Patagonia. Cerveza de los Andes
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Toncek Arko
Patagonia Cervezas de los Andes
2015 6 Patagonia. Cervezas de los Andes
EDITORIAL CALEUCHE Patagonia. Cerveza de los Andes
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Una guía de buenas cervezas
La presente guía gastronómica reúne las principales cervezas artesanales de la zona Norpatagónica. Fue confeccionada con pasión y rigurosidad, de la misma manera que la mayoría de los cerveceros cocinan sus cervezas. La publicación detalla las principales variedades que se elaboran en la región y también los lugares recomendados para tomarlas. En ambos casos debo expresar mi reconocimiento tanto a los productores, que me permitieron conocer sus plantas de elaboración y a los titulares de bares y pubs, donde relevé sus instalaciones. Cada uno me transmitió su vinculación con el mundo cervecero y que los llevó a elaborar Guías Regionales Argentinas. Editorial Caleuche cerveza. Hay historias que resultaron apasionantes y en los emprendimientos con trayectoria, C.C. 1.728 (8400) Bariloche - Río Negro Argentina se resumen sus historias. Tel. 0294-446-1478 / Cel 0294-154644070 Lo que más me sorprendió fue que al momento de confeccionar esta guía, entre los rizaguirre@infovia.com.ar meses de octubre y noviembre del 2015, la gran mayoría de los cerveceros estaba ampliando sus plantas, instalando nuevos tanques de acero, construyendo depósitos o directamente Toncek Arko - info@visiongourmet.com .ar mudándose a nuevas instalaciones. Esto confirma que la cerveza artesanal originó un verdadero boom en la región del Nahuel Diagramación y armado: Coli Lai - lai.coli@gmail.com Huapi y en la Comarca Andina, tanto en plantas de elaboración como en bares y pubs donde se Impresión: Gráfica LAF S.R.L. consume. Ya es la segunda industria gastronómica, detrás del chocolate. Cuando Michael Jackson visitó la región, en 1998, evaluó que la región cordillerana tenía grandes aptitudes para elaborar buena cerveza, por la calidad de su agua y por las plantaciones 1º) La cerveza artesanal........................................................... 9 de lúpulo. Pronosticó una gran producción, cuando la gente tome conciencia de ello. También 2º) Cervezas de Bariloche........................................................ 37 dijo que una ciudad o región que quiera tener “identidad cervecera”, tiene que tener una gran 3º) Donde tomar cerveza artesanal en Bariloche............... 103 fiesta anual. Lo primero se cumplió con creces y la fiesta cervecera va camino a ello; los cuatro 4º) Cervezas de Colonia Suiza................................................. 149 Beer Art llevados a cabo lo confirman. 5º) Cervezas de Villa Los Coihuesº......................................... 157 La presente publicaciones es el primer trabajo impreso realizado por Visión Gourmet, un 6º) Cervezas de El Bolsón........................................................ 171 emprendimiento comercial que comenzamos con Miski Pagnucco en el 2008. Visión Gourmet 7º) Cervezas de Lago Puelo..................................................... 193 es una guía gastronómica y periodística en la web y también tuvo su programa de radio, durante 8º) Cervezas de El Hoyo........................................................... 209 dos años. Allí reflejamos el acontecer gastronómico de Patagonia Norte y también en otros 9º) Cervezas de Epuyén............................................................ 213 lugares cuando los protagonistas fueron personas de la Zona Andina. 10º) Cervezas de Villa La Angostura....................................... 219 Pronto llegarán nuevas publicaciones. 11º) Beer Art y Paseo de las Picadas..................................... 229 Toncek Arko
Indice
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La cerveza artesanal
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a presente guía se refiere a cervezas artesanales, las que se elaboran para ser vendidas en tanques o botellas y por lo tanto deberían estar habilitadas comercialmente. La cerveza casera se elabora generalmente en forma privada para consumir en familia y con amigos, pero su objetivo no es la venta comercial. Para esta guía, la palabra casera y artesanal no son sinónimos. Por ello, no incluimos cervezas caseras y solo incluimos las que se venden en forma habitual, a comercios, restaurantes o directamente al consumidor. Es cierto que el límite ente ambas es difuso y hay cervezas caseras que se venden, algunas de buena calidad, pero “flojitas de papeles”. Para Visión Gourmet todo producto que pretenda ingresar al círculo comercial no solo debe tener la calidad necesaria, sino también las habilitaciones correspondientes. Hay algunos restaurantes y pub que venden su propia cerveza, generalmente de chopera, que en este caso no
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requiere una habilitación específica. Se vende como la comida, como una grapa casera o un limonchelo, preparados en ese lugar. La elaboración artesanal lleva tecnología y es recomendable que esta sea la mejor de plaza, pero el proceso no debe automatizarse ni despersonalizarse, pues de esa forma se pierde el espíritu artesanal y se ingresa al proceso industrial. Lo artesanal no tiene que ver con la cantidad de producto sino con el sistema para elaborarlo. Es habitual que la regla del duque de Baviera no se cumpla
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en la cerveza que se elabora en forma industrial, donde el porcentaje de cebada no excede un 60 por ciento y el resto se completa con arroz partido y maíz, cereales más baratos que implican que también se añadan aditivos como espumantes, encimas y conservantes. Hay productores que cumplen a raja tabla la ley de Guillermo IV y otros también cocinan cervezas con trigos o le añaden otros ingredientes. Lo importante es que ello se informe, para que el consumidor sepa qué clase de cerveza está tomando. A la mayoría de los fabricantes de cerveza artesanal también les gusta tomarla (me animaría a decir que a casi todos) y por ello muchos abren luego su propio bar, donde se sirve acompañada por gastronomía. A nuestro criterio los más coloridos son los brew pub que tienen la planta de producción a la vista, pese a lo cual, hay muy pocas en la Zona Andina. Las cervecerías, no sólo deben tener buena cerveza, sino también rica comida, correcta atención y muchos otros aspectos. Así como hay fanáticos del vino, están los de la cerveza. Verdaderos gourmands excéntricos, ávidos de las rubias, morenas y coloradas, eso sí, todas espumosas. El fenómeno cervecero creció vertiginosamente en los últimos años y me animo a decir que la movida continuará haciendo espuma por un buen rato.
Los brew pub Los brew pub (concepto que refiere a los restaurantes que elaboran su propia cerveza) se originaron en Inglaterra, en los años 80, bajo el lema “movement for a Real Ale” (movimiento por una Cerveza Real). Su objetivo fue claro: desafiar al imperio de la cerveza industrial y volver al sabor del cereal
malteado y el lúpulo. La idea prendió en Estados Unidos y globalización mediante, llegó al sur. En Argentina figuran entre los pioneros la cerveza artesanal El Bolsón que elabora desde 1984 Guillermo Bahlaj en la región del Paralelo 42 y Blest, en Bariloche, a partir de 1989. Ambos emprendimientos tienen su cervecería anexa y Blest es considerado el primer brew pub de Argentina. El periodistas inglés especializado en cerveza y whisky, Michael Jackson, no dudó en viajar hacia esta región en septiembre de 1998 para visitar ambos emprendimientos,
evaluarlos, y posteriormente incluirlos en sus guías y libros de cervezas artesanales internacionales. Durante su estadía ponderó la calidad de sus productos y me entregó su evaluación, en inglés, anotación que conservo con especial esmero y que publicamos en esta guía. “Spangher”, en Villa Urquiza, “Buller Brewing Company” de la Recoleta (1999) y “The Brewhouse Club” en San Telmo (1996), todos en la Capital Federal son brew pub pioneros en Argentina. También cabe recordar a “Fisherman” y “Corsario Negro” en Santa Clara del Mar; el restaurante “Munich” en la Patagonia. Cerveza de los Andes
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cordobesa Villa General Belgrano y “Antares” en Mar del Plata (1998). Los brew pub además de cerveza deben tener buena gastronomía. ¡Y platos elaborados con cerveza! Michael Jackson, en sus libros sobre cervezas, explicó que las cervezas que acompañan bien las comidas también son ideales para cocinar. Recomienda variedades para una marinada, un estofado, vinagretas, sopas y salsas. También cervezas para carnes y guisados. Afirma que a semejanza del vino, no hay reglas fijas y depende del criterio del cocinero. Por su parte Martine Lizambard, de Bélgica, en su libro con recetas de cocina con cerveza, recomienda cocinar de la misma manera que se hace con el vino. “Hay que prestar atención para que se equilibren los aromas y sabores”, afirma. Recomienda usar para los pescados más delicados y las carnes blancas cervezas rubias suaves y para los pescados de sabor más intenso y los mariscos rubias de mayor cuerpo y alta fermentación. “El pato y otras aves se cocinan con los sabores caramelizados de la ámbar y cervezas rojas, que también son ideales para los platos agridulces de la cocina asiática. En cuanto a la carne de ternera y el cerdo, las cervezas negras son excelentes, con aromas torrefactos y de lúpulo”, explicó. También recomienda que algunos platos con queso se preparen con cerveza roja o negra con poco azúcar, mientras que la masa de crepes y buñuelos va con la rubia. Entre sus recetas figura la fondue a la cerveza. Para tres personas recomienda 500 gramos de queso cheddar, 100 gramos de manteca y 20 centilitros de cerveza rubia. Se derrite la manteca en la cacerola y se le agrega la cerveza. En el hervor se añade el queso rallado y se revuelve hasta que esté totalmente fundido. Se agrega pimienta negra molida y se acompaña con
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pan tostado y salchichas sarteneadas. Recomienda compartir la comida con la misma cerveza que se usó para cocinar. En Bariloche hay varios restaurantes y cervecerías que ofrecen platos elaborados con cervezas, algunos de ellos magníficos, como el pot pie (típico pastel irlandés con carne de novillo y hongos a la cerveza negra) o el cerdo ahumado braseado con cerveza, salchicha Frankfrut, chucrut, rotkohl, spatzle, puré de patas y manzanas y mostazas Brennans que se sirven en Blest; la cazuela y el birramisu, de Manush, por citar solo algunos ejemplos.
Pioneros de la cerveza andina A partir de 1887 numerosos inmigrantes europeos cruzaron desde Chile por la cordillera para radicarse en la región del Paralelo 42. Las familias Hube, Müller y Tipp son consideradas pioneras. Otto Tipp adquirió tierras a la vera de lo que es hoy la Ruta 40, hacia Esquel, sobre las primeras estribaciones de Villa Turismo. No hay una fecha exacta, pero se estima que fue hacia finales de siglo, cerca de 1900. Fue el primero en traer bulbos de lúpulo y los plantó junto a su casa. Las plantas crecieron en forma magnífica y con el tiempo Otto comenzó a elaborar cerveza y aromatizarla con su propio lúpulo. Es reconocido así como el pionero del lúpulo y la cerveza en la región andina. En su casa, convertida también en cantina, elaboraba cerveza rubia en barriles de 200 y 300 litros. Cuando la bebida estaba lista, levantaba en un improvisado mástil ubicado en las alturas de la loma cercana una bandera blanca. Era la señal esperada por los vecinos para acercarse a la casa y beber la cerveza casera elaborada por Otto. Durante una velada con abundante ingesta de bebida los Patagonia. Cerveza de los Andes
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Tambo Runge, hacia 1920. Brindan los dueños de casa, el matrimonio de Oscar Runge y Luisa Gerdes. A la derecha, el niño Lucho Runge. A su lado sentado Bernardo Book, de pie Enrique Lúhrs, con sombrero Otto Goedecke, dos invitados más y en la extrema izquierda Roberto Runge.
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presentes decidieron “independizarse” y crear la “República de El Bolsón”, con Tipp como presidente. La proclama duró apenas 48 horas, tiempo suficiente para que se disipen los vados del alcohol y arribe una comitiva de Gendarmería Nacional, cuya sola presencia restauró la normalidad. Al respecto, el historiador barilochense Ricardo “Yipi” Vallmitjana, recuerda que “la independencia no fue producto solo de una noche de mucha cerveza”. Explicó que los pobladores estaban cansados de la inseguridad y la falta de apoyo por parte del gobierno nacional. “La gente se sentía muy aislada, sin asistencia de ningún tipo y a merced de los bandoleros”, dijo. Una vez que Tipp vendió su tierra a Antonio Merino, se fue de la localidad. Cesó la elaboración de cerveza pero las plantas de lúpulo, mantenido hasta ese entonces en los límites de la casa, se propagaron con libertad. Algunos vecinos lo llevaron a sus casas para darle usos ornamentales y también oficiaba como media sombra, en los patios exteriores de las chacras. Con el tiempo, en 1956, Leopoldo Leskovar y Antonio Sinigoj, dos croatas radicados en el Alto Valle, realizaron la primera plantación para elaborar el lúpulo en escala industrial. Con los años y las grandes compras que realiza anualmente la cervecería Quilmes, las plantaciones se extendieron hacia Lago Puelo y la región es el mayor productor de Sudamérica. El Bolsón también fue pionera en la elaboración de cerveza artesanal comercial. En 1984 Juan Carlos Bahlaj comenzó a cocinarla en su camping, ubicado a la vera de la ruta de ingreso a la ciudad. Así, nació Cervecería El Bolsón, cuyo producto cautivó a los mochileros que cada verano llenan al lugar.
De esta manera resulta claro que en materia de antecedentes y también por ser la región productora del lúpulo, El Bolsón tiene más historia que Bariloche en materia cervecera. No obstante, durante la primera década del nuevo milenio, la producción de cerveza artesanal junto al Nahuel Huapi creció de manera exponencial y se abrieron una gran cantidad de cervecerías. Por ello, en el 2012, surgió la iniciativa de postular la ciudad como la capital nacional de la cerveza artesanal. Bariloche como ciudad, pero también como región, ya que desde Villa La Angostura hasta Epuyén hay un fantástico corredor con numerosos lugares donde tomar muy buena cerveza artesanal. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La primera cerveza de Bariloche En la región del lago Nahuel Huapi los primeros en elaborar cerveza en forma comercial fueron Esteban Zufiaur y Juan Antonio Leberle. Corría el verano de 1927 y la aldea tenía alrededor de 1.500 habitantes. La cerveza fue bautizada “Parque Nacional”, en sintonía con los ideales vertidos por el perito Francisco Pascasio Moreno, para la región. Vale la pena recordar que el primer Parque Nacional de Argentina, el Nahuel Huapi (Parque Nacional del Sur), se creó recién en 1934.
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Zuliaur y Leberle tenían una fábrica de soda y una de las primeras distribuidoras de hielo del pueblo, lo cual permitió mejorar sensiblemente los servicios en los restaurantes de la ciudad. Elaboraron cerveza durante 5 años, entre 1927 y 1931, en un galpón de la chacra de la familia Runge, en el predio del kilómetro 1.5 de la ruta al Llao Llao. Leberle era alemán, hijo de familia cervecera y había llegado a Bariloche en 1925. La cebada para elaborar la cerveza crecía en las laderas del cerro Otto, el lúpulo y la levadura fueron importados, los tubos de gas carbónico se enviaban a Chile para recargarlos y la falta de envases se suplía comprándole a los vecinos los que ya habían utilizado, para reciclarlos. Entre los antecedentes históricos de la elaboración de cerveza junto al Nahuel Huapi se nombra a Carlos Novotoy, quien la elaboró en el tambo de los Runge, en 1915, pero sólo para consumo personal y de sus allegados. El historiador barilochense Ricardo “Yipi” Vallmitjana conserva fotos de una degustación en el tambo Runge, que publicamos. La cerveza artesanal pionera de Bariloche es Blest, que comenzó a ser elaborada por Julio Migoya y Nicolás Silin en las inmediaciones de laguna El Trebol, en 1989. En 1996 inauguraron su brew pub del kilómetro 11.600 de la ruta al Llao Llao, siendo el primero de Argentina con la planta de elaboración a la vista. Un muy buen artículo sobre la historia de la cerveza en Argentina puede leerse en www.cervezadeargentina.com.ar
Edicto de la pureza La gran mayoría de los cerveceros artesanales respeta a rajatabla las reglas que Guillermo IV (duque de Baviera) dictó en 1516. El famoso “Edicto de la Pureza” (renheitsgebot)
establece que una cerveza genuina debía elaborarse sólo con cebada malteada, lúpulo, levadura y agua de vertiente. El objetivo fue ordenar la fabricación, que se había desnaturalizado, pues se hacían cervezas de todo tipo y con múltiples ingredientes. Quinientos años después, siendo la cerveza la bebida alcohólica más consumida en el mundo, se elaboran numerosas cervezas con otros ingredientes y sabores, algunas muy ricas, pero según los puristas, a los cuales adherimos, son otra bebida, no cerveza. Así, hay cervezas con frambuesa, cassis, miel, chocolate, ají picante y un largo etcétera, que por cierto se venden muy bien, pero, modestamente, son otro tipo de bebidas Por lo general la cerveza artesanal se elabora en partidas pequeñas y se consume siempre fresca, con una vitalidad de sabores y aromas que los productos industriales masivos no alcanzan. Esto obviamente no significa elaborar la cerveza como en el año 1500, sino usar la mejor tecnología actual, pero respetando la pureza de los ingredientes y los tiempos del producto. Lamentablemente, con el fin de generar recursos, algunos cerveceros venden sus productos antes de lograr calidad. Esto sucede principalmente con las botellas, que se envasan sin filtrar y sin pasteurizar, y que pasado un tiempo, pierden totalmente el poco sabor y la espuma lograda. El producto es imbebible. Análogamente, en verano, con gran demanda, marcas reconocidas no esperan el suficiente tiempo de maduración y la birra sale a la venta antes de tiempo. No obstante, la gran mayoría de las cervezas que se ofrecen son muy buenas y en la presente guía se propone detallar su historia y sus variedades.
Como se elabora una cerveza. Hacer cerveza es relativamente sencillo y tampoco requiere un gran equipamiento. Lo que es difícil es hacer buena cerveza; esto demanda mucha práctica y también análisis y estudios. El objetivo de la presente guía no es explicar cómo se hace la cerveza (para ello hay excelentes libros y también cursos) y solo se enunciará un muy sintético resumen del proceso. Patagonia. Cerveza de los Andes
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En general se emplean cuatro ingredientes (cebada, agua, lúpulo y levadura) y se siguen cuatro pasos (malteado, maceración, fermentación y maduración) Se obtiene cebada malteada haciendo germinar cebada cervecera bajo condiciones controladas de humedad y temperatura, luego, en el punto deseado, se interrumpe la germinación con aire caliente. En la mayoría de los casos la cebada malteada ya se compra y no es necesario hacer este proceso. La malta se muele en un molino, sin romper totalmente la cáscara del grano para que este posteriormente sea humectado. Se pone la malta en agua para formar una papilla, la cual se va calentando hasta alcanzar la temperatura en que las enzimas se activan y comienzan a convertir el almidón en azúcares simples. Del proceso se obtiene el mosto de la cerveza. Este se filtra para eliminar impurezas y se cocina unas dos horas a fin de detener la acción de las enzimas; este momento también se aprovecha para añadir el lúpulo, que le aportará su característico sabor amargo y también funciona como conservante natural. Cuando ha terminado la cocción se la hace circular por una cañería en la que recibe agua fría en su superficie exterior para que de ese modo baje rápidamente la temperatura a menos de veinte grados. En la fermentación se agregan las levaduras. Para algunos cerveceros esta constituye la etapa más importante del proceso, pues es donde los azúcares simples del mosto se transforman en alcohol y dióxido de carbono por acción de la levadura. Tanto la duración del proceso, a lo sumo una semana, como la temperatura se determinan en función del tipo de cerveza deseado. Pueden ser Ale (cervezas fermentadas a altas temperaturas, con aromas frutales, las más comunes
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entre los cerveceros artesanales) o Lagers (fermentan a bajas temperaturas, demandan más tiempo, no tienen aromas frutales). Cuando la cerveza deja de fermentar es el momento que se asienta y queda en la parte inferior lo que se descarta (harina de malta y levadura). Lo demás es depositado en recipientes de acero para que obtenga su aspecto cristalino y para comenzar, día a día, con el agregado de gas carbónico hasta que se estabilice. Acto seguido la cerveza se pasa a depósito de almacenamiento para que madure. En la cuarta etapa, que dura de tres semanas a varios meses, según la variedad elaborada, la cerveza adquiere su sabor y aroma distintivos, a la vez que se libera el dióxido de carbono que la hace espumosa. Una vez madura, se vierte en los barriles o se envasa en botellas.
capa de 2 centímetros de espuma. Así como se evalúa el color, aroma, cuerpo y sabor de la cerveza, también se debe analizar la espuma. En general no son buenas las cervezas que forman mucha espuma y sin no la forma, directamente no es aconsejable tomarla. Una cerveza bien servida tendrá un color brillante y un aspecto espumoso. La espuma debe ser fina y persistente, de modo que se adhiera al vaso. Se toma despacio, saboreando el producto. Si bien en la mayoría de los lugares la cerveza se toma en vasos tipo pinta o media pinta o en el clásico chop, cada tipo de cerveza amerita un vaso específico. Basta poner la palabra vaso cervecero en Google y se obtendrá una gran variedad. En artículos especializados se recomienda cual vaso va mejor con cada tipo de cerveza.
¿Cómo se sirve una cerveza?
Color, aroma, cuerpo y sabor
La cerveza no debe servirse demasiado fría, un error muy común. Tanto desde una chopera como desde la botella la temperatura adecuada para una cerveza rubia será de 6 a 10 grados y para la cerveza negra entre 8 y 10 grados. En ambos casos se debe servir en un vaso frío, pero no hace falta que provenga de la heladera. Es más, muchos expertos critican que se sirvan en vasos o chop helados, que si bien permiten que la bebida se mantenga fría más tiempo, impiden ver su color, no logran que se forme una buena espuma y tampoco es agradable tomar desde un vaso helado. La cerveza se vierte con una inclinación de 45 grados, de manera que caiga sobre uno de los laterales del vaso, evitando la formación de espuma directa. Con el vaso medio lleno se coloca en posición vertical y se llena, formando ahora si una
Son los cuatro aspectos básicos para evaluar una cerveza. En primer término, observamos su color, que proviene de la cantidad y el tipo de malta usado. Los colores clásicos son el dorado, el rojizo, el marrón y el negro. Luego inhalamos profundamente la cerveza y sentiremos una variedad de olores provenientes de los ingredientes básicos. El aroma de la malta es dulce y tostado en las cervezas oscuras. El lúpulo le imparte un aroma placentero, floral y amargo, que balancea el olor dulce de la malta. Aromas frutados, provenientes de las levaduras sumarán complejidad al bouquet de las Ales. Mientras la cerveza pasa por la boca podemos sentir la bebida como aguada (poco cuerpo) hasta espesa (mucho cuerpo)
Para experimentar el sabor (descubrir el carácter de una cerveza) lo mejor es “moverla” dentro de la boca. Los receptores de los sabores dulces, situados en la parte delantera de la lengua, distinguen características de la malta, azúcares que no han fermentado, dulzor de caramelo o notas frutadas. En la parte posterior de la lengua detectamos el sabor amargo que procede de los aceites de los lúpulos, aunque la malta tostada puede producir cierto amargor parecido a un pan tostado quemado. Los receptores de los sabores ácidos están situados en el lateral de la lengua. En numerosas cervecerías se informa el color y el amargor
Martín García de cervecería Manush, premiado en BeerArt 2013, juntoa Diego Libkind
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Julio Migoya, Fidel Ayala, Pancho Santa Colona y Guido Ferrari con las medallas obtenidas en el South Beer Cup 2011.
de las cervezas, así como su graduación alcohólica. El color se refleja mediante la tabla en degradé que va del 3 al 20, del dorado claro al cobrizo oscuro, y se denota SRM (Standard Reference Method). En tanto el amargor se mide con la escala IBU (Internacional Bitterness Unit), un número que representa el tenor amargo de cada birra. A mayor número, por lo general aumenta el amargor.
Concursos y premios a la buena cerveza A semejanza de lo que ocurre con los vinos y también en la gastronomía, a lo largo y ancho del mundo hay múltiples certámenes donde jurados integrados por expertos catan las
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cervezas y premian a las que consideran muy buenas. Así como en los vinos rigen los puntos que otorga Robert Parker en materia de cerveza el máximo referente fue el periodista inglés, Michael Jackson, quien evaluaba las cervezas y en caso de aprobarlas, las incluía en sus guías y libros. En los concursos los jueces tienen certificado del BJPC (Beer Judge Certification Program), asociación formada en Estados Unidos en 1985. Puntúan las cervezas que degustan, a ciegas, con una escala que fija determinados valores para el aroma, el color, el sabor, el cuerpo y la evaluación general de la bebida. Varias cervezas elaboradas en la zona andina recibieron premios en estos eventos, algunos muy importantes, como el caso de Yesca, quién logró la primera medalla de oro para las cervezas barilochenses en el campeonato internacional cervecero “South Beer Cup”, realizado en Buenos Aires, en mayo del 2011. Participaron más de 300 productos de Brasil, Chile, Colombia y Argentina, en 22 categorías. El concurso solo evaluó cervezas embotelladas, de venta comercial y el jurado lo integraron expertos del Centro de Cata Argentino y Sudamericano de Cerveza. Fidel Ayala, maestro cervecero de Yesca, obtuvo una de las únicas dos medallas de oro entregadas a Río Negro en el certamen, por su cerveza roja, estilo Brown Ale, que tiene un aroma moderado a malta acompañado por una fragancia tenue de lúpulo. De color cobre intenso, brillante, y una espuma levemente tostada en cantidad moderada. En su sabor predomina la malta con algo de madera, producto de la fermentación con las levaduras Ale. Fue una de las cervezas que durante una década elaboró Fidel, quien cerró
Cerveceros premiados en BeerArt 2013
su emprendimiento a fines de octubre del 2015. La restante medalla de oro también fue para una cerveza patagónica, en este caso, una cerveza ahumada Gülmen, de Viedma. También recibieron medallas la variedad Bock de Blest, la ahumada de Berlina y las Porter y Barley Wine de La Cruz. Al año siguiente este certamen se realizó en Brasil y hacia allí viajaron llevando sus productos los hermanos Ferrari, de Berlina. Obtuvieron 5 premios, tres medallas de bronce por sus cervezas comerciales Blonde Ale (la rubia Munich) y las rojas Red Ale y Old Ale. La India Pale Ale y Stout obtuvieron
menciones. En los últimos años las cervezas elaboradas en la cordillera norpatagónica participaron en numerosos concursos y obtuvieron más medallas. Entre ellas destacamos las obtenidas en la quinta edición del “South Beer Cup” celebrado en Mar del Plata en mayo del 2015. Los productos “made in Bariloche” obtuvieron ocho medallas, entre ellas dos de oro. El concurso es considerado en el mundo cervecero la “Copa Libertadores” y en su quinta edición participaron 80 empresas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Paraguay, Perú y Uruguay, que presentaron más de 300 productos. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La cerveza local Manush fue la única argentina en recibir dos oros y dos platas, por sus variedades Barley Wine, IPA Americana, Milk Stout e Imperial Stout. Berlina obtuvo medalla de plata por su variedad Herb Spice y dos bronces, por un producto experimental (Colonia Suiza) y por Old Ale. Por su parte La Cruz fue premiada con plata por su Cream Stout. Otras dos empresas cerveceras de Río Negro recibieron medallas de oro, con lo cual resultó la provincia argentina con mejor performance en el certamen, liderado por los productos de Brasil. Una dorada se la llevó la gente de Gülmen (Viedma), por su producto Lager Ahumada, y el otro oro fue para la IPA inglesa de Nihilista (Cipolletti), quien se también se llevó una de plata por su Stout. Martín García, de Manush, se mostró muy feliz por los premios y dijo que “confirman la buena cerveza que se hace en Bariloche”. Explicó que en cantidad de medallas solo fueron superados por Mar del Plata, ciudad organizadora, pero que otras zonas productoras como Córdoba o Santa Fe solo obtuvieron una medalla cada una. Las medallas de oro fueron para su cerveza más popular, una excelente interpretación del estilo Pale Ale americano. De color cobrizo intenso y excepcional cuerpo tiene un carácter muy complejo. Generosas cantidades de lúpulo Cascade le otorgan fragancia y un bouquet floral y cítrico muy especial. Por su parte la Barley Wine es un producto nuevo de Martín García, y por lo visto logró reflejar fielmente las características de la cerveza que hace referencia al vino de cebada, con una importante graduación alcohólica y color bronce. Las platas fueron para otras dos variedades tradicionales de Manush. El evento premia las cervezas con medallas de oro, plata y bronce, de acuerdo a una cata que realiza un jurado. El criterio
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de evaluación no es un análisis de laboratorio, sino que busca encontrar las cervezas que mejor cumplan los requisitos de cada estilo, y cuyo sabor, calidad y potabilidad sean más convincentes. En su defecto, el premio se declara desierto, lo que en este evento ocurrió en 20 ocasiones. El jurado estuvo integrado por 33 personas, diez fueron argentinos y Emilio Ghirardi representó a Bariloche. En el cómputo general, sumadas 48 categorías, Brasil de llevó 73 medallas y además el premio a la mejor cerveza del certamen. Argentina obtuvo 32 y Uruguay 8. De los premios nacionales, 12 se quedaron en Mar del Plata, mientras que 8 fueron para Bariloche, 6 viajaron a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2 a Cipolletti y 1 a Viedma, Tandil, Córdoba y Santa Fe.
Premios Beer Art 2013 La “1ra. Fiesta Municipal de la Cerveza” que se llevó a cabo en el segundo Beer Art que tuvo lugar en Bariloche premió las tres mejores cervezas IPA Argentina, que deben elaborarse utilizando exclusivamente productos nacionales. El primer lugar fue para Martín García, de la cervecería local Manush, segundo Emilio Girardi, de La Cruz, y tercero Bruno Ferrari, de Berlina. Diego Libkind, miembro del jurado y organizador del Beer Art, explicó durante la entrega de premios que las cervezas participantes resultaron “muy buenas y muy parejas, por lo cual, el resultado resultó muy ajustado”. El concurso, tradicional en los encuentros cerveceros que tienen lugar a lo largo y ancho del mundo, fue ideado por Diego Libkind y Sergio Petreu. El jurado estuvo integrado Diego Libkind, Celia Tognetti, Martin Moline y Juan Izaguirre (todos de la Universidad Nacional del Comahue); Pablo
Méndez (ingeniero de la Cervecería Owe, Neuquén); Diego Sierra, de cerveza Epulafquen, Villa La Angostura; Jaime Ojeda, de Chile y Emilio Girardi, juez BJCP. Las cervezas fueron elaboradas en la modalidad de chopera y la realizada por Martín García pudo ser degustada por los asistentes a la premiación, en la sala municipal de Turismo. También se evaluaron y distiguieron cervezas elaboradas en forma casera. En el estilo Stout obruvo la medalla dorada Fernando Moretti, de Bariloche, escoltado por Roberto Benza (Bche.) y Alejandro Disi (Lago Puelo). En el estilo IPA el primer lugar fue para Patricio Corzo, de San Martín de Los Andes, escoltado por Roberto Benza y Julio Rizzo.
Bariloche ya tiene su Club Cervecero Los amantes de la cerveza artesanal siempre dialogan sobre sus marcas favoritas, sus estilos, el entusiasmo por la elaboración casera, incluso de sus bares y locales predilectos, donde la calidad del producto es para ellos la principal razón de concurrencia. Mauro Zacarías es uno de ellos. Elabora cerveza casera y también tuvo su Almacén Cervecero, ubicado en el subsuelo de la galería Del Sol, donde reunió para la venta una verdadera selección de las principales cervezas artesanales elaboradas en Argentina. “Son productos de excelencia pero que al ser elaborados en volúmenes pequeños no logran conseguirse fácilmente” explicó. “Allí nació la idea de un club cervecero que propone a sus socios conocer, degustar y comparar diferentes productos locales y nacionales cuidadosamente seleccionados” detalló Mauro.
Club Cervecero
Almacén Cervecero Patagonia. Cerveza de los Andes
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Curso de elaboración de cerveza, Escuela de Cocina El Obrador.
Cada socio recibe mensualmente un pack con seis botellitas de 355 cc. (medida tradicional cuando el producto es artesanal) y periódicamente se organizan reuniones para debatir sobre los diferentes estilos que se proponen. La ficha de cata adjunta al pack trae además información detallada sobre cada producto y los maridajes recomendados.
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Cursos para hacer cerveza En Bariloche se dictan cada año varios cursos para hacer cerveza, tanto para principiantes como avanzados. Dos lugares recomendados son la Escuela de Cocina El Obrador y Hace Cerveza. En ambos comenzaron personas que hoy tienen emprendimientos comerciales que elaboran miles de litros.
También hay cursos en el laboratorio de Microbiología Aplicada y Biotecnología Bariloche (MABB) del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma-Conicet) que trabajan en conjunto con la Universidad Nacional del Comahue (UNC). Están a cargo de profesionales de gran prestigio y también disponen de un laboratorio para reproducir levaduras. El Obrador es sin dudas la escuela de cocina más importante de Bariloche y su director es Emiliano Schobert, finalista en el Bocuse d’Or 2014. Allí se dictan cursos para principiantes y avanzados, en su mayoría a cargo de Celia Tognetti, doctora en Biología e integrante del equipo de profesionales cerveceros de la UNC. Los cursos para principiantes duran tres clases, separadas por una semana. En las prácticas los participantes son divididos en dos grupos, de manera de que cada uno pueda participar en los procesos de elaboración. Se aprende a cocinar cerveza casera. El curso entrega apuntes escritos y la escuela provee de insumos y equipos. También hay degustación de cervezas y cada uno se lleva una botellita de la cerveza elaborada en grupo. “Hace Cerveza” es un emprendimiento barilochense creado para multiplicar y difundir el arte de hacer cerveza. Dictan cursos y también venden todos los insumos y los equipos que demanda un cervecero casero. Se enseña la teoría y la práctica para hacer diferentes estilos de cerveza. En primer lugar, dictan cursos de iniciación, donde los participantes aprenden el ABC cervecero y a elaborar su propia birra. Se explican las propiedades que deben reunir el agua, la malta, el lúpulo y la levadura, insumos fundamentales del proceso.
Curso de elaboración de cerveza, envasado, Escuela de Cocina El Obrador.
Integrantes de Hacé Cerveza en el Beer Art. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Diego Libkind, experto en levaduras cerveceras
En las prácticas se cocina en un batch de 40 litros, comenzando por la molienda de la malta, hasta lograr el mosto listo para colocar en el fermentador con la levadura. Se explican cada uno de los pasos del proceso, pudiendo los cursantes realizarlo personalmente y evacuar dudas. También se hace referencia a la higiene y sanitización que en la fabricación de cerveza es algo fundamental. Los cursos incluyen material teórico, almuerzo y degustación de cervezas. Los cursos avanzados están orientados a personas que ya elaboran cerveza en forma casera y quieren perfeccionarse o comenzar un emprendimiento. Aquí se estudian procesos de elaboración, análisis y química del agua, cálculo de masa, cálculo de color, cálculo de IBUS, tipos de fermentación, formas de embotellado, limpieza, sanitizado y armado de planta. Además de los cursos Hace Cerveza dispone de insumos, pudiendo adquirirse maltas, lúpulos nacionales e importados, levaduras y clarificante, entre otros. Asimismo disponen para la venta de todo el equipamiento requerido para armar una buena planta casera: ollas, fermentadores, elementos de medición, tapadoras, molinos y muchas cosas más. Se puede comprar por internet y recibir los productos por transporte.
Jornadas de Ciencia y Tecnología Cervecera La tercera semana de octubre del 2015 se llevaron a cabo las Primeras Jornadas de Ciencia y Tecnología Cervecera, un evento que propició afianzar los vínculos entre el sector productivo y el científico-tecnológico en el segmento de la cerveza artesanal. Durante el encuentro se dieron a conocer datos numéricos que dan cuenta de la importancia que está tomando el producto en la localidad: según estimaron los organizadores,
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durante el año 2016 se podrían llegar a elaborar alrededor de 2.5 millones de litros en Bariloche. No en vano la elaboración de cervezas artesanales se ha consolidado en los últimos cinco años y ha transformado la propuesta gastronómica local, siendo la cerveza artesanal un producto que permitió diversificar la matriz económica y la oferta turística de la ciudad. Desde el sector científico-tecnológico, en particular el CONICET y la Universidad Nacional del Comahue, a través del Laboratorio de Microbiología Aplicada, Biotecnología y Bioinformática de Levaduras del INIBIOMA (CONICET – UNComahue) se vienen realizando numerosos proyectos de apoyo al sector: desarrollo de levaduras cerveceras nativas, control de calidad del lúpulo argentino y análisis de
contaminantes en cervezas artesanales. También se ha generado el banco de levaduras cerveceras más importante de la Argentina. De esta forma, desde el grupo científico se promovió la realización de estas jornadas, co-organizadas con la Oficina de Vinculación Tecnológica del CONICET Patagonia Norte. En encuentro contó con diversas charlas de productores, científicos y funcionarios públicos, así como presentaciones de trabajos de investigación y mesas redondas del Encuentro Tecnológico (ENTEC) entre los distintos actores de la cadena de valor de la cerveza y científicos que estudian distintos aspectos innovadores del proceso. Entre los expositores cerveceros estaban el ingeniero Martín García, de Cervecería Manush, y el brewmaster Bruno Ferrari, de Cervecería Berlina. Fue una jornada de intensos intercambios y aportes entre los más de 120 asistentes, provenientes de todo el país, así como de países vecinos como Chile y Uruguay. Las Jornadas tuvieron lugar en el hotel Cacique Inacayal y contaron con la declaración del interés de la municipalidad de Bariloche y el aval de la Universidad Nacional del Comahue. Se trató de un evento cervecero financiado totalmente por el estado y el primero en el país con este objetivo de interacción científico-productiva. Acompañaron el evento la ANPCyT, el INTI, la Secretaría de Ciencia Tecnología y Desarrollo para la Producción de Río Negro, Punto PYME (Secretaría de Desarrollo Económico de la Municipalidad de Bariloche), la Cámara de Comercio, Industria, Turismo y Producción de Bariloche, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación a través de la ANPCyT y el EMPROTUR. Durante los 3 días posteriores a las jornadas, el grupo de trabajo del Laboratorio de Microbiología dictó 2 cursos
Michael Jackson
teórico-prácticos a los productores cerveceros presentes, brindando conocimientos y herramientas para la mejora de la calidad de las cervezas artesanales. De esta manera, Bariloche se está posicionando no sólo como un excelente lugar para degustar cervezas artesanales, sino también como un punto de referencia obligada para capacitarse en la elaboración de estos productos.
“Las pruebas de una gran cerveza son el aroma, el sabor y el acabado. La cerveza se elabora principalmente con granos malteados, agua, lúpulo y levadura. No existen proporciones en la utilización de estos ingredientes. Una gran cerveza combina el sabor, la fragancia, el acabado y la fidelidad de su estilo, con su propio balance, característico y memorable” Michael Jackson (1942-2007) del libro The Beer Hunter.
Tachos y tanques El auge de la cerveza artesanal se vio acompañado por el desarrollo de varios talleres metalúrgicos que se especializaron en la fabricación de tachos, tanques y cocinas. De esta manera, ya no es necesario comprarlos en otras ciudades y se pueden encargar en el mercado local. Esto permite en primer término armar la planta a medida y ampliarla paulativamente. Patagonia. Cerveza de los Andes
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ficativamente sus volúmenes para satisfacer la demanda”, explicó. En lo que respecta a las ollas para cocinar, ya elaboraron varias de 1700 litros. Los fermentadores son simples o unitank, permitiendo estos últimos fermentar y madurar la cerveza en el mismo tanque. “La producción de cerveza es un verdadero boom y cada día llegan nuevos clientes, que buscan transformar sus plantas caseras en artesanales”, explicó. También diseñan choperas, columnas, equipos de frío y todo lo vinculado a las cervecerías. Paralelamente trabajan para varias fábricas chocolateras y para restaurantes, en diseño de cocinas en acero. Siendo diseñador de plantas cerveceras es lógico que Luis haya confeccionado una propia. Y elaboró cerveza para él y sus amigos. “No obstante, en un determinado momento la vendí y aún no la repuse”, explicó. En casa de herrero, cuchillo de palo. “Pero ya me armaré otra, pues también me gusta poder hacer cerveza a mi gusto”, señaló. Taller de construcción de tachos cerveceros
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Luis Ortiz tiene su taller metalúrgico en el Barrio San Francisco III, en la calle Costa Rica al 1000, entre Brasilia y Caracas, donde aprendió el oficio con su padre. Hace 15 años que construyen tachos cerveceros y la mayoría de las plantas locales le encargaron los suyos. Esto permitió que sea un experto en el tema y además de realizar los pedidos suele asesorar a los cerveceros sobre la mejor forma de ir ampliando sus instalaciones. Elaboran tachos a partir de los 400 litros, siendo los mayores construidos de 2.500. “Pero ya estamos proyectando tachos de 5.000 litros, pues las cervecerías más grandes ya tienen una producción importante y deben ampliar signi-
Lúpulos patagónicos. En él mundo cervecero no hay ninguna duda que El Bolsón es la “Capital Nacional del Lúpulo” y por ello hace décadas se celebra allí su fiesta anual. En la Comarca Andina se cultiva el 70 por ciento del lúpulo argentino, con unas 20 hectáreas en Lago Puelo y 110 en El Bolsón, siendo 50 de estas últimas de Mallín Ahogado y 60 del Camino de Los Nogales. También hay lúpulo en la chacra de Quilmes de Fernández Oro (45 hectáreas) y otras 20 hectáreas en una chacra de Guerrico (ambas en la provincia de Río Negro). A El Bolsón las primeras plantas de lúpulo llegaron a principios de siglo, con Otto Tipp, quien las trajo de Chile para
Mallín Ahogado. Esta familia, compuesta por Vojteh, su esposa Danica y sus hijos Frank, Magda, Danica y Olga inician la actividad como complemento de la explotación agrícola y maderera. El emprendimiento, denominado Triglav, continúa con chacras a cargo de Frank y Magda. El ingeniero agrónomo Hernán Testa, asesor del programa Cambio Rural del INTA, explicó a Visión Gourmet que el lúpulo es una planta muy intolerante a los días cortos y por ello se da muy bien entre las latitudes 42 y 44, donde en verano encuentra 15 horas de luz por día. Su crecimiento, dado por la temperatura y los nutrientes, es muy veloz, de varios centímetros por día. No obstante, no tolera el viento. Evaluó que en El Bolsón la planta crece en forma óptima.
Hernán Testa, controlando el lúpulo en crecimiento
Flor de lúpulo
elaborar su cerveza. Al retirarse su cultivo cesó, pero algunas de ellas fueron descubiertas por Leopoldo Leskovar, mano derecha de Otto Bemberg, quien buscaba lugares donde plantar lúpulo para Quilmes, ya que por la Segunda Guerra Mundial el abastecimiento desde Europa estaba suspendido. Quilmes había probado plantar lúpulo en Sierra de la Ventana, los alrededores de Mar del Plata y otros sitios del país, pero los resultados no lograron satisfacer a sus técnicos. Leskovar planto la variedad Spalt en la chacra Maria Elvira de Fernández Oro, en Cipolletti, en 1947 y luego, a partir de 1956, en El Bolsón, cuando descubrió las antiguas plantaciones de Tipp, que crecían en forma salvaje. Leskovar convence a Antonio Sinigoj para cultivar lúpulo en su chacra, lo cual se comienza en 40 hectáreas, administradas por Luis Bavdaz. Se implantó la variedad Spalt Verde. El éxito fue rotundo y esto motivó que otro esloveno, Vojteh Budinek, comience a plantar lúpulo en su chacra de Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cosecha del Lúpulo
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De esta manera, al desarrollarse los lupulares, creció mucho la demanda de mano de obra, durante su período de crecimiento y cosecha. “El lúpulo es el cultivo que más mano de obra por hectárea requiere, más que la vid o la frambuesa, pues hay que colaborar para que la planta se enrolle sobre las guías. Es como una actividad hortícola”, explico Testa. Pese al desarrollo del lúpulo los ingenieros constataron que la variedad Spalt no lograba tener la cantidad suficiente de ácidos Alfa. Asimismo, su rendimiento agronómico poco satisfactorio (800-1200 Kg/Ha), daba como resultado pro-
ductividades inferiores a los 40 Kg de resina Alfa/Ha. Debido a que representaba un problema de difícil solución, se optó por traer nuevas variedades de mayor contenido de ácidos amargos y rendimiento superior. “A la industria lo que le interesa del lúpulo es la resina, que sea una planta muy resinosa, lo cual da el amargor a la cerveza”, explicó Hernán. Dijo que por ello se implantaron otras variedades, de las cuales el mejor resultado lo logró Cascade. Este lúpulo, desarrollado en Norteamérica por “Chuck” Zimmermann, crece en el sur mejor que en su lugar de origen, lo cual fue certificado por su creador, quien visitó la región patagónica “El crecimiento de los cerveceros artesanales demandó nuevas variedades de lúpulo y volvimos a plantar la variedad Spalt, que pese a tener poca resina, logra aromas y cualidades, y por lo tanto es muy demandada por este sector, donde se prioriza la calidad sobre la cantidad”, explicó Testa. Agregó que “Spalt es un lúpulo noble, originario de esa región de Bavaria, lo mismo que la variedad Saaz, de Checoslovaquia y Tettnang y Hallertauer (Bavaria), los cuatro lúpulos nobles que hay en el mundo”. En la actualidad los lúpulos amargos son muy demandados, especialmente por el auge de la IPA, como también de los estilos Stout, Porter y Bitter. “Sin embargo, uno de los principales intereses que percibe el productor de lúpulo por parte del cervecero, es la necesidad de variar un poco el perfil aromático particular que se obtiene con Cascade. Posiblemente esto se deba al deseo de incursionar aún más en Lagers europeas, Oktoberfest, Bohemian Pilsner o Weizen. Es así como los lupuleros reciben pedidos puntuales de variedades como Centennial,
Hallertauer, Fuggle, Kent, Golding, Amarillo y eventualmente Saaz, sin poder atender aún dicha demanda”, informó el agrónomo. Con el objeto de satisfacer la demanda de lúpulos aromáticos especiales, en dos establecimientos de “El Camino de Los Nogales” se cultivaron 2.200 plantas de Spalt y en la cosecha de febrero y marzo del 2014 se logró obtener un lote puro de 699 kilogramos de lúpulo en flor de esa variedad. A partir de allí, se lograron pellets, algo que no se lograba hacía 30 años en Argentina. “Posiblemente la causa haya estado ligada a la escasa interacción del sector de los cerveceros artesanales con los productores de lúpulo, siempre atentos a abastecer las cervezas industriales y cumplir con los contratos de aprovisionamiento. Sin lugar a dudas son estas grandes empresas las que han generado un sistema productivo y hacen factible el cultivo de lúpulo a escala, pero como en todo sistema, hay una estructura y debe existir un mecanismo de interrelación entre sus componentes”, evaluó Testa. Según el profesional, “es necesario fomentar el acercamiento entre los productores regionales de materias primas y todo el sector cervecero, tanto las grandes industrias con su capacidad de consolidar una marca y/o un proceso, como también los cerveceros artesanales, capaces de innovar en estilos no masivos y crear nuevas combinaciones.” Evaluó que en los últimos quince años la demanda de lúpulo por parte de las cervezas artesanales creció y llega al 10 por ciento del total plantado, cuando previamente no llegaba al 0.5 por ciento. Si bien el lúpulo más usado es el Cascade, las nuevas variedades también comienzan a ser usadas. La demanda y las restricciones a las importaciones favorecieron
los cultivos nacionales. El lúpulo comienza a crecer en octubre y se cosecha a partir de mediados de febrero, dependiendo del clima de cada verano. En Lúpulos de la Patagonia ofrecen las variedades Cascade, Nuggets, Spalt, Victoria, Bullion, Mapuche, Traful, Magnin y Catarata, en pellets envasados al vacío, flores deshidratadas prensadas y “al palo”.
Maltas La cebada malteada es junto al agua el principal componente de una cerveza. Trasladar bolsas de maltas es la tarea más “pesada” del trabajo cervecero. Por su parte comprar siempre la misma malta es uno de los secretos para lograr que la calidad de la birra sea constante. Visión Gourmet dialogó con Damián Lembele y Gabriel Patagonia. Cerveza de los Andes
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Maltas
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Flores, de la empresa Maltear, principal proveedora de cebada malteada en las cervecerías de la zona norpatagónica. La firma vende en todo el país, también exporta y tiene un porfolio de 15 variedades de maltas, las principales que se utilizan en Argentina. Si bien el proceso de malteado es el inicio de la cerveza, en la actualidad solo algunas grandes fábricas industriales lo realizan. Todo el resto ya compra la cebada malteada. Este proceso es muy complejo y costoso de realizar y solo vale la pena en grandes volúmenes. Asimismo, es fundamental que el proceso siempre sea idéntico para lograr la misma cerveza. Gabriel, del área de producción de Maltear, explicó que en Argentina la producción de cebada es sólida y por año se producen alrededor de 800.000 toneladas de malta cervecera, tanto para las fábricas grandes como para las artesanales. En la práctica, las cervecerías artesanales apenas consumen el 1 % de la cebada malteada cervecera. “La cebada desde el punto de vista agronómico, en el desarrollo del cultivo, es similar al trigo, en lo que respecta a condiciones climáticas, perfil del suelo y fecha de siembra”, explicó. Al estar trabada la exportación de trigo los productores usan la cebada como cultivo alternativo. Esto permitió que las parcelas cultivadas con cebada se amplíen y llegan a 1,2 millones de hectáreas. Gabriel dijo que “básicamente hay dos tipos de cebada, la forrajera y la cervecera. La segunda debe reunir cierto tipo de cualidades, como el calibre, las proteínas y el tamaño del grano. Para lograr este tipo de cultivo se deben reunir una serie de factores como la fertilización, insumos, el cuidado de los cultivos, etc. Normalmente la cebada que no logra la calidad necesaria para ser cervecera pasa a ser forrajera. Entre
ambas hay mucha diferencia de precio”. La planta se siembra en invierno, junio y julio y se cosecha entre el 10 y 20 de diciembre. Florece en octubre y el grano se forma en noviembre. La cebada sin maltear puede almacenarse casi dos años. Damián, del área administrativa, dijo que “el malteado de la cebada se realiza básicamente en tres etapas, a lo largo de siete días: se remoja en agua, se germina a lo largo de seis días y luego se seca”. El proceso es continuo, por lo cual se debe controlar durante las 24 horas. El malteo básicamente favorece la formación de enzimas que transforman el almidón en azúcar y las proteínas en aminoácidos y ello puede ser “comido” por las levaduras Hay varios tipos de malta. La base, que se usa en él 80 por ciento de las recetas, y las especiales, que le dan características a cada tipo, como el color, el sabor, etc. En las maltas caramelo se carameliza su azúcar, que se hace en un tostador, en vez del secador habitual. Hay cervezas que se elaboran con una sola malta y otras llevan varias maltas y en cantidades diferentes Maltear produce casi 20.000 kilos de malta por día. Cada lote de malta es estándar y lleva controles permanentes. Hay parámetros de calidad que deben cumplirse. Con ello se garantiza que el principal ingrediente de la cerveza esté en óptimo estado. La empresa tiene sus propios campos de cultivo y cosecha sus plantas en la zona de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires. En la actualidad es más complicado conseguir maltas importadas. Los principales proveedores son Alemania y Bélgica. Pero es difícil comprar siempre la misma variedad, pues el abastecimiento no es continuo. Si es más factible abastecerse de lúpulos y levaduras, cuyos volúmenes son muy Patagonia. Cerveza de los Andes
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Damián Lembele y Gabriel Flores, de la empresa Maltear
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pequeños y por ello se consiguen más fácilmente. Gabriel y Damián destacaron la importancia de tener buenos precios y de coordinar la logística de los fletes, para optimizar las entregas. “Sucede habitualmente que el cervecero no tiene suficiente espacio para almacenar la malta, las botellas vacías, las botellas llenas, etc. y por ello realiza pedidos periódicos, que deben ser rápidos, pues no hay nada peor que parar la producción por falta de insumos”, explicaron. Recordaron que son la “única empresa que entrega maltas especiales en cantidades grandes, pues siempre mantenemos un buen stock de productos”. En el mundo se conocen al-
rededor de 30 variedades de maltas y Maltear trabaja con quince, las más pedidas. No obstante, están desarrollando otras cinco variedades más especiales, a pedido de cervecerías artesanales. Maltas clásicas son la Pilsen, Münich y Viena, que hacen referencias a ciudades de Europa. También la malta chocolate (que debe su nombre al color y obviamente no tiene chocolate, pese a que hay algunos que hacen cerveza con chocolate) la malta cristal y la ahumada. Las variedades de maltas se realizan con diferentes procesos de secado y de tostado. En particular destacaron la importancia de tener buenos precios y de coordinar la logística de los fletes, para optimizar las entregas. “Sucede habitualmente que el cervecero no tiene suficiente espacio para almacenar la malta, las botellas vacías, las botellas llenas, etc. y por ello realiza pedidos periódicos, que deben ser rápidos, pues no hay nada peor que parar la producción por falta de insumos”, explicaron. Damián dijo que “hace años que vendemos maltas y visitamos a los clientes y obviamente tomamos sus cervezas. Vemos que en promedio todos han mejorado mucho. Bariloche ya tiene cervezas artesanales de muy buena calidad”. También afirmaron que “los cerveceros son un grupo muy pujante y emprendedor y además son ávidos de conocimientos, por lo cual van a conferencias, asisten a cursos de especialización, estudian y por ello logran evolucionar. Conocemos a varios que solo viven para sus emprendimientos cerveceros”. En la zona andina tienen clientes muy diversos, “hay gente que compra 3 bolsas por mes y otros dos camiones completos”, explicaron. Normalmente el cervecero no cambia la malta, usa siempre la misma. Patagonia. Cerveza de los Andes
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2 Cervezas de Bariloche Bachmann
Andrés Llanes en la planta elaboradora
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a presente cerveza recuerda a una tradicional familia de inmigrantes, radicados en Bariloche hace más de 80 años. Tienen un restaurante y una cervecería, donde se puede tomar su cerveza acompañada de buena gastronomía y también se puede degustar esta birra en otros restaurantes y bares de la ciudad. Andrés Llanes, maestro cervecero y creador del emprendimiento que comparte con sus tres hijos y la familia, combina la tradición local con la cerveza artesanal. Andrés, ex profesional de Invap, comenzó a cocinar cerveza como un hobby, pero hace más de diez años que la elabora en forma comercial, junto a su esposa, Susana Bachmann. Recuerda haber participado en la histórica feria del trueque que organizo la Cooperativa de Electricidad Bariloche en el año 2000, donde permaneció durante dos años. Luego integró la asociación de microemprendedores locales con un puesto permanente en la calle Mitre.
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Página opuesta: en la antigua fábrica de cerveza de Vice Alte. O’Connor.
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En el 2005 instalaron su primera y pequeña planta, para cocinar 60 litros, en la antigua casa Bachmann de la calle Elflein 148. Cuando la propiedad se vende deciden emplazar otra planta, para producir 300 litros y alquilar un lugar para instalarse. En diciembre del 2007, cuando comenzó la obra del nuevo restaurante Jauja, Bachmann se mudó a Vicealmirante O’Connor 1.348, donde la planta estuvo a la vista hasta mediados del 2015 y fue uno de los concurridos brew pub que tuvo la ciudad. Previamente, a fines del 2013, sus hijos abrieron otra cervecería en Elflein y Quaglia y en junio del 2015 la fábrica se mudó a la calle 9 de Julio, con lo cual el pub de vicealmirante duplicó su capacidad. “Agua, cebada malteada, lúpulo y levadura. Sin filtrar y sin pasteurizar, ese es el mejor principio para elaborar buena cerveza”, asegura Llanes. Elabora siete tipos de cerveza, dos de ellas Lager, algo poco habitual entre los cerveceros de la ciudad. La Pilsen clásica (rubia) de color dorado pálido, tipo Lager, tiene un amargor de 30 IBU y una graduación alcohólica de 5.2 % y en ella predomina el sabor a malta y el aroma del lúpulo Saaz. La negra, estilo Schwarzbier, también es tipo Lager, en este caso con 25 IBU y 4.8%, de color marrón oscuro casi negro, en el cual predomina el sabor a maltas tostadas y caramelo. Entre las Ale se destaca la Pale Ale Americana, de color cobrizo, 25 IBU y 5%, con sabor y aroma cítrico a lúpulo Cascade. Por su parte la Ambar, estilo escocés tiene 22 IBU y 4.8 % de alcohol, es de color rojizo con sabor dulzón a maltas caramelo. También hacen una variedad frutada, con frambuesa, de color rosa pálido, muy pedida por los turistas. La Kolsch, de color dorado claro, presenta un amargor
moderado, solo 15 IBU y 4.8 % de alcohol, siendo una cerveza ideal para el verano. También elaboran la India Pale Ale, una de las cervezas más consumidas en la actualidad, estilo inglés, de color cobrizo fuerte, 7.5 % de alcohol y 50 IBU. Es esta la cerveza más fuerte de Bachmann. Sus tres hijos (Pablo, Hernán y Manuel) trabajan en el emprendimiento familiar, básicamente atendiendo la cervecería de Elflein y Quaglia, donde Pablo está a cargo de la cocina. “No obstante, los tres están en condiciones de elaborar cerveza ya que han aprendido el proceso”, explica el padre. Es una de las cervecerías que produce cervezas con fermentación a baja temperatura, lo cual insume más tiempo en la fermentación y maduración, pero permite lograr variedades no tan comunes entre las cervezas artesanales, donde predominan las Ale (alta fermentación). “En Bariloche un elevado porcentaje de los consumidores de cerveza son turistas, un público que rota permanentemente, por lo cual no exigen una variedad determinada”, evaluó Andrés. Dijo que esto se nota más en los bares aledaños al Paseo de Las Picadas mientras que en su local de vicealmirante, predomina el público local. La nueva planta es amplia y permitirá un crecimiento sostenido en el futuro, ya que dispone de suficiente espacio para instalar nuevos y grandes tachos. Las cervezas Lager fermentan en tachos encamisados, lo que permite mantener una menor temperatura, no usa cámara frigorífica. La mayoría de los tanques son superiores a los mil litros. La nueva planta sin dudas es un reflejo del esfuerzo y trabajo de una familia que es sinónimo de cerveza artesanal en Bariloche. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Berlina
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espués de estudiar gastronomía en Alemania y especializarse en la fabricación de cerveza Bruno Ferrari decidió junto a sus hermanos Guido y Franco trasladarse desde Buenos Aires al sur y abrir un restaurante con una cervecería artesanal. Eligieron Bariloche y compraron un lote sobre la ruta al Llao Llao. Allí construyeron “Berlina”, nombre que recuerda a la musa inspiradora de los maestros cerveceros durante la Edad Media. El brew pub abrió sus puertas en enero de 2005. Bruno comenzó elaborando la cerveza según la ley dictada por Guillermo IV de Baviera, que sólo permite hacerla con agua, malta, lúpulo y levadura. El maestro cervecero afirmó que “para elaborar cerveza artesanal hay que lograr encontrar lo mismo que uno busca en un vino: aroma, sabor, textura y cuerpo. Cada cerveza artesanal tiene notas de cata particulares para descubrir”. Bruno es una persona fuera de serie y por ello la National Geographic lo filmó junto a sus hermanos y los presentó como
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Página opuesta: Bruno en la planta productora ubicada en Colonia Suiza.
6 de las variedades de Cerveza Berlina. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Franco, Bruno y Guido con las medallas obtenidas en Brasil 2012.
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“los barones de la cerveza” en Patagonia. Allí pudieron contar lo que hacen y cocinan en su planta de Colonia Suiza. Una de las frases acuñadas a fuego es que la “cerveza Berlina se elabora con nobleza y espíritu”. “El espíritu es la esencia de las cosas y no se puede tocar, ni ver, sólo se puede sentir. Y la nobleza es el respeto por cómo llegas a eso. Implica tener códigos, respetar la materia prima, los tiempos de elaboración y no venderse. Nunca envasar algo que no sea disfrutable, que no sea rico”, explica el maestro cervecero. Para Bruno la cerveza debe generar una “sensación de alegría y de bienestar que te cambia el humor, te da sonrisa, te alimenta. Eso es lo que siento del amor por la birra”, pregona. Bruno y Berlina lograron cambiar la filosofía de elaborar
cervezas artesanales en Bariloche. No lo hicieron con palabras, si con hechos. Armaron un gran equipo y en pocos años se convirtieron en el principal productor de la zona y la Patagonia. Actualmente proyectan ampliar la producción en Colonia Suiza, imprescindible para poder otorgar nuevas franquicias a nivel nacional. El brew master opina que “con el cereal se puede hacer pan, se puede hacer cerveza y también se puede hacer whisky. Todo depende de la paz/ciencia que uno tenga”. En diálogo con Visión Gourmet recordó que pan ya hizo y que en el futuro incursionará en el whisky y para ello ya visitó varias plantas en Escocia. Pero ahora su pasión y atención son las rubias, pelirojas y morochas, todas espumosas. En Berlina elabora una veintena de variedades diferentes, y tres de ellas, la Munich Golden Ale (rubia), Stout (negra) y Indian Pale Ale (roja) se envasan en botellitas de 355 cc y son las que venden al por mayor, en varias ciudades de Argentina y también en el exterior. La Golden Ale, con 4.5% de alcohol y 23 IBU es una rubia suave, ligera y refrescante. Se elabora con maltas claras, que le brindan su color dorado intenso. La IPA tiene 5% alcohol y 56 IBU y en ella predominan las maltas caramelizadas que le aportan su color rubí. Es floral y aromática, de carácter intenso debido a la cantidad de lúpulo que la compone. Su principal característica es el amargor bien marcado. La negra, tipo Foreign Stout, tienen 6% y 38 IBU, es una cerveza robusta, con mucho cuerpo y mayor densidad. De color petróleo otorgado por la utilización de maltas tostadas es una cerveza torrada, con sabores de café y madera. Otras variedades se sirven desde choperas en el pub de Av. Bustillo 11.750 y en los locales franquiciados que ya co-
menzaron a abrir en diferentes ciudades de Argentina. Además de las tres cervezas insignia envasan otros estilos. La Special Bitter, con 5% y 35 IBU, también se elabora con maltas claras. Es ligera en boca pero con un carácter más intenso otorgado por el lúpulo Nugget propio de El Bolsón que el da un aroma apimentado. “Colonia Suiza” es una cerveza tipo Strong Golden Ale, rubia de gran cuerpo y complejidad en boca, elaborada por Bruno Ferrari con bayas de enebro silvestre que crecen en los prados aledaños a la planta. Tiene el alcohol al 7% y 21 IBU. Recibió medalla de bronce en el South Beer Cup 2015. La Pilsen también es de estación, una Lager dorada como el sol. Bruno reinterpretó este clásico estilo checo y lo dotó de personalidad patagónica, utilizando un blend de lúpulos Victoria y Traful. Una cerveza que le rinde culto al brillo del sol y a la frescura de los amaneceres en la Patagonia. Bruno también elaboró una cerveza en honor a su pequeña hija, que se llama Nina y es ahumada, con zapallo. “Nina’s Pumpkin Ale” es una cerveza roja, elaborada con calabazas y una pizca de canela para enaltecer las azúcares naturales del zapallo, dando como resultado una cerveza suave y de armonioso dulzor. La Belgian Blonde Ale se elabora con cardamomo. Es una Ale dorada con todo el encanto de la tradicional cerveza de Bélgica. Intensa y compleja gracias a la utilización de levaduras Belgas y a la incorporación del cardamomo en la maduración. Dorada, intensa y compleja, con 5.5 % y 19 IBU. La Old Ale se logra con un blend de seis maltas diferentes. Es de color oscuro, buena presencia de alcohol (7,5%) y 19 IBU. Tiene color granate, gran cuerpo y espíritu aportado por el blend que forman las seis maltas caramelizadas. Su perfil
maltoso, alicorado y dulzón, con notas de vainilla y un reposo en madurador de 60 días, hacen de ésta una cerveza de gran cuerpo y redondo bouquet. Un digno homenaje a la F100 del brewmaster. Fue premiada con bronce en el South Beer Cup 2015. En la avenida Bustillo Berlina dispone de un salón en dos plantas y una pequeña barra. En verano se puede disfrutar de una cerveza en el deck y también en el jardín cervecero. Tiene un buen estacionamiento y lugar para juego de niños. En octubre de 2008 Berlina inauguró su nueva planta para elaborar cerveza en Colonia Suiza. Tiene una capacidad para fabricar hasta 40.000 litros mensuales, destinados en su mayoría a la venta en botella. También permite realizar visitas guiadas, ya que el proceso de producción puede verse a través de grandes vidrios. También hay un bar para degustar los productos y comercialización de botellas y souvenirs. Las cervezas de Berlina lograron varios premios, medallas y menciones. Entre ellos, se puede destacar las 5 medallas logradas en la cuarta edición del “South Beer Cup”, llevado a cabo en marzo del 2012, en Blumenao, Brasil. Fueron premiadas con bronce la Blonde Ale (la rubia Munich, tradicional de la marca) Red Ale y Old Ale. Previamente, en el certamen cervecero “The Great South Beer”, llevado a cabo en la ciudad de Buenos Aires en 2011, logró otra medalla de bronce por su cerveza ahumada. No son por cierto los únicos premios y sus productos concurren regularmente a certámenes cerveceros, ya que es espíritu de la empresa compartir la cerveza con los amigos. En el South Beer Cup 2015 de Mar del Plata lograron tres nuevas medallas para sus productos. Una plata por la variedad Herb Spice y dos bronces, por la Old Ale y Colonia Suiza. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Blest
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n este mundo actual tan light y tan lleno de fastfoods nuestra propuesta es exactamente inversa, slow-food, recobrar las tradiciones, regalarse tiempo para estar con la familia o amigos disfrutando de buenos momentos, con tranquilidad, apreciando los innumerables detalles del lugar, mientras se paladea ricas comidas caseras, acompañadas de una excelente bebida con cincuenta siglos de historia”. Así piensa Julio Migoya, de la cerveza artesanal Blest, la primera que se elaboró en forma comercial en Bariloche. Julio y Nicolás Silin (quién no está más en la empresa) fueron cesanteados con un “retiro voluntario” de la empresa Invap durante una drástica reducción del plantel profesional a principios de 1993. Su historia podría haber sido una de las tantas que terminaron con la supervivencia jugada a un kiosco o un remisse. Pero ambos eligieron gambetear ese destino poniendo en juego su experiencia y conocimientos en tanques, caños y soldaduras hacia una planta elaboradora de cerveza.
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Vitral en el brewpub Blest. La idea de hacer cerveza había nacido previamente, en el domicilio particular de Julio, en laguna El Trébol, tras largas sobremesas. Durante el verano de 1989 comenzaron las primeras pruebas para elaborar cerveza casera. Experimentaron recetas y procesos de fabricación y diseñaron los primeros equipos de producción. La cerveza la compartían con amigos. En 1992 inauguraron la primera “chopería” en el living de los Migoya. Abría las puertas solamente durante el verano, con picadas, salchichas con chucrut y dos cervezas: Pilsen y Bock. Paralelamente comienzan a vender en forma embotellada a algunos hoteles y restaurantes de la zona.
Página opuesta: Julio Migoya en la nueva planta elaboradora de Blest Patagonia. Cerveza de los Andes
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Desvinculados de Invap ambos técnicos decidieron instalar una pequeña planta capaz de producir 4.000 litros por mes. En ella invirtieron el dinero del retiro involuntario, un crédito para microemprendimientos productivos y algunos ahorros. Sus productos, Pilsen y Bock, comenzaron a venderse muy bien en restaurantes, hoteles y los barilochenses se entusiasmaron en tomar un chop, en su pequeño local, ubicado en el Circuito Chico. Julio recuerda que había muy poca bibliografía disponible y tampoco donde tomar cursos, algo habitual en estos días. Tuvieron que recurrir a libros y revistas europeas, generalmente en inglés y alemán. No solo no existían los cursos, ni se conseguían insumos… tampoco había internet donde consultar. La única cerveza que se elaboraba en la Patagonia era la de El Bolsón y tampoco existían cervecerías artesanales en Argentina. No obstante sus conocimientos técnicos y su entusiasmo por el producto los convirtió en muy poco tiempo en expertos cerveceros. Instalaron su brew pub “Blest” en el kilómetro 11.600 de la avenida Bustillo y también crearon “Pilgrim”, en el centro de la ciudad. En baja temporada solían preparar cervezas especiales, para compartir con sus amigos residentes. Una de las más recordadas es la “Trochita Stout” que vio la luz en la primavera de 1999. En ese entonces presentaron su copa “maestro cervecero”, que permite catar la burbujeante bebida, comprobando su aroma, su color y su espuma en forma óptima. Durante numerosos veranos la totalidad de la cerveza elaborada se consumía en su brew pub, a un promedio de 100 litros de Pilsen y 50 de Bock por día. Julio es oriundo de la provincia de Buenos Aires y sus
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padres y abuelos también nacieron allí. “Los Migoya, vascos franceses, llegaron a la Argentina en 1790”, explicó Julio. Aseguró que entre sus antepasados hubo de todo: soldados, unitarios, curas, obreros, “de todo, menos hacendados”, afirmó. Siempre tuvieron que trabajar duro y bregar para salir adelante. Conoció a Alicia en Buenos Aires, en una clínica donde ella trabajaba, durante una operación de su padre. Al tiempo Julio viajó a Bariloche, pues obtuvo un puesto en la empresa provincial Invap, como ingeniero químico. Ella llegó en 1983 y formaron una familia con Juan Ernesto, Candela y Juan Manuel. En 1997 abrieron el primer brew pub de Argentina, en el kilómetro 11.600 de la ruta al Llao Llao. Instalaron los equipos a la vista y los comensales podían tomar cerveza junto a los tanques de elaboración. También había buena comida, pizzas y picadas. El emprendimiento fue un éxito. Su fama cruzo las fronteras y en setiembre de 1998 recibieron la visita del periodista inglés Michael Jackson, uno de los mayores especialistas en cerveza y whisky del mundo, productos sobre los cuales publicó una docena de libros. Entre ellos se puede citar “La guía universal de la cerveza”, que fue traducido a una veintena de idiomas y vendió más de 20 millones de ejemplares. Jackson, fue columnista de los diarios “The Washington Post” y “Sunday Times” y varias revistas, como “Food&Wine”, “Play Boy” y otras. En aquel entonces las únicas dos plantas cerveceras en la Patagonia eran Blest y El Bolsón. Jackson visitó ambas y probó sus productos, los cuales merecieron su aprobación e inclusión en las publicaciones. También pronosticó que las cervecerías proliferarían en la región, ya que “hay condiciones
muy favorables para elaborar cerveza artesanal”, dijo. En particular, destacó las bondades del clima, el agua pura y el lúpulo que se cultiva en El Bolsón. El inglés (quién falleció) recomendó organizar una gran fiesta anual de la cerveza en la cordillera. En el año 2000 desde Blest crearon el pub Pilgrin, en la calle Palacios, donde actualmente está Black Rock. Los noc-
Julio con M. Jackson en Blest. Página opuesta: Primera elaboración de cerveza, 1989. Comienzos en el brewpub, 1997 Patagonia. Cerveza de los Andes
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támbulos aseguran que tuvo “la barra más linda de Bariloche”. En el 2003 transfirieron el fondo de comercio y al año siguiente Silin se alejó del emprendimiento. Blest elabora tradicionalmente cinco variedades de cerveza: Pilsen, Bock, Stout, de frambuesa y Scotch Ale. La Pilsen, rubia, hace referencia al estilo de Bohemia, en la Julio Migoya e Ignacio Mochnacz en la nueva planta del barrio Ñireco.
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república Checa, tiene un 5% de alcohol y es tipo Ale. La Bock también es la clásica, originaria de Baviera, al sur de Alemania, con una graduación alcohólica baja, de 5.8%. La Stout , negra irlandesa, también tiene solo 5.7% de alcohol lo mismo que la Scotch Ale (roja), originaria de Escocia, con 5.5%. Las primeras cuatro se embotellan y la scotch se comercializa solamente en chopera. En temporada alta elaboraban unos 10.000 litros mensuales, los cuales se vendían en gran medida en su local. También elaboran la sidra “Fruto Prohibido”, tirada de barril, muy ponderada por los residentes. En el 2015 Blest inició un importante proceso de expansión, en el cual se destaca la construcción de una nueva planta de elaboración y envasado de cerveza, que permitirá inicialmente cuadruplicar su producción. La nueva planta se ubica en el barrio Ñireco, en dependencias donde operó durante años un frigorífico. “Blest busca crecer y expandirse”, afirmó Julio Migoya, quien incorporó como socios a Franco Lapenna (gerente comercial y de marketing) y a Ignacio Mochnacz (subgerente de fábrica). Además se incorporó al staff Leonardo Brizuela, quien está a cargo de la gerencia general. Franco, quién egresó del Instituto Primo Capraro local en el 2005 y cuya hermana, Daniela, es socia en él exitoso restaurante El Nacional, explicó que su vinculación con la elaboración de la cerveza es una experiencia nueva. “Si bien tomo cerveza y aprendí algunos aspectos vinculados a la elaboración, ese es un área que domina muy bien Julio, y por ello estará a su cargo. Yo me voy a dedicar más a la parte de comercialización, para abrir nuevas bocas de venta y llegar a otras ciudades de Argentina, algo que hasta el momento no se hizo, pues no teníamos producción suficiente”, explicó.
La planta del barrio Ñireco permitirá envasar en una primera etapa hasta 40.000 litros de cerveza por mes, en las cinco variedades que actualmente elabora Blest. La marca lleva más de dos décadas en la ciudad y logró un muy buen posicionamiento, siendo su brew pub del kilómetro 11.600 en la ruta al Llao Llao uno de los más recomendados por los residentes. La construcción de la nueva planta está avanzada y comenzó a operar a fines de octubre. Julio y Franco estiman que antes de fin del 2015 ya estará en pleno funcionamiento. Blest es una de las cervecerías que lidera la distribución en tanques y con la nueva envasadora buscará ampliar el mercado de las botellitas. El brew pub propio se caracteriza por tener muy buena gastronomía, con varios platos típicos para maridar con las cervezas. Así, por ejemplo, se puede probar el cerdo ahumado braseado con cerveza, salchichas Frankfurt, chucrut, rotkohl, spatzle y puré de manzanas, con condimentos y mostaza casera. Julio Migoya evaluó que sería importante para Bariloche lograr ser la “capital nacional de la cerveza artesanal”, denominación para la cual también se postularía la ciudad de Mar del Plata, donde se encuentra Antares, la mayor planta elaboradora del país. “Bariloche tiene muy buenas cervezas y también tenemos una fiesta cervecera anual, lo cual es importante para postularnos”, explicó el cervecero. Evaluó que la ciudad demanda un predio más grande para organizar este tipo de eventos. “El clima condiciona los espectáculos al aire libre y por ello sería importante tener un recinto adecuado”, explicó.
Evaluación de la cerveza de Blest manuscrita por Michael Jackson
Julio en la nueva planta elaboradora Patagonia. Cerveza de los Andes
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Diuka
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uestras cervezas son elaboradas artesanalmente con agua pura cuidadosamente extraída de napas subterráneas. Seleccionamos lúpulos, levaduras y cebadas malteadas de primera calidad que combinados con las recetas tradicionales permiten obtener siempre el mismo producto”, explicó Gastón David, maestro cervecero, quien construyó una moderna planta donde puede elaborar y embotellar alrededor de 6.000 litros mensuales de cerveza. El emprendimiento se ubica en Colonia Suiza, frente al ingreso del camino vehicular que asciende a la montaña. Diuka es un pájaro local. Su nombre es lengua tehuelche y tuvo amplia aprobación entre los amigos y parientes de Gastón. El emprendimiento se constituyó como una SRL. Gastón es partidario de lograr siempre el mismo producto, la misma calidad. “Yo puedo probar diferentes elaboraciones cuando tomo con amigos, pero el producto comercial debe ser idéntico para todos”, afirmó. Por ello, desde el inicio, envasan solo cuatro cervezas: rubia Pilsen, negra Stout, morena Brown Ale y roja Red Ale.
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David comenzó a elaborar cerveza casera en el 2003, “para tomar con amigos”. La calidad se perfeccionó y así se entusiasmó para comercializarla. “Me gusta tomar cerveza y probando se aprende”, resumió. Destacó que el hecho de elaborar cerveza con agua natural, sin clorar, constituye un valor agregado al producto, ya que si se usa agua de red hay que eliminar previamente el cloro y esta agua no es igual a la de un manantial o vertiente. En este aspecto, su cerveza es una de las pocas de la comarca andina que se elabora con agua pura natural.
Pesando los ingredientes
Pág opuesta: David durante la cocción. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La cerveza Diuka comenzó a venderse en agosto del 2008. Su producción está destinada al público residente y nacional, siendo una de las marcas locales inscriptas en el registro nacional de habilitaciones de alimentos. Se ofrece con un vistoso pack con las cuatro variedades. También se envasa en tanques y se sirve desde la chopera, pero su mayor venta es mediante botellitas. En sintonía con lo realizado por numerosos productores locales, en el 2015 la planta experimentó una ampliación. Se alistó una embotelladora cordobesa Frusso, que permite llenar 1.500 botellitas en una hora. La compraron usada y la desarmaron íntegra, para efectuar un mantenimiento total y también para familiarizarse en detalle de su funcionamiento. Además de venderse en los paq de 4 botellitas, la mayor cantidad, destinada a comercios, se distribuye en cajas de 12 unidades. Junto a la envasadora se incorporaron cuatro tanques de 2.500 litros, lo que permitirá logar durante el verano de 2016 una producción mensual de 16.000 litros. El predio y las instalaciones son propiedad de la SRL que integra Gastón y ello permite que todas las mejoras sean para durar. Tienen una cámara de fermentación y otra de maduración, donde se almacena la cerveza. Consultado sobre el boom cervecero en Bariloche sostiene que es interesante. “Hay productos diferentes, para todo tipo de público”, evaluó. Opina que “el mercado es de todos. La sana competencia es positiva y lo importante es que el consumidor pueda elegir el producto de su preferencia”. Pese a tener un predio importante, en un lugar turístico, descarta abrir un pub. “Eso es un negocio diferente, es un emprendimiento gastronómico. Por ahora, yo estoy abocado
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a lograr una buena cerveza, que se consolide en el mercado”, explicó Desde sus inicios, Gastón trabaja con la colaboración Guillermo Fuentes, quien logró ser un ayudante importante en la planta. Conoce muchos secretos de la elaboración, pero a diferencia de la mayoría que trabaja con cerveza, no la consume. “La huelo, la pruebo, pero no la tomo”, afirmó sonriente. Nada de alcohol para Guille! Las cuatro cervezas que elabora Diuka son: Rubia Pilsen: Esta Ale rubia de color amarillo dorado está elaborada con malta Pilsen de primera calidad, el lúpulo Cascade cultivado en suelo patagónico le da un aroma intenso y un amargor delicado e interesante, con notas herbáceas y especiadas, ideal para acompañar con todo tipo de comidas. Negra Stout: Esta opulenta Ale negra debe su intenso aroma a café y chocolate a la elevada proporción de maltas oscuras, dándole una textura muy suave y buen cuerpo. El amargor del lúpulo bien equilibrado con notas herbales en aroma y un final chispeante, la convierten en una cerveza redonda, ligera y muy agradable al paladar. Morena Brown Ale: Es una cerveza compleja y refinada con dejos a negra, elaborada con tres tipos diferentes de
cebadas malteadas. Oscura y con mucho cuerpo, de buen aroma aportado por el lúpulo Cascade, que le da además una sutil nota de amargor. Roja Red Ale: Con su color cobrizo, de mucho cuerpo, en boca muestra un fino equilibrio entre la malta frutal y los sabores del lúpulo. Tiene un final largo, seco y especiado que debe al generoso contenido del lúpulo Cascade.
David embotellando Diuka.
Pág opuesta: armando las cajas para enviar. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Duham
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a metamorfosis de un taller textil en una planta cervecera dio origen a la cerveza Duham, donde trabajan los hermanos Adrián y Sergio Pedro Silva, junto a Franco, hijo del primero. El nombre, Duham, significa “memoria” en lengua indígena y luce vistoso sobre una planta de lúpulo en flor, típica de El Bolsón. El emprendimiento familiar tiene una moderna y sobre todo prolija planta en la calle Saenz Peña al 1445, donde elaboran una decena de variedades de cerveza. “Mi vinculación con la cerveza comenzó después de entusiasmarme con la convocatoria a un curso para elaborarla, que se dictó en Bariloche, por el grupo Hace Cerveza”, explicó Adrián. Finalizaba el año 2011 y la región cordillerana estaba tapada por las cenizas del volcán Puyehue. Durante el curso el incipiente cervecero se interiorizó sobre los conceptos básicos de la elaboración. “Lo mío siempre fue la elaboración, diseñar y proyectar cosas, y además de tener el taller textil trabajaba en la construcción”, recordó.
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Compró las clásicas ollas para elaborar cerveza casera, de 40 litros, donde envasó su primera birra, similar a la que había hecho durante el curso. “Llevé la botella del curso y otra elaborada por mí a un campamento que hicimos en Colonia Suiza durante el verano y mis amigos ponderaron más la que elabore en casa y me alentaron para que siga cocinando”, afirmó. Se anotó en nuevos cursos y los fines de semana, preparaba cerveza. Sergio vivía en Valencia, donde también trabajaba en la construcción. Durante las visitas a la región del Nahuel Huapi probaba y ponderaba las cervezas de su hermano. Habitual bebedor de cerveza (probó muchas en Europa) constató que Adrián tenía pasta de maestro cervecero.
Sergio, Franco y Adrián.
Pág opuesta: Adrián eligiendo ingredientes Patagonia. Cerveza de los Andes
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Elaborando y embotellando cerveza Duham
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En agosto del 2013 Adrián asistió a un curso destinado cerveceros con experiencia, algunos productores, al término del cual los ocho participantes llevaron sus cervezas a la última clase. Los profesores las evaluaron y luego las distribuyeron entre los cursantes, quienes también evaluaron cada producto, sin saber a quién pertenecía. “Todas las cervezas fueron degustadas, analizadas y criticadas y se otorgaron puntajes. Mi sorpresa fue mayúscula cuando constaté que las variedades que había llevado yo obtuvieron el puntaje más alto en cada categoría”, explicó. Ante ello, decidió cerrar la fábrica textil (donde confeccionaban remeras, buzos y conjuntos para la nieve), vender todos los equipos, y comprar lo necesario para instalar una planta cervecera, que pueda producir 4.000 litros mensuales. “Mi hermano regresó de España y se sumó al proyecto y también mi hijo. Compramos los tachos en Villa María, Córdoba, e iniciamos el largo trámite para obtener la habilitación municipal”, explicó. Dispusieron el lugar para el laboratorio, la sala de molienda, el depósito, la sala de elaboración (cocción y fermentación) y la cámara de frío para la maduración. También adquirieron una embotelladora y todo lo necesario para envasar cerveza en botellas y tanques. Se diseñaron las etiquetas, el logo de la marca y los paq con 3 botellitas de 355 cm3. La cerveza Duham fue presentada en sociedad en el Beer Art organizado en noviembre del 2014. La planta dispone de dos ollas de cocción de 500 litros cada una y tanques de 750, que no obstante duplicarán su volumen a fines del 2015. En el invierno previo, los hermanos Pedro Silva, decidieron abandonar los trabajos en la construcción y solo dedicarse a elaborar cerveza.
Sus variedades clásicas son la Scotish Ale, Porter y Pampeana Dorada. No obstante, elaboran Kolsch, IPA, con frambuesa, ahumada y de chocolate. Todas se pueden pedir en tanques o botellitas. En su mayoría usan lúpulos de El Bolsón y algunas levaduras importadas. Una variedad muy ponderada resultó la rubia con lúpulo fresco, IPA Flower Power y también una variedad belga, que demandó 4 meses de maduración. Adrián y Franco están más en las tareas de producción y Sergio colabora, pero se concentra en la logística y distribución. En un futuro, los hermanos saben que volverán a la construcción, pues proyectan una cervecería, con planta a la vista, esto es, tener su propio brew pub. “Pero para ello falta mucho, vamos paso a paso y nunca nos vamos a apurar”, afirmaron. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Gilbert
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l 01 de enero de 2004 Alejandro Gilbert y su hijo Tomás abrieron su cervecería artesanal en Colonia Suiza, en una antigua casona de madera, construida por Ana Goye en la década del treinta. El lugar, aledaño a la hostería Las Cartas, trabajo durante años con turismo estudiantil, pero a fines del 2003 los Gilbert cambiaron de rubro. Tomás aprendió a elaborar cerveza y así armó su planta, donde fabrica cerveza rubia, negra y roja, bajo los preceptos de la ley bávara de 1.516, que puede probarse acompañada de buenos platos, ya que el lugar funciona como restaurante. La cerveza se sirve en vasos de pinta (500 cc), balón y copa Munich (330 cc) y media pinta (250 cc). También puede adquirirse un paq con tres botellas de 330 cc, con el logo del lugar. La Pale Ale (rubia) tiene una graduación alcohólica del 4 por ciento, la Red Ale (roja) el 5% y la Stout (negra) 4.5%.
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Alejandro y Tomás Gilbert La carta del restaurante “El Establo” incluye gastronomía elaborada con cerveza. Alejandro dirige la cocina y prepara surtidas picadas patagónicas que incluyen ciervo, jabalí, salmón, paté de ciervo, paté de trucha, lomo montañés, longaniza, chorizo colorado, aceitunas, berenjenas en
Pág opuesta: Tomás eligiendo lúpulo Patagonia. Cerveza de los Andes
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Tomás eligiendo las maltas. escabeche, cordero en escabeche, quesos panes y otras delicias. Un plato ideal para compartir con la cerveza son las salchichas alemanas con chucrut, puré de manzanas y papas. También hay goulasch con spezli, truchas, ciervo a la cazadora y variedad de pizzas. Hay un cómodo estacionamiento y también lugar para que los chicos jueguen, ya que dispone de un buen parque con costa del lago Moreno. Dispone de 60 cubiertos, y las
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mesas tienen individuales con motivos históricos, el salón se caracteriza por la decoración rústica con elementos antiguos. No tiene tarjetas ni sistemas de pago electrónico y abre sus puertas de 11 a 20 y en el verano de 11 a 23. Tomás comenzó a elaborar cerveza con Alejandro, quién le reveló el ABC de la producción artesanal. Su padre cocinaba cerveza como complemento de su restaurante y luego Tomás se decidió de comenzar a envasarla y venderla con perfil comercial. “Empecé de a poco, hice cursos y vi que podía lograr una buena birra. Ahí me convencí y me propuse tener una buena cerveza, la mejor posible”, afirmó, en diálogo con Visión Gourmet. De esta manera, con apenas 26 años, comenzó a trabajar diariamente en el emprendimiento, levantándose temprano para cocinar y realizar todas las tareas que implica el emprendimiento. La mayor parte de la cerveza se consume en su propio restaurante, tirada de chopera. También se despacha en tanques, hacia terceros. En botella solo se envasan pequeñas partidas. ”Nos concentramos en el restaurante y en los tanques. Las botellas es otro negocio y la cerveza debe ser diferente. También la distribución y la logística es distinta. Hay mayores costos, se requiere botellitas, tapas, etiquetas, cajas para los envíos…”, detalló. Consultado sobre como propone maridar sus cervezas explicó que “la rubia de verano, que es ligera y frutada, con aroma florar, recomiendo tomarla en la terracita del restaurante. La negra está bueno acompañarla con un estofado de cordero o algo de ciervo. Por su parte la roja, yo la propongo con un postre, o con mousse o frambuesas”.
Tomás durante la cocción.
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Cristian Meliñanco y Rodrigo Marquez
Kailen
Según las leyendas Kailen es un hechicero que recorría la zona cordillerana y curaba a la gente con hierbas silvestres y los motivaba a recuperarse y progresar. Es recordado como una figura positiva, un ser bondadoso y dispuesto a ayudar al prójimo. Hoy es sinónimo de una cerveza artesanal. Cristian Meliñanco y Rodrigo Marquez comenzaron a elaborar cerveza en marzo del 2013, después de remodelar un local a la calle Sarmiento al 761, donde instalaron los tachos para elaborar su birra. Pintado y acondicionado el recinto luce en perfecto orden y también cuenta con cuatro freezer, que hacen las veces de cámara frigorífica para la maduración. Paralelamente ambos trabajan y el emprendimiento cervecero es su segunda actividad. Previamente administraron un bar en la calle 9 de Julio, donde constataron la gran demanda que tiene la birra. “Dejamos el bar pero no la idea de hacer cerveza, lo cual se fue potenciando lentamente, hasta que decidimos interiorizarnos de como es el proceso productivo”, explicó Cristián.
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Un mediodía, en el transcurso de un asado familiar, surgió la invitación de ir a tomar cerveza casera a la casa de un amigo de los presentes. Hacia allí fueron y probaron la birra. “Me sorprendió lo rica que estaba y más me sorprendió cuando vi las cacerolas con las cuales fue elaborada”, recordó Cristian. Allí se entusiasmó y con Rodrigo acordaron que ellos también probarían hacer la suya. Asistieron a un curso para principiantes que se dictó en la escuela de cocina El Obrador y luego concurrieron a lo de Fernando Moretti, a Villa Los Coihues, donde se asesoraron como armar su primera planta de elaboración casera. Moretti ya envasaba la cerveza Cordillerana y para Cristian y Rodrigo resultó el guía cervecero. Continuaron haciendo cursos, en el Conicet, sobre levaduras cerveceras y con Martín Boan, del Centro de Catas de Cervezas. También comenzaron a cocinar sus birras, muchas veces a prueba y error. “Pero vimos que no es tan difícil lograr una cerveza que se pueda tomar”, bromearon. El paso siguiente fue comprar un equipo artesanal, con una olla de 150 litros, en Villa María, Córdoba, e instalar la actual planta. Luego diseñaron el nombre y logotipo de la marca, lo cual estuvo a cargo de la novia de uno de ellos, donde se ve al mago, con fondo de cordillera y cuatro esferas que representan a los elementos de la naturaleza. Comenzaron envasando en botellitas una Dorada Pampeana, una IPA y la Stout, todas con 6.5 % de alcohol. No obstante, constataron la dificultad que resulta envasar pequeñas cantidades y por ello optaron por elaborar la cerveza solo en barriles. Proveen a dos bares, Manke y Ritual, y también entregan tanques y choperas a particulares. Actualmente elaboran las variedades Kolsh, Ipa y
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Cristian Meliñanco y Rodrigo Marquez, durante la cocción y con los barriles de Kailen.
Dorada Pampeana. “Vamos a mantener estos estilos, que nos identifiquen con ellos”, explicaron. Las realizan en conjunto, pero acordaron que la receta es única, razón por la cual cada uno puede realizar la misma birra. También probaron elaborar una Scotish, Draught Stout y Porter, pero no en forma comercial. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Konna
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n Cervecería Konna tenemos un profundo respeto por nuestra pasión, elaborar cervezas de calidad en base a cuatro ingredientes básicos: malta, levadura, lúpulo y agua de la Patagonia”, pregona Angel Perticará, abogado y ambientalista, quién comenzó a fabricar su cerveza en 2008 y en su inicio compartió un bar en la calle Juramento. Posteriormente, en mayo del 2011, abrió su local en Juramento 73 y la cerveza logró popularidad, para servirse en otros bares de la cuadra. “Elaboramos cervezas genuinas, honestamente, sin trucos, sin químicos, sin prisas. Es cerveza natural y viva. Natural porque carbonatamos naturalmente la cerveza, no inyectamos CO2 artificialmente. Viva porque es una cerveza sin pasteurizar. Konna es una cerveza honesta, no aceleramos el proceso mediante trucos químicos ni agregamos arroces o azucares, solo usamos agua, lúpulo, malta de cebada
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y levadura. Elaboramos artesanalmente, con pasión y compromiso. Pensamos como artesanos, valiéndonos de los beneficios de tecnología a pequeña escala”, pregona, muy convencido de sus ideas.
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Mucha agua, o mejor dicho mucha cerveza, corrió por debajo del puente y hoy la microcervecería se encuentra constituida como sociedad de responsabilidad limitada de la que participan Mariela Cangaro y su fundador en partes iguales. Comparten la pasión por la cerveza y la vida dedicada a la práctica apasionada de diversos deportes de montaña en contacto con la naturaleza. La pequeña planta se emplaza en la calle Emilio Frey 1555 donde producen birra respetando la vieja Ley de Baviera de 1516, aún vigente, por la que Guillermo IV grabo a fuego como debía elaborarse la bebida. “En Cervecería Konna debemos convivir con un pesimismo absoluto acerca del destino del mundo natural. A lo largo de nuestras vidas no hemos visto más que un deterioro continuo de los procesos ecológicos más esenciales para mantener saludable nuestro planeta tierra. Científicos, pensadores y nuestra propia experiencia al frente de cargos
públicos o ONG´S ambientalistas reafirman nuestro sentir”, confiesa Angel. No obstante, agrega que “ante tal depresión no hay otra solución que la acción. Por ello, en la cervecería la protección y preservación del entorno natural no es algo que hacemos después de cerrar o cuando terminamos nuestras jornadas habituales de trabajo, sino que constituye parte de nuestro quehacer cotidiano y es uno de los motivos por los que nuestra cervecería existe: crear un negocio verde, un negocio que no cause ningún daño evitable en el entorno natural”. También trabaja para que su proceso de elaboración de cerveza sea ambientalmente impecable. “Somos conscientes que nunca lograremos un proceso totalmente inocuo desde la perspectiva ambiental. Pero estamos absolutamente resueltos a intentarlo. En el apoyo a las gestas ambientales tratamos de ser realistas. Es bueno ser excéntrico siempre y cuando seas rico. De lo contrario, simplemente estás loco”, sostiene Perticará. La cerveza Konna, cuyo nombre e imagen es el del perro de los dueños, solo se toma desde las choperas, en vasos de pinta o media pinta. Hacen tres variedades. La rubia, Kölsch, originaria de Colonia, Alemania, es elaborada en base a su receta originaria y se destaca por su aroma y color claro. La roja, IPA, es de color ámbar cobrizo y un intenso sabor y aroma a lúpulo, pues se elabora con la tradición inglesa, lo mismo que la Porter, negra oscura, de sabor profundo a malta tostada. La actual planta fue diseñada como tal, con tachos de acero y buena disposición. Konna llegó a envasar cerveza, varias de ellas especiales, como las que personalizaron para diferentes eventos del Club Andino Bariloche, y en un futuro volverían a hacerlo. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Kunstmann
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l ingreso al mundo de elaboración de cerveza por parte de Emilio Jaume (25 años) fue bastante atípico, al menos muy diferente al de la mayoría de los cerveceros. No comenzó a cocinar cerveza en pequeñas ollas, ni en un garaje y tampoco con amigos. Lo hizo directamente en la planta industrial que tiene Kustmann en Valdivia, donde se elabora la cerveza artesanal más famosa de Chile. “Asistí a una capacitación intensiva, durante 20 días seguidos estudiando y aprendiendo cómo se hace una buena cerveza”, explicó quien hoy dirige la elaboración en la planta de Playa Bonita, donde Kunstmann instaló su primer brew pub en Argentina. Emilio había trabajado en el restaurante/parrilla El Malón, que administraba su padre, Walter Jaume, cuando surgió la propuesta de Armin Kunstmann para hacerse cargo del emprendimiento que abriría la empresa trasandina junto al Nahuel Huapi. “Mi padre me consultó si quería sumarme al emprendimiento y ante mi afirmación me preguntó en
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Fabiana controlando la cerveza
Pág. anterior: Fabiana y Emilio en Kunstmann Trabajando en los tanques.
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que puesto. Yo no dudé y dije que me gustaría estar en la elaboración de la cerveza”, recordó Emilio. Después del curso de Chile continuó capacitándose en la planta local, la cual fue puesta en marcha por Lutz Herdtle y José Jara, los maestros cerveceros de Kunstmann en Valdivia. “La puesta a punto demandó alrededor de un mes, con Lutz y José viviendo en Bariloche. Eso permitió que
pueda capacitarme más y asimismo me familiarice con la planta, lo cual es fundamental para poder operarla. Tuve mucha suerte, ya que aprendí con dos maestros, un verdadero privilegio”, reconoció. En Bariloche, los maestros cerveceros trasandinos volvieron a elaborar cerveza en “formato chico”, ya que pese a ser el tanque local de cocción de 1.000 litros, es muchísimo menor que los que tienen en Valdivia. En Playa Bonita hay 10 tanques fermentadores y maduradores, por lo cual se llega a elaborar alrededor de 10.000 litros por mes. Emilio comparte la elaboración de cerveza con Fabiana Martínez, quien si tiene una larga trayectoria cervecera, ya que la cocina desde el año 2000. Fabiana se incorporó a la empresa local desde el primer día y participó en la puesta a punto de la planta. Elaboran seis variedades de cervezas: Bock, Lager sin filtrar, Anwandter, Torobayo, Torobayo sin filtrar y Gran Torobayo, con recetas idénticas a las que se usan en Chile. “La Gran Torobayo es muy demandada, también la Lager sin filtrar y en invierno la Book”, explicó el cervecero. Las bebidas se sirven en chop, pinta o jarras de 1.6 litros. La premisa es hacer la misma cerveza que en Chile. “Acá usamos maltas argentinas y levaduras muy parecidas a las trasandinas. El lúpulo es idéntico y el agua también es muy
similar”, explicó Emilio. “Durante el mes de puesta a punto de los equipos Lutz ajustó el proceso de cocción y fermentación para que la cerveza sea igual a la trasandina”, agregó. En general un proceso de elaboración les demanda 12 horas. Comienzan a las 7 de la mañana y terminan al atardecer, por lo cual, los clientes que llegan en esos días pueden ver el proceso, ya que los tanques están a la vista, detrás de grandes vidrios. Todos los meses se mandan muestras de la cerveza elaborada a Chile, donde se analizan en el laboratorio de la planta industrial. En Bariloche solo se elabora cerveza que se sirve tirada desde la chopera ya que las botellas que se venden provienen de Chile, por intermedio de la empresa CCU. Emilio reconoce que aprendió a operar la planta pero que necesita incorporar conocimientos sobre aspectos químicos de la fermentación, sobre la evolución de las levaduras y muchas otras cosas que demandan tiempo y estudio. “Intercambiamos opiniones con Fabiana y si hay alguna duda, podemos llamar a Valdivia, donde siempre hay una respuesta”, señaló. La cervecería trasandina elabora 10 variedades de cerveza artesanal, que se comercializan en botellas, latas y barriles. Cuatro de ellas: Torobajo, Bock, Gran Torogayo y Anwandter,
Emilio en los filtros. se venden en Argentina, pudiendo adquirirse en Bariloche en los supermercados de La Anónima. Están catalogadas como cervezas premium, con una personalidad marcada desde su sabor, aroma y color y también originales envases. La cerveza Kunstmann comenzó a fabricarse en 1997 y en el 2002 se asoció con la Compañía Cervecerías Unidas (CCU). Al año se envasan cerca de 10 millones de litros. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La Cruz
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u planta de elaboración y su cervecería nacieron en la calle Nilpi, a la altura del kilómetro 6 de la avenida Los Pioneros. El ingeniero Francisco “Pancho” Santa Colona, comenzó a elaborar cerveza en 1995, para tomar junto a sus amigos. En 1999 viajó a Europa y se entusiasmó con el auge que tiene la bebida. Al regresar al país decidió abrir una cervecería y junto a Emilio Ghirardi, oriundo de El Bolsón, lo concretaron en el 2003. Emilio comenzó como ayudante de Pancho y con el tiempo llegó a maestro cervecero. Cervecería La Cruz comenzó elaborando cuatro tipos de cervezas Ale, un antiguo estilo caracterizado por su fermentación superior y las distintas combinaciones de lúpulos y cebadas malteadas, que permiten una marcada personalidad del producto. Son la English Pale Ale, clásico estilo inglés, de color dorado intenso y refinado aroma a lúpulos de origen, con graduación de alcohol del 4.7%; India Pale Ale, intensa en todo sentido, con 4.8%; Working Man Porter, cerveza Ale oscura con aromas a tostados y dejos achocolatados, de 5.1 % y Brown Ale, cerveza de color rojo
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oscuro a tostado claro, que denota sabores y aromas a maltas añejadas suavemente ahumadas (4.5 %) Durante los primeros años La Cruz elaboraba alrededor de 5.000 litros mensuales, los cuales además de servirse en su brew pub se vendían en numerosos restaurantes de la ciudad. Pancho recordó que “en primer término comenzamos elaborando cerveza y luego la demanda obligó a abrir un pequeño bar junto a la planta”, con lo cual se convirtieron en el segundo brew pub de la ciudad. La cerveza siempre se vendió solo en taques y fue servida desde las choperas. Logró una gran popularidad en determinados segmentos de la juventud y hay centenares de fanáticos consumidores de La Cruz. Entre sus variados puntos de venta, La Cruz se bebió durante varios veranos en el refugio Emilio Frey, hasta donde se subían los tanques a caballo. Obviamente se vendieron centenares de chop. En el 2012 mudaron su planta cervecera al barrio San Francisco, hacia un amplio galpón, con depósito para mercadería, oficina y cocina. Rápidamente se triplicó la producción ya que el lugar permite colocar tanques grandes. Tienen cocinas de 500 litros, tanques de fermentación de 1500 y llegan a los 15.000 litros por mes. El crecimiento es paso a paso, como fue tradición en la empresa. Emilio Ghirardi explicó que por ahora la idea es no embotellar, ya que la demanda que tienen por tanques es importante. “Más adelante puede ser, pero por ahora estamos bien”, afirmó. Evaluó que la venta con botellas requiere otra logística y también mucho espacio, tanto para la máquina envasadora como para las botellas y una mayor estructura en la distribución.
Pág. opuesta: Emilio en la planta elaboradora de La Cruz Patagonia. Cerveza de los Andes
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%, resultó fantástica y fue premiada con medalla de plata en el South Beer Cup de 2011. Hace algunos años la mayoría de las cervezas industriales se elaboraron con fermentación a bajas temperaturas y una maduración prolongada (Lagers). Este estilo no tiene aromas frutados. Por el contrario, las fermentadas a alta temperatura (Ale) si tienen aromas frutados. También, hay que reconocerlo, hacer cerveza Ale es un tanto más sencillo y sobre todo requiere una menor inversión que hacer Lager. ¿Qué cerveza le gusta más a Emilio Ghirardi? -“No tengo una cerveza preferida. Si me gusta mucho la Pale Ale, pero en general disfruto de todas las buenas cervezas; me gusta probar cervezas diferentes. Me agrada el lúpulo y la Pale Ale es una cerveza con carácter lupulado, muy a mi gusto. No me atraen tanto las IPA, donde el lúpulo tiene demasiada presencia”.
Emilio probando la cerveza
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Si bien la cerveza se sirve de choperas envasaron alguna partida en botellitas, siempre de una producción limitada, que requirió un riguroso tiempo de guarda y maduración. Estos estilos representan cervezas fuertes, especialmente elaboradas, con más cuerpo y un cuidado balance entre lúpulos y maltas. La selección e importación de los adecuados insumos garantiza la denominación de origen y el encuadre del estilo. Así se envasó Scotch Roble, IPA Double Hop y Barley Wine. Esta última con una graduación alcohólica del 9
¿Qué cervezas hacen? -“Mantenemos las cuatro variedades tradicionales, que nos gustan a nosotros y también a la gente. También hacemos cervezas de estación, que van variando. Tres veces hasta envasamos una partida. A veces hacemos una cerveza con miel y jengibre, que nos pide un grupo de clientes, pero a mí la verdad que no me agrada. Afortunadamente hay muchos tipos de cerveza, y lo principal es hacerla bien, manteniendo su esencia”. ¿Cuándo iniciaste la cata y evaluación de cervezas como jurado? -“En el 2009 surgió un curso en Buenos Aires, dictado
por la agrupación norteamericana que certifica jueces para los concursos de cerveza (Beer Jugde Certification Program). Me pareció una excelente oportunidad para mejorar mi capacitación y aprender más, no tanto para ser juez, sino para poder evaluar desde otra óptica nuestras propias cervezas, para mejorar lo que hacemos”. “Hice el curso y la verdad que nos dieron buenas herramientas y aprendimos varias cosas que hacen a una buena cerveza. A veces sucede que uno siente que a tal o cual birra le falta algo o no es del todo buena, pero hace falta saber cuál es ese defecto. Fue un curso positivo y aprendí muchas cosas que pongo en práctica en nuestra planta. En particular, aprendí como analizar el aroma, el color, el sabor y el cuerpo de una cerveza. También obtuve el certificado de juez cervecero BJCP”. En el último certamen de Mar del Plata (2015), donde fuiste juez. Brasil arrasó con las medallas ¿a qué atribuís dicho fenómeno? -“Yo veo que en Brasil la mayoría de los emprendimientos cerveceros comienza de un escalón muy superior al de Argentina. Ello requiere una gran inversión, ya que los emprendimientos chicos comienzan elaborando 10 o 20 mil litros y al tiempo ya pasan a 60 mil. Esto obviamente permite un gran estándar de control de los procesos y ello repercute en la calidad. En nuestro país todo comienza más a pulmón, en muy pequeña escala y se tarda mucho en lograr siempre el mismo y buen producto. Hay que recordar que Brasil tiene un gran mercado, millones de personas”. Vos sos oriundo de El Bolsón. ¿Cómo vez su
evolución cervecera? -“Hay muchas nanocervecerías, no llegan a micro. Una cosa es hacer cerveza casera, para uno y sus amigos, la cual puede variar notoriamente entre una cocción y otra. Pero muy diferente es hacer cerveza comercial, donde la calidad debe ser siempre idéntica. Hay que lograr una rutina de producción y mantenerla. Si uno tiene equipos muy rudimentarios, es muy difícil. Yo cociné mi primera cerveza en El Bolsón, en el 2002, y lo comprobé. Hoy las cervecerías más grandes son El Bolsón y Araucana”. “El Bolsón es legítimamente la Capital Nacional del Lúpulo. Bariloche merecería ser declarada la Capital de la Cerveza Artesanal Argentina, por la gran cantidad de cervecerías que tiene, por el polo cervecero que se armó y por la consolidación de la cultura cervecera durante la última década, algo que no se dio en ninguna otra ciudad”. Mar del Plata también se postula… -“En Mar del Plata el auge de la cerveza artesanal fue muy importante en los últimos 3 años, Bariloche tiene más tradición y variedad. Su punto fuerte es que tienen a Antares, que elabora cerveza hace 18 años y es el motor de la cervecería artesanal de la ciudad”. ¿Cómo vez la presencia de Antares, Kunstmann y Patagonia en Bariloche? -“Estimo que confirma la importancia de la plaza, como polo cervecero. Apuntala la idea que pregona que somos la capital nacional de la cerveza artesanal y otorga valor agregado a los cerveceros pioneros en la zona. Si vienen donde estamos nosotros, habla bien de la plaza”. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Lowther
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i bien no suena muy “marketinero”, Ricardo Lowther comenzó a fabricar su cerveza bajo las cenizas del volcán Puyehue. “El 4 de junio (día de la erupción) me instalaron la fábrica y la primera cerveza salió para el día 20”, recuerda. Desde allí, no paró más… Trabajó hasta 20 horas diarias, para poner en marcha un emprendimiento unipersonal que hoy tiene varios colaboradores y hasta un pub propio. Con mucho trabajo, así creció cervecería Lowther. A cuatro años de aquel inicio el panorama para Ricardo, “El Gringo”, como todos lo conocen en la ciudad, cambió bastante y ya fabrica una decena de variedades de cerveza que se comercializan en comercios de Bariloche y también en Neuquén y El Bolsón. “Ya tengo la habilitación nacional, así que puedo distribuir los tanques fuera de la ciudad”, explicó feliz durante la entrevista con Visión Gourmet. El Gringo comenzó a elaborar cerveza en Bariloche cuando trabajaba en La Barraca, sobre la avenida de ingreso a la ciudad. Allí montó la planta en el terreno de su casa.
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Ricardo Lowther en la cocción Pero, su apego por las espumosas viene de larga data. “Yo viví un tiempo en Estados Unidos y allí conocí cervecerías artesanales que elaboraban bebidas mucho más ricas que las que se vendían en los supermercados”, recordó. Aprendió a tomar cerveza y a reconocer variedades, estilos y sabores. De regreso a Argentina comenzó a hacerla en forma casera, a prueba y error, hasta que conoció a Lionel Cavagliota, un maestro cervecero de Buenos Aires, quien pasó a ser su profesor. “Tengo que reconocer que el me enseño como se hace cerveza”, afirmó. Hacía cerveza casera en la pieza de su hijo Gastón, mientras éste estudiaba en la Capital Federal. Luego se mudó
Pág opuesta: Ricardo cargando los barriles para distribuir. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Depósito de maltas.
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a Bariloche y en el 2011 armó su planta ya con formato profesional. A fines del 2012 “el nene” regresó al Nahuel Huapi y se hizo cargo de la producción. El padre, muy orgulloso, confiesa que logro mantener y hasta mejorar su elaboración. En el verano del 2014 logró cocinar 14.000 litros en el mes récord. En julio del 2014 abrieron la cervecería en Mitre 1.160, al lado de la Fonda del Tío, y desde entonces los roles se invirtieron. Gastón atiende el pub y El Gringo se encarga de la elaboración. “Amplié el galpón a 120 metros cuadrados cubiertos, ya que espero tener producción para comprar grandes tanques y llenarlos de cerveza”, afirma optimista. La planta se ubica en el barrio La Colina, en un galpón especialmente acondicionado, donde comenzó con una olla de cocción de 250 litros y una producción de dos mil litros por mes. Su cerveza gustó mucho y a los tres años ya cocinaba en ollas de 500 litros y tenía 5.000 litros diarios fermentando. La imposibilidad eco-
nómica de comprar grandes tanques hizo que algunas partidas también fermenten en los barriles de 50 litros, que luego tenían que ser trasvasados. Lo increíble es que la mayoría de la producción la hacía solo, moviendo esos tanques de más de 60 kilos. Pese a tener buen físico, su espalda registró el esfuerzo… También trabajó en la ampliación del galpón contiguo a su casa y en la construcción de la cervecería, una obra muy costosa, que implicó reconstruir una vieja casa en la zona central de Bariloche. Su jornada arranca a las 8 en la planta y termina a las 16. A las 18 sale a repartir cerveza y a las 21 realiza una parada en su cervecería, que atiende Gastón. “Trato de no engancharme y me voy a dormir, pero al menos una pinta me tomo”, explicó feliz. ¿Cuál cerveza te gusta más hacer y tomar? -“No hago muchas distinciones. Todas las cervezas ricas merecen ser probadas. Análogamente, un cervecero tiene que tener variantes y saber cocinar varios tipos. Las cervezas negras, como la Cream Stout, llevan más elaboración y variedad de productos, son más complicadas de hacer, pero también muy ricas para tomar”. Actualmente elabora una decena de estilos, cuatro de los cuales (Ambar, Brown Ale, English Pale Ale y Porter) se distribuyen en numerosas cervecerías, pubs y restaurantes. El resto, más exclusivas, solo se pueden probar en su pub de la calle Mitre. La Ambar, es una rubia nítida, de sabor suave y dulce, con aromas a malta, caramelo y granos tostados. La Brown Ale, de
estilo irlandés, tiene un color rojo oscuro, con cuerpo, aroma intenso a lúpulo y malta con sabor equilibrado. Frutada y seca. English Pale Ale tiene un amargor medio, con el aroma típico que aportan los lúpulos ingleses con un color que va del dorado al cobrizo suave. Finaliza con un ligero gusto a grano tostado, que proporciona la característica sequedad a la terminación. La Porter de Lowther es oscura, con sabor profundamente tostado, aromas a café y lúpulo. Tiene un amargor medio, con el aroma típico que aportan los lúpulos ingleses, un color que va del dorado al cobrizo suave. Finaliza con un ligero gusto a grano tostado, que proporciona la característica sequedad a la terminación. La IPA, Cream Stout, Irish Cream Ale, Milk Stout, Honey Beer y de Frambuesa solo se pueden probar en su pub. Estas cervezas son normalmente estacionarias. Milk Stout es una cerveza negra suave, cremosa y con cuerpo; levemente dulce, con aromas a castañas, chocolate y avena. Su alcohol llega al 6 %. “Nosotros le añadimos azúcares lácteos (lactosa), la que se transforma en una copiosa espuma, densa a la vista. Tiene fama de ser reparadora y nutritiva, pues se le añade avena en el proceso de maceración”, explicó el Gringo. La Irish Cream Ale también tiene 6% de alcohol, es roja con variedad de maltas caramelo con agregado de avena y lactosa, que le dan la característica crema. También se puede probar la de frambuesa, Pale Ale, con agregado de fruta y la Half&Half que mezcla el amargor de una Porter suavizada con la Pale Ale, en partes iguales. El Gringo reconoce que elabora un 50 por ciento de cervezas rubias y el resto entre las otras seis variedades. “La
gente toma más cerveza rubia pues en general es de menor graduación alcohólica”, evaluó. Consultado sobre cómo ve el boom cervecero de Bariloche respondió que es “muy alentador”. “La multiplicidad de oferta obliga a ser competitivo, a ser eficiente y tener un muy buen producto para vender”, resumió. También evaluó que “las buenas cervezas y cervecerías tienen muchos puntos en común y hay que buscar los detalles, las diferencias para lograr superarse y ser mejor”. En su opinión que Kunstmann y Quilmes (con la marca Patagonia) se hayan instalado en Bariloche “es un honor y un desafío, pues nos permite competir con los más grandes”. ¿Llegan las botellas Lowther? “Puede ser, pero no por ahora. Para embotellar hay que pasteurizar, hay que tener una embotelladora, es otro proceso, otra logística de distribución. Por ahora estamos bien con los tanques, pero en un futuro, seguro que aparecerán los porrones”, señaló.
Depósito de barriles.
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Martín en el laboratorio
Manush
M
artín García estudió ingeniería en alimentos en San Rafael, Mendoza, rodeado de vides y bodegas. No obstante, desechó los tintos y blancos y optó por las rubias, morochas y pelirojas, espumosas todas. Recibido, volvió a Bariloche e instaló una fábrica de cerveza artesanal, la cual comenzó a producir en 2005. Contó con el amplio apoyo de su padre (topógrafo) y transformó el garaje y otro cuarto de la casa en una pequeña planta elaboradora de cerveza. Decidió que la cerveza se serviría desde una chopera por lo cual sólo la distribuye en tanques de 20, 30 o 50 litros. Entre sus primeros clientes recuerda a Pilgrim (célebre pub de la calle Palacios, que hace años cerró sus puertas), el Café del Pueblo y el restaurante de la Familia Weiss. La aceptación del público fue muy buena y lentamente la planta sufrió modificaciones, ya que debía ampliar su capacidad de producción. Desde entonces, la fabricación de cerveza ocupa la mayoría de las horas de Martín, quién además de elaborarla
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Inicio de Manush en 2005
Pág. opuesta: Martín y Juan durante la elaboración y en el depósito de barriles.
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pasa mucho tiempo estudiando y perfeccionando la mezcla de agua, cebada y lúpulo. Y también analizando las levaduras. No en vano fue la química una de sus materias preferidas en la facultad y dichos conocimientos le permiten realizar importantes análisis. “El agua de Bariloche es buena y permite hacer una gran cerveza. Proviene del deshielo y tiene muy pocos minerales,
una característica muy favorable”, explicó. También recordó que “el agua y las levaduras son los componentes de la cerveza sobre los cuales más podemos influir, al menos más que sobre la malta y los lúpulos”. El agua de la cordillera es más favorable que las cercanas al mar para elaborar cerveza. En primer término no hay que sacarle la salinidad y si proviene de manantial, tampoco el
cloro. Por ello, en la cordillera el agua se aprovecha en un 100 por ciento mientras que en las costas marítimas en mucho menor medida. Para Martín “fabricar cerveza tiene posibilidades ilimitadas” y su evolución durante la primera década confirma sus palabras. Comenzó elaborando tres variedades. La Pale Ale estilo inglés, de color naranja, con un perfil aromático floral algo crítico proveniente del lúpulo Cascade y aromas a miel proveniente de una malta alemana. También la Cream Stout, una modificación de la Sweet Stout, de la familia Stout inglesa. Su color es negro muy saturado, consistente y cremoso, con mucho cuerpo. Dominan aromas tostados a café y chocolate. La tercera fue la Kölsch, cerveza refrescante dorada, madre de las cervezas Pilsen que tanto conocemos. Viene de una familia de cervezas que se denomina alt (viejo en alemán). Se usa malta Pilsen y muy poco de Munich. Un toque de lúpulo alemán Hallertauer logra un aroma suave, a hierbas frescas. Con el correr de los años toda la familia se involucró con la cerveza artesanal y a fines del 2011 abrieron su pub, en Quaglia y Neumeyer. A principios del 2013 Martín instaló una nueva planta de elaboración, sobre la calle Anasagasti, donde en el 2015 llegó a producir 30.000 litros mensuales, de 12 variedades diferentes, todas disponibles en su pub, que en cuatro años triplicó su capacidad de comensales. En la nueva planta Martín sumó dos ayudantes, Agustín y Juan, quienes rápidamente se familiarizaron con los secretos que demanda hacer una buena cerveza. Los tres viajaron al South Beer Cup 2015 de Mar del Plata, donde sus productos fueron premiados con cuatro medallas, dos de oro y dos de plata. Martín estudia mucho las levaduras y para ello cuenta Patagonia. Cerveza de los Andes
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Martín y Juan controlando la elaboración.
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con el apoyo del Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue, donde también se las evalúa y reproduce. Periódicamente analiza las que utiliza con su propio microscopio, para detectar las que ya están muertas y se ven de color oscuro. Este procedimiento, realizado con precisión y complementado con otros en la elaboración, permite obtener excelentes productos.
Apasionado por la cerveza y muy estudioso, además de nuevos sabores, perfecciona las técnicas de elaboración y en especial todo lo que tiene que ver con una fabricación sustentable, con extremo cuidado por el medio ambiente. Así, diseñó una planta para tratar los deshechos de la elaboración de cerveza, con dos reactores, siendo la primera que se instala en una microcervecería argentina. La planta de Anasagasti tiene un tanque para cocinar 900 litros, que será reemplazado por uno de 2.500 en el 2016. Disponen de un amplio recinto principal, donde están los tanques, depósitos anexos, laboratorio y oficina. Manush también estaciona algunas cervezas en barricas de roble, de 220 litros. Son productos ocasionales, a veces con estilos belgas, solo en producciones limitadas. Ser ingeniero le permite a Martín analizar e implementar diferentes sistemas para reducir el uso del agua, de la energía y lograr un mejor tratamiento de los residuos. “En Inglaterra o Alemania, el 60 por ciento de la energía eléctrica que demandan plantas cerveceras se logra producir con el biogás que producen mediante sus desechos”, relató. Reconoció que en este tema, tener una planta sobre un lote grande, con mucha tierra, ayuda. “Ya llegaremos a ello”, afirmó. “El hecho de que la planta esté a solo 7 cuadras del pub es una ventaja, ya que podemos transportar fácilmente los tanques”, explicó. Reconoce que más de la mitad de la producción se consume en su pub y el resto se distribuye entre otras cervecerías. “El día de mañana aspiramos embotellar, pero por ahora, es solo un proyecto a muy largo plazo”, afirmó. Martín elabora la cerveza que le gusta tomar. Es el primer y más exigente catador. La planta produce de lunes a sábado y el domingo hay franco; pese a lo cual, a Martín es posible verlo
junto a los tanques fermentadores. En su pub Manush presenta el menú en formato de diario papel y allí de describen con lujo de detalles las cervezas disponibles para tomar. También en su web hace referencia a cada estilo. Habitualmente hay una docena de variedades diferentes, entre más de una veintena que ya elaboraron. Pilsner. Estilo Lager proveniente de la República Checa, cerca del confín con la Baviera. Cerveza de carácter lupulado y aroma floral, como resultado del uso de los lúpulos Saaz, una variedad noble de esta flor. Tiene un abundante aroma a malta en comparación con otras Pilsner gracias a un proceso de maceración por decocción. Aunque es una cerveza amarga, el amargor no persiste en boca debido al agua “blanda” de montaña que utilizamos para su producción. (La palabra, de origen checo, se escribe también Pilsen y Pilsener) Victoria Red Lager. Viena Lager nace en 1842 y es la primer “Lagerbier” del mundo. Una cerveza de fermentación baja y de alta calidad. Su mentor fue Anton Dreher, el joven hijo de Franz Anton Dreher, que en 1760 se mudó de Bohemia a Viena para trabajar como camarero de taberna. En 1773, abrió su propia cervecería y en 1806 obtuvo un título como maestro cervecero de Viena. La cerveza en su versión original era una Lager dulce, particularmente maltosa, de porcentaje alcohólico medio y color ámbar. Belgian Dark Ale. Cerveza de estilo Ale belga. También se la llama cerveza de meditación por su complejidad en aromas y gusto, su cuerpo licoroso y porque originalmente era fabricada en los viejos monasterios. Estilo doble malta,
Juan, Agustín y Martín premiados en el South Beer Cup 2015 ya que para su elaboración se utiliza el doble de malta que en otros estilos. El resultado: una cerveza muy fuerte, de alta graduación, levemente dulce, oscura, compleja, equilibrada, de cuerpo pleno. Las maltas caramelizadas le otorgan aromas a pasas de uva, higos y ciruelas. Belgian Strong Ale. Para celebrar el fin de la Primera Guerra Mundial, la cervecería belga Moortag produjo su Victory Ale, una cerveza de alta graduación alcohólica y mucho cuerpo. Hacia 1920 un ávido bebedor de la cerveza la describió como “Nen Echten Duvel” (en neerlandés: un verdadero diablo) y fue desde entonces que tomó este nombre. Estilo fuerte, de alta graduación alcohólica y mucho cuerpo. Tiene aromas complejos y afrutados, con indicios de clavo de olor y banana. India Pale Ale. Londres, Portugal, la costa entera de África pasando el Cabo de Buena Esperanza, Océano Índico, Patagonia. Cerveza de los Andes
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Irish Cream Ale. La ICA o Irish Cream Ale es un estilo menos amargo que las Ale inglesas. De cuerpo ligero, con sabor malteado y a caramelo, algo afrutada y muy agradable para calmar la sed. Al igual que nuestros estilos de Stout, esta cerveza se sirve tirada con nitrógeno, gas fino que le confiere cremosidad y una cabeza (espuma) sedosa y compacta. Kölsch. Estilo tradicional estilo nacido en Colonia, Alemania, es de color dorado y contenido alcohólico moderado. Producimos esta cerveza respetando rigurosamente las técnicas de elaboración y los ingredientes para obtener un producto suave, de aromas frutados y acabado final seco. Pale Ale. Nuestra cerveza más popular, Manush Pale es una excelente interpretación del estilo Pale Ale americano. De color cobrizo intenso y excepcional cuerpo con carácter muy complejo. Generosas cantidades de lúpulo Cascade le otorgan fragancia y un bouquet floral y cítrico muy especial. Martín en su laboratorio.
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India. Después de un viaje demasiado largo y agitado por climas ecuatoriales era imposible hacer llegar una cerveza en buen estado a los nostálgicos colonos ingleses. Pero el nuevo mercado valía la pena: a fines del siglo XVIII, una pequeña cervecería londinense empezó a producir una Pale Ale más lupulada y con una graduación alcohólica superior que se lograba conservar durante los viajes. Las excelentes condiciones para el cultivo de lúpulo en la Comarca Andina nos permiten el lujo de producir esta cerveza de evidente amargor, fresca y muy bien equilibrada con el sabor de la malta.
Wheat Ale. Trigo, Wheat Beer or Weizenbier. Se dividen a grandes rasgos regionalmente entre las del norte de Alemania (Berlín) y las del sur (Bavaria). En Manush elaboramos el estilo bávaro, con mayor porcentaje de trigo. Es una cerveza ligera, poco lupulada, y con una cabeza de espuma duradera, densa y cremosa. También se la conoce como Weisbier (Cerveza blanca) por su apariencia pálida y el sedimento en suspensión generado por la acción de la levadura sobre la proteína del trigo. La presencia de ésteres le otorga un curioso gusto a clavo de olor, y aromas marcados a banana y vainilla. Muy refrescante: es una cerveza perfecta para los días de verano.
Honey. Esta versión goza de gran popularidad en Manush. Para su elaboración utilizamos miel de exportación, de variedad multifloral y producida en la Patagonia, que le otorga notas florales. Por ser un estilo poco lupulado es una cerveza muy suave y fácil de beber. Su nivel de carbonatación es medio para poder apreciar el carácter de la miel. Es una cerveza ideal para los que buscan nuevas experiencias en el paladar. Brown Porter. Estilo nacido en Inglaterra a comienzos del siglo XVIII, como un blend de tres tipos de cerveza: Sour Ale, Brown Ale y Weak Ale. Su nombre se debe a la popularidad que tuvo entre los porteadores (porters) que trabajaban en los mercados de abastecimiento de Londres. Cerveza de maltosidad intensa, con notas a frutas secas y chocolate. Aromas a café, caramelo. De cuerpo y amargor medios. Milk Stout. Cerveza de mucho cuerpo, levemente dulce, cremosa y sedosa. Su suavidad y su nombre se deben al agregado de lactosa (azúcar de leche). Predomina el aroma de las maltas tostadas con notas a café y chocolate, mientras que las caramelizadas aportan aromas a nuez y caramelo. El lúpulo balancea el gusto y no se utiliza para dar aroma. Se la llamó también Stout dulce. Hacia 1900 se hizo popular cuando fue anunciada como un suplemento alimenticio para las madres lactantes. Milk Stout Chocolate. Nuestra más reciente versión de la Milk Stout. Milk Chocolate acentúa el aroma del chocolate amargo, y de las maltas chocolate. En boca es muy sedosa, levemente dulce y con mucho cuerpo. Utilizamos para
su producción granos de cacao partido, que dan mayor untuosidad y aroma a chocolate. Stout. Hacia el siglo XIV, el adjetivo Stout se refería a cualquier tipo de cerveza ‘fuerte’, ya fuera rubia, roja o negra; pero con el paso del tiempo se lo asoció con las Porter, transformándose en sinónimo de cerveza negra. Este estilo originario de las Islas Británicas, se caracteriza por el uso de maltas tostadas, que otorgan un color negro intenso y aroma tostado y a café pronunciado. Servimos esta cerveza con nitrógeno, gas que resalta la cremosidad y la espuma compacta característica del estilo. Imperial Stout. A fines del siglo XVIII nace la variante más fuerte entre las Stout, con mayor concentración de lúpulo. Una cervecería londinense la produjo expresamente para Catalina la grande, emperatriz de Rusia: de ahí su epíteto ‘imperial’. Con su alta graduación alcohólica podía atravesar la helada ruta a San Petersburgo sin congelarse. Rica, de mucho cuerpo, tiene un gusto malteado con notas de fruta azucarada, pasas de uva, café y grosellas negras. Draught Stout. La quinta Stout producida en Manush. De origen irlandés, es la versión más liviana de las Stout, de menor graduación alcohólica y mayor porcentaje de amargor. Es uno de los estilos más populares de Irlanda, y aunque en algún tiempo era el estilo más producido de ese país, actualmente sólo tres grandes cervecerías la fabrican. El gusto es seco y amargo, con notas a café.
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Prosit
Pág opuesta: Fernando y Gonzalo frente al tanque de Prosit
F
ernando Pizarro y Gonzalo Lorenzo comenzaron a comercializar su cerveza artesanal a partir del verano 2006. El producto se distribuye en tanques pero también embotellan, por lo cual puede consumirse en hoteles, restaurantes y comercios especializados. No obstante, ambos amigos y socios comenzaron a elaborarla tres años antes, para disfrutarla entre amigos. “Dada la gran aceptación, incorporamos tecnología y nuevos equipos para formalizar la habilitación comercial y optimizar la calidad. Descubrimos un mercado en constante crecimiento, donde cerveza Prosit tiene definido su propio estilo e identidad”, explicaron sus productores. La planta de elaboración está ubicada en el barrio La Cascada, a la altura del kilómetro seis de la ruta al Llao Llao. Ambos socios, se reparten muy bien los roles: Fernando Javier es el maestro cervecero y Gonzalo Alberto el director comercial.
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Marina y Paula, la mejor imagen de Prosit.
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Fernando y Gonzalo se conocen desde la infancia, “somos casi primos” aseguran, y en el emprendimiento reciben el incondicional apoyo de sus esposas, Marina Domínguez y Paula Dalla Rosa. Llegaron desde Buenos Aires y por cuanto Fernando elaboraba cerveza casera, lo continuó haciendo junto al Nahuel Huapi. Fue muy ponderada y por ello decidieron crear un emprendimiento comercial. “Invertimos, tramitamos las habilitaciones municipal y nacional y trabajamos mucho, para elaborar una rica cerveza artesanal”, dijo Gonzalo.
La birra se elabora sin aditivos ni conservantes, es fermentada con levaduras estilo Ale y tiene procesos de elaboración sumamente cuidados con filtrado natural por decantación. Comenzaron envasando 600 litros y luego fueron en aumento, con más de 3.000 por mes. Los tachos son elaborados por Luis Ortiz, en Bariloche, por lo cual están hechos a medida. “La planta se va a ampliar, pero vamos paso a paso, con seguridad”, sostienen. “Por el momento sólo comercializamos nuestros productos en diferentes puntos de venta pero, en el futuro, proyectamos tener un local propio”, explicó Lorenzo. Su premisa es elaborar un producto premium, no aumentar el volumen, por ello, su planta no creció en demasía, pese a tener suficiente espacio físico, ya que el predio donde se emplaza es propiedad de uno de los socios. Pizarro y Lorenzo elaboran tres estilos ingleses (Ambar Ale, Red Pale Ale y Porter). Las tres cervezas inglesas se elaboran tal cual lo indica la recta original, obviamente con alguna variante por utilizarse insumos locales. La Ambar Ale, con 5.6% de alcohol, es de tonalidad ambar, intensa en sabor, con amargor notable del lúpulo y notas acaramelizadas y frutales. La roja, Pale Ale, 5,8 %, tiene tono cobrizo intenso, con un sabor dulce y profundo de las maltas que lleva y un fino amargor producto del blend de lúpulos de El Bolsón. La Porter, 4.6%, es de cuerpo robusto, textura espesa y espuma cremosa, con notas y sabor a chocolate y café. La mitad de la birra se envasa en botellas y la otra parte en cornelius y tanques. Sus principales clientes están en Bariloche, pero también venden botellitas en Puerto Madryn y la ciudad de Buenos Aires. Sus porrones, que se presentan en un excelente packaging de tres unidades, se puede comprar
Fernando y Gonzalo durante la cocción de Prosit
Fernando con la chopera en la chocolatería Mamushka y en el local de ventas del Ahumadero Weiss, ambos sobre la calle Mitre de Bariloche. Consultados sobre el boom cervecero que hay en la cordillera estimaron que al igual que en otros rubros, el tiempo permitirá consolidar el mercado. “La calidad siempre se impone, sobre cualquier otra propuesta, por ello nosotros seguimos apostando a tener siempre un excelente producto”, dijo Fernando. “Prosit” significa salud en alemán, y que dudas caben que tomarse una cervecita es muy saludable. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Santiago probando el sabor de la cerveza
Cerveza Wesley
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omenzamos a elaborar cerveza con mis hermanos y algunos amigos, en un pequeño galpón que mi padre nos prestó en el predio familiar. A todos nos gustaba tomar cerveza y alguno hasta había realizado un curso para elaborarla. Compramos un equipo chico, con una cocina de 80 litros y entusiasmados preparamos nuestros primeros caldos”, explicó Santiago Wesley, el menor de los hermanos Wesley. Relató que el mayor, Martín, es ingeniero mecánico y trabaja en Invap, una empresa de la cual surgieron decenas de fabricantes de cerveza. Muchos la elaboran en forma casera, para compartir con amigos, pero varios ingresaron al mercado y hoy dirigen importantes cervecerías artesanales en la ciudad. “Esto fue importante, ya que aportó mucho en el diseño de la planta y también conocimientos para lograr un buen producto”, explicó su hermano. Martín, Marcos y Santiago Wesley sumaron a Hernán Palmeiro, quien comparte el emprendimiento localizado en
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Durante la cocción
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el amplio predio del kilómetro 15 de la ruta al Llao Llao, donde funciona un complejo turístico, hay un campo de cabalgatas, un amplio quincho y otros servicios. Los chicos ocuparon el pequeño galpón y elaboraron su primera cerveza comercial el 14 de junio de 2014. El producto gustó y así comenzaron a preparar los estilos IPA, Porter, Bitter y Golden Ale. “Son las cervezas que nos gusta tomar a nosotros pero también vemos que son variedades que le gustan a muchas personas”, explicó Santiago. Rápidamente el galponcito quedó chico así que los jóvenes “avanzaron” sobre el moderno garaje del camión de Tom (padre de los hermanos), situado al lado, el cual acondicionaron para instalar una planta profesional. Así, compraron dos ollas de cocción de 500 litros y tanques de fermentación de 1.000. También un termotanque de 800 litros. Todos los equipos fueron diseñados en esta ciudad, por Ortiz. En esta primera etapa toda la cerveza Wesley se envasa en tanques y las botellas son un aspecto a evaluar en el futuro. “Tenemos suficientes pedidos de tanques y por ahora nuestra cerveza solo se sirve de choperas”, explicó el joven cervecero. Hernán Palmeiro indicó que ante la demanda de cerveza encargaron la fabricación de dos nuevos tanques, de 2.000 litros cada uno, que podrían ser llenados con cuatro cocciones. Con ello completarían una producción de 12.000 litros mensuales, cantidad que estiman poder colocar en los meses de verano. Allí abrirán su cervecería en el “barrio cervecero” del centro, en las instalaciones donde funcionó Yesca. La expansión proyecta instalar en el galponcito un laboratorio, para analizar levaduras y muestras de la cerveza lograda. También será la oficina del emprendimiento. El hecho de estar la planta cervecera situada en un amplio
Cargando los barriles de Wesley
predio, rodeado de naturaleza, permite que realicen un prolijo tratamiento de los residuos que genera la elaboración. La malta usada sirve como alimento para los caballos y el agua
descartada se filtra y bombea hacia los campos de alfalfa. También construyen un reactor que funciona con energía eólica. Así, logran un círculo por demás ecológico. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Fidel en el depósito de botellas Yeska
Yeska
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fines del milenio Fidel Ayala fue invitado por su amigo Víctor Pini a “hacer cerveza”. Rápidamente se entusiasmó con el proyecto y comenzó a capacitarse y cada sábado, junto a su hermano Daniel y amigos, elaboraban cerveza que luego consumían. A principios del 2005 crean un establecimiento comercial y comienzan a producir y envasar sus productos: rubia Pale Ale, negra Stout y roja Brown Ale, con alrededor de 2.000 litros mensuales. Hasta mediados del 2007 sólo se comercializaron en esta ciudad pero al ingresar al registro nacional de productos y alimentos pudieron adquirirse en varias ciudades patagónicas, como son Neuquén, Cipolletti, General Roca, Puerto Madryn, Trelew y Comodoro Rivadavia. La cerveza se presentó en tres versiones: Negra estilo Stout: En su aroma predomina la malta tostada con un leve carácter simil-café. Es de un color negro intenso brillante y su espuma pardo marrón abundante. Su
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sabor está dominado por las maltas tostadas con destellos a café. El amargor del lúpulo no se sobrepone a las maltas y su final es seco. Es una cerveza de cuerpo moderado con una carbonatación baja, que mejora su palatabilidad. Graduación alcohólica al 5.6 %. Roja estilo Brown Ale: Aroma moderado a malta con suave carácter a caramelo es acompañado por una fragancia tenue de lúpulo. Su color cobre intenso, brillante, se completa
Picada con amigos en el pub de Yeska
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Fidel en la barra de Yeska
Blinis, exquisitos para acompañar Yeska
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con una espuma levemente tostada en cantidad moderada. En su sabor predomina la malta con algo de madera, producto de la fermentación con las levaduras ale. El “finish” es seco y límpido con un cuerdo moderado. Alcohol al 5 %. Rubia estilo Pale Ale: En su aroma predomina la malta con un moderado carácter frutal. Su color amarillo suave, bien clarificado, es acompañado por una espuma blanca. Su contacto con la boca es amble, producto del equilibrio entre la malta y el lúpulo, donde el amargor no se impone. Su cuerpo liviano, acompañado por una carbonatación moderada, la transforma en una cerveza de fácil beber. Alcohol al 4.8 %. Las tres variedades se vendieron en botellas pero también se pudieron adquirir en barril. La cerveza Red Ale de Yeska recibió la primera medalla de oro para las cervezas de Bariloche. Lo logró en el campeonato internacional cervecero “The Great South Beer Cup”, en Buenos Aires 2011. Yesca abrió su cervecería en el Paseo de La Colina a fines del 2012. La carta incluyó picadas, pizzas y platos de comida exótica y una barra con buenos tragos, comandada por la sommelier y profesora de coctelería Erika Leiva. Los blinis, las bruschetas y las papas estrelladas, ideales para picar y compartir junto a una cerveza o un trago preparado por Erika. También había rolls, con verduras de estación y queso, carne de ternera y queso y los que vienen con tomates secos, cebolla caramelizada, aceitunas negras y queso. Entre los principales recordamos los varenique (plato ucraniano), que son una especie de empanaditas rellenas con puré de papas, cebolla y ricota, que al igual que los blinis, se acompañan por una salsita de crema y cebolla, y sobre un colchón de rúcula, con la que combinan muy bien. El quebab
Cerveza Yeska en la montaña. Daniel y Fidel las sirvieron en todos lados. (plato de Oriente) se hace con carne vacuna especiada sobre papas asadas, con pimentón, acompañada por una ensalada árabe, de pepino, cebolla y tomate. El tercer plato son las famosas salchichas alemanas, con papas y chucrut, un plato típico para acompañar una cerveza.
Yesca cerró sus puertas a fines del 2015, en momentos de confeccionarse está guía, pues Fidel Ayala se mudó con su familia, por razones personales, a Viedma. Se desprendió de sus ollas y equipos, pero mantiene el nombre. Pues Yesca, nunca se apaga… Por ello, resolví publicar la nota, pese a que en la actualidad la cerveza no se cocina más. Patagonia. Cerveza de los Andes
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3 Dónde tomar cerveza artesanal en Bariloche Antares Mar del Plata en Bariloche
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Vista desde el balcón superior de la barra de Antares. Uno de los platos favoritos para acompañar con cerveza, salchichas con panceta. Julieta y los sabores de Antares Pág opuesta: Juan Bautista Churruarín y Martín Azcárate con el botellón de Antares.
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ntares es la cerveza artesanal más grande de Argentina y tiene por sede Mar del Plata. Abrió su sucursal local el 26 de julio de 2006 y desde entonces fue adoptada por muchos barilochenses como propia. El brew pub, cuya franquicia inicial perteneció al empresario de la construcción Gustavo Zapata, siempre se caracterizó por tener buena gastronomía, correcta atención y obviamente la exquisita cerveza marplatense. Este pub ofrece habitualmente sus siete tipos de cerveza tradicional: Kölsch, Scotch, Porter, Honey Beer, Barley Wine, Imperial Stout, India Pale Ale y Cream Stout. También hay cervezas de estación, que varían cada cuatro meses. El local, tiene dos plantas y una amplia y vistosa barra principal. Abre Patagonia. Cerveza de los Andes
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sus puertas a partir de las 18. El happy hour dura hasta las 20:30. Durante las cuatro noches que median entre el domingo y jueves, hay otro 2x1 en cerveza entre la medianoche y la una de la madrugada. Los orígenes de Antares son similares al de muchos emprendimientos cerveceros. A principios de los años 90, Leo Ferrari y su esposa Mariana Rodriguez, flamantes ingenieros, viajaron a Estados Unidos para realizar una maestría. En Florida, no fueron ni el dorado sol ni el azul del mar los responsables de algo que cambiaría para siempre sus vidas. Conocieron a Tim Patterson, un californiano quien en el balcón de su casa fabricaba su propia cerveza. Allí aprendieron a elaborar y tomar cerveza casera. Cuando volvieron a Mar del Plata llevaron junto a su equipaje una mini fábrica de cerveza. Ella permitió el reencuentro con amigos y en particular con Pablo Rodríguez, también ingeniero químico, con quien comenzaron a elaborar cerveza en el garaje de los Ferrari. El producto agradó a los amigos y pronto la mini fábrica no daba abasto. En 1998 Mariana, Leo y Pablo abren su primer brew pub en Mar del Plata, que bautizaron “Antares”, por la estrella más brillante de la constelación Escorpio, que fue utilizada durante siglos por los navegantes de altamar para guiar sus destinos. Elaboraron tres tipos de cerveza y las acompañaban por gastronomía. En sus primeros diez años abrieron otro local en Mar del Plata y siete sucursales en otras tantas ciudades del interior del país. Asimismo, ampliaron la variedad de cervezas y para su décimo aniversario crearon un producto especial, la “Antares 10 años”. De los 4.000 litros mensuales iniciales pasaron a envasar 80.000, con distribución en varias ciudades. En el
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2015 sus franquicias son más de 22 y la elaboración supera los 200 mil litros por mes. Las cervezas se fabrican respetando recetas originales de estilos europeos, en base a una cuidadosa selección de las mejores maltas de cebada premium y diferentes lúpulos, nacionales e importados. “Kölsch”: respetando este tradicional estilo nacido en Colonia, Alemania, esta cerveza goza de un alegre sabor frutado. Es dorada, fresca en aroma, con un acabado seco del lúpulo final. Contenido alcohólico 5%. “Scotch Ale”: nacida en Escocia, donde el clima es benigno con el cultivo de la cebada y no así con el lúpulo, la Antares Scotch Ale es una cerveza color rubí, profundamente malteada en sus olores y sabores, con dejos de frutas. Graduación alcohólica 6%. “Porter”: un clásico estilo inglés. La Antares Porter permite degustar notas de malta tostadas y chocolate que difícilmente podríamos hallar en estas latitudes. De color oscuro, es corpulenta y suave a la vez, con un delicado sabor a castañas y azúcar negro. Alcohol al 5.5%. “Honey Beer”. Hace 4.000 años era costumbre en Babilonia, durante un mes después de la boda, que el padre de la novia proveyera a su yerno con toda la cerveza de miel que pudiese tomar. Como el calendario se basaba en fases lunares, este período fue llamado “luna de miel”. La cerveza de miel Antares es suave, seca y refrescante, con sublimes tonos de miel en el aroma y post gusto. Color dorado y 7.5 % de alcohol en volumen. “Cream Stout”: es una cerveza negra de origen irlandés. En ella se descubren sabores de chocolate y nueces en el paladar, con un licoroso y placentero retrogusto. Es muy
corpulenta, de espuma cremosa y fácil de tomar, debido a que posee menos gas carbónico que las cervezas tradicionales. Color negro profundo y 7% de alcohol. “Barley Wine”: El término romántico “vino de cebada” se usa para las cervezas con un contenido alcohólico similar al del vino. De color bronce, cobrizo a marrón claro, la Antares Barley Wine es una cerveza fuerte, licorosa y maltosa, con un intenso aceto frutado proveniente de la levadura. Alcohol al 10%. “Imperial Stout”: es una cerveza muy oscura, con un intenso sabor torrado. Las maltas utilizadas son horneadas hasta una oscuridad que se asemeja a la de tostadas quemadas, cacao o café. En la Antares Imperial Stout se fusionaron aromas dulces de tabaco y pasas de uva con notas quemadas y alcohólicas para producir un intenso bouquet. Color negro profundo y 8.5% de alcohol. Juan Bautista Churruarín, gerente de la sucursal Bariloche, explicó que todas las cervezas se sirven tiradas pero que a excepción de la Cream Stout y la Honey Beer, las restantes también se envasan en botella y pueden adquirirse en el lugar. Los envases, al igual que todos los diseños de Antares, llevan el asesoramiento en el diseño de Sergio Pérez Fernández, hijo del prestigioso artista Pérez Celis. En consonancia con la bebida de la casa, de la cual se llegan a consumir más de 6.000 litros mensuales en alta temporada, se sirven platos de especialidades alemanas, tablas de fiambres y tapeos, además de una oferta rotativa de otras presentaciones culinarias. La variedad de tapas es sin duda la mejor de Bariloche, ideales para saborear diferentes estilos de cerveza. Se puede pedir pinchos de panceta y ciruela, croquetas de verdura con
dip de salsa cuatro quesos, salchichas glaseadas en scotch o quesadillas a la griega, con cebolla, tomate, aceitunas, ajo y muzzarella, entre una variedad de 15 tapas. También hay rabas, nachos, pizzas y platos con cerveza. Martín Azcárate, encargado del local, afirmó que la casa pone especial énfasis en transmitir la cultura cervecera y combinar la comida con la bebida. Al respecto, la carta incluye el maridaje propuesto para los principales platos y también algunos postres. No en vano, la cerveza permite acompañar todo tipo de productos. Así, por ejemplo, un lomo con salsa de hongos patagónicos puede acompañarse con una Scotch o Porter. En las entradas o picadas, la cerveza se complementa muy bien con las tablas de quesos o ahumados. Durante su visita a Bariloche, ante Visión Gourmet, Pablo Rodríguez evaluó que continúa “el interés creciente en la cerveza artesanal por parte de los consumidores argentinos”. “Se interesa por nuevos sabores y nuevos estilos”, agregó. Confirmó que la empresa “siempre será artesanal, por más que aumente la producción”. “Nosotros siempre respetamos los métodos de elaboración, los tiempos de fermentación y no usamos ningún producto ajeno al proceso, como son aditivos y conservantes”, dijo. Reconoció que la gran proliferación de las cervezas artesanales no tiene un organismo de control de calidad en Argentina, lo cual en alguna medida es peligroso, y si existe para los vinos. Dijo que una de sus grandes alegrías fue que su cerveza Barley Wine fue probada por el experto inglés Michel Jackson e incluida entre los productos del club de amigos MJ. El periodista, quien visitó Bariloche y el Bolsón en 1998, falleció a mediados del 2007.
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Bachmann Dos cervecerías con buena birra
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Chopera de la nueva cervecería Bachmann Salchichas con chucrut Pág opuesta: Bachmann x 4 6 gustos de cerveza Bachmann
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os Bachmann vivieron durante años en la segunda cuadra de la calle Elflien, donde también nació la cerveza que lleva el apellido familiar. Durante un tiempo se mudaron y abrieron su brew pub en V.A.O’Connor y Diagonal Capraro, pero a fines del 2013 volvieron con una nueva cervecería a Elflein y Quaglia. “Fue una alegría volver al barrio”, afirmó Andrés Llanos, cuyos tres hijos varones están al frente del nuevo local. Pablo, Hernán y Manuel administran el pub-restaurante, que abre sus puertas al mediodía y cierra después de la medianoche. Allí pueden degustarse las diferentes variedades de cerveza que elabora el grupo familiar con las ponderadas pizzas y platos pensados para acompañar las rubias, morenas y rojas. “Todos hacemos de todo, pero algunos roles están definidos”, explicó Hernán, quien prioriza la coordinación de las tareas. Manuel está generalmente a cargo de la cerveza y las choperas y Pablo es amo y señor de la cocina, ya que
estudió para cocinero. Si bien los hermanos tenían la idea de arrancar con un proyecto vinculado a la cervecería familiar, el local les llegó a las manos en forma casual. “Nos lo ofreció una inmobiliaria y nos entusiasmamos, ya que volvíamos al barrio donde nos criamos y las instalaciones reunían todo lo necesario para poner un pub y restaurante. Hasta horno de barro tiene ya que antes funcionó en sus instalaciones la pizzería La Barra”, explicó Manuel. Pablo diseñó la carta y dirige la cocina. Estudió gastronomía con Emiliano Schobert, director de la escuela El Obrador, y también trabajó en varios restaurantes de Perú, donde asimismo cursó en la escuela Cordón Blue. En la carta se puede encontrar variedad de pizzas, grandes y chicas, y también empanadas. El chucrut viene con salchichas y cerdo, mostaza artesanal y papas rústicas. Este plato, sobretodo el chucrut, se prepara con una receta ancestral de la familia Bachmann. También el salmón es muy demandado, pese a ser poco común en una cervecería, acompañado por papas rústicas y ensalada. Otras opciones son la trucha al limón, milanesa de ternera, ojo de bife y pollo grillé. Las pizzas y empanadas pasan infaltablemente por el horno de barro, pero también se suele preparar allí alguna trucha o salmón. Durante el verano hay mesas en la vereda, donde se puede degustar una birra con vista hacia el centro de la ciudad. Las cervezas mantienen el sello de Andrés Llanos, otro ex empleado de Invap que es exitoso elaborando cerveza. En la rubia, Pilsen clásica, tipo Lager, con una graduación alcohólica del 5.2 %, predomina el sabor de la malta y el aroma del lúpulo Patagonia. Cerveza de los Andes
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Saaz, mientras que en la negra, también Lager, de color marrón oscuro, se distingue el sabor a las maltas tostadas y a caramelo. Abierto el local se integró en forma rápida al tour cervecero que tiene lugar por el barrio. Jóvenes y adultos recorren las diferentes cervecerías para probar sus productos. En la actualidad hay una docena de locales y diez marchas diferentes de cerveza artesanal para degustar. Los Bachman también mantienen su cervecería en la calle V.A.O’Connor, en su esquina con Diagonal Capraro, donde se sirven las mismas cervezas y similar gastronomía. Este local es muy frecuentado por los barilochenses, pues tiene una ventaja. Por las tardecitas generalmente hay lugar para estacional el vehículos en las inmediaciones. Al igual que el local de Elflein, durante el verano, abren desde el mediodía a la noche, en horario corrido.
Cerveza rubia en el brew pub original de Bachmann En el salón de Quaglia y Elflein Salmón y cerveza, excelente combinación.
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Barraca Cervezas en el anticuario
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l restaurante/pub de María Clara Carranza permite disfrutar de espectáculos musicales y bandas en vivo, lo cual lo hace único en su género. Paralelamente se puede degustar la cerveza Lowther y variada gastronomía. El local luce muy bien decorado y un detalle no menor es que el cliente puede comprar todo lo que se ve y no se mueve. Hasta los muebles y las mesas y sillas. La razón es que el lugar supo ser un anticuario y fue decorado con los objetos que estuvieron a la venta. La Barraca se emplaza en el barrio Ñireco, junto a las vías del ferrocarril, en 12 de Octubre 2100. Tiene una amplia barra, mesas y sillas y un escenario para grupos musicales. Luce decorado con numerosas antigüedades, producto de la compra venta que supo tener el lugar. Constituye un tradicional punto de encuentro de barilochenses y turistas y los viernes y sábado por la noche suele haber espectáculos musicales. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La oferta gastronómica propone picadas de quesos y fiambres, algunas tapas, finger food y pizzas. Recomendadas las quesadillas de pollo y carne y también las de camarón. Entre las pizzas nos gustó la Capresse y la 4 Quesos. También sándwiches y ensaladas. Los postres son variados y abundantes, siendo las especialidades la Copa La Barraca, los panqueques de dulce de leche y frutos rojos y el brownie con helado. Las variedades de Lowther son la Ambar, Brown Ale y Stout, que se sirven en chopp, pinta y jarra de litro y también hay variedad de vinos y tragos. Abren de lunes a viernes de 12 a 15 y de 17 a 23:30. Sábados de 17 al cierre. Domingos cerrado. Disponen Pág anterior: María Clara atendiendo la chopera. Show en el amplio escenario de La Barraca. Fotos antiguas de Bariloche en el mantelito
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de 60 cubiertos. Una de las grandes ventajas del lugar es que tiene un amplio escenario, donde los viernes y sábado por la noche suelen tocar grupos y músicos, tanto barilochenses como de otros lugares. Esos días es imprescindible reservar con anticipación. También suele haber lugar para estacionar, en frente o sobre la colectora paralela a la avenida de ingreso a la ciudad, un detalle no menor, ya que en la mayoría de las cervecerías no disponen de suficiente lugar para dejar el automóvil.
Beer Land Un brew pub en pleno centro de la ciudad
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bicado en un amplio salón y con la planta de elaboración de cerveza a la vista Beer Land constituye un lugar ideal para tomar una birra con amigos o en familia. En superficie es una de las cervecerías más amplias que hay en la ciudad y luce muy bien ambientada, con los tachos de cocción y fermentado, situados en la sala de elaboración totalmente vidriada. Una amplia barra divide el salón de la cocina y hay capacidad para más de un centenar de asistentes. Hay paredes con dibujos de gnomos, duendes y personajes que viven en los bosques de cuentos. El lugar abrió sus puertas el 9 de agosto del 2014 y atiende de lunes a sábado, a partir de las 18. La planta de elaboración fue adquirida en Villa María, Córdoba, y la cocina y los fermentadores orillan los 300 litros. El hecho que esté a la vista es un valor agregado que tienen muy pocos lugares en la ciudad. Daniel Larraya, titular del emprendimiento, explicó a Visión Gourmet que Fernando, el maestro cervecero, elabora seis variedades de cerveza artesanal que se sirven desde las choperas. Se pueden tomar Pilsen clásica y Dorada del Sur, como cervezas rubias, la Scotish Ale y la India Pale Ale en la variedad roja y las negras Cream Stout y Porter.
Todas las cervezas se sirven en seis tamaños: media pinta, chopp, pinta, pitcher beer (jara) y las torres de 2 y 4 litros. El happy hour tiene lugar durante las primeras dos horas de apertura del local, de 18 a 20. La carta es variada. Incluye catorce variedades clásicas de pizzas, de 4 y 8 porciones, siendo la Beer Land la que lleva salsa, mozzarella, chucrut y salchichas ahumadas tipo alemán. Tienen picadas con variedad de ingredientes, que se preparan en formatos de 2 a 8 personas. Fiambres, ahumados y quesos se combinan con aceitunas y otros ingredientes tradicionales. También hay una tabla vegetariana. Otra opción tipo tapa son los nachos con queso, rabas, aros de cebolla o las papas Beer Land. Se puede elegir entre varios sándwiches, hamburguesas, panchos y milanesas. A la hora de la cena se puede optar entre una trucha al roquefort o a la crema, el cordero patagónico, bife de chorizo o costeletas de cerdo. La oferta se completa con pastas y salsas y variedad de ensaladas. Para el verano 2016 se prepararon dos deck exteriores, sobre el frente del edificio Bariloche Center, donde se podrá compartir una cerveza al aire libre y también alguno de los variados tragos que prepara el barman del lugar.
Chopera en la barra de Beer Land
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Berlina La casa de los hermanos Ferrari
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Frente del Pub sobre la ruta a Llao Llao.
Barra del brew pub
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l pub de los hermanos Ferrari se ubica en el kilómetro 11,750 de la ruta al Llao Llao, donde abrió sus puertas en enero del 2005. Inicialmente se ubicaba allí también la planta de elaboración, la cual se mudó en el 2008 a Colonia Suiza. El lugar tiene dos niveles y en la parte inferior una linda barra. En verano se puede disfrutar de una cerveza en el deck y también en el jardín cervecero. Hay una amplia playa de estacionamiento y también una boutique con artículos de merchandising y lugar de juego para niños. Abre sus puertas diariamente, a partir de las 18, y ofrece las cervezas que elabora Bruno Ferrari, maestro cervecero de Berlina, todas desde chopera, en vasos de medio litro. La carta incluye una sintética descripción de cada variedad de cerveza, con datos técnicos y maridaje propuesto, y en la boutique se pueden adquirir las birras embotelladas, en porrones de 355 cc. En la carta de Berlina se destacan las tablas y picadas, pizzas y sándwiches. También hay platos especiales, finger food y postres. Recomendamos la tabla de quesos, que incluye siete variedades: Holanda, Azul, Mozzarella, Adobada, Gruyere,
Gauda y Ahumado. También viene muy bien para acompañar las cervezas la picada el Relincho, que se ofrece en formato grande o chico, con variedad de fiambres, aceitunas marinadas, pepinillos, nachos, escabeches y paté. Entre las pizzas se destacan la “Da Tavola”, que viene con hojas verdes, reggianito en hebras y aceitunas negras y la “Gitana” con tomates ahumados, panceta, parmesano y aceitunas verdes. Hay siete variedades de sándwich siendo muy pedido el de chivito, que acompaña el lomito con jamón cocido, queso, panceta, huevo frito, lechuga y tomate, en pan de ciabatta. Otra opción es el alemán, que trae una salchicha Frankfurt, chucrut casero y Knoblauch en pan de Viena y mostaza casera. Hay ensaladas, un menú infantil y finger food. Entre estos últimos destaco el “fish and chips”, tradicional especialidad inglesa, donde el pescado se presenta en tempura de India Pale Ale, batatas chips y papas fritas acompañadas por salsa picante, barbacoa y alioli. En materia de principales se puede probar el goulash con spatzle, trucha en aroma de limón con puré de papa y rúcula y dos tipos de ravioles: de cordero con crema de hongos al vino o de trucha con crema de rúcula al vino blanco. Los individuales de las mesas reflejan la filosofía que pregonan los creadores de Berlina, una cerveza que se elabora con nobleza y espíritu. Bruno Ferrari cocinó en los últimos diez años más de treinta variedades, siendo tres los estilos tradicionales y el resto de estación. Su planta de Colonia Suiza también puede visitarse, siendo la misma vidriada, por lo cual se puede ver parte del proceso de producción. Hay una sala para degustaciones y también se pueden adquirir porrones y artículos de merchandising.
Frente de la planta de elaboración en Colonia Suiza.
Barra del pub en Colonia Suiza. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Berlina Pueblo Un nuevo jugador en el barrio cervecero
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erlina Pueblo pretende ser un homenaje al Bariloche de antaño, donde la gente se juntaba y los deportes de montaña y el motociclismo eran actividades sinónimo de la comunidad”, explicó Guido Ferrari, uno de los tres hermanos creadores de la reconocida cerveza local. Así, el nuevo local de la marca luce decorado con impronta de esquí, montañismo y motocross y hasta hay una moto Zanella Cecato 1956 sobre un estante cerca del techo. “Subir un cerro, bajarte una cuantas cervezas… de eso se trata Berlina Pueblo”, reza un slogan que define al emprendimiento. Por intermedio de una franquicia la cervecería Berlina instaló un nuevo punto de venta para sus productos en el barrio cervecero local. El emprendimiento está a cargo de Santiago Saram y Silvia Begher, acompañados por Laura Rendario (mamá de Santiago) y su pareja Guillermo Cristobal, pero tiene el amplio apoyo de los hermanos Bruno, Guido y Franco Ferrari (titulares de Berlina), quienes hace una década abrieron su fábrica y cervecería en la zona de Bahía Serena. La operación se concretó después de la compra del fondo de comercio del restaurante Der Tiroler, sobre la calle Neumeyer, aledaño a la cervecería Manush. “Berlina Pueblo” es la décima cervecería que se instala en la zona aledaña al Club Andino Bariloche y ofrece seis
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variedades tiradas y también su sidra, desde una chopera. Mariano Rodríguez, gerente de marketing de la marca, confirmó que el presente es él tercer local franquiciado, de una lista de 17 pedidos que tienen desde diferentes ciudades argentinas. “Además del pub del Km 12, que pertenece a los Ferrari, funciona un pub en La Plata y los próximos pasos serán dados en las ciudades de Rosario y Quilmes”, explicó. El pub recrea la sensación de entrar en un refugio de montaña de los años 50 y está dividido en dos alas. Un sector está dedicado al motociclismo deportivo, ya que Bariloche es la cuna de la actividad en Argentina. Sobre una pared, cuelga una Zanella industria nacional con la que se corría la “Doble Pilcaniyeu” una carrera histórica de la Patagonia, en la que locales y extranjeros se lanzaban a la aventura con motos que preparaban con lo que tenían a mano. La ambientación se completa con mapas de ruta de la época y un tablero de herramientas que hace a la vez de mesa. El sector opuesto está dedicada a los deportes de montaña: esquí, andinismo, trekking y escalada. Sobre las paredes se encuentran esquís de madera, raquetas de nieve con tiento de cuero, piquetas de la época, y clavos de escalada de hierro de principio de siglo. Parte de la iluminación se genera con antiguas lámparas de querosene recuperadas, que se adaptaron a electricidad para el local. “Proponemos recuperar la identidad de un lugar de montaña. Nuestra idea es que en cada nuevo local de Berlina se respire la esencia del lugar y de la comunidad donde está emplazado” explicó Guido. Ofrecen las principales cervezas de Berlina, desde choperas, y también la sidra de la marca. La carta gastronómica es similar al que tiene la marca en su primer brew pub, sobre
la ruta al Llao Llao, con especialidad en pizzas, picadas, sándwiches y platos con productos regionales. Recomendable la pizza Gitana (con tomates ahumados, panceta, parmesano y aceitunas verdes), el sándwich alemán (con salchicha alemana, chucrut casero y Knoblauch suave, servido en pan de Viena y acompañado por papas fritas) y los ravioles de trucha con crema de rúcula al vino blanco. También tienen finger food, destacándose las papas Berlina y el fish and chips. Santi explicó que se busca captar principalmente al público local, residente en el centro de la ciudad, para que no tenga que viajar hasta el kilómetro 12 de Bustillo. El horario de atención al público es de lunes a domingo, de 18 al cierre.
Berlina Pueblo, los hermanos Bruno, Guido y Franco Ferrari con Santiago, Silvia, Laura y Guillermo.
Pág opuesta: El pub decorado con motos y esquíes antiguos. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Blest La tradicional cerveza se renueva
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a cervecería artesanal Blest, la primera en elaborar cerveza comercial en la ciudad de Bariloche, tiene un hermoso pub/restaurante en el kilómetro 11.600 de la ruta al Llao Llao, que abre sus puertas en horario corrido, de lunes a lunes, de 12 a 24. El lugar, dispone de amplio estacionamiento y también tiene una muy bien surtida boutique de libros y artículos regionales, que merece una visita por sí misma y también permite atemperar la espera en los horarios que el restaurante está lleno. Blest luce muy bien decorado, con impronta de pub irlandés, decenas de artículos cerveceros y muchos posavasos con mensajes y firmas de los clientes. Tiene capacidad para un centenar de cubiertos, en diferentes salones, una amplia barra, y la antigua planta cervecera a la vista, ya que la nueva se ubica en el barrio Ñireco. El lugar fue inaugurado en 1997 y desde entonces recibe la visita de residentes y turistas. Frente al local se ubica una camioneta antigua, utilizada para transportar barriles en él antaño. El lugar permite el acceso de personas con movilidad reducida y tiene un menú especial para celíacos.
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En el brew pub, el primero en su género de Argentina, se pueden degustar las cinco variedades de cerveza Blest: Pilsen, Bock, Scotch Ale, Stout y de frambuesa, sin filtrar y sin pasteurizar. También se ofrece el clásico “half&half”, mitad de Pilsen y otra mitad de Bock. La birra se sirve en pinta, ½ pinta, chop, pilcher (1,6 litros) y torre (2,5 litros), lo mismo que la sidra de barril que ofrecen, “Fruto Prohibido”, un clásico de Blest. La carta hace honor a la buena gastronomía y se especializa en platos europeos, maridados para las cervezas. Fantásticos los “pot pie” (típico pastel irlandés) que se ofrece en tres versiones: con carne de novillo y hongos, pollo y panceta o cordero con almendras y pasas. Otras opciones son el chucrut a la cerveza negra, con salchichas alemanas y el cerdo ahumado, braseado, con chucrut y spatzle. También hay buenas pizzas y tablas de ahumados, pastas y algunos platos típicos locales, como la trucha y varios “antojitos”, destacándose los “pretzel” (rosquita salada típica para acompañar la cerveza). Asimismo se pueden probar ricos postres, hay carta de vinos y esumantes, café gourmet y menú para celíacos. Un plato que recomiendo probar es el cerdo ahumado braseado con cerveza, salchichas Frankfurt, chucrut, rotkohl, spatzle y puré de manzanas, con condimentos y mostaza casera. En materia de picadas, donde hay nueve tablas diferentes, recomiendo la Bretona, para 2 o 3 personas, que incluye 5 ahumados, 17 productos tradicionales de picada más brusqueta de campo, nachos con queso y albondiguitas. Hay 16 variedades de pizzas, en tamaño de cuatro y ocho porciones, destacándose la Aldo con mozzarella, que además del queso tiene salsa, tomate fresco, morrones, aceitunas negras, ajo y anchoas.
Pág opuesta: Picada Blest y almuerzo con vasos cerveceros
La recordada barra de Pilgrim donde se presentó la sidra “Fruto Prohibido” Patagonia. Cerveza de los Andes
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Dagda 21 cervezas en un solo lugar
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Nueva etapa de Blest, Julio con Franco y Leonardo. Durante 2015 Blest experimentó un importante crecimiento y emplazó una nueva planta de elaboración. “Buscamos crecer y expandirnos”, afiirmó Julio Migoya, creador de la marca junto a su ex socio Nicolás Silin a fines
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de la década del 80. Actualmente la sociedad la integran Julio, Franco Lapenna e Ignacio Mochancz y se incorporó al staff Leonardo Brisuela, quien está a cargo de la gerencia general.
agda es un dios de la mitología celta y muchos lo reconocen como el dios cervecero. Por lo tanto el nombre aparece como apropiado para bautizar al “beer house” con mayor variedad de cervezas artesanales de Bariloche. Hay 21 gustos, todos elaborados en la región del Paralelo 42, desde Epuyén hasta El Bolsón: Pilker, Chaura, Rupestre, Pestrébola, Huemul y Murrayana. La cerveza se ofrece en pinta, litro y tanque de dos libros, con canilla para servir en la mesa. También hay un formato degustación de 5 variedades en vasitos chicos. El local luce muy bien decorado y tiene impronta de una cantina moderna. Abrió sus puertas a fines de julio del 2014 y desde entonces funciona a pleno, a veces cuesta conseguir lugar. Dagda se emplaza en la ruta al Llao Llao, en el kilómetro 8.700, justo en el cruce con la ruta que sube al cerro Catedral. Tiene un buen estacionamiento que obviamente se llena los fines de semana. Antonio Sciancalepore, titular del emprendimiento, explicó que las cervezas son provistas mediante un convenio con la Cooperativa de Cerveceros Patagónicos, quien de esta manera hizo su desembarco formal en Bariloche.
Antonio sirviendo uno de los 21 gustos de cerveza.
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En el menú se destacan las tapas, pizzas y cazuelas. También hay ensaladas cuatro variedades de hamburguesas y ricos postres. Entre las tapitas individuales destacamos el brochette de panceta ahumada y ciruela con salsa Porter, los pinchos de chorizo ahumado, papas españolas con salsa de cerveza negra y las salchichas Dagda, que son ahumadas y vienen con mozzarella, panceta y salsa de mostaza. Una pizza original es la “diablilla”, que viene con mozzarella, chorizo colorado y ají molido, ideal para tomar
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mucha cerveza. Otra variedad de la casa es la “Nórdica”, que tiene mozzarella, panceta y huevo duro. En materia de cazuelas se puede elegir entre tres opciones. Angus Mac tiene pulpa cubeteada de ternera, cebolla, zanahorias, finas hierbas y salsa Porter, Brigit lleva huevo, queso y panceta, servida en vasija recubierta de pan casero crocante y la tercera, Morrigan, albóndigas con salsa picante. También es posible pedir un plato con las tres, una típica costumbre celta. Las hamburguesas de Dagda son bastante originales. Una de ellas viene con queso azul, cebollas caramelizadas, salsa de hierbas y papas fritas y la que tiene el nombre de la casa sale con panceta, cebolla caramelizada, dob le queso, hojas verdes huevo frito y papas fritas. En materia de postres recomiendo el “blanco y negro”. Es un brownie de chocolate con helado, salsa de frutos rojos y salsa de chocolate. Un manjar. Antonio explicó que inicialmente siete cervecerías de la Comarca Andina aportaron tres productos cada una, una rubia, otra roja y la tercera negra. La selección se realizó de manera que las bebidas no repitan sus estilos, por lo cual en Dagda se pueden probar 21 cervezas diferentes. Por ejemplo entre las rojas hay Ahumada, Indian Pale Ale, Red Ale, Ambar Ale, Scottish, de Frambuesa y la Oktoberfest. En el 2015 la cerveza La 40 retiró sus productos, ya que vende en otros lugares de Bariloche, siendo estos tres estilos reemplazados por otros, también de la Comarca Andina. El salón tiene una barra y luego mesas en sectores separados, lo que permite mayor intimidad. Para el verano del 2016 proyectan habilitar un deck exterior, para disfrutar de las cervezas al aire libre.
Dublin Un bar que une dos cuadras
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l bar que lleva el nombre de la capital de Irlanda es el único que conecta las dos calles del Paseo de Las Picadas. Ofrece cerveza La Cruz y Dos Monjes, variedad de tapas así como abundantes tragos y buena música. En la práctica son dos locales que fueron unidos mediante un “pasadizo” y así desde la calle Juramento se pasa a 20 de Febrero o viceversa. Es atendido por Guillermo y Florencia Castañon, dos jóvenes residentes en Bariloche. El bar abrió en noviembre del 2011, con el nombre de Lorenzo Bar, pero ya antes el local sobre 20 de Febrero fue sinónimo de la buena mesa. Comenzó como la cafetería 23 Sillas y luego nació en ese sitio Almazen de Sabores, actualmente en Dina Huapi, uno de los mejores restaurantes gourmet de la zona. Dublin abrió sus puertas el 17 de octubre del 2014. El local, en 20 de febrero 335, abre durante el verano de lunes a domingo, a partir de las 19. El happy hour dura hasta las 23. También tiene una variada propuesta de bebidas y tragos. En materia gastronómica se puede pedir una pizza, hamburguesas, papas fritas, picadas, tacos y nachos. Patagonia. Cerveza de los Andes
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El Establo La cervecería de Gilbert
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Durante los fines de semana que tiene lugar el Paseo de Las Picadas tiene mesas y sillas en la calle, tanto en Juramento como 20 de Febrero, en ambos lugares frente a los grupos musicales.
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l 01 de enero de 2004 Alejandro Gilbert y su hijo Tomás abrieron su cervecería artesanal en Colonia Suiza, en una antigua casona de madera, construida por Ana Goye en la década del treinta. El lugar, aledaño a la hostería Las Cartas, trabajo durante años con turismo estudiantil, pero a fines del 2003 los Gilbert cambiaron de rubro. Tomás aprendió a elaborar cerveza y así armó su planta, donde fabrica cerveza rubia, negra y roja, bajo los preceptos de la ley bávara de 1.516, que puede probarse acompañada de buenos platos, ya que el lugar funciona como restaurante. La cerveza se sirve en vasos de pinta (500 cc), balón y copa Munich (330 cc.) y media pinta (250 cc). También puede adquirirse un paq. con tres botellas de 330 cc, con el logo del lugar. La Pale Ale (rubia) tiene una graduación alcohólica del 4 por ciento, la Red Ale (roja) el 5% y la Stout (negra) 4.5%. La carta del restaurante “El Establo” incluye gastronomía elaborada con cerveza. Alejandro dirige la cocina y prepara surtidas picadas patagónicas que incluyen ciervo, jabalí, salmón, paté de ciervo, paté de trucha, lomo montañés, longaniza, chorizo colorado, aceitunas, berenjenas en escabeche, cordero en escabeche, quesos panes y más. Un Patagonia. Cerveza de los Andes
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El Origen Cervezas con vista al lago.
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Alejandro y Tomás frente a El Establo. plato ideal para compartir con la cerveza son las salchichas alemanas con chucrut, puré de manzanas y papas. También hay goulasch con späzli, truchas, ciervo a la cazadora y variedad de pizzas. Hay un cómodo estacionamiento vehicular y también lugar para que los chicos jueguen, ya que dispone de un buen parque con costa del lago Moreno. Dispone de 60 cubiertos, y las mesas tienen individuales con motivos históricos. El
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salón se caracteriza por la decoración rústica con elementos antiguos. No tiene tarjetas ni sistemas de pago electrónico y abre sus puertas de 11 a 20 y en el verano de 11 a 23. El Establo también es un lugar donde se llevan a cabo reuniones festivas, cumpleaños, casamientos y eventos empresariales. En estos casos, en menú se arma con las propuestas de Alejandro. La cerveza, siempre es la que elabora Tomás.
sta cervecería restaurante con imponente vista al lago y amplios salones con barra ofrece una carta que destaca especialidades al disco. Ideal para reunirse con amigos y disfrutar del atardecer previo a la cena, con cervezas locales y picadas. La familia Linardi lleva adelante el emprendimiento frente al Nahuel Huapi desde el año 2012, priorizando la calidad del servicio y los sabores de la Patagonia. El Origen Patio Cervecero se emplaza en la avenida Juan Manuel de Rosas 515 (Costanera) y abre sus puertas de martes a sábados de 12:30 a 15 y de 18 a 00:30. Los domingos de 19 a 00:30. El happy hour es de 18 a 20. Tiene alrededor de 70 cubiertos y abrió sus puertas el 25 de diciembre de 2012. Ofrecen las cervezas artesanales La Cruz y Bachmann, de chopera, y Berlina y Antares, en botellita. También tienen carta de tragos, gaseosas y vinos. En materia gastronómica el lugar ofrece picadas de fiambres y tablas vegetarianas, empanadas, aros de cebolla y rabas, ratatouille, pastas (raviolones de trucha o ricota y nuez, sorrentinos de jamón y queso, ñoquis). Una de las especialidades de la casa son las cocciones al disco (pollo, cordero a la cerveza, bourguignon -una exquisita cazuela de carne con champignones y panceta ahumada- o cazuela de carne al vino blanco). Además la carta alista tentadores sándwiches, hamburguesas, variedad de pizzas y exquisitos postres.
La cocina está a cargo de Osvaldo Linardi y su hijo Lucas se ocupa de la atención del salón. En verano se puede disfrutar de su deck al aire libre, en la terraza y con panorámica vista al lago. La propuesta es ideal para pasar una tarde en grupo, con amigos. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Konna Con impronta personal
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e chico, ningún niño sueña con convertirse en empresario, banquero o funcionario público. Los chicos quieren ser bomberos, guardaparques, deportistas o estrellas de rock. El dinero, el poder y el lujo no son héroes para nadie”, escribieron los creadores de Konna en los individuales que detallan la filosofía del emprendimiento. La misma que los llevó a elaborar su cerveza y que en mayor o menor medida comparten todos los jóvenes que trabajan o dirigen los pubs del nuevo barrio cervecero, emplazado en el centro de Bariloche. La filosofía que pregonan es, al menos en la teoría, clara. Los emprendimientos buscan un enfoque alternativo de la vida, darle rienda suelta a la pasión por crear y tomar cervezas genuinas y probar que es posible gestar emprendimientos socio-ambientalmente responsables, en donde recoger beneficios se puede hacer sin venderle al alma al diablo. Angel Perticará, abogado y ambientalista, comenzó a fabricar su cerveza en 2008 y mayo del 2011, abrió su local propio en la calle Juramento. “Es el bar que siempre quise tener y la cara visible donde expresamos toda nuestra filosofía, sueños y anhelos”, explica su creador.
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Konna reúne a turistas y residentes por igual, quienes llenan sus instalaciones desde temprano por la tarde. El lugar es más bien pequeño, con varios boxes y pequeñas barras, donde se apilan los visitantes para compartir una cerveza y probar algunas de las especialidades de la casa. La cerveza Konna, cuyo nombre e imagen es el del perro de los dueños, se ofrece solo tirada, en vasos de pinta o media pinta. Elaboran tres variedades. La rubia, Kölsch, roja, IPA, y negra Porter. La rubia es elaborada con la receta originaria de Colonia, Alemania, con trigo malteado y la Porter, creada en Londres, logra unbuen sabor a malta tostada. Por su parte la India Pale Ale (IPA), también de Inglaterra, denota el clásico color cobrizo y un intenso sabor y aroma a lúpulo. El happy hour es de 19 a 21. En el diseño del menú participó Mauro Trinarolli, cocinero y chef del Llao Llao, quien asesoró a Angel sobre aspectos para mejorar el servicio. Tiene ricas pizzas, nachos con queso y variedad de tablas de fiambres y ahumados. Una de las especialidades de la casa son las hamburguesas de cordero, con pan de campo y papas gratinadas. Muy recomendables. Se puede probar una “pita de pollo”, que se presenta en pan árabe cebado, con láminas de pollo laqueado en teriyaki de cerveza, cremoso de palta y chips encurtidos de cerveza. Otra de las exclusividades son los nachos acompañados de guacamole y salsa picante, con fondue de queso, en formato pequeño, para acompañar mientras se toma una birra. Entre las pizzas, se destaca la de trucha y espinaca, una vegetariana que viene con un salteado oriental de vegetales y la Konna, con panceta crocante, hongos salteados a la provenzal, mozzarella y provolone y ciboulette. Los clientes frecuentes llenaron una repisa con sus jarros
personalizados, donde consumen cerveza cada vez que arriban al bar. Para el resto de los mortales la birra se sirve en pintas o media pinta. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Kunstmann La mejor cerveza de Chile está junto al Nahuel Huapi
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a cerveza artesanal Kunstmann, de Valdivia, Chile, abrió su primera cervecería en Argentina y eligió para ello a Bariloche. El emprendimiento, que incluye una fábrica de cerveza con elaboración a la vista, demandó una inversión de 3 millones de dólares y se suma a la variada oferta gastronómica local, destinada a residentes y turistas. El restaurante y brew pub es administrado en forma de franquicia por el empresario local Walter Jaume y su familia. La inauguración, en julio 2014, contó con la asistencia del fundador de la cerveza trasandina, Armin Kunstmann, Armin Kunstmann, su esposa, Walter Jaume y directivos de CCU, en la apertura del restaurante y brew pub en Bariloche.
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quien cortó la tradicional cinta junto a su esposa y directivos de Compañía Cervecerías Unidas (CCU), socios de la familia trasandina y responsables de la distribución de la cerveza en Sudamérica. También participaron empresarios locales y varios fabricantes de cerveza artesanal. El local, ubicado en el kilómetro 8 de la ruta al Llao Llao, se emplaza en un edificio de más de 1500 metros cuadrados, con restaurante para doscientas personas, salón para eventos (donde funciona un museo de cerveza) y una boutique para la venta de souvenirs. Dispone de un salón VIP, en la parte alta, para una veintena de personas. También hay una amplia barra, con despacho de cerveza mediante choperas y una planta a la vista, que elaborará alrededor de 10.000 litros mensuales. El predio incluye estacionamiento vehicular para alrededor de cien automóviles, algo poco habitual en los nuevos emprendimientos que se abren en la ciudad. En Playa Bonita se pueden tomar seis de las tradicionales cervezas trasandinas, en chopp, pinta o jarra de 1.6 litros. Como birras rubias se puede probar la Lager sin filtrar, con 5.8% de alcohol, de color dorado opaco, con la turbidez original por la no filtración del producto y la Anwandter, que recuerda al pionero cervecero de Valdivia. Esta cerveza también tiene alcohol al 5.8%, es Lager, elaborada con maltas rubias y caramelo. De color dorado profundo tiene carácter y buen cuerpo, con una buena corona de espuma persistente. En materia de rojas están las tres variedades de Torobayo, la clásica, sin filtrar y la gran Torobajo. Son cervezas Ale, las dos primeras con 5 % de alcohol y la tercera con 7,5 %. La Gran Torobayo tiene gran cuerpo, sabores acaramelados y una buena combinación aromática. También se puede degustar la Bock, tipo Lager, con 5.3
% de alcohol, color café oscuro, sabor acaramelado y tostado. Tiene buen cuerpo producto de una elevada concentración del mosto inicial y un prolongado reposo a bajas temperaturas. Su amargor está bien definido. Para acompañar las cervezas se destacan los sándwiches y las pizzas. También hay una decena de platos especiales, varios de ellos idénticos a los que se puede probar en la cervecería de Valdivia. Si hay buen apetito se puede pedir un bife a lo pobre, que viene con un bife de chorizo a la plancha acompañado de cebollas caramelizadas y papas fritas a caballo. Otro plato típico es el salmón crocante, que viene con papas alemanas salteadas con cebolla morada y panceta más un toque de crema. El lomo Kassler también es recomendable, trae dos medallones de cerdo ahumado de 200 gramos acompañados por repollo colorado agridulce, puré rústico de papas y puré de manzana. Pero, los sándwiches de Kunstmann son únicos, ricos y abundantes. Así, el lomito Bremen viene con lomito de cerdo con palta, tomate, chucrut y mayonesa y el salmón slice son láminas de salmón ahumado con salsa de queso crema, lechuga, sésamo, tomate, rúcula y juliana de pimientos asados. También hay hamburguesas, sándwich de pollo, churrasco y vegetarianos. La carta incluye ensaladas, tablas y picadas y ricos postres. Hay strudel de manzana, torta brownie, tiramusú, cheescake con salsa de frambuesa y copa con helados, entre otros.
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La Cruz La segunda cerveza artesanal en Bariloche
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Frente y barra de la primer casa de La Cruz
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n sus nuevas instalaciones la cervecería La Cruz complementa su buena cerveza con variedad de tapas, pizzas y algunas delicias mexicanas y españolas. El lugar luce magnífico, en dos plantas, con un amplio ingreso y una gran barra en su parte baja, donde literalmente hay dos salones y otro en la parte superior. También tiene un deck exterior. Sin duda una buena opción para disfrutar de la birra y la gastronomía. La dirección es la de siempre, Nilpi 789, a la altura del kilómetro 6 de la avenida Los Pioneros. Allí se comenzó a elaborar la cerveza y en 2004, como anexo, un pequeño pub. Su titular, el ingeniero Francisco “Pancho” Santa Colona, comenzó a elaborar cerveza en 1995, para tomar junto a sus amigos. En 1999 viajó por el mundo y se entusiasmó con la cerveza artesanal y al regresar al país abrió a fines del 2003, junto a Emilio Ghirardi, su propia cervecería. La Cruz elabora cuatro tipos de cervezas Ale, un antiguo estilo caracterizado por su fermentación superior y las distintas combinaciones de lúpulos y cebadas malteadas, que permiten una marcada personalidad del producto. Todas son
de chopera y se puede probar la English Pale Ale, India Pale Ale, Brown Ale y Porter. En el antaño, por fal ta de espacio físico, la carta fue más bien corta, pero a partir de la remodelación y ampliación, se puede disfrutar de una buena variedad de propuestas. A la hora de las tapas, se puede elegir entre las provoletitas saborizadas con pan casero, pinchos de panceta, tomate y ciruela, berenjenas piamontesas, rabas y pinchos de pollo y hongos con cebollines acaramelados. También hay nachos con salsa de quesos, picante y guacamole; quesos fritos empanados con reducción de cerveza Scotish; papas fritas con salsa picante el cuenco caprese con pan pasero. Si la idea es compartir, recomiendo las fajitas con guacamole, frijoles, crema agria, queso y picante o las quesadillas de panceta y hongos con picante, guacamole y frijoles. Otra opción son los sándwiches, cortados al medio. Hay de jamón crudo, morrones asados, queso Fontina, rúcula y puré de berenjenas; vegetales grillados, tomate, queso Fontina, lechuga y humus. Entre las pizzas se destacan la de hongos y verdeo, la que trae verduras grilladas y la de rúcula y tomates asados. La pizza La Cruz viene con panceta, tomates y hierbas. Al plato viene una sabrosa tortilla española y los clásicos tacos de ternera a la cerveza Porter. Para vegetarianos y días se verano hay hamburguesas de mijo con mayonesa de zanahoria y ensalada o una ensalada del cheff, con bouquet de hojas verdes, gambas, pomelo y palta. La Cruz es una cervecería para la familia, por lo tanto disponen de un menú infantil, amén de los platos tradicionales, muchos de los cuales también pueden comer los niños. Los habitués tienen tarjeta propia.
Brew pub renovado de Cervecería La Cruz
Un párrafo especial para los postres. Deliciosos. Se puede probar un queso camembert tibio con miel de cerveza y frutos secos; mousse de chocolate blanco y coco con crocante de nuez y coulis de cítricos o un brownie de Porter con helado de mascarpone y frutos rojos. Hay fanáticos, que solo concurren a tomar cerveza con un postre… Patagonia. Cerveza de los Andes
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La Luna Cervecería, palestra de escalada y hostería
Santiago Quiroga despachando una birra.
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a Hostería La Luna se complementa con un sector que funciona como restaurante, otro como pub, confitería y platea para grupos musicales. En el 2013 el inmueble fue totalmente reacondicionado y volvió a lucir la mítica que lo caracterizó en la década del ochenta. Atendido por Sebastián Quiroga, guía de montaña e instructor de esquí, ofrece tres variedades de cerveza artesanal. El lugar está muy identificado con los jóvenes que concurren a la montaña, en verano e invierno, y cuenta con una palestra de escalada indoor.
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Se emplaza en la Avenida Bustillo 7.549 y abre de lunes a domingo, de 18 a 02. El happy hour dura hasta las 21. Abrió sus puertas en diciembre del 2013. El lugar suele estar lleno y se debe estacionar en las inmediaciones, ya que no hay playa vehicular. La construcción tiene tres desniveles y también un lindo patio posterior, que en verano permite “tomar aire” y disfrutar del marco natural, junto al lago Nahuel Huapi. Todo el inmueble tiene mucha madera y combina mesas con barras y lugares de encuentro. También dispone de sitio para los
músicos y los viernes suelen actuar grupos en vivo. La convivencia de una hostería con un pub en el cual actúan grupos musicales, donde además hay una palestra de escalada deportiva y una cervecería, no parece fácil. Pero en La Luna se logró y la mejor prueba es ir y constatarlo. El lugar abrió con cuatro variedades de cerveza Crafter (oriunda de Cipolletti), Wesley, Nonick y Gilbert. Con el correr del tiempo quedaron dos locales (Wesley y Gilbert) y La Luna elaboró su propia birra. Los hermanos Wesley proveen su Golden Ale, la IPA y Porter, mientras que Tomás Gilbert lo hace con la Pale Ale, la IPA y su Stout. Todas con excelente sabor. Los chicos de La Luna elaboran su propia cerveza, en tres variedades. La American Pale Ale, rubia, con poco alcohol, 4.5 % y amargor medio (25 IBU); la Irish Ale, roja de bajo amargor (20 IBU y 5%) y aroma a caramelo tostado t la Stout, 30 IBU y 5.5 %. Todas se sirven en pinta o media pinta y al mismo precio. La carta de La Luna es bastante variada y fue evolucionando en estos dos años de gastronomía. Sebastián demostró ser un buen gourmand; no en vano sus padres y abuelos de Sebastián fueron los creadores del célebre restaurante Rodeo, que administraron durante 20 años en Catedral. Para el verano 2016 propone seis platos de entrada con frutos de mar. Hay rabas, langostinos crocantes y al pil pil, mejillones a la provenzal y gratinados y el célebre fish&chips. También nachos con quesos y las papas La Luna, con Cheddar, panceta y ciboulette. Entre las especialidades mexicanas se encuentran los tacos de langostinos y carne y las quesadillas de pollo, jamón y queso o veggie. También se mantienen en la carta las
berenjenas parmesanas. Como novedades hay dos pastas, las cintas con salsa de hongos o pesto y los sorrentinos caprese, con crema o fileto. También hay dos variedades de risotto, con hongos o verduras, un plato delicado que no es común en las cartas. Las truchas, que según los expertos deben nadar tres veces (agua, aceite y vino o cerveza) se preparan de cuatro maneras, todas recomendables. Hay tres variedades de sándwiches, cuatro tipos de ensalada y siete preparaciones de pizza, todas en formato de ocho porciones. Para compartir con las cervezas y variados tragos, que salen desde la coctelera y la barra.
Frente de la Cervecería La Luna
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La Pinta Cervezas con pizzas a la parrilla
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Deck La Pinta
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n La Pinta, las pizzas demostraron tener vida y estilo propios, a la parrilla, exquisitas, constituyen una excelente opción para disfrutar de estas elaboraciones tan clásicas. Es atendida por sus dueños, Gloria y su hijo Vicente Verkys y se emplaza en el interior de una hermosa cabaña de troncos, junto a la plaza Belgrano, a cuatro cuadras del Centro Cívico. La Pinta abrió en el invierno del 2011, cuando la ciudad se encontraba envuelta en una nube de cenizas proveniente del volcán Puyehue. Resultó una metamorfosis del restaurante Tarquino que cambió de nombre y oferta culinaria, reemplazando sus carnes y platos gourmet por cerveza, pizzas a la parrilla y empanadas criollas. La familia Verkys, con una década al frente del Boliche Viejo, en la desembocadura del río Limay y otros tantos años en Tarquino, 20 de Febrero y Saavedra, modificó su oferta gastronómica pero mantuvo su espíritu: buena gastronomía y excelente atención. Las pizzas, que reemplazaron a las carnes sobre las brasas, lograron una combinación exquisita de texturas, crocantes, con ese sabor inigualable que aporta el humo de los leños y abundantes ingredientes.
Entre las especialidades la carta alista 22 opciones. En particular nos gustaron la de “Sabor Azul”, que viene con crema de verdeo y queso roquefort; la que recuerda al gran Rudy Verkys, parrillero y padre de Vicente, que sale con rodajas de calabresa y ají molido y la pizza “Verde”, con espinaca, salsa blanca y almendras. A la hora de las entradas, “appetizers”, se destacan los langostinos apanados, con palta, tomate y aceite de albahaca, las rabas con queso crema de ajo y limón y la tarteleta crocante con relleno de hongos o de vegetales salteados. Con ellos nos podemos tomar la primera cerveza Lowther, especialidad artesanal de la casa. No obstante, La Pinta también tiene carta de buenos vinos y cervezas tradicionales y también algún espumante, lo que se mantuvo desde el cambio de rubro en el bellísimo lugar. La cabaña fue íntegramente construida con troncos y mantuvo en su interior tres árboles, de los cuales hoy se conservan aún los troncos. Tiene un amplio salón y dos pequeños anexos, con capacidad para 80 comensales. Posee rampa para sillas de rueda y buen espacio de estacionamiento, sobre todo al atardecer y durante la noche, pues el barrio tiene muy poco tránsito. En materia gastronómica las empanadas fritas y son exquisitas, estilo bien criollo, para recomendar. También se puede degustar una trucha a la plancha con papas naturales, puré de arvejas y cherries confitados, un ojo de bife grillado con salsa tibia de champignones, batata caramelizada y tomates asados. El cordero, típica carne patagónica, se sirve braseada con salsa barbacoa, junto a cebollines y puré de papa con oliva y morrón asado. Pollo, cerdo y pastas completan la carta.
Los postres también son con sablee de frambuesa, brownie de chocolate blanco con helado y salsa de frutos rojos o la célebre Copa Pinta, con helado de chocolate y crema, dulce de leche, almendras y salsa tibia de chocolate.
Gloria y Vicente, dueños de La Pinta
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Los Vikingos La esquina más ponderada de Bariloche
Lowther brewery El pub del Gringo
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l local se ubica en la céntrica esquina de Juramento y 20 de Febrero, en la planta baja de un edificio histórico, justo frente al Club Andino, siendo un lugar ideal para un bar. En la práctica, muchos bares utilizaron sus instalaciones. En verano, los habitués también ganan la vereda, en particular durante las tardes y noche en que la Juramento y la primera cuadra de 20 de Febrero se utilizan como Paseo Peatonal de Las Picadas. Abre de lunes a sábados a partir de las 19 y el happy hour de cerveza artesanal dura hasta las 23. Aquí se puede consumir dos marcas de primera línea, como son las cervezas La Cruz y Bachmann. Ambas se pueden acompañar por una tablita de quesos y fiambres, muy recomendable. También suelen haber nachos con salsas. El lugar funciona como bar y tiene variedad de bebidas. Vikingos abrió sus puertas el 29 de noviembre de 2008 y sucedió al recordado bar “Tío Lille”. Al atardecer suele ser visitado por jóvenes que bajan de los refugios de montaña y acuerdan reunirse para tomar una birra antes de salir a cenar. El local luce muy bien decorado, tiene una barra corta, mesas altas y también mesas bajas, para mayor cantidad de visitantes. En verano, la mayoría se muda a la vereda, donde se tiene una linda vista hacia los edificios de Parques Nacionales, el Club Andino Bariloche y el centro de la ciudad.
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on una panorámica vista hacia la ciudad y el lago Nahuel Huapi la cervecería Lowther tiene un privilegiado deck para disfrutar los atardeceres del verano. El emprendimiento de Ricardo Lowther y familia, se emplaza en la calle Mitre al 1160, contiguo a la Fonda y Parrilla El Tío, sobre el morro que mira hacia V.A.O’Connor. El local, en tres plantas, tiene un deck y tres salas. Los que conocemos el viejo edificio donde hoy funciona el pub, podemos dar crédito del cambio. Un trabajo y una inversión importantes, pues se mantuvo la impronta del edificio antiguo pero se lo modernizó y transformó en un restaurante. En la planta baja se ubica la entrada principal y allí también está la barra con el despacho de bebidas y el primer salón. En el primer piso hay un amplio salón y también están los sanitarios. En el tercer desnivel, situado en el subsuelo, está la cocina y otro salón comedor.
El “Gringo” y la “Negra”, como los llaman a Ricardo Lowther y a Mariela Nievas sus amigos y parroquianos, están felices con su nuevo desafío. Un clásico pub, en una ciudad donde la cerveza artesanal multiplicó su oferta en forma increíble.
Ricardo, Mariela y Gastón Lowther.
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La cerveza Lowther ya se podía tomar en 14 lugares de la ciudad. Solo se ofrece desde la chopera, en varios formatos. Dos son rubias. La English Pale Ale, rubia liviana, con carácter a malta y amargor medio, con el aroma típico que aportan los lúpulos ingleses de un color que va del dorado al cobrizo suave. En la Ambar, el aroma es nítido. Su sabor límpido y suave, con gusto a malta caramelo. Termina con un ligero gusto a grano tostado, que proporciona la característica sequedad a la terminación. La roja, Brown Ale, de estilo irlandés, tiene un color rojo oscuro, con cuerpo, aroma intenso a lúpulo y sabor equilibrado. Las restantes dos biras son negras. La Porter, tiene un color oscuro profundo, tostado. Su porcentaje de alcohol llega al 5 por ciento. El malteado intenso de esta cerveza determina su característico color negro, con aromas a café. Tiene una espuma cremosa y robusta. La Milk es una negra suave, una variante inglesa de la Stout clásica, oscura cremosa y con cuerpo. Para acompañar la cerveza hay cuatro propuestas. En primer lugar están las tapas, frías y calientes, que permiten maridarse con las diferentes variedades de cerveza. Hay rabas, pinchos de vegetales y panceta o nachos gratinados con queso, todas porciones a compartir. Recomendamos las “papas Lowther” asadas, con crema, panceta y finas hierbas) y también las aceitunas condimentadas. También hay picadas, de ahumados y la clásica Argentina, con variedad de quesos, fiambres y aceitunas. En materia de pizzas, la carta ofrece ocho variedades. Degustamos la especial de la casa, con rúcula, jamón crudo, queso brie y parmesano... para recomendar.
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Finalmente, entre los principales se destacan las milanesas (a lo pobre y napolitana), el matambre a la pizza y las salchichas alemanas ahumadas con chucrut, lomo de cerdo y papas con salsa de crema y queso. Un dato no menor es que Lowther tiene estacionamiento
vehicular, en un ámplio predio, emplazado a 70 metros del local. Hay lugar como para cien automóviles. Y lo bueno, es que el regreso hacia al automóvil es en bajada. A la ida, si hay que subir. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Manke Cerveza sobre la diagonal
Manush La esquina que combina buena cerveza y gastronomía
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iene el formato de restaurante y cervecería y abre los mediodías y por la noche. En materia de cerveza artesanal se puede tomar La Cruz y Kailen, que se ofrecen en las variedades Porter, Pale Ale, Scotch, Kölsch, Bock, Stout, Bitter e Indian Pale Ale. El lugar, en la esquina de Diagonal Capraro y Saenz Peña, luce un vistoso exterior, con piedra natural, y en su interior hay una barra y mesas con capacidad para unos cuarenta comensales. El emprendimiento abrió sus puertas en junio del 2015 y está a cargo de René Barriga y familia. Manke, en lengua mapuche, significa cóndor, el ave insignia de los Andes. En la carta se destacan las tablas, de fiambres y quesos, incluyendo esta última las variedades Gouda, Sardo, Patagrás y Azul, con tomatitos cherry, aceitunas, pepinos y albahaca. También hay bruschettas, con jamón crudo, queso mozzarella, rúcula y tomatitos cherry y una vegetariana, que tiene zapallo, berenjena, morrón, rúcula y queso fundido. Manke tiene una decena de pizzas, entre ellas la clásica napolitana,
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margarita, italiana y una vegetariana. El plato fuerte son las milanesas Manke, acompañadas por jamón y queso, papas y huevo frito, y también la entraña a la plancha con ensalada mixta. Una de las propuestas que mucho me agrada para compartir las cervezas son las tapas. Aquí ofrecen aros de cebolla, rabas, los clásicos nachos, crocante de pollo con dip de barbacoa y las tradicionales papas fritas. El bar del lugar tiene variedad de tragos, Tequila, Cuba Libre y el infaltable Fernet.
a cervecería Manush es una de las que más creció durante la última década en Bariloche. Amplió su planta y su variedad de cervezas y paralelamente construyó y agrandó su pub; pero por sobre todo, logró que sus cervezas y su gastronomía sea de excelencia. Y, esto último, por cierto no es sencillo, pues demanda mucho trabajo y esfuerzo pero también talento. Para lograr una birra premium y comida gourmet hace falta algo más que empeño y dedicación… El pub de la familia García, en la céntrica esquina de Elflein y Morales, abrió sus puertas a fines del 2011 y en cuatro años literalmente cuadruplicó su capacidad. Abre de 18 a 24, su happy hour es hasta las 20, y generalmente siempre trabaja lleno. En jornadas pico es común ver gente esperando afuera por una mesa. Esto solo era habitual en El Boliche de Alberto y la Fonda del Tío. Patagonia. Cerveza de los Andes
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La cerveza Manush nació en el 2005 cuando Martín García, ingeniero en alimentos, regresó a Bariloche e instaló en el garaje de su casa una pequeña planta para elaborar cerveza artesanal. Comenzó elaborando Pale Ale estilo inglés, Cream Stout y Kölsch, típico estilo alemán. Su cerveza, solo en barriles, comenzó a circular por restaurantes, confiterías y pub de la ciudad. Pasaron los años hasta que en el 2011 Martín García alquiló una casa en el centro de la ciudad, en el circuito cervecero local. Al poco tiempo, explotó el volcán Puyehue. Los García no arrugaron por la crisis económica que azotó la ciudad, envuelta en una nube de ceniza, con el aeropuerto cerrado y falta de turismo. En medio de esto remodelaron el inmueble de Morales y Neumeyer y abrieron su local el 30 de diciembre. Sin duda la que más
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apostó fue Leticia, la única mujer entre cuatro hermanos, quien no dudó en renunciar a su trabajo en Inglaterra y viajó hacia el sur. Es cocinera profesional y llegó junto a su esposo, Takeru Adachi, de origen japonés y también cocinero, con quien trabajaba en un hotel 5 estrellas de Londres. Ambos se conocieron en la cocina de Michel en Pinoccio, un resto que tiene una estrella Michelin en la región italiana de Trento. Cuando Martín les propuso trabajar en Manush, renunciaron a sus muy buenos trabajos y pese al apocalíptico panorama que había en la zona del Nahuel Huapi sacaron los pasajes y volaron hacia la Patagonia. Los otros dos hermanos, Guillermo y Fernando, quienes estudiaban en La Plata, también aceptaron el convite. Pablo y Cristina, padres de los jóvenes, también se sumaron al emprendimeinto familiar. El pub tiene diseño e impronta de bar inglés. Presenta dos plantas y en verano un amplio deck, hacia la calle. En estos cuatro años fue ampliado y su capacidad orilla las 200 personas. Ofrece muy buena gastronomía, lo cual lo sitúa entre los mejores lugares para disfrutar de una buena cerveza artesanal. La cocina de Leticia y Takeru se marida en forma armoniosa con las cervezas. En estos cuatro años, la carta cambió varias veces, pero algunas cosas, como las picadas se mantienen. Manush comenzó sin pizzas, pero hoy hay una decena de variedades, en formato grande y de cuatro porciones. Los chicos se convencieron que en Argentina no existe la cerveza sin la pizza. También incorporaron cuatro tipos de exquisitas hamburguesas. Inicialmente este plato solo se podía probar los miércoles, pero ante la demanda, fue incluido en la carta.
Se puede probar la clásica, una variedad americana, otra mexicana y la Súper Manush. En el menú se puede elegir entre una cazuela, donde la carne está preparada con salsa de vino tinto y finas hierbas; ojo de bife grillado con salsa de Oporto y reducción de aceto balsámico o la trucha “buerre noisette”, con limón, alcaparras y tomates cherry. Dos platos con carnes muy recomendados son la bondiola con salsa de hongos y el cordero patagónico con perfume de curry. En materia de postres sobresale el birramisu: café, mascarpone y mosto de cerveza Milk Stout. También el “blanco y negro” mitad brownie, mitad cheesecake, con helado Jauja y frutos.
El resto ofrece las tres cervezas pioneras de Manush, más otras seis variedades estables. También figuran en la carta otros 14 estilos de estación, que suelen estar disponibles. Todas en pinta o media pinta. Cabe recordar que Manush no envasa la bebida, siempre se sirve desde la chopera. La más tradicionales, que llevan una década, son la Pale Ale (roja), de color cobrizo y excepcional cuerpo, la Kölsh (rubia), estilo alemán y la Stout (negra), cremosa y maltosa inglés. En las choperas también se puede pedir la IPA, medalla de oro en el último South Beer Cup de Mar del Plata, Honey Beer, Irish Cream Ale, Pilsner, Victoria Red Lager y la Milk Stout, que también obtuvo medalla de plata en el certamen sudamericano.
Leticia y Takeru
Guillermo en la barra
Pág. opuesta: Comienzos de Manush Patagonia. Cerveza de los Andes
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Ruta 40 Cervezas hacia el fin del mundo
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otografías de la Ruta Nacional 40, cuadros de paisajes sureños y fotos de la Patagonia decoran las paredes del pub ideado por el “Monito” Moreyra, contiguo al restaurante mexicano Díaz de Zapata. Las imágenes reflejan el solitario desafío que implica recorrer el camino al sur y muchos de los visitantes, residentes y turistas, comentan las imágenes, después de haber recorrido la célebre ruta argentina. Al fin y al cabo, el bar barilochense se asemeja a una de los tantos paradores que hay a la vera de esa ruta. El bar abrió al público en febrero del 2011 y se ubica en una casona antigua, planta baja y subsuelo. La parte superior es relativamente pequeña, pero allí está la barra y la cocina. En verano, el lugar se prolonga al deck de la vereda y en el subsuelo hacia el patio, que se puebla de mesas y sillas. A veces, se habilita la parrilla y las veladas se prolongan hasta la madrugada. También, pese a lo reducido del espacio, algún fin de semana, suelen tocar bandas de música en vivo. La propuesta gastronómica es de lo más variada y se ajusta a las especialidades del cocinero de turno. Se pudieron probar ricos sushi, comida mexicana, carnes a la parrilla o un pernil de cerdo al horno. No obstante, lo habitual es pedir picadas, pizzas y sándwiches. Ruta 40 ofrece cerveza artesanal La Cruz, Duham y una gran variedad de tragos, cocktails, whisky y bebidas espirituosas. La dirección exacta es Morales 368 y abre sus puertas de martes a sábado, desde las 19 al cierre. El happy hour dura hasta las 21.
Santino Un clásico del barrio cervecero
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a cervecería Santino forma parte del barrio cervecero creado en los alrededores del Club Andino y se asemeja a un típico bar italiano. Abrió sus puertas en mayo del 2010 y luce bien decorado. Sobre las paredes hay varios cuadros y también hay pinturas, directamente sobre el muro. Tiene dos saloncitos, uno de ellos externo, ideal para atemperar el calor en época de verano. El lugar ofrece las variedades de cerveza Manush. Abre de lunes a domingo, de 19 al cierre, y su happy hour dura hasta las 21. En Santino la primera pinta de cerveza viene acompañada de una tapita, en general una pizza en miniatura. Se pueden degustar pizzas medianas, de 6 porciones. También hay nachos con queso, guacamole y salsas picantes, tablas de ahumados y de fiambres. Un bar pequeño, pero muy visitado por los residentes de Bariloche. Patagonia. Cerveza de los Andes
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South Bar El primero en el barrio cervecero
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outh Bar fue el primero en abrir sus puertas en lo que hoy es el “Barrio Cervecero de Bariloche” y marcó el rumbo en una zona que es sinónimo de cerveza artesanal. Se emplaza en la calle Juramento, en la parte inferior de un viejo edificio con departamentos, que alberga cuatro bares a sus pies. Abrió sus puertas en plena crisis económica, año 2001 y sucedió a Chilco, un célebre restaurante gourmet que dirigió el chef barilochense Richard Oyarzún. El local abre sus puertas solo por las noches, en verano a partir de las 19 y su happy hour de cerveza dura hasta las 21. Ofrece cervezas artesanales Bachmann, El Bolsón y Prosit, todas desde la chopera. Entre las tres marcas suma diez variedades. Asimismo dispone de un muy surtido bar, con variedad de tragos y bebidas, para las cuales suele haber promociones de 2x1 en horarios y días alternativos. P a r a acompañar las bebidas se puede pedir nachos, quesadillas, picadas y pizzetas.
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Pablo Giuggioloni, titular de South Bar, recordó que compró el fondo de comercio en mayo del 2002, un poco de casualidad. El lugar había abierto sus puertas hacía poco, pero uno de sus dueños fallece en un accidente de montaña y su socia y pareja, vende el emprendimiento. “Yo venía seguido a Bariloche, pues me gustan las actividades en la naturaleza, y cuando surgió la propuesta, decidí radicarme y tener el bar”, explicó. En Buenos Aires se había recibido de abogado, pero reconoce que nunca ejerció la profesión. Por aquellos años las únicas cervecerías de Bariloche fueron Blest y Pilgrin. South Bar comenzó ofreciendo la cerveza artesanal El Bolsón. Con el correr del tiempo, la gente se fue acostumbrando a tomar birra artesanal y desechó las industriales.
“Mirando para atrás, creo que lo que se formó en esta zona es positivo. La movida cervecera fue creciendo, paso a paso, pero en los últimos tres años se sumaron varios comercios”, explicó Pablo. Recordó que al principio estuvieron solos y luego se les sumó el bar de la esquina, hoy Los Vikingos, con el nombre “Tío Lille”, atendido por dos jóvenes extranjeros. “Yo fuí aprendiendo a manejar un bar, algo que nunca imagine hacer”, dijo. En particular se familiarizó con la noche, la preparación de tragos y la atención que requiere una cervecería. “Siempre priorizamos tener variedad de bebidas y de buena calidad. South Bar tiene alrededor de 50 tragos y hay en general ocho tipos de vodka y whisky, ron, tequila, pisco, mojito y otras bebidas”, explicó Pablo. Una particularidad de todos los establecimientos del barrio cervecero es que ninguno vende cerveza industrial en botella. Puede haber alguna Quilmes, pero desde chopera. Pablo opina que el barrio cervecero se fue formando en forma armónica y que lograr la calle peatonal los fines de semana fue un hecho muy positivo. “Es un atractivo para residentes y turistas, un hecho propio de una ciudad”, evaluó. También confirmó que siempre fue una zona tranquila y sin hechos de violencia. “En trece años, las peleas de borrachos no pasaron de tres o cuatro ocasiones”, afirmó. “Logramos crear un espacio donde la gente que viene se da cuenta de cuál es la onda y como viene la mano. No hay chances de hacer bardo, pese a que servimos bebidas alcohólicas. Se ha generado energía positiva”, expuso. El crecimiento del barrio cervecero coincide con la proliferación de nuevas cervezas en la ciudad, pues la mayoría de los emprendimientos buscaron abrir un local propio o
colocar su producto en un bar allí situado. La propuesta se consolidó con el Paseo de Las Picadas durante los meses de verano. “Es una gran propuesta para la ciudad, la gente participa y se divierte. Se logró una buena comunión, hay espectáculos culturales y muy buena energía ente los artistas y el público, siendo uno de los pocos lugares donde los músicos pueden tocar en la calle”, agregó.. Evaluó que el apoyo municipal al proyecto fue fundamental y hacerlo en forma conjunta y coordinada es la única manera posible. “Con el nuevo gobierno municipal ya hablamos de repetir la experiencia y también en mejorar todo lo posible los encuentros”, expuso. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cervezas de Colonia Suiza
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olonia Suiza se ubica a 25 kilómetros del centro de Bariloche, al pie del cerro López, en un marco natural de gran belleza. Nació como una aldea de inmigrantes campesinos, dedicados a la agricultura, luego fue sinónimo de campamentos de jóvenes y mochileros y actualmente constituye una buena propuesta turística, con variedad de actividades recreativas y muy rica gastronomía, en particular los curantos, de los cuales es la “capital nacional”. Un lugar ideal para disfrutar en familia o con amigos. La aldea comenzó a poblarse a fines del siglo XIX, cuando se radicaron en ella los hermanos Félix, Camilo y María Goye, oriundos del cantón de Valais, de la suiza francesa. Llegaron desde Chile, cruzando la cordillera, buscando un lugar para habitar y formar sus familias. A partir de 1902 con la promulgación de la “Ley Hogar”, que favorecía la radicación de los inmigrantes, se radicaron nuevas familias: los Creton, Mermoud, Felley y los Neu. En su mayoría fueron trabajadores dedicados al agro, cuyas cosechas de trigo, avena y cebada trasladaban en carros y con embarcaciones construidas por ellos mismos hacia el sur de Chile por los lagos andinos. También cultivaron cerezas,
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ciruelas, duraznos, manzanas y peras, con los que elaboraron dulces y conservas caseras que adquirieron renombre en la región. Con madera de la zona construyeron sus casas, la primera escuela y la capilla. En la actualidad los descendientes de aquellos pioneros conservan las tradiciones familiares, orientadas hacia las actividades agrícolas que son complementadas con el turismo. Varias de las casitas de té ofrecen diariamente una gran variedad de productos caseros, frutas y verduras de granja, sabrosos strudel y tartas con frutas finas, frambuesas al natural y quesos de cabra. Las opciones son variadas y solo hay que recorrer la calle principal o sus aledañas, para elegir el sitio a gusto. En materia de atractivos recomendamos los criaderos de truchas, el museo, el canopy del cerro López y los refugios Extremo Encantado, Roca Negra y López, que pueden visitarse en el día. También hay alquiler de bicicletas mountain bike, paseos en camionetas 4x4, actividades náuticas en el Lago Moreno y se puede emprender los trekking a los refugios de alta montaña San Martín, en lago Jakob y Manfredo Segre, en Laguna Negra. Colonia Suiza tiene campings, hosterías y albergues donde se puede pernoctar. Una docena de restaurantes ofrecen comidas y bebidas típicas sobre la calle principal Felix Goye, que los fines de semana suele ser peatonal. En un lugar así, no podía faltar la cerveza!!! En Colonia Suiza está la planta de elaboración de cerveza artesanal más Patagonia. Cerveza de los Andes
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grande de la Patagonia, Berlina, de los hermanos Ferrari. Fue diseñada para ser visitada y tiene su sector de elaboración a la vista. También se pueden degustar sus productos y disfrutar del patio cervecero. Otra cervecería que se encuentra en Colonia Suiza es Diuka. En el camino del Circuito Chico se emplaza Gilbert y actualmente está en construcción Patagonia, que pertenece al grupo Quilmes, quienes construyen una importante planta de elaboración y también un brew pub. La mayoría de los establecimientos gastro-
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nómicos ofrece alguna cerveza artesanal. Así, en Aire Sur, se puede probar la cerveza La Cruz, de chopera y también La Interperie, en botellitas. El Fundo, es un restaurante que constituye en sí mismo un lugar para visitar, con varios locales anexos, que ofrecen desde artesanías hasta lugares con juegos para niños y un patio donde suelen presentarse artistas. En El Fundo se puede probar la cerveza Gilbert, acompañada de ricas comidas. “El Portal” es una casa de té y restaurante, sobre la calle principal. Enclavada en medio de los árboles, luce un diseño original y su puerta es una verdadera obra de arte que invita a ingresar. El emprendimiento, propiedad de Ines Rajal y Francisco Javier Britos, tiene una muy buena propuesta gastronómica. Inés es salteña y por ello, no falta el horno de barro y una surtida cava con vinos, incluidos los de noroeste. La cerveza es del barrio: Diuka, que puede consumirse de chopera o de botellita. Tienen varios platos exclusivos, como la “pizza roja” que viene con frutos del bosque y ahumados y el cordero El Portal, que se cocina al horno, con una receta propia. Se puede probar truchas de criadero en cinco versiones, cuatro platos de cordero patagónico y también fondue y salchichas con chucrut. También hay pizzas y picadas. ¿Platos salteños?, las empanadas con carne cortada a cuchillo y el locro. En materia de postres la lista es variadas, pero recomendamos el strudel de manzana, el lemon pie y las tortas de frutos rojos y frutos negros.
Gran feria regional y gastronómica La feria de Colonia Suiza es la más importante que tiene Bariloche y constituye un gran atractivo, siendo visitada por
miles de turistas y también residentes. La feria se consolidó en los últimos años y si bien la mayor afluencia se da durante los fines de semana, en verano abre todos los días. Hay más de cincuenta stand con productos típicos, lindas artesanías y buena gastronomía. Y obviamente hay cervezas. Hace años que está Marcos Goye, con Valais, pero en el último año se sumaron las cervezas Colonia Suiza y El Navegante. Marcos Goye asegura que la cerveza artesanal Valais “no es un producto más, es una combinación de historia, amor y arte”. Descendiente de pioneros, aprendió a elaborar cerveza y en el 2005 lanzó su marca propia: “Valais”, que hace referencia al cantón suizo originario de sus ancestros y bebida de la cual cocina en el verano más de 200 litros diarios. Su planta se encuentra en la aldea, a unos doscientos metros de la feria artesanal, contigua a su casa. Hace los tres estilos tradicionales de birra. Una rubia, otra roja y la negra, sin referencia a los estilos tradicionales, ya que la confeccionó con recetas propias. La mayoría de la producción se vende desde las choperas de la feria pero también se envasan, sin pasteurizar, en botellitas de 355 cc. y se venden en una vistosa cajita con los colores de Suiza. La rubia y la roja, se elaboran con cebada caramelo, trigo, lúpulo y levadura. En botellitas se envasa con gas carbónico natural. La primera tiene un tenor alcohólico del 4.2 % y la segunda del 5.5 Por su parte la negra tiene alcohol al 6.5 % y se logra combinando cebada chocolate tostado, lúpulo y levadura. Marcos integra la comisión que dirige la feria desde el año 2008 y fue protagonista del crecimiento de la misma, constituyendo un atractivo turístico importante en la zona.
Abre de 10 a 19, miércoles a domingo. No obstante, durante enero y febrero, hay stands que atienden todos los días. El reglamento de la feria, que administra la junta vecinal, establece que puede haber sólo tres stands con productos iguales. Valais fue durante años la única cerveza. En el verano 2014 llegaron Malena Herrera y Adrián Sortano, con su cerveza Colonia Suiza, “una birra de montaña” como les gusta denominarla. “Empezamos en el 2013, cuando nos mudamos a Colonia
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Suiza. Fue un año de grandes cambios, ya que además de mudarnos yo quedé embarazada y cerramos un pequeño local de artesanías en la ciudad”, recordó Malena. Agregó que “Adrián hizo cursos con Hace Cerveza y yo aprendí con él, pero también hice cursos”. Cocinan en olla de 135 litros y la totalidad de la producción es para la feria. Hacen una Dorada Pampeana, una roja tipo Scotish y negra Porter. Por ahora solo de chopera. “Envasamos
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algunas botellitas para poder llevar la cerveza a Córdoba, pero aún no tenemos el logo y etiqueta oficial. Paso a paso”, apuntó Adrián, quién es el cervecero del emprendimiento. En su casa tienen plantaciones de frambuesa, por lo cual elaboran una variedad saborizada. La tercer birra “made en Colonia Suiza” llegó en el 2015 de la mano de Emanuel Calvo y Ernesto Chirulo, la cual bautizaron “El Navegante”. El emprendimiento tiene por sede la zona de Las Cartas. Emanuel elabora cerveza hace unos años en forma casera y la faceta artesanal empezó en el 2014. “Al obtener el tercer puesto de cerveceros en la feria nos obligó a optimizar la producción y tener suficiente stock”, explicó Calvo, quién no obstante reconoció que algún día, alguna birra se acaba. Aprendió a hacer cerveza en Villa Gesel, con amigos, influenciados por la cerveza de Antares. “El Navegante hace referencia al mar, a un marino, pero en este caso es un navegante de la vida, un pensador, experimentador, un tipo que recorre el mundo”, explicó. Elaboran cerveza rubia tipo Kolsch, muy suave; roja IPA, también suave, con 45 de IBU y 6 % de alcohol y la negra, tipo Porter, sin mucho sabor a tostado, 6.5% y buen amargor. La feria tiene un sector gastronómico y otro de artesanías. Ambos dignos de visitar. En el primer caso, objeto de esta guía, se pueden acompañar las tres variedades de cervezas descriptas con empanadas, carnes asadas, truchas al disco, variedad de sandwiches, arepas colombianas, pizzas, papas saborizadas, asado de parrilla o cordero al asador. De postre hay fantástica repostería casera, todo a la vista y al alcance de la mano. Hay bancos y mesas donde saborear las comidas.
Fiesta Nacional del Curanto Durante el mes de febrero de cada año, hace más de tres décadas, Colonia Suiza es sede de una gran fiesta del curanto, que fue declarada fiesta nacional, y cuya tercera edición se llevó a cabo en el 2015. Se complementa con la tradicional oferta turística, con espectáculos musicales, lo que convoca a miles de residentes y turistas. En esos días, la pequeña aldea literalmente colapsa de público. El vocablo “curanto” es de origen araucano, significa “piedra caliente” y es originario de la Polinesia, donde se prepara con pescados y mariscos. A través del Pacífico esta costumbre llegó al sur de Chile, donde los habitantes le incorporaron productos vegetales propios. Ya en la Argentina los pioneros suplieron los ingredientes marítimos por las carnes de vacuno, cordero, cerdo y aves. Durante una entrevista en el programa de radio de Visión Gourmet Víctor Goye expreso su emoción y predisposición para hacer que esta fiesta se encuentre entre las más renombradas del país. Destacó que el objetivo es celebrar la diversidad cultural y la integración, ya que se mezclan los conocimientos de los pueblos originarios con la colectividad suizo-chilena y los sabores típicos de Argentina. También destacó la importancia de generar atractivos turísticos en la zona. “Esta fiesta merece ser conocida a nivel nacional y nos estamos preparando para eso, para poder ofrecer más que un espectáculo y compartir historia con gente de todos lados”, dijo. Conocer en vivo como se elabora esta especialidad resulta una experiencia lindísima, en ella reaparece la curiosidad y admiración por quienes la realizan, el respeto por los productos de la tierra y la reivindicación de estas ancestrales formas de cocción. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Con un simple toque de elaboración y cocción el tradicional curanto que se elabora en un hoyo bajo la tierra y se sirve en bandejas puede lograr el gusto y la presentación de un plato gourmet. Al fin y al cabo, en varios restaurantes con estrellas Michelin se sirven platos sencillos pero muy bien elaborados y presentados. En oportunidad de llevarse a cabo la fiesta nacional, que dura en general tres días y cierra el domingo, con el curanto multitudinario, es común que solo tres lugares preparen la comida. El curanto cordillerano, que reemplaza los pescados y mariscos por las carnes, se puede degustar en su versión “tradicional”, en lo de Víctor Goye, en su predio de la calle Beveraggi, donde se elaboran generalmente dos, uno para consumir en el salón, con tenedor libre, y el otro para las porciones en bandejas. El curanto “oficial”, que hace Juan Rubén “el Gringo” Nielsen tiene lugar en la Feria Artesanal y el “gourmet”, en el Camping Hueney Ruca, administrado por Teresa Goye. Los ingredientes básicos del curanto son la carne vacuna y de pollo, el cordero patagónico y chorizos. Se acompañan con papas, batatas, manzanas y zapallo con arvejas y queso. Para cocinarlas, se cava un pozo en la tierra, de forma rectangular y a la medida de la cantidad de comensales. No más de 20 centímetros de hondo. En él se colocan piedras bochas calientes y luego se las cubre con hojas de maqui o nalca. Sobre ellos se colocan los alimentos, se los vuelve a cubrir con hojas de maqui y bolsas de arpillera mojadas. Luego se cubre con una fina capa de tierra y se cocina a lo largo de 1 hora, 1 hora y media, según la temperatura de las piedras colocadas. En el camping Hueney Ruca, bajo la conducción de la familia de Toni Jalil, el curanto no es personalizado pues lo
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prepara un equipo que integran habitualmente Omar Goye, Beto Borquez y Juan Balbi, un trío que hace años se especializó en cocinar carnes y verduras “debajo de la tierra”. “El principal secreto es común a todas las comidas y consiste en tener buenos productos, mercadería de calidad y respetar los tiempos de cocción”, apuntó Omar Goye, bajo cuya intendencia en Bariloche Colonia Suiza logró ser promovida por el ministerio de Turismo de la Nación como la “Capital Nacional del Curanto”. Beto explicó que entre las carnes vacunas incluyen tapa de bife y vacío. También se sirve carne de cordero, en particular las costillas, ya cortadas a lo largo. Los chorizos son vacunos y las bondiolas de cerdo también pueden ser cocidas con ajos condimentados y embutidos en su interior. Los matambres de ternera y de pollo se rellenan. Esto generalmente se hace el día anterior y luego reposan en heladera. El vacuno se rellena con zanahorias cocidas, morrones y perejil, orégano, ajo picado y sal. El pollo se deshuesa y se rellena con jamón, morrón y los mismos condimentos. Se enrollan y se cosen con hilo chanchero. Ambos se envuelven en papel de aluminio, lo cual acentúa su sabor y mantiene el producto más jugoso. Las manzanas y el zapallo se cocinan en bolsas para horno. “Así conservan el sabor propio, mantienen una mayor higiene y simplifican y optimizan su servicio”, afirmó Juan. Reveló que la manzana ideal es la “Gala”, roja, que es la primera en cosecharse. Al zapallo lo abren y rellenan con choclos y arvejas cocidas, queso mozzarella, sal y manteca. “Si prestas atención, en los curantos donde el zapallo no está en bolsa ni papel aluminio una parte del queso se pierde en las hojas de maqui”, explicó. Otro de los secretos culinarios, que
usa la mayoría en Colonia Suiza, es usar hojas de maqui y no de nalca para tapar el curanto. Las de nalca, al ser más grandes, hacen que la comida salga más hervida. En cambio las de maqui permiten que salga más doradita, con menos hervor. Las papas, las batatas y las zanahorias (no todos los curantos las incluyen) se cocinan con cascaras, solo lavadas. El curanto se come en etapas, por lo cual los mozos sirven los ingredientes por tandas: papa, chorizo y carne vacuna; batatas y carne de cerdo; luego los matambres y finalmente el zapallo. Pero, si uno quiere, se puede armar un lindo plato con todos juntos. Abundante a la vista y muy sabroso en aromas y sabores.
Curanto en lo de Victor Goye. Asisten el gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck, el embajador de USA en Argentina, Noah Namet, el jefe de la NASA Charles Bolden y directivos de INVAP.
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Cervezas en Villa Los Coihues
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mplazada sobre el faldeo este del cerrito San Martín (denominado La Viejita por los lugareños) y a orillas del lago Gutiérrez, Villa Los Coihues es un barrio que creció anárquicamente hacia el norte, en forma paralela al arroyo Gutiérrez que vierte sus aguas hacia el Nahuel Huapi. Es un excelente ejemplo de la falta de planificación urbana que durante más de tres décadas tiene la ciudad de Bariloche y ello puede comprobarse con solo recorrer sus calles. El barrio se pobló de habitantes de los más heterogéneos, la gran mayoría trabajadores, todos amantes de la naturaleza. En un entorno natural, donde la mayoría de las viviendas está en contacto directo con el bosque, ya hay cuatro cervezas artesanales y también un concurrido pub, emplazado frente al lago Gutiérrez.
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Choique
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a cerveza El Choique, que envasa Javier Lo Cascio, es otro de los productos cerveceros incipientes elaborado en Villa Los Coihues. Javier trabaja como asistente social y la elaboración de cerveza surgió como un hobby en el 2013, un cambio en su vida, para hacer algo
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diferente. Hoy hacer cerveza es su segundo trabajo, durante las tardes, a pocas cuadras del lago Gutiérrez. “Las primeras birras las llevé a los asados con amigos, para ver que caras ponían al tomarla”, bromeó. Y las cervezas se tomaron y tenía que hacer más. Así fue perfilándose el proyecto. La cerveza comenzó a ser vendida a los vecinos y residentes en la villa, varios de los cuales la concurren a buscar con botellas de litro que se reciclan y recargan. “Tuve que ponerle un nombre, para identificarla, y elegí el choique, un animal de campo autóctono, que suele verse desde los autos cuando se recorre la Patagonia”, explicó. Cocina en promedio unos cien litros por vez, capacidad máxima de la planta. Reconoce que no siempre puede hacer la cerveza que le gusta tomar, ya que los clientes piden otras variedades. “A mí me gusta la negra fuerte, pero comprendo que a otros no”, sonrió. “Cocino una negra más light, que no es tan dulce como la Stout ni tan fuerte como la Porter, pero a la gente le gusta. La roja es una Scotish levemente modificada y la rubia es parecida a la Dorada Pampeana”, explicó. Ninguna de las cervezas es muy alcohólica, promediando su volumen en el 5 %. “Estas cervezas son para el público en general, no son especialidades”, señaló. Utiliza todos productos nacionales, cuando puede hace una compra más grande a Marcelo Boan en Buenos Aires y el resto lo compra a los chicos de Hace Cerveza, en esta ciudad. Envasa en las tres botellas, de 355, 660 y 1 litro, esta última en forma de devolución. Para cada una de ellas confeccionó las etiquetas correspondientes, con un logo extraído de internet. “Acordamos el nombre con mi hermano, al término
de un viaje por la Línea Sur”, dijo. La etiqueta fue diagramada y se imprime en una casa comercial local. Todas las etiquetas son iguales y varían según el color de su contenido. Cuenta con cámara de frío, donde la cerveza reposa para ponerse a punto durante el período de maduración. Luego
se embotellan en forma manual y reparten en los puntos de venta. “Hacer cerveza me lleva todas las tardes y muchas veces termino agotado. Pero es una satisfacción, sobre todo cuando constato que vuelve a salir muy bien, como la anterior”, afirmó. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cordillerana
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a cerveza que elaboran Alejandra y Fernando Moretti, junto a su hijo Juan Cruz, constituye el fruto de un trabajo familiar. Elaboran seis tipos de cerveza que envasan en botellitas de 355 cc, litro y también en tanques. Alejandra y Fernando están juntos hace ya 25 años y tienen hijos grandes, siendo el menor el que participa del
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emprendimiento familiar, situado en la calle Parque Nacional Los Alerces al 1200. “Llegamos acá hace casi 20 años, cuando no había nada, ni gas, ni electricidad”, recuerdan. Levantaron su casita y para llegar al colectivo tenían que caminar varias cuadras. Trabajaban como artesanos y Fernando recuerda que confeccionó trabajos en madera, cerámica, hierro. “Siempre me gustó aprender a confeccionar diferentes cosas y trabajar con distintos tipos de materiales”, recordó. Con el tiempo, frente a su casa, abrieron una pequeña despensa y luego nació la panadería. “No lográbamos que nadie nos provea de pan, pues estábamos lejos y asimismo no podíamos comprar mucho. Por consiguiente, armamos nuestra panadería”, explicó Alejandra. Con el tiempo la pareja comprobó que lo que más pedía la gente en el almacén era cerveza y se interiorizó en cómo elaborarla. “Comencé como muchos, con una pequeña olla de 20 litros”, recordó Fernando. Corría el mes de diciembre del 2011 y la región estaba cubierta de cenizas provenientes del volcán Puyehue. “Mis amigos y clientes comenzaron a probarla y les gustó, así que siempre pedían que haga más”, recordó. La primera cerveza que cocinó fue una Bitter, amarga y
con bastante lúpulo. “Recuerdo que no la tuve que tirar, salió bastante bien y nos la tomamos toda”, afirmó orgulloso. Luego cocinó una Porter y una Munich. También elaboró una Golden, la roja Red Ale y la Stout. Actualmente envasan seis variedades. La Munich Ale, de color dorado pálido, típico de las cervezas artesanales sin filtrar, con una espuma blanca y cremosa. Es de cuerpo firme y refrescante con aroma fresco a malta y lúpulo Hallertauer importado de Alemania. La Ale Dorada, de alta fermentación, color dorado pálido, es típica de las cervezas artesanales sin filtrar, con una espuma blanca y cremosa. Es de cuerpo firme y refrescante con aroma fresco a malta y lúpulo Fuggles importado de Inglaterra. También la Red Ale es de alta fermentación, original de Irlanda. De color rojizo con aroma fresco a lúpulo y sabor a malta acaramelada suave, de cuerpo firme y refrescante. También elaboran la Bitter, cerveza de estilo inglés, con una importante cantidad de lúpulo. Esta cerveza balancea la dulzura de la malta con el amargor del lúpulo. Tiene una inquietante complejidad de sabores, de cuerpo firme y seco con pronunciado aroma y sabor del lúpulo Fuggles. Las dos negras son la Porter y la Stout. La primera, un clásico estilo inglés, suave, cremosa y seca. Es de color negro intenso, notas frutadas y leve ahumado con un final de trazas de café y chocolate. La Stout es una cerveza de color negro muy intenso. Sabor a malta y muy lupulada, cremosa de espuma blanca y sabor seco. Fue su producto premiado. Además de los seis estilos tradicionales en verano también produjo una cerveza con trigo. En un futuro evaluarán si hace alguna cerveza saborizada, pero reconocen que constituye un producto diferente.
A fines del 2012, en el marco de la Beer Art local, presentaron sus cervezas IPA y Stout al concurso para cerveceros caseros, con la intención de que sean evaluadas. Y obtuvieron una medalla de bronce por su Stout. “Mi principal objetivo fue tener una evaluación de las cervezas a cargo de expertos, para escuchar su devolución y ver qué cosas podía mejorar en la elaboración”, explicó. Y las aplicó. En el 2013 obtuvo la medalla de oro, por la misma variedad. Las etiquetas en las botellas tienen una fotografía de la laguna Toncek, aledaña al refugio Emilio Frey, con fondo de las agujas Lechuza, Molar, Monge y Vecinal. Fernando Patagonia. Cerveza de los Andes
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explicó que en mayo del 2011 subió para conocer el refugio, un día feriado, con su hijo menor. “Llegamos por la tarde, la laguna estaba semicongelada y tomé la foto, que nos gustó mucho y constituye la base del logo de la marca. El nombre, ‘Cordillerana’, lo puso mi señora”, explicó Fernando. Es autodidacta. Asegura que no tomo cursos para elaborar cerveza pero si participó en cursos para cerveceros. “En particular asisto a los que se dictan en la UNC, para analizar y reproducir levaduras”, afirmó. “Yo conocía algo sobre levaduras utilizadas en la panificación y me enganche con los cursos que dicta Diego Libking”, dijo. También participó en un curso de evaluación sensorial de cervezas, que calificó como muy positivo, pues permite detectar errores cometidos en la elaboración. Su planta de producción, por cierto pequeña, cuenta
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con un laboratorio, salón de cocción, sala de fermentación y depósito de maltas y otros productos, donde también tienen la máquina para moler los granos. Todo luce ordenado y limpio, una planta modelo. Trabaja con levaduras importadas y destaca la pureza del agua local, que proviene de vertiente. Las levaduras las reproduce en el banco de la Universidad del Comahue, donde están las principales cervecerías de la ciudad. Envasa sus productos en botellas de 355 cc y de litro. Estas últimas son en su inmensa mayoría para los clientes del barrio, que llegan con el envase para el recambio. Los tanques son consumidos en cervecerías y las botellitas se venden principalmente en el Mercado Comunitario de Bariloche. La capacidad de la planta permite elaborar hasta 600 litros por mes. Cocinan con 100 litros y el fermentador es de 150. “Por ahora la demanda supera nuestra producción”, reconoció. En Semana Santa del año pasado, durante la Fiesta Nacional de Chocolate, tuvieron un stand en la feria artesanal de la calle Mai, donde vendieron toda su producción. “Ello fue un incentivo muy importante, ya que a la gente le gusto nuestra cerveza y también nos permitió juntar unos pesos para comprar nuevos insumos y mejorar el emprendimiento”, explicó Alejandra. Al principio del 2015 consiguieron la habilitación municipal, un trámite que la mayoría de los cerveceros reconocen como el paso más difícil del proceso fabril. El próximo paso será tramitar la habilitación de tránsito federal de la cerveza, para que pueda venderse fuera de la ciudad. Reconoció que aún no tienen capacidad para vender afuera, pero que los papeles suelen tardar tanto que es conveniente empezar los trámites con tiempo.
Del Viejita de Los Coihues
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odeada de vegetación, así luce la planta de elaboración de la cerveza “Del Viejita”, la primera en cocinarse en Villa Los Coihues. Su nombre es por el cerro San Martín, bautizado “la viejita” por los lugareños. El sector de cocción tiene un amplio ventanal hacia la naturaleza, donde Diego Insua y Raúl Díaz elaboran cerveza desde el año 2009. Son amigos y socios y envasan cerveza roja, rubia y negra, con recetas tradicionales pero cada una personalizada. “Si vos probas la negra, verás que es del estilo Porter, pero no es la clásica, tiene impronta local, que responde a nuestro gusto y también por los aportes de los clientes y amigos que la consumen”, explicó Diego, quien antes de comenzar la producción artesanal elaboraba cerveza casera en su casa. Raúl recordó que comenzaron una olla de 50 litros pero rápidamente la cambiaron por una de 250. El emprendimiento surgió como una fuente laboral y también para tomar con amigos. “Ahora ya trabajamos en forma más metódica y las cocciones se realizan más seguido, a medida que aumenta la demanda”, explicaron.
La primera cerveza que elaboraron fue una India Pale Ale, con la receta tradicional. Luego asistieron a un curso de manipulación de alimentos y a otro de análisis sensorial, pero a cursos específicos de elaboración de cerveza no. “Si consultamos a amigos más expertos y también bajamos info de internet”, explicó Diego, quien elabora cerveza desde el 2005. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Arrancaron embotellando en botellas de litro, modalidad que continua hoy con estricta devolución de los envases. “Nosotros solo podemos vender en las botellitas de 330 y 660, que entregamos a los clientes y son sin devolución. Pero la botella de libro la tienen que traer, nosotros no las proveemos”, explicó. Tampoco envasan en tanques. Solo en botellas, cerveza sin pasteurizar. Esto funciona muy bien y los clientes habituales del barrio tienen un stock de botellas en sus casas, que van rotando a medida que consumen la birra. “Nosotros también recepcionamos la opinión de nuestros clientes, que evalúan
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el amargor, el lupulado del producto, y a veces sugirieron cambios que resultaron positivos”, aportó Raúl. “Así, las tres variedades que ofrecemos, rubia, roja y negra, son un poco recetas propias, o mejor, recetas de Villa Los Coihues”, agregó Diego con buen humor. La roja es una derivada de la IPA, pero más suave, la negra más tipo Porter. No preparan cervezas saborizadas, cuyo estilo no comparten, y tampoco son frecuentes las de estación. “Hoy nos concentramos en estas tres variedades que tenemos, que tienen buena demanda y nos identifican”, afirmaron. Además, el propósito es consolidar el emprendimiento y ampliar la producción, pero sin diversificar demasiado. Llegan a cocinar 800 litros por mes en alta temporada y las botellitas ya llegan a algunos comercios de la avenida Los Pioneros, pudiendo comprarse en La Calendula, una despensa del barrio Melipal. Consultados sobre cómo ven el crecimiento de las cervecerías en Bariloche Raúl dijo que “sin duda es vertiginoso, hasta el buitre mayor, la cervecería Quilmes, instalará una nueva planta en Circuito Chico”. Aseguró que a diferencia de algunos otros emprendimientos que se desarrollaron bajo una moda, como pueden haber sido los video club, las canchas de paddle o las salas de metegol o billar, esta actividad se irá consolidando con el tiempo. “Lo más importante es que la gente ya sabe distinguir entre una cerveza industrial y una artesanal, y cada vez hay más público que opta por esta última”, evaluó. Ellos abastecen a mucha gente de Villa Los Coihues, quienes vienen a su domicilio y se abastecen. “Del Viejita”, la birra tradicional de Villa Los Coihues.
La intemperie
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omás Vilariño elabora cervezas en muy pequeña escala pero con muy buena calidad. Recibieron distinciones del grupo Somos Cerveceros y son muy ponderadas entre la gente de montaña, de la cual Tomás forma parte activa. El único problema que tienen es que cuesta un poco conseguirlas. Su nombre, “la intemperie” está relacionado con escaladas y ascensiones efectuadas por Tomás durante sus actividad como guía de montaña. No obstante, intemperie no se vincula con lo agreste, con el frío y las ocasionales dificultades que el ser humano tiene al aire libre. “Implica todos los estados de alguien que está afuera, a la intemperie, donde puede hacer calor y un lindo día o eventualmente hay viento y frío. Mis cervezas representan todas esas cosas”, explicó ante Visión Gourmet. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Una de las razones por las cuales Vilariño tiene tanta pasión por la cerveza pueden provenir de su bisabuelo alemán, cuyo apellido Link Tomás no usa, pero denota la herencia cervecera. Tampoco arranco su producción por lo comercial; por ello, en alguna medida, tarda tanto en producir una mayor cantidad. Los que tuvimos oportunidad de probar sus actuales cervezas constatamos su gran evolución, producto de constancia, estudios y esfuerzo. “En el 2003, cuando vine a vivir a Bariloche, comencé residiendo en el faldeo norte del cerro Otto, sobre Rancho Grande, donde el agua provenía de una vertiente. Uno de mis amigos, oriundo de El Bolsón, al enterarse de esto me dijo: ‘Así que vos tenes agua de vertiente, muy bien, vamos a hacer birra con ella´. De esa
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manera ingrese al mundo de la cerveza”, recordo, Tomás, uno de los tantos jóvenes que se radicó en la cordillera por su pasión por la escalada y el alpinismo. “Leopoldo Suarez hacia cerveza al estilo bolsonero, muy hippy, con extracto de malta, que se combinaba con el agua y levadura marca Mauripan, que se usaba para hacer pan y se vendía por cucharitas. Y también algo de lúpulo en pelet. Estos productos los conseguíamos en una dietética que se llama Verde Menta, en El Bolsón. Hacíamos un extracto muy condensado, en ollas de 20 litros, agregando un poco de azúcar a la malta. Esto se volcaba a un tambor de 60 litros, al cual se agregaban 40 litros de agua fría, la levadura y se dejaba fermentar. Al final le poníamos clavo de olor y nos lo tomábamos”, recordó sonriente. En el año 2005 se conectó con el grupo Somos Cerveceros y a partir de allí comenzó a elaborar cerveza en serio, con los productos tradicionales y las reglas de Guillermo IV. No obstante, la producción comercial se inició cuando se radicó en Villa Los Coihues y emplazó su pequeña planta de elaboración junto a su casa. Una tradición que tiene es hacer cerveza para su cumpleaños, el 26 de septiembre, oportunidad en que todos sus amigos e invitados lo alientan para que fabrique “mayor cantidad”. Villa Los Coihues tiene entre sus habitantes a numerosos climbers (escaladores), guías de montaña y andinistas, quienes lo convocaron para colaborar con la biblioteca del barrio, en un festival solidario organizado en la comarca. “Cada uno llevó algo para colaborar y yo llevé mis barriles con cerveza, que se vendió totalmente. Fue el puntapié final para que me decida a producir en forma comercial”, explicó. Después de ello concurrió al municipio para tramitar
la habilitación y así se conectó con la gente de Desarrollo Económico, para instalar correctamente el emprendimiento. Continua participante de dicho espacio cultural y comercial, donde organizan todo tipo de cursos y capacitaciones para pequeños microemprendimientos de Bariloche. Hace seis estilos, tres para el público en general y tres solo para Villa Los Coihues. Entre las primeras están la Patagónica Blonde Special, Patagónica Pale Ale y la Stout. La rubia es una Golden Ale, pero con lúpulos patagónicos, logrando una cerveza suave con sabor y aroma a lúpulos. La roja es una Pale Ale, pero con lúpulos locales, el estilo inglés de la Pale Ale embotellada. La Stout la elabora “a pedido del público”, con la receta clásica, Oatmeal, de avena inglesa, mereciendo una medalla de plata en el último certamen nacional de Somos Cerveceros, organizado en San Luis, octubre 2015. “A mí me agrada mucho más la Porter”, reconoce, pero las presiones son tantas que cocina la Stout. En el barrio le piden estilos más fuertes, que cocina a pedido, por lo cual elabora la Red Evolution, la Ambar Ale (una IPA con estilo americano, más suave que la original) la Porter (que bautizó Climber Porter). “No son muy alcohólicas, están balanceadas, pero muchos no logran pasar la segunda pinta. Los rudos montañeses se van a dormir”, afirmó sonriente. Por su cerveza Weizen, de trigo, estilo alemán, obtuvo una medalla de bronce de parte de Somos Cerveceros y la misma distinción logró en San Luis, por la Pilsen. “En Villa Los Coihues tenemos el mismo agua que en Pilsen, Checoslovaquia, por ello, mi cerveza Bohemia Pilsen fue ponderada por los jurados del certamen”, explicó. Detalló que embotella un 50 por ciento y el resto se vende en cornelius. Varias cervezas, todas Ale, maduran en los
Tomás con sus plantasde lúpulo. tanques y se carbonatan, antes de embotellar. Tomás es el primero de los productores cerveceros locales que planta su propio lúpulo, en el jardín de su casa. Las plantas crecen por el patio, sobre algunos alambres que instala y luego, en verano, en época de cosecha, puede usar algunos frescos, para estilos particulares de cerveza. “No obstante, el grueso los compro en El Bolsón”, reconoce. Participa en el grupo Somos Cerveceros desde el 2005 pero recién se asoció hace pocos años, pues ello tiene beneficios en los concursos, donde comenzó a participar. Se llevan a cabo una vez por año en diferentes ciudades, durante el primer fin de semana largo de octubre. Confía que algún año la sede sea Bariloche. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Die Brücke
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obre la calle principal de Villa Los Coihues, pasando el puente que cruza el arroyo Gutiérrez, se ubica la cervecería Die Brücke, que abrió sus puertas en diciembre del 2014. Es un excelente lugar para disfrutar de una buena cerveza, disponiendo el local una gran variedad de porrones elaborados en la comarca andina y también cervezas tiradas, made in Bariloche El lugar lleva el nombre por el puente aledaño pero también por el movimiento cultural que revolucionó el norte de Europa a principios del siglo XX, cuando un grupo de artistas generó una corriente intelectual que buscó traspasar las orillas del arte tradicional y hacer algo totalmente nuevo, rompiendo las estructuras establecidas y crear un puente con la humanidad. Se lo recuerda como el primer movimiento artístico expresionista. Y con solo traspasar la puerta de ingreso uno constata que se encuentra en un lugar con impronta y diseño artístico. El local, en dos plantas y con numerosos cuadros de pinturas sobre sus paredes, luce muy bien decorado. La parte inferior tiene dos barras cortas, una sobre la chopera y la restante en medio del salón. La parte alta permite que toquen grupos en vivo, algo poco común en los pub de Bariloche que lucen tan llenos que el único lugar para el músico sigue siendo la vereda.
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El emprendimiento es de Pablo Lohrmann y su esposa Silvina Damiano, artista plástica y responsable de la gastronomía. Obviamente fue la encargada de la decoración y ambientación del lugar. Pablo, analista de sistemas de profesión, llegó con su familia a Bariloche en el 2009. Inicialmente tuvo el local alquilado pero en el 2014 decidió que lo administraría, como una cervecería gourmet. Con muy buen criterio, diseñaron una carta corta, con picadas, pizzas, hamburguesas y postres. Cada plato lleva el nombre de un artista plástico y así se puede probar una hamburguesa Páez Vilaró, de garbanzos de soja con queso, queso azul, pepinos, tomates secos y lechuga, acompañados por un dip y papas o una pizza Antonio Berni, que viene con mozzarella, jamón crudo, tomates secos y aceitunas. Como acompañamiento para degustar cervezas recomiendo las brusquetas, que vienen en cuatro porciones y dos sabores, sobre pan casero. Son de mozzarela, queso azul, nuez y mozzarella; jamón crudo y tomates secos. Realmente muy buenas. Recomendable la tabla Molina Campos, que viene para dos o cuatro porciones, con jamón crudo y cocido, lomito y panceta ahumada, quesos Sardo, Tybo, Pategras y Especiado, brusquetas, dos dips, pepinos agridulces, tomates secos, aceitunas y pan casero. También hay tablas individuales y tablas solo de quesos. Si hay antojos de dulces se impone la copa Frida Kahlo, con helado de frutos del bosque y crema americana, crocante, frutos rojos y salsa de frutilla. Entre las cervezas tiradas comenzaron con Arroyo Blanco, que se elaboraba en Dina Huapi, y luego siguieron con Cordillerana y Nonik, que tienen en la actualidad.
En materia de botellas hay una gran variedad, me amino a decir la mayor que dispone una cervecería en Bariloche. Desde El Bolsón llegan Awka y Piltri y de El Hoyo, Chaura. Hay botellas Huemul de Lago Puelo y también los porrones Epulafquen, de Villa La Angostura, que envasan Mariana y Diego Sierra. Entre las locales ofrecen Cordillerana (de Villa Los Coihues) y Prosit, del barrio La Cascada. Frente al local se emplazan mesas y sillas para las tardecitas y veladas de calor, que invitan a salir al palio. Die Brücke, un puente que recomiendo cruzar para tomar una buena cerveza artesanal. Patagonia. Cerveza de los Andes
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6 Cervezas de El Bolsón Araucana
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raucana se posicionó como la segunda cerveza con mayor producción y venta en El Bolsón y sus botellas se pueden conseguir en numerosas ciudades de Argentina y también se tomaron en el exterior. La empresa liderada por Adolfo Acosta lleva más de doce años de trabajo y en el 2015 se relocalizó, mudando su planta e instalaciones desde el centro de El Bolsón a la ladera norte del Pirke, en el Polo Productivo El Radal, Lago Puelo. Las mudanzas en la vida de las cervecerías obedecen al crecimiento y es una constante en la gran mayoría de los emprendimientos que forman parte de esta guía. El síntoma denota progreso y confirma el auge que tiene el producto en la Patagonia Norte. Actualmente La Araucana se elabora en un amplio y confortable galpón, de 450 metros cuadrados, donde se distribuyen el sector de cocina, fermentado, madurado, embotellado, la cámara frigorífica y los depósitos de insumos y envases. Adolfo explicó que su actividad con la cerveza comenzó en Buenos Aires, a fines del milenio, cuando trabajaba como metalúrgico. “El objetivo de hacer cerveza nació por
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mi permanente motivación de experimentar y producir algo nuevo; la hacía con mi hermano y mi viejo y cocinábamos de a 20 litros”, dijo. En plena crisis económica se mudó con su socia, Claudia Aranda, a El Bolsón, donde siguió trabajando en su profesión, ya sea haciendo mantenimiento de instalaciones y reparaciones, soldadoras, etc. “En un determinado momento me di cuenta que al estar en la capital del lúpulo y donde se hacía cerveza podría mejorar mi técnica y lograr hacer un mejor producto. Pero vi que no era así. Si bien se hacía cerveza, los sistemas eran muy básicos y salvo excepciones, la cerveza no lograba ser de mi agrado. Así, en el 2003, decidí hacer mi propia cerveza y mostrarla, compartirla con la gente. Y vi que tenía razón, la cerveza gustó y a partir de ese momento no pare la producción”, recordó. “Nosotros siempre hicimos cervezas tradicionales, con los estilos clásicos, y por ello, en busca
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de la calidad, tenemos tantas variedades Lager. Solo usamos cebada malteada o trigo, y apuntamos a un producto de calidad. En esos años casi no se conocía la cerveza roja, todas eran rubias, negras o frutadas. Siempre decarbonatamos en botella (así la cerveza tiene una segunda fermentación) y el gas que tiene la cerveza es propio de la levadura, no lleva gas artificial. El producto siempre fue muy bueno, cuidado y los comerciantes me pedían que les venda”, detalló. Reconoce que no participó de cursos pero si investigó mucho en internet, donde hay abundante material sobre cómo hacer los diferentes estilos de cerveza. “Allí desarrollé un protocolo para cada estilo, especificando como se elabora, su motivo, las características básicas, etc. pero todo adaptado a la Argentina. Constaté que a diferencia de Europa, donde la cerveza es una bebida de la gente, acá la cerveza se toma según la moda creada por las marcas industriales; fría y con poco sabor. En Europa se toman a temperatura ambiente, sin gas y la birra es elaborada más a gusto de cada lugar”, explicó en diálogo con Visión Gourmet. A semejanza de muchos cerveceros en la Comarca Andina comenzó a vender en la feria artesanal, pero lo hacía en chop, con cerveza tirada, en dos choperas que el mismo construyó. “Fue algo nuevo, se formaron largas colas. Los comerciantes del pueblo también la probaron y pedían que les venda para sus restaurantes o confiterías”, explicó. Pronto comprobó que las ventas en la feria terminaban a fin de febrero y había que esperar hasta el año siguiente para lograr un nuevo ingreso. “Comenzamos a priorizar la venta en comercios y dejamos la feria. Alquilamos el galpón de la calle Roca, donde estuvimos 7 años. Yo diseñé las ollas, los maceradores y fermentadores, con sus cañerías. Pasamos de
cocinar 300 a 700 litros por vez”, explicó. Para confeccionar la construcción de los tachos y equipos convenció al hijo de un metalúrgico, que tenía las herramientas adecuadas, quien le fabricó las ollas. “Aprendió bien y luego le construyó tanques similares a otros cerveceros locales, para que me hagan la competencia”, bromeó. Hoy Nahuel, radicado en El Hoyo, elabora “tachos” para numerosos cerveceros de la Comarca Andina. La cerveza Araucana, cuyo nombre hace mención a la región de Araucanía, obtuvo un reconocimiento muy importante en Estocolmo, Suecia. Adolfo recordó que un comerciante de cerveza, quién trabaja con varias marcas, les compró algunas cajas y las exportó a Estocolmo, donde fueron a parar a manos de un negocio que trabaja con cervezas de todo el mundo. Allí, fueron probadas por expertos y aparecieron muy bien posicionadas en un ranking internacional. “En el 2008, uno de mis hijos, quien vive en Europa, me informó que mire la página oficial del certamen, donde mi roja Dopelbook aparecía en el segundo lugar, detrás de una cerveza alemana, entre 17.000 cervezas. La Bock figuraba en el puesto 700, también entre miles. Fue una gran sorpresa, pero también una alegría, pues las cervezas fueron evaluadas por expertos, sin que promovamos nada”, explicó. Dijo que las exportaciones cesaron, pues los precios argentinos dejaron de ser sustentables en Europa, que había pasado por su crisis y no estaba dispuesta a pagar los elevados costos que significa elaborar algo en Argentina. Pero el reconocimiento quedó y le confirmó que sus birras, son buenas. “Hoy estamos tratando de aumentar nuestras ventas con barriles, que son más rentables que las botellas. Es muy
difícil conseguir buenas botellas y menos aún buenos precios. Nosotros apostamos desde un principio a las botellas de medio litro, color verde, que también es una particularidad de Araucana y logramos la exclusividad en Patagonia sur. Utilizamos maltas de la provincia de Buenos Aires y lúpulos de El Bolsón”, detalló Adolfo. En el 2007 Araucana comenzó a envasar la cerveza Dragón Verde, variedades Ale, que apunta a la categoría premium. Su nombre proviene de la saga de Tolkien, donde los personajes del Señor de Los Anillos terminan festejando y tomando esa cerveza. Se elaboran tres variedades: Golden Ale, Red Ale y Draught Stout, todas en botellitas de 355 cc. En El Bolsón Patagonia. Cerveza de los Andes
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Claudia y Adolfo en la nueva planta.
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Dragon Verde se vende en el pub Rowan y también se pueden probar en Los Lúpulos, en el ingreso a la feria de Los Pioneros. A partir de ese año la cerveza Araucana comenzó a presentarse en el oktoberfest de Villa General Belgrano, en Córdoba, junto a las cervezas artesanales más importantes del país. “Es un desafío importante, pero llevamos 9 años participando,” explicó Adolfo. Comenzó haciendo rubia y rojiza y luego la Book. Después vino la rojiza fuerte, la Dopelbook y más tarde las de trigo, una rubia y otra negra, esta última una variedad escasa, que muy pocos hacen. Ellos son los seis estilos Lager de Araucana.
La rubia de trigo tipo Weizen es dorada, algo pálida y opaca, de espuma corta y aromas caramelizados suaves. En boca es medianamente fresca, con cierta acidez. Simple pero disfrutable. Tiene un graduación alcohólica del 4.2 % y es ideal para tomar luego de realizar un trekking por El Bolsón. Rubia Lager. Es la cerveza más consumida de Araucana. Una lager Pilsen, dorada sin filtrar y tiene buena espuma, muy blanca. En boca resalta su sabor acaramelado y tiene algo de acidez, que la hace refrescante. Roja tipo Pale o Irish Ale. Es una cerveza muy bien lograda, fresca, frutada e intensa. Su color es ámbar con reflejos rojizos brillantes, tiene buen cuerpo y espuma cremosa. En boca es refrescante, con un amargor final agradable. Alcohol al 5.3 %. Roja fuerte tipo Red Strong o Oktoberfest. Se destaca por su alta graduación alcohólica (9.2 %) y tiene un color cobrizo oscuro, algo turbio, con buena espuma, blanca y persistente. En boca es expresiva y con buen cuerpo, esto es, está bien ensamblada. Ideal para tomar durante las comidas. Negra de trigo tipo Weizen Dunkel. Si bien las cervezas de trigo en general son rubias, Araucanía envasa esta variedad, con 5.7 % de alcohol, de color marrón muy oscuro, con reflejos negros. Tiene poca espuma. No logra ser refrescante, como son las rubias de trigo y tampoco intensa como las negras habituales. Negra tipo Bock. De color oscuro, negro, con una graduación alcohólica del 7.2 % y espuma muy blanca. En boca despliega una complejidad interesante, con algo de chocolate, leve acidez y notas a café suaves. Con un color marrón típico de esta variedad se destaca su sabor frutado. El tostado de las maltas es suave.
Awka
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uando uno observa el porfolio de productos que ofrece la cervecería Awka percibe que se trata de una cerveza especial. Ello se confirma con recorrer la planta y sobre todo al tomar las cervezas, varias de ellas de calidad premium. Pablo Ciari, quien las elabora, no solo es un apasionado por la birra, también es un estudioso y un cervecero a quien le gusta elaborar productos exclusivos. Hay cervezas que pasaron por barricas de roble, productos que se ofrecen en botellas tradicionales de vino espumante y sabores que supieron esperar pacientemente varios meses en un depósito climatizado antes de ser destinadas a la venta. Son cervezas para compartir un momento diferente y disfrutar de una exquisita birra patagónica. Estos productos por ahora solo se venden en El Bolsón, pero vale la pena ir hasta allí y degustarlas. Pablo comenzó a cocinar cerveza en el 2006, para consumo personal, con un equipo de 30 litros. “Mis amigos me alentaron a que produzca un poco más, pues no duraba mucho y así compré una olla de cien litros, un fermentador y un poco más de tachos para que madure”, explicó. Uno de sus amigos, Pablo Quiroga, es el titular de la vinoteca y tienda gourmet Alma, donde comenzaron a venderse sus productos. Y obviamente aún se venden y donde recomendamos concurrir, pues no solo tiene estas cervezas, hay una gran variedad de buenos productos. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Awka se vende en el Patio Cervecero y hay growlers para rellenarlas.
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Awka significa “rebelde” en lengua mapuche; es fácil de pronunciar y recordar y por ello la cerveza se bautizó así. También refleja el carácter de su productor, quién se rebela a repetir las birras tradicionales y busca algo más. No en vano sus productos nunca se vendieron en la feria. En el verano del 2013, además de la vinoteca y algunos restaurantes, comenzó a colocar sus productos en el Patrio Cervecero del centro de la ciudad. La respuesta fue positiva y el verano pasado a duras penas lograba satisfacer la gran
demanda que tienen sus cervezas. “Solo envaso lo que me gustaría tomar”, sostiene. Son cervezas fuertes, las más robustas dentro de cada variedad, pero sin salir de su rango de estilo. Envasa cuatro estilos rubios, la Kölsch, Honey, Tripel y una con especias, Belchan Blonde. Hay dos negras, estilo Porter y una Oatmeal Stourt (de avena) y otras dos rojas, la Scotch y Dubbel. También envasan India Pale Ale, Brown e Irish. Todas en botellas de 660 y algunas en 355. No obstante, de su producción el 70 por ciento va a choperas, en el Patio Cervecero. Las tiradas Tripel, Kolsh e IPA, son las más demandadas. En materia de cervezas especiales se puede destacar la Tripel, “triple belga”, una variedad creada en el monasterio trapense de Westmale, donde se usaba como alimento en los largos períodos de ayuno que realizaban los monjes. De color dorado y aroma complejo, con sabor ligeramente picante, es una birra con notas frutadas, espuma blanca y duradera. Se elabora con maltas Pilsen, Pale, Munich y trigo, con lúpulos Kent Golding y Saaz, que logran un alcohol de 7.8 y 37 IBUS, La Kölsch se hace con la receta alemana, que se caracteriza por ser limpia, de cuerpo medio y leve sabor frutado producto de su fermentación. Su moderada maltuosidad y firme lupulado dan una cerveza refréscate e intensa. Se elabora con malta Pilsen y trigo, lúpulo Saaz, con 5.9% de alcohol y amargor en 21 IBUS. En enero del 2015 trabajó a destajo y realizó 26 cocciones en el mes, casi una por día. La principal demanda provino del Patio Cervecero. “Una cocción lleva 8 horas de tiempo, ya sea en una olla de 100 o de 500 litros. Con demanda grande, conviene tener tanques de mayor volumen”, explicó. Por ello,
y ya que dispone de un amplio lote familiar, construye su nueva planta. Para fin de los años 2013 y 2014 elaboró cervezas que pasaron por barricas de roble. Lamentablemente en el 2015 no hay, pues con las obras del nuevo depósito, la ampliación de la planta y el nacimiento de su hijo, no quedó tiempo. La primera partida, de la cual ya no hay botellas para la venta, fue estilo intermedio entre la Cuadrupel y la Barley Wine. Llevó seis maltas: Pilsen, Münich, Caramelo 60, Biscuit, Malanoidina y Special B. El lúpulo usado fue Kent Golding. Fue una receta propia, un tanto compleja. “La cocine y salió bien y estuvo tres meses en guarda en botella”, explicó. Aquí es importante destacar que estas botellas (idénticas a las que se usan para el champan) Pablo las mantiene en un depósito especial, con paredes de ladrillos de barro, donde la temperatura no supera los 18 grados pero tampoco baja de 10. Un verdadero sótano. Se descorcharon para fin de año resultando un producto delicioso. Alcohol 9.5 %, 35 IBU, con gran espuma y densidad. Fue servida en copas tulipa a temperatura entre 10 y 12 grados. La del 2014, que Visión Gourmet tuvo el gusto de probar, es una típica Cuadrupel. Llevó 80 días en barrica de roble francés que previamente tuvo vino chardonnay orgánico y luego al menos 30 días en botella en el depósito atemperado. Se usaron maltas Pilsen, Caramelo 60, Special B y trigo. El lúpulo fue Hallertauer. El resultado, en este caso damos fe, resultó fantástico. No en vano la Cuadrupel es considerada la cerveza más fuerte elaborada en las Abadías trapenses. Con 10 % de alcohol y 28 IBUS, es una cerveza con notas de ciruela y uvas pasas, sabores a fruta y vainilla. Con espuma abundante, cremosa y persistente, color rojo rubí intenso y un exquisito
aroma que prepara a los sentidos para disfrutar en plenitud todas las virtudes de esta excelente cerveza. El futuro de Awka promete ser importante. Ya construyen su nueva planta, en terrenos propios del centro de El Bolsón y también proyectaron su propio patio cervecero. Por lo pronto, para el 2016, Pablo prometió volver a envasar su exclusiva birra de fin de año. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cervezas El Bolsón
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uan Carlos Bahlaj fue el primero en elaborar cerveza artesanal en El Bolsón y también es considerado pionero en Argentina. Sus productos son reconocidos en todo el país y el mismísimo Michael Jackson decidió viajar a Sudamérica para probarlas, junto a las de Blest, en 1998. Gracias a Juan Carlos, la “Capital Nacional del Lúpulo” también es sede de la primera birra artesanal elaborada en Argentina, la cual, hoy en día se distribuye por toda la Patagonia y otras ciudades del país. Tiene 13 variedades embotelladas en porrones de 355 y botellitas de 660. También se vende en cornelius y barriles. Bahlaj comenzó a elaborar sus primeras cervezas en 1984, el año recordado por la gran nevada. A partir de allí no paró, llevando de esta manera más de tres décadas mezclando agua, malta, lúpulo y levadura. Su inicio fue idéntico al de la mayoría de los mortales, en ollas pequeñas, para consumo personal y de los mochileros y turistas que paraban durante el verano en su camping, situado a la vera de la ruta de ingreso a la ciudad. También la vendía en la feria artesanal. A partir de 1987 la cerveza obtuvo los permisos bromatológicos correspondientes y extendió la comercialización a toda la región. En 1992 obtuvieron la habilitación nacional, como fábrica de cervezas y sus productos llegaron a decenas de ciudades. El progreso fue continuo y a partir de 1997 su cerveza de barril, sin pasteurizar, se elabora con un sistema de cadena de frío que hace que llegue a su destino tal
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y como es ofrecida en el brew pub situado en el camping o en las cervecerías del centro de El Bolsón. Durante la primavera del 2015 tuve el gusto de volver a charlar con Juan Carlos, quien había superado un difícil momento comercial y familiar y pudo reencausar su empresa. Aquí, un resumen de lo que hablamos. ¿Cómo ves esta masificación en la fabricación de cerveza artesanal? -“Veo cada vez más cerveceros y también, mejores cervezas. Esto nos obligó a todos a mejorar, ya que cada día se hacen más litros y mejores productos. Hoy todo evolucionó y se puede hacer cerveza mucho más fácilmente que hace 30 años. Se consiguen todos los insumos, la tecnología y hay decenas de cursos para aprender y capacitarse. Eso no solo beneficia a los jóvenes, también es beneficioso paro los que llevamos años trabajando, pues todo es más accesible”. Pese a la competencia, las cervezas tradicionales se mantienen... -“Hacer cerveza no es solo un negocio. Es también una pasión, la mayoría de los productores somos apasionados y nos gusta tomar buena cerveza. Pero, esto también debe ser un emprendimiento comercial. En general se ven los que hicieron las cosas bien, no se ven los que no lograron instalarse en el mercado. Es cierto que las marcas tradicionales se mantuvieron, pero también muchos nunca llegaron a imponer sus productos”. En materia de proyección, cada emprendedor fija sus techos.
Evaluación de la cerveza El Bolsón manuscrita por Michael Jackson Patagonia. Cerveza de los Andes
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-“Yo creo haber llegado a donde me propuse, no quiero aumentar mi producción ni la fábrica. Así estamos bien, hay que mantenerse”, evaluó. No obstante, reconoció que hay algunos emprendimientos que crecieron mucho. “Quilmes alguna vez también comenzó y fue un emprendimiento chiquito”, bromeo. Ustedes fabrican varias cervezas especiadas ¿se venden bien? -“Las que están, se venden en forma sustentable. Pero también ofrecimos algunas variedades que no se vendieron y dejamos de hacerlas. No todo lo que envasamos gana el mercado. Si se consolidaron las cervezas con frutilla, frambuesa, la de miel, pero otras no.” ¿Cómo vez la regulación del mercado cervecero por parte del Estado? -“Los controles persistentes del Estado en general hacen mal a cualquier productor. El mejor control es el que hace el consumidor y también el que debe hacer el fabricante. No creo que alguien pueda vender una cerveza que no esté buena ni sea saludable. Yo creo que el que más se controla es el propio cervecero y en segundo lugar está el consumidor, el cliente.” A su criterio, el Estado puede controlar una habilitación comercial, un diseño de instalaciones y punto. El resto escapa a sus incumbencias y cuando se pretende controlar lo incontrolable, en general se perjudica al emprendedor. Juan Carlos se mostró abierto a la competencia y a los nuevos emprendimientos. No se mostró favorable de
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“proteger” a los cerveceros locales e impedir que lleguen productos masivos. “Si se protege demasiado una actividad o un emprendimiento, se le impide fortalecerse y valerse por sí mismo. A lo larga, se lo convierte en dependiente del subsidio, de la protección”. ¿Te molestaría que Bariloche sea la Capital Nacional de la cerveza? -“En absoluto. Esas cosas se consiguen con gestión, apoyo político y objetivos comunes del grupo promotor. No significa que allí se haga la mejor cerveza. Bariloche creció mucho en materia cervecera y si organiza una gran fiesta, si quiere ser la capital nacional, y lo consigue, no me molesta en absoluto. Además, ¿en qué me podría afectar?” Recordó que en otros lugares también cultivan lúpulo, pero los de El Bolsón son los más pedidos por los cerveceros artesanales. La comarca Andina organiza anualmente su Fiesta Nacional del Lúpulo. Juan Carlos nunca la sintió como la fiesta de los cerveceros locales. “No se da, pues la gente tiene otros intereses, otros objetivos, y nunca priorizó eso. Se consumen cervezas industriales. Es así, y tal vez esté bien si la mayoría está conforme y se divierte,” señaló. ¿Cuántas cervezas artesanales hay en la Comarca Andina? -“No sé exactamente, ya perdí la cuenta. Creo que unas 20, pero muchos emprendimientos son muy pequeños, a cargo de una sola persona, y elaboran cerveza únicamente durante el verano”.
¿Qué cerveza te gusta tomar más? “Depende de los momentos y de los días. Si evalúo las mías, depende de que partida. Hay algunas que debo reconocer salen muy buenas. En general tomo más cerveza rubia y de trigo, como incorporación de líquido y por su baja graduación. Pero también es bueno tomar una negra de invierno. Depende del momento”. Asegura que nunca ocultó secretos para elaborar sus cervezas. “Todos los que trabajaron con nosotros aprendieron los procesos y en la práctica hoy en día yo elaboro y cocino muy poco. Hay gente joven que lo hace y muy bien. Aplican lo tradicional pero también hay lugar para lo nuevo”. Explicó que entre sus proyectos actuales está consolidar la cerveza para celíacos. Ya había comenzado a elaborarla hace algunos años, pero luego el proceso se discontinuó. Utiliza una cebada malteada especial, que mandó a analizar a un laboratorio en Córdoba. Dijo que previamente la hacían con trigo y llegaron a envasar una rubia, otra negra y una frutada. Esta cerveza la pueden tomar las personas celíacas y obviamente todos los demás. El Bolsón envasa 13 variedades de birra, 6 de ellas saborizadas y una solo con malta, sin alcohol. Las tradicionales, que se pueden adquirir en botellitas de 355, 660 y tanques de 17, 40 y 50 litros, son la Pilsen tradicional, con fermentación Lager, de color dorado, 5.2 % de alcohol y equilibrio de aroma y sabor. La negra extra, tipo Bock, tiene alcohol al 6.2 % y color oscuro debido al tostado de la malta. Buen cuerpo y dulzura. La roja, tipo Ale, es una cerveza de color rojizo, buen cuerpo pero baja graduación, apenas 3.9 %.
También envasan una negra ahumada, tipo Rauchbier Bamberg, que se elabora tostando la malta con leña del bosque en forma directa, al viejo estilo europeo, logrando un producto diferente, con 6.2 de alcohol. Otra variedad exclusiva es la negra de invierno, una triple Bock, con buen alcohol, 9 %, cremosa, de gran cuerpo, espuma consistente y color muy oscuro. Asimismo elaboran una de trigo, tipo Weizenbier, clásico estilo alemán, que en este caso hacen con trigo orgánico cultivado en el Valle de Epuyén. De sabor intenso, muy espumosa y menos lupulada, con la turbidez propia de una cerveza sin filtrar, es una birra ideal para el verano. Entre las saborizadas hay con frambuesas, cerezas, cassis, ají picante, chocolate y miel. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cerveza Otto Tipp
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tto Tipp fue el primer poblador en elaborar cerveza en El Bolsón y lo hizo a partir de 1904, cuando llegó desde Chile. Otto fue un inmigrante alemán, quien arribo a la zona con rizomas para cultivar
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lúpulo y con él empezó a elaborar cerveza rubia. En el año 2001 José Bonfanti comenzó a elaborar cerveza en su casa, para tomar con amigos y su esposa, Mónica Milohanich. El producto gustó y rápidamente lograron cuatro
variedades: roja, rubia suave, negra suave y una de trigo. Instalaron su pequeña fábrica y bautizaron la cerveza en homenaje a quien fue su primer productor. Ella es contadora y él licenciado en administración, lo que permitió que el proyecto tenga un sólido respaldo en los números. Construyeron el local donde fabrican la cerveza, en Islas Malvinas y Roca, y luego anexo su brew pub. En ese entonces surgieron varios emprendimientos cerveceros en la ciudad, donde la cerveza El Bolsón era la única comercial. La elaboración de la cerveza le demandaba muchísimas horas de trabajo, lo cual motivó que abandone otras tareas y se concentre en la birra. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Los cuatro estilos se mantienen hasta hoy con el agregado de una negra y otra roja, fuertes. Todas se hacen con fermentación Ale. José explicó que es autodidacta y que el primer curso, sobre levaduras, dictado en la Universidad Nacional del Comahue, lo realizó recién en el año 2014. Para cocinar tiene una olla de 450 litros y luego varios tanques fermentadores y para maduración. También tienen máquinas para embotellar la cerveza y para etiquetar las botellas.
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La elaboración es la a vista y la cervecería permite visitas guiadas de turistas y grupos, siendo la única en su tipo en la región del Paralelo 42. Cuando llegan las visitas, Carlitos explica sintéticamente como es el proceso y luego todos son invitados con un vasito de cerveza tirada, a manera de degustación. No falta una amplia estantería, con todos los productos y varios artículos de merchandising para comprar. En el exterior del local crece una planta con lúpulo. José explicó que en su momento también se encargaban del brew pub y su gastronomía. “Pero era demasiado trabajo y no nos podíamos ocupar de la fábrica como corresponde”, recordó. Dijo que por ello, con Mónica, decidieron alquilarlo, pero con la condición de que allí se continúe vendiendo la cerveza Otto Tipp. Hoy el restaurante se llama “A Gusto”, es administrado por Zulema y tiene buena gastronomía. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Piltri
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a cerveza Piltri, que lleva el nombre de la montaña aledaña a El Bolsón (el cerro Pitriquitrón), se elabora sobre su ladera oeste, la que mira hacia el valle y la ciudad. Se emplaza en Villa Turismo y para llegar se puede subir por el camino de acceso principal del cerro, en dirección a las cabañas Paraíso. En la esquina del complejo, está la calle Pitio, donde se dobla hacia la derecha, unos 200 metros. Justo
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antes del vado del arroyito, un camino hacia arriba lleva a la cervecería. Laura Garaycochea, titular del emprendimiento, comentó a Visión Gourmet que comenzó a elaborar cerveza con su ex pareja, Marcelo, en el año 2002, básicamente porque les gustaba tomar buena cerveza. “Tenemos agua de vertiente, hay lúpulo, mucho espacio, así que no había excusas”, afirmó sonriente. Recordó que comenzaron a cocinar una cerveza rubia, sin estilo definido, a modo de prueba y error. Lograron obtener la habilitación municipal en el 2003 y así comenzaron a elaborar también una variedad roja y luego la Porter, negra. La venta comenzó en la feria artesanal de El Bolsón, en botellitas de 355. El nombre surgió en forma espontánea, en honor a la montaña de donde proviene el agua. Laura arribó a El Bolsón a principio de los años noventa, proveniente de Villa del Parque. El emprendimiento se emplaza en un lugar privilegiado, con una hermosa vista panorámica hacia el valle del río Quemquemtreu y los cerros Lindo, Alicia y Perito Moreno. Actualmente continúa al frente del emprendimiento, siendo el brew master su socio Guillermo Ruesta. Sus cervezas se venden en la Comarca del Paralelo 42 y también en Bariloche, Esquel, Neuquén y Buenos Aires. La mayoría son envases de 355 pero en el 2014 se agregaron las botellas de 660. Todas las botellas se envasan y etiquetan en forma manual. Las etiquetas lucen una imagen del cerro Piltriquitrón. Las cinco variedades son: Blonde Ale, Golden Strong, Red Ale y las negras Porter y Stout. Las dos rubias se elaboran con cebada malteada y tostada,
siendo la Blonde Ale con 4.8 % de alcohol y la rubia fuerte con 7.8%. La Red Ale es una roja fuerte con 6.5 por ciento y color característico de la variedad. Las dos negras, Porter (8 %) y Stout (4.5 %) también se envasan sin filtrar y la segunda fermentación se realiza en botella. Piltri tiene amplias instalaciones y cámaras de frío donde guardan los cornelius, en cuyo interior, al igual que en las botellitas, tiene lugar la segunda fermentación. Guillermo explicó que no elaboran cervezas de trigo para comercializar, si hicieron alguna para tomar. Previamente trabajó en Salud Pública y hacía cerveza casera, siendo la Piltri su primera producción artesanal. Realizó curso y continua perfeccionándose, “pues nunca se aprende todo”, dijo. Confiesa que los cinco estilos que hace le gusta tomarlos. También prefiere usar productos nacionales en la elaboración, en particular el lúpulo Cascade, que tan bien resultado logró en la comarca del Paralelo 42. Tampoco reutilizan las levaduras, pues con una correcta limpieza de los fermentadores se puede elaborar la nueva partida, de 400 litros, con poca cantidad. Tampoco elaboran cervezas saborizadas. Guillermo explicó que durante el verano, en la feria suelen vender una cerveza con frutas, pero solo de vaso. “Es otro producto”, afirmó. Reconoció que el agua que tienen es el principal factor de éxito para la birra. Tienen 6 fermentadores de acero inoxidable de 600 litros, y cuatro de 350, que este verano serán cambiados. Los tachos y las ollas fueron confeccionadas por Nahuel, célebre metalúrgico en la zona. Consultada sobre su visión acerca del gran auge que tiene la cerveza artesanal, Laura dijo que “es una evolución
muy interesante, yo creo que todos deberían hacer cerveza artesanal y con ello se terminaría la industrial”. Cree que el mercado da para todos los cerveceros artesanales y siempre hay lugar para uno más. No obstante, recalcó que “es importante que se haga buena cerveza, pues es muy malo para nosotros si un productor envasa un producto deficiente, pues la gente no dice tal marca es mala, generaliza con que la cerveza artesanal es mala”. La planta de Piltri permitiría duplicar su producción, pero Laura estima que ello demandará más personal y más trabajo. “También hay que tener tiempo para estar tranquilo y disfrutar del paisaje, afirmó. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Rupestre
del 2001, buscando nuevas alternativas de vida, lejos de la gran ciudad. “Pero nosotros ya venimos con la idea de hacer birra, para lo cual Gabriel hizo cursos y se vinculó con proveedores en Buenos Aires”, explicó Paula. Al comenzar el emprendimiento comercial se equiparon con ollas de 100 litros, que pronto pasaron a los 200 y hoy ya son de 500. También los fermentadores fueron aumentando su volumen. La mayoría de los tachos fueron elaborados por Nahuel, en El Hoyo. La planta de ubica detrás de su vivienda y la totalidad del trabajo está a cargo de ambos emprendedores. Paula explicó que la habilitación nacional se logró poco tiempo después de la municipal y de esa forma sus porroncitos
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uando uno toma una botellita de cerveza Rupestre lo primero que impacta es el diseño, ya que resalta una persona típica de las pinturas rupestres sosteniendo un chop de cerveza en su mano. Y en el formato completo del logo, esta persona está sentada sobre un barril de cerveza. Sin duda un diseño magnífico de marca y que preanuncia un buen producto. La presente cerveza artesanal es elaborada por Gabriel García y Paula Verónica Velasco, pareja y socios en el emprendimiento definido como micro cervecería familiar. Su planta se emplaza en Jose Hernández 746, donde trabajan desde el año 2003. Previamente Gabriel había tomado algunos cursos para elaborar cerveza, en la ciudad de Buenos Aires, y también había comenzado a cocinar con los clásicos equipos caseros de 20 litros. Los roles están claros: Gabriel elabora la birra y Paula se encarga de las ventas y la administración. Al igual que numerosos cerveceros de la Comarca Andina ambos llegaron a la cordillera después de la crisis económica
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comenzaron a viajar y ser consumidos en otras ciudades. Paso a paso, la planta fue creciendo y anexando nuevas superficies cubiertas. Paralelamente Gabriel continúa estudiando sobre cervezas, un tema que además de lo laboral lo apasiona. El productor explicó que su cerveza está hecha de manera artesanal y natural, sin aditivos ni conservantes. Desde que se cocina, hasta que el gas carbónico se genera y la levadura madura en el envase, pasa un mes y medio. “La pequeña producción que elaboramos hace que podemos seguir de manera personalizada cada botella y así obtener los aromas y sabores propios de esta verdadera cerveza artesanal”, afirmó. Elaboran tres variedades, rubia, roja y negra, y todas tienen una baja graduación alcohólica, del 4.4 al 4.7 % de alcohol. Se envasan en porrones de 350 cc y tapa corona. Patagonia. Cerveza de los Andes
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tiene una graduación alcohólica de 4.7 %. Contiene agua, cebada malteada, azúcar, lúpulo, levadura y gas carbónico natural. La roja, Red Ale, también es suave, con notas de chocolate y alcohol al 4.7 %. Es cremosa, untuosa, con buen final en boca, redonda, persistente. Dada su estructura es ideal para acompañar carnes de cerdo. Contiene agua, cebada malteada pálida y caramelo, azúcar, lúpulo, levadura y gas carbónico natural. Por su parte la negra Stout, es muy intensa y expresa su cuerpo claramente en el paladar. Con fuertes notas de café tostado y chocolate amargo, es cremosa y suave. Contienen agua, cebada malteada pálida y chocolate, azúcar, lúpulo, levadura y gas carbónico. Además de las tres variedades tradicionales hacen rubia con enebro y cerveza de trigo, muy Son consistentes y de espuma intensa. Al vaciar la botella se denota sedimentación, propia de la carbonatación natural. Si observamos el vaso en reposo notaremos su brillantez y transparencia, lo cual es síntoma de frescura y vivacidad. La cerveza rubia, Pale Ale, tiene personalidad, es fresca e intensa, de paladar chisporroteante. Fácil de tomar, ligera,
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demandadas en verano. Rupestre forma parte de la cooperativa cervecera del Paralelo 42 y además integra el grupo que vende su cerveza en Dagda (Bariloche) y el patio cervecero que se ubica en la feria franca de El Bolsón. Allí hay oferta de porrones, cerveza tirada y picadas de quesos y fiambres. Patagonia. Cerveza de los Andes
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7 Cervezas de Lago Puelo
Cerro Negro
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a planta de elaboración se emplaza en un paraje idílico, en la Chacra 1 de la Parcela 40 de Lago Puelo. Para llegar hasta allí se toma la ruta que parte del pueblo hacia el lago y tras superar dos kilómetros divisamos un cartel sobre la margen derecha (oeste) y a pocos metros se debe desviar a la izquierda, al camino de tierra. Recorremos 400 metros y otro cartel nos indicará que debemos doblar a la izquierda. Al final del camino, llegamos a la cervecería Cerro Negro. Alejandro Di Si es el titular y encargado de elaborar las cervezas en una moderna planta cervecera, cuyo salón de cocción se observa desde el exterior, pues está vidriado. Las construcciones y el entorno son bellísimos. Un lugar ideal para
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tomarse unas cervezas, disfrutando de la naturaleza. La microcerveceria se ubica en un lote parquizado donde también hay un stand de venta y degustación. Elaboran 7 variedades de cervezas y todas se embotellan. Durante el verano, es posible disfrutar de ellas tiradas desde la chopera en el stand frente a la planta. La Dorada Patagónica es una Golden Ale, con apenas 3.5 % de alcohol, color dorado profundo y brillante y aroma moderado frutal. Es una cerveza fácil de beber de cuerpo medio, malta Cristal y Caramelo, con 15 IBUS aportados por las variedades Cascade, Mapuche y Traful de lúpulo. La IPA tiene alcohol al 5.2 %, color rojizo medio y 45 IBUS, aportados por los lúpulos Victoria, Nugget, Cascade, Patagonia. Cerveza de los Andes
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Cerveza Entre Bosques
Mapuche y Traful. Se elaboró con maltas Pale Ale y Caramelo y trigo malteado, siendo una cerveza amarga y lupulada, moderadamente fuerte. También envasan una variedad roja, la Irish Red Ale, de 4.6 % de alcohol, color rojizo profundo, siendo una cerveza marcada en la malta con un dulzor inicial y tostado final.
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Se elabora con cinco variedades de malta y lúpulos Nugget y Traful, que aportan 25 IBUS de amargor. En materia de negras encontramos la Porter, de 4.2 %, de color marrón oscuro y reflejos rubíes, con aroma moderado a maltas tostadas, fondo a nuez y suave chocolate. Logra 20 IBUS, con lúpulos victoria y Spalt. La segunda cerveza oscura es la Irish Dry Stout, también con 4.2 % de alcohol, siendo una Ale oscura, cremosa, tostada y amarga. Se elabora con cinco maltas y lúpulos Bullion y Victoria, que aportan 25 IBUS. Esta birra fue premiada en el marco del Beer Art 2013, llevado a cabo en Bariloche. Finalmente, elaboran una cerveza de trigo, tipo Weizen, de dolor dorado pálido, 5.2 % y 15 IBUS; del lúpulo Nugget. Una birra típica de verano, con leve acidez cítrica.
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l emprendimiento Entre Bosques nació con la elaboración de chacinados y luego ahumados y la cerveza artesanal llegó más tarde, para acompañar esos productos en nuestro almacén y bar”, explicó Marcelo Benedetti, quien comparte el pequeño emprendimiento con su esposa Belén, su hijo Guido y su nuera Nadina. Todo se hace en familia, a pequeña escala, pero con excelente calidad, lo cual hace que sus productos sean consumidos y recomendados por los lugareños. Comenzaron con los chacinaos en 2011 y dos años más tardes elaboraron la primera cerveza, para consumo personal. En el verano 2015 abrió su local con degustaciones en la avenida Los Notros. Sus picadas con productos caseros fueron un gran éxito. Fiambres, quesos, pan y cerveza, todo elaborado por la familia Benedetti! El pequeño patio cervecero tiene una amplia pizarra donde están detallados todos los productos que se ofrecen en porciones individuales y en las picadas: jamón crudo y cocido, salame de puro cerdo, bondiola, panceta, longaniza, sopresata, trucha ahumada, ciervo, queso ahumado y variedad de panes caseros. Las picadas se pueden acompañar con papas fritas y también hay rabas o pollo frito, pero los Benedetti se resisten
a tener una cocina. Hay aguas y gaseosas y postres con frutas finas. La cerveza, una rubia tipo Ale (4.5 % de alcohol) y negra Porter (5.5 %), solo se ofrecen de chopera, en una pinta. Marcelo y Guido tomaron cursos y se perfeccionaron elaborando cerveza casera. “Cuando constatamos que las dos variedades salían bien nos Patagonia. Cerveza de los Andes
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animamos a abrir el local y ofrecerla al público”, señalaron. Tienen ollas de 400 litros y la planta de elaboración presenta un moderno diseño. Marcelo es hijo de italianos y desde pequeño se relacionó con la elaboración de salames y también vinos, que se hacían en familia. Vivian en Buenos Aires. “Si bien trabajé como ingeniero en
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el emprendimiento familiar, que también era para consumo propio, aprendí las reglas de limpieza y orden que demanda la elaboración de comestibles”, detalló. En Lago Puelo también armaron un pequeño ahumadero, en frío y caliente, donde se ahúman sus carnes, quesos y pescados. Las mujeres se especializaron en panes caseros, con variedades y excelentes resultados. “Vengo a la región hace 30 años, mi hermano vive acá y administra la estación de expendio de combustibles de Lago Puelo, por lo cual, después de innumerables visitas, nos instalamos junto a la estación de servicio”, explicó. Es un emprendimiento familiar, de pequeña escala, realizado con recursos propios y mucho trabajo. Marcelo opina que así seguirá, pues no tienen interés en aumentar su escala. “Lo importante es mantener la calidad de nuestros productos, ese es el principal desafío”, dijo. La planta de elaboración se ubica en el ingreso al pueblo, en un galpón especialmente diseñado a tal efecto. Tiene una cámara frigorífica, tachos de acero y hasta una embotelladora automática… para más adelante. Guido es el que más tiempo destina a la elaboración de cervezas, siendo el agua de vertiente natural. Marcelo reconoció que en la elaboración de chacinados no es fácil conseguir todos los insumos. “Hay aspectos de logística que hay que aprender y costos mayores a los de Buenos Aires”, explicó. Por ejemplo, los cerdos que se crían en Lago Puelo se faenan en Bariloche, y se paga el flete ida y vuelta. Venden sus productos en algunas fiambrerías de El Bolsón, Lago Puelo y Esquel, y principalmente los ofrecen en su almacén.
Cerveza Huemul
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osotros comenzamos a cocinar cerveza en el 2009, en lo que fue la cochera de nuestra casa en Lago Puelo”, explicó Natalia Alvarez, quien junto a su marido Cristian Lignac, elaboran la cerveza Huemul.
Viven en un lugar idílico, rodeados de vegetación y montañas. Actualmente la planta de envasado está separada de la vivienda y allí trabajan a diario, elaborando su cerveza. En la casa, están sus dos hijos, de uno y diez años. Durante el Patagonia. Cerveza de los Andes
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invierno de 2015 la planta fue ampliada, con nuevos tachos y también se construyó su local de venta y degustaciones, que da a la calle. “No serviremos comidas, solo nuestra cerveza acompañada por ricas tablas con picadas”, explicó Natalia. Recordaron que el primer equipamiento para elaborar cerveza llegó desde Villa María, Córdoba, con una olla de cocción de 300 litros. Cristian tomó algunos cursos en Córdoba, en una empresa que además es proveedora de insumos cerveceros. Y luego, paso a paso, fueron aprendiendo y perfeccionado la producción, probando, desechando y anotando las cantidades usadas en cada elaboración. A semejanza de lo que hicieron la mayoría de los incipientes maestros cerveceros. “El nombre de la cerveza rememora al ciervo autóctono de la Patagonia, una especie en extinción, y también por qué nuestra casa se ubica en la calle homónima”, explicó Cristian, quien generalmente se encarga de la cocción y también de la distribución. La etiqueta luce la imagen de un huemul, con fondo de montañas y las cumbres del cerro Tres Picos, que se ven desde el lago Puelo. Elaboran seis variedades de cerveza que se vende embotellada, en porrones de 330 cm3 o en botella de litro. También se puede comprar en barril. Elaboran IPA, negra, roja, rubia, ahumada y de trigo. Cristian y Natalia reconocen que si bien los estilos son tradicionales la variedad de cada una es elaborada a su gusto. “En general, todo cervecero vende la cerveza que le gusta tomar”, explicaron. En un futuro, prepararán una cerveza con miel. Integran la Cooperativa de Cerveceros Patagónicos y también participan del programa Cambio Rural que impulsa el INTA. En ellos hay varios emprendimientos cerveceros
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de pequeña escala, que asisten a cursos de capacitación y realizan compras de insumos en conjunto, para bajar costos. “Nos llevamos bien, competimos en las ventas, pero intercambiamos experiencias y nos tomamos varias cervezas, a manera de degustación”, explicó Natalia. Sus principales puntos de venta están en almacenes de Lago Puelo y también en restaurantes de El Bolsón y Esquel. En Bariloche se vende tirada en la cervecería Dagda (donde se ofrecen 21 variedades de cervezas, todas del Paralelo 42) y también en algunos locales especializados en gastronomía. También se puede conseguir en Neuquén. Para llegar hasta la cervecería lo más fácil es ingresar al pueblo por la avenida Los Alerces, que es un boulevard, y cuando este se termina, continuamos una cuadra, ya por calle de tierra, hasta El Huemul. Allí giramos una cuadra hacia la derecha, casi esquina Los Ñires. La Rubia Dorada Pampeana es una birra de estilo nacional, la adaptación de la Golden Ale a gustos y posibilidades de las pampas argentinas. Quien bautizara este estilo es Marcelo Cerdán, renombrado cervecero artesanal. Carbonatación media alta. Sensación suave, sin amargor áspero o astringencia. Sabor a malta; dulzor maltoso inicial suave. Color amarillo claro. Espuma media, con buena retención. Aroma maltoso ligero y amargor medio. La levadura aporta terminación seca, suave y limpia. La variedad negra, Oatmeal Stout, fue creada en Londres, en el siglo XVIII. El término “Stout” se utilizó para denotar las cervezas más fuertes y pesadas. Es una variación de la Sweet Stout que tiene una pequeña proporción de avena utilizada en lugar de malta tostada, que logra el efecto de reforzar el cuerpo. Aroma medio, a granos tostados. Olores frutales
bajos. Color negro. Espuma voluminosa, cremosa, persistente, de color marrón claro (como el café claro o la canela). Sabor medio dulce a medio seco en el gusto en paladar, con la complejidad presente de la avena y los granos oscuros tostados. La avena puede agregar un sabor a nuez, a granos o terroso. Los granos oscuros pueden combinarse con el dulzor de la malta para dar la impresión de chocolate o café. Sensación en boca: cuerpo medio, suave, sedoso. Cremosa. Carbonatación media a media alta. La birra de trigo es un estilo de 400 años de antigüedad que desapareció promediando el siglo pasado. Pero posteriormente revivió por Pierre Celis en Hoegarden y ha crecido en forma sostenida en popularidad con el paso del
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tiempo. Tiene un aroma con dulzor moderado, con leves notas de miel o vainilla. También un perfume moderado a coriandro y un bajo aroma a lúpulo. La espuma es densa y blanca y el sabor agradable. Refrescante con un gusto final seco. El amargor del lúpulo es medio. La variedad ahumada es oriunda del norte de Baviera, donde habitualmente se elabora con fermentación baja,
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y la malta de cebada se seca al calor que desprende la madera quemada, haciendo que el humo de un aroma muy especial y un sabor único a la birra. Es una cerveza muy cristalina, con una espuma muy voluminosa, cremosa, de color marrón claro. La Irish Red Ale es de origen irlandés, con fuerte sabor a malta. La historia sostiene que San Patricio disponía de un cervecero particular y los monasterios de Irlanda medieval siguieron la misma práctica. Este estilo se caracteriza por su color cobre, espuma blanca tostada y sabor a malta caramelo. Muy fácil de tomar. La sexta cerveza que hacen es la versión argentina del histórico estilo inglés, la IPA Argenta, desarrollada en el marco de una serie de encuentros realizados por la asociación civil Somos Cerveceros en 2013, donde se definieron sus características distintivas. Se diferencia de la IPA Americana por el agregado de trigo a la receta de granos y el uso de lúpulos de El Bolsón que tienen características únicas de sabor y aroma. Su buscó que el lúpulo armonice con el trigo, como sucede en la Witbier. El uso de bajas cantidades de trigo puede recordar a la Kölsch, donde también hay un frutado producto de la fermentación.
La Bandurria
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ocos metros antes de llegar a la idílica villa Lago Puelo uno se encuentra a la derecha de la ruta con el cartel de La Bandurria, un vistoso restaurante con cerveza artesanal. En verdad, para ser justos, tiene la impronta de brew pub, ya que la planta de elaboración está a la vista. Es el único lugar de la Comarca Andina donde desde la mesa, tomando cerveza, pueden divisarse los tachos que la elaboran. Las ollas no superan los 200 litros. Cristian Hemmingsen nos recibió con la paciencia que denota la experiencia. Fue uno de los pocos cerveceros que no tenía apuro durante la entrevista. “Yo vine acá para estar tranquilo, para disfrutar del entorno y compartir con amigos y clientes una buena cerveza”, aseguró. Tiene una ventaja, está jubilado y ello suprime muchas urgencias. “Yo empecé a hacer birra de grande, pero lo hago con la misma pasión y entusiasmo que los jóvenes”, bromea, mientras nos sirve una copa desde la chopera. Tiene seis canillas, pero solo cuatro variedades. “Con ellas vamos bien, no hay necesidad de sobrecargarse”, señaló. Llegó desde Bariloche, donde residió dos años, en el 2003. Es marino y trabajo en barcos pesqueros, hasta que pasó a retiro. Por cuanto estas jubilaciones son tempranas, optó por realizar un emprendimiento “en tierra” y así llegó a Lago Puelo, junto a su esposa, Alicia.
Después de un tiempo comenzó a elaborar cerveza casera, en su domicilio familiar, y como el producto cosechó numerosos elogios decidió abrir un brew pub sobre la ruta, para lo cual compraron el terreno y construyeron el local. El nombre de la cerveza y el restaurante es por el ave que habita los prados y campos de la cordillera patagónica. “Comencé a cocinar cerveza en mi vivienda, durante los fines de semana que Alicia viajaba a Bariloche”, explicó, recordando que ello le permitía disponer de la casa y tiempo para volver a dejar todo en orden. Después de las primeras prácticas viajó a Córdoba, donde asistió a cursos y además compró los equipos para la cervecería, en Cibart. También asistió a cursos en Bariloche, con Diego Libking y con otros especialistas. Destacó que en la Comarca Andina tienen Patagonia. Cerveza de los Andes
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apoyo del INTA y de numerosos organismos técnicos, pues el desarrollo de las actividades productivas son políticas del Estado. A partir del 2010 elabora tres variedades: una rubia, tipo Pilsen; roja, tipo Scotish y la negra Milk Stout. En el 2015 incorporó la IPA, muy pedida por los visitantes con experiencia en cervezas, ya que tiene un sabor amargo que en general agrada mucho. Cristian reconoce que sus cervezas son amigables, no muy fuertes, ya que en general son consumidas por los turistas, no tan acostumbrados a los típicos sabores de la cerveza artesanal. “No obstante, la IPA la comencé a hace a pedido del
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público cervecero, que ya tiene definidos sus gustos”, señaló. Las cervezas no superan el 6 por ciento de alcohol. No embotella y la gran mayoría de la birra se despacha en su restaurante. “La venta en botellas es otro negocio, pero no para mí. No me quiero enloquecer, ya bastante trabajo tengo con el restaurante y la planta cervecera”, explicó. Si implementó la venta de cerveza en growlers (botellones de 2 litros, que se rellenan desde la chopera), lo cual estimó será de interés de residentes y turistas. También dispone de algunos cornelius con choperas, para eventos. “Pero para eventos aislados. Como te dije, yo ya estoy jubilado, no me tengo que enloquecer”, afirmó sonriendo. La Bandurria abre fuera de temporada de jueves a sábado y los tres meses de verano en forma corrida, desde el mediodía a la noche. Con capacidad para 40 comensales ofrece platos regionales y minutas. Hay picadas tradicionales pero también se puede ordenar una de mariscos, que viene con langostinos, rabas y papas fritas. Otra especialidad son los escabeches, de berenjena y trucha y la “empanada marinera”, con langostinos, muzzarella y cebolla, que se fríe. Especialidades que Cristian comía durante sus viajes por el mar. Hay una decena de pizzas, incluyendo La Bandurria, con muzzarella, hongos de pino, tomates secos y oliva. La cocina, en los últimos cinco años, está a cargo de Anibal Fernández. Las pastas son caseras y en materia de carnes no falta el bife de chorizo, matambre a la pizza y el pastel de cordero braseado con verduras y puré de papas. Las truchas se preparan con tres guarniciones y en materia de postres recomendamos el “birramisu” (vainillas humedecidas en jarabe de cerveza negra, mousse de queso Mascarpone y cacao amargo).
Pestrébola
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a presente cerveza es la única que en su imagen refleja la gran ciudad, más precisamente el barrio porteño de Mataderos. “En realidad, el nombre proviene de una anécdota de la adolescencia, cuando yo vivía en un pasaje porteño, entre Villa Luro y Floresta, donde jugábamos a la pelota. Para que podemos jugar tranquilos, los más grandes nos mandaban a comprar pestrébola. Así que le puse ese nombre, también para diferenciar un poco la marca, de las habituales denominaciones que hay en la cordillera”, explicó su productor. Paola y Everardo Aldonza llegaron a la Comarca Andina en el 2006, y se radicaron en El Bolsón, donde él ofició de cocinero y ella es docente. Se radicaron en la Aldea Suiza, un complejo turístico emplazado sobre la ruta, en el ingreso a la ciudad, donde “Eve” se ocupaba de la gastronomía y también administraba la cancha de tenis y paddle. Con el tiempo construyeron su casa en Lago Puelo y allí comenzaron a elaborar cerveza, abandonando Eve la gastronomía para dedicarse de lleno a su nueva pasión. “En primer término probé cerveza casera elaborada con extracto de malta, pero no me convenció, por ello, investigué como se hace la birra con granos”, explicó. A la par que se interiorizaba de cómo se elabora una buena cerveza nacieron los mellizos y ello aceleró la necesidad
de generar mayores ingresos y apostó a la producción artesanal. Ampliaron la planta en el 2010 y consolidaron la comercialización en Lago Puelo. Cocina en ollas de 320 litros, con una planta base, adquirida en Villa María, Córdoba. Reconoce que embotella muy poco, pues la mayoría de la producción se comercializa en barriles, en Dagda de Bariloche y en bares de Lago Puelo. En botellas comercializa la Pale Ale, Stout y Porter. Además IPA y Scotish, solo de chopera. La Pale Ale es de color dorado pálido, con espuma moderadamente voluminosa y color blancuzco. La Porter tiene color marrón oscuro, con reflejos rubíes cuando se Patagonia. Cerveza de los Andes
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la pone a trasluz, mientras que la Stout es de color marrón profundo, espuma gruesa, cremosa y persistente. La IPA se realiza con un blend de tres lúpulos locales (Bullion, Victoria y Mapuche), lo cual le da un toque patagónico. De color rubí y cuerpo medio es una birra muy aromática. La “roja del pueblo”, como denominan a la Scotish, es un blend de malta Pilsen (85%) con maltas especiales, lúpulo Mapuche y agua patagónica. Durante el verano 2016 Pestrébola podrá consumirse en Aldea Suiza, de chopera, lugar al cual en un futuro se mudará la planta de elaboración, que instalarán en la cancha de paddle. Eve comparte el gusto por las cervezas lupuladas, que reconoce, “están un poco de moda”. También es partidario de priorizar el uso de productos nacionales, salvo las levaduras, que en su inmensa mayoría provienen del exterior. Utiliza agua de red, que previamente pasa por un filtrado para llegar a la calidad óptima. En la actualidad es el tesorero de la cooperativa de cerveceros. Desde su lugar dirigencial y comercial visualiza que el incremento de la producción de cerveza es vertiginoso y muchas veces se vende la birra antes de lograr un buen producto. “Mucha gente no distingue demasiado entre las cervezas artesanales y si toma una en mal estado, las críticas son para el sector, no para la marca”, opinó. Dijo que desde la cooperativa se trabaja para jerarquizar el producto en general y que funcionan en forma muy democrática. “Aceptamos el disenso y las decisiones se toman por mayoría”, dijo. “Yo reconozco que soy de perfil más romántico, menos comercial, no me sale solamente vender”, adujo. Pero, también valora a los que saben hacer los negocios más redituables.
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Pilker
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a historia cervecera de Alejandro Galetovich y Damián Magallanes constituye uno de los tantos ejemplos de ciudadanos que debieron reinventarse en la comunidad. Llegaron a El Bolsón después de la crisis nacional del 2001 y además de trabajar en emprendimientos de turismo estival comenzaron a elaborar cerveza artesanal. Hoy Pilker es marca conocida y sus tres variedades lucen en sus etiquetas un paisaje de la Comarca Andina con el rostro de un indígena, en homenaje a los primeros pobladores de la región. Las tres cervezas, que se venden sueltas o en una vistosa cajita, llevan por nombre Antú, Lenga y Cuyen, con los cuales se identifican la variedad rubia, roja y negra. Son tipo Ale, con graduación alcohólica que varía entre el 5 y 5.7 por ciento. Ambos socios son de Monte Grande, provincia de Buenos Aires, donde son amigos desde niños y ciudad en la cual tomaron sus primeras cervezas. Ya de adultos, Damián trabajaba en un banco del microcentro porteño y Alejandro en Aerolíneas Argentinas, en el aeropuerto de Ezeiza. “Después de la crisis acordamos mudarnos al sur y lo hicimos juntos, tanto es así que el camión de la mudanza trajo las cosas de ambas familias”, explicó Alejandro. Recordó que vino con su pareja y las dos hijas y Damián con su mujer, pues en aquel entonces aún no tenía chicos. Inicialmente se ocuparon de administrar dos áreas recreativas, la Cascada Escondida y Cabeza del Indio.
Damián y Alejandro frente a la planta productora.
Alejandro en el stand de la Feria Artesanal. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Al ser ambos emprendimientos de temporada (apenas 3 meses de verano) decidieron elaborar cerveza y lo primero fue aprender a hacerla, para lo cual no dudaron en trabajar como ayudantes de Nestor Giavino, de la Cervecería 7 Lagos (que hoy no está más), a quien reconocen como su maestro. “No vinimos para hacer cerveza, pero constatamos que era una alternativa productiva válida y por ello nos interiorizamos sobre su producción”, aseguran. El 14 de septiembre del 2004 el municipio de El Hoyo habilitó la cerveza Pilker, nombre que proviene de una deformación del cerro Pirque, denominación que ostenta un restaurante. Los primeros seis años estuvieron en El Hoyo y luego se mudaron a la planta actual, situada en una pintoresca cabaña en el paraje Las Golondrinas, junto a la ruta 40, en el kilómetro 1908. Empezaron elaborando una cerveza rubia, una roja y otra negra, lo usual en la mayoría de los emprendimientos, en las variedades Pilsen, Scotish Ale y Stout. Alejandro afirmo que “no había muchos conocimientos de cerveza artesanal, tampoco se conseguían fácilmente los productos y todo resultó más difícil de lo que es hacer cerveza
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en la actualidad”. Asegura que por esos años, entre el 2002 y el 2005, comenzó a elaborar cerveza artesanal la mayoría de los actuales emprendimientos. En su caso, denota una personalidad muy cooperativa, y por ello formó parte de la fundación de la Cámara de Cerveceros y de la Cooperativa de Cerveceros Patagónicos. Dijo que la cooperativa agrupa solo a ocho cerveceros. No obstante, la ruta de la cerveza, incluye a trece, cinco en El Bolsón, cuatro en Lago Puelo y dos en el Hoyo y Epuyén. Alejandro explicó que Pilker y Rupestre, “las dos cervecerías viejas”, fueron los impulsores de la cooperativa ya que “hace mucho que veníamos trabajando juntos”. En lo personal Alejandro está convencido que la unión fue positiva y en estos tres años se han logrado varias cosas importantes para los productores de la comarca del Paralelo 42. “En una primera instancia yo tomo la iniciativa de organizar una fiesta anual, pues la Comarca merecía tener un evento así, lo cual se concretó en Semana Santa del 2012, en el predio de El Hoyo, institucionalizándose la Fiesta Regional de la Cerveza Artesanal”, explicó. En el 2015 la fiesta se suspendió por los terribles incendios de asolaron la región y que perduraron hasta Semana Santa. Para el 2016 la idea es hacer el evento en El Bolsón, pero Alejandro aclaró que “la propuesta aún no está definida, veremos como viene el verano y luego nos juntaremos a decidirlo”. Alejandro también gestionó un lugar para la cooperativa en la Feria Franca de El Bolsón, donde a partir del verano 2015-16 los integrantes de la cooperativa tienen un lugar para vender sus productos.
Vikinga
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os lugareños afirman que la cerveza Vikinga es la primera que se elabora en forma comercial seria en la zona del Lago Puelo. No fue por cierto la primera en cocinarse, pero si la que se consolidó con más de una década de presencia en el pueblo. La birra, en tres variedades, se ofrece en botellitas de medio litro o en un chop, frente a la planta. Su productor, conocido como “el vikingo”, Roberto Flaming, es oriundo de Buenos aires y compró el predio donde vive y está emplazada la pequeña planta en el año 1995, cuando la región del lago Puelo era muy diferente a la actual. No obstante, recién se radicó en la zona en el año 2000, “poco antes de que la economía argentina estalle por los aires”, explicó. Comenzó a elaborar cerveza casera en Buenos aires, a principio de los años noventa, después de probar algunas cervezas artesanales elaboradas en Europa. “Fue algo muy personal, que hicimos con cuatro amigos, para tomar nosotros”, explicó. Recordó que el primer lúpulo y levaduras llegaron desde Italia, ya que uno de los integrantes del grupo tenía un tío en la península ibérica que ofició de proveedor. Así los jóvenes pudieron elaborar birra para consumo personal. Recordó que era muy difícil conseguir lúpulo o levaduras cerveceras en pequeña cantidad y la birra artesanal era algo desconocido. “Todos tomaban Quilmes”, dijo. “Cocinamos en pequeñas ollas, maceramos en bolsas y comenzamos a tomar lo producido. También investigamos
sobre elaboración de cerveza, básicamente en revistas extranjeras”, agregó. Al radicarse en Lago Puelo llevó consigo su diminuta planta de cerveza casera, para elaborar la noble bebida a los efectos de tomar y no perder el hábito de elaborarla. No obstante, la falta de trabajo lo motivó a probar si podría con ella generar un ingreso comercial. Por estar cerca de la ruta de ingreso a la ciudad (a 50 metros, hay un vistoso cartel) un vecino le aconsejó que pruebe venderla durante el verano. Y el producto gusto. Tramitó la habilitación correspondiente y bautizó la cerveza Vikinga, como ya la llamaban los lugareños. Adquirió una planta pequeña y envasaba en botellas recicladas. Los lugareños concurrían a comprar la cerveza con la botella vacía, a manera de reposición, y recibían una llena en perfecto estado. Luego comenzó a envasar en porrones, que entregaba en los comercios destinados a los turistas. Comenzó con la rubia Golden (6 % de alcohol) y la negra Extra Stout (7%). Ocasionalmente hacía alguna otra variedad, para consumo personal. La roja Scotch se sumó al mercado en el 2013, año en que decidió dejar de vender por intermedio de terceros y solo la ofrece desde su planta. “Yo envaso muy poco y no me resultó redituable vender al por mayor”, explicó. Dijo que apenas envasa 2000 litros por verano, lo que imposibilita una venta por terceros. También comenzó a envasar en botellas de medio litro. Buena birra, pero escasa. Patagonia. Cerveza de los Andes
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8 Cervezas de El Hoyo Chaura
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a chaura es una frutita que crece en las zonas altas de las montañas patagónicas, permite calmar la sed del caminante y se da en tres colores: blanca, roja y negra. Es como la cerveza, por ello, a nuestra birra la bautizamos Chaura”, explican Paul Wisman y Valeria Sotolano, socios y productores de la exquisita bebida que elaboran en el paraje El Hoyo. Paul reside hace años en el lugar, donde tiene la chacra El Monje, dedicada a la producción de frutas finas. Valeria, oriunda de Buenos Aires, llegó a la zona hace pocos años, pero hace tiempo que elabora cerveza, junto a su pareja, Julio Ruiz. “Comencé a elaborarla en Buenos Aires, con una receta que salía en internet, en un portal de cocina. Y, la verdad, la cerveza no me salió nada bien, parecía un guiso”, recordó sonriente. Ante ello, se inscribió en varios cursos y comenzó a descubrir los secretos para poder hacer una buena cerveza casera. En el 2005 con Julio se fueron a vivir a Villa Traful, donde llevaron su pequeña planta cervecera y comenzaron a venderla a los residentes y turistas con el nombre “Andina
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Traful”. También trabajaron como docentes. La cerveza se vendió durante cuatro años, tiempo en que perfeccionaron los procesos de elaboración. “En el 2010 nos venimos a El Hoyo y comenzamos a elaborar cerveza en Larson, como complemento al restaurante”, explicó. No obstante, lo que les gustaba era hacer cerveza, no cocinar y atender un emprendimiento gastronómico. En Larson conocieron a Paul, quien les propuso asociarse y emplazar la fábrica de cerveza en su chacra. “Y aquí estamos”, afirmó Valeria en diálogo con Visión Gorumet. La producción tiene lugar en un amplio galpón, que fue remodelado en cervecería y dispone de todas las comodidades Patagonia. Cerveza de los Andes
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necesarias, siendo una de las plantas modelo de la región del Paralelo 42. Paul aprendió a hacer cerveza y durante el 2014 ambos destinaron la mayoría de su tiempo a la producción. Julio volvió a la docencia, pero también participa del emprendimiento, lo mismo que la esposa de Paul. Elaboran alrededor de dos mil litros por mes y la cerveza se vende en botellas de 350 y 660 cm3 y en barriles. Ofrecen una rubia Pale Ale, una roja Scotish Ale y una negra Stout. También hacen cerveza con frambuesas y arándanos, frutos que se cultivan en la chacra de Paul. En estos cinco años el emprendimiento creció y su cerveza ya se vende en numerosos locales, así como en el parador que El Monje tiene sobre la ruta, donde ofrecen sus productos de frutas finas. También invirtieron en mejoras, como ser una máquina embotelladora y otra para colocar las tapas de las botellas. Obtuvieron la habilitación para distribuir sus productos a nivel nacional, con lo cual se envían cajas a varias ciudades. Siguen vendiendo en Villa Traful, donde les aceptaron el nuevo nombre, y también en San Martín de Los Andes, Villa La Angostura y Bariloche, entre otras. Paul explicó que en la elaboración utilizan todos insumos nacionales, salvo algunas levaduras que son importadas. Dijo que la Cooperativa de Cerveceros Patagónicos, que integran, tiene proyectado hacer una malteadora en la zona, junto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. La cooperativa agrupa a 8 cervecerías y entre otros objetivos organiza una fiesta anual de la cerveza. Se creó en el 2012 y además promueve compras conjuntas, cursos y capacitaciones y visitas a las diferentes fábricas, para intercambiar experiencias y obviamente, tomar birra.
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Sheken Patagonian Brewery
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semejanza de lo que realizan numerosos amantes del vino, quienes logran tener una pequeña bodega boutique, Francisco soñó y creo una planta de elaboración de cerveza premium propia. Para ello, eligió la zona de El Hoyo, al pié del cerro Pirque, donde comenzó a envasar sus productos en el 2009. “Nuestra planta está situada en la Patagonia, al sur del paralelo 42º y su objetivo es elaborar cervezas de acuerdo con el edicto de pureza instaurado en 1516 por Guillermo IV de Baviera, quien manifestó: señores, hagan la bebida que quieran y si además quieren bebérsela, adelante. Pero si quieren llamarla cerveza, debe estar hecha solamente con agua, cebada y lúpulo”, explican desde el emprendimiento. Elaboran solo dos variedades, Pilsen y Bock, que se envasan en porrones de 355 cm3. Ambas cervezas, de estilo típicamente alemán, son refrescantes y agradables. La primera se caracteriza por su color dorado, semicristalino, con aroma suave y dulce de granos, notas herbales y frutales y toques de miel. Su amargor es tenue, con cuerpo liviano y espuma uniforme. Por su parte la Bock se caracteriza por un color caramelo con destellos cobrizos y aroma de malta con dejos herbales. Tiene notas de frutos secos, café y un toque de chocolate. Espuma equilibrada y un ligero amargor de lúpulo.
La cerveza se elabora con agua de vertiente, malta de cebada, lúpulos de la zona y levaduras importadas. No contiene aditivos químicos y es pasteurizada. La planta, con diseño industrial propio, se ubica en un amplio galpón, en el kilómetro 1888 de la ruta nacional 40. Hay un cartel indicador. Tienen una cocina de 500 litros y fermentadores mayores, también maduradores, todo en acero inoxidable. “La tecnología de última generación y la pasteurización, más una dedicación artesanal, generan un producto totalmente confiable”, explicaron en la planta. Sheken se presenta con un vistoso packaging y la etiqueta de las botellas fue seleccionada para aparecer en el libro Cool Beer Labels , que reúne los mejores exponentes internacionales de diseño de etiquetas de cerveza. Por ello, en el marco del primer festival gastronómico “Cocina de los Lagos” que se llevó a cabo realizó en Lago Puelo en marzo de 2015, la secretaría de Turismo y Areas Protegidas de Chubut hizo entrega a Sheken Patagonian Brevery de una placa distintiva como reconocimiento a la creación de productos gourmet chubutenses de la región de la Comarca Andina. Patagonia. Cerveza de los Andes
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9 Cervezas de Epuyén
La 40
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u nombre hace referencia a la mítica ruta nacional 40 que recorre de sur a norte la cordillera argentina. La cerveza “La 40” nació y tiene su base en el Valle de Epuyén, donde se ubica su planta de elaboración. Envasan tres variedades: la rubia Pilsen, una roja estilo Oktoberfest y una negra Doppelbock. La cerveza es elaborada por Nicolás Lencina y Darío Saavedra, quienes son socios hace una década y diariamente le ponen pilas al emprendimiento, que ya logró trascendencia regional. Darío explicó que comenzó a cocinar cerveza con su hermano Pablo, “teniendo como antecedente familiar que mi abuela, en Trenque Lauquen, ya hacía algún tipo de cerveza”. Agregó que en los años 90 había leído una nota
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sobre la cervecería artesanal El Bolsón. “Ello me entusiasmó y con Pablo probamos cocinar la primera”, indicó. “Luego, decidimos tomar un curso con Carlos Espina, quien nos enseñó cómo se cocinan las cervezas”, agregó. Recordó que la crisis económica de fin de milenio Patagonia. Cerveza de los Andes
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también influyó para que se animen a elaborar cerveza. “Somos buenos tomadores y por ello evaluamos hacer la birra propia y ahorrar unos pesos en las compras. Así que, con una pequeña olla, nos largamos a cocinar, en Lujan, provincia de Buenos Aires”, explicó. Dijo que también intentaron venderla, sin éxito, ya que nadie quería tomar cerveza casera y tampoco estaban habilitados para venderla en forma comercial. En el año 2006 se radicó en la zona de Epuyén y en el 2008 volvió a elaborar cerveza, ya que tenía la concesión del restaurante El Balcón de Epuyén, ubicado sobre la ruta Nacional 40, en el kilómetro 1881, con hermosa vista hacia el valle. Allí instalaron una planta pequeña, con ollas de cien litros, y comenzaron a cocinar su propia birra artesanal. “Allí trabajamos hasta el 2014, pero la demanda era muy grande y necesitábamos una planta mayor y obviamente más espacio físico para instalarla”, detalló. Por ello, alquilaron un galpón sobre la avenida principal de Epuyén, frente a la Policía y cerca de la Iglesia, en avenida Los Cóndores 1.126. De su producción la mitad se vende en botellas de 355 y 660, sin pasteurizar, y la otra mitad se comercializa mediante tanques, en El Bolsón, el Cerro Catedral, Villa La Angostura y San Martín de Los Andes. Esta distribución hizo que retire su producto de Dagda, donde se vendió durante un año, ya que el convenio con la cervecería barilochense exige exclusividad en la ciudad. Durante el 2015 cocinaron en ollas de 300 litros pero ya encargaron mayor capacidad, de mil, que serían estrenadas durante el 2016. La mayoría de los tachos son comprados en Córdoba y Buenos Aires. En lo que respecta a materias primas, solo importan las levaduras, el resto es industria nacional y el lúpulo obviamente patagónico.
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Murrayana
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l valle de Epuyén forma junto con El Hoyo, Lago Puelo y El Bolsón lo que se conoce como la Comarca Andina del Paralelo 42, un polo comercial, productivo y turístico único en la Zona Andina. En el valle también hay cerveceros artesanales, algunos de ellos integrantes de la Cooperativa de Cerveceros Patagónicos, formada en el 2012, que reúne a emprendedores de las cuatro localidades. Una de ellas es Murrayana, siendo su titular, Pablo Leo, quien presidiera la cooperativa durante el año 2015. “Mi ingreso al mundo cervecero comenzó a semejanza de los mayoría de los cerveceros, en forma casera, junto a mi hermano Hernán, con quién comenzamos a elaborar birra en pequeñas ollitas”, explicó a Visión Gourmet. Pablo se crió en el valle de Epuyén, desde los 8 a los 18 años, y luego se radicó en Buenos Aires para estudiar comunicación social. En el 2010 regresó de Buenos Aires y decidió probar hacer cerveza en forma comercial. Lo primero fue comprar un equipo básico y luego acondicionó un galpón en su chacra familiar. “Las primeras cervezas se ofrecieron en el restaurante de mi hermano, (Dos que Van, que se ubica en la chacra familiar, sobre la avenida principal que cruza el valle) para ver como las recibía la gente. Si bien me gustaban, era importante ver que decía el público”, recordó. Y las cervezas gustaron, así que la distribución se amplió a otro local en el valle y luego de conseguir la habilitación comercial se llevaron a vender a El Bolsón.
A partir del verano 2013 el cambio fue importante y las ventas se multiplicaron, ya que pudo vender en varios lugares. Asimismo ayudó al desarrollo de la cerveza artesanal la creación de la Cooperativa de Cerveceros que mejoró mucho la logística en los abastecimientos, provenientes de Buenos Aires. “La creación de esta unión fue un hecho muy positivo para la región”, afirmó. Pablo recordó que la cooperativa la integran ocho productores: Rupestre de El Bolsón, Chaura de El Hoyo, Murrayana y La 40 de Epuyén y La Bandurria, Huemul, Pestrébola y Pilker con domicilios en Lago Puelo. Por su parte la ruta cervecera, que junto con el INTA imprimió un ilustrativo folleto, incluye otras cinco cervecerías: Araucana y Dragón Verde, El Bolsón, Otto Tipp y Sheken. “En este aspecto yo destaco el gesto de la cervecería El Bolsón, pionera en la Patagonia, quien se suma a muchos proyectos, Patagonia. Cerveza de los Andes
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pese a ser el mayor productor y tener 30 años de trayectoria”, sostuvo. ¿A qué se debe el nombre de la cerveza? -“Murrayana es una variedad de pino, no tiene nada que ver con la cerveza, pero surgió en forma espontánea, casi sin querer, y con mi hermano le pusimos ese nombre. Es un nombre abstracto, pero se impuso”. Murrayana elabora cuatro estilos. Una rubia Pale Ale, una dorada Scotish Ale y una Stout, que se envasan desde el inicio. A partir del 2014 elabora también una saborizada con frambuesa, ya que tiene una chacra con muchas frutas finas y no podría evitar su uso. “Esta último no es una cerveza de mi agrado, pero es muy pedida y ponderada por la gente, es una birra que hace a la impronta local y no había otra que envasarla”, sostuvo. Para fin del 2015 se propone cocinar la IPA, ya que es otra variedad muy pedida por turistas y residentes. Todas se envasan en barriles y botellitas de 355 y 660. ¿Qué evaluación haces de las ventas con Dagda, en Bariloche? -“La verdad, a más de uno esa boca de venta nos cambió
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la economía. Sucede que acá las ventas son muy estacionales, solo dos o tres meses en verano, y en Bariloche la demanda es constante. Además, al ser los siete proveedores integrantes de la cooperativa permite que los envíos se coordinen y la logística sea más beneficiosa. Pero sin dudas vender en Dagda es muy positivo”. ¿Cómo ves la explosión que tiene la venta de cerveza artesanal? -“Yo pienso que no solo es local, es algo global. Es un fenómeno muy diferente al industrial, que también creció en todo el mundo. Pero la cerveza artesanal está más vinculadas con lo gourmet, donde la gente busca productos más elaborados y de mayor calidad. Esto se potenció en los últimos cinco años. La gente ya identifica la zona con la cerveza y si se hace una estadística a nivel poblacional, sin duda somos la región argentina donde más cervecerías hay por habitante. En todos lados, además de la industrial, hay una botella de cerveza artesanal”. La planta de elaboración se encuentra en la zona turística, un kilómetro antes de llegar al Lago Epuyén. Cervecería Artesanal Murrayana utiliza agua de montaña e ingredientes naturales, siendo sus productos sin aditivos, ni conservantes con un proceso totalmente artesanal. Para el verano 2016 proyectan un local de venta contiguo a la planta. Pablo explicó que “en el centro de El Bolsón funciona la feria franca y allí la cooperativa también va a tener un stand, donde se venderán las cervezas de sus asociados. No estamos todos los socios, pero al menos seis, que venderemos nuestros productos en forma coordinada”. Patagonia. Cerveza de los Andes
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10 Cervezas de Villa La Angostura Australis
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n el año 2004 Beatriz Sawicki y Osvaldo Tarquini, oriundos de Quilmes, abren en Villa La Angostura el primer brew pub. Ya habían elaborado cerveza en Buenos Aires y decidieron mudarse a la sureña localidad neuquina y montar su empresa de cerveza artesanal. La microcervecería, con elaboración a la vista, se encuentra rodeada por un frondoso bosque de coihues y cipreses. Un arroyo de vertiente natural que bordea el predio suministra el agua requerida para elaborar cuatro estilos de cerveza: Pilsen de Bohemia, Strong Ale, Indian Pale Ale y Stout. La planta funciona en un lateral del salón comedor, donde no falta una amplia barra. Todo el conjunto es realmente muy lindo y bien decorado. Se ve desde la ruta y constituye un atractivo en sí mismo. El interior rebalsa de adornos, muchos de ellos de colección. Decenas de botellitas de cerveza, vasos, paquetes de cigarrillos, molinillos antiguos, juguetes y otros objetos cubren las estanterías y cuelgan del techo. En un extremo del salón hay un amplio hogar y del otro lado una estufa Bosca, ambos a leña. Hay mesas redondas y cuadradas, con
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capacidad para unos 60 comensales. También cuadros, alguna planta y armarios. Cada cosa parece estar en el lugar ideal. En un atril se puede ver dos libros de firmas, con los registros desde la inauguración, fechada el 3 de abril de 2004. Australis abre los mediodías y por la noche, después de las 20, Patagonia. Cerveza de los Andes
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Osvaldo con sus tanques de producción.
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como restaurante y pub. Sin dudas un icono en la gastronomía de Villa La Angostura. Además de degustar las cervezas y probar los platos los comensales pueden conocer el proceso de elaboración en vivo. “Australis Brewery” se ubica en la entrada de la ciudad, en el kilómetro 61 de la ruta nacional 231, en una enorme casa con techos de laja. “Soy un amante de la cerveza y durante años tuve la idea de empezar a fabricarla en forma comercial. Y si bien averiguaba e investigaba sobre los procesos, nunca me decidía a hacerlo. Un día fui a una reunión de productores en la que estaba Marcelo Cerdán, para mí, la persona que más sabe de cervezas en la Argentina, y ahí no lo dudé más. Cuando decidimos venirnos a la villa, lo primero que pensé fue en poner la fábrica, y bueno, acá está…”, cuenta Osvaldo, en oportunidad de mostrarnos la planta.
Explica que por año envasa unas cinco mil botellas y que los envases que tiene le alcanzan solo para el 2016. “Siempre fue difícil comprar botellas y yo logré un buen stock, pero no es fácil su reposición”, explicó. Por ello, la planta original con la que abrió el complejo (que pertenecía a Marcelo Cerdán) fue vendida y hoy tiene una más pequeña, con ollas de 300 litros y fermentadores de 600. “La mayoría de lo que cocino se consume en el pub”, señaló. La parte culinaria corre por cuenta de Betty, quién diseñó su carta. “El menú propone el maridaje de la cocina gourmet con la cerveza. Si bien tenemos las típicas picadas y tablas, nuestra propuesta es mucho más ambiciosa y cubre desde platos de la cocina mediterránea hasta pizzas gourmet”, detalló. En cuanto al público, la anfitriona explicó que “tuvimos muy buena respuesta, tanto de los turistas como residentes”. Pero, reconoce que las temporadas son muy estacionarias, apenas un mes de invierno y dos de verano. Platos de cocina europea, tablas con fiambres típicos patagónicos, pastas y pizzas elaboradas artesanalmente completan la promesa de un grato recuerdo. Entre las especialidades gastronómicas se pueden destacar el risotto con hongos hidratados en cerveza Stout, chucrut a la cerveza con chorizo alemán y papas con páprika o goulash con spatzle crocantes al romero. Otras opciones son la trucha al limón y hierbas con mil hojas de verdura; ciervo en pan con mostaza, chucrut rojo agridulce y papas crocantes; cordero patagónico marinado en hierbas, con papas al oporto y hongos acompañado con crocante de espinaca o una fondeau de queso acompañado con Plaski, vegetales, salchichas salteadas y pan.
Australis visto desde la ruta. Una fachada fantástica, con techos en lajas de piedra. Betty, también llamada “la polaca” por Osvaldo, quién es descendiente de italianos, también prepara pastas. Un ejemplo son los “Pierogui”, una especialidad polaca rellena de quesos y papa con salsa de cebolla y panceta. Otra opción son los raviolones de queso de cabra, con tomates confitados y albahaca con salsa de puerros y crema. Para finalizar la velada frente al hogar, los anfitriones
proponen un flan de cerveza Stout sobre galleta de ñaco y crocante de cebada, un postre ponderado por Charlie Papazian, presidente de la Brewers Association de USA, quién lo probó en su visita a la cervecería. Osvaldo relata que durante su visita, en verano del 2007, Charlie invitó a Australis a participar en el World Beer Cup y se fotografío en el lugar, con sus cuatro cervezas, que ponderó. Patagonia. Cerveza de los Andes
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Sobre el mostrador tiene un cuadro donde se lo ve brindando con Papazian y su esposa brasilera. Australis fabrica cuatro estilos de cervezas: Pilsen de Bohemia, Strong Pale Ale, Indian Pale Ale y Stout. La malta la importan de Alemania, el lúpulo y la levadura de Inglaterra y República Checa. El agua que utilizan proviene de una vertiente natural sin ningún tipo de mineral y no se agregan conservantes ni aditivos. Inicialmente la cerveza sólo se pudo consumir en el restó, pero luego se envasó en botellas de 520 cc que se venden el el pub y en negocios especializados de Villa La Angostura. Osvaldo explicó que la Pilsen original surgió en la ciudad de Pils en la actual República Checa. Es considerado el estilo madre de todas las cervezas industriales. Sin embargo, ninguna de estas versiones puede compararse con la versión original producida que la hizo famosa en todo el mundo. “Nosotros hemos logrado reproducir en este rincón de la Patagonia la Pilsen gracias a que contamos con agua de vertientes de montaña de baja cantidad de sales y minerales, lúpulos de variedad Saaz, importados de la República Checa, y las variedades de malta adecuadas para el estilo, también importadas desde Europa. El estilo se caracteriza por su frescura, coloración pálida, ligero carácter a malta y un placentero sabor amargo y aroma a lúpulo. Ideal como mitigante de la sed”, afirmó. Por su parte las Pale Ale son cervezas muy consumidas y apreciadas en Inglaterra. Derivadas del clásico estilo Bitter, son en principio versiones más alcohólicas, aunque preservan su carácter amargo y coloraciones que van desde muy pálidas con tonos cobrizos hasta cobre profundo. “Nuestra versión cobre posee un carácter a malta muy marcado, producto de
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la variedad de maltas utilizadas. Por otro lado, adecuándonos al gusto patagónico, hemos bajado la intensidad del amargor para resaltar otras características. Es un estilo sociable, ideal para consumirse entre amigos, en tardes y noches prolongadas”, explicó. También recordó que inicialmente estas dos fueron las cervezas más consumidas. “La gente no quería la IPA y tampoco mucho la Stout, no había cultura de cerveza artesanal”, afirmó. El estilo India Pale Ale deriva de las Bitter y Pale Ales inglesas. Era la cerveza transportada para las tropas inglesas apostadas en la India. Gracias a que eran extra lupuladas y alcohólicas lograban la estabilidad necesaria para resistir el transporte en las bodegas de los barcos hasta la India. El estilo goza de gran popularidad entre cerveceros de alma y amantes del lúpulo. “La elaborada en Australis posee una coloración cobre profundo con tonos amarronados, con un amargor muy marcado y aroma a lúpulo muy característico del estilo, producto de la utilización de la variedad aromática Kent Golding, de origen inglés. Ideal para los amantes del lúpulo y cervezas con mucho carácter. Recomendada para aquellos que desean finalizar una jornada agotadora en el lago o la montaña”, explican sus creadores. Stout, estilo de origen británico, posee una coloración muy oscura y se caracteriza por la utilización de proporciones importantes de maltas tostadas, que imparten en las cervezas sabores a chocolate amargo, café, tostado, quemado y cenizas. “La nuestra utiliza tres tipos de maltas tostadas y la variedad de lúpulo Fuggle, de origen inglés. De amargor prominente y potenciado por la presencia de los sabores tostados, con una textura cremosa y coloración muy oscura, es ideal para aquellos que buscan complejidad”, expuso Osvaldo.
Epulafquen
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a historia de la cerveza Epulafquen refleja uno de los tantos casos del poblamiento de Villa La Angostura, hacia donde convergen cada año centenares de personas. Mariana y Diego Sierra compraron su terreno por internet, se fueron a vivir al lugar soñado y gracias al trabajo y empeño lograron abrir la primera cervecería artesanal de la villa. “No viajamos para hacer cerveza, ya que yo comencé a trabajar como gasista matriculado y Mariana me ayudaba con la casa, que estaba en la etapa final de obra”, explicó Diego. Recordó que había comenzado a elaborar cerveza en Buenos Aires, como un hobby, después de leer en 1998 una revista sobre cerveza casera. “Me entusiasmé y empecé a investigar buscando reunirme con otras personas que también se habían iniciado en la elaboración de birra”, dijo. Agregó que se reunían “a charlar y obviamente tomar cerveza en un pub de la calle Estados Unidos”. Todos tenían la idea de hacer cerveza en casa. Uno de los integrantes del grupo trabajaba en una cervecería industrial
quién les contó varios secretos. El grupo se llamó “Somos Cerveceros”. Por aquel entonces Diego trabajaba en un centro de copiado y conoció a Mariana, quien estudiaba ingeniería en alimentos, durante un viaje a El Calafate. Ya como novios, le contó que en 1996 había comprado un terreno en Villa La Angostura, con vista al lago Correntoso, después de ver una foto del lugar por internet. En 1998 comenzaron a construir su Patagonia. Cerveza de los Andes
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casa y en el 2001 se mudaron a la sureña aldea neuquina, donde comenzaron a fa-bricar cerveza, en el pequeño equipo traído desde Buenos Aires. La compartieron con sus nuevos amigos de la villa quienes la ponderaron y les propusieron ofrecerla en la tradicional Fiesta de los Jardines, durante el verano del 2002. El éxito fue rotundo y la birra voló del stand. A partir de allí, decidieron comenzar a elaborarla en forma profesional. Continuaron haciendo cursos, compraron nuevos equipos y probaron cocinar con diferentes maltas y lúpulos. También asistieron a los congresos de cerveceros de Lanús, Villa Regina, El Bolsón y Bariloche. La venta comenzó en botellas. En primer término instalaron la cocina y la fermentación la hacían en tanques ubicados en su casa, donde la temperatura era la ideal para el proceso. No obstante, al poco tiempo
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ampliaron el galpón y compraron una nueva cocina, de 250 litros, una cámara frigorífica y construyeron la sala de envasado y el depósito. A semejanza de los nombres de cervecerías artesanales en Europa, donde muchos pueblos se identifican por su propia cerveza, nació la idea de que Angostura también tenga la suya. La identificaron con el nombre del barrio. Epulafquen significa en lengua mapuche “dos lagos” y hace referencia al Correntoso y Nahual Huapi, que abrazan al barrio. La cervecería, anexa a la planta, se abrió en enero del 2010. Se trata del “Patio Cervecero Epulafquen”, ubicado casi al final de una calle de tierra, en cacique Antriao 1965, esquina Curruhue. Hasta el mes de junio del 2011 Diego compartía la elaboración de cerveza con el trabajo de gasista matriculado, “pues con la birra sola no alcanzaba para vivir y progresar”, recordó. La erupción del volcán Puyehue fue terrible para la villa, sepultada por toneladas de ceniza. “Después del 4 de junio la villa se volvió un pueblo fantasma. Casi ninguna actividad comercial continuó en forma normal. Comenzamos a trabajar en una de las tantas brigadas destinadas a limpiar la ciudad. Casi todo estaba cerrado. La gente nos pidió que abramos el patio y así, después de las jornadas de limpieza, algunos se venían a tomar una cerveza. La erupción nos agarró con 1000 litros guardados, lo que permitió que abramos, pues en esos meses no se podía elaborar nada, el agua estaba llena de cenizas.”, recordó Gracias al stock cervecero acondicionaron el lugar y por las tardes abrían, con la atención personalizada de ellos dos. El patio logró una nueva relación con la villa, pasó a ser su lugar de reunión, de escape, de encuentro.
Para los gasistas y otras profesiones no había trabajo y por ello ambos se aferraron a la elaboración de cerveza. Al tiempo, recibieron un crédito blando de la provincia, que les permitió mejorar la planta. Hoy, la cerveza de nombre mapuche, cuenta con tres estilos tradicionales: Golden Ale, Stout y Pale Ale, la más pedida. También sirven en su pub la IPA y alguna variedad de estación. En el patio cervecero se vende la menor parte de la producción ya que la mayoría se envasa o distribuye en barriles. Se puede visitar el patio cervecero, abierto de martes a sábado y en verano también los domingos, desde las 19. Las cervezas de Epulafquen se elaboran según la ley instaurada en Baviera durante 1516. Ningún tipo de aditivos, ni conservantes químicos, ni colorantes, ni saborizantes. Usan cebadas malteadas, levaduras importadas de Europa, lúpulos de El Bolsón y agua del lago. Las tradicionales son todas tipo Ale de baja graduación alcohólica, 4.5 %. La rubia, Cristal o Golden Ale, tiene un color dorado claro, y aroma frutado proveniente del lúpulo fresco adicionado en la parte final del hervor. El sabor está marcado por la malta. Es una cerveza fácilmente bebible sin demasiado gas ni muy embriagadora. La Pale Ale (roja) se elabora con maltas Pilsen y caramelo obteniendo una bebida perfumada, bien lupulada en aroma. Posee un cuerpo liviano y suave, con un sabor duradero, con notas a caramelo y nuez. La negra es una Stout clásica, color café oscuro y mezcla las maltas Pilsen, tostada y caramelo con cebada torrada. Es una cerveza fuerte con aroma a café tostado y amargor intenso ideal para ser consumida en épocas invernales. Se hacen en 14 días y se envasan en botellas de 355 y 660.
También en cornelius de 20, 30 y 50 litros. Finnegan Irish Pub y El Viejo Fred son dos de los barres que más les compran y para el verano 2016 tendrán las cinco variedades, tiradas desde chopera. Elaboran alrededor de 2.400 litros por semana, con ollas de cocción de 500 litros. Disponen de cinco fermentadores de 900 litros y tachos de maduración, en la cámara, de 300. Todos los tanques son de acero inoxidable. En botellas envasan el 40 por ciento de la producción y el resto sale en barriles. Por contar con habilitación nacional sus productos se
Festejos por el Oktoberfest en el Patio Cervecero
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comercializan en la ciudad de Neuquén, San Martín de Los Andes y otras localidades neuquinas. El radio de distribución se ampliará una vez que logren tener lista su planta de pasteurización. Diego es el maestro cervecero, quien genera la receta, pero Mariana también sabe operar todo el proceso y es consultada cuando se elabora una variedad nueva. Desde el inicio cocinan Golden Ale, Pale Ale y Stout y hace poco la IPA. También elaboraron una Porter con chocolate, Brown Ale, una Golden con Miel y otras variedades. Diego asistió a cursos de levaduras con Deigo Libking y en el futuro proyecta su laboratorio, en la parte alta de la planta, que tiene 90 metros cuadrados cubiertos. “Ya tiene su espacio físico, pero todavía no llego a instalarla. Antes debo ampliar el galpón en su frente, unos 30 metros, para el sector de envasado y depósito de botellas”, explicó. En la práctica, el crecimiento de un emprendimiento productivo nunca tiene fin. A la embotelladora (que envasa en tres horas lo que antes tardaban una semana) también le sumó la compra de una nueva moledora de cebada malteada y asimismo hay que agrandar los tachos de fermentado y madurado… Paralelamente, elaborar cerveza es un laburo que demanda muchas horas, y también un trabajo personal. Diego y Mariano hicieron durante muchos años todo solos. ¿Te ves con la gente de Somos Cerveceros? -“La verdad que muy poco. Comenzamos siendo 15 y ahora el grupo tiene más de un millar. Muchos ni se conocen. Asimismo hay muchos que ya elaboramos cerveza en forma comercial, vendemos la cerveza, lo que no era el espíritu del antaño, cuando solo nos juntábamos para compartirla”.
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Lagos
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os hermanos Andolfi comenzaron a elaborar cerveza artesanal en el 2013 y a ofrecerla en su restaurante y cervecería emplazada en la calle principal, avenida Arrayanes al 216. El local, en privilegiada ubicación, ocampaña la cerveza con vartiada gastronomía y también hay otras cervezas en botella, vinos y tragos. La cerveza solamente se ofrece tirada, desde la chopera, en chopp, pinta, jarra o metrochop. Las variedades que elaboran son la English Pale Ale, color ambar, con una graduación alcohólica del 5.5 % y amargor de 25 IBU. Hay dos rojas. La Irish Red, color cobre, con 5 % de graduación alcohólica y 25 IBU y la IPA, color cobre, con 5.8 % y amargor del 45 IBU. La birra negra es la Porter, con 6 % y 30 IBU. En materia de otras cervezas, se puede probar las Epulafquen, Berlina, Cape Horn y Beagle (ambas de Tierra del Fuego) e importadas como Estrella Barcelona, Estrella Galicia, Schofferhofer, Clausthaler, Voll Damm y DAB, entre otras. Tragos y aperitivos también se incluyen en la carta. La carta gastronómica incluye una veintena de variedades de pizzas, en formato chico, mediano y grande y picadas clásicas, para dos, cuatro o seis comensales. Hay variedad de lomitos, hamburguesas y sándwiches de milanesa. También hay milanesas al plato, supremas, bife de chorizo y trucha. Tienen postres y cafetería, ya que la cervecería atiende en horario corrido, desde la mañana a la noche. Patagonia. Cerveza de los Andes
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11 Beer Art y Paseo de las Picadas
Fidel Ayala, Guido Ferrari, Ángel Perticara, Francisco Santa Colona, Julio Migoya y Gonzalo Lorenzo, referentes de la cervecercía andina.
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n los últimos años la movida cervecera en Bariloche logró diseñar su primera fiesta de la cerveza y también, en el centro de la ciudad, se habilitó un paseo peatonal donde hay numerosos bares y cervecerías, con espectáculos artísticos durante los fines de semana de verano. Dos sucesos que suman para que la ciudad sea declarada Capital Nacional de la Cerveza Artesanal.
La fiesta cervecera El Beer Art es una iniciativa de Adrián Dannemann y Guillermo Luque, ambos amantes de la cerveza, emprendedores, insistentes y hasta cabeza dura, que nunca bajaron los brazos y ahora, con el apoyo del municipio, lograron consolidar un evento que promete perdurar y convertirse en un clásico de la ciudad. La fecha elegida, el primer fin de semana largo de diciembre, es acertada y siendo la cerveza artesanal el segundo producto gastronómico
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más importante que se elabora en la ciudad (después del chocolate) amerita una reunión anual de sus productores. El Beer Art recreó en alguna medida una de las demandas que un sector de la comunidad reclamaba: una reunión festiva bien organizada, con un hilo conductor, que en este caso resultó la cerveza artesanal. Noche de sábado, 22 horas. El recinto entre los stand estaba colmado de público que se divertía con el show de Peter Sonweber, mientras tomaba cerveza y disfrutaba de la música. Fue tal vez el momento más esperado por los organizadores durante la primera edición, el que reflejó el fin perseguido por la fiesta, organizada en el gimnasio Pedro Estremador, el más grande que dispone Bariloche. En el salón hubo 21 stands, en su mayoría de la Asociación Cerveceros Artesanales de Bariloche (ACAB), pero también había de Buenos Aires, Córdoba y El Bolsón. Su distribución fue óptima y también lo fue la decoración del salón, la programación musical y la logística general del evento.
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La oferta gastronómica que acompaño la cerveza estuvo a tono, si bien no fueron muchos los stands que ofrecieron comidas. La mayoría de los productos se podían comer con la mano, lo que evita una gran cantidad de platos y vajilla descartable. Así como fue muy positivo que en el ingreso cada persona recibía su vaso cervecero (un chop) y no se usaron centenares de vasos descartables, se puede programar que los alimentos se consuman con la modalidad finger food. Ponderable el hecho que halla varias mesas donde apoyar las comidas y bebidas y grandes tachos de basura. Antes y después del Beer Art se dictaron interesantes cursos y talleres sobre la cerveza, en dependencias del hotel Alma del Lago. También se organizó un concurso de elaboración, entre aficionados y seminarios de capacitación para profesionales. La faz académica estuvo a cargo del Centro de Cata de Cervezas (Buenos Aires), el Centro Integral de Bebidas Artesanales (CIBArt, de Córdoba) y la Asociación Patagonia. Cerveza de los Andes
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Estuvieron presentes varias de las mejores cervezas locales: Antares, Blest, Berlina, Gilbert, Konna, La Cruz, Manush, Prosit y Yeska. A ellas se sumó la cerveza Nuevo Origen, de La Pampa, y la cerveza emblemática de la cordillera “El Bolsón”. Un stand muy visitado fue el del Club Cervecero local, que ofrece a sus asociados una selección mensual de las mejores cervezas artesanales argentinas disponibles en plaza. Otro parador concurrido fue el de “Hace Cerveza” que tiene una variada selección de insumos para fabricar birras, equipos para elaborarla, también dicta cursos y ofrece asesoramiento.
Civil Somos Cerveceros (entidad que agrupa a todo tipo de prestador vinculado a la elaboración). La segunda edición del Beer Art, convertido en la “I Fiesta Municipal de la Cerveza” logró una buena convocatoria y ello permitió que sea exitosa, ya que los presentes pudieron degustar las mejores cervezas de la comarca andina, variados productos gastronómicos y disfrutar de buenos espectáculos musicales. Los organizadores potenciaron los aciertos de la primera edición y corrigieron los errores cometidos, lo que permitió que el evento sea la fiesta programada desde su creación.
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En lo que respecta a las comidas, elogios para el stand de Casa Covita, con su sushi delicioso, un lujo para la fiesta. También los dos stand de Richard Oyarzún, fueron un éxito. El de rabas llegó a tener una cola de medio gimnasio y en el que ofrecía sándwiches con jamón crudo no pararon de cortar fetas. También fueron ponderados los sándwiches vietnamitas y los productos de El Establo. Los artistas convocados también estuvieron a la altura del evento. Una muy sexy Belén Alvares demostró una vez más que tiene una voz privilegiada y el grupo bonaerense, Bad Dreams, tributo a Génesis, que recrean muy bien los temas de Phill Collins y Peter Gabriel. La tercera edición del Beer Art barilochense confirmó el gran interés que genera el consumo de cerveza y sus adeptos llenaron la cancha de básquet del gimnasio Pedro Estremador. Hubo cosas ricas para comer, variedad de espectáculos musicales y abundante cerveza. La reunión se enmarcó en la “II Fiesta Municipal de la Cerveza Artesanal” y la intendenta de la ciudad, María Eugenia Martini, recorrió los diferentes stands de productores y hasta probó alguna cerveza. Entre los establecimientos locales dieron el presente seis cervecerías. Los otros ocho stands fueron ocupados por bebidas elaboradas en otras regiones. En conjunto, hubo alrededor de cuarenta variedades: rubias, morenas y doradas. El ingreso, a un valor accesible, incluía un chop que podía llenarse una vez sin cargo. Entre los productores locales estuvieron Blest, Berlina, Gilbert y Yeska, referentes en lo que hace a la producción artesanal local. A ellos se sumó Windmill, quien elabora su cerveza detrás del pub construido como molino, sobre la ruta que une Virgen de Las Nieves y Lago Gutiérrez, y como
novedad la gente de Duham presentó su emprendimiento. Concurrió la cervecería Arbol, de Neuquén; Nuevo Origen (de La Reforma, La Pampa); Crafter, que envasan Nicolás y Axel hace dos años en Cipolletti y la Cerveza Artesanal Esquel. También se hicieron presente los chicos de Breway, que tienen un vistoso brew pub con elaboración a la vista en San Martín de Los Andes; Brauer, distribuidor de cervezas en Neuquén y Arroyo Blanco, la primera cerveza artesanal envasada en Dina Huapi. También tuvo su stand el Club Cervecero de Bariloche, que dirige Mauro Zacarías, y “la joyita” de la feria, una moderna embotelladora automática, propiedad de Duham, que desarrolla y comercializa en San Martín de los Andes Brewin S.A. El ingeniero Luis Héctor Gusberti, quien también
Homenaje a Julio Migoya quien recibió un diploma de Beer Art.
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forma parte del equipo que elabora la cerveza Breway, estuvo presente y explicó las bondades de la embotelladora. En el sector de las comidas todo se ofreció en la modalidad “finger food” y se pudo comer con la mano. Del Sur bistró tenía pizzetas cortadas en porciones y ricas empanadas. Originales las de “chucrut”, rellenas con
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repollo blanco, cebolla y panceta, ideales para acompañar las cervezas. A su lado Refugio Burton ofreció papas fritas, nachos con queso y sabrosas rabas y el stand gastronómico de Yeska servía nachos condimentados. Con el sello de Guillermo Andreani Casa Covita ofrecía variedad de shushi, especialidad del restaurante gourmet de calle Rolando, que cerró en 2015. También resultaron atractivos los panchos de Boreal, el local gastronómico de Palacios 182, otro complemento ideal para comer tomando cerveza. El último stand gastronómico estuvo a cargo de dos cocineras del hotel Llao Llao, quienes prepararon exquisitos sándwich con pan casero. En resumen, la tercera Beer Art tuvo una buena concurrencia y consolidó su organización. Se presentaron grupos musicales locales y también se homenajeo a Julio Migoya, propietario de la cervecería artesanal Blest, pionero en elaborar este producto junto al Nahuel Huapi. Obviamente no fue el primero en hacer cerveza casera, pero si el primero en elaborarla en forma comercial, abrir el primer pub con elaboración a la vista de Argentina y consolidar durante más de dos décadas una marca que es sinónimo de muy buena cerveza y gastronomía en la ciudad. Julio agradeció la distinción entregada por los organizadores y recordó los primeros tiempos del emprendimiento. “Estábamos solos y poco y nada se conocía en lo que respecta a la fabricación de cerveza. Hoy hay una gran cantidad de emprendimientos y marcas de cerveza. ¡Bienvenida la competencia!”, afirmó, durante sus palabras al público. Los organizadores confirmaron la cuarta edición, que tendrá dos noches, el 5 y 6 de diciembre de 2015.
Pág opuesta: La intendente de Bariloche, María Eugenia Martini y el secretario de Turismo, Fabián Szewczuk, no se perdieron el Beer Art.
El “barrio cervecero” de Bariloche Temperatura agradable, buena música y variada gastronomía son los ingredientes más importantes del ya tradicional “Paseo de Las Picadas” que tiene lugar en los
alrededores de la sede social del Club Andino Bariloche, bautizado como el “barrio cervecero de la ciudad”. La cita es en 20 de Febrero y Juramento, donde los viernes, sábado y domingo, de 18 a 24, las calles se cierran al tránsito vehicular y las mesas de los bares y confiterías ganan veredas y arterias. El encuentro es promovido por el municipio en conjunto con las cervecerías de las cuadras involucradas. El proyecto se gestó desde el bar Konna, donde su principal impulsor, Angel Perticará, sueña con lograr que el
Los creadores del Paseo de Las Picadas: Pablo Giuggioloni (Sout Bar), Roberto “El Negro” Asenjo (invitado), Angel Perticará (Konna), Guillermo Castañón (Dublin), Fernando del Campo (secretario municipal de Desarrollo Económico y Social), Juan Cruz Sota (Malabar) y Marcelo Emili (Los Vikingos). Patagonia. Cerveza de los Andes
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Pasaje Juramento sea la “Peatonal de la Cultura de Montaña”. La idea es dar un paso más a lo ya logrado con el “Paseo de Las Picadas” que con éxito se llevó a cabo durante dos veranos. Con el cambió de nombre se busca promover la cultura responsable de los deportes en la naturaleza y afianzar la identidad local asociada al montañismo.
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“Pocas ciudades argentinas tienen el orgullo de esgrimir una cultura de montaña y Bariloche tiene ese privilegio, siendo asimismo cuna del montañismo, donde se fundó el primer club de esquí y montaña, el Andino Bariloche”, explicó Angel. El Pasaje Juramento eslabona a las entidades que dan vida a la cultura de montaña de la ciudad, ya que une al Club Andino Bariloche con la intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi. Además, a lo largo de sus cien metros de extensión, reúne a algunos de los más románticos comercios de la ciudad, bares carismáticos, una imprenta y un estudio-atelier de diseño de modas. También se identifica con el arte callejero. En el año 2008, merced a los esfuerzos de un grupo de artistas locales, las paredes de la calle Juramento fueron el escenario del proyecto “Camaleón”. Bajo la premisa “Para que los ciegos
vean y los sordos oigan” el proyecto convoco a estudiantes de la Escuela Especial Nº 19 de sordos y ciegos, los cuales guiados por profesores de la institución dieron rienda a suelta a su creatividad colmando de murales, colores e identidad al pasaje. El evento artístico, fue declarado de interés por el Consejo Municipal mediante ordenanza 174/08 e hizo del pasaje un importante punto de encuentro y una atracción turística en sí misma. “Anhelamos que el Pasaje Juramento sea peatonal y un espacio para estimular la participación de artistas locales y visitantes en diversas expresiones como la música, las danzas, el teatro y las artes plásticas y la difusión de los deportes y la cultura de montaña”, pregona Perticará. En su presentación ante los concejales de Bariloche finalizó con la frase de Jont Keats: “Los problemas del mundo no pueden ser resueltos por los cínicos ni los escépticos, cuyos horizontes están limitados por las realidades evidentes. Necesitamos gente que pueda soñar cosas que nunca existieron.” Durante el verano la mayoría de los asistentes al Paseo de Las Picadas son jóvenes, pero también hay adultos, residentes y turistas, y hasta familias, con chicos adolescentes. “Los trajimos a los viejos para que conozcan un poco los pubs donde solemos venir con nuestros amigos”, se escuchó decir a dos hermanas, quienes disfrutaron en familia de una pinta y pizza en uno de los tradicionales paradores. El paseo conjuga en su nombre la propuesta de los senderos de montaña que son característicos en Bariloche y la comida que acompaña la cerveza al atardecer. En los últimos dos veranos participaron seis bares y cervecerías, los cuales habitualmente abren sus locales solo en Patagonia. Cerveza de los Andes
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horario nocturno y hasta la madrugada. No obstante, hay otros locales en construcción que podrían abrir en breve. En Juramento están Malabar y Konna, cada uno con su cerveza personalizada. En la esquina funciona Vikingos, que tiene cerveza La Cruz y Bachmann y también sobre Juramento esta Sout Bar (el bar pionero en la zona) que ofrece cerveza artesanal La Cruz. Sobre 20 de Febrero encontramos a Santino, con cerveza Manush, y unos metros más arriba está Dublin, que tiene ingreso tanto por Juramento como 20 de Febrero. Rabas, hamburguesas, picadas y cerveza La Cruz constituye su
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oferta. Los comerciantes firmaron un convenio con la secretaría de Desarrollo Económico del municipio, donde se determina que los establecimientos asumen una serie de obligaciones, como las medidas de seguridad, el montado de los escenarios callejeros, la elección de las bandas, el mantenimiento y limpieza y la instalación de baños químicos. El municipio cierra y valla las calles, aporta inspectores de tránsito y la coordinación general del evento. A diferencia del verano inicial, en el 2015 no hubo un escenario único y los músicos tocaron en las calles, frente a los diferentes pubs. Tampoco se emplazó la feria artesanal. Dos indudables mejoras para el paseo. En Juramento al 102 se abrió el local de Ecosureños, que ofrece variedad de propuestas, en particular ropa de diseño exclusivo y accesorios y productos de decoración. Abre sus puertas los días del paseo, de 18 a 24, y también de martes a jueves de 10 a 13 y de 17 a 21. Los artistas, en su gran mayoría locales, comienzan a tocar después de las 21 y alternan en los lugares, sobre dos improvisados escenarios, uno en cada calle, rodeados de
mesitas y público. Se presentan grupos de diferentes géneros, pero predomina el rock y el jazz. Algunas veces se suman malabaristas y algún desfile de ropa de Ecosureños. Así, por ejemplo, se puede disfrutar del arte de “CaraDaNam”, integrado por Pedro Zanca en violín y Pablo Ríos en guitarra, Juanjo Miraglia en guitarra y Alejandro Otsubo en bandoneón. “Hasta ahora todo resultó exitoso y tampoco hubo problemas con los vecinos, ya que la música tiene un volumen moderado y hacia las 23:30 termina de tocar el último grupo”, explicó uno de los comerciantes involucrados. Si bien la cerveza artesanal es la bebida más pedida también se pueden probar los
tradicionales tragos que cada noche ofrecen los bares del lugar. En materia gastronómica hay pizzas, nachos con salsas y quesos, panchos, picadas, empanadas y alguna que otra cazuela. Cabe recordar que a pocos metros, sobre Elflein, Neumeyer y 20 de Febrero, hay otros seis pubs/restaurantes, de mayor envergadura, que también ofrecen cervezas artesanales y muy buena gastronomía. “El barrio cervecero de Bariloche”, como se conoce a la zona, ofrece alternativas para todos. ¡Solo hay que elegir! Patagonia. Cerveza de los Andes
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