Atardeceres en los Andes del Ecuador
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Atardeceres en los Andes del Ecuador
Dedicado a mis padres Juan Cordero IĂąiguez y Anita LĂłpez Moreno, en sus bodas de oro matrimoniales.
(Cuenca, Ecuador, 1971).
j u a n f c o r d e r o @ g m a i l . c o m
Director del Programa Honores Vanguardia. Ha realizado investigaciones y publicaciones sobre desarrollo local, formación dual, emprendimiento productivo y social. Profesor de Maestrías en varias universidades del Ecuador.
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Juan Francisco Cordero López
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BIOGRAFÍA
Ha laborado en la Fundación Banco Popular, Servicio de Rentas Internas SRI, y dede el 2000 en la Universidad de Cuenca. Fue gerente de la Incubadora de Empresas INNPULSAR y director de la carrera de Administración de Empresas modalidad dual DHLA.
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Fotógrafo aficionado, Promotor y Rector del Instituto Superior Tecnológico WISSEN, profesor universitario graduado en la Universidad del Azuay, en las carreras de Derecho y Administración, con posgrados en la Universidad de Cuenca en Tributación y Desarrollo Local. Becario Fulbright obtuvo una Maestría en Emprendimiento en Oklahoma State University (USA).
IMÁGENES QUE HABLAN Y PALABRAS CON COLORES Edmundo Jaramillo Molina
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De pronto y en medio de tantas incertidumbres y temores, todos empezamos día a día a ver en una red social, bellas imágenes de atardeceres que iban del blanco al azul intenso y al rojo fuego, además esas imágenes tenían voz. Sí, esas imágenes tenían voz, pues Juan Francisco, más allá de compartir estas fotos de atardeceres, estas nos permiten de una manera muy sutil conocer que otro día de incertidumbre y miedo termina. Juan Francisco, y sus fotografías de atardeceres, captadas dentro de su inquieta y trashumante vida, nos ha permitido ver esos atardeceres en los cerros y en las estribaciones de la cordillera de los Andes, cuando se baja a los “yungas”, y nos ha enriquecido con las voces que él puso a estas imágenes, así hemos podido escapar
a esos lugares, quizás poco valorados en épocas “normales” y ahora tan añorados por todos nosotros. Con ello logramos ver, escuchar y hasta percibir ese instante captado en cuestión de segundos. Juan Francisco, y como dirían los “enólogos”, logro crear un MARIDAJE perfecto entre esas imágenes y los bellos fragmentos de poesía de grandes escritores ecuatorianos y extranjeros, que nos permitieron PALADEAR, de manera total esas composiciones visuales y sonoras. Quito, 26 de mayo de 2020
LUZ Y VERBO
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Juan Cordero Íñiguez
Lo esencial de Juan Francisco en la captación de estas fotografías es su sensibilidad para encontrar el momento y el lugar oportunos para captar la fugacidad de la luz entre el atardecer y el anochecer en nuestros maravillosos Andes. Sin llegar a los extremos de algunos geógrafos, podemos decir que, en nuestro hermoso país, los ecosistemas sí han sido factores definidores de algunos rasgos de identidad. El mismo nombre de Ecuador nos sitúa en la mitad del mundo y las altas cadenas montañosas que se entretejen encierran espacios que configuran al hombre de montaña, al serrano, distinto al que vive en las dilatadas sabanas que llegan hasta el mar, el costeño, o al que ha buscado nuevos horizontes por el costado oriental donde el ser humano ha vivido en más intimidad y armonía con la naturaleza. A este entorno Juan Francisco ha dedicado un tiempo de su vida y de su habilidad para retratarlo.
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Sobre los Andes o junto a ellos, las nubes, altas promesas de buenas cosechas, se unen y se mueven al amparo del viento y aceptan teñirse de infinitas tonalidades azules y rojas, quizá grises y hasta negruzcas y han convocado al artista para que las dé permanencia en alucinantes registros fotográficos. Por este regalo a los ojos y al alma, damos gracias a Taita Inti, señor de nuestros pueblos. Saludamos a Mama Quilla que siempre ha inspirado a los enamorados y a los poetas. Precisamente ellos le han prestado a Juan Francisco algunas de sus mejores frases para que a la Luz, alma de sus fotos, se una el verbo, la palabra, rasgo que nos identifica a los seres humanos, pero que también nos llevan a Dios, Luz y Verbo, en su esencia pura. Muchas gracias, Juan Francisco, por compartir tus emociones y darnos esta obra, que circula en momentos difíciles para la humanidad, cuando una pandemia ha frenado la loca carrera del consumismo y nos ha dado unas horas para reflexionar, para
valorar la vida con dimensiones más humanas y para anhelar que cese la agresión a la tierra, nuestro mayor hogar. En muchas personas, con espontaneidad, con naturalidad, cuando contemplamos un jardín o una sencilla flor, un bosque o un frondoso árbol, o las aguas torrentosas y las que convertidas en nieve están en las cimas de los Andes surge un ansia de eternidad. Juan Francisco, tu maravilloso libro de fotos y poesía, es un medio idóneo para llegar con gratitud, en una sentida oración, al Ser Supremo, a quien Cristo nos enseñó a llamarle Padre Nuestro. Una lección aprendí del pensamiento indígena: la vida pasa, la energía vital se mantiene. De los padres llega a los hijos una y otra y hay fiesta en nuestro corazón por haberte podido transferir quizá en ocultos genes, la sensibilidad ante la belleza y el afán de amar a Dios a través de la contemplación de la hermosura de la naturaleza. Cuenca, mayo de 2020.
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La tierra echรณ de menos sus pasos de pastor sobre los montes. Pablo Neruda
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A. Saint-Exupéry
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Lo esencial sólo se ve con el corazón.
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En la hierba tendido, inmĂłvil, anhelante, admiro el mar, la tierra, el cielo y me sonrĂo. Giacomo Leopardi
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Oíd como late el corazón del mundo, como late vuestro corazón. M. Isaacs
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Gabriela Mistral
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He pasado viendo gente y ahora me encuentro solo con recuerdos.
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Cuando cae la tarde con su manto escarlata se canturrea muy bajo viejĂsimas canciones. Charles Baudelaire
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En la noche mĂĄs negra palpita el alba pura. Medardo Ă ngel Silva
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El viento no es mรกs que un susurro en el rostro. Richard Bach
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A travĂŠs de las piedras agrietadas en el fondo del cielo vi una estrella. JosĂŠ MartĂ
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OĂ un canto que a lo lejos morĂa poco a poco. Leopardi
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Remigio Romero y Cordero
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Hay tiempo de abundar en las palabras y hay tiempo de caer en el silencio.
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Las cumbres no son mรกs que gritos petrificados. Atahualpa Yupanqui
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El amor mueve al sol y las demรกs estrellas. Dante Alighieri
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Su corazรณn rebosaba de amor por la vida y el maravilloso mundo. Robert Fisher
El bosque de color verde obscuro se convierte en algo irreal
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Heinrich Bรถll
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Ciro Alegría
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Sentábase en el corredor a ver el crepúsculo.
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Fedor Dostoievski
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Besa la tierra, el barro, con infinito y delicioso placer.
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El día muere solo la noche sabe qué es la calma. Carmen Lucía Cordero
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Prรณdigo sol que sin quemar calienta. Pompeyo Cordero
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Donde el sol no muere, donde el sol es lรกmpara que alumbra perenne la vida del alma. Honorato Vรกzquez
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La muchacha dorada se baĂąaba en el agua y el agua doraba. Federico GarcĂa Lorca
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Tú que puedes vuélvete me dijo el río llorando, los cerros que tanto quieres allá te están esperando. Atahualpa Yupanqui
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JosĂŠ Mora LĂłpez
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Nunca he podido vislumbrar el cielo sino hoy que me amas!
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Abierta al pecado y al perdรณn es la vida del hombre. William Faulkner
Juntos caminando, juntos cayendo y juntos muriendo.
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JosĂŠ Saramago
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CĂşbrete el rosto y llora, pero no te detengas. Oliverio Girondo
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Sol de los incas, sol de los mayas, glorioso sol americano. Gabriela Mistral
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Juan Francisco Cordero
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Que la luz de Dios ilumine nuestras vidas.
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Amo la gloria de la luz, el esplendor de los colores suaves y la triunfal armonĂa de las formas. M. Isaacs
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Dentro el amor que abrasa, fuera la noche fría. Rubén Darío
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El sol se rompe en el cristal rasgado y se deshace en llamaradas locas. Remigio Tamariz Crespo
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Cuidando que mi planta no daĂąe ni una espiga por mĂsticos senderos nos vamos Dios y yo.
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Alfonso Moreno Mora
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Marguerite Yourcenar
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Parloteo fortuito de las aves, lejano contrapeso de los astros.
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RubĂŠn DarĂo
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Las brisas errantes se llevan las hojas secas.
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Charles Baudelaire
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ÂĄCielo lĂquido que siembra de estrellas mi ser!
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Cuando mรกs te repito y te repito quisiera repetirte al infinito. Oliverio Girondo
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Ese mundo que ¡ay! no fue lo que pudo haber sido. Camilo José Cela
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Las lรกmparas de la calle palidecieron a las primeras estrellas. Albert Camus.
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ยกEs ella! Oscura y a la vez radiante. Charles Baudelaire
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Gustavo Adolfo Bécquer
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Mientras haya en el mundo primavera ¡habrá poesía!
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LlevĂŠ mi mano al pecho oyendo el ritmo de los astros lejanos. Medardo Ă ngel Silva
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ยกIluminaciรณn nocturna a cargo de las constelaciones! Oliverio Girondo
La vida alcanza con un beso bien dado.
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C o r d e r o
Patricio Romero y Cordero
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Todo es belleza, luz, arte, poesia, el himno inmenso que la vida canta.
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J.P Velarde
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Aurelio FalconĂ
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InvasiĂłn de mariposas de oro al filtrarse ls luz en el ramaje.
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Somos libres de ser lo que somos. Richard Bach
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Laura Esquivel
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Molía maíz casi a obscuras, sólo le alumbraba la luz de la luna.
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Carpintero la caja en que me encierren hazla suave de un árbol de esta senda, así podré soñar, cuando me entierren, que estoy de vacaciones en la hacienda.
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Alfonso Moreno Mora
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Dante Alighieri
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Piensa que este día, no volverá jamás.
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SeĂąor, cuando veas en mi alma luz de aurora acelera el minuto, pon menos tiempo en la hora y llĂŠvame en un viaje de estrellas a gozar. Pompeyo Cordero
AGRADECIMIENTO Juan Francisco Cordero López
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Siempre me ha parecido asombrosa la hora del crepúsculo, sea porque el cielo se pinta de maravillosos colores, o porque la agitación de un día que termina va dando paso a la calma de la noche, quizá porque mi alma se llena de esperanzas de un nuevo amanecer. Y si a este deleite de ver y sentir el atardecer lo sumamos el estar frente al mar, en la colina de una ciudad o en lo alto de una montaña, nuestro espíritu se regocija aún más. Recuerdo que alguien me dijo que la mejor hora del día es el atardecer, porque es propicia para la reflexión y la esperanza y que las noches más largas y sombrías se han quebrado con la aparición del sol. Y es a ese sol que con su calor y su luz pinta los cielos de colores indescriptibles,
C o r d e r o F r a n c i s c o J u a n
que he tratado de capturar en nuestras mágicas montañas andinas del sur del Ecuador.
oportunas para crear este libro que lo podemos llamar “Atardeceres en los Andes del Ecuador”.
A las fotos las he acompañado de pensamientos y frases de poetas laureados cercanos a nuestra Cuenca como también de escritores universales. He pedido a un amigo, al poeta Patricio Romero y Cordero, para que con su amplio conocimiento y amor a la literatura nos ayude en esta grata tarea. Vaya para él mi cordial agradecimiento.
Finalmente, ¿por qué 50 fotos?, porque es una forma de agradecer al Dios de la Vida por el camino recorrido y dedicar a mis padres en sus bodas de oro matrimoniales.
Durante los primeros días de esta cuarentena (2020)- espacio en casa con la familia amada y con tiempo para la reflexión-, he decido escoger las fotos mas bonitas de los atardeceres que he fotografiado en algunos viajes y en las varias escapadas a las estribaciones de la cordillera realizadas en el 2019, y las he juntado con frases
Les agradezco por apreciar con detenimiento cada una de estas imágenes, leer y adentrar en su yo las bellas y profundas frases, esperando que disfruten de este mi segundo libro de fotografía.
Copyright © Juan Francisco Cordero López Fotografía © Juan Francisco Cordero López Mayo 2020 Av. 10 de Agosto y J.M. Sánchez
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(593) 99 963 1818 juan.cordero@wissen.edu.ec juanfcordero@gmail.com Diseño y diagramación Carlos García Quimí Dirección Creativa Oswaldo Vásquez López www.wissen.edu.ec
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Juan Francisco Cordero Lรณpez
Atardeceres en los Andes del Ecuador