violencia escolar

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1.- Una mala noticia: la violencia se ha vuelto cultura ¿Qué se entiende por violencia? * La OMS, en su informe del 1996, la conceptualiza de la siguiente manera: “ el uso intencional de la fuerza o del poder físico, de hecho o como amenaza, contar uno mismo, otra persona o un grupo o una comunidad , que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” ( OMS – 1996). Pero, aun cuando no tengamos un concepto tan estructurado, todos los adultos , de una u otra manera, asociamos el término de violencia al uso de la fuerza, generación de daño, ausencia de paz, angustia. Los niños y niñas puedo que no la conceptualizan, pero la asocian a gritos, golpes, les genera miedo. Para el objeto de esta reflexión, nos parece suficiente lo anotado y la relación que todos nosotros hemos tenido y tenemos con la violencia, la sufrida personalmente y la que sufren nuestros alumnos y alumnas. En todo caso: no la queremos, para ellos debemos entenderla y hacerla consciente. Lo nuevo de la violencia hoy: cultura que se aprecia La violencia, en el mundo de hoy, se ha vuelto cultura. Esto se dice rápido, pero es algo muy serio y grave: nos hemos acostumbrado a maltratar y a que nos maltraten. No saludar, o que nos respondan a nuestro saludo – por decir lo mínimo que no llega a maltrato pero que atenta contra el buen trato, por decir lo menos; pasando al insulto – por cualquier cosa se acuerdan de nuestros progenitores – se lauda con el puño sobre otro puño – señal de amenaza “ te espero en la esquina”, pudiera ser la traducción; el maltrato verbal, pues, , la palabra se usa para agredir, para descalificar al otro, al distinto; al maltrato físico que puede llagar a consecuencias fatales. Nos estamos acostumbrando a ver cada día de la semana – ya no sólo el fin de semana – a ver las muertes violentas como un dato estadístico. Esas cifras se han deshumanizado: como que si no fueran personas, con cerebro, corazón y manos, con historias, nombre y sueños. No, son solo cifras, números, como que si cantáramos un bingo o repitiéramos la tabla de sumar. “Es normal”, uno mas o uno menos no importa. Y, como si no pudiéramos ser nosotros la próxima víctima. Lo que se hace cultura no sorprende, no llama la atención, se acepta, y hasta se defiende, se legitima. *

Como se expresaba en la nota de la parte introductoria, se continúa con la segunda parte del texto de la prof(a). Luisa Cecilia Pernalete presentado las jornadas de trabajo del pasado 22 de Octubre del 2008 en Ciudad Guayana, y que fue presentada en el reciente congreso de la Avec en Caracas. Para esta ocasión, debido a su extensión, se ofrece el texto en tres partes.


Más grave aún: hoy la violencia se aprecia. Nos dice David Huertas que “las manifestaciones culturales contemporáneas, espejo de la realidad social, se inclinan hacia el expresionismo de la brutalidad. La agresividad es un valor en alza. Pintura, escultura, cine, literatura, moda, videojuegos, y medios de comunicación, parecen haber quedado fascinados por la transgresión plástica. La violencia atrae a los ciudadanos” ( Huerta, 2007) Violencia, hemos tenido en toda la historia de la humanidad, pero hoy vemos cambios cualitativos – aparte del incremento-: la violencia se valora, se aprecia, se premia, se ha hecho cultura y se invierte para “mejorarla”, si ese término cabe. Es decir: se investiga en tecnología para ampliar efectos destructivos – es lo que algunos llaman “violencia instrumental”. Lo que se dice para el planeta, aquí en Venezuela, el equipo de investigación popular liderado por el Padre Alejandro Moreno, aporta como una de sus conclusiones, que estamos ante una nueva generación de delincuentes: los que matan por gusto (Moreno, Y salimos a matar gente, 2006, obra que no puede ignorarse en estos momentos.) Hay video juegos que premian al jugador por matar a una ancianita. En nuestras escuelas, muchas veces hemos escuchado en nuestras aulas que los niños quieren ser “malandros” cuando sean grandes, porque a ellos si se les respeta. Llegar a tener un arma es sueño para los pequeños porque así consiguen lo que quieren. Hoy hay adolescentes que se enamoran de los “guapos del barrio”, les atraen, antes eran rechazados: hoy son admirados. La violencia problema pluricausal. Si bien, lo que mas nos importa en esta intervención es llegar a dar algunas pistas pata “salir del laberinto”, en otras palabras, para construir la paz, es importante subrayar que para abordar el problema de la violencia tenemos que comprenderla, dejar los esquemas simplistas, porque si insistimos solo en las lamentaciones y en verlo desde una sola dimensión, el abordaje que hagamos del problema será insuficiente, inútil , frustrante, mientras tanto, la violencia seguirá avanzando ante nosotros- y en medio de nuestros centros educativos, que son nuestra responsabilidad -. Quisiera entonces mencionar, sin detenerme mas que en uno de ellos, los fenómenos a los cuales está asociada la violencia, de manera que podamos percibir la complejidad del problema. Según Bernardo Kiksberg – argentino – la violencia puede ser: estructural, cultural y directa (ejercida por el estado, por grupos o por individuos). En relación a esta última, el autor la relaciona con 15 elementos: 1.- El alcohol – hay que saber que América Latina consume 3 veces mas alcohol que el resto del mundo; La mayoría de los casos que salen en los periódicos sobre


violencia intrafamiliar, muertes violentas en la calle y accidentes de tránsito, están asociados al consumo de alcohol. 2.- Problemas neurosiquiátricos. Aquí quisiera detenerme, porque es lago de lo que poco se habla y en Venezuela casi nunca se toca como raíz de conductas violentas, comencemos por decir que no tenemos datos, no hay registros, Según el autor que nos orienta, América Latina tiene 45% mas problemas de este tipo que el resto del mundo, ¿Cuántos tendremos nosotros en nuestros centros?¿ Cuántos en los Cecal? ¿Cuántos se nos habrán ido de nuestras aulas por su bajo nivel de tolerancia? Y ¿Cuántos se pudieran salvar a sí mismos y a sus familias si se trataran? ,¿Cuántos presos menos hubiesen en nuestra cárceles y se trataran a tiempo?¿Cuántas muertes y maltrato familiar se pudiera evitar 3.-. Droga: en esto hay consenso y se habla mucho, pensemos en el incremento del tráfico de droga en nuestro país, y como se ha generalizado en los sectores populares el consumo abierto y descarado. Según Kisberg, en Argentina, el 70% de los detenidos consumen alcohol o droga. 4.- Lazos con el delito – su asociación moldea e incrementa la violencia, atornilla al individuo y le da “herramientas”; 5.- La desocupación – ocio y desempleo; 6.- Disolución familiar, en Uruguay el 64% de los jóvenes transgresores detenidos vienen de familias desarticuladas; también el P. Moreno apunta el problema del “desamor” materno como una de las raíces de la conducta delictiva en sus entrevistados. Para otros autores ( Levit y Dubner. 2006), en los embarazos no deseados está raíz de muchos delincuentes violentos en Estados Unidos; 7.- Violencia y educación (o falta, diría yo), en Argentina el 93% de los detenidos por delitos graves en Buenos Aires, no completó al primaria. También Moreno anota la falta de escolaridad en la bases de los delincuentes. No significa que un egresado universitario no pueda cometer actos violentos, pero es obvio que tendrá más herramientas para abordar los problemas de su vida. De ahí al necesidad de luchas – sin descanso-por universalizar la educación, mínimo hasta IX – algunas barridas nuestras ni siquiera llegan al 6, y normalmente- a mi juicio modesto – este electo está casi siempre unido a algún otro de los de esta lista: un niño e una familia desarticulada tiene mas posibilidades de desertar que otro de familia organizada, por ejemplo, un hijo de desempleado será mas fácil que salga del sistema escolar. ( los niños y adolescentes de la calle que conocí, a lo sumo tenían tercer grado de primaria, la mayoría se había quedado en primer grado o nunca había asistido a la escuela) . También los problemas neurológicos están asociados a la deserción escolar.. 8.- Armas de fuego. No hay duda que las armas sueltas en un país promueven la violencia. En Venezuela ni siquiera se sabe cuántas armas ilegales existen, pero sabemos que ya hay liceos en donde los alumnos se pasean impunemente exhibiendo sus armas de fuego, Amnistía Internacional tiene una campaña que invita al desarme. 9.- Pobreza. Tampoco hay duda que la pobreza extrema es caldo de cultivo para que estos factores mencionados se generen y compliquen el problema. Pensemos


solo en el malestar que se crea – que puede llegar a reacciones violentas – cuando al llegar a la casa – pequeñas normalmente, con hacinamiento, muchas veces, y no encontrar agua y añádale apagones continuos o permanentes, y droga en la esquina, y salarios que no alcanzan o que no existen con regularidad y falta de opciones para recreación sana. Es un círculo vicioso en si mismo 10.- Pérdida del deseo de la vida. Desvalorización de la vida dicen nuestros obispos. La vida no vale nada, ya además, qué importa. “No nacimos pa semilla” es un famoso libro colombiano que relata la vida de un sicario joven. Esa actitud la encontré en los niños de la calle que conocí: - “ Qué importa que muera joven ¿ qué futuro tengo yo? Mejor morir que seguir sufriendo!” 11.- Los medios de comunicación - de esto se ha hablado mucho, pero yo solo añado su contribución a hacer normal lo que no puede ser normal, incluso en los programas aparentemente inofensivos 12.-. Violencia y discriminación: étnica y / social (en la escuela, la discriminación genera violencia también) 13.- Violencia y justicia (o la falta de ella, diría yo). La impunidad genera violaciones de los derechos humanos en espiral, entiendo la impunidad como delitos sin culpables, culpables sin castigo. Claro que las leyes y las acciones punitivas no bastan, pero la impunidad da fuerzas al violento y desanima a la víctima , también en los centros educativos. 14.- por último, violencia y sistema carcelario, dado que la cárcel, tal como están concebida, no rehabilita, más bien denigra, corrompe, empeora la conducta del delincuente. Tenemos que saber que las cárceles venezolanas están catalogadas como de las peores del mundo. De esto – y de la defensa por humanizarlas – da fe permanente la gente de “Una ventana a la libertad!, que no descansan en sus denuncias. Dicen los informes de PROVEA que es más peligrosos una cárcel – que se supone está cuidad por autoridades- que estar en la calle Normalmente, en el caso de la violencia delicuencial, siempre se encuentran varios de estos fenómenos juntos. Como se observará, no puede abordarse entonces el problema de la violencia simplemente aumentando el número de policías o promulgando leyes – poco pensadas, no siempre viables y parciales -. Igual nos sucede en el centro educativo, no podemos abordar la Educación para la Paz sólo elaborando reglamentos de convivencia, por muy consensuados y participativos que estos sean.

Violencia de todo tipo En los centros educativos solemos clasificar- si cabe el término – en violencia física, verbal y sicológica. También hablamos de violencia callejera y violencia intrafamiliar, dentro de la cual incluimos la violencia de género, y normalmente pensamos en la violencia contra la mujer. Si bien, esta última es histórica, aparentemente se ha incrementado en los últimos tiempos – aunque hay quienes dicen que lo que se ha incrementado es la denuncia sobre el fenómeno, dada la conciencia que ha ido adquiriendo la mujer sobre el derecho que tiene a


defenderse, o a vivir con dignidad. Yo prefiero hablar de la violencia intrafamiliar, porque cuando hay maltrato hacia la mujer, sufre toda la familia, y tanto agresor como agredida, son víctimas que necesitan- en términos generales – ayuda y comprensión.

Violencia escolar. Hasta ahora hemos hablado de la violencia hacia fuera de la escuela, y uds. Dirán que están abrumados y que es ustedes no son responsables de esas muertes ni de los medios y otros etc.. Ahora aterricemos en el aula y en el patio, y en los pasillos del centro educativo, porque la violencia entró en la escuela. Es posible, aunque no tenemos estudios, que los centros en donde nosotros trabajamos, los afiliados a la AVEC, de alguna manera no hayan llegado a los niveles de violencia de otros centros, pero no escapan. Sabemos q, al menos en la ciudad donde vivo, que se ha tenido prácticamente que militarizar liceos porque loas autoridades no logran controlar la violencia intraescolar; sabemos que se introducen armas – blancas y de fuero – en los planteles. Mas de un centro nuestro ha tenido que eliminar los morrales comunes por morrales transparentes, para prevenir que se llevan armas, ¿cuántas renuncias no hemos tenido, sobre todo en tercera etapa y ciclo profesional – porque los profesores no aguantan mas de una semana el comportamiento de los alumnos? ¿ Cuántas visitas a las defensorías educativas no hemos tenido que hacer en los últimos meses a tratar problemas de violencia? Recuerdo la primera vez que supimos que teníamos unos alumnos acusados de estar incursos en delitos. Fue hace 8 años. Me deprimí mucho. Me costaba creer que se trababa de muchachos nuestros, que no era del liceo de al lado, que no eran adolescentes anónimos! ¿Cuántos registros tienen ustedes de alumnos “enredados con malas juntas”? Es verdad:¡ la violencia entró a la escuela, no en las vecinas, en las nuestras. En este apartado nos interesa detenernos en algunos elementos sobre los cuales poner la lupa en relación a la violencia escolar. En primer lugar, la escuela no está en la luna – allí habrían otros problemas que por ahora no conocemos – está en medio de una comunidad, con sus valores y sus problemas, y nuestros niños viven con sus familias, con lo bueno y con las limitaciones de ellas, no podemos suprimir ese lazo, de ahí al importancia de conocer bien, en detalles, la realidad de las familias de los alumnos, la del entorno del centro. Si no incluimos ese conocimiento en nuestro proyecto de plantel podemos estar perdiendo una buena parte de nuestro tiempo, pues trabajaremos sobre bases falsas. En segundo lugar, hoy tenemos que hablar no de “ la realidad” de los alumnos, sino de “ las realidades”, no sólo la concreta – su casa, su familia, su historia –


sino de las otras realidades: la virtual, vía Internet y televisión; así como la realidad de los “compinches” de nuestros alumnos, de sus pares. En tercer lugar, enumeremos los elementos que Intervienen en los conflictos escolares que pueden generar violencia, sigamos para ello a Isabel Fernández, la cual nos habla del clima escolar como factor de calidad y nos enumera los elementos que tiene que ver con la violencia escolar. Habla de los exógenos: familia, contexto, medios de comunicación – yo agrego, el clima del país- ; y los endógenos: clima del centro, relaciones ineterpersonales, las características personales del la víctima y las del agresor (historia, cerebro…), el clima del centro y del aula determinada.( Fernández, 1998) Todos estos deben ser tomados en cuenta cuando queremos abordar algún problema concreto de violencia escolar. En el apartado de las relaciones interpersonales se ubican las relaciones profesor – profesor; las profesor – alumno; las alumno – alumno (grupos de presión). Es ente último aspecto donde conviene explicitar lo que hoy se conoce como “bullying” o “acoso escolar”. Lo que puede comenzar como una broma común: poner apodos o problema por haberse enamorado de una muchacha que ya tiene novio, puede terminar en hostigamiento grave y hasta en tragedia fatal, según sean los actores de caso. Bullyuing, significa en inglés “tiranizar o perseguir al más débil”. Seguro que saben de qué estamos hablando. En los casos extremos, se llega a la violencia física directa, golpes vejatorios… y si le añadimos “refuerzos externos”, las cosas se complican al salir del centro educativo, pues los enlaces con bandas se activan y el problema llega a mayores. En otros países ya están concientes del problema y hacen sus investigaciones. Existe un Observatorio Europeo de violencia escolar - ¡ así es! – y se realizan congresos internacionales sobre el problema. En Chile y en Argentina también hay observatorios sobre el bullying. Por ellos sabemos, por ejemplo, que – según Catherine Blazer del Observatorio Europeo. – hay una vinculación entre la violencia escolar y la delincuencia. Esto así en un 10% de los casos en centros de zonas favorecidas y en un 20% de los ubicados en zonas desfavorecidas, léase, pobres. Entre las conclusiones de los chilenos, solos no podemos los educadores abordar el problema de la violencia escolar, debemos darnos las manos familia y escuela.


De casos sonados internacionalmente – estudiantes que atacan a sus profesores o a estudiantes - se desprende que en la base de muchos de ellos ha habido hostigamiento por parte de sus compañeros. En España, el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia, en un sondeo que hizo en el 2005, el 75% de los alumnos entre 12 y 16 años entrevistados, había sido testigo de agresiones hacia sus compañeros en sus escuelas. El 14,5% declaró haber sido víctima de bullying. (Informe citado por Huerta, 2007). Otro estudio, el informe Cisneros sobre violencia y acosos escolar, realizado en el 2006 sobre 25.0000 alumnos españoles, el 23 % de los esco9lares entre 7 y 18 años, fueron víctimas de algún tipo de maltrato físico o psicológico. Lo más grave, según los que condujeron el mencionado trabajo, es que más del 60% de los instigadores cometerán al menos un delito antes de los 24 años. Además, se señala que el 15% de los acosados, tienen un elevado riesgo de suicidio. No conozco estudios hechos en Venezuela al respecto, lo que si se es que cada vez alumnos, aparentemente no problemáticos adentro, pueden tener lazos con bandas organizadas. Lo que si se es que en Centroamérica los gobiernos han llegado a hacer cumbres para tratar el problemas de las pandillas juveniles – “las maras” – y se ha convertido en uno de los principales problemas de esos países. Lo que si se es que hemos tenido que cambiar alumnos a mitad de año de una escuela a otra e incluso a otros ciudades, por amenazas. Ustedes también lo saben, lo que tal vez no sabíamos la mayoría es que el asunto del “bulling” o acoso escolar, es mas serio de lo que creíamos. Finalmente, hay un par de elementos más que no se suelen subrayar. Uno, el que se refiere al fastidio en el aula, como generador de conflictos y/ de indisciplina; otro, que las escuelas con mas alumnos, tienen mas riesgo de tener violencia escolar que las pequeñas. De paso, generan mas angustia y estress a sus equipos directivos. No podemos terminar este primera parte sin mencionar que también los educadores – todos de carne y hueso – tenemos nuestra dosis de angustia y stress laboral y también ansiamos paz interior. Si mi lonchera hablara Si mi lonchera hablara, te contaría qué triste Se pone cada vez que tenemos que comer solos en el colegio. Si mis orejas hablaran, te dirían qué tormento Sienten cuando alguien habla mal de mi. Si mis zapatos hablaran, te contarían qué rápido Corren cuando queremos llegar a un sitio seguro. Si mis lentes hablaran, te dirían acerca de todas Las cosas que veo y no te cuento. Si mi reloj hablara, te diría que cuando llego


Tarde a clases es porque tengo miedo. Si mi boletín hablara, te diría que él no refleja Lo mejor de mí. Si tu corazón escuchara cuando el mío habla… Ana Tettner La violencia va la escuela


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