Suburbio Cultura Fanzine

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SUBURBIO

CULTURA

Fanzine contracultural, popular, alternativo y mestizo Año 1, Nº 1, noviembre 2017 Lima – Perú Director Carlos Alexander Camacho More Comité Editorial Carlos Alexander Camacho More Elizabeth Ana María Pari Flores María Stephanie Ricse Gonzales Nielson Joel Rodríguez Suero Diagramadora Elizabeth Ana María Pari Flores Correo electrónico: suburbioculturaflch@gmail.com Web: www.facebook.com/SuburbioCultura Depósito Legal: 2010-15916 ISSN: 2220-5209


PRIMER MANIFIESTO No es el arte enlatado que se vende en los supermercados, ni el arte decorativo como rosa de plástico, ni el arte conservador fascista o reaccionario, ni el arte que sirve para elogio y confort de hombres faltos de atención.

siempre efectivas. Lo cierto es que actualmente vivimos un proceso de masificación del consumo de la cultura “chicha” y la difusión de sus modos de vida basados en la banalidad. Pero no es solo por eso que nuestro país va rumbo al fracaso.

De lo que hablamos es del arte originario de los suburbios de Lima, de la periferia cultural que existe al margen de los círculos especializados que operan sobre el arte de maneras muy complejas y con poco alcance.

En el Perú no existe una propuesta educativa que fomente la creatividad, la buena convivencia, el cultivo de las artes o que por lo menos cumpla cabalmente con proporcionar los saberes “básicos” a los menores.

Nacidos en la universidad, entre aulas, cafés, lecturas artísticas y abstractas; pero siempre buscando retornar a todos los espacios, hasta los más alejados del centro, hasta las manos de los hombres que no trabajan con la palabra sino con la tierra, el óleo, el metal, la madera o en oficios inimaginables. Lamentablemente marginales, porque si se fijan en el retrato de Lima,

Así, ¿qué esperar del futuro? Esto, sumado a los modos de vida alienados, es causa de que se destine a las expresiones artísticas a desempeñar una labor ignorada que se mantiene a la espera de un público renovado y nuevos actores/gestores. Ante la desabrida expresión, tramposa e hipócrita de nuestro tiempo ¿quedarán motivos para edificar una propuesta?

descubrirán que aquí los espacios para las artes o, al menos, la difusión de ideas de cualquier tipo, van desapareciendo por escasez de público.

Sí, porque aunque los oídos se cierren, las bocas no deben callar. Qué importa si somos nosotros u otro grupo de entusiastas quienes icen la bandera. Por más problemática que se torne la vida siempre persistirá el arte, a pesar de los disturbios, la corrupción y la indolencia; y persistirá aunque nuestras sociedades lo desprecien por inútil o por ser el origen de todos los males. Por eso estos pocos retazos de papel y tinta se difunden

La tecnología nos sumerge en un sopor de cada vez mayor alcance, y aunque alguna vez ha generado acciones espontáneas, sus consecuencias no son

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para mantener encendido el fuego eterno que es y siempre será el arte ético con sus ideales, el arte para todos, el arte verdadero; aquel que sobrevive entre las manos de unos pocos pero que pronto regresará a fluir como río ante los ojos del mundo.

tiempo de las meditaciones ya se terminó. Por eso, ahora que tenemos las manos prestas para desbordarse como el río Rímac, intentaremos llevar el arte como huayco a cada punto de nuestra ciudad buscando mostrar expresiones marcadas por la realidad contemporánea, por más feas e indigeribles que resulten.

Este proyecto surge con la intención de aportar nuestro arte al canon subterráneo de las publicaciones populares,

Escribimos desde el subdesarrollo y conocemos sus pasos. Por eso esta publicación se reconoce netamente popular y busca ser de amplia difusión,

pero sobretodo con intenciones de ser ejemplo para los jóvenes peruanos, para que se organicen y empiecen a expresarse libremente. Para que su generación, las que vienen y las pasadas encuentren en nuestro espacio una recámara abierta a sus deseos y para que sus sentidos así superen la ronquera y consigan gritar fuertemente.

en ellas el arte será lo valioso y la gratificación será el poder motivar al pueblo a que se instruya en el descubrimiento de la belleza y la estimulación de sus capacidades cognitivas.

En términos concretos, este material es un proyecto HÍBRIDO, un neo proyecto de mestizaje que busca unir poesía, cuento, crónica y otros experimento literarios con las artes gráficas tales como foto, collage, dibujos y pinturas de toda especie.

La financiación de nuestro fanzine es producto de la autogestión que realiza el comité editorial y un todavía desconocido grupo de multifacéticos y atentos colaboradores. No podemos engañarnos, los libros que se venden en repisas lustrosas no están al alcance de todos, pero ¿quién dice que debemos leer las mercancías de editoriales multinacionales? ¿de autores que ni saben dónde están parados? Desde un país con cero cinco en comprensión lectora, lanzamos a las fauces del mercado el fanzine Suburbio Cultura, sin ánimo de lucro, solo buscando llevar a las personas la belleza de la que han sido privadas por un orden institucional caduco que, si algo difunde, es la total inercia, el exitismo y la mediocridad.

Dado que vivimos en un proceso de mestizaje de culturas, orígenes, etnias, razas y mundos; este material, en ese sentido, es reflejo físico de la realidad limeña. Pero espiritualmente podríamos afirmar que el comité está conformado por seres expectantes, ubicados en lo alto de cerro San Cristóbal y mimetizados con el cielo gris; no obstante, el

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ÍNDICE CUENTOS El destino del perseguidor Manuel Terrones

Merino

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Fernando Huaroto

COLLAGE

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Collage 01 - Ano

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Collage 02 - Ano

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Poster Collage - Ano

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POEMAS De la guerra por vida o de la última paz en música Percy Hinostroza

Me encuentro tal vez en mi estado más inapetente

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María Ricse

Mi cuerpo estigmatizado sufre como ninguno Christian Gonzales

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Poesía Ilustrada

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Joseph García

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FOTOGRAFÍA Foto 01 Erika Null

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Foto 04 Jorge Ingaruca

Foto 02

Foto 03

Erika Null

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Foto 05

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Jorge Ingaruca

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Miradas

Ernesto Palomino

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Jorge Ingaruca

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Manuel Terrones

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Merino Para Elisa - Beethoven Dadas las circunstancias y la complejidad de la historia, hay poco que decir respecto a los días de Merino, salvo que sus pensamientos le holgaban tanto como los jirones de sol que le caían poblando toda su piel cardenada. Su paso lento como cansado, siempre roncándose por sobre la madera frágil, retrocediéndose subterráneo.

¿Acaso no sería la vida el goce catastrófico del dolor? Merino vivía una vida tranquila, sin reloj marcando su paso, sin la aguja que pulseara su carne. Solo su palpitar braquicárdico, orientándolo siempre hacia el poniente del sol. Sembrándolo de espaldas al mundo. Su semblante de alfiler, escondía un animal creciéndole bajo el signo de su estrella: Sirio, estrella perro. Podríamos afirmar que su figura, calcaba casi esquelética la noche, y que de sus pasos mal dibujados, iba tosiéndose altivo el ruido impacientado.

Los días, todos desfilándose. Iban derrumbándose sobre su ventana. Entre la madrugada baja, perfilada; despierto; memorizaba la hora en que pasaba el panadero, lo grafos, los pasteleros, a qué hora el sereno encendía los montana en el cruce de Cueto con Mariscal Miller. Un privilegio cuando su olfato tropezaba distanciado con el ánimo novedoso de algunos nuevos hombres uniformizados. Estos se imaginan desfilar humildemente libres al final de su jornada.

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Merino, con su respirar acostumbrado e irresponsable, se censuraba alejar sus pasos fuera de la funeraria. No tenía necesidad. Recibía al sol por la ventana, y el ruido vocal de la gente no lo entusiasmaba en absoluto, en comparación a su habitación de agua tranquila. Ahí la calle, se rumoreaba en el transcurso de sus silencios. Afuera, toda la ciudad colmada, amaneciendo con sus hombres abismados que lo esperaban en el remanso de sus ojos tibios.

Todos enajenados con sus insignias de obreros. Merino, no tenía pretexto para educarse bajo consigna alguna, no tenía bandera y tampoco vergüenza que lo tropezara. Un ser estacionado, acongojado, pero parecido al mar… the eyes of those standing outside looked in at her as into the cage of some rare creature in a zoo… ¿Quién está dentro, quién está afuera? Pensó mientras su silencio recogía una voz extraña de la radio de un auto estacionado fuera de la funeraria… In the hand of one of the assistants she saw the same instrument which they had that morning inserted deep into her body. Se imaginó a él mismo, como un ángel recostado sobre un teléfono público. Totalmente ebrio, pero enamorado… She shuddered instinctively. La canción iba ingresando lenta y cautelosa hacia los pabellones de sus orejas, por entre los muertos. No life at all in the house of dolls. No love lost. No love lost… 1 1 No lovelost – Joy Division

Solo Merino era capaz de salir en este tipo de condiciones:

imaginándose.

Su predicción, su rutina, su carne con su paso predecible. Reconocía al milímetro el movimiento de cada bisectriz, de todo lo que movía el sol con su luz molecular. Reconocía desde adentro el aliento remordido de los transeúntes, su caminar retrocedido alrededor de lo funerario. Ese aliento de hombres de circo, apresurados, intoxicados de tanto café.

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El despertar de Merino, matutino, ponzoñado por el olor acostumbrado de la soledad obscena de los muertos. Despertaba acomodando sus numerables rescoldos; y todas las mañanas, labraba con el agua y su telar infinito de sangre y suciedad. Limpiaba cada rostro, cada cuerpo, reconociéndose en cada uno de ellos. Como si el agua desordenada que lavaba a los cuerpos, reflejará en él a aquel peñasco que su poca sombra le generaba. Terminada la mañana, siempre estático frente al televisor. El mediodía le caía como resbalando por su ventanal. Y de su silencio todos los pensamientos más extraños creciéndose por sobre todos, y todas las cosas. Su sonrisa mal dibujada, le colgaba como columpio de madera. Vacío en sus únicos recuerdos, pelaba su memoria como de una costra seca se tratara. Así, estático, un muerto anticipado, portaba una devoción tan enferma como hermosa. Infinita. Tal vez en la enfermedad se correspondía con ese discrepar de celebrarse como padre, hijo, esposo, funcionario o policía. Su prudencia le impedía ejercer convenientemente función alguna en el tráfico de la ciudad. Tal vez su encierro era delimitar su propia geografía, sus propias coordenadas. Pero su amor, su amor era el más puro de la ciudad, en su simpleza de esperarla advertido sentado bajo el mediodía frente al televisor. Pareciera una suerte de primera cita todas las veces. Él, apresurado, un poco nervioso se acomodaba los pensamientos. Y sus ojos se crecían irremediables al encender la televisión cuando iniciaba el programa. Tropelados sus movimientos, torpe se detenía, se apartaba del minutero del tiempo y sin ese yugo su libertad de amar era más infinita. Parecido a un niño, no sonreía frente al televisor. Solo una contemplación pura. Sin artificios de estética de la moral. Florecido en un dolor cromático, se desaparecía para encontrarse en algún otro universo junto a Elis, muy fuera de Lima ciudad del amor. 2 Ciudad desastre. Persignado, luminoso y cansado, su paso sudaba una sombra de misericordia, y nada. Nada sino la niebla rítmica de su luz en caída libre.

2 El vals de Lucy Smith - Mueres Elis tenía un programa a mitad del día, que consistía en su poder estratégico de show de lo absurdo. Esto era suficiente para que Merino esté de lunes a viernes sentado bajo el medio día. Todo intuitivo y adolescente, altivo en su mecánica perfecta. Las mañanas, desayunadas todas, puntuales antes de las seis por la luz que le goteaba sobre la frente al amanecer, ese era su tiempo, un gotear paupérrimo que bordeaba de un azul pausado todos sus nervios. Theo, el dueño de la funeraria, le disponía lo necesario cada semana, era el único pago que le daba por su labor de lavandero de la muerte. Techo y comida, no podía quejarse, su inacción de no corresponderle a la sociedad lo hacían nevarse y diluirse para adentro, por entre sus escombros. El hambre no le fue una preocupación, solo su eterno perplejarse por la noche. Ese océano infinito que se iluminaba por la ventana dentro de su habitación. Un cuadrilátero ancho y bajo por donde la

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noche se filtraba todo rajada. Donde su dormir palpitaba como esas estrellas que aparecen y desaparecen, como polillar metamorfoseado de sus colores luz, de sus colores sombra. Correspondido por sus amigos los fantasmas: las estrellas; se acomodaba los ojos y se adentraba hacia su propia noche. Más Fría. Así, nomenclado, se difería de la química y otras biologías. Su pesar más minucioso reclamaba una nueva ciencia, más caustica, para poder ser coordenada en el pentagrama de pulso molecular. ¿Su ideal? un hombre en devoción por el fracaso, conformado cuando la noche se le crece. La ruina era su gloria. Su paganería de amar de una forma irreal, una de las más puras. Porqué lo real no soporta tales magnitudes, tales radicales. En la tumba de la realidad, el amor solo brama una ceniza terrible, y es derrotada por el plástico fúnebre de la época. En cambio él, anhelado en los extramuros, barajaba su derecho a perderlo todo, fuera de, fuera de, de forma infinita.

Poblado en su emoción más primaria. Se acomodaba las manos y estático, siempre estático, como detenido, hundido en sí mismo contemplaba a la gran Elis, artista de lo absurdo. De forma que se acomodó la espalda y el sol vertical no tocaba su ventana. Una oscuridad casi absoluta se orientaba para que la habitación se ilumine solo por Elis a través del televisor. La voz digital de Elis, escarbaba sobre la superficie quieta de su cuerpo, las vocales le llegaban como el viento silbando delgadamente entre sus oídos. Y todo desaparecía, o todo aparecía en forma de Elis, que a veces es casi lo mismo. Transcurrido sus días en su pesar de hombre infinito, recorría de esquina a esquina por entre los muertos. Él, el más muerto de todos, aún andaba inmaculado con las manos y los ojos limpios.

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Ese despistarse por la vida, nunca lo advertía por quién llegara a la funeraria, alzaba de forma acostumbrada y solo contemplaba anónimos los cuerpos, hinchándose ridículos hacia la muerte. Solventado en su labor de artesano de la muerte, se acercó al nuevo cuerpo. Los contornos elevados, de la sábana en el pecho, delataban si era un hombre o una mujer; en cambio con los niños, no había forma de predecir, uno tenía que verlos totalmente frente a frente el rostro para identificarlos. Cercano como un peñasco, la anatomía inflamada de una mujer se aproximó discretamente ya rendida. Muerta sobre la mesa. Su mano derrumbándose alzaba la sábana quieta y gastadas sus palabras, su congoja gesticular se abismó frente al cuerpo. Un ángel huracanado, inflamable, reposaba baldío. Y él, pasmado, empalmado en todos sus lugares más recónditos, tiritaba vulnerado por la caída de aquel cuerpo de luz muerta. Faltaba poco para el mediodía, dudó y observó la televisión con su electricidad desconectada. Se acomodó como de costumbre. Espero unos minutos algo perturbado. Volvió a conectar y desconectar la televisión, direccionó la señal, golpeó el des-

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teñido color del televisor. Las 12:00 p.m., sabía de estas cosas por ausencia de luz en su habitación. El sol o al medio día no descendía oblicuo por su ventanal, desaparecía, ya era la hora, encendió el televisor.

“Y esta es la noticia más importante ahora, la presentadora Elis[…] reconocida internacionalmente, murió este domingo a las 4 de la mañana hora de Perú, como consecuencia de un paro cardiaco…” La noticia, reemplazaba desleal el inconveniente con la muerte. La función debía continuar. Apretó los dientes y atrás de su jornada de hombre muerto, se aproximó nuevamente al cuerpo paralizado. Era Elis, reafirmaba su magnitud de mujer reposando humildemente su tragedia. Fúnebre, con sus pasos llenos de círculos infinitos, bordaba la mesa por donde ella iba acomplejándose pausadamente para acercarse más a la muerte. Toda su cabeza remansada, conjugada, soportando la inevitable justicia del azar. Irremediable el amor vehemente cuando se encuentra tropezado con toda su desesperación. Descendía la tarde deshabitada, y la eternidad casi serena hacía un charco sobre los ojos de la muerta. Merino, usó sus pocos brazos y la llevó a su habitación, la recostó sobre su cama, un colchón delgado muy cercano al suelo. Contemplaba el cuerpo desnudo y un pesar de gravedad se dibujaba por las señales de su sombra. Se le crecían todos sus ruidos. Insoportables todos. ¿Y de su espanto? la inocencia de protegerla. Aún estando muerta. De este mundo. Aligeró alrededor de ella y humedeciendo un nuevo pedazo de tela, con su pulso sereno limpiaba la muerte del cuerpo de Elis. Puro y enamorado. Regocijó el cadáver de Elis como una ceremonia antigua tratara. Usó toda su fe y su quietud de hombre solo, casi humano. Se alivianó y como artesano pulsaba húmeda toda la arcilla de un cuerpo casi infinito, pero perfecto. Remojaba sus grandes ojos, goteando el tilo amarillo sobre ellos. Sus pies, los de Elis, medidos exageradamente toda una madrugada. Respiraba de cada parte limpia de su cuerpo. Su espíritu se abochornaba, y su moral de molécula natural deseándose animal para poder amar.

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Resbalaba su lengua sobre el pulso muerto de Elis. Sus labios temblando desorientados, aprendiendo la sed en el remordimiento. Sacudido de todas sus miserias, despojado, desnudo, atardecía amamantado, rasguñando con los dientes débiles, corrompiendo y afirmándose nada, enredado entre sus piernas, La noche se le creció, y en su movimiento unilateral, solo la oscuridad y su rendición. No pudo entender muy bien lo del amor. Solo su agitar reflejado en el televisor desconectado, veía su gesto cansado y sus ojos hundidos. Elis, mirando arriba, tal vez enamorando al cielo con su mirada perdida. No pudo dormir toda la noche, desde afuera las voces crecían colosales como buscándolo. Parecían que el tiempo se palidecía y de su color anémico una angustia presenciándose, creciéndose, cantándose real entre su cráneo y su corazón. 3

3 El vals de Lucy Smith – El cráneo y el corazón Tenso y con los ojos complejos. Artificial. El dolor del nervio lo agitaba y un ruido enorme como de campanar grave se le abría en la cabeza. Su visión reduciéndose nerviosa toda equivoca y paranoica. Una multitud en su cabeza. Y de pronto

l¨¨=PÑL*]]P¨DGFDSasdfhgfldifgvddñh ULI%#%/#$=/%#”=& #gjg4945ng98g45 grouhg39””$##$ el sonido inequívoco de su desequilibrio. Mareado en su propio fantasma de música, se danzaba enloquecido, irreal, mágico. La angustia y una vida inalcanzable. Solo el fracaso, y ese dolor punzante que se crece como un verbo tormentoso sobre su cráneo. Un eco insoportable que se le hincha como el lomo más negro de la marea. Insoportado, insinuándose rendido, su dilatar de paso equivoco lo derrumbó sobre una carne empobrecida. Solo el vientre de Elis recibió su hundimiento.

El sonido ahí, anidaba un palpitar

i n s o p o r t a b l e . _____________ Fernando Huaroto “el Ciego”. Egresado de Psicología por la UIGV y estudiante actual de Literatura en la UNMSM. Ha colaborado en revistas literarias como “Delirium Tremens” y “El Bosque”. Es director de Circo Editorial. Actualmente prepara la antología de poesía joven sanmarquina “Mama Kuka”.

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Joseph GarcĂ­a 25


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Gracias... Queremos agradecer a todas las personas que colaboraron con nosotros en este primer número. En especial a Vulvácidas por hacer una mención especial de nuestra revista en su último número.

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