CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014 ISSN 2218-0761
ÍNDICE Micaela Carrera de la Red y Claudia Parodi Presentación
7-9
Claudia Parodi y Marta Luján Hacia una caracterización adecuada del español americano / Towards an adequate characterization of Spanish in the Americas
10-28
Carlos Garatea La pragmática del Otro. A propósito de las tradiciones en el contacto / The pragmatics of the other. On the traditions of language contact
29-38
Álvaro Ezcurra Rivero Indigenismos glosados. Aspectos semánticos e históricos de la adopción de voces prestadas / Glossed indigenous words: Semantic and historic
aspects from loanword adoption
39-48
Ángela Helmer El elogio de los matasanos: El latín como recurso humorístico en un fin de fiesta de Peralta y Barnuevo / In praise of the quackdoctors: A “fin de fiesta”
by Peralta y Barnuevo
49-58
Covadonga Lamar Prieto Rasgos característicos del español histórico de California o español californio /
Features of historical Californian Spanish, or Californio Spanish
59-70
Micaela Carrera de la Red Comparación del ‘discurso informativo’ en el periodismo del siglo diecinueve en Nueva Granada y España / Comparing nineteenth century news discourse in New Granada and Spain/
71-86
María Eugenia Vázquez Laslop Tradiciones jurídicas y tradiciones textuales de las leyes mexicanas (siglos XVI al XXI) / Legal and textual traditions of Mexican laws (16th to 21st
centuries) Kenneth Luna La evolución fonética y fonológica del español de Puerto Rico: De Tomás Navarro Tomás hasta nuestros días / The phonetic and phonological evolution of the Spanish of Puerto rico: From Tomás Navarro Tomás to the present
87-104
105-119
Mariela Masih La predicación secundaria en el español de Córdoba, Argentina de los siglos XVI y XVII / Secondary predication in 16th- and 17th-century spanish language in Córdoba, Argentina
120-129
Virginia Bertolotti y Concepción Company El corpus diacrónico y diatópico del español de América (CORDIAM). Propuesta de tipología textual / Corpus diacrónico y diatópico del español de América (CORDIAM). A proposal for a classification of textual typology
130-148
ISSN 2218-0761
ASOCIACIÓN DE LINGÜÍSTICA Y FILOLOGÍA DE LA AMÉRICA LATINA ASSOCIAÇÃO DE LINGUÍSTICA E FILOLOGIA DA AMÉRICA LATINA
Cuadernos de la ALFAL Nº 6
Historia del español de América: Su caracterización, contacto con otras lenguas, fonética, morfosintaxis, semántica, discurso y tipología textual Micaela Carrera de la Red y Claudia Parodi Editoras
Santiago de Chile Junio 2014
CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 7-9 ISSN 2218-0761
PRESENTACIÓN MICAELA CARRERA DE LA RED Y CLAUDIA PARODI
Coordinadoras Proyecto 18: Historia del español de América El estudio de la historia del español de América es, sin lugar a dudas, una de las tareas fundamentales de la lingüística hispánica y general. En efecto, los cambios y las variaciones del español que se dieron a partir de 1492 en las diferentes regiones del territorio americano no solo han conformado la identidad étnica de sus hablantes, sino que los han caracterizado lingüística y culturalmente frente a otros hablantes. Por ello, el conocimiento de las innovaciones y cambios lingüísticos debidos tanto a la adaptación de los primeros españoles en territorio americano como a sus contactos con el medio ambiente y con los pueblos indígenas con los cuales se relacionaban a diario, permiten entender y explicar el origen y formación de las múltiples variantes del español que, a su vez, conforman las diversas identidades étnicas, lingüísticas y culturales del continente americano. Justamente a esta labor se aboca el proyecto 18 de la Asociación de Filología y Lingüística de América Latina (ALFAL) que coordina, da acogida y difunde proyectos relacionados con la historia del español de América. Publicamos a continuación una selección de diez monografías, que son la versión final del conjunto de textos que se expusieron en la Segunda Jornada del Proyecto 18 de la ALFAL: Historia del español de América. Las reuniones, que resultaron sumamente fructíferas por las discusiones y preguntas de los especialistas que participaron en ellas, se llevaron a cabo en la Ciudad de México, del 12 al 14 de marzo del 2013. En los artículos que publicamos, sus autoras y autores tratan nuevamente temas relacionados con distintos aspectos de gran relevancia para el conocimiento de las peculiaridades lingüísticas del español americano y sus contactos con las lenguas indoamericanas, así como con el inglés y el neo-latín. El volumen, además de una caracterización teórica, contiene nueve estudios en los cuales se tocan distintos aspectos del contacto del español con las lenguas mencionadas o se puntualizan aspectos de fonética, semántica, morfosintaxis, pragmática, discurso y tipología textual americana. El Cuaderno se abre con un artículo de carácter teórico, Hacia una caracterización adecuada del español americano de Claudia Parodi y Marta Luján, en el que las autoras proponen un modelo de análisis del español americano centrado en el contacto de culturas y sus hablantes en el llamado Nuevo Mundo. Las autoras toman en cuenta para la elaboración de este modelo elementos sociolingüísticos y semióticos contemporáneos, sobre todo el dialogismo de Mikhail Bakhtin y sus propuestas de utterance, cronotopo y teoría de la alteridad. Con esta contribución se reitera la importancia del contacto extragrupal en América frente al intragrupal. En cuanto a las relaciones extragrupales, señalan que estas abarcan los contactos, los conflictos
y los efectos en la interacción de las distintas comunidades de habla en América a partir de la llegada de los españoles al continente. No obstante que existen algunos estudios sobre el contacto, puntualizan la necesidad de examinarlo con detalle en el contexto plurilingüe de la colonia. El segundo artículo, La pragmática del Otro. A propósito de las tradiciones en el contacto de Carlos Garatea, se enfoca en la importancia de los receptores durante la formación del español americano. Su autor pone énfasis en el contacto de lenguas, especialmente en la diversidad de contextos inherentes a la difusión del español en América. En su análisis resalta el carácter múltiple de los datos, la educación indígena y las tradiciones discursivas, con el objeto de profundizar en el examen del español de la colonia, específicamente el peruano. Incluye en su modelo la incorporación del “hombre de los Andes, que es un Otro que plantea una perspectiva desde donde hay que razonar y explicar la historia del contacto y de la difusión y arraigo del español en América”. En el tercer artículo, Indigenismos glosados: Aspectos semánticos e históricos de la adopción de las voces prestadas, Álvaro Ezcurra Rivero estudia pares léxicos que coordinan voces indígenas y vocablos patrimoniales, por ejemplo curacas y principales, o taquíes y bailes, con el objeto de evaluar semánticamente la voz patrimonial y el indigenismo. Propone Ezcurra que el trabajo histórico tome en cuenta este tipo de información semántica, la cual permite profundizar en los efectos del contacto en el español. Aclara Ezcurra que el significado léxico en estos pares es el resultado de una tarea analítica que opera sobre testimonios textuales. En la siguiente contribución, Ángela Helmer analiza el fin de fiesta de la comedia del siglo XVIII Triunfos de amor y poder en su artículo El elogio de los matasanos: El latín como recurso humorístico en un fin de fiesta de Peralta y Barnuevo. Helmer estudia la manera en que Pedro Peralta y Barnuevo satiriza el uso del latín por parte de los examinadores universitarios para causar un efecto humorístico y lanzar una crítica social sobre el uso del latín en la academia y el modo de ejercitar la profesión médica en la época. Este fin de fiesta se presentó para celebrar el triunfo de la batalla de Felipe V en Villaviciosa. Patrocinó esta obra el virrey del Perú Diego Ladrón de Guevara. A continuación, Covadonga Lamar Prieto examina las alternancias en la morfología verbal, los cambios de código entre el inglés y el español, y la presencia de elementos fonéticos y semánticos de índole rural en su artículo Rasgos característicos del español histórico de California o español californio en textos del siglo XIX escritos por hispanohablantes residentes en California. Su trabajo se centra en los documentos que consultó en la Biblioteca Bancroft de California y que ha reunido en una extensa base de datos de esta variante “california” del español decimonónico. En el sexto artículo, Comparación del ‘discurso informativo’ en el periodismo del siglo diecinueve en Nueva Granada y España, Micaela Carrera de la Red investiga los procesos de incorporación de las noticias en los periódicos tempranos del virreinato de Nueva Granada en el siglo XIX. La autora se centra en las estrategias discursivas y pragmáticas que se ponen en juego en el traslado de noticias entre los periódicos El redactor americano de Bogotá y La gaceta de Madrid. Muestra la autora cómo cambian las estrategias léxicas y semánticas a finales del siglo XVIII. Su trabajo gira en torno a un área nueva del discurso, el discurso informativo de los periódicos, crónicas, relaciones e informaciones de carácter médico o científico durante la
etapa de la Temprana Edad Moderna, principios del siglo XVI a mediados del siglo XVII. El artículo de María Eugenia Vázquez Laslop titulado Tradiciones jurídicas y tradiciones textuales de las leyes mexicanas (siglos XVI al XXI) identifica y compara tres tradiciones jurídicas en la historia de las leyes mexicanas: derecho indiano, codificación y leyes especiales. Al confrontarlas, la autora identifica dos tradiciones textuales: el derecho indiano y la codificación. Encuentra que las leyes especiales corresponden, en realidad, a la segunda tradición, la de la codificación, pues únicamente difieren entre sí en el aspecto semántico. La autora señala que las tradiciones jurídicas son como cualquier corpus textual que forma parte de constelaciones sociales, históricas, etc. con fines comunicativos determinados. Kenneth Luna, en su artículo La evolución fonética y fonológica del español de Puerto Rico: De Tomás Navarro Tomás hasta nuestros días, da cuenta de los cambios que han surgido recientemente en la pronunciación puertorriqueña a partir del trabajo clásico de Tomás Navarro Tomás (1948). Usando la teoría acústica de producción del habla, anota Luna que en la actualidad la |r| se pronuncia de manera uvular, que la aspiración de |s| es primordialmente sonora y no obedece a reglas de asimilación, que cuenta con un alófono oclusivo glotal [?] y finalmente para la |x| halla que se articula en la actualidad como un sonido fricativo glotal sonoro. El siguiente artículo, de Mariela Masih trata de La predicación secundaria en el español de Córdoba, Argentina, de los siglos XVI y XVII. Su autora se centra en la predicación secundaria de sujeto y objeto de cartas escritas en Córdoba durante la época colonial. Anota que la categoría de adjetivo resalta en la predicación de sujeto y señala que en el caso de la predicación secundaria de objeto, el predicativo mantiene su autonomía semántica y funciona como predicación secundaria. En los casos de perífrasis con el verbo tener, el predicativo suele ser un participio con pleno valor verbal. Masih propone frente a las construcciones copulativas que en las oraciones de predicación secundaria el verbo es semánticamente pleno y conserva su significado léxico, por lo que constituye la base de la predicación y designa un estado o un evento. En estas construcciones, la predicación secundaria se refiere al nombre (sujeto u objeto), el cual se convierte en sujeto del predicativo. Cierra este Cuaderno la colaboración de Virginia Bertolotti y Concepción Company, El corpus diacrónico y diatópico del español de América (CORDIAM). Propuesta de tipología textual. En dicho trabajo, Bertolotti y Company exponen los problemas y decisiones tomados para elaborar una tipología textual de los documentos que integran el corpus mencionado. Con este fin proponen un modelo cuatripartito que abarca a) Documentos entre particulares, b) Documentos cronísticos, c) Documentos jurídicos y d) Documentos administrativos. Esta clasificación da cuenta de las semejanzas estructurales que caracterizan los textos que componen dicho corpus del español americano. Esta obra resulta sumamente útil para la reconstrucción histórica del español desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX. No está de más insistir en que en el presente Cuaderno, al igual que en el Cuaderno Nº 2, todos y cada uno de los artículos son aportaciones que avanzan el conocimiento tanto de la conformación histórica como de la situación lingüística del español americano.
CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 10-28 ISSN 2218- 0761
HACIA UNA CARACTERIZACIÓN ADECUADA DEL ESPAÑOL AMERICANO TOWARDS AN ADEQUATE CHARACTERIZATION OF SPANISH IN THE AMERICAS CLAUDIA PARODI University of California at Los Angeles cparodi@ucla.edu
MARTA LUJÁN University of Texas at Austin dracula@utexas.edu
En este trabajo proponemos un modelo de análisis del español americano enfocado en su contacto con los idiomas y culturas indígenas con los que ha coexistido en el llamado “Nuevo Mundo”. Para la elaboración de este modelo nos centramos en conceptos sociolingüísticos y semióticos, en especial, el principio dialógico de Mikhail Bakhtin y sus nociones centrales de utterance, cronotopo y alteridad. Palabras clave: Contacto, indianización, utterance, cronotopo, dialogismo, mestizaje, alteridad, identidad, connotación vs. denotación In this article we propose a model to analyze the Spanish language in the Americas that focuses on its contact with the indigenous languages and cultures with which it has coexisted in the so-called “New World”. Our analysis makes use of sociolinguistic and semiotic concepts, in particular, Mikhail Bakhtin’s dialogical principle and its central notions of utterance, chronotope and alterity. Key words: Contact, indianization, utterance, chronotope, dialogism, mixing, alterity, identity, connotation vs. denotation
0. INTRODUCCIÓN
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l español americano, como el andaluz, el castellano viejo y el toledano, es una variante que deriva del castellano, el cual junto con el gallego, el leonés, el navarro-aragonés, el catalán y otros dialectos, proviene del latín o latines que se trasladaron desde el año 218 aC a la península Ibérica durante el imperio romano. Aparte de las múltiples variedades geográficas que abarca, el español americano se suele dividir en tres modalidades: el español de tierras bajas, el español de tierras altas y el español del cono sur. Cada uno de estos grupos se caracteriza por mostrar ciertos rasgos particulares que se identifican principalmente por la pronunciación1.
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Para una descripción detallada véase Catalán (1989), Lapesa (1982, 1992) y Parodi (1995), entre otros.
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En un principio se pensó que el español americano provenía directamente del andaluz por ser seseante y yeísta en su mayor parte (Lapesa 1962). Por la misma razón también se lo consideró una variante relacionada con el español atlántico (Catalán 1958, 1989). Más tarde, se postuló que su origen fue una koiné formada sobre la base del castellano viejo y otros dialectos del español, entre los cuales habría predominado el andaluz, que a su vez habría sido una koiné peninsular (Parodi 1995)2. Esta propuesta, que es la más reciente y la que prevalece en nuestros días, mantiene el enfoque sobre las características fonéticas que se suponen resultaron de la interacción entre los sucesivos contingentes de españoles que se fueron estableciendo como colonos en el Nuevo Mundo a partir de 1492. La manera tradicional de caracterizar el español americano, si bien representa grandes avances en su investigación, no deja de ser hoy por hoy una manera parcial, estrecha y, a toda vista, inadecuada para describirlo en toda su naturaleza y evolución. Decimos parcial e inadecuada, pues implica o sugiere que los españoles una vez llegados al Nuevo Mundo solo interactuaron con sus congéneres, y que su contacto con las culturas aborígenes fue limitado y, por ende, de un impacto mutuo mínimo o invisible3. Sin embargo, esto es patentemente falso. Aparte de que las crónicas y documentos de la época atestiguan lo contrario, es bien sabido (y así lo refrendan los conteos demográficos existentes) que la población española era altamente minoritaria y lo fue por mucho tiempo, aun cuando la población indígena sufriera grandes bajas debido al mal trato y las pestilencias europeas4. La interacción con los naturales prevaleció y fue necesaria desde el comienzo de la conquista tanto para lograr adaptarse al nuevo medio ambiente y sobrevivir, como también para poder ejercer el control administrativo una vez adquirido el dominio político sobre los pueblos subyugados. De este modo, los españoles y los naturales pronto se mezclaron unos con otros, produciendo una población y una cultura netamente mestizas en las que convergieron lo amerindio y lo español en todos sus aspectos, desde la alimentación, las costumbres y el vivir cotidiano, hasta las más altas producciones de arte y conocimiento5. El contacto de las culturas y sus hablantes en el territorio americano fue entonces profundo e intenso 6 . Restringir la descripción del español del Nuevo Mundo a sus rasgos fonéticos, morfológicos o léxicos es arbitrario y de muy corto alcance, ya que no revela importantes detalles de su historia. La lengua no existe en un vacío, separada de los hablantes y su ambiente cultural. Los documentos escritos y demás registros históricos deben interpretarse con métodos que escudriñen su valor significativo en toda su vital dimensión, o sea, poniendo al descubierto cómo los hablantes participaron en las diferentes etapas de su evolución moldeando y transfor2
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Granda (1994a, b) y Fontanella de Weinberg (1992) también defienden esta hipótesis, aunque con características distintas de las que nosotras delineamos en Parodi y Luján (en preparación). Nuevas revisiones históricas del catastrófico impacto sobre la población y la biota que tuvieron el descubrimiento de América y la subsecuente circunnavegación del mundo por los europeos han aparecido en las últimas 4 décadas que se fundan en los aportes más recientes de la arqueología, biología, etnografía y medicina, entre otras ciencias; véanse Alfred Crosby (1972, 1986, 1994) y Charles Mann (2011, 2012). En los primeros cincuenta años de la colonia hubo más de quince epidemias en el territorio del actual México que disminuyeron enormemente la población indígena; ésta supuestamente lograba recuperarse con relativa prontitud debido al cambio de alimentación que los españoles habían introducido (Crosby 1972, 1994; Mann 2011). Para datos demográficos de la colonia, véase Zimmerman (2006). Los españoles fundaron colegios de estudios superiores y universidades en los primeros cincuenta años de la colonización, como era necesario para lograr la ‘conquista espiritual’. La lengua de instrucción era el neolatín, por lo que esta lengua tuvo desde temprano un papel importante en la situación multilingüe de la colonia, véase Parodi (2009a), Helmer (2013) y las referencias citadas en ambos textos. El historiador Alfred Crosby (1994) describe la magnitud del cambio como una metamorfosis que fue, “more than political or religious or intellectual or technological: it was biological. The biota of Mexico -its life- and in time that of the entire Western Hemisphere, changed.” p. 48.
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mando su lengua y su cultura. Se hace, por tanto, imperativo modificar el enfoque de la investigación actual ampliando sus miras de modo que se diluciden mejor los procesos y resultados de los contactos lingüísticos y culturales que incidieron en la formación del español americano. Los estudios sociolingüísticos que en la actualidad se realizan en zonas conocidas de contacto se enfocan en los fenómenos típicos de esas lenguas, como los usos diglósicos, las extensiones semánticas, las creaciones léxicas, la alternancia o mezcla de códigos (en inglés, code switching), la formación de koinés, entre otros. Estos aportes son muy relevantes y pueden arrojar nueva luz en la investigación histórica del español americano. De igual modo son valiosos para el estudio de la lengua recogida en los documentos coloniales y postcoloniales los métodos más comprensivos de la semiótica, que investigan el uso y significado del lenguaje con un perspectiva amplia que incluye a los participantes del acto de habla (oral y escrita) en crucial relación con sus circunstancias de espacio y tiempo. Nos interesa, en particular, la contribución que creemos puede hacer un enfoque sobre la base del principio dialógico de Bakhtin, con su noción de utterance, cronotopo y su teoría de la alteridad7.
1.
DOS TIPOS DE CONTACTO, INTRAGRUPAL VS. EXTRAGRUPAL
La propuesta del español americano como originado en una koiné se centra mayormente en los cambios fonéticos y fonológicos que surgen en el Nuevo Mundo dentro del ámbito heterogéneo de los colonizadores españoles y sus descendientes criollos. Según esta perspectiva, que podríamos llamar intragrupal, el español americano es el resultado del cambio y variación por el contacto e interacción que se establece entre los distintos grupos de españoles que se fueron trasladando de Europa a América. Al respecto, la cita de Gonzalo Fernández de Oviedo (1532, lib. 3, cap. XIII) resulta reveladora, pues demuestra el contacto de varios dialectos de España en América: han pasado acá [a las Indias] diferentes maneras de gentes… el andaluz con el valenciano y el de Perpiñán con el cordobés y el aragonés con el guipuzcoano y el gallego con el castellano… no todos los vasallos… son de conformes costumbres, ni semejantes lenguajes…
Del contacto intragrupal surge la nivelación de dialectos semejantes que convergen en la formación de una koiné común, como ocurre en las áreas de contacto que se investigan en la actualidad. Por ejemplo, en la ciudad de Los Ángeles en los Estados Unidos, donde la población hispánica es mayoritaria, los inmigrantes procedentes de diferentes regiones de América Central, como Guatemala y El Salvador, nivelan sus hablas, se asimilan y adoptan el habla de la comunidad chicana angelina, que es la más antigua y se formó como resultado de una koiné del español mexicano. Los salvadoreños, por ejemplo, abandonan su voseo a favor del tuteo, que es el tratamiento común entre los mexicanos y chicanos en Los Ángeles 8 . También hay intercambio cultural y se generan productos híbridos, pero estos resultan menos perceptibles en el contacto intragrupal, pues las culturas regionales que participan tienen una base común de lengua e historia. 7
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Al respecto resulta muy valioso el estudio de Todorov (1998), quien aplica su teoría de la alteridad para interpretar el encuentroconflicto de gentes y culturas durante la conquista de América. Para un exposición de esta teoría en relación con el dialogismo, véase Bakhtin (1982) y Todorov (1984). Parodi (2014) hace un estudio a fondo en cuanto a rasgos fonéticos y léxicos de estos desarrollos en el español de Los Ángeles.
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En base a los fenómenos observados en el contacto intragrupal angelino es razonable suponer que hubo efectos similares en la interacción lingüística que se dio entre las diferentes olas de españoles que, con sus diversos dialectos, fueron arribando al Nuevo Mundo durante el período colonial y cuyas relaciones de contacto intragrupal dieron origen al español americano con los rasgos fonéticos ya conocidos y expuestos con suficiente detalle en los estudios actuales. En efecto, los españoles que se fueron trasplantando en América al tiempo que el proceso de nivelación ya había formado una koiné americana con una base andaluzada, se asimilaban al nuevo ambiente y adaptaban su forma de hablar al español americano de los más antiguos colonos españoles, dejando de lado sus rasgos propios peninsulares, entre ellos, la distinción de /s/ y /θ/ a favor del seseo, que se generalizaría en América. Además de cambiar su pronunciación a la koiné desarrollada en el Nuevo Mundo, los españoles que llegaban con cada contingente aprendían a usar nuevas expresiones y usos léxicos del español indiano ya establecido que respondían a la necesidad de referirse a los objetos de la biota americana y los productos de manufacturación indígena, todos los cuales eran completamente nuevos para los europeos. Estas expresiones se hacían vigentes y perduraban por el contacto intragrupal. Son los términos que Parodi (2012) designa “biculturales”, que son de varios tipos, entre ellos, las extensiones semánticas de palabras comunes del español, como pan, vino, tortilla, para designar productos nativos manufacturados del maíz. También están las palabras y frases que designaban los objetos nuevos por su semejanza con los ya conocidos en el Viejo Mundo, como pera (aguacate, palta), piña (ananá), gallina de papada (guajolote, pavo), pan de la tierra (cazabe antillano, tortilla mexicana), y muchos otros más. Sin embargo, a medida que aumentaba el contacto con los naturales, muchas de las más tempranas expresiones biculturales cayeron en desuso, por ejemplo, pera se reemplazó por aguacate, o palta, y la palabra vino volvió a su uso original por la adopción de palabras especializadas, como pulque, tequila, chicha, pisco, etc. Otros términos, en cambio, perduraron en muchas zonas, como piña para el ananá, y tortilla para la crepa de maíz. Ahora bien, existen también ciertos rasgos lingüísticos y culturales que caracterizan al español americano, que podrían denominarse extragrupales, pues derivan del contacto de los españoles y sus descendientes con elementos del mundo americano. Es decir, de sus relaciones con personas y objetos ajenos al mundo europeo, que son propios o únicos del nuevo continente, tales como los grupos mayoritarios de indígenas, la población negra trasladada del África y los objetos naturales o manufacturados del medio americano. De particular importancia es el hecho de que estas relaciones de contacto dieron origen al mestizaje biológico, lingüístico y cultural que es típico del mundo hispanoamericano9. Se formaron así nuevas comunidades de habla en el Nuevo Mundo que se destacan por presentar características lingüísticas y culturales que fueron en gran medida distintas de las de los grupos europeos iniciales, aunque conservaron un buen número de elementos primigenios. Del contacto extragrupal deviene el mestizaje y la producción de formas culturales sincréticas nuevas, que son más fácilmente notadas por proceder de lenguas y culturas muy diversas, opuestas o no relacionadas, como ocurrió en el contexto de la conquista española, y como aun ocurre en la actualidad en las zonas fronterizas de contacto, ya sea por razones de comercio, invasión o dominio político. De este tipo de contacto (extragrupal) participó intensamente el español americano en su formación y en el carácter que adquirió como resultado de la convivencia de sus hablantes con 9
Para una detallada explicación ecológica, antropológica y cultural del mestizaje producido por el contacto de europeos, indígenas y africanos en América, véanse los excelentes estudios de Crosby (1994: 45-61) “The biological metamorphosis of the Americas”, y de Serge Gruzinski (2002) The mestizo mind.
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los de otras etnias en el Nuevo Mundo. Este aspecto es muy importante, pero no se destaca, ni se investiga a fondo en los estudios lingüísticos históricos que se limitan a componer extensos inventarios de rasgos fonéticos y léxicos para caracterizar el español americano. Sin embargo, no es suficiente listar, aunque de un modo exhaustivo, las palabras derivadas de lenguas indígenas o africanas, o sea, los términos extragrupales (o préstamos), o las que se generan en las diversas áreas a través del contacto intragrupal, es decir, las expresiones intragrupales (o términos biculturales) que hoy por hoy forman parte del español de América, pues los inventarios de términos o giros léxicos, aislados de su evolución y las circunstancias que les dieron origen, dicen poco y nada sobre sus formas, sus usos y los procesos o razones por los cuales los hablantes los pusieron en vigencia. Así como la palabra no existe, ni se puede descifrar o interpretar cabalmente, separada del que la dice, el que la escucha y el contexto de uso, las lenguas no existen, ni pueden evolucionar separadas de sus usuarios y de sus circunstancias de espacio y tiempo. Esto es así porque tanto las lenguas como las culturas son creadas y modificadas por los hablantes, tal cual lo demuestra la evidencia que hemos sucintamente destacado. Los nuevos grupos lingüísticos y culturales de carácter mestizo se pueden investigar de un modo interesante y lúcido en términos del principio dialógico de Bakhtin y su concepto de “cronotopos” (unidades de tiempo-espacio). Estos son los parámetros témporo-espaciales, reales y mentales, que determinan y definen los actos comunicativos de los hablantes de una comunidad. En el contexto americano, la comunicación surgida y necesitada por los nuevos contactos humanos y culturales dio origen a nuevos cronotopos con una dinámica dialógica propia, modificada y distinta de la que perteneció a las comunidades de origen, las cuales obviamente se encuadraban bajo cronotopos propios del medio europeo y del americano antes del contacto iniciado en 1492. Expandiendo en la interpretación dialógica delineada por Todorov (1998) de cómo el problema del ‘Otro’ se presentó y se manejó en el contexto de la conquista, el contenido y la forma del lenguaje en las cartas o relaciones, crónicas y demás documentos producidos por los diferentes participantes dan una evidencia fidedigna de las relaciones dialógicas que se desarrollaron en esos espacios de lugar y tiempo, o cronotopos del contacto. En particular, son importantes los nuevos términos intra- y extragrupales que se generaron en ese diálogo polifónico, o sea, los préstamos, las innovaciones léxicas, los signos biculturales, los usos diglósicos, las alternancias de códigos o mixturas de lenguas, entre otros, pues estos elementos son los que dan la verdadera pauta de los múltiples y diversos espacios mentales (cronotopos) que se fueron sucediendo en el vertiginoso diálogo dramático, incluso violento, que originó no solo una rica cultura mestiza, sino también una identidad nueva particular americana.
2.
ASIMILACIÓN
Desde lo inicios, a partir de Colón en adelante, los hablantes de español en el Nuevo Mundo no solo crean significados nuevos para interpretar las realidades americanas, sino que alteran el medio ambiente americano de múltiples maneras a la vez que adoptan costumbres y elementos culturales y lingüísticos nuevos. Es decir, los españoles y demás europeos que se trasladan y
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pasan a ser colonos en las nuevas tierras se transforman de un modo incontrovertible, se indianizan, para repetir el término que hemos venido usando para este proceso transformativo10. La indianización no solo consiste en incorporar numerosos préstamos de las lenguas indígenas al español indiano, como canoa, cacique, hamaca, maíz, ananá o papa, o en elaborar cierto tipo de extensiones semánticas para nombrar objetos del nuevo ambiente, como llamar sierpe a la iguana, pera a la palta o aguacate, perro al tepezcuincle, cereza al capulín, piña al ananá, o tortilla al pan de yuca o de maíz11, sino que además, debido a la nueva biota (flora y fauna) del suelo americano y los productos de las ricas culturas indígenas, se hace necesario desde un principio recurrir al vocabulario de las lenguas indígenas, al mismo tiempo que se adoptan múltiples costumbres y usos prehispánicos en la vida cotidiana de los colonizadores. No es de sorprender entonces la utilización de las lenguas indígenas por parte de españoles y criollos, como bien lo señala el sobrino de Hernán Cortés, Juan Suárez de Peralta, durante el siglo XVI: a los que nacemos allá [en la Nueva España], que [los indios] nos tienen por hijos de la tierra y naturales, nos comunican muchas cosas y más como sauemos la lengua es gran conformidad para ellos y amistad. Perissinotto 1990: 25 [Libro de albeitería]
Algunos de estos cambios se dieron sólo en algunas regiones americanas y por unos cuantos años. Otros se han convertido en parte de la identidad de ciertas áreas frente a otras. Habría que determinar si el multilingüismo propio de la Nueva España también ocurrió en igual grado en otras zonas y de qué manera se dio12. Sabemos que junto al neolatín, se utilizaban el español y el náhuatl en la Nueva España entre varios grupos étnicos, como también que el español convivía con el quechua y el aimara en el Perú colonial 13 . Sin embargo, aun falta verificar con bases documentales sobre si se hablaba el español junto con las lenguas indígenas en otras zonas virreinales entre los varios grupos étnicos y en qué contextos 14. Hasta ahora resulta claro que la ciudad letrada religiosa dominaba todas estas lenguas y que había mestizos y
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Véase Parodi (2006) y Parodi & Luján (en preparación). Limitamos aquí nuestra atención a las dos razas que se enfrentaron en el suelo americano por la conquista española, sin por ello excluir la influencia de las culturas y lenguas de los grupos africanos que fueron traídos como esclavos al Nuevo Mundo. 11 En este punto cabe citar el testimonio dado por el Padre Acosta (1972 [1590] lib. 4, cap. XXXVI): “A muchas cosas de Indias… los primeros españoles les pusieron nombre de España, tomados de otras cosas que tienen alguna semejanza, como piñas, pepinos y ciruelas… Porque si hemos de juzgar a las especies de los animales por sus propiedades, son tan diversas que quererlas reducir a especies conocidas de Europa, será llamar al huevo, castaña” [el subrayado es nuestro]. 12 Aunque menos documentado se sabe que la situación lingüística fue similar en la zona del Perú virreinal. Por ejemplo, Rivarola (1990a: 109) cita una carta de 1781, época de la rebelión de Túpac Amaru, en la que Don Juan Manuel Moscoso, Obispo de Cuzco, se queja del arraigo de las lenguas indígenas, y su uso por parte de los ‘españoles’: “Más de doscientos años he dicho tenemos de conquista, y cuando el sistema de todo conquistador es traer a su idioma la nación conquistada, nuestros españoles en nada más parece que han pensado que en mantenerles en el suyo, y aun en acomodarse con él, pues vemos le usan con más frecuencia que el propio.” 13 Al respecto cabe destacar una cita de Rivarola (1990b: 157) procedente de la Relación de 1795 sobre la ciudad de Cuzco por el presbítero Ignacio de Castro, de la cual extraemos el siguiente fragmento: “Como es tan numerosa la clase de los indios, de modo que todo el comercio se haze con ellos, o por ellos, se haze indispensable que la lengua de estos indios sea casi la universal de la ciudad. Todos los nacidos en el país hablan esta lengua que se les ha hecho necesaria para entender y ser entendidos; de modo que aún las señoras de primera calidad hablan con los españoles y con los domésticos, criados y gente del pueblo precisamente en la lengua índica.” 14 Sobre el uso diglósico del neolatín en el Perú colonial como lengua de poder y separación de clases, véase el minucioso estudio de Ángela Helmer (2013), publicado por la Universidad de San Marcos.
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criollos ilustrados que las usaban en la Nueva España, como también en el Perú15. Lo mismo habría que determinar en los virreinatos tardíos de la Nueva Granada y del Río de la Plata16. Asimismo, a raíz de su contacto con los españoles los indígenas mesoamericanos a su vez cambiaron sus lenguas y sus culturas. Se hispanizaron, a veces de manera voluntaria, otras veces obligados por los conquistadores, como en la evangelización. Introdujeron a su léxico y a su dieta el pollo, los huevos, el cerdo y las tortillas de Castilla o pan de trigo, entre muchos otros más17. Incorporaron el uso del burro y el caballo para el transporte y el arado europeo para el cultivo de la tierra. Estos cambios dieron origen a la formación de comunidades nuevas de conquistadores y de conquistados en las cuales indígenas y españoles aprendían una o más lenguas y adoptaban los bienes culturales del Otro. Al principio las diversas etnias que convivían fueron monolingües, pero muy pronto adoptaron y adaptaron elementos culturales del Otro. Aunque en la indianización y la hispanización hay una amplia gama de matices, prácticamente todos los habitantes del Nuevo Mundo adoptan elementos del Otro. De esta manera se inició el mestizaje biológico, cultural y lingüístico entre indígenas y españoles a lo largo del continente. Tras el conocimiento inicial y el intercambio básico, que tiene un buen número de implicaciones lingüísticas y culturales, sobre todo de orden semántico y semiológico en indígenas y españoles, se formaron distintas comunidades de habla. Estas últimas eran el resultado de la adaptación de instituciones administrativas, laborales, culturales y religiosas en las que se combinaban valores culturales aborígenes con otros trasladados de Europa. Entre estos cabe mencionar en norte y sur América la creación de virreinatos, –dos tempranos y dos tardíos– el altépetl o ciudad estado nahua, el trabajo comunitario, la universidad, la imprenta y los seminarios.
3.
MESTIZAJE
Una vez establecida la colonia muy pronto se borran las fronteras entre las ciudades de españoles y de indios 18 , para dar cabida al intercambio estrecho, sobre todo al mestizaje biológico, lingüístico y cultural. De esta manera se cambia poco apoco el panorama lingüístico inicial, sobre todo en lo que atañe a las relaciones extragrupales, casi siempre asimétricas, que dieron origen al bilingüismo y al multilingüismo por lo regular con diglosia de distintos tipos. Se traslada el latín y su variante moderna, el neolatín, como lengua de cultura universal, siguiendo los patrones europeos. Pero en Mesoamérica esta lengua neolatina se indianiza porque la utilizan indígenas ilustrados y porque incorporan voces del náhuatl en su repertorio léxico19. Esto puede verse en el siguiente ejemplo tomado del diálogo segundo de Cervantes de Salazar (1554), escrito en neolatín20. En el texto se puede observar, junto con referencias al mundo indígena, la incorporación de nahuatlismos adaptados morfológicamente al neolatín del
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Véase Parodi y Luján (en preparación) y Helmer (2013). Rivarola (2010) y Garatea G. (2010b) presentan evidencia documental del bilingüismo y multilingüismo en el Perú colonial. 16 Existen estudios del bilingüismo de güaraní y español en Paraguay, véase Rubin (1982). 17 Véase Parodi (2012). 18 Los españoles inicialmente dividían la traza o plano de una ciudad en dos “repúblicas”, una de españoles y la otra de indígenas, que se administraban con diferentes leyes. Sin embargo, esta separación no persistía por mucho tiempo, sobre todo de hecho, más que de derecho, ver Lira (1995). 19 Véase Parodi (2009a). 20 El doctor Cervantes de Salazar, autor de la primera crónica de la Nueva España, fue el primer catedrático y rector de la Real y Pontificia Universidad de México, fundada a mediados del siglo XVI.
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diálogo. A la pregunta de Alfaro, uno de los personajes, sobre los productos que se venden en un mercado indígena, Zuazo, otro personaje, le contesta: Ç[uaço]: Que terra suggerit, agi, frisoles, aguacates, guaiauem, mamei, çapotes, gicamem, cacomitem, mizquites, tunem, gilotes, xocotes, et aliud genus fructus. Al[faro]: Inaudita nomina… at quae sunt pociones illum in magnis testaceis vasibus Ç[uaço]: Atole, chiam, çoçol, ex seminum quorundam farinis confectem Al[faro]: Peregrina vocabula Ç[uaço]: Ut Nostra ipsis… (Cervantes de Salazar 2001: LXXXI) [Zuazo: Son frutos de la tierra; ají, frijoles, aguacates, guayabas, mameyes, zapotes, camotes jícamas, cacomites, mezquites, tunas, jilotes, xocotes y otras producciones de esta clase Alfaro: Nombres tan desconocidos… ¿Y que bebidas son las que hay en esas grandes ollas de barro? Zuazo: Atole, chían [sic], zozol, hechas de harina de ciertas semillas. Alfaro: ¡Vaya unos nombres extraños! Zuazo: Como los nuestros para los indios… ]
Los españoles aprenden lenguas aborígenes, sobre todo el náhuatl por ser lengua franca en Mesoamérica (como el quechua en la zona andina), tanto para llevar a cabo su labor misionera como para poder extraer la labor de los indígenas en el medio doméstico, agrícola y minero. Para testimonio basta mencionar las numerosas gramáticas, los vocabularios, el teatro de evangelización, las cartas al rey y al pueblo, todo en lenguas indígenas, tradición que se continúa más tarde en los edictos en náhuatl del emperador Maximiliano de Austria de mediados del siglo XIX, y los del líder campesino Emiliano Zapata durante la revolución agraria a comienzos del siglo XX. De igual modo ocurre en el Perú, donde los escritos de José María Arguedas en quechua y español sobre temas de la tradición indígena a mediados del siglo XX atestiguan del fuerte arraigo de las lenguas y culturas aborígenes entre los criollos y mestizos21. Los indígenas y los españoles, no solo aprenden la lengua del Otro, sino que además adoptan y adaptan mutuamente muchos elementos de sus culturas, que van desde la alimentación, la vestimenta, las creencias religiosas hasta las artes de toda clase. Uno muy notable de estos ejemplos es el tocotín, forma musical mestiza que muestra la incorporación de elementos indígenas americanos en el teatro humanista22. Los tocotines mantienen su estructura indígena, pero se adaptan a la métrica española y tratan temas indianos desde una perspectiva criolla. Esta forma híbrida era común en la celebración de eventos importantes en la colonia novohispana. Su uso se trasplantó al teatro humanista y al cortesano durante el siglo XVII. Un buen número de autores novohispanos criollos, entre los cuales destaca sor Juana Inés de la Cruz, lo incorporaron en sus obras, como resultado de su identificación con el mundo americano23. El tocotín cumplía varias funciones. Por un lado, deleitaba a un público europeo enseñando un mundo rico en costumbres, colores, texturas y sonidos exóticos. Por otro lado, expresaba, a la vez que reforzaba, la identidad indianizada de sus autores, resultante del mestizaje biológico y cultural. Además, servía para 21
En su novela Yaguar Fiesta, por ejemplo, Arguedas narra en un español salpicado de quechua un relato basado en la tradicional “corrida india” de toros. Por otra parte, Rivarola (1985, 1990) y Garatea (2010a), entre otros, indican que hacendados criollos y españoles solían manejar quechua y aimara desde el principio de la colonia. 22 En el Perú y zona allende andina el huayno, de origen prehispánico, es un baile andino que se ejecuta con instrumentos indígenas como la quena, junto con instrumentos europeos, como la guitarra, el harpa y el violín. 23 Los tocotines se acompañaban con canciones compuestas al estilo europeo que se redactaban en versos hexasílabos en español, náhuatl o combinando ambas lenguas. Se ejecutaban al ritmo de instrumentos prehispánicos, como el teponaztle y el huehuetl, junto con guitarras, flautas, ocarinas y chirimías europeas. Parodi (2009b) hace un estudio detallado de los tocotines y cantares mejicanos en el teatro novohispano.
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integrar a la población indígena novohispana, que era numéricamente masiva, en los festejos y celebraciones sacras y seculares de la minoría dominante. Lo que se inicia con un impacto de hecatombe por el choque de la conquista, con su desestabilización total y enormes cambios que, pese a la desigualdad de condiciones, afectaron de manera profunda tanto a los naturales indígenas, como a los europeos trasplantados y a los africanos que fueron traídos como esclavos, con el tiempo se transformó en un nuevo orden de convivencia por adaptación y supervivencia, que fue creando espacios culturales nuevos junto con historias compartidas regionales y modos de habla y escritura que los identificó, separándolos para siempre de sus antiguas raíces de origen, ya que, sin excepción alguna, todos sufrieron los efectos del desarraigo, tanto los que cruzaron el Atlántico, como los que en su propia tierra sobrevivieron la destrucción de sus mundos y antiguas culturas. Al respecto observa Gruzinski (2002: 45) en su libro sobre la mentalidad cultural mestiza: Para todos, incluso los indígenas, tomó lugar un fenómeno de distanciación física y psíquica, en todo el sentido de la palabra. Por fuerza de circunstancias, cada uno tuvo que “adoptar una cierta distancia” de su medio original, sea que fuere la campiña Andaluza, la costa de África, o el México anterior a la conquista. [Traducción nuestra del texto en inglés]
Ese mundo cultural mestizo que se genera de la convergencia de los diversos grupos étnicos en el suelo americano está en el mero centro y es fundamento de la evolución del español de América. En las secciones siguientes desarrollamos las nociones centrales para una interpretación dialógica que, como argüiremos, permite capturar debidamente el lazo indestructible entre lengua y cultura que se necesita para caracterizar de la manera más adecuada la esencia y carácter del español latinoamericano que da expresión a la cultura netamente mestiza de América.
4.
LENGUA Y CULTURA; SIGNIFICADO LÉXICO Y DIALOGISMO
Para la comprensión cabal de los textos que provienen de una cultura mixta y multilingüe como fue la de la sociedad colonial, resulta iluminadora la perspectiva semiótica de Bakhtin, pues esta se enfoca en la lengua como “utterance” o acto de habla, o sea, la lengua en su uso comunicativo entre interlocutores específicos, en circunstancias y con propósitos también específicos. El estudio de textos y documentos antiguos requiere una labor interpretativa que identifique quién dice qué a quién, dónde, cuándo y por qué razón, junto con otras cuestiones contextuales que también entran en el acto verbal. El enfoque bakhtiniano, conocido como principio dialógico o dialogismo, se funda en una teoría del utterance (articulación) muy diferente de la de otros enfoques semióticos. En efecto, el acto de habla (utterance) de Bakhtin incluye el cronotopo o unidad de espacio-tiempo como un elemento constitutivo de su significado, junto con los interlocutores (el que habla y el que escucha) y el (tema del) mensaje intercambiado. El contexto témporo-espacial (cronotopo) es así parte integral del acto comunicativo y, como tal, tiene igual relevancia en la interpretación de las palabras que, por ejemplo, su estructura gramatical. En el contexto americano este concepto es primordial porque explica la separación de las comunidades de habla española que se forman en el llamado Nuevo Mundo desde fines del siglo XV de las que permanecen en la Península. Además del cronotopo (o cronotopos), son incidentes en la interpretación de lo que se dice, (por vía oral o escrita), el tema de qué se habla, la identidad de los interlocutores, y la dimensión
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axiológica en que actúan, i.e., sus evaluaciones e intenciones en el acto de habla24. A diferencia de otros encuadres semióticos o pragmáticos, estos elementos son constitutivos del utterance del dialogismo bakhtiniano e integran su semántica, por lo que todos ellos son igualmente necesarios y relevantes para desentrañar el significado de las palabras y frases que se intercambian en los actos verbales. Por esta razón, en principio no vale equiparar la situación de los esclavos negros en América (o cronotopo indiano), según los villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz en el siglo XVII, con las circunstancias de los esclavos negros en España (o cronotopo peninsular), como los representan en sus villancicos los autores peninsulares de la época. Aunque se trate de una forma semejante, o sea, villancicos en lengua española, y el tema sea similar, pues trata de los esclavos negros, los detalles de los contenidos y sus significados, resultarán diferentes debido a la diversidad de los cronotopos involucrados. Asimismo, no era igual hablar de tortillas, cerezas o vino en Madrid en el siglo XVI, que referirse a estos en México en la misma época, donde la mayor parte de las veces aludían a tlaxcalli, capulines o pulque, respectivamente. Pero ocasionalmente las tortillas, las cerezas o el vino podían coincidir con los europeos, según variara el contexto de uso. Entonces, de acuerdo con el principio dialógico, si bien la materia fónica es reiterativa, su uso en el acto verbal no lo es. Cada acto de habla es único y, por lo mismo, entra en relación, o dialoga, con otros actos comunicativos, o utterances, anteriores o subsiguientes. Todorov (1984), entre otros, se refiere a esta relación dialógica (y la que se establece entre texto y texto) como intertextualidad25. Siendo los actos verbales únicos, aunque sean las mismas, las palabras cobran nuevos significados en la comunicación, según varíen los hablantes e interlocutores que las emplean, los cronotopos (reales o mentales) en que estos se sitúan, y el tema en que intervienen. De este modo, las palabras usadas en los actos verbales adquieren nuevas connotaciones, y aun nuevos significados, enteramente derivados del contexto y del diálogo que las contiene, sin perder su denotación original, que es la significación compartida por una comunidad de habla y que forma parte de su vocabulario26. La denotación es pues el sentido más común o ‘neutral’ de las palabras, –el primer significado listado en el diccionario–, el cual es aproximadamente el mismo para todos los hablantes de una comunidad. En cambio, la connotación de una expresión es siempre en principio atribuible a un sujeto hablante dado, en relación con (i) un cronotopo específico y (ii) las articulaciones de un diálogo determinado. Por su función connotativa, desde el ángulo dialógico bakhtiniano, las categorías léxicas, o sea, los sustantivos, verbos y adjetivos, asumen un comportamiento igual al de las variables, ya que su denotación no es rígida y puede variar bajo diferentes interlocutores, cronotopos y temas. Por consiguiente, a semejanza de los pronombres personales y los demostrativos, el significado de las categorías léxicas también depende de un contexto determinado de articulación y diálogo. De ahí que pera pueda significar a la vez ‘pera’ y ‘aguacate’ o ‘palta’, tortilla sea a la vez ‘tlaxcalli’, ‘pan de yuca’ y ‘tortilla de huevos’, etc. para el español conocedor de un contexto indiano. Conforme al principio dialógico, las connotaciones emergen y se desarrollan en las ‘articulaciones’ de los diálogos en el seno de una comunidad. La capacidad de asignar e interpretar la connotación de las palabras 24
Estos componentes del acto comunicativo son reconocidos y adoptados aisladamente, por ejemplo, en los estudios sociolingüísticos de la última década sobre la variación del estilo en el uso del lenguaje; véase, por ejemplo, Bell (2001) y Coupland (2001). También se da mayor consideración a las coordenadas de tiempo y espacio, como elementos contextuales en los actos de habla. Sin embargo, se los considera elementos externos a los actos verbales o comunicativos, a diferencia del encuadre dialógico de Bakhtin. 25 Véase Todorov (1984: 60-74). 26 Obsérvese que la denotación tiende a mostrar la lengua como un mero código simple; la connotación, por el contrario, pone en evidencia cómo las palabras difieren fundamentalmente en su función significativa de los símbolos en los códigos simples.
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y frases constituye el aspecto netamente creativo del manejo de los símbolos verbales por los hablantes, pues consiste en inventar o interpretar símbolos nuevos a partir de los ya previamente dados en el vocabulario comunitario. El valor connotativo de las palabras está directamente involucrado, además, en las expresiones idiomáticas, refranes, dichos y proverbios de una lengua, es decir, su aspecto idiomático, el cual codifica una parte esencial del pasado y la historia viva de una comunidad de habla. De acuerdo con su grado de difusión y de perdurabilidad, existen connotaciones culturales (comunalmente compartidas), como también connotaciones personales. Las primeras son del dominio público y pueden persistir a través del tiempo en los grupos urbanos, regionales, nacionales, etc., por el principio dialógico, es decir, mientras se mantengan vigentes en los diálogos generales e intrageneracionales, por ejemplo, tortilla, vino o cerezas en América, entre muchos otros. En cambio, las segundas, las connotaciones personales, que a menudo se asocian con el humor o el afecto, pertenecen a los ámbitos dialógicos menores, como ser, las familias, amigos, parejas, cofradías, etc., y tienden a caer en desuso con el tiempo, especialmente si los diálogos en que emergen no se extienden del ámbito privado a uno mayor o público. El dialogismo bakhtiniano permite capturar las innovaciones lingüísticas en los textos coloniales. Lleva a entender ipso facto por qué las culturas y grupos que se confrontan a raíz de la conquista española no necesitan crear palabras nuevas para dialogar con sus congéneres en un ambiente enteramente desconocido. Vimos antes cómo los términos del vocabulario común asumen nuevas connotaciones dialógicas según los cronotopos americanos y los hablantes españoles trasplantados al Nuevo Mundo. De tal convergencia surgen los términos y perífrasis biculturales características de los textos coloniales, palabras y frases del vocabulario común usadas para designar objetos nuevos del suelo americano, como pera para nombrar la palta, aguacate o abocado, piña para el ananá, perro para el tepezcuintle mesoamericano, tortilla para el pan de yuca o maíz, vino para el pulque y otras bebidas fermentadas, pan de la tierra tanto para el cazabe antillano como para la tortilla mexicana, gallina de papada para el pavo o guajolote, y muchas otras expresiones. Sin estar acompañadas de una descripción explícita, estas palabras o frases biculturales, que son fácilmente interpretadas por los españoles que se encuentran en un cronotopo indiano, dan lugar a inevitables equívocos para aquellos que lo desconocen, o sea, los españoles peninsulares que no comparten las experiencias del nuevo ambiente americano. Esto mismo se repite para los hablantes de español en la actualidad con los diversos términos del vocabulario de las varias modalidades que históricamente se formaron en las diferentes regiones del extenso suelo americano. Además, por sus nociones fuertes o estrictas sobre la naturaleza social del lenguaje y del significado de la materia fónica como enteramente dependiente del contexto de uso, el principio dialógico de Bakhtin proyecta la lengua y la cultura como inextricablemente relacionadas. Dependientes e inseparables la una de la otra, son como las caras de una moneda. Mientras que la cultura se crea y sustenta por la comunicación hablada o escrita, la lengua a su vez encuentra sus significados solo en referencia a una cultura que se construye a través de los diálogos de una comunidad. Las numerosas palabras y expresiones del español americano están, por consiguiente, íntimamente ligadas a los diálogos de los españoles que se trasplantaron en el Nuevo Mundo, como también al habla de las nuevas comunidades criollas y mestizas que se formaron por el contacto cultural y biológico que los colonos españoles tuvieron con las comunidades indígenas y con la población africana que importaron como esclavos. En efecto, cabe afirmar que el extenso vocabulario de las diversas variantes del español americano no cobra vida o expresión alguna, es decir, carece de significado, a menos que se lo
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inserte en los diálogos, con los temas y los cronotopos específicos de las diferentes comunidades mestizas de América latina. Sin embargo, esto hace necesario también tener en cuenta quiénes fueron y son los interlocutores de tales diálogos, lo cual a su vez trae a consideración la cuestión de la formación de autoconciencia o identidad, que como veremos es un aspecto destacado de la actividad dialógica cultural. A fin de plantear estas cuestiones de una manera consistente recurrimos a la teoría de la alteridad que integra el dialogismo bakhtiniano y que exponemos en lo que sigue.
5.
CULTURA E IDENTIDAD; MESTIZAJE Y ALTERIDAD
El individuo construye su identidad en base a su grupo social y su cultura. El principio dialógico incluye la teoría de la alteridad, u ‘otredad’, según la cual el conocimiento de uno mismo, o formación de una autoconciencia, se funda en las relaciones dialógicas que establece con el ‘Otro’ o los otros de su grupo o comunidad de habla. De acuerdo con esta noción, el Otro, los otros tienen un papel decisivo en la creación de una autoconciencia o identidad, pues no existe el ‘yo’ sino a través de entender cómo el Otro o los Otros nos perciben. De este modo, se necesita del Otro para completar tanto el conocimiento del uno mismo, como el de los demás. La alteridad pone de relieve la esencia social del lenguaje, pues de esta noción se sigue que no existe el individuo como una entidad o mente autocontenida, sino solo como un ente en relación con un grupo, familia, o comunidad. Hay de cierto modo un sentido compartido de ‘sí mismo’ (o ‘self’) que se funda en las relaciones dialógicas que uno establece con sus congéneres. Es decir, no existo como un ser o mente independiente o autosuficiente, sino que soy parte de un todo, o sea, un individuo de un grupo formado por otros como yo, con los cuales me integro en esa comunidad mediante el lenguaje27. Por consiguiente, el conocimiento de uno mismo, y el conocimiento en general, se construye en base a dialogar con Otro u otros28. La teoría de la alteridad es así el motor que propulsa y hace necesaria la comunicación hablada entre los miembros de un grupo. La cohesión y subsistencia misma del grupo depende de esa comunicación eficiente. Tzvetan Todorov (1998) investiga la problemática de la alteridad a fin de desentrañar las relaciones dialógicas y las diversas mentalidades que participan, y se enfrentan con el Otro en Mesoamérica, en los primeros cien años de la conquista y colonización española. Su ensayo se enfoca principalmente en “el descubrimiento que el yo hace del otro” y, en general, la percepción que los españoles tienen de los nativos americanos29, dejando parcialmente fuera de foco la cuestión de la formación (y cambios) de identidad; pues no considera el lado reverso de la alteridad, que es cómo el otro me percibe a mí y los efectos que esa mirada tiene sobre el yo. Con su propia perspectiva, entonces, el autor formula la siguiente propuesta. La relación con el Otro se construye sobre la base de tres planos principales, que a su vez definen una ilimitada variedad de gradación en las relaciones dialógicas que se producen. Primero hay un juicio inicial de apreciación afectiva sobre el Otro (plano axiológico), que puede ser positivo o 27
Para Bakhtin no existe el self, completo e independiente en uno mismo, por lo que afirma que no tiene sentido ir en busca del self en el ego. El principio dialógico en cuanto a su teoría de la otredad se puede resumir con esta fórmula, “dialogo, luego existo”. Si en el racionalismo cartesiano el ser humano es un ser pensante razonante, en el dialogismo bakhtiniano el individuo es un ser social dialogante. 28 Obsérvese que bajo esta perspectiva el conocimiento humano es necesariamente compartido. Es decir, según el encuadre dialógico no hay conocimiento que no sea fruto del diálogo social. 29 Véase Todorov (1998: 13). Hace una sola excepción con Moctezuma y los que lo rodean, al considerar sus percepciones, actitudes y acciones en su trato con Hernán Cortés y sus seguidores, ver pp. 70-106.
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negativo. Luego hay una acción de acercamiento o alejamiento hacia el Otro (plano praxeológico), que en el primer caso puede implicar la asimilación y sincretismo, y en el segundo, el rechazo. En tercer lugar, hay un conocer o un ignorar de la identidad del Otro (plano epistémico), con un posible resultado de asimilación parcial o total para los españoles que se abocan a investigar y registrar las lenguas y culturas prehispánicas 30 . Con los tres planos identificados Todorov delinea y compara las diversas actitudes y acciones del español, sea conquistador, colono o fraile, frente al indígena americano durante la conquista y evangelización. Funda su minucioso e incisivo análisis en los escritos de varios autores de la temprana época colonial, que van desde Cristóbal Colón y Hernán Cortés a Bartolomé de las Casas, Motolinía, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Diego Durán y Bernardino Sahagún, entre otros. Todorov (1998: 15) equipara el descubrimiento de América con el descubrimiento del Otro; lo ve como un evento ejemplar que da comienzo a la era moderna: “es lo que anuncia y funda nuestra identidad presente”. A partir de ese encuentro extremo “el mundo está cerrado”, declara, y los diálogos que se suceden desde ese entonces varían según sean los interlocutores. Considera que algunos, como Colón, monologan frente al Otro, mientras que gente como Cortés y Moctezuma inician el “diálogo de los actos”, en tanto que otros emprenden el “diálogo de las palabras sabias”, como Las Casas y Sepúlveda en su polémica, o bien, de manera menos evidente, como lo hacen en lengua náhuatl Durán y Sahagún con sus interlocutores e informantes indios. De los contactos dialógicos con el Otro se producen variadas actitudes y cambios profundos, como la transformación y formación de una identidad, por el mestizaje biológico y cultural. No hace diferencia entre estas dos clases; considera ‘mestizos culturales’ a Diego Durán y a la Malinche, aunque uno es originalmente español y la otra indígena31. Las conclusiones de Todorov nos sirven de trasfondo a la vez que complemento para desarrollar nuestra propia aplicación de los conceptos que junto con la alteridad forman el principio dialógico, aunque nuestra mirada tiene un objetivo diferente. Nos enfocamos en el lenguaje, el español, pero no separado, sino íntimamente ligado con la identidad y la cultura que emergen en el cronotopo indiano. Pues los españoles que se trasplantaron al Nuevo Mundo se mestizaron, cambiando su lengua, su cultura y su identidad. De este modo, entendemos que no solo veían los españoles de diversas formas al Otro, el que descubren en América, sino que también podían verse a sí mismos unos a otros en las varias gradaciones de su metamorfosis, resultante de la profunda influencia del ambiente y de su contacto con los naturales. Las transformaciones de sus congéneres, los Otros de su misma lengua y cultura, les servían de espejo en el cual podían verse a sí mismos, ya cambiadas su identidad y su habla. El diálogo intragrupal y la alteridad apoyan esta interpretación, como también lo atestiguan los textos coloniales, cartas, relaciones y crónicas. En ellos se encuentran asentadas explícitas observaciones sobre los nuevos rasgos indianos adquiridos por los colonos españoles, especialmente en la temprana colonia cuando el dominio de una lengua indígena iba a la par del español. Además, los propios españoles contemporáneos de la península notaban los cambios sufridos en los que se trasplantaban, ya sea que los encontraran en el Nuevo Mundo o en el Viejo. Lo mismo, por supuesto, sucedió con los indígenas que, a raíz del contacto con los españoles se hispanizan, pues además del mestizaje biológico se mezclan lingüística y 30
Aunque se relacionen o tengan afinidades, los tres planos no pueden reducirse unos a otros, según Todorov. Así, por ejemplo, encuentra semejantes a Las Casas y Cortés en el plano praxeológico, dado que ambos sostienen la política española de asimilación. Sin embargo, los considera opuestos en los otros dos planos, pues juzga que Las Casas tiene mayor estima que Cortés por los indígenas (plano axiológico), pero que Cortés demuestra conocerlos mejor (plano epistémico). 31 Todorov, ibid. p. 221-229.
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culturalmente con los europeos cambiando con ello para siempre su identidad prehispánica. De igual modo fueron afectados por la influencia indígena e hispana (o europea) los múltiples contingentes africanos que llegaron como esclavos a América; ellos también convivieron y se mezclaron biológica y culturalmente con los indígenas y españoles o europeos del Nuevo Mundo. Estos grupos africanos, junto con sus lenguas y culturas, forman una importante parte de los cimientos de la población y cultura latinoamericanas32. La alteridad acompaña al cronotopo como parte del acto de habla o utterance, pues es pertinente a los interlocutores del diálogo. Según vimos, el cuadro teórico elaborado a partir de estos conceptos nos permite construir una explicación coherente y profunda de la naturaleza y función de los términos y expresiones nuevos que dan origen al español indiano desde el comienzo de la conquista. Ahora bien, si se tiene en cuenta con quiénes hablan los españoles trasplantados en América, en qué comunidades actúan y con qué efectos, hay que reconocer al menos dos tipos de diálogos, según que la comunicación tome lugar dentro de un mismo cronotopo cultural y en lengua española, o bien, que cruce fronteras culturales e involucre el español y una lengua indígena. Tenemos así diálogo intragrupal vs. diálogo extragrupal, correspondiendo con los dos tipos de contactos inicialmente propuestos. Las cuestiones de asimilación, mestizaje o sincretismo cultural, que van íntimamente ligadas a un quehacer dialógico particular, deben investigarse con referencia a estas dos clases de diálogo, pues los cambios, fusiones y productos nuevos son resultados que emergen por la acción y palabra de los agentes dialógicos o interlocutores. El historiador Crosby (1994: 49) recrea con sus palabras un cuadro muy vívido del mestizaje biológico y cultural que resultó en Mesoamérica: Algunos de los sobrevivientes eran mestizos, hijos de hombre europeo y mujer india. El mestizo con su piel indígena y sus ojos visigóticos, ofreciendo una taza de cocoa, una mezcla de chocolatl con azúcar del Viejo Mundo; el salvaje chichimeca sobre su yegua berber; el pastor zapoteco con sus ovejas; el azteca, quizás el último de la línea de Ahuitzotl, recibiendo los últimos ritos de la fe cristiana mientras caía en el coma terminal de una infección recién llegada de Sevilla – en tantos modos la Nueva España era nueva, una combinación, cruza e infusión de entidades que nunca antes había existido en el mismo continente. [Traducción nuestra del inglés]
Esta pintura tan convincente obliga a pensar que los desarrollos mestizos fueron acompañados de relaciones dialógicas entre los interlocutores de las diversas culturas que se confrontaron pero terminaron coexistiendo, aunque en desigualdad de condiciones y una marcada variedad en los modos de adaptarse para sobrevivir. Obsérvese que en el cronotopo dialógico en que se mueve y actúa el ser humano no pueden existir acciones o interacciones ‘mudas’ o en silencio, sino que todas ellas son actos y efectos relacionados de manera inextricable con la palabra, o sea, con los actos verbales o utterances y los diálogos por ellos compuestos. Hay entonces acción, resultado y direccionalidad, junto con las intenciones de los que dialogan. De este modo, según los cronotopos de la colonia española en América encontramos lo siguiente. En el diálogo entre hablantes de español en el cronotopo del Nuevo Mundo (NM), con palabras de su lengua que están empapadas (y mantienen el significado) de su cronotopo de origen o Viejo Mundo (VM), podemos delinear dos tipos de situaciones dialógicas. Por un lado, en el diálogo con interlocutor español anclado en un cronotopo común del VM, ya sea que se encuentre o no en el NM, se crean los términos biculturales para designar objetos nuevos del 32
Véanse, por ejemplo, los interesantes estudios del historiador peruano Fernando Romero (1987, 1988).
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cronotopo americano. Estas expresiones no nos dicen nada sobre la posición o actitud del colono español respecto del Otro de lengua aborigen, pues las nuevas expresiones se usan principalmente en el diálogo intragrupal, o sea, (i) con otros colonos conquistadores, o (ii) en cartas privadas, o documentos legales, reportes dirigidos a la corona y otros funcionarios de la península. Por otro lado, cuando el interlocutor del diálogo es aborigen y está anclado en el cronotopo común del NM, se producen los préstamos al español (o indigenismos). Estos términos incorporados al español indican el acercamiento al Otro y una parcial asimilación a su cultura. Pueden verse como evidencia del diálogo extragrupal, y no se necesita determinar si el mismo sea a media lengua, acompañado de gestos, con o sin bilingüismo. Recuérdese que en el utterance bakhtiniano la comunicación efectiva depende mucho más en los elementos no verbales y contextuales que en otros encuadres. En el diálogo entre los hablantes de lengua aborigen en su cronotopo, pasa lo mismo pero en reverso con respecto a las lenguas de uso. Los indígenas también crean sus propios términos biculturales para designar los objetos nuevos procedentes del VM. Además, los indígenas que dialogan con interlocutores españoles pasan a adoptar préstamos a su lengua (o hispanismos), lo que indica su asimilación parcial a la cultura del Otro, o sea, su hispanización o mestizaje cultural. Esta coincidencia de fenómenos en las dos razas que se enfrentan encuentra una explicación en el principio dialógico. Con una debida especificación de los cronotopos que entran en juego en la comunicación, o producción de utterances, se describe con mayor precisión el significado de los actos de habla o utterances y de los diálogos en que esas articulaciones se integran. Creemos que se penetra mejor en el meollo de la cuestión, el problema de interpretación en los contextos de contacto cultural y lingüístico, con una teoría del uso del lenguaje que ya se ha probado fructífera en el estudio de los géneros literarios33, que recurrir a conceptos adicionales, como “negociación” o “acomodación”, los cuales necesitan explicarse por separado, ya que son términos imprecisos o complejos y de alcance muy general. Las consideraciones sobre cronotopos y alteridad se entrecruzan y multiplican, pero no se confunden. Por el contrario, nos ofrecen una guía eficiente con la cual escudriñar nuestros planteos para dar con el hilo preciso que puede desenmarañar la compleja entretela de la vida colonial española. Con este fin es necesario que en los diálogos se distingan dos clases de cronotopos que inciden en las relaciones dialógicas que emergen y cobran vigor en los siglos XVI y XVII. Por un lado, están los cronotopos de la colonia española, específicamente, los virreinatos que se crearon para su administración, frente a los cronotopos del mundo europeo, en particular, el mundo peninsular español. Estos cronotopos son del tipo que designamos cronotopos reales o históricos, pues conciernen al mundo real de los interlocutores, o sea, la situación de espacio-tiempo de la realidad existencial en la que se ubican los interlocutores dialógicos. Por otro lado, coexisten otros cronotopos, que identificamos como cronotopos culturales, los cuales son espacios mentales que pertenecen a una realidad virtual. Estos cronotopos son tan significativos en los diálogos como los cronotopos reales, y pueden llegar a ser incluso de mayor relevancia que estos, en particular, para la formación y desarrollo de una autoconciencia sobre la cual se funda la identidad de un individuo, grupo o comunidad. La distinción de cronotopos propuesta recibe apoyo de las observaciones que han quedado debidamente registradas en los textos coloniales. Los españoles trasladados al Nuevo Mundo se hallan en un tiempo-lugar físico distinto del Europeo, inmersos en una serie de vivencias dialógicas que conforman una cultura nueva, misma que cambia notablemente su identidad. Recuérdese la reacción de los peninsulares cuando se trasladaron a España los ya indianizados 33
Véase Bakhtin (1982).
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Cortés, Pizarro y Bernal Díaz del Castillo para celebrar las exequias de Isabel de Portugal, esposa de Carlos V. Por su atuendo exagerado, por el cortejo amerindio que los acompañaba y por su lenguaje, los españoles europeos llamaban por chiste –y con cierta envidia– a los conquistadores procedentes del Nuevo Mundo “los indianos peruleros entutados”, según reporta Bernal Díaz del Castillo (1991, p. 829). El doctor Juan de Cárdenas en su obra Problemas y secretos maravillosos de las Indias, publicado en México en 1591 desarrolla un capítulo entero34 sobre “los españoles nacidos en las Indias por la mayor arte de ingenio vivo, tracendido y delicado” (f. 176v). En el capítulo abunda en el buen hablar “pulido cortesano y curioso” de cualquier español nacido en cualquier aldea novohispana, frente al cachupín (sic) recién arribado de Europa, pues uno y otro proceden de manera tan diferente que el segundo es tan torpe que “no ay hombre por ignorante que sea que no eche de ver “qual sea cachupin y qual nacido en Indias” (f. 177). Ahora bien, por su naturaleza virtual y para nuestro propósito descriptivo, podemos manipular los cronotopos culturales en modos que no es posible hacerlo con los cronotopos reales. Así, equiparando los cronotopos culturales a conjuntos de rasgos particulares de un grupo, podemos visualizar y construir la intersección de dos o más cronotopos culturales diferentes, no así con los cronotopos reales, pues un individuo puede a la misma vez pertenecer a dos o más culturas diferentes, pero no puede estar simultáneamente en dos o más lugares, o en tiempos diferentes. Sobre la base de este razonamiento, entonces, caracterizamos la asimilación y correspondiente mestizaje como la formación de un área de intersección entre dos o más diferentes cronotopos culturales. En esa zona compartida de intersección entre dos o más culturas se pueden situar, por ejemplo, la población que reside en zonas fronterizas, conocidas como áreas de contacto, donde convergen y conviven lenguas y culturas diferentes. En términos semejantes podemos también describir la cultura mestiza colonial hispanoamericana junto con su lengua española considerando que en el espacio-tiempo de la conquista española, la intersección y fusión de culturas opuestas se hace posible gracias al cruce del océano Atlántico y por las acciones que derivan de la colonización y evangelización de América. Dentro de ese nuevo subconjunto de intersección cultural y biológica, que es la cultura mestiza, se ubican los que interactúan dialógicamente fusionando puntos de vista, herencias culturales y biológicas, formando una nueva identidad y creando productos nuevos nacidos de esas circunstancias de convivencia. Si inicialmente la mixtura o mestizaje fue forzada o en condiciones desiguales, los que les siguen se asimilan en el mismo cronotopo de cultura mestiza, sea por herencia como por compartir las mismas vivencias y terruño que sus antecesores. En ese conjunto de intersección cultural mestiza se encuentran tanto los primeros conquistadores y misioneros, como los indígenas cristianizados e hispanizados y los africanos que fueron traídos como esclavos; también los criollos que nacían en suelo americano, y las sucesivas olas de inmigrantes europeos y africanos que siguieron trasplantándose en el Nuevo Mundo. Corrobora con un juicio similar, siglos después, el historiador José Riva-Agüero, según lo cita Porras-Barrenechea (1984: 89): Aun los puros blancos, sin ninguna excepción, tenemos en el Perú una mentalidad de mestizaje derivada del ambiente, de las tradiciones y de nuestra propia y reflexiva voluntad de asimilación. [Subrayado nuestro].
Esta apreciación describe igualmente la población de los países hispanoamericanos. Es además consistente con las conclusiones de Todorov, que equipara como mestizos culturales del 34
Se trata del capítulo II, Libro 3, de la edición facsimilar de 1945.
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período inicial de la colonia a gente tan diversa como el fraile dominico Diego Durán, español trasplantado a México en su temprana infancia, y la indígena Malintzin (o Malinche), intérprete de Hernán Cortés y madre de su descendiente mestizo. De igual modo, coinciden por lo general en la reconstrucción y evolución del cuadro mestizo cultural de América latina los historiadores contemporáneos como Crosby, Mann, Lockhart y Gruzinski, entre muchos otros más, que con sus aportes más recientes logran elucidar los datos e interpretaciones, renovando la investigación, ya sea que manejen una perspectiva étnica, biológica, ecológica, artística o filológica. El criterio que desarrollamos sobre la base del cronotopo cultural se ve ampliamente sustentado. El área de intersección cultural que se localiza en un cronotopo real, el suelo americano a partir de 1492, constituye entonces un nuevo cronotopo mestizo cultural donde el idioma español se bifurca y comienzan los diálogos con los significados que se asocian con una nueva cultura e identidad, inicialmente llamada indiana y en nuestros días, hispanoamericana o latinoamericana.
6.
REFLEXIÓN FINAL
La transformación de instituciones del saber, de la religión, del comercio, del trabajo y otras, con sus lenguas específicas como el neolatín, las lenguas indígenas y el español dio origen a una renovación espectacular y alucinante en el suelo americano que aun falta por estudiar. Por ello, sugerimos que la caracterización del español y las lenguas americanas no se limite al contacto intragrupal y a la descripción de rasgos puramente lingüísticos en cada una de las lenguas americanas, ya sea el español, el neolatín, las lenguas indígenas o las criollas. Proponemos en cambio que también se tengan debidamente en cuenta las relaciones extragrupales, las cuales abarcan los contactos, los conflictos y los efectos en la interacción de las distintas comunidades de habla en el continente, en particular, las que se confrontaron y convivieron a partir de la conquista española35. Hasta ahora las cuestiones sociales, culturales y lingüísticas del mestizaje cultural por ser sumamente complejas se han fragmentado en el saber especializado de latinistas, hispanistas, indigenistas o africanistas. Sin embargo, para caracterizar el español americano con mayor precisión es necesario considerar las relaciones dialógicas que se desarrollaron en sectores específicos, como el contacto que tuvo el español con el neolatín y las lenguas indígenas en el período colonial de los siglos XVI y XVII. Luego se podrá investigar cómo fue el contacto y cuál fue la incidencia que tuvieron las lenguas africanas y otros idiomas europeos trasladados a América. Aunque existen algunos estudios sobre estas últimas, lo mismo que del contacto del español con el portugués en zonas fronterizas, falta aun examinar en detalle cómo fue el contacto y cuáles fueron sus efectos en el contexto plurilingüe de la colonia. Los latinistas y los indigenistas contribuirían inmensamente a profundizar en el conocimiento lingüístico americano si consideraran los otros idiomas con los cuales ha estado en contacto la lengua que es foco de su atención. En unas cuantas palabras, proponemos caracterizar el español y las lenguas de América desde la perspectiva del contacto extragrupal, el mestizaje cultural y el dialogismo sobre todo en sus orígenes, dada la relevancia que estos factores tuvieron en la formación de la identidad americana. 35
Cabe recordar, además, que en las Indias Occidentales se formaron, entre otras, comunidades de habla de religiosos, comerciantes, intelectuales y cofradías de todo tipo, cada una con un estilo lingüístico particular y propio.
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 29-38 ISSN 2218-0761
LA PRAGMÁTICA DEL OTRO. A PROPÓSITO DE LAS TRADICIONES EN EL CONTACTO1 THE PRAGMATICS OF THE OTHER. ON THE TRADITIONS OF LANGUAGE CONTACT
CARLOS GARATEA Pontificia Universidad Católica del Perú cgaratea@pucp.edu.pe El propósito de este trabajo es ofrecer algunas ideas y un conjunto de datos sobre la importancia de los receptores en la formación del español de América. El énfasis está en el marco del contacto de lenguas y, en especial, en la diversidad de contextos inherente a la difusión del español en América. Por otra parte, se resalta el carácter pluriangular de los datos, la educación indígena y las tradiciones discursivas como criterios analíticos indispensables Palabras clave: Español de América, tradiciones discursivas, contacto de lenguas, pragmática histórica, textos The purpose of this work is to offer some ideas and data on the importance of the receptors in the formation of Spanish in the Americas. The emphasis is on the framework of language contact and, in particular, on the inherent diversity of contexts to the dissemination of the Spanish language in the Americas. On the other hand, the pluriangular nature of the data, indigenous education and discursive traditions as essential analytical criteria are highlighted in this study. Keywords: Spanish in the Americas, discursive traditions, language contact, historical
pragmatics, texts
0.
INTRODUCCIÓN
L
as reflexiones que integran este trabajo tienen origen en una pregunta que acompaña la historia de la lingüística: ¿Qué significa que los hablantes sean actores del desarrollo de una lengua? Claro que planteada así sólo mira un extremo del problema. Hay que preguntarse también: ¿Cómo participa el receptor? Es imposible pensar en el cambio lingüístico o en el 1
Una versión más extensa, con otros argumentos y referencias, pero, al mismo tiempo, con inevitables coincidencias con este trabajo corresponde a mi artículo “El otro en el contacto” en la revista Signo y seña (2013). Ambos están integrados en un proyecto personal de investigación sobre el contacto de lenguas y textos coloniales en el Perú. Esto explica las referencias a otros trabajos de mi autoría en el presente ensayo.
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contacto de lenguas sin considerar a emisores y receptores; además, una vez incluidos, ambos subrayan la importancia de observar el uso, los contextos y, por tanto, la pragmática en la diacronía de una lengua. ¿Tiene esto alguna importancia cuando se estudian documentos del pasado en búsqueda de un cambio o de huellas del contacto de lenguas? La respuesta implica métodos y conceptos analíticos adecuados para cubrir las aristas de la pregunta. No basta con decir que sí. Hoy tenemos medios e ideas que permiten aspirar a respuestas más completas que la simple descripción o el mero registro. En parte, ello se debe al avance del análisis del discurso, la sociolingüística y los acercamientos de orientación cognitiva y pragmática, pero también gracias a la lingüística de las variedades, de las tradiciones discursivas y, a mi juicio, al creciente consenso en torno a que el saber lingüístico no está restringido a la gramática sino que incluye modos tradicionales de usar la lengua, de valorar las expresiones ajenas y de vincularse con el entorno, la cultura y el mundo. Por cierto que la filología y la retórica habían señalado ya algunos de los caminos que ahora seguimos.2 No todo es novedad ni innovación científica.
1.
CONTACTOS ENTRE HABLANTES EN EL PERÚ: TEXTOS Y CONTEXTOS
Este es el marco de las páginas siguientes. Lo que busco es razonar sobre los hablantes en la historia del español de América y, en particular, sobre los hablantes en situaciones de contacto, como la vivida en el Perú durante los siglos XVI y XVII. Es un primer intento, apenas unas cuantas ideas, que podrían ayudar a saber algo más del español colonial. A diferencia de lo que parece una costumbre, prestaré más atención a los receptores que a los emisores. Son los receptores indígenas quienes promovieron nuevas variedades de español (el español andino, por ejemplo) y quienes crearon nuevos entornos a las tradiciones verbales y culturales traídas de Europa a América. En este sentido es que, por ejemplo, el hombre de los Andes es un Otro que plantea una perspectiva desde donde también hay que razonar y explicar la historia del contacto y de la difusión y arraigo del español en América. A ello alude el título: la pragmática del Otro. Todavía está pendiente estudiar la historia del español americano desde esa orilla3. Lo poco que ofrezco aquí anuncia una historia más compleja y rica de lo que suele decirse y que está pendiente de ser explorada a profundidad. Pienso que lo primero es tener claridad sobre el punto de partida y, en concreto, sobre la concepción de lengua que debe sostener una exploración con esas aspiraciones. Me parece que José Luis Rivarola (2007: 168) da en el clavo cuando dice: En tanto conjunto de tradiciones de habla que una comunidad posee en un equilibrio inestable, un idioma es una memoria colectiva pluriforme, heterogénea, de estratos múltiples, que sustancia y actualiza su uni(ci)dad en puntos móviles de convergencia: es decir, en las coincidencias fugaces del diálogo, en la escritura, que nos liga a un congénere ausente que habla atónitamente a nuestros ojos. Ese conjunto de tradiciones no se circunscribe al puro inventario de formas lingüísticas, las cuales, sin duda, son las que hacen posible, en un nivel primero y primario, la confluencia de las intenciones comunicativas: esas formas, en efecto, han sido en el pasado y son en el presente de su innumerable reiteración –agitándose siempre en el caleidoscopio de la variación estable y el cambio– ropaje y expresión de contenidos y valores, de experiencias y actitudes, de visiones del mundo, también de evaluaciones y de reflexiones sobre ellas mismas, así como sobre el sistema que integran y sobre la institución cultural que conforman.
2 3
Remito, por ejemplo, a algunas de las propuestas de Menéndez Pidal (cf. Garatea 2005a y 2005b). Los conocidos trabajos de Todorov 1987 y Gruzinski 2000 enriquecen esta orientación analítica.
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Sólo queda agregar que “haríamos mal si considerásemos la magnitud americana de la lengua limitada a un episódico fenómeno de transplante, como si una vez producido éste, continuara de modo más o menos inmodificado el curso de la historia” (Rivarola 2004: 799). La difusión del español en el continente produjo innovaciones y mudanzas en distintos niveles, desde el sistemático y funcional hasta el de las tradiciones discursivas, pero sin llegar a producir una fractura. América “creó para la lengua no sólo un nuevo espacio geográfico-social sino también un nuevo espacio mental dentro del cual se fueron labrando lenta, difícil y a veces contradictoriamente los signos de una nueva identidad idiomática” (ibid.)4. Como la diversidad es rasgo inherente al proceso de difusión, importa mucho tener en cuenta los contextos de producción cuando se valoran y explican los datos que traen los textos5. Los contextos son tan distintos, tan heterogéneos, varían tanto de un lugar a otro y de una época a otra, que pasarlos por alto, para imponer homogeneidades, es ignorar el dinamismo social en el que toda lengua despliega sus estructuras, se enriquece y cambia, pero también es ignorar que el contacto de lenguas se dio de muy diversas maneras y en entornos tan diversos que cuando son igualados resultan historias uniformes, simples caricaturas de procesos y resultados dispares. A modo de ilustración ofrezco los siguientes ejemplos6: (1)
Io tal, escriuano iurado, iuro et digo que est instrument que es leydo en iuditio es uerdadero, et io como escriuano fu present en eillo et escriuj todo aqueillo que aqueill instrument dize […] (1250, Vidal mayor, CORDE)
(2)
[…] yo, el dicho Sancho Sánchez, procurador sobredicho en el dicho nonbre, […] presento ante vos este previllejo […] Et digo et pido, según de suso so la dicha protestaçión, […] (1414, doc. Notarial, Ávila, CORDE)
(3)
Digo yo, fray Francisco de Santo Domingo, fraile proffesso, sacerdote y predicador de la hordem (sic) de los predicadores, que es verdad que…. (1572, Informe, Mérida [México] en. Melis/Rivero 2008: 107)
(4)
En este pueblo de Sancta Ana de Cincos, 21 deas de el mes de henero de mil quinientos nuevinta años, ande el don Felipe Guaraga, el alcalde, y don Pedro Paytanca, rregedor hordenareos por el rre nuestro señor por su majestad, y amí, [Juan Alonso Napanpoma] escriuano nombrado, paricio este edito […] (1590, Edicto, Jauja, en Rivarola 2000: 41)
(5)
Don Juan Pilcone de Apcara, curaca camachicoc: Digo que el corregidor me pide yndio para traxeneador (1615/1980, Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica: 588)
El parentesco jurídico y carácter formulístico son evidentes. Es una tradición discursiva bien conocida. Pero no es todo. Sólo se trata de la cara que primero salta a la vista y que perfila la continuidad formal de los ejemplos. Hay otras dimensiones que sirven para valorar los datos que traen los pasajes citados. Por ejemplo, el texto (5) es una crónica y, por tanto, tiene un carácter historiográfico que lo diferencia de los otros fragmentos, más jurídicos7. Ello sucede al 4
En la misma lógica véase Lara 2004. Se entiende así que la realidad del español actual exprese una cultura lingüística pluricéntrica (cf. Garatea 2006 y 2010; Oesterreicher 2001 y 2002a). Sobre los aludidos cambios sistemáticos remito a Rivarola 2004 y la bibliografía ahí consignada. 5 Véanse las justificaciones de Oesterreicher (2002b y 2006 a y b) para que la recontextualización sea considerada un recurso de primera importancia. 6 He analizado estos y otros ejemplos en Garatea (2010 y 2011a, 2011b y 2011c). 7 No entro ahora en las razones –también historiográficas– que explican esta presencia, sólo remito a la bibliografía señalada en la nota anterior.
32
mismo tiempo que estructuras semejantes unen al escribano Napanpoma (4) y al cronista Guamán Poma de Ayala (5), ambos bilingües, con el obispo de Huesca, Vidal de Canellas, primer compilador del fuero de Aragón, Vidal mayor, entre 1250 y 1252. El vínculo también se muestra cuando Napampoma (4) usa henero registrado al menos desde 1253, y que, hasta 1700, si me atengo al CORDE, está presente en la prosa jurídica (57.27%). En cambio, no hay registro de hordenareo (4)8. En otro ámbito está, sin duda, la adaptación que ofrece Guamán Poma de Ayala con curaca camachicoc (5) “el que manda a un grupo de curacas o caciques”, ejemplo de cómo una tradición puede ser adoptada en un contexto claramente distinto. De paso, son notorias las conocidas alternancias vocálicas que hoy caracterizan al español andino en el fragmento (4)9. Hay, pues, tradiciones y novedades. Es la historicidad de las lenguas, y por ende, del español.
2.
TRADICIÓN ESCRITA Y ESCRIBANOS INDÍGENAS
En paralelo, los ejemplos andinos (4 y 5), distantes en el tiempo y en el espacio, evidencian su proximidad a la lengua escrita y al mundo textual español. Parece claro que los autores tuvieron algún tipo de formación escolar que los acercó a tradiciones y a modos de composición textual de larga data en español pero sin evitar el trueque vocálico y los quiebres que se aprecian en ambos pasajes y que se deberían a la presión de la lengua materna. Si la escritura y los textos son dimensiones presentes desde que la lengua española llegó a América (Garatea 2009b) no hay razón para sustraerlas del contacto de lenguas ni de los complejos y poco conocidos caminos que siguió esa lengua durante su imposición a comunidades con otras lenguas y culturas. Solo una buena formación explica que el texto (5), de origen jurídico, esté puesto al servicio de una obra con propósitos historiográficos, lo que, por cierto, realza la competencia discursiva del autor y su familiaridad con el mundo cultural europeo. Guamán Poma de Ayala no era indio del común y recibió una educación que le permitió tener contacto con diferentes tipos textuales y aprendió a usarlos bien y con seguridad10. Obviamente, como sucede con cualquier persona, su formación cultural se refleja en su texto. Otro es el caso de Napampoma (4) porque, no obstante haber tenido contacto con la escritura y haber contado con algún maestro, sus textos muestran un menor dominio discursivo, pero, al mismo tiempo, cumple adecuadamente con las estructuras y fórmulas habituales en una denuncia11. De manera que, aunque las formas (4 y 5) sean las mismas, tienen distinto valor y responden a modos 8
Sí hay registro de su casi homófona, hordenario, también en textos jurídicos. Un ejemplo: En la villa de Mondragon, treynta dias del mes de desienbre, anno del Nasçimiento del nuestro Salvador Ihesu Christo de mill e quatroçientos e seys annos, ante Garçia Ybannes d'Arauna, alcalde hordenario en la dicha villa […] (1406, Carta de traslado, CORDE). 9 Es asunto bien conocido. Para más detalles cf. Cerrón (2003) y Escobar (2000). 10 A decir del propio cronista indio: “El autor don Felipe Guaman Poma de Ayala, digo que [este libro] me a costado treynta años de trauajo […] Dexando mis casas y hi[j]os y haziendas, e trauajado […] seruiendo a Dios y a su Magestad, prendiendo las lenguas y le[e]r y escriuir, seruiendo a los dotores y a los que no sauen y a los que sauen. Y me e criado en palacio, en casa del buen gobi[e]rno y en la audiencia y e seruido a los señores bisorreys, oydores, prisedentes y alcaldes de corte y a los muy yllustres yn Cristos señoría obispos y a los yllustres comisarios. Y e tratado a los padres, corregidores, comenderos, becitadores, ciruiendo de lengua […]” (Guamán Poma de Ayala 1615/1980: 701). Cf. los trabajos de Adorno señalados en la bibliografía final. 11 Hay que descartar, por cierto, su asistencia a los colegios para hijos de cacique o curacas. Fue Felipe II quien ordenó al virrey del Perú, Francisco de Toledo, en 1573, la creación de colegios para la “nobleza indígena”. La orden fue cumplida, sin embargo, cuarenta y seis años después por otro virrey, Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache, a inicios del siglo XVII, en plena campaña de extirpación de idolatrías. Los dos que hubo en el Perú, uno en Lima (1619) y otro en el Cuzco (1621), empezaron años después de la elaboración de los textos citados (4 y 5). Es plausible, por tanto, que Napampoma fuera educado por algún doctrinero, algún escribano o como retribución de un servicio personal, aunque no podamos precisar hasta ahora el nombre, los modelos y los métodos empleados en su formación.
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diferenciados de haber vivido el contacto de lengua. Al mismo tiempo, ambos testimonian que la enseñanza del español – la educación – es otra de las dimensiones que no debe soslayarse cuando se estudian los textos producidos por la población indígena o la difusión del español en América. El contacto no debe llevarnos a olvidar que estamos ante expresiones de hablantes, de personas, cuya competencia y dominio gramatical y discursivo varía y se perfecciona en función de experiencias y situaciones de diversa índole, generalmente silenciadas por la historia pero, no por ello, inexistentes12.
3. TRADICIÓN TEXTUAL Y PLURIANGULARIDAD Quiero decir con esto que si “en nuestra vida cotidiana, nos vemos como miembros de una variedad de grupos y pertenecemos a todos ellos” (Sen 2007: 11), en el contacto de lenguas, con las diferencias de cada caso y de cada época, y con el adicional que implica una segunda lengua, debe admitirse que se generan puntos de encuentro, con fuerzas y espesores diversos, entre los idiomas, las tradiciones y las culturas involucradas. Los hablantes no tienen por qué estar inmersos de la misma manera en todos los contextos ni debe suponerse igual acceso a los circuitos comunicativos que instaura el contacto, en el ámbito de la lengua oral y de la lengua escrita.13 El contacto es una pluralidad. Una pluralidad de experiencias comunicativas. La difusión del español y el orden colonial generaron una heterogeneidad de contextos y puntos de encuentro cuyas características son apenas mencionadas en la historia del español de América. La imagen que aún se ofrece es, más bien, la de un proceso homogéneo y regular, sin los quebrantos y pujanzas, sin los retrocesos y avances, inherentes a su difusión espacial y social. Buen ejemplo de la aludida heterogeneidad es la prosa de un interesante personaje, un indio asentado en la estructura administrativa impuesta por la autoridad colonial. Su nombre es Agustín Capcha. Este indio bilingüe fue nombrado fiscal eclesiástico en el siglo XVII, durante la campaña de extirpación de idolatrías. Sus textos registran los efectos idiomáticos del contacto en distintos niveles gramaticales (cf. Garatea 2007 y 2010). Pues bien, Eberenz y De la Torre (2003: 28-29) demostraron que, en el español medieval, los escribanos, luego de presentar a las partes involucradas en un pleito o denuncia, solían conducir el desarrollo del texto mediante fórmulas como estando hablando o comenzaron a hablar (de/en/sobre) o respondió diciendo. Así indicaban el cambio de turno en la declaración, mejor dicho, indicaban que lo escrito correspondía a lo declarado por uno de los testigos. Reproduzco un fragmento para resaltar esos mecanismos en la prosa del fiscal Capcha: […] a esto lo dixo su dicha muger [al indio]: Hermano, como queres quebrantar el juramento que hiseste, sues chrestiano. Le respondió desindo que quién la metía en lo que estaba hasindo, Vale la pena tener en cuenta que: “Las diversas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de la lengua. Por eso está claro que el carácter y las formas de su uso son tan multiformes como las esferas de la actividad humana (…) La riqueza y diversidad de los géneros discursivos es inmensa porque las posibilidades de la actividad humana son inagotables y porque en cada esfera de la praxis existe todo un repertorio de géneros discursivos que se diferencia y crece a medida que se desarrolla y complica la esfera misma” (Bajtin 1982/2002: 248). Es, precisamente, esa diversidad situacional la que enriquece el saber expresivo. Ya decía Coseriu: Alguien puede saber hablar en general y saber español pero [p.e.] ser incapaz de hablar de manera apropiada a un niño, de pronunciar un discurso político o de escribir una carta de pésames, precisamente por carecer, en cada caso, del correspondiente saber expresivo (Coseriu 1956-1957: 19, cito de López Serena 2013). Y es que “no siempre el que habla correctamente sabe hablar en contexto. Los hay que son pulcros al emplear la gramática, pero cometen errores de adecuación situacional” (Briz et al 2008: 27). 13 En este marco habría que prestar más atención a la circulación de libros cf. Guibovich (1990, 2010a y b). 12
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desindo esto lliuantó aporrearla […] que en esto comensó a hablar muy mal la dicha Ynés Magdalena desendo que […] Estas palabras habló la dicha Ynés Magdalena […] (Rivarola 2000: 85; mías las cursivas)
En este caso, como en los ejemplos anteriores, es posible identificar la persistencia de las formulas señaladas por Eberenz y La Torre para el español medieval. Aquí las tenemos en un texto escrito en los Andes peruanos por un fiscal bilingüe. Al mismo tiempo, es notoria la interferencia de la lengua materna del autor. La reducción de la estructura silábica /ie/ a /i/, se explica porque las lenguas andinas, tanto el quechua como el aimara, carecen de secuencias vocálicas monosilábicas, lo que, por cierto, puede ocasionar vacilaciones en la misma palabra (p.e. desindo/desendo). La anomalía en cuanto al uso etimológico del clítico lo, que pasa a marcar objeto indirecto (lo dixo su dicha muger al indio) en la primera línea, es frecuente en el español andino, no obstante que luego emplea el patrón etimológico (Le respondió y quién la metía en lo que…)14. Por otra parte, tratándose de testigos, Capcha registra, en discurso directo, las palabras de la india declarante, de manera que uno podría pensar que lo que lee es lo que dijo la india. Sin embargo, el fragmento es buena muestra de que no hay tal fidelidad y que a los problemas sobre la correspondencia de lo oral con lo escrito (y viceversa) viene a sumarse la percepción y la mano de quien oye y luego escribe. La cita que “reproduce”15 las palabras de la india trae formas de tuteo (hiseste) y voseo (sues) y un (queres) que podría ser tuteo o voseo (cf. Rivarola 2000: 87). Por último, téngase en cuenta el vocablo lliuantó, con el sentido de “empezar” y cuyo dígrafo inicial puede deberse a simple cruce con llevar. Ahora bien, este tipo de situaciones obliga a preguntarse, por una parte, por los fenómenos que trae un texto, sean gramaticales o discursivos, y, por otra, llevan a preguntarse por quién es el autor, dónde, cuándo se produce tal o cual fenómeno, por el tipo de texto y algunas cosas más que permiten recuperar los usos, los contextos y la función pero sobre todo a la persona que adopta una lengua extranjera y la usa para comunicarse con otro hablante. Es, pues, la pregunta por el Otro. Es Otro que no sólo limita su presencia a quien pone una lengua distinta frente al español sino que se trata de otro hablante, otro receptor, que adopta otra lengua y la usa en otros contextos. A decir verdad, el Otro es una muchedumbre de personas que entra en contacto de diversas maneras con la lengua y las tradiciones españolas. En esa muchedumbre se difunde el español en el Nuevo Mundo y toda ella interviene en la formación del español de América. Esto ocasiona una exigencia metodológica: observar cada texto como un acto verbal pluriangular16: Su valor se define por el encuentro de esos ángulos en un acto verbal.
4.
COMPETENCIA LINGÜÍSTICA, CULTURA Y OTREDAD
Pero se comprende con el mundo que uno lleva a cuestas. “Los oyentes de una lengua pueden entender cualquier cosa (…) pero a su manera” (López García 2010: 51). Ya decía Husserl 14
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Para este fenómeno remito sobre todo a Cerrón-Palomino (1992) y (2003); Granda (1996) y (2001); también Caravedo (19961997). Ciertamente no hay tal “reproducción”. Es pura mimesis. Por otra parte, es necesario avanzar hacia una tipología de los textos que llegaron a América, de sus respectivas características formales; serviría de mucho saber cómo circularon. Al respecto: Wesch (1994, 1998, 2005 y 2006), y Bertolotti y Company en este volumen. En Bajtin (1972/2002: 267) encuentro el siguiente fragmento que me parece pertinente aquí: “La voluntad discursiva del hablante se realiza ante todo en la elección de un género discursivo determinado. La elección se define por la especificidad de una esfera discursiva dada, por las consideraciones del sentido del objeto o temáticas, por la situación concreta de la comunicación discursiva, por los participantes de la comunicación”.
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(1921): “Yo, como persona, no soy un componente egológico momentáneo del acto, sino el yo, que ha llevado a cabo todos sus actos previos” (cit. Rizo Patrón 2010: 90). El mundo vivido. Cada acto verbal evoca lo que la persona posee, sabe y domina. Competencia y cultura. Obviamente, el mundo circundante no está formado únicamente de objetos y seres vivos, sino de concepciones, ideas y prejuicios, que se enlazan en la identidad de cada individuo 17. De ahí que la novedad del Nuevo Mundo dispare interpretaciones a partir de evocaciones que, ocasionalmente, se traducen en analogías y en la exposición de hechos y creencias asentadas en la memoria colectiva. Descubridores y conquistadores, por ejemplo, recuerdan el mundo árabe cuando se refieren a la diversidad lingüística de América: “un avla como arábigo” menciona la Relación Samano-Xerez, y el contador Zárate dice, sobre las lenguas del Perú, que “hablan de papo como los moros” (apud. Rivarola 2001: 221 y 220). De la misma manera, los auquénidos andinos son asimilados a “camellos pequeños del tamaño de vn venado” por Antonio Vázquez de Espinosa (Compendio y descripción de las indias occidentales, 1629, CORDE), esta analogía, de repetida, fue tópico en la historiografía del XVII18 y todavía siglo y medio después está presente en el debut lexicográfico de la Real Academia Española. En Autoridades (1737) figura (sub oveja), son “semejantes à los camellos, no tan vastos y grandes, y sin corcoba”. Una expresión pragmáticamente funcional pasó a ser una descripción semántica. Creo que todos lo elementos mostrados inciden en el fundamento social del lenguaje. El ser con otros, que en términos de Coseriu recae en: [...] la alteridad del lenguaje –correspondiente a la alteridad del hombre–, o sea, a la manifestación del “ser-conotro” en cuanto dimensión esencial del ser del hombre. Este “ser-con otro” –el reconocerse a sí mismo en otros, el reconocer en el tú a otro “yo”– es, precisamente, lo que se llama dimensión social (o político-social) del hombre y coincide con la intersubjetividad originaria de la conciencia: con el hecho de que la conciencia humana es conciencia abierta hacia otras conciencias con las que establece comunicación, es decir, les reconoce las mismas facultades de sentir, pensar, juzgar, significar e interpretar (Coseriu 1987: 18)
En otra oportunidad añade: En realidad, nunca sabemos si estamos siendo entendidos, ni objetivamente podemos saberlo jamás, pero desde el momento que hablamos estamos reconociendo al otro capacidad lingüística y señalando con ello que sabemos que también él es un sujeto (= que es otro) (Coseriu 2007: 171)19.
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En otro ámbito académico y con fines distintos, Rizo-Patrón de Lerner (2010) ofrece la siguiente reflexión. La cito por el interés que despierta y por su vinculación con lo expuesto arriba: “el mundo familiar no es inmediatamente asequible, cognitiva y afectivamente. En él compartimos los mismos gestos y lenguajes, sabemos ‘para qué sirven las cosas’, ‘qué finalidades’ tienen las acciones de las personas, compartimos las mismas costumbres (ethoi), anticipamos en analogías concretas los comportamientos y el curso de nuestras percepciones […] las anticipaciones concretas de nuestra experiencia cotidiana, que se pueden plenificar ininterrumpidamente, se dan bajo criterios o medidas ‘normalizadoras’que permiten identificar la eventual decepción en la planificación como lo ‘excéntrico’ o ‘desquiciado’ (Rizo Patrón 2010: p. 100). Lo curioso es que también figura la analogía en documentos que representan el lado andino. En los Comentarios reales (1609) del Inca Garcilaso, por ejemplo, la llama es descrita así, “A ningún animal semeja tanto como al camello, quitada la corcova y la tercia parte de la corpulencia” (1609/1991: p. 528). Guamán Poma de Ayala la usa acompañada en una ocasión de otra expresión, también española, para nombrar a los auquénidos, carneros de la tierra. Escribe el cronista: “dezía que abía camellos chiquitos de los carneros de la tierra” (p. 372). Más detalles en Garatea 2011d. Cuando razonó Coseriu sobre los fines y los métodos de la sociolingüística dijo que “el lenguaje es también expresión de la intersubjetividad, y, precisamente, en el doble sentido de la solidaridad con una tradición histórica y de la solidaridad “contemporánea” con una comunidad hablante, que también es histórica (Coseriu 1981: p. 16). Hay que tener en cuenta que el concepto está presente en Sincronía, diacronía e historia (1957). Schlieben- Lange sintetiza así la idea: “man spricht wie andere, aber doch nicht völlig identisch (…) So können die beiden Bestimmungen des Wie-Andere-Sprechen und Für-Anderer-Sprechen zueinander in Widerspruch greaten: die Solidarität mit der Tradition (wie andere) kann unter Umständen zugunsten der Solidarität mit dem Gesprächspartner” (Schlieben-Lange 1998: 4-5).
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Estas ideas dieron pie a que Oesterreicher razonara que: La alteridad se refiere al hecho de que tanto la actividad del hablar, como los sistemas lingüísticos y los discursos concretos o los textos, implican siempre un alter ego […] El corolario de la estabilidad relativa de las reglas, convenciones y normas lingüísticas, producidas y establecidas por los efectos de la alteridad, es la creatividad que no debe ser entendida en el sentido de absoluta libertad y fuerza innovadora del sujeto hablante, sino en el de una permanente y activa adaptación de estructuras y normas de expresión y de contenido de la comunicación verbal a las exigencias personales, motivacionales, cognitivas, situacionales y contextuales que rodean la actuación lingüística de los interlocutores […] la historicidad puede ahora, desde esa perspectiva, concebirse como producto y mediación entre los dos universales alteridad y creatividad […] (Oesterreicher 2006: 139; cf. 1979)
Claro que habría que preguntarnos si los indígenas eran un alter ego para los hispanohablantes. Evidentemente que no. A propósito, ¿y quién era el Otro para los indígenas? Conforme avanzó el contacto, el Otro se perfiló mejor y ganó contenido pero sin llegar a un pie de igualdad. En términos metodológicos, estas ideas nos llevan a preguntarnos acerca de quién es el Otro en los textos que usamos como fuentes. ¿Quién habla o escribe? ¿Por qué habla o escribe así? ¿Desde dónde habla o escribe? Creo que en la pragmática del Otro se decanta y configura el valor de los datos y de los fenómenos.20 De ello se desprenden, por cierto, valoraciones de la lengua y de los modos de hablar una lengua. Por ejemplo, el jesuita Gonçález Holguin (1607) sugiere al aprendiz de quechua: Huyr del modo de hablar de los ladinos, y no hablar mucho en la lengua con ellos, porque ya los indios ladinos por mostrar que lo son dexan el estilo galano de su lengua, y españolizan lo que hablan, y precianse de atraer su lenguaje al castellano, y yerranlo tanto que no bien hablan su lengua, ni bien imitan la nuestra, y assi haze a su lengua mezclada y barbara, siendo galanísima (Gonçalez Holguin 1607/1975: 119)21
5.
CONCLUSIONES
Finalmente, creo que hay motivos suficientes para concluir que la historia del español andino es la historia de un espacio geográfico y comunicativo22. Por las mismas razones, la historia del español de América y el lugar del contacto en esa historia son ventanas que nos invitan a observar personas, seres humanos hablando con otros seres humanos, no entelequias regulares ni previsibles. Es, pues, la historia de modos de representar y valorar al Otro y a la lengua del Otro que se reflejan en usos de lengua, orales y escritos. En suma, el español de América tiene
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Me parece que Parodi (2009) tiene objetivos analíticos y teóricos que complementan lo dicho arriba. No es distinto lo que trae el interesante trabajo de Stoll (2010) sobre la supervivencia del dios andino del relámpago, del trueno, llamado Illapa camuflado por la población indígena bajo el nombre del santo cristiano Santiago y que se evidencia en Guamán Poma cuando describe “cómo sacrificaban al yllapa, al rayo que agora les llaman Santiago” (p. 256). Otros cambios en este nivel en Ezcurra (2009 y 2013). Cerrón Palomino (2010) ve en este fragmento el “surgimiento de un ideal de corrección idiomática de carácter exo-normativo, según el cual el prototipo del buen decir no hay que buscarlo ya entre los hablantes nativos de la lengua, socialmente deprimidos, sino, por paradójico que parezca, en el habla del amo, y ello se consigue aproximando, consciente o inconscientemente, la estructura del vernáculo a la del idioma de prestigio” (p. 377). Oesterreicher (2006) hace la siguiente precisión: “desde la perspectiva historicidad-diversidad lingüística el español andino interesa por su carácter diferencial con respecto a las demás variedades y formas lingüísticas del español americano. Entra en su conjunto diferencial y contrastivo de estructuras, lo que no implica y no exige una consideración discursivo -pragmático y funcional. Desde la perspectiva variacional, sin embargo, importan fundamentalmente problemas relacionados con el estatus de esta variedad que rige, en el marco del español peruano o en el marco de las lenguas oficiales de los países andinos, los usos en situaciones comunicativas y determina la evaluación y apreciación de esta variedad” (p. 141).
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 39-48 ISSN 2218-0761
INDIGENISMOS GLOSADOS: ASPECTOS SEMÁNTICOS E HISTÓRICOS DE LA ADOPCIÓN DE LAS VOCES PRESTADAS GLOSSED INDIGENOUS WORDS: SEMANTIC AND HISTORIC ASPECTS FROM LOANWORD ADOPTION ÁLVARO EZCURRA RIVERO Pontificia Universidad Católica del Perú aezcurra@pucp.edu.pe Sobre la base de examen de distintos textos producidos en el Perú colonial, la contribución se concentra en los pares léxicos que coordinan voces indígenas y patrimoniales (ej. curacas y principales, taquies y bailes) con la finalidad de evaluar la información semántica que el miembro patrimonial del par ofrece sobre el indigenismo. Luego de algunos comentarios sobre la forma de los pares y sobre su eventual condición de fórmulas textuales, el trabajo argumenta a favor de la conveniencia de tomar en cuenta las informaciones semánticas aludidas para el trabajo histórico. Palabras clave: indigenismos, pares léxicos, semántica histórica, contacto lingüístico This contribution focuses on lexical pairs that coordinate indigenous and heritage words (e.g. curacas y principales, taquies y bailes) with the aim of evaluating the semantic information that the Spanish member of the pair offers about the indigenous one. After some comments on the form of the pairs, and on their possible formulaic status, I argue that it is advisable for the historic work to take into account semantic information. Keywords: indigenous loanwords, lexical pairs, historical semantics, language contact
0.
E
INTRODUCCIÓN
s habitual en los textos coloniales americanos que los indigenismos aparezcan acompañados de distintos tipos de frases descriptivas, comentarios o aclaraciones. El fenómeno es bastante conocido en la bibliografía del ámbito hispánico, en la que, centralmente, se ha llamado la atención sobre la presencia o ausencia de glosas –recojo la denominación que suele dársele a estos comentarios, con la cual, por cierto, queda destacada su función– en tanto que indicadoras del grado de incorporación de voces de origen indígena en el español. Veamos algunos ejemplos. En algunos casos, se trata de definir las palabras de origen indígena. En su tratado sobre los modos de combatir la religión andina, denuncia el sacerdote jesuita José de Arriaga que: “[los indios] han sacado los cuerpos de sus difuntos de las iglesias y llevándolos al campo, a sus Machays, que son las sepulturas de sus antepasados” (Arriaga 1999 [1621]: 21). Otras veces se ofrecen comentarios más extensos, que se detienen en algunas informaciones enciclopédicas sobre el referente, como se puede observar en el siguiente pasaje
40 de la crónica de fray Martín de Murúa, en que el mercedario se ocupa de los huacanquis andinos: Otros yndios abía y aún los ay, que traían consigo vna manera de hechizos, que llaman huacanqui, para alcansar mugeres y aficionarlas y ellas a los barones. Estos eran huacanquis, hechos de plumas de pájaros o de otras cosas diferentes, comforme a la ymbención de cada prouincia, los quales también solían poner en la ropa o cama de la persona, que querían aficionar, o otros hechizos (Murúa [1613] 1986: 119)
Es también habitual que la voz de procedencia indígena se acompañe de una expresión patrimonial equivalente. Sobre el encomendero nos dirá Guamán Poma que “se haze lleuarse en unas andas como Ynga con taquies y danzas quando llega a sus pueblos” (Guamán Poma [1615] 1987: 568). En un texto judicial proveniente de la sierra central del Perú colonial, leemos que los indios ofrecían en sus ritos: “sacrificios de llamas, carneros de la tierra” (Duviols 2003: 291). En algunos otros casos, bastante menos frecuentes, la voz equivalente resulta ser otro indigenismo de esperable mayor arraigo en el uso que el primero, como se puede notar en el ejemplo siguiente, correspondiente igualmente a los textos judiciales recién aludidos: “tienen enterrados [los cuerpos] en sus machayes y Guacas donde les hazen sus ofrendas” (Duviols 2003: 179). Se trata, pues, de comentarios aclaratorios que glosan voces procedentes de lenguas amerindias, quechua y aimara para los ejemplos ofrecidos. Ello, si bien en los últimos casos mostrados, tal función podría parecer inicialmente no tan evidente. Vuelvo sobre ello más adelante. Con el ánimo de recoger los puntos, a mi modo de ver, más relevantes del asunto, menciono brevemente a algunos de los autores que se han ocupado de él1. Basada en el análisis de diarios de navegación, relaciones, crónicas y cartas, Emma Martinell (1988: 149), se detiene en los mecanismos textuales con que se explica o se describe el referente de la voz indígena: equivalencias, traducciones, comparaciones, etc. José María Enguita (2004: 41-43) se propuso algo similar, además de llamar la atención, en primer lugar, sobre el hecho de que las estrategias verbales con que se expresan las glosas en los textos americanos resultan ser muy similares a las que se encuentran en los textos alfonsíes, que tuvieron la necesidad de incorporar voces de procedencia diversa en el romance castellano con el propósito de adecuar la lengua a la expresión científica (2004: 41). Hace mención Enguita, también, del lugar del receptor de los textos en la formulación de estos comentarios aclaratorios. Más recientemente, Concepción Company (2012: 276-281) ha argumentado a favor de la incorporación consolidada de indigenismos de procedencia mesoamericana en el español mexicano sobre la base de su aparición sin glosa en documentos del siglo XVIII. El interés se ha concentrado, pues, en la forma de estos comentarios; en su función, que se proyecta hacia un receptor imaginado que no conoce el indigenismo en cuestión; y en su carácter indicador del grado de incorporación en el español de la voz extranjera. Sobre la base del examen de textos historiográficos, judiciales y pastorales provenientes de los Andes coloniales (siglos XVI y XVII), y concentrada particularmente en los pares léxicos que coordinan voces indígenas y patrimoniales, la presente contribución persigue evaluar la 1
Ver, también, Mannheim (1991: 2678), quien ha utilizado la denominación implicit lexicography con el sentido siguiente: “By implicit lexicography I mean the common practice of including native terms and translations in the texts of colonial chronicles of indigenous cultural and religious life. The linguistic quality of these materials is uneven. Those reports which were written by mestizos and others who were in close contact with Quechua speakers […] are of particular interest”. Puede verse, además, por ejemplo, Weidenbusch (2004). En relación con los trabajos de los misioneros, véase Gonçalves y de Almeida (2009). También sobre el ámbito misionero, aunque con otro alcance, Zimmermann (2005).
41 información que nos dan estos comentarios desde el punto de vista de su relevancia semántica. Luego de algunos comentarios sobre la forma de los pares (apartado 1) y sobre su eventual condición de fórmulas textuales (apartado 2), argumento a favor de la conveniencia (para el trabajo histórico) de tomar en cuenta las informaciones semánticas que brindan (apartado 3), las cuales caracterizo como especificaciones que funcionan, primeramente, como un apoyo para la fijación de la referencia, y que, por medio de procesos de habitualización, nos dan luces sobre las circunstancias del proceso de adopción de los indigenismos (apartado 4).
1.
LOS PARES LÉXICOS
Decíamos líneas arriba que podría parecer no tan evidente la función aclaratoria del tercer tipo de glosa presentado, constituida por una palabra patrimonial española que acompaña al término indígena, de manera que entre ambas se conforma un par léxico2. Estos pares, sin embargo, resultan ser construcciones alternativas a otras de función aclaratoria o definitoria más transparente. Bastará un par de ejemplos para ilustrarlo. Citábamos, más arriba también, el extracto siguiente de la edición de los textos judiciales de Duviols, a propósito de las costumbres rituales andinas, en las cuales se ofrece: “sacrificios de llamas, carneros de la tierra” (2003: 291). El mismo proceso judicial trae la construcción “llamas quemadas que son carneros de la tierra” (Duviols 2003: 295). Sea dicho al pasar que, si bien los pares son habituales en la textualidad jurídica –más adelante haré algún comentario al respecto– no son exclusivos de ella. Volviendo al asunto de la función, veíamos que Arriaga define los machays de los indios de la sierra central del Perú del modo siguiente: “Machays, que son las sepulturas de sus antepasados” (Arriaga 1999 [1621]: 21). El mismo texto nos brinda, también, la construcción formalmente alternativa, pero funcionalmente igual: “Están persuadidos que los cuerpos muertos sienten, comen y beben y que están con mucha pena enterrados y apretados con la tierra, y con más descanso en sus machays y sepulturas en los campos donde no están enterrados” (Arriaga 1999 [1621]: 76). En cuanto a su forma, como se ha podido ver, los pares se coordinan por medio de las conjunciones o e y. La crónica de Martín de Murúa nos trae la equivalencia entre guaca e ídolo, expresada mediante la coordinación de la conjunción copulativa: “Este sacrificio dicen los indios era el más acepto y benévolo a sus huacas e ídolos” (Murúa [1613] 1986: 422). Santa Cruz Pachacuti, por su parte, comenta en su Relación que los primeros predicadores apostólicos derribaban “guacas y ydolos” (Pachacuti Yamqui [1613?] 1995: 4). Entre los textos de carácter pastoral, el Catecismo del Tercer Concilio de Lima señala que no adora a Dios “El que adora qualquiera criatura, o tiene ydolos o guacas” (Tercer Concilio, Doctrina Christiana fol. 57). Nótese que la conjunción o no plantea en estos casos disyunción. La referencia no es distinta para uno y otro miembro del par; tampoco la coordinación con y pretende agregar, por medio de la relación aditiva, un elemento referencialmente distinto del primero. Es de interés mencionarlo, dado que no es infrecuente que algunas ediciones de documentos coloniales pierdan esto de vista. En una de las ediciones modernas del tratado de José de Arriaga, por poner un ejemplo, comenta el editor, cuando evalúa un pasaje de la Extirpación de la idolatría en que se lee “apenas hay mujer que no traiga lo suyo para los taquies y bailes” (Arriaga 1999 [1621]: 22), que el jesuita “distingue entre taquies y bailes”. Como vengo sugiriendo, estamos 2
En ocasiones estamos, propiamente, ante cadenas léxicas y ya no ante pares: “huacas riquesas, enterramientos de thesoros de oro y plata” (Murúa [1613] 1986: 352); “guacas, adoratorios y idolos” (Duviols 2003: 554).
42 ante equivalencias de carácter aclaratorio que, en la medida en que se van elaborando en los textos, se asientan como pares sinonímicos, de allí que el orden de los elementos se pueda también invertir, como lo ilustra el último ejemplo del párrafo anterior. Es común también que no haya conjunción que articule los dos miembros del par. Así lo ilustra el siguiente pasaje de Guamán Poma sobre las festividades del mes de febrero: “En este mes del Ynga y todo el rreyno sacrificauan gran suma de oro y plata y ganados a las dichas uacas ýdolos prencipales” (Guamán Poma [1615] 1987: 240). Cabe señalar que no siempre la coordinación entre una voz originariamente indígena y otra española supone una relación de equivalencia semántica. Tal es el caso de la asociación constante entre los taquis y las borracheras, que se expresa, por ejemplo, en el Sínodo de Quito (1570), que exhorta a los curas a que “tengan gran cuidado e vigilen en evitar las dichas borracheras y taquies” (Vargas Ugarte 1951-1954: 161-162). Tal asociación, largamente documentada igualmente en textos catequéticos e historiográficos, nos informa más bien de una copresencia en el plano de los referentes, y en este sentido, también, del modo como elaboraron conceptualmente las autoridades coloniales civiles y eclesiásticas los taquis de los indios3.
2.
¿COMENTARIOS METALINGÜÍSTICOS O EXPRESIONES FORMULÍSTICAS?
Antes de proseguir, conviene recordar, para el caso de la coordinación de voces equivalentes o de contenido semántico similar, que tal recurso es bastante común en la prosa jurídica, en la que se suelen vincular expresiones de significación próxima, sobre todo sustantivos y verbos por medio de las conjunciones y (e, et) u o. Pares léxicos como laudar y confirmar, notorio y manifiesto, quito y absuelto, etc. son algunos ejemplos de ello. En algunos casos, el primer miembro del par suele tener un significado más general que el segundo, vale decir, que el segundo acota lo expresado por el primero, de manera que parece que lo que se busca, al menos en su origen, es evitar interpretaciones ambiguas, naturalmente indeseadas en el marco de un texto jurídico. Es de notar, sin embargo, que es en los pasajes más formulísticos de los textos notariales donde más aparecen estos recursos, de modo que estos usos se vuelven fórmulas habituales de esta textualidad y tal matiz semántico especificativo esperablemente se pierde (Llagüéns Gracia 1992; Martínez Ortega 1999)4. Ahora bien, hay que recordar también que el estilo jurídico ejerció influencias en la prosa historiográfica5. La constante repetición propia precisamente de un estilo notarial en que se favorece el formulismo, una de cuyas manifestaciones son los pares sinonímicos, parece ser una influencia en el siguiente pasaje de crónica de Pachacuti Yamqui6: Este [el inca Mayta Cápac] lo habia mandado, çiendo mançebo, hazer todos los ydolos y guacas de su reino á la ciudad del Cuzco, prometiendoles que haria prosecion y fiesta general, y despues de aber bisto todos los 3
Para la historia semántica de taqui, veáse Ezcurra (2012). No se trata de un recurso exclusivo de estos textos. El fenómeno se ha identificado también en el latín; cf. Codoñer (1972), quien se concentra en las fórmulas propias del ámbito de la donación y la compraventa: damus et concedimus; concedo et offero, etc. De mayor alcance es la revisión que ofrece Espinoza Elorza (1997): la reiteración sinonímica no es un hecho rastreable solo en la tradición retórica clásica, en la textualidad jurídica, en contextos vinculados a la traducción o en los entornos bilingües, sino que también abunda como recurso estilístico en los textos literarios, como lo demuestra la autora para textos que van desde El Cid hasta los escritos de los autores del Siglo de Oro Español. 5 Cf. Stoll (1997), (2005). 6 Es una conjetura razonable si consideramos los modos de aprendizaje del español de las élites indígenas que nos han dejado testimonios escritos, cf. Alaperrine-Bouyer (2007). 4
43 guacas, y ydolos en su mano, los abian hecho gran burla á los muchadores de guacas, haciendo con todos los ydolos y guacas cimientos de vna cassa que para ello estaua hecho á posta; y dizen que muchos ydolos y guacas se huyieron como fuegos y vientos (Pachacuti Yamqui [1613?] 1995: 32)
Es naturalmente posible que los pares léxicos se ritualicen en cualquier tipo de texto. Para el caso de los indigenismos glosados no hay que olvidar, sin embargo, que estamos ante pares bilingües, registrados en textos propios de un ambiente en que coexisten lenguas distintas, y en que la recepción de los textos escritos estuvo proyectada básicamente hacia lectores de ascendencia cultural europea. Me refiero con ello a que, aunque los pares se ritualicen, la voz española patrimonial seguirá conservando algún valor aclaratorio para el otro miembro del par, motivado por el solo contraste que origina la contigüidad de dos palabras de orígenes distintos. Además, hay que tener en cuenta que, también en el ámbito jurídico, podemos encontrar cierta variación en los pares, que a veces responde a las necesidades particulares que dependen de los textos que tengamos al frente. Quiero ilustrar esto último tomando un breve ejemplo de textos judiciales coloniales provenientes del área andina. Recogiendo algunas de las denominaciones americanas de autoridades indígenas que se coordinan con voces españolas en los textos reunidos por Rivarola (2000), encontramos los casos siguientes: “Memorial que presentan los caciques y principales de Collana de Lampas [...]” (IV)7 que, como se puede ver, se trata del título del texto en mención, al igual que en el caso de la “Causa criminal contra don Juan Apo Alaya, cacique y gobernador de Anaguanca [...]” (VI). Un tercer caso es el siguiente: Don Bemardino Limaylla, casique prinçipal y gouemador del repartimiento de Luringuanca, y don Baltasar Ticsi Cangauala, segunda persona, y don Bartolomé Aylas y don Joan Picho, don Bísente Quispi Atis, don Sebastián Toro Rachin y don Franco Mango Aylas, casiques del dicho repartimiento (Texto XXVII)
Concentrémonos en las palabras con que se coordina cacique. Lo que habría que preguntarse, y de hecho la respuesta no queda clara, es si la jerarquía de las autoridades referidas era la misma: si coordinar cacique con principal es lo mismo que coordinarlo con gobernador (textos IV y VI), es decir, si la voz española agrega algún matiz semántico que podamos considerar distintivo. En el texto XXVII casique prinçipal y gouemador, por medio de la acumulación de dos voces patrimoniales, refuerza el contraste con el personaje inmediato, singularizado por la frase segunda persona; cacique refiere acá a una autoridad de mayor jerarquía. Pero, para el mismo texto, resulta menos claro el rango de los demás participantes, que son llamados también más adelante casiques. Que escribientes del XVII acompañen la voz caribe, tempranamente incorporada en el español de los conquistadores, de una aclaración por coordinación hay que relacionarlo, en el área andina, con la presencia de otras voces en el campo semántico (y con las glosas que las acompañan), como son curaca y camachico, que entraron como préstamos en el español de la zona. No podemos asumir tan fácilmente en un contexto de contacto de lenguas como el nuestro, que los pares sinonímicos son sencillamente fórmulas repetidas que no nos dan ninguna información semántica de relevancia. Termino de precisar las razones de ello en el apartado siguiente.
7
Cito según el número en romanos que le asigna el editor a cada texto.
44 3.
PARES DE GUACA
Me propongo, en este apartado, evaluar el valor de la información semántica que los pares léxicos traen, y juzgar, de este modo, la pertinencia de su consideración cuando se trata de elaborar historias semánticas para los indigenismos. Cuando, en marco del trabajo histórico, postulamos que el significado léxico de una unidad es tal o cual, lo propuesto como contenido semántico es el resultado de una tarea analítica que, moldeada por una concepción teórica determinada sobre el significado, opera siempre sobre testimonios textuales. Es decir, que estaremos necesariamente ante abstracciones lingüísticas – en el sentido de conformadas en un marco de ideas lingüísticas– que parten de textos. Quiero decir con eso, también, que los textos no nos dicen el significado de las palabras, aunque sí lo traen. Formulando el asunto ahora desde la tradición estructuralista europea, vinculada a las ideas de Eugenio Coseriu (1977), podemos decir que la recuperación descriptiva del significado es una tarea delicada que parte, entonces, de la confrontación de múltiples realizaciones designativas, en un proceder que transita desde la consideración de las necesarias diferencias identificables en las formas testimoniadas hacia la postulación de contenidos y técnicas lingüísticas8. Pero algunas veces, como me parece que hemos tenido oportunidad de ver, los textos sí dicen el significado de las palabras o, al menos, nos ofrecen informaciones explícitas sobre una dimensión de él, como ocurre con las glosas mostradas. Quisiera ilustrar esto último apoyado en algunas documentaciones de la voz guaca, que me permitirán esbozar una dimensión de la historia de su incorporación en el español del área andina. En particular, persigo, como está dicho, evaluar la pertinencia y el valor de la información semántica que nos traen las glosas de los pares léxicos. Para eso, me valgo, unas veces, del contraste entre la información semántica de las glosas y el valor semántico que se puede deducir razonablemente de los usos no glosados que traen los mismos textos en que se testimonia el uso glosado; otras tantas, también al confrontar la información de las glosas con las descripciones de los vocabularios coloniales. Examinemos algunas documentaciones de la esfera eclesiástica, particularmente las primeras regulaciones institucionales del clero colonial. Jerónimo de Loayza, primer arzobispo de Lima, alertará a los doctrineros de la por entonces incipiente Iglesia colonial sobre la necesidad de averiguar los lugares en que los indios “tienen sus guacas y adoratorios” (Loayza 1545-1549: 140). La voz aparece dos veces más en la Instrucción de Loayza, en ambos casos sin glosa. Al informar a los curas de los cuidados de sus labores pastorales se les indicará que: personalmente iran por todos los pueblos del repartimiento que esta a su cargo, y detenerse han en cada pueblo seis o ocho dias, entendiendo si [los indios] tienen guacas o otros lugares donde acostumbren hacer algunas ceremonias o ritos y deshacerlas han” (Loayza 1545-1549: 146).
Advierte también el documento que los indios: “buelven a sus ceremonias y ritos adorando guacas o ofreciendo algo en ellas (Loayza 1545-1549: 147). Nótese que el valor que cobra guaca en los últimos dos casos citados es claramente el de ʽlugar de adoraciones paganasʼ, es decir, ʽadoratorioʼ, si bien en el último caso podría entreverse también el valor de ʽídoloʼ, en una formulación que pareciera identificar referencialmente el adoratorio con el ídolo. Es precisamente el significado de ʽídoloʼ el que nos encontramos como glosa en las siguientes apariciones de guaca en los textos regulativos de la Iglesia colonial. 8
Cf. también Rivarola (1990: 568-569); Oesterreicher (2006: 482).
45 En las constituciones del Primer Concilio Limense, no encontramos nuestra voz glosada. Los valores que podemos deducir de las dos documentaciones con que nos encontramos son los de ʽadoratorioʼ e ʽídoloʼ. En el título de su constitución tercera, dice el Concilio “Que las guacas sean derribadas, y en el mismo lugar, si fuere decente, se hagan Iglesias”. El cuerpo de la constitución nos ofrece, casi a modo de paráfrasis explicativa para la mención de guaca consignada en el título, la indicación siguiente: “mandamos que todos los ídolos y adoratorios que hobiere en pueblos donde hay indios cristianos sean quemados y derrocados” (Const. 3). Es decir, que se agrega la dimensión de ʽídoloʼ, allí donde, a juzgar por el encabezado de la constitución solo se habría tenido en mente el carácter de ʽadoratorioʼ de guaca. Considerando estos datos conjuntamente con la Instrucción de Loayza, el Primer Concilio introduce más claramente el valor de ʽídoloʼ, como, por lo demás, se deja ver en el pasaje siguiente del mismo Sínodo “no adoren al sol ni a la luna, ni estrellas […] cuando estuvieren enfermos o no lloviese, o les faltare algo, no lo pidan al sol ni a las guacas” (Const. 39), en que guaca se conceptualiza ya no como un lugar de adoración sino como una deidad cuyo favor se solicita. Ahora bien, el valor de ʽídoloʼ que hemos visto aparecerá dos veces como glosa de las documentaciones de guaca en las constituciones del Segundo Concilio de Lima. Así, señala la constitución 96: “Que los curas aparten a los indios fieles de la compañía de los ynfieles quanto sea posible, y sus guacas e idolos los derriven” (Const. 96). Llegado el cura al pueblo debía anunciar a los indios la necesidad de que manifiesten “las guacas e idolos públicos y particulares” (Const. 98). Son los valores de ʽadoratorioʼ e ʽídoloʼ los que encontramos centralmente en las descripciones de los vocabularios elaborados por los misioneros. Mientras que el dominico Domingo de Santo Tomás define nuestra voz como “templo de ydolos o el mismo ydolo” (1951 [1560]: 279), el Anónimo jesuita ofrece “idolo, adoratorio” (Anónimo 1951[1586]: 45). Podría llamar la atención no encontrarnos con la denominación adoratorio, rápidamente extendida en la textualidad colonial, en el Vocabulario de Santo Tomás. Hace varios años, Alfredo Torero (1997) hizo notar cómo la plantilla de Nebrija estaba detrás de los trabajos del dominico. Ello explicaría la elección de templo, que no es sino el reflejo de la sección español-quechua del Vocabulario para la que Domingo de Santo Tomás sigue las entradas y el orden nebrisenses. Por lo que toca al trabajo de Gonçalez Holguín, nos encontramos también con ʽídoloʼ y ʽadoratorioʼ, si bien las definiciones se organizan en dos entradas diferenciadas: Huacca “Ydolos” y Huacca muchhana “Lugar de ídolos, adoratorio” (1989 [1608]: 165). Los dos contenidos que venimos examinando para guaca, sin duda los más recurrentes en los textos coloniales, son el resultado de la adecuación semántica que la voz experimentó en los siglos XVI y XVII. No se necesita ser muy suspicaz para reconocer que estamos ante significados construidos en el marco de los intereses de la evangelización. Estos intereses propugnaron, pues, la elaboración semántica de guaca como ʻídoloʾ y ʻadoratorioʾ. Los pares léxicos que hemos comentado son un testimonio de ese proceso. Otro de los valores coloniales de nuestra voz fue el de ʻtesoroʼ. Su elaboración semántica y textual nos lleva a otro ámbito de cosas, expresado en tradiciones discursivas muy distintas de las que hemos considerado. En las regulaciones civiles relativas a las minas de Potosí, por ejemplo, se estipula la necesidad de alertar a la autoridad “de los descubrimientos de minas y huacas o tesoros que entendieren que hay” (Lohmann [1574] 1986: 430). En la misma dirección apunta el siguiente pasaje de la crónica de Alonso Borregán, que es en realidad uno de los varios documentos petitorios que se insertan en el texto. Reclama allí el soldado que “su majestad me de el tal fabor para sacar los entierros y guacas por que me an Robado toda mi azienda” (Borregán [1562?] 2011: f. 8v). El sentido de ʻobjeto valiosoʼ o, mejor, de ʻtesoroʼ que
46 cobra aquí guaca no es sino un desarrollo metonímico. Los adoratorios eran, muchas veces, sepulturas y enterramientos, en que los cadáveres se acompañaban de valiosos objetos. No lo pierde de vista el vocabulario de Gonçalez Holguín ([1608] 1952), pero es en Arriaga ([1621] 1999), en el Indice de algunos vocablos que por ser usados no van explicados en sus lugares, que aparece al final de la Extirpación, en que aparece guaca, definida como sigue: ‘ídolo o adoratorio, tómase también por tesoro’. Nótese, por lo demás, el carácter de usada que le otorga el jesuita extirpador a la voz.
4.
CONCLUSIONES
Me gustaría terminar recogiendo algunos puntos que, con distintos grados de énfasis, han sido mencionados en el trabajo, de manera que podamos tener una perspectiva unitaria de ellos. Las frases de carácter aclaratorio discutidas para los textos coloniales americanos tienen carácter metalingüístico, con la salvedad de que, en algunos casos, los pares léxicos pueden responder a un uso tendiente a la fórmula repetida. Estos usos, sin embargo, se pueden seguir interpretando metalingüísticamente cuando se trata de pares bilingües, dado que la palabra patrimonial se lee como una especificación informativa de la palabra no española. Esta es una manera de asumir que las voces aclaradas son parte de un saber, cuyo alcance intersubjetivo no se puede dar por sentado. Interpreto, por eso, estas estrategias textuales como una señal del proceso de incorporación de las voces vernáculas en el español o, más claramente, como una señal de las circunstancias de su adopción. En segundo lugar, una consideración semántica. Estas estrategias son especificaciones que funcionan como un apoyo para la fijación de la referencia, que dirigen, en este sentido, un signo de origen ajeno hacia su designación. Las glosas de los pares son proyecciones semánticas que nos informan sobre el significado con que se va adoptando el indigenismo, con el que guardan ya sea una relación de equivalencia semántica (ej. llamas o carneros de la tierra; machayes y sepulturas) o de contigüidad referencial (ej. guacas y tesoros, taquis y borracheras). Resulta, además, de suma utilidad para la comprensión de la conformación histórica de estos significados atender a la posibilidad de que las glosas varíen en función de tradiciones textuales.
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 49-58 ISSN 2218-0761
EL ELOGIO DE LOS MATASANOS: EL LATIN COMO RECURSO HUMORÍSTICO EN UN FIN DE FIESTA DE PERALTA Y BARNUEVO IN PRAISE OF THE QUACKDOCTORS: A “FIN DE FIESTA” BY PERALTA Y BARNUEVO ÁNGELA HELMER University of South Dakota angela.helmer@usd.edu La importancia de la lengua latina durante la colonia se manifiestó especialmente en la urbe, escenario en donde se concentraba el poder administrativo y social. La universidad, cuyo idioma de instrucción era el latín, garantizaba el prestigio de aquellos que pasaban por sus aulas y conseguían un título, incrementando su valor social. La medicina era uno de estos ámbitos en los que el título universitario investía prestigio a su portador. En este trabajo analizo el fin de fiesta de la comedia Triunfos de amor y poder de Pedro Peralta y Barnuevo (1710). El autor escoge un examen universitario para la obtención de un grado en medicina como escenario de su obra burlándose del (mal) uso del latín tanto de los examinadores como del graduando y del contenido del “aprendizaje” universitario. Peralta utiliza el latín como un recurso humorístico y quizá también como una crítica social. Palabras clave: latín, colonia, medicina, sátira, teatro The importance of the Latin language during the colonial period became manifest especially in the metropolis, which was the stage where the administrative and social powers were concentrated. The university, whose language of instruction was Latin, guaranteed the prestige of those who passed through its classrooms and attained a title, increasing their social value. Medicine was one of these spheres, in which a university title invested its bearer with prestige. In this paper I analyze the “fin de fiesta” of the comedy Triunfos de amor y poder by Pedro Peralta y Barnuevo (1710). The author chooses a university exam for obtaining a degree in medicine as stage for his “fin de fiesta,” making fun of the (mis)use of Latin both by the examiners and by the future graduate, and ridiculing the contents of the university “education.” Peralta uses Latin as means to cause a humoristic effect and to criticize society. Keywords: Latin, colonial period, medicine, satire, play
0. INTRODUCCIÓN
E
n 1710, Don Pedro Peralta y Barnuevo, quien fue dos veces rector de la Universidad de San Marcos y desempeñó importantes cargos como por ejemplo cosmógrafo mayor e
50
ingeniero del Virreinato del Perú, escribió un fin de fiesta1 para celebrar la victoria de Felipe V en Villaviciosa. El entonces virrey del Perú, don Diego Ladrón de Guevara Orozco Calderón, patrocinó esta obra. En vista de que el carácter de un fin de fiesta es siempre jocoso, Peralta y Barnuevo escogió un examen universitario para la obtención de un grado en medicina como escenario mediante el cual se mofa de la profesión médica y del latín, tanto de los examinadores como del graduando. Al latinizar palabras españolas y alterar su sintaxis y morfología, Peralta causa un efecto humorístico. La sátira sirve a su vez como crítica de un problema latente en la sociedad colonial: la profesión médica. Indudablemente, la lengua latina ocupó un lugar muy importante en el mundo colonial hispanoamericano, en su rol como lengua de prestigio y de poder. Especialmente en la urbe, escenario en donde se concentraba el poder administrativo y social, el latín fungió como un artificio de diferenciación entre la clase alta y la plebe. El latín era la lengua de instrucción sin la cual no se podían realizar estudios universitarios. El ingreso a la universidad estaba reservado para españoles o sus hijos legítimos, siempre y cuando pudieran demostrar su limpieza de sangre, razón por la cual se excluían a personas de raza mixta, de ascendencia mora o judía, o aquellos que hubieran sido perseguidos por la Inquisición. La universidad sirvió para validar y garantizar el prestigio de aquellos que pasaban por sus aulas y conseguían un título, incrementando su valor social. En otras palabras, se presuponía que quien supiera latín había cursado estudios universitarios, tenía sangre limpia y por lo tanto era apto para desarrollar los cargos más importantes dentro de la iglesia o la administración, por supuesto dependiendo también de su estatus como peninsular o criollo. Por esta razón empiezo haciendo un breve recuento de la universidad, especialmente de su facultad de medicina.
1.
LA UNIVERSIDAD
Por Real Cédula del 12 de mayo de 1551 se autorizó la creación de la Universidad de Lima, modelada de acuerdo a la Universidad de Salamanca. Es interesante observar que recién en 1609, es decir, 50 años después de su fundación, “se realizó un pedido de extraordinaria importancia para nuestro arte; nada menos que se crearan Cátedras de Medicina y Cirugía en la Universidad de San Marcos fundada cincuenta años atrás” (Lastres 1951: 87). No es sino hasta 1638 que llega la Real Cédula con la aprobación de Felipe IV para que se ofreciera la cátedra de medicina (Recopilación de las Leyes de Indias 1681: §1.22.33), y solo en 1711 se crea la cátedra de anatomía (Lastres 1951: 252). En la época colonial y hasta el siglo XIX la medicina y la cirugía eran dos ramas separadas. “Mientras la primera fue una actividad científica cuya enseñanza quedó limitada exclusivamente a los recintos universitarios, la segunda fue considerada ‘el arte de curar con las manos’ y se mantuvo dentro de las actividades técnicas y manuales” (Brito-Ramírez 2010: 359). Veamos cómo funcionaba la jerarquía entre los especialistas de la salud: Existían los llamados gremios. El de mayor jerarquía era el del médico, entre los que se contaba el Protomédico, los que ocupaban cargos en la Universidad o en la Inquisición y el que pertenecía a la Cámara del Virrey, que generalmente venía en su séquito. Luego los cirujanos, de menor categoría, divididos después en latinos y 1
El “fin de fiesta” es una pieza teatral corta de carácter cómico o burlesco presentada al final de una comedia. Según Ampuero (en Peralta y Barnuevo 1964: p. 30), “el fin de fiesta, tiene intención de cierre festivo. Es mucho más ágil que el baile y los personajes son típicamente costumbristas”.
51 romancistas, que hacían su práctica en los hospitales, al lado de los médicos y les ayudaban en sus funciones. Los flebótomos y sangradores, los barberos, las comadronas, los charlatanes y embaucadores (Lastres 1951: 80)
Por lo tanto, el eslabón más alto lo ocupaban los doctores en medicina, quienes habían egresado de una facultad de medicina universitaria y eran españoles o descendientes legítimos que podían demostrar su limpieza de sangre. Luego venían los dos grupos de cirujanos, los cuales se encargaban del aspecto manual de la profesión: los cirujanos latinos, quienes habían tomado algunos cursos universitarios en latín, adquiriendo conocimiento práctico junto a un cirujano; y los cirujanos romances o romancistas, quienes igualmente habían hecho prácticas con un cirujano y habían realizado estudios pero solo en español. El próximo grupo en la escala de los cuidadores de la salud lo formaban los flebotomistas, quienes seguían órdenes de los médicos y realizaban las sangrías. Y luego seguían los charlatanes y barberos, quienes no contaban con estudios y atendían de forma empírica. A esta situación se añade la medicina popular indígena (Pamo-Reyna 2007: 49). Cabe anotar que muchos cirujanos eran mulatos y negros, a veces esclavos (Lastres 1951: 182), ya que por discriminación racial no se permitía a los mestizos, zambos, mulatos y cuarterones seguir una carrera universitaria.2 Ya desde la fundación de Lima, Carlos V promulgó una ley prohibiendo a aquellos que no tuvieran un título ejercer la medicina o la cirugía (Recopilación de las Leyes de Indias 1681: §5.6.5 de 1535): Los prohibidos de ser Médicos, Cirujanos y Boticarios por leyes y pragmáticas de estos Reinos de Castilla tengan la misma prohibición en las Indias, y ninguno se intitule Doctor, Maestro, o Bachiller, sin ser examinado y graduado en Universidad aprobada, y el que contraviniere incurra en las penas establecidas por derecho, que harán ejecutar las Justicias Reales, haciendo, que exhiban los títulos para que conste de la verdad 3.
Los nuevos pensamientos y avances del Siglo de las Luces llegan tarde a Lima, ya que la administración y la Inquisición rigen todavía con mano dura. No es sino hasta el final del siglo XVIII que entran al virreinato peruano libros antes prohibidos, y como mencioné anteriormente, el Anfiteatro Anatómico en la Universidad San Marcos se funda recién en 1792 (Lastres 1951: 190). El tipo de medicina que se practicaba es aquella que España trajo a las colonias americanas, es decir, una medicina medieval, una medicina humoral, una medicina de sangrías y purgas.… La medicina hipocrática o humoral, con Hipócrates, Galeno y Avicena como máximos exponentes, se enseñó y se practicó, al igual que en Europa, hasta mediados del siglo XIX (Pamo-Reyna 2007: 53)
ya que España se mantiene al margen de los adelantos científicos del Renacimiento por su postura contra la Reforma. No es sino hasta fines del siglo XVIII que: en América como en Europa, ya no será posible aprender la profesión médica de manera individual y autónoma, asistiendo a un experto en sus prácticas cotidianas de curación. La producción del saber médico y su transmisión se realizará bajo el control de las instituciones autorizadas por el Estado. El “saber controlado” se impone sobre un “saber salvaje”, autónomo, y por ende, subversivo. El Protomedicato y, sobre todo, la Universidad se
2 3
Como lo indica la Real Cédula fechada en Buen Retiro el 27 de setiembre de 1752 (Lastres 1951: 204). Y en 1579 la Recopilación de las Leyes de Indias (1681: §5.6.6) indica que: “Mandamos, que los Protomédicos no den licencia en las Indias a ningún Médico, Cirujano, Boticario, Barbero, Algebrista, ni a los demás, que ejercen la facultad de Medicina y Cirugía, si no parecieren personalmente ante ellos a ser examinados y los hallaren hábiles y suficientes para usar y ejercer.”
52 constituirán en el siglo XIX como único espacio para la elaboración del saber médico y la formación de los profesionales de salud (Amodio 1997: 128)
La medicina medieval es, pues, la que se practica en Lima en 1710, momento en el que Pedro Peralta y Barnuevo escribe el fin de fiesta de la comedia Triunfos de amor y poder.
2.
FIN DE FIESTA
Como mencioné anteriormente, este fin de fiesta es una creación de encargo patrocinada por el Virrey del Perú, don Diego Ladrón de Guevara Orozco Calderón, para celebrar la victoria de Felipe V en Villaviciosa en 1710.4 La obra teatral es de carácter jocoso y hace burla de las graduaciones en la Universidad de San Marcos. El fin de fiesta de Peralta satiriza la profesión médica, así como la tradición universitaria de realizar en latín los exámenes para obtener un grado, representando al graduando como un bueno para nada que no tiene conocimiento de la rama médica y ni siquiera domina el latín; pero resulta que los profesores que lo someten a la prueba tampoco son mejores. Peralta usa un latín macarrónico5 para enfatizar la poca educación de los participantes en esta ceremonia y pone en relieve la falta de urbanidad del graduando, el cual está más interesado en purgar y sangrar a los enfermos que en curarlos. Como dice Ampuero (1964: 32): “hay en este fin de fiesta algunas frases en latín que no hacen oscura la comprensión de la obra: el escritor impresiona con su erudición provocando efectos jocosos”. Podemos deducir que no se trata, entonces, de la falta de erudición latina de Peralta sino de su uso (o mal uso) del latín para causar un efecto humorístico, entretenido y festivo. Ya desde el inicio del fin de fiesta vemos que toda la gama de los encargados de la salud pública en la Lima del siglo XVIII aparecen en la escena: el protomédico, seis doctores, el bachiller de medicina, dos cirujanos, dos boticarios y dos barberos, cada uno con sus “herramientas” de trabajo: “Salen los Cirujanos, cada uno con un plato batiendo con sus espátulas sus emplastos, los boticarios, moliendo en sus almireces, y los Barberos probándose en las manos sus lancetas” (Peralta [1710] 1964: 69). El examinador es el gran Monigote, Doctor Almendrote. Desde que el bachiller entra a la sala y se dirige a su distinguida audiencia pone en claro que es un candidato óptimo para recibir el título de doctor en medicina (Peralta [1710] 1964: 70): Mi crédito y mi práctica asentada es en sus curaciones afamada de que ya son testigos sin misterios las sepulturas y los cementerios.
y luego (Peralta [1710] 1964: 71): En esto es donde triunfo, en esto privo, porque de estos ninguno queda vivo; y en fin, aunque en mis manos todos mueren, cada día más crédito me adquieren; tal es la fuerza de la faramalla 4
El texto en el cual me baso es una reproducción de la edición de las Obras dramáticas cortas de Pedro Peralta y Barnuevo, editado por Elvira Ampuero y otros en las Ediciones de la Biblioteca Universitaria, Lima, 1964. 5 “Macarrónico”: “Dicho del latín: Usado de forma burlesca y defectuosa” (Real Academia Española 2001: s.v.).
53 que a todos alucina y avasalla; pues parece con gran primor y acierto, que fundo un mayorazgo en cada muerto.
Y no hay duda que el Protomédico está de acuerdo con las cualidades del bachiller (Peralta [1710] 1964: 71): Muy bien, señor Bachiller; ¡Ha dicho con maravilla!
Y luego empiezan las preguntas de los doctores examinadores. Aquí vemos que los doctores mezclan el latín con el español, dando un hálito de erudición, que como veremos, es solo una apariencia falsa (Peralta [1710] 1964: 71): Bacalaurus mihi dicat qué causan possunt tenerse omnes febribus malignas causones et tabardillos.
que me diga el Bachiller qué cosas causan todas las [enfermedades] malignas [que] pueden tenerse con fiebres, y los causones y tabardillos.
O (Peralta [1710] 1964: pp. 74-75): ¿Cuál es principalis causa, et humor a quo derivat febris hecticam?
¿Cuál es la causa principal y el humor del cual deriva la fiebre héctica?
A lo que, en ambos casos, el bachiller contesta: “La pituita, la pituita”. Y el coro alienta al bachiller con el siguiente refrán que se repite durante la obra (Peralta [1710] 1964: 74): Bene, bene respondire Monigotus vivat, vivat, dignus, dignus est intrare en nostra docta familia.
(Ha respondido) bien, bien Que viva, viva el Monigote digno, digno es de entrar en nuestra docta familia.
Durante el examen, el graduando no solo tiene que dar respuestas, sino también justificar sus argumentos ante las objeciones presentadas por los doctores examinadores. Así, por ejemplo, en una instancia se le pregunta al graduando qué remedio da a los tísicos, y él responde (Peralta [1710] 1964: 75): Clisterium dare, sangrare, et purgare, si precisa.
Dar un clister (enema), sangrar y purgar, si precisa.
El graduando responde todas las preguntas satisfactoriamente y por lo tanto los examinadores lo aprueban. El Protomédico le dice (Peralta [1710] 1964: 78): ¿Juras guardar estatuta et ordenantias escriptas in nostra gran facultate et nostra ciencia divina?
¿Juras guardar los estatutos y las ordenanzas escritas en nuestra gran facultad y nuestra ciencia divina?
El bachiller jura y finalmente el Protomédico le concede el título, como sigue (Peralta [1710] 1964: 79):
54 Accipiat, nunc capirotem et borlam de Doctor in Medicina Concédote facultatem fuerzam et prerrogatibam recetandi a todas horas, Clisterium, purgam, sangriam, cortandi et feriendi etiam, et matandi, in toto clima
Que reciba, ahora el capirote y borla de Doctor en Medicina Te concedo facultad, fuerza y prerrogativa de recetar a todas horas clister, purga, sangría e incluso de cortar y herir y matar, en todo lugar
El nuevo doctor celebra a su manera la obtención del grado académico (Peralta [1710] 1964: 80): ¡Picarones, llegad, y por albricias, recibid de mi grado estas primicias (Saca un matapecados y da sobre los Doctores, los cuales le corresponden, ármase pendencia y el Protomédico trata de apaciguarlos).
Al final todos bailan y le desean al nuevo médico muchas enfermedades y muchos pacientes a quienes matar. El lector actual notará que el autor mezcla el latín mal hablado con el español, cuyo propósito parece ser el mejor entendimiento de la sátira por el público en general para causar un efecto humorístico. El público masculino instruido del siglo XVIII habría notado los errores gramaticales de este latín macarrónico. La competencia lingüística de Peralta tanto en el registro alto del español como en el latín está comprobada en su extensiva obra literaria y es obvio que su intento en este fin de fiesta fue justamente hacer reír al público por medio de lo absurdo de la situación. Veamos brevemente de qué artificios se vale nuestro autor, es decir, cómo altera la morfología de ambos, el español y el latín, para que el público reconozca las bromas y entienda los diálogos, aun sin conocimiento de la lengua latina. Tomemos como ejemplo el siguiente pasaje (Peralta [1710] 1964: 74-75): ¿Cuál es principalis causa, et humor a quo derivat febris hecticam?
¿Cuál es la causa principal y el humor del cual deriva la fiebre héctica?
En la primera oración el autor mezcla el español (¿Cuál es?) con el latín principalis causa, et humor a quo derivat febris, y luego termina la pregunta con hecticam. Hecticam es una palabra neolatina que se usa alrededor de finales del siglo XV (febris hectica)6. El autor usa la declinación de objeto directo (caso acusativo), cuando debería ser un caso nominativo o de sujeto, es decir, hectica. Si toda la pregunta se hubiera escrito en latín, esta tendría que haber empezado con: Quae est…? Cuando el Protomédico le pide el juramento al graduando, aparece el siguiente pasaje (Peralta [1710] 1964: 78): ¿Juras guardar estatuta et ordenantias escriptas in nostra gran facultate et nostra ciencia divina?
¿Juras guardar los estatutos y las ordenanzas escritas en nuestra gran facultad y nuestra ciencia divina?
55
En la primera línea, estatuta, tiene una “e” epentética. El significado de esta palabra como “decretos” (en plural) se documenta a partir del siglo XIV 6 y proviene del participio perfecto passivo de statuo, -ere “establecer”. En la siguiente línea ordenantias debería ser ordinationes (regulación, disposición), y la palabra escriptas tiene una “e” epentética. En la próxima línea “gran” es español; en latín debería ser o bien grandi (ablativo) o magna (ablativo), y en la última línea “ciencia” también es español y la palabra latina debería ser scientia (también en el caso ablativo). Vale mencionar las irregularidades del siguiente párrafo (Peralta [1710] 1964: 79): Accipiat, nunc capirotem et borlam de Doctor in Medicina Concédote facultatem fuerzam et prerrogatibam recetandi a todas horas, Clisterium, purgam, sangriam, cortandi et feriendi etiam, et matandi, in toto clima
Que reciba, ahora el capirote y borla de Doctor en Medicina Te concedo facultad, fuerza y prerrogativa de recetar a todas horas clister, purga, sangría e incluso de cortar y herir y matar, en todo lugar
En la segunda línea nuestro autor menciona el capirote, correctamente en el caso acusativo o de objeto directo, solo que la palabra no es latina. Dos líneas después dice el Protomédico “Concédote facultatem, fuerzam”. Concédote es español; en latín tendría que ser concedo tibi; fuerzam tiene el caso correcto (acusativo), pero la palabra no es latina: para referirse a la fuerza física se usaría el acusativo vim (proveniente de vis); para fuerza moral o virtud se usaría virtutem (acusativo, de virtus) y para valentía o bravura se usaría fortitudinem (caso acusativo, de fortitudo). La palabra fors (fortem en acusativo) se refiere a la suerte o fortuna. Existe una palabra fortia en el latín del siglo XII,7 pero el acusativo sería fortiam. Dos líneas después, la palabra purgam no existe como sustantivo en el latín, solo el verbo purgare. La palabra sangriam no existe en el latín como sustantivo, pero sabemos que está relacionada con sanguis (sangre). El gerundio cortandi debe ser curtandi (proviene de curto, -are), y en la última línea la palabra matandi (gerundio) en latín no se usaría para referirse a “matar”, sino que se utilizarían las palabras neco, -are o también occido, -ere, en cuyo caso los gerundios serían necandi y occidendi. La forma macto, -are, existe8 y el gerundio sería mactandi, pero con el significado de hacer un sacrificio (generalmente animal) a los dioses. El cambio fonológico del grupo latino “ct” /kt/ de mactare resultaría en “ch”9 y por lo tanto la palabra en español tendría que haber sido “machar”. Ya que tal palabra no existe en español, “matar” no deriva de mactare10. Uno de los ejemplos más interesantes en cuanto a la sintaxis es el siguiente párrafo (Peralta [1710] 1964: 71): Bacalaurus mihi dicat qué causan possunt tenerse 6
que me diga el Bachiller qué cosas causan todas las [enfermedades] malignas
Véase Latham 1965: 452. Latham 1965: 198. Gracias a Judith Sebesta, Profesora de Latín de la Universidad de Dakota del Sur, por informarme sobre el significado de esta palabra. 9 “En casi todos los países románicos donde estuvieron asentados los celtas, el grupo latino /kt/ evolucionó hasta llegar a /it/ o /ĉ/, soluciones en que se reparten los romances occidentales (lat. n o c t e, f a c t u > port. noite, feito; esp. noche, hecho; cat. nit, fet; prov. nuech, fach; fr. nuit, fait)” (Lapesa 1981: 43). 10 “Otras etimologías propuestas pueden eliminarse sin escrúpulos MACTARE ´sacrificar´ palabra no trasmitida al romance, es absolutamente imposible desde el punto de vista fonético” (Corominas y Pascual 1980: 879) 7 8
56 omnes febribus malignas causones et tabardillos.
[que] pueden tenerse con fiebres, y los causones y tabardillos.
“Qué causan” es español (3ª persona plural del verbo causar), pero inmediatamente le sigue el verbo latino possunt (3ª persona plural del verbo poder), a su vez seguido por un verbo infinitivo reflexivo en español “tenerse”. Omnes es un adjetivo acusativo, febribus es un ablativo, malignas es un adjetivo femenino acusativo, causones et tabardillos, son ambos sustantivos en español a los que el autor añade la flexión de un plural acusativo. De esta construcción tendríamos en español la siguiente frase macarrónica: “que me diga el Bachiller qué causan pueden tenerse todas con/por medio de fiebres malignas causones y tabardillos”. Resulta claro que el autor retuerce la sintaxis y agrega la morfología latina a palabras en español para darles un toque latino. En cuanto al vocabulario, el autor utiliza algunos términos médicos tradicionales y otros del vocabulario popular de entonces. Anoto a continuación algunos ejemplos11: Almirez: Mortero de metal pequeño y portátil que sirve para machacar o moler en él. Causón: Fiebre alta y pasajera Tabardillo: Tifus Pituita: Secreción de las mucosas, especialmente de la nariz Fiebre héctica: Enfermedad endémica de las costas de las Antillas y del golfo de México, desde donde solía transmitirse a otros puntos de América, así como también a las costas de Europa y de África favorables para su desarrollo, ocasionando asoladoras epidemias. Es provocada por un virus que se transmite por la picadura de ciertos mosquitos. Ictericia: Enfermedad producida por la acumulación de pigmentos biliares en la sangre, cuya señal exterior más perceptible es la amarillez de la piel y de las conjuntivas. Turgente: Dicho de un líquido: Que hincha alguna parte del cuerpo. Clister: Enema Lanceta: Instrumento que sirve para sangrar abriendo una cisura en la vena y también para abrir algunos tumores y otras cosas. Hidropesía: Derrame o acumulación anormal de líquido seroso. Peralta se vale de la sátira para hacer una crítica social, representando de manera hiperbólica, las cualidades negativas de los médicos.
3.
LA SÁTIRA
La sátira es un artificio literario usado desde antiguo. Su origen se atribuye a Roma, siendo Horacio el primer satírico cuyo trabajo ha llegado hasta nosotros. Sin embargo, Horacio menciona que otro satírico latino lo precedió (Highet 1962: 24). En griego no existe una tradición escrita de este género ni una palabra para “sátira” (Highet 1962: 25), sin embargo las comedias de Aristófanes tienen mucha similitud con los propósitos de la sátira: 11
Las definiciones son del Diccionario de la Real Academia Española (2001). Entre las palabras no médicas poco comunes hoy tenemos: Faramalla: Charla artificiosa encaminada a engañar. Matapecado: látigo de pergamino que hacía mucho ruido sin hacer daño a los actores
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Greek tragic drama is, formally, rather rigid: as is natural for a type of literature which displays the arrival of inevitable doom. But Aristophanic comedy is wildly unpredictable and asymmetrical and apparently improvisatorial. It always reminds us that it originated in a drunken revel; indeed, some of the extant comedies end where comedy began, in a wild party, with wine, women, crazy dancing, and gay semi-coherent singing. In the same way, and on that same model, Roman verse satire is capriciously varied and—unlike almost all other types of literature—often looks as though it were improvised, spontaneous, structureless (Highet 1962: 27).
El autor toca temas serios que apuntan a un problema real en la sociedad colonial peruana: la falta de honestidad y de integridad por parte de los médicos, así como la mala formación académica (o la falta de formación académica) de los médicos y otros encargados de la salud, y nuestro autor se vale del humor y de la exageración para también criticar la pobre preparación lingüística en latín de aquellos que tenían el privilegio de formarse en la universidad. Existen múltiples obras en las que se critica a los médicos. Por ejemplo, Molière escribió varias obras teatrales en el siglo XVII satirizando y ridiculizando la profesión médica 12. En el siglo XVIII se publicó en Valladolid una traducción al español de una serie de cinco discursos escritos en toscano por el médico Joseph Gazola bajo el título El mundo engañado de los falsos médicos. Gazola dedica su libro a los buenos médicos y critica a los malos: La razón, pues, porque sean tan pocos los buenos Médicos, procede de ser dos los caminos que conducen a aquella Arte: uno llano y breve, como he demostrado; el otro escabroso y difícil. De aquí es, ser muy pocos los que por este se fatigan; y muchísimos los que por huir del trabajo se echan al otro; los cuales, contentándose con saber solamente cierta superficialidad, por valerme de una frase de Tertuliano, nominis phantasma tantum affectant, dejan de buena gana que se quiebren la cabeza los menos políticos y más estudiosos; bien seguros de que mientras estos gastan el tiempo en interpretar las cosas de la naturaleza, ellos se adquieren por otros medios las visitas y se llevan el crédito de la Ciudad. Saben muy bien que la mayor parte de los hombres, sin hacer estas reflexiones, se dejan engañar de la apariencia; y que para ser Médico, basta serlo en la estimación de aquellos (Gazola 1729: 27-28).
Peralta y Barnuevo no fue el primer autor colonial en satirizar la profesión médica en el Perú. En el siglo anterior, en 1689, Juan del Valle y Caviedes escribió su obra Diente del Parnaso, en la cual se burla sin compasión de los médicos limeños, identificándolos por nombre. Como dice Lastres (1951: p. 185): “[A Caviedes] no le faltaba motivo, para mofarse de esos médicos que recetaban en latín o vestían sotana”. Sin embargo, Peralta no se refiere a ningún personaje específico a quien se pueda reconocer o identificar, sino que tanto el graduando como los examinadores son representantes genéricos de grupos cuyo comportamiento social era digno de crítica. El uso del latín macarrónico en el fin de fiesta de Peralta juega un rol importante en resaltar lo satírico de la situación. Como se mencionó anteriormente, la lengua de la universidad era el latín y por ende el médico latino tenía que haber cursado sus estudios en la universidad. Para hacer muestra de su erudición delante de los pacientes menos cultos, los médicos soltaban frases latinas, o como se menciona en la cita anterior de Lastres, “recetaban en latín”. El público tiene que poder reconocer la situación que se presenta en el escenario, incluyendo el uso del latín, para que la sátira surta efecto: When the language that satire imitates serves or reflects the disturbances of culture, the metalinguistic function of satire not only preserves the disturbance for all to see but, further, explains how the social disorder produces 12
Por ejemplo, El amor médico (1665), El médico a palos (1666) y El enfermo imaginario (1673), entre otros.
58 the linguistic distortion. Satire provides an ironic translation of texts whose language has been so perverted by the special intention of its users that it could not otherwise be understood by readers outside of the exploited linguistic community to which it is addressed. The metalinguistic function in satire articulates the equivalence of meaninglessness with social disorder (Knight 1992: 35).
Por medio de la sátira, Peralta señala un problema social de la época: los médicos no están bien formados académicamente y se interesan más por ganar fama y dinero que por curar a los pacientes. 4.
CONCLUSIONES
El fin de fiestas de la comedia Triunfos de amor y poder es un ejemplo de literatura por encargo asignada a Pedro Peralta y Barnuevo con el fin de celebrar un triunfo militar español y a su vez entretener al público limeño. Peralta escoge imitar un examen para obtener un grado universitario de medicina—que debería tener un carácter solemne—y lo transforma en una situación ridícula, en la que se exageran las debilidades y faltas tanto del graduando como de los examinadores en cuanto a su competencia profesional, lingüística y moral. Si bien la lengua del fin de fiesta es el español, Peralta usa frases latinas para imitar la supuesta erudición de los médicos y causar un efecto de reconocimiento por parte del público. El público de la época habrá notado el cambio de registros o code-switching entre el español y el latín y lo habrá percibido como un artificio cómico. Peralta, quien compuso obras en latín erudito, manipula la morfología, la sintaxis y la semántica del español para darles un toque latino pero sin sacrificar la comprensión de la trama. Siguiendo una tradición antigua, tal vez griega pero con seguridad romana y prevalente en la literatura occidental, Peralta satiriza un problema social. Por medio de artificios lingüísticos, Peralta hace hablar en latín, si bien es cierto que en un latín paupérrimo, a los diferentes personajes y se vale del humor y de la exageración para criticar también la defectuosa preparación lingüística de aquellos que tenían el privilegio de formarse en la universidad. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Amodio, Emanuele. 1997. Curanderos y médicos ilustrados. La creación del Protomedicato en Venezuela a finales del siglo XVIII, Asclepio, 49(1): 95-129. Brito-Ramírez Antonio. 2010. Cuando al cirujano lo reconocieron como médico. Acta Ortopédica Mexicana, 24(5) Sept.-Oct.: 359-361. Corominas, Joan y José A. Pascual. 1980. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos. Gazola, Giuseppe. 1729. El mundo engañado de los falsos médicos… s.l., Nabu Public Domain Reprints. Highet, Gilbert. 1962. The Anatomy of Satire, Princeton, Princeton University Press. Knight, Charles A. 1992. Satire, Speech, and Genre, Comparative Literature, 44(1): 22-41. Lapesa, Rafael. 1981. Historia de la lengua española, Madrid, Gredos. Lastres, Juan B. 1951. Historia de la medicina peruana - La Medicina en el virreinato, Tomo II, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Latham, R. E. 1965. Revised Medieval Latin Word-List from British and Irish Sources, London, Oxford University Press. Pamo-Reyna, Oscar. 2007. Medicina y Reumatologia Peruana, Medicina en la época Colonial, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Peralta y Barnuevo, Pedro de [1710]. 1964. Fin de fiesta de la comedia triunfos de amor y poder, Obras dramáticas cortas. Elvira Ampuero, et al., ed., Lima, Ediciones de la Biblioteca Universitaria. Real Academia Española. 2001. Diccionario de la Lengua Española, 22ª ed., Madrid, Espasa. Recopilación de las Leyes de Indias. 1681. Disponible en: http://www.congreso.gob.pe/ntley/LeyIndiaP.htm.
CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 59-70 ISSN 2218-0761
RASGOS CARACTERÍSTICOS DEL ESPAÑOL HISTÓRICO DE CALIFORNIA O ESPAÑOL CALIFORNIO FEATURES OF HISTORICAL CALIFORNIAN SPANISH, OR CALIFORNIO SPANISH COVADONGA LAMAR PRIETO University of California Riverside covadonga.lamar-prieto@ucr.edu El presente trabajo examina tres elementos característicos del español histórico vernáculo de California o español californio: las alternancias en la morfología verbal, los cambios de código entre el inglés y el español y la presencia de elementos fonéticos y semánticos de índole rural. Los resultados proceden de un corpus del español de los californios configurado a partir de documentos de la Biblioteca Bancroft. El análisis demuestra la especificidad del español californio, así como sus vínculos posibles con el español vernáculo contemporáneo de California. Palabras clave: español histórico de California, sociolingüística histórica, español de los Estados Unidos This paper examines three features of Historical Vernacular Californian Spanish, or Californio Spanish: alternations in verbal morphology, English-Spanish code-switching and semantical and morphological features of rural origin. The results were obtained from a corpus of Californio documents. The analyses demonstrates the specificities of Californio Spanish, and also its possible ties to Contemporary Californian Vernacular Spanish. Keywords: Historical Californian Spanish, Historical Sociolinguistics, U.S. Spanish
0.
L
ESPAÑOL CALIFORNIO
a historia del español en California ha estado cubierta tradicionalmente por la niebla del desconocimiento. Tanto los poderes políticos en el siglo XIX (Lamar Prieto 2013b) como buena parte de la crítica hasta el presente, mantuvieron (Moreno de Alba y Perisinotto 1998) y aun mantienen (Marcos Marín 2007) que no existió un español histórico vernáculo de California, afirmando que a finales del siglo XIX el español estaba ahí [California] condenado a desaparecer (Moreno de Alba y Perissinotto 1998: 174). Mi intención en las páginas que siguen es mostrar una parte de mi investigación acerca del dialecto vernáculo en el área en el siglo XIX a partir de un corpus de textos escrito en español por los hispanohablantes que allí residían. Del análisis de este corpus se deriva la existencia de lo que he denominado español californio, una variante vernácula del español. Baso tal afirmación en el análisis de los elementos característicos que se observan en los textos, además de en la relación de estos rasgos con otros semejantes, cuando no idénticos, presentes en el español contemporáneo vernáculo de
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California. Antes de continuar, es necesario establecer una precisión terminológica. Emplearé “español histórico de California” o “español californio” para referirme a la variante dialectal que era de uso común en la Alta California antes de la anexión a los Estados Unidos, y que siguió empleándose, al menos, a lo largo del siglo XIX. Californio era el gentilicio que los hispanohablantes del área empleaban para referirse a sí mismos así que, de la misma manera que “israelí” e “israelita” no aluden a la misma realidad, tampoco lo hacen “californiano” y “californio”. De esta forma, se nos permite distinguir con más claridad entre el español histórico vernáculo de California y el español contemporáneo vernáculo de California. Esta distinción resulta especialmente operativa toda vez que nos permite considerar las relaciones diacrónicas entre estas dos variantes dialectales.
1.
EL CORPUS SOBRE EL ESPAÑOL CALIFORNIO
Los textos que afirman que no existe un español vernáculo en California se basan en la idea de que el núcleo colonizador de California era reducido, que había roto sus vínculos emocionales con la metrópoli debido a la distancia y la incomprensión, o que la afluencia de emigrantes posteriores borró el pasado colonial del territorio. Si argumentos de este cariz fueran consistentes, y permítaseme la boutade, en los Estados Unidos no se hablaría inglés. A tal grado alcanza la negación de la presencia del español en California, que se ha dicho del contemporáneo que “las mezclas que aquí o allá se dan de español e inglés nada tienen que ver con una norma lingüística, sino con el grado de ignorancia que tienen de la propia lengua o de la que están adquiriendo” (Alvar 1992: 483). Las opiniones críticas acerca del español histórico de California están en la misma línea. Existen, no obstante, contadas excepciones. El trabajo de Espinosa en el que establece las semejanzas entre el dialecto californio y el nuevo mexicano (Espinosa 1940; 1944) cayó en saco roto, hasta que Blanco (1971) lo recuperó para la crítica. Tras Blanco, el estudio del dialecto histórico se subsumió con los análisis del habla chicana (Galván y Techner 1995). El campo comienza a abrirse con análisis apegados a las fuentes, lejanos ya de las letanías que, machaconamente, repetían con Bancroft que la llegada de los estadounidenses “broke the spell that seems to bind every colony of the Spaniards still ruled by their descendants” (Bancroft 1886a: 521). Más recientemente, los trabajos de Rebeca Acevedo sobre el paradigma verbal de los californios (2000), o sus variantes dialectales durante la etapa anterior (2011) o posterior (2006) a la guerra con Estados Unidos resultan de particular interés. Del mismo modo, el trabajo de Alejandra Balestra (2006) sobre el tiempo de futuro incide sobre la idea de proceso de cambio en el español californio. En la misma línea que este trabajo se cuentan los estudios de archivo de Irene Moyna sobre las variantes en el español californio (Moyna et. al. 2005) tras la anexión (Moyna 2009; 2010) o la influencia de la lengua inglesa en los jóvenes californios (Moyna y Beckman 2008). La política sobre la posesión de la tierra que se llevó a cabo en California desde la anexión a los Estados Unidos condicionó el destino de la lengua española en el área. La maniobra política que se agazapaba tras la desposesión territorial tuvo como consecuencia –y no sabemos si como objeto– la desposesión lingüística. Los californios, una vez estadounidenses, configurarán lo que Genaro Padilla (1993: X) ha denominado “autobiographical narratives of dispossesion”. Sobre la identidad california se articuló un discurso historicista que buscaba folclorizar a los Californios, como dice Mariano Guadalupe Vallejo (1876) en una de sus cartas, “tratando[los] de semibárbaros y otros epítetos degradantes”.
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Quizá por este motivo, entre otros, es muy probable que el insistente desdén hacia el español de esa zona comience en el hecho de que no existen corpus documentales publicados del español de los californios. Con el objeto de desarrollar una investigación de sociolingüística histórica en el siglo XIX, y ante la inexistencia de corpus que satisficieran los requisitos ecdóticos o sociolingüísticos que buscaba, me dispuse a construir uno (Lamar Prieto 2012). En primer término el corpus tenía que responder a dos preguntas: dónde estaban los documentos para construirlo y, además, por qué no existían, en caso de poder hallarse los documentos, corpus adecuados. La respuesta a la primera de las preguntas fue proverbialmente sencilla: la mayor parte del acerbo documental californio que se ha conservado estuvo en poder de Hubert Howe Bancroft. Aunque también hay documentos en otros archivos como en la Huntington Library, el conjunto de lo conservado en la biblioteca Bancroft de la Universidad de California, Berkeley es no solo más amplio, sino más sistemático en lo que a fuentes se refiere. Localizados los documentos y el lugar en el que podían ser consultados, la tarea resultaba abrumadora: innumerables cajas de documentos, de las que en la mayoría de las ocasiones no es posible conocer si contienen documentos en español o en inglés. La biblioteca Bancroft –a la que estoy inmensamente agradecida– está organizada con el trabajo del historiador en mente, no con el del filólogo. Para la versión actual del corpus, que se encuentra en constante expansión, examiné alrededor de dos mil documentos diferentes de los albergados en la sección Bancroft de la Biblioteca. Todos ellos pertenecen a donaciones de los californios al titular de esa biblioteca. De ellos, y en una primera fase, seleccioné ochenta documentos manuscritos y ocho primitivos impresos, hasta un total cercano a las treinta mil palabras. La elección de esos documentos en concreto no es aleatoria. En ellos he tratado de incluir la mayor cantidad posible de registros pragmáticos, desde listas de la compra o libros de cuentas a procesos judiciales paralelos o licencias de tierras. De entre los manuscritos, treinta y siete son documentos públicos y cuarenta y tres son documentos privados. Las fronteras entre lo público y lo privado son, casi con frecuencia, lábiles. Uno de los argumentos que se han empleado con más frecuencia para definir la presunta ausencia del español en California son las palabras de Bancroft con las que afirma que no existían personas cultas en California cuando el territorio pasó a manos de los estadounidenses, y que los californios no eran otra cosa que salvajes: No existía una comunidad fuerte en ningún sentido, ni moral ni físico ni político. Por eso, así como los salvajes se esfumaron ante la superioridad de los mexicanos, así se esfumaron estos ante la superioridad de los norteamericanos. (citado por Blanco 1971: 131)
No obstante, siguiendo la distribución de documentos escritos definida por Otl Aicher y Martin Kramper (1979), estos son: autobiografías, biografías, censos, sentencias jurídicas, informes gubernamentales, facturas, libros de historia, inventarios, cartas, diarios personales, revistas, memorándums, prensa periódica, prensa diaria, novelas, panfletos, registros parroquiales, actas parlamentarias, poemas, juegos, posters, textos escolares, pergaminos y discursos. Todos y cada uno de ellos fueron escritos por los californios en la época objeto de estudio. El género epistolar es posiblemente el más y mejor representado, tanto en cartas personales como de índole política. Además disponemos de biografías, autobiografías, historias de un área geográfica, documentos empresariales de variado tipo –listados de productos, registros contables, entradas y salidas de mercancías, pagarés, entre otros–, documentos pertenecientes a los bastiones militares –listas de soldados, de materiales, registros de licencias– y multitud de actas
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y procesos judiciales. Los poemas satíricos, especialmente los políticos, también tienen su cuota, e incluso la tienen los textos escolares: entre los primeros documentos en salir de la imprenta california se encuentran unos diminutos libritos de las tablas de multiplicar destinados al público escolar. No obstante lo anterior, algunos de los conceptos planteados por Aicher y Kramper resultan anacrónicos si los aplicamos al siglo XIX, y más en concreto al siglo XIX en California. Esto se debe a varios motivos. El primero de ellos, aunque quizá no el más importante, es que la imprenta no conocerá un desarrollo amplio hasta el último tercio del siglo, con el llamativo incremento poblacional. En segundo lugar, conceptos como “revista” o “novela” poseen implicaciones históricas ajenas al lugar y al tiempo que nos ocupa, mientras que los elementos culturales contemporáneos de “póster” o de “revista” también resultan foráneos a los californios. Dejando aparte, pues, las salvedades contextuales, podemos afirmar que el corpus de los californios cubre todos los registros de Aicher y Kramper. Además, los documentos que hemos seleccionado para formar parte del corpus comparten el no haber sido escritos al dictado a un redactor. Se trata de una característica importante, y que está vinculada a los orígenes de la biblioteca. En medio de una cruzada para abarcar la historia completa de los territorios que componen los actuales Estados Unidos, Bancroft recopilará documentos compulsivamente. Finalizada la guerra, y ya en período constitucional, les solicitará a los californios documentos personales y familiares de toda índole, además de un relato autobiográfico de los tiempos anteriores a la anexión. Esos documentos, en la mayor parte de las ocasiones, estaban escritos en español. Los secretarios de Bancroft traducían los materiales que iban recibiendo, para que así pudiera leerlos el bibliófilo. Además, y esto es más importante para la materia que nos ocupa, un buen número de los informantes dictaron su testimonio a los secretarios de Bancroft. Ese grupo de documentos, por estar mediados, no resultaron de interés para este proyecto. Sin negar su dimensión histórica, su contenido lingüístico puede pertenecer al orador o al transcriptor, o bien a la acomodación del uno al otro. Debe hacerse, además, mención del volumen sobre la vida en la misión de Santa Bárbara editado por Perisinotto (1998), en el que se pueden hallar transcripciones de diferentes documentos administrativos y notariales, aunque sobre todo del primer tipo, pertenecientes a la misión. No se trata propiamente de un corpus en el sentido filológico del término, sino más bien en el histórico. Además, de eso, hemos de considerar sus textos sobre el español de Santa Bárbara (1992) o acerca de la semántica de los textiles (1997), y su artículo programático sobre de la necesidad de componer un corpus de la historia del español de California (2005) como una de las justificaciones inmediatas sobre la necesidad de construir el corpus que alumbra este texto. Por lo que respecta a la cronología, el más antiguo de los documentos del corpus está fechado en 1804 y el último en 1886. Los documentos en español comienzan a perder fuelle en el ámbito público a partir de la década de los sesenta. Aunque pueden existir múltiples causas que lo expliquen, me atrevo a apuntar como la más probable el hecho de que un mismo documento costaba el triple en español que en inglés. En los tribunales de San Diego, por poner un caso, mientras un documento en inglés –una ratificación de un rancho, por ejemplo– costaba ocho centavos, conseguir que idéntico texto se emitiera en español acarreaba unas costas de veinticinco centavos. Y todo ello a pesar de que la Constitución de California de 1850 reconocía el bilingüismo del Estado (citado en Lamar Prieto 2013a: 303). Dice: “All laws, decrees, regulations and provisions emanating from any of the three supreme Powers of this State, which from their nature require publication, shall be published in English and in Spanish”. La situación va a cambiar radicalmente después de la Constitución de 1880 (p. 304), la segunda de la Alta
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California en su nuevo papel de Estado federal dentro de los Estados Unidos: “All the laws of the State of California, and all oficial writings, and the executive, legislative and judicial proceedings shall be conducted, preserved and published in no other than the English language”. Esto no quiere decir que comulguemos con la idea de Moreno de Alba de que “apenas se hablaba por esos años [hacia 1880] el español en todo el estado” (Moreno de Alba 2003: 49). Antes al contrario, creemos que es precisamente en esas tres décadas en las que comienza la diglosia, no en el clásico (Fergusson 1957) sino en el sentido fishmaniano (1967) del término. Desde el momento en que emplear el español deja de ser útil en el ámbito público, su uso se ve progresivamente recluido a lo privado, a lo doméstico. La lengua se especializa, pierde registros pragmáticos y contextos sociales. Por ello, abogo por la idea de entender la historia del español de California como un proceso que comienza en el siglo XIX y cuyos resultados vemos en la actualidad.
2.
RASGOS DEL ESPAÑOL CALIFORNIO
El dialecto californio, de lo que se deriva de los documentos analizados hasta el momento, se puede caracterizar como un dialecto de origen rural emparentado con los del norte de México, pero también diferenciado de ellos. Al respecto de la procedencia dialectal, el corpus que he construido ofrece resultados muy semejantes a los hallados por Moyna en su corpus. Mucho antes de estos trabajos, en la década de los treinta del siglo XX, Aurelio Espinosa entrevista a ancianos californios y atestigua esas peculiaridades, como hemos visto. Blanco (1971: 321) va más allá y afirma la existencia de “una abundantísima cantidad de palabras ya típicas en el español de México, lo mismo que una construcción gramatical diferente, en la que intervienen no pocos vulgarismos que antes no habíamos hallado”, dejando clara la peculiaridad del español californio. De hecho, uno de los primeros testimonios que se conservan acerca de la especificidad del dialecto procede de Bancroft, que asegura en su obra California pastoral (1886b: 526) que: The inhabitants of California have retained in common use, since the annexation of the country to the United States, a considerable number of Spanish, Mexican and Hispano-American words of phrases. Among them, there are some which seem to be of purely Californian origin.
Aunque son múltiples los fenómenos que podrían analizarse al respecto de las peculiaridades del dialecto de los californios, por mor de la concisión en este caso me referiré solo a tres: en primer término la inestabilidad en la concordancia de la morfología verbal; en segundo lugar el contacto con el inglés y por último la presencia de arcaísmos y elementos semánticos de índole rural. Veremos cada uno de ellos separadamente. 2.1. Inestabilidad en la concordancia de la morfología verbal Lipski (1993) establece entre los rasgos de los hablantes vestigiales del español en los Estados Unidos –o “transitional bilinguals” como también los refiere– la “instability of nominal and adjectival inflection” (p. 161) y los “incorrectly conjugated verb forms” (p. 162). Aunque en su texto se asume que esos rasgos se derivan del contacto prolongado con el inglés y de la exposición de los hablantes a diferentes formas dialectales, no podemos dejar de preguntarnos cómo se enmarcan ejemplos semejantes, pero del siglo XIX. En el corpus del español de los californios hemos localizado ejemplos en los que se presentan tanto la inestabilidad de
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concordancia como las formas verbales incorrectamente conjugadas. ¿Qué sería necesario para darles a estos elementos carta de naturaleza histórica dentro del dialecto? Probablemente, y esa es la intención última, ampliar el corpus. El más significativo de los desajustes que se producen en la morfología verbal procede del texto de Félix Buelna (1876): un individuo al que la calidad literaria de su texto le atribuye, en principio, un acerbo cultural extenso. A la hora de considerar las formas compuestas del indicativo, Buelna muestra bien su escaso dominio sobre la estructura sintáctica, bien una variante. El verbo principal y el participio no concuerdan, y si lo hacen, son discordantes con el sujeto y los complementos. Téngase en cuenta que el subrayado no pertenece al original. La primera recurrencia de este fenómeno dice: 1.
las reses que Castro envió al general Micheltorena fueron conducidos al campamento (f. 13),
donde vemos cómo el sujeto y el participio de la pasiva no concuerdan en género. Más explicativo resulta el ejemplo que veremos ahora, ya que incluye dos casos en la misma oración: 2.
tanto mi señor padre cuanto yo hemos escritos muchas poesías y si bien de cuando en cuando hemos dados lanzadas pujantes á los vivos, nunca nosotros hemos escrito una sola linea con el fin de denigrar á los difuntos (f. 13)
Los tres ejemplos que acabamos de mostrar indican el mecanismo interno que Buelna le atribuye al uso de los participios, y que no es estable. En el caso del primer hemos escritos y de hemos dados, el curioso sujeto distributivo es tanto mi señor padre cuanto yo, por lo tanto masculino plural, de ahí que en la lógica del autor, escrito y dado estén en masculino plural: hemos escritos y hemos dados. Presenta el texto además dos casos de falta de concordancia cuando, al hablar de la autoridad, dice: 3.
su autoridad eran ninguna (f. 20)
4.
En épocas en que no habían buques (f. 14).
Es posible que en (3) se trate de un anacoluto, ya que en la oración anterior el sujeto es plural, Sutter y Graham. Por el contrario, (4) es una falta de concordancia, ya que el verbo es impersonal, pero común en el español. La Real Academia pontifica en su Panhispánico de dudas que “Aunque es uso muy extendido en el habla informal de muchos países de América y se da también en España, especialmente entre hablantes catalanes, se debe seguir utilizando este verbo como impersonal en la lengua culta formal, de acuerdo con el uso mayoritario entre los escritores de prestigio”. Este tipo de discordancia es común en los dialectos rurales, y especialmente en los mexicanos, hasta el día de hoy. De hecho, hemos encontrado discordancias semejantes en otro autor del corpus, en un documento de índole personal: la Carta de Lucía Peralta (1851). Veamos el caso, en el que el gerundio adquiere género: 5.
Allándome bastante nesesitada de una poca de plata y confianda que V. si tiene me mandará, acuenta de lo que V. resta, le escribo esta para q. si puede me mande con Manuelito alguna cosa (1851: (f. 2-5)
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La falta de concordancia que observamos en los casos anteriores, ambos de hablantes nativos de español, nos induce a pensar si la presencia de este rasgo en el español histórico y en el español contemporáneo de California podría ser una variante diacrónica. 2.2. Contacto con el inglés Muchos de los autores que eran niños cuando la anexión se llevó a cabo en 1847, un año antes del tratado de Guadalupe-Hidalgo para el caso de California, van a crecer bilingües. Las escuelas públicas que organizaban su docencia en lengua española dejaron muy pronto de recibir fondos del gobierno, que prefirió entregárselos a escuelas en lengua inglesa de reciente implantación. Desde fecha tan temprana como 1850, aquellos que quisieron que sus hijos estudiaran en español, hubieron de recurrir a escuelas privadas. Se puede apreciar con claridad este salto en los anuncios por palabras y viñetas publicitarias de El Clamor Público, el periódico de Francisco P. Ramírez. A consecuencia del cambio de poderes entre hispano y angloparlantes, disponemos de testimonios como el de Estolano Larios, que escribe su Vida y aventuras de Manuel Larios en 1864. En él encontramos pronombres personales redundantes, code-switching y calcos lingüísticos de variado tipo, que son elementos frecuentes en el contacto de lenguas, y en este caso entre el español y el inglés. De hecho, el título completo de su obra es Vida y aventuras de Manuel Larios. Yo his son Estolano Larios. Probablemente los rasgos más llamativos del que se conoce contemporáneamente como, y permítaseme la generalización, español de los Estados Unidos, son los fenómenos de contacto: extensiones semánticas, préstamos, code-switching. Los tres se encuentran presentes ya en los textos de los californios. Uno de los testimonios más interesantes al respecto nos lo ofrece Luis Leal a partir del análisis de Ruiz. En el periódico El Demócrata, un diario angelino de 1882, se puede leer el siguiente poema: Conocí aquí en California a una paisana muy bella con dieciocho primaveras. Mas como estaba educada en la americana escuela, inglesaba algunas frases que olían a gringo a la legua. Con frecuencia se le oía llamar al cesto basqueta, contar las cuadras por bloques, a un cerco decirle fensa al café llamarlo cofe a los mercados marqueta, al bodegón grosería. (Leal 1993: 72)
Veamos algunos ejemplos del corpus: 6. 7.
nuestros padres fueron los verdaderos pioners de este pais privilegiado (Mariano Guadalupe Vallejo, Primera carta… 1875: 1, 11-12) como testigo ocular que he sido puedo asegurar que Nueva Helvetia fué objeto de un esquateo formidable (Félix Buelna 1876: 19)
8.
Yo his son Estolano Larios (título)
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En el ejemplo (6) vemos una extensión semántica a partir del concepto de “pioneer”, con la idea de abarcar tanto la idea anglosajona-estadounidense de poblar nuevas áreas como el concepto hispánico de colonizar territorios, que son diferentes de parte a parte. Mariano Guadalupe Vallejo le escribe a su sobrino Juan Bautista Alvarado y argumenta en su carta que sus padres, los de los dos, sí tenían derecho a ostentar ese término, en oposición a los recientemente llegados a la zona. Vallejo no se refiere a sus familiares como “colonos”, “colonizadores”, “soldados” o “conquistadores”, sino que reconoce la diferencia entre ambos términos y reapropia o expande la noción de “pioneer”. En el ejemplo (7) vemos un préstamo adaptado a la morfología del español mientras que en el (8) se nos muestra code-switching intraoracional. Vemos por tanto que determinados fenómenos de contacto lingüístico, prácticamente idénticos a los que se encuentran hoy en día en el español vernáculo de Los Ángeles (Parodi 2011), ya existían en el dialecto de los californios. Del mismo modo que sucedía con la alternancia verbal, con los datos disponibles hasta el día de hoy, no se puede afirmar categóricamente que se trate del mismo dialecto. Las pruebas parecen apuntar a que lo sea, aunque está aun por estudiarse la primera mitad del siglo XX, crucial para comprender la historia del español de California. En cualquier caso, de nuevo estos ejemplos nos permiten ilustrar que la alternancia de códigos en el español de los Estados Unidos no es una novedad, sino que tiene una tradición documentada de siglo y medio. 2.3. Arcaísmos y léxico de origen rural Uno de los textos más interesantes del corpus es el que he bautizado Proceso jocoso de Castañares contra Herrera (s/d). Está compuesto de dos partes: una primera que es el proceso legal en español y en inglés, en el que se enjuicia a Castañares y a Doña Alfonsa por haber mantenido relaciones fuera del matrimonio, en detrimento de la imagen pública de sus parejas, Doña Anita y Herrera respectivamente. Concluido el juicio, y en el revés de la última de las páginas, una mano anónima nos regala lo siguiente. Discúlpenme de antemano los ojos modestos: Yo el Alminestrados agel ramires i los que abajo firmamos desimos lo siguient Castañares es un picaro doña alfonsa una puta i erera un cabron i doña anita una ca brona que sabe bien el amansebamiento de su ma rido i sea se pendeka por los regalitos que Dña alfonsa le ase i erera es cabron porque por el qu lo se su mujer tiene lujar en todas partes i sea se pen dejo i disimulado i para que coste lo firmamos en Monte Rei a las mil bainas que Castañares le a echado a Dña alfonsa como confidente de los dos Manuel gonsales santi ago egilar hibarto interior isa baye albarado descues Monte negro Yo el fical de la causa Juaquin Gomes e sentensiado a doña alfonsa queda condenada por un año a no prestarselo a ninguno que es el castigo mallo que se le puede dar y Castañares libre pora berse burlado des ta puta i el cabron y la cabrona a cargar los quernos con pasiensia juaquin gomes
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Podemos apreciar un buen número de elementos típicos del español americano, como el seseo, y otros de índole rural, como la eliminación de grupos consonánticos: [ng] > [n]: Agel (< Ángel), [ns] > [s]: coste (< conste), que puede incluir la inestabilidad de la /s/, como en [sk] > [k]: fical (< fiscal); la dentalización de las líquidas: [d] > [l]: Alminestrador (< Administrador); o la variación en las velares pendeka - pendeja. Curiosa resulta, porque ha aparecido en otra ocasión en el corpus, la confusión entre la vibrante simple y la múltiple en erera (< Herrera). Sin ánimo de magnificar lo que pudiera ser solo una errata, conviene anotar que este fenómeno es característico del español contemporánero de California. En lo que toca al sistema vocálico, encontramos la diptongación de hiatos: [oa] > [ua]: Juaquin (< Joaquín), el cierre vocálico pretónico [i] > [e]: Alminestrador (< Administrador). Además del texto en sí mismo, hay múltiples elementos en la imagen susceptibles de comentario. Por mencionar solo un par de detalles de interés, observen cómo las señoras, que son las que están a los dos lados, llevan peineta y, a diferencia de Doña Anita, Doña Alfonsa lleva tacones. Además, el cornudo es Herrera, ya que Doña Alfonsa y Castañares, literalmente, le están pintando el cuerno, mientras que Doña Anita simplemente lleva los cuernos en la cabeza. Como concluye el texto, no les queda más remedio que cargar los “quernos con pasiensia”. Por cierto, y para los que no comprendan exactamente el abismo cultural que se abrió a los pies de los californios tras la anexión, intenten traducir el deje cultural resignado que subyace tras cargar los cuernos con paciencia al inglés. Se ve, pues, cómo el orden social de los californios quedó transmutado sin solución.
Documentos como este, en el que nos atrevemos a afirmar que tenemos una representación bastante cercana del habla común, no son frecuentes. Pero aun considerando que ese no es el caso, hemos encontrado en el corpus múltiples elementos que inciden sobre la idea de los arcaísmos y los ruralismos que tan frecuentes son en el español nortemexicano y en el de toda
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América (Espinosa 1957: 141; Moreno de Alba y Perissinotto 1988: 183; Parodi 2011: 225 entre otros) Encontramos recurrencias de “dijiera” en vez de dijera, como en 9. puede ser muy bien que los Esleus modernos dijiesen la verdad (Félix Buelna 1876: (f. 18-19) n co 10. Efectuado esto dijieron á D Fran . Sanchéz (Alvarado 1875: (f. 1-19).
Este uso se encuentra documentado en español al menos desde Nebrija ([1492] 2009), que dice: Los de la segunda y tercera conjugación que acabaron el pasado acabado en 'i', reciben sobre la 'i', 'ese', como de leí, 'leyese'; de oí, 'oyese'. Pero los que hicieron en 'e', mudan aquella 'e' final en 'iese', como de supe, 'supiese'; de dije, 'dijiese', o 'dijese'. (p. 130)
La presencia de vocablos como “alcontrar” o “nengunas”, que pueden escucharse con frecuencia entre hablantes de español contemporáneo de California, también está documentada desde el siglo XIX, como vemos en los ejemplos que siguen: 11. muy mala la experiencia de alcontrar una / Justicia en teoria que creo no servirá (Proclama al hijo de la nueva California s/d, (f. 2-3). 12. Con esta fecha tengo el honor de comunicar á V. Como el Señor Comandante Gral. de California á vendido una finca que solo pertenece al Gobierno disponer; pues á la vez desconoce y no respeta leyes nengunas del Gobierno Departamental, asi como el disimulo que usa. (José de la Rosa 1845: (f. 3-7).
De lo visto hasta ahora, me gustaría extraer una conclusión, y es que el español de California estaba vivo antes de 1847 y continuó estándolo tras esa fecha, aunque fuera progresivamente siendo relegado por las instancias del poder a una posición secundaria. Lo cual, por otra parte, no plantea diferencias notables con la situación actual. Aunque pueda parecer una obviedad no lo es ya que, desde Aurelio Espinosa en adelante la crítica ha bien negado bien ignorado la mera existencia del dialecto californio. Además, estos ejemplos inducen a pensar cuál es la relación entre dos dialectos diacrónicos que comparten área geográfica y algunos de sus rasgos más significativos: ¿conviene replantearse el code-switching considerando que ya existía en el XIX, en la misma zona? Los procesos de code-switching y los préstamos entre el español y el inglés son comunes en el contacto de lenguas, del mismo modo que los llamados arcaísmos son comunes en el español rural de toda América Latina desde el siglo XVI, donde se han mantenido hasta nuestros días. En las ciudades, en cambio, la mayoría de estos se abandonaron, sobre todo desde la publicación del Diccionario de Autoridades (1726-1739) en adelante. Sin embargo pocos han estudiado su trayectoria histórica y la mayoría no han señalado hasta el momento que esos rasgos están presentes en el español californio del siglo XIX. Por ejemplo, el corpus de Perissinotto (1998) contiene un buen numero de ejemplos escritos entre 1779-1810 en Santa Bárbara, California. Además, tampoco se había establecido la relación posible con el español contemporáneo de California. ¿Significa eso que se trata de dialectos emparentados, siendo el californio el antecedente, al menos de forma parcial, del contemporáneo? Aunque se trata de preguntas para las que la investigación aun no tiene respuesta definitiva, los hilos del telar están listos para que los entretejamos.
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En virtud de lo anterior, el español contemporáneo de California ha perdido la posibilidad de ser entendido dentro de un marco más amplio en el que los procesos que operan en su interior adquieran dimensiones históricas. En cierto modo al español vernáculo de California, como a Herrera y a Doña Anita, parece que no le quedaba más opción que cargar los cuernos con paciencia.
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 71-86 ISSN 2218-0761
COMPARACIÓN DEL ‘DISCURSO INFORMATIVO’ EN EL PERIODISMO DEL SIGLO DIECINUEVE EN NUEVA GRANADA Y ESPAÑA1 COMPARING NINETEENTH CENTURY NEWS DISCOURSE IN NEW GRANADA AND SPAIN
MICAELA CARRERA DE LA RED Universidad de Valladolid (España) micaela@fyl.uva.es El propósito de este trabajo es el estudio de los procesos de incorporación de las noticias en los tempranos periódicos del Virreinato de Nueva Granada, en el siglo XIX. Un género textual que es fuente de las noticias es el de las "gacetas". Se trata de poner ejemplos de las estrategias discursivas y pragmáticas que se ponen en juego en el traslado de noticias políticas y culturales entre distintos periódicos, el Redactor Americano (Bogotá) y la Gaceta de Madrid. Los informes políticos y culturales apropiados mostraron estructuras convencionalizadas y frases estereotipadas, y sin embargo, en estos artículos se muestra cómo cambian estas estrategias léxicas y semánticas a finales del siglo XVIII. Palabras clave: discurso informativo, registro periodístico, estrategias lingüísticas The purpose of this paper is the study of the processes of incorporation of news in the early newspapers of the Viceroyalty of New Granada, in the nineteenth century. A textual genre that is the source of the news is that of the "gazettes". It consists to give examples of discourse and pragmatic strategies that come into play in the transfer of political and cultural news from various newspapers, the Redactor Americano (Bogotá) and the Gaceta de Madrid. The political and cultural reports proper showed conventionalized structures and stereotypical phrases, and yet these articles show how these lexical and semantic strategies changed during the late eighteenth century. Keywords: news discourse, journalistic register, linguistic strategies
0.
U 1
DISCURSO INFORMATIVO
na especialidad reciente de investigación en análisis histórico del discurso o en pragmática histórica es la denominada en inglés news discourse, que podríamos traducir como
Esta contribución forma parte de una investigación más amplia incluida en un Proyecto I+D del MINECO (España) con el título “Análisis histórico del discurso en el español de Colombia” (FFI2012-31205).
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“discurso informativo” en un sentido amplio, y que se refiere al análisis discursivo sobre todo de los periódicos de épocas de inicio (siglos XVII, XVIII y XIX), pero en la etapa histórica denominada por los historiadores Temprana Edad Moderna (principios del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII) incluye también el discurso de las crónicas y relaciones y el de las informaciones de carácter médico o científico. En estos estudios se trata de analizar diferentes aspectos de este tipo de discurso informativo, definido, según Claridge (2010: 588), como “el informe o versión de los hechos o acontecimientos recientes, presentados o que llega a uno como información nueva, nuevos hechos como objeto de informar o hablar”. Se trata de un dominio de lengua caracterizado por funciones comunicativas distintivas, prácticas y rasgos lingüísticos típicos, formas convencionalizadas y tipos de textos producidos por un grupo específico (social, profesional). Las investigaciones sobre este tipo de discurso emprendidas hasta la fecha se refieren tanto al inglés o al alemán (Jucker 2006, 2009, Claridge 2010) como al español y a otras lenguas romances como el francés, el italiano o el portugués (Dahmen, Holtus & Kramer 2006, Lebsanft 2006, Wilhelm 2006). En el dominio hispánico, esta manera de enfocar el estudio de la lengua en los textos vinculados a la transmisión de hechos y datos en la metrópoli y la colonia a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX ofrece ciertas reticencias desde la historia. Así por ejemplo, tal como manifiesta Silva (2003: 8) en un trabajo sobre el periodismo y la prensa en época de orígenes en Colombia, resulta un poco anacrónico hablar de “información” refiriéndose a las formas de comunicación durante la época de las Sociedades del Antiguo Régimen. Pese a lo cual, este historiador señala como útil hablar de transmisión de “noticias” en una tipología de textos comprendida, entre otros, por libelos, panfletos, pasquines y papeles periódicos. Puede hablarse de que en la conformación del “macro-registro” periodístico, mediante dos procesos o procedimientos, se toman prestadas estrategias discursivas y piezas de lengua: el de imitación –mimicking (Pêcheux 1982)– de términos preconstruidos que reconstruyen la parte semántica, de fórmulas que circulan de texto a texto, y el de adaptación, o apropiación de piezas (trozos, fragmentos) de textos precedentes. Aplicado este método de estudio de configuración a los papeles periódicos de principios del siglo XIX en la ciudad de Santafé de Bogotá, es posible detallar las convenciones o “modelos” a los que estos se vinculan en sus orígenes, es decir, aquellos tipos textuales justificados socio-históricamente y que se construyen de acuerdo con unas normas y rutinas vigentes de las cuales se sirven los periodistas, para conseguir los propósitos comunicativos y situacionales asociados al “registro periodístico” (Carrera 2012: 13-28). En esta ocasión, el interés se centra en constatar las estrategias de incorporación del discurso de noticias de principios del siglo XIX en un “papel periódico”, el Redactor Americano, el primero publicado en la ciudad de Bogotá, de forma preferente desde otro tipo textual, las “gacetas”, principalmente la Gaceta de Madrid. La materia será la transmisión de noticias sobre Estados Unidos procedentes de este nuevo país americano en un contexto histórico muy concreto: la alianza entre el rey de España y el emperador de los franceses en guerra contra la monarquía británica, así como el papel de Estados Unidos como país teóricamente neutral, pero con unos intereses de expansión territorial en clara contradicción con los intereses españoles en América del Norte.
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1.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SITUACIONAL
Nos centrarnos en el análisis discursivo de noticias sobre Estados Unidos incluidas en el Redactor Americano del Nuevo Reyno de Granada (Santafé de Bogotá, 1806-1809), del publicista Manuel del Socorro Rodríguez (Bayamo, Cuba, 1758 - Santafé de Bogotá, 1819) (Torre Revello 1947, Cacua Prada 1966). Este era un periódico bogotano de periodicidad quincenal dedicado a la difusión de noticias de la capital y del territorio del virreinato de Nueva Granada, así como de toda la América española y, en general, de todo el continente americano, complementado con El Alternativo del Redactor Americano (1807-1809), que trataba de temas culturales y literarios, al tiempo que informaba sobre la situación política del momento en Europa2. En la comparación con noticias de idéntica procedencia y publicadas en el mismo lapso temporal, concretamente en el año 1807, en la Gazeta de Madrid. Guinard (1973: 113) describió a la Gazeta de Madrid como “un seco y escueto instrumento de información y de propaganda gubernamental” (“un sec et mince instrument d’information et de propagande gouvernamentale”). La Gazeta, fundada un siglo antes, había pasado en 1762 a ser una publicación oficial, dependiente de la Secretaría de Estado, cuyos ejemplares se distribuían a suscriptores de España y de la América española. Según Enciso Recio (1957: 139), “[las remisiones a América de los ejemplares de la prensa oficial, la Gazeta y el Mercurio Histórico y Político] [s]e hacían en paquebotes de la Renta de Correos, por dos rutas: la carrera de La Habana, enlazada con Nueva España, Cartagena e Islas de Barlovento, y la de Buenos Aires, con ramificaciones hacia Perú y Chile”. En palabras de Martínez-Shaw (1989: 531): Paralelamente a la iniciativa particular, la corona había iniciado la publicación de periódicos oficiales, como la Gazeta de Madrid (que, en circulación desde 1661, pasaría a ser editada por el gobierno un siglo más tarde) y el Mercurio Histórico y Político (1756), que junto a la anterior se reservaba el monopolio de las noticias políticas y militares.
Véase también a este respecto la recopilación elaborada por García Melero (1977) de noticias de los inicios de la independencia estadounidense, así como de los precedentes de esta, publicadas en ambos periódicos entre los años 1763 y 1776. En un contexto más amplio son importantes los respectivos capítulos de los libros de Rodríguez (1976: 170-171) y de Simmons (1992: 21-26), que tratan también sobre la difusión en el mundo hispánico a través de la prensa oficial de las noticias de la independencia de Estados Unidos.3 Para nuestra investigación utilizamos el servicio de búsqueda electrónica de la sede virtual de la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado (Gobierno de España, Ministerio de la Presidencia). La Gazeta, como colección histórica, reúne las disposiciones y noticias publicadas en los diarios oficiales desde 1661 hasta 1959, (http://www.boe.es/buscar/gazeta.php). Este servicio de búsqueda permite obtener también copias facsimilares de los distintos números de la Gazeta de Madrid desde su creación en 1661, así como de las demás publicaciones gubernamentales españolas (con sus respectivas denominaciones), hasta 1959. Y por otra parte, tomamos en cuenta la colección facsimilar de los primeros 48 números del Redactor Americano 2
3
Otro tipo de aproximaciones al registro periodístico de orígenes en Colombia se han elaborado mediante la aplicación del método de análisis multidimensional (Carrera de la Red 2009, 2011, 2012). En lo que respecta al estudio histórico de la prensa colombiana en la época inmediatamente anterior a la independencia, hay que mencionar las investigaciones de Silva (1988, 2002 y 2003), Antolínez Camargo (1991) o el libro de Peralta Agudelo (2005). Sobre el lenguaje de los papeles periódicos colombianos hay trabajos destacados que es necesario mencionar, como los de NiñoMurcia (2001), Rodríguez Núñez (2009) y Villamizar Duarte (2012).
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(correspondientes, a partir del tercero, a los años 1807 y 1808), disponibles para consulta en el sitio web del Banco de la República de Colombia4. El hecho de que las primeras noticias de Estados Unidos empezaran a aparecer en el Redactor Americano a lo largo de los números correspondientes a 1807 nos llevó a fijar este año para la comparación entre ambas publicaciones periódicas. En palabras de Lynch ([1989] 1991: 286): […] la Guerra de Independencia Norteamericana no fue un terreno fácil para la intervención [española]. Carlos III se vio dividido entre el deseo de hostigar a su rival colonial –lo que explica su ayuda encubierta a los rebeldes a partir de 1776– y el temor sobre sus posesiones americanas, que provocó su actitud ambigua respecto a la independencia. Floridablanca [el secretario de estado español] comentó con el embajador inglés que “un acontecimiento como la independencia de América sería el peor ejemplo para otras colonias y convertiría a los americanos en los peores vecinos, en todos los sentidos, que podrían tener las colonias españolas.
El libro clásico sobre las relaciones hispano-estadounidenses en torno a la frontera suroccidental de Estados Unidos es el de Whitaker (1969 [1927]); otras investigaciones más recientes sobre este mismo tema son las de Weber (2000 [1992]) y Haynes (2010). Los datos que se recogen de cada artículo son los siguientes: a) fecha del artículo (en la Gazeta de Madrid o en el Redactor Americano), seguida de las referencias del número de la publicación y de las páginas inicial y final; b) lugar y fecha de cada una de las noticias que integran el artículo; c) frase inicial del documento y, entre paréntesis, total de palabras que comprende cada texto, precedido del signo #. En total son 51 artículos: 38 proceden de la Gazeta de Madrid (34 integrantes del capítulo o sección de los Estados Unidos de América más 4 extraídos de la sección de Gran Bretaña, Londres) y otros 13 proceden del Redactor Americano. Los datos del total de artículos tomados en cuenta de cada una de las dos fuentes son:
Nombre de la publicación periódica Gaceta de Madrid
Número de artículos con noticias de EE. UU. (1807) 34 (sección Estados Unidos) + 4 (sección Londres)
Redactor Americano
13 Tabla 1. Materiales para el estudio discursivo
Del conjunto de artículos considerados analizamos en esta ocasión dos de ellos que hemos seleccionado siguiendo los siguientes criterios: a) un artículo de información de tipo político publicado en ambos, primero en la Gaceta de Madrid y posteriormente recogido en los papeles periódicos del Redactor Americano;
4
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/redactoramericano/indice.htm
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b) un artículo de información de tipo cultural, como diríamos hoy (o de carácter literario, como se diría en la época), publicado primero en la Gazeta de Madrid y posteriormente, con comentarios propios, en el Redactor Americano; c) un artículo de distinto tipo que los dos anteriores, en este caso, una carta abierta publicada en el Redactor Americano, es decir, una carta dirigida a una tercera persona y no al director de la publicación. En realidad, los artículos de noticias de los periódicos de esta época continuaban la tradición de las antiguas cartas de relación; en este caso, las cartas eran enviadas al redactor del periódico por los respectivos corresponsales en el extranjero (Jucker 2009: 2-3).5
2.
CONSTRUCCIÓN Y TRANSMISIÓN DE UNA NOTICIA POLÍTICA
El primer texto seleccionado fue editado en el número 12 del Redactor Americano (Mayo 19, 1807: 94-95) e introduce directamente todos los hechos desde la Gazeta de Madrid (1807), “Artículo 1 (viernes 16 de enero de 1807, núm. 5: 45-46: Filadelfia 21 de Noviembre de 1806) (#389)”. La noticia es, en términos actuales, una “crónica” periodística enviada desde Filadelfia por un corresponsal anónimo, si bien adelantamos aquí dos hipótesis sobre la autoría. ¿Sería el autor del artículo Valentín de Foronda (1751-1821), cónsul de España en Filadelfia desde 1801 y encargado de negocios de España en Estados Unidos de 1807 a 1809? De este autor recoge Rodríguez (1976: 46-54) un interesante documento “Carta sobre lo que debe hacer un príncipe que tenga colonias a gran distancia” (Philadelphia: año de MDCCCIII) y también Simmons (1992: 205-206, 324-325) trata sobre Foronda. ¿O sería tal vez un artículo resultado de las últimas gestiones de Carlos Martínez de Irujo (1765-1824), primer embajador de España en Estados Unidos (1796-1807)? La obra historiográfica de Adams (1986 [1889-1891]: 286 y ss.) trata sobre la intensa actividad diplomática de Martínez de Irujo en el período de la presidencia de Jefferson, hasta que tuvo que abandonar el cargo tras sus enfrentamientos continuados con el secretario de estado, James Madison. El texto de la contribución consta de cuatro párrafos, cada uno de ellos redactado en torno a una noticia diferente. El primer párrafo [A1] se diferencia de los demás por ser el editor de la Gaceta el que narra de primera mano el conflicto entre España y Estados Unidos por una cuestión de límites en el territorio de Tejas, mientras que los párrafos restantes son traducciones de noticias de periódicos estadounidenses:
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Filadelfia 21 de Noviembre de 1806 [A1] Las desavenencias que amenazaban en la frontera de Tejas un rompimiento entre las tropas Españolas y Americanas se han compuesto, en virtud de un convenio hecho entre los Gobernadores Españoles Cordero y Herrera, y el General Americano Willkinson. Por este convenio parece que ni la España ni los Estados Unidos Americanos ocuparán el territorio que ha dado motivo a las diferencias actuales entre el antiguo límite y el rio Sabina, hasta el arreglo final de límites entre ambos Gobiernos.
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Para una reflexión sobre el papel de las cartas en las relaciones jurídico-administrativas entre España y los territorios de la América española (Carrera de la Red 2006).
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En el segundo párrafo [A2], en cambio, ya no es la voz del editor de la Gaceta de Madrid, sino que refleja de forma directa la noticia enviada desde Boston a un periódico de Filadelfia, que a su vez recoge la información dada por un militar en esa ciudad. [A2] En las Gazetas de esta ciudad se ha publicado el artículo siguiente: “Boston 17 de Noviembre. El Capitán Forster llegó aquí el sábado pasado procedente de la Trinidad, en 25 días, y dice que 3 días antes de su salida había llegado a aquella isla un cierto Mr. Taylor (que fue en la expedición de Miranda) con la noticia de su total y completa derrota en un desembarco que hizo en Caracas. Añade que las tropas reclutadas por Miranda en la Trinidad no pasaban de 400 hombres, con los cuales emprendió su expedición. Luego que verificó su desembarco, fue acometido y completamente derrotado, con pérdida de la mayor parte de sus fuerzas; y él se escapó con mucha dificultad, con las reliquias de sus tropas, en una de las pequeñas goletas de su escuadra. Dice también que el Leandro ha sido apresado, y su Capitán Johnson y casi todos sus Oficiales degollados.”
En esta ocasión el redactor emplea el estilo indirecto, con verbos “dicendi”: dice, añade, dice también... como introductores de la expresión del discurso ajeno, con la excepción de un caso en que se omite el “verbo de decir”: “Luego que verificó su desembarco, fué acometido y completamente derrotado...”. Sin embargo, a falta del texto original, no sabemos hasta qué punto el corresponsal de la Gazeta lo modificó (o hasta qué punto pudo intervenir posteriormente un censor en la reelaboración del texto). El caso es que no se escatima detalle para subrayar el total descalabro de la expedición de Miranda de 1806 a las costas de Venezuela, enfocándolo desde la perspectiva de la noticia de un periódico estadounidense. Hay que tener en cuenta, a este respecto, que dicha expedición se había organizado en Estados Unidos, y por lo tanto era muy importante hacer ver a la opinión pública del mundo hispánico que los periódicos de aquel país reflejaban la “total y completa derrota” de Miranda. En el tercer párrafo [A3] el corresponsal de la Gaceta de Madrid vuelve a su propia voz, aunque quizá en este caso se limite a traducir y adaptar el texto de una publicación norteamericana sin citar la fuente, por no considerarlo tan relevante como en la noticia anterior: [A3] Unos Franceses que han desembarcado en Norfolk de un buque Americano, al cual los había pasado en alta mar la fragata Inglesa Cambrian, han declarado que los Oficiales de esta les aseguraron haber recibido órdenes directas de Inglaterra para apresar todos los buques Americanos yentes ó vinientes de las colonias de las Potencias que estan en guerra con la Gran Bretaña, y que en virtud de dichas órdenes habia apresado la citada fragata 4 buques Americanos.
El verbo asegurar con valor de signo de modalidad epistémica se recoge ya en el primer tomo del Diccionario de autoridades (1726) con el significado de ‘afirmar alguna cosa con asseveración, dando fundamentos para que seguramente se pueda creer’. En la segunda edición del primer tomo de dicho diccionario (de 1780), el significado de asegurar pasó a ser ‘afirmar, ó dar seguridad de la certeza de lo que se refiere’; esta definición es la que se ha mantenido en el diccionario académico desde entonces, s.v. assegurar y asegurar (NTLLE, http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle). En todo caso, la fuente de la información es oral: “Unos Franceses que han desembarcado en Norfolk de un buque Americano... han declarado que...” Se trata, por tanto, de una declaración formal ante las autoridades de Estados Unidos por parte de los ciudadanos franceses liberados, declaración a la que ha tenido acceso, directo o indirecto, el corresponsal español de la Gazeta en Filadelfia. Estos ciudadanos franceses declaran que los oficiales de la fragata inglesa “les aseguraron haber recibido órdenes directas de Inglaterra para apresar todos los buques Americanos...”
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En el cuarto párrafo [A4], el corresponsal informa de la situación en Haití, conocida a través de marinos o pasajeros de buques estadounidenses arribados a puertos de este mismo país: [A4] Corren voces de unos días a esta parte de que ha habido una revolución en Fuerte Delfin, de resultas de desavenencias entre Dessalines y su General Cristophe, y que aprovechándose de la ocasión los habitantes españoles de las cercanías, se habian apoderado de aquella plaza. Con esta noticia partió Dessalines allá; pero habiéndose encontrado con Cristophe, tuvieron los dos caudillos una riña, en la cual murió Dessalines de un balazo. Añaden que Cristophe habia sido reconocido Emperador en Haití.
En conjunto, el artículo (excepto en el último párrafo) informa puntualmente sobre hechos que afectan a las relaciones entre España y Estados Unidos: en primer lugar, la distensión entre ambas naciones tras una disputa por el trazado de límites en el territorio de Tejas; en segundo lugar, el fracaso de la expedición de Miranda, que había salido del puerto de Nueva York, tal como fue narrado por periódicos estadounidenses, un fracaso que indirectamente contribuyó a la mejora de las relaciones hispano-norteamericanas; y en tercer lugar, la vulneración de la neutralidad de Estados Unidos por parte de Gran Bretaña en el conflicto que esta potencia sostenía contra Francia y España: En el número correspondiente a enero de 1807 de la publicación mensual Mercurio de España (denominado con anterioridad a 1784 Mercurio Histórico y Político), una publicación que, al igual que la Gazeta de Madrid, tenía carácter oficial, se hacía una mención en términos muy elogiosos de Estados Unidos como nueva nación, en contraposición con su antigua metrópoli (“Estado de las naciones al principiar el año de 1807”, Mercurio de España 1807, Madrid, Imprenta Real, tomo I, pp. 26-28, volumen accesible como archivo electrónico, consultado el 17 de septiembre de 2012 en Google Books, http://books.google.es).
Por otra parte, gracias a la información lograda por el corresponsal de la Gazeta en Filadelfia a través de fuentes no especificadas (“corren voces de unos dias á esta parte de que...”), se dan noticias sobre la muerte violenta del emperador de Haití, Jean-Jacques Dessalines, y su sucesión por Henry Christophe, quien previamente se había sublevado en la ciudad norteña de Fort-Dauphin, cercana a la frontera de Haití con el Santo Domingo español (y posteriormente llamada Fort-Liberté, la antigua Bayajá de la colonización española, despoblada en 1605), ciudad que habría pasado entonces, según se afirma en el artículo, a manos de los habitantes españoles de la isla. Este artículo aparece también publicado en el Redactor Americano, 1807, nº 12 (17 de mayo): 94-95: Filadelfia 4 de diciembre: “Se ha confirmado la noticia de la revolucion acaecida en Santo Domingo [...]” (#402), en una versión con algunas modificaciones de ortografía y de puntuación de las que no podemos tratar aquí. En este caso se omite el último párrafo del artículo de la Gazeta de Madrid; dicha supresión de texto puede explicarse por el hecho de que el Redactor Americano dedicaba en un número anterior un artículo con un extenso comentario del editor de este periódico sobre la noticia de la muerte de Jacobo I, emperador de Haití, información comunicada desde un buque americano que había recalado en la isla de Santo Tomás (Islas Vírgenes), procedente de Santo Domingo (Redactor Americano, 1807, nº 5 (4 de febrero): 33-36). Se trataba de una noticia procedente de la isla de Santo Tomás (St. Thomas) en el archipiélago de las Islas Vírgenes, que por entonces pertenecían a Dinamarca, tomada tal vez de alguna gaceta en lengua inglesa publicada en esta misma isla o en la vecina de Santa Cruz (St. Croix), cuyo nombre en todo caso no revela a sus lectores Manuel del Socorro Rodríguez. Sobre
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el periodismo en las Antillas en la época aquí considerada puede verse el segundo volumen del libro del impresor estadounidense Isaiah Thomas, The history of printing in America, with a biography of printers, and an account of newspapers. To which is prefixed a concise view of the discovery and progress of the art in other parts of the world, Worcester (Massachusetts), 1810 (volumen accesible como archivo electrónico, consultado el 17 de septiembre de 2012 en Google Books, http://books.google.es).
3.
NOTICIA CULTURAL: DIFERENCIAS EN LA INTERPRETACIÓN
Para el análisis de este segundo texto de nuestra selección nos basamos en la versión publicada en el Redactor Americano, versión que va acompañada de un comentario del autor. El texto de la Gazeta de Madrid forma parte de un artículo más amplio aparecido en la sección sobre Estados Unidos en el que se incluye una noticia fechada en Filadelfia sobre la situación caótica de Haití tras la muerte del emperador Dessalines. Analizamos en la Tabla el primer párrafo, común a ambas publicaciones, y lo cotejamos con una versión extractada de la misma noticia que apareció en el Mercurio de España (en el volumen correspondiente al mes de mayo de 1807): Mercurio de España 1807, Madrid, Imprenta Real, tomo II: 11-12, volumen accesible como archivo electrónico, consultado el 17 de septiembre de 2012 en Google Books, http://books.google.es).
Texto de la Gazeta de Madrid y del Redactor Americano (en la versión de este último)
Texto del Mercurio de España
Nueva York 29 de noviembre de 1806 [1] Escriben de Baltimore, que ha llegado alli un viagero que poco tiempo ha reconoció las orillas del Misissipi y ha traido una muela enorme de Mammouth. [2] Dice que ocupándose con otras personas que le acompañaban en su viage en buscar alguna mina en las inmediaciones de aquel rio, encontraron un espacio de un quarto de milla en quadro y á 6 pies de profundidad, lleno de huesos de una magnitud que causo la admiración de todos. [3] Ofrece proporcionar al que quiera costearlo un esqueleto completo de Mammouth, que tiene 54 pies de largo y 22 de alto. [4] El dedo del medio delantero tiene 7 pies y 8 pulgadas desde su extremidad hasta la coyuntura que se une al pie. [5] En cada quixada tiene 8 muelas muy grandes: [6] la que ha traido el viagero la ha regalado al Museo de Baltimore. [7] Podrá haber exagerado la cantidad de huesos y sus enormes proporciones; [8] pero se sabe hace mucho tiempo que el Mammouth ha existido en nuestro continente, y que las dimenciones de este animal eran mucho mayores que las de los animales que se conocen en el dia.
[1] Un viagero que ha llegado de Baltimore ha traido una muela enorme de mammout, encontrada en las orillas del Missouri. [2] Refiere que ocupado en compañía de otras personas en buscar minas por las cercanías del rio, descubrió un terreno de una quarta parte de milla cuadrada, lleno enteramente hasta 6 pies de profundidad, de huesos de tamaño disforme; [3] y ofrece al que quiera pagarles los gastos del viage, traerle un esqueleto completo de mammout de 54 pies de largo y 22 de alto. [4] El dedo del medio del pie delantero de dicho esqueleto, dice que es de 7 pies y 8 pulgadas de largo, [5] y que en cada quixada tiene 8 muelas grandísimas. [6] Una que ha traido la ha regalado al museo de Baltimore. [7] Puede ser que haya algo de exâgeracion en lo que cuenta sobre la enorme multitud de huesos; [8] pero sin embargo seria muy curioso y útil para los progresos de la historia natural el reconocer aquel terreno.
Tabla 2. Comparación de dos versiones de la misma noticia (La Gazeta de Madrid y el Redactor Americano versus el Mercurio de España)
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Por la última oración del texto de la Gazeta de Madrid y del Redactor Americano (“…pero se sabe hace mucho tiempo que el Mammouth ha existido en nuestro continente…”), donde aparece el determinante posesivo en primera persona de plural (en nuestro continente), podemos conjeturar que se trata de una noticia publicada en un periódico norteamericano y traducida al español expresamente para la Gazeta de Madrid. En el Mercurio de España se omite esta frase y se da otro sentido muy distinto a la última oración del texto (“...pero sin embargo seria muy curioso y útil para los progresos de la historia natural el reconocer aquel terreno”). El hecho de que aparezca como noticia el descubrimiento de huesos de mamut (o mastodonte) en territorio norteamericano debe ponerse en relación con la famosa disputa del Nuevo Mundo generada en Europa en la segunda mitad del siglo XVIII (Gerbi 1982), y, más recientemente, Cañizares Esguerra (2007). A este respecto, Jefferson –cuando fue embajador de Estados Unidos en París, en la década de 1780– había discutido personalmente con el propio Buffon sobre los tamaños de los individuos de las distintas especies animales del Nuevo Mundo comparadas con las del viejo continente. Pocos años antes, el jesuita novohispano Francisco Javier Clavijero, en su obra publicada originalmente en italiano Historia antigua de México (1780-1781), citaba a Buffon para referirse a los hallazgos de restos de mamut en América del Norte: “[...] pues si creemos lo que dice el Conde de Buffon, en el tomo xviii de su historia, hubo en América un cuadrupedo, seis veces mayor que el elefante, llamado mammout por Mr. Muller: pero en Europa no ha habido, ni podido haber jamas cuadrupedos de primera magnitud” (Historia antigua de Megico [...], escrita por D. Francisco Saverio Clavigero; y traducida del italiano por José Joaquín de Mora, tomo II, Londres, R. Ackermann, Strand, y en su establecimiento en Megico: asimismo en Colombia, en Buenos Ayres, Chile, Peru, y Guatemala, 1826: 277, volumen accesible como archivo electrónico, consultado el 25 de septiembre de 2012 en Google Books, http://books.google.es). Según Wood (2009: 393), en los años de la presidencia de Jefferson el mamut se había convertido en un símbolo para los norteamericanos: The most exciting scientific find of the period was Charles Willson Peale’s exhumation in 1801 near Newburgh, New York, of the bones of the mastodon, or mammoth. Peale displayed his mammoth in his celebrated museum and in 1806 painted a marvelous picture of what was perhaps the first organized scientific exhumation in American history. Peale’s discovery electrified the country and put the word “mammoth” on everybody’s lips […].
En párrafo aparte, el Redactor Americano comenta la noticia: el mismo periodista afirma haber visto huesos de mamut en su villa natal de Bayamo, en Cuba, y además refiere que el cura de Bucaramanga, Eloy Valenzuela –un clérigo ilustrado, discípulo del gran botánico José Celestino Mutis–, poseía una colección de huesos de animales que, por su tamaño, podrían ser también de mamut. En palabras de don Manuel del Socorro: El Redactor Americano ha visto huesos de la misma especie y tamaño en los campos de la isla de Cuba, y principalmente en dos Haciendas del territorio de la Villa del Bayámo. Sabe también por este informe de tres sugetos fidedignos residentes en esta Capital, que el D. D. Eloy Valenzuela Cura de Bucaráma [sic, por Bucaramanga], en la preciosa coleccion de historia natural que se ha formado alli para honesto recréo de su genio fino y laborioso, conserva huesos de igual magnitud, que verosimilmente seran del animal que dice la noticia precedente. Sobre la expresión de haber existido el Mammouth (dando á entender que ya no existe) saldrá despues un rasgo critico, que por ahora se omite por que debe ser de alguna extension.
En este comentario, el periodista de Santa Fe se sirve, en primer lugar, de su propia experiencia como natural de la isla de Cuba para afirmar la existencia en dicha isla de restos
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óseos de mamut, que él mismo asegura haber visto. En segundo lugar, mediante información proporcionada por “tres sugetos fidedignos residentes en esta Capital”, afirma haber oído hablar de huesos de gran tamaño hallados y conservados en otra región del virreinato; estos huesos serían “verosímilmente” de mamut. Con este adverbio –en terminología especializada, un marcador discursivo de modalidad epistémica– el autor del texto valora el grado de certeza de una información que él no ha podido comprobar personalmente. En la edición de 1803 del Diccionario de la Real Academia Española se registra por primera vez este adverbio con la variante verisímilmente ‘con verisimilitud’. Verisimilitud se define como ‘[l]a apariencia de verdad en las cosas, aunque en la realidad no la tengan bastante para formar un juicio prudente’ y verisímil sería ‘[l]o que tiene apariencia de verdadero, aunque en la realidad no lo sea, por lo que prudentemente se puede creer ó asegurar’. Estas dos últimas voces se registran ya en el tomo correspondiente del Diccionario de autoridades (1739), al igual que las variantes verosimilitud y verosímil, que aparecen remitidas a las primeras (NTLLE, http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle; consultado el 3 de octubre de 2012). En la conclusión del comentario efectúa una reflexión de tipo metalingüístico sobre el uso, en el texto de la noticia, de la forma compuesta del pretérito perfecto: “Sobre la expresión de haber existido el Mammouth (dando á entender que ya no existe)...”; es una estrategia periodística para suscitar en el público lector el interés por encontrar en los siguientes números de la publicación la respuesta a la cuestión implícita al final del artículo (sobre la posible pervivencia de los mamuts en el continente americano). Al insertar esta noticia tomada de la Gazeta de Madrid, el editor del Redactor Americano vuelve a conferir al texto el carácter americanista que presumiblemente tendría en la versión original publicada en un periódico estadounidense y que se puede deducir del significado de las oraciones de las últimas líneas: En cada quixada tiene 8 muelas muy grandes: la que ha traído el viagero la ha regalado al Museo de Baltimore. Podrá haber exagerado la cantidad de huesos y sus enormes proporciones; pero se sabe hace mucho tiempo que el Mammouth ha existido en nuestro continente, y que las dimenciones de este animal eran mucho mayores que las de los animales que se conocen en el dia.
Aquí está implícito el debate sobre la naturaleza del Nuevo Mundo: la prueba de la existencia de animales como el mamut en el continente americano desafiaba las teorías de Buffon sobre la caracterización de la fauna del nuevo continente (Cañizares Esguerra [2001] 2007: 93-94). Esto era algo que Jefferson había defendido en sus tiempos como embajador en París y que, ya como presidente de la república norteamericana, volvía a preconizar (Wood 2009: 391-393). Sin duda, la noticia que tradujo y publicó la Gazeta de Madrid como una simple curiosidad respondía a esta permanente preocupación de Jefferson, y esto lo supo captar perfectamente Manuel del Socorro Rodríguez que desde el primer número había concebido el Redactor Americano como un vehículo de difusión de ideas americanistas y que, precisamente, para rebatir las teorías de Buffon sobre el origen del poblamiento humano del Nuevo Mundo, dedicó una sección en varios números consecutivos de esta publicación periódica a insertar una serie de artículos bajo el epígrafe de “Disertación sobre las naciones americanas”. El primer artículo de esta sección apareció en el número 35, correspondiente al 4 de mayo de 1808. Esta sección continuó ininterrumpidamente a lo largo de los números siguientes, de manera que en el último número del Redactor Americano que hemos consultado para el presente trabajo (el nº 48, correspondiente al 19 de noviembre de 1808), se publicó la decimocuarta entrega de esta sección.
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4.
NARRACIÓN EPISTOLAR Y DISCURSO INFORMATIVO
En un comentario editorial publicado en la primera página del número 9 del Redactor Americano (1807, nº 9 (4 de abril), pp. 65-66), don Manuel del Socorro valoraba de una manera altamente encomiástica hacia sí mismo la originalidad de una publicación como esta, destinada a tratar específicamente de temas relacionados con el nuevo continente y de paso, tampoco muy sobrante de modestia, otorgaba a su Papel Periódico de Santafé de Bogotá el carácter de obra pionera en la América de su tiempo: Asi como el primer papel puramente literario que salió de la América fue el que se dio a luz en esta Capital el año de 1791, del mismo modo este puramente americano, es no solo el primero en la América sino en todo el mundo. [...] Y también hablamos así, para que muchos acaben de entender que el título de Redactor Americano no es porque se da a luz en la América, sino porque su único obgeto es publicar cosas americanas, bien sea en lo substancial o accidental, según las circunstancias de la materia [...].
Para resaltar este carácter americanista de su publicación, Rodríguez insertaba en dicho número tres artículos tomados íntegramente de fuentes americanas. Mientras que el primero de ellos, procedente del Semanario de agricultura, industria y comercio de Buenos Aires (“Rasgo heroico de los Indios Pampas, sacado del Semanario de Buenos Aires”), tenía como asunto una noticia relacionada con la ocupación inglesa de esta capital, el segundo y el tercero de dichos artículos se referían a Francisco de Miranda y a su fracasada expedición a la costa de Venezuela. Concretamente, este último consistía en el extracto de una carta dirigida por el capitán general de la provincia de Caracas al comandante general de la isla de Santo Domingo, el general francés Louis Marie Ferrand, informándole sobre el resultado de la expedición de Miranda. El segundo de los tres artículos en consideración es, sin duda, el de mayor interés para nuestro trabajo; se trata de la transcripción de una carta, pero en este caso en traducción al español del original publicado en un periódico estadounidense de la época. Este artículo se inserta con el siguiente prefacio de Rodríguez: Para ilustrar más lo que en el N. 7 se dixo del fantasmón Miranda, damos á luz la siguiente carta de Mr. Tomas Payne á un caballero de Nueva York, publicadas con su permiso en la Gazeta de Charleston. (RA, 1807, nº 9 (4 de abril): 67-70).
En el Anexo I del presente trabajo se recoge la transcripción del documento completo, que nos servirá de referencia a lo largo de este apartado. Una reimpresión del texto original de la carta, con el título de “Letter to a Gentleman at New York”, se puede encontrar en una sección miscelánea del volumen titulado The Theological Works of Thomas Paine (Boston: J. P. Mendum, 1859) (consultado el 24 de noviembre de 2012 en http://books.google.es). Según consta ahí, la carta fue escrita en la localidad de New Rochelle, estado de Nueva York, el 20 de marzo de 1806. El autor de esta carta no era otro que Thomas Paine, el gran activista político y publicista de origen inglés que tanta influencia tuvo en la opinión pública norteamericana en los comienzos de la lucha por la independencia de Estados Unidos (Aldridge 1959, Keane 2009 [1995]). Paine, ya casi septuagenario, vivía por entonces en una granja cerca de la localidad de New Rochelle, en el estado de Nueva York. Tras su regreso a Estados Unidos a finales de 1802 –después de haber residido en Francia durante más de un decenio, en plena época revolucionaria–, Paine publicó cartas en diversos periódicos sobre asuntos políticos del momento. Una de estas cartas es, precisamente, esta que aquí se recoge.
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Antes de partir en su expedición desde el puerto de Nueva York en febrero de 1806, Miranda había tenido conversaciones en Washington con el secretario de estado, Madison, y con el propio presidente Jefferson. Cock Hincapié (1998: 93-94) refiere el encuentro entre Miranda y Jefferson en los siguientes términos: “ Miranda vuelve a los Estados Unidos a fines de 1805 en busca de ayuda para la emancipación de Hispanoamérica. Se dirige a la ciudad de Washington y tiene entrevistas con el presidente Jefferson y el secretario Madison, pero no obtiene ayuda oficial para su empresa.
El 13 de diciembre asiste a una cena en casa del presidente y luego comenta en su Diario cómo Jefferson exclamaba que había nacido demasiado pronto para ver la gloria y el esplendor de la América que se avanzaba a gran paso en su Independencia universal.
A continuación añade: Poco antes de partir para Venezuela con su expedición revolucionaria, el 22 de enero de 1806, desde Nueva York, Miranda recuerda a Jefferson aquella conversación en una carta en la cual aparece Colombia en lugar de América, esto es, el hemisferio occidental [...]
Según refiere Adams (1986 [1889-1891]: 735-738), el embajador español Martínez de Irujo acusó a Madison de estar respaldando los planes de Miranda y actuó contra él por medio de cartas publicadas en los periódicos de la oposición federalista, al tiempo que pudo prevenir a las autoridades españolas de la zona que constituía el objetivo de la expedición6. La carta de Paine a un caballero de Nueva York –fechada en marzo de 1806 y publicada en un periódico al que Rodríguez se refiere como la Gazeta de Charleston– se sitúa, por lo tanto, en este contexto. El testimonio de Paine sobre Miranda no dejaba lugar a dudas: gracias al conocimiento que tenía de este y, sobre todo, después de haber coincidido con él en París en los tiempos de la revolución, estaba en condiciones de afirmar que, en todo momento, Miranda había estado comprometido con Pitt, el primer ministro británico. La noticia en forma de carta incorporada en un periódico implica un proceso adaptativo de distintos tipos de géneros. Abundan los mecanismos que funcionan como marcadores específicos de información de hechos pasados. Por un lado, son abundantes las formas verbales de pasado y pronominales de tercera persona, de quien se están contando los hechos informativos (“Él me dixo que...”, “Él había estado poco tiempo antes empleado...”, “Él nada me dixo de su asunto...”). Pero no menos abundantes son las formas verbales y pronombres personales de primera persona, propias del autor del discurso epistolar (“Después que yo había publicado la primera parte de los derechos del hombre...”, “y a los pocos días le pagué yo su visita”, “ni yo le dixe lo que sabía”, “yo precaucioné a Mr. Monroe sobre él”). La naturaleza interaccional del discurso epistolar se sirve de mecanismos de expresividad tales como las frases interjectivas: ...entre las cuales había una, que creo me dio por equivocación, porque luego que la abrí y empezé a leerla, puso en ella la mano y dixo. O! no es esta la carta que yo pensaba! pero como la carta era corta, presto la leí toda y se la volví, sin hacerle sobre ella nota o reflexión alguna.
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El punto de vista favorable a Miranda puede verse en el anexo F del volumen de documentos compilado por Antepara (2006 [1810]), consultado el 1º de diciembre de 2012 en http://books.google.es. Este libro puede consultarse en una edición reciente, con traducción al español de los documentos originalmente redactados en francés y en inglés por Miranda.
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El carácter plenamente americano del contenido –las acciones de un personaje clave de la historia pre-revolucionaria de Colombia como es Miranda– se une a la presencia de algunos mecanismos empleados por el traductor debidos a interferencias con el inglés, como el uso del verbo ser (“toda su vida ha sido llena de aventuras”), o la aparición de formas verbales fruto de esa interferencia como compromisó de un potencial verbo compromisar (“y Mr. Pitt se compromisó o ajustó con Miranda por sus servicios”, traducción del original en inglés: “and Pitt compromised with Miranda for his services”) y como yo precaucioné de un potencial precaucionar (“yo precaucioné a Mr. Monroe sobre él”, traducción del inglés “I cautioned Mr. Monroe against him”).
5.
OBSERVACIÓN FINAL
Los textos analizados han servido de medio de aproximación al contexto histórico en que se produjeron (o, al menos, esa ha sido mi intención al abordar el presente trabajo). En la introducción hice alusión a los avances de los últimos años en el campo del análisis del discurso periodístico a partir de materiales de prensa histórica. Sin embargo, gran parte de estas investigaciones se centra en el estudio de la evolución de determinados rasgos lingüísticos caracterizadores de los distintos géneros del discurso periodístico desde las manifestaciones más antiguas de la prensa hasta el periodismo actual. En esta ocasión, el enfoque ha sido diferente; he tratado de profundizar en el interior de tres textos pertenecientes a dos tipos diferentes de noticias periodísticas (noticias de carácter político y noticias de carácter cultural) para tratar de poner al descubierto ese contexto histórico subyacente al que hoy día solo podemos llegar a través de las investigaciones de los historiadores, así como de los estudiosos de la historia cultural y de la historia de las ideas de cada época. Creo que este enfoque es complementario del otro, que yo misma he abordado en otras ocasiones, y que ambos tipos de investigaciones se sustentan en la elaboración previa de corpus de textos periodísticos a partir de materiales de prensa histórica correspondientes a diversos países de la que fue América española antes de su independencia. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Adams, H. 1986 [1889-1891]. History of the United States of America during the Administrations of Thomas Jefferson , E. N. Harbert (ed.). New York, The Library of America. Aldridge, A. O. 1959. Man of Reason. The Life of Thomas Paine. Philadelphia, Lippincot. Antepara, J. M. (comp.) 2006 [1810]. Miranda y la emancipación suramericana. Documentos, históricos y explicativos, que muestran los proyectos que están en curso y los esfuerzos hechos por el general Miranda durante los últimos veinticinco años para la consecución de este objetivo. Por J. M. Antepara, natural de Guayaquil. Londres, impreso por R. Juigné [...], 1810. Prólogo de C. Bohórquez y traducción y notas de A. Hernández y A. Cardinale. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho (consultado el 1º de diciembre de 2012 en http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba). Antolínez Camargo, R. 1991. El Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá (1791-1797): vehículo de las luces y de la contrarrevolución. Bogotá, Biblioteca Banco Popular. Cacua Prada, A. 1966. Don Manuel del Socorro Rodríguez. Itinerario documentado de su vida, actuaciones y escritos. Bogotá, Banco de la República. Cañizares Esguerra, J. 2007 [2001]. Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo. Historiografías, epistemologías e identidades en el mundo del Atlántico del siglo XVIII. México, Fondo de Cultura Económica [Traducción de How to Write the History of the New World. Stanford (California, USA): Stanford University Press, 2001]. Carrera de la Red, M. 1991. Un reportaje periodístico del siglo XVIII: el Diario Pinciano y la inundación de Valladolid de 1788. Anuario de Lingüística Hispánica, 7: 69-80.
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ANEXO 1 Transcripción de la carta de Thomas Paine publicada en el Redactor Americano del Nuevo Reyno de Granada Abril 4 1807. Número 9.º Redactor Americano del Nuevo Reino de Granada. {p. 67} 27Para ilustrar más lo que en el N. 7 se dixo del fantas-/28món Miranda, damos a luz la siguiente carta de Mr. Tomas/29 Payne a un caballero de Nueva York, publicadas con su per-/30miso en la Gazeta de Charleston./ 31 Informaré a V. lo que sé respecto a Miranda. Pri-//{p. 68}1mero lo conocí en Nueva York hacia el año de 1783. /2Él es un hombre de talento y emprendedor; es de naci-/3miento mexicano, y toda su vida ha sido llena de aventuras./ 4 Pasé a Europa desde Nueva York en Abril de 1787./ 5 Mr. Jefferson era entonces Ministro de America en Francia,/6 y Mr. Littlefiage natural de Virginia (a quien Juan Jay/7 conoce) era Agente por el rey de Polonia en Paris. Este/8 era un joven de extraordinarios talentos: me encontré la/ 9 primera vez con él en la casa de Mr. Jefferson a la/10 comida. Por su intimidad con el Rey de Polonia, de quien/11 era también chambelán, estaba bien informado de los pla-/12nes y proyectos de las Potencias del Norte de Europa./13 Él me dixo que Miranda había logrado introducirse con/14 la emperatriz Catalina de Rusia, y
86 obtenido de ella una/15 cantidad de dinero de 4U libras esterlinas; pero no me/ 16 explicó para qué objeto fue dado este dinero. Parece que/17 fue como un género de galardón o recompensa (retaining/18 fee.)/ 19 Después que yo había publicado la primera parte/20 de los derechos del hombre en Inglaterra en el año de 1791/21 me encontré con Miranda en la casa de Turnbull y Forbes/22 comerciantes en la plaza de Devonshire en Londres. Él había/23 estado poco tiempo antes empleado por Mr. Pitt en lo/ 24 respectivo a la sonda o bahía de Nooka, pero en aquel/25 tiempo no lo supe, y en curso de esta carta os informa-/26ré cómo terminó esta conexión entre Mr. Pitt y Miranda,/27 y cómo vino a mi noticia./ 28 Publiqué la segunda parte de los derechos del/29 hombre en Londres en Febrero de 1792, y permanecí en Lon-/30dres hasta que fui elegido miembro de la convención france-/31sa en Septiembre de aquel año, y pasé de Londres a Paris/32 a tomar mi asiento en la convención, que debía juntarse/33 el 20 de aquel mes, y llegué a Paris el 19./ 34 Después que se juntó la convención, pasó Miran-/35da á Paris, y fue nombrado uno de los Generales del//{p. 69} 1exército francés del mando de Dumouriers; pero como los/2 negocios de aquel exército iban mal en principios del año/3 de 1793 se sospechó de Miranda, y fue conducido pre-/4so a Paris para formarle su proceso. Él me citó por testi-/5go sobre su carácter, y también Mr. Tomas Christie,/6 que tenía conexiones con la casa de Turnbull y Forbes./7 Di mi declaración como lo creía, que fue que su objeto/8 era y había sido la emancipación de su país México de/9 la dominación de España, porque en aquel tiempo no sa-/10bía sus empeños con Mr. Pitt. La declaración de Mr./11 Christie fue dirigida a manifestar que Miranda no había/12 ido a Francia como un aventurero necesitado, sino que/ 13 creía que había ido por motivos de espiritu público, y/14 que él tenía una cantidad grande de dinero en manos de/15 Turnbull y Forbes. La casa de Forbes tenía entonces con-/16trata para proveer a Paris de harina. Miranda fue absuelto./17 Pocos días después de puesto en libertad fue a/18 verme, y a los pocos días le pagué yo su visita. Pareció/19 deseoso de satisfacerme de que él estaba independiente,/20 y que tenía dinero en poder de Turnbull y Forbes. Él/21 nada me dixo de su asunto con la vieja Catalina de Ru-/22sia, ni yo le dixe lo que sabía; pero entró en conversa-/23ción por lo que respectaba a la bahía de Nootka, y puso/24 en mis manos varias cartas de Mr. Pitt a él sobre es-/25te asunto, entre las cuales había una, que creo me dio/26 por equivocación, porque luego que la abrí y empezé a/27 leerla, puso en ella la mano y dixo. O! no es esta la car-/28ta que yo pensaba! pero como la carta era corta, presto la/29 leí toda y se la volví, sin hacerle sobre ella nota o refle-/30xión alguna./ 31 La disputa sobre la bahía de Nootka ya se había/32 ajustado, y Mr. Pitt se compromisó o ajustó con Miran-/33da por sus servicios, dándole 1 200 libras esterlinas, por-/34que este era el contenido de la carta./ 35 Ahora, si fuese cierto que Miranda ha traído// {p.70} 1consigo crédito sobre ciertas personas de Nueva York/2 para 60 U libras esterlinas, no es difícil suponer de que parte/3 viene este crédito: porque la abertura de qualesquiera pro-/4posiciones entre Pitt, y Miranda ya estaba hecha desde el/5 asunto de la bahía de Nootka./ 6 Miranda estaba en Paris cuando llegó allí Mr./7 Monroe como Ministro; y como Miranda procuraba 8 tener/ conocimiento con él, yo precaucioné a Mr. Monroe sobre/9 él, y le informé del asunto de la bahía de Nootka./ 10 Queda V. en libertad de hacer el uso que quiera/11 de esta carta, y con mi nombre en ella. Tomas Payne./
CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 87-104 ISSN 2218-0761
TRADICIONES JURÍDICAS Y TRADICIONES TEXTUALES DE LAS LEYES MEXICANAS (SIGLOS XVI AL XXI) LEGAL AND TEXTUAL TRADITIONS OF MEXICAN LAWS (16th TO 21st CENTURIES) MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP1 El Colegio de México mvazquez@colmex.mx
Se identifican tres tradiciones jurídicas en la historia de las leyes mexicanas de los siglos XVI al XXI (derecho indiano, codificación y leyes especiales) y se propone la hipótesis de que, aunque cada una de ellas ha generado leyes con configuraciones textuales particulares, éstas repiten formas lingüísticas históricamente fijadas; por lo tanto, los cambios textuales no son abruptos. El estudio se basa en el proceso de escritura de discursos en el marco de la teoría de las tradiciones discursivas y en la comparación de modelos textuales. Se analiza la tradición jurídica según criterios lingüístico-descriptivos y pragmáticos. En la comparación se identifican dos tradiciones textuales: el derecho indiano y la codificación; la configuración textual de las leyes especiales, en cambio, corresponde a la codificación. Las diferencias entre una y otra son tan solo de orden semántico. Se demuestra que los cambios jurídicos no son paralelos a los de las tradiciones textuales. Palabras clave: tradiciones textuales, tradiciones jurídicas en México, proceso de generación discursiva, tradiciones discursivas. Three legal traditions in the history of Mexican law are characterized (laws of the Indies, codification and special laws). I propose the hypothesis that, although each of them has generated particular text configurations for the laws, legal texts repeat linguistic forms historically established; therefore, textual changes are gradual. The study is based on the discourse generation process postulate of the theory of discursive traditions. Text models of each legal tradition are compared, according to linguistic-descriptive and pragmatic criteria. The results show that only two textual traditions may be characterized: the Indies-Castilian and codification traditions; whereas the text configuration of the special laws is the same as the codification one. The differences are only of semantic order. It is shown that legal changes are not parallel to those of textual traditions. Keywords: textual traditions, legal traditions in México, discourse generation process, discursive traditions. 1
Agradezco el apoyo de la Alexander von Humboldt Stiftung para llevar a cabo esta investigación durante 2012 en el Seminario de Romanística de la Universidad Eberhard Karls de Tubinga; de este Seminario, a Johannes Kabatek y a sus demás miembros por la acogida e interlocución en este espacio académico. Agradezco, también, a los historiadores del derecho María del Refugio González y Jaime del Arenal Fenochio sus valiosas enseñanzas y orientaciones acerca de este tema. El presente artículo es un complemento de otro (Vázquez Laslop, en preparación).
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0.
INTRODUCCIÓN
T
rabajar con corpus textuales a la luz del concepto de las tradiciones discursivas (SchliebenLange 1983, Koch 1997, Oesterreicher 1997, Koch y Oesterreicher 2011, entre otros) implica tomar conciencia de que éstas son tradiciones culturales; por lo tanto, que forman parte de constelaciones sociales, históricas, etc., cuya función corresponde cumplir con fines comunicativos determinados. Este artículo se inscribe en esta línea de investigación, particularmente, en la relación que guardan ciertas tradiciones jurídicas con determinadas tradiciones textuales en la expresión de las leyes. Me propongo demostrar que las innovaciones o cambios en unas y otras tradiciones culturales (i. e., jurídicas y textuales), a pesar de ir entrelazados, no provocan, necesariamente, cambios sustantivos en sus estructuras, de manera sincronizada. En otras palabras, que los tiempos del cambio en cada uno de estos ámbitos del saber (culturales) siguen sus propias reglas y ritmos. De hecho, cuando se trata del mundo jurídico, estereotípicamente conservador, observo que los cambios de las ideas jurídicas son, con todo, más rápidos que los cambios en las estructuras textuales de las leyes, cuando menos, en el periodo del que aquí me ocupo. Para demostrar esta idea, comparo los cánones textuales de las disposiciones legislativas del derecho indiano con aquellas del periodo de la formación de los estados nacionales en Hispanoamérica (siglo XIX) y con las del periodo reciente (siglos XX y XXI), en tanto naciones consolidadas republicanas, con ejemplos de leyes mexicanas. Se observará que los cambios ideológicos en el ámbito jurídico no dan lugar drásticamente a cambios en las estructuras textuales, sino que cada nuevo paradigma jurídico repite elementos lingüísticos de paradigmas anteriores y los combina con otros innovadores, sin necesariamente dar lugar a tradiciones textuales radicalmente diferentes. En la segunda sección caracterizo brevemente los tres paradigmas jurídicos en cuestión, a partir de un estudio paralelo a éste (Vázquez Laslop, en preparación). En la tercera sección expongo el postulado que fundamenta el estudio: el del proceso de generación discursiva de la teoría de las tradiciones discursivas. En la cuarta parte establezco los parámetros textuales, sintácticos, semánticos y pragmáticos para la comparación de los modelos textuales de las tradiciones jurídicas, los cuales aplico en la quinta sección a tres textos de cada tradición jurídica. En la sexta parte destaco las formas lingüísticas y las formas expresivas que se repiten en las leyes mexicanas desde el derecho indiano hasta las leyes especiales del siglo XXI. Concluyo con una breve reflexión acerca de la funcionalidad del postulado del proceso de generación discursiva en el análisis del paralelismo o las divergencias entre las tradiciones jurídicas y las tradiciones textuales.
1.
TRES PARADIGMAS JURÍDICOS
Los estados hispanoamericanos han sido espacios privilegiados para experimentar nuevas fórmulas jurídicas en la organización de sistemas legislativos. En el siglo XVI, por ejemplo, los reyes católicos, más que "trasplantar" el orden jurídico castellano a las nuevas tierras conquistadas, procuraron adaptar lo existente a situaciones hasta entonces desconocidas, a regiones y culturas muy diversas (García Gallo 1972: 169). El resultado de la nueva legislación fue un conjunto de disposiciones casuísticas y locales con características textuales propias, aunque no tan alejadas de los cánones del ius commune. Este cuerpo jurídico se identifica como derecho indiano. En el siglo XIX, a partir de las independencias americanas, los nuevos estados se
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constituyeron bajo los principios del iusnaturalismo racionalista, los ideales de la Revolución francesa y del constitucionalismo gaditano, entre otros. El ideal legislativo para las nuevas disposiciones nacionales del siglo XIX giró en torno a la constitución escrita para el derecho público, y de códigos organizados por materia jurídica, para el derecho privado, según el modelo del Code Napoléon (1807; antes, Código civil de los franceses de 1804). Se trata del paradigma de la codificación. En el periodo de las entreguerras del siglo XX, Natalino Irti (1992 [1978]) identificó un nuevo fenómeno en la generación de las leyes italianas: la producción en aumento de leyes especiales y excepcionales que ya no dependían del Código civil, sino directamente de la Constitución, un proceso que, de seguir con esa tendencia, terminaría convirtiendo al Código en una mera ley residual sin capacidad centrífuga. Por ello la llamó la era de la descodificación que, de acuerdo con algunos juristas, se ha manifestado también en algunas sociedades hispanoamericanas y se ha extendido hasta el siglo XXI (cf. Vázquez Laslop, en preparación). Con todo, los tres paradigmas jurídicos –el derecho indiano, la codificación y la descodificación– forman parte de la tradición jurídica occidental, que Juan Pablo Pampillo Baliño define de la siguiente manera: aquella cuyo sustrato es la jurisprudencia romana, cuyo origen y conformación se encuentra en el ius commune europeo y cuyo desarrollo actual se debe, primordialmente, a la difusión de la obra codificadora que surge hacia la Edad Media y que ha venido evolucionando a partir de la sucesión de diversas dogmáticas y metodologías jurídicas, encontrándose en la actualidad en un periodo de crisis (Pampillo Baliño 2008: 33-34)
El derecho indiano fue, en gran parte, consuetudinario (Altamira 1946-1948). El derecho, entonces, no era un conjunto rígido de leyes, con reglas precisas de aplicación, sino un enorme cuerpo de preceptos de diversa índole que se invocaban según las circunstancias de cada caso. El derecho indiano era, además, persuasivo y argumentativo. En cuanto a la generación de las disposiciones normativas, de acuerdo con Tau Anzoátegui (2010), la ley pasaba por dos fases entrelazadas para su elaboración; el consejo y la deliberación, las cuales se cerraban con la motivación. En la elaboración de los cuerpos legislativos, tales como la Recopilación de las Leyes de Indias, no se omitía la fase de deliberación (Tau Anzoátegui 2010: 164-166). Sin embargo, ya desde el siglo XVI, lo que motivó de la decisión no sólo se justificaba con amplitud, sino que se constituía como la parte más importante de la disposición. La tradición codificadora del siglo XVIII dio un vuelco a este modo de concebir el derecho. Lo que es más, dado el racionalismo exagerado, se llegó a creer que era posible negar la historia, que generaba dudas y ambigüedades para las decisiones jurídicas; por lo tanto, entre los principales objetivos de la codificación estaban los siguientes: primero, abolir todo el derecho previo. Segundo, deshacerse de los jueces que, hasta entonces, habían favorecido con sus decisiones el orden feudal. A partir de la publicación en Francia del Código civil, el juez sólo sería un intérprete mecanizado de la ley. Tercero, los nuevos ordenamientos debían ser códigos comprensibles para el ciudadano de a pie. En la Francia de Napoleón, el Código civil habría de ser un libro comprensible para cualquier ciudadano y, dada su perfección, no tendría por qué modificarse en adelante (Merryman y Pérez-Perdomo 2007: 20-26 y 29). Desde el punto de vista técnico-jurídico, codificar significaba ahora ya no “compilar”, como hasta el siglo XVIII (Guzmán Brito 1984: 138-139; González 1988: 71), en el periodo del derecho indiano, sino tamizar un conjunto de disposiciones por materia jurídica y ordenarlas racionalmente de manera articulada, con una pretensión de totalidad absoluta. Francisco Tomás
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y Valiente caracteriza este tipo de códigos de la siguiente manera: “una ley de contenido homogéneo por razón de la materia, que de manera sistemática y articulada, expresada en un lenguaje preciso, regula todos los problemas de la materia unitariamente acotada” (1981: 465; cfr. Guzmán Brito 1984: 139). El Código Napoleón (1807) se constituyó como el parteaguas entre la tradición del derecho común o medieval y la Ilustración. En él el individuo se convierte en el sujeto activo de las normas, poseedor por naturaleza de derechos cuyo ejercicio debe garantizar el Estado. El resultado es que la ley, como tal, se volvió todopoderosa en varios sentidos. Desde el punto de vista doctrinal del derecho, la ley se elevó a la categoría de dogma, desplazando todas las demás fuentes del derecho. Desde el punto de vista político, los colegios legislativos y las leyes quedaron por encima del poder judicial y de toda la jurisprudencia. En palabras de Paolo Grossi (2004), se cayó en un "absolutismo jurídico" y en un "panlegalismo". Para Pampillo Baliño la tradición jurídica occidental entró en un periodo de crisis desde la segunda mitad del sigo XX, que responde, en parte, a otra de mayor envergadura: la de la soberanía de los estados-nación ante los fenómenos de globalización y los nuevos localismos (2009: 351; 2012: 3). Dentro de esta situación de carácter político, social, económico y cultural, Pampillo Baliño ubica el proceso de descodificación de los códigos de origen decimonónico como parte de las “postrimerías del positivismo jurídico y los albores de una nueva dogmática jurídica global” (Pampillo Baliño 2012: 3). De acuerdo con Irti, los códigos del modelo napoleónico están perdiendo ya su capacidad central, pues han comenzado a proliferar leyes especiales y excepcionales más allá de estos ordenamientos jurídicos, lo que indica que está en curso una nueva fase a la que Irti ha llamado “la edad de la descodificación” (1992) 2. Los efectos que Irti vislumbra de esta transformación son de diversa índole. Los juristas destacan de ellos la multiplicación de micro-sistemas jurídicos, que rompen con la configuración piramidal del derecho positivo. Las leyes especiales y excepcionales que organizan tales micro-sistemas con un núcleo y lógica propios ya no dependen directamente de los códigos, sino de la Constitución. Así que el mundo monocéntrico de los códigos, se transforma en un sistema jurídico centrífugo y policéntrico (Irti 1992: 40). Además, los micro-sistemas legales ya no surgen de los poderes estatales, sino que provienen de intereses de grupo y de negociaciones contractuales (por ejemplo entre sindicatos gremiales, grupos minoritarios, órganos patronales, etc., y las autoridades estatales), lo que refuerza la transformación de leyes de generales y abstractas a concretas e individuales (1992: 30). En cuanto a los códigos, éstos dejan de cumplir con su función de derecho general para pasar a ser meras leyes residuales (1992: 33), lo cual, para Irti, es ya un proceso irreversible (1992: 38).
2.
EL POSTULADO DEL PROCESO DE GENERACIÓN DISCURSIVA
Aunque es posible identificar tradiciones jurídicas particulares en el mundo hispanoamericano dentro del paradigma occidental, tales como el derecho indiano, la codificación y la descodificación, cabe preguntarse si, paralela o correlativamente se han desarrollado tradiciones textuales propias de las leyes de cada una de ellas, que se configuran como modelos textuales 2
En su reflexión, Irti se refería solo a la situación de los códigos italianos, principalmente, el civil. Sin embargo, su idea se ha extendido a otras latitudes; por lo menos, al resto de la Europa continental y a Sudamérica (cf. las reflexiones de Guzmán Brito 1993, quien tiene sus reservas acerca del caso de Chile). En México, son pocos los que se han referido a este fenómeno, pero para algunos juristas hay indicadores de esta tendencia en el derecho laboral, que dejó de ser regulado por el Código civil (Acosta Romero 1990); el Código de comercio es ya residual (Pampillo Baliño 2009), y hay áreas nunca codificadas por el Poder legislativo y fuera de control, como la legislación del derecho administrativo (Acosta Romero 1989).
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innovadores y distintos unos de otros. La predicción desde la teoría de las tradiciones discursivas es que los cambios históricos no se generarían de manera abrupta, mucho menos, en un ámbito comunicativo altamente institucionalizado. Según como expresa Raymund Wilhelm el "postulado del proceso de generación" discursiva (Generizitätspostulat), "ningún texto o discurso puede producirse o recibirse fuera de una tradición discursiva establecida" (2001: 470; mi traducción) 3 . Esto significa que los elementos nuevos, que pueden encontrarse en las realizaciones concretas de discursos individuales, bien pueden llegar a transformar ciertas reglas de una tradición discursiva dada, por procesos de adaptación y acomodación cognoscitiva 4 , respecto de la tradición o tradiciones existentes, entendidas como esquemas de conocimiento. Una tradición discursiva –de acuerdo con Johannes Kabatek (2005: 157-159)– implica una serie de repeticiones de determinadas combinaciones de elementos lingüísticos en textos a lo largo del tiempo, evocados por situaciones o actos de enunciación determinados. Entendemos por Tradición discursiva […] la repetición de un texto o de una forma textual o de una manera particular de escribir o de hablar que adquiere valor de signo propio (por lo tanto es significable). Se puede formar en relación con cualquier finalidad de expresión o con cualquier elemento de contenido cuya repetición establece un lazo entre actualización y tradición, es decir, cualquier relación que se puede establecer semióticamente entre dos elementos de tradición (actos de enunciación o elementos referenciales) que evocan una determinada forma textual o determinados elementos lingüísticos empleados (Kabatek 2005: 159).
El concepto de tradición, por definición, en efecto, implica repetición y continuidad. No obstante, es necesario explicar de qué manera se llevan a cabo los cambios históricos y cómo se incorporan las variaciones propias de todo fenómeno de enunciación a los moldes textuales existentes y que terminan dando lugar a nuevas configuraciones o patrones discursivos. Para ello, Peter Koch se vale del concepto de parecidos de familia de Ludwig Wittgenstein (Koch 1997: 60). Tal como es propio del postulado del proceso de generación discursiva, Koch sostiene que las nuevas tradiciones no surgen ex nihilo, sino que se conforman a partir de algo dado. De tal manera que los elementos conservadores se mantendrán en los textos, conviviendo con los elementos innovadores, en la medida en que se sigan cumpliendo fines comunicativos determinados (1997: 64). Una manera de representar este dinamismo se muestra en el esquema 1, donde las letras corresponden a rasgos de géneros textuales y cada renglón a expresiones de subtipos de tales géneros que se desenvuelven a lo largo del tiempo “t”. Como se observa, cada expresión conserva algunos rasgos de otras anteriores, pero añade otros nuevos, de tal manera que si comparamos la primera expresión, ABCD, ya no guarda relación con la última, EFGH. ABCD BCDE CDEF DEFG EFGH ………. T Esquema 1. Parecidos de familia entre tipos textuales a lo largo del tiempo (Koch 1997: 60) 3
"Das Generizitätspostulat besagt, daß kein Text oder Diskurs 'außerhalb' einer etablierten Diskurstradition produziert und rezipiert werden kann". 4 Es como sugiere Wulf Oesterreicher (1997: 31) explicar los procesos de transformación de las tradiciones discursivas, basados en la teoría del desarrollo cognoscitivo de Jean Piaget.
92
Aplicada esta idea al paso de la generación de las leyes de tradición indiana a la de la tradición codificadora, se esperaría que las configuraciones textuales de la segunda no se desprendieran del todo del molde de la primera. En principio, respecto del derecho de corte medieval, el paradigma jurídico codificador estableció un nuevo modo de formular las leyes, de expresarlas en textos articulados y de sistematizar el derecho público y privado frente al modo argumentativo. No obstante, los textos de las leyes codificadas en Hispanoamérica, como veremos, adoptaron algunos elementos de la configuración textual de las disposiciones legislativas del derecho indiano. Dedico la siguiente sección a este tema.
3.
LOS PARÁMETROS LINGÜÍSTICO-DESCRIPTIVO Y PRAGMÁTICO PARA LA COMPARACIÓN DE LOS TEXTOS LEGISLATIVOS
En exploraciones previas de algunos rasgos lingüísticos de las leyes mexicanas entre 1821 y 1847 (Vázquez Laslop 2011, 2012a y 2012b) he observado que el cambio textual de la tradición indiana a la codificadora no se dio de manera abrupta. Respecto de la composición textual del total de disposiciones legislativas recopiladas en Dublán y Lozano (1876-1904) durante ese periodo, junto con las publicadas en la Gaceta imperial de México (1822-1823) no incluidas en aquella –en su conjunto, 2747–, las leyes articuladas sólo superaron el 40% en los periodos republicanos más liberales; el 60% restante y en los demás periodos son disposiciones que siguieron incluyendo secciones argumentadas. Esto es ya un indicador de que el modelo codificador no se aplicó por completo sino hasta ya bien avanzado el siglo XIX. Además de las tendencias de ocurrencia de algunos elementos gramaticales en las leyes asociados a la tradición indiana o a la codificadora de las que doy cuenta en tales exploraciones, propongo aquí una caracterización cualitativa de las configuraciones textuales típicas de las tradiciones jurídicas del derecho indiano, de la codificación y, si acaso, de la descodificación. Establezco los siguientes parámetros lingüísticos para la comparación de las provisiones del derecho indiano, de los códigos por materia formulados desde el siglo XIX y de las leyes especiales de los siglos XX y XXI: por un lado, un parámetro lingüístico descriptivo, que incluye categorías textuales, sintácticas, gramaticales y semánticas; por otro, un parámetro pragmático que incluye categorías discursivas, ilocutivas, de participantes jurídicos y de anclaje del texto en la situación discursiva. Para configurar los tipos textuales legislativos de cada tradición, trato las categorías lingüísticas descriptivas como síntomas de las categorías pragmáticas, en un arreglo de cruce de factores, como se verá en la siguiente sección. Antes, especifico las categorías descriptivas y pragmáticas. Categorías lingüístico-descriptivas: 1) La integración sintáctica entre las diversas secciones del texto, i. e., si se presentan o no marcadores discursivos o, incluso, elementos coordinantes o subordinantes de tipo oracional para concatenar las partes textuales. 2) El modo discursivo de la parte sustantiva de la disposición legislativa (en la que se emite la normatividad principal), i. e., si es argumentativo, narrativo, apelativo, designativo o mostrativo, principalmente. 3) La complejidad sintáctica al interior de las partes que conforman el texto, sobre todo, si es simple, coordinante o subordinante. 4) La persona gramatical, i. e., si predominan la primera y segunda personas frente a la tercera o viceversa.
93
5) La voz gramatical, i. e., si se favorece el uso de la voz activa o de la pasiva. 6) El tipo semántico del predicado que corresponde a la parte nuclear del acto normativo principal, i. e., si es o no directivo, principalmente. Reviso la manifestación de las categorías lingüísticas descriptivas pertinentes según las siguientes categorías pragmáticas: 1) 2) 3) 4) 5)
La estructura textual. La deliberación o exposición de los motivos de la ley. Los participantes deónticos, i. e., la fuente de autoridad y el destinatario normativo. La ilocutividad del acto deóntico o normativo principal. El anclaje en la situación comunicativa.
4.
LA CARACTERIZACIÓN DE LOS MODELOS TEXTUALES DEL DERECHO INDIANO, LA CODIFICACIÓN Y LA DESCODIFICACIÓN De acuerdo con Alfonso García Gallo (1972: 230-249), la forma general de las provisiones reales, cartas o cartas de provisión indianas –las de mayor importancia y, por lo tanto, que fue canónica para otro tipo de disposiciones–era la siguiente (cf. Real Díaz 1970): 1) Las cláusulas iniciales a) La intitulación o dictado; es la suscripción, en la que se expresa quién otorga el documento, i. e., el monarca. b) La dirección, i. e., la indicación de aquellos a quienes se dirige la disposición. Cuando la dirección es un particular, ésta se funde con la exposición. c) La salutación, una fórmula breve, que suele aparecer ligada a la dirección. 2) El texto o parte sustantiva a) Notificación (Sépades o Sabed), pero a veces se omite. b) Exposición, que ocupa la mayor parte del texto. c) Cláusula de acuerdo o acordada, que suele ir ligada a la exposición. d) La decisión, que suele aparecer “ligada en su redacción al acuerdo, del que aparece como lógica consecuencia” (García Gallo 1972: 239). 3) Las cláusulas finales, que son variables, pero pueden distinguirse: a) el requerimiento para que se cumpla la disposición b) la cláusula que ordena la publicación de la disposición; c) la cláusula que establece penas a los infractores; d) la data, y e) las suscripciones. Como ejemplo de esta forma textual, tomo de una provisión de 1529 extractos de las partes identificadas por García Gallo y destaco en cursivas y con subrayado los incisos 1a-b), 2a), 3b), d) y e), que retomaré en el sexto apartado con fines comparativos:
94
Proviſion que manda, que no puedan jugar en las Indias fatores de mercaderes a ningunos juegos en que intervenga dineros, ni otra coſa alguna de intereſſe. [1a] Don Carlos &c. [1b] A vos los nueſtros Preſidentes y oidores de las nueſtras audiencias y Chancillerias Reales, que reſidis en las ciudades de Tenuiſtitan Mexico de la nueua Eſpaña, y ſanto Domingo de la isla Eſpañola, y Panamà de la prouincia de Tierrafirme, y a otras qualeſquier nueſtras juſticias dellas y de las nueſtras Indias, islas, y tierrafirme del mas Oceano, y a cada vno y qualquier de vos en vueſtros lugares y juridiciones, a quien eſta nueſtra carta fuere moſtrada, o ſu traslado ſignado de eſcribano publico. [2a] Sabed, [2b] que Alonſo Ylleſcas, y Hernan Perez de Xara […] vecinos de la ciudad de Seuilla, por ſi y en nombre de la Vniuerſidad de los mercaderes de la dicha ciudad, y de los tratantes en las nueſtras Indias, nos han hecho relacion, que en eſſas partes muchos fatores de mercaderes deſtos Reynos juegan a naypes y dados y otros juegos, y acaece perder ſus haziendas, […] de lo que ſe ſiguen grandes daños, […] y nos ſuplicaron prohibieſſemos y defendieſſemos, que de aqui adelante ninguno ni algunos de los dichos fatores jugaſſen en eſſas partes a ninguna manera de juego, donde intervinieſſe dineros, ni joyas, ni ropas […]. [2c] Y viſto por los de nueſtro conſejo de las Indias, acatando los daños e inconuenientes que haſta aqui ſe hā ſeguido, de haber jugado dichos fatores, fue acordado que deuiamos mandar dar eſta nueſtra carta en la dicha razón, y nos tuuimoslo por bien, [2d] por ende por la preſente prohibimos y defendemos, que ahora ni de aqui adelante en ningun tiempo ningū fator de mercader pueda jugar ni juegue en eſſas partes a naypes, ni a dados, ni a otros ningunos juegos donde interuenga dineros, […]: [3c] y mandamos q- la perſona o perſonas que jugaren con alguno de los dichos fatores, ſea obligado de boluer y buelua lo que ganare con el doblo […], [3a] y mādamos a vos las dichas juſticias, que tengays cuydado del cumplimiento y execucion de lo en eſto nueſtra carta contenido: [3b] y porque eſto sea notorio, y ninguno dello pueda pretender ignorancia, mandamos que eſta mi cedula ſea pregonada por pregonero, y ante eſcriuano publico en todas las ciudades, villas y lugares de la dicha nueua Eſpaña. [3d] Fecha en Toledo a veintiquatro días del mes de Agoſto de mil y quinientos y veyntinueue años [3e] Yo la Reyna. Por mandado de ſu Mageſtad Iuan Vazquez de Molina, ſeñalada de los del Conſejo (Encinas 1945 [1596], Libro segundo: pp. 27-28).
Identifico en el cuadro 1 algunos rasgos sintácticos y semánticos del modelo textual indiano, de acuerdo con el parámetro pragmático descrito en la sección anterior. En el cuadro, las categorías pragmáticas corresponden a las columnas: la estructura textual, la integración de la deliberación en la disposición legal, la identificación de los participantes deónticos (i. e., la fuente y el destinatario normativos), la expresión si realizativa (ilocutiva) o no de la decisión normativa y el tipo de anclaje a lo largo del texto, pero, sobre todo, en la expresión de la decisión normativa. Los rasgos sintácticos, gramaticales y semánticos indican las formas de realización lingüística según los criterios pragmáticos. En el cuadro, desde luego, solo represento generalidades de las provisiones indianas, como la del ejemplo arriba citado, pues existen variaciones en el universo amplísimo de disposiciones que forman parte del corpus jurídico indiano.
95
Estructura textual
Deliberación
Participantes deónticos
Ilocutividad
Anclaje
Integración sintáctica
Alta entre todas sus partes
Alta, entre la exposición y la decisión
Baja, entre fuente y destinatarios
Alta con la exposición, de la que es consecuencia, y con las cláusulas finales
NA
Modo discursivo (parte sustantiva)
Argumentativo y narrativo
Argumentativa y narrativa
Apelativo
Argumentativo
Deíctico y referencial específico
Complejidad sintáctica
Subordin-ción y coordinación
Subordinación y coordinación
Enumeración, subordina-ción relativa
Verbos simples coordinados
Coordinación y subordinación relativa
Persona
NA
1y3
1, 2 y 3
1
1, 2 y 3
Tiempo
NA
Perfecto, presente y pretérito
Prospectivo
Presente
Factual: retrospectivo y presente
Voz
NA
Activa
Activa y pasiva
Activa
Factual: activa
Predicado
NA
Directivos y no directivos
Atributivos y locativos
Directivos
NA
Cuadro 1. Rasgos sintácticos y semánticos por criterios pragmáticos (provisiones indianas)
Como decía, aunque los rasgos aquí descritos eran propios de las provisiones reales, estas eran el modelo textual para otras disposiciones indianas, tales como las cédulas reales y ordenanzas reales. En cuanto a las instrucciones, estas, en realidad, se organizaban a modo de reglamentos, más o menos como los conocemos ahora. (De hecho, su articulado es similar al del modelo de la tradición codificadora, que reviso enseguida, pero no forman parte de ella, puesto que una tradición jurídica no se limita a una cuestión de formas textuales; cf. Merryman y Pérez Perdomo 2007: 25). La tradición codificadora se caracteriza por el arreglo sistemático articulado de la materia jurídica, que correspondería en la estructura textual indiana a la parte sustantiva. De tal manera que frente a las complejas disposiciones argumentadas del derecho indiano, en las que la
5
"A legal tradition, as the term implies, is not a set of rules of law about contracts, corporations, and crimes, although such rules will almost always be in some sense a reflection of that tradition. Rather it is a set of deeply rooted, historically conditioned attitudes about the nature of law, about the role of law in the society and the polity, about the proper organization and operation of a legal system, and about the way law is or should be made, applied, studied, perfected, and taught. The legal tradition relates the legal system to the culture of which it is a partial expression. It puts the legal system into cultural perspective".
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exposición de motivos iba sintácticamente ligada al acto realizativo directivo 6 –en la provisión real supra, [2d] por ende por la preſente prohibimos y defendemos, que […]–, en los códigos ya no aparece la exposición de motivos, y el acto directivo, ya no realizativo, se disgrega artículo por artículo a lo largo de toda la disposición. La estructura de la parte sustantiva dispositiva o decisiva de los códigos –[2d]– se organiza en libros, partes (cuando es el caso), títulos, capítulos, artículos, párrafos, fracciones (indicadas con numerales romanos) e incisos (indicados con letras). Obsérvense estas partes en el Código civil mexicano, puesto en vigencia en 1928, el cual reproduce, en gran parte, a su antecesor de 1870 (Cruz Barney 2004: 717): CÓDIGO CIVIL FEDERAL Nuevo Código publicado en el Diario Oficial de la Federación en cuatro partes los días 26 de mayo, 14 de julio, 3 y 31 de agosto de 1928 TEXTO VIGENTE Última reforma publicada DOF 09-04-2012 El C. Presidente Constitucional de la República se ha servido dirigirme el decreto que sigue: [1a] PLUTARCO ELIAS CALLES, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes, [2a] sabed: [2b] Que en uso de la facultad que ha tenido a bien conferirme el H. Congreso de la Unión por Decretos de 7 de enero y de 6 de diciembre de 1926 y de 3 de enero de 1928, expido el siguiente [2d] CÓDIGO CIVIL FEDERAL Disposiciones Preliminares Artículo 1o.- Las disposiciones de este Código regirán en toda la República en asuntos del orden federal. Artículo 2o.- La capacidad jurídica es igual para el hombre y la mujer; en consecuencia, la mujer no queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y ejercicio de sus derechos civiles. Artículo 3o.- Las leyes, reglamentos, circulares o cualesquiera otras disposiciones de observancia general, obligan y surten sus efectos tres días después de su publicación en el Periódico Oficial. En los lugares distintos del en que se publique el Periódico Oficial, para que las leyes, reglamentos, etc., se reputen publicados y sean obligatorios, se necesita que además del plazo que fija el párrafo anterior, transcurra un día más por cada cuarenta kilómetros de distancia o fracción que exceda de la mitad. Artículo 4o.- Si la ley, reglamento, circular o disposición de observancia general, fija el día en que debe comenzar a regir, obliga desde ese día, con tal de que su publicación haya sido anterior. Artículo 5o.- A ninguna ley ni disposición gubernativa se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. Artículo 6o.- La voluntad de los particulares no puede eximir de la observancia de la ley, ni alterarla o modificarla. Sólo pueden renunciarse los derechos privados que no afecten directamente al interés público, cuando la renuncia no perjudique derechos de tercero. [...] LIBRO CUARTO. DE LAS OBLIGACIONES. […] PARTE SEGUNDA. DE LAS DIVERSAS ESPECIES DE CONTRATOS. […] TÍTULO SEGUNDO. DEL REGISTRO PÚBLICO. […] CAPÍTULO III. DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD INMUEBLE Y DE LOS TITULOS INSCRIBIBLES Y ANOTABLES. DE LA INMATRICULACIÓN
6
El cual, como en el derecho castellano, se expresaba con las fórmulas (Yo, el rey,) mando y ordeno –para autoridades administrativas– y ruego y encargo –para autoridades eclesiásticas (Muro Orejón 1989: 41 y ss.).
97 […] INMATRICULACION POR RESOLUCION ADMINISTRATIVA Artículo 3052. Quien se encuentre en el caso del inciso d), de la fracción II del artículo 3046, podrá ocurrir directamente ante el Registro Público de la Propiedad para acreditar que ha operado la prescripción conforme al siguiente procedimiento: I. El interesado presentará solicitud que exprese: a) Su nombre completo y domicilio; b) La ubicación precisa del bien, su superficie, colindancias y medidas; c) La fecha y causa de su posesión, que consiste en el hecho o acto generador de la misma; d) Que la posesión que invoca es de buena fe; e) El nombre y domicilio de la persona de quien la obtuvo el peticionario, en su caso, y los del causante de aquélla si fuere conocido; y f) El nombre y domicilio de los colindantes. II. A la solicitud a que se refiere la fracción anterior, el interesado deberá acompañar: a) El documento con el que se acredita el origen de la posesión, si tal documento existe; b) Un plano autorizado por ingeniero titulado en el que se identifique en forma indubitable el inmueble; y c) Constancias relativas al estado catastral y predial del inmueble, si existieren. III. Recibida la solicitud el Director del Registro Público de la Propiedad la hará del conocimiento, por correo certificado y con acuse de recibo, de la persona de quien se obtuvo la posesión y de su causante, si fuere conocido, así como de los colindantes, señalándoles un plazo de nueve días hábiles para que manifiesten lo que a sus derechos convenga. El Director del Registro Público de la Propiedad, además, mandará publicar edictos para notificar a las personas que pudieren considerarse perjudicadas, a costa del interesado por una sola vez en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito Federal, y en un periódico de los de mayor circulación, si se tratare de bienes inmuebles urbanos. Si los predios fueren rústicos, se publicarán además por una sola vez en el Diario Oficial de la Federación: IV. Si existiere oposición de las personas mencionadas en la fracción anterior, el Director del Registro Público dará por terminado el procedimiento, a efecto de que la controversia sea resuelta por el Juez competente; V. Si no existiere oposición, el Director del Registro Público señalará día y hora para una audiencia, en la cual el solicitante deberá probar su posesión, en concepto de propietario y por el tiempo exigido por este Código para prescribir, por medios que le produzcan convicción, entre los cuales será indispensable el testimonio de tres testigos que sean vecinos del inmueble cuya inmatriculación se solicita. El Director del Registro Público podrá ampliar el examen de los testigos con las preguntas que estime pertinentes para asegurarse de la veracidad de su dicho; y VI. La resolución administrativa del Director del Registro Público de la Propiedad será dictada dentro de los ocho días siguientes a la celebración de la audiencia a que se refiere la fracción anterior, concediendo o denegando la inmatriculación y declarando en el primer caso que el poseedor ha hecho constar los antecedentes y circunstancias que conforme a éste Código se requieren para adquirir por virtud de la prescripción; dicha resolución deberá expresar los fundamentos en que se apoya. Artículo 3053. Quien se encuentre en el caso del inciso e) de la fracción II del artículo 3046, podrá ocurrir directamente ante el Registro Público de la Propiedad para acreditar la posesión de un inmueble, apta para prescribirlo, conforme al procedimiento establecido en el artículo anterior, con excepción de que en la audiencia a que se refiere su fracción V, el solicitante deberá probar su posesión presente, por los medios que produzcan convicción al Director del Registro Público, entre los cuales será indispensable el testimonio de tres testigos que sean vecinos del inmueble cuya inmatriculación se solicita. [...] [3b] Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. [3d] Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo Federal, en México, a los treinta días del mes de agosto de mil novecientos veintiocho. - [3e] P. Elías Calles.- Rúbrica.- El Secretario de Estado y del Despacho de Gobernación, Emilio Portes Gil.- Rúbrica.- Al C. Lic. Emilio Portes Gil, Secretario de Estado y del Despacho de Gobernación.- Presente. Lo comunico a usted para su publicación y demás fines.- Sufragio Efectivo. No Reelección. México, a 30 de agosto de 1928. - El Secretario de Estado y del Despacho de Gobernación, Emilio Portes Gil.-Rúbrica.
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Destaco en el cuadro 2 rasgos sintácticos y semánticos de la tradición textual codificadora según los criterios pragmáticos, a partir del Código civil mexicano de 1928. Estructura textual
Deliberación
Participantes deónticos
Ilocutividad
Anclaje
Junción sintáctica
Baja, entre intitulación, dirección y notificación.
Baja, entre la notificación y la justificación de las facultades de la fuente deóntica
Baja, entre fuente y destinatarios
En la notificación y en las cláusulas finales
NA
Modo discursivo
Articulado, prescriptivo
Argumentativa
Apelativo
Prescriptivo
Referencia genérica
Complejidad sintáctica
Subordinación y ninguna
Subordinación
Complemento indirecto
Verbos simples y perífrasis modales; posible coordinación al interior de cada artículo
Complementos nominales y subordinación
Persona
NA
1y3
1, 2 y 3
3
3
Tiempo
NA
Presente y perfecto
Prospectivo
Presente y futuro
Prescriptivo: prospectivo
Voz
NA
Activa
Activa
Activa, pasiva, impersonal
---------
Predicado
NA
Directivo en locución verbal
-----------
Verbos directivos y no directivos
---------
Cuadro 2. Rasgos sintácticos y semánticos por criterios pragmáticos (códigos)
Un ejemplo de ley especial, de esas que se constituyen como micro-sistemas y que correspondería a la tradición de la descodificación, es la siguiente. Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.- Presidencia de la República. [1a] FELIPE DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes [2a] sabed: Que el Honorable Congreso de la Unión, se ha servido dirigirme el siguiente DECRETO "EL CONGRESO GENERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, D E C R E T A : SE EXPIDE LA LEY DE FIRMA ELECTRÓNICA AVANZADA
99
Artículo Único. Se expide la Ley de Firma Electrónica Avanzada, para quedar como sigue: [2d] TÍTULO PRIMERO DISPOSICIONES GENERALES CAPÍTULO ÚNICO Artículo 1. La presente Ley es de orden e interés público y tiene por objeto regular: I. El uso de la firma electrónica avanzada en los actos previstos en esta Ley y la expedición de certificados digitales a personas físicas; II. Los servicios relacionados con la firma electrónica avanzada, y III. La homologación de la firma electrónica avanzada con las firmas electrónicas avanzadas reguladas por otros ordenamientos legales, en los términos establecidos en esta Ley. Artículo 2. Para los efectos de la presente Ley se entenderá por: I. Actos: las comunicaciones, trámites, servicios, actos jurídicos y administrativos, así como procedimientos administrativos en los cuales los particulares y los servidores públicos de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, de la Procuraduría General de la República y de las unidades administrativas de la Presidencia de la República, utilicen la firma electrónica avanzada; II. Actuaciones Electrónicas: las notificaciones, citatorios, emplazamientos, requerimientos, solicitud de informes o documentos y, en su caso, las resoluciones administrativas definitivas que se emitan en los actos a que se refiere esta Ley que sean comunicadas por medios electrónicos; III. Acuse de Recibo Electrónico: el mensaje de datos que se emite o genera a través de medios de comunicación electrónica para acreditar de manera fehaciente la fecha y hora de recepción de documentos electrónicos relacionados con los actos establecidos por esta Ley; IV. Autoridad Certificadora: las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal y los prestadores de servicios de certificación que conforme a las disposiciones jurídicas, tengan reconocida esta calidad y cuenten con la infraestructura tecnológica para la emisión, administración y registro de certificados digitales, así como para proporcionar servicios relacionados con los mismos; V. Certificado Digital: el mensaje de datos o registro que confirme el vínculo entre un firmante y la clave privada; VI. Clave Privada: los datos que el firmante genera de manera secreta y utiliza para crear su firma electrónica avanzada, a fin de lograr el vínculo entre dicha firma electrónica avanzada y el firmante; [...] TÍTULO SEGUNDO DE LA FIRMA ELECTRÓNICA AVANZADA CAPÍTULO I Del uso y validez de la firma electrónica avanzada Artículo 7. La firma electrónica avanzada podrá ser utilizada en documentos electrónicos y, en su caso, en mensajes de datos. Los documentos electrónicos y los mensajes de datos que cuenten con firma electrónica avanzada producirán los mismos efectos que los presentados con firma autógrafa y, en consecuencia, tendrán el mismo valor probatorio que las disposiciones aplicables les otorgan a éstos. Artículo 8. Para efectos del artículo 7 de esta Ley, la firma electrónica avanzada deberá cumplir con los principios rectores siguientes: I. Equivalencia Funcional: Consiste en que la firma electrónica avanzada en un documento electrónico o en su caso, en un mensaje de datos, satisface el requisito de firma del mismo modo que la firma autógrafa en los documentos impresos; II. Autenticidad: Consiste en que la firma electrónica avanzada en un documento electrónico o, en su caso, en un mensaje de datos, permite dar certeza de que el mismo ha sido emitido por el firmante
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de manera tal que su contenido le es atribuible al igual que las consecuencias jurídicas que de él deriven; [...] México, D. F., a 24 de noviembre de 2011.- Sen. Jose Gonzalez Morfin, Presidente.- Dip. Emilio Chuayffet Chemor, Presidente.- Sen. Arturo Herviz Reyes, Secretario.- Dip. Herón Escobar García, Secretario.- Rúbricas." En cumplimiento de lo dispuesto por la fracción I del Artículo 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y para su debida publicación y observancia, expido el presente Decreto en la Residencia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, Distrito Federal, a seis de enero de dos mil doce.- Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.- Rúbrica.- El Secretario de Gobernación, Alejandro Alfonso Poiré Romero.- Rúbrica. (Diario Oficial de la Federación, 11 de enero de 2012.)
Caracterizo en el cuadro 3 los rasgos sintácticos y semánticos de las leyes especiales según los criterios pragmáticos, tal como lo he hecho con la provisión real de 1529 y el Código civil mexicano de 1928. Estructura textual
Deliberación
Participantes deónticos
Ilocutividad
Anclaje
Junción sintáctica
Baja, entre intitulación, dirección y notificación.
------------
Baja, entre fuente y destinatarios
En la notificación y en las cláusulas finales
NA
Modo discursivo
Articulado, prescriptivo
-------------
Apelativo
Prescriptivo
Referencia específica y genérica
Complejidad sintáctica
Subordinación y ninguna
-------------
Complemento indirecto
Verbos simples; posible coordinación al interior de cada artículo
Complementos nominales
Persona
NA
--------------
1, 2 y 3
3
3
Tiempo
NA
--------------
Prospectivo
Presente y futuro
Prescriptivo: prospectivo
Voz
NA
--------------
Activa
Activa
---------
Predicado
NA
--------------
-----------
Verbos no directivos; predicados nominales; perífrasis modales
---------
Cuadro 3. Rasgos sintácticos y semánticos por criterios pragmáticos (descodificación: leyes especiales)
101
5.
FORMAS Y FÓRMULAS TRADICIONALES EN LAS LEYES INDIANAS, CODIFICADAS Y ESPECIALES
No es difícil observar en el Código civil mexicano de 1928 y en la Ley de la Firma Electrónica Avanzada de 2012 que se repiten no sólo algunas partes textuales de las provisiones reales indianas del siglo XVI, sino también fórmulas expresivas asociadas a cada una de dichas partes. Destaco en el cuadro 4 tales formas y fórmulas lingüísticas organizadas según las cláusulas principales de la configuración textual general de las provisiones indianas.
Derecho Indiano
Codificación
Descodificación
Intitulación
Dirección
Notificación
Don Carlos &
A vos, FFNN
Sabed, que
Deliberación
Acordada
Decisión
Final
Narración y Y visto...fue por ende y mandaargumenta- acordado por la pre- mos que... ción que... y nos sente prohi- [Data]. Yo, tuvímoslo bimos y de- la reina... por bien fendemos, [Rúbricas] que
PLUTARa sus sabed: Que en uso de la -----------CO ELIAS habitantes facultad CALLES, que ha teniPresidente do a bien Constitucio conferir-me nal de los el H. Estados Congreso Unidos de la MexicaUnión..., nos, expido...
Verbos no Por tanto, directivos mando se en presente, imprima, futuro y publique, perífrasis circule y se modales en le dé el cada debido artículo cumplimien to. Dado en... [Rúbricas]
FELIPE a sus sabed: Que DE JESÚS habitantes CALDERÓN HINOJOSA, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
En cada En artículo, cumplimien verbos no to de lo directivos dispuesto en presente por […] y futuro; expido [...] oraciones en [data] atributivas [Rúbricas]. y designativas.
-----------
-----------
Cuadro 4. Formas tradicionales en disposiciones legislativas del derecho indiano (siglos XVI-XVIII), la codificación (siglos XIX-XXI) y las leyes especiales (siglos XX-XXI)
En el nivel textual, formalmente, los textos de los códigos y de las leyes especiales reproducen las partes textuales de la tradición del derecho indiano: todos ellos tienen –retomando la terminología de García Gallo 1972 (ver § 3.2., supra)– las cláusulas iniciales de intitulación y dirección, una parte sustantiva, con cláusula de notificación y cláusulas dispositivas, y una parte final, con cláusulas de publicación o promulgación, data y suscripción.
102
En cuanto a sus realizaciones lingüísticas, salvo la cláusula de notificación (sabed), hay variaciones. Lo innovador de la tradición textual codificadora respecto de la indiana, que se estableció como una tradición de alto grado de fijación, es la forma sistemática de expresión de las cláusulas dispositivas, las propiamente directivas: tanto en los códigos y constituciones como en las leyes especiales, desde el siglo XIX hasta el siglo XXI, estas se organizan en títulos, capítulos, artículos, párrafos, fracciones e incisos. En principio, puede decirse que una innovación de los textos de las leyes especiales es que agregan terminología especializada que se define a modo de glosarios, integrados en el articulado. Por lo tanto, estas incorporaciones también dan lugar a innovaciones en la estructura textual de los artículos. A pesar de ello, la configuración textual general de las leyes especiales es prácticamente la misma que la de los códigos; de hecho, se reproducen las formas de expresión de los actos directivos, así como el tipo de complejidad sintáctica intra- y extraoracional. Desde el punto de vista de las tradiciones discursivas, donde acaso se pueden localizar las disparidades entre los códigos y las leyes especiales es –siguiendo a Wulf Oesterreicher (2011: 890)– en los tipos de referentes. Mientras las formas textuales de la tradición codificadora en las leyes especiales parecen intactas, el contenido semántico de éstas amplía sus dominios discursivos (Oesterreicher 2011: 894), que se van cimentando como parte de la tradición textual, todavía sin provocar en ella cambios radicales. Dichos dominios de sentido son, de acuerdo con Oesterreicher, mundos diferenciados de sentido que “no son de naturaleza meramente lingüístico-discursiva, sino que también incluyen formas pertenecientes a otras modalidades semióticas” (2011: p. 894), pero –lo más importante respecto de las teorías analíticas de la referencialidad– que, combinados, conforman una semiótica social manifestada en formas históricamente determinadas (2011: 894).
6.
CONCLUSIÓN
He dado por hecho que se distinguen tres tradiciones jurídicas para la formulación de las leyes en Hispanoamérica: la del derecho indiano –de base castellana y, por ende, con importantes elementos del ius commune–, la de los códigos por materia –de los que el civil se constituye como un modelo– y la de las leyes especiales independientes de los códigos por materia, lo que Natalino Irti asocia al fenómeno de la descodificación de las leyes de tradición románica. Más allá de la aceptación o la discusión acerca de esta clasificación de paradigmas jurídicos desde la historia del derecho, me he propuesto observar la configuración textual de disposiciones legislativas modelo de cada una de estas tradiciones, con el objeto de determinar si en dicha configuración se observan elementos distintivos de carácter lingüístico que sirvan para identificar tradiciones textuales diversas. A primera vista, por un lado, las leyes indianas se expresan de manera muy distinta a los códigos del derecho positivo de los siglos XIX y XX y de las leyes especiales de la última centuria; por otro lado, los códigos y las leyes especiales no parecen tener diferencias estructurales y de composición sintáctica tales que ameriten hablar de dos tradiciones textuales diferentes. No obstante, si nos atenemos a la configuración general textual de los tres modelos de leyes, descubrimos que las disposiciones articuladas –tanto los códigos como las leyes especiales– mantienen de las provisiones reales del derecho indiano algunas secciones y sus secuencias: la intitulación, la dirección, la notificación, la decisión, la data y las rúbricas. A excepción de la decisión, de hecho, se conservan las mismas fórmulas expresivas (si acaso con pocas variaciones) para introducir cada una de dichas secciones, lo cual es propio de tradiciones textuales correspondientes a instituciones conservadoras y de añeja
103
raigambre histórica. Por lo tanto, las tradiciones textuales de cada uno de los paradigmas jurídicos no son del todo distintas o ajenas entre sí, a pesar de las diferencias que se observan al interior de cada una de las secciones de los modelos textuales. Vista así, esta situación comprueba el postulado del proceso de generación discursiva de la teoría de las tradiciones discursivas, que consiste en que ningún texto surge de la nada, es decir, fuera de una tradición textual establecida (Koch 1997, Oesterreicher 1997, Wilhelm 2001). Es verdad que no se esperarían cambios históricos rápidos en el discurso jurídico, sobre todo, los que se producen en situaciones comunicativas con altos grados de formalidad, distancia y escrituralidad (Koch y Oesterreicher 2011: 10-14) como los de los modelos aquí revisados. No obstante, esta revisión puede servir para dar pautas de algunos indicadores para identificar, desde la historia del derecho, posibles periodos y tradiciones jurídicas. Aunque, en efecto, pueda hablarse de paradigmas jurídicos radicalmente distintos, éstos, sin embargo, se valen de los andamiajes de las tradiciones discursivas existentes que tardarán más en transformarse por completo que las tradiciones de otros ámbitos culturales.
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 105-119 ISSN 2218-0761
LA EVOLUCIÓN FONÉTICA Y FONOLÓGICA DEL ESPAÑOL DE PUERTO RICO: DE TOMÁS NAVARRO TOMÁS A NUESTROS DÍAS THE PHONETIC AND PHONOLOGICAL EVOLUTION OF THE SPANISH OF PUERTO RICO: FROM TOMÁS NAVARRO TOMÁS TO THE PRESENT KENNETH V. LUNA California State University, Northridge kenneth.luna@csun.edu Algunas realidades de la pronunciación puertorriqueña han cambiado desde la descripción de Tomás Navarro Tomás en 1948. En este trabajo se discuten tres /, su aspiración en coda silábica es primordialmente sonora y no obedece a las reglas de asimilación de sonoridad. Además, en lugar de aspiraciones, se dan alargamientos compensatorios ante consonantes obstruyentes sonoras. También se documenta un alófono g [ʔ] F pronunciación actual representa un sonido fricat g [ɦ] rasgos fonéticos se usará la Teoría Acústica de Producción del Habla. Los datos provienen de grabaciones hechas a 9 informantes de clase media-alta y de diferentes edades de la ciudad de Ponce, Puerto Rico. Palabras clave: fonética, fonología, Puerto Rico, aspiración, uvularización, acústica The realities of the Puerto Rican pronunciation have changed since Tomás Navarro T á’ 1948 I h h s /, and /x F h h h g /, its aspiration in syllabic coda is primarily voiced, and it does not follow voicing assimilation rules. In addition, instead of aspirations, there are cases of compensatory lengthening before voiced obstruents. There also is a previously undocumented allophone in this variety: a glottal stop [ʔ] F f h g f [ɦ] I explain phonetic features, the Acoustic Theory of Speech Production will be used. The data are taken from recordings of 9 upper-middle class speakers of various ages from the city of Ponce, Puerto Rico. Keywords: phonetics, phonology, Puerto Rico, aspiration, uvularization, acoustics
0.
L
INTRODUCCIÓN
as tierras bajas de habla española se caracterizan por la variedad de procesos fonológicos que en estas ocurren. Entre ellas, el español caribeño se destaca por expandir los límites fonético-fonológicos a través de una intensa variabilidad. Este estudio se centra en una de estas variedades lingüísticas: el dialecto puertorriqueño. La variedad puertorriqueña fue descrita en
106
detalle por Tomás Navarro Tomás en su obra El español en Puerto Rico (1948); sin embargo, la investigación allí expuesta representa datos de finales de los años 20. Varias décadas han transcurrido y algunas realidades de la pronunciación puertorriqueña documentadas por dicho autor han cambiado. En este trabajo se analizan tres sonidos en particular y se discute su estado actual en T á g g f f / y el fricativo velar sordo /x/.
1.
UVULARIZACIÓN DE /R/
El fonema alveolar vibrante múltiple /r/ es relativamente estable en español. Sin embargo, en el español de Puerto Rico, dicho fonema presenta una de las realizaciones más peculiares y divergentes que se haya documentado en cualquier país de habla española. Varios estudios (Navarro Tomás 1948; Canfield 1962; Granda 1966; Resnick 1975; Moreno de Alba 1988; López Morales 1992) han descrito que, en este dialecto, /r/ sufre un proceso de velarización como se demuestra en (1): 1.
→[ ] e.g. ˈ k → [ˈ k ] ˈkaro/ → [ˈk ]
rico carro
Algunos investigadores han documentado este proceso en áreas caribeñas adyacentes (Flórez 1951; Thompson 1957; Canfield 1962; Rosenblat 1962; Henríquez Ureña 1975; Resnick 1975; Moreno de Alba 1988; López Morales 1971, 1992) no obstante, su sistematicidad y extensión en este dialecto es sin precedentes, al punto de considerarse un rasgo general y representativo del español de la isla. En ningún otro dialecto del español /r/ sufre tal transformación con tanta consistencia y normalidad, y sin que se perciba como un defecto del habla. Navarro Tomás (1948) documenta que, en Puerto Rico, el sonido vibrante múltiple estándar [r] es la variante menos común de este fonema. En su estudio, distingue entre tres grandes clases de /r/: un sonido vibrante múltiple alveolar estándar [r], una variante velar (que puede ser vibrante múltiple1 f [ɣ] f [ ]) [] [ ] descrita como una vibrante múltip [ʰ ] D z más común en el dialecto puertorriqueño. Este alófono velar era, al momento de la investigación del autor, más común en la mitad noreste del país, mientras la variante alveolar era más común en la mitad suroeste, aunque todas las realizaciones podían coexistir en el mismo territorio. Granda (1966) reexamina el asunto y nota que la realidad en Puerto Rico en ese momento era muy diferente de la que Navarro Tomás había descrito: el sonido velar fricativo sordo [x] había ganado mucho terreno, hasta el punto de que había desplazado casi completamente a la [] ([ʰ ] ) g ( é 1) f [ɣ] L [] y la mixta se reservan para un registro formal y compiten con la fricativa velar sorda por prestigio y aceptación. Un buen ejemplo de esto es el hecho de que la realización velar puede 1 Esto es teóricamente problemático dado que una articulación vibrante múltiple velar se juzga imposible en el Alfabeto Fonético Internacional. Por esta razón, no se provee ningún símbolo. Siempre que se mencione la articulación es porque se denomina de tal manera en la referencia citada.
107
escucharse tanto en políticos como en artistas y tanto en la radio como en programas de televisión sin ningún estigma. Posteriormente, en sus libros, Moreno de Alba (1988) y López Morales (1992) afirman que la velarización de /r/ en Puerto Rico es sistemática y dicha pronunciación se ha documentado en la región caribeña adyacente. 1.1.
Realizaciones de /r/ En mi investigación realizada en 2010, se analizaron un total de 97 ejemplos de /r/ guturales y sus respectivos espectrogramas. Los datos se resumen en la figura 1: se encontraron f [χ] (29 9%) f [ ] (1 %) f [ ] ( 2%) [ ] ( 1%) [ ] (42.3%) y vibrantes múltiples uvulares so [ ] (4 1%) entre estos sonidos, todos menos uno son uvulares (84.5% de los datos). Por lo tanto, está claro que la transformación objetiva y óptima para la pronunciación de /r/ en este dialecto es una de uvularización.
Figura 1. Gráfica que resume todas las pronunciaciones de /r/ presentes en los datos
Es importante mencionar que no todas estas realizaciones se encontraron en cada uno de f f [χ] [ ] fueron producidos sistemáticamente por todos los informantes. Según estos hechos, por lo tanto, se puede concluir que las realizaciones predominantes y pri f [χ] [ ]: → [χ]
2.
[ˈ ] → [ˈχ ] [k ˈ ] → [k ˈχ ]
a. b.
ruta correo
(WSP) (JVLL)
rápido tierra
(ISC) (KASC)
→[ ]
3. a. b.
[ˈ [ˈ
] → [ˈ ] → [ˈ
] ]
108
Se trata entonces de dos alófonos en distribución libre en la uvularización de /r/, ya que no se encontró ningún factor estructural ni sociolingüístico que condicionase la aparición de un alófono en lugar del otro. Por ejemplo, se analizó si la realización de uno u otro alófono podía estar condicionado por la tonicidad de la sílaba, es decir, si un alófono se expresaba más en sílaba tónica que en sílaba átona. Los resultados de un análisis multivariante de la varianza (MANOVA, por sus siglas en inglés) muestran que la tonicidad de la sílaba no es estadísticamente significativa en la distribución de los dos alófonos uvulares. De igual manera, se analizó la influencia de factores sociales en la distribución y aparición de estos sonidos. Un análisis estadístico revela que factores como la edad y el sexo tampoco influyen significativamente en la realización alofónica de /r/. Los espectrogramas de las figuras 2-4 comprueban acústicamente que el sonido que se produce en este dialecto no es velar sino uvular:
Frecuencia Tiempo Figura 2. Espectrograma de la palabra barrio [ˈ ] á (→ [ ]) do por un informante de control
109
Frecuencia Tiempo Figura 3. Espectrograma de la palabra risa [ˈ ], el cual ilustra el sonido vibrante múltiple [ ] en sílaba tónica, producido por KASC.
Frecuencia Tiempo Figura 4. Espectrograma de la palabra rusa [ˈχ [χ] í
], el cual ilustra el sonido fricativo KGL
110
La figura 2 ejemplifica la pronunciación estándar de /r/ como [r], la cual se caracteriza acústicamente por un período de múltiples interrupciones u oclusiones, normalmente 3 o 4, que representan el contacto o la vibración, en movimientos rápidos, del ápice de la lengua con los alveolos. Las realizaciones de /r/ producidas por los informantes de este estudio, sin embargo, no concuerdan con esta descripción. En lo que al punto de articulación se refiere, para los sonidos velares, las frecuencias más fuertes o picos espectrales ocurren en el área de 1.5-4.5 kHz. No obstante, al observar las figuras 3-4, se puede apreciar que las frecuencias más fuertes en las realizaciones de /r/ se encuentran en 1-3.5 kHz, característica acústica principal del espectro de un sonido uvular. Se puede concluir, por lo tanto, que las realizaciones de /r/ en el dialecto bajo investigación, independientemente de clasificarse como vibrantes o fricativas, son de naturaleza uvular. El proceso fonológico que sufre /r/ en el español de Puerto Rico es entonces uno de uvularización y no velarización, como se venía afirmando tradicionalmente. L fg f [ ]. En cuanto al modo de articulación, la característica acústica definitiva de un sonido vibrante múltiple es la aparición de explosiones o líneas verticales oscuras de frecuencia aperiódica que indican la vibración del articulador activo —en este caso la úvula— en movimientos rápidos. El resto del espectro de ruido blanco es el resultado de la fricción causada por el flujo de aire que se usa para hacer que la úvula vibre y produzca é f fg g [ ]. Esto indica la ausencia de vibración de las cuerdas vocales y, por ende, se trata de un sonido sordo. fg 4 f f [χ] g [ ] en la figura 3; solo muestra el espectro de ruido de fricción o siseo característico de un sonido fricativo uvular. Se trata entonces de un modo de articulación fricativo, no de uno vibrante múltiple. Al igual que en la figura 3, la ausencia de una barra de sonoridad en el segmento nos indica que se trata de una realización sorda.
2. T
á
REALIZACIONES DE / /
(1948) z á á / se realiza como una fricativa glotal sorda [h] (pasta ˈ → [ˈ h ]). Frente a las z f g [ɦ] (desde ˈ → [ˈ ɦ ]). Antes de /l/, la aspiración es normalmente sonora (isla ˈ → [ˈ ɦ ]); h ión entre una aspiración sorda y una sonora (los nueve ˈ →[ hˈ ] [ ɦˈ ]) f / se elide, lo cual normalmente produce la abertura de la vocal precedente aunque, en algunas ocasiones, la aspiración se ɦ mantiene como un tipo de resonancia o un murmullo (niños ˈ → [ˈ ɔ] [ˈ ]). Esta elisión, sin embargo, puede ocurrir también, a menor escala, en posición final de sílaba dentro de la palabra (pasta ˈ → [ˈ ː ] [ˈ ]). Hammond (1982) z f / en Puerto Rico a través del estudio del español del jíbaro, campesino f ( ) [] f ( ) [z], una fricativa g [h] f g [ɦ] f é f / en posición de coda.
111
En sus resultados, Hammond señaló f / más común era el fricativo glotal sordo [h], con una ocurrencia de 48.3%, seguido de la 44 2% f ( ) [z] f g [ɦ] í es sabido, a la asimilación de sonoridad a la consonante siguiente. Al final de palabra antes de pausa, la realización más común es el cero fonético, con el 65.5% de los casos (niños ˈ → [ˈ ]) f g f / más común es la aspiración sorda [h] con el 52.3% de los casos, especialmente frente a consonante (más cosas ˈ ˈk → [ˈ h ˈk ]); seguida de la elisión del segmento el 42.4% de las veces, especialmente frente a vocal (más horas ˈ ˈ → [ˈ ˈ ]). Según los resultados de mi estudio, en donde se analizaron 135 ejemplos de realizaciones de / en sílaba tónica, 90 casos fueron de aspiraciones con una fricativa glotal [ɦ] L consonante sonora como resultado de la asimilación de sonorida / en este contexto, incluso en dialectos que no aspiran. En el español de Puerto Rico, este alófono sonoro se manifiesta independientemente de la función de los pliegues o cuerdas vocales en el segmento que le sigue: 4.
a. b. c.
[ˈ ] → [ˈ ɦ] [ˈ ] → [ˈ ɦ ] [ k ˈ k ] → [ ɦk ˈ ɦk ]
pues hasta desconozco
(KSC) (SISV) (KASC)
Esto, por sorprendente que parezca aun ante consonante sorda, ya había sido insinuado por T á “ percibe cierto rehilamiento o resonancia sonora h f ” (1948 7 ) g de aspiraciones sonoras reportadas en este estudio indica que no se trata simplemente de una transformación esporádica, sino que esta es la aspiración preferida y por defecto en este dialecto. Las figuras 5-6 ejemplifican la evidencia acústica de que la aspiración en estos contextos es, de hecho, sonora:
112
Frecuencia Tiempo Figura 5. Espectrograma de la palabra pues [ˈ g [ɦ]
ɦ]
f K C
Frecuencia Tiempo Figura 6. Espectrograma de la palabra hasta [ˈ ɦ ], el cual ilustra el sonido fricativo glotal [ɦ] I V
113
La marca acústica de sonoridad es la barra de sonoridad –visualizada como una franja gris que representa las pulsaciones de los pliegues vocales– que se encuentra en la parte inferior del espectrograma de un sonido. Al analizar los espectrogramas en las figuras 5-6, puede apreciarse esta barra de sonoridad a lo largo de los segmentos aspirados, incluso ante consonante sorda, como en la figura 6. Por lo tanto, se trata de una aspiración sonora y no sorda como se ha venido afirmando hasta ahora. En los resultados, también se documentaron varios ejemplos de sonidos fricativos glotales sordos. De los 135 ejemplos analizados, 45 de ellos fueron de realizaciones distintas de la aspirada sonora; de estas, 14 realizaciones fueron de una fricativa glotal sorda [h]. Esta pronunciación solo se documentó [ ] y en posición final absoluta. 4 z g f / se elide antes de consona z g g / elidida. Las descripciones tradicionales analizan este proceso como uno de asimilación y se le conoce con este nombre comúnmente. Según la teoría moraica (Hyman 1985; Hayes 1989), las posiciones métricas no pueden elidirse. Solo el núcleo silábico y, dependiendo del idioma –o dialecto–, la coda silábica ocupan una posición métrica, cuya unidad se denomina mora. Cuando un segmento se elide, su mora permanece y esta tiene que asociarse a otro segmento, ya que no puede haber posiciones métricas vacías. Para llenar esta posición y reasociar la mora abandonada, el sistema fonológico tiene la opción de alargar o el segmento precedente g g g / en coda interior de palabra o grupo fónico se elide. La existencia de alargamiento compensatorio a su vez demuestra que las codas en el español puertorriqueño son moraicas, es decir, ocupan posiciones métricas. En los datos, se encontraron 18 casos de alargamiento compensatorio en total: 5 frente a una oclusiva, 12 frente a una nasal y 1 frente a una africada como en (5): 5.
a.
[ˈ
z
] → [ˈ
]
más de
(VVA)
b.
[ˈ
z
] → [ˈ
]
mismo
(KGLL)
Este proceso ocurre en distribución libre con la aspiración, ya que en estos mismos contextos fonéticos también se documentan casos de aspiraciones sonoras como en (6), pues como se vio, esta es la realización óptima en dicho dialecto: 6.
[ˈ z ] → [ˈ ɦ ]
desde
(VVA)2
L fg 7 g / elidida desencadena el alargamiento del sonido [m] siguiente, el cual tiene claramente más duración que el sonido [m] inicial:
2 En este dialecto se da un proceso ap f [ ɣ ] [ ] é ; hí [ ] → [ ] en este ejemplo. Este proceso también se documenta en el resto del Caribe, en Colombia (excepto Nariño), El Salvador, Honduras y Nicaragua (vid. Canfield 1962).
114
Frecuencia Tiempo Figura 7. Espectrograma de la frase misma edad [ˈ ], el cual ilustra la geminada [mm], producto del alargamiento compensatorio, producido por ISC
Asimismo, en el transcurso á /, también se encontró una realización muy peculiar que nunca antes había sido documentada en el Caribe. Se g [ʔ] f g z con vocal: 7.
a.
[ ˈ
b.
[ˈ
ˈ ] → [ˈ
]→[ ˈ ʔ ]
ʔ
ɦˈ
ɦ]
demás amistades
(KSC)
pues a
(VVA)
La figura 8 muestra el sonido oclusivo glotal en un espectrograma:
115
Frecuencia Tiempo Figura 8. Espectrograma de la frase pues el [ˈ ʔ ] g [ʔ] producido por VVA
Como se puede observar en el espectrograma de la figura 8, luego del diptongo [we] hay un período de silencio, el cual finaliza con una explosión, representada por una línea vertical, que indica la apertura de una oclusión. Además, la inexistencia de transición de formantes indica que se trata de un punto de articulación glotal. Por lo tanto, nos encontramos frente a un sonido oclusivo glotal. Se encontraron un total de 11 g z 1 g f 1 12 f / será una glotalización. L fg 9 z / discutidas. Cabe mencionar que, al igual que para la uvularización de /r/ discutida en el apartado anterior, entre los informantes, tampoco se encontraron factores sociolingüísticos que influenciasen f z /.
116
Figura 9. Gráfica que refleja la distribución de todas las realizaciones / encontradas en el presente estudio
3. ASPIRACIÓN DE /X/ Es bien sabido que el fonema fricativo velar sordo /x/ se pronuncia como una aspiración en el español caribeño. Sin embargo, a través de la historia de la lingüística hispánica, se ha venido arguyendo que esta aspiración es sorda. Navarro Tomás documenta que, en el español puertorriqueño, /x/ se realiza como una aspirada sorda, excepto en posición intervocálica, donde la aspirada es sonora: “ vocales, la j no suele mantener su timbre sordo sino en pronunciación relativamente cuidada y ” (1948 66) Á z z (1982) f jejeo, y López Morales (1992) al igual que otros lingüistas también lo documentan; sin embargo, ninguno hace mención de una variante sonora. Desde la publicación de la investigación de Navarro Tomás en 1948, no se ha vuelto a aludir a una aspiración sonora para dicho fonema en el español de Puerto Rico. En mi investigación, más de 50 años después, se confirman las aseveraciones de Navarro T á C f g [ɦ] intervocálica. Sin embargo, la aspiración sonora no se limita solo a esta posición, sino que también se documenta en otros contextos, como en posición inicial absoluta: 8.
a.
[
ˈ
]→[
ˈɦ ʴ]
b.
[
ˈɣ ] → [ɦ ˈɣ ʴ]
mejor
(KSC)
jugar
(KASV)
Las figuras 10-11 ilustran la aspiración sonora de este sonido, incluso en posición no intervocálica. Ambas muestran una barra de sonoridad durante el segmento aspirado, lo cual evidencia que se trata de una aspiración sonora y no sorda.
117
Frecuencia Tiempo Figura 10. Espectrograma de la palabra mejor [ ˈɦ ʴ] g [ɦ] ducido por KSC
Frecuencia Tiempo Figura 11. Espectrograma de la palabra jugar [ɦ ˈɣ ʴ], el cual ilustra el f g [ɦ] K V
f
118
4.
CONCLUSIÓN
En este trabajo se han discutido tres sonidos en particular en el español puertorriqu f f / y el fricativo velar sordo /x/. Primero, se demostró que la articulación velar del fonema /r/ documentada por Navarro Tomás y otros lingüistas se ha convertido cl f /, la aspiración que actualmente sufre este fonema en posición de coda silábica es primordialmente sonora y no obedece a las reglas de asimilación de sonoridad. Además, en lugar de aspiraciones, se dan alargamientos compensatorios ante consonantes sonoras, los cuales se encuentran en distribución libre con las aspiraciones sonoras. También se documenta una expansión de la alofonía de este fonema no antes documentada en esta variedad, a saber, el sonido oclusivo g [ʔ] F f f g [ɦ] que se puede inferir en todo contexto y no solo en posición intervocálica. No es un sonido sordo [h] como se ha venido describiendo hasta ahora. Estos datos son evidencia de la evolución de rasgos fonético-fonológicos del español de Puerto Rico en distintas épocas de su historia y apuntan a la riqueza de procesos fonológicos que caracteriza a los dialectos de esta zona. En los tres casos analizados, el dialecto puertorriqueño ha continuado evolucionando e innovando las posibilidades de establecer distinciones fonológicas en castellano a través de procesos fonéticos diversos, lo cual recalca la vitalidad de los dialectos caribeños y enfatiza el hecho de que las lenguas son entidades en constante proceso de cambio. Por último, cabe mencionar que es imposible saber a ciencia cierta si los procesos actuales en el español de Puerto Rico aquí descritos son realmente producto de una evolución fonéticofonológica o simplemente son el resultado de un análisis más apuntalado. La inevitable imprecisión que conlleva el análisis auditivo impresionista que hicieron Tomás Navarro Tomás y subsiguientes lingüistas, muy válido en aquel entonces, frente a la actual disponibilidad de herramientas de estudio fonético que no existían durante la época de las susodichas descripciones tradicionales explica las diferencias. En aquella época, esta era la única forma de hacer análisis e investigaciones fonético-fonológicas y cualquier discrepancia con análisis contemporáneos puede deberse a la imposibilidad de percibir sutilezas de la pronunciación, imperceptibles al oído, pero detectables para los aparatos e instrumentos de análisis acústico. Por ejemplo, si bien la articulación velar de /r/ pudo ciertamente haber evolucionado a una articulación uvular, según parece ser el caso, las instancias de sonoridad, especialmente bajo la sugestión de los efectos asimilatorios generales del español –como lo son el dar por sentado que los sonidos en coda silábica se sonorizan ante consonante sonora–, representan casos de propiedades acústicas de difícil percepción, especialmente en el ámbito de la alofonía. Sin embargo, es muy probable que la mera complejidad del sistema sea evidencia de un sistema activo y en constante proceso evolutivo.
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119
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 120-129 ISSN 2218-0761
LA PREDICACIÓN SECUNDARIA EN EL ESPAÑOL DE CÓRDOBA -ARGENTINA- DE LOS SIGLOS XVI Y XVII SECONDARY PREDICATION IN 16th- AND 17th-CENTURY SPANISH LANGUAGE IN CÓRDOBA, ARGENTINA MG. MARIELA INÉS MASIH Universidad Nacional de Córdoba / Universidad Nacional de La Rioja República Argentina marielamasih@yahoo.com.ar El predicativo realiza una predicación sobre un término, le atribuye una característica o propiedad y puede interpretarse como una estructura de sujeto-predicado, como predicación secundaria. A partir del análisis de los predicativos del sujeto y del objeto en cartas de Córdoba (Argentina) de los siglos XVI-XVII, destacamos: a) predicativos del sujeto: la categoría que predomina es el adjetivo; su presencia es opcional, en muchos casos; la significación semántica que añade al evento es modal y, ocasionalmente, adverbial; b) predicativos del objeto: cuando el verbo no está gramaticalizado, el predicativo mantiene su autonomía semántica y funciona como predicación secundaria, de presencia obligatoria u opcional; con los verbos de movimiento puede aparecer un OI o el beneficiario de la acción completando la información semántica del verbo; c) perífrasis tener+OD+predicativo del objeto: si está gramaticalizada, el predicativo deviene en participio con pleno valor verbal y la función del predicativo se diluye. Palabras clave: aspecto - objeto - predicativo - sujeto - verbo Predicative expressions describe or qualify a term and assign a property to it. They can be interpreted as a subject-predicate structure: a secondary predication. From the analysis of subject and object predicatives in letters written in Córdoba (Argentina) during the 16th and 17th centuries, we highlight: a) subject predicatives: the main category is the adjective; its presence is optional in most cases; the semantic significance that it adds to the event is modal and, occasionally, adverbial; b) object predicatives: when the verb is not grammaticalized, the predicative keeps its semantic autonomy and it acts as secondary predication; its presence is obligatory or optional and, with verbs of movement, there can be an IO or the recipient of the action, completing the semantic information of the verb; c) periphrasis tener + DO + object predicative: if it is grammaticalized, the predicative becomes a participle with full verbal value and the predicative function loses strength. Keywords: aspect - object - predicative - subject - verb
0.
E
INTRODUCCIÓN
n la historia de la teoría gramatical del español encontramos posturas diversas respecto de la consideración de los verbos copulativos y predicativos y, por consiguiente, de la predicación y la atribución. Frente a posturas que asimilan atribución y predicación, porque
121
parten del postulado de que toda oración es predicativa y por lo tanto, distinguen un solo tipo de relación, la predicación, en la cual se engloba y adquiere explicación la atribución como una clase especial de predicación, línea en la cual ubicamos a Rodríguez Díez (1982), Gutiérrez (1986) y Porroche (1990), encontramos posturas que separan atribución y predicación como dos relaciones diferentes, línea en la cual se inscriben Gili Gaya (1943), la Academia (1931, 1973, 2009), Alcina y Blecua (1975), Hernández Alonso (1984), Demonte y Masullo (1999). Tradicionalmente se ha distinguido entre dos clases de oraciones: a. copulativas o de predicado nominal b. predicativas o de predicado verbal En las primeras la base léxica del predicado es una categoría nominal, generalmente un sustantivo o un adjetivo, aunque ocasionalmente pueda aparecer un adverbio o un sintagma preposicional, que recibe el nombre de atributo. En estos casos el verbo es copulativo o pseudocopulativo, de manera que no designa estado ni evento, sino que expresa existencia o ubica la oración dentro de la situación espacio-temporal; es un verbo vacío de contenido léxico que sirve de nexo entre el sujeto y el atributo y aporta información de tipo gramatical (modo, tiempo, aspecto, persona y número): 1
Esos niños son estudiantes.
2
Juan está contento.
No hay discusión en este punto, respecto de la consideración de ser como el verbo copulativo por excelencia del español, sin embargo, la definición de verbo copulativo y pseudocopulativo, así como la asignación de verbos a estas clases es un tema que aún se encuentra en discusión. Seguiremos aquí las propuestas de Fernández Leborans (1999) y Morimoto y Pavón Lucero (2007). En estos casos, la presencia del predicativo referido al sujeto es obligatoria para que la oración sea gramatical. En las segundas, por el contrario, el verbo es, semánticamente pleno, conserva su significado léxico y, por lo tanto, constituye la base de la predicación y designa un estado o evento, como en (3) y (4): 3
Los niños corrieron por la plaza.
4
María conoce París.
Si entendemos por complemento predicativo “aquellos constituyentes que modifican simultáneamente al predicado verbal y a un sintagma nominal de la misma oración” (Demonte y Masullo 1999), estos modificadores actúan como una segunda predicación, una predicación secundaria, es decir, predican del nombre al cual se refieren, que se convierte, a su vez, en sujeto del predicativo, en su base de predicación. Puesto que, como dijimos, los predicativos se refieren a sintagmas nominales y, en una oración estos cumplen típicamente las funciones de sujeto y de complemento directo, los predicativos solo pueden afectar al sujeto (5-7) o al complemento directo (8-11) de una oración1:
1
Ha sido demostrado ya el hecho de que la preposición a del complemento directo es una preposición vacía, por lo cual un complemento directo encabezado por esta es un sintagma nominal y no un sintagma preposicional.
122
5
Los niños corrieron felices por la plaza.
6
Juan trabaja de profesor.
7
Los amigos cumplieron la promesa descalzos.
8
Juan encontró a María desbordada por la situación.
9
La vi que se retiraba de la sala.
10
Juan sintió fría mi mano.
11
Los alumnos tenían resueltos los ejercicios.
Otra restricción que afecta al predicativo es que su sujeto debe ser referencial, es decir, tiene que estar determinado para que la oración sea gramatical, como vemos en (12) y (13): 12
Los estudiantes respondieron sus cuestionarios interesados. / *Estudiantes respondieron sus interesados.
13
Los estudiantes sostenían abierto el libro. / *Los estudiantes sostenían abierto libro.
cuestionarios
Demonte y Masullo (1999) consideran que no hay restricciones categoriales que impidan ser complemento predicativo, si bien la categoría que aparece con más frecuencia cumpliendo la función de predicativo es el adjetivo calificativo, a raíz de que es la categoría que, por antonomasia, expresa cualidades, permanentes o transitorias. Encontramos, además, sintagmas preposicionales, sintagmas nominales, participios, gerundios, ciertos adverbios y algunas oraciones subordinadas como predicativos; algunos de estos casos los vimos en los ejemplos (511). Por otra parte, podemos analizar en estas construcciones su obligatoriedad o no en la oración, de manera que los clasificamos en predicativos exigidos y no exigidos. Los predicativos exigidos o seleccionados léxicamente son imprescindibles para que la oración sea gramatical o para su correcta interpretación semántica: 14
María se puso contenta con la noticia. / *María se puso con la noticia.
15
Encontró a María muy triste. / *Encontró a María2.
Por el contrario, en el caso de los predicativos no exigidos o adjuntos, su ausencia no implica la agramaticalidad de la oración ni una modificación notoria de su interpretación semántica: 16
María organizó contenta una fiesta. / María organizó una fiesta.
17
María planchó rectos los pantalones. / María planchó los pantalones.
Si nos centramos en los predicativos del objeto exclusivamente, encontramos dos restricciones:
2
No refleja el mismo significado de la oración precedente. Aquí ‘encontrar’ adquiere el significado de ‘hallar en un estado’.
123
a) el objeto directo y el predicativo (cualquiera sea el orden en que aparezcan) deben aparecer contiguos en la oración; la intercalación de sintagmas entre estos reduce la aceptabilidad de la oración y puede llegar a la agramaticalidad. En el tercer ejemplo de (18) ‘bien caliente’ ya no se refiere a la pizza, sino a la bandeja. De ahí su agramaticalidad: 18
b)
María sirvió la pizza bien caliente. / ?María sirvió la pizza a sus amigos bien caliente. / *María sirvió la pizza en una bandeja bien caliente3.
de los cuatro tipos de predicados que, en función de su aspecto léxico determina Vendler (1967) (estados, actividades, realizaciones y logros), los predicativos del objeto solo pueden acompañar a verbos de actividad y de realización, es decir, a eventos que se caracterizan por el rasgo de duración, e incluso, dentro de estas categorías, solo a verbos de cambio de estado o de movimiento (19 y 20), porque de otro modo pueden producirse, o bien secuencias en las cuales el sintagma no es predicativo del objeto (21), o bien secuencias agramaticales (22): 19
María cose prolijas las camisas. (actividad)
20
María envió la caja llena de regalos. (realización)
21
María pintó la pared recién construida. (actividad>realización)
22
*María explotó peligrosa la granada. / María explotó la granada peligrosa. (logro)
1.
DESCRIPCIÓN DEL CORPUS
El corpus, recopilado en Masih (2009), está conformado por 31 cartas de tipo familiar y comercial, de extensión variable, escritas en Córdoba (Argentina) entre los años 1592 y 1678, por hombres y mujeres. Entre los expedientes de diversos juicios tramitados en Córdoba, se encuentran, como pruebas, estas cartas. Se han transcripto todas las cartas que aparecen en los expedientes del período seleccionado. Los textos han sido cotejados con los originales que se conservan en el Archivo de la Provincia de Córdoba, a partir de la transcripción realizada por el R.P. Pedro Grenón (1923), en algunos casos; en otros, han sido transcriptos directamente de los manuscritos originales. Algunos de los textos analizados fueron escritos por personas nacidas en Córdoba (Luisa de Albornoz, Diego Suarez de Figueroa); los autores de otros documentos, en cambio, no eran originarios de estas tierras cordobesas (Juan de Soria, Antonio Juarez Mexias, Francisco de Aguirre). Sin embargo, si se desea estudiar la lengua de los primeros años de la existencia de esta ciudad, como en este caso, los textos escritos por nativos que pueden encontrarse son escasos, ya que la lengua de esa época se conformó en base a los saberes lingüísticos de los conquistadores y vecinos fundadores de la ciudad. Además, el hecho de que los autores de las cartas, en muchos casos hayan escrito estos textos después de haber vivido en la ciudad de Córdoba durante muchos años, hace que actualicen en su discurso las formas características de la lengua cordobesa de ese momento. Otro aspecto que se consideró fue el número de cartas elegidas y la extensión de las mismas, de manera que conforman un corpus lo suficientemente amplio como para permitir un análisis profundo del fenómeno que nos interesa. 3
En los casos aquí expuestos, la diferencia entre la reducción de la aceptabilidad y la agramaticalidad se relaciona con los rasgos semánticos de los sintagmas que se intercalan en cada oración.
124
2.
ANÁLISIS DEL CORPUS
2.1. Predicativos del sujeto En el corpus que nos ocupa son de uso frecuente los verbos de desplazamiento, puesto que el objetivo de muchas de las cartas es informar acerca de la venta y compra de mercaderías y de su distribución. Los que aparecen con predicativos referidos al sujeto son ir, volver, venir, andar y enviar. Estos predicativos presentan diferentes construcciones: a)
en (23) y (24) encontramos adjetivos calificativos escuetos cuya presencia es obligatoria, puesto que el verbo ir los exige, en ambos casos, para una interpretación semántica completa. En estos casos el predicativo modifica todo el proceso del evento indicado por el verbo: 23
Miguel catalan ha salido ya al peru por san mateo, tuve nuebas que yba bueno (I, 9, 2, 146-1474)
24
para salir al piru [...] yra el ganado seguro (I, 9, 2, 122-123)
b) en (25) aparece un sintagma adjetivo que describe el estado en que se encuentra el sujeto al inicio de la acción señalada por el verbo venir, que en este caso adquiere el significado de ‘llegar’ y admite, por lo tanto, una lectura puntual del evento: 25
vino muy quexoso de mi por aver yo embiado poder (I, 9, 2, 122-123)
c) en (26) y (27) la presencia del adjetivo escueto que opera como predicativo no se exige para interpretar la oración. En estos casos el predicativo contribuye a la interpretación del evento como evento de cambio, de allí que admita una lectura adverbial: 26
y enbio brebe algodon y lana (I, 11, 2, 123)
27
aora yre a santiago y bolbere brebe y la cobrare (I, 9, 2, 120-121)
d) en (28) el verbo andar está acompañado por un predicativo encabezado por la partícula como; podemos asimilar este uso al que señalan Demonte y Masullo (1999) para verbos como actuar, oficiar, servir, puesto que es ese el valor semántico que puede rescatarse en esta oración. El verbo andar indica una actividad y el predicativo describe el estado en que se encuentra el sujeto a lo largo de todo el proceso señalado por el evento: 28
a andado siempre con el y como testigo de vista (I, 9, 2, 122-123)
e) en (29) el predicativo es un sintagma preposicional de presencia no obligatoria en la oración; en esta, a la interpretación predicativa se añade el valor semántico de modalidad. Demonte y Masullo (1999) sostienen que la preposición en este caso es “liviana” o de apoyo y permite la conversión de una expresión referencial (el nombre seguridad, en este caso) en una expresión de propiedad o estado (con seguridad es equivalente a seguro), aunque estos usos son más frecuentes en casos en los que la lengua no ha formado un adjetivo derivado del sustantivo; en este ejemplo vemos incluso una redundancia con la presencia del adjetivo y el sintagma preposicional que explicita el alcance del significado del adjetivo: 4
Los documentos se citan indicando en número romano la Escribanía y siguen, en número arábigo: legajo, expediente y folio, según los originales conservados en el Archivo Histórico de Córdoba (Argentina).
125
29
yra el ganado seguro y con seguridad de que no se perdera o hurtara (I, 9, 2, 122-123)
f) los ejemplos (30) y (31) tienen el verbo ir como verbo principal y presentan como predicativos, participios con y sin modificadores5. El sujeto puede estar pospuesto (30) o antepuesto al verbo (31). El participio describe al sujeto en todo el proceso señalado por el evento: 30
De los ochenta y dos caballos susodichos yvan fletados 42 de ellos a 45 pesos corrientes cada uno (I, 9, 2, 122-123)
31
Tres u quatro carretas [...] que quise que bayan cargadas de mais u trigo u harina (I, 55, 1, 5)
2.2. Predicativos del objeto En nuestro corpus, en las construcciones con predicativo del objeto directo, encontramos los verbos dar, dejar, enviar, llevar, pedir, remitir y tener, a los que clasificamos semánticamente en las siguientes categorías: a) b) c) d)
verbos de acción resultativa: dejar; verbos de movimiento: enviar, remitir, llevar, dar; verbos de actitud: pedir; verbos de posesión: tener.
a) En el ejemplo (32) con el verbo dejar, el OD tres cartas remite a una entidad [animada] que representa el resultado de la acción del verbo; y el predicativo, el participio escriptas, expresa la situación o el estado en que se encuentra la entidad representada por el OD: 32
dexe escriptas tres cartas (I, 8, 1, 70)
En relación con la posición de los elementos en la oración, es de destacar el énfasis del predicativo, que aparece antepuesto al OD, en una posición de relevancia, destacada por Suárez Fernández (1997) como típica de las construcciones con el verbo dejar. Desde el análisis del aspecto léxico, esta construcción se clasifica entre las realizaciones, es decir, eventos que suponen una actividad a la que le sigue un estado resultante; se caracterizan por ser durativas y télicas. b) Los verbos de movimiento que encontramos en el corpus son: remitir, llevar, enviar y dar. La acción designada por estos verbos implica un desplazamiento del “objeto afectado” representado por el OD que, en los tres casos que presentamos, es [-animado]. El desplazamiento al que hacemos referencia puede ser interpretado de manera física (33 y 34) o metafórica (35 y 36). En (33 y 34), las construcciones se completan con la expresión del 5
En estos casos, no podemos hablar de perífrasis formada por ir + participio, puesto que el participio podría suprimirse, además de que el verbo ir conserva su valor semántico pleno como verbo de desplazamiento y no se halla en estas construcciones el valor acumulativo-continuativo que Yllera (1980) les asigna a las perífrasis. En oposición a estos casos, en el mismo corpus encontramos ejemplos de perífrasis: Y por parecerme no ser necesarios estos autos no van sacados (I, 3 9,315).
126
beneficiario de la acción y en (35 y 36) con el OI, que, metafóricamente podrían equivaler al sintagma meta del movimiento indicado por el verbo. 33
me remitia una [carta] de Vmd escrita al mismo P e Lope (I, 106, 6, 123)
34
lleva una butijuela de miel rregalada para mi sa doña Ines (I, 9, 2, 148)
35
Dios nos las [noticias] embie buenas (I, 9, 2, 122)
36
el Sor le de la salud tan cumplida como yo le deseo (I, 146, 7, 2)
Respecto del análisis del aspecto léxico de estos verbos, podemos incluirlos en dos categorías diferentes: mientras (33 y 34) podrían incluirse entre las realizaciones, (35 y 36) son actividades, eventos que se desarrollan en el tiempo sin un punto de culminación. Cano (1981) incluye al verbo dar entre los verbos de posesión, considerando que es un verbo con un significado tan amplio que puede ser susceptible de todo tipo de extensiones metafóricas. Suárez Fernández, en cambio, lo incluye entre los verbos de transferencia, clasificación más cercana a la que presentamos, y argumenta su decisión en la estructura de la que forma parte este verbo: “una entidad (SUJ) que transfiere algo (CD) a otra entidad (CI)” (1997: 201) semejante a la de los verbos de movimiento en la que lo hemos incorporado aquí. c)
En la categoría de los verbos de actitud, Cano (1981) establece subdivisiones entre las cuales están los verbos de ‘petición o ruego’. En este grupo incluimos el verbo pedir que encontramos en el corpus: 37
doze nobillos serreros que me a pedido pedro de soria prestados (I, 11, 2, 123)
Se trata de una construcción en la que tanto el sujeto como el OD son entidades [+animadas] y [+humanas], rasgos seleccionados semánticamente por el verbo: remite a un acto comunicativo volitivo propio de los seres humanos. En este caso, la restricción que señalamos al comienzo de que entre el predicativo y el OD no se pueden intercalar complementos, no se cumple; sin embargo la oración es completamente aceptable, incluso lo sería en la lengua actual, pese a que se han intercalado entre el OD y el predicativo, el OI, el verbo y el sujeto. En este caso, el verbo pedir es una realización; si bien pedir puede considerarse actividad, el OD restringe esa interpretación, señala un límite para la acción y, por lo tanto, deviene en realización. d) La idea de posesión abarca tanto el hecho de que algo pertenece a una entidad, como el de que una entidad adquiere algo, o de que se pierde una posesión. El verbo prototípico de esta clase es tener, que refleja el primero de los significados mencionados y es el único de este grupo que aparece en el corpus. Este verbo, acompañado por OD y por un participio como predicativo del objeto, representa un caso particular en la historia de la lengua española, puesto que conforma una perífrasis que presenta etapas de gramaticalización coexistentes. Sin embargo, Yllera (1980) considera que rara vez está plenamente ausente el significado originario de tener. Esta perífrasis presenta una alta frecuencia de uso en nuestros textos y encontramos construcciones que podemos dividir en tres grupos:
127
a) aquellas en las que tener conserva plenamente su significado posesivo (38, 39, 40) b) aquellas en las que tener ha perdido parte de su significado (41, 42, 43) c) aquellas en las que tener se ha desemantizado totalmente y conforma con el participio una frase de significado equivalente al pretérito perfecto (44, 45) 38
las libertades que tiene dadas a esta çiudad. (I, 3, 9, 315)
39
las cartas que suyas tengo (I, 9, 2, 120)
40
guardadas las [cartas] tengo (I, 9, 2, 146)
41
por ser cosa en que yo tenia puestos los ojos dio al traves (I, 9, 2, 122)
42
tuvieron en los montes de pilcara perdido todo el ganado (I, 9, 2, 148)
43
tengo Recogido de toda esta hazienda çien bueyes duzientos nobillos y cinque’ta caballos (I, 9, 2, 122)
44
tenya ya determinado lo mismo (I, 9, 2, 146)
45
el numero del ganado ya tengo abiçado a v Mrd (I, 9, 2, 124)
3.
CONCLUSIONES
Respecto de la interpretación semántica de las construcciones con predicativo del sujeto, en Nueva gramática de la lengua española (2009) se mencionan cuatro significaciones básicas: - concomitante o temporal, también llamada descriptiva o de representación - causal - condicional o modal - resultativa En nuestro corpus la mayor parte de las construcciones con verbos de desplazamiento + predicativo admite una interpretación semántica modal (23), (24), (25), (28), (29), (30) y (31), no equivalente a condicional; mientras que algunas de ellas, solo dos, (26) y (27), sitúan temporalmente el evento completo, con adjetivos de valor adverbial. Proponemos para caracterizar nuestro corpus y probablemente otros textos de los siglos XVI-XVII, una modificación de la clasificación de la Nueva gramática de la lengua española:
desglosamos condicional y modal, como dos categorías distintas, y añadimos la categoría adverbial.
Encontramos cierta homogeneidad en estas construcciones, que se concreta en los siguientes rasgos:
El sujeto es [+ animado], con excepción de un solo caso (31), aunque podría postularse una lectura metonímica por la cual carreta refiera a caballos. La categoría que funciona como predicativo es, con carácter muy general, el sintagma adjetivo y, en muchos casos su presencia es opcional.
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El predicativo añade información sobre el sujeto caracterizándolo durante todo el proceso del evento. La significación semántica que añade el predicativo al evento es, en líneas generales, modal y solo ocasionalmente, adverbial. Por otra parte, en relación con las construcciones con predicativos del objeto, destacamos la relación entre el predicativo y el verbo, ya que con los verbos que están más o menos gramaticalizados o son de significado más genérico, la predicación se traslada del verbo al predicativo que conserva la fuerza semántica de la oración; cuando el verbo no está gramaticalizado, el predicativo mantiene su autonomía semántica y funciona realmente como predicación secundaria, de presencia obligatoria u opcional. En el corpus que analizamos, el predicativo acompaña a verbos de actividad y de realización, o a verbos de actividad que en la estructura sintáctica en la que se incluyen devienen realizaciones, especialmente por la presencia de un OD que restringe su duración. Respecto de su ubicación entre los componentes oracionales, la estructura prototípica es aquella en la que predicativo y OD aparecen colindantes; sin embargo, encontramos un caso en que entre ellos se han interpuesto otros elementos, incluso el sujeto, y pese a ello la oración no ha perdido gramaticalidad, ni ha cambiado la interpretación semántica. Con los verbos de movimiento, además del OD y del predicativo del objeto aparece, en algunos casos, un OI o la expresión del beneficiario de la acción, completando la información semántica requerida por el verbo. Finalmente, nos ocupamos de las perífrasis con tener que presentan OD y predicativo del objeto, pero, al establecer distintos grados de gramaticalización, hasta llegar al caso extremo de la perífrasis con valor de tiempo verbal (pretérito perfecto, en este caso) podemos postular una estructura en la que el predicativo deviene en participio con pleno valor verbal y la función del predicativo se diluye.
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CUADERNOS DE LA ALFAL No 6 junio 2014: 130-148 ISSN 2218-0761
EL CORPUS DIACRÓNICO Y DIATÓPICO DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA (CORDIAM). PROPUESTA DE TIPOLOGÍA TEXTUAL CORPUS DIACRÓNICO Y DIATÓPICO DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA (CORDIAM). A PROPOSAL FOR A CLASSIFICATION OF TEXTUAL TYPOLOGY VIRGINIA BERTOLOTTI Universidad de la República, Montevideo virginia.bertolotti@gmail.com, bertolotti@cordiam.mx CONCEPCIÓN COMPANY COMPANY Universidad Nacional Autónoma de México y Academia Mexicana de la Lengua concepción.company@gmail.com, company@cordiam.mx Este artículo describe las características y criterios de conformación de un nuevo corpus computarizado, el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América, CORDIAM por sus siglas, alojado y sostenido por la Academia Mexicana de la Lengua, que estará próximamente en la red y será de libre acceso. La parte central del trabajo está dedicada a exponer los problemas y decisiones tomadas para elaborar una tipología textual de los más de 3000 documentos que en este momento integran este corpus. Realizamos una propuesta de cuatro grandes tipos textuales, que creemos da cuenta tanto de homogeneidades estructurales internas de esos grupos como de los modos de circulación de los documentos en los virreinatos y/o colonias hispanoamericanas. Palabras clave: lingüística de corpus, tipología textual, español de América, historia de la lengua española. This paper describes the characteristics and processes of conformation of a new electronic corpus, the Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América, CORDIAM, funded by the Academia Mexicana de la Lengua, which will be of open access. The central aim of the paper is to show the criteria by which a textual typology was elaborated for this corpus. The typology is composed of four large discursive types, each of them having structural homogeneity and empirical support of the ways in which Colonial and Viceroyal American documentation spreaded. Keywords: corpus linguistics, textual typology, American Spanish, history of the Spanish language.
0. INTRODUCCIÓN. LINGÜÍSTICA DE CORPUS E HISTORIA DE LA LENGUA
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o es una novedad decir que para hacer investigación en lingüística se requiere, por lo regular, la existencia de corpus o el levantamiento de corpus, entendido este como un conjunto de datos lingüísticos seleccionados con criterios predeterminados y con el fin de
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constituir la evidencia empírica para un campo de investigación1. Algunas áreas de la investigación lingüística, tales como la historia de la lengua o la variación lingüística, diacrónica y sincrónica, son, además, obligatoriamente disciplinas de corpus. Quizá sea algo más novedoso hacer lingüística con base en corpus digitales, ya que estos le permiten a aquella, al menos desde el último cuarto del siglo pasado, realizar mejores generalizaciones y afinar la evidencia para las explicaciones. Los corpus digitales, como se sabe, están precisamente construidos para usar herramientas informáticas que no sólo permiten manejar grandes cantidades de datos que pueden llevar a generalizaciones fuertes, sino que sofistican las posibilidades de búsqueda y procesamiento de datos y, además, posibilitan el acceso libre y a distancia a través de la web. En el campo de la historia de la lengua española, en el que se inserta el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América, CORDIAM, existen ya, desde hace algunas pocas décadas, corpus computarizados y disponibles en la web, tales como el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español (CORDE) (www.rae.es), el Corpus del Español (CE) (www.corpusdelespanol.org) o el Corpus de Documentos y Textos Españoles Anteriores a 1700 (CODEA) (http://demos.bitext.com/codea/) y, en desarrollo, el Corpus Hispánico y Americano en la Red. Textos Antiguos (CHARTA) (http://www.charta.es/), por citar cuatro bien conocidos. Sin embargo, no existía, hasta la creación de CORDIAM, un corpus computarizado y disponible en la red diseñado con el objetivo de estudiar la historia del español en América, tanto en sus características lingüísticas, como en su acontecer diacrónico, como en su dialectología histórica, cuanto en su variación textual no literaria. Tiene, por tanto, CORDIAM, como enseguida presentaremos, una especificidad dialectal y amplitud cronológica particular de la que carecen los corpus digitales hasta ahora existentes. CORDIAM permitirá hacer la historia interna del español de América, con las matizaciones dialectales requeridas y en los varios niveles de la lengua, bien por países, bien por áreas geográficas, bien en sus contrastes internos y respecto del español peninsular; permitirá realizar una dialectología histórica del español de América; contribuirá a hacer una historia general de la lengua española, sin calificativos restrictivos del tipo americano, peninsular, boliviano, etc., si no se desean tales restricciones; permitirá, asimismo, estudiar con mayor precisión los contactos lingüísticos y los movimientos migratorios que han gestado en buena parte la historia externa de la lengua española en este continente; posibilitará acercarse a la oralidad y a variedades no estándares del español –hasta donde un documento escrito permite tal cosa–, y hará posible desde luego aportar nuevas evidencias empíricas para modelar las teorías en Lingüística Histórica. Este trabajo tiene dos objetivos, uno general y uno específico. El primero es presentar este nuevo corpus digital, la motivación para constituirlo y sus características generales. El segundo, y central, es mostrar la tipología textual que hemos realizado para agrupar los documentos que hasta ahora integran CORDIAM y los ejes que subyacen a esta propuesta. El trabajo, además de esta breve introducción, contiene cuatro secciones. En las dos primeras, §2 y §3, exponemos las características de CORDIAM y los criterios y decisiones para su constitución y estructura. La sección 4, la más extensa, aborda la propuesta de tipología textual antes mencionada y los criterios para llevarla a cabo. Cierran unas conclusiones en §5.
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Una definición más amplia y precisa fue propuesta por Tognini-Bonelli: “A corpus can be defined as a collection of texts assumed to be representative of a given language put together so that it can be used for linguistics analysis. Usually the assumption is that the language stored in a corpus is naturally-occurring, that is gathered according to explicit design criteria, with specific purpose in mind, and with a claim to represent larger chunks of language selected according to a specific typology” (Tognini-Bonelli 2001: 2)
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1. LAS RAZONES PARA LA CREACIÓN DE CORDIAM Es un hecho bien sabido que el español en América suele estar infrarrepresentado o, incluso, en lo que respecta a algunas zonas, no representado en las bases de fuentes disponibles electrónicamente para el estudio del desarrollo histórico de la lengua española. Esto lleva a que la descripción de la variación diatópica y/o diacrónica de la lengua materna de aproximadamente el 90% de la población hispanohablante actual sea un capítulo aún pendiente en la lingüística hispánica en general y, particularmente, en la diacrónica. Las carencias sobre información diacrónica americana se explican, a nuestro modo de ver, al menos por tres motivos, los dos primeros complementarios. En primer lugar, la ausencia de información sobre la historia de la lengua española se debe en buena parte a que no existen descripciones lingüísticas de la gran mayoría de los países hispanohablantes americanos, y, en consecuencia, mucho menos hay, con algunas excepciones, descripciones históricas de esas variedades. En segundo lugar, y este es el problema mayor, las carencias de información diacrónica americana se deben en gran medida a la falta de documentación lingüístico-histórica, transcrita y editada con rigor filológico, fácilmente accesible para la comunidad científica interesada. Un tercer motivo, menor, de tal desatención es, sin duda, que hasta hace relativamente poco la investigación en historia del español y en gramática histórica interna de nuestra lengua había estado caracterizada por un notable castellanocentrismo, explicable, en parte, por las dos razones anteriores. Es un hecho también sabido que la literatura americana virreinal y/o colonial, aunque constituye una fuente de información lingüística muy importante, debe ser tomada con suma precaución para hacer lingüística histórica, ya que las obras literarias americanas, hasta casi el siglo XX, seguían en gran parte modelos lingüísticos peninsulares que no dejan aflorar la identidad lingüística de las diversas variantes dialectales americanas, o eran, por el contrario, obras costumbristas que exacerban los estereotipos lingüísticos más populares, tal es el caso de muchas novelas americanas de la segunda mitad del siglo XIX. Por lo que respecta a la documentación lingüística filológica americana, la situación, afortunadamente, está cambiando de forma acelerada. En efecto, existen ya numerosos esfuerzos filológicos y ecdóticos, institucionales e individuales, que han dado lugar a diversas colecciones de documentos. Algunas de ellas han sido impulsadas institucionalmente, como es el caso de los surgidos en el marco de la entonces Comisión para el Estudio del Español de América de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina (ALFAL), que dio lugar a las compilaciones de documentación americana de Fontanella de Weinberg (1993) y Rojas (2000, 2001 y 2008), el caso del Proyecto Documentos Lingüísticos de la Nueva España, radicado en la Universidad Nacional Autónoma de México, que ha producido ya bastantes frutos (Company 1994), Rivero Franyutti (2000), Reyna (2006), Melis y Rivero (2008) y Ramírez Quintana (2013), o el caso del proyecto Cibola de documentos virreinales e independientes del suroeste de los Estados Unidos y de algunas zonas del norte de México que contribuyeron a la colonización y conformación lingüística hispánica de esa zona, proyecto coordinado por Jerry Craddock de la Universidad de California Berkeley, que contiene un número importante de documentos transcritos con criterios ecdóticos, subidos en la red y de libre acceso (http://scholarship.org/uc/rcrs_ias_ucb_cibola). Otras colectas documentales, la mayoría, son producto del trabajo de investigación individual o de grupos más pequeños de investigadores. Tal es el caso de Baranowski (s/d)2, Bertolotti, Coll y Polakof (2010, 2012), 2
Baranowski, como también Sanz-Sánchez integran Cibola Project y colaboran con CORDIAM de manera individual, aportando acorde con las normas de CORDIAM documentos de Cibola y otros adicionales.
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Carrera de la Red (s/d), Díaz Collazos y Ortiz Vanegas (s/d), Egido (s/d), Elizaincín, Malcuori y Bertolotti (1997), Enguita (s/d), Fernández Alcaide (2009), Fernández Lávaque (s/d), Guzmán (s/d), Huamanchumo (2011), Martínez Martínez (2007), Masih (2009), Mendoza (2000), Parodi (coord. s/d), Postigo de de Bedia y Díaz de Martínez (2009), Ramírez Luengo (2011, s/d), Rivarola (2006), Sanz-Sánchez (s/d), Stéfano y Tejera (2006), Zabalegui (s/d). Como surge de estas referencias, se trata, en muchas ocasiones, de materiales aún no publicados o publicados en editoriales universitarias, que carecen, como es sabido, de circulación amplia y adecuada. Estas condiciones han impedido que el enorme esfuerzo realizado para crear la infraestructura filológica necesaria para el estudio del español en América haya podido ser aprovechado por toda la comunidad académica. Para dar solución a este impedimento, merced al trabajo de un equipo de especialistas y con el generosísimo aporte de los investigadores citados arriba provenientes de diversas universidades americanas y europeas, se está construyendo el repositorio documental electrónico llamado CORDIAM. Aportará CORDIAM a la comunidad científica internacional la infraestructura necesaria para poder avanzar sustancialmente en la historia del español de América, tanto en la historia interna como en su historia externa. Permitirá, como ya señalamos, hacer la dialectología histórica del español en América, posibilitará hacer una gramática histórica del español abarcadora, habilitará la construcción de una historia lingüística que no sea la historia del español estandarizado, y, sin duda, proveerá evidencia empírica nueva y firme para la Lingüística Histórica.
2. LAS CARACTERÍSTICAS Y EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CORDIAM es un corpus computarizado de acceso libre y abierto y es un corpus de corpus. Como todo corpus lingüístico, es una herramienta de infraestructura para la investigación; contiene un sistema de búsqueda y procesamiento diseñado para el análisis lingüístico; contiene, a diferencia de otros corpus, una plantilla de metadatos de relevancia lingüístico-histórica. Está constituido por documentos americanos exclusivamente; todos ellos se caracterizan por ser no literarios y no periodísticos; todos están recabados directamente de archivo; el corpus tiene una profundidad histórica de 400 años: 1493-1904; abarca los 19 países hispanohablantes de América más el suroeste de Estados Unidos (los territorios pertenecientes antiguamente a la Nueva España), Jamaica, Haití y Guyana; por lo tanto, contiene documentación procedente de 23 actuales países americanos. Veamos con detalle cada una de estas características. Es un corpus de acceso libre porque cualquier persona podrá consultar sus contenidos sin necesidad de registro o de pago de tasa alguna. Es abierto porque se prevé que siga creciendo con nuevos materiales de los investigadores-colaboradores integrantes de CORDIAM o mediante la incorporación de nuevos investigadores-colaboradores con sus textos. En la actualidad, y por estar en etapa de construcción tanto en cuanto al procesamiento de los documentos como en cuanto a la programación, es de acceso limitado. Su gestión económica e institucional está en manos de la Academia Mexicana de la Lengua; las directoras de CORDIAM son las autoras de este artículo. Su apertura oficial está prevista para noviembre de 2014 con motivo del Congreso General de las Academias de la Lengua, que tendrá lugar en México. En la sección anterior hacíamos referencia a un conjunto de corpus construidos con el objetivo de estudiar la diacronía de la lengua española en América y que ahora integran CORDIAM
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CORDIAM.
Por esta razón, es posible decir que CORDIAM es un corpus de corpus, esto es, compila conjuntos documentales ya existentes y hace disponibles, mediante un tratamiento y sistematización informática adecuados, tales materiales para la comunidad académica. Sin embargo, CORDIAM no es la mera suma de todos ellos sino bastante más: es un corpus codificado y estandarizado de forma tal que ofrece acceso masivo a datos lingüísticos históricos americanos, así como también a datos geográficos e históricos del documento mismo y de quién lo elaboró, así como también datos diversos sobre los escribientes de tales documentos, como veremos más adelante. Todos los documentos integrados en CORDIAM provienen de corpus recogidos y editados críticamente con el objeto de estudiar alguna zona hispanohablante de América. Todos los documentos fueron escritos en América. Todos los materiales, además, están recabados directamente de archivos americanistas de diversa índole (históricos, religiosos, administrativos, entre otros), existentes en América o en Europa; es decir, CORDIAM no integra colecciones documentales preexistentes recabadas por historiadores, sociólogos o antropólogos cuya finalidad no era estudiar la lengua en este continente. En la actualidad los documentos ya cedidos para su uso en CORDIAM provienen de 58 archivos o repositorios documentales diferentes. CORDIAM contiene únicamente textos no literarios y no periodísticos. Como es bien sabido, algunos de los documentos que se conservan en los archivos, a diferencia de los textos periodísticos, los literarios o de los recogidos por historiadores, permiten a los investigadores acercarse mejor a la «inmediatez comunicativa», según el término acuñado por Koch y Oesterreicher (1990; cf. también Oesterreicher 1996), y son, por ello, una mejor fuente donde encontrar textos positivamente ponderados entre los muy diversos tipos que permiten mejor hacer historia de la lengua (Oesterreicher, Stoll y Wesch 1998). Los escritores son en general nacidos en América, sin embargo, como es esperable, se incluyen documentos de españoles en los momentos más cercanos a la llegada europea, en la que todavía no había población nacida en América, y para el caso de Argentina, Chile y Uruguay, se incorporan también algunos textos en español de hispanohablantes no nacidos en América, porque no se entendería la constitución e identidad lingüística de estos tres países sin los fuertes movimientos migratorios de europeos a esas zonas en el siglo XIX. El corpus abarca una profundidad histórica de 400 años (1493 a 1904), esto es, la época de la conquista, la época colonial / virreinal y el siglo de las independencias. Desde el punto de vista de la geografía histórica, contiene documentos de todos los actuales países americanos de habla española, así como también de territorios que fueron colonizados por el imperio español aunque no formen parte actualmente de lo que suele reconocerse como Hispanoamérica, como es el caso de Jamaica, Haití y Guayana y de territorios pertenecientes al sur de los Estados Unidos de América. En cuanto a información administrativa histórica americana, todos los documentos de CORDIAM contienen la adscripción virreinal –abarca los cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de La Plata–, colonial –por ejemplo, Capitanía General de La Habana, que, como se sabe, nunca estuvo integrada en un virreinato–, y muchos documentos incorporan información de la audiencia o de la gobernación donde fueron gestionados. En resumen, CORDIAM contiene información de cuatro ámbitos administrativos y jurídicos históricos americanos: virreinatos, audiencias, capitanías y gobernaciones. De acuerdo con los datos de los investigadores que han cedido sus corpus a CORDIAM, este cuenta en la actualidad con más de 3000 documentos de extensión muy variada. Incluye desde breves billetes hasta textos cronísticos y juicios transcriptos en su totalidad, por lo cual, la cantidad de palabras es un mejor indicador de la extensión del corpus. El acervo documental
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superará los cuatro millones y medio de palabras en la primera etapa, en su apertura oficial. CORDIAM se está construyendo sobre tres pilares: los investigadores-colaboradores de CORDIAM, el equipo de informáticos, y el equipo de filólogos. El pilar fundamental es, sin lugar a dudas, el de los investigadores americanos, europeos y norteamericanos que han autorizado el uso informático de sus materiales y, en la mayoría de los casos, han elaborado los metadatos3. Cada uno de los documentos está acompañado por una plantilla de metadatos asociados que tiene los siguientes campos: nombre del documento, siglo, año, autor (datos étnicos), autor (datos sexuales), autógrafo, país actual, topónimo actual, topónimo histórico, adscripción histórica, tipo textual, archivo, número de folios, número de palabras aproximado, créditos, facsimilar disponible, síntesis. En (1) presentamos un ejemplo de la plantilla de metadatos con los campos completos. CORDIAM
1. Nombre del documento: 1. Denuncia de un bachiller sobre una bolsa con hierbas que se le halló a una mulata Siglo: 18 Año: 1704 Autor (datos étnicos): mestizo Autor (datos sexuales): hombre Autógrafo: sí País actual: MEX Topónimo actual: Texcoco, Estado de México Topónimo histórico: Tezcuco Adscripción histórica: Virreinato de la Nueva España Tipo textual: Documentos jurídicos Archivo: Archivo General de la Nación (México), Inquisición, vol. 727, exp. 24, foja 552r. Número de folios: 1 Número de palabras aproximado: 383 Créditos: Paloma Paula Reyna Vázquez, El siglo XVIII en el Altiplano Central de México. Materiales para su estudio. Edición crítica, estudio filológico, introducción y notas, tesis de licenciatura inédita, México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2006. Facsimilar disponible: sí Síntesis: Denuncia de un bachiller sobre una bolsa con hierbas que se le halló a una mulata.
Los datos de la plantilla son incluidos con objetivos diversos: el registro y la reproducción del proceso de investigación (nombre del documento, el archivo y los créditos), la contextualización diacrónica, diatópica y diastrática del documento (siglo, año, datos étnicos, país actual, topónimo actual, topónimo histórico, adscripción histórica) y las características del documento (autógrafo, tipo textual, número de folios, número de palabras aproximado). Los metadatos permitirán al investigador hacer búsquedas desde los distintos ángulos temáticos 3
Para la elaboración de los metadatos no provistos por los investigadores-colaboradores y para la homogeneización se contará con el asesoramiento de historiadores especializados en la geografía histórica y la historia político-administrativa de América.
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contenidos en la plantilla y permitirán, asimismo, hacer búsquedas cruzadas geográficas, cronológicas, textuales y/o étnicas de distintos tipos. Los documentos con sus metadatos son incluidos en los programas computarizados de almacenamiento, búsqueda y procesamiento diseñados para el análisis lingüístico por los doctores Alexander Gelbukh y Grigori Sidorov del Instituto Politécnico Nacional (México). Por cuestiones de comodidad en la redacción, nos referimos a este conjunto de programas informáticos y a su interfaz gráfica como CORDIAM-WEB. Al momento de la redacción de este artículo ya han sido editados e incluidos en CORDIAM-WEB 1713 documentos que suman más de un millón de palabras. El promedio de palabras por documento es 710 palabras: el más corto contiene 58 y el más largo contiene 29,086. Previamente a su inclusión en CORDIAM-WEB los documentos son tratados filológicamente y son revisados en cuanto a algunos aspectos filológicos, ecdóticos y diplomáticos. El objetivo de este proceso de revisión es optimizar el aprovechamiento informático por parte de los usuarios. Por un lado, hay datos que se perderían por la existencia de abreviaturas, tachados o sobreescritos o que se perderían por mantener la unión de palabras del documento original. En el caso de las abreviaturas, hemos desatado en cursivas todas las abreviaturas de aquellos corpus que carecen de desatado. En caso de no haberlo hecho, la solución para encontrarlas es realizar tantas búsquedas como posibles abreviaturas, generando siempre la sensación de que quizá se esté perdiendo información por no haber previsto una abreviatura posible, además de que hay abreviaturas que son más logográficas que alfabéticas. Por otro lado, en el caso de la continuidad entre palabras, hemos separado según los usos gráficos del español actual, ya que un corpus sin separación de palabras según los usos ortográficos actuales, dificulta la realización de las búsquedas. Los sandhis comunes en el español antiguo, tales como desto, daqueste, etc. han sido respetados, porque cualquier usuario especializado podrá fácilmente reconocerlos y buscarlos. Por último, un exceso de información ecdótica y/o diplomática, en notas o incluso dentro del documento por parte del editor que autorizó el empleo informático de sus materiales, dificulta enormemente las búsquedas y la interpretación misma de su resultado. El número de documentos que a la fecha de escribir este artículo ha pasado por este proceso de adecuación para su aprovechamiento informático supera, como ya dijimos, los 1700. La etapa actualmente en curso culminará, como ya señalamos, en noviembre de 2014 con la apertura de CORDIAM a la comunidad académica en ocasión del Congreso de Academias de la Lengua. Además están previstas tres nuevas etapas. La primera se dedicará a la lematización manual de las palabras que no pueden ser lematizadas automáticamente; en el estado de desarrollo informático actual de CORDIAM-WEB, uno de los componentes de este programa lematiza automáticamente un alto porcentaje de las palabras de los documentos, como se explica en García Córdova, pero dada la alta diversidad gráfica de los documentos más la existencia de paradigmas morfológicos supletivos, más otros aspectos de variación morfológica no existentes ya en el español actual – y por tanto de difícil o imposible programación– habrá que hacer una no pequeña labor de lematización manual en un futuro. La segunda etapa, posiblemente simultánea a la anterior, es la inclusión de facsimilares, en aquellos casos en que los investigadores-colaboradores nos los han procurado. La tercera etapa, aún no decidida institucionalmente, supone un cambio cualitativo y consistirá en la inclusión en CORDIAM de textos periodísticos, aquellos publicados desde la aparición desde los primeros periódicos americanos, a inicios del siglo XVIII, aproximadamente; no sabemos aún si esta etapa, aunque deseable y enriquecedora para CORDIAM, será viable, porque entraña retos de otra naturaleza. Un problema general en la construcción de cualquier corpus es la representatividad lingüística de los datos –que los usuarios-investigadores transformarán luego en información
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filológica y/o lingüística–. Una correcta representatividad garantiza la fiabilidad del corpus en cuestión. Si bien, a primera vista, esto podría suponer un problema para CORDIAM, creemos que tal representatividad / fiabilidad está garantizada a través de un conjunto de recursos. Por un lado, el programa siempre arroja, junto a las concordancias resultantes de las búsquedas, información cuantitativa detallada: el número de ocurrencias en relación al número de documentos en que aparece lo buscado y también el total de palabras, el universo de palabras, contenido en los documentos en los que aparece la ocurrencia. Las dos primeras informaciones cuantitativas son usuales en cualquier búsqueda en los otros corpus diacrónicos digitales existentes para el español, pero la información cuantitativa global del universo de palabras en que se ha realizado determinada búsqueda es, hasta donde sabemos, una innovación de CORDIAM-WEB. Por ejemplo, ante el pedido de que muestre formas terminadas en -ado y con cualquier manifestación del lema haber, arriba de las concordancias se presenta la información cuantitativa, resaltada en negritas rojas, que puede apreciarse en la Figura 1 a continuación:
Figura 1: Pantalla de búsqueda en la que se ve el universo de palabras y textos de los que se extrae la concordancia
Por otro lado, el conjunto de metadatos de CORDIAM-WEB permite al investigador delimitar su propio corpus dentro del corpus total, ya que puede seleccionar los documentos acorde con ciertas variables. Si bien es posible trabajar con la totalidad del corpus, también es posible generar un subcorpus. Un usuario-investigador puede querer ver sólo textos escritos por mujeres, o sólo escritos en el actual Perú, o sólo escritos en el Virreinato de Nueva Granada o sólo pertenecientes a un determinado tipo textual. En cualquiera de estos casos, podrá restringir su búsqueda mediante la selección de alguno o algunos de los metadatos, que han sido establecidos como variables de búsqueda. No todos los metadatos estarán activos para ser utilizables como criterios de restricción de las búsquedas, porque de haberlo hecho así, los
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resultados de la investigación podrían quedar atomizados al generar subcorpus muy escasos en cantidad de palabras y por ello de baja utilidad para hacer generalizaciones lingüísticas, diacrónicas o dialectales, que son dos de los objetivos centrales de CORDIAM. Por ello, los metadatos que hemos considerado variables restrictivas para la generación de subcorpus son solamente 7, las más importantes, en nuestra opinión, para lograr los objetivos con que fue creado CORDIAM: 1. Siglo, 2. Año, 3. Intervalo de años, 4. Autor (étnico y sexo), 5. País actual, 6. Adscripción histórica y 7. Tipo textual. El sentido de los metadatos no es solamente poder realizar búsquedas restringidas sino también contextualizar los datos obtenidos por inducción para poder trascenderla y transformar los datos en información. El uso de metadatos como variables permite crear categorías intermedias4 entre el conjunto del corpus y las ocurrencias, evitando un corpus monolítico. Como ha señalado Kabatek: Si a mediados del siglo XX, el objetivo era modificar la exageración estructuralista, hoy en día se trata de modificar, de nuevo, un monolitismo que parte del supuesto de la existencia de una —y solo una— gramática representativa de cada lengua y cada época, monolitismo reanimado por modelos actuales y por una lingüística de corpus en la que se supone que la variación textual no es más que un problema de cantidad y que, a partir de un cierto tamaño de la muestra, la variación se esfuma en la nada del “ruido” estadísticamente irrelevante. (Kabatek 2008: 12)
Un tipo de metadatos relevante es en qué tipo textual se da una ocurrencia particular. Por esta razón, en la construcción de CORDIAM incluimos una tipología textual cuyos criterios de conformación desarrollamos en la sección siguiente.
3. TIPOLOGÍA TEXTUAL PARA CORDIAM Es un hecho aceptado en la investigación en lingüística histórica de los últimos quince o veinte años que el género textual puede ser una de las variables en la difusión y/ o activación del
cambio lingüístico (Company 2008). Por ello, entendimos necesario elaborar una tipología textual de CORDIAM acorde con las características y objetivos de este corpus. Los documentos que integran CORDIAM requirieron una clasificación textual ad hoc porque con ella intentamos integrar y respetar varios hechos complementarios que den cuenta, por una parte, de la diversidad y complejidad textual de la documentación americana y, por otra, de la especificidad lingüística de grupos de documentos. Los criterios tenidos en cuenta responden, básicamente a la pregunta ¿qué buscaría un usuario en una tipología de un corpus documental americano no literario y no periodístico en la red? Los criterios a grosso modo fueron: a) el modo de circulación del documento en cuestión en la América virreinal y/o colonial, por ejemplo circulación privada vs. circulación pública o administrativa; b) el curso administrativo que siguió el documento, es decir, cómo o por qué llegó a un determinado archivo, por ejemplo, si fue un juicio o fue un informe al rey, y c) diferencias recurrentes estructurales lingüísticas, tales como recurrencias en usus scribendi, gramaticales, léxicas y semántico–pragmáticas. Lo esperado es que haya diferencias en estos tres criterios según grupos o tipos textuales. Evitamos 4
En 1996, EAGLES realizó las primeras recomendaciones consensuadas sobre las condiciones mínimas que tiene que cumplir un corpus: a) el corpus debe ser tan grande como sea posible de acuerdo con la tecnología de la época; b) la gama de material debe ser amplia con el fin de lograr algún tipo de representatividad; c) es recomendable que haya una clasificación intermedia entre el corpus mayor y las ocurrencias individuales, y d) el corpus debe tener su origen explicitado (EAGLES 1996a, traducción y resaltado nuestros).
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a toda costa la atomización casi natural que la compleja administración americana refleja en una primera ojeada, como muestra el listado de documentos en (2) más abajo. Veamos con cierto detenimiento estos planteamientos generales que guiaron la tipología textual de CORDIAM. 3.1. Lectores y usuarios Una cuestión por demás obvia pero definitoria es que CORDIAM no tendrá lectores. Ningún corpus computarizado los tiene. Solo tendrá usuarios, ya que, a pesar de estar constituidos por textos los corpus computarizados no son la suma de ellos sino objetos de naturaleza distinta: son siempre diversas posibilidades de concordancias, son el lugar en donde encontrar evidencia que permita sustentar, descartar, formular hipótesis de análisis, así como realizar o ampliar una investigación. 3.2. Leer textos y «leer» concordancias Asociada a la distinción anterior, vale la pena recordar la distinción entre la forma en que se lee un texto y aquella en que se «lee» un corpus, realizada por Tognini-Bonelli (2001: 3-4) que presentamos esquematizada y traducida aquí abajo:
Texto
Corpus
se lee como unidad
se “lee” fragmentariamente
se lee horizontalmente
se “lee” verticalmente
se conectan unidades, oraciones, párrafos
se focaliza en las concordancias obtenidas y, a partir de ellas, se va al cotexto
se lee en tanto que evento único
se “lee” en tanto que evento repetido
se lee como producto de un acto individual y voluntario
se “lee” la concordancia como parte de una práctica social
es una instancia de parole
ilumina sobre la langue
es un evento comunicativo coherente
no es un evento comunicativo coherente
3.3. Universalidad, generalidad o particularidad La tipología que hemos creado no tiene pretensión universal alguna, ya que el dominio sometido a tipologización es el de los textos que son la base de CORDIAM. Los ejes o parámetros que son utilizados para la construcción de nuestra tipología, como se verá en el apartado 3.7, son generales, cuando tienen que ver con un corpus lingüístico-histórico computarizado, o son particulares, cuando surgen de las características de los tipos de documentos incluidos en CORDIAM. Ninguno de los ejes considerados, creemos, podría considerarse universal. En el mejor de los casos, se trata de una tipología generalizable a textos no impresos del mundo iberorromance, posiblemente románico occidental, entre los siglos XV y XIX.
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3.4. Proporcionalidad CORDIAM es, en cierto sentido, un corpus cuantitativamente pequeño, aunque vaya a tener en su momento de salida casi cinco millones de palabras. Aunque es esperable que en el futuro se amplíe, su representatividad / fiabilidad difícilmente se basará en sus muchos millones de palabras, tal como sucede, por ejemplo, en el CORDE o en el CE. Esto se explica por dos razones. Una primera es que los corpus que constituyen la base documental de CORDIAM –o de cualquier corpus para la lingüística diacrónica– no se pueden construir sumando cualquiera de los documentos que están en un archivo sino que se construyen por una selección mediante criterios muy estrictos que combinan filología, ecdótica y lingüística histórica. Por ello, en general, sólo un porcentaje bajo de los textos contenidos en los archivos cumple con las condiciones necesarias para ser integrados a un corpus creado con fines lingüístico-históricos. Una segunda razón es que, una vez seleccionado un conjunto de «buenos» documentos, el investigador comienza el proceso de reproducción del original, de transcripción y de corrección de la transcripción, lo cual lleva, en el más fácil de los casos, unas cinco horas por folio; es decir, es cosa sabida que no es una tarea fácil construir un corpus computarizado con varios miles de documentos procedentes de archivo. Por tanto, dado que el corpus es y será relativamente pequeño, la cantidad de posibilidades por variable o metadatos debería ser también pequeña, ya que, de otra manera, se corre el riesgo de atomización ya comentado, y se reduce la representatividad. Esas pocas categorías textuales, debían ser, además, lo suficientemente abarcadoras como para dar cuenta del largo listado de medio centenar de clases de textos ya identificados por los investigadores-colaboradores de CORDIAM, que listamos en el próximo apartado. 3.5. Tipos, clases de textos y géneros discursivos La finalidad de realizar una tipología de un corpus como CORDIAM es eminentemente operativa. La revisión de los tipos de textos propuestos por los investigadores-colaboradores a partir de sus corpus fue una larga lista de clases de textos que recogemos parcialmente, en orden alfabético, en (2): 2.
Actas de bautismo, actas de cabildo, actas fundacionales, autos por juicios de residencia, bandos, capitulaciones, cartas de oficiales, cartas de particulares dirigidas a instancias oficiales, cartas entre particulares, decretos, denuncias, descripciones geográficas, informes, inventarios de barcos, inventarios de bienes de difuntos, juicios de residencia, civiles o criminales, juicios de memoriales o relaciones de méritos, nombramientos de cargos diversos, notitas, recibos privados y pagarés de diversa naturaleza, ordenanzas, padrones, peticiones de embarque, peticiones de mercedes, probanzas de méritos y de limpieza de sangre, procesos judiciales, querellas civiles y criminales, relaciones de expediciones o sucesos, sentencias, testamentos, testimonios en juicios.
Tres cuestiones surgen de la lectura de (2): el número de etiquetas es muy alto, no se trata de una tipología sino una enumeración de clases y la lista podría ser todavía aun más extensa. Desde un punto de vista práctico, el conservar esta clasificación no hubiera resultado en un aporte para el usuario sino en un problema y hubiera reducido la utilidad de CORDIAM. La búsqueda de determinado dato lingüístico limitada a uno de esas clases de documentos hubiera reducido el número de concordancias significativamente, dando resultados muy atomizados y cuantitativamente muy pobres. Existe, sin duda, la posibilidad informática de ofrecer al usuario más de una opción de búsqueda; un investigador podría elegir, entonces, hacer una búsqueda en actas de bautismo, actas de cabildo y padrones, y otro investigador en cartas de particulares, cartas oficiales e informes. Si bien eso es posible, sería poco recomendable en cuanto a la
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amigabilidad del programa, ya que para realizar cada búsqueda el usuario debería revisar una lista superior a las cincuenta etiquetas para seleccionar las pertinentes para una determinada investigación. Además, esta posibilidad informática debilitaría los objetivos esenciales de CORDIAM, que, recordemos una vez más, es posibilitar la investigación en la gramática y la dialectología históricas del español americano. Tomando en cuenta todo lo anterior, decidimos definir unos pocos tipos a partir de unos pocos ejes, parámetros o criterios. Examinemos antes de mostrar nuestra propuesta, algunas tipologías de géneros discursivos ya existentes. 3.6 Algunas tipologías textuales ya existentes Para realizar nuestra propia tipología textual para CORDIAM, consultamos algunos trabajos previos y evaluamos su pertinencia para una tipología como la necesaria para CORDIAM. EAGLES, por ejemplo, hace una propuesta de criterios que deben ser tomados en cuenta para tipologizar; aparece resumida y traducida a continuación: Género literario (poesía, narrativa, (auto)biografía, novela, nouvelle, novela histórica, ciencia ficción, humor, dramaturgia), tópico, medio (libros, cartas/correspondencia, periódicos, folletos, volantes), ficción o no ficción, estilo (distancia, distendido o solemne, especializado o técnico), otros (manuales y libros de texto). (EAGLES 1996b)
Si hubiéramos tomado en cuenta estos criterios de tipologización, hubiéramos tenido que distribuir los documentos de CORDIAM entre tipos creados cruzando, por un lado, lo no literario, no impreso, no ficción y, por otro, el continuum de estilo y la variopinta clase de tópico5. De haber seguido esta clasificación, hubiéramos sumado a los problemas operativos de trabajar con el continuum que presenta la documentación virreinal y/o colonial americana (de mayor a menor distancia comunicativa entre escribiente y destinatario, o de más distensión a más solemnidad) los derivados de trabajar con una categoría muy atomizada –y mucho más apegada al mundo que a la lengua– como es la de tópico. Las tipologías textuales realizadas en el ámbito de la lingüística también fueron revisadas. Si bien ya es sabido, sobre todo a partir de los trabajos de Adam (1992), que tipologizar con criterios intralingüísticos es una tarea infructuosa, buscamos una asociación entre algunas rutinizaciones lingüísticas contenidas en los textos y algunas características externas reconocibles fácilmente. La tipología propuesta es una clasificación-guía de lo lingüísticamente «esperable» en el campo del léxico, de algunos fenómenos morfológicos, de ciertos aspectos de la sintaxis; de cuestiones propiamente textuales y de bastantes regularidades semánticopragmáticas. Las valiosas reflexiones y propuestas de Koch y Oesterreicher (1990) y Oesterreicher (1996) nos llevaban a agrupamientos demasiado grandes o demasiado inespecíficos para CORDIAM. Si tomamos, por ejemplo, el concepto de inmediatez, no-inmediatez comunicativa propuesto por estos autores como un categorizador, entonces, íbamos a tener que la mayor parte del corpus caería dentro de esa categoría, ya que su influyente propuesta guió en buena medida la construcción de muchos de los corpus que integran CORDIAM. No se nos escapa que, en la realidad, los textos podrían ser todos ubicados en esta línea de tipologización, en sendos continuos que fueran desde lo más privado a lo más público, desde lo menos planificado a lo 5
Los tópicos o temas definidos a partir de corpus existentes son los siguientes, listados en el orden en que son propuestos: religión, tecnología, legal, deportes, arte, política, historia, medicina, filosofía, economía, educación, psicología, ciencia, ocio, civilización, física, biología, matemática, hogar, comunicación, lenguaje y lengua, literatura, arquitectura, moda/indumentaria, computación, agricultura, geografía, ecología/medioambiente, tráfico/ transporte, química, finanzas (EAGLES 1996c).
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más planificado, desde lo concebido más oralmente a lo concebido más escrituralmente, etc. Sin embargo, esta forma de pensar no por adecuada es operativa para un corpus informatizado. Los trabajos de Biber (1985, 1986) y Biber y Conrad (2009), que establecen un conjunto de rasgos lingüísticos, proponen tres parámetros que dan cuenta de la variación textual: interactivos-editados; descontextualizados-situados y de estilo diferido-de estilo inmediato. Si tomamos por ejemplo los rasgos «interactivo-editado» resultaría que muchos de los textos caerían dentro de las dos categorías: un juicio tiene partes fuertemente descriptivas y también partes dialógicas. Por tanto, adscribirlo a una de las dos clases sería fuertemente inespecífico y por lo tanto una mala guía para el usuario de CORDIAM. Si, como proponen Biber y Conrad (2009), los tres parámetros de definición que determinan un continuum se entrecruzaran, ganaríamos en especificidad, pero, por otra parte, no tendríamos tipos sin asociaciones probables con conjuntos de rasgos que puedan graduarse. Esto no sería útil para el usuario o sería de muy escasa utilidad real para entender mejor la documentación antigua americana. Además, el hecho de tener que analizar rasgos y combinatoria de rasgos por texto, desplazaría el trabajo del equipo de CORDIAM de la construcción del corpus al de analistas y caracterizadores de textos, y, de nuevo, se perdería el objetivo esencial de la creación de CORDIAM. Revisamos, igualmente, tipologías basadas en documentación americana (Barbosa y Lopes 2003; Bertolotti, Coll y Polakof 2010; Guzmán com. pers., Virkel 2010). Coincidimos con las dos primeras en tomar como parámetro la forma de circulación de los textos. Si bien el análisis de todas ellas nos ha resultado iluminador, en la medida en que atienden la especificidad de sus propios corpus, no fue posible retomarlas en su totalidad. La complejidad documental, heterogeneidad geográfica y profundidad histórica de CORDIAM requería una tipología hasta cierto punto simple pero fidedigna de los cursos administrativos e históricos que siguió la documentación en la América virreinal y/ o colonial y fidedigna, hasta donde ello fuera posible, de los hablantes-escribientes que produjeron esa documentación. La pregunta que nos volvíamos a formular era qué hace de una tipología una buena tipología. 3.7. Los ejes taxonómicos que estructuran CORDIAM Luego de realizar las reflexiones y revisiones presentadas arriba, decidimos realizar la tipología textual preguntándonos no por los textos sino por los usuarios de CORDIAM. Resolvimos preguntarnos qué buscaría un usuario en una tipología de un corpus en red con las características del nuestro6. Consideramos que, para orientar las búsquedas y facilitar la interpretación de las concordancias arrojadas por el programa, los usuarios de CORDIAM pondrían en juego sus conocimientos o intuiciones sobre algunas regularidades posibles asociadas a textos agrupables, subsumibles en un tipo textual. Un parámetro relevante, y sin duda primario, para cualquier lingüista o filólogo es que el texto haya sido escrito para la circulación pública o no. Por tanto, el primer eje taxonómico, fue la circulación del documento y las razones para su conservación en un archivo. Esto nos permite distinguir un primer grupo de textos que son los que hemos agrupado bajo la etiqueta Documentos entre particulares: cartas y otros. Este tipo de documentos no está escrito para trascender sino que son producto de la necesidad de comunicación entre dos particulares, lo que condiciona unas determinadas regularidades en secuencias textuales, léxicas, sintácticas y morfológicas, además de (orto)gráficas. Suelen tocar tópicos personales y, muy importante, 6
Trabajamos inicialmente con una propuesta de ocho tipos que redujimos a cinco y más tarde a cuatro, luego de discutirla en un Seminario realizado en el Instituto de Lingüística de la Universidad de la República (Uruguay) con Magdalena Coll, Marisa Malcuori, Cristina Píppolo y Ana Clara Polakof, a quienes agradecemos la disponibilidad para oír los problemas y planteamientos y la generosidad de sus aportes.
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llegan a los archivos, en general, por azar, aunque no siempre sea así. Es decir, este tipo de documentos fue escrito para ser leído por otro particular y, al momento de ser escrito, no se pensó –puede haber excepciones– en que el documento podría llegar alguna vez a una instancia oficial. Son sin duda, por esa conciencia de privacidad, la «joya de la corona» para la historia de la lengua, tanto porque suelen mostrar una elevada inmediatez comunicativa como porque son el único tipo de documento que se atreve a escribir el que no «sabe» escribir. Los documentos que fueron concebidos teniendo en cuenta su circulación pública son de índole muy diversa y fueron ordenados de acuerdo con su funcionalidad social, tomando en cuenta, por cierto, el funcionamiento cultural e institucional durante la Conquista, la Colonia y las primeras décadas de las independencias americanas. Distinguimos dentro de los documentos de circulación pública tres grandes tipos: Documentos cronísticos, Documentos jurídicos y Documentos administrativos. En una caracterización muy somera, es posible afirmar que los documentos cronísticos describen paisajes, relatan sucesos raros o curiosos para el «cronista», describen acciones propias de ciertos grupos humanos, creencias, costumbres, festividades y comportamientos de esos grupos y tienen, muchas veces, aunque no necesariamente, una ordenación temporal. Se acercan a un texto literario sin tener, sin embargo, una finalidad estética. Predominan en ellos descripciones y narraciones. Los documentos administrativos ordenan, registran, disponen y regulan la vida cotidiana, con descripciones y lineamientos sumamente detallados, las más de las veces; desde cómo deben transitar hombres y animales por las antiguas calles hasta cómo comportarse en un espectáculo público; dan también cuenta de bienes materiales, de vivos y de difuntos; dan testimonio de la genealogía de los individuos y de su lugar y fecha de nacimiento. Básicamente, dan cuenta del mundo en que un individuo se mueve cotidianamente y de las instancias que regulan esa cotidianeidad e interacción oficial entre personas. Los documentos jurídicos se producen en el mundo del Derecho. En este sentido, se acercan bastante a los documentos administrativos. Sin embargo, y a diferencia de estos, son documentos de tipología textual muy compleja y, hasta cierto punto, heterogénea, ya que contienen tipos de documentos dentro de otros tipos (denuncias, querellas, postulación de preguntas, interrogatorio y respuestas, sentencias, segunda instancia de un juicio, traslados, etc.), a manera de cajas chinas o muñecas rusas; esto es, son textos que pueden ser identificados como una unidad no obstante que al entrar en ellos podemos encontrar otras unidades que, a su vez, al entrar en ellas pueden contener otras unidades, etc. Por esta razón, y a pesar de circular en forma similar a los administrativos, suelen tener múltiples enunciadores, y múltiples despliegues discursivos internos. Además, desde un punto de vida lingüístico, especialmente los subtipos documentales ‘interrogatorio / declaración’, suelen ser textos altamente dialógicos que nos aproximan en cierta medida a la oralidad de los declarantes. Esta tipología nos enfrenta al problema –que evitamos pero no resolvemos– de la ontología del documento. En CORDIAM optamos por una definición operativa y consideramos documento la unidad determinada por un colaborador-investigador y que él haya entendido como tal por su validez empírica para hacer lingüística histórica o historia de la lengua7. Por lo tanto, nos encontramos tanto con juicios transcriptos en su totalidad como con un fragmento de un juicio
7
La única excepción son las cartas. Dado el enorme valor de estos textos para la Lingüística Histórica, cuando se encuentran cartas incluidas en un documento mayor, con el acuerdo del investigador colaborador, se la separa del documento madre independizándola como un documento propio.
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consistente en la sentencia o con un fragmento de un juicio consistente en las declaraciones de testigos. En resumen, CORDIAM contiene cuatro tipos textuales o discursivos, 1. documentos entre particulares: cartas y otros, 2. documentos cronísticos, 3. documentos jurídicos y 4. documentos administrativos. Hemos intentado en esta tipología textual, como ya dijimos, evitar la atomización haciendo agrupamientos grandes que tengan cierta «homogeneidad» estructural interna; son cuatro etiquetas generales que respetan el funcionamiento de la administración americana virreinal / colonial. Los cuatro tipos textuales, a grosso modo, operan sobre un ejecontinuum: más privado > más público, cuyos cortes internos no tienen, como es lógico, fronteras nítidas. En la Tabla 1 distribuimos la larga lista de textos de (2) que habíamos incluido más arriba en los cuatro grandes tipos que acabamos de definir. Tipo de texto
Entre particulares: cartas y otros
Clases de textos actualmente presentes en
Cartas personales Notitas Recibos Pagaré
CORDIAM
Cronísticos Cartas de oficiales Descripciones geográficas Informes Relaciones de expediciones o sucesos
Jurídicos
Administrativos
Actas de cabildo Autos de juicio de residencia Bandos Capitulaciones Decretos Denuncia Juicios de residencia Memoriales de méritos Probanzas de méritos Probanza de limpieza de sangre Procesos judiciales Querellas Sentencias Testimonios en juicios
Actas de bautismo Actas fundacionales Cartas de oficiales Cartas de particulares Informes Inventarios de barcos Inventarios de bienes Nombramientos Padrones Pagarés Peticiones de merced Testamentos
Tabla 1. Clases de textos distribuidos por tipos
3.8. Ejemplos de tipos textuales A continuación mostramos un fragmento de documentos adscritos a cada uno de los tipos propuestos. Documentos entre particulares: cartas y otros 3.
Mi mas estimada y querida esposa de / mi corazon me alegrare que al rresibo desta / te alles con la salu que yo para mi deseo / en conpañia, de mis dos amadas sijas /5 de mi corason y de tu familia y mia / la que yo difruto es buena para que me / mandes que lo are como me toca de obligasion / Juana esta se dirije a /10 notisiarte … 30. Carta de Josef de Mesa a su esposa, 1803, Uruguay
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Documentos cronísticos 4. Y / así diçen que los vnos salieron de qüebas, los otros de çerros, /25 y otros de fuentes, y otros de lagunas y otros de pies de árboles, / y otros desatinos desta manera; y que por auer salido y enpeçado / a muntiplicar destos lugares y auer sido de allí el prinçipio / de su linaje, hizieron guacas y adoratorios estos lugares / en memoria del primero de su linaje que de allí proçedió; /30 y así cada nación se uiste y trae el traje con que a su guaca / uestían. Relación de las fábulas y ritos de los Ingas, de Cristóbal de Molina, ca. 1600, Perú
Documentos jurídicos 5. yo Jose Candido Baes besino de el pueblo de antimano y residente de la Ciudad de San Felipe / Ante V paresco y digo que el rreo nombrado ylario Silba es un honbre que me a sentensiado a muerte con una lansa que a sacado en mi misma casa y por no aber tenido los testigo (sic) no me presente ante V y de contra A una muJer que tengo en mi Casa a sacado un puñal para matarla en la casa de el Señor Miguel Bara por un pique que tie <inter: ne> con hella por una mujer que el tenia y llo la hise salir de el Sitio de Carapa y por Cullo motivo Cuantas beses pasa por mi casa a distintas horas de la noche se benga Con pegar un astaso a las tiJas de mi CoRedor que estan a la bista las tiJas quebradas en dicho Coredor Contra Hilario Silva por haber amenazado con una lanza á varias personas, y por otros excesos, 1837, Venezuela
Documentos administrativos 6. Muy magnífico señor: / El que la presente lleva es Juan Freyle, que / a servido en esta haçienda de varvero para curar / los enfermos. El qual començó a servir dende / 5 quinçe de março, año de 1556 años. Sirvió hasta / quinçe de nobienbre del dicho año. Ganava a raçón / de çien pesos de minas cada año, que ansí estava / conçertado. Dévensele ocho meses como pareçerá / el asiento por el libro de la contaduría. Carta escrita por Rodrigo Marín, 1557, México
3.9. Algunas observaciones finales Cabe realizar algunas puntualizaciones que pueden ayudar al lector a comprender mejor esta tipología textual. Nuestra tipología cumple con el criterio de buena tipologización de que los tipos no se incluyan unos a otros ni se superpongan. Es cierto que una relación de una expedición podrá ser tomada luego como un elemento en un juicio, una cartita entre amantes podrá ser utilizada como prueba en un juicio de limpieza de sangre. Pero, si están en un documento mayor, el conjunto que integran será adscripto al tipo Documentos jurídicos. Las clases de textos pueden pertenecer a más de un tipo. Por ejemplo, un documento clasificado como carta de un oficial podrá pertenecer tanto a los documentos administrativos como a los cronísticos. Si en la carta de un oficial, este informa a su superior de la cantidad de dinero que necesita recibir para mantener la tropa, se lo considerará un Documento administrativo. Sin embargo, una carta de un oficial (incluso del mismo oficial) en la que relata sus avances en un territorio nuevo en donde describe la geografía física y humana a la que se va enfrentando será incluido entre los Documentos cronísticos. No tendrán doble asignación los individuos que integran la clase, esto es, ningún documento estará etiquetado en dos tipos. Si dentro de un juicio hay un inventario de un barco, el documento es el juicio y por lo tanto irá a Documentos jurídicos. Es esperable que el usuario de CORDIAM, que dispondrá de un contexto más amplio que la mera concordancia, reconozca la
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circunstancia, nada infrecuente, de la existencia de textos que tienen un origen y que luego se incluyen en textos con otros objetivos y otras formas de circulación, como ya mencionamos. Las copias y traslados, de reconocido valor filológico, no son caracterizadas fuera de la clase a la que pertenece su original.
4. CONSIDERACIONES FINALES Y hablando de tipos textuales… este artículo se aleja del artículo clásico, con una introducción, una presentación de la metodología y los datos, una discusión de los datos y una conclusión. Por lo tanto, no presentamos aquí conclusiones sino estas consideraciones a modo de cierre. Relatamos aquí dos experiencias. En primer lugar, la experiencia de construcción colectiva, con la comunidad académica de la lingüística histórica hispánica, de una infraestructura para la investigación de la historia del español de América. En segundo lugar, la experiencia intelectual de construir una tipología para CORDIAM, alternando inducción con deducción, revisando categorías construidas, pasando del lugar de lector al de usuario de corpus, pasando del lugar de investigador con corpus en papel al lugar del investigador con corpus computarizado. De pretensión modesta, la tipología que construimos parece ser empíricamente adecuada y funcional. Su aplicación a cada vez más textos, dirá si efectivamente lo es y si puede ser utilizada para otros corpus históricos de otros ámbitos romances. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Adam, Jean Michel. 1992. Les textes: types et prototypes, Paris, Nathan Éditions. Barbosa, Afrânio Gonçalves; Célia Regina Lopes dos Santos. 2003. Corpora do projeto para a História do português Brasileiro de 1997 a 2003, en A. Teixeira do Castilho (Ed.) Historiando o português brasilerio, 139-154. Disponible en: http: //www.mundoalfal.org/Ataliba%20T.htm <17 de junio de 2013> Bertolotti, Virginia; Magdalena Coll; Ana Clara Polakof. 2010. Presentación, en V. Bertolotti, M. Coll; A. C. Polakof. Documentos para la historia del español en el Uruguay. Vol. 1. Cartas personales y documentos oficiales y privados del siglo XVIII, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación: 9-18. Biber, Douglas. 1985. Investigating macroscopic textual variation through multifeature / multidimensional analyses, Linguistics 23: 337-360. Biber, Douglas.1986. Spoken and written textual dimensions in English: Resolving contradictory findings, Language 62, 2: 384-414. Biber, Douglas; Susan Conrad. 2009. Register, genre and style, Cambridge, Cambridge University Press. Company Company, Concepción. 2008. Gramaticalización género discursivo y otras variables en la difusión del cambio sintáctico, en J. Kabatek (ed.), Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico: Nuevas perspectivas desde las Tradiciones Discursivas, Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert: 17-51. EAGLES. 1996a. Preliminary recommendations on Corpus Typology, [en línea] Disponible en: http://www.ilc.cnr.it/EAGLES96/corpustyp/corpustyp.html <17 de junio de 2013> EAGLES. 1996b. Textual tipology, [en línea] Disponible en: http://www.ilc.cnr.it/EAGLES96/texttyp/node36.html#SECTION000112000000000000000 <17 de junio de 2013> EAGLES. 1996c. Topics, [en línea] Disponible en: http://www.ilc.cnr.it/EAGLES96/texttyp/node37.html#SECTION000113000000000000000 <17 de Junio de 2013> Kabatek, Johannes. 2008. Introducción, en Kabatek, Johannes. 2008. (ed.) Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico: Nuevas perspectivas desde las Tradiciones Discursivas, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert: 7-16. Koch, Peter; Wulf Oesterreicher. 1990. Gesprochene Sprache in der Romania: Französisch, Italienisch, Spanisch, Tübingen: Max Niemeyer. Melis3, Chantal; Agustín Rivero. 2008. Documentos lingüísticos de la Nueva España. Golfo de México, con la colaboración de Beatriz Arias, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
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