La evaluación que tenemos, la evaluación que necesitamos
Hugo Aboites, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
Conferencia de Educación BCTF: “Proteger el Futuro de Nuestros Niños & Taller de Evaluación Escolar – Reconsiderando la Rendición de Cuentas (Accountability).” 15-16 Noviembre, 2009. Federación de Profesores de British Columbia, Vancouver, Canadá.
Cuando comparamos países como México y Canadá tendemos a enfatizar lo obvio: las profundas diferencias en su historia, política, estructura social y, más específicamente, en los rasgos de sus respectivos sistemas educativos. Por ejemplo, es difícil ignorar el hecho de que el sistema de educación básica mexicano cuenta con casi 20 millones de estudiantes, y que sin embargo, prácticamente sólo existe un sindicato de docentes con 1.5 millones de miembros en todo el país; o que en la Constitución se establece que el Presidente de la República y su gabinete son los encargados exclusivos de determinar los contenidos de los libros oficiales que se distribuyen a todos los niños de educación básica. Avanzar por el camino de las diferencias puede ser interesante, pero esconde el hecho de que la globalización neoliberal está promoviendo un proceso de intensa homologación, en el que a nivel mundial los sistemas educativos tienden a adoptar ciertos rasgos comunes y hasta una mis-
ma cultura escolar. Un ejemplo importante es lo que ocurre con la concepción y práctica de la evaluación de las escuelas, niños y maestros. Aquí apuntamos en una dirección similar aunque a veces los ritmos son distintos. En países como México, el paso que se adoptó fue rápido y profundo, al grado de que este país es ahora un ejemplo extremo de hasta donde los promotores de una forma homogénea de evaluar están dispuestos a llegar. Por ejemplo, antes de los noventa en México, la evaluación como la conocemos actualmente era casi inexistente. Prácticas como la evaluación estandarizada estaban confinadas a unas pocas muestras de los alumnos de educación básica, o al proceso de selección de estudiantes en algunas de las universidades públicas con mayor demanda en el país. Pero a comienzos de los años noventa, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el TLCAN y luego la
Intercambio
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