Hugo Argüelles Semblanza realizada con ahínco al famoso Señor del humor negro, Fauno barroco y Tejedor de historias.
~ "Así la miel del hombre es la poesía
que mana de su pecho dolorido, de un panal con la cera del recuerdo formado por la abeja de lo íntimo" Federico García Lorca
Como bien diría Aristóteles en “La política”: Hay quienes nacen para gobernar y quienes nacen para ser gobernados , es así como Hugo Argüelles nace en Veracruz el 2 de enero de 1932 para hacer teatro. Declara el mismo en una entrevista que venía con mucha fuerza, se le cayó a la enfermera de las manos golpeando su cabeza contra el piso de mármol y abriéndose parte de ésta, emerge entonces el cerebro del bebé. Su madre alcanzó a verlo y el medico muerto del pánico pero muy profesional le dice que el pequeño había muerto… Sin embargo, no sucedió así. Se atrevió a burlar la muerte, Hugo se atrevió a modificar su realidad y la de muchos desde el día en que nació. Su naturaleza curiosa y comprometida lo hace dedicar su infancia al estudio. Por lo que nos dice, su mayor influencia artística fue su madre. Es una verdadera artista, dice Argüelles. Que de alguna manera, su educación, el medio y su misma necesidad de vivir, sobretodo el estilo de vida que llevaba no la animó a expresarse artísticamente pero él creía fuertemente que era una gran artista de miles de maneras… por ejemplo, tocaba maravillosamente el piano. Esto, entre otras enseñanzas de ella, le dio ventaja para que desde los 6 años, Argüelles empezara a descubrir la música clásica.
Lo llevaba siempre que podía a ver funciones de compañías que pasaban por Veracruz; esto motivó al pequeño Argüelles mucho más y le brindó una actualización en cuanto a las nuevas tendencias en escena; el mundo del pequeño Hugo Argüelles había descubierto el teatro. A los 10 años y con la necesidad de contar historias arma su propia compañía de títeres haciendo adaptaciones de cuentos de Hans Andersen, de los hermanos Grimm… En un momento determinado eso funcionaba tanto que lo que originalmente tenía un público de 15 niños en primera función, se convertía en 50 la segunda y en la tercera ya eran más de 100. Naturalmente se corrió la voz y empezaron a llegar niños de todas partes del puerto y como era de esperarse ya no cabían en aquel espacio, por lo que su madre, como siempre muy solidaria, le dice que habrá que tirar una pared. Debido a esto se hizo un enorme espacio y ya pudieron entrar 150 (entre niños y nanas). Desde ese momento Arguelles empezó a saborear lo que era el éxito, afirmando que se siente bien el lograr que lo que uno piensa llegue a través de esos títeres uniendo a todos los presentes. Como en el puerto no tiene una gran actividad cultural se muda al distrito federal junto con su madre. Mientras estudia medicina en la UNAM (1954) lo nombran director de las actividades culturales en la sociedad de alumnos, se le ocurre entonces que lo primero que hay que hacer es una serie de conferencias. Es ahí cuando se le da la oportunidad de conocer a talentosos muralistas como Diego Rivera, Siqueiros, Orozco, así como también eminencias en el campo de la medicina como Ignacio Chávez. Cada uno de ellos de manera muy generosa acepta dar una conferencia en la facultad, desafortunadamente la respuesta es pobre. Ya preocupado por esta situación Hugo se lo plantea al director de la facultad y este le dice que motive culturalmente al alumnado de otra manera: haciendo teatro.
Inmediatamente Arguelles se frena argumentando que no sabe hacer teatro, que no sabe dirigir y es cuando recibe ánimos del rector. A causa de tener buenas amistades le llegan boletos para ver estrenos de Usigli, Basurto, Wilberto Cantón y desde luego de Mendoza. Piensa “ahora o nunca” y finalmente decide montar una obra muy sencilla pero a la vez fresca que irónicamente alude la simpleza en el nombre: “Las cosas simples” de Héctor Mendoza. Pone un cartel invitando a sus compañeros para formar un grupo de teatro, los alumnos inmediatamente llenan el cartelón con cosas como “ Eso es para maricones” y demás insultos, es fue la primera y desesperanzadora reacción. Sin embargo, esto no frenó a Hugo quien volvió a ponerlo cada vez que sucedía el desdén. Hasta que finalmente aparecen para hacer la prueba cerca de 120 alumnos. Después de unas pruebas selecciona a 25 y monta la obra con bastante éxito, aunque su ego no le permitió creerse este éxito pues pensaba que se debía a la asistencia de amigos y familiares de los actores. Más tarde, le proponen llevar la obra a un teatro más amplio, no sin antes aclarar que no estaba dispuesto a iniciar temporada sin cobrar, pues según la fuerte creencia de Argüelles basada en su experiencia del teatro de títeres el público que no paga se vuelve una molestia, interrumpen, no ponen atención, no lo aprovechan. Una vez iniciada la temporada obtiene mucho éxito. Poco después, una noche mientras se encontraba ensayando, le dicen que hay cierta persona que quiere felicitarlo, entra el maestro Novo y le comenta lo siguiente:
“Chato, lo que has hecho es verdaderamente maravilloso… Tu trabajo es tan bueno que te hace acreedor de una beca para seguir perfeccionándote ¿Te gustaría una beca completa en el INBA (Instituto nacional de bellas artes)?” Como era de esperarse, Argüelles acepta, prosiguió su formación en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes pasando de talento promesa a rotunda consagración.
Apoyado por el entusiasmo de varios maestros decide dejar medicina, argumentando que en la vida estamos para hacer lo que nos gusta. En 1959 se hizo acreedor al Premio Nacional de Teatro por su obra Los cuervos están de luto, convertida en un clásico de la representación escénica amateur y profesional en México. Se graduó como maestro en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En 1979 abre su propio taller teatral. Es importante agregar una anécdota que cuenta sus inicios en el cine, pues mientras estrenaba “Los cuervos están de luto” llega hasta él Francisco del Villar con la tentadora propuesta de llevar su historia a la pantalla grande. Después de realizar el trato le comunica Villar su duda por su actual proyecto y Hugo muy entusiasmado le cuenta la trama de “El tejedor de milagros” a lo que el futuro director incentiva al dramaturgo para terminar la obra en 15 días pues debía reunirse pronto con los productores. Así es como nace una de las obras más conocidas del veracruzano. En el teatro mexicano nadie ha hecho una carrera tan exitosa como él. En su honor fueron nombrados el Centro Veracruzano de las Artes, en Veracruz, y el teatro del Centro Cultural Coyoacanense, en la ciudad de México. Con 40 años de trayectoria y 32 obras el dramaturgo Hugo Argüelles ocupa un lugar sobresaliente en la historia del Teatro en México. Para concluir presento información del año en que fue acreedor de algunos reconocimientos junto con el título de la obra ganadora.
Los prodigiosos (Premio Juan Luis de Alarcón 1961)
Los cuervos están de luto (Premio Nacional de teatro, 1958 y Premio de la Crítica Especializada, 1960)
El tejedor de milagros (Premio PECIME, 1963)
La ronda de la hechizada, 1967 (Seleccionada para la apertura de los XIX Juegos Olímpicos Internacionales de 1968)
El ritual de la salamandra (Premio de la Unión de críticos y cronistas de Teatros, 1981)
Los amores criminales de las vampiras morales (Premio UCCT, 1985)
Los gallos salvajes (Premio UCCT, 1986)
Los caracoles amorosos (Premio UCCT, 1988)
~ Hugo Argüelles Apreciación meticulosa “Se trata pues de hacer del teatro, en el sentido cabal de la palabra, una función; algo tan localizado y tan preciso como la circulación de la sangre por las arterias, o el desarrollo, caótico en apariencia, de las imágenes del sueño en el cerebro, y esto por un encadenamiento eficaz, por un verdadero esclarecimiento de la atención” Antonin Artaud El presente análisis se realizó a partir de 9 textos dramáticos contenidos en el primero y segundo tomo de su antología de comedias, tragicomedias y farsas publicado por el Gobierno del estado de Veracruz (Efectuando un análisis más detallado de Retablo del gran relajo del que hablaré más adelante):
Retablo del gran relajo
Los amores criminales de las vampiras morales
Las hienas mueren de risa
Los prodigiosos
La boda negra de las alacranas
Los cuervos están de luto
La ronda de la hechizada
El tejedor de milagros
El vals de los buitres bicéfalos
Si hay dos conceptos que describen el teatro de Hugo Argüelles estos serían: Magia & Humor negro . Su proyecto creativo descubre siempre nuevas vetas expresivas y experimenta formas y recursos subversivos de mayor eficacia desde la raíz de su personal estilo. Podemos decir que el humor negro argüellano se distingue del humor negro de Posada o Ibargüengoitia, su humor negro es único como único es él. Creó obras homenaje a la mexicanidad. Declara haber encontrado la chispa en esa actitud del mexicano de reírse de sus desgracias y asegura que lo que la gente verá en sus obras es algo que conocemos muy bien pero que no teníamos idea de haberlo tenido nunca. O no sabíamos su nombre. A Hugo le preocupaba mucho hacer del teatro una expresión de conciencia nacional, de establecer un dialogo intenso y desenmascarado con su pueblo. Impone el teatro como una catapulta que no destruye, si no descompone y desarticula los organismos sociales y morales del ser humano anclado a un “sistema”. Se da su teatro como un proceso de rehabilitación del que no te das cuenta eres participe: la descomposición orgánica produce dolor y por ende, un malestar generalizado que se cuestiona ¿Porqué… si todo iba muy bien? Quizá, resulte una analogía bastante burda comparar sus obras con un tratamiento de rehabilitación, sin embargo considero bastante apropiado este ejemplo. La autognosis es entonces la primera etapa del tratamiento, luego la reacción inminente: la catarsis y con ella la regeneración de ese “sistema” decaído y decadente. El borrón y la cuenta nueva. El reinicio.
“El teatro es el espejo de la vocación evolutiva del hombre y este se reconoce en la palabra y la acción del teatro que lo traduce, encarna interpreta y redime, cuestionándolo” declara Valdés Medellín.
De tal forma arguelles toca temas como:
El poder
La frustración
La muerte
El erotismo
La corrupción
Lo cual podemos notar plantea en la mayoría de sus obras, ejemplos hay muchos, como “Los prodigiosos”, “Los cuervos están de luto”, “El tejedor de milagros” pero como ente creativo, nos demuestra la posibilidad con la que pueden abordarse estos temas y quedan manifiestas así sus obsesiones y filiaciones estéticas. Los personajes principales, en obras como “Las hienas mueren de risa” y “Los amores criminales de las vampiras morales” poseen conflictos muy marcados hacia las figuras paternas… ¿Acaso sería el llamado de atención de Hugo hacia sus padres? Llegó inevitablemente la duda a mi mente. Algunas obras proponen una lectura distinta, incluso audaz e iconoclasta de ciertos tópicos sociales y morales. La aproximación a cualquiera de sus obras produce un ligero escozor, bajo el cual subyacen los genuinos valores éticos del hombre, aplastados por el devenir de la historia. El teatro de Hugo Argüelles conmueve y alecciona. Es la crítica desenmascarada de la condición del hombre contemporáneo en el sumidero pútrido de sus “sistemas”, en el desastre del tiempo y el espacio, en la historia reescrita con sangre y huesos.
Retablo del gran relajo Toda la obra está hecha de diferentes partículas satíricas. Para empezar se satiriza el poder, con ellos, la pequeñez animalesca de todos los seres enfermos de oligofrenia.
TODOS estamos enfermos, a todos nos duele un rincón … Se dice algo parecido en Autopsia a un copo de nieve, no logro recordar si iba exactamente así por andar inmersa en mis delirios. Enseguida la crítica empieza hacia el machismo reflejándolo como un comportamiento ridículo e infrahumano. La locura y el poder. El crimen y la violencia ¿Qué es lo primero? Se pregunta el dramaturgo. En un medio carcomido por la corrupción, la locura, el poder y la violencia, van de la mano. La realidad planteada en ésta obra no dista mucho de la del mexicano actualmente. Primeramente porque nuestro sistema político se encuentra corrompido por las voluntades humanas tan débiles. La corrupción pulula en cada estrato piramidal de nuestro gobierno y termina por afectar de manera grave y directa la vida de quienes viven bajo su yugo. En el retablo, el pueblo logra despertar y manifestarse inconforme por medio de la fuerza. “Lo digo en serio, no hay nada como el humor para provocar de veras y lograr severas maneras de agitación ” declara en otra entrevista. Y este humor, según hace notar en el huapango del segundo acto será el detonante para el enjuiciamiento del sistema, su puesta en tela de juicio, arrancando de raíz el mal para dar paso a la llegada de un hombre nuevo: el que no se deja pisotear, el que agarra por los cuernos a su conciencia de clase y la dignifica a toda costa, aun cuando haya que echar mano de la violencia como única respuesta de opresión. Retablo del gran relajo es la obra más rabiosa de Argüelles, su postura ante el poder no es comedia de modo alguno, es incisiva e incluso hiriente. El país del que se habla en retablo es uno que hipotéticamente coincide con casi todos los países latinoamericanos bombardeados por la penetración cultural y extranjerizante que la ignorancia de los poderosos en turno engendra. Por ello, Hugo reanima una autenticidad popular necesariamente avivada por sí misma. El RELAJO es visto (por el personaje extranjero) como una condición existencial de los pueblos latinoamericanos en un país enloquecido, sin maravillas, violado… pero con muchas anomalías.
La irreverencia de Hugo arguelles en esta obra no tiene medida. “La violencia va a desatar la violencia” dice lucio “Pero no la comenzó el pueblo” advierte Ambrosía Retablo del gran relajo me parece un estudio socio antropológico de las contradicciones que han enlodado –éticamente- a nuestra historia, negándola en su esencia y restándole fuerza a la identidad de nuestras conformaciones. La demagogia y los intereses creados hacen una caricatura dolorosa nuestra.
Sepa usted- gime casiopeo- que en México reinventamos la historia día a día y mezclamos las cosas de tal suerte que lo que ayer fue de un modo, hoy es de otro. Y gracias a tal capacidad de transformarlo todo, vivimos un tanto en el fértil asombro y otro tanto –para citar un clásico- en una perpetua lotería… Mezclar, mezclar y resolver es pertinente para tener continuamente; revuelta, confundida y atontada a nuestra gente. Existen quienes apelan a la democracia como un arma contra las injusticias, como la defensa de los débiles y desposeídos, la solución final a los problemas mundanos y, principalmente, como voz del pueblo racional. ¿Y qué tan cercano se encuentra esta definición de la realidad? ¿Acaso la democracia es el Mesías que restaurará la paz entre clases? Personalmente considero todas esas definiciones falaces, carentes de sentido y cargadas de pasión. Es aceptable, el humano por naturaleza busca ser libre, aportar (o al menos fingir que lo hace) y sobre todo resaltar de entre sus contemporáneos. Trascender mediante la democracia, aferrarse a la idea de que la voz de la mayoría debería ser escuchada. ¿Pero quienes son la mayoría si no un conglomerado de humanos egoísta y viscerales? Pensar con el estómago antes que la cabeza es una característica principal del comportamiento humano y, desafortunadamente del mexicano. El pueblo que siempre pierde, que siempre es vencido en la historia cobra lucidez. Se reivindica. En esta ocasión Hugo Arguelles no nos pide que despertemos, más bien grita: ¡Basta de relajos! ¡Hay que ser capaces de de adoptar acciones contundentes!
Y los orilla a tomar las armas y a defenderse, lo cual recuerda la toma de bastilla o cualquier otro determinante para la historia del hombre. Lo que supongo intenta decir Argüelles es que necesitamos un gobierno eficiente, una ciudadanía crítica pero respetuosa. Creo fervientemente que si no existe unión en el país, si nos estamos perdiendo entre conflictos internos sin posicionarnos adecuadamente en el mundo globalizado debido al caos imperante y organismos adulterados por pasiones tan mundanas como la avaricia y ambición, nos encontraremos inmersos en una espiral de decadencia, no solo económica si no cultural. Con todo, retablo del gran relajo, estrenada el 3 de mayo de 1983 en Xalapa, es una obra que requerirá ser escenificada y/o leída con una valentía como la que se originó en controversial mente de Hugo Argüelles:
“En el fondo el espectador no lo sabe pero lo que quiere es ir al teatro a realizar definitivamente un coito y obtener así múltiples orgasmos…”