Revista Shakti 11

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Samnyasa y Tyaga

Por qué luchar Reflexiones del Plenilunio Preguntas y comentarios de un aspirante Reseña obra “Mitra Deva en la hamaca” 1


Editorial Namasté querida Fraternidad: Con las manos juntas frente al corazón expresamos nuestra devoción a los grandes seres del Mandalam. Ellos, absortos de plena sabiduría, inspiran cada uno de nuestros actos a través de la radiancia de la divina madre Sri Yoga Devi. Sean ellos el origen, medio y fin de nuestros anhelos espirituales. Esta fecha es particularmente festiva para la Suddha Dharma Mandalam. El plenilunio de enero de 1919 nació en el seno de una noble familia un amigo divino, un Avatara de benéfica influencia para la humanidad entera. Tras un designio mayor, este “niño divino” abandonó junto a su madre el hogar familiar para ser instruido e iniciado al alero de las elevadas disciplinas practicadas en una foresta cercana a la Maha-Guha. Nos referimos claramente al avatara Sri Bhagavan Mitra Deva, magnífico ser que hoy celebramos y dedicamos este humilde servicio llamado Revista Shakti. Iniciamos este número con uno de los textos más prolíficos del Mandalam. Nos referimos a uno de los 4 ensayos del maestro Sri Janardana titulado “Samnyasa y Tyaga”. Tras la primera lectura comprobamos el vasto conocimiento del maestro sobre las distintas formas de comprender a Dios en India (Darsanas), y, sobre esa base nos expone los planteamientos propios de la Yoga Brahma Vidya sobre estos dos conceptos yoguis que “exigen nuestra más esmerada atención y estudio”. Sin lugar a dudas este es un texto que todo miembro del Mandalam debe leer, comprender y aplicar. En el segundo artículo de esta entrega leemos a nuestro Hermano Emisario Nicolás Kittsteiner, quien escribe con palabras directas el texto “Por qué luchar”

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para ayudarnos –humildemente- a contextualizar la problemática siempre vigente y espiritual planteada por el Srimad Bhagavad Gita. El siguiente texto es la estable sección de nuestro Gnana Datha Arturo Castro, quien comparte sus “Reflexiones de plenilunio” o exhortativo discurso pronunciado cada luna llena antes del Yagna (ceremonial) para invitarnos cordialmente a profundizar nuestro camino en la sagrada ciencia que cultivamos con esmero en el Mandalam. Con motivo del natalicio del Avatara Sri Bhagavan Mitra Deva y para todos los/ as devotos/as que no tuvieron la oportunidad de leerlo, volvemos a publicar el análisis histórico y estético del cuadro llamado “Mitra Deva en la hamaca”. Originalmente publicado en el plenilunio de diciembre de 2009 en esta misma revista y escrito por el Emisario-Instuctor Alejandro Obregón, presentamos nuevamente este trabajo de la pintora Elmira Moisssan en 1937 para conmemorar el natalicio del avatara. Nuestro Hermano Diego Pereira, quien además es Emisario y miembro del Directorio de nuestra corporación, nos vuelve a entregar su espacio “Preguntas y comentarios de un aspirante”, columna breve que nos identifica y anima cuando vemos la riqueza de la enseñanza que guardan nuestros libros, ritos, filosofía y prácticas de la Suddha Dharma Mandalam. Finalizamos estas palabras introductorias compartiendo con Ud. nuestra casilla de correo electrónico para que envíe sus comentarios, aportes y sugerencias al mail revistashakti@gmail.com. Que la divina jerarquía residente en las cumbres septentrionales del Himalaya emane sobre Ud. y familia efluvios de luz en esta fecha devota para el Mandalam.

Namasté

Comité editorial RS

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SAMNYASA Y TYAGA Entre el gran número de conceptos yoguis que requieren un detenido estudio y análisis, comprensión y aplicación, antes de que uno pueda seguir con éxito el magnífico sendero del Yoga Único y Supremo, en todo tiempo y hasta su fin, encontramos que Samnyasa y Tyaga exigen nuestra más esmerada atención y estudio, porque son éstos los dos agentes vitales y poderosos mediante cuyo auxilio, únicamente, será posible alcanzar las alturas celestiales de dicho yoga.

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La expresión Yoga Supremo empleada aquí significa, naturalmente, el Adhyatma-Yoga, o Suddha Yoga, o Brahma-Yoga, o Raya-Yoga, pues no hay otro Yoga superior a éste. El Ishwara encarna periódicamente para recuperar y restablecer el conocimiento de este Yoga que se había perdido. No será cosa superflua si recordamos aquí que este Raya-Yoga no tiene nada en común con el AshtangaYoga de Patanjali, al cual, equivocadamente, por no decir aviesamente, se le ha denominado Raya-Yoga. La finalidad que este Adhyatma-Yoga preconiza, aunque sólo sea como punto de partida de las aspiraciones, es el contacto directo con el Iswara único en el cuarto plano de conciencia, denominado técnicamente Turiya, Avyaktam, o Yogam, glorificado en las Escrituras con los nombres de Paramatma, Vasudeva, Sat-ChitAnanda Rupa. Es éste el Origen Único de todas las emanaciones y procesos cósmicos; es El quien sostiene esos procesos y emanaciones, y todos éstos convergen en El finalmente. Es una Unidad Sublime, cuya magnífica Plenitud y Riqueza, que nuestra limitada visión apenas es capaz de comprender, puede ser buscada por el empeño progresivo; se le puede alcanzar

y vivirla también en esta nuestra existencia diaria y todo ello mediante la sencilla aplicación de los procedimientos yoguis que nos enseña este Raya-Yoga. En las palabras del Iswara encarnado, el Señor Krishna, la ejecución y aplicación de estas prácticas yoguis en nuestra vida ha sido descrita como “practica sumamente agradable” (“susukham kartum”). Samnyasa y Tyaga son las influencias que actúan como los medios de purificación y utilización de aquellos que están en el sendero, para que puedan lograr el éxito deseado con sus empeños. Podremos comprender perfectamente que estas influencias son también agradables, si nos independizamos de las ideas, significados y prácticas grotescas que han brotado alrededor de ellas, y si comprendemos el sentido que les da a éstas en las enseñanzas del Señor. Para llegar al contacto con la Divinidad en el cuarto plano, que es de Plenitud, y no meramente el contacto con Sus aspectos parciales en los planos inferiores, el primer principio de este Yoga consiste en mantener el cuerpo físico en perfectas condiciones, no como un fin en sí mismo, sino como un medio, ya que tan sólo con la

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ayuda del cuerpo físico será posible llegar a realizar la aspiración del que va tras esa finalidad. En las Enseñanzas Sagradas (“Shrutis”), este acto respecto del cuerpo físico, que contiene los otros vehículos más sutiles, también se considera un Yoga (“tam yagamiti manyante sthiram indriya dharanam”). El resultado natural de tan saludable práctica es que promueve una atención muy cuidadosa con respecto a toda actividad de pensamiento, palabra y acción, tanto hacia aquello que se debe hacer, como de aquello que hay que desistirse de acuerdo con las normas del Yoga Superior (“apramattastada bhavati yogohi prabhavapyayow”). De modo que, para librarnos no sólo de la influencia deteriorante de la vejez (“Jara”), a la cual nuestro cuerpo está afecto, sino también para deshacernos de la ignorancia básica que se denomina muerte (“mrityu maranam”), obvia es la importancia de este Yoga para aquellos que son sus aspirantes (“jaramaranamokshaya mamasritya yatanti yo”). Así, pues, a medida de nuestros progresos en este Yoga se torna en un hecho natural la longevidad y, a la

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larga, la inmortalidad, con todos los vehículos corporales perfectamente armonizados, no para mero disfrute de las cosas de los sentidos, ni para satisfacer los afanes egoístas del poder, o de las posesiones materiales, la fama y demás granjerías, que son buscadas de manera irrazonable y apasionada, sino para lograr el contacto divino y con ello Su Gracia, a fin de que lleguemos a ser adecuados y fieles vehículos Suyos para el bienestar del mundo (“lokasangraha”). Sin duda alguna, entonces, se puede asegurar que la técnica efectiva de este Gran Yoga en sus etapas superiores la conocen plenamente Aquellos que ya recorrieron este sendero. Ellos constituyen una legión en este país (India), aún ahora; pero no se les encuentra disponibles en el mercado, ni ostentan sellos distintivos que puedan ser aprovechados para nuestros propósitos y ambiciones egocéntricas. Únicamente Ellos comprenden correctamente esa Plenitud que es Brahm, tanto en Su aspecto unitario (“adhyatma”), como en su plenitud múltiple, en que el funcionamiento de todos los aspectos y actos prosigue firme y permanentemente (“Te Brahma tadviduhu kritsnamadhyatman karma chakhilam”), porque la


Plenitud hay que conocerla como Unidad y Múltiple a la vez (“ekatwena pritaktwena bahuda viswato mukham”). Son éstas las características de los verdaderos Yoguis, los Maestros del SUDDHA DHARMA MANDALAM, que están siempre trabajando por el bienestar del mundo en cumplimiento del mandato divino. Inspirado en las enseñanzas divinas, opinan Ellos que, para lograr el contacto con la Divinidad y preservar también el cuerpo en buenas condiciones de funcionamiento, la purificación no es un acto que pueda, con toda comodidad, dejársele a la Divinidad, como lo pretende la moderna escuela de Yoga Integral, la cual, sin justificación alguna, se atribuye a sí misma mayor eficiencia y poder que el Yoga del Gita; por el contrario, se debe ansiar la purificación y lograrla por el empeño personal activo y constante; ésta es una condición previa indispensable para que este objetivo pueda ser realizado. Tal purificación no la obtendrá el aspirante mientras no haya aprendido a crear, gradualmente, en su organismo Samnyasa y Tyaga (“Samnyasa tyaga suddhireva abhavat”). En ausencia de esa purificación, el contacto divino es mera ilusión y fantasía.

Por lo tanto, es egoísmo negativo máximo, más formidable que el egoísmo positivo, si por nuestro libre albedrío basado en un concepto errado de lo que es la entrega de sí mismo (“sharanam”), resolvemos impulsivamente no efectuar en nosotros mismos la purificación necesaria, no obstante que la Ley Divina dispone que sólo nosotros la debemos emprender, y empero le rogamos a la Divinidad, esperando que Ella nos purifique, aduciendo ingenuamente que ignoramos hasta qué punto llega nuestra impureza e imaginando que podemos establecer, o que hemos establecido contacto con Ella de algún modo. Se acrecienta el sutil poder y el dominio resbaladizo de esa ignorancia, si además le señalamos y exigimos a la Divinidad, entre otras exigencias, un plazo determinado, olvidando con ello la gran verdad de que el tiempo es el Iswara manifestado y que nosotros jamás podremos trascenderlo, sometidos como estamos a su imperiosa influencia (“kaloshmi duratikramaha”). Salvo que uno quiera engañarse a sí mismo acerca del Ishwara, que es el Señor único del tiempo (Kaloshmi), no podemos decir cuerdamente que al tiempo se le puede sobrepasar, porque esto significa que poseemos la capacidad de contraer o prolongar

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a voluntad su duración tal como aquí la conocemos, y que podemos hacer que ocurra algún determinado propósito, sea lo que éste fuere, en el tiempo que lo deseamos. Una petición hecha a la Divinidad es una petición al tiempo; sin embargo si ese propósito, en este caso la purificación, se deja en manos de la Divinidad, ya sea por medio de una petición, lo que significa someternos al tiempo, o en la esperanza de que Ella lo hará por nosotros no obstante Su Ley de que nosotros, y sólo nosotros, lo debemos hacer, sería un positivo egoísmo formular la petición y ello demostraría que la entrega de sí mismo es incompleta; ignorancia será vivir esperando, siendo la fase negativa. Tan sólo la combinación de estas dos fases negativas podría llevar hasta la arrogancia de pretender trascender la Ley Divina y proclamar, falsamente por cierto, un aditamiento a Su Yoga, al Gita. Es una verdad evidente que el egoísmo, de cualquier clase, nos lleva a una caída en todo asunto, ya sea en cuestiones de comisión o de omisión, y en cualquier esfera de acción, ya sea espiritual o material; tanto o más lo será en el Yoga, que es superior a todo

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esto y también su síntesis. Y mientras quede el menor vestigio de egoísmo, ya sea velado o descubierto, la purificación será incompleta. En tal caso, jamás se podrá decir que se ha tomado contacto con la Divinidad como Plenitud, cualesquiera que hubieran sido los contactos establecidos con algunos de Sus diversos aspectos; y siendo así, el aspirante no podrá llegar a ser un vehículo capaz de reflejar la Divinidad de manera fiel y verdadera; sólo habrá creado un fantasma en sí mismo y en los demás. Es bien sabido que con los aspectos divinos de los planos inferiores, que tienen nombres diferentes, sea posible tomar contactos, valiéndose para ello de ciertas prácticas de Yoga que poseen un poder de purificación manifestada menor que el de Samnyasa y Tyaga explicados en el AdhyatmaYoga. Desde luego, una moderada entrega de sí en su modalidad más primitiva y en cuyo acto afloja un poco el poder del Yo egocéntrico, puede atraer la gracia divina sin Su contacto visible. Mediante tortuosos métodos de Yoga parcial (Tapasyas), ciertos Asuras del pasado, como Hiranya y Ravana, no purificados de su egoísmo


...mientras quede el menor vestigio de egoísmo, ya sea velado o descubierto, la purificación será incompleta. y apasionados en sus deseos, obtuvieron los beneficios que anhelaban de los aspectos parciales del Ishwara. Así pues, aún cuando nuestros motivos sean impersonales y deseosos del bien general, según nuestra idea de lo que es el bien, y aunque procuremos alcanzarlo por medio del Ishwara Único que es el más elevado de Sus aspectos, forzosamente hemos de fracasar en obtener los excelentes frutos que nos depara el AdhyatmaYoga, si el egoísmo, de cualquier clase que sea, positivo o negativo, aún persiste sin ser eliminado; y este fracaso se debe a que la entrega de sí no es eficiente e incondicional. Cualquier dicha (“ananda”), poder y demás que uno logre alcanzar aquí abajo, no ostentará jamás el sello de la perfección “adhyátmica”, aún

cuando se les puede considerar como de mayor valor que los que aquellos Asuras anhelaban y consiguieron; y es porque en ese caso se ha tenido un concepto más grande de la Divinidad que el de ellos y, además, con un propósito más impersonal que el suyo. Por consiguiente, la influencia purificadora de Samnyasa y Tyaga es suprema, por cuanto, siendo dinámica su influencia y finalidad, posee cada una un poder notable por su utilidad en todo sentido, y aunque diferentes en sus métodos, se complementan recíprocamente, induciendo así la actitud de entrega total que facilita la obtención del resultado perseguido. La magnitud de su importancia en este Yoga se puede apreciar en la pregunta de Arjuna al Señor, pregunta que constituye un resumen, en brevísimos términos, para captar la esencia de las enseñanzas contenidas en Samnyasa y Tyaga. Únicamente la influencia combinada de estos dos poderosos medios podrá desalojar de su pináculo al Yo egocéntrico que obsesiona a los individuos en cualquier etapa de su evolución espiritual o material, obligándolos a girar forzada y eternamente en la rueda de nacimientos y decesos,

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probando, durante la permanencia de la vida aquí, los alternantes frutos de su apego y aversión, los factores duales y demás cosas por el estilo. Ya sea que esté en su fase negativa de ignorancia, que es el baluarte de Tamas, impermeable al saber aunque lo tenga a su alcance, o que lo pervierta de acuerdo con su propio capricho, o ya sea que esté en su fase positiva, que se arroga a sí misma “Yo soy el ejecutor, yo soy el disfrutador” (“kartaham bhoktaham”), es de la índole propia del egoísmo con su firme dominio sobre los vehículos intelectual, mental y físico del hombre, cegarlo y atarlo, acentuando y perpetuando la separatividad de una u otra forma, en cuyo fértil suelo el egoísmo prospera y se multiplica. Resultado de todo ello es que no se ejecuta aquello que es necesario que se haga y, en cambio, lo que se ejecuta se hace con jactancia y pretensiones. Este Yo egocentrista, cuyas sutiles manifestaciones no se pueden definir adecuadamente cuando él impera, es el distintivo evidente de lo incompleto (Asampurna); lo podrá aquilatar cada cual por sí mismo únicamente, mediante un completo autoanálisis basado en datos precisos.

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La influencia purificadora de Samnyasa es la que ayuda al aspirante a derribar el sólido muro del egoísmo, en sus variedades diversas, que aprisiona al Yo del hombre, separándolo de la Divinidad. Cuando se consigue expulsar el egoísmo, se llega a lo completo (“Sampurnatwan”); ésto es Brahmatwan ó Samatwan, buscado por el yogui. Puede decirse, entonces, que Samnyasa es la fuerza purificadora negativa y que Tyaga, por otra parte, es el acto de converger y sintetizar (“upasamhrita”) todas las multiplicidades de la Causa Total única, es decir Brahm, y entregarse incondicionalmente a sus Infinitos Poderes (“Shakti”). Entonces, y solo entonces, el Atman del hombre, representante de Brahm, que recibe la entrega, comienza a salvarse. Por ésto, se puede decir que Tyaga es la fuerza purificadora positiva. En los libros sagrados (Shrutis) se puede ver bien que estas dos influencias se siguen una a la otra; Samnyasa viene primero y después Tyaga. De ahí la afirmación de: “Samnyasaha prathamaa suddhihi dwitiya tyaga ucchyate.”


enseñanzas del Gita, en que “saranagati”, o sea, la entrega de sí mismo al Iswara existente en nuestro corazón y a Brahm y Su Shakti (“Mamekam”) que controlan la totalidad del cosmos, constituye el acto primordial de la aspiración yogui.

CONCEPTO VEDANTA DE SAMNYASA A fin de llegar a una comprensión exacta de la significación de estos dos conceptos, será provechoso que hagamos una breve recapitulación de sus vínculos históricos. De estas dos fuerzas transmutativas que son Samnyasa y Tyaga, las cuales influyen poderosamente en la formación del hombre cabal, se puede afirmar que Tyaga, ha asumido la función activa y son indiscutibles su significación en importancia. Se inicia en las

Hasta la época del Gita se puede decir que Tyaga estuvo incorporada en el significado negativo que se le atribuía a Samnyasa, el cual predominaba entonces en los afanes espirituales; se le interpretaba erróneamente como la renunciación a toda actividad objetiva. En ese país de Samnyasines, la sola palabra renunciación sugiere de inmediato la visión de aquellas personas vestidas con ropajes anaranjados; pero ese ropaje, hoy día, en su mayor parte es sólo un mero signo externo visible y nada más. Esta orden Samnyasa, que es un concepto esencialmente Vedanta, es bien sabido que forma una parte integral de la escuela Varnashrama Dharma, con su división cuádruple de la vida del individuo como de la sociedad tomada conjuntamente. Samnyasa era la cuarta etapa en el orden de las Ashramas de esta escuela. Las tres etapas anteriores, en

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hombre. Se admite también que esa persona ya ha cumplido todos los deberes correspondientes a las tres etapas precedentes de su vida.

orden sucesivo eran: Vanaprastha, o la del morador en el bosque; Grihasta, o jefe de hogar, y Brahmacharya, el estudiante célibe que estaba instruyéndose y adquiriendo conocimiento de los Vedas y otras ciencias, a fin de capacitarse para la vida. El ropaje anaranjado del Samnyasi se supone que indica el haber renunciado (y así era en efecto) a todo lazo mundano, tales como las posesiones personales, sus relaciones con los demás, el provecho personal en el mundo, etc. A tal persona se le consideraba como que estaba entregada, exclusivamente y del todo, a aquellas actividades que conducen a la etapa de Moksha, es decir, a la liberación del encadenamiento cíclico de nacimientos y decesos, y esta es la cuarta de las finalidades (Purushartas) del

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Por todo esto, se hace evidente que aquel que se entrega a esta orden de Samnyasa del Varnashrama-Dharma tiene que ser una persona de edad avanzada, salvo excepciones, que las hay. No sólo esto; debe estar perfectamente convencido de su resolución y ha de tener el coraje suficiente para cortar todos sus vínculos con el mundo; todo ésto no se logra sin los debidos conocimientos espirituales. La descripción que de ellos se hace en los Shrutis es característica: “Vedanta vignana sunischit arthaha samnyasa yogad yatayaha suddhasatwaha”, que se traduce por: “aquellos de convicción firme por su conocimiento del Vedanta se empeñan en progresar cada vez más mediante el SamnyasaYoga y son de naturaleza pura”. Durante su período de permanencia en el bosque conforme a la Orden de Vanaprasthashrama, investigó a fondo hasta llegar a la convicción de que, tal como lo dice la doctrina Vedanta, Brahm es la Causa Universal. El resultado de esa convicción es que ha asumido la orden de Samnyasa.


Por consiguiente, se puede considerar la vida de Samnyasa como de aplicación práctica de los principios y preceptos aprendidos en el trascurso de la etapa anterior, la de Vanaprastha; de ahí que a éstos se les denomine buscadores del conocimiento, que constituye la tercera finalidad (Purusharta), conocida como Artha, en la cual se procura intensificar la comprensión de los diversos términos y expresiones contenidos en dicha literatura Vedanta. La palabra Vedanta está formada por “Veda” y el sufijo “anta”, fin; de modo que significa Fin de los Vedas. Esto vendría a demostrar que el motivo de estudio está relacionado con la etapa final alcanzada después de la satisfacción plena de la vida en el mundo. La manera cómo se han de conseguir esos goces del mundo constituye la mayor parte del contenido de los Vedas. Moksha significa término, el haber completado un determinado acto, actos, o empeños; por lo tanto, Vedanta es reconocido como un tratado sobre Mokshadharma y se refiere exclusivamente a la vida espiritual. Esta Vedanta Vidya, o Ciencia Vedanta, es el contenido de la mayoría de los

Upanishads, tomados conjuntamente. Los Vanaprasthas o Vedantines, son conocidos también con los nombres de Sankhyas, o Karana-Vignanis (conocedores de la Causa); ellos disciernen cual es el aspecto causal de Brahm. La palabra Sankhya significa números, o sea, aquello que es múltiple. Quienes ostentan este nombre analizan la variada multiplicidad del mundo, usando el silogismo y la lógica, para llegar a la conclusión de que Brahm es la Causa Universal. Pero ocurre que en tales raciocinios es inevitable que las premisas sugieran una dualidad; resultado de esto ha sido que se ha producido gradualmente una completa separación entre la Causa Universal, Brahm, y el Mundo, llegando a considerárseles como dos entidades absolutamente distintas, sin relación alguna entre ellas. A consecuencia de ésto, los afanes espirituales y mundanos se han separado también, aduciéndose aquello de que “Brahm es verdad y el Mundo es falso” (“Brahman satyam Jagat Mitya”) frase ésta que se encuentra en algunos de los Upanishads. Cabe advertir, sin embargo que la palabra “mitya” en esta sentencia, no pretende negar la realidad concreta del mundo, sino que mas bien procura educar la

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mente del hombre, a fin de que no se apegue en demasía a las cosas que el mundo contiene.

ha sido un refugio contra el problema de la desocupación. Por supuesto que hay excepciones.

A pesar de esto, en las escuelas Vedantas surgidas posteriormente, por ejemplo la Adwaita, se posesionaron firmemente de esta idea de la falsedad del mundo (“mitya-vada”), la cual se constituyó en el fundamento de su doctrina, junto a los diez Upanishads seleccionados a discreción entre ciento ocho, o entre un mil ciento ochenta según otros cálculos.

Esta modalidad de investigación Vedanta que ha predominado y es lo que se estudia al adoptarse la orden de Samnyasa, a cualquier edad y sin ningún merecimiento, no fue jamás lo que concibieron los creadores del Ashrama-dharma en que la calificación y la edad eran los requisitos para poder ingresar a la orden. Resultado de esta Samnyasa indiscriminada ha sido la relajación completa en el estudio de los Vedas, a pesar de que este estudio era obligatorio para la juventud durante su etapa de Brahmacharya, de la cual se decía que se estaba empeñado en alcanzar la primera de las cuatro finalidades (Purushartas), es decir Dharma.

Se hizo hincapié en que estos diez Upanishads bastaban para Brahmvichara, haciéndose caso omiso de los demás, no obstante que contienen un vasto tesoro de conocimientos. Se preconizó la renunciación total al mundo como un fin en sí mismo, con todo celo y decisión. De esta manera se abrió la orden de Samnyasa a todos por igual, cualquiera que fuese su edad, es decir, justamente lo contrario de lo que se acostumbraba antes; ahora sólo se les exigía que poseyeran las condiciones necesarias. De este modo fue como Samnyasa degeneró, poco a poco, en un sistema especulativo carente de realizaciones. Después pasó a ser un recurso para necios ociosos, y últimamente

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No obstante todo esto, se puede juzgar favorablemente el hecho de haberse dejado el estudio de los Vedas, ya que esto es parte del plan divino, condenados como lo han sido los Vedas de influencia cualitativa (trigunas) por el Gitacharya. Los Grihasthas, o jefes de hogar, se empeñaban en alcanzar el segundo de los Purushartas, denominado Kama,


el cual se refiere a los placeres de la vida; actuando bajo la influencia de los Vedas, y entregándose, sin distingo alguno a la práctica de sacrificios (“Yagnas”) para invocar a las deidades como Mitra, Varuna, Indra, etc.; también a interminables ritos, a fin de lograr sus propósitos en esta vida, para alcanzar también el Cielo (Swarga) y ocupar una situación como la de Indra en los otros mundos después de la muerte. Los medios para el logro de dichos objetivos formaban la parte principal de estos Vedas, a tal extremo que su estudio despertó verdadera sed por ellos. Como resultado, Mukti, aunque este sistema ha hecho bastante daño bajo otros aspectos, llevándonos a nuestra condición actual. Convendría decir algo aquí acerca del aspecto Varna según la Escuela Varnashrama original del Vedanta. Esto se justifica, porque está estrechamente vinculado a la Orden Ashrama. En su sentido literal, Varna significa color, pero se le emplea para sugerirnos la idea del trabajo que uno está ejecutando. El trabajo se clasifica en cuatro divisiones. Primero venía el trabajo del Brahmana, después el de Kshatriya,

seguía el Vaishya y finalmente el de Sudra. Más tarde, esta división se cristalizó en la agrupación por comunidades, que desempeñaban determinadas ocupaciones señaladas por sus nombres; finalmente degeneró, dándosele el significado de linaje o categoría social. Pero no fue así en su origen, pues correspondía a la cuádruple división de la Orden Ashrama a la que ya nos hemos referido. Así en la palabra Varnashrama, la ashrama respectiva indica la etapa en que el individuo se encuentra en determinado período de su vida, y Varna denota la ocupación a que está dedicado. En la primera etapa, la de Brahmacharya, la ocupación consistía en Brahmana-dharma, vale decir la adquisición de conocimientos sobre la vida en todas sus faces. En la etapa Grihastha, se decía que se estaba cumpliendo la labor de Kshatriya-dharma relacionada con el desempeño de los deberes hogareños, los cuales le exigían propinar muchos golpes usando recia musculatura. Siendo Vanaprastha, era un Vaishya que adquiría la riqueza, no de posesiones mundanas, sino de los conocimientos espirituales superiores.

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En la condición de Samnyasa, estaba entregado a las labores de Sudradharma, haciendo uso práctico de los conocimientos adquiridos en la etapa anterior y prestando servicios impersonalmente. De esta manera, los tres vehículos principales del hombre: intelecto, mente emocional y órganos sensorios, se ejercitaban plenamente, el primero de ellos en los días de estudiante, el segundo cuando era jefe de hogar y habitante del bosque, y el tercero durante la vida de Samnyasi. El trabajo práctico de Samnyasi no consistía en la ejecución de alguna labor manual, sino en la purificación y aquietamiento de los órganos de los sentidos y en establecer el dominio sobre la persistente tendencia de éstos a la exteriorización. Para ello se recogía dentro de sí mismo (“Dushtendriya vigrimbana vijayapradam samnyasam”). Era ésta su labor, Karma, y a medida que progresaba conseguía aniquilar su Yo egocéntrico, que es la impureza raíz, logrado lo cual establecía su unión (Yoga) con la Divinidad. Esta es la razón de porqué en la literatura Vedanta original se declaraba que el Samnyasi es un Karma-Yogui. No nos interesa el

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nombre con que se le haya designado posteriormente. Este trabajo de Karma-Yoga del Samnyasi es, por lo tanto, distinto del trabajo (karma) del jefe de hogar, pues éste, auxiliado por los Dioses cuyos aspectos él invoca, se ocupa en dar libre juego a sus sentidos e impulsos egoístas. La purificación de los sentidos practicada por el auténtico Samnyasi, se llevaba a efecto conforme a la conocida regla de “Sadhana-chatustaya”, que es la práctica cuádruple para lograr el Mukti y también para la unión (yoga) del alma individual (Jivatma) con el Alma Universal (Paramatma). Este proceso en conjunto se denomina Samnyasa-Yoga. Se le menciona en los Upanishads. Esta regla de Sadhana-chatushtaya fue la que más tarde dio origen a esa diversidad de escuelas de Yoga que se llaman Hatha Yoga, Ashtanga Yoga, Laya Yoga, variadas prácticas Tántricas y otras por el estilo. Algunas de éstas degeneraron en ejercicios torturantes, aniquiladores del cuerpo, y en actos duros y crueles “karsyanta sarirastam bhuda gramam achetasaha” como los describe el Gita. Esto quizás


se debió a una equivocada idea sobre la purificación del cuerpo, o tal vez fuera el medio de lograr sus objetivos de pasión. Consecuentemente, el resultado ha sido una divergencia entre estas escuelas de Yoga y el Vedanta; y ante el hecho de que en las escuelas Vedantas de ahora se ha omitido de sus preceptos muy significativamente la palabra Yoga, es evidente que a éstas se les sigue únicamente por el afán de adquirir poderes - (Siddhis). Estas escuelas Vedantas sostienen que Gnana, mera comprensión intelectual para ellas, es lo supremo y un fin en sí mismo para llegar a Mukti. Se fundamentan para esto en que mediante tal conocimiento se toma contacto con la Divinidad. Lo que ocurre es que su más elevado concepto de la Divinidad es Nirguna y a esto le han dado, equivocadamente, el significado de “sin forma”. Esta idea dio origen a otras escuelas de Vedanta. Algunas de ellas afirman que la devoción (Bhakti), es suprema; ésta es la escuela Visishtaidwaita. Otra escuela, la Dwaita, o dualista, juraba que los actos (Karmas) tales como la adoración ritual (pujas), los votos (vratas) y los baños sagrados son, por sí solos, de máxima eficiencia.

La purificación de los sentidos practicada por el auténtico Samnyasi, se llevaba a efecto conforme a la conocida regla de “Sadhanachatustaya”, que es la práctica cuádruple para lograr el Mukti y también para la unión (yoga) del alma individual (Jivatma) con el Alma Universal (Paramatma). Este proceso en conjunto se denomina Samnyasa-Yoga. 17


divisiones era para lograr los frutos de la vida en el mundo, adorando a Dios con forma, llámesele Saguna o como se quiera ahora, mientras que en la segunda, comenzando por Samnyasa, el motivo de la realización lo constituía el aspecto Nirguna. Veremos más adelante qué es lo que realmente Nirguna significa; en todo caso, jamás significó “sin forma”. Según como fueran los progresos alcanzados por los Samnyasis en sus prácticas, se les clasificaba antiguamente en seis categorías diferentes. Las cuatro primeras constituían una sola clase, las últimas dos no. El más elevado concepto que estas dos escuelas tienen de Dios es el de Saguna, o sea, uno con forma (ejemplo Vishnú). Pero este culto a Vishnú hizo impacto en la primera escuela, la Visishtaidwaita, que prefirió el culto a Shiva. Y así por el estilo ha sido en toda esa diversidad. No fue esto lo que la escuela Vedanta original había concebido. Lo prueba claramente el hecho de que, de las dos divisiones principales que orientaban la vida en aquellos tiempos, por una parte Brahmacharya, Grihasta y Vanaprastha y por la otra Samnyasa y lo que sigue, la primera de estas dos

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A las cuatro primeras se les llamaba Atmiyas (espiritualistas), significándose con ello que estaban entregados a la investigación Atmica (espiritual), de la variedad Sankhya (analítica). Este nombre de Atmiyas los diferenciaba de quienes viven su vida mundana y son llamados Prakritas (materialistas). De esas primeras cuatro categorías de Samnyasis, venía en primer lugar el Kutichaka, aquella persona que vive en una ermita practicando; después venía el Paravrajaka, o caminante sin hogar, dedicado a la instrucción del pueblo; en seguida, la categoría de


Hamsa, del cual se dice que ha alcanzado la perfecta discriminación entre lo verdadero y lo falso; se sabe, además, que el Samnyasi de esta categoría procura dejar fuera de combate el Yo egocéntrico, recitando para ello la famosa fórmula “Hamsa soham Hamsaha” - “Brahm soy yo, yo soy Brahm”.

El logro de este plano Nirguna es lo que se denomina haber alcanzado el Adhisthana o Paramsthana mencionado en el Gita (“yogui param sthanamupidi chadyan”). Cuando se ha llegado hasta ahí, se dice que él es un Mukta, o sea, que se ha liberado de la ineludible obligación de seguir en la existencia cíclica.

En la categoría siguiente, la Paramahamsa, se dice que, como resultado de haber aniquilado a dicho Yo egocéntrico, logra el contacto con la Divinidad en Su aspecto Nirguna, o Atma, y permanece inmaculado y desligado de toda actividad materialista o mundana. Este Atma está libre de las cualidades (“gunatita”) y es mero Testigo (Sakshi) de todo; está entronizado en el corazón de cada cual (“Iswara sarvabhutanam hriddese ati tishthati”). Sabemos por los Upanishads que es del tamaño de un dedo pulgar (“angushta matra purusha”)

Aquí es donde se justifica su título de Yogui (“Yogaruda”), pues anteriormente éste sólo era un nombre de favor que se le otorgaba, porque estaba en la tarea (karma) de ascender la escalera del Yoga (“Arurukshu”). Se le confiere también el nombre de Vijayi para señalar que ha conquistado la muerte, y se dice de él que ha quedado liberado de la acción, es decir, que ha alcanzado la libertad (“Swatantra”).

A esta realización se le denomina el contacto con Nirguna; es la culminación del Karma-Yogam del Samnyasi, pues en las etapas anteriores él ya había tomado contacto con los otros aspectos, Akshara y Jivatma, de la Divinidad.

Las dos categorías finales del Samnyasi son la Turiyatita y Avadhuta. La primera de las dos significa trascender el cuarto plano (Avyaktam) de realización; la otra denota desnudez, pero, en este caso, la desnudez no se refiere a la ropa, sino que señala la plena libertad del Principio Vital para tomar el cuerpo y desecharlo a su entera Voluntad. Se puede decir que estas dos categorías finales tienen relación con la adoración del aspecto Suddha

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de la Divinidad, cual es el Paramatma, denominado Suddhatman en los Upanishads, y capacitan al aspirante para ocupar cargos en la Jerarquía que lleva a cabo el Plan Divino de la evolución mundial. Acerca de esto pueden conocerse detalles en la literatura Suddha. Diremos que el Jefe Oficial de dicha Jerarquía es Bhagavan NaraNarayana; reside en la región de Badari, en los Himalayas, y es el representante directo del Suddha-Paramatma, y un amsa del Suddha-Brahm. Se dice que se desarrollan varios poderes (Shaktis) durante estas prácticas para elevar la conciencia (“Kosha sankramanam”) en los cuerpos o envolturas, a fin de llegar al plano Nirguna. Esos poderes son la demostración externa del desarrollo interno logrado. Sin embargo, la preocupación constante del Vedanta es no dejarse atrapar por la influencia de estos poderes, ni apetecerlos. Esta preocupación es producto del miedo ocasionado por el hecho de que persiste hasta el último el egocentrismo, porque no fue eliminado antes. En la literatura Suddha, la aspiración a estos poderes es una norma establecida, porque, de partida, la práctica empieza por eliminar dicho egoísmo,

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aún en plena vida activa, a fin de que esos poderes, generados limpiamente, pueden ser usados en bien de la humanidad (“lokasangraha”). Se estima que, de este modo, el Samnyasi, o Karma Yogui, habrá destruído los efectos acumulados de sus acciones pasadas (“sanchita-karma”), también las semillas de futuro nacimiento (“agami-karma”), y que él está dedicado únicamente a vivir hasta su término el prarabda-karma que fue la causa de que tomara su cuerpo y sobre el cual no tenía control alguno. Mediante sus prácticas, este Samnyasi ha logrado anular los efectos de las acciones que causan la reencarnación; por este motivo se dice de él, que ha alcanzado el estado de inacción (“Naishkarmya-siddhi”). Esta idea de la inacción alcanzada por el Samnyasi tuvo un efecto negativo que, poco a poco, se impuso. Justificándose en que el Samnyasi no acciona, se fue abandonando gradualmente la ejecución de toda labor relacionada con el mundo, cualquiera que ésta fuese, ya sea dejando de iniciar actividad alguna aquí o abandonando, sin miramiento alguno, todo trabajo, por inconcluso que estuviera, a fin de asumir el rol de Samnyasi. Se debió ésto a que se tuvo


la errada creencia de que, si se adoptaba la actitud de Samnyasa en cualquiera oportunidad y se renunciaba a toda acción en el mundo, se lograría el Naishkarmya-siddhi, para terminar en Moksha (liberación). Fue así como se ha llegado a creer que Samnyasa significa renunciar a la acción. La práctica seguida por la escuela Sankhya del Vedanta para alcanzar Mukti y lograr el contacto divino, o unión (Yoga), con Nirguna por medio de Naiskarmya-siddhi, se iniciaba con la adquisición del conocimiento de Brahm (Gnana), después con la fe y firmeza para proseguir (Bhakti) y finalmente la prosecución efectiva (Karma). A ésto, el Señor lo ha denominado, con toda precisión, Gnanayogena Sankhyanam. Sin embargo, a esta escuela Sankhya se le considera Vishama, a causa de su

postulado inicial de una dualidad: Brahm y Jagat como dos factores diferentes, sin relación, y que para alcanzar a Brahm hay que renunciar al mundo. Arjuna también estuvo obsesionado por esta misma creencia cuando quiso desistir del combate, no obstante su plena justicia, para dedicarse a afanes espirituales, inspirado en las ideas equivocadas de Naiskarmyasiddhi y Samnyasa que eran entonces la orden del día. Para desalojar de la mente de Arjuna toda idea acerca de una dualidad contrapuesta (dwandwa-moha), sea de pensamiento, palabra o acción, que es el resultado del egocentrismo impuro y personal, el Señor le dio su sublime enseñanza. Indicó que se debe seguir el sendero de los Yoguis en la ejecución de todo acto y que estos los debemos cumplir cuando y a medida que nos corresponda de acuerdo con nuestra naturaleza y en conformidad al mandato divino, durante nuestra permanencia en el mundo. Porque el mundo es sólo la vestidura de la Divinidad, Brahm, en el cual El opera. Actuando así debemos entregarle los frutos de esas acciones y entregarnos nosotros mismos, por entero e incondicionalmente; de este modo es como conseguiremos liberarnos y

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lograremos el más elevado contacto con la Divinidad. Es algo bien notorio que, a pesar de esta sublime enseñanza, las escuelas Vedantas de los últimos tiempos han persistido en su interpretación equivocada de Samnyasa como renunciación a toda acción en el mundo, aparte de su preferencia por Gnana, Bhakti y Karma, olvidándose que, para alcanzar el objetivo, es indispensable la síntesis de todo esto. Además, han tenido interminables conflictos religiosos. Mientras tanto, el público en general, sobre el cual han rebotado estas cosas, se abandonó a un estado de letargo e indolencia, terminado por convertirse en siervos. Sin lugar a dudas se puede aseverar que la interpretación del Karma-Yoga formulada por aquel que se llamó

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Lokamanya Bala Gangadar Tilak, aunque sólo en parte es verdad respecto del Gita al que han interpretado las tres escuelas Vedanta de acuerdo con sus propias ideologías, logró detener la influencia tamásica deteriorante que se había apoderado de la India durante muchas centurias y cuyo resultado es la situación precaria en que ahora nos encontramos. Cuando el Señor Encarnado, Bhagavan Sri Mitra Deva haga su aparición pública, el cambio que se señaló de acuerdo con el plan divino seguramente será impulsado con viva decisión hacia su objetivo. Veamos ahora lo que dice el Gita respecto de Samnyasa y Tyaga, y también aunque muy suscintamente, sobre la naturaleza de la Divinidad.


SAMNYASA y TYAGA EN EL GITA Cuando el Señor exhortó a Arjuna a que fuera Yogui y combatiera, calificativo éste de toda acción en general, empleó la expresión “Karmayogena Yoginam”. El Karma-Yoga señalado por El no era el de la Orden Samnyasa que sólo se ocupa de cuestiones subjetivas de acuerdo con el Vishama-Sankhya de la escuela Vedanta; por el contrario, se refería a ese tipo de Karma-Yoga que cumplían los Yoguis de antaño (“Kuru karma tasmat twam purvihi purvataram”). Esos Yoghis eran Adhyatma Yoghis, y aún ellos estaban empeñados en las actividades del mundo. ¿Cómo lo hacían? Ellos actuaban sobre la base de Samatwa o Brahmatwa, lo cual es Yoga (“ Samatwa yoga uchyate”). Este hacer requiere, naturalmente, un conocimiento de Sama y Samatwa previo. Todo conocimiento, sea teórico o práctico, respecto de cualquier cosa es Sankhya, a causa del análisis que requiere para lograrlo. El conocimiento es Vishama-Sankhya cuando carece de toda base sintética;

El conocimiento es Sama-Sankhya cuando se basa en la síntesis. Esta base sintética es Brahm, cuya vestidura es el mundo. por ejemplo, aquello que Brahm y el mundo son diferentes, lo mismo todas las dualidades semejantes. El conocimiento es Sama-Sankhya cuando se basa en la síntesis. Esta base sintética es Brahm, cuya vestidura es el mundo. Aquí dicho Brahm opera en una triple capacidad; como Principio Vital (atma), como Materia (Prakriti) y como Fuerza o Energía (Shakti). Se ha declarado que el hombre es un compuesto de todos estos tres; su conocimiento detallado constituye el estudio de Gáyatri-Dharma. De modo, pues, que mientras Vishama-Sankhya lleva a los hombres a la separatividad, Sama-Sankhya los conduce al Yoga o Unión. El Yoga es en sí mismo una aplicación de ese conocimiento de Sama-Sankhya.

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Es lo suficientemente sabido que la sola teoría respecto de cualquier cosa es inútil sin la práctica, y vice-versa; pero nada se podrá realizar debidamente sin los conocimientos correctos. De todos los conocimientos, el sintético es el supremo, porque facilita al funcionamiento sintetizante, que es excelente y el mejor de todos (“Yogaha Karmasu Kouchalam”). A consecuencia de esta intimidad plena de Sankhya y Yoga, se les ha declarado ser prácticamente, una sola cosa (“Ekam Samkhyamcha Yogamcha”). Al Gita se le venera y aclama como un tratado sobre Yoga Brahma Vidya por el hecho de que es una completa exposición de todo lo referente a Brahm en Su relación con el mundo y por sus explicaciones de cómo se posibilitan todas las realizaciones Espirituales, Mundanas y Superiores, por medio de Sankhya y Yoga. En la expresión “Karmayogena Yoginam” hay una vital diferencia entre este Karma-Yoga de los Yoguis apoyado en Samatwa, por lo tanto Sama Sankhya, y el Karma-Yoga de los partidarios de la escuela Vedanta, que es Vishama-Sankhya. La diferencia consiste en que, mientras estos últimos dan a sus afanes espirituales

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un carácter abstracto, que se opone a los empeños objetivos, y se dedican exclusivamente a prácticas subjetivas, los Yoguis, coordinando en la síntesis que “Todo es Brahm, todo es de naturaleza Suya y todo es necesario”, se ocupan aquí en actuar sintéticamente, con amor y devoción sintéticos y con conocimiento sintético, antes de pasar a los planos superiores del Yoga. Ambas escuelas reconocen que Samnyasa es una actitud necesaria en todo Yoga, puesto que es KarmaYoga. Sobre esto, el Gita también dice: “Yam samnyamidi prahuhu yogam tam viddhi”. Pero así como el Sankhya del Vedanta, o Vishama-Sankhya, el


estado Samnyasa es la terminación de la vida en el mundo, en el Sankhya del Gita, o Sama-Sankhya, es el punto de partida en esta vida. Las enseñanzas contenidas en el Gita fueron dadas precisamente para destruir la tendencia separatista de la escuela Vedanta e inculcar la idea de la Unidad Yogui que debe existir entre los empeños de orden espiritual y los temporales. Ya hemos visto que Samnyasa es necesario para que se pueda alcanzar el fruto máximo del Karma-Yoga Vedanta, o sea, conseguir tomar contacto con la Divinidad como Nirguna. Esta fructificación es el resultado de haber eliminado los conceptos de iniciativa egocéntrica existente en el Yo egoísta. Esta impureza que yacía en la mente de este tipo de Samnyasi, fue la que impidió a renunciar anteriormente a todo acto en el mundo, por considerar el mundo como una cosa separada. La eliminación de esa impureza ha constituído su último acto; ella provenía de una mala interpretación y una aplicación equivocada de la idea de Naishkarmya-siddhi. El Samnyasa de tipo Sama-Sankhya del Gita, consiste en la renunciación a dicho Yo egocéntrico en todas las esferas de acción intelectual, mental

y física, y éste es el primer paso absoluto; no lo es la mera renunciación a la acción física como si fuera esto lo único de Samnyasa. Esta renunciación sólo es posible cumplirla con éxito si se desecha previamente toda clase de ideas de dualidad contrapuesta, sintetizándola mediante el Yoga en el Brahm único y no por la mera adopción de la orden Samnyasa (“samnyasastu mahabado dukkam aptum ayogataha”). Tan sólo es un Samnyasi en el verdadero sentido de la palabra aquel que ha completado así la conquista del Yo separatista, no importa cual sea su vida, porque él no ambiciona los frutos para sí mismo, ni para su restringido grupo (“anasrita karma phalam karyam karma karoti yaha sa yogui”), ni concibe la idea de que tal o cual cosa es buena para él o para todos en general (“sarva sankhalpa samnyasi”), ya que únicamente procura alcanzar el éxito en el Yoga (“Yogaruda”). Llegar a ser un Samnyasi en el verdadero sentido de la palabra es el resultado pleno de haber sintetizado en la Unidad los opuestos de pensamiento, de palabra y acción, porque se ha renunciado a su Yo egocéntrico. Se logra con esto un intelecto desapegado (“asaktabuddhi”), la conquista

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Es así como se diferencian, en progresiva ascendencia, los diversos aspectos del Ishwara realizados por el Karma-Yogui, Bhakti-Yogui y Gnana-Yogui, hasta que, finalmente, el Atma-Yogui logra, en el plano Turiya, el contacto pleno con la Divinidad, el Paramatma eternamente en Yoga. Es éste el único Actor, Disfrutador, Creador, Sostenedor, Reintegrador y todos nosotros somos meros agentes. 26

sobre las aberraciones de la mente emocional (jitatma) y la liberación de la codicia (“vigataspruhaha”), con lo cual se independiza de la acción (“Naiskarmya Siddhi”) “Asakta buddhihi sarvatra jitatma vigataspruhaha Naiskarmya siddhim paraman Samnyasena adigacchati”. No se alcanza tal independencia con sólo negarse a iniciar cualquier labor (“Na karmana anarambat naishkarmyam purushos-nute”), ni tampoco renunciando a la acción que debe ser ejecutada (“nacha sanya sanadeva”); se consigue esto eliminando las predilecciones personales del Yo impuro y egoísta en toda acción (“yasya naham krito bhavo”), de modo que cualquier acto que se ejecute o del que se desista se dice que no actúa uno mismo aún cuando lo haga de manera excelente. Para llegar a conseguir esa actitud mental hacia todo accionar, es obvio que se debe comprender correctamente la base sintética de todas las manifestaciones duales; igualmente hay que estudiar y aprender cual es la ubicación y composición esencial de dichas dualidades en el mundo y en nuestro propio cuerpo; esto como primer paso, ya que


estos aspectos constituyen el conocimiento real y verdadero (SamaGnana) “adhyatmagnana nityatwam tatwagnaarthadharsanam”. De ahí proviene la alusión del Señor a los Gnanis y Tatwadarsis (“Gnaninaha tatwadarsinaha”), que son los conocedores de la teoría y práctica de la aproximación a Brahm, tanto en Su Manifestación unitaria como en Sus Manifestaciones múltiples. Así como Samnyasa es el dispensador del ego de separatividad en el hombre, Tyaga es el que unifica las multiplicidades en el Brahm Único - (Ekam) y en Su Poder (Shakti); a medida que progresa esta realización, aumenta en amplitud la entrega de sí, siendo lo primero de todo la entrega al Ishwara en nuestro propio corazón. La naturaleza de los diversos aspectos de este Ishwara Único que reside adentro y afuera está condicionado por la naturaleza de su energía (Shakti) con la cual está asociado y por la naturaleza de la Materia (Prakriti) en la cual actúa en determinado momento. Es así como se diferencian, en progresiva ascendencia, los diversos aspectos del Ishwara realizados por el

Karma-Yogui, Bhakti-Yogui y GnanaYogui, hasta que, finalmente, el Atma-Yogui logra, en el plano Turiya (el cuarto), el contacto pleno con la Divinidad, el Paramatma eternamente en Yoga. Es éste el único Actor, Disfrutador, Creador, Sostenedor, Reintegrador y todos nosotros somos meros agentes. Pero como nosotros no nos vamos apercibiendo de esto progresivamente, nos arrastra el torbellino del proceso evolutivo mundial fatalmente. Mediante Samnyasa y Tyaga, también se alcanzan otros aspectos más elevados de Yoga que sobrepasan al SatChit-Ananda, o sea, el Purusha. Todo esto nos demuestra cuan importantes son Samnyasa y Tyaga, no sólo en las etapas superiores del Yoga, sino también para ganar los excelentes frutos de esta vida en la medida que los hayamos aplicado. En el Gita se describe, con las palabras siguientes, la naturaleza del Karma-Yogui que ha desarrollado Samnyasa y Tyaga plenamente: “Yatswabhavatmatatvagnihi karanihi upalakshyate anadimadhyanidana soantarami saswataha”, que se traduce por: “Yo, el Morador Interno, sin

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origen, medio ni fin, es lo que disciernen los Karma-Yoguis como el Principio de asociación Atmica (espiritual) con Prakriti (materia), en términos de causas y efectos”. El Karma-Yogui adora en ésto al Ishwara como Antarayami, o Sutratama, o sea, Inmanencia, cual el hilo en los abalorios (“sutre maniganaiva”), interno y externo, expresado como las cinco causas que gobiernan el mundo y al hombre. Estas cinco causas son: Adhistana (mundo o cuerpo), Karta (el fervoroso aspirante), Karanam (medios o conocimientos), Chesta (ejecución) y Deiva (el Ishwara o Causa General). Ellos constituyen a Brahm, Causa Total, y de acuerdo con sus diversas formaciones dan por resultado las bendiciones Bráhmicas deseadas. En el Gita se mencionan estos cinco aspectos en el versículo que dice “Adhisthanam tada karta karanam cha prithakvidham vividhasha pritakchesta daivam chivatra panchamam”. De estos cinco, Deivam es el aspecto átmico (espiritual), de la Causa Bráhmica, y Adhishtana es el aspecto prakrita (material), mientras que los otros tres, Karanam, Karta y

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Cheshta, son su aspecto shakti (energía) y denotan, respectivamente, Conocimiento (Gnana), Deseo (Iccha) y Acción (Kriya), que se ponen en juego a consecuencia de la interacción de Atma y Prakriti (Espíritu y Materia). Karta, o el actuante, se equipara a Iccha (deseo o voluntad) en vista del hecho de que todo ser individual es primariamente una energía-deseo, o si se quiere, un deseo activo. La combinación de estos cinco factores de la Causa Total Unica que es Brahm, simbolizado como Omkara y representado en Su aspecto trino (Vastutriya) de A-U-M, constituye el mundo manifestado con todo su contenido y sus variados procesos evolutivos (Samsara). De modo que se comprende claramente que todo lo que ocurre en el mundo, sea ello justo o equitativo o lo contrario, estos cinco factores conjuntamente traen el resultado (“Nyayyam va viparitam va panchíte tasya ketavaha”). En consecuencia, es una burda ignorancia y desconocimiento de la verdad alegar la exclusividad de la Causa Espiritual (Atman) y ampararse en eso


cuando se debe actuar en el mundo con un determinado propósito (“Tatrivam sati kartaram atmanam kevalam tu yaha pasyatyakritabuddhitvanna sa pasyati durmatihi”). Es como invocar al derecho a la flojera. El Karma-Yogui purificado por Samnyasa y Tyaga que ha dominado el funcionamiento de estas cinco causas alcanza la libertad (“Swatantra”), se desempeña en actividades apropiadas a él, en conformidad a tiempo y lugar, y le dedica los frutos de sus actos y el mismo al Iswara, Causa General. Para él es una realidad viviente el contacto divino. El representante objetivo de la Divinidad es Bhagavan Sri Narayana, residente en Badari, quien permanece en su exquisita forma hecha de partículas de DeiviPrakriti dirigiendo el gobierno de este mundo al igual que lo hace el Paramatma, el Ishwara de todo el cosmos; por lo tanto, nada de lo que ocurre en este mundo escapa a Su atención. Los Yoguis, Gnanis, Devotos y Grandes Seres del SUDDHA DHARMA MANDALAM le ofrecen su adoración sólo a El y de El reciben su inspiración en el desempeño de sus funciones; y éstas, cómo es obvio, sobresalen por su excelencia, ya que tienen la Dirección Divina.

Om Tat Sat

Artículo escrito por Sri T.M. Janardana 3º Autoridad Iniciática

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¿POR QUÉ LUCHAR? Consideremos un momento la siguiente idea. Prestos a luchar en el campo de batalla se hallan los dos bandos, los Pandavas y los Kauravas, tronando sus trompetas y cuernos, fuertemente armados y preparados para la lucha. Ahí en ese campo donde se verterá sangre humana en una encarnizada lucha, se encuentra el Divino Maestro enseñando a su amado y aventajado discípulo, entregando los métodos para alcanzar la Suprema Meta.

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El Maestro impulsa a su discípulo a realizar la acción necesaria, sin embargo, su siervo desfallece al ver apostados en el bando enemigo a sus amigos y familiares. Se esfuman como el humo del incienso, las ganas de llevar a cabo la acción. Ahora pensando en esta adaptación a los pasajes iniciales de nuestro pequeño gran libro (en razón de la cantidad de conocimiento vertido de forma tan sintética y sistemática), el Srimad Bhagavad Gitá, este épico cantar, parece un poco confuso el contexto, considerando que se está entregando una ciencia espiritual en una situación tan poco apta para el aprendizaje como es el inicio de una guerra.

India. Por lo tanto, cuando Sri Krishna exhorta a Arjuna a realizar la terrible acción encomendada, se le está solicitando que ejecute la acción para lo cual fue preparado toda su vida, como guerrero. Hay que entender además, que según el contexto del Mahabharata, los Pandavas inicialmente trataron de evitar a toda costa el conflicto con los Kauravas, incluso fueron expulsados al exilio. En tal estado los Kauravas seguían buscando el enfrentamiento con sus primos Pandavas, lo que lleva finalmente a este desenlace fatalista.

Si bien el libro es explícito en definir el escenario donde se ejecuta este diálogo humano-divino, hay que saber leer entre líneas. El Maestro impulsa a nuestro héroe a realizar la acción necesaria. ¿Cuál es esta acción?, Sri Krishna sugiere a Arjuna, lucha desapegadamente, actúa de forma desapegada.

Existe un ejemplo similar en el cristianismo. En los pasajes de la pasión de Cristo, previo al momento en que Judas entrega a Jesús a su crucifixión, Jesús sabía de antemano que Judas era el discípulo escogido para realizar esta acción tan innoble como entregarlo a sus captores por dinero. Se dice que Jesús de igual manera exhorta a Judas a realizar la acción necesaria para el restablecimiento de la ley divina en las localidades donde se llevó a cabo el descenso de este Maestro.

Ahora entrando en el contexto de los Pandavas y Kauravas, ellos eran Kshatriyas, que equivale a la casta guerrera en el sistema de castas de la

De aquí pueden aparecer muchas interrogantes acerca de la acción, el libre albedrío y las razones para estas acciones que para nosotros parecen

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incomprensibles. La acción es sin duda uno de los motores en que funciona el universo en su integridad, ya que cada acción lleva a cabo su reacción y así tenemos una sucesión de causas y efectos que en suma crean o destruyen el universo, y todos somos parte de este proceso creativo - destructivo sea consciente o inconscientemente. Esto es muy relevante, ya que mediante la práctica, podemos ser conscientes del movimiento del universo a través de nuestras acciones diarias, en cada segundo de nuestras vidas. Ser conscientes en nuestra vida, de cada momento, significa realmente fluir, sintiendo la energía de la divinidad en cada acción que realizamos. Ya no somos arrastrados por la vida diaria como si fuésemos un pequeño barco en medio de una tormenta en el mar, sino que tomamos consciencia que somos el mar, el barco y la tormenta. Esa es la belleza de este sistema. La Divinidad que es la causa primera, está en un completo estado de inmutabilidad, equilibrio, plenitud y eternidad. Como menciona en el Gitá (Capítulo XXII) Sri Krishna: “El aspirante que reconoce que las acciones son efectuadas mediante la intervención próxima de la materia (Prakriti), comprende

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entonces que el Principio de Vida no es el ejecutor, sino sólo la Causa remota de la acción”. El movimiento de efectos alrededor nuestro, hace que actuemos incesantemente. No podemos dejar de respirar, de tener hambre, de estar cansados, de sentir frío o calor, de sentirnos tristes si alguien nos abandona, o contentos cuando estamos acompañados de las personas que estimamos. Por ende no podemos dejar de tomar decisiones y de actuar, pero si podemos ser conscientes de ello, de las elecciones que realizamos en el día a día que, aunque parezcan insignificantes, estas pueden tener un efecto en nosotros mismos y en quienes nos rodean. Cuando nos encontramos en la vida con situaciones desagradables, tratamos de evitarlas por todos los medios, de evitar las malas compañías, queremos estar alejados del dolor, de la ira, de la tristeza y de la soledad. Y así la vida nos pone a prueba nuevamente en este tipo de situaciones, viendo si somos capaces de enfrentar nuestros apegos y temores. Se necesita mucho valor para afrontar nuestros apegos y dejar que fluyan


de forma desapegada en nosotros, pero una vez que tomamos esta decisión, la vida se torna mucho más placentera y feliz. Se podría decir que vivimos de una forma más madura además, ya que somos capaces de ver que en la vida nada permanece, todo cambia, tiene un inicio y un fin, incluso nuestras vidas. Somos conscientes de ello y vivimos plenamente. Los apegos que podrían parecer tan indispensables en nuestras vidas, dejan de tener ese valor relativo en nosotros y comenzamos a disfrutar de las cosas simples, que nos permiten vivir más felices, tener más tiempo para nuestros seres queridos y para realizar las actividades que nos hacen plenos. Las enseñanzas del Gitá nos enseñan a actuar con desapego en nuestras vidas, con vigilancia en nuestras acciones:

“El aspirante desapasionado, con mente bien disciplinada, libre de posesiones personales, aún actuando en el proceso del mundo, no encuentra obstáculos que le impidan el logro del Brahma-Prapti (Eterna Aproximación a Dios)”.

Artículo escrito por Nicolás Kittsteiner Emisario SDM

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Reflexiones de Plenilunio

En lo fundamental de las enseñanzas de la Doctrina del Suddha Dharma Mandalam, está como principal objetivo, buscar, por medio de un proceso introspectivo, acercarse a la Divinidad inmanente en todo lugar y en sí mismo naturalmente. Los Maestros Videntes indican, que se encuentra en el éter del corazón, siendo la Fuente Raíz de toda Existencia. Esta bella y magnífica enseñanza dada su sutileza, nos ofrece la posibilidad de que lo expuesto sólo como una teoría, da la certeza de que se le pueda descubrir y realizar por medio de un proceso gradual de interiorización, siendo la mente, la facultad esencial para lograrlo y con ello, como consecuencia, asirse de una poderosa fuente de protección y dicha. El Srimad Bhagavad Gita nos ilustra sobre esta Verdad en el verso o sloka 20, capítulo XXI Prakrita Dharma Gita diciendo: “Unos consideran al Principio de Vida con admiración; otros lo describen como una maravilla; otros oyen hablar de El con asombro, y así, de oídas, nadie lo puede conocer.”

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Con esta verdad asimilada, se puede comprender que es factible realizar esta sabiduría aún en los difíciles tiempos actuales, lo que amerita ser vivenciada con plena consciencia por quien escoja seguir los lineamientos expuestos. La revelación de esta verdad, la avalan nuestros Maestros Suddhas con su personal testimonio de vida, quienes han dejado sus escritos a disposición de aquellos que anhelan devotamente investigar la naturaleza interna. En el Gita se nos dice al respecto: “Sólo los videntes con la visión del conocimiento pueden contemplar el Principio de Vida, y no aquellos que no la tienen……” (Gita, Cap. XXI, vers. 14). A los aspirantes al Sendero Suddha se les da la posibilidad de evidenciar progresivamente esta bella realidad, cuando por propia resolución inician la búsqueda del Yo Universal (Atman), empeñándose como primer requisito, en la obtención del conocimiento de Síntesis o Yoga (Unidad) con su constante aplicación en la vida diaria. La práctica metódica espiritual que entregan los Sabios Maestros, es la

meditación del tipo Suddha, que consiste en un proceso constante y devoto para vivir la Presencia Interna de Dios, perdiéndose gradualmente la arraigada y egoica idea del yo-mío, dando paso al reinado del Atman (Principio de Vida) como única causa remota de toda acción. Dice Sri Krishna en el Gita: “Como una persona desecha sus viejos ropajes y se viste con otros nuevos, así el Principio de Vida, abandona los gastados vehículos y, nuevamente toma otros” (Gita, Cap. XXI, verso 17). En consonancia con esta enseñanza, el estudioso de la Ciencia Suddha llega a comprender que es el Principio de Vida quien resuelve manifestarse en apropiados vehículos, por lo que toda forma emerge de la Fuente Raíz y el Ego o Jiva que es el Atman mismo penetrando la materia, quedando bajo la influencia del Ahamkara o sentido del yo o idea de separatividad, causa de toda actitud posesiva y multiplicidad existente. Cuando en nuestra ashrama (templo) realizamos invocaciones por medio de ceremoniales místicos, es con el fin de que quienes buscan La naturaleza interna, se orienten progresivamente hacia su interior, entrando en

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la Esencia en la cual todos existimos, y que es en sí, sabiduría, amor, paz y armonía total. Cabe destacar además, que si invocamos el Poder Protector de Sri Yoga Devi, entonces intentamos contactarla como una forma representativa de la Esencia Divina (Atman), sea ello por medio de la imagen de la Madre Cósmica o la radiante luz en el éter del corazón, representada en la llama de una vela, pero tan resplandeciente como un Sol de mediodía. Dicho acercamiento nos ayudará a ir penetrando en el mundo interno y así paulatinamente, conocer por medio de Su energía, ese poder invisible que llevamos dentro, tal cual El Señor nos está instando a hacerlo a través de la práctica meditativa en uno de sus puntos importantes a seguir: “Aleja la desviada mente de cualquier cosa que la haya atraído y condúcela nuevamente hacia el Atman” (Cap. V, verso 17). Con los resultados obtenidos, descubriremos que Yoga Devi es la Madre del Universo como expresión del Atman o Principio Divino, y que su respuesta vendrá a cada uno, en la forma de protectorado, beatitudes divinas y bienestar material. Acojamos en nuestro corazón el llamado de la Divinidad que nos dice: “Búscalo siempre a El (¡Oh! Bhárata) como la Universal Inmanencia. Por Su gracia obtendrás la Suprema Paz y Eterna Realización” ( XXV, verso 24)

Om Namo Narayanaya

Artículo escrito por Arturo Castro O. Gnana Dhatha SDM

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Frases Empezando por Narayana, el Señor de la Evolución, Preservación e Involución, el Paramatma el Supremo Señor del Cosmos, Brahma-Vishnú-Rudra los Supremos Seres, otros Devas, Mahatmas, Rishis, siddhas, Hombres y también todos los demás seres animados, desempeñan sus funciones naturales, solo en la medida de su conocimiento del Sanatana Dharma. - Sri Bhagavan Narayana

Es posible estudiar el sol, la luna, pero el hombre tiene todo dentro de si. Yo tengo dentro de mi el sol, a la luna, a Dios. Yo soy toda la vida en su totalidad. Para comprender, uno debe conocerse a si mismo. - George Gurdjieff (1866 - 1949)

Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas. - Siddharta Gautama (563 AC-486 AC)

Hay muchos caminos hacia la iluminación. Asegúrate de seguir uno con corazón. - Lao Tzu (604 AC)

“Deja que la mente se calme y el corazón se abra. Entonces todo será muy evidente.” - Sri Ravi Shankar (1920 - )

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Preguntas y comentarios de un aspirante

CONOCIMIENTO, DEVOCIÓN Y ACCIÓN. Naturalmente dentro de una escuela como la nuestra, se pueden encontrar personas con muy variadas cualidades, tanto físicas como internas. Estas diversas cualidades, en vez de significar una dificultad para el trabajo en equipo por la causa Suddha, forman los cimientos sobre los cuales se construye una escuela, estas diferencias sin duda, enriquecen y fortalecen los lazos de los hermanos que conformamos la Suddha Dharma Mandalam Vidyalaya. Además de las diferencias físicas e internas que cada ser humano posee, los maestros señalan que cada uno de nosotros tiene una tendencia en la búsqueda de la divinidad en nuestro corazón. Sri Janardana, señala en sus comentarios de los

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Sanatana Dharma Sutras que es de gran importancia comprender cuál es nuestra tendencia, ya que es en este camino donde avanzaremos con mayor rapidez. Si bien el ego humano, casi naturalmente, tenderá a sentir que su camino (Conocimiento, deseo, acción o la síntesis de las tres) es el mejor de todos, no hay que dejarse engañar por él, ya que la tendencia es propia de cada persona y es posible que no sea la misma de otro aspirante. Similar es la situación en que un doctor receta un medicamento a un paciente, éste no puede recomendar ese medicamento a otro enfermo, ya que es labor del doctor diagnosticar la enfermedad y recomendar un medicamento apropiado para la persona. Así como un mismo medicamento no sana todas las enfermedades, el aspirante no debe pensar que el mismo camino es el mejor para todos. Es importante señalar también que, si nos inclinamos por conocimiento, devoción o acción, naturalmente será necesario avanzar por alguno de los otros caminos. Con el tiempo, el desarrollo sintético será una realidad para todos los aspirantes, aquellos que aun no alcanzamos este desarrollo sintético, podemos trabajar comprendiendo cual es nuestra tendencia y avanzar por ella con la convicción de que nos traerá excelentes resultados.

Artículo escrito por Diego Pereira Emisario SDM

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Reseña de Arte

MITRA DEVA EN LA HAMACA Reseña Obra de Arte del Suddha Dharma Mandalam*

La pintura analizada esta realizada en la técnica de óleo sobre tela como soporte. Fue realizada por Elmina Moissan durante 1937. La obra retrata al niño Mitra Deva, una encarnación divina cuyo nacimiento está fechado el 16 de enero de 1919.

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Una encarnación divina es conocida en la literatura esotérica hinduista como un Avatara, palabra sánscrita que significa etimológicamente el descenso. En otras palabras es el descenso al denso mundo material de una porción del Poder Supremo, encarnando en un elevadísimo y puro ser que sirve de receptáculo a dicho poder para realizar una tarea específica, siempre en bien de la humanidad. Es la creencia de muchas religiones que esta encarnación o Avatara tiene su particular forma de gestarse, distinto de lo que ocurre con los seres humanos normales; tal enseñanza esotérica está señalada en un tratado conocido como Avatara Rahasya o El Secreto de las Encarnaciones Divinas, texto que fue enviado a nuestra Sección Chilena del S. D. M. por los Mayores de la Orden. En el caso de Mitra Deva, la Profecía se remonta según las escrituras Suddhas a 1892, cuando en la Luna Llena de Vaishak (mayo), se ve la necesidad de que ocurra una encarnación, viendo el momento de guiar a la humanidad a un destino mejor en los difíciles tiempos que se avecinaban. Según la información publicada en

India en 1923, se trata de una escena posterior a una ceremonia ocurrida en el Plenilunio de Mayo de 1919. El niño, de carácter divino, que cuenta entonces sólo con cuatro meses de edad, está acompañado de su madre, pues a la fecha su padre ha fallecido. Es el día en que se efectuaron en el niño las ceremonias de Karna Vedhana (perforación de las orejas) y de Annaprasana (ritual de alimentación), lo cual es relatado en un folleto conmemorativo cuatro años más tarde: “…y fue mecido hasta dormirse en una hamaca que se balanceaba entre dos enormes árboles” (Pág. 17, edición. española).

En una composición horizontal, se ve un claro en el bosque donde duerme el niño Mitra Deva. A su cabecera se inclina su madre que está sentada, con un velo que le cubre la cabeza y

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parece mecer la hamaca. Contra la profundidad oscura del bosque se destaca una multitud de Siddhas o seres superiores que adoran con sus manos juntas y gran devoción a la encarnación divina. La hamaca está engalanada de flores. A la distancia se aprecian suaves colinas en un plácido atardecer campestre. La foresta que se aprecia, es el Bosque de Bilva, en Srivana un lugar sagrado cerca de la Maha Guha, en el Himalaya Indio. Como en todas las obras de E. Moissan, su coloración es suave y armoniosa, de muchos matices, y rica producción de grises. Se aprecia cierto formalismo en la ejecución, lo que aumenta la contención y el equilibrio, resultando una producción más bien clásica. Esta es la tercera obra que presentamos de esta singular pintora chilena; ella fue una devota de la causa Suddha como lo avala su hermoso legado a la Sección Chilena del S.D.M.. Poco tiempo después de culminar esta obra, Elmina Moissan de Georgi dejó este plano físico, tenía alrededor de 42 años.

* Este artículo fué publicado por primera vez en Revista Shakti N°3 en el plenilunio de diciembre del año 2009.

Reseña escrita por Alejandro Obregón Instructor Emisario SDM

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ACTIVIDADES REGULARES LUNES: MIÉRCOLES: JUEVES: VIERNES: SÁBADO: DOMINGO:

Suspendido hasta marzo por temporada de verano. 18:30 Estudio de la Yoga Brahma Vidya. 19:30 Meditación Suddha Raya Yoga. 19:30 Estudios y Meditación Suddha Raya Yoga. 19:30 Meditación Suddha Raya Yoga. Suspendido hasta marzo por temporada de verano. 11:00 Práctica para la salud.

ACTIVIDADES ESPECIALES Domingo 15/01/2012 a las 18:30 Celebración del natalicio de Sri Bhagavan Mitra Deva. Sábado 7, 14, 21 y 28 de enero 18:30 Talleres yóguicos de verano. Más información al fono 222 22 79. Todas estas actividades se llevan a efecto en nuestra Sede ubicada en calle Marin 411, Santiago Centro, entre calles Lira y Angamos. ENTRADA LIBERADA www.mandalam.cl

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Revista Shakti es publicada por Suddha Dharma Mandalam Marín 411, Santiago Visitanos en www.mandalam.cl Escríbenos a revistashakti@gmail.com Director Joel Hernández Arancibia Co-editores Arturo Castro Nicolás Kittsteiner Alejandro Obregón Diego Pereira Diseño www.gatonaranja.cl

Los artículos que aparecen en esta revista son responsabilidad de quien los escribe.

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