JOSEPH READHEAD: ENTRE TUCUMAN Y SALTA. por Elena Perilli de Colombres Garmendia

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Joseph Redhead: entre Tucumán y Salta Elena Perilli de Colombres Garmendia En los primeros años del siglo XIX ingresaron al territorio americano profesionales formados en centros educativos altamente especializados, quienes emigraban ante la inestabilidad política derivada de los avances napoleónicos o también con fines de estudiar las posibilidades que brindaba nuestro suelo y nuestra gente. Al llegar al Rio de La Plata algunos se unieron a la causa patriota contribuyendo con sus conocimientos específicos, insertos luego en la vida civil, continuaron desarrollando diversas actividades. El propósito de esta comunicación es poner a consideración la vida de Joseph Redhead como médico y naturalista en el siglo XIX ya que fue portador de un saber que lo legitimó para desempeñar la actividad científica. Joseph James Thomas Redhead nació en Escocia en 1767, fue médico y actuó en la Salta colonial destacándose con otros facultativos como Roberto Martín Miln y Antonio Castellanos Saravia, no obstante, no se conoce mucho sobre él.


3 Bernardo Frías le llamó “médico afamado y popular de Salta”. Por su parte

Bartolomé Mitre, que fue el primero en

ocuparse de Redhead, dijo que era escocés de nacimiento, Frías lo califica como inglés y Mario Belgrano erróneamente lo llama americano. Por lo tanto, su lugar de nacimiento es muy discutido. 1 Se conjetura que al llegar a Buenos Aires para no denunciar su origen inglés se declaró originario de Connecticut ya que en esos años Inglaterra se hallaba en guerra con España. Por sus acreditados títulos se le autorizó a “ejercer su profesión en todo el Virreinato del Río de la Plata.” Señala el historiador jesuita Guillermo Furlong que “Don José Redhead dijo que era de Norteamérica, natural de Connecticut, que profesaba la Religión Católica y, soltero, no tenía, más bienes que los cortos muebles de su arte”. 2 Agrega Mitre noticias sobre su vida en Europa, de su familia cuando era niño Joseph, se trasladó a Edimburgo donde cursó sus estudios en el Real Colegio de Edimburgo. Continuó los superiores en la Universidad de dicha ciudad, la mejor de su época, en la que en

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Algunos autores sostienen que nació en Antigua (por lo tanto británico), según informa Andrew Graham Yool, en La Colonia Olvidada, Emecé, p.415, 2000, cit por Ricardo N. Alonso y Antonio D. Sorich, Joseph Redhead y la Ciencia Colonial, Salta 2008, pág. 24. También lo afirma Miguel de Asúa en Una gloria silenciosa Dos siglos de la ciencia en el Plata., (Bs As 2010). 2 Guillermo Furlong Cardiff. SJ. Médicos Argentinos durante la colonia hispánica, Cultura Colonial Argentina VI, (Bs As, 1947), p 150.


4 1789 se graduó como médico. Soltero, católico, estudió en efecto, ciencias físicas y naturales en Edimburgo, bajo la dirección del afamado doctor William Cullen, escritor de Medicina muy reconocido. Pasó después a la Universidad de Gottingen para ampliar sus conocimientos donde fue compañero de Guillermo IV y del Barón Alexander Von Humboldt. Habría sido este último quien dio a Redhead un itinerario para explorar las provincias del norte argentino. También habría tenido contacto con Aimé Bonpland, además de Humboldt,

en

Francia durante su visita a la Universidad de París, Interesa tanto su labor médica como científica, pionera, en una etapa tan temprana.

Alexander Von Humboldt


5 Viajó por Italia, Rusia y Francia coincidiendo su estadía con el peor momento de la revolución, allí se contactó con Jean N. Corvisart, médico de Napoleón Bonaparte. También en Francia habría conocido a Bonpland, como ya dijimos, en la Universidad parisina. 3 A poco de llegar, en el fragor de la revolución, fue encarcelado con muchos de sus conciudadanos y encerrado en la Bastilla, donde quedó confinado por catorce meses; allí con sus compañeros de encierro, en su mayoría de rango y fortuna, permanecieron ignorando la realidad del mundo exterior. Tras este período, el gobierno dictó un decreto autorizando a los extranjeros a ejercer su profesión, lo que permitió a Redhead obtener su libertad. Aunque, durante un tiempo, vivió en la mayor miseria y aflicción en todas aspectos. La guillotina trabajaba a todas horas y la vida de cada persona estaba continuamente amenazada. Regresó a su país y se dedicó a estudiar y ahondó en el conocimiento de las Ciencias Físicas y Naturales y en 1803 fue comisionado por el gobierno de Escocia “para hacer estudios sobre los secretos naturales de América”. Con la finalidad de conocer y estudiar los secretos de la flora 3

Aimé Bonpland (1773-1858) llegó al Plata en 1817 y se estableció un año después en Corrientes y Misiones. Fue compañero de viaje de Humboldt e hizo importantes trabajos como botánico cfr. Ricardo N. Alonso y Antonio D. Sorich, Joseph Redhead y la ciencia colonial,( Salta 2008).


6 y fauna americana, llegó a Buenos Aires en 1803. (Carlos Romero Sosa señala que Mitre se equivoca al fechar su llegada en 1805). Esto se desprende de un documento publicado en 1803 por el profesor Beltrán

en su Historia del Protomedicato, institución

creada como un medio para combatir el curanderismo y encargada de pasar a los profesores de farmacia la lista de médicos y cirujanos habilitados para ejercer. En ese documento de 1803 figura Redhead conjuntamente con los doctores Miguel Gorman y Cosme Argerich con la debida autorización.

Cerro de Potosí en antiguo grabado


7 También Mitre afirmó que a poco de su llegada a Buenos Aires, Redhead, pasó hacia el Alto Perú en compañía del doctor Moro que desempeñaba entonces la presidencia de la Audiencia de Charcas. Pero el propio Redhead citó que pasó de viaje con Muñoz y San Clemente desde Buenos Aires hasta Potosí. En 1806 Redhead viajó a esa ciudad para hacer experiencias antivariólicas, acompañando a don Francisco Muñoz y San Clemente

a la

provincia del Cuzco y el mismo dijo: “Me determiné a este viaje principalmente porque debiendo atravesar parte de la cordillera y subir a elevaciones grandes, se me ofrecía una ocasión favorable de hacer algunas observaciones sobre una materia que había excitado mi curiosidad”: la dilatación progresiva del aire atmosférico, tema sobre el que escribió y publicó un interesante folleto años más tarde. No pensaba entonces que llegaría el caso de comunicar al público los resultados de sus investigaciones. En ese trabajo Redhead cuenta haber realizado algunas observaciones en las montañas de Jujuy y haber medido la elevación del cerro de Potosí. Esto último condujo a que se le considerase un precursor del célebre geógrafo Martín de Moussy y un antecedente singular en la historia de la ciencia. En Rosario de Lerma realizó estudios sobre fiebre tifoidea y paludismo. Por su parte, el naturalista-medico Scrivener puntualizó que


8 Redhead llegó en 1809 en el séquito del Virrey Cisneros, al que acompañó por varias provincias de la jurisdicción desde Buenos Aires hasta el Desaguadero de Perú. En ese recorrido pasaron por Salta donde disfrutó mucho de su belleza, suavidad del clima y carácter de los habitantes. Ya en el Alto Perú estudió la geología y midió los altos de Potosí, Illimani, y otras montañas que forman la cadena de la Cordillera. Estuvo varios meses que aprovechó para sus numerosas observaciones con fines científicos y luego regresó a Salta.

Antigua fotografía de la ciudad de Salta

Se afirma que desde1809 estuvo radicado Redhead en Salta, pero no en la ciudad, sino en las afueras, y según parece ejercía la profesión solo por amistad. No tenía fortuna ni más bienes que pocos muebles;


9 su preocupación máxima fue el estudio de la Botánica y la Teratología. (Esta última es la disciplina que dentro de la zoología estudia las criaturas anormales). “Las plantas medicinales de la región despertaron su curiosidad hizo herbarios de ellas; estudió sus propiedades y clasificó algunas especies”, asevera Romero Sosa. Coleccionó muchas ya que era partidario de la terapéutica familiar y se cuenta que

decía: "Todas las drogas deben prepararse en las casas de

familia. Las farmacias hacen lo mismo y duplican o triplican su costo". 4 Redhead, personalmente, enseñaba como preparar los medicamentos, esas recetas fueron guardadas celosamente y siguieron vigentes muchos años después. Enseñaba él mismo a elaborar las medicinas: con la “Pichana amarga” trataba las fiebres, y al “oleum serpentorum” lo empleaba para otros padecimientos, etc. En un mundo con especies poco conocidas resultaba inevitable la aparición de naturalistas y exploradores nativos y extranjeros que anticiparan, con sus estudios, la formación de centros e instituciones que surgirían posteriormente. Muchos de los remedios empleados eran ya clásicos en la 4

Carlos Gregorio Romero Sosa, Tres médicos coloniales en Salta, Miln, Redhead y Castellanos, (Buenos Aires 1944). En cuanto a la preparación de remedios caseros su actitud cambiará más adelante. En 1833 le parecía “reprensible la preparación de remedios caseros”.


10 farmacopea indígena y luego fueron ampliamente aceptados por los españoles y criollos. Algunos de ellos fueron: tártaro emético, alcanfor, quina, ungüento de altea, piedra de Lipiz, emplasto de ranas, ungüento de mercurio, ungüento amarillo, flor de violeta, piedra infernal, confortativo de Vigo, extracto de Saturno, aceite de almendras, mercurio dulce, nitro purificado y puro, alusema, ungüento blanco, sal amoniaco, bálsamo católico, ungüento de soldado, opio, bejuquillo, alumbre de roca, láudano, etc. 5 Su apellido recibió diversas variantes; Redead, Redeal o Redear y las clases cultas lo consideraron un sabio. (Según Bernardo Frías y Joaquín Castellanos). Hasta entonces el único médico conocido en Salta era el doctor Roberto Martín Miln al que llamaban “Miller” quien se había instalado junto a José María Todd, farmacéutico de profesión, llegados a Salta en 1805. Redhead vino a acompañarlo en su labor. Miln falleció en 1830, estando Redhead integrado a la sociedad salteña y gozando de gran prestigio. Sobresalía Redhead como clínico y obstetra, era conocedor de la medicina de los indios chiriguanos y cuenta la tradición, que en casos de parto hacía hervir agua y después de entibiada indicaba entrar en ella a la parturienta que daba a luz dentro de la bañadera, como medio de prevenir a la madre y al niño de una infección microbiana aérea, Sostenía que los gérmenes eran menos virulentos 5

Ramón Leoni Pinto, “Sociedad y sanidad en Tucumán (1810-1825)”. Inédito.


11 en el agua que en el aire. (Relato trasmitido por José María Leguizamón). Decidido patriota Al finalizar el siglo XVIII no existía en Tucumán ningún facultativo debidamente acreditado como tampoco un servicio regular hospitalario. Al estallar la Revolución de Mayo y con la movilización de tropas las cosas cambiaron para esta ciudad en lo que a servicios sanitarios se refiere, pues aquellos ejércitos se movían con médicos cirujanos y parque sanitario. Con el ir y venir de los ejércitos se instalaron en Tucumán hospitales para soldados enfermos y hospitales de sangre para atención de los heridos. No era del todo completo pero sí más organizado y competente. No quiso participar en forma activa en la guerra en su condición de extranjero, pero sus simpatías lo acercaban a los patriotas y le ganarían la persecución realista; tuvo Redhead que emigrar de Salta pasando a Tucumán, pese a contar con influyentes amistades como Nicolás Severo de Isasmendi y el Deán doctor Vicente Anastasio de Isasmendi. Cuando avanzaban las tropas de Tristán buscó amparo en el campamento de Belgrano y se convirtió


12 en fiel colaborador y amigo del general. 6 En

el

año

1812

se

encontraron

en

la

ciudad,

inesperadamente, varios profesionales entre los que se contaba a Joseph Redhead. Afirma la historiadora Sara Peña de Bascary que “San Miguel de Tucumán en 1812 era una comunidad sujeta a los cambios que se producían por el impacto revolucionario y la guerra”, una ciudad que se vio colmada de soldados que duplicaban su población. Su aspecto era precario, con calles que no estaban empedradas por lo que el polvo, en los meses de sequía y el barro, durante los lluviosos hacían insalubre la circulación. No obstante era una bulliciosa aldea de alrededor de 5000 personas, donde el ámbito de socialización por excelencia era la plaza, ocupada por todos los sectores sociales. Su actividad como mercado la hacía el lugar más animado y dinámico de la ciudad. Las calles diariamente eran el ámbito lúdico, donde toda clase de gente jugaba a la pelota, y también campo de carreras de alocados jinetes. Para carnaval la población transgredía las normas establecidas. Otra costumbre que se desarrollaba en las calles eran las serenatas nocturnas. La ciudad estaba iluminada con faroles de papel que se colgaban al anochecer en los frentes de las casas y se retiraban diariamente; se utilizaban candiles con aceite y mecha, los que eran 6

Antonio Torres, Historia Médica del Tucumán, (Tucumán, 1969).


13 corrientes en las noches sin viento. Las familias principales acapararon cargos políticos donde colocaban a sus parientes, lo mismo que en la Iglesia y la milicia. Se destacaron durante las invasiones inglesas y fueron protagonistas en la batalla del 24 de septiembre- en especial el clan de los Aráoz- tras la lucha el mismo General Belgrano asentó las calificaciones y notas correspondientes a cada uno de los hombres que estuvieron en las acciones de Tucumán y Salta. 7

La Batalla de Tucumán. Oleo de Francisco Fortuny 7

Sara Peña de Bascary, “Tucumán, 1812. Vida cotidiana en tiempos difíciles”, en Actas de las IX Jornadas la Generación del Centenario y su proyección en el Noa, Centro Rougés FML, (Tucumán, 2013).p 456.


14 La guerra hizo surgir nuevas fuentes de trabajo ya que la tropa requería diversos servicios habitación, pulperías, casas de abastos,

etcétera,

modificando

con

sus

requerimientos

la

configuración social y laboral del medio. Los herreros forjaban rejas, faroles y utensilios, y en 1810 se instaló la fábrica de fusiles, las mujeres del ámbito popular se ocuparon de labores artesanales y elaboraban velas y jabones, las costureras cosían uniformes y vestimentas para la tropa. La ciudad carecía de mínimas condiciones de salubridad. No había hospitales pese a los intentos realizados desde 1801, en que hubo una gran peste de viruela. En 1812 la obra estaba inconclusa. La escasez de médicos ocasionaba que la medicina fuera ejercida por curanderos y los partos atendidos por comadronas y parteras. No tenemos datos precisos sobre existencia de boticas, pero algunas tiendas como la de Salvador Alberdi, expendían productos farmacológicos. Ya en pleno período bélico Hermenegildo Rodríguez era en 1812, el boticario que proveía las medicinas para el hospital del ejército. La guerra obligó a improvisar hospitales en conventos y casas de familia para atender a los heridos y se contaba con la presencia de algunos facultativos: Pablo Millán, el tucumano Baltazar Tejerina, más adelante designado médico de la ciudad y en las milicias figuraba Diego Paroissen, como “físico mayor del ejército”.


15 Redhead pidió protección a los patriotas y en Tucumán conoció e intimó con Belgrano a quien ayudó en la traducción de Despedida de Washington. Este documento fue escrito por el presidente de Estados Unidos el 17-IX-1796 en vísperas de su retorno a la vida privada y es un monumento a las ideas de buen gobierno y libertad. Sostiene Miguel Ángel de Marco que el general había concluido este trabajo en marzo de 1811 según el opúsculo que le obsequió el residente David Curtis de Forest en 1805, pero tuvo que destruirlo antes de la acción de Tacuarí, cuando pensó que iba a ser derrotado. Pudo reanudar la tarea en la primavera de 1812 y la terminó antes de la Batalla de Salta. Belgrano dejó constancia de esta ayuda señalando " Por este medio he podido conseguir mi fin, no con aquella propiedad elegancia y claridad que quisiera y de que son dignos tan sabios consejos al menos los he puesto inteligibles para que mejores plumas les den todo aquel valor que mis talentos ni mis atenciones no me permiten". 8 Resalta ante nuestros ojos la actitud de Belgrano de preocuparse por esta tarea intelectual al tiempo que se dedicaba con gran esfuerzo a alistar las tropas. Belgrano, Rivadavia y años después Sarmiento propiciaron la investigación científica básica y aplicada. Los problemas médico asistenciales tienen en este período 8

Ibídem. Miguel A de Marco ubica a Redhead como “estadounidense”.


16 como origen la guerra, que incidió en el erario tucumano sustancialmente en 1812, para incrementase nuevamente hacia 1814 agravándose en 1816 hasta 1820. Los soldados heridos contaban con una ayuda médica muy precaria, los fondos públicos no alcanzaban para financiar la larga contienda. Redhead acompañó después del triunfo de septiembre al general hasta Salta y asistió a la histórica batalla que tuvo lugar en las afueras de esa ciudad, el 20 de febrero de 1813. Continuó con Belgrano asimismo en sus campañas posteriores y fue el consuelo del abatido soldado en los momentos de desastre. Compartió sus conocimientos con los doctores Antonio Castellanos Saravia, y Navarro en la atención de los heridos en la acción del Campo de Castañares, sin hacer cuestión alguna de bandos ya que atendió tanto a patriotas como realistas. Finalizada la batalla de Salta, siguió junto a Belgrano, sirviéndole como su médico personal tras haber visto su delicado estado. Regresó con él a Tucumán tras los desastres de Vilcapugio y Ayohuma cuando Belgrano se hallaba afectado por el paludismo y Redhead lo trató con extracto de quina con buen resultado. Tras la asunción del ejército por San Martín continuó a su lado hasta que viajó con una misión a Europa. En 1819 Belgrano se sentía tan enfermo que dejó el mando en su segundo, el coronel Francisco Fernández de la Cruz. Aspiraba


17 a curarse en Tucumán y decía “Pero mis males siguen, aunque hace tres días que he podido suspender los vómitos con el cuidado y auxilio de los medicamentos suministrados por el doctor Manuel Berdia”. Belgrano pidió a Güemes que le enviase a José Redhead para que lo atendiera, solicitud que fue complacida de inmediato; por decreto de 5 de octubre el salteño dispuso que se entregaran 350$ como viático abonándose además la posta y peones hasta el Río Pasaje. 9 Además, de su médico de cabecera, fue un amigo y gran compañía y le prestó toda clase de apoyo reconfortándolo en más de una ocasión cuando sus amigos, excepto unos pocos fieles ayudantes, lo habían abandonado. En el golpe que dio Abraham González en Tucumán el 11 de noviembre de 1819, tras destituir al capitán Arévalo quiso engrillar a Belgrano, Redhead lo impidió haciéndole ver el estado del general y los edemas en sus piernas y consiguió evitar esta afrenta. Exclamó “No! No se puede impunemente cometer ese atropello con un enfermo y sacrificado por la Patria!” 10 Su valiente actitud salvó a Belgrano de la humillación y bien 9

Carlos Páez de la Torre (h) “Güemes ayudó a Belgrano”, en La Gaceta, Tucumán, 20-II-2015 10 Antonio Torres Historia médica del Tucumán, (Tuc. 1969), pág. 22 Torres afirma sobre esta actitud de Redhead “Corazón grande más que un puño como dicen los libros, sino como dos puños, como cuadra a su alta inteligencia y a sus generosos sentimientos”


18 habría podido terminar con su fusilamiento. El doctor Eliseo Cantón consignó estos hechos en su obra Historia de la Medicina en el Río de la Plata. (Bs As, 1819). Redhead también influyó en el ánimo de Belgrano para que regresase a Buenos Aires y lo acompañó en su penosa marcha a la capital donde llegó en marzo. La Memoria. Otros escritos.

Memoria sobre la dilatación progresiva del aire atmosférico. Por Joseph Redhead


19 Joseph Redhead publicó un trabajo escasamente conocido que dedicó al General Belgrano. Este se conservó como parte de la biblioteca de Juan María Gutiérrez Se titula Memoria sobre la dilatación progresiva del aire atmosférico, y lo dedica a Belgrano en una carta impresa datada en Salta en 1819. 11 A la dedicatoria sigue una especie de introducción titulada “Aviso” en la que declara que: “Los materiales de esta obrita existen desde más de once años a esta parte. Quedaban sin arreglarse cuando fui privado de ellos por un caprichoso embargo que sufrí en 1812 por orden del General Tristán, después de su derrota en Tucumán. Sin embargo, de que mis votos más fervorosos no podían dejar de acompañar a los americanos del sud para su emancipación no me correspondía tomar parte activa en la lucha entre la España y sus colonias, mi profesión misma debía prohibírmelo, tal es mi opinión y a ella se dirigían mis acciones. Pero en el tumulto de pasiones que acompaña siempre el principio de las grandes explosiones políticas la razón pierde por algún tiempo su imperio, los hombres ni ven ni oyen como acostumbran y los más cautos se dejan sorprender. Esto

11

La dedicatoria decía: “Los descubrimientos modernos en las ciencias me indicaron un método sencillo y fácil de resolver un problema que en tiempos pasados había ocupado a los físicos de Europa y que se abandonó, tal vez por las dificultades que ofrecía. Ignoro si he llenado el objeto de un modo satisfactorio. Sea lo que fuese ofrezco a VE mi trabajo como un testimonio de los sentimientos que me ha inspirado la constante amistad con que me ha honrado desde muchos años. Soy de VE. Joseph Redhead


20 sucedió al general Tristán”. 12 La Memoria de Redhead se refería al estudio de la tasa de contracción del volumen del aire a medida que se descendía desde una altura dada hasta el nivel del mar. En Potosí midió la altura del cerro y las marcas del barómetro en la cumbre y en el llano. Así pudo calcular la altura de una columna imaginaria cuyos extremos estaban ubicados a alturas que correspondían respectivamente a lecturas barométricas entre 16 y 17 pulgadas. La idea era ver cómo esta columna del aire iba disminuyendo de altura proporcionalmente a medida que se descendiese desde Potosí a San Miguel de Tucumán. Un informe pormenorizado de cómo llevó a cabo este experimento lo dio el historiador de la Ciencia Miguel de Asúa, a quien seguiremos. 13 Para su experimento preparó tubos de vidrio cerrados a los que agregó un poquito de mercurio y luego selló el otro extremo. Al invertirlos el mercurio levantaba por arriba un volumen dado de aire que dependía de la presión del lugar. Redhead midió el volumen de ese aire mediante una cuba numérica. En el punto de partida y de llegada de cada tramo del trayecto, además de medir el volumen del aire atrapado en sus tubos de vidrio Redhead anotaba la lectura del barómetro. Así pudo calcular la tasa de disminución del volumen del 12

Gregorio Romero Sosa op cit, p.228. Miguel de Asúa,. Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia en la Argentina. Libros del Zorzal, (Bs As 2010), pp. 43,44 y 45. 13


21 aire en función del aumento de la presión y encontró que “el aire de los tubos perdía muy exactamente 1/20 de su volumen por el aumento de una pulgada de mercurio en el barómetro”. Redhead usó esta tasa obtenida experimentalmente para calcular una tabla de la disminución de una columna de aire en función de la presión a medida que descendemos. Partió del dato inicial obtenido experimentalmente para calcular una tabla de la disminución de una columna de aire como en función del aumento de la presión, a medida que descendemos. También, partiendo, del dato inicial, obtenido en Potosí que indicaba que la columna de aire imaginaria cuyos extremos estarían ubicados a alturas correspondientes a las lecturas barométricas de 16 y 17 pulgadas media 169,70 toesas (una toesa es poco menos de 2m). Su último dato en la tabla porque la columna de aire entre las medidas barométricas de 27 y 28 pulgadas (esta última a nivel del mar) es de 153, 41 toesas. Debe subrayarse que los datos de esta tabla fueron producto del cálculo no de la observación. Lo que Redhead obtuvo a partir de la observación fue la tasa de contracción del volumen de aire. La Memoria es especialmente interesante, señala de Asúa, porque fue quizás el único caso de un experimento propiamente científico llevado a cabo y publicado durante el período de la Revolución de Mayo. El experimento de Redhead estaba bien concebido, observado y ejecutado con recursos sencillos y una


22 pregunta interesante y oportuna pero para llevarlo a cabo, se requería la formación científica que tenía Redhead. 14 Redhead se retiró habiendo abandonado su casa e intereses y buscó el abrigo de un partido sin haber pertenecido a ninguno, una casualidad le devolvió al cabo de algunos años un libro manuscrito que contenía sus apuntes sobre el asunto de esta memoria y los puso en orden de in mediato. Se justificaba ante el lector por las dificultades de la lectura pues no hablaba en su idioma y la redacción se llevó acabo mientras Redhead estaba enfermo, fechaba su escrito en Salta el 19 de junio de 1819. Es interesante mencionar más que su valor intrínseco, vale por el tema elegido que la diferencia diametralmente de los libros publicados en esa época y por los datos concretos que el autor proporciona acerca de su realización experimental. También se sabe de unos apuntes en inglés, que se encontraban en la biblioteca de Luis Güemes titulado: "Algunas observaciones generales acerca de la influencia del sol y de la atmósfera sobre los animales y los vegetales". Hasta el fin al lado de Belgrano En Buenos Aires Redhead atendió a Belgrano hasta sus últimos días. En prueba de reconocimiento el general agonizante y 14

Miguel de Asúa, Ibídem, pág. 45.


23 encontrándose muy pobre pidió a su hermana Juana que lo asistía que le alcanzase su reloj de oro colgado a la cabecera de la cama Este reloj era un regalo del rey Jorge II de Inglaterra, obsequiado a Belgrano cuando estuvo en misión diplomática. Este gesto es solo uno de los rasgos que define el perfil moral de Belgrano. El General señaló: "Es todo cuanto tengo para este hombre bueno y generoso, dijo dirigiéndose a Redhead quien lo recibió enternecido". 15

Belgrano en su lecho de muerte asistido por Joseph Redhead. El reloj que el General obsequió a su médico.

15

Bartolomé Mitre Historia de Belgrano, cit por Romero Sosa, op cit.


24 Hemos tenido oportunidad de observar el espléndido reloj de oro con cadena que se conservaba en el Museo Histórico Nacional y fue sustraído hace unos años. Belgrano falleció el 20 de junio de 1820 y por los escasos recursos se le hicieron pobres y casi ocultos funerales. La autopsia y el embalsamado de su cuerpo fue hecha por Redhead, con ayuda de Juan Sullivan, patólogo. El informe de la autopsia termina: “Mal de Brigt. Corazón grande, más que un puño como dicen los libros, sino como dos puños, como cuadra a su alta inteligencia y a sus generosos sentimientos”. 16 En Buenos Aires actuó un tiempo en el Hospital de la Residencia de San Telmo continuando la trayectoria de Gorman y Argerich, Tiempo después volvió al norte donde estaban sus amigos e intereses, luego a Salta, en el coche que le regaló Belgrano, y en el que habían viajado los dos hacia Buenos Aires. Redhead apoyaba la causa patriota y estuvo cerca de hombres que lucharon por ella como el general San Martín y su ayudante el general Miller. Escribió biografías sobre Güemes y Arenales y a pedido de este último redactó “Estudio de la salud en Salta” que fue enviado a Rivadavia. De regreso a Salta 16

Antonio Torres, Historia médica del Tucumán, cit, pág 22


25 Redhead regresó a Salta en 1821, el científico Scrivener describió con maestría la ciudad: “Era una población de 12000 habitantes y presentaba un aspecto alegre y limpio. Las calles y las casas bien construidas, techadas de tejas, en su mayoría de dos pisos, con balcones de buen gusto, son conservadas notablemente limpias. En la plaza principal hay varios edificios públicos: la Catedral, la Municipalidad, los Tribunales y la Cárcel. Varias iglesias de hermosos altares, adornadas de antiguos cuadros de santos y guirnaldas de flores, que se destacan en diferentes partes de la ciudad, fueron construidas por la famosa compañía de los Jesuitas. Su clima es benigno la mayor parte del año, pero durante los meses de otoño los habitantes sufren aguas o fiebres intermitentes y termitentes producidas por la malaria incubada en los fangales y pantanos de la vecindad”.

17

El valle estaba salpicado de casas

quintas rodeadas de huertas y jardines, se acostumbraba a madrugar, cabalgar y visitar amigos en las casas de campo, sus mujeres eran muy aficionadas al baile, las mayorías vivaces y animadas, el más agraciado de todos era el minué español. Redhead pasó en Salta sus últimos años fijó su residencia en la vieja y tradicional casa que fue propiedad del general Arias Rengel y que llamaban la “Quinta Grande”. Según Abel Cornejo era 17

Juan H. Scrivener, Memorias del Dr... Traducción y prólogo de Lola Tosi de Diéguez,( Bs As, 1937), p. 137.


26 una vieja casona construida en los arrabales de la ciudad de aquel entonces (en lo que actualmente es la esquina de las calles Tucumán y Florida). 18

General Martín Miguel de Güemes 18

Abel Cornejo, La mirada de Güemes. Una historia política, 2ª edición, (Salta 2017) p. 160. Señala el autor que en 1813 “Al atardecer Dorrego aprovechó para retirarse hacia el sur, intentaba regresarse a Guachipas. Primero buscó llegar hasta el Río Ancho límite actual entre los departamentos salteños de Capital y Cerrillos, sin embargo decidió acampar en la Quinta Grande, propiedad del médico personal de Belgrano y Güemes.”


27 Por su prestigio ocupó una banca en la Sala de Representantes y asistió a la elección de Güemes como gobernador de la provincia en 1815. Fue médico y amigo particular del caudillo y de su familia en especial de su hermana Macacha y atendió al general cuando fue mortalmente herido presagiando su fin ya que conocía su enfermedad. (Todo hace conjeturar que padecía hemofilia y que, además, la herida profunda trajo gangrena). Los viajeros naturalistas Un aspecto muy interesante de Redhead fue su vocación científica. En 1825 el médico naturalista recibió la visita del capitán Joseph Andrews y lo hizo cordialmente prestándole señalados servicios, Andrews le agradeció los datos sobre minerales, entre los que resulta curioso los que menciona sobre petróleo, según lo consignó el inglés en su libro Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica. Al parecer este dato se lo debíamos a una de las traducciones del libro de Andrews. Estudios recientes han verificado como falsa esta información, proviene de la traducción equivocada que realizó Carlos A. Aldao para la Cultura Argentina donde en la página 144 tradujo “vitriol” por petróleo. La edición original revisada descubrió que vitriolo era la correcta y se usaba para sulfatos metálicos, especialmente de hierro (melanterita) y cobre (calcantita) que se obtenían de cristalizaciones en las paredes y techo de los socavones


28 mineros, y se utilizaban con fines medicinales. 19 Destaca Andrews que habiendo habitado en Salta por espacio de 15 años tuvo una reposada y enérgica conducta, lo consideraba un caballero de indudable honor e integridad que mostró su índole filantrópica con los beneficios de sus conocimientos a todos los que le rodeaban. Así mismo señalaba su papel en la defensa de Salta contra los realistas. En 1826 un grupo de técnicos y empresarios ingleses se encaminaron desde Buenos Aires a las minas de Potosí, entre ellos estaba Edmund Temple, el general Diego Paroissien, el doctor John H Scrivener (1806-1884) y otros sirvientes, todos pertenecían a la comisión exploradora que envió una compañía minera inglesa que buscaba posicionarse en la explotación de las afamadas minas de plata del cerro Rico de Potosí. Temple y Scrivener publicaron sus memorias, en las que dan cuenta de importantes aspectos de sus exploraciones. Salta era lugar de paso obligado para todos los que iban de ida o vuelta hacia Bolivia ya que el camino hacia el norte resultaba intransitable para los vehículos que llegaban hasta allí, por eso se deshacían de los mismos encontrando compradores fácilmente y 19

Ricardo N. Alonso, Historia del petróleo del Norte Argentino, Mundo Editorial, (Salta 2016), p.p.20/21. Agradezco al doctor Alonso su revelador aporte en ocasión de esta conferencia con motivo de mi incorporación a la Academia Guemesiana.


29 adquirirán nuevos animales y carruajes. Con la llegada de los científicos extranjeros Redhead realizó numerosas diligencias y los acompañó mayormente para establecer negocios mineros. Temple dejó constancia de su apoyo en su libro Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy en 1826, una parte de su obra fue reeditada por la Universidad de Tucumán en 1920. Quien más lo frecuentó a Redhead fue el médico y mineralogista Juan H Scrivener, que lo conoció y trató en Salta. Redhead lo curó de una enfermedad al llegar a esta ciudad (fiebre palúdica); la vecina ciudad se levantaba entre pantanos y ciénegas favoreciendo el desarrollo de estas fiebres en los meses del verano. Todos las padecieron excepto sir Edmund Temple. “por fortuna había un médico inglés en la ciudad, el doctor Redhead, que nos asistió y nos hizo recuperar pronto la salud”. 20 Como no había hoteles, todo viajero se veía obligado a solicitar a alguna persona del lugar que le consiguiese alojamiento o debía llevar una carta de recomendación dirigida a un residente que invariablemente recibía con la mayor hospitalidad poniendo a disposición del viajero su casa y un asiento en la mesa. Scrivener aseguró que el doctor era hombre muy habilidoso y se distinguía tanto en medicina como en matemáticas. Era también un buen botánico y miembro correspondiente de varias sociedades científicas 20

Scrivener, Memorias... pág. 88.


30 en Europa. Dieron testimonio de su energía, dedicación y gran talento los tratados sobre temas de medicina, sobre propiedades de plantas originarias, sumados a un nuevo sistema de calcular las tablas barométricas que fue aprobado por el Barón de Humboldt.21 Además de un informe de la altura de los picos principales de los Andes y de una biografía del general Belgrano. Su amistad fue muy valiosa por ser la de un conciudadano y colega. Fue el contacto de las misiones inglesas en Salta, amigo de la familia Güemes y médico de Belgrano. Andrews dio muestras fuertes de su anticlericalismo y escribió muy duramente sobre el Señor y la Virgen del Milagro. Scrivener cuenta que estando en Potosí se enteró que Temple era francmasón y pertenecía a una de las logias de Inglaterra. Temple le introdujo en la Logia y narra toda la impresionante ceremonia. Temple le habló de la conveniencia de obedecer sin titubeos las órdenes que pudiera recibir de la logia. Así Scrivener se hizo masón y fue recibiendo distintos grados y asistía a las reuniones que se celebraban. De regreso de Potosí pasó un tiempo en Salta y frecuentó a Redhead de quien hizo un buen perfil biográfico y vincula a Redhead con los masones como escocés que era, cuna de las logias masónicas. Desde allí fue 21

Guillermo Furlong S. J. Médicos Argentinos durante la dominación hispánica, Cultura Colonial Argentina VI Huarpes, (Bs As, 1957) pp. 135-136.


31 corresponsal de dos reconocidos masones como Humboldt y Parish. 22

Woodbine Parish

22

Marcelo O’ Connor una de las recordadas plumas de El Tribuno escribió en 2009 un ensayo en un libro del Grupo Salta (Ed Felipe H Medina 312 p Okapi, Salta) con una hipótesis bomba. Señaló en el capítulo “Masones en Salta” la conjetura de que Güemes era masón y se apoyó en pistas como una carta que intercambiaron dos notables masones como San Martín y Pueyrredón. Agrega que Güemes nunca fue un caudillo de tendencias separatistas y cumplió con las directivas de los gobiernos nacionales de la época. Para reforzar su tesis citaba a Redhead como hombre de gran influencia en el entorno de Belgrano, provenía de Escocia cuna de las logias masónicas.


32

Woodbine Parish en su voluminoso trabajo Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata publicado en Londres en 1852 citaba a su "inteligente corresponsal" Redhead a quien agradecía los valiosos informes con datos geológicos y barométricos que supo aportarle. Entre ellos información sobre el meteorito del Chaco. Se sabe que la expedición de Rubin de Celis en búsqueda de hierro nativo del Chaco que algunos pensaban era la saliente de una veta de plata pura, contó con la presencia del salteño Francisco Gavino Arias, fueron provistos por las autoridades salteñas de las herramientas necesarias.

23

De acuerdo con Parish, Redhead le

remitió un informe sobre sus ideas acerca del debatido origen de ese hierro del cual se discutía si era volcánico, cósmico o criado en la propia

tierra.

El

científico

anglo

salteño

se

inclinaba

equivocadamente por la tercera posibilidad cuando decía: “Ni tampoco alcanzo porqué razón negaremos a la naturaleza el poder de sus combinaciones por medio del esfuerzo de los hombres reducir en su laboratorio un metal que tan fácilmente se separa de sus combinaciones por medio del esfuerzo del hombre". 24 Parish era masón al igual que Humboldt. 23

Ricardo N. Alonso y Antonio D. Sorich, Joseph Redhead y la ciencia colonial, (Salta 2008). 24 Ricardo N. Alonso, “Joseph Redhead: un sabio de la vieja Salta”, en: El Tribuno, Salta 21/2/2012.


33 Esta teoría era apoyada por Humboldt en favor de Redhead. Se dice que el médico tenía un bastón cuyo puño estaba hecho de hierro meteoritíco y como tal en largos años no se había alterado. También menciona Parish la idea que tenía Redhead sobre una antigua costa marina en Santiago del Estero. En los años contemporáneos el historiador de la ciencia, Miguel de Asúa, realizó una evaluación del informe de Redhead y la calidad de sus observaciones sobre el meteorito del Chaco. Parish usó los cálculos barométricos de Redhead para calcular las alturas de ciudades y montañas del norte argentino y sur de Bolivia. Entre ellos calculó la ciudad de Salta a 3973 pies (1144 mts) además de varios puntos de la Quebrada de Humahuaca la Quiaca, Tupiza, Potosí y la montaña de Chorolque esta ultima de 16.539 pies, sería pues el primer andinista científico. También Juan Bautista Alberdi lo menciona en su Memoria, al referirse a los temperamentos más comunes y afirma “yo he tenido el gusto de ver confirmadas mis conclusiones especulativas `por el testimonio del doctor Redeac (sic) cuya autoridad no desdeñó respetar el célebre Humboldt”. 25 Contra la venta de remedios 25

Juan Bautista Alberdi. Obras Completas, Tomo I, Reimpresión facsimilar, (Bs As, 2008) p. 71.


34 En 1833 y en coherencia con sus ideas Redhead junto a Faustino Salvato corroboraba una presentación formulada por el boticario Hermenegildo Rodríguez quien denunciaba al gobierno la venta ilegal de remedios en la ciudad y el hecho de que algunos médicos también la practicaban. Apoyaba a Rodríguez y redactó un informe minucioso que expresaba “Debo decir que cuanto expone el farmacéutico Hermenegildo Rodríguez es arreglado, justo y razonable pues nadie puede vender medicamentos ni pública ni privadamente sin aquellos conocimientos que se requieren para ejercer debidamente la delicadísima facultad de farmacia” Añadía que "Mi larga práctica médica me ha hecho ver las innumerables personas que han sido víctimas de tan horrible abuso por aquellos medicamentos que parecen más sencillos causan a la vez, males incalculables por defecto de su esencia, de su conservación y preparación”. Opinaba que si “en un pueblo corto como este se concurre a la botica por los medicamentos de poco uso que debe tener el boticario y por los usuales se manda a las pulperías y tiendas, el boticario no puede existir y el pueblo perderá un recurso al que quizás solo conoce la importancia en los casos de apuro”. Había médicos que despachaban sus propias recetas y encontraba esta conducta “reprensible” y digna de pronto remedio. Si fuera permitido que el médico fuese también boticario sería dar alas a la


35 codicia humana, porque el médico que se avanza a ejercer ambas profesiones, es el azote generalmente del pueblo que lo necesita”. Era un punto sobre el que estaban de acuerdo las leyes legales y las particulares de los pueblos de mediana cultura. 26 A modo de conclusión Fue en Salta el médico de José Ignacio de Gorriti, de Facundo de Zuviría, de Javiera Molina y Gallo y de otros grandes hombres. Falleció en Salta, octogenario, el 3 de junio de 1846, en la mayor pobreza y según Scrivener fue sepultado en su propia casa en su jardín. Gozaba del respeto del pueblo por sus desinteresados servicios. Estuvo asistido por el doctor Vicente Arias y el capellán Pbro. Toribio Tedín. Decía Scrivener “Así Salta, la Salta en la que dejó gran parte de su vida, fue a un mismo tiempo, altar para su recordación y sarcófago para sus cenizas”. 27 Al igual que muchos extranjeros llegados a estas tierras a comienzos del siglo XIX, Redhead fue hombre de vastas acciones, en casi cincuenta años recorrió diversos climas y paisajes, desde Buenos Aires hacia el Norte, al Alto Perú para radicarse 26

AHT Sec. Administrativa Vol. 41, f295-298. Informe de Redhead y Faustino Salvato sobre una presentación de Hermenegildo Rodríguez, 19-VI-1833. Y cit por Carlos Páez de la Torre (h), "El médico de Belgrano" en: La Gaceta, Tucumán, 21-II.2015. 27 Cit por Romero Sosa.


36 definitivamente en Salta. A todos se adaptó dejando su impronta, sin que su condición de extranjero fuera un obstáculo. Sirvió a la sociedad salteña en forma eficiente y desinteresada. Fue Redhead quien coleccionó los primeros papeles para la historia de Güemes por encargo de Manuel Puch. Dice Alonso: “La vida y obra de Redhead constituye la primera página científica concreta para la historia de Salta y en especial del primer naturalista y andinista científico". 28 Su biblioteca fue heredada por Luciano Tejada, esposo de Macacha Güemes. Fue un hombre “poseedor de un saber o mejor varios saberes” que desarrolló en múltiples facetas y su personalidad merece ser recordada por los valiosos aportes realizados.

28

Ricardo N. Alonso, op cit


37

Bibliografía Alberdi Juan

Bautista, Obras Completas, Tomo I. Reimpresión

facsimilar, Bs As, 2008. Alonso Ricardo N. Sorich Antonio D, Joseph Redhead y la Ciencia Colonial, Gofica Ediciones, Salta, 2001. Alonso Ricardo N. “Mineros ingleses y masones en la Salta del siglo XIX”, en: El Tribuno, Salta, 2012. Alonso Ricardo N. “Un sabio de la vieja Salta”, El Tribuno, Salta, 21-II-2012. Ávila, Julio P, La ciudad arribeña. Tucumán en 1810. En: Colección del Bicentenario, Volumen 2, Fundación Miguel Lillo, Tucumán, 2016. Cantón, Eliseo, Historia de la Medicina en el Río de la Plata. Desde su descubrimiento hasta nuestros días 1512-1925, T.II (Madrid, 1928). De Asúa, Miguel. La Ciencia de Mayo. La cultura científica en el Río de la Plata. Fondo de Cultura Económica, Bs As, 2010. de Asúa, Miguel. Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia en la Argentina, Ed. El Zorzal, Bs As, 2010. de Marco, Miguel Ángel. Manuel Belgrano, Artífice de la Nación. Soldado de la Libertad, Planeta, Bs As, 2012. Frías Bernardo, Historia de Güemes y de Salta, T. 1.


38 Furlong Guillermo, S.J. Médicos argentinos durante la dominación hispánica. Leoni Pinto Ramón, “Sociedad y Sanidad en Tucumán.1810-1825”. Jornadas de Historia de la Farmacia Argentina, Tucumán, 1973. Leoni Pinto Ramón. “El perfil moral de Belgrano: un nuevo documento,” en: La Gaceta, Tucumán, 18-VI-1978 Molinari José Luis, Primeros impresos médicos bonaerenses (17801810) Bs As, Amorrortu, 1941. Peña de Bascary, Sara. “Tucumán 1812. Vida cotidiana en tiempos difíciles”, en Actas IX Jornadas La Generación del Centenario y su proyección en el Noa, Centro Cultural Rougés, FML, Tucumán, 2013. Romero Sosa, Carlos, Tres médicos

coloniales en Salta: Miln,

Redhead y Castellanos Bs As, 1944. Scrivener Juan H. Impresiones de viaje, Londres, Buenos Aires, Potosí. Memorias del doctor..., Traducción y Prologo de Lola Tosi de Diéguez. Bs As 1937 Temple Edmund, Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy en 1826. Universidad de Tucumán, Tucumán, 1920. Torres Antonio, Historia médica del Tucumán, Tucumán, 1968.


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