales, anteriormente bajo dominio zapoteca; los mixtecos mantuvieron casi toda la extensión territorial de sus antecesores, por lo que se puede hablar de una región mixteca. Características económico-políticas: Los mixtecos pasaron de ser un pueblo con problemas de producción agrícola a mantener el control sobre el fértil valle de Oaxaca y a continuar con las redes comerciales particularmente establecidas por los zapotecos. La clase dirigente mantuvo alianzas comerciales y militares con otros grupos y culturas. A la llegada de los españoles, la mixteca recién había establecido una fuerte alianza con grupos zapotecas y algunos de sus territorios se encontraban dominados por los mexicas. Características sociales y culturales: La cultura mixteca se convierte en una continuación de la zapoteca; de hecho, sus pobladores construyen sobre edificaciones zapotecas ya existentes, su propio tipo de arquitectura; desarrollaron una importante producción en orfebrería y en la elaboración de códices; aunque los mixtecos establecieron una hegemonía apoyada en dirigencias militares, los territorios siempre tuvieron una fuerte presencia zapoteca, la cual mantuvo su cultura y lenguaje. Totonacas La cultura totonaca corresponde a un grupo humano que transitó, desde pequeñas aldeas, en el periodo formativo, hasta constituirse en importantes señoríos en el clásico; el centro de Veracruz se benefició de


pueblos emigrantes del altiplano durante este periodo; algunos centros urbanos que tuvieron su esplendor durante esta época fueron Tajín y Cempoala. Durante el periodo posclásico continuaron presentándose oleadas de migraciones, siendo algunos de esos pueblos los toltecas, lo cual ocasionó el repliegue de varios pueblos totonacas, la fundación de nuevas ciudades defensivas, con un estilo arquitectónico diferente y la toma del poder en el Tajín, la cual es posteriormente abandonada. En el periodo posclásico los totonacas fueron dominados por la Triple Alianza y sujetos a fuertes tributos y aunque se efectuaron levantamientos en diversas zonas, éstos fueron reprimidos. Cempoala fue un importante centro urbano representante del apogeo de la cultura totonaca a la llegada de los españoles. Área geográfica: El territorio totonaca comprendió desde el río Cazones al norte del estado de Veracruz, la Sierra Madre Occidental y hacia el sur, el río Papaloapan, incluyendo regiones de Puebla y Oaxaca. Características económico-políticas: La clase dirigente se conformó por gobernantes y sacerdotes; durante el periodo posclásico accede al poder la clase militar, proveniente de la propia ciudad o de pueblos extranjeros; los comerciantes, artesanos y agricultores pertenecían a los grupos sociales subordinados. La región totonaca, por contar con un clima húmedo cálido y tierras útiles para la agricultura, accedió a unrápido desarrollo económico que consolidó a la clase dominante y permitió obtener productos para el intercambio comercial, que contribuyó al surgimiento de formas políticas más complejas. Características sociales y culturales: La cultura totonaca desarrolló un arte reconocido con el nombre de Cerámica del Centro de Veracruz, sus principales representaciones son los yugos, palmas y hachas, las “caritas sonrientes”, esculturas en barro. Además desarrollaron la arquitectura, la metalurgia y utilizaron un calendario ritual. Hacia el posclásico se abandonan varios centros urbanos, tanto por ausencia del grupo en el poder, como por la llegada de nuevos grupos que accedieron por la fuerza. Este proceso, a su vez, repobló muchos de estos centros urbanos que asumieron una nueva cultura y organización social, aunque se mantuvieron rasgos culturales dentro de la población original. Toltecas La cultura tolteca tuvo como centro urbano principal a Tula, algunos investigadores ubican en esta ciudad la mítica capital Tollan, pero aún no


se ponen de acuerdo si los toltecas conquistaron Teotihuacan o si ellos son resultado de la emigración de la nobleza teotihuacana. La teoría más aceptada es que proceden originalmente de grupos tribales chichimecas, a los cuales se anexaron grupos culturales nonoalcas provenientes de Puebla y del Golfo de México, así como otomíes. Los toltecas elaboraron una historia sobre su origen, en la que vincularon un pasado histórico con la leyenda; en ella señalaron un reino mítico gobernado por el rey sacerdote Quetzalcóatl, donde se vivió una etapa de florecimiento de las artes y las ciencias en un clima de paz. En el fondo de este mito se encuentran elementos históricos indudables: en principio, la crisis religiosa y social en Tula; enseguida la separación de algunos grupos toltecas que se movilizaron por el centro y después al oriente y al sureste (hacia 987 d. C.) del territorio mesoamericano, proyectando su cultura hasta sitios como Chichén Itzá, cuyas relaciones con Tula son evidentes. Posteriormente, esta historia se convirtió en la base político-ideológica entre las culturas del posclásico, pues era utilizada para proclamarse descendientes del linaje tolteca, con vistas a acceder al poder. La cultura tolteca sufre un decaimiento de su ciudad capital que se acelera debido a invasiones provenientes del norte y Golfo, lo que ocasiona la dispersión de los pobladores hacia otros territorios como Cholula, centro de Veracruz, valle de Oaxaca y Yucatán, como lo muestran los diversos elementos culturales presentes en las culturas de estas regiones. Los pobladores que continuaron habitando Tula fueron sometidos por Azcapotzalco y posteriormente por los mexicas, hasta la llegada de los españoles. Área geográfica: Los toltecas se establecieron en el actual estado de Hidalgo, pero su influencia se encuentra en varias culturas de Mesoamérica. Características económico-políticas: Durante el periodo formativo, en el área central, se desarrollaron varias aldeas, las cuales durante el periodo clásico, estuvieron subordinados a Teotihuacan; para finales de este periodo, anteriores centros de control político administrativo teotihuacano dieron origen a Tula, quien heredó la tradición étnica-cultural teotihuacana y chichimeca. Aunque basó su economía en la agricultura, a través de tecnologías de riego, también recibió tributo de los pueblos aledaños; desarrolló una amplia red de intercambio comercial con pueblos de Centroamérica y del norte. La clase dirigente, además de detentar el poder religioso, militar y administrativo, controlaba los conocimientos y tecnología de su cultura. Durante el posclásico, debido a las constantes incursiones de grupos chichimecas, se transforma en un estado militarista, lo cual le permite mantener el control hegemónico; los habitantes de su territorio,


además de desempeñar sus oficios, se convirtieron en guardias al servicio del Estado. Características sociales y culturales: Los toltecas eran una sociedad organizada en clases sociales, a través de las cuales llevaban a cabo las diferentes actividades laborales y comerciales, ordenadas y controladas por el Estado. Su religión era politeísta, estaba compuesta de sus propias deidades relacionadas con las de procedencia chichimeca y las de culturas aledañas. La clase sacerdotal era la encargada de interpretar los calendarios, la astronomía, la escritura y efectuar ritos religiosos. La educación tolteca preponderaba la enseñanza individualizada con marcados elementos espartanos. Los objetos artísticos de manufactura tolteca eran apreciados por su calidad en toda Mesoamérica, de tal manera que como consecuencia directa de su expansión, lograron influir en el arte, la arquitectura y la visión del mundo en otras regiones mesoamericanas. Huastecos La cultura huasteca deriva su nombre de tres posibles vocablos nahuas; cuachtecatl, habitante del país del cuero; cuexteca, caracol pequeño o caracolillo; también el nombre se asocia al relato del caudillo Cuextécatl, quien guió su peregrinación hacia su región; este mito presenta similitudes al del sacerdote-caudillo Quetzalcóatl de los toltecas. El otro vocablo es huaxteca o guaxteca, la cual es una leguminosa llamada guaje. Los huastecas se llamaban a sí mismos teneek, que significa “los que viven en el campo con su idioma, sangre y comparten la idea”. La huasteca se constituyó de varios pueblos, situación que correspondía a los sucesivos movimientos migratorios durante la expansión de los teotihuacanos y mexicas. A la llegada de los españoles en la cuenca del Pánuco se encontraban los centros urbanos más importantes. Área geográfica: La cultura huasteca se encontraba situada desde el río Cazones hasta Soto la Marina en Tamaulipas, en el norte, y abarcó áreas de Querétaro, Hidalgo, San Luis Potosí y Puebla. Características económico-políticas: La base de su economía fue la agricultura, practicaban el cultivo de temporal, la recolección y caza. Estaban organizados a partir de ciudades independientes con una clase dirigente y sacerdotal en el nivel más alto, quienes regían la administración y economía de su área de influencia. Planificaron las edificaciones de sus centros urbanos, pero no presentaron la espectacularidad de otras culturas; su proceso urbano evolucionó de pequeños basamentos y


montículos sobre los cuales edificaron hacia ciudades con plazas amplias y construcciones en piedra. Si bien esta región no se integró como un poder hegemónico político-administrativo, la lengua y la tradición cultural cohesionaron a los grupos. Los huastecas establecieron vías comerciales con regiones del centro. En el periodo posclásico la región fue invadida por los mexicas, quienes le instituyeron un sistema tributario con la metrópoli; los constantes levantamientos ocasionaron una permanente presencia militar mexica en la región. Características sociales y culturales: A través del testimonio de algunos exploradores y misioneros, como Fray Bernardino de Sahagún, conocemos de algunas de las características de los huastecas: eran de frente ancha y las cabezas chatas debido a la práctica de la deformación craneal; teñían su cuerpo y cabellos de diferentes colores; afilaban sus dientes a propósito; sus ornamentos los constituían collares de caracol, brazaletes de oro en brazos y piernas, junto a las orejas se colocaban plumajes hecho a manera de aventadores. Fueron, ante todo, eminentemente guerreros y frente a grupos ajenos, acentuaban sus rasgos para parecer feroces. Se destacaron en el arte escultórico, el trabajo en conchas marinas, la cerámica y como productores de papel amate. Su religión era politeísta con dioses y espíritus tomados de la naturaleza. En el periodo posclásico se fusionan las manifestaciones culturales de los huastecas y los mexicas. Purépecha Los purépechas, también conocidos como tarascos (nombre dado por los españoles), llegan a consolidarse aproximadamente por la misma época que los mexicas, en el 1350; la capital de su imperio era Tzintzuntzan (“lugar de colibríes”), en las orillas del lago de Pátzcuaro. Este pueblo ofreció franca resistencia a la expansión mexica, vigilando fuertemente sus fronteras. Fue un pueblo que defendió su independencia a grandes alturas, se vanagloriaban de su cultura hasta el punto de llamar a su lengua hucháanapu, es decir “la de nosotros”, para diferenciarse de las otras regiones culturales. El esparcimiento Poco se sabe de los juegos que realizaban los pueblos prehispánicos, las actividades, como el juego de pelota, tenían una connotación más ritual que de ocio. Se conoce el patolli, una cruza entre el ajedrez y backgamon actual, pero se desconoce sus reglas.


Algunos cronistas relatan algunos pasatiempos prehispánicos, Fray Bernardino de Sahagún describe un juego parecido a los dados utilizando guijarros. Área geográfica: Esta área comprende el actual estado de Michoacán y partes de Guanajuato, Jalisco y Colima. La región cuenta con lagos y territorios montañosos. Características políticas-económicas: Basaban su economía en la agricultura, el tributo y el intercambio comercial. El rey (cazonzi) era quien ejercía el papel de gobernante, guía y sumo sacerdote, así también era el encargado de administrar los bienes entre la nobleza, administradores del imperio y la clase sacerdotal. El cazonzi, la máxima autoridad, era apoyado en sus funciones por un consejo de ancianos; se designaba jefes para la administración de las regiones del territorio purépecha. Características sociales y culturales: Los agricultores sostenían a la élite y el aparato administrativo del imperio. Aunque se establecieron importantes centros urbanos, su plano arquitectónico era simple. Gran parte del arte purépecha fue elaborado en materiales frágiles, sólo hay referencia de sus textiles, plumaria y enmaderados (marquetería); desarrollaron la orfebrería y la cerámica. Su religión era politeísta, deificaron al sol, la luna, la guerra, etc.; efectuaban ritos funerarios en tumbas. Mexica La cultura mexica fecha su fundación en el año 1325, en la zona del valle de México, decían proceder de Aztlán, “lugar de las garzas”, cuya localización no ha sido establecida aún; en poco tiempo pasa de ser un simple grupo nómada de procedencia chichimeca o bárbara, a obtener el control de una gran extensión territorial. Los miembros de esta cultura se autodenominaban aztecas. Área geográfica: Ya instaurados como un imperio, los mexicas centran su poder alrededor de la ciudad de Tenochtitlan, situada a las márgenes del lago de Texcoco. Según los relatos de sus ancianos, ésta tuvo su origen en un islote cuando ellos aún eran tributarios de Azcapotzalco; con el tiempo evoluciona en una urbe importante con la posibilidad de establecer alianzas con otros pueblos del altiplano. Su proceder les permitió iniciar una serie de conquistas militares y transformarse en una próspera ciudad que, en un primer momento, controló el valle de México, y más adelante sus gobernantes consolidaron, a través de las armas y de un férreo control administrativo y tributario, un imperio que se extendió al norte con los límites de Aridoamérica y al sur


con Guatemala. Esta posición la mantuvieron hasta el advenimiento de los españoles. Características económico-políticas: Los mexicas se conformaron como un estado militar para poder mantener el control de territorios tan distantes como la región de Soconusco (región en la costa del Pacífico en Chiapas); su rey (huey tlatoani) era jefe militar administrativo y sumo sacerdote, cargo que era hereditario. El desarrollo de técnicas agrícolas les permitió en un primer momento obtener productos básicos, pero los tributos provenientes de pueblos sometidos son los que van a sostener a la clase dirigente, sacerdotal y militar y permitir el desarrollo urbano de la metrópoli. Características sociales y culturales: Los mexicas mantuvieron una estratificación social rígida, administrada por el estado; la capital estaba integrada por edificaciones civiles y religiosas, plazas para intercambios comerciales y por barrios (calpullis) especializados a cargo de un terreno para la agricultura, en ellos artesanos y comerciantes, principalmente, llevaban a cabo sus actividades. Depositarios de una tradición cosmogónica tolteca-chichimeca, los mexicas adecuaron estos elementos (lengua náhuatl, calendarios, conocimientos matemáticos y astronómicos, arquitectura, arte y religión) a su cultura y los diseminaron a lo largo y ancho de su imperio. La educación, impartida por los sacerdotes, se dividía en tres niveles: Calmecac, Telpochcalli y Cuicacalco, este último para los varones. La escritura la plasmaron, sobre todo, en códices, los cuales utilizaban para expresar su cosmovisión, literatura y asuntos administrativos. El sacrificio humano, si bien no era exclusivo de la cultura mexica, alcanzó niveles rituales complejos. EL ESTADO TRIBUTARIO MEXICA Las características antes mencionadas nos llevan a entender cómo los mexicas se fueron conformando en un Estado, con un sistema tributario basado en el sometimiento de pueblos y regiones mesoamericanas, las cuales, a su vez, incluían varios pueblos que enviaban sus productos a la región principal. Este sistema no tenía intereses precisos de dominación territorial, sin embargo, influyó culturalmente en ellas; de hecho, sus objetivos se centraban en obtener bienes materiales a través de los tributos de estos pueblos, para con ellos, sostener a la nobleza y el aparato administrativo y militar. A los pueblos que se adherían al dominio mexica se les permitía mantener sus propias organizaciones administrativas, políticas y sociales. Sin embargo, en cuanto a la religión, se imponía el culto a Huitzilopochtli por encima de las deidades locales.


Sólo en regiones importantes o donde se generaron focos de rebelión, se asentaban per manentemente funcionarios mexicas con facultades de tlatoani. En tal virtud, la mayoría de los pueblos prefirieron tributar en lugar de enfrentar una expedición militar que destruyera sus símbolos religiosos y culturales. La región de Soconusco era la provincia más alejada de Tenochtitlan; por ello, los mexicas resolvieron conquistarla para asegurar el traslado y la distribución de sus productos. La administración del sistema tributario fue registrada en códices, de los cuales algunos han sobrevivido hasta la actualidad. Los tributos que las regiones y los pueblos subordinados debían pagar se clasifican en dos grandes rubros: a) Pagos en especie o mercancía b) Realización de servicios específicos por parte de los pueblo sometidos. El destino de los productos obtenidos por medio del tributo era diverso. Una parte se utilizaba para el pago de los funcionarios y de la gestión administrativa del Estado; el mantenimiento de poblaciones urbanas, la realización de festividades religiosas y para cubrir los gastos de la guerra. Otra parte era destinada al intercambio comercial para la obtención de productos de regiones lejanas. Los pochteca (comerciantes), encargados de esta actividad, tenían un rol especial en la sociedad mexica: además de comerciar sus propios productos y los del tlatoani, efectuaban trabajos de espionaje e indicaban los lugares que valía la pena conquistar.

Características generales a la llegada de los españoles El Altiplano mexicano, a la llegada de los españoles, presentaba el panorama general de un territorio controlado por dos importantes grupos culturales: los purépechas y los mexicas. Ambos imperios mantenían sometidos a la mayoría de los pueblos mesoamericanos, a través de una fuerte campaña militar e ideológica, lo que produjo un descontento generalizado; establecieron una amplia red de intercambio comercial. El occidente mesoamericano se encontraba bajo el control purépecha; la región central, por elImperio mexica; entre ambas concentraron el poder político, administrativo e ideológico. Según la Matrícula de Tributos, durante el mandato de Moctezuma Xocoyotzin tributaban 38 pueblos y regiones. La relación entre ambas culturas se redujo a tratar de mantener el papel hegemónico en todo el territorio. Otras regiones presentaban


diferentes situaciones. La región mixteca, por ejemplo, que había arribado recientemente al poder durante el posclásico, ya tenía establecidas alianzas con grupos de origen zapoteca en búsqueda de una unificación más consistente. No obstante, enfrentaban también en algunos territorios la ocupación mexica. La región maya presentaba otro panorama. Durante los inicios del posclásico, la mayoría de las ciudades mayas, por condiciones desconocidas, eran abandonada. A la llegada de los toltecas, en el año 1000, se alían con otros grupos mayenses y fundan Mazapán, la cual controla la región. Pero para el año 1444 sucede una fuerte rebelión que desintegra la alianza, dividiéndose el poder político y comercial en pequeños señoríos. En general, puede decirse que estas culturas, aunque presentaban una diversidad étnica y socioeconómica, compartían varios elementos: un sistema de intercambio comercial amplio y complejo, conformación de cuerpos militares entrenados, desarrollo de tecnologías agrícolas que adecuaron su entorno y transformaron su economía, la utilización de un sistema de escritura, la estr ucturación de sistemas administrativos y religiosos que sostenían el orden social. Todo esto bajo un ambiente de descontento entre los pueblos sometidos. Organiza una muestra artesanal y gastronómica sobre las culturas que están presentes en tu región. Identifica en ella los elementos culturales y socialízalos. LA LLEGADA EUROPEA A AMÉRICA Durante el siglo XV , es decir, durante los cien años que van desde el año 1401 al 1500, las dos culturas principales que conformaron étnica y culturalmente lo que ahora conocemos como México, tuvieron desarrollos muy diferentes. Por un lado, los mexicas, desde unos orígenes muy humildes, se habían consolidado como la fuerza política, comercial y militar más importante de Mesoamérica, al mismo tiempo que desarrollaron una cultura de grandes alcances. Por otro lado, en la península ibérica los reinos de Castilla y Aragón estaban enfrascados en una lucha muy larga en contra de los árabes que llevaban más de 700 años como fuerza de ocupación. Esta lucha, conocida como “reconquista”, los había entrenado militarmente y, por lo tanto, preparado para lo que vendría en el siglo XVI , a diferencia de los ingleses y los franceses, quienes muy debilitados por diversas guerras, aún no tenían la fuerza suficiente para enfrentar el poderío militar español. Con una perspectiva histórica de largo alcance, podemos decir que estamos presenciando el inicio de una nueva etapa de las formas de organización política y económica de la humanidad; se


estaba transitando de un sistema feudal basado en la tenencia y posesión de la tierra, a otro en el cual las mercancías y el capital comenzaban a adquirir una importancia fundamental llamado mercantilismo, concepto que alude a la economía de mercado y que, de hecho, operó como motor de los descubrimientos en los que el origen, tránsito y destino de las mercancías y el control del mercado eran sus principales objetivos. Este proceso de mercantilización había dado comienzo en el siglo XI cuando se llevan a cabo las Cruzadas, guerras de inspiración religiosa que tenían como objetivo principal liberar Jerusalén de los “infieles”, pero que al mismo tiempo trajo como consecuencia que en Europa se conocieran muchos productos, principalmente mercancías de lujo y especias, que eran traídas por los soldados a su regreso, productos que se instalaron en el gusto de las clases medias y altas de Europa. Motivados por esta nueva demanda, importantes grupos de mercaderes realizaron viajes al Oriente con el propósito de comprar especias y otras mercancías, las cuales tenían un alto valor en Europa, esta situación posibilitó que los mercaderes comenzaran a amasar enormes sumas de moneda circulante, producto de estas empresas viajeras. Dichos grupos empezaron a rivalizar con la aristocracia feudal en cuanto a su capacidad económica, aunque no en la política, pues los aristócratas conservaban todavía importantes espacios de poder. Sin embargo, la presión ejercida por los mercaderes logró que las monarquías europeas comenzaran a cambiar su visión de la economía y los negocios, respetando la propiedad privada y estimulando el mercado y el comercio. Cuando los turcos toman Constantinopla en 1453, con lo que se produce la caída del Imperio Romano de Oriente o Bizantino, el paso por tierra hacia el oriente se cierra y con ello la posibilidad de traficar por esta vía con las mercancías tan codiciadas provenientes de aquellos territorios. Los portugueses ofrecen una alternativa al lograr llegar por mar rodeando el continente africano, pero un navegante italiano llamado Cristóbal Colón propuso otra idea. La idea de que la Tierra era redonda no era un concepto nuevo en ese periodo; pensadores de diferentes épocas habían llegado a esa conclusión tomando diversas rutas científicas. El mérito de Cristóbal Colón fue haberle encontrado una aplicación práctica en un momento crítico. El planteamiento teórico era correcto: si la Tierra era redonda debería ser posible, navegando en dirección contraria al oriente, llegar a la India, a Catay (China) y a Cipango (Japón) y de esa manera poder hacerse de las tan codiciadas mercancías. En el mismo año que los reyes de España expulsan a los últimos reductos moros, Colón presentó su proyecto a la reina Isabel, conocida como La Católica, quien movida principalmente por el interés financiero apoya la


expedición, aunque sin la conciencia plena de la importancia de los hechos por venir. Colón logra cruzar el Océano Atlántico y el 12 de octubre de 1492 llega a lo que hoy es parte de Las Bahamas, isla a la que nombró San Salvador(actualmente watling)(primer viaje). En el mismo viaje explora las costas de Cuba y La Española (actualmente Haití y la República Dominicana) y regresa con algunos trofeos para convencer a los Reyes Católicos de la importancia de su empresa. Éstos persuaden al Papa Alejandro VI (de origen español, perteneciente a la familia de los Borja de Valencia) de que les conceda la propiedad de los nuevos territorios “descubiertos” por Colón, puesto que Portugal también reclama territorios para sí. El Papa, ante tal disyuntiva, dicta las bulas alejandrinas, las cuales se ratifican en España con el Tratado de Tordecillas en 1493, donde fija el meridiano divisorio de las zonas de influencia española y portuguesa a 370 leguas de las Azores y Cabo Verde. Las bulas les confieren a los Reyes Católicos el poder absoluto sobre las islas y tierras descubiertas y por “descubrir” a cambio de convertirse en evangelizadores de la fe católica entre los naturales de aquellas tierras. Hemos puesto entre comillas la palabra “descubrir” porque para muchos estudiosos el uso del término es incorrecto, ya que implicaría que estas tierras estaban totalmente inhabitadas y que los españoles fueron los primeros seres humanos en llegar a ellas. Si quisiéramos hablar de “descubrir” realmente, entonces tendríamos que hablar de los primeros habitantes que llegaron a América, probablemente por el estrecho de Bering, según la hipótesis más aceptada, y que vieron por vez primera estas tierras. Por eso muchos historiadores contemporáneos prefieren el término de “encuentro de dos culturas (mundos)” a “descubrimiento de América”, puesto que el primer término alude al momento en que dos culturas se conocen por vez primera, aunque este término también ha tenido sus detractores porque no refleja la desigualdad originada por tal encuentro que significó la casi total extinción de la población americana. Es importante realizar esta reflexión y, sea cual sea la posición que se tome, debemos estar conscientes de que el “descubrimiento” de América fue un acontecimiento para los europeos y no para los pueblos que ya habitaban estas tierras.

Los viajes de exploración


Una vez que los españoles supieron de la existencia de nuevas tierras extendidas hacia el occidente, comenzaron, en primer término, los esfuerzos para conocerlas yestar al tanto de las posibilidades de hacerse de nuevos territorios y, en segundo, asegurar que sus espacios, protegidos por la bula papal, fueran respetados. Cristóbal Colón realizó tres viajes más a las islas del mar Caribe convencido de que eran tierras del lejano oriente, como había sido su proyecto inicial. El segundo viaje fue mejor financiado que el primero y contó con 17 naves y más de mil hombres; con esta flota llegó al actual Puerto Rico donde estableció una ciudad a la cual llamó Isabela, en honor de la reina, quien no por nada había sido la principal inversionista de este proyecto mercantil. Desembarcó de nuevo en Cuba, además de Jamaica(tercer viaje. desembocadura del rio Orinoco en las costas de Venezuela posteriormente la isla de trinidad)y, en 1494, sin saberlo, llega a tierra firme (costas de Centroamérica), es decir, a tierra continental, no insular bordeo america central Honduras y panamá . Colón murió prácticamente en el olvido, sin saber que había descubierto un nuevo continente. En el año de su muerte, ocurrida en 1506, otro navegante italiano de nombre Américo Vespucio, quien exploró territorio sudamericano bajo las banderas portuguesa y española, empieza a aventurar la hipótesis, apoyada en sus observaciones, de que las tierras a las que Colón había llegado no pertenecía al lejano oriente. Francisco Hernández de Córdoba 1517 Los españoles comenzaron a asentarse en las recién descubiertas islas del mar Caribe y se dieron cuenta de que en esos territorios el oro no era tan abundante como ellos creían, pues habían agotado los yacimientos superficiales de las islas. Esta situación los obligó a realizar nuevas exploraciones. Una de las primeras, de la cual no se tienen muchos datos, zozobró en las costas de la península de Yucatán con 15 tripulantes, de los cuales sólo sobrevivieron dos: Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, quienes vivieron algunos años entre los mayas. No fue sino hasta 1517, 25 años después de que Colón pisara por primera vez las islas caribeñas, cuando se realizó una exploración a tierras continentales en forma organizada, comandada por Francisco Hernández de Córdoba, quien se había asentado en Cuba y enriquecido a través de la acumulación de tierras y explotación de los naturales de la isla. Hernández buscó y obtuvo el apoyo del gobernador de la isla de Cuba, Diego de Velásquez, para esta empresa. La expedición fue muy accidentada desde su inicio, una tempestad los hizo navegar sin rumbo fijo por un par de semanas


hasta que llegaron a una pequeña isla cerca del litoral de la península de Yucatán que bautizaron como Isla Mujeres o Cabo Catoche, por la gran cantidad de figuras femeninas que encontraron allí. Bordeando la costa, se enfrentaron en forma violenta con algunos nativos en un lugar llamado Champotón, frente a las costas de Campeche, y tuvieron que huir. La expedición regresó a Cuba con las manos vacías pero con suficiente información para acicatear futuras expediciones; Hernández de Córdoba murió poco después de su retorno. Juan de Grijalva1518 La siguiente expedición zarpó un año después, en 1518, al mando de Juan de Grijalva y corrió con mejor suerte. Siguiendo en principio la misma ruta de Hernández de Córdoba, Grijalva logró llegar hasta la desembocadura del río que lleva su nombre en la actual Tabasco. En ese entonces, Moctezuma Xocoyotzin, emperador azteca, ya había sido alertado de la presencia de las grandes embarcaciones españolas y estaba alarmado por una serie de acontecimientos naturales y accidentales que consideró como presagios que parecían anunciar el regreso del mítico rey Quetzalcóatl, quien venía a reclamar sus derechos. Por este motivo Moctezuma no intentó combatir a los extraños sino que les envió obsequios –entre los que se encontraban diversos objetos de oro– para tratar de ganarse a los supuestos emisarios de Quetzalcoátl, sin pensar que resultaría contraproducente, al despertar la ambición de los visitantes. Juan de Grijalva continuó su viaje hasta las costas de lo que hoy es Veracruz(llegando a la isla de sacrificios y San juan De Ulua)Bautizo el nuevo territorio como la nueva España despues , ya que la presencia de las piezas de oro enviadas por Moctezuma, eran un estímulo suficiente para continuar con las exploraciones de los aventureros españoles sedientos de metales preciosos. Hernán Cortés 1519 La expedición española decisiva estuvo a cargo de un ambicioso capitán llamado Hernán Cortés, apoyado en un principio por el gobernador Diego de Velázquez. Éste, cuando los preparativos estaban avanzados, desconfiando quizá de la capacidad o de la probidad de Hernán Cortés, retiró el apoyo legal y material. Cortés desobedeció la cancelación de la empresa y zarpó hacia las tierras recién exploradas sin el permiso del gobernador. Cuando llegó a las costas de la Península de Yucatán y


Cozumel logró establecer contacto con los naturales; éstos le informaron de dos españoles sobrevivientes de una de las primeras incursiones, uno de ellos, Jerónimo de Aguilar (sacerdote), al enterarse de la presencia de los españoles decide unírseles, mientras que el otro, Gonzalo Guerrero (soldado), ya arraigado a las costumbres mayas, decidió quedarse entre ellos. La expedición de Cortés avanzó hasta Tabasco donde los naturales opusieron resistencia nuevamente, pero esta vez los españoles, mejor preparados que Juan de Grijalva, enfrentaron con éxito las tácticas de los nativos y lograron su primera victoria. A consecuencia de esto, los vencidos regalaron a los españoles varias mujeres, algunas de ellas pertenecientes a la nobleza indígena, entre las que destacaba una de nombre Malintzin, bautizada como Marina; ella resultaría ser pieza importante en el desarrollo de la expedición como mediadora y traductora, ya que hablaba maya y náhuatl y aprendió rápidamente la lengua castellana. La expedición continuó hasta tocar tierra el Viernes Santo de 1519 en Chalchicueyecan (costas del actual Veracruz), donde Hernán Cortés legitima la expedición al formar un Ayuntamiento, con lo que formaliza jurídicamente su presencia en estas tierras y se borra el hecho de que era una expedición no autorizada. Los integrantes de esta empresa, constituidos en cabildo, juran lealtad directa a los Reyes de España y nombran Capitán General a Hernán Cortés. Este acto, lejos de ser un protocolo, en la práctica rompe con la dependencia de don Diego de Velázquez, gobernador de Cuba. Cortés prosigió su viaje tierra adentro y llegó a Cempoala, territorio totonaco. Ahí los recibió la autoridad principal, a quien la posteridad conoce como “el cacique gordo”. Los españoles comienzan a percibir la situación política imperante, donde los diferentes pueblos sometidos de este territorio están descontentos por la posición hegemónica de los mexicas. Así, los españoles buscan una estrategia apropiada para imponer su presencia en esos territorios y adueñarse de sus riquezas. Bajo estas circunstancias, Cortés decide establecer alianza con los cempoaltecas para que apoyen su expedición a Tenochtitlan, prometiendo que, una vez derrotados los mexicas, el pueblo totonaca sería libre. Los cempoaltecas aceptan, a pesar de que los españoles habían destruido las representaciones de sus dioses, puesto que ellos representaban la posibilidad de librarse del yugo mexica. Ésta se convertiría en la primera de muchas alianzas de conveniencia que irían estableciéndose con los pueblos asentados en el camino al Altiplano. Para ese momento Moctezuma, gracias a una red de informantes bien organizada, estaba al


tanto de los movimientos españoles en estas tierras. Para ese momento, el poderío militar mexica le hubiese permitido vencer fácilmente a los españoles a pesar de las armas de fuego que éstos portaban; pero Moctezuma decidió no actuar porque, como ya vimos, creyó que con el desembarco de los españoles (extranjeros) se cumplía la profecía del retorno de Quetzalcóatl para recuperar su trono, en el año 1 caña (Ce acatl), fecha coincidente con el año de 1519. Sin tener conocimiento de la existencia de estas profecías, Hernán Cortés se enfila hacia el lugar de donde provenían los regalos que tanto habían despertado su codicia: la gran Tenochtitlan. LA CONQUISTA DE MÉXICO-TENOCHTITLAN Con la decisión de Hernán Cortés de conquistar a la ciudad más importante de la época y la renuencia de Moctezuma Xocoyotzin de rechazarlos militarmente, comienza una de las etapas decisivas en el proceso de conquista, donde se decidió el destino de una nación que todavía no existía. La conquista que impulsó directamente Hernán Cortés tuvo que ver con la fase material; no obstante, de manera casi simultánea, se va realizando otra conquista, la de las mentes y creencias: la conquista espiritual. La conquista material En su camino a la capital del imperio, Tenochtitlan, los españoles actuaron empleando un doble discurso; por un lado, no perdieron la oportunidad de demostrar su fuerza con acciones que generalmente implicaban actos de sangre y fuego, sembrando el terror; por el otro, proporcionaban esperanza a los pueblos sometidos de que tenían la fuerza suficiente para vencer a los mexicas. De esa manera consiguieron el apoyo de los tlaxcaltecas, cholultecas y los otomíes en contra del enemigo común a vencer. El arribo a la ciudad fue en noviembre de ese año y los españoles quedaron maravillados, según consta en las crónicas que ellos mismos escribieron, con la traza arquitectónica y el orden de la ciudad, establecida sobre el lago, con sus canales y calzadas perfectamente alineadas. Los españoles fueron recibidos por Moctezuma como invitados especiales pero, en menos de una semana, éstos traicionaron la confianza y retuvieron a Moctezuma en lo que parecía el fin de la conquista, ya que este hecho recibe el apoyo de muchos de los súbditos mexicas. Un incidente iba a retrasar, empero, la toma del poder por parte de Hernán Cortés. El


gobernador de Cuba había enviado a Pánfilo de Narváez con la fuerza de más de un millar de hombres, para detener la expedición que ante sus ojos era todavía ilegal. Hernán Cortés recibe noticias del desembarco de españoles en la costa y rápidamente abandona Tenochtitlan con una fuerza militar con la que sorprende a Narváez en Cempoala derrotándolo. El hecho no hubiera pasado a mayores, pero en la ausencia de Cortés, de poco menos de un mes, Pedro de Alvarado se había quedado a cargo de la situación en la urbe mexica, cometiendo un acto sangriento que cambió la imagen que los mexicas tenían de ellos. En medio de una fiesta en honor a Huitzilopochtli, Alvarado pidió a Moctezuma que reuniera a las personas más importantes de la ciudad en la plaza principal y una vez allí fueron masacradas por órdenes de Alvarado, lo que provocó la ira del pueblo y la consiguiente pérdida del respeto; a partir de ese momento, los mexicas dejaron de verlos como dioses y comenzaron a verlos como humanos despiadados y sanguinarios. Cuando Cortés regresó, la situación era muy difícil e intentó que Moctezuma hablara con su pueblo reunido en la plaza; pero éste rechazaba incluso a su propio gobernante que fue apedreado y murió, aunque no es claro si a causa de las piedras o a manos de los españoles. A partir de ahí el hermano de Moctezuma, Cuitláhuac, que había logrado escapar, se hizo cargo de la resistencia mexica en contra de los españoles. Con la situación insostenible los españoles deciden abandonar la ciudad el 30 de junio de 1520, lo hacen de noche para intentar pasar desapercibidos, pero son descubiertos y en la huida los españoles pierden muchos hombres y bestias, la historia registra este evento como “La Noche Triste”, triste evidentemente para los españoles. Las fuerzas españolas se refugiaron en territorio tlaxcalteca y comenzaron a fraguar la toma de Tenochtitlan, acción que se llevaría a cabo un poco más de un año después. Durante este año los españoles se dedicaron a: 1) crear una fuerza militar mediante la construcción de naves y armamento, 2) fortificar su posición militar al ir conquistando los pueblos que rodeaban el lago, y 3) desarrollar un plan de ataque. Los mexicas, mientras tanto, había nombrado emperador a Cuitláhuac, quien intentó en vano establecer alianzas con sus anteriores súbditos. Además, durante esos días se da una epidemia de viruela, la cual duró alrededor de dos meses y diezmó a la población mexica que no contaba con los anticuerpos necesarios para enfrentarse a esa nueva enfermedad; entre los muertos se encontraba el propio Cuitláhuac, quien es rápidamente sucedido por


Cuauhtémoc, sobrino de Moctezuma, con apenas 25 años, y quien infructuosamente trató de continuar con la tarea de hacerse de aliados. Los mexicas pagaban caro los muchos años de explotación y tributos. El plan de los españoles consistió en tender un cerco a la ciudad por tierra y agua hasta colocarla en estado de sitio cortando el suministro de comestibles y agua, para esto último destruyeron el acueducto que conducía el vital líquido desde Chapultepec. El sitio duró alrededor de tres meses durante los cuales los mexicas dieron muestras increíbles de resistencia y valentía, enfrentado a un ejército español con armamento superior y una inmensa tropa de aliados, en condiciones de resistencia desiguales. En uno de los pasajes de la Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, recopilada años después por el fraile Diego Durán, indica que el joven Cuauhtémoc respondió a la recriminación de Cortés de no haberse rendido antes de la siguiente manera: “Decidle al capitán que he hecho lo que era obligado por defender mi ciudad y reino, como él hiciera en el suyo, si yo se lo fuera a quitar. Pero pues que no pude y me tiene en su poder, que tome ese puñal y me mate”. Con la caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521, Hernán Cortés es nombrado Gobernador y Capitán General de la Nueva España y comienza el periodo de nuestra historia conocido como la Colonia. La intención de la Corona española a partir de ese momento consistió en implantar su dominio a favor de la metrópoli, tanto en los habitantes como en sus tierras, a través de un proceso de dominio, denominado colonización, mediante el cual los colonizados pierden su autonomía y su soberanía se supedita al gobierno metropolitano o colonizador. La conquista espiritual Una vez terminada la toma de Tenochtitlan, Hernán Cortés procedió a la colonización del territorio, que duró todavía varios años; no olvidemos que la expedición contó con el apoyo de la Iglesia, a condición de que los habitantes de los nuevos territorios conquistados fueran convertidos a la religión católica, por esta razón, una vez establecido, Cortés solicitó a la metrópoli el envío de religiosos que llevaran a cabo esta misión. Con Cortés había viajado un religioso llamado Bartolomé de Olmedo y después llegaron otros tres, entre ellos Fray Pedro de Gante, pero lo que marcó el


inicio de la colonización espiritual fue la llegada en 1524 de doce frailes franciscanos, quienes arribaron con la misión de evangelizar a los naturales de la ahora llamada Nueva España. Después de los franciscanos llegaron dominicos y agustinos, quienes se extendieron por los territorios recién conquistados; los últimos en llegar fueron los miembros de la Compañía de Jesús o jesuitas. La misión era cortar de raíz todas las creencias religiosas de los indígenas, al mismo tiempo que se les inculcaba la religión católica; para lograrlo los frailes, sobre todo, comenzaron a aprender las lenguas indígenas y poco a poco fueron conociendo la cultura y la visión del mundo de los habitantes de estas tierras, en un proceso en que intentaron hacer desaparecer una cultura y terminaron convirtiéndose en sus cronistas, pues gracias a ellos conocemos sus historias y costumbres. De entre ellos destacan Fray Toribio de Benavente y Fray Bartolomé de las Casas, quienes se convirtieron incluso en aguerridos defensores de los derechos de los indios, puesto que aprendieron a comprender su mundo y se dieron cuenta de que no eran una raza inferior, sino simplemente diferente. En los primeros sesenta años de la conquista se construyeron alrededor de 250 conventos, edificados a propósito en el mismo sitio que antes se ubicaban los adoratorios y espacios sagrados de los indígenas, como una alegoría notoria de la pretendida superioridad de la religión católica, sobre las cosmogonías indígenas. En suma, la evangelización implicó un proceso masivo y sistemático de eliminación de una cosmogonía cultural y religiosa del mundo mesoamericano, que operó con diversos grados de éxito, pero también en muchos aspectos consiguió que las dos formas de Los 12 franciscanos A Nueva España llegaron varias órdenes religiosas para evangelizar los territorios recién descubiertos. La primera en ar ribar a Nueva España y el Continente fue la de los franciscanos, orden religiosa que seguía los preceptos de humildad de San Francisco de Asís. El Cardenal Quiñones designó a Fray Martín de Valencia al frente de esta expedición junto con otros frailes de su congregación: éstos fueron Fray Toribio de Benavente, Fray Juan Suárez, Fray Francisco de Soto, Fray Juan de Ribas, Fray Martín de Jesús, Fray Luis de Fuensalida, Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, Fray García de Cisneros, Fray Francisco Ximénez, Fray Andrés de Córdoba y Fray Juan de Palos. A ellos se les conoce en la historia como los 12 franciscanos. La colonización


La toma de Tenochtitlan sólo fue el primer paso en la colonización de todo el territorio que ahora conocemos como México, por las fuerzas españolas. La ambición de los españoles los llevó a seguir explorando estas tierras más allá de los pueblos tributarios de los mexicas, conquistando paulatinamente las tierras que conformaron la Nueva España en un proceso que prácticamente duró toda la Colonia. A la conquista militar seguía la fundación de asentamientos humanos que constaban regularmente de un edificio para el ayuntamiento y uno para la iglesia alrededor de la plaza central, que servía como centro de una comunidad arraigada a la tierra por medio de las actividades productivas del campo, agricultura y ganadería; esta estructura se instalaba tanto en villas como en poblaciones más complejas como las capitales. En pocas palabras, la conquista militar fue seguida por la conquista espiritual y posteriormente por el establecimiento de unidades de control político para someter toda la estructura a la Corona española. El núcleo de la estructura política de la colonización comenzó con el nombramiento de Hernán Cortés como gobernador de la Nueva España, además de ratificarle el título de Capitán General y Justicia Mayor que había obtenido durante la creación del primer Ayuntamiento. Sin embargo, mantener el control político a tal distancia era difícil. Al rey Carlos I de España le llegaban noticias contradictorias de los nuevos territorios, por tanto, mandó investigar las actividades militares y administrativas de Cortés. Los dos delegados, enviados en momentos diferentes para cumplir dicha tarea, mueren al poco tiempo de llegar a la Nueva España, por lo que el rey manda llamar a Cortés, quien al presentarse ante su alteza es destituido de sus cargos. Con la ausencia de Cortés en la Nueva España, se instituye la Real Audiencia, organismo que tiene como función escuchar, de ahí su nombre, los requerimientos y problemas de los habitantes de la Nueva España y servían de enlace directo con el Rey; ésta funcionó en un principio, pero debido a las distancias y al largo tiempo para llevar una noticia y regresar con la respuesta, se decidió crear un gobierno que pudiera tomar decisiones en la misma Nueva España, nombrando para eso a un Virrey, quien fungía como representante directo del Rey. EL VIRREINATO A la organización social, política y religiosa establecida en estas tierras por los peninsulares se la denominó, al finalizar la etapa inicial de la conquista,


el virreinato de la Nueva España, que originalmente incluía territorios de las actuales Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua; mantuvo ese nombre desde enero de 1535 hasta la finalización de la Colonia. El primer vir rey, Don Antonio Mendoza y Mondéjar, llega a la Nueva España en 1535, casi tres lustros después de la caída de Tenochtitlan. Ya en funciones, se enfrenta a muchos problemas, primero está la relación con los soldados de la conquista, quienes hasta ese momento eran la fuerza más importante puesto que fueron los realizadores materiales de la empresa en sus comienzos; había que compensarlos por su labor, pero, al mismo tiempo, impedir sus excesos al explotar a los indígenas encomendados para trabajar a sus órdenes. El virrey, además, debía ocuparse de establecer las condiciones para la explotación de las grandes riquezas mineras que poco a poco fueron develándose. Al mismo tiempo se encargaba de la administración, de la toma de decisiones militares, de recoger el quinto real (la parte que le correspondía al rey), supervisar la actividad adoctrinante de los religiosos, presidir la Real Audiencia y resolver la gran cantidad de conflictos que se presentaban en una sociedad de reciente formación, muchas de las funciones reales del virrey fueron creándose conforme se avanzaba; sin embargo, poco a poco fue consolidándose su poder como la autoridad máxima de la Colonia. Organización política La Nueva España tuvo a lo largo de su historia muchas instancias de organización política, algunas perduraron más que otras, pero todas se fueron afinando conforme se adaptaban a las nuevas realidades a las que se enfrentaban. La primera figura que apareció históricamente hablando fue la del Capitán General, es decir, personaje que respondía directamente al rey, quien administraba los territorios en nombre de él; el primer capitán general fue, como ya se dijo, Hernán Cortés, aunque al crearse la Real Audiencia el poder de la figura del Capitán General fue limitado. La Real Audiencia La Real Audiencia se crea por la necesidad de establecer límites a los abusos de los soldados que habían participado en la conquista y cometían toda serie de atropellos contra los indígenas, quienes habían sido dados en encomienda. Dichos abusos fueron denunciados ante el rey por algunos de los religiosos que participaban en la evangelización. Con este antecedente se crea la Real Audiencia que debía dedicarse a la impartición de la justicia y retomar funciones de gobierno. Los miembros de la audiencia eran conocidos como oidores, porque como lo exigía una recta impartición de justicia, debían escuchar primero a las partes


involucradas en un conflicto para poder después tomar una decisión. Hubo dos audiencias, la primera de ellas comenzó a funcionar en 1529, tuvo como presidente a Nuño de Guzmán y no ayudó a aliviar los abusos contra los indígenas, sino que contribuyó a su maltrato. La segunda se estableció en 1531, pero no pudo resolver la cantidad de problemas generados en la sociedad colonial, dando como resultado que se pensara en la creación de la figura del virrey. Los gobernadores y los alcaldes mayores El virrey era la máxima autoridad de la administración colonial apoyándose en representantes de cada una de las provincias que constituían la Nueva España, en una estructura que recuerda la distribución actual en estados de la república. A cada provincia se le asignaba un gobernador, quien tenía a su cargo los destinos políticos, así como la carga administrativa de su territorio. Los alcaldes mayores auxiliaban al virrey en las labores judiciales y funciones administrativas como cobrar lo tributos de cada región, además de supervisar los trabajos de evangelización que las congregaciones religiosas impartían a los indígenas. Corregimientos Los corregidores, también distribuidos en las diferentes provincias, desempeñaban funciones parecidas a las que ahora tienen los jueces, es decir, se dedicaban a dirimir sobre problemas de orden civil y criminal, eran propuestos por el virrey pero nombrados por el rey, al que respondían directamente, lo que dio motivo a muchos casos de corrupción, ya que los virreyes tenían poco control directo sobre ellos y, dadas las difíciles condiciones de comunicación, debido a la lejanía, el rey tampoco podía supervisarlos adecuadamente. Repúblicas de indios: Congregaciones A pesar del brutal descenso en la población indígena que se estima en casi un 70% durante el primer siglo de dominación española, los diferentes grupos étnicos indígenas eran de todos modos el grupo mayoritario. Teniendo en consideración esto, las autoridades españolas, con el objeto de mantener la paz, recurrieron a la figura administrativa de República de indios, la cual comenzó a funcionar en 1538. Éste fue un espacio donde se les permitía a los grupos indígenas conservar buena parte de su estructura de gobierno a condiciones de permanecer tranquilos y que cumplieran con los tributos a la corona; ellos, a su vez, podían elegir a sus representantes, quienes respondían directamente al virrey. Organización económica Como se pudo observar, la conquista de México estuvo enmarcada dentro de una etapa de transformación social y económica conocida como mercantilismo, que tenía como uno de sus principales intereses la acumulación de riqueza, por lo cual se puede


aseverar que el principal carácter de la conquista fue de tipo económico. Este proceso tuvo dos vertientes muy importantes: el sistema tributario, bajo el cual la Corona española obtenía la parte que le correspondía de los bienes producidos; y la propiedad de la tierra y su usufructo. Sistema tributario El sistema tributario, parte muy importante de la administración española de estas tierras, fue una obra en proceso que sufrió múltiples modificaciones conforme se iban presentando las particularidades de la nueva realidad a la que se estaban enfrentando. El objetivo siempre fue el mismo: obtener para la Corona el mayor beneficio posible, para después de haber pagado todos los gastos de administración (como sueldos de funcionarios y soldados) e infraestructura (construcción de edificios y trazado de caminos, por ejemplo), así como los espirituales (mantenimiento de conventos y parroquias), todavía quedara la mayor parte para la Corona. Esta situación fue una fuente permanente de conflicto entre las autoridades y los habitantes de la Nueva España, tanto para los que participaron en la conquista como los que iban llegando, quienes hacían el trabajo real, y los recaudadores de la Corona. La Real Hacienda fue la encargada de coordinar estos trabajos, que incluían no sólo el cobro directo de impuestos sino la implementación de las leyes de control, como aquella que prohibía el comercio no sólo con las colonias bajo control de potencia extranjeras, sino entre posesiones de la misma corona española. La Real Hacienda recaudaba impuesto por una diversidad de giros tales como importación y producción de mercancías y/o la comercialización de ellas. Además, se cobraba por organizar los festejos de la época, como las peleas de gallos y la lotería, e incluso por trasladarse de un lado para otro, cobrando el peaje tanto a pie como por transportación animal o náutica. La propiedad de la tierra El principal interés de los conquistadores era el de encontrar oro en cantidad suficiente para enriquecerse rápidamente y poder regresar a sus lugares de origen; sin embargo, las cantidades de oro encontradas no fueron las soñadas, por lo que buscaron nuevas formas de recompensarse por los esfuerzos realizados. En una segunda etapa se repartieron las tierras entre los primeros participantes de la conquista y los que arribaron en fechas posteriores. Las mercedes Para poner cierto orden en la repartición de tierra, Hernán Cortés recurrió a una figura jurídica utilizada en España en la guerra de reconquista contra los moros, llamada “merced”. Ésta era una especie de recompensa materializada en una porción de tierras a cambio de los servicios prestados en la contienda militar. Las mercedes, sin


embargo, tampoco fueron suficiente bonificación porque los conquistadores no habían venido del otro lado del mundo para acabar trabajando la tierra ellos mismos, por lo que utilizaron uno de los recursos naturales (originarios) más abundantes: los indígenas. La encomienda Los españoles procedieron a repartirse la mano de obra indígena y, para cubrir los aspectos legales y mantener bajo control el proceso, se creó la institución de “la encomienda”; a través de ella la Corona daba a un ciudadano español un cierto número de indígenas para que trabajaran para él a condición de convertirlos a la religión católica y evangelizarlos. Esta situación dio lugar a una serie de abusos, puesto que los españoles, interesados por obtener riqueza y frustrados por la poca abundancia de oro encontrado, explotaban a los indígenas hasta el límite de sus fuerzas e incluso más allá, contribuyendo al decremento demográfico del que tratamos en páginas anteriores. Tales abusos fueron constantemente delatados ante las autoridades reales, principalmente por clérigos, quienes veían con horror los tratos a los que eran sometidos los indígenas, sin ninguna o muy poca labor evangelizadora, entre los más combativos estuvieron Vasco de Quiroga, a quien los indígenas de la región de Michoacán llamaban Tata Vasco, como señal de admiración y respeto por su buen trato, y a Fray Bartolomé de las Casas que, habiendo sido él mismo encomendero en Cuba, había sido testigo de primera mano de los abusos físicos consumados por sus compatriotas. Una vez convertido en sacerdote, y desde distintas regiones como las de Cumaná (Venezuela), Cuzco, Guatemala y Nueva España (Chiapas), escribió y luchó por mejorar las condiciones de vida de los indígenas americanos. El repartimiento Otra manera de explotación de los indígenas, se presentó en la modalidad del llamado repartimiento forzado, el cual obligaba a los miembros de las comunidades indígenas a proporcionar suficiente número de hombres para la realización de obras públicas, adicionado al tributo regular que pagaban por el solo hecho de ser vasallos de la Corona española. Así, son manos indígenas las que construyeron las grandes obras de la Colonia en la Nueva España, desde catedrales, acueductos y caminos hasta las lujosas mansiones de los españoles. Tanto el repartimiento como la encomienda fueron tipos de impuesto pagado en especie, que implicaron siempre sudor y sangre, bajo un trabajo forzado que poco se diferencia en la práctica de la esclavitud por más que las autoridades españolas quisieron disfrazarlas con nombres y estructuras jurídicas sofisticadas, ya que éstas sólo servían para reforzar la explotación de los naturales. La propiedad comunal Otro paso más de este procedimiento de despojo fue el proceso mediante el cual numerosos españoles se apropiaron de las tierras comunitarias,


propiedad de los indígenas y de donde obtenían buena parte de su sustento cotidiano. La fertilidad y posibilidades de estas tierras y la posibilidad de extraer de ellas enormes ganancias, pronto desataron la codicia entre los españoles, quienes comenzaron a diseñar mecanismos jurídicos y administrativos para desplazar a los indígenas a otras áreas más pobres y poder reclamar así “legalmente” esos terrenos para su explotación. Este proceso culminó con el establecimiento de las haciendas, en donde, con una estructura económica y social mucho más compleja, perpetuaron las condiciones laborales e infrahumanas de los indígenas, al mismo tiempo que consolidaban las posiciones de poder de los españoles, quienes a más de cien años de la conquista, ya se habían apoderado de las tierras comunitarias eliminando el sistema de autoconsumo por uno comercial, para de esta manera convertir a la agricultura novohispana en una actividad económicamente rentable, vital para la subsistencia de la Colonia, mientras que la minería se perfilaba como el sustento principal de la corona. Organización social La organización social de la Nueva España estaba basada en el origen de los individuos; éstos valían por su cuna social y étnica antes que por los valores propios; bajo este contexto la férrea organización social impedía la movilización ascendente de los grupos sociales; por el contrario, favorecía la discriminación y segregación de indios, negros y castas a través de la aplicación de la justicia basada en conceptos que promovían el racismo, reflejo evidente de la situación imperante en España pero polarizada, en estas tierras por la existencia de grupos muy diferenciados tanto étnica como culturalmente. Españoles, criollos, indios, negros En la parte alta de la jerarquía social se encontraban los españoles peninsulares; aunque entre éstos había diferencias debido a que la Corona española daba prioridad para viajar a las nuevas tierras a quienes provenían de los reinos de Aragón y Castilla, ya que los monarcas de dichos reinos habían sido quienes habían financiado las expediciones de Colón y posteriores exploradores del Continente Americano. Los originarios de otras provincias, como Cataluña o la región vasca, eran relegados a un segundo plano y, en ocasiones, se les negaba el permiso para viajar. La cifra de españoles nunca fue mayoritaria en la composición demográfica de la Nueva España, en 1570 sólo llegaban a poco más de


60,000 y aunque creció mucho, aproximadamente 600,000, a mediados del siglo XVII , distaban de ser mayoría en un país que tenía, según los cálculos del Barón de Humboldt, aproximadamente 6 millones de habitantes durante esa época. Los españoles recién llegados a la Nueva España tenían acceso a las posiciones de jerarquía más altas por el solo hecho de haber nacido en España y poseer cierto estatus social; esta situación era desagradable a los hijos de españoles nacidos en América, conocidos como criollos. Los españoles, quienes en las primeras épocas de la conquista tuvieron hijos con las indígenas, como veremos más adelante, con el tiempo comenzaron a traer a sus mujeres o a casarse con mujeres procedentes de sus propias provincias; los hijos de estas uniones eran, desde el punto de vista étnico, tan españoles como sus padres, desde esta posición, nada diferenciaba a un criollo de un español, la única desigualdad estribaba en el lugar de nacimiento. Conforme pasaron los años y el número de criollos aumentó, éstos cada vez estaban más descontentos con la situación de desequilibrio en todos sus aspectos: sociales, económicos y políticos, ya que ellos conocían bien la realidad indiana, 2 por lo que se consideraban más capaces, y es probable que muchas veces lo fueran, de resolver los problemas de su territorio. En este contexto, un grupo reducido de criollos se encontraba en una posición económica favorable, aunque nunca social, equivalente a los españoles peninsulares. La mayoría se ubicaba en los estratos medios de la sociedad, con una situación económica y social estable (como hacendados, rancheros y miembros de la burocracia novohispana), pero no tenían la posibilidad de superar su posición, por su condición de criollos. En la parte baja de la estructura social se ubicaban los indígenas, quienes fueron maltratados brutalmente y afectados por las nuevas enfermedades traídas por los españoles, provocando la disminución de población en poco tiempo; cronistas de la época mencionan que en algunas ocasiones éstos buscaban la muerte por voluntad propia en vez de seguir viviendo en esas condiciones. A pesar de esta situación, los indígenas representaron la mayoría de la población en los dos primeros siglos de la Colonia; posteriormente, su número fue decreciendo proporcionalmente en favor de los mestizos. Debido al desplome demográfico de los indígenas y a su poca disponibilidad hacia el trabajo en esas condiciones, los españoles se vieron en la necesidad de reemplazar esta fuerza de trabajo con esclavos traídos de África. La trata de esclavos africanos La educación


En la Colonia En la Nueva España, así como en el resto de las colonias, sólo un gr upo reducido de la sociedad (va r o n e s e s p a ñ o l e s y criollos) tenía acceso a la educación. Durante la colonia se excluía de la educación a las clases menos privilegiadas. Algunos misioneros erigieron escuelas para los indios como el Colegio de San Francisco de México y el de Santa Cruz de Tlatelolco, pero nunca se les estimó para que adquirieran una educación superior, estas instituciones finalmente cerraron sus puertas. La mayor parte de la población novohispana era analfabeta, situación que permaneció hasta fines de la Colonia. En las colonias estuvo presente desde el mismo siglo XVI y en muchas partes de la Nueva España se convirtieron en una fuerza laboral formidable en las regiones productivas donde fueron destinados a trabajar en plantaciones, ingenios y minas. Muchos de estos esclavos africanos, como no tenían arraigo en la sociedad colonial, respondían a los maltratos huyendo hacia zonas inhóspitas, creando sus propias comunidades que se conocieron como palenques; poco a poco, algunos de ellos lograron tener importancia a tal grado que, incluso, llegaron a negociar su autonomía con las autoridades españolas, como aquel donde se avecindó un negro cimarrón conocido como Yanga, y que logró el reconocimiento del virrey entre 1624 y 1635, adoptando el nombre de San Lorenzo de los Negros o San Lorenzo Cerralvo. Estos tres grupos étnicos bien diferenciados (españoles y criollos blancos, por un lado, y por el otro indígenas y negros) no se mantuvieron separados por mucho tiempo, sino que comenzaron a unirse casi desde el principio de la Colonia, originando como resultado una serie de mestizajes, que al paso del tiempo vendrían también a integrarse dentro de la estructura social. Sistema de castas La primera mezcla de individuos provino de aquellos primeros españoles que venían solos y procreaban hijos con las indígenas, en la mayoría de los casos en contra de la voluntad de éstas; a los hijos producto de esta unión se les llamó mestizos. Con el paso de los años la población fue mezclándose entre sí, dando lugar a nuevas mezclas; en los primeros años las autoridades de la administración novohispana quisieron llevar un registro meticuloso de las diversas mezclas, al cual denominaron sistema de castas. Con él pretendían jerarquizar a la población por medio de ciertas categorías, ecuaciones étnicas y color de piel. Con el paso de los años y debido a la gran cantidad de mezclas que se originaron, fue más difícil mantener el control y la estructura de este sistema, hasta el punto de dejarse de utilizar por impráctico puesto que los mestizos iban creciendo tanto en número como en importancia.


Las castas tenían una posición social incómoda, ya que como individuos eran despreciados tanto por los españoles y criollos, como por los propios indígenas, pues los consideraban como bastardos productos de relaciones ilegítimas. Este conglomerado social, además, formaba grandes turbas sin empleo, llegando incluso a causar verdaderos problemas Con el paso de los años, los mestizos comenzaron a posicionarse en diversos empleos y oficios libres, situación que les otorgó un espacio en la estratificada y racista estructura social de la Nueva España. La Iglesia en la Colonia Al inicio, cuando los reyes católicos obtuvieron el apoyo del Papa Alejandro VI se creó el Regio Patronato Indiano, donde se institucionaliza la subordinación de la iglesia católica a la corona en todos los territorios conquistados; quedaba claro que los religiosos debían rendir cuentas ante el Rey de España de todas sus actividades, no sólo las evangelizadoras sino también, por ejemplo, en lo referente a la recaudación del diezmo, el cual era utilizado para cubrir las necesidades de las comunidades religiosas y lo restante era administrado por la Corona. La administración colonial decidía dónde era necesario construir templos e, incluso, supervisaba las sentencias dictadas en los tribunales controlados por la Iglesia. A pesar de esta intervención legal, la relación entre la iglesia y la corona española presentó, a lo largo de los años, momentos de tensión debido al gran poder espiritual, político y económico que la primera fue adquiriendo en la vida social de la Nueva España. Clero secular y regular : características generales, instituciones y obra. Los primeros religiosos en llegar a la Nueva España pertenecieron a órdenes como: franciscanos, agustinos, dominicos y jesuitas, conocidos como el clero regular, es decir, que pertenecen a una orden religiosa y estaban sujetos a reglas especiales como vestir hábitos y participar de la vida comunitaria en un recinto especial llamado monasterio o convento. Este clero regular arribó con la misión de evangelizar a los naturales del territorio, pero pronto se dio cuenta de que para realizar esta misión debía primero entender a quienes pretendía evangelizar, lo cual los impulsó a participar de lleno en la vida cotidiana de las comunidades indígenas. Representantes del clero regular fueron los primeros, por ejemplo, en aprender las lenguas locales y con ellas conocieron muchas de las costumbres, tradiciones e historias de


los habitantes de estas tierras. Asimismo, el clero regular introdujo conocimientos técnicos europeos para la producción agrícola, además de realizar labores de utilidad pública desde sus templos y espacios, como atender a los enfermos, huérfanos, viudas y, sobre todo, educar,primero a los miembros de la nobleza indígena, y después a otros sectores de la población. De esta interacción, emanó un entendimiento originando una posición en favor de sus intereses vitales de los indios. Esta circunstancia originó una de las primeras fricciones con las autoridades, tanto eclesiásticas como civiles. A tal grado llegó esta situación que a partir de la segunda mitad del siglo XVII se estableció la secularización de los templos, es decir, se apoyó el hecho de que curas seculares (no adscritos a ninguna orden), fueran los que administraran las pequeñas parroquias rurales, neutralizando de esta manera la labor social del clero regular. A pesar de estas tensiones, la Iglesia, como institución, fue adquiriendo cada vez más importancia no sólo espiritual sino sobre todo económica, ya que además del diezmo para hacerse de recursos, también obtenía dinero de una gran variedad de fuentes como las limosnas, obras pías, dotes, cofradías, pagos por la impartición de los sacramento, entre otros; un renglón que les otorgó más poder económico y político fue las herencias, pues les permitió ir adquiriendo propiedades productivas como haciendas, ingenios azucareros y propiedades agrícolas rústicas y fincas urbanas. La cultura: La educación y las artes El escenario de la cultura y las artes en la Nueva España fue siempre un reflejo fidedigno de los logros y conquistas, pero también de los problemas y trabas de la rígida estructura social de la Colonia. Por un lado, se hallaban los españoles que impusieron los nuevos patrones culturales, las concepciones de vida y trabajos oriundos de la península, por el otro, la masa indígena que imponía maneras de hacer e interpretar estas manifestaciones culturales desde su perspectiva. Estas acciones, si bien no eran hegemónicas, sí establecieron una diferencia que marcaría definitivamente a las nuevas experiencias culturales y religiosas que comenzaron a practicarse con un tinte americano. Los españoles impusieron el idioma castellano (aunque en las comunidades y grupos indígenas persistió el uso de sus lenguas originales) y la educación conforme a los sistemas europeos de la época. Para la segunda mitad del siglo XVII apenas al siguiente siglo de la conquista, personajes como Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora mostraban su ingenio en las letras, dramaturgia y poesía.


La introducción, en 1539, de la primera imprenta en América, y en 1553 la apertura de la Real y Pontificia Universidad de México, permitió la difusión de textos, ideas y obras clásicas, así como elevar el nivel cultural y hacerlo equiparable a cualquier capital de Europa, para españoles, criollos y algunos pocos mestizos. Las colonias heredaron además las estructuras arquitectónicas del barroco europeo en multitud de edificaciones civiles y religiosas distribuidas a lo largo y ancho de estos territorios. El cambio de mentalidad entre los naturales fue evidente al trastocarse por completo sus sistemas de valores y su cosmovisión milenaria que el conquistador y colonizador pretendían abandonase. Así se fue gestando una cultura diferente, sobre todo en los niveles más sensibles como fueron los formadores de generaciones imbuidas de un profundo mestizaje. Sin embargo, fue a la influencia indígena a la que debemos buena parte de la cultura popular ya que ellos retoman las formas y estructuras del arte europeo a través de sus ojos, oídos, manos y su filosofía. A través de su desempeño como ayudantes de pintores, músicos, cocineros, albañiles, entre otros, transfirieron y reinterpretaron sus expresiones y sentimientos conformando toda una gama de artes propias de la Nueva España en la literatura, la música, la danza y las artes plásticas. Esas manos, por ejemplo, fueron las causantes de la clara diferencia entre el barroco europeo y el barroco mexicano presentes en las construcciones religiosas de la época, como las catedrales de Guadalajara, Puebla y de la ciudad de México. Una parte menos estudiada, pero igualmente presente, es la originada por la importación de miles de esclavos africanos a estas tierras, de los cuales heredamos ciertas cadencias en el habla, la gastronomía, y otros elementos culturales en las regiones donde fueron situados, pero, sobre todo, prácticas musicales, las cuales perviven hasta nuestros días, que si bien son manifestaciones locales o regionales le dan un carácter muy peculiar a nuestro arte musical popular. Muchos criollos expresaron su amor e interés por estas tierras estudiando sus bellezas naturales y las crónicas históricas de las culturas prehispánicas para poder esgrimirlas como armas en contra de los españoles peninsulares o gachupines, quienes estaban convencidos de la inferioridad intelectual y social de los naturales de estas tierras. En las tertulias, que eran reuniones sociales donde alrededor de las veladas intelectuales y musicales se leían textos y tocaba música de autores locales o extranjeros, se convirtieron en verdaderos semilleros para el intercambio de información. Uno de los más destacados defensores de la cultura indígena fue Francisco Xavier Clavijero, nacido en el Puerto de Veracruz, de padre español y madre


criolla, desde muy pequeño tuvo un contacto cercano con las culturas indígenas de nuestro país. La educación recibida en los colegios de la compañía de Jesús le permitió convertirse en erudito y políglota (además del náhuatl, que aprendió de niño, y el latín y el griego, hablaba francés, portugués, italiano, alemán e inglés), este sacerdote jesuita Durante la colonia la mayoría de los textos se localizaban en los conventos y con pocos particulares, los textos eran documentos terriblemente caros, su elaboración y re producción, en un principio, era a mano, realizados por monjes copistas. La imprenta, aunque agilizó la reproducción de los textos, el costo aun era alto y pocas personas o compañías podían obtenerlos. Además, pocas eran las obras que no eran censuradas. En la Colonia las órdenes agustinas, capuchinas, carmelitas y dominicas gozaron de bibliotecas, lo mismo que colegios, catedrales, hospicios, seminarios y bibliotecas de particulares. La imprenta llegó a Nueva España, para apoyar la conquista de los nuevos territorios, por eso fue que los primeros libros que se editan en Nueva E s p a ñ a s o n d e temas religiosos, jurídicos y diccionarios nahuas. La introducción, en 1539, de la primera imprenta en América, y en 1553 la apertura de la Real y Pontificia Universidad de México, permitió la difusión de textos, ideas y obras clásicas, así como elevar el nivel cultural y hacerlo equiparable a cualquier capital de Europa, para españoles, criollos y algunos pocos mestizos. Las colonias heredaron además las estructuras arquitectónicas del barroco europeo en multitud de edificaciones civiles y religiosas distribuidas a lo largo y ancho de estos territorios. El cambio de mentalidad entre los naturales fue evidente al trastocarse por completo sus sistemas de valores y su cosmovisión milenaria que el conquistador y colonizador pretendían abandonase. Así se fue gestando una cultura diferente, sobre todo en los niveles más sensibles como fueron los formadores de generaciones imbuidas de un profundo mestizaje. Sin embargo, fue a la influencia indígena a la que debemos buena parte de la cultura popular ya que ellos retoman las formas y estructuras del arte europeo a través de sus ojos, oídos, manos y su filosofía. A través de su desempeño como ayudantes de pintores, músicos, cocineros, albañiles, entre otros, transfirieron y reinterpretaron sus expresiones y sentimientos conformando toda una gama de artes propias de la Nueva España en la literatura, la música, la danza y las artes plásticas. Esas manos, por ejemplo, fueron las causantes de la clara diferencia entre el barroco europeo y el barroco mexicano presentes en las construcciones religiosas


de la época, como las catedrales de Guadalajara, Puebla y de la ciudad de México. Una parte menos estudiada, pero igualmente presente, es la originada por la importación de miles de esclavos africanos a estas tierras, de los cuales heredamos ciertas cadencias en el habla, la gastronomía, y otros elementos culturales en las regiones donde fueron situados, pero, sobre todo, prácticas musicales, las cuales perviven hasta nuestros días, que si bien son manifestaciones locales o regionales le dan un carácter muy peculiar a nuestro arte musical popular. Muchos criollos expresaron su amor e interés por estas tierras estudiando sus bellezas naturales y las crónicas históricas de las culturas prehispánicas para poder esgrimirlas como armas en contra de los españoles peninsulares o gachupines, quienes estaban convencidos de la inferioridad intelectual y social de los naturales de estas tierras. En las tertulias, que eran reuniones sociales donde alrededor de las veladas intelectuales y musicales se leían textos y tocaba música de autores locales o extranjeros, se convirtieron en verdaderos semilleros para el intercambio de información. Uno de los más destacados defensores de la cultura indígena fue Francisco Xavier Clavijero, nacido en el Puerto de Veracruz, de padre español y madre criolla, desde muy pequeño tuvo un contacto cercano con las culturas indígenas de nuestro país. La educación recibida en los colegios de la compañía de Jesús le permitió convertirse en erudito y políglota (además del náhuatl, que aprendió de niño, y el latín y el griego, hablaba francés, portugués, italiano, alemán e inglés), este sacerdote jesuita fue además docente y naturista, pero sobre todo historiador y cronista de los pueblos mesoamericanos. La cultura novohispana Durante la Colonia se creó un mosaico cultural, Sor Juana Inés de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón figuran por su contribución a la literatura . D e s t a c a M a nu e l Tolsá, quien elaboró la estatua ecuestre más famosa del virreinato, Carlos II, conocida como el Caballito; la influencia del mudéjar y barroco se hace presente en el churrigueresco y plateresco en la arquitectura. La m ú s i c a b a r r o c a s e hizo presente en las composiciones dedicadas al culto religioso o sobre sentimientos humanos más profundos. Manuel de Zumaya, compositor mulato, escribió obras equiparadas con la tray ectoria de B a c h . P i n t o r e s, c o m o Miguel Cabrera, dejaron una vasta producción, aunque mucha de ella se ha perdido. Durante la Colonia, la educación estuvo dividida entre la que se impartía a los indígenas y la ofrecida a los españoles o criollos y entre hombres y


mujeres. Si bien, en un principio, se trató de introducir la cultura de los conquistadores entre los indígenas a través de escuelas, bajo la dirección de las órdenes religiosas y escuelas especiales con dinero del erario o particulares, al poco tiempo muchas de ellas cerraron sus puertas. El objetivo de la educación era alfabetizar, pero más que nada, dogmatizar a la población. Los indígenas y mestizos, más que nada, tuvieron una formación en algún oficio o talleres artesanales, pero en la mayoría de los casos desempeñaban trabajos para los cuales no necesitaban ninguna instrucción formal, como labores agrícolas y de pastoreo. Los españoles y criollos asistían a instituciones públicas o privadas de nivel académico destacado, muchos de ellos eran enviados a Europa para continuar sus estudios superiores, a pesar de que se habían creado instituciones de educación superior en la Nueva España. Aunque podían cursar una carrera profesional, militar o eclesiástica, los criollos tenían impuestos límites para desempeñar altos cargos dentro de las áreas administrativas, castrense y el clero. En esta época no se privilegiaba la educación formal entre las mujeres y, si tenían suerte, adquirían una instrucción básica o desarrollaban destrezas artísticas menores, aun así, muchas de ellas se destacaron en varias áreas intelectuales, pero manteniéndose al margen de la sociedad. Las Reformas Borbónicas La vida de España en la época de los Borbones tuvo cambios sustanciales. Se puede dividir en dos periodos: El primero que va de los años 1700 a 1788; el segundo comprende los años de 1788 a 1808, con los gobiernos de Carlos IV y de su hijo Fernando VII . Se puede decir que con ellos inicia la decadencia en España y sus ricas colonias en América. Antecedentes A fines del año 1700 muere en España el rey Carlos II quien debido a una serie de problemas congénitos no tuvo descendencia, por lo que su dinastía, la de los Habsburgo, que había regido en España al desaparecer la descendencia de los Reyes Católicos desde 1516, vería con él sus últimos días. El nuevo rey Felipe V pertenecía a la dinastía de los Borbón, de origen francés, quien enfrentó una guerra de sucesión entre otros candidatos al reino español. La nueva dinastía consideró que la situación económica y política de España estaba retrasada conforme a los nuevos desarrollos políticos y económicos en otros países europeos; según su juicio, se había otorgado demasiado poder a diversos grupos comerciales y criollos en quienes los Habsburgo habían delegado


funciones administrativas. A esta reorganización, que tenía como objetivo principal el control de los asuntos administrativos y económicos de parte de la corona española, se le llamó las reformas borbónicas. Reformas político-administrativas Los primeros pasos de las Reformas Borbónicas tuvieron como objetivo recuperar muchos de los espacios de poder que los Habsburgo habían delegado en diferentes corporaciones criollas y extranjeras, para lo cual Carlos III, en plena etapa de consolidación de dichas reformas, emite una serie de edictos y leyes en los cuales sustenta la reforma administrativa. El monarca envía a un hombre de su confianza para supervisar y aplicar estos cambios en la Nueva España: José de Gálvez. Una de las instancias con más poder y riqueza que debía ser controlada en la nueva administración era la Iglesia, las reformas borbónicas fueron poco a poco delimitando su poder e influencia. Una de las medidas más tempranas fue emitida en 1717, cuando se prohíbe a las órdenes religiosas la creación de nuevos conventos, medida a la cual siguió la prohibición de aceptar nuevos novicios cuando menos por diez años a partir de 1734, e incluso se prohibió que éstas elaboraran los testamentos ya que sospechosamente en muchos de estos documentos los feligreses les cedían grandes fortunas. La idea era limitar, en lo posible, su radio de acción. Ésta tuvo uno de sus puntos más críticos durante la expulsión de los jesuitas, como veremos más adelante. Otra instancia que debía reorganizarse era evidentemente la administración virreinal, ésta se había tornado demasiado ineficiente y corrupta, lo cual se reflejaba en la merma de los recursos económicos y materiales que llegaban a la Corona. Una de las primeras acciones fue la de reestructurar la división política de la Nueva España con el objeto de hacerla más eficiente, pero también de colocar en su administración a gente de confianza de la Corona. A partir de 1786 la Nueva España se dividió en 12 intendencias: Durango, Guadalajara, Guanajuato, México, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Veracruz, Yucatán y Zacatecas, medida legal que abolió las figuras de alcalde mayor y corregidor. También se reestructuró la Real Audiencia, la cual, además de ser la encargada de impartir justicia, era depositaria del poder político en ausencia del virrey y sobre todo del sistema de recaudación, las cajas reales en donde se recolectaban los impuestos y tributos. En ambas instancias se sustituyó completamente a los funcionarios existentes, muchos criollos, por españoles fieles a la Corona. Reformas económicas Las medidas de índole económico tomadas por los Borbones iban en el sentido de modificar el sistema mercantil con el objeto de eficientar las


labores productivas de las colonias y convertirlas en potenciales consumidoras de los productos españoles. Todo esto pretendía lograrse liberando el mercado de los monopolios mercantiles. Los pasos en este camino fueron: en 1748 se suprimió el sistema de flotas que había funcionado por siglos; en 1765 se permite por primera vez a las colonias comerciar entre sí y para 1788 se termina con el monopolio que habían ostentado Cádiz y Sevilla en la contratación, compra y distribución de esclavos, metales preciosos y diversas mercancías entre España y las colonias y se instaura el libre comercio. El proceso apuntaba claramente a la desaparición de los sistemas feudales de administración y a la incorporación paulatina de España a una economía de mercado, donde la naciente burguesía iba teniendo cada vez más importancia y ganando espacios. La burguesía española, en desventaja con la de otros países como Inglaterra, Francia y Países Bajos, se vio en la necesidad de apoyar la liberación de la economía y las ventas de sus productos se elevaron debido a que la actividad económica en las colonias se incrementó al reestructurarse con una mayor eficiencia. Se afectó a los comerciantes que habían monopolizado ese sector durante casi dos siglos, pero se apuntaló al sector agropecuario y, sobre todo, a la minería, la cual era una actividad trascendental, dada la importancia que tenían los metales preciosos en el esquema mercantilista de la época. Podemos afirmar que las reformas borbónicas tuvieron, en general, un impacto positivo para la economía de la metrópoli, ya que fueron como una bocanada de aire fresco para la corona española a la luz de las nuevas reglas de operación en el mercado mundial en expansión, pero para las colonias americanas el éxito fue relativo. Cierto es que la minería se vio beneficiada, algunas zonas económicas adquirieron una importancia que antes no tenía y finalizaron muchas de las prácticas monopólicas producto de vicios centenarios, pero los beneficiarios fueron siempre los españoles peninsulares y un puñado de criollos, la gran mayoría de la población vio mermadas sus condiciones, de por sí no muy buenas, de vida. Los criollos vieron limitadas, todavía más, sus oportunidades de participación política, debido en parte a la estrategia de la corona de reemplazar las estructuras administrativas con españoles leales a sus intereses en detrimento de los nacidos en estas tierras que después de muchos años se habían ganado lugares en el sistema burocrático de la Nueva España. Expulsión de los jesuitas Como vimos, las reformas borbónicas incluían también un control muy estricto de la Iglesia Católica ya que las diversas órdenes habían adquirido mucho poder, no sólo espiritual sino económico y político durante el reinado de los Habsburgo. Esto, como era de esperarse, ocasionó protestas, una de las


más contestatarias fue la Compañía de Jesús, la última de las órdenes que habían llegado a la Nueva España. Ésta se había caracterizado por un extremado interés en la educación y la ciencia, construyó una amplia red de colegios jesuitas en todos los niveles de instrucción; al mismo tiempo se había conformado en una orden muy poderosa en el nivel económico y político, por las diversas propiedades que había ido adquiriendo a lo largo de los años. Además, esta orden influyó intelectualmente en las nuevas generaciones de criollos a los que educaban en la conciencia de la grandeza y de las enormes capacidades de aquellos nacidos en estas tierras. Todo esto los definía ante las autoridades peninsulares y el propio Vaticano como una presencia muy peligrosa en el plano de las ideas o, cuando menos, conflictiva para la nueva dinastía y sus intereses. Por las anteriores razones, en el año 1767, fueron expulsados de España y de todas sus colonias. En un segmento del decreto decía, Carlos III : Los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de España nacieron para callar y obedecer y no para discurrir y opinar. Entre los jesuitas expulsados había muchos de los grandes estudiosos de las culturas prehispánicas, como Francisco Xavier Clavijero, quienes desde el exilio continuaron su tarea de dar a conocer las grandezas naturales y culturales de Nueva España, preparando de esta manera el terreno para la lucha de independencia. INDEPENDENCIA Los principales antecedentes externos que influyeron en el inicio de la lucha de Independencia tienen que ver con movimientos intelectuales y de lucha armada a nivel internacional, los cuales precedieron a importantes cambios socio-políticos en estados consolidados como Inglaterra y Francia, en donde la intervención consciente y cohesionada del pueblo fue decisiva para transformar estados y crear una nueva nación.

La Ilustración La Ilustración es una corriente filosófica representada por un grupo de intelectuales franceses que comenzó a poner en duda todos los supuestos filosóficos de la Edad Media sobre los que estaba sustentado el viejo orden de ideas. Su herramienta más importante era su confianza en la razón humana como arma para comprender el mundo pero, más trascendental aún, para poder cambiar la situación económica imperante, es decir, utilizaban la razón para intentar acabar con la pobreza y el oscurantismo


vigentes. En la Francia del siglo XVIII la situación económica y política estaba comenzando a afectar seriamente a los grupos sociales de nivel medio y bajo, los cuales aún mantenían un sistema de vida feudal, con francos remanentes en las áreas rurales; al mismo tiempo una nueva clase comenzaba a ganar fuerza: la burguesía. Los principales representantes de este movimiento eran Françoise Marie Arouet, cuyo seudónimo era Voltaire, Charles Louis de Sécondat, mejor conocido por su título nobiliario de barón de Montesquieu, y Jean Jacques Rousseau. A la Nueva España llegaron estas ideas por los libros introducidos al país, al menos de tres maneras conocidas: de contrabando, ya que estaban prohibidos por la Corona española; a través de los permisos que tenían las congregaciones religiosas (destacando la Compañía de Jesús) quienes recibían material de lectura para sus seminarios y colegios, y oral, es decir, transmitidos de boca a oídos por los marinos, mercaderes o viajeros que visitaban estas tierras. A lo largo y ancho del país, en pláticas formales e informales, los criollos discutían las ideas de la Ilustración. De Voltaire se comentaba, por ejemplo, su crítica al fanatismo religioso y a cualquier tipo de absolutismo para lo que proponía una monarquía constitucional, es decir, un rey sin poderes absolutos que acatara las leyes. En la misma dirección apuntaban las propuestas de Montesquieu de restringir el poder del rey, creando una forma de gobierno equilibrada basada en la división en tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, con el objeto de permitir al pueblo participar en el gobierno, ya que hasta ese momento el rey era el único depositario del poder. Rousseau partía de la idea de que todos los seres humanos nacían libres y el pueblo tenía el derecho a que las leyes reflejaran su voluntad; además, iba más allá de la monarquía constitucional de Voltaire y proponía la creación de una república, es decir, una forma de gobierno con cargos públicos no hereditarios, sino producto del voto de los ciudadanos. Como se comprenderá, estas ideas eran muy atrayentes para los criollos, ya que trataban sobre la libertad e igualdad, y la limitación de los privilegios de la monarquía. La Independencia de los Estados Unidos de América Para el siglo XVIII, las colonias inglesas en Norteamérica se habían convertido en una región bastante próspera y con una organización social estable. El problema radicaba en que la mayor parte de los beneficios de su labor iba a parar a Inglaterra a través de una serie de impuestos muy altos. Las colonias, además, participaron en la llamada Guerra de los Tres años (1756-1763) contra Francia, apoyando militar y económicamente a Inglaterra, sin que esa colaboración fuera recompensada, al contrario, a


pesar de las protestas populares, Inglaterra endureció su postura. Estas condiciones originaron en 1774 la formación de grupos de descontentos que comenzaron a abordar el tema de la independencia y el de instaurar un régimen republicano dividido en poderes, como lo proponía Montesquieu en sus escritos. El 4 de julio de 1776 se proclama la Declaración de Independencia, documento inspirado por la filosofía de la Ilustración, redactado por Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin, entre otros. Aunque los enfrentamientos continuaron hasta 1781 c u a n d o l o s i n g l e s e s f u e r o n ve n c i d o s m i lita r m e n t e. L a s c o l o n i a s s e independizaron de Inglaterra y crearon una república formada por trece estados, uno por cada una de las colonias originales, a la que llamaron Estados Unidos de Norteamérica, cuya existencia fue reconocida por Inglaterra en 1783, cuando se firmó el Tratado de Versalles en París, Francia. La Revolución Francesa Francia, para las fechas en que se firmó el Tratado de Versalles, ya estaba involucrada en el proceso que la llevaría a instaurar su propio régimen republicano a partir del movimiento libertario conocido como Revolución Francesa, en donde el pueblo francés, cansado de la miseria e injusticia existentes e inspirado directamente por las ideas de los filósofos ilustrados y liderado por la burguesía, se levantó en armas contra Luis XVI para proclamar una república al grito de Libertad, Igualdad, Fraternidad. En esa época, en Francia, ya estaban sembradas las semillas del descontento gracias al trabajo de los filósofos de la Ilustración, quienes, junto con una clase burguesa en ascenso, señalaban los errores del moribundo sistema monárquico. El reino de Luis XVI se enfrentaba a serios problemas económicos debido, por un lado, a las malas cosechas, pero también a un mal manejo de los impuestos y al despilfarro de riqueza que hacía una ociosa clase noble. A consecuencia de esta situación, una buena parte del pueblo pasaba hambre y vivía en condiciones de miseria extrema. Luis XVI intentó incrementar los impuestos, lo cual obviamente no fue bien recibido por la población y comenzó una serie de enfrentamientos políticos. Se convocó a una reunión de las diferentes fuerzas políticas que no consiguió nada. Todo este descontrol, aunado al malestar acumulado por años, desembocó en la toma de La Bastilla el 14 de julio de 1789, acontecimiento que marcó el fin de la era monárquica en Francia. Muchos nobles, entre ellos el rey y su familia, fueron decapitados y poco tiempo


después la Asamblea Constituyente proclamó un documento que resumía su visión de la nueva forma de gobierno que decía asumirse. El documento se llamó Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. De este modo, la Revolución Francesa dio inicio a una nueva era en la historia de la humanidad en donde los individuos y el pueblo se dan cuenta de que pueden incidir en el futuro de las naciones y que nada es inamovible. Crisis política y económica de España En 1808, Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, en su afán imperialista, invadió España, obligando a los reyes españoles a abdicar y colocó en el trono a José Bonaparte, su hermano. La resistencia liberal española constituyó un gobierno provisional y convocó a representantes de todo el imperio español a participar en una junta en el Puerto de Cádiz. Esto resultó positivo para los criollos de Iberoamérica, El corte imperio Estilo de vestir del siglo XIX que puso de moda la emperatriz Josefina Bonaparte, quien se casó en 1796 con Napoleón, en las fastuosas celebraciones del imperio. Este estilo se caracteriza en general por tener un corte bajo el busto, dejando suelta la cintura sin ajustar en la figura, con mangas cortas o largas y estrechas, muy escotados, de falda recta o en línea ‘A’, elaborados con telas ligeras, resultando en una línea delicada y femenina. La moda traspasó fronteras y poco a poco llegó a los salones de fiesta de los territorios conquistados, principalmente, y a los de contrarios, como Inglaterra. pero, sobre todo, de la Nueva España, quienes por primera vez eran invitados a una reunión en que se tomarían decisiones sobre las formas de gobierno y los rumbos políticos del reino. De estas reuniones, llamadas Cortes de Cádiz, surgió un documento que se llamó Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada en 1812, la cual limitaba los poderes del rey y establecía que todos los habitantes del imperio español, a donde quiera que hubieran nacido, eran iguales; además, se eliminaba el tributo pagado por los indios; se establecía que la soberanía no residía en el rey, sino en el pueblo y se creaban tres poderes: el legislativo, el judicial y el ejecutivo, este último sería ejercido por el rey, pero de una forma limitada y acotada por los otros dos poderes. La Constitución de Cádiz fue un gran adelanto en el camino de la libertad y la igualdad para todos los


miembros del imperio como era de esperarse, aun en el seno de las Cortes había algunos sectores que apoyaban sus principios, mientras que otros los descalificaban. Los grupos liberales estaban a favor porque per mitía mayores libertades y un gobierno regido por leyes; los conservadores, generalmente de posición acomodada, no querían que las cosas cambiaran porque de esa manera perderían sus privilegios, por lo que estaban en contra. Para los liberales fue una derrota cuando por fin la resistencia española logró expulsar a José Bonaparte de Madrid en 1814, ya que Fernando VII , al regresar al trono, se negó a reconocer la Constitución y persiguió a los liberales, encarcelando a muchos de ellos. Antecedentes internos El monopolio económico-político El punto final de las gravosas Reformas borbónicas en la Nueva España lo constituye el decreto de la consolidación, promulgado en 1804: la Corona exigió que todoslos fondos eclesiásticos fueran entregados a la Real Hacienda. Toda persona que había obtenido préstamos de la Iglesia quedaba obligada a liquidarlos en pagos periódicos en un plazo no mayor de 10 años. Algunos no lo pudieron efectuar y perdieron todas sus propiedades. Este decreto predispuso, aún más, a los criollos en contra de los peninsulares. Otra de las causas de descontento entre los criollos de la Nueva España era el hecho de que prácticamente todos los puestos de importancia fueron ocupados por españoles que, muchas veces venían de España directamente para desempeñar un cargo, y, por lo tanto, desconocían la realidad a la cual se enfrentarían, a diferencia de los criollos, quienes estaban enterados de la problemática novohispana y, por lo tanto, creían tener más derecho para ocupar dichos cargos. La monarquía española, sin embargo, continuaba gobernando estos territorios sin tener en cuenta la opinión de los nacidos en ellos. La desigualdad social De los diversos grupos que componían la sociedad novohispana: españoles, criollos, mestizos e indígenas, sólo los españoles y un grupo reducido de criollos se habían aprovechado de la gran cantidad de recursos humanos y materiales de la Nueva España; los otros grupos habían vivido en condiciones de esclavitud durante los casi tres siglos que duró la dominación española. Las comunidades indígenas, cuyas tierras comunales eran de muy baja calidad, continuamente recogían cosechas insuficientes, lo que ocasionaba la emigración de sus habitantes desde sus lugares de origen a vivir en las ciudades o centros mineros, donde vivían en condiciones de miseria. La situación no era mejor para la gran masa de


mestizos, los cuales tenían ocupaciones diversas, regularmente en las ciudades o los centros mineros, pero padecían discriminación y menosprecio debido a su origen racial. Los criollos no eran un grupo homogéneo: existían algunos beneficiados por la administración colonial, junto a sacerdotes más cercanos a las necesidades del pueblo, por ejemplo, Miguel Hidalgo; así como militares y miembros de la burocracia colonial, aunque siempre en cargos de baja jerarquía. Pero en casi todos ellos había un sentimiento de pertenencia a Nueva España, mientras que a los españoles peninsulares se les miraba como gachupines advenedizos que llegaban a ocupar las capas más altas de la estructura social sin tener ningún derecho. La Conjura del Ayuntamiento El hecho de no contar con un rey legítimo durante la invasión napoleónica en España, como era de esperarse, causó un gran revuelo en este lado del Atlántico y, a pesar de que la gran mayoría de los criollos estaba de acuerdo en apoyar a Fernando VII aunque no estuviera gobernando, hubo dos opiniones de cómo se debía proceder en esa situación. La primera de ellas acordaba que el gobierno organizado (los liberales en las Juntas de Cádiz) para oponerse a Napoleón, era el verdadero representante de la Corona española y, por lo tanto, a él se le debía rendir cuentas. Otra facción, en donde había varios miembros del Ayuntamiento de la ciudad de México, sostuvo que mientras no existiera un gobierno establecido en la metrópoli, la Nueva España debía gobernarse por sí misma y sólo regresar a las órdenes del rey cuando éste hubiera retomado su trono. El Ayuntamiento propuso al virrey lo siguiente: ...que la soberanía radicaba en todo el reino, y en particular en los cuerpos que llevaban la voz pública, quienes la conservarían para devolverla al legítimo sucesor, cuando se hallase ‘libre de fuerzas extranjeras’ y que, en consecuencia, debía el virrey continuar provisionalmente en el gobierno... Esta posición se acercaba peligrosamente a la idea de independencia, y se radicalizó cuando los criollos decidieron formar un Congreso parecido a las Cortes de Cádiz apoyados por el mismo virrey. Ante esta situación los españoles ubicados en posiciones de autoridad en la Nueva España, tanto en el ramo civil como en el religioso, y sobre todo militar, maniobran y logran derrocar al virrey. La llamada Conjura del Ayuntamiento fue sofocada y sus representantes, acusados de conspirar en contra de la Corona, terminaron en la cárcel. Las conspiraciones de Valladolid y Querétaro De acuerdo con los antecedentes mencionados, por todo el territorio novohispano surgieron grupos de criollos que se reunían para platicar sobre ideas independentistas y las posibilidades de una situación política diferente en la Nueva España. Indiscutiblemente, debían gestarse en la clandestinidad


porque representaban un peligro para el gobierno de la Nueva España. En algunas de estas reuniones se comenzaba a plantear en serio la idea de independizarse de España; por esta circunstancia, tales reuniones llegaron a ser conocidas como conspiraciones. Una de las más famosas fue la llamada Conspiración de Valladolid (actual Morelia), encabezada por José Mariano Michelena e incluía a varios militares y representantes del clero, quienes además de compartir ideas generales de soberanía que flotaban en el aire, estaban inconformes por la situación marginal de aquella región de la Nueva España, e intentaron, sin éxito, tener un representante en las Cortes de Cádiz. La Conspiración de Valladolid pretendía también la creación de un Congreso donde se aprobara el proyecto de que la soberanía se depositara en Nueva España hasta el regreso de Fernando VII . En 1809 fue descubierta y, aunque no pasó a mayores, tampoco pudieron llevar a cabo sus planes. Otra conspiración se llevó a cabo en Querétaro, protag onizada por Miguel Domínguez, su esposa Josefa Ortiz, Ignacio Allende, Juan Aldama y Miguel Hidalgo. Todos eran criollos y, aunque tres de ellos formaban parte de la estructura de gobierno de la Nueva España (Miguel Domínguez era corregidor y Aldama y Allende pertenecían al ejército), empezaban a convencerse de que la solución a los problemas de estas tierras implicaba forzosamente liberarse del yugo de los españoles. Hidalgo, educado en colegios de la Compañía de Jesús, tenía una sensibilidad especial para los problemas del pueblo; hombre muy culto y de ideas avanzadas, era párroco del pueblo de Dolores desde 1803 y había dedicado buena parte de su vida a procurar una mejoría en el nivel de vida de la gente del pueblo, no sólo desde las buenas intenciones de los sermones sino con actividades prácticas como enseñar el cultivo de la vid, la crianza de gusanos de seda, la fabricación de loza y ladrillo, además de la construcción de canales de riego. De todos los conspiradores de Querétaro, Hidalgo era el que tenía una relación estrecha con las clases populares. La conspiración fue descubierta y se vieron obligados a levantarse en armas anticipadamente, por lo que la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Hidalgo lanzó a vuelo las campanas de su iglesia llamando a la gente del pueblo de Dolores, a los cuales lanzó una proclama de libertad; no tuvo que argumentar demasiado para convencerlos de que la principal causa de la precaria situación que vivían se debía al mal gobierno español; para todos era claro que había llegado el momento de luchar contra las injusticias. Con este discurso, comienza formalmente la primera campaña militar por la independencia.


Guerra de Independencia se pueden establecer cuatro etapas de desarrollo; la primera la inicia propiamente Miguel Hidalgo con el pronunciamiento ante el pueblo de Dolores; en ella comenzó la lucha armada, la cual es retomada a su muerte por José María Morelos; quien organizó su estrategia y conformó una base jurídica que sustenta el movimiento al constituir un congreso y una constitución. Cuando Morelos fue eliminado, tomó la estafeta Vicente Guerrero, quien mantuvo, junto con otros insurgentes, una resistencia armada en el territorio de la Nueva España. Sin embargo, estas fuerzas no pudieron consumar la independencia del territorio. A su vez, las fuerzas realistas, ante el temor de perder sus privilegios frente a la amenaza de reinstituirse la Constitución de Cádiz, buscaron urgentemente un “pacto con la insurgencia” lo que originó un convenio entre las fuerzas políticas y sociales de la Nueva España, en consecuencia, la independencia de la metrópoli. INICIACION (Hidalgo) La madrugada del 16 de septiembre de 1810 se creó el ejército insurgente; al principio no pasaba de unos cuantos cientos de personas, las cuales no tenían armas de fuego sino que echaron mano de los instrumentos de trabajo cotidiano como machetes, azadones, palos y hondas. La indignación de la mayoría de la población, junto con la imagen y el carisma de Miguel Hidalgo, logró que en poco tiempo que el ejército creciera, conformado por una inmensa mayoría de indios y mestizos, pero con criollos, como Allende y Aldama, en posiciones estratégicas de mando. La postura definida de Hidalgo a favor de cambios radicales en la estructura social para la causa de mestizos e indígenas contrasta, ampliamente, con la de los criollos que solamente luchaban por el cambio político, pero conservando su posición privilegiada; tal contraste siempre mantuvo un cierto grado de tensión entre los miembros de la causa insurgente. El ejército insurgente inició su camino con la intención de tomar la capital de la intendencia de Guanajuato; llegan a Atotonilco donde Hidalgo utiliza como estandarte una imagen de la virgen de Guadalupe; toman San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), Celaya y Salamanca, sin que nadie les opusiese ninguna resistencia de consideración. A su arribo a Guanajuato ya eran un ejército de dimensiones impresionantes y exigieron al gobernador de la intendencia


que se rindiera; como éste no cedió se realizó una batalla muy difícil y cruenta, que tuvo su punto más álgido en la Alhóndiga de Granaditas, un almacén de granos prácticamente inexpugnable, el cual sólo pudo ser atacado gracias a la intervención, según relatos populares, de un campesino conocido como El Pípila, quien utilizando una losa de piedra en la espalda pudo prender fuego a la puerta principal; la realidad fue que lograron ingresar al almacén y tener control de los abastos de la ciudad. Con la Alhóndiga tomada, el ejército insurgente no pudo ser controlado por la dirigencia criolla y se cobró con mucho rencor los siglos de opresión y sometimiento de manos de los españoles, saqueó la ciudad y asesinó a muchos de los españoles que vivían en ella. El siguiente punto fue Valladolid cuyos habitantes se rindieron, probablemente para evitar algo parecido a lo sucedido en Guanajuato. Poco después el ejército insurgente tomó Zitácuaro y Toluca, en un camino que claramente tenía como objetivo la ciudad de México. En un lugar entre Toluca y la ciudad de México, llamado el Monte de las Cruces, el ejército realista (del estado español) intentó detener a los insurgentes, pero no lo logró y con esta victoria la ciudad de México quedaba a la merced del ejército insurgente. En una decisión que hasta la fecha se discute, Hidalgo decidió no tomar la ciudad de México y puso marcha de regreso a Valladolid. El ejército realista ya recuperado, al mando de Félix María Calleja, los derrotó en Aculco, ocasionando que las tropas insurgentes, diezmadas y desmoralizadas, se refugiasen en Guadalajara. Desde esta ciudad, Hidalgo realizó ciertas acciones importantes de gobierno, que tuvieron más que nada un carácter simbólico. ...todos los dueños de esclavos deberán darles la libertad, dentro del término de diez días, so pena de muerte y que cese para lo sucesivo la contribución de tributos, respecto de las castas que los pagaban, y toda exacción [impuesto] que a los indios se les haga. Apenas iniciado el año de 1811, el 16 de enero, Calleja ganó la batalla definitiva contra el ejército insurgente que culminó con la muerte de Hidalgo y sus compañeros de lucha. Sus cabezas fueron expuestas varios años en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas para que sirvieran de escarmiento a quien se atreviera a pensar en otro movimiento independentista. pudo ser atacado gracias a la intervención, según relatos populares, de un campesino conocido como El Pípila, quien utilizando una losa de piedra en la espalda pudo prender fuego a la puerta principal; la realidad fue que lograron ingresar al almacén y tener control de los abastos de la ciudad. Con la Alhóndiga tomada, el ejército insurgente no pudo ser controlado por


la dirigencia criolla y se cobró con mucho rencor los siglos de opresión y sometimiento de manos de los españoles, saqueó la ciudad y asesinó a muchos de los españoles que vivían en ella. El siguiente punto fue Valladolid cuyos habitantes se rindieron, probablemente para evitar algo parecido a lo sucedido en Guanajuato. Poco después el ejército insurgente tomó Zitácuaro y Toluca, en un camino que claramente tenía como objetivo la ciudad de México. En un lugar entre Toluca y la ciudad de México, llamado el Monte de las Cruces, el ejército realista (del estado español) intentó detener a los insurgentes, pero no lo logró y con esta victoria la ciudad de México quedaba a la merced del ejército insurgente. En una decisión que hasta la fecha se discute, Hidalgo decidió no tomar la ciudad de México y puso marcha de regreso a Valladolid. El ejército realista ya recuperado, al mando de Félix María Calleja, los derrotó en Aculco, ocasionando que las tropas insurgentes, diezmadas y desmoralizadas, se refugiasen en Guadalajara. Desde esta ciudad, Hidalgo realizó ciertas acciones importantes de gobierno, que tuvieron más que nada un carácter simbólico. ...todos los dueños de esclavos deberán darles la libertad, dentro del término de diez días, so pena de muerte y que cese para lo sucesivo la contribución de tributos, respecto de las castas que los pagaban, y toda exacción [impuesto] que a los indios se les haga. Apenas iniciado el año de 1811, el 16 de enero, Calleja ganó la batalla definitiva contra el ejército insurgente que culminó con la muerte de Hidalgo y sus compañeros de lucha. Sus cabezas fueron expuestas varios años en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas para que sirvieran de escarmiento a quien se atreviera a pensar en otro mopvimiento independentista. 4.2.2 Organización (Morelos) Afortunadamente ya se habían comenzado a realizar levantamientos en otros lugares de la Nueva España; el que resultaría ser el principal movimiento estaba al mando de otro párroco llamado José María Morelos y Pavón, quien había contactado con Hidalgo cerca de Valladolid. Morelos organizó y mantuvo cohesionada una fuerza insurgente en el sur del país, aunque su ejército no era numeroso, estaba mejor estructurado y con un espíritu combativo, en mucho gracias a la capacidad militar y de organización de Morelos. Derrotado Hidalgo, Morelos “tomó la estafeta” y continuó con la Guerra de Independencia. En febrero de 1812 tomó Cuautla, resistió un sitio de 72 días ante Calleja y logró reunificar su ejército para tomar Orizaba, Oaxaca y Acapulco. Congreso de Chilpancingo Ilustración 4.8 El cura José María Morelos se autonombró Siervo de la Nación.


Cuando en 1812 las Cortes de Cádiz promulgaron la Constitución, Ignacio López Rayón, otro de los jefes insurgentes de importancia, convocó a formar la Junta Gubernativa de América y expidió el Manifiesto a la Nación, donde propuso que los americanos respondieran ante la junta como su representante soberana y como la instancia gubernamental de la Nueva España en la ausencia de Fernando VII , lo que representaba, en la práctica, una alianza entre los españoles habitantes del territorio novohispano y los criollos más acomodados. Para contrarrestar la influencia de este manifiesto y convencido de que para que la lucha armada tuviera éxito se requería tener un alto grado de organización y legitimidad. Morelos convocó a un congreso para redactar una constitución en la ciudad de Chilpancingo, en el actual estado de Guerrero. Ante el congreso, Morelos presentó un documento que tituló Sentimientos de la nación en donde manifestaba su postura ante el nuevo gobierno. Un incidente que nos muestra la calidad moral de Morelos fue el hecho de que el congreso, al reconocerlo como la fuerza más importante de la rebelión le concede el trato de Alteza, lo cual rechaza, imponiéndose a sí mismo el trato de Siervo de la Nación. Sentimientos de la Nación (fragmentos) Que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se declare, dando al mundo las razones. La soberanía procede directamente del pueblo, que sólo quiere depositarla en sus representantes dividiendo los poderes de ella en Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, eligiendo las provincias sus vocales y éstos a los demás, que deben ser sujetos sabios y honrados. Que para dictar una ley se discuta en el Congreso, y se decida a pluralidad de votos. Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otros el vicio y la virtud. Constitución de Apatzingán En 1814 el congreso promulga la Constitución de Apatzingán, la cual, entre otros asuntos, proclama una república como modelo de gobierno; sin embargo, esta constitución nunca pudo ponerse en funciones, ya que a partir de esa fecha el movimiento independentista tuvo una serie de reveses militares, que culminaron con el fusilamiento de Morelos el 22 de diciembre de 1815. Identifica las ideas políticas que contiene la Constitución de Apatzingán y establece la influencia que tiene este documento con la actual Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos, y remarca la posición que ocupa el tema de los indígenas en ambos documentos. María Teresa Medina de la Sota Riva Xalapeña, nació entre los años de 1780 y 1790; de clase acomodada, se casó joven con Manuel de la Sota Riva, tuvo dos hijos. María Teresa, quien creyó en la causa del movimiento de Independencia y en 1812 apoya la formación de una Junta de Insurgentes a la cual sostenían económicamente. El movimiento es descub i e r t o, M a r í a Te r e s a , aunque se salva de ser encarcelada es obligada por el g obierno vir reinal a abandonar Xalapa y se traslada a la ciudad de México. Posteriormente, d u r a n t e el imper io de Agustín de Iturbide, fue dama de la corte. 4.2.3 Resistencia (Guerrero) El gobierno virreinal trató de convencer a la sociedad de que, una vez muertos los dos caudillos principales de la rebelión de independencia, el problema terminaría; sin embargo, el descontento crecía y, paralelamente, un puñado de combatientes insurgentes continuaba en pie de guerra. Nicolás Bravo, Pedro Moreno, Juan Álvarez, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero mantenían viva la llama de la independencia, aunque no tenían la fuerza necesaria para llevarla a término. En abril de 1817 llegaron a la Nueva España Xavier Mina y Servando Teresa de Mier, dos liberales radicales que deseaban contribuir a la lucha de Independencia. Por un lado Xavier Mina, militar español, combatió durante la invasión napoleónica y al darse cuenta de que Fernando VII no respetaba la Constitución de Cádiz se levantó en armas. Fue derrotado y huyó a Inglaterra, donde conoció al criollo Fray Servando Teresa de Mier, religioso jesuita y estudioso de la realidad mexicana, quien desde 1794 había declarado la guerra de manera personal a la opresión española. Desterrado a España y, después de escapar de varias prisiones, se encontró con Mina en Inglaterra, éste lo convenció de que juntos podían combatir a Fernando VII si ayudaban a la independencia de sus colonias, minando, de esta manera, su poderío económico y político. Mina desembarcó en costas americanas al mando de unos trescientos hombres, procedentes de las luchas independentistas del continente. Aunque su campaña duró solamente alrededor de seis meses, hasta su captura y fusilamiento, su figura inspiró a muchos por su lucha en favor de la independencia, aun contra su propia patria porque creyó en las causas justas. Mientras tanto, Vicente Guerrero mantenía la lucha desde las montañas en el sur del país, en el estado que


actualmente lleva su nombre. Guerrero no tenía la fuerza militar como para consumar la independencia, pero el conocimiento pleno de la serranía de esa región lo hacía imbatible, ya que después de cualquier ataque simplemente desaparecía en la sierra sin dejar rastro. La llama permanecía, pero sin resultados claros. I. II. Incorpora en la línea del tiempo las etapas de la lucha de Independencia, identificando con imágenes las principales características de este proceso. Establece las similitudes y diferencias entre las tácticas militares de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Vicente Guerrero durante la lucha insurgente para comprender las estrategias que mantuvieron la lucha de independencia de 1810 a 1821. Indaga sobre los motivos que tuvieron Xavier Mina y Fray Servando Teresa de Mier, desde sus perspectivas, sobre la libertad de los pueblos como derecho inalienable. III. Los chiles en nogada Platillo típico del estado de Puebla, su origen se establece en el periodo del Imperio de Agustín Iturbide 1821. Cuando pasó por esta ciudad camino a la capital a realizar su entrada triunfal el 27 de septiembre, se indicó que debido a que al siguiente día celebraba su cumpleaños (28 de septiembre), se organizaría un banquete en su honor. Po r e s t e m o t i v o, l a s monjas del convento de Santa Mónica decidieron crear un nuevo platillo, para ese banquete, en su honor. En su elaboración decidieron plasmar los colores de la recién instituida bandera del ejército trigarante,: el verde se representó por el chile poblano y el perejil, el blanco por la salsa de nuez de castilla y el rojo, por los granos de la granada. 4.2.4 Consumación de la Independencia La coyuntura necesaria llegó de donde menos se esperaba: de los criollos acomodados, los cuales, llevados por las circunstancias, se vieron forzados a concluir el movimiento, buscando un “arreglo” para mantener a salvo sus intereses y de esta manera esquivar el impacto negativo que hubiera podido causarles la revolución liberal española y la reinstauración de la Constitución de Cádiz. Los criollos acomodados, siendo conservadores por naturaleza, habían ocupado durante toda la Colonia espacios privilegiados, en relación con el resto de la sociedad, y eran los menos inclinados a un cambio. Siendo conservadores por naturaleza fueron los primeros en oponerse a la Constitución, considerando que iba en contra de sus intereses y privilegios; así que cuando en 1820 Fernando VII fue obligado a acatarla, los criollos


ricos vieron en peligro sus bienes y ellos mismos empezaron a conspirar contra la Corona española para independizarse, aunque evidentemente no por los ideales que enarbolaron Hidalgo y Morelos: cambio y justicia social, sino precisamente por lo contrario: mantener sus privilegios y acrecentar sus espacios de poder. La Conjura de la Profesa, llamada así por llevarse a cabo en la iglesia del mismo nombre, en la ciudad de México, logró convencer al virrey de enviar a un coronel criollo, Agustín de Iturbide, a combatir a Guerrero, lo cual intentó sin éxito, como lo habían hecho muchos otros, gracias al conocimiento que, reiteramos, tenía Vicente Guerrero de su terreno. Iturbide decidió cambiar de táctica de tal manera que, en complicidad con el clero, con los criollos acomodados y los españoles que no querían perder sus propiedades, propuso a Guerrero una alianza para lograr la independencia y supuestamente “evitar más derramamiento de sangre”. Convencido, quizá, de que solo nunca iba a lograr la independencia, y cansado después de muchos años de resistencia, Guerrero aceptó en primera instancia en Acatempan, donde se dio un histórico abrazo con Iturbide, y después en Iguala, donde se realizó el llamado Plan de Iguala, proclamado en febrero de 1821. En dicho documento se invitaba a todos los habitantes de la Nueva España a unirse en pro de la independencia; a este plan también se le llamó de las Tres Garantías, porque proponía tres líneas de acción: 1. una religión única, la católica, 2. la unión de todos los grupos sociales y 3. la independencia de México, mediante la creación de una monarquía constitucional. A cada una de las garantías se le dio un color y con esa idea se confeccionó la primera bandera del territorio independiente con los tres colores, que no han cambiado hasta la fecha: verde, blanco y rojo. Cuando llegó el recientemente nombrado virrey, don Juan O’Donojú a la Nueva España, el apoyo de todas las clases sociales al Plan de Iguala era tal que se convenció de firmar los Tratados de Independencia (conocidos como los Tratados de Córdoba, por firmarse en esta ciudad) incluso antes de llegar siquiera al centro de la República. El ejército, que la gente ya conocía como Trigarante, por representar el Plan de las Tres Garantías, entró a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 dando fin, de esta forma, a más de tres siglos de dominación española. La independencia se había logrado, pero, desgraciadamente, el futuro no se veía prometedor y los objetivos iniciales de la guerra de independencia de libertad y justicia social habían sido traicionados. Además, el país había quedado destrozado a consecuencia de más de dos décadas de guerra,


circunstancias que afectaron a la nueva naci贸n, tanto en el campo econ贸mico como en el pol铆tico.


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